Los Resultados de Ver Lo Que Realmente Somos

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Los resultados de ver lo que realmente somos - (Parte I) por Douglas Harding Los resultados de ver lo que somos o quien somos dependerá, en gran parte, de la práctica asidua de esta visión. Un vistazo ocasional de nuestra verdadera naturaleza, si no se toma lo suficientemente en serio como para cultivarlo, no hará probablemente mucha diferencia. Se necesita de la meditación para romper con el viejo hábito de percibirnos como una cosa y establecer el nuevo hábito de ver que no hay nada aquí, el hábito de la conciencia de la primera persona. Primero, entonces, antes de examinar los posibles resultados, examinemos los medios, el tipo de práctica que probablemente rendirá beneficios que valgan la pena. La conciencia de la primera persona (ver lo que realmente somos) es un tipo de meditación (para ser precisos, la meditación más radical que existe) cuya consigna es "VER QUIÉN ESTÁ AQUÍ y sus marcas distintivas (de nuevo, nos corresponde a cada uno de nosotros comprobarlo) son las siguientes: CON LOS PIES EN LA TIERRA Es igual de eficaz tanto en la plaza del mercado como en la sala de meditación, tanto cuando estamos activos como cuando descansamos, tanto con los ojos abiertos como con los ojos cerrados. NO NOS ABSTRAE DEL MUNDO En lugar de exigir o de inducir algún estado similar al trance o un retiro temporal del mundo y de las demás personas, agudiza la apreciación de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos sentimos más vivos y en contacto con ellos. De hecho, aunque permanecemos en la visión, no nos perdemos en ella. Lo que vemos no se oscurece ni distorsiona cuando miramos al Veedor, sino cuando lo obviamos. De ese modo, cuando ignoramos al Íntimo que contiene y subyace al mundo "externo" y al mundo

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Los resultados de ver lo que realmente somos- (Parte I)por Douglas HardingLos resultados de ver lo que somos o quien somos depender, en gran parte, de la prctica asidua de esta visin. Un vistazo ocasional de nuestra verdadera naturaleza, si no se toma lo suficientemente en serio como para cultivarlo, no har probablemente mucha diferencia. Se necesita de la meditacin para romper con el viejo hbito de percibirnos como una cosa y establecer el nuevo hbito de ver que no hay nada aqu, el hbito de la conciencia de la primera persona. Primero, entonces, antes de examinar los posibles resultados, examinemos los medios, el tipo de prctica que probablemente rendir beneficios que valgan la pena. La conciencia de la primera persona (ver lo que realmente somos) es un tipo de meditacin (para ser precisos, la meditacin ms radical que existe) cuya consigna es "VER QUIN EST AQU y sus marcas distintivas (de nuevo, nos corresponde a cada uno de nosotros comprobarlo) son las siguientes:CON LOS PIES EN LA TIERRAEs igual de eficaz tanto en la plaza del mercado como en la sala de meditacin, tanto cuando estamos activos como cuando descansamos, tanto con los ojos abiertos como con los ojos cerrados.NO NOS ABSTRAE DEL MUNDOEn lugar de exigir o de inducir algn estado similar al trance o un retiro temporal del mundo y de las dems personas, agudiza la apreciacin de lo que ocurre a nuestro alrededor. Nos sentimos ms vivos y en contacto con ellos. De hecho, aunque permanecemos en la visin, no nos perdemos en ella. Lo que vemos no se oscurece ni distorsiona cuando miramos al Veedor, sino cuando lo obviamos. De ese modo, cuando ignoramos al ntimo que contiene y subyace al mundo "externo" y al mundo "interno" de nuestros estados psicolgicos, stos terminan oscurecindose.VOLUNTARIALa visin inicial nos proporciona la capacidad de renovarla. La ausencia de las cosas aqu es tan evidente e insoslayable como su presencia ah. Y la visin de esa ausencia es accesible a voluntad de manera inmediata, en cualquier momento. Al contrario de lo que ocurre con las ideas y los sentimientos, podemos disponer de esta sencilla visin cuando ms la necesitamos como, por ejemplo, cuando nos sentimos agitados o preocupados. Est siempre a nuestro alcance para lidiar con los problemas en el momento y en el lugar en que surgen.CONSTANTE AL CABO DEL TIEMPONo hay ninguna ocasin en que esta