Miller La Fuga Cap III

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Jacques-Alain Miller fuga del sentido V TEXTO ESTABLECIDO POR SILVIA ELENA TENDLARZ PAIDÓS Buenos Aires Barcelona :|pf! México

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Jacques Alain Miller - La Fuga del Sentido - Cap 3

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  • Jacques-Alain Miller

    fuga del sentido

    V

    TEXTO ESTABLECIDO POR SILVIA ELENA TENDLARZ

    PAIDS Buenos Aires

    Barcelona :|pf! Mxico

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    III E / oM^/ d las Danaides

    6 f f O f f l ' W

    I . O S felicito por haber llegado hasta aqu, me felicito a m mismo. La h u e l g a . . . Digamos de todos modos algo de la huelga.

    lis un significante que se impone por la coyuntura, pero digamos .ili'.o, en primer lugar, de su etimologa, que es mejor conocida que la de (/ liiv-larigot, trmino que una persona que transcribe este curso no logr encontrar en el Littr, contrariamente a la indicacin que yo haba dado. I rs confirmo que se encuentra en el Littr, a condicin de buscar larigot.

    Las cincuenta Danaides

    La etimologa de huelga [grve] es mejor conocida. Se remonta - e n el caso en que se impone que la etimologa sea la investigacin del ori-)',('n- al latn popular grava, que quiere decir grava [gravier]. En nuestra liMigua -est atesdguado en el siglo XI I - grve designaba u n terreno plano formado de arena, de grava, y localizado al borde del agua. Es un nombre comn, que en Pars se ha vuelto u n nombre propio. Son las metamorfosis de las palabras. Grve designa exactamente u n empla-zamiento al borde del Sena que ustedes pueden situar ms o menos exactamente, dado que es el lugar donde se construy el Hotel de Ville. I .1 plaza de Grve -est confirmado de mltiples fuentes- era el lugar ilonde iban a esperar que les dieran u n trabajo para hacer en varios Iipos de oficios. Esto se encuentra en el Littr y en el Bloch y Warburg. I's decir que est garantizado. y:iis:!i,c',: i;:mi,a

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    A partir de all pudo hacerse la huelga, y este se volvi u n nombre comn, pero con u n sentido sensiblemente diferente, que no nos atre-vemos a decir sentido primero porque ya es subsecuente -quiero decir con esto el sentido del terreno de arena y de grava-. Pas por el nombre propio: la Grve de Pars, y se convirti en el nombre comn del cual gozamos: la huelga, la huelga como detencin del trabajo, que es evi-dentemente una definicin insuficiente. Es una detencin del trabajo concertada, con el fin de obtener beneficios o de que no se nos quiten esos beneficios. Esto fue demostrado a comienzos del siglo XIX, duran-te la poca de Napolen, en 1805.

    Esta es la historia de un trmino: u n recorrido de sentido, un reco-rrido de sentido del que u n Bral -quiero decir Michel BraL el que invent la palabra semntica- pens que se podan situar leyes, leyes de transformaciones de ese sentido, teniendo en perspectiva lo que l esperaba de una ciencia de las significaciones, puesto que as defini a la semnca. '* Lacan, el Lacan del que hacemos este ao nuestro mirador, el de la "Introduccin a la edicin alemana de u n primer volumen de los Escri-tos", se dirige ms bien a acentuar en un tal recorrido, no la necesidad de leyes, sino lo que impacta en u n primer abordaje, la extraordinaria contingencia que tiene el uso actual de la palabra semntica. Si conser-vamos ese neologismo que entr en la lengua, semntica, esto demues-tra menos la necesidad de las leyes que operan que la contingencia, que en todos los puntos opera en ese recorrido. Es decir que hay, propia-mente hablando, u n elemento fantstico en toda etimologa.

    N o es todo lo que tenemos para decir de la huelga, quiero decir la huelga de hoy, aquella en medio de la cual estamos y que condiciona nuestros desplazamientos, esta huelga que se extiende, parece, y que demuestra hasta qu punto nuestra v ida cotidiana, nuestro diario trajn est soportado por el trabajo de los dems, obreros o ferroviarios.

    Es divertido constatar cmo nuestra mtrica cotidiana puede ser subvertida de este modo por fuera de nosotros. Digo por fuera de nosotros porque, habitualmente, no hay ferroviarios en este curso. N o creo que aprovechen su huelga para venir. M e apresuro a decir que lo lamento. E n el fondo, sentimos los efectos de u n cambio de mtrica y eso podra ser calificado -por qu no?- como experiencia topolgica, al menos por el hecho de experimentar el carcter altamente relativo de

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    I.. distancia, que lo prximo y lo lejano son predicados, atributos que lependen de u n cierto nmero de referencias, y que hacen que otros ilenientos se queden en su lugar.

