LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

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LOS ESPÍRITUS DEL RITO Doña Paulina Garcés / foto: Ender Rodríguez / Digital / Falcón, 2000.

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LOS ESPÍRITUS DEL RITO Del universo totalizador al ritual venezolano en Las Turas / Ender Rodríguez - Fidel Leal - José Millet / 2008 Texto-compendio-registro y análisis reflexivo investigativo a partir de la vivencia, in-vivencia, experienciación e intervención en una realidad ritual y específica de vida.

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LOS ESPÍRITUS DEL

RITO

Doña Paulina Garcés / foto: Ender Rodríguez / Digital / Falcón, 2000.

Del universo totalizador al ritual venezolano en

Las Turas

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Rostro de anciano piaroa / foto: Ender Rodríguez / Digital intervenida / 2008

Ender Rodríguez Fidel Leal José MilletMapararí, 2008.

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Las Turas , Patrimonio de la Humanidad

Desde Lara, largamente he caminado hasta llegar a esta conclusión: en la

región de Falcón se produjo una concurrencia de factores que la privilegiaron por

encima de muchas otras regiones de Venezuela. Su estratégica posición geográfica

la convirtieron en la puerta de entrada al continente que traspasaron los europeos—

españoles, alemanes…-- en el proceso de la colonización y la conquista. De ahí el

valor histórico alcanzado por el antiguo asentamiento que los aborígenes

denominaron Curiana, manipulado durante mucho tiempo con el blasón de la

Ciudad Primada de América, que lo fue sólo en el sentido anteriormente apuntado,

no cultural ni mucho menos religioso. Del mismo modo, también la geografía

habría de convertir en el antemural de las Indias Occidentales—como se llamó

entonces a lo que ahora denominamos Caribe.

Justamente la “plataforma” que nos unía al resto de los territorios, hoy

insulares, servía de puente al tránsito de la población que luego tuvo que transitar

usando embarcaciones de uno a otro punto. Los nativos u originales pobladores

estaban firmemente afincados a la “cultura del conuco” que le permitía obtener

frutos para garantizar la subsistencia. Entre ellos el maíz ha estado en la cima de los

otorgados por la que, desde entonces, fue la más fértil de las tierras que nos ha

cobijado. La metáfora de que somos “hombres de maíz” se corrobora en todo el

espacio cultural que tenemos la dicha de compartir con los pueblos hermanos que

nos circundan y cuya identidad ha sido definida como de marcada raíz caribeña.

He dicho, y de paso escrito, en varios sitios en que me ha sido permitido, que

Las Turas es una de esas páginas de la que nos debemos enorgullecer de que no

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hubieran sido destrozadas por el conquistador europeo y que forman parte de la

aquella Humanidad que sí lo fue, en gran medida. Esa es una pieza del

rompecabezas que ahora estamos obligados a armar para medir hasta qué punto

aquella identidad étnica, de raíz amerindia, fue quebrada por la aplastante

colonización impuesta por el europeo a fuerza de sangrienta espada y no menos

hiriente catecismo o cultura cristiana introducida por el filo de todas las armas que

desde entonces, y hasta el presente, han utilizado para avasallarnos y dominarnos.

Entre el campo de cultivo y la naturaleza en la que él se extiende, cruzan los

espíritus de las aguas—siempre el “ojo de agua”… acechando -- venidos de lo más

recóndito de las entrañas, atraviesan la orilla y se abrazan a aquellos otros que los

reciben en la solidez de la llanura. Los contemplan los de los animales que moran

en las imponentes ramas de los árboles, dichosos porque verán caer el maná del

cielo cuando todos se unan en un solo canto.

Las Turas fue el instante, en efecto, cuando el canto de la armonía reinó en

nuestro planeta, mucho antes de que fuera quebrada aquélla por la “civilización”.

Agua, criatura humana, tierra, árboles y animales eran una misma cosa en su

marcha acompasada del día a día. A esa conjunción de fuerzas y energías, es a la

que refiere de manera orgánica y holística el ensayo: LOS ESPÍRITUS DEL

RITO Del universo totalizador al ritual venezolano en Las Turas, iniciándose

desde lo global complejo y cósmico o astral en el origen humano, hasta conectarse

lentamente a la realidad de nuestros días y especialmente, con la hermosa y

sobreviviente-resistente Danza de Las Turas en Venezuela.

Antropólogo José Millet.

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“Desde el inicio todas las cosas estaban en la mente de Wakonda.

Todas las criaturas incluido el hombre, eran espíritus”

Wakidezhinga. Agenda Latinoamericana.

Simbolismo y conexiones fundamentales entre las culturas

aborígenes y Las Turas

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Por Ender Rodríguez

Al principio de los tiempos en medio del misterio de todo origen, los

espíritus rondaban el universo e intentaban ponerse de acuerdo sobre la creación de

cada ser vivo, cada espacio y cada tribu. En cada aldea hubo un nuevo cosmos

que interpretar y en cada cultura una forma diferente de ver la vida.

Los relatos científicos del occidente también nos acercan al origen de la

tierra hace algunos miles de millones de años cuando el espectro de la creación,

asentó las nacientes energías cósmicas sobre una nueva materia hecha casa para el

futuro huésped planetario.

“Así sabemos sin desear saberlo, que todas nuestras partículas fueron formadas

hace 15 mil millones de años, que nuestros átomos de carbono se constituyeron en

un sol anterior al nuestro, que nuestras moléculas nacieron en la tierra y tal vez

llegaron, a veces en algunos meteoritos. Sabemos sin desear saberlo que somos

hijos de ese cosmos, que lleva en si nuestro nacimiento, nuestro devenir y nuestra

mente” (Morin-Kern, 1993, p.49).

El ser humano a través de un recorrido de miles de años ha venido

modelando sus culturas por cada continente aproximándonos en un retorno

temporal a su cuna originaria en África, donde los homínidos más antiguos, viejos

parientes y abuelos del hombre actual aparecieron según un riguroso estudio del

proceso evolutivo, hace cinco millones de años en el Lago Kenia hacia el sureste

del continente africano.

Realizando un retorno temporal hacia el primer ser humano, encontraremos

su cuna originaria en África, donde los homínidos más antiguos, los Ancantropinos,

viejos parientes y abuelos del hombre actual aparecieron en el continente africano

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hace 1.750.000 años aproximadamente según rigurosos estudios del Dr. Leakey

(Padilla, 1970, p.12).

El homo sapiens moderno ya se paseaba plácidamente por la cueva Border en

Sudáfrica hace 100.000 años aprox. Su presencia milenaria en el territorio de lo

que hoy es Venezuela, se remonta a unos 20.000 años aprox. (Strauss, 1.992, pp.

31 y 32).

Hay inmensas diferencias y similitudes en los pueblos. Unidad en la

diversidad es quizás, la ley suprema de la cultura universal junto a otras complejas

realidades que persisten y acosan a las culturas tribales.

“En los últimos doscientos años, se han perdido miles de idiomas, en el período

de tiempo de 1.800 a inicios de 1.900 había en Sudamérica 1.000 idiomas

indios, hoy día quedan menos de 200” (Agenda Latinoamericana, 1997, p.154).

Las culturas milenarias hoy en día siguen manteniéndose en un intento de

organización lenta y una progresiva reestructuración de la vida de sus habitantes,

debido a los graves problemas, transformaciones y complejos cambios que se han

generado en sus comunidades después del proceso colonizador. A pesar de ello,

en el día de hoy:

“Existen más de 5.000 pueblos indígenas diferentes con una población mayor

a los 300 millones repartidos en 70 países” (Agenda Latinoamericana 1996,

Pág. 96).

Para entender mejor las culturas aborígenes y nuestro tiempo prehispánico,

Irving Rouse y José M. Cruxent, proponen dividirlo en cuatro períodos:

“Paleo-Indio (20.000 - 5.000 años a.C), Meso-Indio (5.000 - 1.000 años

a.C), Neo-Indio (1.000 años a.C - 1.500 años d.C) e Indo-Hispano (1.500 años

d.C hasta el presente)” (Strauss, 1.992, p. 84).

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Siguiendo esta división, notemos que en el período del Neo - Indio (el último

período antes de llegar los españoles), se completa la estructura de ser en nuestros

pueblos: pescadores, cazadores, recolectores y agricultores. Se puede también,

observar como dice Rafael Strauss:

“Dos centros de desarrollo cultural del Neo-indio, como son: Oriente (Cuencas

del Orinoco, Antillas Menores, Guayanas y Amazonía), y Occidente (Los

Andes y Cuenca de Maracaibo)” Strauss, (Ibidem).

En estos centros de desarrollo cultural:

-Se han encontrado objetos y figurillas ceremoniales.

-Tumbas y cuevas usadas para culto y enterramiento.

-Utensilios de piedra pulida.

-Cerámica modelada - incisa y decorada.

-Representaciones de arte rupestre en 320 lugares con petroglifos,

estaciones de conjuntos megalíticos y otras manifestaciones artísticas.

-Arquitectura de bóvedas alineadas por piedras y silos para

almacenamiento de productos agrícolas como también, construcciones

de terraplenes, campos elevados, calzadas y terrazas agrícolas; canales

de riego, práctica de la represa y canales de irrigación.

Se conoce de manifestaciones culturales usadas por los aborígenes:

algunas formas de representación teatral, expresiones de tipo literario y

prácticas de deporte ancestral” Strauss, ( 1.992, p.84).

Hay evidencias de que existía entre nuestros abuelos primigenios una

amplia red de intercambio comercial diríamos más bien, una organización

económica desarrollada para el beneficio mutuo de las culturas:

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“*Los Andinos intercambiaban productos agrícolas, sal de urao y tejidos de

algodón por el pescado de los grupos del sur del Lago de Maracaibo.

*Desde las costas falconianas hubo intercambio de sal al interior del territorio.

*Existía una red de comercio entre los llanos de Barinas, Portuguesa, Cojedes

y Apure.

*Había utilización de caracoles de agua dulce como moneda y, puntos de

intercambio comercial como el mercado de pescado del Orinoco medio, el de

curare del alto Orinoco o las Playas de Tortugas del río Guaviare. Strauss

(Ibidem)”.

El ser mítico ritual

El mito es la respuesta milenaria del ser humano silvestre ante el cosmos y

ante todo cuanto le rodea como parte de toda inquietud ante lo circundante. El

mito es el proto-dato de la vida cultural por tanto, representa el primer relato

sagrado.

Entre algunos pueblos indígenas existen semejanzas que nos hacen crear

líneas de unión entre culturas cuando se logra descubrir que algunos mitos de

creación de los cerros sagrados de las comunidades Ye´kuana (Maquiritare),

Pemón, Hibi (Guahibo) y Piaroa tienen una gran similitud, los cuales están ligados

a un gran árbol gigante (el gran árbol de la vida y árbol del mundo) que al ser

cortado se convierte en cerro Marahuaka, Roraima o Autana según el mito y su

diferenciación ubicado en el Amazonas o la Gran Sabana.

Así mismo ocurre con otros pueblos donde los lugares sagrados están

identificados por árboles, nacientes, cerros o espacios naturales diversos.

El patrimonio oral de los pueblos se expresa igualmente en leyendas y

cuentos que descubren todo el colorido, la fantasía, parte de realidad o de las

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fábulas y los momentos en que el espíritu humano vuela y desanda los bosques, las

alturas, lo cósmico y lo no conocido.

Los yanomami relatan el mito del origen del trueno como una conjugación

del espíritu animal y humano hasta desembocar en creación simbólica del elemento

trueno:

“El hermano mayor de Feifeiyomi había matado una danta. La cortó y la llevó

al bohío. Pusieron a cocinar el hígado del animal. Antiguamente, el trueno

era un tapir. Cuando estuvo cocido se lo comieron. Feifeiyomi estaba sentado

cerca de su hermano mayor pero, en la repartición no le habían dado más que

el páncreas. Feifeiyomi entró en una violenta cólera, lanzó el páncreas hacia

el cielo donde se transformó en trueno. Feifeiyomi se convirtió entonces en

pájaro” (Lizot, 1.974, pp.22 y 23).

Sobre la muerte, los Wayuú relatan parte de su cosmogonía relacionándola

hacia un camino universal de los difuntos:

“Cuando mueren, los Guajiros se convierten en yoluja. Ellos van a jepira, la

tierra de los yoluja. Ellos van a jepira por la Vía Lactea, el camino de los indios

muertos, allá se encuentran sus casas.

Son las almas de los muertos las que vuelven a la tierra, a través de nuestros

sueños. Es a ellas a quien nuestras almas encuentran cuando soñamos con los

muertos” (Perrín, 1.993, p.31)

De Cora nos deslumbra con su imagen del cosmos desde un hermoso

resumen donde logra dibujar con palabras la esencia de los relatos de los shamanes:

“Cuando apareció la imaginación humana, la historia del planeta jalonada de

oscuros cataclismos de fuego y de hielo, se convirtió en leyenda: las rocas

representaron el origen del hombre, los árboles guardaron bajo su corteza la

sombra de los muertos, y las aguas ocultaron bajo de sí una legión de espíritus.

Desde entonces, desde que el hombre llenó de extrañas imágenes los huecos de

su ignorancia, los mitos invadieron el mundo, se deslizaron entre las cosas,

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dándoles un sentido poético, un alma que antes no tenían, y empezaron a

relatar en mil formas distintas, con muecas espantables o risueñas, las

catástrofes de la naturaleza y las hazañas de los pueblos” (De Cora, 1993, p.

19)

Sobre los desaparecidos pueblos indígenas andinos encontramos un relato

sintetizado que recrea el origen de la Laguna de Urao a partir del momento

histórico de colonización hecho mitología:

“Cuando los hombres barbados de allende los mares vinieron a poblar las

desnudas crestas de los Andes, las hijas de Chía, las vírgenes de Motatán, que

sobrevivieron a los bravos Timotes en la defensa de su suelo, congregadas en

las cumbres solitarias del Gran Páramo, se sentaron a llorar la ruina de su

pueblo y la desventura de su raza. Y sus lágrimas corrieron día y noche hacia

el occidente, deteniéndose al pie de la gran altura, en las cercanías de Barro

Negro, y allí formaron una laguna salobre, la laguna misteriosa del Urao”

(Cordero, 1.994, p.24).

Algunos de los pueblos descendientes de los indígenas Ayamán, ubicados

actualmente en municipios Lara y Falcón, hoy en día, esparcidos por varios estados

del país debido al éxodo rural y a diversos factores como pobreza entre otros,

todavía conservan consigo una danza ritual denominada Las Turas. La esencia de

este rito, se expresa en algunas narraciones de tradición oral, como la expresada en

Mito de los instrumentos de Las Turas, recopilado y redactado en el año 2.000 por

Ender Rodríguez, y relatado por Ángel Colina, importante turero de San Pedro de

Mapararí, el cual ilustra parte de la fuente primaria del mundo mitológico de Las

Turas:

“Hace muchísimos años, los indios inventaron la Danza de Las Turas, danza

del maíz y de la vida. Tocaban y bailaban, estos ancianos antiguos, sacando

sonidos a partir de piedras huecas, inventando y descubriendo música

secreta y mágica. Cuando llegó Cristóbal Colón a estas tierras, los indios

tenían su propia fe y su religión. Colón para dominarlos, sacó una flauta y la

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tocó, y así, fue atrayendo a las tribus hacia sus propios intereses. A los

indios les pareció muy curiosa la flauta y el sonido que aquel hombre hacía

salir de ella. Entonces, los ancianos inventaron sus propias flautas de

carrizo, y lograron sacar sonidos que parecían ser cantos de pájaros, música

de la naturaleza, y las hicieron de dos y tres huecos para llamarlas tura

hembra y macho. Una vez, quedó atrapado un venado en una orqueta por

sus cachos y nadie pudo sacarle. Al tiempo de morir el animal y quedar su

carama ya seca, colgando de la orqueta, el viento rozaba y hacía sonar el

cacho como si el espíritu de la naturaleza hiciera música sagrada y cantara

para enseñar a los indios algo más sobre Las Turas. De ahí en adelante, el

sonido del cacho sellado con cera de abeja, representaba el sonido del viento

y del trueno. Igualmente, las taparas a secarse y ser golpeadas con algo,

parecían crear otro sonido como el golpe que hacía el agua al caer a la tierra

en tiempo de lluvias. Los indígenas con semillas de capacho rellenaron las

taparas e hicieron maracas y al juntas todos los instrumentos, el cacho, la

flauta y la maraca, Las Turas se convertían en música salida del espíritu de

los dioses y entonces, se danzaba para agradecer todos los beneficios de las

buenas cosechas, el agua y la lluvia y la vida abundante para los pueblos

Ayamanes”

En el mito del génesis, los escritores del libro sagrado que es la Biblia nos

hablan de un espíritu superior que revoloteaba en las alturas visualizando los

espacios y preparando el mágico momento de la creación a través de los días de la

semana. Los sacerdotes y conocedores de la palabra divina en el pueblo hebreo

tenían su propia manera de ubicar la religión en su contexto social, político y

económico.

