Mi Historia-Ese Diciembre_Byron Rostran

2010

Mi Historia-Ese Diciembre

Byron Rostran

Mi Historia-Ese Diciembre Byron Rostran

2

“Esta es mi Historia”

Ese Diciembre

Byron Rostran


3

``Ese Diciembre``

Un breve relato de las dos intervenciones quirúrgicas

realizadas en el mes de diciembre del 2009.

Peritonitis y obstrucción e inflamación en los Intestinos.

De cómo Dios estuvo en todo ese tiempo.

El porcentaje que me daban de vida era mínimo.

Con Dios lo Imposible no Existe!

El es especialista en realizar lo irrealizable y hacer posible lo IMPOSIBLE

"He aquí que yo les traeré medicina y sanidad. Yo los sanaré y les

revelaré tiempos de paz y de verdad”

Jeremías 33:6

Mi Historia

Datos:

--Byron Rostran Argeñal nací e

--Ocupación: Contabilidad y Finanzas.

--Tercer hijo de Jorge Rostran S.R y Rosario Argeñal

--Cristiano desde niño (desde los 5 años)

-- Soy miembro de la Comunidad Hosanna desde el

-- Miembro del grupo de Alabanza (baterista) y parte del liderazgo de AJH.

---Soltero (por el momento, ja,

---E-mail: [email protected]

---Perfil: Facebook

----Web: El Astillero: www.rostran.blogspot.com


4

Byron Rostran Argeñal nací en 1980.

Contabilidad y Finanzas.

Tercer hijo de Jorge Rostran S.R y Rosario Argeñal

(desde los 5 años). Acepté a los 10 años de edad en 1990

iembro de la Comunidad Hosanna desde el año 2003.

del grupo de Alabanza (baterista) y parte del liderazgo de AJH.

Soltero (por el momento, ja, ja ,ja)

[email protected]

www.rostran.blogspot.com

Ese Diciembre Byron Rostran

. Acepté a los 10 años de edad en 1990

del grupo de Alabanza (baterista) y parte del liderazgo de AJH.


5

“Mi Historia”

Quiero decir que:

Mi testimonio consiste, que en el mes de diciembre del 2009 tuve una experiencia como nunca había experimentado. Fue un tiempo duro. Pero como siempre Dios utiliza aun las peores circunstancias para bien de sus hijos. Hay mucho involucrado cuando Dios nos prueba.

Personalmente estoy más que convencido que esto que me ha sucedido no solo es para afectar mi vida sino, para muchas personas que lo escucharán o gente que vio todo el proceso. Fue increíble como tanta gente se unió en oración; tanto en mi comunidad como en otras iglesias, en EEUU y Canadá. Llamaban amistades para decir que sus iglesias estaban intercediendo por mi vida. Las llamadas no paraban, los mensajes, el correo electrónico, facebook. De veras y sin duda Dios se conmovió no solo por mi vida sino por amor de tantas personas que intercedieron. Hay muchas cosas que decir que cuando tenga la oportunidad diré todo. Como hago cuando estoy hablando con alguien, en el bus, taxi o cualquier circunstancia que se me dé para decir: Dios esta mas que interesado en sanar a sus hijos.

No tengo duda de eso, después de pasar por años seguidos experiencias que me han hecho entender más el amor de Dios.

En febrero del 2008 me diagnosticaron Diábetes y diciembre del 2009 dos cirugías por Peritonitis y obstrucción en los intestinos. Fue un tiempo duro donde han sido probadas mis fuerzas, porque he podido experimentar el dolor al máximo, como nunca. Dolor que ya ni me hacía sentir emociones, ni sentimientos. Ya no sabía ni que sentir. Me dolía todo el cuerpo tanto externo como interno. Fue horrible. Mi familia moría conmigo.

Ahora que puedo unir todas las historias, de veras que me asusto. Porque desde mi punto de vista desde donde estaba en una cama por 15 días seguidos era solo:

Señor cálmeme el dolor, no quiero sentir más dolor. Yo no moriré así, Dios no me dará más de lo que no pueda soportar. Algo así como una débil esperanza. Porque las noticias negativas eran cada vez peor.

Y desde el punto de vista de afuera, de los que me miraban era peor, se olía a muerte. Eran sentimientos encontrados. Mi familia aun con un poco de esperanza ya para la segunda operación estaba resignada a perderme.


6

Testimonios de Otros: (solo algunos que he recopilado)

� Un Pastor de la Iglesia Peniel a la que asistí antes de Hosanna, dijo que sentía un espíritu de temor, miedo y muerte. Todo esto sin verme.

� Un amigo desde mi niñez, ahora es médico. No quería verme porque sabía que el cuadro medicamente era de lo peor y sabia que me iba morir.

� Muchos amigos me dijeron que solo estaban esperando la llamada o la noticia de mi muerte en cualquier momento.

� Otros amigos me decían como escuchaban una orden en su corazón; en las madrugas “levántate a orar por Byron”

� El hermano de una de mis cuñadas un día que se disponía a orar por mí, escucho una voz que le dijo “porque vas a orar por Byron si se va a morir’

� Alguien tuvo una visión de cómo un Pastor de la comunidad anunciaba ante la congregación, mi muerte.

� Un amigo que es Pastor no llegaba a un hospital desde la muerte de su madre tres años atrás. No quería llegar porque lo que le habían dicho de mí era lo peor y el sentía que pasaría como su madre y me vería morir.

� Alguien me soñó que llegaba en pijamas con mi madre llegando a Hosanna y me miraba con cara de muerto. Como a despedirme.

