Mi guarida, un espacio emocional.

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1 Mi guarida, un espacio emocional. Alejandra Martínez Pina, Alicante. Querido lector. Mi nombre es Alejandra, bienvenido a este ensa- yo. Tengo 20 años y estudio en la universidad de Alicante, ciudad donde he vivido siempre. Soy la mediana de tres hermanos. Mis pa- dres están separados. Todos nos llevamos bien. No ha habido nin- gún episodio trágico o relevante en mi vida, se puede decir que hasta hoy todo ha ocurrido como se esperaba. Ya te puedes hacer una idea de la clase de persona que soy. Sin embargo, ¿cuántas más hay con estas características?. En la infancia lo único que me aportaba individualidad era mi nombre. Acercándome a la adolescencia, empecé a tomar conscien- cia de la ropa que llevaba yo y el resto de gente, lo que el entorno significaba para el modo en que mi personalidad se iba desarrollando. Una vez metida de lleno en la adolescencia, se produce una disputa interna, entre la búsqueda de la individua- lidad y “el encajar”. Compro donde todo el mundo compra, y tomo tiempo en enlucir mi habitación, que todo esté en su sitio -no necesariamente ordenado-. Una vez pasada la peor parte, empiezo a darme cuenta de mis verdaderos gustos mas allá del “qué dirán”, o al menos sin dejarme influir. Elijo mi ropa, mi música y mis revistas en función de mis gustos.

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Artículo final de la asignatura Proyectos 5, de la Universidad de Alicante. Ensayo sobre modos de habitar contemporáneos y la individualidad en la configuración de espacios contemporáneos.

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Mi guarida, un espacio emocional.

Alejandra Martínez Pina, Alicante.

Querido lector. Mi nombre es Alejandra, bienvenido a este ensa-yo. Tengo 20 años y estudio en la universidad de Alicante, ciudad donde he vivido siempre. Soy la mediana de tres hermanos. Mis pa-dres están separados. Todos nos llevamos bien. No ha habido nin-gún episodio trágico o relevante en mi vida, se puede decir que hasta hoy todo ha ocurrido como se esperaba. Ya te puedes hacer una idea de la clase de persona que soy. Sin embargo, ¿cuántas más hay con estas características?.

En la infancia lo único que me aportaba individualidad era mi nombre. Acercándome a la adolescencia, empecé a tomar conscien-cia de la ropa que llevaba yo y el resto de gente, lo que el entorno significaba para el modo en que mi personalidad se iba desarrollando. Una vez metida de lleno en la adolescencia, se produce una disputa interna, entre la búsqueda de la individua-lidad y “el encajar”. Compro donde todo el mundo compra, y tomo tiempo en enlucir mi habitación, que todo esté en su sitio -no necesariamente ordenado-. Una vez pasada la peor parte, empiezo a darme cuenta de mis verdaderos gustos mas allá del “qué dirán”, o al menos sin dejarme influir. Elijo mi ropa, mi música y mis revistas en función de mis gustos.

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Y ahora, que me puedo considerar “semi-adulta”, ¿Qué es lo que me diferencia?

Me dispongo, por tanto, a estudiar mi forma de habitar, y a in-vestigar nuevas maneras de hacerlo en los diferentes marcos con-textuales a los que puedo acceder; tratando, a su vez, de poner nombre y apellido a las intuiciones e instintos que surgen a raíz de las pruebas. La investigación cuenta con un marco teórico que comprende un breve estudio de ciudades donde me interesa la componente humana, y el Pao de Toyo Ito [1], culminando con di-ferentes ejemplos de creaciones de “paos” o espacios emocionales en la actualidad. A continuación, se desarrollan experimentos y mapeados de la creación de estos espacios en mi persona, instru-mentalizando el mobiliario y la tecnología, tratando de delimi-tar en lo posible el limbo de esta dualidad.

A modo de conclusión, se desvelan cuáles son los elementos míni-mos para una persona en particular, cómo la individualidad puede condicionar la arquitectura, y las actividades íntimas que los objetos permiten o no desarrollar.

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MARCO TEÓRICO

Me interesa el proceso de evolución de las ciudades, y más allá de eso, el papel del ciudadano dentro del caos. En las próximas líneas haré un acercamiento a algunos ejemplos que hablan bien de las intuiciones que me llevan a desarrollar este proyecto, y más en concreto al Pao de Toyo Ito, el cual trato de destripar, y repensar; lo cual me llevará a encontrar nuevos modelos del mismo tipo de espacios en la actualidad.