“De una costilla de hombre nace la mujer” frase explicativa de la creación

del ser femenino en el relato del génesis. Este mito conocido en el mundo actual

por los pueblos católicos, forma parte del conjunto de creencias de la segunda

religión más numerosa del planeta. Los musulmanes, quienes creen en Mahoma y

tienen sus lugares de oración en sitios sagrados especiales como la Meca, ocupan el

primer lugar con mayor cantidad de creyentes en el mundo y luego de los católicos,

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los hinduistas, confucionistas, budistas, judíos, animistas, de religiones indígenas e

indiferentes (Agenda Latinoamericana, 1.995, p. 34).

Así se expresa todo un planeta de culturas espirituales en torno a sus propios

modos de expresión y junto a diversos problemas de incomprensión entre unos y

otros en algunos casos, imposición de doctrinas religiosas a través de mecanismos

de poder y también se evidencia, lamentablemente, en habitantes de estas culturas

la pérdida del sentido del propio origen y su proyección étnica.

El círculo como universo

“ Los Hijos de la luna, no podemos vivir sin libertad ... Por eso nuestras casas no

tienen muros, sólo un techo inclinado para detener el viento bajo el cual

colgamos nuestras hamacas muy juntas...”

Isabel Allende, Cuentos de Eva Luna.

En la mayoría de los pueblos primitivos el círculo representa en las más

diversas formas de vida de estas comunidades un elemento integrador ser humano-

casa-cosmos-universo sin muros o cuadrados esquemas que rompan la armonía del

todo. El círculo genera libertad a los ancestros.

Desde el infinito y el espacio sideral, el planeta tierra y los astros incluyendo

al sol están emparentados en una forma más o menos circular y en movimiento.

Los indios Ye´kuana autodenominados So´to (la gente) ubican su vivienda

circular denominada atta (churuata) como eje ceremonial de la vida en el encuentro

de la comunidad donde reunidos en círculo, colgados de sus chinchorros o

danzando, se unen como parte de cada extremo de la línea de comunicación punto

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y radio. El centro de la churuata representa en el madero central el conector del

mundo de lo terrenal con el mundo de la divinidad. El centro y el círculo como

símbolos armonizan espacio y tiempo en una perfecta sincronización. La Churuata

es “considerada una réplica del macrocosmos” (De Civrieux, 1.992, p. 238).

En los pueblos aborígenes los rituales se hacen en círculo y semicírculos.

Los conucos son realizados en círculo y la vida entra en la magnífica rueda del

movimiento circular. Muerte y vida, final e inicio, todo es parte de la

continuidad del misterio.

El poeta nicaragüense Ernesto Cardenal (1.976, p. 158) en conversaciones

con los Sioux de Norteamérica, recopila la visión del mundo circular en palabras de

Alce Negro:

“La choza representa al universo y el poste del centro Wakan Tanka que

sostiene el universo ... La pipa pasa en círculo y en el humo asciende la tierra ...

Has visto que todo lo que hacen los indios es en círculo y es que el misterio lo

hace todo en círculos y todas las cosas tratan de ser redondas. El cielo es

redondo y he oído decir que la tierra es como una bola y el viento muy fuerte es

en remolinos. Los pájaros hacen sus nidos en forma de círculos porque tienen

la misma religión de nosotros. El sol y la luna giran en círculos y los dos tienen

forma redonda. Las estaciones terminan donde empiezan igual la vida del

hombre. Nuestros tipis eran redondos como los nidos y colocados en forma de

círculos ahora nos han puesto en cajas cuadradas”.

Para Geertz (1.992, p. 118) la cosmovisión tribal a través de los símbolos

sagrados como Mana, Brahma o Santísima Trinidad son parte del más profundo

pensamiento espiritual en todos los pueblos.

Los símbolos podrán ser representados como cruz, serpiente emplumada, media

luna y a través de miles de maneras diferentes. Para los oglala (sioux) el círculo

como símbolo sea pintado en una piel de búfalo o en una danza en honor al sol

cobra fuerza y da sentido a la existencia del ser colectivo en cada realidad ritual.

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Para los antiguos, el círculo ha estado presente en los estudios y

descubrimientos del espacio físico, biológico y de otro tipo. Desde las hipótesis

sobre la redondez de la tierra hasta las matemáticas pasando necesariamente por el

tiempo cronológico, que va y viene en movimiento, el círculo ha representado más

que un símbolo o un tótem, el círculo ha sido parte esencial de la vida misma y del

universo como centro.

Los artistas han descubierto en el círculo y otras figuras geométricas la

manifestación de todo cuanto hay en el mundo. Da Vinci expresó la perfección del

universo y la creación a través del círculo y el ser humano dentro de él.

El círculo entonces hace continuidad con el proceso del origen del ser

humano y hoy en día el cuadrado y la no armonía dominan los espacios y crean

desajustes ambientales al romper el orden natural de las cosas o al no integrar el

conocimiento moderno al conocimiento ancestral y a las leyes que rigen ese propio

universo que es el gran círculo de la vida.

Del inicio de la vida, la historia y sus complejidades

“ Todo el universo está en proceso de génesis. También la vida...

Leonardo Boff, El vuelo del águila.

En los misterios del inicio de la vida y del Todo, existen espíritus y seres de

la sobrenaturaleza, haciendo complicidad con el extraño ritmo de la danza vital, esa

que no es más que la vida misma.

Todo es danza, la vida y la muerte, la paz y la guerra. Unas danzas son

atroces; otras, celeste poesía. En el inicio de los inicios hubo estruendos. El big

bang por ejemplo, fue la bomba inicial del universo.

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Todo está en movimiento, las vidas, sociedades, países, la Gaia o cuerpo-

tierra, los árboles, y en fin, la cultura y los pueblos -sean considerados o no

tribales-. Todo ello lo explica la holística, los interrelacionamientos entre seres es

ley de existencia. La biodiversidad nos muestra su realidad, asimismo la

pluriculturalidad. Cada pueblo desde su ethos tribal. Sin embargo, cada uno vive

sin sentirse carne del otro, no logra notarse en la creación y recreación permanente

como colectivo. Hubo una historia común, un relato que nos trajo aquí, un camino

de la evolución y hominización colectiva y creciente. Al contrario, se generalizó la

ruptura y separación. Esa fisura humana que nos divide cada vez más. Se quiebra

entonces, el huevo cósmico inicial. La vida es también luz y sombra, yin y yan. El

ser humano no escapa a ello, es también sapiens y demens a la vez. No olvidemos

que antes del ser vivo, había un inicio de ese ser: Una explosión, un mar de lava, y

una historia permanente de vidas y muertes en proceso, glaciaciones, extinciones,

adaptaciones, nuevas creaciones en evolución; y todo ello, transcurría como una

gran danza vital sin freno.

El astro sol, gigante fuego sagrado, danza de forma casi ritual y de manera

circular alrededor de nuestra galaxia, a más de 200 kilómetros por segundo. Este

rito espacial no se ha detenido por millones y millones de años.

La vida es también parte de la danza del Todo. La vida se mueve a pasos

agigantados, pero muchas veces con anti-armonías y con caos sorprendentemente

delicados. Las extrañas danzas de la actualidad, se muestran perversas, desde los

nuevos relatos y acciones de poder del ser humano del siglo XXI.

Desencadenado origen

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El pensamiento primitivo en dinámica acción de vida, dio inicio a las más

insospechadas culturas humanas en su plural sentido de ser.

La religión, los mitos, las reglas sociales, las ideas, la política, el humor, el

sexo, lo lúdico y todo el cosmos humano, se abría paso en las oscuras selvas de la

evolución y en el rodar de la historia.

El complejo mundo del ser, no deja de apartarse del imaginario social, de las

mitologías del inicio y su explosiva creación espiritual diversa, y de las más

recientes teorías de la contradicción permanente entre el ser humano, y el converger

de su auto-rival histórico: Él mismo.

La historia aunque no siempre poética es historia, es el recorrido del tiempo

en el espacio, en el contexto total: De autor y autores en inter-relacionamientos.

No existe error alguno en la antropogénesis, que nos hace sabernos hijos del

mismo cosmos y familia de la misma eva negra parturienta, originaria, la primera

madre habitante del continente africano, cuna de la humanidad.

El relato, el mythos, intenta unir lo extratemporal divino con la historia real.

El ser humano es parte entonces, de la complejidad del Todo. Su integración bio-

sico-socio-espiritual le imprime también un espacio vital al ser como homo sapiens,

se expande así, el mundo de las ideas en él mismo. Su necesidad de relacionarse y

soñar el mundo, de re-pensarlo y re-elaborarlo, de interpretarlo, de intervenir e

incluso de dominarlo en parte o dominar a sus “iguales”. Esa capacidad cerebral

“avanzada” le da el privilegio del análisis, la acción desde el poder y una

concepción de nuevas y nuevas ideas.

Parafraseando a Boff y usando sus terminologías (2000), las revoluciones del

neolítico serían el paso certero de una cultura de recolectores y pescadores a

procesos más complejos, como en efecto surge una maduración técnica hacia la

revolución agrícola. Luego vino la revolución urbana con un cambio en el

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nomadismo originario de las agrupaciones humanas por recorrer el todo

permanentemente, esa alucinante aventura de hacer vida andante en clanes móviles,

en crecimiento dinámico y espacial.

Se sumaban en su recorrido más y más cambios, la revolución de la

irrigación y la revolución pastoril. Con el paso de los años, una mayor complejidad

en las relaciones, encuentros y desencuentros, acciones, contracciones y

contradicciones, surge la famosa revolución mercantil y se conecta algo después, la

revolución industrial. Los intereses de algunos grupos humanos sobre otros y una

fuerte cultura de poder crece cada vez más, convirtiendo al ser humano en lobo de

él mismo (Hobbes). Acaso nuevos mitos del poder se asoman, mitos del ser

superior en una supuesta escala evolutiva competitiva –sin límites-. Se va sumando

luego a todas las revoluciones anteriores, una terrible revolución termonuclear, con

sus grandes riesgos planetarios. En esa suma y avance del tiempo, están

solidificándose a diario la revolución del conocimiento, la información y ahora, la

revolución planetaria, esa forma de conectar indefectiblemente al planeta en una

“misma dirección”.

La vida se hace cada vez más compleja. Su autor principal: El ser humano,

busca separarse de la cadena biológica inicial y no sólo la ha interrumpido en cierta

forma, influenciado o intervenido, sino que la dirige a veces, como un piloto

planetario que a su vez, está encadenado a la furia del planeta mismo (desde sus

estruendos y reacomodos). Gaia es un planeta vivo, dinámico, sufriente y

cambiante, no estático. Ya lo sabían los griegos más que el propio Einstein, cuando

descubrieron las uniones del universo interconectado. Esta realidad de

interconexiones cambiantes o dinámicas, se muestran al interior de las sociedades

humanas en general. Ello, queda al descubierto al notar los cambios dramáticos de

las culturas tribales, urbanas, del centro o periferia, de diversas raíces o

procedencia, “civilizadas” o etnocéntricas, dominantes o dominadas. Todo está

conectado de alguna forma.

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Los mitos primitivos ante la ciencia, la racionalidad occidental y ante la

movilidad de sus pueblos hacia las urbes y sus nuevos rituales modernos, encantos

y desencantos, religiones o engaños; hace que estos relatos originarios como

mitologías tiendan a perder vigencia, valor y por tanto, tiendan a morir y perderse,

rehabilitarse, renacer o a reconstruirse en algunos casos. La antigua cadena de

uniones entre jóvenes aborígenes y ancianos aborígenes “considerados sabios”, se

va rompiendo lentamente al igual que los rituales. La sedentarización, el

crecimiento desequilibrado de los pueblos, la invasión de pueblos mestizos o

extranjeros –caso mineros o migrantes-, la visión de desarrollo del estado nacional,

junto a la pobreza y exclusión históricas, se hacen hoy día, desfarorablemente parte

de la vida sustancial de los pueblos indígenas actuales. Y entonces simplemente,

todo cambia, sólo cambia. Los valores y concepciones se transforman.

Arte y cultura sobre piedra y piel

“Mis dedos recorren febrilmente el trazo rojizo que se despliega en la roca, tratando de penetrar en otro tiempo y espacio ...Todas las piedras han desaparecido menos WAIPU...“

Roberto Colantoni, Formas del Inicio.

Los pueblos indígenas nos han dejado como herencia de su expresividad y

creación artística el reflejo de su mundo en piedras, objetos u otros elementos y en

la propia imagen de sus cuerpos tatuados y dibujados en actos de ritualidad. El

arte sobre piel se hace arte de expresión espiritual en cada rito y en lo material, el

arte se hace tangible en todo objeto, instrumento, roca, montaña, cueva, etc.

La memoria histórica de los pueblos ha quedado fijada en las rocas como

enfrentándose a la adversidad de las lluvias y el tiempo. Según Lelia Delgado

Page 20: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

(Catálogo G.A.N. Formas del Inicio, No. 123, Mar-May 1.992, p. 5 y 6) en la

pintura rupestre se encuentran representadas diversas formas figurativas y diseños

geométricos tales como círculos concéntricos o unidos por paralelas, espirales,

soles, triángulos, rombos, laberintos, figuras antropomorfas, figuras animales y

otras formas registradas todas desde una óptica occidental de clasificación, por

cuanto sólo para entender el significado del arte en petroglifos habría que volver a

reiniciar la era del primer hombre y su interpretación del mundo.

En las rocas se expresa el arte indígena al igual que en la cestería, en la

alfarería, en los tejidos, en las tallas de madera, flechas, elementos ceremoniales y

otros. Específicamente en la cestería de tipo indígena también se encuentran

figuras geométricas y símbolos expresando diferentes usos tales como utilitarios,

artísticos o de tipo ritual.

Los ancianos sabios utilizan elementos artísticos tallados en madera,

instrumentos musicales y otros. Algunas maracas son talladas con diversas formas

por diferentes piaches, de igual manera éstos crean instrumentos especiales para

expresarse a nivel espiritual envueltos en aroma de tabaco o en presencia de

alucinógenos y mediante cánticos secretos y mágicos, para generar actos de

exorcismo espiritual y purificación donde se logra sanar a las personas de la

comunidad y los hijos de esa cultura milenaria a través de la transmisión de la

fuerza espiritual del shamán y la preservación del círculo cósmico de protección.

En los pueblos aborígenes los rituales han formado parte integral de la vida

de los habitantes como una manera de expresión religiosa, teatral y artística en

climas de mucha intimidad familiar. Los rituales forman parte de una manera de

expresión y especialmente de celebración o trascendencia en algunos hechos de la

vida diaria o acontecimientos especiales (de tipo mitológico, fúnebre, de sanación,

matrimonial, de iniciación shamánica o de diversos orígenes) practicados en una o

varias comunidades, etnias o pueblos donde el mohán o el piache juega un papel

Page 21: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

fundamental a la hora de mantener la salud física y espiritual de los habitantes de

una tribu.

Según Aretz (1.991, pp. 37-49) Los rituales generalmente van acompañados

de cantos diversos a través de las voces y los más variados instrumentos musicales

como los siguientes: hojas y flecos de palma, bastones de ritmo, caparazones de

tortuga, tambores de madera, tambores de calabaza, tambores de 2 parches,

collares, pulseras de tobillo, maracas, birimbaos, palos zumbadores, zarandas,

silbatos, kenas, mirlitones, flautas de hueso y de pan, cachos, turas, trompetas,

caracolas, trompas de cuerno y de bambú, trompetas de cántaro y clarinetes.