� Una señora amiga de la familia, soñó a mi madre en sala de espera del Hospital vestida de negro y llorando y le dijo “ya me lo van a entregar”

� Una amiga que es de mucha oración, vio en un visión como alguien llegaba a mi cuarto y me abrazaba, como cuidándome.

� Los doctores para mi segunda operación, confesaron que el cuadro era difícil, no sabían lo que tenía. Hubo un momento que no sabían qué hacer en un determinado momento. Tuvieron miedo. Solo me daban un 10 % que sobreviviera a la operación.

� Cinco personas me soñaron meses atrás, enfermo o en una cama, flaco, débil e incluso uno me soñó muerto.

� Mi sobrina de dos años y medio, desde que estuve en el hospital, nadie le decía nada y ella siempre cantaba “Tío Byron está sano, Tío Byron está sano”.

Hay tantas de cosas que decir de esta experiencia y las que otros percibieron de mí. Estas experiencias estarán en mí siempre, no se pueden borrar.

Pero me siento orgulloso que Dios me haya utilizado para predicar su palabra. Como soy cristiano uno lo puede percibir diferente desde otro panorama. Al escuchar estas cosas y otra que me han dicho realmente me asusta el saber cómo estuve a punto de perder la vida.

Y siendo sincero no tenía miedo de morir, me sentía bien con el Señor, es más todo ese tiempo nunca reclamé nada a Dios. Sé que El es mi dueño y puede hacer lo que quiera conmigo. Realmente estaba en paz.


7

Lo que más me dolía y eso si me partía el alma, era ver a mi familia sufrir, eso no lo podía soportar. Se me quebraba el espíritu ver a cada miembro sufriendo por mí. Si partía podía irme tranquilo porque me sentí como nunca amado por mi familia y mis amigos y mi familia cristiana.

Fue así (solo un breve vistazo)

I PARTE

• Dic/05/2009--Este sábado amanezco con dolor estomacal, muy leve pero incómodo. Aun así asisto a la universidad (estudio los sábados, 4 año Lic. Contabilidad). Fue un día incomodo, pero no le hice caso.

• Dic./06/2009—En la madruga del domingo amanezco con fiebre altísima, se me bajó la presión. Me puse helado casi al desmayo, estuve vomitando como a las cuatro de la mañana. Tenía más dolor que la noche anterior. Aun así me fui a la iglesia porque tenía que tocar las tres reuniones. Quería ser responsable. Tocaba la batería y me bajaba de la plataforma para irme a retorcer a alguna silla. Así pase todo el día, con fiebre y dolor.

• Dic/07/2009—Lunes. Voy a ver un doctor y me dice que es gastritis y me manda una serie de medicamentos. Ya casi no podía caminar por el dolor en todo el estómago. Pase en casa de mi madre en cama, vomitando, con fiebre. Todo creíamos que era un malestar estomacal que se pasaría con las medicinas. Esa noche fue terrible ya llevaba tres días con dolor.

• Dic/08/09—Martes. Con dolores. Pasé con los medicamentos que el doctor me había recetado. Pero no mejoraba. Esta noche ya no podía más, me llevaron al Hospital Alemán como a las diez de la noche. No había comido nada. Todo lo vomitaba. Se me había bajado el azúcar, miré turbio y a ratos no me acuerdo de cosas. En el hospital ni me volvieron a ver. Llegué casi arrastrado del dolor.

Sentía como un liquido en todo mi estomago. Según los doctores este día se me reventó la Apéndice. Me pusieron dos sueros y me inyectaron Insulina como loco, pasé ahí hasta como la una de la mañana. Regresé a casa y pasé vomitando toda la noche y en cada evacuada me debilitaba cada vez más. Saqué todo lo que pude tener. No podía estar acostado así que estuve en el porche de la casa en una mecedora toda la madrugada orando, cantando y tratando de resistir el dolor. –Esta noche tuve una visión de la trinidad, tremenda.--


8

• Dic/09/09. Miércoles. Toda la madrugada con fiebre, dolor y vómitos. Mi familia me lleva de emergencia al Hospital Manolo Morales. Entro en emergencia. Me hacen una serie de preguntas. Llego como a las seis de la mañana y después de una serie de exámenes de sangre, me mandan a hacer un ultrasonido, lo cual reveló que tenía la apéndice reventada y los doctores estaban asustados porque tenía 24 horas por lo menos así. No podía estar acostado. Fue toda una odisea hacerme ese examen de ultrasonido porque no podía estar acostado, me dolía ese líquido que se me paseaba.

Me empezó a dar taquicardia, el azúcar se me subió hasta 400mg/dL (lo máximo y normal es hasta 110). El cuadro estaba terrible. Se juntaron como 12 médicos a mi lado y decidieron que tenían que operarme de emergencia. Y salieron a preparar el quirófano.

Proceso de una Apéndice inflamada Apendicitis aguda perforada en la base con peritoni tis local


9

Peritonitis

Estaba lleno de pus y heces cuando me abrieron (lo de color amarillo)

Eso que me detectaron es lo que llaman Peritonitis, según me dijeron es la inflamación aguda o crónica del peritoneo, la membrana serosa que recubre parte de la cavidad abdominal y las vísceras allí contenidas. Esta inflamación puede ser localizada o generalizada y puede ser de etiología bacteriana o bien secundaria a un traumatismo directo en la zona del abdomen, ruptura de alguna víscera hueca por acción de los jugos gástricos, sales biliares y otras causas no infecciosas.

Con frecuencia, la peritonitis es causada por la introducción de una infección proveniente de una perforación del intestino tal como la ruptura del apéndice o de un divertículo, en mi caso fue la apéndice. Otras fuentes incluyen las perforaciones del estómago, del intestino, de la vesícula biliar o del apéndice. Por lo general, la peritonitis es una emergencia quirúrgica, tanto en la medicina humana como veterinaria.

