MI DINERO: Tu Revista de Finanzas Personales Nro. 16 (AGOSTO 2012)

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ESPECIAL CONSUMO NIÑOS & ADULTOS MÁS Número 16 | Agosto 2012 2012: EL AÑO DEL EDUCACIÓN FINANCIERA PARA NIÑOS CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS LAS TRAMPAS DEL CONSUMO PRIMERA REVISTA DIGITAL GRATUITA DE FINANZAS PERSONALES PATIO DE RECREO FINANZAS CON AMIGOS NOVEDADES EMPRESAS ECONOMÍA PARA GENTE MADURA LAS LARGAS PESTAÑAS DE LOS TIPOS DE INTERÉS LA PUBLICIDAD RENTABLE MI DINERO Tu Revista de Finanzas Personales WWW.REVISTAMIDINERO.COM ISSN 2174-176X CONSUMISMO

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Este número lo hemos dedicado a descubrir las trampas de la publicidad y el marketing y cómo intentan manipularnos para que caigamos en el consumismo.

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Número 16 | Agosto 2012

2012: el año del

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EDITORIAL

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- Alicante - Madrid - Buenos Aires -

Directora Editorial

Verónica Deambrogio

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Minidocs®, bajo las sanciones estable-cidas en las leyes, la copia, comerciali-zación, reproducción total o parcial por cualquier medio o procedimiento, dis-tribución a título gratuito u oneroso del presente documento.

(Minidocs®). Reservados todos los dere-chos. ISSN 2174-176X

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¡Hola!

Aquí estamos de nuevo para compartir contigo el Número 16 de nuestra revista. Este número lo hemos de-dicado especialmente al consumo y al papel que tiene la publicidad en nuestras decisiones financieras.

Todos somos consumidores, con la pequeña (gran) diferencia de que algunos son consumidores inteligentes. En este número queremos ayudarte a que descubras los trucos de la publicidad y el marketing, para que puedas analizarlos y decidir con inteligencia. Para ello, Cristina comparte un excelente artículo sobre las “largas pestañas de los tipos de interés”; aunque el título confunda un poco, después de leerlo descubrirás que es de lo más acertado.

María Inés, como siempre, nos ayuda a inculcarles a los niños las bases sólidas de una buena educación financiera en el hogar y, esta vez, lo hace con un didáctico y edu-cativo artículo sobre cómo enseñar a los niños las tram-pas del consumo. Miguel nos pone del otro lado del río, y nos muestra la importancia de conocer la rentabilidad de la publicidad en la que invertimos. En cuanto a mí, he tratado de contarte por qué el año 2012 seguramente lo llamaremos el “año del consumismo”.

¡Ah, me olvidaba! En este número, ¡traemos noveda-des! Hemos inaugurado una nueva sección llamada El Consultorio, donde contestaremos a las preguntas sobre finanzas personales que nos hagas en nuestra página de

Facebook:www.facebook.com/educacionfinancierapa-ratodos o directamente en el mail [email protected] . Escríbenos, es como tener tu asesor financiero, pero ¡GRATIS!

¡Espero que disfrutes de este número, hasta el próxi-mo mes!

¡Hasta la próxima!

Verónica Deambrogio

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ÍNDICEColaboradores

VERONICA DEAMBROGIO (Argentina, 1975)

Empresaria, Consultora en Finanzas Personales, Directora de Addkeen Consulting, Minidocs Tu Editorial y del programa educativo Educación Financiera para Todos para España y Europa.

MARÍA INÉS SARMIENTO (Colombia)

Psicóloga, docente universitaria, formadora de formadores, especialista en educación financie-ra para niños, reputada autora y conferencista internacional.

MIGUEL MARTÍNEZ CLEMENTE (España, 1973)

Asesor Financiero Personal y Consultor de Ges-tión Empresarial. Consultor experto en adminis-tración y finanzas para pymes y profesionales. Creador del blog www.administracionpyme.com

CRISTINA CARRILLO (España,1966)

Economista, Abogada. Directora de Addkeen Consulting para Latinoamérica.

MI D

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sEDITORIAL 1

Índice 2

2012: el año del consumismo 3

Publicidad rentable 5

Las largas pestañas de los tipos de interés 8

Cómo enseñar a los niños las trampas del consumo 11

El Patio de recreo 14

Finanzas con amigos 15

El Consultorio 16

Novedades 18

Contacta con nosotros 19

NOS PATROCINA:

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Opinión

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Opinión

El otro día escuché algo que preten-día ser un chiste pero, cuando uno lo analiza un poco, nos deja entrever una

triste realidad. El año 2012 será sin duda el AÑO DEL CONSUMISMO, ConSuMismo coche, ConSuMismo sueldo, ConSuMismo vestuario y, si tiene suerte y Dios y la Vir-gen lo acompañan... ConSuMismo trabajo.

Como el 2013 apunta las mismas ma-neras que su antecesor, hoy quería hablar un poco del consumismo, para ver qué podemos aprender sobre él. Pero, antes que nada, vamos a echarle una ojeada a mi asesor lingüístico de preferencia (wordrefe-rence.com), para que nos cuente un poco lo que sabe del tema:

Consumismo: Afán por comprar bienes indiscriminadamente, aunque no sean ne-cesarios.

¿Afán? Es decir... ¿Cómo si fuera una patología que te condujera a comprar sin control, evitando usar tu cerebro racional para ello? Casi, aunque quitaría lo de pa-tología, porque eso tiene otro nombre con menos glamour: “comprador compulsivo”.

Para que sepan un poco más de mí, mi capacidad de interpretar las cosas se basa en la manera en que puedo hacer una analogía con ellas, o describirlas de mane-ra simple para que hasta un niño pueda comprenderlas (¡la niña que hay en mí!). Así, cuando estaba pensando en consumis-mo, me imaginé qué es lo que sentiría yo entrando en una tienda de Versace, Cha-nel, Dior o Louis Vuitton, y que de todas las prendas, accesorios y carteras colgara una etiqueta de “Sólo 99€” ¡Seguramente me gastaría en una hora lo que gano en seis meses, sin pensar siquiera en que proba-blemente jamás asistiré a una fiesta donde pueda ostentar tan majestuosos vestidos, o que jamás tendré un jet privado donde mis maletas Louis Vuitton no se arruinen con el traslado!