Aretz (Ibidem) plantea en cuanto a la fenomenología en los cantos una

diversidad de expresiones ligadas a emociones, alegrías, dolor, sacrificio, curación

y otras. Estas expresiones se reflejan en efectos vocales, exclamaciones,

imitaciones de animales, recitado, unifonía, heterofonía, glisados, sonidos diversos,

nasalización, canto aspirado, entonaciones y oscilaciones, monorritmia, birritmia,

heterorritmia, variantes, improvisación, gritos, llantos, otros.

En todas las culturas del planeta los ritos han dado sentido y profundidad en

las relaciones entre lo sagrado y lo profano en cada sociedad.

Los descendientes de los Ayamanes, ubicados actualmente en algunos

municipios de los estados Falcón y Lara, realizan un ritual llamado danza de Las

Turas donde rinden pleitesía a los espíritus y los santos por las buenas cosechas,

por salud de los pueblos, por la buena cacería y la abundancia de plantas

medicinales, así como por un mejor porvenir para los hijos de su cultura y sus

nuevas generaciones.

La danza de Las Turas apenas representa uno de los diversos modos de

expresión que milagrosamente se escapó de la extinción a la que han estado

sometidas las culturas y de manera especial las danzas indígenas de carácter ritual

Page 22: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

que perecieron con los siglos y con la presión de los poderes políticos, económicos

y religiosos a partir de la colonia.

Para José Millet (Atlas Etnográfico del Estado Falcón, 2008, p. 5), Las Turas

representan:

“Fragmentos de un todo que no deja ver su fondo, los cuales, en efecto, están

dotados, de movimientos y de una dinámica que nos remiten a procesos

simbólicos o a sistemas culturales lamentablemente desaparecidos o en vías de

ocaso, de los tenemos la suerte de contar en nuestro país con firmes

exponentes, tanto humanos como espirituales, que nos permiten presumir su

fortaleza y trascendencia en muchos y complejos sentidos”

En la propia danza de Las Turas, se puede notar una gran estructura de

complejidad y dinámica muy interesante y con enlaces en el mundo aborigen de

nuestro país y a nivel universal inclusive.

Alrededor del árbol sagrado (árbol de la vida, de la abundania y del mundo)

al cual representan a manera de palacio cósmico y centro de las fuerzas de unión

energética, se encuentran las rondas circulares y semicirculares de danzantes y

músicos que a través del sonido y del espíritu animal suenan y crean música

sagrada destinada a atraer las lluvias y la bondad, alejar las enfermedades y las

malas acciones.

En la danza de Las Turas, los jefes o capataces, “autoridades indígenas”,

quienes hacen las veces de shamanes con sus instrumentos elaborados de cachos de

venado, flautas de carrizo y las maracas con semillas de capacho, envuelven los

círculos de energía y protección que como vaivén recorren los espacios a su vez,

como rondas universales que mantienen un diálogo permanente con los dioses y

espíritus protectores de los Ayamanes.

Page 23: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Actualmente existen en los medios campesinos fiestas y danzas pero, en el

caso de las Turas se puede decir que el tiempo ancestral se prolongó y dio vida

continua a un ritual en medio del mestizaje, como si quedase registrado en la

historia en “cierto proceso de congelamiento”, muy fragmentado y transformado

ese proceso claro está, pero mostrándose dignamente como sobreviviente en la

actualidad.

En algunos pueblos de descendencia Ayamán se encuentran instrumentos

como la maraca del jefe o capataz en la práctica de la danza de Las Turas (ritual de

la tierra y de la vida misma) donde se expresa parte del lenguaje de la ancestralidad

y la imaginación creadora a través del arte de la talla del propio instrumento.

El dibujo presentado en plano bidimensional por Ender Rodríguez (Figura 1),

pertenece a algunas imágenes y diseños encontrados en objetos del ritual de Las

Turas, específicamente, en maracas de algunos tocadores que tallan alrededor de la

circunferencia del instrumento tales figuras simbolizando el mundo espiritual y

cosmogónico que les envuelve y expresando obras de arte popular. En este caso,

se va creando una especie de arte Neo-rupestre.

Page 24: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

El diseño en cuestión expresa un sub-mundo de simbología donde según palabras

del propio autor ejecutante de Las Turas, Casiano Castillo, nos demuestra en la

figura señalada, los elementos de la tierra y el cielo, la escalera del pensamiento, la

cordal de la vida, la mano divina, las cruces de la fe, los propios tureros, el sol y la

luna y otras diversas conexiones que se acercan a la profundidad de las cosas donde

la poesía y la filosofía se confunden con la religión.

En las zonas cercanas a la población de San Pedro de Mapararí en el

municipio Federación del estado Falcón, se han encontrado objetos que revelan la

presencia aborigen a través de posibles cementerios indígenas y elementos como

puntas de flecha y una escultura antropomorfa la cual, se encuentran en manos del

Capataz de las Turas, Don Rodolfo Garcés (Véase Fotografía).

La figura fotografiada por Ender Rodríguez y recuperada por Rodolfo

Garcés, capataz de Las Turas de San Pedro de Mapararí, representa una evidencia

Page 25: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

histórica de la existencia de los pueblos indígenas posiblemente Ayamanes y de su

potencial artístico, resaltando en este caso la imagen de la mujer quizás, diosa o

reina de la fertilidad. Esta figura de exaltación como escultura, es parte del

conjunto del rico material encontrado en muchas de las culturas registradas en

Venezuela en las diferentes regiones del país junto a hallazgos de collares,

símbolos, utensilios y restos humanos.

El arte sobre piel pertenece a una muy especial expresión profundamente

vivencial como es el tatuarse el rostro, alguna parte del mismo o diferentes zonas

del cuerpo. Normalmente, la pintura realizada con pigmentos vegetales,

minerales o carbón nos conecta con la vida de manera directa. En algunos casos

entre la etnia Piaroa, se realizan dibujos a los niños para que a través de los rasgos

de algún animal representado en sus huellas o formas se intente dar protección al

pequeño a través del espíritu del animal identificado como familia. Los sellos en

madera son bastante usados entre los Piaroa o Ye´kuana del Amazonas quienes

utilizan figuras geométricas en su composición.

Entre los Yanomami, se puede notar como la multiplicidad de formas en la

pintura del cuerpo responde a una expresión y faceta de la vida diaria como es de la

representación de algún ritual, del enfrentamiento o de algún aspecto cotidiano u

otro.

En la danza ritual de Las Turas existe un evento denominado el

embariquizamiento el cual, proviene de utilizar la tierra como pigmento pudiendo

estar combinada o no, a un bejuco según el caso, denominando esta pintura final la

bariquía. Con la bariquía se pinta el rostro de los presentes o de algunos lugares

especiales o sagrados utilizando en el dibujo figuras de astros, círculos o cruces.

Se embariquiza a los presentes en dicha danza, a los tureros y sus instrumentos y

las zonas del árbol de la abundancia y del palacio realizado con cañas y madera al

igual que se embariquizan los frutos en un acto de bautizo o purificación de tipo

shamánica donde todos deben ser sanados de los malos espíritus o protegidos de la

Page 26: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

propia maldad que envuelve al propio espíritu humano en sus lados más oscuros

imprimiendo así un elemento de profundo misticismo en la realización del acto en

si.

Ha existido una relación directa entre ritual y danza, y entre salud y curación

en el desarrollo de las manifestaciones de tipo indígena en general, sea cual sea el

espacio geográfico.

Estrada (1.996, p. 22) explica desde su propia experiencia con shamanes

mexicanos que el conocimiento médico para curar enfermedades proviene de la

comunicación del curandero con la planta. Esto lo encontramos todavía en muchas

culturas indígenas y específicamente expresado en la mitología donde de manera

maravillosa se relata que los seres humanos fuimos antes plantas, animales o

minerales y por ello, hoy en día los sabios pueden comunicarse con la naturaleza

para hacer el bien y curar a los enfermos. Si hemos sido parte de la misma esencia

el parentesco permite la directa compenetración universal, ese diálogo cósmico con

el todo.

Según el conocido estructuralismo de Strauss, las culturas humanas en

general obviando diferencias, poseen estructuras básicas similares en todos sus

niveles, ello explica las impresionantes similitudes y conexiones en rituales, mitos,

acciones y la forma de vida de los pueblos milenarios a nivel mundial. Esto

además concuerda con un origen común tomando en cuenta las más serias

investigaciones, la casa antigua del ser humano, su vientre originario se halla

entonces en África.

Nelly de Rodríguez, citando al Dr. Miguel Acosta Saignes, hace referencia a

los elementos o componentes similares entre la danza de Las Turas y las danzas del

área del Caribe (en especial el Areíto y Maremare), mientras se menciona que

poseen en similitud:

Page 27: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

“Duración prolongada; carácter colectivo; enlace entre danzantes; formación de

círculos abiertos; compases en las pasos y en las voces; intervenciones orales;

giros sinistroversos; ingestión de bebidas, figura sigmoidal (representación de

acción giratoria de los vientos); ejecución axial (capataz es el eje de los

movimientos de la ceremonia); ondulación serpentina del círculo giratorio de

danzantes (relación con la serpiente); uso del látigo (expresión de jefatura,

mando); y sujeción a un reglamento (ceremonial inalterable)”.

En la cosmovisión de los pueblos primitivos existe toda una complejidad de

planos y espacios, sean celestes, terrenales, subterráneos y diversos donde se

encuentran los diferentes espíritus de la naturaleza y sobrenaturaleza, animales

sagrados y espíritus malignos del inframundo o demonios que se esconden entre los

mantos de la imaginación y la realidad.

A quien cada creyente católico llama Dios, las diversas culturas americanas

han llamado: Gnechen (para los indios Mapuches); K´ucumatz (para los Mayas);

Sigsij (para los Cañaris); Paba Y Nana (complemento sagrado de dos figuras

fundidas en un gran espíritu, para los Kuna).

Clodomiro L. Siller compara las diferentes figuras religiosas de los pueblos,

de la siguiente manera:

“Dios, se hizo persona humana en el Señor de Tula, Quetzalcoatl, para los

mesoamericanos; en Wiracocha, para los Quichuas; y en Jesucristo,

para los Judios ” (Agenda Latinoamericana 1.995, p. 79).

En Venezuela, existen importantes fiestas y danzas registradas por los

especialistas, donde se puede notar que a nivel general se encuentran elementos

tradicionales de corte indígena o africano entrelazados por un imponente

sincretismo religioso en lo católico y español como en la danza de los Negros de

San Jerónimo o de los Vasallos de la Candelaria practicada en el estado Mérida.

Page 28: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Rituales y realidad

Según Elaine de Beauport (1980), el cerebro básico del ser humano es el

cerebro reptil, el cual está ubicado en la base del cráneo. Éste es el más antiguo e

inclusive, es el responsable de los instintos más silvestres del ser, la delimitación

del territorio, los rituales y rutinas, entre otras importantes tareas de comprensión

delimitada en aspectos de la vida. Ahora bien, también podemos decir que los

rituales pertenecen más bien, a un sub-mundo del insconciente colectivo, y se

reproduce por generaciones a través de las particulares nomenclaturas simbólicas

de cada clan, etnia, pueblo o cultura humana. Los rituales muchas veces, actúan

desde lo irreflexivo e intuitivo, y aunque sea hermosa tradición humana ésta

manifestación del alma étnica, suele quedar posiblemente en la mecanicidad de lo

repetitivo, y por tanto alejada de la total y estructural organicidad de la vida.

Cabe una pregunta al respecto:

¿Hasta qué punto la representación ritual en un pueblo, se suma

equilibradamente a su vida diaria y consciente, conectándose de manera orgánica

con la acción y el día a día de éste ? ¿ Podría encontrarse en divorcio el hecho del

rito de un grupo étnico con su vida diaria real, o entrar en cambiante

contradicción con el pasar de los años ?

Todo el maravilloso bosque floreado de diversidad ritual, mitológica, étnica,

lingüística y colectiva, más allá de la afirmación cultural de cada grupo humano;

podemos notarlo en la indetenible realidad, como en proceso de dinamismo

cambiante.

Los rituales al igual que los aspectos fundamentales en la vida de los pueblos

aborígenes, y al igual que un pueblo urbano; todos se enfrentan a los más variados

cambios y transformaciones sociales como en danza imparable de variaciones

Page 29: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

permanentes -fruto de la vida misma-. La cultura es cambiante y dinámica, no está

detenida, muerta o estable; de no ser así, no se denominaría cultura.

Clarac de Briceño (1999), al referirse a las antropologías y los cambios

actuales de visiones del mundo, plantea esta interesante y densa reflexión:

“El futuro hoy es la mutación de las sociedades, en una amplia red desistemas

operativos que reinan en adelante sobre lo social y cultural, y esta red –en la cual

estamos metidos queramos o no- la creó la sociedad occidental, a la cual

pertenecemos también (especialmente a nivel académico) pero sin pertenecer

totalmente, por nuestra condición de sociedad de reciente formación multiétnica

no terminada”.

Mary Melnik (1995), en sus investigaciones sobre productos forestales,

desarrollo sostenible y la etnia amazónica Piaroa (Huottuja), encontró como síntesis

actual, posiblemente generalizable a la mayoría de las etnias venezolanas, que

contemporáneamente al incremento poblacional de los habitantes en los bosques

tropicales y al aumento de contacto de nativos con la cultura occidental, surgen tres

problemas fundamentales: insuficiencia de la oferta local de alimentos de los

pueblos, el declive del área forestal y la pérdida de los conocimientos indígenas.

Ender Rodríguez como investigador, ha presenciado aún con mínimas

excepciones honrosas todavía en estudio, la casi muerte total del hermosísimo y

poético ritual de creación piaroa, el Warime, presente milenariamente en esta etnia,

habitante de importantes cuencas entre los Estados Bolívar y Amazonas en su

propio territorio demarcado por los investigadores e historiadores como territorio,

hábitat o espacio de vida Piaroa.

Ayamanes, espíritus y Turas

Page 30: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

La palabra Ayamán o Ayomán según Alfredo Jahn, significa en lengua de

esta tribu: Hombre. Por otro parte, encontramos que posiblemente los Ayamanes

pertenecían a la familia lingüística Chibcha y que formaban de los pueblos Jirajara

como subgrupo (Rafael Strauss, 1992).

Ramón Querales (1995), nos dibuja un posible panorama Ayamán de la siguiente

manera:

“La tierra se labraba por todos… Por lo leído en Federmann, los caciques

Ayamanes como entre los Maypures, representaban la tribu, dirigían los

combates, la caza y la pesca, el traslado de las viviendas cuando por ejemplo, se

agotaba la fertilidad del conuco…”

A través del ritual de Las Turas, se podría inferir que la cultura primigenia de

donde provenía todo el sistema de organización de esta danza como rito estructural

y ancestral complejo, era parte de los Ayamanes como pueblos organizados, con

fórmulas y normas sociales de convivencia y de expresión espiritual. La danza

ritual de Las Turas, es un muy particular rito mágico-agrario-devocional,

transformado pero sobreviviente y dinámico ante los cambios y nuevas

posibilidades sociales de sus pueblos portadores, ligado profundamente a la tierra, a

mama natura: Gaia, y a la unión cósmica entre seres terrenales y sobrenaturales,

unidos por el misterio sagrado. El rito como tal responde a su vez, a una inmensa

necesidad humana de solicitar y agradecer abundante salud, cosechas, favores, vida

plena y abundante a los hijos de esta familia descendiente Ayamán (como pueblo

turero mestizo y afroamerindio).

Los pueblos practicantes de Las Turas solicitan lluvias, cacería, favores, vida

plena, plantas medicinales y salud para sus iguales, su cultura y familia actual. Con

el advenimiento de la fe católica y otras religiones o filosofías foráneas, se adoptan

como sincretismo ciertas prácticas asociadas a las Turas o transplantes como rito

combinado actual –dinámico y cambiante-.