    Todava no es todo lo que tenemos para decir de la huelga. Lo que leemos que preguntarnos es si tenemos que hacerla o no. Esta es una piegunta que nos interesa. Interesa a cada uno por su cuenta, pero hiuilmente estoy obligado, me parece, a informarles m i posicin, pues el 1,1 condiciona sus desplazamientos hasta aqu.

    Cmo puedo enunciar m i posicin? Modestamente, no voy a sin-iMilarizarme, al menos en este dominio. Dicho de otro modo, les infor-mo este mircoles que si esta huelga afecta la enseanza que llamamos MIperior -dimensin en la cual nos movi l izamos- y que alcanza en par-lieular a los profesores, los enseantes de la universidad de Pars VIK, pues bien, yo har esta huelga. Por lo tanto, lean los diarios, escuchen 1.1 radio, como yo mismo voy a hacerlo, y si el mircoles prximo la I melga alcanza a la universidad, me conformar a la situacin. Pero .egn las informaciones de que dispongo - n o s si ustedes tienen otra-1 i ncluso si u n cierto nmero de estudiantes de esta universidad han dejado de asistir a los cursos y se dedican a desalentar a otros estudian-les que lo hacen, la universidad de Pars V I H no ha sido atrada an a iste movimiento. Por lo tanto, contino. i

    He dicho hace u n momento que en toda etimologa haba u n ele-mento fantstico. E n efecto, es fantstico decirse que esta etimologa, que relaciona la huelga con el borde del agua, surgi en otra poca, .intediluviana ella, l lamada mayo de 1968, con u n eslogan especial-mente potico que an perdura, creo, en las memorias: la playa bajo los adoquines. Es como si la huelga etimolgica hubiera venido en ese i histe que alguno inscribi, que como dicen inflam las paredes, y que circul en las memorias como algo especialmente emblemtico de ese momento.

    Son chistes finalmente, podramos hacer otros: la huelga, el sueo [la grve, le rve]. Por qu no asociar esos dos trminos por el sonido? Aso-cindolos por el sonido, podramos producir algn sentido. Podramos producir, por ejemplo, una interpretacin de las huelgas, que veramos motivadas, impulsadas, cargadas de sueos. Por qu no? Segn la simpata que tengamos por el sueo, o la antipata que pueda suscitar, se est a favor o en contra de la huelga. Alguien podra molestarse

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    porque definamos la huelga como un sueo grave [rve grave]! Este es u n sentido que podra encontrarse a partir del sonido.

    Los introduzco de esta manera, as, suavemente, a partir de este cui-dado permanente nuestro y que es llegar aqu y partir; no es otra cosa que el principio mismo de lo que Michel Leiris llam su Glosario, cuyo ttulo exacto ilustra el principio mismo o, digamos, el procedimiento, y esto utilizando un vocablo que es el de Raymond Roussel, que fue su maestro, su protector y en ciertos aspectos su inspirador. El ttulo com-pleto de Michel Leiris es: Glosario, en l compendio mis glosas.

    Huelga, sueo... Glosario, en l compendio mis glosas: es un semblante de diccionario donde la definicin surge de la asonancia, de aquello a lo que lleva como asociaciones de ideas, y que muy bien puede virar hacia el poema. Ustedes fienen la segunda edicin de ese Glosario que Leiris public con el ttulo de SoupleMantique o, dice l exactamente, simples tics de glotis.

    Conocen ustedes mejor definicin de la lingsfica que aquella a la que nos conduce y que, a parfir del juego de sonidos - a lo que se agrega su propia prctica-, nos da un comprimido de poeta? Es esta: Lingstica: tintinea all y se dicta tu ms antiguo e ntimo tic-tac ["Lin-guistique: y tinte et s'y dicte ton plus antique et intime tic-tac"]. O incluso la del trmino literatura, con el que no hace lituraterra, que es el glosario de Lacan, sino que lo define as -es verdaderamente Leiris sin lugar a dudas- : Tu rito y tu celo, tu estertor y tu lucha ["Ton rite et ton rut, ton rale et ta lutte"].

    Volver a hablar de esto puesto que, en lo que nos ocupa este ao, estos hechos, estos hechos de lenguaje, son fundamentales. Es incluso tomndolos con seriedad como podemos sustituir con el concepto de lalengua -escrito en una sola palabra- la nocin del lenguaje ordenado por la relacin entre el significante y el significado. Es en el espacio de lalengua como ese glosario puede existir.

