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    NUEVA SOCIOLOGIADEL CONOCIMIENTO

    Thomas LuckmannUniversidad de Konstanz

    1. INTRODUCCION

    En lo que sigue a continuacin no me propongo presentar ningn paradig-ma terico nuevo. De hecho, me gustara expresar aqu cierto grado de escepti-cismo sobre aquellos que pretenden ofrecernos paradigmas nuevos. Aquellosque defienden lo novedoso suelen padecer de una miopa histrica y de una

    necesidad imperiosa de llamar la atencin, con respecto a un producto msbien corriente, sobre alguna diferencia de dudosa importancia; y cuando pro-ponen algn cambio de paradigma, suelen hacerlo movidos por una interpreta-cin incorrecta de las teoras de Kuhn.

    No pretendo, sin embargo, negar con esto que, en determinadas reas de lateora social, se haya producido, en efecto, un cambio hacia una mayor consi-deracin terica de la comunicacin como factor social fundamental. Algunos(p. ej., Bourdieu) han incorporado con xito algunos elementos de teoras ya

    existentes en su propio entramado terico; otros han elevado la comunicacinal rango de categora metafsica (as lo han hecho, por ejemplo, aunque deforma diferente, Luhmann y Habermas). Mi propsito aqu no es explicar talescambios tericos, ni tampoco disentir de ellos. Prefiero defender mi propiapostura al respecto, la cual, a mi entender, es una prolongacin emprica de lade Berger, as como un intento (tras ms de un cuarto de siglo) de volver adefinir algunas cuestiones clave en el marco de la teora social general desde el

    74/96 pp. 163-172,

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    punto de vista de lo que me atrevera a calificar como nueva sociologa delconocimiento. Al margen del trabajo realizado en el mbito de la sociologa dela religin, mi atencin se ha ido centrando cada vez ms, primero, en una teo-

    ra social del lenguaje y, despus, en los ltimos diez aos o ms, en un anlisisdetallado de aquellas formas de comunicacin productoras, transmisoras yreproductoras de conocimiento y, en general, de significado.

    No es ste, evidentemente, el lugar ms apropiado para extenderme sobrelos pormenores de dicha investigacin, a la que se han unido, a lo largo de losaos, varios de mis colegas. En cambio, s me gustara exponer en el presentecontexto las consideraciones tericas y metodolgicas que me han llevado aadentrarme en este campo. En mi opinin, son estas consideraciones tericas osimilares las que, de un modo global que va ms all de los lmites de mi pro-

    pio trabajo, han motivado principalmente la aparicin de lo que es, de hecho,un nuevo marco en el campo de la teora social: la comunicacin como uno quizs el elemento constitutivo de la vida y del orden sociales.

    2. LA CONSTITUCION SOCIAL DE LOS DATOS SOCIOLOGICOS

    En las ciencias sociales, an sigue habiendo residuos de una vieja confusin

    sobre la propia naturaleza de la realidad, de cuyo estudio se ocupan dichasciencias. Las mentes que todava hoy se dejan impresionar, de manera un tantoanacrnica, por lo que en el siglo XIX todava se consideraban como los funda-mentos materiales aparentemente slidos de las ciencias fsicas, son especial-mente propensas a dicha confusin. Son incapaces de ver que las cienciassociales, a pesar de compartir con aqullas el gran objetivo cosmolgico deexplicar el mundo de forma exhaustiva, y la misma lgica emprica de interpre-tacin de datos y de corroboracin de teoras, se ocupan, no obstante, de cues-tiones distintas y parten, por ende, de una base objetiva diferente.

