Manos Misioneras, Vigésimo séptimo número de la Publicación de la Delegación Misiones de Toledo

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¡Feliz Navidad! ¡Vívela con la alegría del Evangelio! Manos Misioneras Diciembre 2014 - Número 27 Publicación Mensual Toledo Misionero ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» podríamos responder. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera mucho? Y más aún: ¿tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! La paciencia de Dios, la ternura de Dios. Papa Francisco Delegación de Misiones de Toledo www.misionestoledo.org

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Con este número de Manos Misioneras desde la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo queremos desearte ¡Feliz Navidad!, invitándote a vivir con ¡la alegría del Evangelio!. Continuamos compartiendo los testimonios misioneros del Padre Luis Pérez s.x., misionero javeriano natural de Toledo, que desde Sierra Leona actualiza la situación de la misión. ¿Sabes que el próximo 6 de enero se celebra la Campaña de Catequistas Nativos y el día del IEME, con el lema "Catequistas, gozosos de anunciar el evangelio"? En Navidad… “Contempla en el otro a Dios”, es la la invitación de Obras Misionales Pontificias. Desde Brasil el Padre Ildefonso Escribano nos felicita de manera original la Navidad. ¡Gracias!, es la palabra que nos hacen llegar desde el Seminario de Lurín (Perú), conoce las últimas novedades que realizan nuestros misioneros diocesanos. Finalmente, conoce algunos de los últimos tweets del Papa Francisco.

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¡Feliz Navidad!

¡Vívela con la alegría del

Evangelio!

Manos Misioneras Diciembre 2014 - Número 27

Publicación Mensual Toledo Misionero

“¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera mucho? Y más aún: ¿tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio? ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! La paciencia de Dios, la ternura de Dios”.

Papa Francisco

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Fragmentos del testimonio misionero del Padre Luis Pérez desde Sierra Leona (se pueden leer más testimonios en www.misionestoledo.org)

“Hace algo más de un mes parecía que la incidencia del ébola estaba ligeramente remitiendo en general y en el distrito de Bombali (donde está Makeni) en particular; pero la realidad ha cambiado de signo: los afectados y los muertos en el distrito están aumentando. Las fiestas de Navidad y del fin de año se parecen un poco a las nuestras (claro está, sin el alarde decorativo de hogares, calles y plazas…; sin la abundancia de todo en estos día; sin la misma posibilidad de «consumo»): En Navidad la gente se reúne, las personas viajan para encontrarse con la familia, la gente sale a la calle para cantar y bailar, se organizan fiestas populares donde se baila…, normalmente se bebe un poco más…¡En fin! cosas todas que, en una situación normal, expresan la alegría de las fiestas que se celebran y se viven con los demás; pero que en la situación actual pueden ser motivo de tantos contagios por el posible

Padre Luis Pérez s.x.: “se

pueden tener «las

fuerzas» para afrontar el

mal con el Bien, lo

adverso con esperanza y

confianza renovada en el

Señor y en los hermanos

y hermanas con los que

vivimos, compartimos la

fe y la celebramos. movimiento de las personas y la posibilidad de muchos contactos…Solución: evitar todo ello con el toque de queda, medida prudencial en bien de la población, pero que afecta a la celebración de estas fiestas de manera considerable. Este año la celebración de la Navidad ha sido más íntima y recogida, en el ámbito familiar o, al máximo, junto a alguna familia vecina…De hecho, ni por las noches ni durante el día, se escuchan cantos o música que pongan de manifiesto celebraciones de ninguna clase”. “Casi dos horas y media de celebración concentrada y festiva: cantos, danzas, largas procesiones (medio danzando) de entrada y ofertorio donde se ofrecieron dinero y alimentos que serán repartidos con los más necesitados, sobre todo entre los afectados de ébola. Las oraciones y peticiones se centraron en la acción de gracias por la presencia de Jesús en medio de nosotros, por la nueva vida que de Él recibimos, por la esperanza a pesar de la situación actual; se pidió por los afectados del ébola, por la gracia de saber responder adecuadamente, como cristianos y hermanos-as, a esta crisis, por el mundo, la paz y la fraternidad. Toda la celebración se vivió con gozo, confianza en el Señor y en la comunidad, con esperanza…Ya terminando el canto final se alargaba y la gente iba saliendo del templo medio danzando y alegres por haberse encontrado con el Señor y con los demás hermanos-as de la comunidad…”.