    A decir verdad, la reduccin de vuestro auditorio por la huelga no viene tan mal, a condicin de que dure y que no se extienda demasia-do tampoco -en ese caso, no estaremos ms aqu ni unos ni otros-, si esto puede permitir transformar este curso en seminario. E n efecto, el punto desde donde tomamos las cosas es como una acumulacin de referencias, una multi tud de experimentadores que solicitan estar aqu representados, y yo delegara con placer, a uno o a otro, tal lectura, o

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    ,il presentacin de referencias que no son de ningn modo gratuitas, xiique son las mismas que acompaan a Lacan.

    i'or ejemplo, el tonel, el tonel por donde se fuga, y que Lacan ins-IIbe al comienzo de su "Introduccin a la edicin alemana.. ." consa-

    i.ida a la fuga del sentido, o que al menos toma de all su punto de I M i t i d a . Ese tonel por donde se fuga, imposible de dejar de lado, que es el lonel de las Danaides.

    Recin esta semana me di cuenta - m e pareci u n encuentro mara-villoso- de que Benveniste, el lingista, haba consagrado u n estu-.lio especial al mito de las Danaides, y que inscribir, evocar ese mito ,il comienzo de u n escrito sobre la fuga del sentido tena todos esos e i o s . Finalmente, como me d i cuenta u n poco tarde de la existencia (le este artculo aparecido en una revista erudita de 1949, no tuve an 1,1 ocasin de procurrmelo. Pero si alguno de ustedes quisiera hacer esta bsqueda la semana que viene, yo estara encantado, y comunicar entonces la referencia precisa.

    Alguien estara dispuesto a hacerlo? Elisabeth Doisneau? Usted nos har el favor de indicarnos la referencia, y si tiene a bien darme una fotocopia al mismo tiempo, me dara la ocasin de presentar el artculo (le Benveniste.

    Me he contentado, a propsito del tonel de las Danaides, que es como i'l emblema de aquello de lo que se trata, con referirme a Horacio, al ter-cer libro de las Odas, y precisamente a la Oda XI, donde figura esto: "et mane lymphae dolium fundo peruntis immo". Dolium es el tonel en forma de vasija, como se lo representa habitualmente. Inane lymphae: vaco de agua. Peruntis immo: agua que se pierde, que corre. Fundo immo: por el fondo -immo es el adjetivo que acenta, refuerza el fundo-. E l tonel de las Danaides es calificado por Horacio como vaco en s mismo. N o retiene el agua que all se vierte. mmm m^mm H ' C

    Ov id io en sus Metamorfosis IV, en el verso 463, dice: "Assiduae repe-lunt quas perdant Belides undas". Belides son las Danaides. Se las llama Danaides porque son hijas de Daaos, pero tambin se las llama as porque son nietas de Belus, las Belides se traduce Danaides.

    Assiduae no tenemos dificultad en comprenderlo puesto que todava lo tenemos en nuestro "asiduo" [assidu]. Esto designa a alguien que hace algo continuamente, de manera ininterrumpida, con una duracin persistente, con una presencia constante. E n el Gaffiot, se seala que

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    en el derecho romano el adsiduus era el domiciliado y, por lo tanto, el contribuyente. En el fondo, el sin domicil io fijo, para el derecho roma-no, no paga. Por lo tanto assiduae evoca lo que se mantiene de modo permanente en su lugar.

    Assiduae quiere decir que no hacen huelga. Las cincuenta Danaides no hacen nunca huelga, y es por otra parte una actividad que llevan a los Infiernos. Estn castigadas en los Infiernos porque mataron, bajo la orden de su padre, en la misma noche a sus primos, los cincuenta pr i -mos a los que haban desposado, tambin bajo las ordenes de su padre, crf Finalmente, esto no les concierne a las cincuenta porque hay una de ellas -que es particularmente celebrada- que evit cometer ese delito. Por otra parte, Ovid io le consagra su decimocuarto Heroidas, que es una recopilacin de la que quiz tenga oportunidad de hablar algn da, una recopilacin de seudocartas de heronas de la Antigedad, y la lti-ma de ellas es de esta Danaide que evit cometer el crimen. H a y an otra ms que no est en la serie y que escap a la orden paterna. Quiz el artculo de Benveniste ayudar a precisar ms de qu se trata.

    Podramos comentar ampliamente este assiduae, puesto que el as es otra grafa, otra fona, pero la misma en cuanto al sentido -de ad- Ese ad indica la localizacin, el en lo de, el cerca de. Indica siempre, en latn, una proximidad local y temporal a la vez. Es lo que encontramos por ejem-plo en el adsum que profiere, en un momento singular, Sygne de Cofon-taine en la triloga de Claudel, y que precisamente seala Lacan. Pero, no puedo seguir todas las pistas que se abren all como siempre cuando hacemos una suerte de microlectura, aunque solo fuera de u n verso.