En el caso de las peritonitis agudas suelen manifestarse con dolor abdominal, náuseas, vómitos, fiebre, hipotensión, taquicardias y sed. Por su parte, la peritonitis crónica se debe a una evolución de los casos agudos si no se han curado bien, o bien como consecuencia de otras enfermedades crónicas y la administración de fármacos de forma continuada.


10

La peritonitis, puede provocar una deshidratación en el paciente y provocar falla orgánica múltiple, o multisistémica, lo cual puede llevar incluso a la muerte.

Me hicieron firmar a mí y a mi padre que si pasaba algo con mi vida, no sería culpa de ellos. La operación duró como tres horas. Dice el dolor de cabecera que cuando me abrieron tenía pus, heces y todo mi interior por supuesto que hedía. Tuvieron que sacar todos mis intestinos fuera de mi cuerpo para poder limpiarlos. Por primera vez en mi vida tenían que abrir mi cuerpo. Estar entrando en un quirófano es traumante, no sabía que decir, todo eso pasó tan rápido. Entre llorando. (En el momento de la operación no podré olvidarlo; porque me levanté a mitad de operación y vi todo)

Saliendo de la operación Dic/09/2009

Pase del 9 al 14 de diciembre en recuperación en un cuarto del Hospital. Ni un día pude dormir por el dolor de las heridas y el dolor de la columna (me pusieron dos inyecciones de raquídea) dolía horriblemente. Esos días fueron horribles que prefiero olvidar. Sueros a cada rato, antibióticos, insulina, inyecciones para el dolor. Hambre y sed.

Las curaciones me dolían hasta el alma, eran todos los días sintiendo el alcohol en las frescas heridas y el dolor después que me apretaban para ver si no había infección, temían que por los niveles de glucosa alta que tenia, las heridas no sanaran. No podía beber ni una gota de agua, solo deseaba que me humedecieran los labios, solo eso deseaba.

(Solo resumo estos seis días).


11

Tratando de dormir un poco

Cada día tiene su propia historia, eran días largos, no podía ni moverte un centímetro. Esos días fueron de lo peor. Ese miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo y lunes he tratado de obligarme a olvidarlos; pero no puedo porque aprendí cada cosa espiritual y moral en ese cuarto con otros cinco pacientes horriblemente destruidos sus cuerpos…eran mis compañeros.

Me sensibilice como nunca, cuando salí de ahí, sentí que una parte de mi se quedaba ahí. Salí llorando el día que me dieron de alta en los pocos pasos que podía dar.

Las visitas de mi familia cristiana estuvo en todo momento, eso me fortalecía, era el paciente más visitado en los dos hospitales y se de muchos que no pudieron entrar. En todo momento y el que llegara no podíamos dejar de pasar la oportunidad de orar y de eso se dio testimonio en el cuarto, con los médicos y enfermeras. Fueron más de 100 personas que me visitaron y oraban por mí.

Me dan de alta el lunes 14 de diciembre en la tarde, un día anterior había podido dar algunos pasos y tomado algo de líquido, pero aun estaba débil. Pero aun así me mandaron a mi casa a recuperarme.

• Dic/14-15/09 Pasé en mi casa. Todo parecía bueno. No podía caminar bien, pero empecé a comer un poco. No dormí tan mal esa noche. Todo parecía bien. No fue hasta el día siguiente después de mediodía. Me empezó el dolor igual o peor que el día de la operación. Me retorcía como loco y el dolor era doble por las heridas, los puntos que tenía.

Me llevaron de vuelta al Hospital, de vuelta, no sirvió de nada. Me miraron como gato aun enseñándole la epicrisis y diciéndole que había estado ahí. Esa noche en emergencia fue horrible. Sentado en una silla de rueda esperando que me atendieran. Me pusieron suero, insulina (esa azúcar no bajaba por todo ese estrés). Pasé hasta medianoche. Los doctores que me había atendido llegaron y dijeron que eso era problemas de gastritis y que no era nada de lo que habían operado seis días atrás.


12

No hicieron nada. Y ver tanta gente en emergencia no me mejoraba para nada, sino que me estresaba más. Recuerdo que esa noche mi madre no dejaba de cantarme canciones que me cantaba de niño. Yo estaba acurrucado en sus brazos.

Todo este momento lo único que me hacia soportar el dolor fue El Espíritu Santo. Porque mientras estuve esos días en recuperación en el Hospital Manolo Morales, cada vez que venía el dolor, venía también una corriente caliente que me recorría todo el cuerpo y me calmaba el dolor. No se me iba el dolor, simplemente el calor y la corriente eran más fuerte que el dolor. Esa si fue una experiencia, y no me dejó hasta mi último dolor ya en casa

Ese dolor que ya ni me dejaba pensar. Supe que era el Señor tocándome. Tampoco me dejó esa noche en esa silla de ruedas. Aunque estuve desesperado no encontrando un posición para estar cómodo. Esa noche me devolvieron a mi casa.

El Problema

La peritonitis también puede desarrollarse después de la cirugía, cuando las bacterias pueden entrar en el abdomen durante una operación.

Fue que no me drenaron bien. Después de la operación me dejaron un orifico al costado de mi vientre; que consiste en sacar el líquido con el que limpiaron mi interior o sacar cualquier residuo malo que hay quedado. Lo malo es que dreno era un pedazo de guante de látex (de un dedo). Eso se le llama un dreno pasivo, porque si solo estas de un lado todo queda del otro lado. Yo siempre traté de moverme y ponerme del lado que pudiera sacar algo. Y eso me funcionaba porque siempre llenaba la bolsa.