    Uno de los postulados fundamentales de las ciencias sociales es que lassociedades son grupos (estructuras o quizs sistemas) de hechos objetivossusceptibles de ser organizados de forma analtica a varios niveles: como, porejemplo, una ecologa, una tecnologa o una estructura de instituciones y declases sociales. Un supuesto correlativo al anterior es que dichas estructurasdeterminan la interaccin social en grados que pueden especificarse con res-pecto a determinadas funciones elementales de la vida social, tales como elparentesco, la economa, la poltica, la religin, etc. En este contexto, el epte-

    to objetivo aplicado a hechos significa, en primer lugar, que se puedendeterminar tales hechos independientemente de la arbitrariedad de la subje-tividad; dicho de otro modo, se puede llegar en principio a un acuerdo inter-subjetivo sobre los resultados de observaciones sistemticas, los hechos puedenconvertirse en datos cientficos. En las ciencias naturales, el epteto objetivotena un significado adicional. Dicho significado adicional se apoyaba en lapremisa ontolgica (tcita o explcitamente formulada) de que la realidad en la

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    que se basan los datos est ah (aun cuando estando ah no se observe niadopte necesariamente la forma de datos), independientemente de toda activi-dad humana. (Ni que decir tiene que, incluso en la filosofa de la ciencia fsica,

    dicha premisa ha dejado de contar con una aceptacin unnime.)Comoquiera que sea, este ltimo significado de objetividad no puede enmodo alguno aplicarse a los datos de las ciencias sociales. Los hechos socialesestn ah slo en forma de actividad humana y de sus productos. Sera volvera repetir lo obvio decir que de esta caracterstica fundamental de la realidadsocial no debe deducirse que los datos sociales no sean objetivos en el primersentido del trmino.

    La ecologa de las sociedades humanas, sus prcticas tecnolgicas y, engeneral, la estructura social en cuanto conjunto de interacciones sociales insti-

    tucionalmente determinadas son intersubjetivamente verificables. Son objeti-vas en la misma medida en que lo son los protones, las molculas o las espe-cies biolgicas. La esencia humana de las realidades sociales las hace tan subje-tivas como llenas de significado para los seres humanos. Ms an, decir que laesencia de las realidades sociales es humana equivale a decir que los datosobjetivos de las ciencias sociales tienen su origen en la subjetividad, o sea,en actividades humanas subjetivamente significativas; significa que son, dehecho, el producto de la sociedad. Pero decididamente no quiere decir que

    sean subjetivas en un sentido que las haga inaccesibles a esa clase de estudiosistemtico que dignificamos con el nombre de ciencia.Puede que no sea especialmente original afirmar que el reduccionismo en

    las ciencias sociales es apriorstico y totalmente antiemprico, pero merece lapena volver a recordarlo de vez en cuando. Una ciencia social dedicada al estu-dio emprico de la realidad social debe sistemticamente tener en cuenta laconstruccin intersubjetiva de la realidad que investiga. Por tanto, la metodo-loga de la ciencia social comporta necesariamente dos niveles. El primero esun nivel de reconstruccin; el segundo, explicativo. Ambos niveles son necesa-

    rios en el estudio cientfico de la realidad social.Max Weber fue uno de los primeros en afirmar que para las ciencias socia-

    les no puede haber fundamento fiable alguno, a no ser el que le proporciona elanlisis de la accin humana en tanto que conducta subjetivamente significati-va. Weber formul de manera explcita las consecuencias metodolgicas de unaciencia social tal que ni es materialista ni es idealista. Lo primero que se lesexige a las ciencias sociales es que describan de forma precisa e intersubjetiva-mente verificable la accin humana en tanto que conducta significativa para

    los propios actores. Max Weber comprendi perfectamente que el primer pasoque las ciencias sociales deban dar para satisfacer dicha exigencia era identifi-car y reconstruir las diversas formas en que dichas acciones son tpicamente sig-nificativas para los mltiples actores de la historia humana. No slo reconocieste problema metodolgico bsico de las ciencias sociales; tambin dio impor-tantes pasos en la bsqueda de una solucin. Otros siguieron sus pasos.