    Repetunt undas: ellas van a buscar, extraer las aguas. Assiduae, pode-mos en el fondo adverbializar diciendo: sin discontinuar. Traducen inclu-so en Bud como sin fin - l o que me parece u n poco ms all del sentido restringido-. Ellas van a extraer agua de los pozos que, sin discontinuar [quas perdant], pierden. Esta es, en el fondo, la descripcin clsica del tonel de las Danaides: cuanto ms sentido se pone - y no puede ponerse sin dis-continuar- tanto ms corre, se escapa del tonel que debera contenerlo.

    La menor etimologa est all para mostrarlo. En la menor lista en el Littr de los usos de una palabra, definiciones que estn en el fondo como un tonel para encerrar el sentido, en el momento en que se lo tiene, creemos, detenido, encerrado, puesto en el tonel, ya se desliz a otra parte. ,,f',

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    te los mismos y que no se distinguen ms que por su nmero: liay uno y luego un segundo.

    Ciertamente, hay otra fuente que Lacan evoca en su "Instancia de la letra en el inconsciente o la razn desde Freud", pgina 497 de los Escritos 1, que es no "buscar ningn sentido ms all de la tautologa" E n el fondo, es una forma de tratar de reducir la tautologa lingstica a la tautologa lgica. A esto lo llama exactamente volver el arma de la metonimia contra la nostalgia a la que sirve: "As pues, si, volviendo contra la nostalgia a la que sirve el arma de la metonimia, me niego a buscar ningn sentido ms all de la tautologa". Es decir que normal-mente la metonimia sirve a la nostalgia.

    Veo all, por debajo, una pequea alusin de circunstancia a una obra que tuvo sus lectores, una obra del filsofo Ferdinand Alqui, titu-lada La nostalgia del ser y que es tanto ms apropiada en este texto cuan-to que ese filsofo acadmico que domin en la Sorbona en relacin con los estudios cartesianos y kantianos - y o he padecido su vara- era al mismo tiempo un escapado del surrealismo de su juventud, surrea-lismo al que haba consagrado una Filosofa del surrealismo. N o podemos pensar que ella no estuviera en el horizonte de Lacan en el momento en que escriba su "Instancia de la letra. . ." , que por una parte es u n debate con lo que l llama la escuela surrealista.

    Lo he calificado de filsofo acadmico, porque su posicin institu-cional era esa. Pero, finalmente, agreguemos que haba sido durante un tiempo el protector de u n filsofo poco acadmico como Giles Deleuze, a quien hemos perdido recientemente, y que en sus conversaciones pr i -vadas no renegaba en absoluto de su ascendencia surrealista.

    Tuve el placer de intercambiar un cierto nmero de conversaciones privadas con l -privadas, en fin... haba algunas personas all- y l no se avergonzaba de recordar que cuando comenz a dar cursos, expuso a sus alumnos de filosofa que haba dos rumores que corran sobre l: en primer lugar que era homosexual, en segundo lugar que iba a los burdeles, a lo que responda que el primer rumor era falso. Expona sin problemas- como pudieron hacerlo Georges Bataille y Michel Leiris - el fruto que haba recogido por frecuentar asiduamente los burdeles. Hoy, nos creemos mucho ms liberados que hace tiempo, vemos poco esa clase de confidencias relatarse tan fcilmente. Todo esto en relacin con la nostalgia del filsofo y la nostalgia del ser. a. ,;,

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    , I j i qu cosa la metonimia sirve a la nostalgia? Es que la metonimia, . I >in() Lacan la define, evoca siempre la falta en ser. La metonimia solo . Ii. . (le lado lo que es. Por este hecho, el ser siempre est ya perdido en I. i metonimia. Es por lo cual la metonimia est normalmente al servicio 11(1 deseo de otra cosa, lo que Lacan evoca en su "De una cuestin pre-liminar a todo tratamiento posible de la psicosis".

    I .acan evoca lo que sera volver a la metonimia contra s misma, II, 11 a dar u n estatuto bruto de los enunciados tautolgicos. Los ejem-p l o s que toma -ustedes irn a ver en su "Instancia de la le t ra . . . " - no .. H 1 indiferentes: la guerra es la guerra, un centavo es un centavo. Son otros L i n i o s enunciados que, si los medimos con la metonimia, indican u n M I hazo de la metfora.