meditacin resulte inapropiada, ni ningn momento en que podamos abandonar la posicin de la primera persona sin correr peligro alguno. A la postre, acabamos quedndonos en nuestro Hogar, donde podemos mantenerla de manera continua, aunque a veces sin destacar, como el acompaamiento de los bajos en la msica.VITALMENTE INTEGRADORADe ese modo, nuestra vida no se ve dividida en dos compartimentos estancos, uno de ellos (interior, meditativo, religioso) consciente del Yo, y el otro (exterior, discursivo, profano) inconsciente del Yo, dos mundos separados por grandes distancias y muy difciles de unir y reconciliar.INEQUVOCAMientras perdura, esta meditacin es del orden de todo o nada (o, mejor dicho, de Todo-y-Nada) y no puede haber errores en ella. No podemos ver nuestra media ausencia o no podemos verla a medias. Vemos cul es nuestro centro o bien lo estamos pasando completamente por alto.NO ES MSTICAEsta meditacin, ciertamente, no es en s misma una experiencia mstica, religiosa o de euforia, ni una repentina explosin de amor universal o conciencia csmica, ni ningn tipo de sentimiento, pensamiento o intuicin similar. Muy al contrario, carece absolutamente de cualidades, siendo incolora y neutra. Consiste en contemplar simultneamente la Fuente pura, quieta, fresca y transparente de la que dimanan el bullicio y turbulencia del mundo, sin vernos arrastrados por el mundo. Slo podemos estar seguros de disfrutar de nuestra cuota de experiencias msticas o espirituales no fluyendo corriente abajo en pos de ellas, sino tan slo cobrando conciencia de que siempre estamos ubicados ro arriba con relacin a ellas y de que solamente podemos disfrutarlas desde aqu, en la Fuente que reside en nosotros.NO ES EXPLOSIVAEs cierto que la visin inicial de la Fuente puede presentarse como una fulgurante y estremecedora revelacin. Qu otro evento en nuestra vida es merecedor de mayor celebracin? Pero los fuegos artificiales no son necesarios y el espectculo, en cualquier caso, pronto se esfuma. Muchos (si no la mayora) de los practicantes serios de esta clase de meditacin arriban a ella sosegadamente, tal vez con algn comentario como "Por supuesto, ya no me cabe duda de que es as!" Todo depende del temperamento individual, de nuestra formacin, de nuestras expectativas cultural-religiosas y, por encima de todo, de cunta tensin o estrs psicolgico hayamos acumulado, ya sea sin intencin en el curso de la vida cotidiana o deliberadamente a travs de disciplinas religiosas y de prcticas de meditacin especficas.PRAGMTICANo es menos cierto que los das, las semanas o los meses que siguen a la visin inicial (haya llegado sta de manera explosiva o no) pueden estar llenos de dicha y liviandad. Nos sentimos como recin nacidos en un nuevo mundo. Pero, tarde o temprano, todo eso acaba desvanecindose para nuestra gran sorpresa y desilusin. "Ya no significa nada para m!" Surge entonces la tentacin de abandonar la meditacin con la errnea impresin de que hemos perdido nuestra capacidad para practicarla. Pero si, pese a todo, persistimos en nuestro empeo, llegaremos a valorar la meditacin ms por ella misma que por sus atractivos pero accidentales frutos, ms por su llana e inspida verdad y por la nada en que ciertamente nos sume que por el algo que sola procurarnos: y esto es un gran avance. Al perder inters por los frutos, nos aseguramos que stos crezcan saludablemente, sin ser molestados ni perturbados, y puedan madurar a su tiempo. Mientras tanto y siempre lo nico que debe interesarnos es alimentar la Raz.UNIFICADORASlo en la Raz, y en tanto que la Raz, somos todos Uno y el Mismo por siempre. Esta meditacin nos une infaliblemente a todas las criaturas en el nico lugar donde todo converge, donde por fin nos liberamos completamente de nuestras caractersticas aparentes y de los sentimientos y los pensamientos ocultos que nos distinguen y separan de los dems. El Vaco precisamente porque est verdaderamente vaco es idntico en todos los seres, en todas partes y en todo momento. Si pudiese ser experimentado como especialmente amoroso en m, brillante en ti y vaco en l, slo servira para separarnos todava ms. Pero en realidad t, l y yo somos lo mismo y, sin el menor asomo de duda ni temor, podemos encontrar inmediatamente el nico lugar donde nada se