Management Herald - El futuro en juego

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VOCES olo en el día de hoy, unos 500 millones de personas en todo el mundo le habrán dedicado por lo menos una hora a un jue- go de computadora. Es más, se prevé que los niños nacidos en esta década, para cuando cumplan 21 años, habrán pasado unas 10.000 ho- ras jugando a videojuegos. Casi las mismas que le dedicaron a su escolaridad. El fenómeno de los videojuegos no para de cre- cer y comienza a tener un gran impacto en la cul- tura y en nuestra forma de pensar, de aprender, de comprar, de relacionarnos. Por eso, estamos rodeados de propuestas lúdi- cas y, de repente, nos encontramos jugando al Monopoli mientras comemos una hamburguesa, completando un prode con los compañeros de oficina o definiendo una compra pensando más en los puntos que acumulamos en la tarjeta que en el producto en sí mismo. Es que el juego es constitutivo del ser humano y ha atravesado todos los tiempos y las cultu- ras. En los videojuegos, la posibilidad de supe- rar distintos desafíos nos estimula a involucrar- nos cada vez más y al hacerlo, nuestro cerebro segrega dopamina y libera endorfinas, neuro- transmisores que generan sensación de bienes- tar y felicidad. Esto lo entendió bien la gente de Reebok y de- sarrolló una aplicación en la que para avanzar, los usuarios debían compartir información de la marca en Twier y Facebook. La recompen- sa para los ganadores era un par de zapatillas y, para Reebok, multiplicar por miles la fuerza de venta, casi sin costo. Los videojuegos también se usan para selec- ción de personal. En este sentido, el Ejército de EE.UU. ha sido pionero. En 2002 desarrolló American’s Army, un juego de guerra que le per- mitió aumentar la cantidad de reclutas e identi- ficar en ellos rasgos y capacidades que en un en- torno más formal quizás no se verían. Tres años después de su lanzamiento, uno de cada tres aspirantes a soldado era jugador de American’s Army. En el plano social, el juego también es muy fun- cional. RYOT es un videojuego dirigido a adoles- centes, en el que se los invita a completar el final de la historia con acciones como: ingresar a un si- tio web para aprender más sobre un tema, donar dinero a causas benéficas o registrarse como vo- luntario en una organización sin fines de lucro. También existen las propuestas offline como la instalación de vijitorios con tiro al blanco para evitar que la orina salpique el piso y mejorar así la higiene de los baños públicos, o tiendas po- pup que, construidas en un container, un pasillo o un colectivo, aparecen y desaparecen de un día para el otro ofreciendo una experiencia de mar- ca única. En síntesis, lo lúdico encierra un enorme po- tencial y las posibilidades de aplicarlo en diver- sos contextos son inagotables. El desafío será aprovechar la energía que desplegamos al jugar para generar inteligencia colectiva y valor social. Quienes así no lo entiendan verán limitadas las posibilidades de un futuro que está en juego. S 26 EL FUTURO EN JUEGO Gabriela Oliván Magister en Comunicación, Universidad Austral Especialista en comunicación y sustentabilidad Lo lúdico encierra un enorme potencial y las posibilidades de aplicarlo en diversos contextos son inagotables. 26

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VOCES

olo en el día de hoy, unos 500 millones de personas en todo el mundo le habrán dedicado por lo menos una hora a un jue-go de computadora. Es más, se prevé que

los niños nacidos en esta década, para cuando cumplan 21 años, habrán pasado unas 10.000 ho-ras jugando a videojuegos. Casi las mismas que le dedicaron a su escolaridad. El fenómeno de los videojuegos no para de cre-cer y comienza a tener un gran impacto en la cul-tura y en nuestra forma de pensar, de aprender, de comprar, de relacionarnos.Por eso, estamos rodeados de propuestas lúdi-cas y, de repente, nos encontramos jugando al Monopoli mientras comemos una hamburguesa, completando un prode con los compañeros de oficina o definiendo una compra pensando más en los puntos que acumulamos en la tarjeta que en el producto en sí mismo.Es que el juego es constitutivo del ser humano y ha atravesado todos los tiempos y las cultu-ras. En los videojuegos, la posibilidad de supe-rar distintos desafíos nos estimula a involucrar-nos cada vez más y al hacerlo, nuestro cerebro segrega dopamina y libera endorfinas, neuro-transmisores que generan sensación de bienes-tar y felicidad.Esto lo entendió bien la gente de Reebok y de-sarrolló una aplicación en la que para avanzar, los usuarios debían compartir información de la marca en Twitter y Facebook. La recompen-sa para los ganadores era un par de zapatillas y, para Reebok, multiplicar por miles la fuerza de venta, casi sin costo.Los videojuegos también se usan para selec-ción de personal. En este sentido, el Ejército de EE.UU. ha sido pionero. En 2002 desarrolló American’s Army, un juego de guerra que le per-mitió aumentar la cantidad de reclutas e identi-

ficar en ellos rasgos y capacidades que en un en-torno más formal quizás no se verían. Tres años después de su lanzamiento, uno de cada tres aspirantes a soldado era jugador de American’s Army.En el plano social, el juego también es muy fun-cional. RYOT es un videojuego dirigido a adoles-centes, en el que se los invita a completar el final de la historia con acciones como: ingresar a un si-tio web para aprender más sobre un tema, donar dinero a causas benéficas o registrarse como vo-luntario en una organización sin fines de lucro.

También existen las propuestas offline como la instalación de vijitorios con tiro al blanco para evitar que la orina salpique el piso y mejorar así la higiene de los baños públicos, o tiendas po-pup que, construidas en un container, un pasillo o un colectivo, aparecen y desaparecen de un día para el otro ofreciendo una experiencia de mar-ca única. En síntesis, lo lúdico encierra un enorme po-tencial y las posibilidades de aplicarlo en diver-sos contextos son inagotables. El desafío será aprovechar la energía que desplegamos al jugar para generar inteligencia colectiva y valor social. Quienes así no lo entiendan verán limitadas las posibilidades de un futuro que está en juego.

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El futuro En juEgoGabriela Oliván

Magister en Comunicación, Universidad AustralEspecialista en comunicación y sustentabilidad

Lo lúdico encierra un enorme potencial y las posibilidades de aplicarlo en diversos contextos son inagotables.

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