De la ciudad de Manhattan me interesa el modo en que el ciuda-dano es quien aporta identidad a cada manzana en la retícula. Como veremos más tarde, incorporo a la investigación diferentes maneras de introducir la identidad en lo que yo llamo “espacios plurales” [2].

Como se da a entender en la Ciudad de Bits de William J. Mitchel [3]: todo lo físico se transformará en bits de información, todo se torna digital excepto el lugar físico del internauta y los lugares de almacenaje, lo único que el ciberespacio es incapaz de abordar. Parto de la afirmación de Mitchel para ahondar en los cambios que la tecnología supone en la configuración del espacio íntimo.

Dando un paso más hacia la relación ciudadano-ciudad, hablamos de Toyo Ito y su Pao de las chicas nómadas de Tokio. No pretendo hacer otra descripción de la conocida teoría, pero permitidme algunos apuntes que me interesan al respecto de los espacios emocionales. Uno de los rasgos que me interesan es el hecho de introducir la identidad de una persona en la configuración del espacio que va a -o podría- vivir. “Ella es hedonista, consu-midora, independiente, ejerce individualmente su intimidad […] No tiene procedencia ni posesiones.”[4] Ito crea para ella un espacio flexible más allá del contenedor de intimidad y bienes superfluos al que está acostumbrada. El Pao se erige pues, como parásito amorfo, móvil y ligero; términos clave en el desarrollo de la investigación.

Otro punto que me interesa es la introducción de un pre-mobilia-rio que marca las necesidades que se cubren en el interior. Estos dispositivos compactos crean espacios dentro del subespacio que es el Pao en la ciudad. Se trata de la arquitectura de lo ligero, lo pequeño, lo manejable. Objetos que crean una atmósfera impo-sible de reproducir en la ciudad de otra manera, crean la inti-midad. En la actualidad se pueden encontrar decenas de ejemplos de este modo de crear espacios, y es que la tecnología permite que casi cualquier lugar sea íntimo. Un buen ejemplo de esto es el espacio de co-working Bar Oberholz, en Berlín, concebido para que con unos cascos y un portátil te puedas crear tu propia di-

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mensión al cortar el sentido de la vista y el oído, convirtiendo estos espacios en salas de estar transitorias, sin necesidad de tener unas salas especiales para realizar las tareas de trabajo. Al igual que se aprecia en la casa Eames [5], se puede desarro-llar casi cualquier actividad teniendo el escenario adecuado.

Esta inserción de dispositivos que doten de identidad a los es-pacios, se puede encontrar en la arquitectura japonesa posterior al Pao. Por ejemplo en el Rolex Learning Center en Lausana, de SANAA [6], los espacios se articulan a modo de prótesis, los cuales “se pueden enriquecer con toda una serie de subprótesis. Desplegadas, crean un espacio individual, o un pequeño espacio global englobado en los espacios-nodo transitorios” Apunta Jaume Prats (2014).

Lo que estoy investigando se aproxima mucho a lo que dice el urbanista Javier Ruiz Sánchez [7]: la acera es el espacio de la incertidumbre, sin incertidumbre la calle no existe, la ciudad se pierde. Insiste en que “hay que vaciar la casa para llenar la ciudad”. Las casas, los comercios, etc, deben tener deficiencias, para que así la gente salga a la calle a buscar lo que le falta, a encontrarse con lo imprevisto y crecer.

Entiendo que este nuevo prototipo de ciudadano -nómada por de-finición- busca la intimidad y el control, a la vez que necesita un contacto directo con la ciudad. Por tanto, todo lo que la ciudad le pueda aportar es repetitivo en su espacio, su Pao. No encontraremos en él una cocina, si al cruzar la calle hay un restaurante; no encontraremos espacio para correr, si hay un gimnasio cerca; y no encontraremos una cama, si hay hoteles en los alrededores.

Vaciar la casa para llenar la ciudad. Reducir los equipamientos de la casa y usar los de la ciudad. Abrir la casa a la ciudad. Que la ciudad sea la casa.

La casa mínima, al fin y al cabo, para el ciudadano con recursos.