    La metfora implicara, por el contrario, que al significante la guerra .. l o sustituye, para dar u n sentido, por otro significante. Decir la guerra

    (I guerra es como el grado cero de la metonimia que se niega a entre-(,,irse a la metfora, como un grado cero del sentido oponindose a lo que podemos llamar su grado aleph -trmino cantoriano que, cuando le ,i);iegamos cero, es el infinito actual-. Es u n grado cero en oposicin al mlinito al que abre toda etimologa desde que comenzamos a compro-i iH ' ternos con ella, y ms all, cuando vamos hasta el glosario d la Lei -r i s . Tenemos all una llamarada de sentido que es verdaderamente sin limite, y en relacin con lo cual un centavo es un centavo aparece como un grado cero del sentido.

    Puesto que he indicado cuntas son las referencias que se nos apare-cen aqu, no puedo olvidar sealarles que esos ejemplos de Lacan en " L a instancia de la letra. . . " vienen de un texto muy preciso de Jean Paulhan. 11 abra mucho para decir sobre Paulhan y Lacan. En los Escritos, aqu y all, encontramos la marca de una irritacin especial con respecto a l. jean Paulhan, amo de La Nouvelle Revue frangaise, le neg la publicacin de su "Kant con Sade", que ya le haba sido negada por los editores de la edicin completa de la obra de Sade. En alguna parte de los Escritos liay una nota spera de Lacan sobre esta cuestin. Seala tambin que en el momento en que escriba "Funcin y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanlisis", se encontraba limitado a no exponer sobre ese tema ms que paulhaneras. N o es amable con Paulhan, pero indica de algn modo una proximidad. Y luego, poco despus, corrige esta acritud siendo ms amable. Quiz volvamos sobre este punto.

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    Digo que esos ejemplos de Lacan vienen de Jean Paulhan, y preci-samente de sus primeros artculos publicados en revistas que fueron recopilados bajo el ttulo Entrevistas sobre hechos diversos. Entre ellas, hay una, que se titula Un centavo es un centavo y donde Jean Paulhan examina este enunciado, como tambin el enunciado los negocios son los negocios, o tambin en la guerra como en la guerra. Es esa relacin entre el centavo y la guerra la que me hizo pensar, afirmar, que lo que encontra-mos en " L a instancia de la letra. . . " es u n eco de Paulhan.

    Paulhan lo analiza como argumento que tiene por objeto cerrarles el pico. Restituye el lugar de la tautologa en la argumentacin, pone en funcin el enunciado tautolgico en la comunicacin intersubjetiva, es decir, en qu momento se llega a decir un centavo es un centavo. Cun-do la madre le dice a su hijo que u n centavo es u n centavo? "Es para evitar que sea un despilfarrador - d i c e - o, me temo, caritativo". Y agrega, porque examina tambin esta tautologa: " N o decimos en absoluto: soy como soy, sin dar a entender: y hay que tomarme como lo que soy". Seala exactamente, finalmente - l a semntica de hoy no ha ido ms all-, que el segundo sentido en una tautologa no es completamente el mismo que el primero. De este modo aisla la disimilacin.

    Cuando, en " L a instancia de la letra. . ." , Lacan hace caer la tauto-loga sobre la cuestin del Yo, precisamente sobre la cuestin del ego cogito cartesiano, sigue a Jean Paulhan, quien examina lo que quiero decir cuando digo soy como soy. Y Lacan lo comenta diciendo: "s i [...] me decido a no ser ms que lo que soy, cmo desprenderme aqu de la evidencia de que soy en ese acto mismo? ". Quiere decir referir la reduc-cin del sentido cero a una decisin, la decisin aqu de proscribir toda metfora en lo que me concierne.

    La metfora sera: Mas bien que reducirme a ser lo que soy, me propongo volverme lo que soy. Por otra parte, es el ideal enunciado con todas las letras por Nietzsche, y que implica que no soy lo que soy, sino que soy lo que tengo que devenir, y que por lo tanto, para hacerlo tengo que tachar lo que soy. Por lo tanto, hay aqu u n rechazo del significante que est en juego.

    La conclusin de Lacan sobre estas consideraciones que conciernen al sentido se enuncia as: que "huye bajo nuestras manos [prises] el ani-l lo del sentido sobre la cuerda verbal (esto es lo que da la imagen de la cadena significante)". Si les sealo esta conclusin que est en " L a

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    instancia de la letra. . . " es porque la nocin de fuga del sentido est lili exactamente enunciada. El anillo del sentido se fuga bajo nuestras m . i n o s . Ustedes encontrarn all este significante botn [prise] que ya he l'iiesto de relieve las dos clases precedentes.

    l n el momento en que estamos, en el momento en que el siglo X X llei;a a su fin, no podemos desconocer aquello por lo que ha estado .miniado este siglo en relacin con la cuestin del sentido. Cuestin . |iie s e encuentra primeramente -dmosle este lmite- en la invencin misma de la palabra semntica, que data de 1883, que le debemos a Michel Bral, y que cre en oposicin a la fontica, para designar el (".ludio del lenguaje considerado desde el punto de vista de la signi-K acin.

