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    Fbricas ocupadas y gestin obrera en Argentina

    Ocupar, resistir, producir

    Eduardo Lucita*

    Aqu no se trata de una toma de posicin dogmtica, que revela prejuicios

    pasionales e irracionales. Se trata por el contrario de una conclusin lgica

    que se desprende del anlisis de las tendencias profundas del capitalismo

    contemporneo, examinadas desde el punto de vista de la lucha de clases.

    Ernest Mandel Consejos obreros, control obrero y autogestin

    Antologa.

    Como resultado directo de la extraordinaria e indita combinacin de una crisis social ypoltica, tan profunda como prolongada, con un extendido proceso de autoorganizacin

    social, Argentina es hoy un formidable laboratorio de experiencias sociales.

    Estas experiencias adquieren forma concreta en la creacin y recreacin de formas de lucha

    y organizacin que estn en correspondencia con los cambios operados en el capitalismomundial, particularmente con las rpidas y profundas transformaciones del capitalismo

    local en la dcada de los 90 y su impacto sobre nuestra formacin social.

    Es claro que esta correlacin entre cambio estructural y respuesta social se puede verificar

    en distintos momentos histricos del pas, sin embargo el actual se da en un marco polticoen que el arrollador avance de la ofensiva del capital en su fase neoliberal- ha llevado allmite de la ilegitimidad al sistema de representacin poltico-social y ha diluido el papel

    integrador que en el juegan las instituciones de la democracia representativa.

    En este contexto el movimiento social no encuentra canales institucionales y tiende aradicalizarse. Radicalizacin que se da en sus formas y en sus contenidos, que tomaexpresin concreta en la organizacin autnoma y autogestiva de los trabajadores

    desocupados; en la indita expansin de los clubes del trueque; en la persistencia de lasasambleas barriales.(1)

    La solidaridad, la cooperacin, la igualdad, la resistencia, el cuestionamiento al orden decosas existente, la democracia asamblearia y la accin directas, son atributos que parecen

    generalizarse a medida que la crisis se profundiza y que estn prefigurando valoresconstituyentes de una nueva sociedad.

    A esta tendencia general se agrega ahora el movimiento de ocupacin fabril y de gestinobrera, al que intentamos describir y conceptualizar en este breve artculo.

    Crisis del capital y respuesta obrera

    Desde hace ms de dos aos un formidable y creciente movimiento de ocupacin deempresas y la puesta en produccin bajo gestin de sus trabajadores se est desenvolviendoen el pas.

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    La base material que sustenta este movimiento no es otra que el intenso proceso de

    destruccin de fuerzas productivas que provoca la crisis.

    Ms de cuatro aos de recesin han concluido con la economa ingresando en un ciclo dedepresin y estancamiento, con fuertes cadas de la demanda agregada, del producto brutointerno y de la inversin bruta fija.

    En un gigantesco vaciamiento cientos de empresas cierran sus puertas(2) lo que encuentra

    su contrapartida en la perdida de cientos de miles de puestos de trabajo, en la fenomenalcada de la tasa de empleo y en la instalacin del miedo y la inseguridad laboral entrequienes an conservan su trabajo, e impulsando a la desesperacin a quienes lo pierden.

    Estos, frente al abandono de los capitalistas se atrincheran en su territorio laboral: ocupan

    las plantas primero, resisten los desalojos despus por medio de batallas legales y fsicas-y por ltimo gestionan su produccin.

    Se trata entonces de un proceso objetivo, no hay aqu ninguna predeterminacin ideolgica.Por el contrario es la propia mecnica de la crisis del capital la que ha desplazado el centro

    de la lucha, sacndola de la orbita de la distribucin de la riqueza y recolocndola en elplano de las propias relaciones de produccin. Con su consecuencia inevitable: elcuestionamiento del sacrosanto principio de la propiedad privada.

    Es un proceso objetivo pero que entronca con la tendencia histrica que muestra cmo, en

    distintas etapas y perodos, con distinta fuerza e intensidad, el trabajo ha intentadodesplazar al capital, reemplazarlo por la organizacin obrera, buscando tomar en sus manosel control de las empresas.