Este pensamiento, para qué negarlo, por un momento me hizo fantasear y dis-frutar el paseo por alguna alfombra roja del mundo, y después me condujo a otro: ¿Qué es lo que realmente me llevaría a ese estado casi “frenético” (sí, lo confieso) de deambular de un perchero a otro agarran-do todo lo que estuviera a mi paso? ¿Saber que puedo comprar por 99 euros algo que vale mucho más de 1.000? ¿El miedo a que sea sólo un sueño y me despierte de re-pente? ¿La estupenda calidad y diseño de las prendas? ¿La sensación de pertenecer a una clase privilegiada? ¿El prestigio que

me daría alardear de vestirme de Chanel? ¿O mi veta emprendedora, que me diría que en eBay podría ganar mucho dinero con ello?

Probablemente, una mezcla de todas. Como pensar es gratis, al menos hasta que el gobierno encuentre la manera de cobrar un impuesto por ello, seguí reflexionando y terminé llegando a la conclusión “cuasi-científica” de que la culpa la tienen la publi-cidad y el marketing actual.

No, no, amigos publicistas, no voy a echarles toda la culpa a ustedes, porque soy consciente de que no me ponen un revólver en la cabeza para obligarme a sacar la tarjeta de crédito. Sin embargo, acuerden conmigo en que, lo que en sus inicios fue una actividad respetable para contarnos las “buenas cualidades” de los productos, de las que como “ignorantes” consumidores tal vez podríamos no perca-tarnos, hoy en día se ha convertido en una práctica a veces hostil, engañosa y cruel: casi me aseguran que, si no compro sus productos, nunca será guapa, flaca, con una piel de porcelana y una melena envi-diable, exitosa, rodeada de amigos, querida por todo el mundo, valorada y, lo peor de todo, ¡a veces hasta me dicen que ni siquie-ra seré feliz!

OK, OK, no se me ofendan, voy a ser ecuánime; no me lo dicen exactamente con esas palabras, pero sí me lo muestran con las imágenes que representan sus anuncios.

¿Acaso hoy en día hay alguien que no sepa que las fotos de las modelos son trata-

2012: el año del consumismo

Educación financiera para todos

Verónica Deambrogio@verodeambrogio

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Opinión

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das con Photoshop? ¿Hay alguien que crea que las modelos no tienen poros en la piel? ¿Algún incrédulo piensa que a Claudia Schiffer se le detuvo el reloj biológico a los 20?

Lo dudo mucho; sin embargo, mu-chas de nosotras seguimos compran-do cremas caras con ingredientes cada vez más exóticos, en envases dorados con un diseño exquisito, que nos pro-meten que tendrán el mismo efecto. Lo peor no es lo que verdaderamente creemos, sino lo que queremos creer. En el fondo sabemos que nos enga-ñan, pero nos dejamos engañar. ¿Por qué?

Según las recientes investigacio-nes y el trabajo del neurocientífico alemán Dr. Hans Georg Hausel, “El 70% y el 80% de las decisiones de compra se toman de forma inconsciente” y, sin dudarlo, afirma que “El consumidor ra-cional no es más que un mito. Como

mucho, una tercera parte de las deci-siones se toma de forma consciente, en el sistema cognitivo explícito; el resto se forma en la zona inconscien-te del sistema cognitivo. El ser huma-no sólo percibe de forma consciente aquellos objetos que tienen sentido para él, según el principio de placer-dolor.”

Es decir, lo que nos da placer lo queremos, lo que nos causa dolor lo evitamos. Para poder distinguir racio-nalmente uno de otro, antes tuvo que pasar por nuestro “cerebro emocional”, llamado sistema límbico, que ha deci-dido de una manera inconsciente para nosotros lo que podría ser mejor hacer o evitar, basándose en nuestro sistema de valores (familiares, sociales, cultu-rales, etc.) y en nuestras motivaciones (seguridad, confort, descubrimiento, status, etc.).

¿Acaso a nadie le pasó que com-pró algo excesivamente caro, o inútil, o por partida doble, y después al lle-gar a casa se preguntó por qué lo ha-bía hecho? Seguramente a muchos, y aunque ahora sabemos el porqué, esto no significa que estemos a mer-ced de nuestras emociones, que ac-tuemos como robots y que tengamos un marcianito en nuestro cerebro que nos controle los movimientos. Mejor dicho, sí estamos a su merced, pero la mayoría de las veces podemos evitar-lo, si así lo deseamos.

Hay muchos trucos que podemos utilizar para “engañar al marcianito”,

y se basan simplemente en obligar a nuestro cerebro a pensar y razonar, activando de esta manera el nivel ra-cional y consciente para la toma de decisiones.

¿Cómo hacerlo? Es fácil.

Cuando quieras comprar algo, o de una determinada marca, lo que sea, responde antes de hacerlo a algunas de estas preguntas:

¿Tengo ya algo similar? ¿Hay algo más barato y mejor que pueda reem-plazarlo? ¿Realmente lo necesito? y por último pregúntate una vez más: ¿Realmente lo necesito?

Esto te llevará, al menos por un instante, a hacer un análisis “racional” de la compra, y si aún no estás con-vencido con las respuestas que te has dado, espera una semana para com-prar lo que deseabas. Si a la semana aún conservas el mismo deseo, con la misma intensidad, cómpralo, pero sólo si puedes pagarlo en efectivo. Sin embargo, si a la semana ya no tienes ese mismo deseo de comprarlo, dile al “marcianito” que esta vez has ganado tú.

Si en cambio quieres agregar una pregunta más emocional, piensa en tu sueño (tal vez comprar una casa, sal-dar tus deudas, pasar más tiempo con tus hijos, etc.) y pregúntate si lo que quieres comprar... ¿te acerca o te aleja de tus sueños?

Tu “sueño” es más importante que llenarle los bolsillos a las grandes mul-tinacionales, así que piensa en él, y la próxima vez que te sientas tentado/a a caer en el “consumismo”, recuerda este artículo y los trucos que te he dado pero, principalmente, recuerda tu sueño, que lo que te hace realmen-te feliz, seguramente no tiene precio.