    La reconstruccin de la realidad social precede a la explicacin (prece-

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    te ah, para ser observados; deben ser reconocidos, observados cuidadosamen-te, interpretados con exactitud. La reconstruccin de las realidades socialmenteconstruidas implica todos estos pasos. La interpretacin trata de establecer lossignificados tpicos que estas realidades tienen para los seres humanos queviven en ellas y por ellas, para los seres humanos en tanto que constructoresoriginales y herederos de los constructores de dichas realidades. Ni que decirtiene que una interpretacin controlada y rigurosa no debe ser arbitraria niidiosincrsica; debe seguir determinadas reglas hermenuticas generales. Negarla necesidad de la interpretacin (es decir, negar este primer paso reconstructi-

    vo en la produccin de datos) es simplemente sustituir aqulla por el sentidocomn, es decir, por interpretaciones que se dan ingenuamente por hecho, enlugar de ser sometidas a una reflexin crtica. Esto es lo que hacen algunasmetodologas reduccionistas. Si bien prestan bastante atencin a los problemasexplicativos (deduccin, induccin), descuidan los problemas de reconstruc-cin. Ignorando el procedimiento principal de produccin de datos, constru-yen castillos metodolgicos sofisticados en la arena. La interpretacin sita elsignificado de determinados tipos de interaccin social en el contexto de la

    experiencia de los actores (limitada por la historia), en el contexto de su vidaen el mundo, produciendo as datos vlidos, es decir, subjetivamente ade-cuados.

    El anlisis de las realidades sociales empieza con la interpretacin, pero esevidente que no se acaba ah. Procede a explicar (la interpretacin de) las reali-dades sociales (construidas), conectndolas (causalmente, funcionalmente)a condiciones anteriores y a consecuencias. As como la interpretacin sigue elconjunto general de las reglas hermenuticas (que se aplica a la hermenuticahistrica especfica de determinadas culturas y sociedades), la explicacin sigue

    las reglas de la lgica general de la explicacin (siendo esta ltima, segn sedice, independiente de las coordenadas espacio-temporales, en cualquier caso,de un espacio y tiempo concretos).

    Apenas si es necesario subrayar que la mayora (aunque de ningn modotodos) de los procedimientos mediante los cuales se construyen las realidadessociales son procedimientos comunicativos. En cualquier caso, todos los proce-dimientos mediante los cuales se reconstruyen las realidades sociales son comu-nicativos. Ntese que las reconstrucciones, es decir, la formulacin explcita de

    los resultados de la observacin y de la interpretacin, se dan en la vida diariapara cualesquiera fines no tericos, en la vida familiar, en los procesos judicia-les, etc. Las reconstrucciones populares forman parte de la vida social, desdemucho antes de que existiera teora de la ciencia alguna. Las metodologascientficas son, por decirlo de algn modo, guas generales para reconstruccio-nes secundarias.

    Al hallarnos inmersos en las actividades prcticas de la vida cotidiana nos

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    vemos en la necesidad de adquirir, en tanto que seres humanos corrientes, cier-to grado de perspicacia a fin de poder comprender los significados tpicos delas acciones de nuestros semejantes. La ptima adaptacin de los individuos a

    la vida social, as como el orden relativo de la vida social, dependen de esacapacidad de comprensin. En otras palabras, la vida social depende de la acu-mulacin y de la distribucin de los conocimientos que la sociedad posee sobreel mundo en general, y sobre la realidad social en particular. Dicho conoci-miento es una fuente elemental, primero, para los miembros de cualquiersociedad y, segundo, para el cientfico social, cuya labor consiste en reconstruirel significado de las actividades prcticas de la vida social.

    Y qu decir sobre la reconstruccin sociolgica de tales conocimientosprcticos desde el punto de vista terico? Cmo se consigue esa precisin

    interpretativa en el anlisis de la accin social, y cmo puede alcanzarse unacuerdo intersubjetivo sobre interpretaciones? Cmo han de reconocerse, des-cribirse y reconstruirse en forma de datos los significados constitutivos deuna accin dada? Cmo se puede saber cules son las unidades de significa-do, cuando es evidente que no es posible identificarlas ni aislarlas fsicamente,ni tampoco medirlas en el tiempo o en el espacio?