interpone entre nosotros.DEMOCRTICAUna grata consecuencia de esta meditacin es que entre aquellos que la practican fielmente no pueden existir jerarquas, gures ni chelas, ni competencia o intimidacin espiritual alguna. De hecho, qu otra base ms firme para la igualdad humana (por no decir la democracia) podemos encontrar aparte de nuestra identidad comn?SIN EGONo se logra nada, slo se descubre. Y lo que descubrimos nos llena de humildad: cuando vemos realmente la vacuidad que somos (en vez de imaginarla tan slo o de limitarnos a creer en ella), no podemos seguir dudando. Slo eso nos llena de conviccin. Aqu est el nico Lugar, el Lugar donde dejamos de ser una apariencia y somos reales y estamos claramente libres de egosmo o de cualquier otra cosa; en una palabra, libres.SEGURAEsta meditacin es segura, no slo porque no la podemos echar a perder, no slo porque evita la dependencia de los otros por una parte y el orgullo personal por la otra, sino tambin porque no es artificiosa. No hay nada de arbitrario o de caprichoso en ella, nada que abuse de nuestra credulidad, nada que pueda salir mal, nada que nos distancie de la gente comn, nada en especial. Es segura porque se trata de descubrir cmo son las cosas y no de manipularlas. Qu podra ser menos peligroso que dejar de engaarnos con respecto a nosotros mismos y ms peligroso que continuar hacindolo?NATURALAunque es abiertamente natural desde el principio, esta meditacin va tornndose ms natural si cabe y, a la postre, completamente natural. Al principio necesitaremos probablemente pequeos recordatorios para aclarar la visin, tales como contar nuestros ojos (qu ojos?) y situarnos de cara a la "no-cara" con un amigo. Pero, al cabo de un tiempo (no necesariamente medido en aos), prescindiremos de esos artificios: la primera persona se convierte entonces en nuestra segunda naturaleza (o en nuestra primera naturaleza recobrada) y lo ltimo que hacemos, en ese caso, es preocuparnos porque no tenernos cara. Es mucho ms sencillo, es como descansar en nuestro propio Hogar, en el aire maravillosamente difano de nuestro Hogar, sin pensar en ello en absoluto. As como un hombre no se detiene en el vestbulo a estudiar la puerta por la que acaba de pasar, sino que prosigue para disfrutar de las comodidades del interior, tambin nosotros pasamos a disfrutar de la inmensidad que hay en nuestro interior, y las portezuelas que nos conducen a ella son reconocidas como artificios temporales y triviales, como meras artimaas. (Muchos de los recursos de las religiones tradicionales son tan complicados, misteriosos, bellos o impresionantes, que distraen nuestra atencin del propsito fundamental, de modo que los medios terminan reemplazando a los fines. No obstante, albergamos la esperanza de que la obvia trivialidad de esos artefactos los torne menos propensos a que, con el curso de los siglos, se conviertan en objetos sagrados a los que atribuyamos un valor por s mismos.)NO ES EXCLUSIVAEsta meditacin no excluye ni necesariamente interfiere con ningn otro tipo de meditacin que nos parezca provechosa, tal como la prctica de sentarse en zazen. Lo que s descarta es la meditacin que presume que el meditador no est ya en su Hogar.AUTNOMAYa que esta meditacin es completamente ordinaria, secular, simple, obvia y comn y como sencillamente no hay nada que aprender, no necesitamos gua experta, ni manuales de meditacin o maestros, ni elegir angustiosamente entre sistemas generalmente conflictivos. Tampoco tenemos que cazar al Maestro infalible, ya que vemos que l se encuentra justo donde ya estamos nosotros. Por otra parte, la compaa de amigos que practican esta meditacin resulta a la vez provechosa y agradable.CONTAGIOSAAl principio la ayuda de un amigo es prcticamente indispensable. Es raro que la visin inicial ocurra espontneamente: casi todos se inician en esta meditacin con la ayuda de alguien que ya la practica, ya que el estado es sumamente contagioso, una transmisin directa de persona a persona. Los libros demuestran ser casi, cuando no completamente, incapaces de llevar a cabo esta transmisin. Su verdadera misin consiste en despertar el deseo de descubrir a Quin est leyendo el libro y confirmar ese descubrimiento una vez que se ha producido. Pero nos toca a cada uno de