¡Hasta el próximo número!

Verónica Deambrogio

Pd: Les dejo, como regalo, un do-cumento genial para que lean sobre los Trucos de la Publicidad y el Mar-keting que pueden descargar desde aquí.

2012: el año del consumismo

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Hay un factor determinante para que un negocio funcione: tener clien-tes. Para tenerlos, sin duda, lo que

tenemos que hacer es informarles de que existimos, y eso se hace con publicidad. Los clientes no llegarán porque sí, hay que bus-carlos mediante campañas de publicidad y/o acciones de marketing. Claro que no nos vale cualquier campaña de publicidad: tiene que ser rentable.

Son muchos los factores que intervie-nen en que una campaña de publicidad sea rentable, comenzando siempre por definir el perfil de cliente al que nos que-remos dirigir, qué queremos comunicar y el resultado que queremos obtener: que compre un producto o se suscriba a un ser-vicio, que se haga socio de nuestro club de clientes, etc.

Una vez que tenemos definido el perfil del cliente al que nos queremos dirigir, lo que queremos comunicar y cómo hacerlo, hay que elegir el medio de comunicación para llegar al cliente. Es importante elegir bien el canal, porque no todos son igual de efectivos. Ello depende de si es un produc-to de consumo masivo, para lo que elegire-mos canales de comunicación que lleguen al gran público (cadenas de radio, vallas publicitarias, prensa, etc.) o si se trata de un producto dirigido a un perfil de cliente muy concreto, por ejemplo dentistas, opta-remos por un medio de comunicación que llegue directamente a ellos (prensa espe-cializada, webs dirigidas al sector, etc.).

Básicamente, para hacer una campa-ña de publicidad tendremos que tener en cuenta estos tres factores: el perfil de clien-

te, el qué queremos comunicar y cómo lo vamos a hacer. El objeto de este artículo no es definir cómo se haría una campaña de publicidad, ya que cada uno de estos tres factores contemplan un desarrollo que da-ría para escribir un libro, sino determinar la rentabilidad de una acción publicitaria. La forma más simple y rápida de verlo es con un ejemplo.

Para poder determinar la rentabilidad de una campaña publicitaria es imprescin-dible que esta pueda ser medida. Para ello debemos establecer algún tipo de control que nos permita conocer los datos que en el siguiente ejemplo manejaremos para ha-cer los cálculos. Aclarar que no soy especia-

lista en publicidad y tal vez el ejemplo no sea el más idóneo en lo que a campaña se refiere, pero nos servirá para medir la renta-bilidad de una campaña.

Supongamos que queremos hacer una campaña de publicidad para un modelo nuevo de alarma de seguridad para el ho-gar. La idea es hacer una presentación en los salones de un hotel que hemos alqui-lado, donde aprovecharemos para invitar a los asistentes a un pequeño ágape, con el fin de captar su interés y de que soliciten la visita de un comercial para que les dé una atención personalizada.

Para que los interesados asistan a la presentación, vamos a lanzar unas cuñas publicitarias a través de una cadena de radio local, cuya audiencia se estima en 500.000 oyentes. Los clientes tendrán que llamar a un teléfono gratuito para reservar

Publicidad rentable

Suma y sigue

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Hay un factor determinante para que un negocio funcione: tener

clientes

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Para poder determinar la rentabi-lidad de una campaña publicitaria es imprescindible que ésta pueda

ser medida

Publicidad rentable

su plaza y asistir a la presentación. Los cos-tes de la campaña son los siguientes:

Cuñas publicitarias = 600 €

Alquiler de salón y ágape = 1.000 €

Otros costes de campaña = 1.000 €

Total coste publicidad = 2.600 €

Tras lanzar las cuñas de publicidad reci-bimos 1.000 llamadas de teléfono. Este es el primer dato a analizar. Teniendo en cuenta que la cadena de radio tiene 500.000 oyen-tes, aquí tenemos la efectividad del medio que es de (1.000/500.000 =) 0,20 %. Hay que destacar que la efectividad del medio puede variar según el producto, el ámbi-to geográfico que cubra, la audiencia, etc. Este dato es importante para poder com-pararlo con otros medios de comunicación y determinar cuál es más efectivo.

De las 1.000 llamadas recibidas, se ins-criben para asistir 500 personas. Esto es el 50% de los que mostraron interés. Aquí hay que analizar el 50% de los que no se ins-cribieron para determinar cuál fue la razón, lo que nos ayudará a afinar y definir mejor futuras campañas.

El día de la presentación asisten 400 in-vitados. Nos faltan 100, que son el 20% me-

nos de lo que esperábamos. Aquí es conve-niente contactar con los que confirmaron que asistirían, porque mostraron interés, y tal vez lo mantengan y hayan tenido algún contratiempo. Se pueden repescar.

Al finalizar la presentación nos solici-tan la visita de un comercial 100 de los 400 asistentes, lo que representa un 25% de eficiencia. Este es un buen momento para recoger opiniones de los asistentes, con el fin de mejorar la presentación, o detectar carencias.

Tras la visita del comercial se realizan 80 ventas. Esto es lo que se conoce como el ratio de conversión (los que se convierten en clientes) que en este caso es de un 80%.

Ahora nos queda determinar si esta campaña ha sido rentable. Sabiendo que el precio de venta del producto es de 100 €, tenemos que el total de ventas ha sido de 8.000 €. Como nuestro margen es del 50%, hemos obtenido un beneficio bruto de 4.000 €, sobre el que tendremos que calcular la rentabilidad de la campaña. Sa-biendo que los costes de la campaña han sido 2.600 € tenemos que la rentabilidad de la campaña ha sido de (4.000 – 2.600 / 4000 =) 35%.

Es conveniente realizar estos cálculos previos al lanzamiento de la campaña y compararlos con otros medios o canales de comunicación para medir el impacto y la conversión. Existen estadísticas con las que hacer estimaciones. De este modo po-dremos determinar qué medio nos resulta más rentable y optimizar los costes antes de lanzar una campaña de publicidad.

Además, estableciendo filtros y contro-les obtendremos información con la que mejorar la eficiencia de futuras campañas.

Nos vemos en el próximo número de Mi Dinero.