    Este es el comienzo de la semntica lingstica, pero por qu no l'oner, en relacin con el nombre de Michel Bral -que si no me equi-v o c o ense en el Colegio de Francia-, aquel ms lejano de Rudolph Karnap, con el cual encontr su representante el positivismo lgico del (rculo de Viena, sin duda el ms eminente, el ms riguroso.

    La idea de Karnap - y a volveremos a esto- era la de una semntica li')gica pero, por esta razn, reducida a la sintaxis y animada por la idea de que, a partir de una sintaxis lgica, podramos prescribir exactamen-te el sentido del sentido, es decir, instituir un tribunal lgico capaz de (.lecidir si un enunciado tiene sentido o no lo tiene. Por ejemplo, tom u n pasaje de Heidegger, lo transcribi en simbolismo lgico, y concluy (]ue no quera decir nada: Por qu esto se ha difundido de ese modo en la filosofa occidental, cuando en realidad no quiere decir nada? Es alguien que estaba persuadido de saber lo que es el sentido.

    En el fondo, el positivismo lgico es esencialmente el saber del sen-tido. Todava sigue su camino. Tiene an una cierta actualidad entre nosotros. Karnap representa esta posicin que sostiene que se puede, en nombre de la sintaxis, demostrar que un discurso es insensato. Se trata entonces de un completo dominio de la semntica por medio de la sintaxis lgica.

    Hay que sealar, de todos modos, que los herederos de Karnap fue-ron conducidos, prosiguieron en una direccin totalmente contraria. Digo prosiguieron, porque continuaron pensando que saban el sentido del sentido - y es lo que se ensea todos los das en la Sorbona preci-samente-, pero haba que rendirse ante la evidencia, la evidencia con-

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    traria a la de Karnap, de que el sentido no es nada. En el fondo, luego de Karnap, podemos decir que sus alumnos se negaron especialmente a una ontologa del sentido. Designo as lo que precisamente an es muy vivaz, es decir, la posicin de Quine y de sus alumnos, que le rehusan u n ser al sentido.

    Como resultado esto desencaden, de manera dialctica si lo quere-mos, lo que debemos padecer cuando leemos esta literatura, es decir, lo que llamamos mentalismo, o sea, aquellos que, por el contrario, estn persuadidos de que hay una lengua mental, y que piensan incluso abordarla por medio de diversos artificios. Luego de Karnap, tuvimos por u n lado la negacin del ser del sentido, y luego por otro lado, lo que es bastante vivaz en nuestros das en los Estados Unidos y u n poco en Francia, la nocin contraria, que hay una lengua propiamente mental, que existe el mentalismo. Dicho de otro modo, cuando abordamos esta cuestin, vamos a los comienzos del siglo, y al mismo tiempo estamos muy cerca de lo que ocurre hoy.

    N o s si debo darles u n pequeo bosquejo del Ensayo de semntica de Bral, que es conmovedor porque es verdaderamente el punto de partida de la semntica, y est animado por la utopa de obtener leyes que sean propias de los fenmenos de significacin. De este modo, la primera parte de su Ensayo de semntica apunta a obtener, como lo dice l, "las leyes intelectuales del lenguaje".

    Puedo darles u n bosquejo. Por ejemplo, est la ley de especialidad. Muestra que en las lenguas antiguas, la gradacin, el ms y el menos, el superlativo y el comparativo, est expresado por sufijos diversos. Y ve u n progreso, una evolucin que responde a una ley, en el hecho de que, en francs por ejemplo, una sola palabra basta, la palabra ms [plus].

    Por lo tanto, variedad de sufijos que expresan el superlativo y el comparativo, y luego, en francs, reduccin a u n solo vocablo. Como l lo dice: " U n a sola palabra extrada fuera del par (extrada del conjunto del que lleva la marca) se vuelve el exponente de la funcin gramatical de la que lleva la marca". Dicho de otro modo, muestra que el ms pro-viene de uno de esos sufijos entre otros que servan para expresar eso, y que finalmente se desprende, se excepta y termina por reemplazar el desorden de lo que permita expresar esta nocin.