Page 31: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Anteriormente, según Rafael Strauss (1992), este ritual dancístico se

mostraba en las zonas habitadas por esta importante cultura de descendencia

Ayamán en donde se:

“Escenificaban Las Turas en las comunidades como Bella Vista, El Vegón,

Cerro Colorado, El Cacuro, El Tigrito, El Hueque, El Ramal, El Torito, El

Cerrón, Mapararí, San Pedro, La Chara, El Chipopo, Duvisí, Pararilla, La

Garza, Las Colinas, La Veguita, Los Ralones, Los Cogollos, Pozo Largo, Pozo

Redondo, Ojo de Agua, El Valle, Quebrada Honda, San José, San Isidro y

Santa Teresa en la parte sur del estado Falcón, así como también en los de

Aguada Grande, Bobare, El Jusal, Siquisique, El Sisal, El Copey, El Topeye,

La Venta y San Miguel Arcángel de los Ayamanes en la parte Norte del estado

Lara.”

Los Ayamanes según Ramón Querales (1995), ocupaban un territorio

triangular que se iniciaba en Matatere, Municipio Irribarén y sus lados se

prolongaban hasta más allá del río Tocuyo, al sur de Churuguara y de una pequeña

parte del municipio Silva. Hoy día lamentablemente, las comunidades campesinas

descendientes de estos pueblos antiguos, se debaten entre el destino incierto de una

problemática en la tenencia de la tierra, la ausencia de una política agraria sostenida

y sustentada en la producción, autogestión y organización colectiva y familiar

resistente ante las realidades de competencia capitalista desigual en nuestra nación

venezolana.

El mencionado ritual no se ha mantenido de manera consecutiva ni antes ni

después en los lugares exactamente nombrados por Strauss. Se han dado en este

sentido, posiblemente dos fenómenos paralelos –los cuales explican en parte el

dinamismo de Las Turas en el tiempo y en el espacio-.

El primero se refiere a que este complejo rito de extracción ancestral, el cual

se quedó como registrado transformándose y manteniéndose en algunos pueblos

con mayor intensidad que en otros por razones diversas (válidas para estudiar),

saltando y enfrentando los siglos, la neocolonización, la entrada de nuevas sectas,

religiones y otras visiones filosóficas, así como transculturación y pobreza

Page 32: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

permanente junto a los restos o indicios de modernidad, los cuales apenas se han

asomado lentamente por las periferias de nuestro país.

El segundo fenómeno que acompañó a la extraña y victoriosa salvación

temporal de esta danza, es la pérdida, desaparición, muerte o reaparición

sobreviviente, cambiando parte importante de su estructura ancestral fundamental.

En los Cañitos de Santa Cruz de Bucaral en el municipio Unión del estado Falcón,

reaparece y se muestra con figuras simbólicas -contrarias a la tradición de las

autoridades indígenas rituales masculinas-. Es decir, en este caso, a diferencia de

los hombres, quienes han sido por años privilegiados por sus culturas ancestrales,

las mujeres ahora asumen la pervivencia también temporal de esta manifestación

cultural o folklórica como nuevas figuras tureras.

En la zona del Moroturo del estado Lara, se puede notar diferencias

importantes y en algunos casos extremas, en comparación entre danzantes,

preparación y procedimientos para dar sentido a la danza de Las Turas, con

respecto al proceso seguido por las de San Pedro de Mapararí del estado Falcón –

por ejemplo-.

Existen casos como en la migración de familias tureras a otros estados del

país, estableciendo el ritual de Las Turas desde sus propias diferenciaciones y

cambios o nuevas reformulaciones-adaptaciones, como en zonas cercanas a Turén

en el estado Portuguesa.

Sean cuales sean sus diferencias, pervivencias o reapariciones, de alguna

forma siempre se mostrarán en el tiempo imaginario nuestro, esas bellas y

misteriosas posibilidades de elevación e iluminación como danza de los espíritus,

como signos de la sobrenaturaleza y el misterio total en movimiento, liderado por

seres terrenales tocados por la luz de los ancestros. Las rondas energéticamente se

moverán al sonido del trueno-lluvia como maraca primigenia, y a la par de las

flautas –pájaros silvestres , y todos ellos a su vez, ante el centro, el palacio sagrado,

el árbol de la vida como árbol abundante del más allá.

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REGISTRO

VISUAL(www.visualturas.blogspot.com)

Fotografías y fotogramas del ritual y personajes

Danzantes de Las TurasPor Ender Rodríguez / San Pedro de Mapararí, Falcón, 2000-2004

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Danzando generaciones de niños y ancianos tureros

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Reina de Las Turas y danzante

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Ángel Colina y Rodolfo Garcés

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Tureros de San Pedro

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Importante turero de San Pedro

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Iniciando ritual / Realizando adorno de la corona de Reina de Las Turas por Casiano Castillo

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Finado Don Reyes / Con piedra antropomorfa encontrada en la comunidad por Rodolfo Garcés

Page 41: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Posibles puntas de flecha aborígenes encontradas en la comunidad

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Detalle de Danza de Las Turas

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Dimensión telúrica y cósmica de Las Turas como círculo mágico

Por José Millet

Muchos de los miembros de la comunidad de San Pedro que hemos

entrevistado, afirman que Las Turas es una festividad agrícola  en que

se invocan las  fuerzas reproductoras de la naturaleza  para que

propicien que  la tierra sea  fertilizada: que acepte la semilla en su

seno mediante una cópula.   Esta intervención garantiza la siembra.

Se produce en el período de equinoccio de primavera, en marzo, cuando

las condiciones climatológicas son favorables a la actividad agrícola

y durante el equinoccio de otoño, en el mes de septiembre. ¿A quién se

le rinde culto?  ¿A esas fuerzas propiciatorias de la fertilidad y a

la propia tierra?  Al todo: a las fuerzas que se apropian de  los

miembros de la comunidad  humana, a los animales y plantas,

permitiendo que se conviertan  en un sujeto colectivo, sin olvidarse

de los espíritus ancestrales ni de los muertos; representados

respectivamente por las flautas de carrizo, maracas y los cachos de

venado.

La fecha de estas celebraciones tureras se enmarcan con los períodos

del año marcados por el cambio de las estaciones: en mayo, cuando la

primavera rompe con el período de las lluvias, la vegetación renace y

el verdor de las plantas se extiende por todo el campo. Viendo las

turas como un Proceso productivo, el equivalente a la unidad existente

entre La Tura macho y La Tura hembra, podría encontrarse en la unión

de la pareja formada por  el Capataz y La Reina de Las Turas. Esta

unión podrías ser interpretada como la cópula entre seres de sexo

Page 44: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

opuesto que derraman el  semen que alentará a  la tierra  a recibir en

su seno la semilla.  Este “matrimonio espiritual” tiene el simbolismo

del cielo eterno de la regeneración de la naturaleza, no regido por las leyes de los

hombres.

La segunda época evoca su opuesto: la  muerte, con ausencia  del

verdor reinante en la Primavera, de la fronda coronada en flores de

intensos colores, la caída de las hojas y el anuncio del  frío, o si

no, de la humedad que estremece los cuerpos.  De ahí que, en esta otra

época, los frutos cosechados deberán ser almacenados para

conservarlos y usarlos en caso de que sobrevenga una temporada

inclemente.  Aun cuando en Venezuela no  exista la sucesión indicada

de las estaciones, igual el ciclo  de las lluvias pone la pauta.

Salvo condiciones climáticas no habituales, los ciclos lluvioso y

secos pueden tomarse como regulares, y por tanto, referentes bastante

seguros.

En los eventos realizados durante esta conmemoración festiva anual se

manifiesta todo  un simbolismo.  La marcha india  de los tureros

atraviesa los campos donde viven y se dirige directamente a la fuente

de agua:   exactamente  al ojo de agua, de donde nace la vida.  Se

atraviesa la poza y se adentra en el fondo de una cueva donde viven

los espíritus, justo en “el nacimiento”.  Se les reconoce así  como

indispensables dadores de dones esenciales, por cuanto si no

existiesen o no dejaran que de su seno fluyese el líquido vital,

¿podríamos hablar acaso de agricultura?

La siguiente estación permite la comunicación con los espíritus que

moran  en la corteza terrestre.  Activadas las mencionadas entidades

acuáticas, se procederá a “despertar” a la madre tierra, empleando los

procedimientos acostumbrados de las turas: ensalmes, invocaciones y

Page 45: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

cantos, acompañados de  sones de flautas  de carrizo y de cachos.

La convocatoria a los poderes ocultos, también alcanza a los insomnes

gigantes que descansan, de pie, encima de la superficie sólida: el

círculo de los tureros se desplaza alrededor de un árbol acompañado de

su música y de los característicos movimientos corporales. Aquì

resalta la función exacta de las flautas: avisar al oído de las

plantas, mediante el estremecimiento de su sonido, que debe activarse

su capacidad reproductiva, el flujo de la savia, su ascenso a los

gajos y fronda.

La voz venezolana cacho designa al asta de un animal y sustituye, en

este caso, a la calavera  de venado usada como instrumento musical

aerófano, que aporta y subraya  lo opuesto o el polo negativo a la

vida, o sea, la referencia explícita a la muerte.  La puesta del juego

de los contrarios que conviven en un mismo plano, escenario y tiempo

es una especie de recordatorio o vínculo con el más allá.  En

definitiva,  también es lo que motoriza la existencia al recordar lo

que acontece permanentemente en la Naturaleza, alo cual parecemos

estar ajenos los humanos.  Se invocan también con ello nuestra

pertenencia al reino animal: no hay, pues , nada de macabro en los

sones alusivos a aves conocidas en sones donde interviene esa calavera

astada.  Creo que adicionalmente debe indagarse en el llamado a una

arista de agresividad representado por los pájaros invocados en los

sones de turas , a la lidia eterna, que caracteriza a estos inquietos

y bulliciosos animales.

El mencionado simbolismo remite a un sistema de círculos concéntricos que

parte de la fuente hídrica-el enigmático ojo de agua-, se traslada a la parte sólida

contigua a la poza y a la cueva, donde moran otros

espíritus arbóreos y de la fauna,  hasta desplazarse a un destino

final:  el de los seres humanos, cuando la comitiva llega al centro

Page 46: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

poblado que es la comunidad turera.   Pero, concentremos la atención

para que no se nos escape la definición del espacio sagrado inicial,

caracterizado por la ausencia de fronteras entre  los distintos

estados de la materia, que se entrelazan, interponen e interactúan en

un juego donde intervienen los seres invisibles y fuerzas que habitan

en el agua, la tierra y el aire.

¿Qué aporta? ¿Cuál es la función y el sentido del traslado de los

tureros, desde el espacio sagrado en que se produce o tiene lugar el

encuentro inicial de esos tres importantes elementos a otro espacio,

en este caso habitado por otros seres vivos que somos los humanos?

Integrarlos en el “todo” de la naturaleza para que puedan funcionar

en él como se quiere, a fin de alcanzar todas las metas propuestas,

tanto el activa las fuerzas de la naturaleza  convocadas, como las

otras que puedan aportar otras criaturas  del reino, en donde viven,

fluyen o interactúan  otros espíritus, por ejemplo, los de sus

ancestros, totémicos familiares o comunitarios.  De ahí que los

tureros se esfuercen en llevar la relación detallada de cuanto

aconteció en el pasado, y la traigan al presente como para rendirles a

todos esos seres y fuerzas respeto.

También en el interior de la organización humana acuden y fluyen

diferentes tipos de energía, dados por muchos elementos y eventos que

en dichos espacios tienen lugar.  Disponen de los frutos de la

cosecha y los procesan para distribuirlos en determinados momentos de

la celebración.  Basta sólo con captar el significado de la presencia,

empleo y dominio del fuego sitúa a los tureros por encima  del resto

de otras especies de su propio reino animal.  Este último elemento nos

permite adelantar algunas ideas que permitirán darle la ubicación

aproximada y función que este postrer espacio tiene.

Page 47: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

El movimiento del sistema de círculos  concéntricos se detiene en un

espacio abierto, en el patio de la casa  o denominado “Patio de Las

Turas”, restrictivamente hablando.  Nuevamente  estamos en presencia

de otro espacio sagrado: en su centro una cruz, con los diversos

sentidos que ella tiene, en su relación con el corte de los espacios y

su asociación con la muerte; alrededor de ella,  los frutos de la

cosecha, obtenidos normalmente en el conuco local perteneciente a un

turero.  Entre los frutos mostrados destaca el maíz, en este caso la

planta-dios que se ha sacrificado- para que su cuerpo y su espíritu

sean compartidos por cada uno de los individuos que integran la

comunidad turera y los invitados asistentes.  El acto de consumo en

colectivo, cerrado y unido, del tótem (maíz: turas) del que nacimos,

es sólo un episodio de ese movimiento rítmico y acompasado, del que

cada cual participa con conciencia más o menos clara y aquí  nos

esforzamos por aprehender e interpretar.

La cruz como referente de la religión judeo-cristiana,  nada tiene que

 ver con los grupos y comunidades étnicas que poblaron nuestro

continente y se mantuvieron en el mundo antes de la existencia de

Cristo.  Pero su ubicación en el “patio turero” es una clara remisión

al carácter social al que hemos arribado en esta tercera “estación”.

No se trata de un espacio más, de los existentes en estos vastos

ámbitos rurales, sino de uno marcado por un tipo de organización

social específica: la humana, en este caso de clara raíz nativo o

aborigen.

* La “Fundación Cultural José Cecilio Salas” tuvo como fundadores a los siguientes tureros:  Ángel  Custodio Colina, José de Los Santos

Castillo, Nelson Antonio Matute, Carlita Coromoto Antequera, LisandroRafael  Antequera, Eddie Santos Páez, Rafael Ramón Rivero, Rafael

Simón Chirino, María Lourdes Antequera, Marcelina del CarmenAntequera,  Morelis  del Carmen Antequera, Rafael  José Molleda,

Cecilio Antonio Castillo, Alida  María Chirino, Martín Ramón Garcés,Salvador  Vásquez,  Dominga  Ramona Garcés, Aureliana del Carmen

Hernández, Carmen Lucía Acosta, Emérita Colina de Martínez, Adelaidadel  Carmen   Mora, Elita Ramona Mora, Gloria Josefina Rivero, ClanAntonio  Rivero, Paulita Chirino,  Flora Robertiz, José Luis Garcés,

Yolanda Antequera.

Page 48: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Vuelo común

Por Ender Rodríguez

Se hace vital reconstruir el modelo social a partir de los aportes educativos

como raíz esencial de toda cultura y desde allí replantear el universo de fusiones

que nos permitirá reconciliar pasado y futuro, lo milenario y lo moderno –

postmoderno y la reflexión y creación de nuevas alternativas como sociedad.

Meadows (Revista Familia, No. 222, Abril, 1.994, p. 19) mujer de ciencia -

Biofísico- e investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts, plantea que

la situación general del planeta empeora y por tanto, destaca la urgencia de que la

sociedad contemporánea debe transformar sus modos de vida y de alguna manera

crear una fusión de valores humanísticos contenidos en las culturas primitivas,

originarias y tradicionales (que han sabido convivir con el planeta) y tomar los

medios y tecnologías más avanzadas para crear una “nueva forma de

sociedad”, que el planeta sea capaz de sostener.

Garaudy (1.995, pp. 97-98) nos plantea que para volver a poner al mundo de

pie, hace falta darle al mercado su verdadera función de creación y

satisfacción de necesidades materiales. Por tanto, significaría darle a la economía

un uso realmente a favor del ser humano y en detrimento de la costosa economía de

guerra, de la sociedad de consumo y de todas las formas de desviación de una

verdadera economía social.

El compromiso de reencuentro desde el ser humano y la sociedad implica

replantearse la vida misma, los valores de uso y de cambio y un necesario

equilibrio económico, político, espiritual y cultural como sociedad apostando por

una nueva óptica del ser y del tener.

Page 49: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Se hace vital superar a nivel humano la realidad de fragmentación y división

en nosotros mismos – como dice Krishnamurti – para liberarnos internamente de

manera conciente. Por tanto, la tarea esencial es personal e íntima para ser luego

transformación colectiva y global.