    Jaque al patrn, todo el poder al pen**

    Ernest Mandel en su clsica antologa Consejos obreros, control obrero y autogestin(3)seala que ya en 1819 ..obreros ingleses del tabaco luego de 11 meses de huelgacomenzaron a producir por su propia cuenta, o en 1833 ..los obreros franceses del vestido

    acordaron trabajar solamente en asociacin, eliminando a los patrones.

    En ms de un siglo y medio de luchas los trabajadores del mundo han dado muestras de queesta tendencia permanece y resiste el paso del tiempo. Son tan numerosos los casos que noes posible citarlos aqu, pero hay uno de ellos que es por dems emblemtico, el de la

    fbrica de relojes Lip, en 1973 en Francia, que conmocion a toda Europa. Les patronslicencient...licencions les patrons!; On travaille, on vend, on sepaie una y otra consigna

    resumen perfectamente el carcter de las acciones desarrolladas por aquellos trabajadores ydemuestran el contenido universal que ellos le dieron a su lucha (4).

    En nuestro pas en el inicio de la segunda mitad del siglo que acaba de finalizar estastendencias reaparecen una y otra vez. En los primeros aos 50 con la crisis del sector

    externo y su impacto sobre el mercado local, son numerosas las ocupaciones, especialmenteen la rama textil.(5) En el perodo 1958-1962, con la crisis del modelo de acumulacin decapitales por la va externa, una nueva oleada de ocupaciones se desenvuelve.(6)

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    En la mayora de estos casos la ocupacin fabril result inmediatamente seguida por la

    puesta en funcionamiento y la comercializacin de su produccin. El nivel que alcanzaronestas acciones muestra la profundidad y la orientacin de las reflexiones polticas de esa

    poca que se sintetizaron en los histricos programas de La Falda (1957) y HuertaGrande (1962).(7)

    Ms recientemente, en los inicios de los aos 70 los casos de la petroqumica PASA, enRosario, y la papelera Mancusso y Rossi ,en La Matanza, as como la ocupacin y puesta

    en produccin de la automotriz FORD, en Pacheco en 1985, son los antecedentesinmediatos del proceso actualmente en curso.

    Descontrol patronal y gestin obreraTal es la magnitud de la crisis en el pas que al escribirse este artculo unas 120 empresas,

    la mayora de ellas abandonadas por los capitalistas, que ocupan a unos 10.000 trabajadoresy que cubren una variada gama de ramas industriales, han sido recuperadas por sustrabajadores y vueltas a la produccin o estn en ese proceso- la mayora bajo el rgimen

    cooperativo, las menos bajo gestin obrera directa, exigiendo la estatizacin con controlobrero.

    Esta realidad ha reinstalado con fuerza propia al interior de los sectores ms avanzados delmovimiento obrero y popular, fundamentalmente entre los protagonistas directos, el debate

    histrico entre control obrero y cooperativismo.

    Este debate encuentra en el pas una base material concreta en el mas de un centenar defbricas ocupadas, sin embargo encierra una cuestin ms profunda.

    Como es sabido bajo el rgimen de produccin capitalista los trabajadores, comoproductores colectivos, se encuentran formalmente privados del conocimiento integral y de

    toda autoridad sobre el proceso productivo, sobre lo producido por su trabajo y sobre elresultado de la venta de ese producido. El monopolio de ese conocimiento y de esaautoridad est formalmente fuera de su alcance, en manos del capital.

    De hecho, y ms all de que estos hechos resulten hechos conscientes, la accin autnoma

    de ocupar, resistir, producir, comercializar por los propios trabajadores cuestiona elmonopolio de la autoridad y el monopolio del saber (8). De hecho, y aun en forma larvadao embrionaria, un poder distinto comienza a oponerse al poder constitudo

    Bajo la ley del capital el trabajo se convierte en abstracto, el producto de ese trabajo

    aparece como una cosa exterior al trabajador, como algo que tiene existencia fuera de el.No es otra cosa que la enajenacin del trabajo obrero, que la alineacin del trabajo por elcapital. Base ideolgica en la que se apoya, como se puede comprobar todos los das, la

    naturalizacin de las relaciones sociales bajo el modo de produccin capitalista. Esta dacomo un hecho cierto y definitivo que esas relaciones resulten relaciones de explotacin y

    dominacin, que en el mejor de los casos pueden mejorarse o modificarse para hacerlassimplemente mas humanas, pero no eliminarlas.