    O, incluso, obtiene una ley de reparticin segn la cual las pala-bras que deberan ser sinnimos toman sentidos diferentes. Por ello, se

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    ,i|ioya en el lenguaje popular, en el pueblo, "depositario y fabricante del Iniguaje", y plantea que, para el pueblo, no hay sinnimos. Extrae una l.-s que dice que, o bien los sinnimos se diferencian en el curso del luinpo, o bien uno de ellos desaparece. De este modo, est animado | ior la idea de que eso se vuelve cada vez ms claro con el correr del I lempo, como si - y lo dice incluso en su introduccin- la vida misma . le lenguaje estuviera animada por una necesidad de claridad, y que lo . |iie aparece en las lenguas antiguas como u n conglomerado semntico I c infuso, se arregla en el curso de los siglos.

    liste es el ejemplo de las leyes que piensa obtener en la historia de l . i s significaciones. Pero, finalmente, lo que parece ser para l lo propio (le la semntica es constatar el hecho de que es variable una vez que m i sentido est fijado. Ese es en primer lugar el sentimiento que tiene I rente al origen de la semntica, el sentimiento de tener que vrselas din algo esencialmente variable, que unas veces se encierra y otras se extiende, que se transporta, que, dice, "se eleva o se rebaja en digni-dad", o que, como lo vimos con el ejemplo de la huelga, unas veces es (omn y otras propio, y de propio vuelve a ser comn.

    En el fondo, para l, el estudio de esta variabilidad del sentido es lo propio de la semntica. Sin duda esto ocurre porque el hecho es, como lo escribe, "que hay una falta de proporcin entre la palabra y la cosa, V que toda expresin es unas veces muy amplia y otras muy estrecha para lo que quiere decir". Entonces, la semntica misma, en su comien-zo, est animada por la idea de ese defecto, de que no hay correspon-dencia exacta entre los instrumentos para decir y aquello que se trata de decir. Y por eso unas veces el sentido se restringe y otras se ampla, o incluso, dice, se oscurece -es la palabra que emplea cuando se pasa de lo abstracto a lo concreto-.

    Hay que saber que Bral es quien cre la palabra polisemia, de signi-licacin mltiple, y precisamente para designar el fenmeno que expe-rimenta, el de la multiplicacin del sentido. Dice: " A medida que una nueva significacin le es dada a una palabra, parecen multiplicarse y producirse ejemplares nuevos, semejantes de forma pero diferentes en (.uanto a su valor".

    De este modo, su ensayo es un ejemplo donde vemos a la misma palabra tener u n uso propio y un uso metafrico, u n uso abstracto y II n uso concreto, restringido o extendido, etc. Dicho de otro modo, la

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    historia del lenguaje est hecha del desplazamiento del sentido, que est en el fondo como una cantidad x - e n el sentido en que se dice as de la l ib ido- , una cantidad que es capaz de encerrarse o de extenderse, y luego salta de lugar en lugar.

    Por otra parte, cita el pequeo ensayo de Littr, que es una pequea maravilla -de hecho redact ms exactamente dos escritos formidables adems de su diccionario-. U n a vez que Littr realiz su diccionario, donde ubic todo muy bien, redact u n pequeo escrito para explicar cmo trabajaba en su diccionario. il H a y que leerlo. H a y que ver cmo explica la devocin increble - n o haba en esa poca computadoras, todo se haca a mano, con pequeas fichas-, la disciplina increble que fue la suya durante aos para hacer ese diccionario, de qu modo pona su cama cerca de su escritorio, cmo prestaba atencin a no dormir ms de cinco horas por noche, y cul era despus el desayuno que tomaba, despus qu almuerzo, luego si daba u n paseo o no. Resumiendo, cmo no se detena u n segundo. Es algo prodigioso y que es capaz de poner a trabajar a cualquiera. Les acon-sejo verdaderamente - fue reeditado recientemente- la lectura de esta pequea confesin de Littr.

    H i z o tambin otra pequea obra. Una vez que hubo clasificado todos los sentidos de la lengua de un modo impecable, fue necesario de todos modos que descargara u n poco de bilis para decir que todo eso es una fruslera: de todos modos, ese lenguaje, no es posible!... Este pequeo ensayo se llama Patologa del lenguaje, y est hecho para decir que solo los enfermos pueden hacer eso -s impl i f i co- .

    Bral seala esta Patologa del lenguaje de Littr y dice que lo que Littr l lama patologa es 1 desarrollo normal del lenguaje. E n el fondo, el punto de vista semntico es aquel que, all donde Littr deca patolgico, dice que es normal . E n u n ejemplo preciso, Bral con-cede que hay, de todos modos, algunos fenmenos que son tan extra-os que no puede no hablarse de patologa. A este respecto, vemos cmo la lengua de Saussure, la lengua de la lingstica de Saussure, es una lengua completamente l i m p i a de toda esta patologa normal del lenguaje.