Al parecer no drené bien todo lo que tenía dentro. No me limpiaron bien de toda la cochinada que tenía. Me dieron de alta muy pronto sin verificar como estaban mis intestinos. Ese resto que quedó me infestó todo mi interior al punto de inflamar mis intestinos hasta el punto de reventar. Literalmente me estaba pudriendo.

También se enrollaron todo, estaban trabados de la infección y no querían funcionar. Ese era el dolor; que era aun peor. Eran un solo nudo o masa completamente inflamados e infestados; se estaban dañando otros órganos de mi cuerpo.

Se estaba formando un líquido infeccioso y la protección que envuelve a los intestinos se estaban desprendiendo. Si se llegaban a reventar podía morir o peor aun se hablaba de cortar parte de ellos, unirlos interiormente. Esperar a que se sanaran por tres o cuatro meses y darme de comer y defecar por sondas. Yo vi a unos pacientes así, y eso es desgarrador, eso no es vida. Vi a uno como le daban un refresco y arroz aguado por medio de un orificio en el estómago con un embudo para que así tuviera algo de alimento.


13

Todavía mi milagro no estaba completo, no porque Dios no hace todo bien, sino que nos quería enseñar a depender más de Él. Quería, creo yo, a un pueblo clamando. Había mucho por aprender de Dios esto solo era una parte. Yo siempre he creído que las pruebas tienen dos partes, estoy seguro de eso. Tiene que socar más la tuerca.

Recuerdo que yo le dije a mi hermano que no quería ir de vuelta al hospital, no por mí, ni mi dolor (aunque ya no soportaba mas); sino porque no quería que hablaran mal de Dios. No quería que dijeran: “mira su Dios no lo sanó completamente”, no quería regresar. Le dije a mi hermano y le insistía ¿Dónde quedará en todo esto el nombre de Dios? No quiero que quede mal. Que tonto que fui—El nunca dejará su nombre por debajo de las circunstancias, y eso es lo grande de Él, nunca el crédito (esto significa su gloria) será de otro, eso si realmente me impresiona. ¡Qué grande que es el Señor!—El estaba en control de todo. Solo después pude tener la respuesta verdadera de porque volví aun peor al Hospital.

De Vuelta a un Hospital

II PARTE

Habían pasado 9 días desde el primer día del dolor, había tenido una operación complicada, no había comido casi nada en todo este tiempo, no había dormido nada. Y ahora tenía un dolor peor que al inicio.

Una amiga mía, una señora de 84 años doña Rosa Capella, española. Le recomendó a mi familia un médico privado el cual es especialista en gastroenterología. Estaba más que claro, si volvía a un hospital público, definitivamente me moría. Así que por un amigo de la familia—Pedro Medina—llegó una ambulancia del cuerpo de bomberos y llegaron a traerme de emergencia esa mañana del miércoles 16 de diciembre para llevarme a la clínica.

Llegamos a la clínica, no recuerdo el tiempo del traslado, pero llegamos. Me analizó y volví a contar la misma historia que había como contado como mil veces. Me pusieron algo que hasta ahora no sé lo que fue, porque me quitó el dolor en cinco segundos.

El dolor se había ido, así que podía conversar. Era una droga extremadamente fuerte. El efecto de las inyecciones para el dolor debería durar por lo menos 8 horas. Yo tenía tanto dolor que solo me duraban una hora.

Me hizo el traslado al Hospital Militar con el Doctor Dr. y Teniente Coronel Ernesto López, especialista en Laparoscopia y todo su equipo estaba ahí. Estuve en observación todo el día, no querían apresurarse, querían saber exactamente lo que tenia, porque aparentemente no era nada, pero mis síntomas decían otra cosa. Llegué como a las nueve de la mañana y desde esa hora una serie de exámenes de sangre, radiografías, ultrasonidos y otra vez todo el ritual de inyecciones.


14

Llevaba contado hasta ese momento 20 sueros. Me había pinchado tanto que ya ni me dolía. Yo siempre le tuve miedo a las inyecciones, pero ya ni me dolía, ni sentía nada con tantas que me pusieron.

El Peor día de mi Vida

No tengo idea de cómo se fueron las horas ese día. Ya como a las cuatro de la tarde empecé a vomitar como nunca. Era tan fuerte la evacuada que por lo menos y no exagero, llegaba hasta un metro de distancia. Era un liquido amarrillo y fétido. No tenía nada en el estómago así que era raro que tuviera todo eso. Fue todo un espectáculo frente a los doctores, vomitaba y vomitaba. La cama parecía que había puesto una manguera. Esta temblando y lo peor aun me dolía las heridas, todavía tenía los hilos. Sentía que en cualquier momento se abrirían, yo aferraba mis manos como sosteniendo mi estómago, porque cada vomitada se estremecía todo mi cuerpo. Era dolor doble.

Hubo momentos que no recuerdo para nada. Después me cuentan que dije, que hice, pero no recuerdo. Mi hermana Kyra y mi hermano Carlos Mario dicen que me despedí de ellos. Incluso le dije a mi hermana que estaba viendo a alguien que me llegaba a traer y era brillante y alto. Y estaba sonriendo diciendo: Jesús me ama, yo lo sé, no tengo miedo, El es real, lo estoy viendo. Estoy viendo a Jesús. Y estaba sonriendo con alguien. Y me despedía. Pero todo esto no me acuerdo. Ella solo lloraba al escucharme.