    Esta ltima pregunta ya se la plante Georg Simmel en su breve pero bri-llante ensayo sobre el problema del tiempo histrico1. En l se preguntaba

    cmo un acontecimiento histrico (el ejemplo que daba era el de la batalla deZorndorf en 1758), con su propio significado en tanto que subaconteci-miento (de la Guerra de los Siete Aos), poda entenderse como acumulacinde subacontecimientos significativos (es decir, ataques locales interrelacionadosy contraataques), y cmo estos subacontecimientos podan entenderse a su vezcomo un encadenamiento de acciones concretas (de jefes locales y soldadosindividuales). A qu nivel de profundidad, en el interior de la conductahumana, podramos seguir encontrando significados? Y en el supuesto deque uno lograse encontrar las unidades de significado identificables mni-

    mas, debera uno continuar preguntndose hasta qu punto contribuyen stasal significado de los acontecimientos colectivos de orden superior?

    Tales preguntas nos remiten a los fundamentos ontolgicos de cualquierciencia social, y sus respuestas tienen un inters epistemolgico general paratodas aquellas disciplinas que se interesan en la realidad humana en tanto querealidad especficamente humana e histrica. Al igual que las preguntas filos-ficas elementales de la protofsica en tanto que fundamento de las cienciasfsicas, pueden considerarse como preguntas clave de lo que podramos llamar

    protosociologa. En este sentido, se puede afirmar que gran parte del trabajo

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    1 Georg SIMMEL, Das Problem der historichen Zeit, en la obra del mismo autor tituladaBrcke und Tr, Stuttgart, 1957 (publicado por primera vez en 1916). Jrg BERGMANN, refirin-dose expresamente al ensayo de Simmel, volvi a plantearse esta pregunta y estudi sus implica-ciones metodolgicas en su Flchtigkeit und methodische Fixierung socializer Wirklichkeit, enW. Bon y H. Hartman (eds.), Entzauberte Wissenschaft (Soziale Welt, nmero especial 3), Gt-tingen, 1985.

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    realizado por Alfred Schtz ha sentado las bases de una protosociologa feno-menolgica; al tratar de encontrar respuestas a algunas de las preguntas plan-teadas anteriormente, he seguido los pasos de Schltz2.

    En esta ocasin me gustara dejar a un lado la cuestin de los fundamen-tos protosociolgicos y abordar dichas preguntas desde otra perspectiva, asaber, la de las ciencias sociales empricas, especialmente la de la sociologa delconocimiento. Desde esta ptica, las preguntas relativas a una reconstruccinadecuada de la interaccin social en la vida cotidiana pueden considerarsecomo una reformulacin de los problemas metodolgicos de la sociologa his-trica weberiana.

    En resumen: las personas corrientes son las primeras en enfrentarse a laspreguntas relativas al significado de la accin humana, en formularlas y en res-

    ponderlas a su modo y con sus propias palabras, no tanto para satisfaccin delos socilogos como para la suya propia. Las reconstrucciones potenciales yreales del significado de las acciones cotidianas son constitutivas de dichasacciones, y no meras e irrelevantes aadiduraspost-hoc. Constituyen, por tanto,un punto de partida necesario para todas las reconstrucciones tericas desegundo orden del significado de la accin humana. El hecho de teorizar dealguna manera sobre la accin forma parte de los logros humanos corrientesde carcter precientfico, logros que tambin son una parte importante de la

    realidad social histrica.