nosotros decidir [a ese respecto].CURA LA TIMIDEZEl principio que rige esta meditacin es que, si no perdemos de vista al Yo bajo ninguna circunstancia, todos nuestros problemas se resolvern, incluyendo, por extrao que resulte decirlo, el problema de la exagerada conciencia del yo. Porque, encontrar el Yo equivale a perder el yo. Si bien esta meditacin cura la timidez, no nos hace perdernos en el mundo de los objetos, sino que nos lleva a descubrir que nosotros somos sus recipientes.PARADJICAComo personas inconsistentes y difciles de complacer que somos, exigimos un tipo de meditacin que nos separe del resto de las criaturas y que, a la vez, nos una a ellas, que nos reduzca absolutamente y que, al mismo tiempo, nos exalte completamente, que nos torne plenamente presentes y conscientes de nosotros mismos y, a la vez, totalmente ausentes y olvidados de nosotros, que nos proporcione descanso y, simultneamente, nos inspire a la accin, que no tenga objeto y, sin embargo, tenga un propsito, que nos deje sin nada que hacer porque ya hemos llegado a la meta y, al tiempo, que lo deje todo por hacer porque an estamos al comienzo. Lo que buscamos, en resumen, es una meditacin que reconcilie todas nuestras contradicciones internas.Mucho pedir! No obstante, maravilla de las maravillas, sta es justamente la meditacin que ofrece nuestra hiptesis ["Ms cerca est l que la respiracin y ms prximo que las manos y los pies"] cuando la aplicamos diariamente.FASCINANTEPodemos proseguir incansablemente con esta meditacin porque es sumamente interesante y es sumamente interesante porque se trata del descubrimiento, siempre renovado, de lo que, despus de todo, ms importante resulta para nosotros. Si el Sujeto no es asunto nuestro, de quin entonces? No es sorprendente que cualquier otro sujeto de meditacin resulte a la postre incapaz de atraer nuestra atencin. En cambio, cmo puede nuestra verdadera Historia, nuestro autntico Corazn, verse eclipsado o defraudarnos cuando es siempre el mismo y, a la vez, de manera fascinante, siempre nuevo? Cmo podremos jams agotar su indescriptible y arrobador misterio?DE DOBLE DIRECCINPor encima de todo esta meditacin, a la manera de Jano, mira en dos direcciones al unsono. Al mirar simultneamente hacia adentro (al Veedor) y hacia afuera (a lo visto), acoge y confiere sentido a lo visto, ya que no interpone ni prioriza nada en su camino. Si buscamos a la primera persona, la tercera nos ser dada por aadidura. Si buscamos a la tercera persona, la perderemos incluso a ella.Qu puede hacer por nosotros esta meditacin ordinaria de doble direccin? En realidad, supone alguna diferencia? Dicho con otras palabras, qu ventajas conlleva comenzar a implementar nuestra hiptesis en lugar de considerarla como algo meramente hipottico? No cabe duda de que la historia personal de cada practicante es nica y de que debemos esperar muchas sorpresas. Por eso, el siguiente relato escrito en el ao 1970 y basado en la experiencia de casi una dcada de un grupo de practicantes limitado (pero en rpido crecimiento) es, necesariamente, provisional y parcial y ha de ser verificado y completado por todos los que sienten que merece la pena seguir y practicar este mensaje.En la medida en que seguimos viendo de manera clara y estable nuestra propia Naturaleza, eso que hay simplemente aqu y ahora, ocurre lo siguiente:NUESTROS SENTIDOS DESPIERTANColores, texturas, sonidos, sabores, olores y el resto de las sensaciones asumen un nuevo brillo, agudeza y novedad, que contrasta poderosamente con la simplicidad del Fondo. Por ejemplo, es normal (incluso al principio de la visin) que los colores como las luces del trfico, los crteles de nen de las ciudades por la noche y sus reflejos sobre el pavimento mojado o los laterales de los taxis nos resulten increblemente resplandecientes y bellos.EL CORAZN SE ABRE AL MUNDOCuanto ms cuido de la Frescura aqu, mejor cuido tambin de la Calidez ah. No es que sienta ms amor (mi amor se dirige hacia ti porque no puede ser retenido aqu), sino que te veo ms digno de ser amado. Mis sensaciones, que ahora se adhieren a los objetos en lugar de al Sujeto (quien no encuentra nada aqu donde poder adherirlas), se convierten en sensaciones reales y espontneas y dejan de ser montajes o maquinaciones