Los pueblos aunque diversos y diferentes, no son realmente extraños en el

campus total del parto humano. Es decir, hubo un encuentro común en el inicio de

la vida y del ser humano. La posible teoría de las razas separadas e intolerantes

entre sí, se hace cada vez más absurda ante todos los hallazgos de común

denominador en el parto inicial del ser.

Poetizando sobre nuestro origen colectivo y nuestro futuro, caben las

siguientes preguntas y reflexiones:

¿Cómo no recordar que un embrión cósmico de vidas y de cantos de

ancianos sabios nos trajo a todos en los genes mismos del parto primario?

¿Cómo no recordar que una eva negra nos hizo a todos hermanos de colores

y de olores, de sangres y de amores tan confusos que ya nadie es sólo en este

extraño espacio de uniones, de mezclas y familias. Ya no hay razas puras o

inseparables y lo que llaman ADN tiene un lenguaje común en los seres humanos.

Las estructuras son bastante parecidas, somos los mismos negros que venimos

recorriendo el horizonte, justo al lado de unos hombres blancos y mujeres color

tierra. Las diferencias apenas se sienten, somos unidades de diversos y diversos de

uno en uno, amarillos, ocres, negros, blancos, y sutiles matices de colores piel.

¿Cómo no saber que la explosión de hace quizás veinte millón de años, nos

hablaba de una historia común? ¿Cómo no recordar que mil o dos mil millones de

años cuando la tierra estaba ardiendo y entre nubes, unos primeros seres se movían

en las aguas como abriendo un camino para errantes y parientes?

Page 50: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

¿Cómo no dejar de ver a unos hutus quebrando las costillas de unos tutsis en

el continente madre, en ese continente negro que ha parido el universo de los

hombres?

¿Cómo no recordar la vieja historia de los parientes que viajaban por las

tierras de este mundo de glaciares, hace más de medio millón de lunas?

Los seres humanos aunque diversos no somos dos ni miles, somos “uno”

desde las miles de diferencias, pero desde el vientre originario seguiremos siendo

un pueblo único y diverso como humanidad, con todos los colores, idiomas,

culturas y sabores de la tierra misma, la Gaia.

Será necesario entonces hoy, volver también al multicolor traje, a los rituales

de los astros y a las fascinaciones propias del ingenio cyberhumano, para trascender

en un canto de fusiones a una abrigadora nueva sociedad, en este tiempo de

incertidumbre.

Transfiguración y utopía

Por Ender Rodríguez

Los cambiantes momentos vividos por los pueblos aborígenes, mestizos,

afrodescendientes e hijos de culturas como la Ayamán, se enfrentan al devenir del

tiempo y a la transfiguración como cambio fundamental. La utopía no dejará de

sonar en las voces de los ancestros y los nuevos líderes locales.

Los pueblos deberán dar el paso de la expresión ritual a la reorganización

consciente de su nueva realidad, su nuevo día, su colectividad cambiante, naciente,

la afirmación étnica y el fortalecimiento de su sentido actual de ser, danzando hacia

su futuro, su mañana, su alba.

Page 51: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Parafraseando a Leonardo Boff (2000), podremos decir que una nueva

mundialización y relaciones humanas globales, deberán reconstruir las relaciones

de poder ya no en dominación, sino en mutualidad biofílica (reciprocidad entre

seres vivos y pueblos), para seguir viviendo y creciendo otros 10 millones de años

más. Por fin habrá entonces, una experiencia globalizada espiritual de nuevas

energías del universo hacia la sinergia de todos sus hijos en aldeas de luz calurosa,

colectiva y fraterna.

Falcón, su diversidad étnica y cultural.

Por José Millet

Es lamentable que todavía mucha gente siga operando con el vocablo cultura

como mera exterioridad o manifestación escénica a que se reducen algunas de las

renombradas artes, como la danza y la música. Últimamente se ha ido abriendo

paso el concepto de que la cultura incluye al hombre en su rica diversidad física,

psicológica y en su relación con el medio físico en que vive, cuyo rol en su

formación integral es analizado y revisado día a día actualmente con el mayor

detenimiento. Desde que, tras un arduo proceso de luchas en que fue decisiva la

participación de destacados intelectuales del Sur inspirados por movimientos

sociales de base en que algunos de ellos se han apoyado, fue aprobada la

Convención de la UNESCO sobre la diversidad cultural, estamos en condiciones

aceptables de someter a discusión permanente este tema, ahora respaldados por la

feliz iniciativa del Ministerio de la Cultura de Venezuela de crear una Casa de la

Diversidad Cultural a nivel central y establecimientos similares en otros Estados

del país, con la finalidad de estudiar y promover este asunto tan importante para

nuestros pueblos.

Page 52: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

A fin de encaminar las presentes notas de introducción al tema elegido, es

necesario abstraerse por un momento de la crítica demoledora a que debe ser

sometido el sistema colonialista desde todo punto de vista en relación con la

horrenda secuela de hechos dejados en la operación inescrupulosa, el tratamiento

discriminatorio y ofensivo de las culturas de nuestros pueblos, vistas siempre como

entidades inferiores, subalternas, periféricas... Urge llamar la atención acerca del

hecho de que, en lo que se llamó Nuevo Mundo, el capitalismo puso en contacto la

casi totalidad de los pueblos y culturas que existían en nuestro planeta desde el

desgarrador y violento arranque de la Conquista y colonización de América.

Particularmente, el Caribe fue el foco o centro de la creación de un nuevo rostro del

hombre, en referencia al conocido por la civilización europea occidental judeo-

cristiana de entonces que impusieron a los pueblos nativos e implantaron en el

continente mediante el terrorismo combinado de las armas y la cruz.

El Caribe no es una invención del siglo XIX y menos aún del XX, como

algunos académicos han tratado de demostrar históricamente. Aunque no con este

sustantivo, el Caribe surgió entonces como el espacio donde el capitalismo aplicó

sus estrategias de dominio y supremacía, para extraer de él y del resto del

continente sus riquezas de disímiles tipos, valiéndose del sometimiento de la

población nativa que casi concluyó por exterminar, la trata o comercio de africanos

y la aplicación de la Esclavitud en el sistema de plantaciones (caña de azúcar, café,

cacao…). Venezuela fue parte del trampolín principal empleado por los

conquistadores europeos para explorar la parte de Suramérica en la que suponían

encontrar el Dorado y muchos otros mitos construidos en la exaltación de la “fiebre

colonialista” con que se inauguraba el capitalismo a nivel mundial. El territorio que

ocupa el hoy Estado Falcón es el modelo más elocuente en Tierra Firme de lo

sucedido en materia de tratamiento de pueblos nativos y emergentes o “pueblos

nuevos”, como los llamó el brasileño Darcy Ribeiro y sus culturas por parte del

colonialista europeo, en este caso de los españoles y alemanes, en esta otra edición

de Las Cruzadas que aun no se ha reconocido o se pretende ignorar por

conveniencias de los Imperios antiguos y actuales.

Page 53: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Falcón debe ser entendida y, por tanto, tratarse como una región histórica,

por los motivos expuestos y por otros más que no viene al caso analizar aquí.

Resulta un paradigma de la pluralidad en todos los sentidos y enfoques desde que

se le quiera tratar por los pronunciados contrastes de su geografía física y humana;

en cuanto a la primera, incluye territorios desérticos y semiáridos, planicies y zonas

montañosas también con parecidas características a las zonas arenosas, junto con

un sistema de montañas con abundante tierra fértil y clima húmedo, diríamos de

umbría, propicio para la siembra, el plantar y la cosecha pródiga en frutos. En

síntesis, montañas y valles fértiles, extensas llanuras semiáridas y una amplísima

faja costera que baña el Mar Caribe a lo largo de casi mil quilómetros, han

condicionado la existencia de grupos y comunidades a menudo dispersas con un

amplio abanico de biotipos humanos, de estilos de vida y de producciones de

bienes espirituales expresivos de pródigas identidades locales de alto relieve,

aunque no exentas de la acción negativa de factores externos y de los procesos

civilizatorios arrastrados desde la época de la colonia, que ofrecen el paradigma de

la ciudad como el ideal al que debe aspirarse y el propio de la vida en este tipo de

capitalismo de violentos opuestos, ejemplificados por la concentración de diversos

asuntos y temas de la “gran urbe” ejemplificado en la Gran Caracas que, como

Maracaibo, Valencia y Barquisimeto, resultan un foco de atracción y tentación de

migración para el venezolano de cualquiera de los otros Estados.

Se sugiere construir el mapa de la diversidad étnica y cultural de nuestra

región falconiana en base a dos tipos de espacios de connotada “ecología humana”

firmemente dibujados y asentados en el fértil humus que brotó de sus respectivas

localidades en las que nos enfocaremos: el del eje “Coro- Sierra Coriana” y el de la

Península de Paraguaná, que resultan ser los dos más emblemáticos de esta región

en su conjunto, hasta el punto conclusivo al que se ha llegado como el fruto más

promisorio de los estudios de campo y reflexiones de José Millet en la última etapa

de estos dos años “y piquito” que lleva establecido permanentemente en Coro. Es

preciso llamar la atención, no obstante, que son meros objetos de estudio y de

reflexión para darle continuidad al análisis de la problemática de las identidades

Page 54: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

locales, las cuales en nuestro escenario poseen también gran riqueza y múltiples

maneras de existir y manifestarse.

El primero de los espacios elegidos, definido por Mollet, como el eje “Coro-

Sierra Coriana”, se caracteriza por haber podido conservar sistemas de producción

económica de base aborigen y rasgos de rico/variado cruce interétnico, con

técnicas, modos de producir la tierra e instrumentos tradicionales de trabajo que

todavía es posible ver y, en el caso en que es ostensible su desaparición o extremo

debilitamiento, recuperar en la propuesta práctica final que acompaña a las

presentes notas. En efecto, entre otros, el conuco es el más elocuente exponente de

esa cultura ancestral de concebir y tratar la tierra como parte de un “elant vital” del

ser humano, en el que están incluidos los animales que integran, junto a las plantas,

un universo especial que intentamos concebir como formando parte orgánica y

sustantiva de un solo modo de vida y que, para reducir los términos a una escala

menor y más comprensible, podemos denominar provisionalmente el “sistema de la

ecología humana” en que se afinca firmemente la identidad coriana.

Desde hace algunos años, algunos hermanos de Curazao han llamado la

atención al antropólogo Millet, acerca de la necesidad de estudiar y recuperar el

conuco, sistema de producción agrícola desaparecido en esa isla colonial holandesa

y ya, tristemente, una rareza “arqueológica” en gran parte de Venezuela y de la

región falconiana bajo estudio por nuestro Centro de Investigaciones

Socioculturales. Este hecho sucedió en muchos otros países del Caribe, donde el

conuco ya no es si no una pieza de la arqueología histórica; y, si en efecto, está en

franca situación de extinción en este ámbito geográfico tan amplio e importante que

es el Caribe, resulta perentorio atenderlo y trabajar por su recuperación porque

permite remitirnos a un pasado-- para intentar su reconstrucción-- en el que los

pueblos aborígenes y las comunidades y grupos africanos, de diverso origen étnico,

compartían en situaciones de trabajo comunitario y de solidaridad un mismo

espacio, experiencia prolongada de la cual cristalizarían y surgirían, primero,

rasgos propios locales firmemente hincados en la tierra y, finalmente, implicaría la

formación de los componentes o batientes de un etnos particular con identidad

Page 55: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

singular en esta región que, a la a larga, desembocaría en la construcción de la

venezolanidad en un ámbito de mayor alcance.

Al conuco va asociado el conuquero o trabajador del campo que lo ha

mantenido como sistema de producción agrícola primario y del cual depende su

existencia, así como un conjunto de otras relaciones de producción que deberán ser

estudiadas, porque forman parte de una cultura que deberemos recuperar en su

totalidad mediante un doble esfuerzo: uno dirigido a reforzar con recursos

materiales a sus productores o conuqueros y, por el otro, a su dignificación como

una de las formas de vida más dignas que tenemos la dicha de mostrar en

Venezuela. Al conuco va asociada la construcción de lenguajes simbólicos,

también nativos o autóctonos, de alto grado de espiritualidad y que no alcanzo a

explicarme la extraña causa interpuesta para impedir su desaparición, sometido al

desastre del “proceso civilizatorio” judeo-cristiano eurooccidental y a la perversa

globalización de carácter neoliberal que ha invadido nuestras sociedades como la

peor de las pandemias padecidas por el hombre en su azarosa evolución en el

planeta.

Cada uno de estos dos emblemáticos espacios aludidos, asimismo generó

pluralidad en cuanto a tipos humanos diferenciados en lo físico, psíquico y

espiritual, acoplados a las características de su ambiente físico inmediato al que

debió adaptarse, amoldarse o vivir en perenne dinámica de intercambio e

interacción mutuamente modificante en relación con la tierra, las plantas y los

animales que lo han cohabitado hasta el presente. El coriano-serrano fue un tipo

humano determinado por su relación armoniosa y respetuosa con la Naturaleza, de

la cual supo extraer los recursos principales que garantizaron su existencia, incluido

el hábitat concebido como casa de vivir y como unidad donde se producen especies

fundamentales para la supervivencia. Es un ser humano provisto de valores de

fuerte arraigo al terruño donde nació y ha vivido, en primer lugar, la valía que

defino como el amor a la “madre tierra” que podría ser interpretada como una

especie de patria chica; en cuanto a lo social, posee una familia unida, relaciones

Page 56: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

interpersonales directas con marcado sentido de la interacción directa y modo

espontáneo, franco y abierto de vinculación afectiva con los demás.

Hombre de la tierra, honra periódicamente a la Tierra Madre en

agradecimiento a los frutos que ella le prodiga generosamente; construye con el

barro su hábitat y lo incluye incluso en algunos platos elaborados con esta materia

prima, como el conocido “cují pilao” para placenteramente degustarlo en Mitare…

Hombre de maíz, del que nació y al que vive entrañablemente unido, alojado en su

“casa de maíz”—la mazorca--, extrae de esta planta lo esencial en garantía de la

continuidad de la especie: el polvo obtenido mediante el pilado manual de sus

granos en un artefacto de madera y que forma el ingrediente o materia prima

principal del alimento que consume varias veces al día: la tierna arepa de “maíz

jojoto”. En Coro existe el hábito arraigado de comer arepa tradicional en muchos

hogares, no la industrial elaborada con “harina pan”, se consume la sopa el

domingo y las caraotas el lunes con una regularidad muy significativa por los

amplios sectores de la sociedad involucrados en esta costumbre. También aquí es

posible comprar la harina de maíz, molida de forma artesanal en instrumentos

asimismo tradicionales, o la masa previamente elaborada para la confección de los

alimentos de quienes la adquieren.

Aunque dislocadas en un espacio mayor que abarca otros Estados, como Lara

y Portuguesa, no se entenderían Las Turas sin este dibujo del coriano-serrano

cuyo perfil o “retrato identitario” hemos intentado dibujar preliminarmente

más arriba y su entrañable vinculación al entorno físico que lo rodea, lo que en

términos actuales se definiría como el ecosistema humano del que surge un ser

raigalmente natural que resulta lo más característico y sobresaliente de nuestro

Estado desde el punto de vista de la geografía humana, esa que tan pocos

especialistas toman en cuenta en sus estudios acerca de la cultura. Las Turas son la

expresión, también ancestral y raigalmente comunitaria, que mejor correspondería a

estos sistemas de producción económica de carácter patrimonial, con predominio

de instrumentos, técnicas y saberes tradicionales, del que el conuco resultaría el

ejemplo más elocuente como sistema de producción agrícola. Originalmente, el

Page 57: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

conuco es la base económica de esta expresión de la cultura aborigen mal

denominada como “baile de Las Turas” que he propuesto, desde hace varios años y

precisamente en una conferencia organizada por el Instituto de Cultura del Estado

Falcón, sea incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

No obstante su definido origen amerindio, estos sistemas productivos

agrícolas, ejemplificados en el conuco y a los que continuó, con el transcurso del

tiempo, la aparición de las famosas “huertas corianas”, generaron modos de vida,

estilos y costumbres que deben ser analizados en la perspectiva de la interacción

étnica, de modo particular con la población traída de África en condición de

esclavitud y que escapó al yugo al que los sometió el conquistador/colonizador

europeo, para convertirse en hombres libres precisamente en la sierra coriana. Aquí

entra una variable generalmente excluida de los enfoques culturológicos: la de la

historia, marco imprescindible para identificar y explicar muchos de los fenómenos

propios de la cultura. La convivencia entre población autóctona venezolana y

comunidades africanas de diverso origen étnico en el eje Coro-la Sierra, es lo que

explica que en las huestes insurrectas de José Leonardo Chirino, en mayo de 1795,

marchen parejamente sobre Coro pueblos aborígenes sometidos, como los negros,

mulatos y mestizos, a semejantes condiciones de explotación y vejámenes desde

muchos puntos de vista y que, en dirección contraria, formando parte de las huestes

españolas que organiza el Poder Español en Coro para enfrentar a los insurrectos,

sean empleados asimismo nativos o amerindios, según puede verificarse en los

documentos que obran en los archivos de Caracas en el expediente que se le siguió

a aquel hecho histórico encabezado por el revolucionario José Leonardo Chirino.