    3. LA CONSTRUCCION COMUNICATIVADE LA REALIDAD SOCIAL

    Dadas la prioridad ontolgica de la vida corriente, por un lado, y ladependencia metodolgica de las construcciones de segundo orden con respec-to a las de primer orden, por otro, la pregunta sobre las unidades mnimas de

    significado parece exigir, a primera vista, una respuesta tautolgica: se puedeseguir indagando en una accin humana hasta que sus elementos dejen detener sentido para el propio actor, hasta llegar a determinadas experiencias delindividuo que acta. No existe, sin embargo, ninguna medida abstracta y uni-versal que nos permita establecer este ltimo umbral de significado. Tan pron-to puede componerse de elementos insignificantes, por ejemplo un simple pro-yecto inmediato de accin individual, como de referencias biogrficas y colec-tivas de gran alcance a actos de suma importancia. La unidad mnima de sig-

    nificado depende del centro de atencin del individuo, es decir, del inters(tpicamente pragmtico) que un individuo tiene en su propia accin (o en lade otro) y en sus elementos constitutivos.

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    2 Cf. Thomas LUCKMANN, Philosophy, Science and Everyday Life, en M. Natanson (ed.),Phenomenology and the Social Sciences, Evanston, Ill., 1973; reimpreso en Thomas LUCKMANN,Life-World and Social Realities, London, 1983.

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    Un anlisis detallado de la constitucin de unidades mnimas de significa-do en la experiencia y en la accin nos conducira, una vez ms, a la preguntaclave de la protosociologa fenomenolgica. El anlisis de cmo se constituyen

    subjetivamente las tipificaciones de la experiencia y de la accin apunta en lamisma direccin. Sin embargo, el preguntarnos sobre la construccin social delas tipificaciones vuelve a remitirnos a las preguntas que queremos hacer comosocilogos, a las cuestiones metodolgicas de una sociologa emprica del cono-cimiento.

    Las tipificaciones, los esquemas referidos a la experiencia y los modelos deaccin ofrecen soluciones a problemas que tienen una importancia subjetiva.Precisamente por eso se encuentran sedimentadas en las reservas subjetivas deconocimiento que poseen los individuos. Al habitar un mundo social, el actor

    comprende que muchos problemas son tambin relevantes para otros. Dehecho, en la accin social directa, recproca, cara a cara, los problemas puedenser aprehendidos simultneamente como relevantes tanto para los otros comopara uno mismo. Las soluciones correspondientes a los problemas (incluidoslos tipos, los esquemas de experiencia y los modelos de accin) tambin pue-den presentarse recprocamente en situaciones cara a cara. Es ms, tales situa-ciones permiten que las expresiones e indicaciones de experiencias subjetivassean recprocamente tipificadas y representadas como intersubjetivamente vin-

    culantes3

    . As, las indicaciones se convierten en signos4

    .Los signos se constituyen originariamente en la unidad y en la simultanei-dad de la produccin y de la recepcin; la representacin directa de vehcu-los, de portadores de significado perceptibles (es el caso, por ejemplo, de lossignos lingsticos, los sonidos), desrepresentan el significado, tanto con respec-to al ego como al alter ego. En virtud de esta transformacin interactiva del sig-nificado subjetivo en significado socialmente articulado, las experiencias tpi-camente subjetivas adquieren un carcter annimo. La tipificacin relevantedesde el punto de vista intersubjetivo puede aplicarse a cualquier persona, y

    todo el mundo puede hacerla. De este modo, el significado se distancia anms de la concrecin y de la singularidad de la experiencia subjetiva. A estenivel, podramos decir que nos encontramos ante un significado objetivizado.Una vez que el significado alcanza esta condicin cuasi objetiva, adquiere cier-ta estabilidad, intra y extraindividualmente.

    La estabilidad relativa del significado en forma de signos es una condicinnecesaria para la aparicin de estructuras de significado complejo, de sistemas

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    3 El mecanismo que hace esto posible forma parte de lo que C. H. COOLEY llama efectoespejo (vase Human Nature and the Social Order, Nueva York, 1964, pp. 168 ss.; publicadopor primera vez en 1902). El proceso, una conversacin de gestos, ha sido analizado por G. H.MEAD (vaseMind, Self and Society, Chicago, 1967; publicado por primera vez en 1934).