Miguel Martínez Clemente

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¿En qué se parecen las pestañas de Pe-nélope Cruz y las rentabilidades ofre-cidas por los bancos? ¡En que ambas

son falsas y están agrandadas por la pu-blicidad!

Todos sabemos que las supermode-los no suelen tener una piel tan perfecta ni unas pestañas tan kilométricas como sugieren las fotografías. Y que las habita-ciones de los hoteles no son tan amplias ni confortables como se desprende de los catálogos. Y que el bistec con patatas que sirven en la cafetería no es grande y jugo-so como en las imágenes, sino pequeño y reseco. Aunque la mente racional es consciente del truco, nuestras emociones siguen respondiendo de manera positiva hacia esas representaciones mejoradas de la realidad que nos rodea. ¡Bienveni-dos al mágico mundo de la publicidad!

Para los ingenuos que creen estar in-munizados ante tales maniobras de dis-tracción, avisamos de que las diferentes técnicas de embellecimiento de la reali-dad no son patrimonio exclusivo de las empresas que incentivan el consumo ma-sivo de artículos de “usar y tirar”, sino que

también son empleadas con gran destre-za por entidades tan poco sospechosas de frivolidad como los bancos.

Y aquí surge el primer problema: mientras muchos consumidores mante-nemos aparcada, en algún remoto rincón de la mente, la certeza de que nos esta-mos dejando manipular por el marketing de las empresas, no ocurre lo mismo con

la publicidad financiera: nuestra capaci-dad crítica ante las espectaculares ofertas de préstamos instantáneos, depósitos super-hiper-mega-rentables e inversio-nes seguras es casi inexistente. ¿El moti-vo? Queremos creer que existen maneras sencillas e inmediatas de disponer de di-nero o de aumentar nuestro capital y, por lo tanto… ¡las aceptamos sin pestañear cuando nos las ponen delante!

En la edad madura, esta actitud in-consciente y confiada hacia las tácticas de la publicidad financiera puede llegar a ser mucho más peligrosa que la ocasional adquisición impulsiva de algún artículo que no necesitamos. Definitivamente, no es lo mismo descubrir que la nueva y carísima tele de plasma en realidad no te hace sentir como si estuvieras con Messi dentro de la cancha de fútbol o en la gue-rra de Troya junto a Brad Pitt, que perder

los ahorros de toda la vida por culpa de las largas pestañas de los tipos de interés.

¿Cómo distinguir lo postizo de lo au-téntico? ¿Qué parte de lo que nos cuen-ta la publicidad es verdad y qué parte es “maquillaje”? Tal vez penséis que es com-plicado separar una cosa de otra, sobre todo si se trata de productos financieros con los que no estamos familiarizados. ¡Que no cunda el pánico! En realidad, la respuesta es sencillísima:

La publicidad SIEMPRE y SÓLO es ma-quillaje

Por su propia naturaleza, la publici-dad magnifica lo bueno y minimiza (o es-conde) lo malo. Por tanto, jamás debemos contratar nada sin haber retirado antes la capa cosmética, para ver cómo es de ver-dad el producto que hay debajo.

Aclaremos algo: la publicidad es ne-cesaria, y cumple la función de llamar la atención sobre los productos financieros que hay a nuestra disposición. El peli-gro está en confundir publicidad con información. Jamás encontraremos en un folleto comercial todos los datos que necesitamos para saber si un producto fi-nanciero es o no adecuado para nosotros.

Hemos dicho que la publicidad, por su propia naturaleza, realza lo positivo y prescinde de lo negativo. Por ejemplo, si el anuncio de una vivienda dice que es “acogedora”, todos asumimos que en realidad quiere decir “diminuta”. Por des-

Las largas pestañas de los tipos de interés

Economía para gente madura

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Cristina Carrillo Rivero@addkeen

@addkeen_engcristinacarrillo.addkeen

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“La publicidad SIEMPRE y SÓLO es maquillaje. Por su propia naturaleza magnifica lo bueno y minimiza (o es-

conde) lo malo”

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Opinión

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gracia, cuando se trata de publicidad -

que se esconden bajo el uso creativo y poético del lenguaje.

Además de recomendar la breve Cómo interpretar

, de la Comi-sión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), vamos a repasar aquí unas cuantas “pistas” que nos ayudarán a sobrevivir a las prácticas comerciales

-sible con nuestro patrimonio intacto.

Pista nº 1. ¿Cómo se “tunean” los tipos de interés?

Pues igual que se tunean (perso-nalizan) los coches: se toma un coche pequeñito y modesto y se le añaden adornos y accesorios hasta que parece un prototipo de Fórmula 1. Digo “pare-ce” porque, en el fondo, sigue siendo el mismo coche pequeñito y modesto. Los departamentos comerciales de los bancos son expertos en “tunear” los rendimientos de un producto, deján-donos tan deslumbrados que nos olvi-damos de preguntar por todas las de-más características: qué riesgo tiene, si es posible recuperar el dinero con facilidad, los gastos asociados (no lo olvidemos, habrá que restárselos al in-terés tuneado) y, sobre todo, las posi-bles condiciones para la obtención de tales rendimientos: en la mayoría de los casos, los intereses elevados están limitados a un periodo de tiempo muy reducido, o condicionados a que se

produzcan una serie de circunstancias altamente improbables. ¿Cómo pode-mos enterarnos de toda esa informa-ción, que es la que realmente nos inte-resa? ¡Vamos a la siguiente pista!

Pista nº 2. La lupa, accesorio impres-cindible.

Aunque nunca nos cansaremos de insistir en que no debemos confundir publicidad con información, los men-sajes comerciales sí suelen incluir da-tos informativos relevantes. ¿Dónde?

En la letra pequeña. ¿No podéis verlo bien? ¡Claro! ¡De eso se trata, precisamente! Vamos, conseguid una lupa y podréis ver dónde esconden los publicistas del banco la única información real-mente útil. ¿Ya tenéis a mano la lupa o las gafas para ver de cerca? Bien, la información de interés se encuentra en la letra pequeña.

