Meditaciones - La Puente

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  • DZ ~AS !RlliTAC10llE3

    DEL V. P. LUIS DE L~ PUENTE, OB U COlii'AIA DB JBSUS.

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    lla~rid: fmprfnl~ de D. E . . Ignacio, ralle dt S. E

  • COMPENDIO IJ K J.AS

    MBDITACIONHS DBL V. P. LUIS DE LA PUBNTR,

    ohi"C IR ' 'Jdu, Paslou. .,.. Muerte de .lesn~rlto nuestro U e tle.oC or.

    Reparudu

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  • rt mmm~uiD~ID Y! mli~lir!l!D._; 1 " ::r jo. .. 1 DE LA. 1\IEDITA.ClON Y ~Q\~~IO~\ ~ ~~; ~~ .. ~.(:4~

    " nu L ... tierra est 116fla de iniquidades porqrie no ha ninguno que mtditc. La meditacion es romo el ojo del hombre; si esto no ve ni mira on dndu pone los pies, indispensablemente caer: del mismo modo el hombre c1uc no medita no ve sus necesidades ni las conoce, y por lo mismo no pide el remedio no ora. El alma sin oracion no puedo vivir; por esto de-ra san Juan Crisstomo: .dsi como el cuerpo sepa- lUlo det alma es muerto, as tanlbn et atma se-pariUia de la oracion es muerta. Hace la oracion en el alma lo que el agua en las plantas; si estas no so Jicran, no crecen y se mueren : lo propio osperi-mcntan las almas ~in el ejercicio de la or:tcion, que es el que proporciona aguas de la gracia ; por eso Jesucristo, .no conocin muy bien la necesidad quo tcuemos do la oracion, nos la encarga con tanta ins-tancia en el santo E\a~gelio : Pedid '!/ alcanzareis, (Joan. 1 O, v. 2~.) Convitfle siempre orar y no duis-ti jamds. (Luc. l S. 1. ) 0.-a para que 110 caigais en la tentacion. (Lnc. 22. 4 O.)

    Esta meditaciou y oracion se har ejercitando las tres potencias del alma, y con la apticacion imagina 1ia do los sentidos corporales. Para evitar todo des-nrden y conrusion se seguir el mtotlo siguiente.

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    PRIMIIRA PARTE. - PRRPARACION.

    Prepmacion remow.

    Pureza de conciencia. Rectitud de intencion, trabajar en vencer las pa-.

    siones y adquirir las virtudes, imitar Jesucrisl.o. Leer por la noche la meditacion, y acordarse de

    ella al despertarse.

    PtepaTacion H6xima. Levantarse con prontitud la hora scftalada,

    guardar silencio, y no distraerse voluntariamente pensando en otras cosas.

    Empezar la oracion con humildad , cenfianza y amor.

    Prepmacion inmediata. Ponerse en la presencia de Dios, creer y adorar. Tenerse por indigno de estar en su divina pre-

    sencia. Considerarse indigno de tener oracion, y por es-

    to pedir Dios la gracia que necesita por interce. sion de la Virgen Santsima, ngeles y santos.

    Hgase la compo&icion de lugar, como si se es-tuviese presente en el mismo sitio en que estn su-cediendo todos los hechos de la meditacion.

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  • Vlt

    .

    SBGUNDA PARtE.- HKDIT!CION U ORACION.

    Personas que han in-Con la memoria se tcrvonido en el misterio acordar de In meditacion, de la considerncion , y har la aplicacion de asunto de In meditacion. Jos sentidos las. . . . . . Palabras que dicen. , Acciones que ejecutan.

    Con el entendimiento discurrir y se preguntar: Quin es el que padece? ,Qu padece? Para quin p.1decc ? Para qu padecu?

    A FECTOS. Con la voluntad se ejercitar en arcctos de ad-

    miracion ..... amor ..... a ce ion de !ll'ntias. .. .. alegra, dolor com pasion.

    Reouucia de los bienes, honores y deleites del muooo 3 imitacion de Jesucristo.

    Dolor y pena de lo pasado , por haberse dejado arrastrar del mal, ofendiendo al Seor.

    Confusion de lo presente, viendo la frialdad del cora1.on.

    Deseos de emprender la pcrfeccion y resolverse al momento.

    llESOI,UCIONES.

    Generales de arranca.r los vicios y plantar las virtudes.

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  • V l lf

    Particulares rc~pecro de s mismo: pedir los au-xilios para vencer alguo vicio determinado, adqui-rir alguna virtud particular ..

    Particulares respecto de los prjimos : suplicar las gracias que ucccsiten.

    TBRCm PART&. - CONCLUSJON.

    Dar gracias Dios De haberle sufrido en su tlivina presencia. De las gracias que le ba dispensado. Ofrecerle los buenos pensamientos, afectos , de-

    seos y resoluciones de la oracion.

    Pedir Dios Pcrdon de las faltas que ha cometido en la ora-

    cion. Que bendiga las resoluciones que en la oracion

    ha hecho. Confiar que alcanzar lo que pide por los mri-

    tos de Jesucristo y por la intercesion de la Santsi-ma Virgen , ngeles y santos.

    Por Ultimo, se hace el ramillete: esto es, esco-ger uno, dos tres puntos do aquellos en que he-mos encontrado mas gusto , para tenerlos presentes el resto del dia y olerlos espiritualmente.

    Concluida la meditacion se examin:u : si l1a ido mal , se enmendar; y si bien, dar gracias Dios

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  • IX

    y se notar lo principal ocurrido; y en el resto del dia se observarn estas tres cosas:

    1.1 La presencia de Dios en aquel paso que ~(~ l1a meditado en la oracion.

    2.3 Todo lo quo se baga ofrecerlo en particular la mayor honra y gloria de Dios.

    3. Todo lo que da pena sufrirlo, pensando' en los sufrimientos de Dios humanado, segun el paso de la oracion, dice san Agustin.

    NOT 11.. Si sabe leer se podr servir de alguno de estos libros: Villacastio, Croisct, Ejercicios d san Ignacio de Loyola, Granada, Nepueu, J,apuente, Pre-paracion para la muerte por san Alfonso Liguo-ri, etc.

    Si no sabe leer so podr valer de los miste1ios del Rosario, de la Pasioo del Seior, de los Nov-simos, porque la meditacion y oracion conviene sabios ignorantes.

    OllJECI ONES.

    f. a Quizs alguno dir: no s meditar ni pensar nada. Respondo: se sabe pensar en la comida, ves-tido y conveniencias temporales, y no se sabr pensar en las cosas espirituales y eternas? Es por-que no se quiere.

    ~- Otro dir : no tengo tiempo. Respondo : so tiene tiempo para comer, dormir, pasear, jugar, pe-car ir al infierno, y no se tendr tiempo pa1a sal-var el alma, que es el nico .negocio que tenemos? Por ocupaciones jams nos olvidamos de comer; pues no necesita menos el alma de la oracion que el

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  • cuerpo del alimento. Ay de nosotros si por ocupa-cion por otras cansas abandonamos no hacemos oracion, que ya estamos perdidos para siempre! Ha-gamos, pues, oracion, y siempre sin iotermision, co-mo dico Jesucristo.

    Lomos BSPrRTTUAJ.JlS. Entro los libros con que puedes recrear tu espritu escogers : Introduccion la v.ida devota de san Francisco de Sales; Combate espiritual; los Ejercicios del V. P. Alonso Rodrguez; Fray Lu.is de Granada, Guia de pecadores; las obras espirituales de san Alfonso Ligorio , y entro ellas Prctica del amor Jesucristo ; el Amor del alma; l\Ianual de meditaciones; las Confesiones de san Agustn ; el Kempis, Imitacion do Jesucristo ; Cate-cismo del seior l\Iazo. La lectura espiritual es para el alma lo que la com.ida para el cuerpo.

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  • PARA ALCANZAR LA GRACIA DEL ESPIRITU SANTO.

    V eni, Creator Spiritus, 1\Ientes tuorom visita, lmple superna gratia Qure tu creasti pectora,

    Qui diceris Paraditos, Altissimi donum Dei, Fons vivus, ignis, ch:uitas, Et spiritalis uoctio.

    Tu scptiformis monere, Digitus Patel'Ure dextmre; Tu ritc promissum Patris, Sermone clitans guttura.

    Accende lomen sensibus. Infunde amorem cordibus: Inflrma nostri corporis Virtute firmans perpeti.

    Hostem repellas longius Pacemque dones protinus: Ductore sic te prrevio, Vitemus omne noxium.

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  • XJI

    . Per tC sciamus da Patrem, N'os~mus afque Filium; 'l'equ utriusque Spiritum Credamus omni tempore.

    Deo Patri sil gloria, Et Filio, qui i1 mortuis Surexit, ac Paraclito, In seculorum secula.

    Amen.

    ]1. Emitte Spiritum tuurn, et crea-buntUI'.

    lJ!'. Et rcnovabis faciem terr:c. Y. Domine, exaudi orationem meam. lJ!'. Et clamo meus ad te venia t.

    OREMUS.

    D eus, qui corda fidelium sancti Spiri-tus illustratione docuisti, da nobis in eo-dem Spi1itu l'ecta sapere, et de ejus semper consolatione gaudere. Per Dominum nos-trum Jesum Christurn Filium tuum: qui tecum vivit et regnat, in unitate ejusdem Spiritus sancti Deus, per omnia secula se-culorum. Amen.

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  • .-~ .. MEDITACION DE LOS .PEMDOS.

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    Peccavi super numerum arenre maris. (Oral. l\1aoassoo.)

    Consid.era, cristiano , la muchedumbre de tus pecados y su gravedad, por ser cometi-dos en presencia de un Dios infinito y con-tra su Divina Magestad : vulvete su mi-sericordia , confisale con grande arrepenti-miento tus culpas para que su piedad te las perdone, diciendo:

    Pater, ~vi in calum et coram te; jam n

  • 2 bayascaido muchas veces, pot pensamiento, por palabra por obra : repara cunto los aborrece Dios, pues los ngeles, llenos de sabidura y gracia, por solo un pecado de pensamiento, al instante que le cometimon los arroj como rnyos desde el cielo los in-tiernos; Adn por solo otro pecado le ech del Paraso, privndole para siempre l y sus hijos de la justicia original, sujetn-dolos la muerte y todas las miserias del cuerpo corruptible, procediendo de este pe-cado original, como de raiz, los innumera-bles pecados que hay en el mundo; y s bajas con la consideracion al infierno, halla-rs en l muchos que fueion condenados pot solo un pecado, porque el que quebran-.ta un Mandamiento es deudor de todas las penas eternas en su especie: pero mucho mas conocers el aborrecimiento que Dios los tiene por los castigos que la Divina Justicia hizo en Jesucristo Seor nuestro, no por sus pecados, sino por los tuyos y por los de todo el mundo. O grave mal el de la culpa , pues fue necesaria la muerte de un Dios hecho hombre pata evitar su pena! Oh cun horrenda cosa es caer en las m a-nos de Dios vivo y enojado! O alma ma!

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  • 3 Cmo no tiemblas considerando cunto aborrece Dios las culpas? O Dios de las venganzas! Cmo no os habcis vengado de un bombte tan malo como yo, que no solo ha cometido un 1~ecado como los n;eles, si-no innumerables? Cmo me habcis sufl'ido tanto tiempo, y no me habeis hecho partici-pante de sus penas, pues yo quise serlo de sus culpas'' En m, Seor, estuvietan bien empleados estos castiaos, y lo que padeci vuestto pl'eciossimo Ifijo, pues yo soy el que pequ, y no en l, que nunca pec. El amor que le movi ponetle en la ctuz por m, os mueva perdonarme lo que hice contra vos; y pues ya castigaste en l mis peca-dos, apl:\quese vuestra ira con sus tormen-tos, y usad conmigo ele vuestras miscl'icor-dias, anojando en el profundo del mur to-das mis maldades en vittud de la sangre que det'ram pot ellas.

    Depone iniquitates nostras, et projiC6 in vro-fundum maris onmia peccata nostra. (Miche:e 7.)