    4 Para un anlisis detallado, vase mi ensayo The Constitution of Language in the World ofEveryday Life, en Lester E. Embree (ed.), Life-World and Consciousness - Essays for Aron Gur-witsch, Evanston, Ill., 1972, pp. 469-488; y Elements of a Social Theory of Communication,en Life-World and Social Realities, op. cit., pp. 68-91.

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    de signos, de lenguas. Las lenguas son los sedimentos de innumerables accio-nes comunicativas pasadas, esto es, de acciones que no slo han traspasado elumbral que separa las experiencias subjetivamente significativas y las indicacio-

    nes intersubjetivas de experiencias tpicas; tambin han traspasado el siguienteumbral, el que existe entre los significados tpicos constituidos intersubjetiva-mente y los signos socialmente objetivizados. Los esquemas experienciales seoriginan en tipificaciones elementales de la realidad, despus se insertan endiversos modelos de accin y, finalmente, se hacen intersubjetivamente necesa-rios en la interaccin social. De ah que tales esquemas constituyan el estratobsico de las soluciones socialmente aceptadas a problemas intersubjetivamenterelevantes. Al articularse en signos, los significados subjetivos de la experienciase transforman en configuraciones objetivas de significado.

    Desde el punto de vista de la experiencia cotidiana, las lenguas funcionancomo recursos de significado histrica y socialmente preexistentes. Desde elpunto de vista emprico, codeterminan la constitucin de los significados sub-

    jetivos de la experiencia. Originariamente en un sentido fenomenolgico,los significados y sus tipificaciones nacen en la experiencia subjetiva. Emprica-mente, las condiciones concretas de vida, naturales y sociales, influyen y, encierto modo, de manera directa en este proceso, as como en el proceso porel cual los significados (algunos) se articulan e incorporan a las lenguas. Sin

    embargo, la significacin no surge en una tierra recientemente descubiertade significados. Las soluciones nuevas a los problemas que se generan en lasactividades prcticas de la vida social se construyen de forma intersubjetiva, apartir de la materia prima de la experiencia subjetiva. Pero, desde el punto devista emprico, la experiencia subjetiva es una experiencia histrica, lo que sig-nifica que incluso las soluciones nuevas a los problemas de la vida social tam-bin forman siempre parte de una tradicin preexistente de significado, esdecir, de una lengua dada.

    El lenguaje como sistema histrico de signos es un tejido de formas sono-

    ras que sirven como vehculos para desrepresentar significados tpicos. As, lospropios sujetos de las investigaciones sociolgicas hacen que las tipificacionesde significados subjetivos sean, en mayor o menor medida, intersubjetivamenteimprescindibles. Se articulan en lenguas histricas, y encuentran su formula-cin en la narrativa y en muchos otros tipos de reconstrucciones comunicativasantes de que la reconstruccin sociolgica, la sociologa o incluso la filosofahiciesen su aparicin en la historia humana.

    En el lenguaje, los elementos tpicos de la experiencia (objetos, aconteci-

    mientos), as como los esquemas experienciales y los modelos de accin proce-dentes de diferentes parcelas de la realidad, se articulan y se interconectan deforma homognea en estructuras paradigmticas y sintagmticas. Los significa-dos individuales, bsicamente inestables y variables, de experiencias individua-les muy variadas y mltiples, adquieren unos contornos ms marcados y ciertaestabilidad una vez que son reconocidos como ejemplos de los significadosobjetivos de las lenguas: un sistema cuasi ideal independiente de las expe-

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    riencias individuales. Las unidades de significado potencial con respecto auna experiencia y una accin individuales estn construidas de antemano enlas lenguas histricas.