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El próximo 6 de enero se celebra la Campaña de

Catequistas Nativos y el día del IEME, con el lema "Catequistas, gozosos de anunciar el evangelio"

"La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús". No puede haber Misión sin este encuentro profundo con Jesucristo. Encuentro profundo que llena nuestra vida de alegría y esperanza, y llenándose nuestra vida de alegría y esperanza se produce una comunicación que a la vez inunda la vida de quienes nos rodean, de ahí el lema de este año "Catequistas gozosos de anunciar el Evangelio". El discípulo participa por completo de la vida de Cristo y se llena de su alegría: "Os he dicho esto para que participéis en mi gozo y vuestro gozo sea completo" (Jn. 15,11). Es así como los Líderes cristianos, Delegados de la Palabra o Catequistas de comunidades en Misión se ofrecen a sus comunidades. Ellos son un auténtico regalo y don, que alegra no sólo la vida de las comunidades cristianas donde viven, sino que son una esperanza alegre para el anuncio del Reino de Dios, especialmente en lugares difíciles Este año nuestra mirada se dirige a Asia, a las comunidades de la Iglesia de Isaan en el nordeste de Tailandia. En la diócesis de Udón Thani , un grupo de líderes cristianos trabajan para formar y fortalecer a las comunidades cristianas. Los sacerdotes del IEME presentes allá los acompañan para que sigan siendo un don gozoso y alegre en el anuncio del Evangelio. En el cartel se presentan cuatro imágenes de los momentos formativos, actividades en la comunidad y trabajos que desempeñan los líderes cristianos de la diócesis de Udón Thani.

Con esta jornada se pretende: Celebrar la Solemnidad de Epifanía como

Fiesta misionera por naturaleza, que provoca en los creyentes el deseo y el gozo de anunciar a Cristo como Luz y sentido de la historia humana.

Invitar a nuestras comunidades cristianas a

reflexionar y tomar conciencia de la necesidad e importancia de la formación y cooperación con los líderes, delegados o catequistas en las Iglesias en Misión.

Promover la animación misionera de nuestros

presbiterios desde la actitud de "dar desde nuestra pobreza" para vivir con profundidad la dimensión universal de la misión "ad gentes".

Más información en www.ieme.es

Día del

Catequista

Nativo y del

IEME

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Contempla en el otro a Dios

Iglesia en Misión propone para este tiempo de Navidad “Contempla en el otro a Dios”. Nada más acertado que esta invitación a salir de nosotros para ir a descubrir a Dios en el otro, aunque no es menos elocuente el camino inverso: “Descubre en Dios al otro”. La vida de fe, que capacita al hombre para descubrir a Dios en el otro y al otro en Dios, conlleva la experiencia de caminar, salir de uno mismo y disponer el corazón abierto para acoger. La celebración de la Navidad recuerda que, apenas se alejaron los ángeles de los pastores, estos se dijeron unos a otros: “Vamos allá, pongámonos en camino, pasemos a Belén y veamos al niño en manos de su madre”. De inmediato apresuraron el paso y marcharon a Belén, movidos por una santa curiosidad y animados por una enorme alegría, que no sabían cómo había entrado en su corazón. De esta manera sencilla y misteriosa, fueron al encuentro del otro. Vivieron, apenas barruntaron la noticia, la “travesía” de salir de ellos mismos para ver en un pesebre a este niño, del que el ángel les había dicho que era el Salvador, el Cristo, el Señor. Este ponerse en marcha está en la entraña de la fe, como invitación a caminar, a peregrinar. La historia de la Salvación es, sí, un peregrinar, como lo vivió el pueblo de la Antigua Alianza, hacia la tierra prometida. En este itinerario, Él acompaña siempre.

¿Por qué los pastores fueron los elegidos? ¿Qué hay de especial en estos “últimos” del pueblo de Israel, que no se daba en los que se encerraron en sus casas ante la llegada de María y José? Cuando ellos llaman a la puerta de aquellos hogares de Belén pidiendo alojamiento, los espacios están saturados. No había sitio para ellos. Solo encontraron lugar en medio de la pobreza y de los despojados. “Vino a su casa, y los suyos no le recibieron” (Jn 1,11). El Hijo de Dios sigue llamando a la puerta del corazón de los hombres; lo hace de manera callada, pero insistente. Al otro lado del umbral, solo se ven seres necesitados: niños abandonados o excluidos, víctimas de las guerras o de la indiferencia, personas marginadas o parados. La justificación del portazo es que los corazones, las mentes y las “casas” de aquellos habitantes de Belén estaban repletos de ideas, ocupaciones y otros enseres. Dios había sido excluido de sus vidas, porque ya no lo necesitaban. Solo quienes tenían la mente y el corazón puestos en Dios y estaban vigilantes pudieron oír y descubrir al que llamaba a la puerta. Después se dieron cuenta de quién era; descubrieron que “en el hermano está la permanente prolongación de la Encarnación para cada uno de nosotros”, como dice Evangelii gaudium (n. 179). Quien nace en Belén, reconocido y acogido por los pastores, es el Hijo de Dios, que ha entrado en la historia ofreciendo, con su nacimiento, un brote de vida nueva para toda la humanidad; un brote de amor, de verdad, de justicia y de paz. Aparentemente no era más que un niño, a quien los pastores descubrieron pequeño, pobre y débil, a pesar de ser inmenso, rico y omnipotente. Y, en la debilidad y fragilidad de aquel pequeño, supieron ver la presencia de Dios; por eso lo adoraron. Descubrieron en el otro a Dios. La bella historia de amor de unos pastores que encuentran a Dios en aquel niño se repite, día tras día, en la labor de los misioneros y misioneras, quienes también ven a Dios, y le adoran, en los más pobres. Y es que, en realidad, en ellos está Dios.