    2. Considcta que el pecado es un mal infinito, por ser contra la infinita bondad de Dios, conta su inmensidad y sabiduda infinita, por las cuales est presente en todo

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  • 4 lugar, viendo y conociendo cuanto haces. Contra su Omnipotencia, por la cual est en todas las criaturas, concurriendo con ellas todas sus obras; y as cuando pecas te ayudas de la Divina Omnipotencia para pcnsm', decir hacer lo que le da disgusto: y es tanta su bonuad, que por conserva r tu libertad no te niega este concurso, ni las criaturas
  • 5 habeis aniquilado? Cmo no ha beis empleado vuestra Omnipotencia en castigar al que

    . tan mal se ha aprovechado de ella? Cmo permits que viva habiendo crucificado dentro de m vuestro soberan Hijo, pisa-do su sangre , despreciado sus ejemplos y atropellado sus leyes? Cmo mi corn on no se parte de dolor por haber ofendido con mis culpas al que muri por librarme de ellas? Pero, Dios mio y Criador mio, ya que por vuestra misericordia habeis tenido por bien de sut'rirme, aadid este beneficio los pasados teniendo por bien de perdonar-me. Oh quin nunca os hubiera ofendido! Psame, Seor, de haberos dejado sobre todo

    cuanto me puede pesar, porque deseo ama-ros sobre todo cuanto se puede amar.

    Oh quam amarmn est mihi te reliqttisse Deum meum! (Jcrero. 2.)

    MEDITACION DE LA MUERTE.

    C onsidera, crislia.no, la brevedad de tu vida y la incer'lidumbre de la hora de tu muerte: y pues entonces, aunque no quieras,

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  • G te han de dejar todas las cosas del mundo, djalas t primero con el afecto, no pongas por ellas en peligro tu salvacion; y para esto repite continuamente las palabras del Sabio:

    O mcrs, quam amara est memoria tua flomit.ti pacem habenti in srthstantiis suisl (Ecc. 41.)

    O muerte, qu amara es tu memoria al quo tiene su descanso en las cosas do esta vida!

    1. Considera la certeza infalible de la muet'le, pues ley general es, y sin escepcion alguna, que todos los hombtes han de mo-rir una vez sola; y siendo tan cierta la muerte, no hay cosa mas incierta que su hota; por eso el Salvador nos manda velar siempre, porque no sabemos cundo ba de Yen ir. O alma mia, si esta es Yerdad ca-tlica, cmo vives tan descuidada de apren-der morir bien esa sola vez que has de morir, en que consiste tu salvacion con-denacion etel'na? Oh qu de daos nacen de no mirar al fin, donde toda prisa, sin parar jams, vas caminando! Cmo ten-dras presuncioo ni soberbia si pensases que dentro de poco te has de convertir en poi-

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  • 1 vo, y has de ser pisado y hollado de todos? Cmo tendras por Dios tu vintre, si imaginases que ests sazonando el manjar que westo ha de se comida de gusanos? Cmo andaras desvelado en amontonar ri-quezas, si consdeases que a\li se ha de sa-tisface tu ambician con una pobre morta-ja y siete pies de tiera? Finalmente, no andaran tan desconcertadas las obras de tu vida si todas las midieses con esta re-gla. Oh cmo lo despteciarias todo! Oh cmo trabajaras para la vida eterna! Abre los ojos, ctstinno, y pues no hay cosa grao-de que paa acm'larse no se ensaye muchas veces, ensyatc t bien mOI'I', toma la carreta muy de at1s, m1a que el salto es gande, no menos que de esta vida la eterna, y donde q uiea .que cayese el rbol cuando le corlarcn, all pcrmanecer: para siem)l'c. Prevente de manea que en igas al medioda del cielo; gu:lldate no caigas al seplention del infiemo: examina qu lado caeras si Dios te cortasc ahora, y pocu-ra asegurar tu buen suceso llevando futos de verdadera penitencia. O Divino Seor, asentad en mi alma un vivo conocimiento de la bevedad de mi vida, para que vien-

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  • 8 do lo poc9 cue me falta de ella, trabaje con cuidado para la eterna; dadme gracia para ceir mi cuerpo con la mortificacion de mis vicios y pasiones, para tomar en mis manos hachas encendidas de virtudes y buenas obras, y para estar siempre en vela espe-rando vuestra venida: acordaos, Dios mio, que vuestros aos son eternos; compadeceos de los mios que son tan cortos, y no me llameis por mis culpas en medio de mis dias con muerte apresurada y repentina.

    Ne revoces me in dimidio dierum meorum. (Psalm. 101.)

    2. Considera la pena que tendrs cuan-do ests con la candela en la mano, apare-jada la mortaja y le digan: es ya llegada la hora de tu partida. Oh cunto sentirs el dejar todas las cosas de esta vida que ama-res con desordenada aficioo! Porque all has de dejar las riquezas, dignidades, regalos, oficios y posesiones, tus padres y hermanos, amigos y conocidos, y tu mismo cuetpo; y cuanto mayores fue1'en tus bienes, tanto ser mas amargo el dejados; y cuanto ma-yor fuere el amor que tuvieres estas co-sas, tanto mavor ser el dolor cuando te

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  • 9 aparten de ellas. Oh cmo temblars aqu de la cuenta que has de dar Dios, viendo que el mal que temes es eterno y sin re-

    . medio, la sentencia irrevocable, tu causa peligrosa por cuanto te consta de la culpa que cometiste y no de la vcrdadera peni-tencia que hiciste por ella, sin saber si eres di"'no de odio de amor: y aunque t no halles culpas en ti, puede ser que las halle Dios! Hora es esta en que tiemblan los muy esforzados, porque el jusl

  • 10 visibles, pma que no sienta tormento en apartarme de ellas; poned luego en mi ma-no el cuchillo de la mortificacion, pata que aparte de m lo que me puede apat'lar de vos. Oh cunto siento, Seor, el haberos ofendido: rodeado estoy, Dios mio, y com-batido con los dolores de la muerte, y el que mas me aflije y congoja es el mar impetuo-so de mis culpas y pecados.

    Cilcwndedtmmt me dolores nwttis, et torrentes iniquitatis conturbaver-unt me. (Psalm. 11.)

    MEDITACION DEL INFillRNO.

    Considera, ctistiano, la terribilidad y du-racion de las horribles penas del infier,!lO, bajando l con la consicleracion, y con ella asienta en tu alma un temol' g1'ande de ofendet' al que abOI'!'ece tanto las culpas, que las cas~iga con tales penas: 1wocuta lavar las tuyas con continuas lgtimas di-ciC'ndo Dios:

    Dimite e m.e, ut pfa31gam patdulwn t/oforem m.eum, antequam vat/am, et non evertar. (Job 10.)

    l'ormitidmc, Scuor,quc llore en esla 'Vida mis culpas, antes que en la olra padezca sin remedio sus penas.

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  • ti 1. Considera que el infierno es una

    crcel perptua de fuego, y un estado etet-no en el cual se padecen todos los males y se carece de todos los bienes. Y aunque sus penas sean innumerables, se pueden reducir dos gneros: una es de sentido y otra de dao. Comenzando pues por aquella, la pri-mera, es de fuego de tan estrao ardor, que el de ac es como pintado en su compata-cion; atormenta y no consume, abrasa y no alumbra, disponindolo asi la Omnipotencia de Dios para mayor tormento de los conde-nados. De esta lan espantosa estancia se-rn pasados otra contraria ella, no me-nos intolerable, que set un hort'ible fria, tal, que ni la variacion les sirva de alivio, sino antes de mayor tormento. Los ojos se-rn atormentados con la vista de los demo-nios, que para esto mudarn esttaas figu-ras de mnsttuos hotTendos. Las narices con hedot incomportable que saldt de sus miserables cuerpos. Los odos con conti-nuos y destemplados clamores y gemidos de alormentadotes y atormentados. La len-gua con hiel amagusima y sed rabiosa. La imaginacion con una vehementsima apreosiou de aquellos tormentos y tan in-

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  • 12 cesables, que ella avvar el dolor y el dolor la imaginacon. La memoria, con la con-sideracion de los bienes pasados, y de las ocasiones que tuvieron para llorar sus cul-pas y hacer penitencia de ellas. El entendi-miento, lleno de tinieblas y errores, no po-dr discurrir cosa que le sea de alivio, an-tes engaado con ellos ponderar la gran-deza de sus dolores, y juzgando por ligeras sus culpas , y por atroces y desiguales ellas sus penas, entender con pertinacia que Dios le hace agravio. Y de aqu nace el gusano de la mala conciencia, que perp-tuamente con rabia infemalroer las entra-as del condenado; porque la podredumbre de donde se engendra, que es la culpa, nunca se acaba, y la viva aprension_de ella y de la pena nunca cesa. Mayores se-rn los tormentos de la voluntad, como quien fue mas negligente en atajar la culpa; y as padeced una envidia mortal de la gloria de Dios y de sus escogidos, teniendo grande aborrecimiento y odio con l p01que as los castiga: y como el peno herido con la lanza se vuelve dar bocados en ella, asi ellos quisieran, si pudieran, despedazar Dios; y viendo que de esto no resull a me-

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  • 13 noscabo alguno en su gloria, se acrecienta con increble descsperacion su despecho. De-ms de estos tormentos gene1nles y comu-nes hay otros particulares, po1que alli se da medida contra medida; y asi los so-bchios sern castigados con paticulares afcntns ignominias; los av:uientos con es-ti'Cma necesitlad; los glotones con hambre motal, sed insaciable y bebidas amargusi-mas; los lascivos sern envestidos en lla-mas hediondas de piedra azufre; los envi-diosos ahullarc\ n como peros rabiosos con dolores entaahles; los pe1ezosos sen las-timados con aguijones encendidos. Pues si tanto dolor causa en esta vida la pena de un solo miembro, cunto dolor causare\ la pena que de tropel entra pot tnntos? Oh desventurados deleites sensuales , cuyo fi n son tan terribles n magutas! Oh cun ter-rible mal es el pecado, pues siendo Dios in-finitamente miseticordioso se est: gozando de ver padecer al condenado conforme al orden de su justicia, sin que se compadez-ca de l su misericordia! Abre los ojos, cis-tiano, y mira qu fin Le llevan los pasos torcidos de tu desconcertada vida; y si no te atreves por un espacio muy breve to-

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  • 14 car el fuego ligero de este mundo, cmo no temes el eterno del otro? O Dios eterno, ilustradme con vuestra sobetana luz para que conozca la terribilidad de los tormentos eternos, y viva de manera que merezca ser libre de ellos; amparatlme con vuestra mi-sericordia para que no caiga en tan espan-tosa miseria. Ayudadme morti!icar y la-hrar las potencias que me clsteis, y ser su verdugo en esta vida para que ellas no sean mis verdugos en la otta : no enttegueis, Seot, los mnstruos infernales al que os confiesa, y arrepentido de babetos ofendido espera en vuestra misericordia.

    Ne tradas bestiis animas con{itentes tibi. (Ps. n.)