    Las lenguas son sistemas de signos histricos construidos por los sereshumanos, a pesar de que en la vida de los individuos se les atribuya la condi-cin de a priori. Si bien tienen su origen en la interaccin social y cambian enel transcurso de dicha interaccin, las lenguas en tanto que sistemas de signifi-cacin determinan conjuntamente los contornos del significado en la experien-cia subjetiva y determinan en gran medida las reconstrucciones intersubjetivasdel significado de la experiencia y de la accin. Aunque no haya significadosinmutables ni universales, ni unidades de significado susceptibles de sermedidas, el significado de la experiencia y de la accin en la vida diaria de los

    individuos, de los grupos y de las sociedades histricos puede recuperarse deuna forma bastante aproximada. Para ello es necesario hacer interpretacionescomparativas sistemticas de las reconstrucciones de significado, producidas ydocumentadas en una variada gama de narrativas y en otras formas comunica-tivas producidas por estos mismos individuos (metafricamente hablando),grupos y sociedades.

    En resumen: la construccin social del significado est, sin duda, ligada alenguas histricas. Los datos en los que se fundamentan las ciencias sociales

    son, por tanto, inevitablemente histricos. Es evidente que en las ciencias socia-les no se puede resolver el problema de la comparacin, ni el de la sistematiza-cin o el de la generalizacin, mediante un mtodo de medicin que reduzcaestos datos a cantidades espacio-temporales. Pero tampoco puede ignorarse elproblema. Debe resolverse mediante un proceso de traduccin, partiendo de laespecificidad de la documentacin histrica y escrita en una lengua corrientede reconstrucciones de primer orden, caractersticas de un medio especficodentro de una sociedad dada durante una poca concreta, hasta llegar a lageneralidad de conceptos sociolgicos de segundo orden basados en una

    matriz formal protosociolgica de experiencia y de accin humanas.Es ms, las reconstrucciones sociolgicas de primer orden, es decir, las

    construcciones y las reconstrucciones lgicas que determinan la interaccinsocial, deben adoptar el mtodo de lo que podramos llamar una lectura aten-ta de los textos que los miembros de una sociedad producen constantemen-te. Es sta una tarea que la sociologa del conocimiento nueva en el senti-do de que por fin presta atencin a los entresijos de los procesos comunicati-vos est realizando en el mbito de la teora social.

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    RESUMEN

    En este artculo, el autor expone su propia teora de la comunicacin como factor social fun-damental, que, a su entender, es una prolongacin emprica de la teora de Berger. Asimismo,

    intenta volver a definir algunas cuestiones clave en el marco de la teora social general, calificn-dola de Nueva Sociologa del Conocimiento. Seala, adems, que la construccin social delsignificado est, sin duda, ligada a lenguas histricas. Los datos en los que se fundamentan lasciencias sociales son, por tanto, inevitablemente histricos. Es evidente que en las ciencias socia-les no se puede resolver el problema de la comparacin, ni el de la sistematizacin o el de lageneralizacin, mediante un mtodo de medicin que reduzca estos datos a cantidades espacio-temporales. Debe resolverse mediante un proceso de traduccin, partiendo de la especificidad dela documentacin histrica y escrita en un lenguaje corriente, de reconstrucciones de primerorden, hasta llegar a la generalidad de conceptos sociolgicos de segundo orden.

    ABSTRACT

    In this article, the author presents his own communication theory as a fundamental socialfactor; considering that it is an empirical extension of Bergers theory. He also tries to definesome key general social theory, considering that on a certain way is a new sociology of know-ledge. The author points out that the social construction of meaning is undoubtedly boundto historical languages. The data of the social sciences ares therefore inevitably historical data.Obviously, the problem of comparison, systematization and generalization cannot be resolved inthe social sciences by a method of measurement which reduces these data to spatio-temporalquantities. It must be resolved by a process of translation: from the specificity of historical,ordinary language documentations of the fist-order reconstructions to the sociological for-mal matrix of human experience and action.

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