Anastasio Gil

Director Nacional de OMP

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EL SÍ DE DIOS Navidad. Nuevamente Navidad. Como inmenso panal destila el cielo ternura. Dios asume definitivamente el hombre. El Niño de Belén nacido de María, es el SÍ de Dios, total e irrevocable. Dios desposa nuestra carne. Indisolublemente. Sin posible retorno. Cuando regrese al Padre, irá con ella. Navidad. Lo divino se zambulla en lo humano. Está salvado lo que fue

asumido. Ya nada de lo que es humano dejará de tener rostro divino.

EL SÍ DEL HOMBRE Navidad. Invade el hombre las fronteras de Dios. El Recién Nacido que tiembla en el

pesebre, es Dios, pero es también linaje nuestro. En Él y por Él, Dios recibirá de nuestra estirpe el SÍ tan esperado. Un SÍ definitivo, Atrás quedó el No del paraíso. El abismo fue zanjado. La paz está sellada. El SÍ del hombre y el SÍ de Dios al fin se encuentran en un gozoso abrazo, eterno, irreversible. Navidad. Calvario. Principio y fin. Todo está consumado. ¿No fueron esas sus últimas palabras?

Felicitación en Navidad el Padre Ildefonso Escribano,

misionero en Brasil

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Aunque con dificultades y lentitud, nuestro seminario diocesano de Lurín sigue caminando. Al terminar el 2014, acabamos nuestro curso. Enero será mes de vacaciones para los seminaristas, que comenzarán su nuevo año de formación el 2 de febrero.

El 2013 lo terminábamos con el don de la

ordenación de dos nuevos sacerdotes. El 2014, en la fiesta de Cristo Rey, hemos disfrutado del paso delante de ocho de nuestros jóvenes. Tres de ellos recibieron el Ministerio del Lectorado, otros tres del Acolitado, y dos más pidieron ser admitidos a las Órdenes Sagradas.

Comenzamos el año con 21 seminaristas,

uno de los cuales tuvo que marcharse por problemas de salud. El mes de marzo nos trajo la inauguración del edificio del seminario. En mayo, algunos recibieron Ministerios. Y ahora van a terminar la Filosofía los dos primeros alumnos que lo han cursado todo en el Seminario. Se consolida así el sueño de poder tener los estudios filosóficos en casa. Y acabamos también con otra buena noticia académica: el convenio con la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima nos posibilitará tener también la Teología en el seminario.

Igualmente, durante el año hemos ido

acompañando un grupo de jóvenes con inquietud vocacional. Si Dios quiere, cinco de ellos ingresarán.

También, a nivel económico, hemos ido

recibiendo ayudas que nos han permitido caminar sin agobios. Vamos a terminar el año con las cuentas a cero. Se cubre así nuestro objetivo de cubrir gastos pero no acumular. Esto nos permite experimentar mejor la acción de la Providencia a través de la caridad de los hermanos.

Lo que más necesita en este momento la diócesis de Lurín son sacerdotes. Según un cálculo reciente hay un sacerdote para cada 27,000 personas. Sin duda se precisa la ayuda misionera, al menos por unos años. No perdemos la esperanza de que Dios envíe pastores según su corazón.

Nuestra más sincera gratitud a Dios y a

quienes habéis colaborado con esta misión con vuestro sacrificio, vuestra oración y vuestra limosna.

Desde el Seminario de Lurín

(Perú)

“Pequeños Pasos”

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La familia cristiana es misionera: anuncia al mundo el amor de Dios.

Con Jesús está la verdadera alegría. El Señor lo ha dicho claramente: No se puede servir a dos

amos. O Dios o las riquezas. Nunca más esclavos. Todos somos hermanos. La Iglesia está llamada a hacerse cercana a todas las

personas, comenzando por los más pobres y los que sufren. La familia es una comunidad de amor, en la que aprendemos

a relacionarnos con los demás y con el mundo. Esforcémonos en escuchar y en estar en silencio para

abrir las puertas a la belleza de Dios.

El Papa

Francisco en

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@pontifex_es

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Manos Misioneras

Publicación editada por la Delegación de Misiones de Toledo y la Fundación EUNTES – Toledo para el

Mundo

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