En el Pao de Ito, encontramos que sus dibujos hablan de una vi-vienda actualizada que prácticamente puede sobrevolar los edi-ficios de Tokio y ubicarse en cualquier lugar, sin embargo, al llevarlo a la realidad, se sitúa en un centro comercial. Coloca a esta nueva mujer liberada en una caja de cristal. Lo que al principio era el collage de la urbe, se transforma en la seguri-dad de un centro comercial.

¿Cuál es el prototipo de ciudadano hoy? ¿Cómo sería su Pao? ¿Dón-de se situaría?

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Lo que me fascina del Pao -aun después de 25 años de su formu-lación- es el modo de crear una intimidad basada en lo mínimo. Se trata de un acercamiento a las necesidades que aún tiene vi-gencia, pues el modo de construir no ha cambiado en estos años. La gente va adaptando sus formas de habitar a las urbes y casas anteriores. Y es aquí donde surgen los espacios plurales que he comentado.

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“El concepto de casa para ella

está desperdigado por toda la

ciudad y su vida pasa mientras

utiliza los utiliza los fragmentos de

espacio urbano en forma de collage”

_Toyo Ito sobre la chica nómada.

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MÉTODO

La tecnología ha propiciado en el mundo cambios enormes, unos más revolucionarios que otros. Desde la luz, el teléfono y la radio, a los videojuegos, el ordenador, internet, y ahora, los gadgets, y las aplicaciones, todo ello para hacernos la vida más fácil, simplificar las tareas diarias, a veces hasta lo absurdo. Como dijo Steve Jobs antes de sacar su Apple II en 1977 “los ordena-dores serán los nuevos electrodomésticos”.

Ya en la casa los electrodomésticos han estado sustituyendo al trabajo manual desde hace unas décadas hasta hoy. En lugar de cocinar en un cazo de barro, se usaba la termomix, y ahora se usa el teléfono para reservar en un restaurante. El teléfono móvil, el ordenador, el gps, etc, son los nuevos electrodomésticos, los cuales han trascendido su condición de “domésticos” para ser los enlaces con la ciudad.

Hoy en día, la presencia de Internet en nuestra vida es necesa-ria. Antaño, con la aparición de la fotografía, la pintura ex-perimentó sus cambios más drásticos hacia la abstracción dando lugar a las vanguardias.

Kenneth Goldsmith es el creador de UbuWeb, una página que actúa como banco de arte contemporáneo, en continua renovación. Ac-ciones como ésta aparecen en el panorama como nuevos conceptos artísticos, donde se aúna el desarrollo masivo de internet con la creación de arte. Este depósito de arte es una obra en sí, creada a partir de la fragmentación de obras preexistentes.

Esta manera de abordar la creación artística es la que utiliza también Agustín Fernández Mallo [8], quien experimenta con la fragmentación literaria. Como afirma el autor: “Borges fue el primero en decir que no hay nada original y que toda literatura es un ejercicio de reescritura”. Fernández Mallo se pregunta qué significa ser original hoy: “pensábamos que era hacer algo ab-solutamente nuevo, pero cuando nos dimos cuenta de que eso era imposible porque todo se basa en otra cosa, asumimos que lo que hacíamos era reescribir una y otra vez.” [9]

Esta idea de Borges también la comparte Picasso, quien dijo “Los grandes artistas copian, los genios roban”, frase a su vez tomada de Oscar Wilde quien dijo “El talentoso toma prestado, pero el genio roba”, que a su vez tomó la idea de la sabiduría popular que reza “El sabio crea, el genio copia y el mediocre imita”. [10]

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A raíz de la trilogía Nocilla[11] de Fernández Mallo, nace toda una generación nocilla[12], conocida por “la fragmentación, la interdisciplinaridad.” Se trata de una “literatura zapping”, formada por post-its de información. La creación queda relegada a un copia y pega propiciada por aquello de “todo está creado”.

Estos nuevos modos de trabajar entendidos como remakes, abordan la creación desde la teoría del collage, y es en la combinación y el orden dónde se encuentra la identidad artística. Al final esta estética collage que deja es de lo más actual. Entiendo que ya nadie lee el periódico, leemos los títulos, vemos las fotos, pro-cesamos la información a base de fragmentos, como flashes de rea-lidad. Nuestra atención cada vez dura menos. La era del Instagram y el Twitter lo confirman más que cualquier cosa que pueda decir.