Este asunto de las relaciones interétnicas nos conduce a una problemática

que en su momento deberemos tratar con el concurso de varias disciplinas

científico-sociales. ¿Qué resultó del intercambio entre estos pueblos que

convivieron en un mismo espacio durante mucho tiempo en condiciones de la

esclavitud del tipo impuesta por el conquistador? Por lo pronto vale la pena apuntar

que, en el plano axiológico, fruto de su resistencia a la opresión, rebeldías y

enfrentamientos, surgieron dos valores esenciales que formarán parte del arsenal

Page 58: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

espiritual del venezolano a lo largo de la geografía nacional: la vocación por la

libertad y, más tarde, por la voluntad por la independencia absoluta del yugo o

dominación del europeo (en nuestro caso falconiano, tanto del alemán como del

español.)

Existen muchos bienes o creaciones culturales que nos permiten visualizar el

fruto del intercambio de las numerosas comunidades étnicas y de los pueblos

puestos en contacto interactivo que concurrieron en la región histórica que hoy

lleva el nombre de Falcón. Las casas de barro esparcidas y numerosísimas no sólo

en Coro y su Puerto Real de La Vela, sino en el espacio mayor de las Sierra,

abarcando a casi todo el territorio del Estado, nos lo confirman desde varios puntos

de vista. En ellas saberes, conocimientos, técnicas y artes ilustran cabalmente el

proceso de transculturación, intercambios y síntesis que se producirían desde

épocas tempranas hasta el presente, en que no han acabado. Lo mismo podríamos

decir de las modalidades de bienes elaboradas a partir del maíz, como la arepa pilá

o jojota, la arepa pelá y la cachapa, joya del paladar del venezolano que tiene aquí

excelencias que ofrecer al gusto más refinado. El conuco no puede entenderse al

margen de la vivienda de barro que forma parte del sistema de producción y del

sistema de habitat humano propio del coriano y, por extensión, de buena parte de la

población falconiana radicada en el campo. Esto será un tema que privilegiaremos

en nuestro Atlas Etnográfico del Estado Falcón, que ya estamos en franca fase de

fabricación con el concurso de personas de numerosas comunidades.

Esta sería la “marca distintiva” de tipo material del biotipo humano que

definimos como coriano-serrano. En lo psicológico, su mentalidad es apegada a la

tradición, con un sentido del tiempo completamente distinto del tipo humano

citadino tal como lo apreciamos en Punto Fijo, por ejemplo; ese rasgo lo hace

regodearse en un “relentamiento” de los procesos productivos al extremo de

aproximarlo al que entendemos como propio de la mentalidad tradicional del

africano. Es lo que yo denomino como la “mentalidad del chinchorro” que define

su apego a dormir la siesta después de almorzar religiosamente a una hora precisa

del mediodía: a las 12 en punto como máximo, después de la cual se hace obligado

Page 59: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

ese relax del cuerpo al ritmo del obligado contoneo rítmico o golpeteo de hamaca.

En su peculiar modo de caminar, desplazando los pies a escasa altura del piso, a

paso lento y sin apenas mover las caderas, se refleja vivamente la forma de

presentación física propia del coriano, de carácter afable y noble, pero de una

hondura y firmeza en sus determinaciones que son proverbiales en la geografía

humana de toda Venezuela.

Algunos de los rasgos identitarios y valores fuertemente impregnados de

tierra y de adhesión a sus respectivas localidades y, muy especialmente, a sus

comunidades, son igualmente valederos para tratar otros ejes de la región

falconiana. Soy consciente de que las presentes notas no lograr abarcar la

complejidad del problema y que es necesario mayor estudio y concentración

intelectual para alcanzar mayores imprescindibles precisiones. Quiero que las

tomen y acepten como un ejercicio personal de pensamiento, una voluntad de

correr los riesgos lógicos de enfrentar asuntos hasta el presente no sistematizados lo

suficientemente. Obsérvese, además, que no citado a ningún autor, ni a estudiosos

ni a creadores que han realizado importantes contribuciones al tema de la identidad

del coriano y aun del “falconiano”. En el caso de la Península Paraguaná, por

ejemplo, estoy obligado a reconocer que existen numerosos historiadores, cronistas,

investigadores y escritores cuyos estudios han aportado sustantivamente a la

declaración de la riqueza espiritual, cultural y humana que el pueblo ha logrado

acumular en este territorio tan pródigo en todos los aspectos de la vida social.

Como es válido el recurso de la defensa anticipada antes de que se produzca la tan

necesaria y oportuna crítica, me permito citar a dos personas con un mismo nombre

que, para mi concepto del tema de la diversidad/identidad, me sirven para resumir

su tratamiento en el segundo de los dos ejes seleccionados: los Alí, el Brett

Martínez y el Primera, pero como de ambos del que creo conocer un poquito,

afirmo que su vida y su obra constituyen el más vivo paradigma y significativo

ejemplo del espíritu paraguanero.

Hecha esta aclaración, se concluye esta presentación con la breve alusión a lo

relativo a Paraguaná, tomando en cuenta que fundamentalmente va dirigida al

Page 60: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

propósito de servir de reflexión introductoria al tema de la diversidad tanto étnico

como cultural y a un público no suficientemente familiarizado con su referencia a

nuestra región falconiana en su conjunto, por tanto mucho menos a esta otra

porción tan significativa de su territorio a la que no he podido todavía ni tan

siquiera asomarme. En el caso de Paraguaná, con igual propiedad debe volverse a

hablar de modos y estilos de vida tradicionales apegados a la vida rural y marítima

que otra vez terminan por imponer la pauta en cuanto al carácter que predomina

entre sus habitantes, pero con la diferencia de que aquéllos están sometidos a

violentos contrastes con respecto a otras formas de vida social que tienen su origen

en la “antropología del petróleo”.

La referencia común al tema que estamos tratando en ambos ejes debe ser la

de la denominada “cultura de la pobreza”, en ocasiones y en épocas pasadas de las

más atroces de las padecidas por los falconianos, hasta incluso a haber llegado al

hambruna extrema que tiene en las Ánimas de Guasare uno de sus más relevantes

testimonios. Provisionalmente, podríamos hablar de una identidad paraguanera con

dos variantes claramente dibujadas por procesos históricos diferenciados: tal vez el

contraste existente entre el pueblito pesquero de Carirubana y Punto Fijo ilustre

mejor que nada la formación y sostenimiento de estas dos identidades aludidas

coexistentes en un espacio casi a diario compartido, separado incluso por una franja

de terreno accidentado muy pequeña y acortado por la poca distancia que se

necesita para ir de uno a otro lado. En uno la vida vinculada al mar, la pesca

artesanal realizada con embarcaciones generalmente hechas por los pescadores,

instrumentos de trabajo de fabricación manual y modos artesanales de pesca,

marcan una pauta de un espacio más humano, directo, equilibrado, dado a las

relaciones interpersonales, pero pautado por un ritmo de vida enfocado a la relación

con el vecino Punto Fijo, asentamiento urbano donde imperan los comercios, la

agitada vida de los visitantes que vienen a realizar compras instantáneas en su gran

mayoría o negocios a gran velocidad, además de por una población flotante que

hace la mayoría con sus secuelas de prácticas sociales degradantes (léanse: drogas,

prostitutas, juegos ilícitos, asaltos…); en fin, por la violencia y la inseguridad.

Page 61: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

En cuanto a la población, en Carirubana, el arraigo y el sentido de

pertenencia al sitio en que se nació y se vive marcan la distancia con su par

contiguo, Punto Fijo, formado por la migración indiscriminada de gente atraída por

el desarrollo del boom del petróleo que ha dejado una huella imborrable en el perfil

del venezolano en sentido general, lo cual se hace más contrastante en los “campos

petroleros”, donde nacieron muchas generaciones que arrastran un dramático/

pesado legado desde entonces y lo llevarán consigo hasta el final de sus vidas en el

que lo más sobresaliente es el desarraigo, generador de la mayoría de los problemas

sociales que se padecen allí y por rebote aquí también. Entre ambos polos,

podríamos situar el “campo paraguanero”, donde la “antropología de la parcela”

pone la nota distintiva: la tierra “pequeña y pobre”, como apunta la canción

“Paraguanera”, de Alí Primera, donde no “existe ni peón ni amo”, es decir, pura

precariedad de vida, gente de mano callosa que sueña con la ansiada agua con que

mitigar la aridez del terreno, pero que no le impide anhelar el bailecito con “violín

y clarinete”. A consecuencia de la muerte de su padre en Coro, la vida azarosa a

que se ve obligada a someterse la familia del propio autor de la canción aludida, en

su recorrido por la accidentada y aciaga geografía de la Península, desde San José

de Cocodite hasta la playa, proporciona los principales elementos con que podemos

hacernos una elocuente foto de esa otra “ecología” o nicho natural del que brotó el

paraguanero, no exento de contradicciones ni contrastes, más marcados en relación

con el tipo humano que hemos definido como el coriano-serrano.

Rituales y fundamentos ambientalistas en Las Turas:

Bases esenciales y contradicciones actuales encontrados en los procesos

investigativos.

Por Ender Rodríguez, Fidel leal y danzantes de Las Turas entrevistados

Page 62: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Universalmente los pueblos, etnias y culturas milenarias han expresado sus

profundas vivencias y facetas de la vida a través de eventos rituales para fines

diversos como el nacimiento de nuevos miembros de la comunidad tribal, el paso a

la pubertad, el matrimonio, la iniciación shamánica, la curación, la muerte, los

combates, la solicitud de buenas cosechas, etc.

Las danzas indígenas en Venezuela que se realizan en los diferentes estados

donde se conserva dicho patrimonio espiritual - ancestral nos enmarca en la danza

de Las Turas como continuación de la estructura ritual aborigen que sobrevivió a

los tiempos de la colonia y ante la modernidad trayendo consigo cambios

estructurales y dinámicos. Los indígenas Jivi y Ye´kuana en el Amazonas y los

Pemón en la Gran Sabana, realizan danzas en forma circular donde tomados por los

brazos dan pasos hacia adelante y hacia atrás utilizando instrumentos como el

cacho de venado, las flautas de carrizo o bambú, las maracas y otros variados

instrumentos que elaboran con elementos de la naturaleza.

Sobre el motivo de las danzas aborígenes y específicamente de las

comunidades Yu´pa en la sierra de Perijá en el estado Zulia, Acuña (1.999) resume

que en las diferentes motivaciones de las diversas danzas realizadas por esta etnia

se encuentra representada la simbología de la siembra y el agradecimiento a los

espíritus de manera vital cuando señala:

“La danza es utilizada igualmente como forma de trasmitir conocimiento de pedir protección las entidades sobrenaturales que gobiernan los acontecimientos, y sobre todo a aquella que se relaciona con el medio esencial de subsistencia, en este caso, la agricultura. Así ocurre con la danza Cushe en honor a Oseema” (Acuña, 1.999, p.117).

En la danza ritual de Las Turas existente en algunas regiones del antiguo

territorio Ayamán entre el estado Lara y el estado Falcón persiste una

manifestación espiritual donde participan los habitantes de una población

determinada, los espíritus divinos, buenos espíritus

y seres a los que los Ayamanes agradecían sus favores recibidos por las buenas

cosechas, abundantes lluvias y plantas medicinales presentes en los bosques y por

la buena salud de los pueblos de descendencia indígena según se puede notar en las

Page 63: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

investigaciones y descripciones de Domínguez (1.984) sobre las Turas, cuando

puntualiza:

“En el caso de la Tura Grande se efectúan ceremonias rituales con el fin de pedirle a la madre naturaleza que proteja la siembra y en la Tura Pequeña se realizan actos para con el objeto de rendirle pleitesía y simbólicas ofrendas a las potestades divinas en prueba de agrade-cimiento por haberles proporcionado una buena recolecta de frutos” (Domínguez, 1.984, p. 59).

El área de investigación en la cual han trabajado, recabado información,

replanteado y estructurado el análisis del problema entre ritual ambientalista y sus

contradicciones actuales, Fidel Leal y Ender Rodríguez, se circunscribe a la

temática del equilibrio ecológico y la relación del rito con una visión de la

naturaleza en el hoy cotidiano, ya muy transformada, trastocada y quizás algo

dramáticamente conflictuada.

Existen Fundamentos Ambientalistas presentes en la danza ritual de Las

Turas tomando en cuenta que fundamento implica cimiento o principio y

ambientalista. Lo cual, define una acción de protección del medio ambiente.

Normalmente los antropólogos han estudiado la danza de las Turas en su conjunto

de una manera global aportando grandes descubrimientos en el campo de la cultura,

antropología y sociología sin embargo, sobre los problemas generados con el paso

de los años y sobre las relaciones cultura-tiempo-espacio de cara a las

transformaciones y a la transculturación, poco se ha investigado. El planteamiento

del problema se ubica en destacar realmente en dicha práctica ritual los

fundamentos ambientalistas que la sustentan en gran parte como danza, y ello se

puede comprobar y verificar a través de la observación, recopilación de

información bibliográfica, investigación de campo y otros elementos.

El problema concierne específicamente a los Fundamentos Ambientalistas

presentes en la danza ritual de las Turas de la parroquia Mapararí del municipio

Federación del estado Falcón.

Hoy en día es conveniente enfocar una serie de realidades que giran entorno

al sistema cultural en donde pueden surgir algunos efectos ligados al medio

ambiente como parte de los ritos algo transformados.

Page 64: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

El problema planteado involucra investigación y acción en torno a la

tradición cultural y la realidad crítica en la forma de vida de los cultores y

herederos de esta tradición milenaria. De esto depende la sobrevivencia de la

danza ritual de las Turas y de sus herederos, los descendientes de la cultura

indígena Ayamán.

Por otro lado, el medio ambiente cercano a las comunidades tureras se

encuentra en graves problemas presentando unos desequilibrios tales que generan

una dualidad en la relación en que se vivencia en la danza ritual con respecto a la

realidad cotidiana del pueblo que la practica. No se puede obviar que los rituales a

su vez, pertenecen a las vivencias profundas que se dramatizan en las celebraciones

pero, también las ceremonias rituales pertenecen al mundo del inconciente

colectivo por tanto, se mantienen a veces a la par de cambios y contradicciones

presentes en la realidad de los pueblos.

Los diferentes trabajos de investigación sobre Las Turas han arrojado

información global y bastante extensa sobre el ritual, sus símbolos, estructura,

elementos pero específicamente no se ha recopilado, evaluado e investigado más a

fondo la relación danza ritual - ambiente y a su vez, esta relación ante la realidad

cotidiana de los pueblos en la actualidad.

Se puede notar que normalmente existe una actitud de idealización hacia las

culturas milenarias o de descendencia aborigen que se expresa en la observación y

afirmación de valores culturales conservados como intactos pero, a la hora de

interpretar los cambios, desequilibrios, la evolución y dinámica cultural u otros

procesos se tiende a obviar la realidad o a veces no tomarla en cuenta por lo

complejo de la situación más en el caso de la relación ritual-medio ambiente.