Después cuando volvía en sí, miraba a personas que llegaron a visitarme, ya eran como las cinco. Después me trasladaron a un cuarto de observación y no recuerdo mucho. Solo que siempre no me podía mover y me dolía todo el cuerpo y la parte de debajo de mi estomago, en la zona de mis intestinos. Este día realmente si me moría. No sé cómo soportaba cada minuto, sentía como el aliento se me iba y a ratos me quedaba ido.

Como a las siete de la noche los doctores después de algunos resultados decidieron que antes de operarme tenían que drenarme ese líquido que reflejaban las placas de radiografía. Así que optaron por algo realmente doloroso e incomodo que fue una sonda nasogástrica, que sería introducida por la nariz. Sin anestesia o algo parecido. Una manguera algo gruesa. Cuando vinieron como cinco médicos, me sostuvieron de todos los lados de mi cuerpo y me dijeron que iba o doler un poquito, yo sabía que no sería cierto, eso si me iba a dolor mucho, pero no había otra alternativa.

Empezaron a introducir por los orificios nasales y cuando rompieron los tabiques empecé a sangrar y ellos seguían empujando. Cuando sentí la manguera por la garganta empecé a tragar y fue ahí donde dio ganas de vomitar. Fue horrible, en un instante empecé a drenar un líquido amarillento con sangre, pus, agua saliendo a toda a toda velocidad. Sentía mi cuerpo como se iba haciendo barro seco, cada vez más seco. Todo lo que salía por la sonda, por la boca era eso; empapé a los doctores, mi ropa, la cama. Salía a toda velocidad que un ratito llene un balde pequeño de esa sustancia, caliente, espesa y fétida.


15

Llevaron la sonda hasta la boca del estómago y ahí paro, se sentía incomodísimo tener eso ahí adentro. Pero pensé que eso sería algo bueno, si podía drenar todo eso. No exagero lo que digo; llené tres baldes de ese liquido el resto de la madrugada.

Esa noche recibí la visita del Pastor de mi comunidad—David Spencer. Acompañado por su esposa, y otros pastores amigos. Oraron por mí y declararon vida en mi cuerpo. Cuando vi las lágrimas de algunos de ellos, realmente me dije que estaba mal. Sus rostros me decían mucho.

El resto de la madrugada vomite dos o tres veces. No puede dormir nada.

En la madrugada del día jueves el día de mi segunda operación en una semana, me llevaron muy temprano como a las cinco de la mañana a tomarme una nueva radiografía y exámenes de sangre. Solo recuerdo cuando me llevaban en la camilla y cuando abrí los ojos me estaban poniendo de pie la el examen entre tres personas. Y después abrí los ojos y ya eran las ocho de la mañana y escuche decir a los doctores que tendrían que llevarme de emergencia al quirófano, ese mismo día. Cuando volví abrir los ojos ya eran las once y me llevaban al quirófano del Hospital Militar.

Laparoscopia

La laparoscopia es una técnica de endoscopia que permite la visión de la cavidad pélvica-abdominal con la ayuda de un lente óptico. A través de una fibra óptica por un lado se transmite la luz para iluminar la cavidad, mientras que se observan las imágenes del interior con una cámara conectada al mismo lente.

El mismo método permite intervenciones quirúrgicas, por lo que también se considera un sistema de cirugía de invasión mínima cuyo objeto es curar o corregir enfermedades. El aparato utilizado se llama torre de laparoscopía y entra en el cuerpo a través de una pequeña incisión de entre dos, cinco, diez, doce, hasta quince centímetros.


16

Esa fue mi segunda operación. Y resultó que tenía los intestinos casi a reventar, inflamados, retorcidos y enredados. El intestino grueso y el delgado estaban pegados como con pega resistol. Estaban duros revestidos de un líquido amarrillo el mismo que vomitaba.

Ese líquido de color amarillo era el que vomitaba

La operación duro cuatro horas. Y el doctor confesó que mientras operaba al separar los intestinos, se le rompió o rasgaron cuatro veces y tuvieron que coserlos, estaban nerviosos. A demás como estaba tan débil había la posibilidad que no soportara la anestesia eran altas; pude haber quedado como vegetal. Las probabilidades de vida eran mínimas. Salí a las cuatro de la tarde de operación y desperté hasta las siete de la noche y hasta como a las nueve ya estaba consciente de lo que había pasado. Hasta esa hora me trasladaron a mi cuarto en la Sala E. ** (Este día de mi la operación hay una anécdota muy bonita de un tío mío; hermano de mi padre que vive en Chichigalpa, a casi 200 km de la capital. De cómo sintió la presencia del Señor por primera vez en su vida, a esa distancia, este día de la operación. Está más que convencido de lo que le pasó). Un día te la contaré.

Que puedo decir de los días siguientes, todos creían en la Sala E que llegaba en coma, estaba tan pálido y débil. Como siempre ni una sola noche pude dormir por el dolor, las luces y porque a cada instante llegaban y te despertaban para tomarte muestra de sangre o ponerte alguna inyección. Era terrible, las horas no pasaban para nada. Hacia un frio terrible en esa sala. Mi cuerpo olía a medicina, tenía más líquido que sangre. Tuve otra complicación la cual era que no pude orinar por las próximas horas. No me salía nada y lo peor es que estaba cargada mi vejiga. Pasó tanto tiempo ahí que me quemó. Cuando por fin después de 24 horas pude orinar mínimamente; sentía como un fuego venía desde adentro quemando, era un dolor insoportable. Pase así una semana, con dolor al orinar y como un mes para que pasara el dolor por lo lastimado que quedé, cuando me pusieron una sonda.

