Malabarismo: "Jugando para una nueva vida"

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Vida y pasión de los malabaristas informales. Marco legal de los artistas de las piruetas. Desde el otro lado, malabaris- tas formales. Jugando para una nueva vida REPORTAJE Noviembre , 2011

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Reportaje sobre asociaciones y grupos culturales que enseñan el arte del malabarismo. Historias de chicos de como integran su habilidad del malabarismo en su vida.

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Vida y pasión de los malabaristas

informales.

Marco legal de los artistas de las

piruetas.

Desde el otro lado, malabaris-

tas formales.

Jugando para una nueva vida

REPORTAJENoviembre , 2011

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l fin, llegó el fin. El so-nido estrepitoso de las bocinas de los carros en la calle irrumpe por mi

ventana y espanta la paz de mis sueños. Es sábado. ¡Sí! Es sábado en Lima, una ciudad gris, indefini-da y crudamente húmeda. Pero hoy, el sol radiante contradice toda calificación de la ciudad; el cielo no está gris, la humedad es mínima y claro lo indefinido si-gue, porque no cambia ni cambia-rá nunca. Hoy intentaré también descubrir cuáles son las sensacio-nes detrás de la vida de un ma-labarista. Conocí la Casa Infantil Juvenil de Arte y Cultura (CIJAC) en Villa el Sal-vador, ahora el des-tino me llevará al otro extremo de la ciudad; en las arenas del asentamiento humano Pacha-cútec del distrito de Ventanilla en el Callao se encuentra la Asociación Casa Juve-nil Pachacútec (ACJP), será mi último paradero para saber qué piensa y siente un malabarista de la calle.

Subo a un ómnibus y el co-brador me alerta: es una hora y media de viaje hasta Pachacútec, yo le aviso joven. Mientras dura el recorrido y los primeros kiló-metros de la Panamericana Nor-te van quedando atrás, pienso en la razón diaria que impulsa a los malabaristas de la Asociación Casa Juvenil Pachacútec (ACJP) para seguir en la lucha de hacer crecer aún más este su proyecto de vida con arte, o mejor aún, su arte para una nueva vida. Cavilo en que estos muchachos quieren demostrarle al mundo que con escasos recursos y pocas oportu-nidades también se puede triun-far en esta vida.

El recorrido termina. El ómnibus se interna en medio de

un bosque de calles sin pavimen-to. Al parecer, el sol primaveral que había en Lima se quedó allá. Aquí en Pachacútec hay un inten-so frío de invierno. Por la venta-na se logra ver a los lejos el mar inmenso donde alguna vez unos potrillos blanquiazules ahogaron sus sueños futbolísticos. Es casi mediodía y el sol no aparece, la brisa marina hace aún más cruda la visita y a mí se me terminaron las ganas de bajarme de ómnibus. Hago un par de llamadas para confirmar si los chicos de ACJP me están esperando. Confirmado, es-tán en el paradero más cercano al

local comunal.

Al bajar pude encontrarme con

José Gómez y Frank Almei-da quienes me pidieron salir rápido de ese

lugar porque es muy peligroso.

José es el encarga-do de la dirección de la

casa juvenil actualmente y Frank según él mismo dice es uno de los mejores malabaristas que tiene el grupo. Caminamos por un rato entre casas precarias y lomas de arena. Llegamos hasta un peque-ño parque donde nos esperan la mayoría de integrantes de ACJP. Ahí se encuentra una pequeña casa de madera que hace de de-pósito para todos los instrumen-tos, los techos de calamina están deteriorados por el clima. “Aquí el verano es infernal y en el invierno

la temperatura baja hasta casi los diez grados” me comenta Frank. A pesar de todas esas inestables condiciones de vida los chicos del grupo hacen de su arte acero con arena.

José Gómez, es actor de profesión, y desde hace 3 años

está a cargo de la asociación en Pacha-cútec. Iniciamos nuestra charla, y más que charla parece una queja pública de todo lo que les falta. Sonríe después de un rato y afirma conocer a Ronald Vela, el director de CIJAC en Villa el Salvador. Los dos tienen sueños parecidos, ambos están en la red de Casas Juveniles Tierra de Niños y en lo mínimo de la situación

Desde los arenales de Pachacútec la historia de tres jóvenes malabaristas, sus sueños y su visión de vida.