Por si a alguien le quedaba algu-na duda: la letra pequeña es peque-ña para que no la leamos. En muchos países existen normas que obligan a incluir en los mensajes publicitarios determinada información, imprescin-dible para arrojar algo de luz sobre los verdaderos riesgos y costes del pro-ducto. Como esos datos restan mucho atractivo y longitud a las pestañas de los tipos de interés, se esconden con sumo cuidado en un párrafo con letra

microscópica, cargado de jerga y pa-labras técnicas. ¡Ni los consumidores

-paces de llegar más allá de la segunda línea!

Una vez que tenemos esto presen-te, es facilísimo encontrar ejemplos a nuestro alrededor. En uno de mis re-cientes viajes en transporte público, y por pura deformación profesional, me entretuve en analizar una oferta de “préstamo personal a devolver en bajísimas cuotas, para esas vacaciones que sólo tú puedes regalarte”, con una espléndida foto de una pareja en la playa. En la parte de la arena, con le-tra blanca sobre fondo claro (sí, con el

del mensaje), podíamos encontrar un

como el hecho de que el total de los -

dían a un 40%. Con tales gastos casi podríamos pagarnos otras vacaciones, pero los señores del banco cuentan con que el único mensaje que vamos a retener es que las cuotas mensuales de devolución son muy bajas y “ni va-mos a enterarnos de que lo estamos pagando”. ¡Qué bien nos conocen!

Pista nº 3. ¿Venderías una moto con la fotografía de un barco?

Probablemente no, ¿verdad? ¡Pues los bancos sí lo hacen! Volviendo al ejemplo anterior, si la fotografía se correspondiera con la realidad del producto, tendrían que poner a una persona en la ventanilla del banco, de-

“La información de interés se en-cuentra en la letra pequeña”

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volviendo con una sonrisa relajada su pequeña cuota mensual. Lo sé, lo sé, por mucha sonrisa que le pongamos al tema, tal imagen sería completamente anti-comercial. A nadie le gusta imagi-narse a sí mismo soltando dinero. Para manipular nuestras emociones, ¡es mucho mejor la foto de la parejita en la playa!

Hay casos aún más asombrosos que, sin embargo, aceptamos con la mayor naturalidad. “¡Abra un depó-sito y llévese esta espléndida vajilla!”. El 90% del cartel publicitario está tan lleno de platos que apenas queda es-pacio para explicar las condiciones del depósito, o para aclarar que el valor de la vajilla está sujeto a impuestos por-que en realidad no se trata de un rega-lo, sino de una retribución en especie. ¡Bah, detallitos sin importancia!

El humorista José Mota ha realiza-do una divertida parodia de una situa-ción muy común: cómo la ilusión por conseguir un “regalito” (¡somos como niños!) puede cegarnos hasta el punto de pasar por alto el verdadero interés del producto. Para nuestros lectores en línea, aquí va el enlace al vídeo.

Pista nº 4. El peligro de los anuncios vivientes

Supongamos que nuestros queri-dos lectores han interiorizado las tres pistas anteriores y, con muy buen cri-terio, han decidido que en el futuro no tomarán ninguna decisión basada en la publicidad. En su lugar, pedirán

información a… ¿A quién? Lo primero que nos viene a la cabeza es “al señor del banco, claro”. Pues no, no tan claro.

Como repetimos con frecuencia en esta revista, en nuestra página de Facebook y en todas partes, el banco no es nuestro amigo. Su objetivo en la vida no es preocuparse por nuestro patrimonio, sino vendernos sus pro-ductos. Algunas veces, esos productos

serán adecuados para nosotros, pero en general no será así. Las personas que nos atienden en el banco suelen realizar una labor más publicitaria que informativa, ya que se limitan a repetir los argumentos positivos que la enti-dad maneja en sus mensajes comer-ciales. Son hombres y mujeres-anun-cio, folletos publicitarios vivientes que resultan mucho más peligrosos que los carteles, porque nos miran a los ojos mientras nos aseguran que su in-terés tuneado es lo mejor del mercado y que no encontraremos nada más se-guro en ninguna parte. Por desgracia, a menudo están sinceramente con-vencidos de sus explicaciones, porque tampoco ellos conocen el producto más allá de lo que dice la publicidad.

La única manera de tener todos los datos que necesitamos es pedir la información oficial del producto y/o el contrato, llevárnoslo a casa y mi-

rarlo con lupa, microscopio y todo lo que sea necesario, antes de estampar nuestra firma. En casi todos los países existen servicios públicos y gratuitos de consultas, atendidos por los super-visores del sector financiero, que res-ponden a las dudas genéricas sobre las características de los productos, y que pueden ayudarnos a entender qué riesgos estamos asumiendo, cuál es el coste del producto y en qué as-pectos debemos fijarnos para saber si nos interesa.

En resumen, los tipos de interés que nos ofrecen los bancos no siem-pre son “tipos interesantes”. Para cerrar este artículo dedicado a los excesos poéticos de la publicidad, nada más apropiado que recurrir a la literatu-ra: “Lo esencial es invisible a los ojos”, como decía el Principito. No dejemos que la seducción del maquillaje publi-citario desvíe nuestra atención de la esencia del producto…

¡Hasta el mes que viene!

Cristina Carrillo

“Lo esencial es invisible a los ojos” como decía el Principito

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Enseñarles a los niños a ser consumido-res inteligentes es una labor educati-va y preventiva, que puede evitar que

cuando crezcan se conviertan en “consu-midores compulsivos”, en consumistas, en derrochadores o, por el contrario, en per-sonas que no gastan dinero ni siquiera en ellas mismas.

Quiero partir diciendo que vivimos en un mundo donde el consumo es importan-te para satisfacer nuestras necesidades y deseos. A la vez, es importante diferenciar entre consumo y consumismo. El consumo es un comportamiento económico que se refiere a la acción de gastar, consumir o ad-quirir bienes y servicios importantes para vivir bien. Quienes producen esos bienes y servicios, también requieren “consumir” o adquirir materias primas e insumos para poder realizar su actividad de producción.

El consumismo se refiere a un com-portamiento exagerado de consumo que no genera bienestar personal ni social. Se observa cuando las personas consumen y adquieren bienes y servicios que no nece-sitan ni van a necesitar en el futuro, incluso endeudándose para adquirirlos. General-mente, el consumismo es un comporta-miento obsesivo, en el cual la persona sue-le asociar comprar con estar y sentirse bien. Asocia consumo con felicidad. Si compra es feliz, mientras que, si no lo hace, se depri-me y se siente mal.