No podré olvidar las palabras de mi amiga Clara Sotelo: “no te rindas amigo, no te rindas. Recuerda que solo los vivos sienten. Y aunque sientas dolor eso es señal que tienes vida. Todavía estas vivo”. Que grandes palabras; eso era; mientras estuviera vivo, tenía que sentirme vivo.


17

Porque yo siempre he amado la vida, porque has sido un regalo de Dios, no puedo despreciar ese regalo. Que tremendo es tener personas como amigos temerosas de Dios.

El Miedo

Era que si volvía a comer, si volvía a probar alimentos, me volviera a enfermar. Pero tenía que hacerlo. A los tres días después de la operación, me quitaron el suero (cada 8 horas cambiaban suero), fue como si me habían desconectado de La Matrix. Quedé totalmente débil, es increíble como eso me mantenía con vida. Tenía que probar alimentos.

Empecé con algo de líquidos, un poco de cebada simple y bien ralita, casi agua. Pero solo daba dos cucharadas y ya me sentí satisfecho. Ya sentía que había comido una gran cantidad de alimentos. Lógicamente eso no me iba a ayudar. Un pedacito de galleta y ya. Me sentí a reventar. Por más que quisiera comer no podía, no tenia apetito. Tenía cerrado el estómago. Pero como sea tenía que hacerlo. Hay dos cosas que tenía que hacer: comer y caminar. No podía estar en reposo, pero como hacerlo si solo me movía de la cama a una silla y ya sentía desmayar. Me mareaba y sentía que me iba. Era tanta la debilidad que dolía estar despierto.

Una señora me recordó las palabras “El perfecto amor hecha fuera todo temor” y eso cambió mis fuerzas y me dije: he estado rodeado del amor de Dios, no debo tener temor. Es increíble como los temores no nos previenen de la desgracia, sino que la provocan. No podía estar así saqué aun mas fuerzas y deseché todo temor y me rodee de ese amor. Aunque mi cuerpo no quisiera, lo obligue con la ayuda de Dios a aceptar alimentos. Aun existía el miedo de los médicos de que mis intestinos reaccionaran. Porque no querían moverse.

Fue prácticamente un tiempo de prueba, eso querían los doctores, ver cómo reaccionaba con los alimentos. Como un niño comiendo en sus primeros días de nacido. Aprendí el volver a comer de poquito a poquito.

El día domingo 20 de diciembre, decidió mi internista (estaba solo para mí) que tenía que ponerme un suero más potente. Ese que usan para levantar a los desnutridos, a los que han perdido toda fuerza, nutrientes y energía. Ni recuerdo el nombre. Era diferente a los casi 30 que me había puesto en toda esta odisea. Era de vidrio y pesado y contenía una cantidad de nutrientes. Tardaba 8 horas, y era con gotero lento porque es muy espeso. El problema es que podía causar taquicardia, no es apto para los que padecen del corazón. Me pusieron dos, pero el segundo no lo terminé porque me empezó a dar taquicardia y tuvieron que quitármelo.

Al día siguiente que se acabo, me levante bien, con mejor ánimo. Eran como las cinco de la mañana y tenía hambre. Tomé algo de refresco y galleta—lo único que podía tolerar—y me dirigí a bañarme. En los hospitales hay que tomar el baño muy de mañana. Ese día mi hermana Kyra se quedó a cuidarme y mientras no dirigíamos al baño ella me ayudaba.


18

Me quité la ropa y mientras me bañaba mi hermana me esperaba. Después escuche que ella lloraba tratando de contenerse. Le pregunte que le pasaba y ella me dijo que nada que todo estaba bien. Hasta después me dijo que lloraba porque no me reconocía de tan flaco. Parecía dice ella estar viendo a un Judío en pleno cautiverio. No pudo soportar al verme desnudo, lo desnutrido y mal que me miraba.

Bajé como 25 libras. Mi peso en el último año estaba bien entre 150 lb. Pero para esa fecha yo pesaba solo 123 libras y para mi contextura y altura (1.73 cm de alto) me faltaban muchas libras. Cuando Salí del baño me miré al espejo después de mucho tiempo. Y realmente no me reconocía. Con barba, pálido, flaco, con unos huecos en mis mejillas y unas grandes ojeras de desvelo. Era otra persona que se había apoderado de mi aspecto.

No exagero, lo que me miraban se asustaban. Lo peor era el color de mi piel. Tan blanca como crepúsculo (la película) o cualquier aspecto de las películas de vampiro. Era un pálido de enfermo.

Igual de lo que dije antes, resumir esos días en el hospital es fácil y quizás no se puede entender como lo experimenté y lo que sintió mi familia. No sé como describirlos más. Eso días eran eternos, cada segundo era inmenso. Parecía que un segundo le pesaba pasar, como que no quería dejar de ser. Ese miércoles en emergencia, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes; fueron terriblemente incómodos. Nunca podré olvidarlos. De hecho recién dado de alta en casa tenía horribles pesaditas y me levantaba nervioso, llorando, sudando; creyendo que estaba todavía en el hospital levantándome para alguna inyección o suero o un enésimo antibiótico. No fue hasta que en la persona de Jesús reprendí a esos traumas pos quirúrgico demoníaco.