    2. Terribles son estas penas; peto con set tan cscesivas, no metecen nombte de ta-les compatadas con la pena de dao (que es carecer para siempre de la vista de Dios y su compaa, y del ltimo fin pat'll que fuimos ctiados); y pot eso si fuera posible que un condenado padeciese todas las penas de sentido que padecen todos los condena-dos juntos, sin padecet esta sola, le sei'a de grandsimo alivio, porque priva de un bien

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  • 15 que infinitamente escede todos los bienes, que es Dios; y asi ca1'ecer de l sel' el ma-yor de todos los males. ~ii1'a cunto sien-ten los hombres que les quiten un mayo-razgo que tenan algun derecho, pues cunto mas sentidn que les qui ten el ma-yorazgo eterno del cielo, que pudier'an te-ner tle1'echo si no le pertlieran poi' sus pe-cados? Y si la muerte es la mas terrible cosa entre las cosas teiTibles, porque apat'-ta el alma del cuerpo y de este mundo vi-sible, cunto mas tenible ser la muet'te eterna, en que se aparta el alma de Dios, y de su reino y muntlo invisible? Oh qu tormento ser para el alma verse apartada de su centro, y el lugar en quien solo pue-de .tenet' su reposo cumplido! Oh qu jus-ta pena que Dios se aparte de quien po1 su culpa se apart de Dios! Y esto pata siem p1'e , para siempre, compitiendo estas pe-nas en la duracion con la eternidad de Dios! Verdaderamente, que aunque fuera uno solo entre los hijos de Adn quien hubie-se ti~ caber tan desastrada suerte, bastaba para hacernos temblar todos: pues cun-to mas debemos temblar sabiendo que es infmito el nmero de los necios y estrecho

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  • iG el camino de la vida? Si esto no creemos, dnde est la fe? Y si lo ceemos, dnde est el juicio y la razon? Y si hay juicio y razon, cmo vivimos tan sin temor de es-tas pen~s, y no a braza m os el rigo1 de la pe-nitencia para lib1arnos de ellas7 O Dios in-finito, ltimo fin y bienaventu1anza de to-das las criaturas; pues me cristeis para goza de vuestra vista soberana en el cielo, n pe1mitais que os ofenda en la tierra, y os menosprecie y apaLe de m con mis culpas: no pueble yo el infieno; no sea yo ce-bo de aquel fuego eterno: psame de las culpas con que he merecido tan graves pe-nas; perdonadlas, Dios mio, por vuestra mise1icordia; no me aparteis, Seor, para siempre de vuestra divina presencia.

    Ne projicias me a {acie tua. (Psalm. 50.)

    MEDITACION DEL PURGATORIO.

    Considera, cristiano, cmo no puede en-trar en el cielo quien no estuviere muy lim-pio de sus culpas, aunque sean muy lige-ras, habiendo pagado la pena que merece

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  • f7 po1 ellas: pl'Ocura lavar las tuyas con peni-tencia conlnua y no cometer mas, porque no las pagues con las lerribles del purga-torio, y que su duracion te retarde la vista gloriosa de Dios: vive con g1ande temor de estas penas diciendo:

    Yerei:Jar amnia. opera mea, sciens quo 11on par-ce-res delinque?lli. (Job 9.)

    Oh cmo tiemblo, Seor, de mis obras, porquu no dejareis culpa sin pena!

    1. Considera cun justo es Dios, pues no quiere dejar culpa alguna sin castigo, y cun misericordioso, pues cuando perdona la culpa mortal en el Sacramento de la Pe-nitencia, conmuta la pena eterna en alguna temporal; y si esta no se paga en esta vida con vedadera contricion , con algunas

    . obras penales, forzosamente se ha de pagar en el pugatorio, donde un solo dia pare-cer muchos aos, as por el lugar, que es debajo de la tierra, cecano al in'fierno, tris-te y oscudsimo, como por los atormentado-res, que son los demonios, como algunos Santos dicen; y tamhien por el gnero de tormentos, que es fuego como el del infiet-no, que, milagrosamente atotmenta las al-

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  • 18 mas hasta purificarlas de la escoria de las culpas, los cuales esceden grandemente todos los dolores que se padecen en esta vi-da, y aun los que padeci Cristo nuestro Redentor; pero mucho mas sensible ser ca-rece de la vista de Dios, porque alli est muy viva la fe de quin es, de su bondad y perfecciones, y cmo es su ltimo fin; y esta viveza de la fe encender el deseo de verle, y la dilacion actecenlat la pena, por-que el amor de Dios est all i en su punto; y asi desearn sumamente ver su Amado para unirse con l, sin que haya cos.1 que les divierta de este amor; y finalmente, por la suspension en que estn las almas sin saber cunto tiempo ha de durar esta car-ee] y esta dilacion de ver : Dios. O Reden-tor dulcsimo, en cuya sangre lavan los jus-tos y blanquean sus almas para ser admiti-das en vuestro reino; conceded me, por vir-tud de vuestra preciosa sangre, un g1an dolor de mis culpas, por el bien de que me privan, por la catcel con que me amenazan, y sobre todo por el aborrecimiento que vos las teneis; sea tal, Seor, mi arrepenti-miento , que tambien quede libre de las penas; suplid vos la falta que hubiee en

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  • t9 m; y para que vaya gozar de vos en sa-liendo de esta vida, puriflcadme en ella atendiendo vuestta misericordia, pero no me castigueis con el rigor que yo he pro-vocado vuestra justicia.

    Corripe me, Domile, verumtamen in juwio, et non in furore tuo. (Jor. 10.)

    2. Considera cun pesada carga es la de cualquie1 culpa, pues da con nosotros en abismo tan profundo, y cunto la abor-rece Dios, pues viendo arder las almas del putgatOIio padeciendo penas tan terri-bles, y muchas veces por culpas muy lige-ras, y con amarlils mucho y ser amado de ellas, las deja arder y penat' hasta que pa-guen todo lo que deben: huye cuanto fuere posible pecados veniales, pues no son otra cosa sino lea, heno y paja con que se ce-ba el fuego que te ha de abtasar en el pur-gatorio. O alma mia, pues ests fundada sobre tan precioso fundamento como es Cristo Seor nuestto, edifica sobre l obras de gran valor, oro de caridad, plata de ino-cencia, y piedras preciosas de slidas virtu-des: mira no mezcles con ellas obras que han de perecer, lea de avaricia, heno de

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  • 20 sensualidad y paja de vanagloria: aprov...: chate del tiempo que tienes de satisfacer mereciendo, antes que llegue el de padecer sin merecimiento: no dilates la paga de tus culpas, porque Dios no te dilate su clara vista; advie1te que es sumo mal carece un punto del sumo bien. O Rey de la glo-ria, quin no os temer? Si asi quemais al rbol fructuoso por unas pocas de espinas que mezcl con la buena fruta, cmo que-mareis al 1bol seco y estril que solo llev espinas de graves pecados? Perdonad, Seor, los mios , que yo de aqui adelante of1ezco hacer penitencia de ellos, y pelea continua-mente con mis pasiones, hasta que mmien-do ellas con vuestra gracia haya mudan-za en mi vida, y sea digno de que me reci-bais en vuestra glori~.

    Cunctis ditbus quibus 'llunc milito, e;x:pecto dOMe venial immutatio mea. (Job 14.)

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  • 21

    HEDITAClON PARA L .-\ DO~UNICA PRIMERA. DE ADVIENTO .

    .Enmt signa in so/e, et luna, et steltis; et tune videunt Flirnn hominsve11ientem in nube, cum potes tate magna, et majes tate. (Luc. 21.)

    C onsidera, cristiano, la terribilidad del tre-mendo da del juicio; las seales que le pre-cedern; el poder y magestad con que ven-dr el Juez; el rigor y delgadeza de la cuen-ta; la acusacion de los demonios, y el des-ventul'ado fin de los condenados. Pide Dios te d un santo temor suyo para que no le ofendas, diciendo:

    Con{ige timore ttw carnes meas ; a jruticiis enim tuis timui. (Ps. 11 S.)

    Fijad, Seior, en m vuestro santo temor, de ma-nera que temblando de vuestros juicios no os ofenda.

    1. Considera que no hay lengua en el mundo que sea bastante para esplicar el menor de los trabajos de este da, pues ha-blando de l el Profeta Jol comenz tar-tamudear como nio, diciendo: Ah, ah, ah,

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  • 22 qu dia set aquel! Atiende al diluvio uni-versal de fuego, que abrasar y converti1 en ceniza toda la gloria del mundo, siendo los malos principio de su pena, los bue-nos de su gloria, y los que tuvieren algo que pagar purgatorio de su culpa. Oye aquella espantosa voz del Arengel: Levan-taos, mtetos, y venid juicio; la cual obedecern todos sin resistencia, escusa tardanza alguna: acui'Clate de esta podero-sa voz; suene esta trompeta en tus oidos; teme esta terrible citacion, y aparjate pa-ra ella : alza los ojos y mira el estandarte Real de la Cruz, que con ser una misma ser vistosa y deleitable los justos que en esta vida la abrazaron crucificando su carne con sus vicios y concupiscencias, pe-ro al contrario, ser horrible y espantosa para los malos que la aborrecieron, y no se abrazaron con ella. Oh qu amargamen-te llora l'n ' 'iendo en ella la justa causa de su condenacion! Luego vend Cristo Seor nuestro con grande magestad y grandeza, saliendo de su divin ostro y de sus lla~as sacratsimas rayos de luz y resplandor amoroso hcia Jos buenos, pero tan terri-bles y airados contra los malos, que de solo

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  • 23 verle quedarn llenos de confusion y espan-to. O Juez soberano, haced que tiemble mi alma de este fueqo que ha de abrasar las riquezas del mundo, pa1'a que no cebe con ellas el fuego de mis codicias: oiga, Seor, con obediencia vuestras voces, siguiendo la bande1'a de vuesll'a cruz en esta vida, para que la vea con paz y segmidad en la otra: pe1'dneme ahora vuestra misericordia para que no me condene entonces vuest1'a justi-cia. Guardad, Seor, mi alma y librad la de la muerte eterna, que en vos, Dios mio, espero no ser confundido pa1a siempre.

    Cus!odi a.nimam meam et eue me: non erue-scam, quoniam .rpera.vi in te. (Psalm. 'H.)

    2. Considera cmo Cristo Seor nues-tro apartar los buenos de los malos; los buenos pondr su mano de1echa levan-tados en el aire, y los malos la izquier-da, dejndolos en la tierra. Oh qu confu-sion tan grande sel' la de los malos que en esta vida tenan la mano derecha y la gran deza, cuando se vean la mano izquierda con tanta bajeza ! Oh qu rabiosa envidia tendrn de los buenos cuando los vean tan l1onrados, y s tan despreciados! Oh cun

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  • 24 to sentirn ver delante de los ngeles y de los hombres publicar sus conciencias, por-que alli todos leern lo que est escrito en el libro de la conciencia de todos: entonces se manifestarn los pecados secretos del co-razon, y los feos de la obra, y las torpezas que se cometieron en lo oculto. O alma ma, cmo te atreves pecar en secreto, si crees que tu pecado se ha de publicar y ver delante de todo el mundo? Mita bien lo que escribes en el libro de tu conciencia, porque ahora podrs encubrirlo; pero aquel

    da, mal que te pese, saldr{t todo luz: en l te pedirn estrechsima cuenta de todos los momentos de tu vida, de los beneficios divinos, de lo mal que te nprovechaste de ellos, y del bien que has dejado de hacer; el demonio exagerar con grande vehemen-cia tus culpas; el Angel de tu guarda ale-gar lo mucho que hizo para desviarte de tu mala vida, y la rebelda que tuviste en contradecirle; la Virgen y los Santos no solo no te ampararn, sino tambien te acus:un, y se conformarn con la justicia divina y rectitud del Juez, que pronunciar contra los rprobos aquella f01midable sentencia: Apartaos de m, malditos, al fuego eter-

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  • . 25 no que est apa1ejado para Satans y sus ngeles. O sol de justicia, mudad mi corazon con vuestra diestra para que aquel dia no me pongais la siniestra; haced que escoja en esta vida lugar bajo entre los hombres, para que el di a del juicio merezca estar ensalzado entre los ngeles; no permi-tais que escriba en el libro de mi concien-cia cosa que sea contratia vuestra sant-sima ley ; aydad me bonar con la peni-tencia lo que he esctito hasta aqui, potque no venga tal castigo sobre m que pata siempre me apm'teis de vos. Bien veo, Se-or, que no pudsteis hacer mas por m de lo que hicisteis, ni yo mas contra vos de lo que hic.e; y, asi tiembla mi alma del rigor de vuestra ira vista de mis culpas y pe-cados: pero por mas indignos que sean mis ruegos de alcanzar perdon de vos, os pido por vuestra infinita bondad me perdoneis, y no me castigueis con el fuego eterno del infierno.

    Jl!elll preces non sunt dignte, sect tu, bontu, fo.c benigne ne perenni cremer irne. (Sec. in Mis. Der.)