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    Que los trabajadores se hagan cargo de las empresas que los patrones abandonan, hecha luz

    sobre una de las grandes mistificaciones sobre las que funciona el sistema: ..que no esproducto de la naturaleza ni de un hecho divino inevitable que sea el patrn quien mande,

    tampoco ..que la mquina sea de otro y no del que la hace funcionar y producir todos losdas. De ah el carcter universal de las consignas que universaliz la lucha de Lip:Nosotros producimos, nosotros vendemos, nosotros nos pagamos; Los patrones

    despiden... despidamos a los patrones, porque llevan implcita una solucin de clase a lacrisis nacional.

    En el debate entre cooperativismo o control obrero subyace esta cuestin, que no es otraque la oposicin entre la ruptura con la lgica del capital o la reintegracin a la misma.(9)

    Bajo la forma cooperativa, que presupone adhesin voluntaria y gestin autnoma, se logra

    la recuperacin de las fuentes de trabajo, una distribucin ms igualitaria de lo ingresos alinterior de cada unidad de produccin, incluso es posible un mayor rendimiento productode una racionalidad administrativa diferente.

    Es claro que estas son condiciones infinitamente mejores que las existentes, -sean bajo el

    dominio patronal y ms aun cuando este abandona-, sin embargo no pueden escapar a lalgica del sistema: la competencia en el mercado. Lo que implica que los niveles salariales,las condiciones de trabajo y las productividades estn siempre en juego. Porque tanto las

    remuneraciones, las condiciones de venta de la fuerza de trabajo y los tiempo y ritmos de laproduccin inciden sobre los costos finales del producto, y este es fundamental para la

    competencia intercapitalista.

    En los casos concretos que se dan en el pas hay que agregar que muchos estn supeditados

    a que las legislaturas provinciales o municipales declaren a las empresas sujetas aexpropiacin. Esta puede ser total del establecimiento o limitarse a las maquinarias,

    equipos, marcas y patentes por un tiempo limitado, dos o cuatro aos, y dados encomodato. Al cabo del perodo los bienes expropiados salen a remate y los trabajadores seven en la disyuntiva de capitalizar sus acreencias por indemnizaciones y/o salir a en busca

    de capitales.

    Esto es, son reformas que el sistema puede reintegrar.

    Por el contrario el control obrero, que tambin supone adhesin voluntaria y autonoma,

    mantiene la empresa bajo la titularidad del capital, sea privado o estatal, pero lostrabajadores asumen el control de todo el proceso, as como de los registros contables.

    Se trata de una reforma no reformista, propia de un perodo de alza de la lucha de clases,que no resulta integrable por el capital y cuyo futuro depende de una generalizacin y un

    cambio profundo en la relacin de fuerzas sociales

    En Argentina despus del 19 y 20 de diciembre pasado hay un cambio en la situacingeneral, una suerte de giro a izquierda de sectores de la sociedad, pero es tan profundo elcambio que permite una generalizacin de estas caractersticas?

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    La coyuntura Argentina actual presenta particularidades propias, ya que frente a la huda de

    los capitalistas y la negativa del Estado a asumir responsabilidades hay empresas que estnfuncionando bajo una forma de control obrero sui gneris ya que no hay patrn, sea

    capitalista o estatal, a quien controlar. Por otra parte en aquellas empresas donde lostrabajadores se han decidido por la forma cooperativa y estn pendientes del trmite quedeclara la expropiacin por parte de las legislaturas, este suele ser tan lento que pasan

    muchos meses produciendo y comercializando de hecho, sin definiciones que legalicen lasituacin.

    En este contexto lo que predomina es la gestin obrera directa, donde los trabajadores sehacen cargo de la administracin integral de la empresa, en un proceso que tiene claros

    razgos autogestivos.

    Esta solucin de clase es resultado directo del carcter de la crisis que atraviesa el pas. Nose trata de una crisis revolucionaria pero es una situacin donde el alto grado deconcentracin del capital no parece dejar espacios, al menos por el momento, para salidas

    de tipo reformista generalizadas. Se trata en rigor de una crisis orgnica latente que no lograconsumarse, y cuya extensin en el tiempo no es posible predecir.

