Manuela Lourdes y Yubisay

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Lilianna, Sofía y Yubiritzay LILIANA: Vive en una encumbraba urbanización del este de la ciudad… sus padres son dueños de una considerable fortuna heredada junto a varios apellidos, lo que han sabido mantener a fuerza de trabajo duro y constante… sus abuelos fueron hombres visionarios de probada honestidad que lograron convertir sus sueños en empresas altamente productivas de este país, empresas ahora gerenciadas por sus padres, fruto de esa herencia de sus abuelos (que aun siendo uno adeco y el otro copeyano juntaron sus familias sin miramientos), estas industrias han generado, por años, fuentes de empleos con excelentes beneficios socioeconómicos para sus trabajadores. Liliana estudia economía en una de las mejores universidades del país, pero por ahora no podrá suceder a ninguno de los miembros de su familia cuando le toque trabajar en el negocio, porque debe irse del país rompiendo con una larga tradición de casi 100 años… en su familia conocen el flagelo del secuestro “así que no podemos esperar que algo le pase a la nena”, asegura inquieto su papá. La muchacha esta contrariada, sus padres ya decidieron donde iría, allá terminará la carrera y podrá trabajar en el negocio inmobiliario de un buen amigo de la familia… Debe ser así, no hay otra opción… quedarse no es una de ellas, pero hay un detalle, Liliana no tiene ni idea a qué sabe ese país a donde va, del cual dentro de muy poco será habitante, quizás hasta se case y tenga hijos por

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Lilianna, Sofía y Yubiritzay

LILIANA: Vive en una encumbraba urbanización del este de la ciudad… sus padres son dueños de una considerable fortuna heredada junto a varios apellidos, lo que han sabido mantener a fuerza de trabajo duro y constante… sus abuelos fueron hombres visionarios de probada honestidad que lograron convertir sus sueños en empresas altamente productivas de este país, empresas ahora gerenciadas por sus padres, fruto de esa herencia de sus abuelos (que aun siendo uno adeco y el otro copeyano juntaron sus familias sin miramientos), estas industrias han generado, por años, fuentes de empleos con excelentes beneficios socioeconómicos para sus trabajadores.

Liliana estudia economía en una de las mejores universidades del país, pero por ahora no podrá suceder a ninguno de los miembros de su familia cuando le toque trabajar en el negocio, porque debe irse del país rompiendo con una larga tradición de casi 100 años… en su familia conocen el flagelo del secuestro “así que no podemos esperar que algo le pase a la nena”, asegura inquieto su papá.

La muchacha esta contrariada, sus padres ya decidieron donde iría, allá terminará la carrera y podrá trabajar en el negocio inmobiliario de un buen amigo de la familia… Debe ser así, no hay otra opción… quedarse no es una de ellas, pero hay un detalle, Liliana no tiene ni idea a qué sabe ese país a donde va, del cual dentro de muy poco será habitante, quizás hasta se case y tenga hijos por allá, los hijos de otro país, los llama ella… se va dejando atrás su tierra, de la que ya en algún tiempo sólo tendrá recuerdos, no quiere irse se le ha visto apesadumbrada estos últimos días. “Debe ser por el noviecito, ya se le quitara”, dice su mamá, pero la verdad es otra, la muchacha deja atrás un montón de cosas… amigos ya no dejara tantos porque a estas alturas están todos diseminados por el mundo, pero deja sus sabores, sus olores de siempre, su juvenil historia de amor y su país sin ninguna explicación más convincente que no sea: Es que te pueden matar mi amor…!!!! Liliana no sabe qué hacer… no hay muchas más opciones.

SOFÍA o “Fofi” como la llama su mamá: Está en edad de ingresar a la universidad, “se graduó de bachiller con excelentes notas”, comenta la orgullosa madre con las vecinas, la universidad no le queda muy lejos porque vive en una céntrica y populosa zona en la cual su papá, empleado público con más de 30 años de servicio, pudo adquirir gracias a su trabajo con los gobiernos de la cuarta, su modesta, pero decente vivienda… el sector era antes