sentimentales. [Ese] descubrimiento... se extiende a todas las facetas de la vida. Al dejar de cultivar mis propios estados y de solazarme en ellos un hbito absurdo, ansioso y autoderrotista soy libre, a la postre, para disfrutar de las personas y del mundo tal y como aparecen, desde su Fuente Vaca. Dicho de otro modo, mi mente, con todos sus pensamientos y sentimientos, pasa a ser centrfuga. Cuando la mente deja de ser una pequea posesin local, privada, personal y desgajada del universo que esta ah y proyectada fuera de su caja cerebral (como si eso fuese posible!), se funde con el universo y es elevada a la altura de los cielos. As visto, el mundo es el mismo viejo mundo y, sin embargo, completamente diferente, puesto que est lleno de una mente y de un significado que ya no abstraigo de l. Es una totalidad completa porque no intento apropiarme de ninguna de sus partes. Es sano. Tiene sentido. Es digno de amor.LA MENTE DESPIERTAExperimentamos las ideas, la inspiracin, la gua constante y el flujo sin obstruccin, procedentes de la Fuente, como si careciesen de mente en s mismas. Paradjicamente, para ser verdaderamente creativos, para poder ser perspicaces sobre las cosas de ah, necesitamos ser conscientes aqu, vacos de cabeza, sin crneo, sin ideas, en blanco.LOS PROBLEMAS COTIDIANOS VAN RESOLVINDOSEstos abarcan desde encontrar un sitio para aparcar hasta decidir dnde vamos a vivir, desde cmo deshacernos de los ratones hasta el modo de relacionarnos con nuestra suegra. La solucin radica en ver Quin tiene esos problemas. En tal caso, son obviados ms que abolidos, asentados ms que resueltos. Pero en ese asentamiento reside, de hecho, su solucin ya que nos desprendemos de todos ellos. Prestando atencin a nuestro propio Negocio interno, apreciamos con mayor inters los eventos externos. El resultado puede ser sorprendente, misterioso e incluso chocante y absurdo pero, a la larga, evidencia una sabidura y una extraa presciencia que sobrepasa a la comprensin humana. Cuando a la postre confusos y agotados tenemos el buen criterio de renunciar a nuestro ordenador humano (que slo es capaz de computar una mnima fraccin de datos relevantes) en favor del Ordenador Universal, del Vaco en s (que puede procesar la totalidad de los datos), las respuestas que obtenemos son las correctas. Ningn ser humano, salvo Aquel que vive en todos los seres humanos, es capaz de saber qu es lo mejor. De ese modo, cuando renunciamos a nuestro yo imaginario descubrimos nuestro Yo real. La respuesta radical a todos los problemas reside en no perder de vista a este Yo bajo ninguna circunstancia.Con independencia de cul sea el problema que se manifieste ah, la solucin siempre est aqu, a una distancia de ciento ochenta grados del problema. Los enfoques unidireccionales nunca son vlidos. Por ejemplo, el problema de Perseo era Medusa porque su mera visin converta en piedra al espectador, de modo que se dio la vuelta y la mir de manera indirecta, reflejada en el escudo que le haba proporcionado la Diosa de la Sabidura, y as pudo salvarse. De igual manera, el mundo y sus caras dejan de petrificarnos de convertirnos en la tercera persona, en una cara entre otras caras y en un objeto entre objetos cuando nos volvemos a lo que es capaz de reflejar al mundo con toda claridad. Slo la primera persona la Vacuidad puede relacionarse con la segunda y la tercera persona y con el resto de las cosas.LE PRESTAMOS ATENCIN ESPONTNEAMENTESlo la No-mente puede relacionarse con la mente, tanto consciente como inconsciente. Otro mito antiguo expresa esta cuestin de manera muy hermosa. Un rey oriental envi a su hijo a Egipto a la bsqueda de la Perla del Conocimiento. Pero cuando lleg all y comi la comida y visti la ropa de los egipcios, se olvid completamente de Quin era y del motivo que le haba llevado a Egipto. Al enterarse de la situacin, su Padre le envi un ave mensajera para recordrselo y el Prncipe reemprendi la bsqueda de la Perla. Por ltimo, supo que sta se hallaba en el fondo de un lago, custodiada por una terrible serpiente. De modo que, despus de engaar al monstruo, se zambull en el lago, cogi la Perla y volvi con ella a la casa de su Padre, invistindose en el camino de la tnica azul del firmamento estrellado.Advirtase que el Prncipe no