Sin embargo, no hay que irse a las esferas del arte para encon-trar ejemplos de remake. Es remake cuando te preparas arroz calo-doso, te sale mal, y la siguiente vez cambias la receta poniendo más o menos agua o bajando el fuego en determinado momento. Es remake cada vez que se repite algo que ya se ha hecho antes, lo importante es tener un objetivo.

En mi caso, el remake se lleva realizando desde que tengo habi-tación propia. Se trata de una habitación clásica con armario, cómoda, mesilla, cama individual. Ha ido variando a lo largo del tiempo, desde tener el escritorio en la habitación hasta sacarlo al salón, hasta ahora que está en una habitación aparte con todo el mobiliario y material de estudio. En estos años, algo me ha movido a cambiar los objetos de sitio cada cierto tiempo. La ne-cesidad de cambio es un factor liberador en el ser humano. Todo este trajín requiere de un esfuerzo físico que se ve motivado por la búsqueda de la mejora o del cambio como motor de la felicidad.

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9_Evolución de mi habitación a lo largo de un año según la estación y mi situación

personal.

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Todos estos cambios de lugar del mobiliario responden a una bús-queda por la acomodación máxima. En verano siempre encontraremos que la cama está bajo la ventana, pegada a la pared de esta, para gozar del mayor sol posible mientras duermo la siesta. La mesilla intento que este al lado de la cama, por comodidad a la hora de poner el despertador etc, sin embargo, en verano sue-le encontrarse apartada de ésta, casi como una reivindicación al descanso estival. Éstos cambios responden a intuiciones, a sentimientos. Al final, todos estos cambios hablan de una forma de entender el mobiliario. El carácter de cada pieza cambia se-gún su posición. El escritorio se convierte en mesilla de noche cuando lo uso como cabecero de la cama. El armario crea que una sensación de túnel cuando está en la entrada de la habitación. La mesilla ya no es mesilla cuando esta debajo de la ventana y le quito la ropa de los cajones. La estantería se convierte en banco al tumbarla.

En esta línea he desarrollado experimentos con prueba y error, y queda claro que no hay una colocación definitiva, ni siquiera asociándola a las épocas del año. La perfección de la habitación reside en el cambio. En la capacidad de adaptación de los mue-bles, en la posibilidad de moverlos, en el espacio necesario de la habitación, en las diferentes configuraciones posibles y en los diferentes espacios y sensaciones que estos crean.

Como aparece con anterioridad, una condición importante del pro-yecto es la búsqueda del mínimo necesario, el “effortless cool”. Nos encanta tener cosas pero no necesitamos tener cosas, ¿cuál es el límite entre el mínimo necesario y la felicidad? Partiendo de aquí, desarrollo un experimento que parte de mi vivienda, y se expande por mi ciudad. En primer lugar, un acercamiento a todos los objetos que tengo, seguido de una catalogación de estos, y la aproximación a una instalación que reúna los intereses comen-tados anteriormente.

La investigación nace de un estudio de todo lo que tengo. Ha-ciendo un remake de la obra de Simon Evans “everything I have” [13], fotografío todos mis objetos, es decir, los objetos de los que yo hago uso exclusivo, y nadie más de la casa. Con esto me refiero a que no aparece el plato donde como, pero sí la taza de desayuno, pues cada uno en casa tenemos una individual. No apa-rece la toalla de ducha, pero sí mi champú. Son “mis objetos” aquellos que me definen, los que no son generales, ya que son los que hablan sólo de mí. Pese a no haber elegido las zapatillas de estar por casa que uso –ya que fueron un regalo-, sí que elijo el seguir usándolas y no haberlas sustituido en 3 años. Las que no son elecciones directas, también hablan de mí.

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11_Análisis de todo lo que tengo.

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Objetos secundarios

Objetos cambiantes

Objetos prescindibles

Objetos preciosos

_Catalogación de objetos.

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Estos objetos los catalogo en: objetos preciosos, objetos reem-plazables y objetos en continuo cambio.

Observo el conjunto y estimo cuántos objetos de cada uno de estas categorías necesitaría para ser feliz y cuántos son en realidad comodidades superfluas. Los finalistas son: una alfombra, dos co-jines, unos cuantos libros, un jarrón con flores, la postal de un viaje y una foto antigua. Solo con estos objetos ya podría ser feliz. Teniéndolos en cualquier lugar estaría como en casa.