    En estas condiciones cual es el curso a seguir por la intervencin poltica? es necesarioafirmarse en la idea del control obrero con independencia de sus posiblidades futuras

    reales? o solo son viables las formas cooperativas, que s tienen futuro pero no cuestionanla lgica ultima del capital? (10)

    Una respuesta mas ajustada pareciera surgir de la propia crisis, de los esfuerzos yaspiraciones de los trabajadores. Y esta respuesta condicionada por la prioridad de lls

    trabajadores:conservar sus fuentes laborales- es la tendencia a la gestin obrera, conindependencia de la forma que esta asuma, ella implica el desplazamiento de los patrones

    para ocupar su lugar.

    Esta es una conclusin objetiva, que encierra una disputa, no explicitada como tal, por cual

    es la clase que puede acaudillar la salida del pas del marasmo en que est metido. Y esnecesario apoyarse en esta conclusin, porque aun cuando estas experiencias resultaran

    limitadas, o condicionadas por la situacin general, constituyen acciones prcticasconcretas en el manejo y control de las empresas, un ejercicio indispensable para lamaduracin de la conciencia colectiva.

    Sin embargo es necesario hacer una advertencia, cualquiera sea la forma que adquieran, si

    los trabajadores que gestionan estas empresas vuelcan sus esfuerzos y creatividadexclusivamente hacia el interior de sus establecimientos, si abandonan todo intento decoordinacin y de solidaridad con otras fbricas y experiencias estn indefectiblemente

    condenadas a recaer en la competencia capitalista y en la autoexplotacin.

    Si el movimiento de ocupacin fabril y gestin obrera es capaz de superar los estrechoslmites de cada una de las fbricas en cuestin, si se afirma en el carcter social de suproduccin -diferenciada por tanto de la lgica de la ganancia- y avanza en las coordinacin

    y planificacin de sus producciones -diferencindose por lo tanto de la anarqua capitalista-,

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    estar exponiendo ante la sociedad, que da muestras de una adhesin y simpata hacia el

    movimiento pocas veces conocida, que otra forma de producir y de planificar son posibles,y que otras relaciones de produccin son necesarias para resolver la crisis del pas. (11)

    Aun en forma contradictoria la situacin actual presenta condiciones favorables. Elmovimiento de ocupacin fabril y gestin obrera tiene puntos de contacto con los otros

    movimientos. Comparte con ellos el carcter asambleario, esto es la discusin sobre quindecide y como se decide; con el movimiento piquetero el carcter autogestivo de los

    emprendimientos que realizan, esto es tomar en sus manos la resolucin de los problemas,aspecto que tambin han comenzado a tomar las asambleas; en conjunto coinciden en elcarcter democrtico y de pluralidad poltica que debe prevalecer, rasgo imprescindible

    para mantener la unidad del movimiento.

    Ms all del tiempo que puedan perdurar estas formidables experiencias y la profundidadque alcancen, ellas muestran objetivamente que hay destacamentos de trabajadores que,impulsados por la crisis, han tomado la palabra, que han dejado de ser solamente obreros,

    empleados, tcnicos, profesionales, intelectuales .. para avanzar a convertirse en sujetoscolectivos, en sujetos sociales conscientes.

    De la capacidad que muestren los trabajadores para sacar sus propias conclusiones delproceso en curso, y tambin del carcter que asuma nuestra intervencin poltica para

    aportar al mismo, depender que estos sujetos sociales conscientes se comprometan con elcambio de las relaciones de fuerza y con otro modelo de sociedad.

    Buenos Aires, octubre 2002.