Por ello, se hace necesario ahondar en la problemática actual, proponer salidas,

comparar los modelos culturales y fundamentos ambientalistas de la danza para

tomar elementos de revalorización y de concienciación del ritual de Las Turas

Se ha notado la ausencia de investigaciones realizadas sobre las relaciones

ambiente - cultura ritual en la cotidianidad, y cómo afectan las transformaciones y

Page 65: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

cambios actuales en la propia danza por cuanto los estudios, se han basado más en

el pasado o en la estructura ritual ideal como sistema cultural ancestral.

De igual manera, en la zona del municipio Federación y en la sierra en

general se carece de alguna biblioteca con material antropológico, sociológico o de

índole cultural ligado a estudios de Las Turas de décadas anteriores y menos aún

con material de actualidad. Quienes han investigado el ritual de Las Turas rara vez

o prácticamente, nunca han dejado en las comunidades o en los centros culturales

institucionales cercanos a los pueblos tureros algún aporte bibliográfico, copia de

su trabajo de investigación, grabaciones, material audiovisual, etc.

Volviendo al tema rito-ecología se podría notar que: El mundo espiritual en

que se genera el mismo ritual ha estado profundamente ligado al ambiente en un

contexto que une geografía, religiosidad y vida cotidiana en una sola dimensión

donde los espíritus forman parte de su mundo real y concreto. La devoción y

vocación espiritual que se mantiene en la danza pertenece y da sentido a la vida de

los habitantes de las comunidades tureras y descendientes Ayamán en cuanto que

los tureros se han definido en el tiempo como agricultores, recolectores, cazadores

y actualmente con las transformaciones se dedican a la producción y también a la

cría de animales donde igualmente la danza sostiene el modo de vida del turero en

su medio rural y lo proyecta más allá de lo terrenal donde espiritualidad, fe y vida

van de la mano en una relación directamente proporcional entre espiritualidad,

manejo del medio ambiente y actividades diarias.

Strauss (1.992) sintetiza la relación directamente proporcional que existe

entre medio ambiente y rito refiriéndose a la danza de Las Turas, cuando expresa:

"Como ritual agrícola estuvo vinculado, además con la fertilidad" ... "Forma parte de este ritual el árbol sagrado y el palacio como elementos esenciales. En torno a este último se danza durante dos días" ... "Con el primer vaivén tratan de representar la lucha que los agricultores sostienen constantemente para defender el plantío" (Strauss, 1.992, p. 142).

Como vemos Strauss relaciona perfectamente cada elemento dentro del

ámbito de lo sagrado en armónica unión con el ámbito del ambiente circundante de

los pueblos de descendencia Ayamán y a su vez con el pensamiento religioso de los

Page 66: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

habitantes tureros donde se verifica la relación directa entre danza espiritual –

fundamento ambientalista y naturaleza .

La flora y la fauna como principales elementos que acompañan el gran

contexto geográfico de la naturaleza como centro, hacen complemento como

símbolos en el rito y a su vez, dan sentido y significación al mismo. Rivera y

Salazar ( 1.980) resumen algunos eventos ligados a la danza de Las Turas donde se

puede identificar la relación de los elementos de flora y fauna en las acciones

ceremoniales cuando expresan:

“Los movimientos ejecutados de diestra a siniestra o viceversa obedecen además,según ellos, a que esta fórmula tiene la virtud de no permitir que los espíritus malignos traspasen el círculo de los danzantes y dañen los frutos o animales presentados en la simbólica ofrenda tributada a la naturaleza" ... "La música con que se danza en las Turas está constituida de varios toques o sones, entre los cuales figuran los conocidos con los nombres de "turupial", "gonzalo" o "gonzalito", "el murciélago", "la paloma", "el descansao", "Las hormigas", "el golpeao", "el chorro de agua", "el sapo lipón", "la carrera del venado", "el ensaye" y "el embariquizador" (Rivera y Salazar, 1.980, p. 263).

En el texto de Rivera y Salazar se logra ubicar la relación de los sones con la

función de acción de los animales como representación de la fauna integrada al

ritual y dando sentido al mismo.

Los nombres de los animales en la ceremonia ritual implican protección o

equilibrio de la naturaleza para con el hombre y armonía en los cultivos (son del

sapito – animal benefactor, son del chorro de agua) . En algunos casos al contrario

se expresa el aspecto negativo reflejado en los daños ejemplificados en la acción de

las hormigas (son de las hormigas) que deben ser apartadas de los conucos a través

de sonidos, gritos y golpes al suelo para ahuyentar a su vez, a los vientos

perjudiciales.

La relación hombre-mujer en relación a la naturaleza y la danza están

igualmente fusionados en los sones y en las acciones rituales por cuanto ellos

actúan y son protagonistas en cada acto y más en el caso de la mujer como parte de

la estructura de la danza representando a la reina de las Turas y simbolizando a su

vez, la figura latente de la fertilidad y generadora de lo fructífero y la siembra a

través de su labor cuando por ejemplo al final del ritual de Las Turas reparte las

semillas de caraotas y otros rubros a los propios tureros.

Page 67: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Según el testimonio oral de Simón Castillo, importante turero de la

Comunidad San Pedro de Mapararí, el problema ambiental en su comunidad se

debe ligar a problemas externos a la acción de los habitantes del caserío como lo

expresa de manera textual:

“Cerca de nuestra comunidad hicieron una laguna de oxidación que ya hoy es el crío de muchas enfermedades y sin nosotros saber las aguas sucias de Mapararí fueron enviadas a la quebrada que hace cinco años usábamos para tener agua. Esta quebrada pasa por toda la comunidad cargando basura y malos olores. Antes podíamos usar el agua de una naciente que estaba cerca de San Pedro, en el terreno del señor Daniel Rivero, el guardia. Entonces un día no dejó que la comunidad usara el agua porque el decía que era de él y así poco a poco nos hemos visto sin nada.”

Se puede observar que extrañamente el ritual se puede contextualizar en una

filosofía del equilibrio natural y de acción ambientalista ancestral como concepto

cultural pero, la paradoja se evidencia cuando en la actualidad ni siquiera los

pueblos poseen los recursos naturales a disposición para desarrollarse gracias a la

acción de terceros sobre la comunidad (Estado, sector privado, otros). Los pueblos

menos aún poseen servicios públicos básicos viviendo entonces en la precariedad y

la pobreza fruto de muchos años de abandono estatal.

El señor Fernando Palencia, importante turero de la Comunidad El Tigre de

Mapararí comenta sobre la problemática ambiental lo siguiente:

“Nosotros hemos tenido problemas con el agua que antes usábamos de diferentes nacientes. Hoy en día, las cosas han cambiado y también la naturaleza. Ya no hay casería y por tanta tala del bosque ahora es más difícil tener agua porque para poder llover se necesita que las montañas mantengan el agua para que luego podamos tener agua gracias a las lluvias”.

Anteriormente los pueblos Ayamanes mantenían relaciones estrictamente

ambientalistas con la naturaleza y manejaban un parentesco espiritual con la tierra

y sus elementos considerándolos como sagrados especialmente las nacientes,

cerros, y árboles manteniendo con los animales y plantas una manera de

comunicación trascendental como parte de la vida en las facetas de la siembra, los

vientos, el sol, la luna, la actividad humana, etc. Hoy en día, los pueblos de

Page 68: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

descendencia Ayamán han crecido e intentan recobrar el tiempo perdido al igual

que su cultura, la cacería ha escaseado, zonas de montañas y bosque han sido

taladas o quemadas, las tierras han sido vendidas y otras tomadas por hacendados o

terratenientes y el agua ha disminuido sus caudales. Algunas nacientes han

desaparecido y el verano se mantiene de manera prolongada cambiando el tiempo

más de lo normal.

A nivel legal internacional recientemente, la UNESCO ha reconocido y por

tanto podrá declarar Patrimonio Cultural de la Humanidad a las obras y

manifestaciones de patrimonio intangible, inmaterial y oral constitutivas de las

culturas milenarias u obras artísticas o de otro tipo presentes en el mundo. Como

un gran avance en el reconocimiento de lo intangible, actualmente se pueden

incluir a las culturas y manifestaciones folklóricas a nivel universal y mundial en el

cual Las Turas y las manifestaciones indígenas tienen derechos a ser valoradas

como parte del patrimonio cultural de la humanidad y por tanto recibir mayor

apoyo en cuestión.

Por tanto, los pueblos Ayamanes deben ser reconocidos en la práctica real

como patrimonio humano y por tanto, deben recibir entonces un trato especial

como pueblos constitutivos de nuestra venezolanidad y en especial sus cultores.

Igualmente los pueblos de descendencia indígena y las etnias o comunidades

aborígenes mantienen de manera generacional y milenaria una relación armónica

con el medio ambiente. De allí se deriva que no sólo son patrimonio humano por

conservar valores socioculturales que preservan en sus modos de vida y en sus

niveles de organización comunitaria, sino también, por su histórica tradición

ambientalista y de convivencia con la naturaleza en términos de comunicación

mística y espiritual.

En la Ley Penal del Ambiente se reconoce una acción ecológica milenaria

como fundamento presente en las culturas indígenas. En el artículo 67 de esta ley

publicada en Gaceta Oficial No. 4358 Extraordinaria del 3 de Enero de 1.992 y

Page 69: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

haciendo alusión a la Constitución Nacional de Venezuela de 1.961 se plantea lo

siguiente:

“Hasta tanto se dicte la Ley de Régimen de Excepción para las comunidades indígenas que ordena el artículo 77 de la Constitución de la República, quedan exceptuados de las sanciones previstas en dicha ley, los miembros de las comunidades y grupos étnicos indígenas, cuando los hechos tipificados en ella ocurriesen en los lugares donde han morado ancestralmente y hayan sido realizados, según su modelo tradicional de subsistencia, ocupación del espacio y conveniencia con el ecosistema”.

Sobre el ritual de Las Turas podemos encontrar los trabajos de investigación

y ensayo realizados por Luis Felipe Ramón y Rivera y Salazar, Arturo

Domínguez, Miguel Acosta Saignes, Rafael Strauss, Ramón Querales, Isabel

Aretz y Gilberto Antolinez.

Luis Felipe Ramón y Rivera y Salazar (1.980) realizan un estudio de las

Turas a manera de resumen en el texto “Fiestas y Danzas Folclóricas de

Venezuela”. La síntesis referida se basa en la descripción de algunos elementos y

características de la danza de descendencia Ayamán. Esto incluye a su vez, lo

relacionado con flora y fauna de manera ilustrativa y general para el lector. En el

libro “Danzas y Fiestas Folclóricas de Venezuela” se nombran algunas danzas

indígenas realizadas en diversas zonas de la geografía nacional sin realizar un

enlace comparativo entre el ritual de las Turas y los demás rituales aborígenes.

Arturo Domínguez (1.984) en su libro “Vigencia de un Rito Ayamán en

Las Turas” de la Biblioteca Nacional de la Historia, igualmente como en la obra

mencionada anteriormente de Rivera y Salazar, Domínguez realiza un estudio

descriptivo y analítico muy bien estructurado ampliando la información desde

observaciones y testimonios orales de manera complementaria para lograr ofrecer

al lector una amplia gama de áreas de interpretación y de descripción del ritual.

En dicho ensayo se puede relacionar de mejor manera los elementos ambientales en

Las Turas y sus fundamentos constitutivos.

Page 70: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Miguel Acosta Saignes (1.949) en el libro “Las Turas” desarrolla un

trabajo de investigación antropológica similar a la realizada por Domínguez,

resaltando en el caso de Saignes, los elementos constitutivos de la danza en el

estado Lara. Mas adelante, el investigador hace mención al “Reglamento de Las

Turas” escrito en 1.891 realizado en Quebrada Grande, estado Lara y a la vivencia

de la expedición realizada junto a un reportaje fotográfico de descendientes

Ayamanes como complemento de su obra.

Rafael Strauss (1.992) en su libro “El Tiempo Prehispánico de

Venezuela” publicado por la Fundación Eugenio Mendoza realiza una síntesis de

la Venezuela Indígena conectando todas las relaciones entre pueblos aborígenes y

dibujando todo el escenario de historia y vivencias entre las etnias para finalmente

y de manera muy resumida nombrar el ritual de Las Turas mencionando algunos

aspectos del mismo.

Ramón Querales (1.995) en su libro “Los Ayamanes hombres de sol y

agua”, publicado como Cuaderno Escolar con fines pedagógicos y de promoción

de la identidad regional, desarrolla toda la temática del lado esencialmente humano

en las Turas. Los orígenes del pueblo Ayamán y todas las características de sus

personas y cultura, territorio, religiosidad y otros aspectos que nos muestra el

espectro humano alrededor del cual se realiza el ritual de Las Turas.

Gilberto Antolinez (1.995) en su libro “Los Ciclos de los Dioses” Folklore

y Mitología de Centro Occidente, amplía el análisis y las interpretaciones sobre el

ritual de Las Turas en algunas páginas del libro a manera de artículo de prensa,

logrando en tan poco espacio desarrollar un trabajo de profundización, análisis

comparativos e incluso de imaginación para generar debate y dar aportes

significativos al respecto. Este autor trata de responder de manera acertada a

diferentes interrogantes sobre el mundo animal-espiritual y vegetal de Las Turas

como un todo unificado.

Page 71: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Isabel Aretz (1.991) en el libro “Música de los Aborígenes de Venezuela”

hace una muy breve descripción de la danza de Las Turas y principalmente

presenta una análisis musical y las partituras de los diferentes sones tocados en esta

danza como un aporte a la expresión musical del ritual y la reconstrucción de los

sones a partir de las piezas escritas en un minucioso trabajo realizado en 1.947.

Garaudy (1.995, p. 108) sintetiza la función vital que materializa el hecho

religioso cuando demuestra que en la esencia de todas las religiones se plantea la

liberación del ser humano de toda fuerza maligna. La desviación espiritual y

material se presenta cuando las religiones se institucionalizan desde posiciones de

poder y diluyen su verdadero sentido de ser. Desde el punto de vista ritual, en las

religiones y cosmovisiones aborígenes la fuente espiritual que acompaña la fe

desde creencias ancestrales se mantiene viva en los pueblos de descendencia

indígena y transformada mediante el mestizaje. En el caso de Las Turas, se da una

relación de sincretismo religioso donde catolicismo y fe ancestral se funden

misteriosamente logrando crearse una nueva lectura de la fe.

Garaudy (1.995, p. 108) nos acerca al pensamiento esencial presente en el

ser espiritual, cuando dice:

“Hay en Dios una dimensión cósmica del ser humano en Jesucristo cuando por encima del saco de piel que parece rodear la naturaleza entera se convierte en su cuerpo y su dimensión comunitaria, cuando cada cual se siente personalmente responsable del destino de cada uno de los demás seres humanos”. Se puede encontrar entonces una relación intima y personal y necesariamente

comunitaria donde cada quien es parte de cada cual y la comunidad es parte del

sentimiento y preocupación de todos y cada uno como se puede notar en las

relaciones y en la manifestación total de las culturas primitivas y rituales.

Geertz (1.992, pp. 118-119) se refiere al ethos de los pueblos milenarios

conceptualizándolo como el carácter, el tono y calidad de la vida, la disposición de

su ánimo y la actitud de un pueblo ante sí mismo. El ethos implica los aspectos

morales de una cultura. Los aspectos cognoscitivos y existenciales se enmarcan

en la “cosmovisión” o en la visión que tiene cada etnia sobre el mundo.

Page 72: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Alrededor de ambos aspectos, ethos y cosmovisión, como componentes de diversas

significaciones, encontramos los símbolos que sintetizan las características de los

rituales, los mitos y la expresión de una población aborigen.

Los símbolos según Geertz (Ibidem) sean una cruz, una media luna, el

círculo, una serpiente emplumada u otro, denotan la cualidad de la vida emocional

y espiritual. Estos símbolos sagrados pertenecen a un sistema de significados.

En los descendientes de los Ayamanes, depositarios del ritual de Las Turas,

encontramos en su conformación como pueblo un ethos propio, una “cosmovisión”

y unos símbolos que entre todos dan sentido a la totalidad de la cultura en estos

habitantes a pesar de los cambios, el debilitamiento de sus estructuras ancestrales y

el deterioro de su calidad de vida.