De ellos aprecio que algunos son reemplazables por otros seme-jantes, como la alfombra o los cojines. Otros irremplazables o preciosos como la postal de un viaje o una foto específica que me gusta tener en papel; no sería lo mismo escanearla, pues carece de sentido la imagen en sí, lo que importa es lo que simboliza como objeto. Otros de estos objetos están en constante cambio, como los libros o revistas o las flores. Lo importante no es el libro exacto o el olor de ésa flor, lo que cuenta es tener el co-lor y el olor de flores y algo que me guste leer. Es importante de hecho, que estos objetos estén en continuo cambio.

Reuniendo estos objetos mínimos en un rincón de mi habitación, se aprecian las necesidades particulares que tengo. Se aprecia además, que la colocación de estos objetos no es aleatoria; están distribuidos por intuición de una manera más o menos aleatoria. Después, me dispongo a vivir en este espacio durante unos días. Pronto me doy cuenta de que necesito una superficie vertical para apoyar la espalda. El dormir es sorprendentemente agradable sólo con un par de edredones a modo de futón.

Esta instalación está pensada desde los objetos que necesito para una estancia cómoda, para unas acciones estáticas. Sin em-bargo, al salir de la guarida, me espera el mundo, donde debería ir vestida, para el que me gusta arreglarme, ducharme, etc. Apa-recen otras actividades que se desarrollan aparte de esta inti-midad creada por mi presencia y mis objetos. Estas actividades requieren de objetos que no son irremplazables, pero siempre ne-cesarios. Una alfombra o unos cojines me los puede dar cualquie-ra, sin embargo mi ropa tiene que ser mía. Por tanto, esta nueva categoría comprendería: muda de ropa para una semana, ordenador, móvil, cámara, cargadores, bolso, y una maleta o mochila para llevarlo todo. Estos son los objetos secundarios. No me aportan necesariamente felicidad -más allá mi consumismo-, simplemente me permiten vivir en sociedad. Son prácticos. No se usan, están simplemente para ser usados en otros lugares.

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14_Objetos secundarios y su espacio vital.

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15_Intalación de lo mínimo (1), lo innecesario (2) y lo secundario (3).

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Así pues, estos son los objetos que aparecen en mi guarida, los que determinan que ocurrirá dentro. La casa no es lugar de traba-jo, ni de acicalamiento. Teniendo las ciudades para ello, sería para mí un contrasentido infectar la atmósfera de la casa con acciones que pertenecen a otros lugares.

En palabras de Andrés Jaque sobre su Sweet domestic Seoul: “Do-mesticity is no longer something that happens in a single place: the house. But something that is constructed by connecting di-fferent spaces spread out within the city. Home is not spatially fixed, unitary and consistent; but discontinuous, fragmented and constantly changing.”

En la búsqueda de una ciudad donde podría darse esta situación de máximos servicios, pienso en Londres, pues la conozco, y puedo entender cómo se desarrollaría este tipo de espacios ahí. Tras un estudio del centro de la ciudad, determino que Tottenham Court Road es la zona donde más servicios se concentran. Llegados a este punto, soy capaz de determinar los lugares a donde podría ir a comer, donde podría hacer ejercicio, podría leer, dormir, ducharme, etc. Las únicas actividades que la ciudad no me permi-te son las que me llevan a un estado emocional íntimo, las que dependen de cada individuo.

En mi caso, la intimidad es: silencio, ruido, ver gente pasar, el anonimato, bailar, estar con amigos o sola, poca luz, leer, sexo, abstracción, poca luz…

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_Zona de Tottenham Court Road con los servicios de los que me podría valer.

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Las ciudades se erigen como nuevas salas de estar. Del mismo modo que comentaba anter sobre los bares de co-working, en las ciudades se pueden encontrar multitud de espacio plurales donde desarrollar actividades varias, a menudo -sino siempre- acompañadas de aparatos electrónicos.A todos nos ha pasado que miramos el móvil durante una comida, o consultamos el ordenador en una conversación. Se pierde intensi-dad. Sin embargo, éstos mismos objetos son los que permiten la creación de sub-atmósferas.

Estas tecnologías crean espacios y se delitimitan en función del contexto. En la búsqueda de un espacio mínimo cómodo, se toman decisiones como no hacer la prueba en un lugar cerrado, ni con límites visibles, pues las paredes o los bordillos podrían cons-tituir un borde que funciona a modo de imán repelente, lo cual desvirtuaría el ejercicio. Elijo una de las maneras, hacerlo en la playa.