A

A pesar de to-

das esas inestables condiciones de vida los chicos del grupo

hacen de su arte ace-ro con arena.

“La casa juve-nil es como mi segunda casa, aquí todos los chicos son mi

familia.”

Malabaresde Arena Pura

DAVID PISCOYA

Frank y David, miembros de la Asociación Casa Juvenil Pachacútec.

CRÓNICA por Jasson Curi Chang

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tratan de apoyarse a pesar de que los separa toda la ciudad. “Hacemos pre-sentaciones en conjunto con CIJAC y si hay ganancias nos repartimos, porque tanto ellos como nosotros nos urge financiarnos”. José confiesa que por ahora son financiados por la asocia-ción noruega STROMME, pero le cam-bia el semblante cuando se acuerda

de que esa financiación terminará en el año 2013. Para evitar que la casa juvenil se disuelva los jóve-nes han decidido abonar la mitad de sus ganancias que obtienen en sus presentaciones.

Inician los flashes y los jó-venes malabaristas lanzan sus cla-

vas al aire, se emocionan y tratan de hacer sus mejores piruetas. Al parecer fotografiar a un artista de malabares alimenta sus ganas de seguir y seguir, mientras que retratar el instante preciso de la acción es todo un reto para la fo-tógrafa que me acompaña. Luego de un rato uno de ellos se sienta a descansar, me acercó a conver-sarle. Es la hora de las preguntas. David Piscoya tiene 17 años y desde hace casi dos años perte-nece a ACJP, aclara que desde que pertenece a la casa juvenil su vida cambió. En casa a pesar de las ne-cesidades económicas sus padres están tranquilos de verlo hacer malabares en vez de tirar piedras como la mayoría de jóvenes de su barrio. Sueña terminar el colegio y poder estudiar en la Universidad Nacional de I n g e n i e -ría (UNI), pero a p e s a r de eso dice que s e g u i -rá siendo parte de ACJP porque es como su se-gunda casa, y a ve-ces la primera.

Frank Almeida dice ser jovial, maduro, amiguero y res-ponsable. Hoy da la iniciativa de lanzar las clavas al aire. Hace pi-ruetas mágicas en medio de un barrio de arena. A él la pobreza no le impide soñar, es más, asegura que con su arte puede llegar lejos. “Intenté ingresar a la Tarumba pero por físico no me aceptaron”. Dedica casi todo su tiempo a los malabares, a pesar de que tiene prohibido trabajar en los semá-foros dice que de vez en cuando se da una escapada, y no lo hace solo por las monedas que ganará, sino porque siente que sobre el cemento callejero puede plasmar su arte en toda su magnitud.

Shirley Condori dice que jamás le gustaron los números en el colegio. Creo que es porque los números siempre han sido des-iguales en su vida; una mamá, papá no está; dos hermanos; die-ciséis años de vida de los cuales lleva uno y medio en ACJP ha-ciendo lo que más le agrada, ma-labares. Shirley o “chiqui” como le dicen en casa, es una de las pocas damitas que practica este arte dentro del grupo, se molesta cuando piensa que por la fuerza que requiere solo lo pueden ha-cer los varones. “Las mujeres ha-cemos mejores piruetas porque tenemos más creatividad”, me dice y se carcajea viendo como David y Frank muestran caras de sorprendidos. Para ella su edad

no es impedimento para trabajar, hace presen-

taciones de Hora Loca, aclara es

tranquila no loca. Desde que perte-nece a ACJP puede ayudar con monedas en su casa. Se

siente orgullosa de ser ejemplo

en su casa, y así ahuyenta al fantasma

del embarazo adolescente no deseado.

En Villa el Salvador y en Pachacútec, tanto en CIJAC como ACJP, la pobreza desilusiona y apena a todos los visitantes. Los pandilleros y las casas juveniles se parecen porque en ambos lu-gares hay aceptación social, pero la diferencia abismal está en que mientras en un lado aprendes arte para llegar a ser una mejor persona, en el otro lado aprendes malos artes que te vuelven una lacra dentro de nuestra deforma-da sociedad.