ignora ni se enfrenta a la serpiente (su propia naturaleza inconsciente, demonaca y animal) sino que utiliza una estratagema. Si luchamos con la serpiente (como ocurre con la disciplina moral directa), siempre estamos a punto de vencerla pero nunca lo conseguimos realmente. Si nos hacemos amigos de la serpiente y parlamentamos con ella (como en las muchas variedades de exploracin y anlisis psicolgico), podemos aficionarnos al dilogo y mantenerlo indefinidamente, sentndonos mientras tanto cmodamente encima de la Perla. Pero si, al igual que nuestro hroe, cuando divisamos la Perla, engaamos a la serpiente hasta alcanzar finalmente nuestro objetivo, entonces, estamos dotados con el perfecto poder seductor capaz de domar dragones. La espada de la disciplina tan slo le estimula y produce araazos y, por su parte, las propuestas amistosas slo sirven para seguir hablando sobre la vida. Sin embargo, el dragn respeta el Talismn del Conocimiento. Por eso, no permite que nadie lo ignore (muy al contrario), ni puede ser convertido de la noche a la maana en un gatito (de hecho, puede ser muy violento si se percata de que ha perdido su Joya), pero sabe quin es su Dueo y el modo de servirle.Tomemos cualquier problema psicolgico, grande o pequeo, como por ejemplo la irritabilidad, la mezquindad, el miedo a las araas, a las alturas o la ansiedad que me produce el no amar lo suficiente. La curacin de ese problema no consiste en salir fuera de m mismo, ni en esconderme de l dentro de m mismo, sino en afrontarlo desde Uno mismo, observarlo desde Aqu, verlo conscientemente desde este Hogar libre de problemas cuyas ventanas permanecen despejadas y abiertas de par en par sobre la escena problemtica. Como siempre, la solucin reside en mirar en ambas direcciones al unsono, en ver simultneamente lo que estamos mirando y a Aquel que est mirando, la cara y la no-cara, la cosa y la no-cosa, el problema y el no-problema. Esta terapia funciona porque se adecua a los hechos, porque en realidad nunca podemos abandonar nuestro Hogar, ni desviar la visin de nuestro Hogar, ni alejarnos de l.DEJAMOS DE JUGAREl impulso bsico que anima los juegos tragicmicos en que nos implicamos es la pretensin de que hemos abandonado nuestro Hogar, situndonos imaginariamente fuera de l y volvindonos hacia nosotros mismos para ponernos una cara encima o para ponernos la mscara de algn acto en particular en beneficio de la audiencia. La cura fundamental consiste en vernos a nosotros mismos en nuestro propio Hogar y vivir aqu sin rostro, vivir desde dentro hacia el exterior, es decir, vivir para expresar y no para impresionar. Lo que la gente haga con nosotros entonces es su problema; el nuestro es el Vaco y la gente que Lo llena. Para percibirlos como personas libres de juegos, sinceras, naturales y reales, slo tenemos que atender a la Nada aqu dejando que el edificio el desarrollo desde la Fuente Vaca aqu hasta sus efectos locales en las otras personas se desarrolle por s solo. Interesarnos por nuestra propia imagen equivale a expoliarla. Proyectar deliberadamente un yo equivale a proyectar un yo falso. Mientras vemos lo que realmente somos, estamos libres de juegos pero, cuando Lo obviamos, como mnimo estamos jugando el Juego de la Cara y, muy probablemente, tambin algunos de sus derivados.ENCONTRAMOS LA PAZ MENTALEn el Centro reside siempre la perfeccin y, fuera del Centro, siempre hay imperfeccin. En tanto que ser humano, el hombre es incompleto y la Visin de lo que realmente es no puede convertir a un ser humano en un ngel ni transformar la sociedad humana en una utopa y, mucho menos, en el Cielo. Si persistimos en ella, los efectos de la visin ciertamente se toman evidentes en nuestra personalidad y en nuestro entorno, pero varan considerablemente y, con frecuencia, nos parecen muy escasos. Slo hay una cosa en la que podemos confiar en todas circunstancias y es el Centro de la Paz. El veedor puede encontrarse frecuentemente en un mundo problemtico, desconcertante, triste y trgico pero nunca pierde (al menos mientras est viendo) la paz mental. La ansiedad bsica se esfuma. Esa Visin es, de hecho, la Paz misma. l permanece en reposo.Este artculo fue publicado en espaol en el libro de Richard LangVer lo que realmente somos(Ediciones La Llave).