Voces de los pueblos, testimonios de la tierra herida

La investigación realizada por Ender Rodríguez y Fidel Leal (2.001-2002),

enmarcada como de Campo – Vivencial, se da como producto de las visitas,

expediciones e incursiones en experiencias rituales indígenas y específicamente en

las Turas. Tales vivencias potencian cada elemento descubierto en el transcurso de

la metodología y a su vez, forman parte de la acción anterior al mismo trabajo

realizado desde una intervención en las comunidades depositarias de la cultura

Ayamán, donde a través de encuentros, reflexiones y actividades diversas se ha

intentado promover una reanimación de la tradición ritual.

Se ha entrevistado y logrado plasmar la voz de los pueblos, desde algunos de

los principales representantes de Las Turas en las comunidades presentes en la

parroquia Mapararí del Municipio Federación. De la comunidad de San Pedro se

hizo la entrevista a: Casiano Castillo (Segundo Capataz), Graciela Antequera

(Reina), Ángel Colina (Cachero) y Santos Castillo (Flautista). De la comunidad de

El Tigre se realizó la entrevista a: Julio Cesar Camacho (Capataz), Eufemia

Gonzáles (Reina), Juan Chirinos (Cachero) y Rolando Jiménez (Jefe de Patio y

Page 73: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Cachero). Se entrevistó a Nasser Navarro (Cachero) como representante de Las

Turas de Mapararí, y a todos los representantes de esta cultura, tal como sigue:

Sra. Graciela Antequera. Reina de Las Turas

San Pedro de Mapararí, 2.001

Dentro de las Turas mi función es ser la Reina, hacer la chicha, vestir la

cruz y cuidar todas las ofrendas del palacio. Para nosotros la naturaleza tiene

mucho que ver con el baile porque Las Turas se tocan con fe para que se den las

siembras. Hoy en día hemos tenido problemas porque ha faltado agua y la

contaminación nos dejó sin poder usar la quebrada que teníamos en la comunidad.

Antes estábamos tranquilos y felices como unos pajaritos, nos bañábamos y

usábamos el agua de la quebrada para todo porque estaba limpia.

Hace muchos años, había montañas y mucha siembra de maíz, caraota, yuca

y muchos productos. Entonces, trajeron las vacas. Muchos vendieron las tierras y

el alrededor se convirtió en potrero. Así se ha ido el agua. Antes todo era muy

lindo, la comida sobraba por todas partes.

Sr. Casiano Castillo. Capataz de Las Turas

San Pedro de Mapararí, 2.001

En las Turas mi función es ser el Capataz, tengo que tener un manatín para

cumplir mi función. Yo soy la autoridad en el patio de Las Turas y debo velar

porque las cosas se hagan bien, con respeto al ritual porque Las Turas son algo

muy serio. Tienen la protección de los espíritus divinos pero también se debe

seguir de cerca toda su forma de hacer las cosas. Las Turas son de Dios.

La naturaleza está representada en Las Turas, el agua, el maíz y todo lo que

sembramos porque si no es por Las Turas no tendríamos nada. Yo me acuerdo un

Page 74: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

señor que tenía un conuco y siempre tenía problemas con la siembra, porque

perdía todo y entonces al tener casi todo acabado el conuco busca ayuda en Las

Turas y se hizo creyente de ellas. La siembra de maíz se le dio tan bonita que

hasta le sobró maíz y caraotas para compartir con los vecinos.

A los espíritus les pedimos, la naturaleza en el jaguey es donde está la fuerza

Ahora han destruido las montañas, las han dejado sin bosque. Las aguas las han

contaminado porque ahora dicen que están muy contaminadas, muy sucias. De ahí

no se puede tomar agua ni hacer nada.

Sr. Santos Castillo. Flautista de San Pedro

San Pedro de Mapararí, 2001

Yo siempre sentí un llamado de atracción por Las Turas. Mi papá me

empezó a enseñar sobre Las Turas desde muy pequeño y ahora tengo más de

quince años en esto y cada vez, mi devoción crece. Yo creo que voy a morir con

Las Turas así como mi familia. Algo tradicional de los ancestros hace que yo

tenga adentro una fuerza por ser flautista de Las Turas. Yo toco es la Tura

hembra la de dos huecos, una de las más difíciles de tocar. Me acuerdo cuando

estaba pequeño y en el conuco. Yo sentía que sonaban Las Turas y me sentía como

si me llamaran a mí para algo.

Se trata del maíz, uno le pide a los espíritus brindando con la mazamorra de

maíz y se hace una ofrenda como una concentración con la naturaleza. La

naturaleza tiene mucho que ver con todo lo que pasa y no pasa en Las Turas.

Nosotros hemos tenido problemas con la naturaleza, los hemos vivido. Las

aguas negras de Mapararí contaminan la quebrada y una naciente de agua dulce.

Nos quitaron ese don del agua limpia. Ahora nos toca esperar que el agua venga

por un tubo cada tres días. Antes, jugábamos y nos beneficiábamos más de la

naturaleza.

Page 75: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Sr. Angel Colina. Promotor de Las Turas en San Pedro

San Pedro de Mapararí, 2.001

En las turas mi función es ser el coordinador y el portavoz de los tureros

velando por el destino de Las Turas. También soy tocador de Turas, cachero y si

es necesario toco la flauta. La naturaleza es la fuente de todo. De allí, es desde

donde sale todo porque la fe nuestra se conecta con los espíritus de la naturaleza.

A través de esa fe para Dios y la naturaleza se consigue bienestar en la agricultura

y para evitar la enfermedad . Se le pide también a las animas de antepasados

tureros y mayordomos para que los animales del monte que también tienen su

época de cosecha, nos alimenten y que haya frutos silvestres.

Una de las problemáticas más terribles es la contaminación por causa de

Hidrofalcón o el Ministerio del Ambiente porque mandaron a colapsar el dique de

la laguna de oxidación, reventaron el dique, de las aguas negras de Mapararí y

eso causó la contaminación de la naciente de la comunidad y de otras fuentes de

agua.

Sr. Nasser Navarro, Segundo Capataz de Las Turas de Mapararí.

Mapararí, 2.001

Supongo que cada individuo posee por naturaleza, una inclinación hacia

algo, en el aspecto cultural y espiritual; en este sentido, el ritual de las Turas en

todos sus componentes llevará esa aspiración. Yo sentí un llamado cargado de

magia y fuerza telúrica al que no pude escapar, más tarde fui aceptado por la

cofradía turera desde hace ya, aproximadamente 20 años.

Me desempeño como cachero mayor y también como promotor, además soy

dueño de patio hace 9 años.

Esta es una actividad que nace en pleno corazón de la naturaleza y para

rendirle culto a esta. Por eso las Turas son ambientalistas perse.

Page 76: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

En el desarrollo de un ritual turero, el medio ambiente está

permanentemente conectado como principio naturalista, al dispensarle un

profundo respeto al agua, a la tierra, a los árboles y a la fauna silvestre.

El aspecto religioso de la danza está intrínsecamente vinculado a sus

orígenes, ya que de alguna manera se le rinde culto a las deidades de los

aborígenes, como son los espíritus que resguardan la fauna y la flora, así como

también a la luna, la tierra y al sol.

Con el correr inexorable del tiempo, el cristianismo y la religión católica se

sincretizaron con el ritual de las Turas con visos de religiosidad que se manifiesta

en toda nuestra cultura nacional. Esta presencia se manifiesta por medio de la

santísima cruz como componente del altar turero y la presencia de la virgen de las

mercedes en el seno de la celebración y en la visión de la comunidad turera

descendiente de la raza Ayamán.

Sr. Julio César Camacho. Capataz de Las Turas de El Tigre.

El Tigre, 2.001

Desde niño he sido un agricultor pero, me impresionó lo sucedido en

una época de mucho verano. Hice un llamado espiritual a Dios para recuperar mi

cosecha y logré tener mucha fertilidad.

Le ofrecí a Dios un brindis de chicha hecha de maíz de la cosecha y la llevé

a bailar y tocar Turas todos los años.

Yo soy el capataz, porque en el patio tengo que poner orden, evitar la

tomadera y todo lo que irrespete a los espíritus y a Dios.

Aquí todo está muy relacionado, los árboles, el agua, las nacientes, los

conucos. En el bosque o en la montaña buscamos un árbol muy grande y lo

seleccionamos para ser el árbol de la basura porque allí votaremos la basura

sagrada que será vigilada por los espíritus. La basura no contamina porque es

puro vegetal y se convierte en abono.

Page 77: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Las Turas son algo muy sagrado, la danza es sagrada porque se le baila a

Dios, los santos y los espíritus. Todo allí es una religión que nosotros hacemos

desde hace muchos años.

Sra. Eufemia Gonzáles. Reina de Las Turas de El Tigre.

El Tigre, 2.001

Desde hace años que yo participo en Las Turas porque mi familia siempre

fue muy devota de Las Turas y así siempre fue conmigo.

Al principio fui danzante de Las Turas con otras mujeres. Después he

llegado a ser Reina y siempre me siento muy feliz de serlo porque eso se lleva en la

familia y con amor hacia Las Turas, con respeto. Yo uso una corona que hice con

caraotas, quinchonchos y frijoles y ella representa la agricultura y la cosecha.

Existe mucha relación porque nosotros bailamos todo por agradar a los

espíritus de la naturaleza y Dios. Todo lo de Las Turas se hace por conseguir

buenas cosechas y mejores tiempos para nosotros.

Las Turas es una ceremonia nacida de los espíritus divinos y todo lo sagrado

para que haya buenos frutos. No se permite la burla del baile. Nosotros creemos

mucho en los espíritus.

Sr. Juan Chirinos, Turero de El Tigre.

El Tigre, 2.001

He sido turero porque la bendición de una buena cosecha fue lograda en un

tiempo muy difícil y así todos nos hemos unido a Las Turas. La mayoría de

nosotros ha recibido la gracia de tener una fe de la que recibe los frutos siempre.

En el ritual yo soy cachero grande o el segundo cacho ya que su sonido es

más fuerte y va al compás de la flauta.

La naturaleza siempre es parte de Las Turas. Fíjense que nosotros tenemos

presentes en las siembras, en las enfermedades y en la vida siempre allí a las

Page 78: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Turas. Si hay personas malas que se portan de malas maneras la naturaleza no les

beneficia con frutos sino que recibe mala suerte. Los cultivos no se les dan y le

suceden cosas extrañas.

Las Turas como danza hay que hacerla con amor, con creencia en los

espíritus y los santos que nos ayudan con lo que sembramos. Aquí también la

celebramos en honor a Dios y a Santos, en actividades especiales o en algunas

fiestas patronales.

Sr. Rolando Jiménez Salones. Turero de El Tigre

El Tigre, 2.001

Yo soy turero porque mi madre me trasmitió toda la tradición como un

testimonio. Yo siempre he tenido la tradición y la fe como algo muy serio. Soy

rezandero y le encomiendo a los santos todo en la vida. Cuando alguien muere yo

le rezo y así es con las Turas yo soy uno de los dirigentes junto al capataz de aquí.

Yo soy cachero porque toco el cacho junto a la maraca. A mí siempre me

buscan por la fe que yo le tengo. Yo creo que algunos buenos espíritus me

protegen, porque algunas veces personas malucas me han intentado echar una

broma y ¡Mire! Han salido mal ellos.

En muchas formas. Por ejemplo: El altar de Las Turas se hace a las 12 del

mediodía colocando 5 cruces de madera de diferentes tamaños que se ponen con

miras a la salida del sol, rodeados de ofrendas como frutos, dulces, caraotas y

otros. Hay que ofrendarlas y bailarlas en sones de Turas para poder retirarlas

después del patio. Algunos frutos se utilizan en la fabricación de comida y el resto

de elementos forman parte de la basura. Todo lo que hacemos tiene que ver con la

naturaleza.

Todo lo que se realiza en Las Turas debe ser sagrado y no se puede aceptar

animales ajenos a la danza. En el árbol seleccionado de la basura debe haber

piedras espirituales cerca para hacer brindis y ofrendas porque los espíritus se

merecen el agradecimiento.

Page 79: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Glosario:

Arepa pelá: Comida tradicional venezolana (la arepa), hecha con maíz

pelado, es decir se procesa el mismo al ser cocinado con apenas un poco de cal para

buscar que esa cocción logre soltar el envoltorio del grano de maíz, para luego

cocinarlo y preparar la masa de la respectiva arepa.

Arepa pilá: Comida tradicional venezolana (la arepa), hecha con maíz

pilado, es decir se procesa el mismo al ser golpeado en un pilón, para luego

cocinarlo y preparar la masa de la respectiva arepa.

Ayamanes: Representantes de la etnia Ayamán, de los indígenas que

habitaron en los territorios de lo que actualmente son los estados Falcón y Lara.

Baile de Las Turas: Popularmente se conoce a la danza ritual de Las

Turas como “Baile de Las Turas” a pesar de que los investigadores diferencian bien

lo que es danza de lo que es baile.

Cachero: Ejecutante de Las Turas y tocador de cacho de venado.

Capataz: Segunda gran autoridad tribal en las Turas.

Conuco: Sistema o estructura tradicional de cultivo biodiverso presente

en las culturas rurales como eje de la producción agrícola de sentido ancestral

ambientalista.

Conuquero: Persona que vive trabajando permanentemente en el conuco,

enlazado en ese sistema de vida cultural.

Cosmovisión: Visión del cosmos propia de todos los pueblos milenarios.

Interculturalidad: Relación entre culturas.

Jaguey: Nombre que dan los tureros a una naciente.

Maíz jojoto: Maíz que se encuentra tierno, o que no ha secado

completamente, su consistencia es blanda y su sabor tiende a ser algo dulce.

Manatín: Elemento ritual a manera de rejo que utiliza el mayordomo para

poner orden en el patio de Turas. El mismo contiene varios nudos que han sido

rezados en honor a un santo o santa.

Page 80: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

Mayordomo: Primera autoridad tribal en Las Turas.

Mazamorra de maíz: Chicha de maíz.

Palacio: Altar realizado especialmente para el ritual donde se ejemplifica la

función del árbol sagrado.

Patio de Turas: Lugar central en el cual se danza y en cuyo núcleo se

coloca el palacio.

Patrimonio: Representa toda la riqueza tangible e intangible cosntitutiva

de la cultura humana. Así mismo, se reconoce el patrimonio natural presente en

las más llamativas manifestaciones de la naturaleza en todo su esplendor.

Pluriculturalidad: Diversidad cultural presente en una localidad, región o

país.

Reina de Las Turas: Mujer elegida para mantener el ritual de la siembra y

simbolizar la fertilidad. Ésta se encarga de realizar la chicha, vestir la corona,

cuidar de las ofrendas y repartirlas al final.

Ritual: Ceremonia mediante la cual los pueblos milenarios y su

descendencia se expresan dando rienda suelta a los mitos, a los sentimientos y

valores colectivos, creencias, visión del mundo y el cosmos y todo cuanto los

circunda junto a las propias facetas de la vida diaria de importancia para éstos.

Tomadera: Acción negativa de tomar bebidas alcohólicas alegremente y

embriagarse en la fiesta ritual de Las Turas, irrespetando así el carácter espiritual

de esta ceremonia.

Turas: Según la mayoría de los investigadores se refiere a la planta

gramínea denominada carrizo o caña brava. Los habitantes de las zonas donde se

realiza el ritual relacionan esta palabra con el maíz cuando expresan: “El maíz está

tureando”

Tureros: Practicantes de Las Turas.

Venezolanidad: Esencia representativa de lo venezolano en sus propias

manifestaciones culturales múltiples asumidas como una unidad.

Vestir la cruz: Frase que refiere a la práctica tradicional de adornar la cruz,

hacerle su vestimenta decorando, pegando o colocando adornos por parte de la

Reina de Las Turas.

Page 81: LOS ESPÍRITUS DEL RITO Ender Rodríguez, Fidel leal y José Millet (En proceso de publicación)

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Agenda Latinoamericana. Nicaragua, 1.997

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Procesos de realización de la Danza de

Las Turas y procesos de elaboración artesanal

del maíz y la chicha

Por José Millet.

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LOS ESPÍRITUS DEL RITO

Foto: Ender Rodríguez / Analógica / Falcón, 2002

RITUAL-TRANSFIGURACIÓN-VIDA-REENCUENTRO