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  • ~IBDlTACION PARA LA DOaiiNICA SEGUNDA DE ADVIENTO.

    Trt es qtti :ent'ltrus es? (nhttb. 11 .)

    Considera, cristiano, que la seal que di Cristo Seor nuestro para que se conociese que haba venido al mundo fue que veian los ciegos, oan los sordos y andaban los tullidos; y asi teme qt,~e pues ests tan ciego sus 1 u ces, tan sordo sus voces y tan torpe para andar por el camino de la virtud, no debe de habet' venid.o tu alma: pdele con ansias fervorosas que venga, di-ciendo:

    Excita potentiam 11tam, et ve11i, t~t salvos (aeias 11os. (Psahn. 7 o.)

    Escilad, Scior, vuestro poder, y venid librar-me de mis culpas.

    1. Considera, alma cristiana, la cegue-dad con que te rindes tus pasiones des-ordenadas y la ley de tus apetitos y anto-fos, sin atender ni reparar cun contrarios on las luces que Dios te comunica, ha-

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  • ?.7 cindote sordo sus inspiraciones, entriste-ciendo cuanto es de tu parte al Elsp1itu Santo, dejt~dole dar tantas voces en vano, contradiciendo su voluntad por seguil' la tuya, sirvindole en todo lo que t quieres y no en lo que l quiere que le sirvas. El te llama por el camino de la penitencia, y t sigues el de tus comodidades y regalos. El, por ventura, te llama los eje1cicios in-teriores; t acudes los esteriores. Llma-te la oracion; y t vas la eleccion. El quiet'e que primero cuides de tu aprove-chamiento que del de los prjimos; t, ol-vidado de ti, cuidas de ellos, y de ah nace que ni medras t ni les aprovechas ellos. Y finalmente, siempre que tu voluntad es

    contraria la divina, es vencida sta y sale vencedora la tuya. Desengate, que mien-tras vives asi no vendt mOt'

  • 28 2. Considera tambien que has menes-

    ter tenet tu corazon muy limpio y desem-barazado de todas las aficiones terrenas, menospreciando, pot mejot decir hacien'do de todas las cosas caducas el aprecio que ellas merecen, que es ninguno, teniendo tu aficion siempre fija en Dios; porque asi co-mo no hay momento alsuno en que no ests espetimentando su piedad y providencia, asi no debe haber ninguno en que no le tengas presentc en tu memoria, sintiendo como un destierro riguroso cualquier ins-tante que te apartaren de l los cuidados del siglo. Entra, pues, dentro de tu cora-zon, y echando de l todas las cosas que no son Dios, no aprovech~n para buscarle, pdele con ansias y gemidos venga ti. O piadossimo Jesus! l\Ii corazon os desea, en-seadle cmo os ha de buscar para hallaros; mirad cul est sin vos; venid, Seor, y romped las cadenas de mis pasiones que me impiden el llegarme vos.

    l'671i, Domi11e, et ponens oculo.t .wper me, solv~ catcnas, qu

  • H I!Dl TACION PARA LA DOtul~lCA TERCERA DE ADVIENTO.

    Ego vox clamanis. (Joan. 1.)

    C onsidera, cristiano, las voces con que pu-blica el Bautista su nada, y en ellas reco-noce tu se1, y hallars en l la necesidad que tienes de que Dios venga ti: pdeselo humildemente diciendo:

    J'eni, Domi11e, et salva hominem; quem de limo formasti. (Ex Ala. Dlaj. b. r.)

    Venid, Scior, y salvad cslo hombro que rorms tcis del cieno de la tierra.

    1. Considera cmo la vida de san Juan Bautista lleg ser tal, que cre)'endo muchos que era el l\fesas, enviaron los judos de Jerusaln preguntarle quin era, hacindole diversas preguntas, en cuyas respuestas descubri cuatro actos hericos de su profunda humildad. La primera fu e: Ees C1isto? Y confes luego: Yo no soy Cristo, humillndose y no queriendo usur-par para s la honra que no le tocaba; y

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  • 30 asi debes t bacerlo, desechando con grande presteza cualquiera honra vana que el mundo te ofrezca. La segunda fue: Eres Ellas? No. Eres P1o{eta? No. En donde resplandece el segundo acto de su humildad, pues pudiendo decir que e1a Elas, al mo-do que Cristo nuestro Seor le llam Elas en el espritu (iJlatth. 11 et 17), no quiso atendido al sentido en que se lo pregunta-ban, y tampoco P1ofeta en el sentido que se llama comunmenlc el que dice las cosas futuras, siendo a si que de verdad era pro-feta; inventando modos de encubrir las mer-cedes de Dios en desprecio de s mismo. O Sol de justicia, de quien vuestro pecursor recibi tanta luz para despreciar las honras mundanas, ilustradme con otra semejante que cierre mis ojos para no ver con de-leite lo. que me ila de cegar con vanidad. Vos, Seor, sois la fuente de la vida; alumbradme con vuestra luz para que no me engae la lz del mundo.

    Apu te est {o11s vittP, et in trmti lle ttto villeimu.r /umen. (Psalm. 3 5.)

    2. La tercera pregunta fue: Pues q"in eres y qu dices de ti? Y respon-

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  • 31 di: Soy ttna voz del que clama en el desie1to: apa1ejad el camito del Sei'or. Y atiende esta humildad, que declaran-do el oficio que Lenia de p:u'tc de Dios, descubri junt.amente la n~da que tenia de su parte llamndose voz, la cual por s es nada y est pendiente del que habla; y asi l conoca que todo lo cue hahlaba era de Dios, y lo que obraba, siendo su vida voz que cxhortaba y enseaba ap:wcjar el ca-mino del Seor'. La cuarta fue : Pues por qu bautizas? Y sin volver por s, pudien-do decir que lo hacia porque Dios se lo ha-ba mandado, respondi : J'o bawizo en agua, Je1o Ol1'0 vend1 mas fuerte que yo, quien no merezco desatar la C01'1'ea de su zapato, y os batttiza1' en el Es-pl'iW Santo; procurando de esta suerte ser abatido y despreciado de los hombres por sus obras, y juntamente que se cono-ciesen y estimasen las obras de Dios. Con-forme este ejemplar debes t continua-mente preguntarte : tt quin e1es? y ver si responde tu cornon con la humildad que san Juan; y pondera cu:nto debe ser ma-yor, pues t eres un abismo de pecados y l nunca los tuvo, siendo santificado en el

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  • 32 vientre de su madre. O divino Seor, que labrsteis este dechado de humildad, ayo-dadme para que aprenda de ~ se humil-de, y hu-millndome disponga mi corazon para recibir los dones de vuestra gracia. Ac01daos , Dios mio, de mi miseri2. l\1iad, Seor, que sin vos todo mi ser es nada.

    JIIenumto mei, lJeru, quia. vcntirs est vi!a. mea. (Job 7 .) '

    H BOITACION P ,\RA LA DOlllNICA CUART,\ DE ADVIENTO.

    Factum est J7er6um Domini super Joannem. El vcnit prcedicans aptismum pamitcntice. (Luc. 3.)

    C onsideta, cristiano, que viene ya el Sal-vador de las almas curarte de tus vicios y pasiones: procura disponerte para recibir-le con obras de mortificacion y penitencia, pues con ellas aseguras que venga: pdeselo con fervorosas ansias diciendo.

    reni, Domine, et 110/i tardare, relaxa facinora rtei wre. (In Offic. Snb. prrec.) .

    Venid, Seior, y sin tnrdnnza, quitar lns malda des do vuestro pueblo.

    1. Considera cmo el glorioso Bautista,

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  • 33 hasta que comenz ~ predicar, estuvo desde su niez en el desiCJto haciendo una vida milag,osa, esme1ndosc en la penitencia y aspereza corporal; en la comida, comiendo langostas y miel silvestre; en el vestido, vis-tindose de pieles de camellos, y cindose con una cinta muy spera; en la vivienda, recogindose en una cueva, descansando en el suelo, sufriendo con admi1able paciencia las inclemencias de los tiempos, y nada de esto en cas[igo de pecados, pues fue santi-ficado en el vientre de su mad1e, sino para tener su carne rendida al esp1itu y estar mas dispuesto recibir los dones del cielo. De donde debes sacar t un deseo entraa-ble de imitar este Santo en cuanto alcan-zaen tus fuerzas; no solo po1 los fines que 61 lo hacia, sino tambien por satisfacer los muchos pecados que has cometido. O Se-or, desde hoy os of,ezco trae1 en ini cuer-po vuestra moJlificacion, como la trajo vues-tJo Precursot, para hacerme digno de que vengais m. Ojala I'Ompiseis esos ciclos y viniseis, pa1a que con vuestta presencia se deshiciesen los montes de mis vicios y pecados!

    Utinam dirumperes ca/os, et descende1es, fa-ce tua nwntes defluuent. (Isai:e 64.)

    3

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  • 34 2. Considera cmo en habiendo Cl'ecido

    san Juan, y confor lalecdose en el espritu con tan buena prcparacion, sali luego :i predica1' el ba utismo de penitencia, movido del Espritu Santo, que despues de ha-hel'le hecho pe&cto le movi que pi"O-curase con caridad :.udiente hacer pe1fectos los dems, haciendo con su p1edicacion copiossimo fruto, convirtiendo innume,a-hles almas, siendo la materia de sus sermo-nes exho1ta1' penitencia, ya con espe1anz~s del premio, porque se acercaba el reino de ' los cielos, ya con amenazas del fuego eter-no, porque la segu1' estaba puesta la raiz. Sr"vante tambien ti estos dos motivos de hacer penitencia de tus culpas, imaginan-.do que quiz est ya la segur la raiz del rbol de tu vida para cortada, y que si no te enmiendas sers paja que ha de se1' cebo del fuego eterno. O piadossimo Jesus, que delante de vos envisteis al Bautista para que ensease los hombres aparejar el camino para vos; ensead me, Seor, el ca-mino de agrada1os para que me ejercite en vuestras maravillas.

    7/iamiustificationum ttlarwn insttue me, et exer-celior in mirabilibus t11is. (Psalm. 118.)

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  • 35

    MEDITACION PAllA B:C. DIA DE:C. NACiliiENTO DE JESUCRISl'O NUESTRO SEOR.

    J11'aria peperit{iliwn suum primogenitum. (Luc. 2.)

    Considera, cristiano, al Criador del mundo recien nacido en un pesebre por redimirte: pdele te d gracia para venerar tan sagra-do misterio, de manera que consigas el fru-to de su rcdencion, obligndole con el em-peo en que se ha puesLo hacindote tan grande beneficio.

    J11emento, erum Conditor, nostri ruott olim co-poris, sacrala ah albo 1/irginis, nascendo (orm.am sumpscris. '(H ymn. iu O f. b. d.)

    Acordaos, Seol', que naciendo de la Virgen os dignsrcis de lomar forma de hombJ'c.

    1. Considem ;) tu Divino Maestro, que dejnndo Nazaret inspir su J\1adre que fuese Beln, y no habiendo en todo el lugar quien la hospedase ni. la quisiese recibir se fue un establo de bestias, y alli naci en medio de dos brutos, y por no tenet' don-

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  • 36 de ponerle le reclin sobre un pesebre . .l\1ira bien la estrema pobreza y humildad con que entra en el mundo, escogiendo pobre casa, pobre cama, pobre i\1adre, po-bre ajuar, y ese prestado, y prestado de bestias .. Quin imagin jams juntos en uno dos estremos tan distantes como son Dios y pesebre? Pues cmo, alma mia, no sales de ti considerando esta fineza hecha por tu amor? O Virgen Santsima, quisiera tener mi corazon adornado de muchas vir-tudes para pediros le reclinrais sobre l. No fuera mejor, Seora , poner en vues-tros brazos al tierno nfante que no en la dumza de un pesebre? Si no es que quereis que. comience ya desde esa cteda pre-dicar al mundo la . verdadera sabidura, pues con su humildad me ensea dejar mi presuncion y soberbia, con su pobreza mi avaricia, con su mansedumbre mi ira, con el sufriminto del fro y dureza de la cama el amor que tengo los regalos y blanduras de la carne. O soherano Maestro, que apenas naceis al mundo cuando comen-zais ensearme el desprecio del mundo y el aprecio que haceis de las virtudes; dad-me gracia para que yo aprenda vuestra

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  • 37 doctrina: bienaventurado, Seor, el que de vos aprende la enseanza de vuestra san-tsima ley, y obra conforme vuestra en-seanza.