    *Revista Cuadernos del SurIntegrante de EDI-Economistas de Izquierda

    ** tomado de un cartel en la fbrica ocupada Grissinopoli.

    Notas1. El explosivo crecimiento de las tasas de desocupacin y la extensin de la pobreza hasta

    lmites desconocidos dio como resultado un Movimiento de Trabajadores Desocupados

    (MTD) que por el grado de organizacin y extensin geogrfica alcanzado y por su

    persistencia en el tiempo no encuentra antecedentes en nuestro pas y probablemente en elmundo. La combinacin de hartazgo, frente a una situacin econmica agobiante, y

    desconfianza, frente a los partidos y las instituciones, hizo explotar el 19 y 20 de diciembre

    del 2001 las tensiones acumuladas en una dcada, dando lugar al Movimiento de las

    Asambleas Populares(MAP) , organismos embrionarios de debate y deliberacin que, con

    altibajos, en medio de mltiples contradicciones y tensiones, se prolonga hasta el presente.

    2. Segn estimaciones son alrededor de 1200 las empresas que se encuentran en esta situacin,-que se han endeudado real o ficticiamente; que han transferido activos a terceros; que

    mantienen fuertes deudas impositivas y de servicios pblicos-, que concluyen recurriendo al

    concurso preventivo o directamente a la declaracin de quiebra.

    3. Ernest Mandel, Consejos obreros, control obrero y autogestin, Antologa. Edic. Carlos

    Maritegui, Santiago de Chile.

    4. Gilbert Marquis,Il y a vingt ans... Lip! Rev. Utopie Critique n1, Pars, 1973 5. La ocupacin de las textiles Produtex, Royaltex y Medias Paris forma parte de esta

    experiencia histrica. En el primer caso los trabajadores recorran los barrios con los

    camiones de la empresa vendiendo lo producido. En Medias Paris una asamblea de

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    trabajadores decidi, frente a la cada de la demanda en el mercado local, enviar una

    delegacin al Uruguay para comerciar la venta de su produccin.

    6. Son destacadas en esos aos la ocupacin del Ingenio Santa Luca, en Tucumn, que en una

    semana de produccin alcanz el record histrico. La ocupacin y puesta en funcionamiento

    de la automotriz Kaiser, el 15 de enero del 63, los trabajadores retuvieron a todo el personal

    jerrquico desde capataces para arriba, y luego pusieron en marcha la produccin sin ellos.

    La textil Piccaluga, en Avellaneda, que funcion durante tres meses bajo control obrero.

    7. Estos programas fueron resultado de la combinacin de una reces in econmica aguda con

    las disputas al interior de la CGT entre las distintas fracciones del movimiento sindical. Esto

    llev a un giro a izquierda de la central obrera que facilit la influencia de sectores de

    izquierda, particularmente de las corrientes trostkystas, que fueron quienes entre otrasconsignas programticas impulsaron el Control Obrero de la produccin.

    8. En rigor es ms que el cuestionamiento, se trata de la reapropiacin del saber obrero, que el

    capital expropia cclicamente con la racionalizacin y sistematizacin de los procesos

    productivos, la implantacin de nuevas tecnologas y el reemplazo del trabajo vivo por el

    trabajo muerto.

    9. Ver Paul Mattick, La gestin obrera, en la compilacin Integracin capitalista y ruptura

    obrera, Edic. Laia/paperback, Barcelona 1978.

    10. En la actual coyuntura dos tendencia s disputan la orientacin general del movimiento. Por

    un lado el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), donde se agrupan la

    mayora de las empresas ocupadas bajo formas cooperativas, claramente orientado por laIglesia, a travs de la Pastoral Social; miembros del Partido justicialista (PJ) y la Central de

    Trabajadores Argentinos (CTA). Por el otro un polo de empresas bajo Gestin ObreraDirecta (GOD)que tiene como eje a la textil Brukman, a la cermica Zann y a la minera

    reestatizada Ro Turbio, gestionadas bajo control obrero y que nuclean adems un nmero

    importante de empresas autogestionadas bajo formas cooperativas, que cuentan con el

    apoyo de los movimientos de trabajadores desocupados, algunas asambleas populares y los

    partidos de izquierda.

    11. En este sentido es necesario valorizar la iniciativa de un grupo de estudiantes de Ciencias

    Econmicas nucleados en la Agrup. En Clave Roja que han convocado, entre otros a los

    miembros del EDI, para constituir grupos de trabajo en el seno de una Comisin de

    Planificacin Econmica que aporte a la resolucin de los problemas de gestin de las

    empresas ocupadas y avance en la planificacin de la produccin y el consumo de productos

    sociales.