Tres vidas, tres historias. Así me voy de Pachacútec, im-pregnado de nuevas experiencias. En un mar de arena donde las clavas regalan nuevas oportuni-dades de vida, estos tres mucha-chitos que valen oro, demuestran que lo complicado de vivir dentro de un asentamiento humano po-bre; con drogadictos y ladrones que tiene un pie fuera y el otro dentro de una cárcel, con la ex-clusión social que hace sentir que el progreso del Perú a ellos nunca les llegará, no les impide que ellos puedan construir con sus clavas castillos de de arte que mientras les dure la ilusión nunca caerá.

La diferencia

abismal está en que mientras en un lado

aprendes arte para llegar a ser una mejor persona, en el otro lado aprendes malos

artes que te vuelven una lacra dentro de nues-

tra deformada sociedad.

Malabaresde Arena Pura

FRANK ALMEIDA SHIRLEY CONDORI

“Sueño al-gún día hacer un circo en la calle, donde la gente me aplauda.”

“Aquí se en-cuentran los

mejores chicos de Pachacútec, si no existiera ACJP todos vi-

viríamos tristes.”

En la tierra, en el aire, arriba, abajo, para ellos todo es malabares.

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a Tarumba, la prin-cipal compañía circense del Perú, remonta este sue-

ño hace 25 años, cuando tan solo eran un grupo de jóvenes con diferentes habi-lidades artísticas que busca-ban un lugar donde podrían hacer lo mismo repetidas veces, caerse y volver a in-tentar, aprender algo nue-vo, y además, un sitio nece-sario para enseñar y crear talleres.

Ese sueño esta compues-to por tres motores: el teatro,

ie Derecho es un gru-po conformado por diez jóvenes, todos hombres, con histo-

rias, sueños y estilos distintos pero a todos los une el mal-abarismo.

Este grupo empezó en el 2006, con el motivo de re-alizar un video acerca de su arte. El video se grabó en

el circo y la música, que im-pulsan no solo la diversión, sino el desarrollo cultural y la creatividad. Como ellos mis-mos lo señalan, ese sueño hoy es realidad. La tarum-ba, tiene como sede prin-cipal una casona en la es-quina de Leoncio Prado con Paseo de la República, en Miraflores. Una carpa que lo levantaron en el 2003, y que actualmente tiene una fuerte estructura que per-mite realizar todas las locas fantasías a su show. La fa-milia de la Tarumba busca crecer por eso busca otras

distintas calles de Lima, es-pecíficamente en Gamarra con un peculiar vestuario de “barrenderos”. Luego de aquella grabación se juntaron ya con otra meta, hacer espectáculos.

Sus experiencias se lo de-ben un poco de todo, a la calle, a los talleres y la Tar-umba.

Malabares con Pie Derecho

TARUMBA: Una fusión de sueño y realidad

La Subgerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima brinda ayuda a los malabaristas a través de programas so-ciales, como son: Programa Lima Camina y Programa Cultu-ra Viva ambas ejerciéndose desde el mes Julio y todos los domingos.

Para ello, Jorge Ramírez, subge-rente del área de Cultura, cuenta sobre como se instalaron dichos pro-gramas, de qué manera favorecerían a los malabaristas y si aquellos pue-den ejercer su labor en los semáforos de la vía pública.

-A los eventos ¿Solo se invitan a ma-labaristas que se encuentran regis-trados en alguna organización?-No, los artistas que deseen partici-par no necesariamente tienen que pertenecer a asociaciones. Se ha contemplado un gasto de unidad: se les ha pagado la movilidad además que todos los domingos reciben la colaboración del público, en cada evento que han sido invitados.

-En el caso de los malabaristas ¿Cómo fue la selección para los pro-gramas?-Respecto a los malabaristas, a la pri-mera persona que invitamos fue a Frank García integrante de la Tarumba. Él se presentó a Cultura Viva y se compro-metió a ser responsable en traer artistas, en un inicio; luego los programas se hicieron más conocidos. Ahora vienen los

artistas y se inscriben por su cuenta.