    BCil.tus !tomo quem tu erudieris, Domine , et de lege tua docueri4 eum. (Psalm. 93.)

    2. Considera tarnbien la ternura con que la Virgen cuidara del tierno infante, y la bumiltlad y regocijo con que le adOJa-ria, por el amor que le tenia como su Dios y tambicn como hijo suyo. Mira el gozo con que los ngeles le adoraron, y avisaron los pastores cmo haba nacido el Reden-tor del mundo, y la dcvocion con que fue-ron lue"'O .vcrle. Ea, alma mia, buen.dia es este ~e entrar t con los dems adorar este Nio benditsimo y aprender de su doctrina: y si no puedes entrar con los n-geles por su pureza y tu inmundicia, ni con los dos serafines de la tierra, Mara y Jos, >Orque se abrasan en fuego amoroso sus voluntades, "Y la tuya est helada y fria; ni con los Reyes, porque tienen altos pensa-mientos y diligentes pasos en yenir, y t los tienes muy bajos y eres muy perezoso; ni con los pastores, porque son muy sencillos

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  • 38 y libres de malicia, y t ests lleno de ella; ni con el buey, que tiene mas conocimiento que t (Isai. 1}, pues conoce su dueo y t no le reconoces, cnt1a siquic1a con el jumento y dale el mejor lug:u, pues aunque t le hagas ventaja en el enten-dimiento l te la hace en la ,.oJuntad, que es la que aqu ba de ap1ender endi1'Se la agena y tenese en nada. O Maestro soberano, abrid los ojos de mi alma, para que viendo vuestJa gandcza tan humilla-d:i humille mi altivez y soberbia. Ensc-admc, Seor; veisme aqui que estoy como un jumento delante de vos, y deseo estar siempre sin ~partarme jams de vos.

    Ut jumentum {actts sum aputl te, et ego semper . tecum. (Psalm. 7'.! .)

    llli!DITACION PAllA EL .DIA DE LA ClR-CUNCISlOS.

    Ut circumckretur puer, vocatun~ . est nomen ejus Jesus. (Luc. 2.)

    Considera, cristiano, cmo ocho das des-pues de haber nacido el Salvador le pusie-

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  • 39 ron el dulcsimo nombre Jesus, y la obe-diencia, humildad, paciencia y catidad con que en la Citcuncision comenz derramar su peciosa sange por ti. Ofcele dera-ma la tuya por l confesando su santo nomb1e.

    Yoluntarie sacri(lcaiJo ti!Ji, et cO!I/iteor nomini tuo, Domine. (P~Im. 53.)

    Con mucho gusto dcrramard mi sangre, Soiior, confesando vuestro santsimo nombre.

    1. Considera la obediencia de tu sobe-rano Maestro en este dia, pues estando libre del precepto de la cicuncision como Dios y como hombre, no siendo concebido por obra de vaon ni con deuda de pecado mi-ginal, no obstante eso le guard, y consi-suicntemente se of.cci guadat' lodos los dems, siendo tan pesados, pa1a que con su ejemplo obedezcas t los suyos, suaves y ligcos. ALiende SLl humildad , pues no pudiendo se pecador tom forma de tal, sujet:ndose la circuncision, que e1a seal de nios pccado1es. En ningun mislel'io de su vida se humill tanto como en este, por-que en ningun otro falt al~una seal por donde se descubriese su divmidad. Si nace

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  • 40 en un establo, alli le adoran ngeles, pasto-res y reyes; si se presenta en el templo, alli le conocen Simeon y Ana profetisa ; si se bautiza, all se ve sobre su cabeza el Espritu Santo en figura de paloma, y se oye la voz del Padre que le declara pot su Hijo; y finalmente, si muere en una cruz entre ladrones, all i se eclipsan el sol y la luna, las piedras se barajan, los sepulcros se abren y los muertos resucitan; pero en )a circuncision no hay nada de todo esto. Admit-a su paciencia, pues c.onociendo el aolpe que le amenazaba por el perfecto uso de razon que tenia, y temiendo natural-mente la herida se estuvo quedo, y tan sin menearse como si no lo supiera. Y pondera su caridad derramando aquella sangre con tanto amor, que si fuera menester detra-mara lucao toda la que le quedaba. O ca-ridad a ~icnte ! O paciencia invencible! O humildad profunda! O perfecta obe-diencia! O dulce Jesus, quin acettata imitaros! Ojal se enderecen los pasos de mi vida de suette que acierte seguiros.

    llh'nam dirigalltur vire mea ad custodiendas js-t ificationes tuas. (Psalm. 118.)

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  • H 2. Considera ta mbien, vista de esta,

    la cit'cunc!sion espi1itual que quiere de ti nuesto soberano Maestro. Cicuncida, pues, y co1'la de ti las demasas en regalos y co-modidades de la carne, motific:mdo tus vi-cios y pasiones deso1denadas , aunque te cueste derram~r sangre, y lleva con pacien-cia qlle otros te circunciden en estas cosas, y ayuden : quita estas dcmasas, ahoa lo hagan con buena intencion, abo1a con mala, con deseo de injuriarte, considerando que tu Divino Maestro deram su sangre en tres lugates

  • 42 otra ley que se opone la de la razon! y el amor propio y desordenado me detiene no hacerlo.

    SIJ1ltio aHamlegem in membis meis epugnantem legi ?ll1J11tis mece. (7. ad Rom.)

    liiEDITAClON PAl\A EL DIA DE LA EPlFANfA.

    Ecee .!agi ab Oriente venerunt. (niatth. 2.)

    Considera, cristiano, el afecto con que los reyes Magos vinieron desde el Oriente adorar al nio Dios recien nacido; procura t entrar con ellos, y pdele que te d luz y todos los reyes de la tierra para que le adoren, confiesen y veneren, dif:iendo:

    Confiteantur tibi, Domine, onmes reres terra>, et cantent, quoniam magna est glori.'! tua. (Psalm. 137.)

    Todos los reyes del mundo, Scfior, os confiesen y canten las grandezas de vuestra gloria.

    1. Considera cmo el dia que nacw nuestro Maestro Jesus en la tien'a, querien-do el Eterno Padre que todos le conociesen, cri una estrella en el Oriente, que fuese

    . .

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  • 43 seal de babet nacido el Mesas, que Balaan habia profetizado ( Num. 24). Y aunque muchos la vieron y entendieton lo que sig-nificaba, solos tres se movieton : buscarle, quedndose los dems en las tinieblas de su infidelidad en pena de su pereza; y aliende cuantas veces a1>arece dentt'O de ti la eStre-lla de la di vi na inspiracion, solicit{lndole que busques C1isto y abraces su ctuz,'y t no quictes dat' un paso pot' no p01der las comodidades de tu c:une; gurdate no se cumpla en ti, como en ellos, la venlad de aquella tigutosa sentencia que dice: Son muchos los llCimados y Jocos los escogi-dos (Manlt. 20). AtTjale, pues, con fe viva en las manos de Dios, que l te guiar cou su ptoviuencia, como lo hizo con los Reyes, dndoles esta esttella que les fuese guiando en su camino; y aunque una vez se la en-cubri para ptobar su fe, no les desampar, socortindolcs luego por medio de los sabios de Jerusaln. O divino Sciiot, bendita sea vuestra p1ovidencia! De hoy mas me oficz-co poner en ella con gandc confianza, sin dejar de buscaros jams, diciendo contnua-mente con estos santos Reyes : A dude est el que ha nacido rey de los judos?

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  • 41 procurando llevar muchos dones vuestros con que adot':lr'os.

    Ubi est, qui nalus est lle:x: Judaorum? Yenio enim cun~ muneribu.r adorare eum. (Matth. 2. )

    2. Considera cmo con estas noticias caminaron luego Beln, y hallaron al Nio con Mara Santsima su Madre, como los pastores, porque el que quisiere hallar al uno le ha de buscar con el otro; y postrn-dose le adoraron con su m a veneracion, re-conociendo con viva fe que ea su Dios y Redentor, y luego abriendo sus tesoros le ofrecieron oro como rey, incienso como Dios, y mirra como hombte : y imita-cion suya debes t postrarte delante de este Divino Nio, y aclorarle en espritu y en verdad, abriendo los tesoos de tu corazon solo en su presencia, con cuidado de que no le los roben !os ladrones ele la soberbia y vanagloria, y ofrecerle oro de ardiente cari-dad para con. l y para con los prjimos, incienso muy oloroso de otacion con afectos muy levantados de devocion, y mina muy escogida de perfecta morlificacion. O Rey de reyes y Seor de todo lo criado, algi'O-me de vetos tan reverenciado de estos reyes!

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  • 45 Oh si los dems del mundo os venerasen! Venid, todas las criatUIas del mundo, venid; adoremos al Seot', postrmonos y lloremos en su ptesencia nuesltas culpas.

    T-'enite, adoremus1 et procidamus, et ploremus an te Dominum. (Psalm. 94.)

    llfBDITACION PARA L A DOlUNICA INFRA-

    OCTAV,\. DJl LA llPll'ANA .

    .dsndentihus illis Hierosolynum' remansil puer Jesus. (Luc. 2.)

    Consid~ta, cristiano, cmo subiendo el Nio Jesus con su Madte Santsima y san Jos al templo se tes escondi por ttes dias; pdele que, pues reconoce tu flaqueza, no se esconda ni se aparte de ti, diciendo:

    Ne dffelinquas me, D01nine Deut .neus, ne dis-cesseris a me. (Psalm. 37.)

    No me desamparcis, Dios mio, no os aparteis de m.

    1. Considera, alma mia, el dolor de la Virgen Santsima y del glorioso san ~os cuando se les perdi el Divino Nio, y atten-

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  • 46 de t su paciencia, pues sin perder la paz del alma sintieron esta prdida con resignacion en la voluntad de Dios; su humildad, te-miendo que po1 alguna culpa suya los de-jaba; su diligencia, pues con tanta solici-tud le buscaron luego; su orncion, pues con ansias fervoros~s pedan su Eterno Pad1e les diese conoCCJ' dnde estaba. Y repara cmo muchas veces este Seor se aparta de los hombres sin que lo conozcan, unas po1 el pecado mortal ocuho, que se hace con igno1ancia culpable, w ilusion del demonio con capa de vi,tud ; otJ'fiS por una secreta sobc1bia y vanagloria, que con-sume la vel'(ladcra devocion y quita la pre-sencia favorable de Dios, mas no se conoce en el dia de la p1osperidad, pero en vinien-do la noche de la adversidad echa un hom .

    . bre de vm la ausencia de Dios y la falta que tiene de vc1dadera virtud; otras por secreta providencia suya p:ll'a ejeJ'Citamos en humildad; y todas debes entcndCJ' que son trazas suyas para tu mayor bien. Con-frmate, pues, con su santsima voluntad cuando te vieres en semejante desampato, y dile conqu~jas amo,osas: Hasta cundo, Seor, os olvidais de m? Hasta cundo

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  • me habeis rostro?

    47 de esconder vuestto divino

    lisquequo, Domine, o!fvisceris in (r11em? Osq~quo avertis faciem tuam iL me? (l'salm. tz.)