Me decían el Milagro

Las enfermeras me llamaban el milagro. Porque después como me vieron llegar no podían creer que anduviera esos últimos días tratando de caminar para poner a esos intestinos rebeldes a funcionar debidamente (Mi bella Madre Rosario, reprendía a los intestinos y les decía. “Obedezcan, ustedes fueron para funcionar bien en el cuerpo de mi hijo. Que es lo que les pasa, porque están de rebeldes. Sométanse a la orden de Dios”). Incluso los doctores del equipo de emergencia que me atendieron el primer día, se asuntaron y me confesaron que entre ellos dijeron que de esa noche no pasaba. Que increíble fue Jesús, de veras que se lució con su poder delante de todos. Como diciéndonos “A nadie daré mi gloria, Yo Soy el que sano, fuera de mi no hay otro…”

Todo este tiempo yo me preguntaba si tendría una experiencia espiritual sobrenatural como la tuve en el tiempo de la Diabetes. Pero no fue así, solo hablaba a mi corazón y me decía:

“Solo recuerda todo lo que has leído, todo lo que has aprendido. Aquí es donde se pone en práctica las lecciones. Recuerda mis promesas. Ahí es donde Yo actuó.


19

La creación obedece la voz de su Creador. Solo repite mis promesas. Recurad TODO lo que has leído, recuerda lo que has aprendido”

Y eso me dio paz y no pasaba un día que yo no recordaba cada cosa de las grandes que había hecho conmigo. No olvidé ninguno de sus beneficios. Que tremendo como me habló. Mejor que una visión o sueño o una aparición. (Aunque no puedo negar que estas experiencias en mi vida han sido un regalo)

Lo Económico

Hasta eso mi Dios que nunca dejará avergonzado a sus hijos, no hizo la excepción conmigo. En todo proveyó para pagar cada cosa. No era lo mismo estar en hospital público que privado. En uno privado hasta la gaza para curarte que usa se tiene que pagar.

Puedo confesar que personalmente no tuve problema en esa área. El conocer personalmente a Dios como mi sanador, mi proveedor y como Dios amor (así lo veo YO), me ha dado increíble paz. Mi familia no es multiadinerada, es sencilla que se ha esforzado por sus cosas. Y de eso no me avergüenzo para nada, no pude quedar en mejor familia. Siempre Dios no ha provisto para todo, no recuerdo haber pasado hambre, siempre que recuerdo he podido obtener todo. Desde niño y aun ahora nunca me ha faltado algo. Y he aprendido que hay otras cosas que se obtienen con esfuerzo y buena administración.

Pero mi situación era cara en ese momento. Nadie cuenta con esos momentos, pero aun así Dios se encargo de todo. Salimos de ese Hospital donde me atendieron excelentemente bien, sin deber un solo peso.

Lo aportado por cada miembro de mi familia, amigos y hermanos en Cristo, fue suficiente para suplir todas las necesidades hasta el día de hoy: operación, medicinas, hospitalización, médicos, recuperación, citas medicinas, inyecciones, vitaminas, nutrición, etc... Eso sin contar con el aporte de cada visita en mi casa que llevaban frutas, jugos, galletas y cualquier cosa para mostrar su cariño. Fue tremendo el apoyo de cada persona cristiana y católica, que presentó para mostrar su amor.

Hasta este momento con todos los gastos de mi tiempo en el Hospital y todo lo que conlleva el tratamiento médico y todo lo de mi nueva alimentación se ha hecho un total de U$ 3,413.00 (dólares). Dios a provisto de cada cosa. No tengo ni una duda de que El es mi proveedor. Yo creo que el milagro más fácil, por así decirlo, para Dios es el Dinero.

Toda mi estadía en el Hospital Militar (solo siete días) fue de U$ 2,600.00. Solo la operación de laparoscopia costo U$ 1,000.00. Imagínense, quien es mi Dios. Su Nombre nunca quedará mal y que nadie se atreva a robarse el crédito de sus maravillas.


20

De vuelta a Casa

Fue el 22 de diciembre del 2009 dos días antes de Noche Buena, caminando a penas regresé a casa. No podía caminar solo, ni podía agacharme, y solo podía dormir en una misma posición en la cama; no podía hacer NADA. Mi familia ya estaba haciendo planes para ir a pasar ese día en el hospital para la Noche Buena. Pero fue tremendo pasar en casa ese día. Toda la cuadra, los vecinos de la casa de mi madre, llegaron a verme y a decirme que estuvieron pendientes. Cristianos y católicos. Se nota cuando alguien ama a su hermano.

La recuperación ha sido de veras rápida, después de todo lo que pasé. Los doctores me daban tres meses para que se mirara una recuperación. Todo este tiempo desde que volví a casa solo un día me dio dolor. Nunca más me ha vuelto. Estoy comiendo adecuadamente, siguiendo todas las recomendaciones medicas. Asintiendo a cada cita médica, examen de sangre. Hasta me inyectaron para cualquier infección, una vacuna para niños y ancianos. Todo lo de niño estoy volviendo a experimentar, pero ahora consiente de todo.

Recuerdo las palabras de mi pastor de Jóvenes, Otoniel Osorio: Dios hace el milagro, pero también depende de nosotros el cuidarnos. Así que sigue al pie de la letra cada cosa que tengas que hacer para que tu recuperación sea efectiva. No hay que ser negligente en eso.

Ha sido un tiempo difícil y lento, pero pude aprender con claridad lo que significa el amor de Dios. Un día me dije que estaba en deuda con Dios por haberme traído de la muerte y dado otra oportunidad de vivir. Pero no es así. Mi deuda con El es por haber dado su vida por mí en la cruz del calvario. Allí fue donde se dio por mí. Me rescató cuando nadie daba ni un centavo por mí. Murió por mis pecados, por mis heridas, por mi enfermedad. Creerle ha sido la mejor decisión de mi vida.