La prueba de espacio consiste en poner música al azar y bailar hasta desvanecer, primero sola, y más tarde acompañada, pues me interesa saber cómo varía el espacio al estar más gente reali-zando la misma actividad, y además, en mis espacios íntimos me gusta a veces estar con gente.Se realiza la prueba hasta 15 veces, y se estima el contorno resultante.

La búsqueda de lo mínimo no debe olvidarse de la comodidad y la consiguiente felicidad. Como dice Jaume Prat (2014), hay que “proyectar al margen de los programas actuales, conseguir que esta reducción de espacio dormitorio no derive en subviviendas, desligar de una vez el valor del suelo de la arquitectura…”

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25_Aproximación al espacio de baile de una persona.

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26_Aproximación al espacio de baile de dos personas.

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27_Proceso.

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Con este método de medir lo invisible se descubre un contorno aleatorio pero aproximado del espacio necesario para bailar una o dos personas, que no es más que el espacio necesario para mo-verse con libertad en cualquier lugar.

Tras esta aproximación al espacio necesario, se descubre una de-limitación de la guarida que va surgiendo. El asentamiento que creo para mí más allá de los límites de la vivienda convencional.

Este tipo de asentamientos los podemos encontrar en el modo de configurar cualquier espacio efímero, por ejemplo el chiringuito que construye mi abuela cuando hace paella en casa, los puestos de dvds ilegales, o las chabolas; siendo éste último el caso más significativo.

Alrededor del año 2009 se podía encontrar en la calle gente sin hogar por diferentes motivos económicos o sociales. Como pude ver en el periodo que trabajé en una asociación de ayuda a sin hogar, esta gente a menudo elegía vivir así en lugar de en un albergue, por independencia, por rebeldía u otras causas.

Tras el avance de la crisis acaecida sobre el país en 2008, esta clase social ha aumentado significativamente, incluyendo en sus razones de vivir en la calle los desahucios. Este aumento de gente en las calles, ha resultado en la aparición de colonias de personas sin hogar, gente, en este caso, que en cuestión de meses ha pasado de una casa al uso, a vivir en la calle. En los asentamientos de estas personas que ve más la intención de llevar a su nuevo hogar los convencionalismos de la vivienda anterior.

Echando un vistazo rápido, factores como la seguridad no pasan por alto, pero lo que me interesa es que una de las cosas a las que nadie renuncia es a la intimidad.

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_Mi abuela y su chiringuito para paella.

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_Intalación de gente sin techo en Madrid.fuente: 20minutos.es

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Al encontrarse el asentamiento de los sin techo en mitad de la ciudad, cuentan con tiendas de campaña para protegerse del frío o la lluvia y para guardar los pocos objetos que mantienen. Éstas son algunas observaciones que puedo hacer sobre estas chabolas desde mi apreciación externa. Obviamente no puedo llegar a en-tender las motivaciones de cada elemento, pero son interesantes los elementos comunes con lo que me planteo en mi habitación.

Hago una prueba llevando los objetos anteriores a la calle. Una de las cosas que más llaman la atención es la cantidad de gente que mira de reojo.

Se pueden evitar las miradas durante un rato, pero al final son molestas, no sé cómo aguantaría la chica nómada de Toyo Ito en el pedestal del centro comercial con todas ésas miradas.

Echo en falta algo que me cubra de las miradas y del viento. Es agradable ver gente pasar, incluso oír sus conversaciones a lo lejos. Y cuando no quiero oír más, me pongo unos tapones.

Cuanto menos se oye y se ve a la gente, menos parece que exis-tan. Pero entonces, ¿por qué no nos vamos a casa en lugar de evitarles? El hecho es que nos encanta estar con gente aunque no queramos estar con gente. En mi caso, aprecio esto cuando voy en autobús o tren, es cuando más concentrada estoy. El ver el paso rápido de la ciudad en la ventana, el traqueteo del autobús, el ir y venir de la gente… son situaciones que sin poder expli-car, me aportan tranquilidad. En un espacio estático y opaco, el entorno me pide que le observe, los cuadros de mi casa o el árbol en el jardín, hacen que me quede mirándolos. Mientras que el pasar del tren no me permite fijar la vista por lo que o bien mis pensamientos vuelan mirando el paisaje correr, o bien fijo la vista en otra cosa, en el mejor de los casos, un libro.