    2. Coosidea cmo no habiendo hallado la Vi;;cn al Nio entre sus paicntes, le hall en el templo (que all es donde este Seor se halla mas lacilmcnte) en medio de los Doctores, para que tu conozcas que pOI' medio de ellos le hallars, y ellos entiendan que les oye lo que ensean p.ua castigar-les y pemial'les, y paa ayudarles en lo que enseuren; y mira la ternua con que se queja dicindole: Hijo, por qu lo hi-ciste asi con nosotros? illira el dolor con que llL J>adre y yo te hemos a11dado bus-cando: no po pctl il'le causa de lo que ha-ba hecho, porque esto Cuea cuiosidad cs-eusada , sino po1' declara el sentimiento de su coa7.on, y para que tu aprendas bus-car Dios con dolo que proceda de amor, con pueza de inlencion y sinceridad, no por tu inters y gusto sensible, sino por esta junto l, poniendo de tu pale lodos los medios proporcionados para hallarle, con petseverancia en ellos hasta conseguirlo; y

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  • '18 si no le hallas, ser potque faltas en algo de esto; y asi haz reflexion sol)l'e ti para ver cul sen, y procura enmendarla. O Seor, ensead me buscaros por el camino que os halle, que como el cietvo herido desea la fuente de las aguas para su remedio, asi os desea mi alma vos para el suyo.

    Sicut cervus ctesiderat act fmtle9 aquarum, ita de-sideral anima mea act te, Deus. (l'salm. ' 1.)

    llllDITACION l'ARt\ LA DOmNICA SEGUNDA DllSPUES DE LA EPIFANA.

    1Vuptice factre sunt. (Joan. 2.)

    Considera, cristiano, el amot con que la Virgen Santsima pidi su Hijo remediase la falta de vino que hubo en las. bodas, y reconociendo te fa lta la caridad, pdela te la alcance de su precioso Hijo dicindola:

    Fac ut ardeat cor m'-um i11 amando Cliristum Deum. (De planClll ll. 111.)

    Haced, Scora, cuc arda mi corazon en amor do vuestro Hijo y mi Redentor.

    1. Considera la compasion y solicitud

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  • 4 9 de la Virgen nue~tra Seora, pues en vien-do la falta del vino, de su propio motivo piui el rcmcuio de esta neccsitlad : su Hi-jo, mostr:\nuose en es lo agradecitla los que la convidaron, con uoa con{janza gran-de y amorosa rcsir;naciun , sin decir mas que no t ic11Cn t' ilO, como quien sahia bas-taba represcntarlc la necesidatl para que la remcdiase si convena, Jle,ando 1 u ego con grm1tlc paciencia y humildad la respucsla que In di, sin >erd~r la espcranza uc ser oda. Y lo mismo hace ahor:l por sus devo-tos, aun cuando se olvidan descuidan de pedirla emedio de sus necesidades, compa-decicnrlose de clhrs. O Virgen piadossima, pu06 ta'l cornpa~io n tu vis teis en esta ocasion de la necesidad corJOral, tened la tambien de las necesidades de mi nlma, y alcanzad-me de vuesli'O soberano Hijo el remedio de ellas: mirad , Seoa, que no tengo humil-dad , que no tengo paciencia ni obediencia; que no tengo uevocion ; que no tengo vino de fe1vorosa caridad.

    rinum non haeo. (Ioann. 2.) 2.

    medio Atiende luego, si quieres alcanzar re-de tus miserias , al consejo que la

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  • 50 Virgen di6 los ministtos dicindoles: lla-ced todo lo que mi Jlijo os mandare; porque no basta confianza sola si no se junta la obediencia, tenindola muy pun-tual en todo lo que Le mandate, ya por me-dio de sus inspitaciones sectetas, ya por medio de sus miuisttos, aunque sea muy dificultoso muy menudo, y te parezca fueta de )l'opsito, como poda patecet en esta ocasiou manda traer agua para re-

    medi~r la falta de vino, porque quiere Dios que tindamos nueslt'O juicio, y asi espeti-mentaremos su podet'. O piadossimo Jesus, bendita sea vuestra omnipotencia, que con tanta largueza favoteceis los que rinden .su juicio vuestra obediencia: dadme gra-cia, Seor, pata que yo os obedezca; vis-me aqu, Dios mio, que con ella estoy pron-to para hacer vuestra santsima voluntad.

    Ecu venw ut (aciam voluntatem t11am, Deus. (Psalm. 39.)

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  • 51

    Afl!DITACION PARA. LA DOlUNICA TERCERA DFSPUilS DE LA llPIFANfA.

    Ecce leprosus tltniens adoraat eum. (~Iatth. 8.)

    C onsidera, cristiano, la lepra de innumera-bles vicios y pecados que tienes: acude al mdico divino y fuente de la gracia Cristo, tu sobcrano maestro, y musllasela con grande confianza de que te la ha de sanar, dicindole:

    Domine, si t1is potes me ""mdrue. (JITauh. 8.) Soior, si qucrcis podcis limpiarme do mis culpas. 1. Considera la reverencia con que es-

    te leproso se postr delante de Jesucristo, bien nuestro, y la fe que tuvo de su omni-potencia, confesando poda sanarle si sus culpas no lo impedan, y su tesignacion en no pedir cosa alguna sino solo mostrar su necesidrul; y prmderando la lepra de tus po-tencias y sentidos, y de toda tu alma, ponte con est

  • 52 m
  • 53 dero sin mancilla Cristo Jesus, y recibir su santo Cuerpo. O divino Seor, visme aqui cargado de inmundicias y pecados, que se han mull ipli
  • ~4 persecuciones y tentaciones que parece dan con ella pique, no solo combatindola las olas por del'uera , sino tambien entrando dentro, llenando las potencias interiores de tristezas, temores, escrpulos y otas va-rias turbaciones; mas no por eso debes pen-sar que Dios se descuida de ella y duenne, pues aunque lo parece, su corazon vela (Cn-tico o) ' permitiendo estas borrascas (como lo hizo en este da con los Apstoles) para probar nuestra fe y avivar nuestra con-fianza, fu ndarnos en humildad, purifica-nos de vicios y provocarnos l ejercicio de la oracion, pues entrando en el alma las olas de tribulaciones suelen salir de ella las de los vicios, y entJando la humildad sale la soberbia y vanagloia, y entando la congoja sale la tibieza. O sapientsimo Seo1, gobernad la nave de mi alma como quisireis, pero no la desampareis ni pe-mitais que se anegue con las aguas amar-gas de las tribulaciones, ni que la tague el mar profundo de las tentaciones.

    Non me demerqat temresta.r aqure, neqtre asor-veat me pro[undum. (PMiro. GS .)

    2. Considera tambien cmo en viendo los discpulos su peligl'o acudieron luego al

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  • 55 nico remedio de Lodos los males, nuestro soberano Maestro, pidindole les ayudase; y mira cun presto dcspett como quien te-nia gana de socorrerles, reprendindoles su poca fe, pues aunque mirando sus pocas fuerzas era tazon que temiesen, estando con tal compaa no haba que temer; y man-dando al mar y los vientos que se sose-

    ~asen, al punto ces la totmenta. Y asi de-bes t, cuando te vieres combatido de \"a-rios pensamientos 6 m iones, acudir luego por medio de la otac;ion este soberano Se-or, y pedirle las mande cesat. O divino Maestto, confieso que mitndoos vos no tengo que d udat, ni de vuestto poder, ni de vuestro sabet , ni de vueslt'O quete para mi remedio, potquc sois infinitamen-te poderoso, bueno y sabio : mi corazon, Seor, es un mat turbado con mil vientos de contratins pasiones; cuanto mayor fuere esta turbncion ser:\ muyot mi confianza en vos; sosegarlla, Seot, pata que diga: qu grande es vuestto podet', Dios mio, pues asi sosegais el mar de mis pasiones y aquie-tais el viento de mis tribulaciones!

    Qualis est hic , 111ia venti et mare obediunl ei. (1\IaUb. S.)

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  • \

    56

    AJEDITACIO!\ PAR,\ LA DOlll~ICA QUJ~TA D:ESPUES DE LA EPIFANIA.

    _Qu> sem~1apft bq~uln semen in agro suo. (niat-th:m 13.) ''' . > :.

    Co~sidet:a ,. c;jst iano, la buena semilla de udmirabls tlocurnentos y santas inspira-ciones que Dios ha sembrado en el campo de tu alma, y la cizaa de en"'niios y ten-taciones que ha sembtaclo el demonio: pide Dios su gracia, pata que vencidos stos crezca en ti el ftuto de aquellos, diciendo:

    Effunde Spiritvm tuun super semen tuum. (I~ai. 44.) Rc;nd, Scor, con el roco do vuestro divino Es prilu vuestra ~cwilla.

    1. Considctn , lmn mi a, cmo en este campo del mundo Ita ~cml)l'ado Dios su bue-na semilla . que son los justos, sustentados con el riego de su gracia, p:ua ~et herede-ros de su glol'ia, y pata que de ellos y su hu en ejemplo nazc;m ottos ; y cmo en me-dio de ella el demonio ha sembtado su ci-

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  • 57 zaa, que son los malos, parecidos los otros en el set' de hombtes y acciones este-riol'es de cristianos, pet'O de verdad no lo son _en el alm~. Mira cmo, d.~spt:eciando ser sem1lla de Cr1sto que cqu.atJ:ltgo y busca tu salvacion, te has he!lh.q/ oii if"!l .Y. semilla del demonio, que es tuti\ertijg;r, busca Lu condenacion, siendo d ltSa \1~ 9'4:i.:se atode-rase de tu voluntad la ' floje11ii~.Y ~desquido, y el sueo pesado de la pereza en qe has vivido, y la facilidad con . qu~ ;~_as. tendido tu albeuro las pasiones de la 'al'l1e, sit-vindotc ti mismo de demonio, y hacin-dote enemigo de Dios y de Li mismo. Sa ca de aqui aviso pata conocet el ol'igen de tus culpas, y ptocuta velar siempte; mita que los 1wincipios se puede equivocar la semilla buena y la cizaa, peto al tiempo de coget el fruto se conocet cada uno. O du lcsimo .Tesus, no petmitais que el demonio .siembre en m lo que me ha de aparta de vos; y si yo pot mi negligen-cia me dutmietc, vele vuestta divina rili -seticotdia en despettatme. Mi ayuda y mi ampato sois, Dios mio; no os detengais en socorrerme.

    Adjutor meus, et Jrotector meus t" es: JJeu.< meus, ne ta.rdavens. (Psahn. 39.)

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  • 58 2. Considera tambien cmo el Seor,

    que fue lan riguroso con los ngeles en el ciclo, que al mismo punto que sembr Lu-cifer la cizaa en sus secuaces le arranc : l y : toda ella y los ech en el fuego del infierno, ha sido tan piadoso contigo, cue no solo no te ha cebado en l, sino que te ha dado mucho tiempo y luga1 de penitencia, procurando con diferentes me-dios converlirte de cizaa en buena semi-lla, pues aunque desea destruir los peca-dos no quiere destruir los pecadotes, no siendo su voluntad la perdicion de las al-mas sino su salvacion, atendiendo que son Cl'ialutas suyas y redimidas con su s.,n,.re, mirando nuestra flaqueza y tole-rando : los malos por el amor que tiene : los buenos. O divino Jesus, bendita sea vuestta piedad; por ella os pido que pues me ha beis dado tiempo de penitencia , me deis g1acia para que la haga y os sirva; mirad, Sco1, que mis maldades se han multiplicado sob1e los cabellos de mi ca-beza, y han sofocado de tal suerte vuestra semilla, que han dejado mi COI'azon sin ju-go de virtud ni devocion.

    MultipliCLita' sunt super capillos capilis mti mi-quilates 1nere , el cor meum dereliquil me. (Ps. 3~.)

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  • 59

    MEDlTACION PARA. LA DOMINIC,\ SESl'A. DESPUES DE L A EPIFANA.

    Sirnile est regnum CQl/()rtlln grano S1Jnapis. (~Iat tbrei 13.)

    Considera, cristiano , cunto te importa ejercitarte en la virtud de la humildad, pues es una de las que especialmente te man-da tu Maestro Cristo aprendas de l; y asi procura humillarte cuanto te fuete po-sible por obedecel'le, diciendo:

    Ero, IJomine, humilis in oculismeis, et gloriosior a'{Jpareho. ('2 Reg. 6.)