La vida eterna no empieza hasta el Cielo, creo que sería desesperante. La vida eterna comienza cuando damos nuestra creencia a Él. Ahí empieza a correr nuestra vida eterna. El que ya está en Cristo no tendrá segunda muerte. El cuerpo no es nada, ¿qué es la vida?, solo un suspiro, no tarda nada. Lo importante es que para nosotros los que creemos en el Hijo de Dios ya no hay tiempo. Ya estamos corriendo la eternidad. Sea que vivamos o muramos, por favor….eso no importa, somos del Señor. Amén.

“No sabré si era mi tiempo de partir de este mundo. Lo único que sé que entendí el verdadero significado del Amor. Y si este era el único medio para entenderlo; bendito y glorificado sea El”

Aprendí sobre todo a que la tragedia más grande en mi vida no es la muerte, sino lo que dejo morir mientras estoy vivo. Por eso mantendré vivo lo que me hace feliz, cuidar lo que me hace sentir bien, valorar lo bueno de la vida porque ha sido un regalo de Dios y no dejar ir lo que realmente amo.


21

Espero lograr y alcanzar mis sueños, porque al final lo único que veré morir son los malos recuerdos. Gracias Dios por amarme. Ahora espero alcanzar aquello por lo cual usted me alcanzó.

Agradecimientos

(Me quedo corto, pero tengo que intentarlo. Sin orden de importancia. Todos han sido más que importante)

� A Dios Todopoderoso, por crearme y salvarme. Me quedo lejos en palabras delante de usted. Mi agradecimiento será vivir una vida digna. Algún día lo voy a ver y poder tocar.

� A mi Familia Rostran-Argeñal, por darse toda delante de mí. Por no haber una mejor para mí, porque Dios me la dio. Por mis hermanos Carlos Mario, Jorge, Kyra. Mis cuñadas, mis sobrinas y por sobre todo mis padres Jorge y Rosario. Por amarme desde que vi el primer rayo de luz, o mejor aun desde que supieron que me estaba gestando en el vientre de mi madre.

� A mi comunidad Hosanna, por ser parte de mí y yo de ellos. A pastores que la representan, miembros y ministerios sin excepción.

� Pastor David Spencer y su esposa Bonnie Marshall-Spencer. Por ser personas de oración y ser grandes pastores.

� A Melissa Cormier mi mejor amiga. Por todo su amor, por su apoyo incondicional. Por poner a todo Canadá a orar y ayunar. Pronto te veo. Nos espera mucho Chela. Te quiero enormemente.

� A pastor Otoniel Osorio, líder de los jóvenes de Hosanna (AJH) por su amistad y su cadena de oración-chat. De veras que es una frecuencia espiritual.

� A toda la Asociación Juvenil Hosanna, mi red, de veras que son grandes amigos. Cada amigo cercano y lejano. Al que me conocía y al que solo escuchó de la situación y oró. A todos los círculos de Amistad.

� Pastores Matamoros y sus hijas. Por su oración que fue como si yo fuera un hijo de sangre para ellos. Son de verdad personas de oraciones.

� Pastor Aldrins Reyes y su esposa Irian. Qué gran Amor. � Al matrimonio y amigos por mucho tiempo Pedro Medina y Lynda Delgado. � A una verdadera amiga Clara Sotelo. Su madre y su iglesia. � A la Iglesia 8va.del El Nazareno. � Iglesia de Cristo Peniel � Mis familiares lejanos en el occidente del país y en New Jersey, EEUU y su iglesia. � Doña Magdalena Alemán y Familia. Por estar siempre ahí. Por su apoyo moral a mi

familia. Por sus oraciones. � Al Pastor y esposa Moisés Mayorga y Merling Benedith


22

� A Doña Sonia López (madre de mi cuñada), una mujer de oración en el momento justo.

� A mi amiga y consejera Rosa Capella. � A Lic. Verónica Sandoval. Por las oraciones en su círculo de amistad de su Iglesia. � A los Músicos de Hosanna (mi familia musical, cuanta experiencia juntos). Son de

verdad personas de oración. Y también a muchos músicos de otras Iglesias que estuvieron pendientes.

� A todas las iglesias que se sumaron a la oración. � Vecinos. Por estar presentes y respetar el tiempo que se vivía en mí casa. � Por antiguos amigos que se dejaron ver. No sé cómo se dieron cuenta después de

tener rato de no saber de ellos. � A todos los doctores, enfermeras y enfermeros. � Al Dr. Teniente Coronel Ernesto López y todo su equipo. (Me operó con Laparoscopia

mi segunda operación). Por estar pendiente en todo momento en ese tiempo � A todos los trabajadores de las Oficinas de la Comunidad Hosanna. Por sus

oraciones, ayunos y aporte económico. Dios los bendiga. � En fin… a cada persona que me visitó en el hospital y en casa, al que mandó un

mensaje de texto, hizo una llamada, mandó un correo, escribió en facebook, preguntó, oró, ayunó, lloró, declaró una palabra de ánimo a mí y a mi familia. Sean benditos, porqué demostraron dolerse con un miembro del cuerpo.

“Byron Rostran”

*Febrero/22/2010 “A tres meses…”

*Estuve en hopitales desde el 5 al 22 de Diciembre del 2009*

*Hasta esta fecha he subido 12 libras de peso y todos los nutrientes en mi cuerpo crecen cada día*

*No he vuelto a tener dolor de ningún tipo*

Mi Historia

Imágenes

Solo quedaron las marca

Saliendo Operación

Perdí mucho peso


23

Solo quedaron las marcas

Ese Diciembre Byron Rostran


24

Con mi amigo y guitarrista Carlos Zárate

Mi Historia-Ese Diciembre_Byron Rostran

Documents

Transcript of Mi Historia-Ese Diciembre_Byron Rostran