La publicidad suele invitarnos a consu-mir los bienes y servicios que se anuncian a través de los medios de comunicación. Sin embargo, muchas veces pueden promover el consumismo, cuando señalan que sólo

comprando dichos productos seremos fe-lices, nos veremos más jóvenes, tendremos amigos, alcanzaremos nuestros deseos, etc.

Los niños suelen ser un “público co-diciado” por los publicistas, por la gran influencia que tienen en la decisión de compra de los padres, pues pueden pre-sionarlos para que compren aquello que han visto en los anuncios publicitarios. Es

aquí donde cobra importancia el marke-ting dirigido a menores, en busca de con-vertirlos en compradores en el presente o en el futuro. Ya no se trata al niño como un ser humano, sino como un consumidor, tal como dice la figura de al lado: “Nacido para comprar”. Es papel nuestro, como adultos, enseñar a los niños que, antes que ser com-pradores, son personas.

Dos formas de marketing dirigido a ni-ños son: A) El uso de personajes infantiles conocidos en los objetos cotidianos (por ejemplo, utilizarlos en la decoración de la

habitación de los niños); B) El ofrecimiento de regalos infantiles por la compra de un determinado producto. Al respecto, quiero contar que hace poco, en Colombia, una empresa sacó como producto una gelati-na. Para facilitar sus ventas, como premio incluyeron dentro de ella un juguete de lá-tex (una bomba, la cual se debía inflar para accionar un pito que traía adentro). Este producto trajo algunos incidentes relacio-nados con asfixia, pues al inflar la bomba, el aire regresaba con fuerza y hacía que el menor se tragara el pito, obstruyendo sus vías respiratorias. La empresa, en un acto de responsabilidad social, decidió retirar completamente el producto del mercado, por los peligros que conllevaba para la sa-lud de los pequeños .

Lo anterior nos invita a reflexionar acerca del marketing infantil y de la res-ponsabilidad que tenemos como padres. Es importante asegurarnos de que los pro-ductos dirigidos a los niños no sean riesgo-sos para ellos(as) y sean apropiados para las edades a las que se dirigen. Asimismo, es importante mantenernos firmes y no de-jarnos presionar por los hijos, cuando nos negamos a comprar un producto que con-sideramos inadecuado para ellos.

Lo anterior constituye una buena ense-ñanza que proviene del ejemplo. Los niños aprenden que sus padres no compran todo aquello que existe en el mercado o que la publicidad exalta a través de los medios de comunicación.

Es muy importante enseñarles a los ni-ños desde pequeños a analizar las propa-gandas que observan en los distintos me-

Cómo enseñar a los niños las trampas del consumo

Educación financiera para niños

María Inés Sarmiento

El consumismo se refiere a un comportamiento exagerado de consumo que no genera bienestar

personal ni social¿Sabías qué?

María Inés Sarmiento Díaz es también au-tora de la colección completa digital de educación financiera para niños “Cómo enseñar a los niños sobre el dinero” que encontrarás en www.minidocs.es

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Opinión

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dios de comunicación, a darse cuenta de que el objetivo de esas propagan-das es invitarlos a comprar muchas veces lo que no necesitan, llevándolos a que igualen necesidades con deseos y haciéndoles creer desde pequeños que se van a sentir muy bien adqui-riendo aquello que se promueve a través de la publicidad.

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo enseñar-les que pueden consumir y adquirir aquello que necesitan y, a la vez, en-señarles que si no compran lo que desean, no “se va a acabar el mundo”? ¿Cómo enseñarles a ser críticos frente a la publicidad con que son bombar-deados? ¿Cómo enseñarles que existe todo un mercado dirigido a niños, que promueve distintas formas de que ellos compren lo que producen?

¿Cómo enseñarles a ser consumi-dores inteligentes y a manejar la pre-sión del medio, que los invita a gastar su dinero en bienes que no siempre necesitan?

Algunas sugerencias:

- Enseñarles a analizar las propagan-das con las que son bombardeados cada día a través de los medios de comunicación. Pueden elegir una pro-

paganda de la televisión e, inmediata-mente después de verla, preguntarle al niño: ¿Cuál cree que es el objetivo de la propaganda? (Por ejemplo, ven-der zapatos de una marca determi-nada). ¿Cómo hacen y qué muestra la propaganda para lograr su propósito? (Mostrando que las personas que ad-quieren el producto se ríen, brincan, saltan, tienen más amigos, etc. que quienes no lo hacen).

- Jugar a hacer propagandas de algún objeto que encuentren en su casa, por ejemplo: un jabón, un par de zapatos, un computador, etc.

- Enseñarles que, a veces, por vender sus productos algunas personas hacen propaganda omitiendo los problemas que puede causar en la salud de los ni-ños el consumo de dichos productos. Por ejemplo, el consumo exagerado de hamburguesas o de gaseosas.

- Guiarlos desde pequeños y enseñar-les a analizar lo que van a comprar desde el punto de vista de la calidad (si es buena marca o no lo es, si es duradero o no lo es), de la garantía (cómo les van a responder en el lugar de compra por la calidad de lo adqui-rido), del valor (si el precio es muy alto o muy bajo, en relación con el precio promedio del producto), etc.

- Es importante que poco a poco de-jemos que los mismos niños analicen lo que van a adquirir, realicen sus compras y asuman las consecuencias de comprar, haciendo o no un análisis

previo de las mismas. Si, por ejemplo, no indagan el valor de lo que van a comprar en distintos lugares (hacer compras comparadas), pueden termi-nar comprando un bien o un servicio por un precio mucho más alto y el dinero no les va a alcanzar para hacer otras compras.

- Enseñarles a manejar el poco o mu-cho dinero de manera equilibrada: una parte para invertir, una parte para ahorrar, una parte para compartir y una parte para gastar. De esa manera no gastan todo su dinero en compras innecesarias.

- Enseñarles a ser consumidores in-teligentes implica, entre otras cosas, orientarlos para:

A) Hacer compras comparadas

B) Hacer listas de lo que quieren com-prar antes de gastar su dinero, y de-morar al menos dos semanas la com-pra de lo que desean.