    Ser, Scior, muy humilde en mis ojos, por ser agradable a los vuestros.

    1. Considera cmo en este grano de mostaza que dice el Evangelio est repre-sentado tu soberano Maestto, el cual se aniquil tanto, que vino : ser hombte, y sindolo, fue el mas humilde y despreciado de todos los hombres, y ahora encubre tanto su grandeza .que la encierra en la pequeez de una hostia, y aun en la mas

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  • GO mnima parte de ella, y entonces la descu-bre cuando, enterrado en la tiei'J'a de nues-tl'as :limas, es desmenuzado con la conside-racion, pmque dentro de s contiene todos Jos tesoos de la sabidurc1, bondad y cari-dad de Dios, y asi enciende en su amor .los que humildemente se llegan l, sa-zonndoles la virtud pa1'a que gusten de ella, apattndolos del veneno de los peca-dos, y purificando sus frialtlades y tibie-zas. O divino Seor, gracias os doy por haberos humilladp tanto; haced, Dios mio, que yo, pues soy nada, conozca mi nada y que soy un ' il gusano, no hombrc sino opr.ouio de los hombres y desecho de todo el mundo.

    Ego attfcm sttm vem>is, et non homo: oppro-briunl hominwn, et abjeclio plebis. (l'talm. 2 t.)

    2. Considera tambien CJ Ue, aunque por ti seas tan poco, puedes ll

  • 61 tudes, y te quedal's solo sin futo de buen~s ob1'as, v solo en la Ol'acion sin la comp
  • 62

    MEDITACION P,\RA LA DOMlNlCA DE L.

  • 63 da, ya por las voces de sus predicadores, ya con inspiraciones inleriores, unas veces con el temor del castigo, otras con la espe-ranza del premio, y ottas con la suavidad de su amor: todas ellas lo has resistido, viviendo con grande descuido y ociosidad, sin atender que al fin del dia ele tu vida ha de venir el Seor pagarte segun lo que hubieres trabajado. Acurdate, pues, de este postrer llamamiento , para que con presteza respondas los que tuvieres al trabajo ohraudo con grande fervor, porque no mira tanto el tiempo que dura como el cuidado y amor con que se toma; y si los que trabajaron una hora en su via les di tanta paga como los que llevaron el )esO de todo el dia, por la flojedad de s-tos y ' 'igilancia de aquellos, qu tal ser el que diere los que trabajaron todo el da de su vida, y siempre con diligencia y fervor? O Padrc soberano, dad me gracia para que cultive esta via de mi alma con el fervor que vos quereis y yo quisiera ha-berlo hecho el ltimo dia de mi vida; cer-cadla vos, Dios mio, con vuestr':l defensa; mirad que por el poco cuidado que he te-nido en guardarla , cualquiera tentacion,

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  • 64 apetito pensamiento que pasa por mi imaginacion la vendimia, y destruye y ro-ba el fruto de mis obtas que haban de ser pa t'a vos.

    rineam 111eam non custodivi. (Canr. f.) Et vin-demiant eam omnes , qui prclergrediunlur viam. (Psalm. 79.)

    2. Gu:tdato no ptcsumas de tus obras, ni pienses que pot ellas metcccs algG, ni trabajes con tibieza y por fin solo de la pap ; porque los que lo hacen asi sienten mucho los trnbajos de la vit'lud, y siendo muy pequeo3 les pateccn muy grandes; al tcvs de los fetrotosos, que aunq ue sean grandes les pa1ecen pequeos, y asi penan poco y medtan mucho, y los ottos penan mucho y mcdl'an poco; y como buscan sus intereses solamente, andan siempl'e llenos de quejas scctetas cont1'a Dios de que no los regala ni favorece, y los que le sitven solo por amor no hall:ln de qu quejarse, y asi e.s timan mucho cualqui r.1 fa ,or que Dios les hace, dicienclo sicmpto: Siervos intiles somos tLuc. '17). De donde nace que muchos de los que son tenidos por sus obras esteriores pot los primetos en la

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  • 65 virtud, el dia de la cuenta sern los pos-t!eros en el galarcloo por su tibieza in-ters ; y ouos que se tenan por los pos-treros, por haber sido grandes pecadores, 6 por habcc lrabajado poco tiempo y ocult-dose con humildad, sern entonces los w-meros, porque en los ojos de Dios fueron muy fervorosos y puros. Desea t, pues, sec el primero en sus d vinos ojos, y set abatido y despreciado en los de los LlOm-bres. O sol>erano Juez, y qu tibiamente he tr
  • GG en la tierra de tu alma, y el poco fruto que ba llevado por la mala dispo.sicion que l1ay en ti: mira la causa tle esto, y pide Dios le remedie con su misericordia dicin-dole:

    Da, Domine, bengnilalt>nl, et terra ?>OStra dabt fructun~ su u m. ( l'sa 1m. 8 4 . )

    Usad, Sci'ior, conmigo do vucslra piedad, y la tierra de mi alma os da.r frulos de buenas obras.

    1. Considera cmo nuestro Divino sem brador sale sembrar su semilla en las al-mas, sin dejar jams de hacer este oficio, no por su inters y provecho, como los sem-bradores del mundo, sino por el de las al-mas; porque con la semilla de sus documen tos inspiraciones, la tierra que de suyo es estril irlfrucluosa, se uueca, y mejora, y aprovecha; haciendo esto, no por mereci-miento alguno de la tierra, sino por sola su bondad; y mira cun poca es la que lleva fruto, pues como dice el Evangelio, solo la cuarta parte de la semilla cay en buena tierra, y de esa una llev fru to como de treinta, otra de sesenta, otra de ciento. An-mate pues servir Dios con diligencia, no contentndote con darle fruto menos que

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  • GT de ciento, pues al fruto de esta vida te cor-responder el premio en la ola. O Sobera-no sembrado,! ojal hubiese muchas tieras de estas, paa que hubiese muchos que os gloificascn como deben. Sembrad , Sco,, en mi memoria santos pensamientos ; en mi entendimiento divinas ilustraciones con que os conozca y me conozca; en mi volun-tad {lJ'uicntes deseos y afectos fe1vorosos de seguiros, fertilizndolos con el riego de vues.:.. tra gracia, porque sin ella mi alma ser siempre cstil como la tierra sin agua.

    Anima mea sicuttel"ra tineaqua tii. (Ps. 1 4~.) 2. Pondera lo segundo, cmo siendo

    esta semilla tan preciosa y eficaz, y scm-hndola el Seor en buena sazon y con deseo de que fructifique, se pierden las tres partes de ella. Una cay junto al camino, y los pasageros la pisaron y las aves la comieroll. l\lira la dureza de tu corazon en oir la palabra de Dios, que por un odo te entra y por otro te sale, siendo como cami-JlO pasagero, admitiendo cuantos malos de-seos pasan por tu corazon, y dando lugar las aves infernales, que con los picos de sus perversas sugestiones te la roben, recibiendo

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  • 08 estas y desechando aquella . Ot1a cay e1l tierra pedregosa, que estaba cetcct de una peiia, y aunque creci hccin atTiba, co-mo 110 tenia mices honclas luego se se-c. M ira los buenos wopsitos que has con-cebido en tu corazon, y cmo con cual-quiea tentacion, y aun sin ella, por el roco jugo tle devocion que hay en ti, y po la falta de humiltlad que tienes, los has dcja-'do de poneJ' en P.jccucion. Otm cay entn~ espinas, y cteciendo con ellas las espinas la ahogaton. l\Iia las
  • 69

    MEDITACION PARA LA DOMINICA DE LA

    Q'OINCU:\GilSJMA .

    Ecce ascendnus Jcro.rotymam, et ctfcus quidam sede6at secus viam. (Luc. 18.)

    C onsidera, cristiano, cmo el da que !u soberano Maestro subia Jermaln pa-decer por tu amor, di vista un ciego que se la pidi en el camino: pdele te la d ti p:wa rer tus culpas, y para conocer y llor:11' los rr. istcrios tlolorosos de su Pasion, teniendo :compilsion de tu ceguedad, di-ciendo:

    Jesu, Fif IJat'i, misete1e mei. Jcsus, Hijo do David, rcncd misCJicordia de m.

    1. Conside1a la fe de e~te cic.>go en cree que Cristo Ser nuest ro era podeJ'O-so para d:1rle ri't ~; el f~:r ror tle su oracion, nacido del conocimicJ)to de su miseria, y de su espera nza y su perscrcr:lllcia sin hacer caso de los que le mandaban callar' antes tomando de ah oc.~sion para repetir y alzar mas su voz; y mira cunto mas ciego ests

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  • 70 t en el alma que l estaba en el cuer-po, y acomp:iale en sus virtudes, sin que te impida orar el tropel de pensamientos que el demonio te pusie1e por delante, ni la indignidad de pMecer en presencia de este Seor por tus culpas, pues el conoci-miento de ellas te ba de lleva :i l; ni la muchedumbre de las necesidades del cuel'-po, y de las ocupaciones y cuidados del si-glo; y asi, vindote con estos combates, de-bes toma casion de eso mismo para orar con mas fervo1 por tu mayor afliccion. O divino Seor! veis aqui un ciego que siem-pre lo ha estado para segui1 el camino de vuestros Mandamientos, y asi .he topezado tantas veces en los csto1bos que me ha pues-to mi enemigo para caminar vos : de aqu adelante, Seor, tendr siempre fijos los o,jos en vos, esperando en vuestl'a clemencia me dareis vista pa1a lib1arme de los lazos que me pusiere el demonio.

    Oculi mei semper ad Dom1'num, qua ipse evellet de/aqueo pedes meos. (Psalm. H.)

    2. Considera cmo al principio nuestro divino Maestro hizo que no oia este cie-go, para probar su perseverancia; pero lue-

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  • 7t go mostr su clemencia parando su voz, y mand que se le ttajesen; y mira la pron-titud con que l respondi la voz de Dios, y asi al instante cobr salud, disponindose de su parte para recibir el remedio que de-seaba: y as debes t. responder con preste-za sus llamamientos, si quieres que te d ojos para que le conozcas y ames con viva fe; para ve su divina voluntad y el modo de cumplirla; pata verte ti mismo con perfecto conocimiento, de suerte que te abor-rezcas y humilles; y tambien para verle con Jos ojos. del alma por la contemplacion; y finalmente para verle en la glotia clara-mente pot' toda la eternidad. O piadossimo Jesus, sol de justicia, que as ateo deis la voz de quien os llama! od, Seot, las mas; alumlll'adme, Dios mio, que estoy postrado en las tinieblas de mis culpas, y con ellas no veo la luz del cielo.

    In tenebris sedeo, et lwnen ca/i non video. (Tohi:ll a.)

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  • MEDITACION PARA LA DOUil\ICA PRDlERA DE CUARESMA.

    Del sentimiento de la 1/irgtn ctumdo Cristo (un d ser cruci(lcado.

    Considera, cristiano, el dolor grande que sentira la Virgen cuando su Hijo Sacra t-simo se le despidi para ir padecer por tu amor; pdela te alcance un vivo sentimiento de l para que la acompaes en su llant9, diciendo:

    Pia llfater, fons amoris, me sentire vim doloris fac, ut lecum lugeam. (De ploncru n. l\I.)

    llaccd , llbdre piodossima , que sienta la fucrUJ. de vuestros dolores, para que os acompae en Ho-rarios.