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una comunidad familiar y muy tranquila, pero se ha tornado cada vez más peligroso, sus padres no tienen ni de lejos la opción de sacarla del país, y con los precios actuales se hace imposible vender y comprar en una mejor zona, aunque eso de “mejor zona” es relativo, ya el hampa no discrimina estatus sociales, sus padres se debaten entre sí permitirle ir a la universidad (lo que la pondría en riesgo porque implicaría andar “por ahí” de noche) o más bien estudiar algo rápido y más técnico en la mañana, total, para el mercado laboral que hay en el país cualquier cosa es buena: “es solo para que la muchacha no se quede en la casa perdiendo el tiempo”, dice su mama… la semana pasada a Fofi le mataron a una amiga mientras llegaba de su fiesta de graduación a las tres de la mañana, al parecer un carajito con un pistolón los quiso asaltar mientras un amigo la traía de vuelta y al parecer ella se puso nerviosa y el asaltante (uno muy joven) sin pensar disparo dos veces sobre la humanidad de la muchacha (única hija, para más señas) dejándola en el sitio, eso es lo que cuenta el sobreviviente acompañante, hoy es la fiesta de graduación de Sofía, pero ella no podrá ir porque en donde vive no se puede llegar después de las siete de la noche, el hampa no lo permite… “Es que te pueden matar hija”, asegura su papa..! Sofía no sabe qué hacer… sus papás tampoco, no hay muchas más opciones!!!

YUBIRITZAY: Vive en el escalón número 200 subiendo al barrio, en la puerta marrón al lado del jíbaro que antes de llamarse así se llamaba Manuel, Manuelito para ella… con quien jugó carritos y hasta muñecas. Manuelito siempre hacía de papá y jugaban a que él se iba y no volvía, quizás en una clara alusión infantil de la vida de ambos (en sus casas tampoco nunca hubo un papa), ellos, hijos de mujeres solas que por necesidad debieron trabajar jornada completa dejando el hogar, son solo dos sobrevivientes… ayer su mamá llego de Maturín a buscarla para llevársela a vivir a la invasión en donde vive con su pareja, el padrastro de la muchacha, y quien (según Yubiritzay) una vez intentó abusarla, por lo que la mamá prefirió poner tierra de por medio hace ya tiempo e irse con su hombre a ser feliz a otra parte, “total, ya Yubiritzay, con 15 años tiene hasta marido”, decía y al que hace dos días le mataron en un ajuste de cuentas por cierto… La inmensa barriga de ocho meses de gestación choca de frente con los rasgos infantiles de la muchacha, su mirada vacía habla de cualquier cosa menos de la felicidad de quien es madre por primera vez, la semana pasada hubo una refriega a plomo en el barrio y le mataron al marido de 17 años, no se podía entrar ni salir del cerro hasta que el hampa diera permiso lo que sucedió dos días después, “nos vamos de aquí antes de que te maten como mataron al malandro ese que vivía

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contigo” , le dice su mamá… Yubiritzay no sabe qué hacer, ella nunca ha tenido muchas opciones, pero ahora las tiene menos..!!!

Nuestros muchachos se quedaron sin opciones, el país está lejos de brindárselas, es que si algo ha logrado el enrojecido régimen ha sido meternos diligentemente a todos en un mismo saco social y no hablo de clases si no de necesidades, hoy por hoy estamos todos los venezolanos sometidos a sufrir las mismas calamidades sin importar ningún color o religión o estatus, contrariamente a lo que se pensaba este régimen nos ha empobrecido a todos… mientras muchos pensaban en la dignificación otros se robaban las posibilidades de que eso sucediera al dilapidar los dineros públicos, no hay fuentes de trabajo porque no hay quien las genere, antes, por ejemplo, la clase media generaba empleos para mano de obra especializada en sus casas y negocios, como personal de mantenimiento, conductores, etc., beneficiando a los de más abajo dándoles la oportunidad de, por lo menos, tener un ingreso fijo digno y en muchos casos dándole la oportunidad de surgir, lo que es prácticamente inexistente hoy en día porque unos y otros hemos emprendido una lucha sorda por la sobrevivencia del más apto, del que más tire coñazo y del que pegue más duro que nos está dejando sin fuerzas, pero también sin país.

Dolorosamente es nuestra juventud la que está llevando la peor parte, no hay oportunidad de crecimiento y desarrollo en Venezuela para nuestros muchachos por lo que han debido tomar otros rumbos para poder trabajar, estar a buen resguardo y vivir de manera digna…. Digna… DIGNAAAAA.

El rico, el pobre, el de clase media… estamos todos sin oportunidades en esta debacle social que no dejará hueso sano, si no díganme ustedes ¿cómo adquiere una pareja joven un apartamento en donde comenzar su proyecto de vida como matrimonio…? ¿Cómo le compra el orgulloso papá a su muchacho un carro para hacerle la vida más fácil, además mereciéndolo porque aprobó su carrera Summa Cum Laude…? ¿Se dan cuenta de lo poco esperanzador del asunto…? Yo no sé si a ustedes les pasa, pero a mí, en oportunidades, me da vergüenza ver las caras de mis niños…

La pregunta es: ¿Qué estamos haciendo para que esta historia cambie…????