C) Analizar la publicidad que invita a comprar distintos artículos innecesa-rios.

- Enseñarles a los niños acerca de las deudas buenas y las deudas malas. Las deudas buenas son aquellas en las que tú te endeudas para adquirir un activo (algo que te produce dinero). Las deudas malas son aquellas que uti-lizas para adquirir algo que no te pro-duce dinero. Por ejemplo, el niño que quiere comprar un balón que están promoviendo y pide dinero prestado a sus papás, hermanos o amigos. En-señarle que esas deudas no son bue-nas porque le sacan dinero del bolsillo e “hipotecan” los ingresos futuros que va a recibir: cuando le llegue el dinero, ya lo debe. Si quiere comprar el balón, puede ahorrar parte de su dinero y, cuando tenga la totalidad, comprarlo. Aquí son muy importantes los valores de austeridad, paciencia y aprender a postergar la satisfacción de los deseos.

- Enseñarles a los niños la importancia de aprender a invertir el dinero de tal manera que vayan construyendo un patrimonio que les permita tener más adelante ingresos pasivos, y no sólo ingresos activos. Este aprendizaje les ayuda a no gastar más del dinero que reciben.

- Es importante establecer acuerdos

en relación con las compras que pue-den hacer con el dinero que les damos. Podemos acordar que no compren juguetes bélicos o que no compren bebidas con altos niveles de azúcar, o que no compren productos contami-nantes del medio ambiente. A la vez, podemos acceder a que compren la ropa que a ellos les gusta (aunque a nosotros no). Lo importante es per-mitirles poco a poco independencia en sus decisiones de consumo, ense-ñándoles en este proceso a consumir de manera inteligente, es decir, que su consumo genere bienestar individual y social.

- También podemos enseñarles a pedir y guardar durante un tiempo los reci-bos de sus gastos, de tal manera que si por ejemplo compran un juguete y les sale defectuoso, puedan reclamar para que se lo cambien o les den otro en perfecto estado. Solamente con el recibo pueden demostrar que ellos sí adquirieron el bien o el servicio que desean mejorar.

- De la misma manera, cuando los niños elaboran un presupuesto, los recibos les permiten analizarlo y con-trastarlo con los gastos efectivamente realizados, y hacer los ajustes necesa-rios.

Cómo enseña r a los niños las trampas del consumo

Es muy importante enseñarles a los niños desde pequeños a anali-zar las propagandas que observan en los distintos medios de comu-

nicación

Los niños también pueden apren-der que no hay una única respues-ta sino que pueden existir varias

soluciones

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Cómo enseña r a los niños las trampas del consumo

- También pueden utilizar los recibos para hacer compras comparadas. Si, por ejemplo, guardan el recibo de la compra de un producto (Vg. un helado) hecha en el mes de marzo y quieren comprar el mismo producto en abril, pueden comparar si tiene el mismo valor y si en otros lugares varía el precio.

Guiar a los niños para que compren-dan que la publicidad y el marketing buscan influir en nuestras decisiones financieras es una enseñanza inapla-zable en una sociedad de consumo, como es la que vivimos en el mundo actual.

¡Hasta la próxima!

María Inés Sarmiento

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El Patio de recreo

Analiza, con la ayuda de tus padres, cuáles son los características que dicen que poseen sus productos o tu puedes lograr al comprarlos, de acuerdo a las imágenes de sus publicidades. Luego escríbelas.

1. Lujo

2. Poder

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Finanzas con amigos

La caída en la actividad económica, el desempleo y la incertidumbre han provocado una caída de la demanda

en los principales mercados del mundo y un cambio de los hábitos de consumo que atenta la rentabilidad de muchas empresas.

Ante un escenario adverso la compe-tencia se recrudece y algunas empresas invierten más en captar nuevos clientes y retener los actuales. Como resultado se in-crementa la caída en la facturación de las firmas que no hacen algo al respecto.

Los principales peligros para la fideli-zación de clientes, individuos o empresas, son:

• La incertidumbre económica que vuel-ven al cliente más exigente al momento de consumir. La gente reduce sus gastos y busca el mayor valor posible por su dinero.

•Las acciones más agresivas de la compe-tencia, para mantener o incrementar su facturación en desmedro de otras empre-sas.

• Los cambios de hábito de los consumi-dores en búsqueda de adaptarse al nuevo escenario.

• Un incremento en la oferta que facilita al cliente insatisfecho cambiar de proveedor. 80% de los mismos lo hacen sin antes que-jarse.

¿Cómo vender más y ser rentable en este escenario?

El primer consejo es fidelizar a los clien-tes, para ello:

• Comuníquese mejor con los consumido-res, descubra las causas de insatisfacción y resuélvalas antes que su competidor lo haga.

• Detecte los cambios en su hábito de con-sumo y ajuste su modelo de negocio en consecuencia.

• Mejore su oferta, brinde más valor en sus productos o servicios.

• Cultive la relación con su cliente, tenien-do más cuidado en todas las interacciones empresa-consumidor.

• Bríndeles una experiencia memorable.

Capte nuevos clientes, para lo cual:

•Construya una imagen de empresa com-petitiva.

• Aproveche la fidelización de sus clientes lograda en el punto anterior para conse-guir muchas recomendaciones.

•Optimice el proceso de venta teniendo en cuenta los nuevos hábitos de consumo.

Seas empresario o gerente comercial, los cambios en la economía te enfrentan a un dilema, “me adapto y aprovecho las oportunidades o mantengo mis estrate-gias y aguanto los embates”. Esta en cada ejecutivo tomar la decisión de aprovechar la situación.

“A río revuelto ganancia de pescadores”

Hoy: Pablo F. Abram

Ante un enfriamiento económico: cómo gestio-nar y fidelizar a los clientes

Ingeniero industrial y MBA con concentración en Marketing.Director PA Consultores

http://solucionesrentables.com.ar

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El Consultorio

¡Bienvenido/a al consultorio de Educación Financiera!

En esta nueva sección intentaremos resolver todas tus dudas y preguntas acerca de las finanzas personales.