    1. Considera con ternura de corazon cmo Cristo nuestro bien, habiendo ya lle-gado la hora de cumplir la redencion con su muerte, fue despedirse de la Vir~en: mi-ra los afectos de la Modtc y el dolot de en-trambos. Ya el cudlillo empieza con 1:\fecto tra~p~sar el alma de l\1ai'a, y el dolor triunfa medida de su amor. Consideraba que aquella cara tan hermosa de su amado

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  • 73 !lijo haba de ser afeada con gol pes, escu-pida, abofeteada, coronada de espinas, aman-cillada con afrentas, baada en sangre, y solo su amor conocida; las manos ata-das y clavadas, los pies traspasados, todo el cuer.po lreritlo y llagado, sin tener forrna de hombre el Ctiadot v Redentor del hombre. Entrbase tambien considerar las ternu-ras del corazon de Cristo, y los dolores que le ca usa ha el desprecio que de sus lm~mentos haban de hacer los pPcadores. O do-lor! O penas de tal Madre por tal Hijo! O fortaleza invencible! O resignacion per-fecta en la Divina voluntad, que la con-serva la vida vista de tales penas! O Virgen soberana! cmo vuestro dolot no deshace mi corazon en l~gri mas? Encended-le, Seora, en amor de miRedenlot y vues-tro, pata que sienta algo de lo que vos sen-ts. Pero qu dolot habr que se campa re al vuestro? Gtande es como el mar la amargura de vuestro carazon. ,Quin po-dr consolaros en tal tribulacion? .

    JWarna est velut mare ctmtritio tua: qusmede-bitur tui? (Jerem. Thr. 2.)

    2. Considera las competencias y tel'llu-ras de la Virgen, abrasada en el fuego del

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  • 14 amor de su Hijo, que apartndose de l se le partira el COJ'azon, haciendo entonces el amot' y el dolor en los dos su mayor es-fuerzo; comuncanse los trabajos de corazon corazon; las penas de Cristo traspasan el corazon de Mara, v los dolores de 1\fada atormentan el de Cristo. Qu conformes entrambos en padecer! Y qu uniformes en remediar al hombte! Parte Cristo morir, y queda Mara viviendo vida de dolor sin vida. O Vi1gen sobetana! ya se convittieron vuestras alegi'as en tristezas; ya va ser blasfemado el que en su nacimiento vsteis alabado de los ~n
  • 5.7

    MEDITACION P ARA L ,\ DOMINICA SEGUNDA DE CUARESMA.

    lbat secundunt consuetuditr~ in montwt Oliva-rum. (Luc. 22.)

    . Considera, c1istiano, el amor que debes tu RedentOI', pues siendo tan grandes los dolores que iba padece~ por tus culpas, que su representacion le hizo sudar arroyos de sangre, se ofreci con grande resigna-cion padecerlos: ofrcele, compadecido de sus tormentos, resignarte siempre en su santa voluntad, diciendo:

    Non sicut ego voto, sed sicttt ttl. (nraub. 26.) No se baga, Scior, lo que yo quiero, sino lo que

    vos qucrais.

    1. Considera la tristeza con que tu so-berano l\1aestm se puso orar, y la resig-nacion en la voluntad de su Eterno Padre, durando tres horas en este ejercicio, con tal agona, que empez brotar por todos los poros de su cueq:o gotas de sangte que corrian por la tierra. Atiende tan lastimo-so espectculo como toma tu Salvador por

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  • 76 tus culpas, y por el poco aprecio que vea entonces habas de hacet t de sus tormen-tos. No le azot:m a hora, no, Jos vcrd ugos, no le coronan los soldados, no le hieren los clavos ni la lanza; tus cu 1 pas son las que sacan esta sangte: y si vindosela dcnamar no se hacen tus ojos fuentes de lgrimas, piensa que es tu cotazon mas duro que las piedtas, pues en la que estuvo tu Salvador se abland, quedando en ella estampadas sus sacl':ltisimas rodillas. O Hedento mio, qu cnro os cuesta mi salud y mi cmedio! No bastaban, Seor, l_os mares de llabajos y dolores, los desamparos de vuestro Eter-no Padre, las injurias y afrentas de los hombres que ha beis de pasa hoy, paa que os contcntcis con eso y os guardeis parn po-derlas pasa1, sino que qucrcis que. antes de

    eso vuestra misma imaginncion os acon-goje con tal agona? I-JaccJ, soberano due-o, que :i imitacion vuesta no desee yo en mis tribulaciones otro consuelo que pade-cer sin consuelo, pues pecando fu causa de vuestro Jesconsuelo; ociadmc, Seo1, con esa sange que derramais, y borrad con ella la fealdad de mis culpas.

    Asperges me hyssopo, et; numdabor. (Ps:tlm. 50.)

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  • 77 2. Considera cmo luego vino aquel

    falso amigo , renunciado el Apostolado, he~ cho adalid del ejrcito de Satans, y con beso fa lso de paz le en treg sus enemi-gos, habindosele vendido por treinta di-neros; y aun por menos le vendiera si me-nos le dieran, porquc fue tal que no les puso tasa en el p re~ io. Mira cuntas veces le has vendido t por menos, ofendindole por un vil inters, por un punto tle horwa, pot utl apetito bestial, pOI' un deleite de aite, y muchas veces sin intets, por solo desprecio suyo. No te tiene l ti en tan poco, pues te compra costa de su san-gre, cuidando tanto de tu e medio , estan-do t dmmido como los ttes discpulos y olvidado de l, siendo tuyo y no suyo el trabajo,. el ptovecho y el dao. O infinita misericordia! petdonadme, pues aun sobre todo esto no estoy tan avergonzado delante de vos como mis pecados merecen. A vues-tros pies me arrojo dolindome de las trai-ciones que os he hecho; satisfaceos de m como quisiteis ; acordaos, Seor, de cuan-to hicsteis pot rcndi1 el corazon de Judas; mostrad ahoa conmigo ese mismo amor que ya arrepentido solicito; convertid me

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  • 78 vos, mi buen Jesus, y hacedme leal y fiel amigo vuesto, que con vuestra gacia he de seguiros, y aunque impo1te perde1 mi vida por vos jams he de faltatos.

    Ets oportuerit me mor tecum, non t4 nega6o. (Maub. 26.)

    liEDITACION PARA LA DOliiNICA TBRCER.l

    DB CUAllESliA

    .Jpprehendit Pilatut Jcsum , et flagellavt. (Joann. 1~.)

    Considera, cistiano, cmo tu Redentor recibi mns de cinco mil azotes por tus culpas; compadcete de su dol01, y dolin-dote de haber sido causa de tan cruel tot-mento, of1cete padecerle pot su amor, pues le mereces, diciendo:

    Ego in flagella paratus swn. G>salm. 3 7.) Yo, Seor, yo merezco losustigos por. mis culpas.

    1. Considera cmo habiendo sido el Salvador preso, abofeteado , escupido, es-carnecido como loco, y ve~gonzosamente ne-gado de uri discpulo que, avergonzndose

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  • 79 de serlo, jura y perjura que no le conoce (oh cuntas ' 'eces avergonz3ndote l de parecel'io le has nepdo como Ped,o y no lloado como l!), y no bastando todo esto para satisfacer la abia de sus encmigcs, Pilato po1 aplacarla le mand azottH'. Mi-ra la paciencia con que el manssimo Co-dero se deja despoja,. de sus vestid u ras, porque con cllns se cubicsr. la desnudez de los que por el pecado pCIdiCl'OO la ves-tidua de la inocencia y de la sacia, y re-para lo que scntia aquel pursimo Seo1 el quedar la vergcnz:l, desnudo ti vis-ta de aquellos malvados ve1dugos. O divi-no Seor! bendita sea vue.sua misericor-dia, pues estando desnudo me eoseais m lo que debo hacer: desnudo me econci-liais con vuesto Padre; desnudo abds las puerlas del ciclo los homb,es; desnudo satisfaccis por mis culpas; desnudo me dais :1 conocer la ve1dad de vuestra doc-tina; desnudo me enriqueceis y llenais de bienes: y pues tanto amais la desnudez, desnudtld mi alma de lodos los afectos de las cosas de esta vida. Oh qu rico est quien a si os tiene! Oh cun hiena ventu-rado es el que as os ama! Si os veo si

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  • so por m, cu mejor cosa puedo yo tener para contentaros que el despego y desnu-dez interior de todas las cosas? Dadme, J esus mio, esta desnudez, y haced que so-lo me cubra la vergenza y dolor de no imitaros , y sienta la que vos tuvsteis de veros tratado asi por mi amor.

    Tora die wrecrmdia mea contra nre est: et ccn-{ussio {aciei meal coopcruit me. (PsQhn. 43.)

    2. Entra luego , alma mi a, con el es-pritu en el prctorio de Pila to, y lleva prevenidas lgrimas, pues bien ser;n me-nester pal'a lo que has de ver alli : mira cmo atan fuertemente al Salvador una columna, hasta hacerle revenl::t r' la sang1e por sus sagradas manos, para azot.at' afrentosamcntc, como vil esclavo y mal-hechor, al que es soberano Hey y Seor de lodo lo criado. i Qu pasmados queda-ran los cortesanos del cielo de ver en la tierra tan afrentado su Rey! Oye luego la crueldad con que seis verdugos comien-zan desea rgar su furia sobre el mas de-licado de todos los cuerpos, mudndose de dos en dos para descansar'. Qu es esto, Dios mio, azotes y sobre vos'! Y stos tan-

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  • 8 f tos que se cansan los verdugos, y vos no os cansais de recihil'los po1' los mismos que os csL:n castigando'? Y La les que os qui-taran la vicia si vuestra Divinidad no la reserva1a para padeCCI' an mas por mi amor? O Hcdentor mio, qu grandes son mis culpas, pues tal es la pena que pade-ceis po1 ellas! Po1 qu, amor mio, sois tan cuel con vos y tan piauoso conmigo? \\Iejor pal'eciera yo, Dios mio, abierto azotes, que no vos, inocentsimo Co1deo, pues pequ y vista de vuestros dolores, estendicndo tanto mi malicia que sobre vuestras espaldas llagadas he fab1icado las to1res de mi maldad.

    Supra llo>swn meum (aricaverunt peccatorur prolongaverunt iniquilatem suam. (Psalm. 128.)

    AlllDlTACION PARA L ,\ DOMINICA CUARTA. Dfi CUARfiSlJA.

    Plectrmtes corona>~~ de spi11is posuerunt super caput ejus. (l\Iauh. 26.)

    C onsidera, cristiano, la cabeza de tu Re-denlot' traspasada con una corona de seten-G

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  • 82 ta y dos espinas, y su divino rostro baa-do en sangre, y cmo no bast tan lasti-moso espectculo para aplacar la ia de los judos : presntasele : su Eterno Pad1e para que aplaque la que merecen tus cul-pas diciendo:

    Protector nosttr aspice1 Deus, et res'flice in faciem Christi tui. (Psalm. 83.)

    1\Iirad, Soor, al rostro de vuestro Rijo, que atendiendo A l os compadecereis do m.

    1. Considera el nuevo linage de tor-mento que invent la crueldad humana, mas que diablica, para atotmentar y afren-tar al Salvador del mundo: mira, pues, al hermoso ent1e los hijos de los T1ombres afrentado y atormentado con aquella hor-rible diadema que penettaba sus sagradas sienes; aquellos ojos difuntos; aquel rost1o motal afeado con la sangre que salia de las heridas; cubierto con aquella prpura de l'Scarnio; con una caa en la mano por cetro que le escarneca, y serva para dat-le golpes y claval'le mas la corona; el co-rnon atavesado con dolores; el cuerpo lleno de llagas; desamparado de sus disc-pulos; perseguido de los judos; escarnecido

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  • 83 de los soldados, y destituido de todo con-suelo: y no pienses este dolor como ya pa-sado ni como ageno, sino como presente y tuyo propio, y repara cunto debes sen-tirle siendo t mismo el que le coronas. O Redentor mio! mis pecados son las es-pinas que os punzan; mis locuras la pt-pura que os escarnece; mis hipocresas las ceremonias con que os baldonan. Yo, Se-ot, soy vuestto verdugo, y la causa de vuestro tormento; vengan, Dios mio, sobre m los castigos, pues yo con mis maldades he provoc:~do la ira divina que permita se use con vos de tanto ri.~or. Salid, hi-jas de Sion, y miad al .Key de la gloria con la corona que le coron su Madre la Sinagoga, y yo le he coronado con mis cul-pas en el dia de su desposorio y en el dia de la alegra de su corazon.

    Egredimini et vide!e, Plit! S ion, Jlegem Salomo-nem in diademate, quo co