-Sí uno desea inscribirse a uno de dichos programas ¿Qué beneficios tendría?

-Nosotros no inscribimos, no regis-tramos; coproducimos algo con una institución. Si el organismo desea trabajar con nosotros depende mu-cho de la fecha, el lugar y cuál es el evento para aprobarlo. Los permiso para los espacios y lo que es Defen-sa Civil, entre otras cosas parecidas, serían los beneficios que brindaría la Municipalidad.

-¿Qué hace la municipalidad con aquellos jóvenes y niños que prac-tican malabares en las calles?-De hecho, no hay una política es-tructurada. Si bien estos programas serían una forma de incorporar a toda esa gente que trabaja en los semáforos; se tendría que pregun-tar a esa gente que trabaja en los se-máforos si quisiera o le convendrían dichos programas. Derrepente no dejarían sus trabajos de malabaris-tas en los semáforos.

-Si escogieran los semáforos ¿la municipalidad se interpondría en su labor?-Si, hay ciertas leyes que lo impiden; pero estas no están exactamente detalladas con respecto a los malabaristas.

sedes a lo largo y ancho del país a través de socios.

La Tarumba como es-cuela, propone una propu-esta pedagógica muy inte-resante: sus talleres dirigidos a niños, jóvenes y adultos, y la escuela profesional de cir-co social. Esta escuela es su mayor y delicado objetivo, porque integra a muchos jóvenes a formarse como profesionales del arte y per-sonas con un rol social de in-novar y fomentar la cultura artística.

Ahora estos chicos se pasean por varios lugares, ya sea fuera o dentro del Perú llevando su talento y su creatividad, sin faltar sus principales objetivos: fomen-tar el malabarismo como deporte, desarrollar el mal-abarismo a través de la in-vestigación para llevarlo al escenario, crear y organizar exhibiciones de malabares.

Apoyo de organizaciones culturales comunales

L

P

ORDENANZA SOBRE LOS USOS DE LOS ESPACIOS PÚ-BLICOS Y PRIVADOS

Artículo 132º.- Para regular el tránsito y garantizar la segu-ridad vial, se deben tomar en cuenta las siguientes medidas:

a) No se permite, las concentraciones masivas de per-sonas o equipos que cierren las vías públicas, salvo cuando se trate de eventos tradicionales debidamente autorizados. En tal caso se propondrán alternativas.

LEYES MUNICIPALES

Se conversó con Luis Alberto Ordinola responsable de la Biblioteca Municipal quien nos explicó detalladamente so-bre las ordenanzas que favorecen y restringen al artista de la calle.

ORDENANZA REGLAMENTARIA DE LA INTERFERENCIA DE VÍAS EN LA PROVINCIA DE LIMA

Artículo 1º.- El presente reglamento es de aplicación a los casos de interferencia de vías que impliquen la interrupción o alteración del tránsito de vehículos y peatones por:

a) Realización de eventos sociales, deportivos, cultura-les o comerciales.

ORDENANZA DE LA REALIZACIÓN DE EVENTOS

Artículo 30º.- Las personas naturales y jurídicas, pueden so-licitar autorización Municipal para la interferencia o cierre de vías por la realización de eventos de carácter social, depor-tivo, cultural o comercial. Dichas personas solo pueden ser autorizadas:

a) En áreas previamente determinada por la Municipa-lidad de Lima.

ORDENANZA DEL COMERCIO EN LA VÍA PÚBLICA

Artículo 140º.- Se consideran áreas rígidas no sujetas a nin-gún tipo de excepción para ejercer el comercio en la vía pública, al perímetro de los hospitales, instituciones finan-cieras, centros educativos, museos e inmuebles declarados Monumentos Históricos ubicados en el ámbito del Centro Histórico de Lima.

Jorge Ramírez, Subgerente de Cultura.

Frank García, parte del elenco de la Tarumba.

Integrantes de Pie Derecho, film en la calle.

ENTREVISTA por Biluz Fernández

NOTAS por Dolly Ventura

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