En éste último experimento intento desligarme de cualquier ele-mento tecnológico, sin embargo, me supone un esfuerzo al que no me quiero someter. Al fín y al cabo, mientras el lugar lo permi-ta, y mi mente sea suficientemente fuerte para controlarse de vez en cuando, la tecnología puede estar bien.

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32_Intalación en la ciudad.

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GOD BLESS WIFI

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34_Resultado de la búsqueda de “god bless wifi” en Tumblr.

good bless wifi

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RESULTADOS

Así pues, encuentro tres puntos en la formación de estos espacios emocionales: la individualidad, la ciudad y la tecnología. Todos ellos interdependientes.

La individualidad, para mí, es palpable en los objetos que me rodean y utilizo. En ellos me identifico y hablan de mi modo de vida, gustos y actividades.

Ligando esto con la ciudad, la atmósfera de intimidad acaba de formarse cuando me encuentro en una situación de tranquilidad y confianza, y esto pasa por tener lo que necesito a mano, y más si pretendo vaciar la casa en lo posible para nutrirme del entorno.

Por último, se trata la tecnología por entender que es una base de la sociedad actual. Cualquier actividad relacionada con la ciudad pasa ahora por el intermediario que es la tecnología, y dentro de este campo ampliamos nuestra individualidad. Tras va-rias pruebas, no logro desvincularme de los electrodomésticos que en esta nueva forma de habitar surgen: el móvil y el orde-nador.

CONCLUSIONES

En conclusión, existen ciertas características inherentes al ser humano tanto en un ambiente exterior como interior, de resguar-do o exhibición. Este tipo de vivienda emocional que ponga a cada persona “en un estado de ánimo que lo impulse a escuchar, o leer, o sentir” como decía Zumthor, debe tener en cuenta el fac-tor personal. Lo que pasa mí es necesariamente una ciudad, para otro puede ser un bosque, o un pueblo. La configuración de estos espacios puede tener en cuenta los objetos del individuo -como en mi caso- u otras componentes de su vida que se considere le completen.

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_Mi guarida nómada

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NOTAS

[1] Pao para la chica nómada de Tokio es un conjunto de instala-ciones realizadas por Toyo Ito entre el 1985 y 1989.

[2] Espacios plurales: referido a los espacios capaces de alma-cenar gran variedad de actividades.

[3] MITCHELL, William J., 1994. City of Bits: space, place, and the infobahn. Visto en: http://mitpress.mit.edu/e-books/City_of_Bits Visitado en 2014.

[4] ITO, Toyo, 2000. Escritos. Murcia, COAT.

[5] Casa Eames (1949): entendida como el contenedor libre donde los Eames desarrollaban sus actividades. Es además un espacio que permite una variación de usos muy amplia.

[6] Rolex Learning Center (2010): proyecto de SANAA donde se da la fragmentación de espacios como modo de alcanzar intimidad y concentración.

[7] Javier Ruíz Sánchez: Doctor aquitecto por la UPM, donde es actualmente profesor. Como urbanista reivindica el volver a usar la calle como lugar de encuentro e incertidumbre.

[8] Agustín Fernández Mallo: Físico y escritor. Realiza libros enteros a modo de remake de obras anteriores, como El hacedor (de Borges) “remake” donde introduce elementos de nuestra época amoldándolos más o menos a la prosa del escritor, sin perder nun-ca los títulos y la estructura de capítulos. Por ejemplo, donde uno habla de Leopoldo Lugones, Milton y la Eneida el otro lo hace de Borges, Benet y Joy Division.

[9] Artículo sobre Agustín Fernández Mallo: http://cultura.el-pais.com/cultura/2011/10/01/actualidad/1317420001_850215.html

[10] Sobre el fenómeno remaker: http://www.yorokobu.es/roba-co-mo-un-genio/http://salarconch.blogspot.com.es/2007/09/el-artista-medio-cre-copia-el-genio-roba.html

[11] FERNÁNDEZ Mallo, Agustín, 2006. Nocilla Dream. Barcelona, Candaya.

[12] Fundación Wikipedia, 25.01.2014. “Generación Nocilla”. http://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_Nocilla

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[13] Everything I have: obra de Simon Evans expuesta en Nueva York en el 2009. Se trata de una pared llena con fotografías de todo lo que posee, con una breve descripción de cada objeto.

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