Para participar sólo tienes que escribir tu duda en nues-tro muro de Facebook www.facebook.com/educacion-financieraparatodos o enviarnos un email a [email protected] . La pregunta seleccionada será respondida por nuestros expertos en el próximo número.

¡Anímate! Es como tener un asesor financiero pero... GRA-TIS!

CONSULTA DEL MES

Cómo están? Me tomo el atrevimiento de escri-birles para consultarles algunos temas sobre inver-sión que quiero hacer. Aunque me interese, haya leído algo y vea programas en la tele siempre... al momento de tomar una decisión me surge un miedo terrible.

Les cuento primero mi situación para ponerlos en contexto:

No tengo experiencia en inversiones, nunca hice un negocio, tengo 23 años y muchas ganas eso si. Trabajo en relación de dependencia y gano $6900 neto por mes, de los cuales ahorro alrededor de $5000 (soy soltero y vivo con mis viejos, ambos jubi-lados que llegan justo a fin de mes pero no me piden nada).

Por otro lado, tengo ya $25.000 ahorrados a la fe-cha (10 en caja de ahorro y 15 en un plazo fijo a 30 días). Presté a mis viejos (acá no les quedó otra que pedirme) $ 70.000 para mudarnos de casa y a partir del mes que viene van a ir devolviéndome: $15.000 de una y el resto de a $1000 cada mes (seguramente tenga interés la devolución).

Resumiendo esa es mi situación. Esto es lo que se me plantea como dudas:

1) Debo de adquirir un auto para no usar el de ellos de acá a 6 meses; conviene un plan de ahorro??? o espero y lo financio?

2) Quiero comenzar a invertir en algo... pero no se que puede ser! algún negocio rentable hoy día? alguna otra inversión que no conozca?

Por ejemplo tenemos pensado comprar otro auto pero para ponerlo de remise... pero al contado hoy no puedo, tendría que financiarlo? o saco un préstamo personal?

Se que voy a tener $6000 todos los meses para invertir pero a la vez tengo poco hoy día en mano.

Espero puedan aconsejarme un poco, ya que el momento del país me desconcierta y repito tengo ganas pero muy poca experiencia.

Desde ya, muchísimas gracias. Un abrazo enor-me!.

Alexis (Argentina)

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El Consultorio

RESPUESTA

Hola Alexis:

En primer, lugar felicidades por tu disciplina para el ahorro que, teniendo en cuenta tu juventud, es más que un don. Aprovéchalo.

Permíteme que te diga que tus dudas y tus miedos no tienen que ver con tu edad o con tu inexperiencia, sino más bien con las dudas que cualquier inversor, incluso los más expe-rimentados, tienen. Comienza a preocupar-te el día que desaparezcan las dudas y no tengas miedo a invertir.

Ahora bien, las dudas y los miedos se resu-men en un solo concepto que está presente en toda inversión: el riesgo.

El riesgo cero no existe. Asúmelo porque ten-drás que convivir con ello. Pero el riesgo si se puede gestionar para minimizarlo y contro-larlo llegado el caso. Esto es lo que tienes que aprender, y quizá deberías comenzar por aprender estos conceptos antes de pen-sar en qué invertir.

El primer riesgo que debes aprender a ges-tionar es el de tu supervivencia. Contéstate a esta pregunta: Si invirtieras todo o parte de lo que tienes ahorrado, ¿podrías seguir vi-viendo tranquilo y manteniendo tu nivel de vida, si perdieras la inversión? Si la respuesta es no, entonces es que aún no tienes las con-diciones adecuadas para invertir.

Según dices tener tu situación financiera, de-bes estructurarla. Primero crea los 3 fondos que todo inversor debe tener: el fondo de emergencias, el fondo de gastos frecuentes y finalmente el fondo de inversión. Explicar-

te como crear y gestionar estos fondos es un poco extenso y me llevaría a darte todo un curso de finanzas personales.

No obstante, quiero dar respuesta a tus du-das:

Respecto al auto, contéstate esta pregunta: ¿realmente lo necesitas? Si lo necesitas para ir a trabajar, por ejemplo, lo podrías conside-rar como una inversión, porque comprando el auto te va a permitir generar un ingreso. Aquí lo que deberías aprender es a analizar la rentabilidad, además de evaluar los ries-gos como, por ejemplo, la posibilidad de que pierdas el trabajo sin haber amortizado la inversión. ¿Existen otras alternativas para ir a trabajar que no sea realizar la inversión en el auto? ¿Puedes compararlas? ¿Cuál es más rentable?

En cuanto a tu otra consulta, decirte que es la eterna pregunta del inversor: ¿En qué in-vertir? Déjame que te dé un consejo: jamás, nunca, permitas que nadie te diga dónde invertir. Escucha consejos, escucha las inver-siones de otros, aprende, pero no dejes que nadie te diga qué hacer con tu dinero. Eso solo te compete a ti.

Hoy día, en España, tenemos cientos de mi-les de personas arruinadas, que perdieron los ahorros de toda su vida porque invirtie-ron donde les dijo su amigo el banquero. No sabían que tenían riesgos, ni el tipo de pro-ducto que estaban contratando, ni siquiera cuándo podrían retirar su inversión o cuánto iban a ganar (o perder). Alguien les dijo “Eh, esto es buenísimo, pon tu dinero aquí… y firma”. Y firmaron. Hoy no tienen nada.

Su pecado fue la falta de EDUCACION FINAN-CIERA.

Y este es el mejor consejo que te puedo dar, dada tu situación y según lo que nos cuentas en tu consulta. Aprende a evaluar los riesgos de inversión y los tipos de inversión que exis-ten, cómo manejar tus finanzas personales, cómo crear coberturas para los riesgos, ana-lizar inversiones y calcular la rentabilidad, etc.

Cuando tengas esos conocimientos tendrás la respuesta a tu consulta, sabrás en qué negocio poner tu dinero, conocerás las dife-rentes opciones de inversión que tienes, tus miedos y dudas se minimizarán, encontrarás las respuestas y entonces verás crecer tus ahorros.

Pero, hasta que llegue ese momento, estudia y sigue ahorrando.

Confío en haberte ayudado.

Saludos cordiales

Miguel Martínez Clemente

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