    E L T O N E L D E L A S D A N A I D E S

    Palabras sin arrugas

    Cuando Lacan, en su "Instancia de la letra.. ." , llama a Saussure en .i|)()yo del psicoanlisis, y explica cmo Saussure determina con sus i (|uemas segmentos de correspondencia entre significante y significa-re >, vemos que inmediatamente le hace objecin. Esto no se hizo evi-> li'iite en seguida, porque en esa poca estaban especialmente atentos al (ii'dito que Lacan buscaba en la lingstica, por el hecho de que haca de l.i lingstica, como Lvi-Strauss, una ciencia piloto. Pero hay que pres-1. 11 atencin al hecho de que apenas hace eso, lo objeta y de una manera r'pecialmente fuerte diciendo que "contra esto va toda la experiencia".

    Vayan a ver en las pginas 482-483 de " L a instancia de la letra. . ." . ( ontra esto va toda la experiencia", y a "toda la experiencia" dar

    incluso el sentido que no solo designa la experiencia analtica, sino la ( \periencia misma del sujeto en la lengua.

    Im el fondo, qu es lo que le opone a Saussure? Le opone la polise-m i a y la polifona del menor enunciado. Toma el ejemplo de la poesa donde dice que inmediatamente se hace escuchar, se vuelve sensible u n a polifona. Y agrega: " N i n g u n a cadena significante, en efecto, que n o sostenga como pendiendo de la puntuacin de cada una de sus uni -d.ides todo lo que se articula de contextos atestiguados, en la vertical, si .is puede decirse, de ese punto".

    Dicho de otro modo, si representamos la cadena significante en su dimensin lineal, temporal, con elementos alineados, Lacan recuerda (|iie cada uno de esos elementos lleva consigo todo el valor que toma i'ii ios contextos atestiguados:

    T

    m

  • J A C Q U E S - A L A I N M I L L E R 3

    En qu piensa, en el fondo? Piensa en Littr. Piensa en esta varie-dad normativizada del sentido que nos da Littr cuando nos remite, a partir de una palabra, a u n cierto nmero de usos de esa palabra por escritores clsicos, es decir, reconocidos como tales. Es una variedad del sentido, pero hay que sealar que es una variedad perfectamente semntica, donde el sentido est sometido a ese principio de prolifera-cin que Bral mismo constat al comienzo. Digamos que en la evolu-cin de la enseanza de Lacan, esto tiene mucho valor, porque dice: no solo existe la sintaxis.

    E l acento principal de Lacan, antes de su "Instancia de la letra. . ." , era precisamente que el inconsciente es esencialmente sintctico. Todos los esquemas de los alfa, beta, gama en " E l seminario sobre La carta roba-da" estaban hechos para ilustrar una repeticin simblica a partir de una sintaxis lgica, la de elementos que, justamente, no tienen contex-to. Cuando ustedes leen esos esquemas, se trata de nmeros, de cifras que se renen por medio de letras griegas, pero que -ustedes no van a buscar el alfa en el diccionario griego- son puras marcas formales que no tienen contexto atestiguado, que estn tomadas en tanto marcas matemticas fuera de todo contexto. Esos esquemas son los que Lacan propona como ilustrando, haciendo de imagen al funcionamiento del inconsciente. Ilustraba all la funcin sintctica del inconsciente.

    Pero en su "Instancia de la letra...", a partir de lo que evoco aqu, lo que se introduce en primer lugar es la variedad propiamente semntica que impide reducir el inconsciente a una memoria de puro orden sin-tctico. A este respecto, " L a instancia de la letra. . . " marca ya u n retorno de la semntica. L a "Introduccin alemana.. ." sera el colmo de ello en la medida en que toma pitcisamente ese fenmeno como esencial.

    Haba previsto conducirlos u n poco a las reflexiones de Benveniste respecto de este tema; Benveniste trataba de poner orden en la prolife-racin del sentido. Benveniste tiene una bella exclamacin en uno de sus escritos: "Qu no se ha intentado para evitar, ignorar o expulsar el sentido? Por ms que se lo ha hecho, esta cabeza de Medusa est siempre all, en el centro de la lengua, fascinando a aquellos que la com-prenden".

    Voy a desarrollar esta consideracin u n poco ms tarde, pero pre-ferira terminar con algo que ser el contrapeso, me parece, de lo que acabo de decirles.

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    E L T O N E L DE L A S D A N A I D E S

    En esta "Instancia^de la letra. . ." , Lacan no apela solamente a la l in -)',iiistica de Saussure. Apela a lo que l llama la poesa moderna y la i s i L i e l a surrealista, a la que por supuesto tiene que hacerle objeciones, I Hirque el surrealismo hizo referencia a las imgenes y al acuerdo o des-. K iierdo de las imgenes. Pero, en el fondo, qu le debe aqu a la inspi-i . icion de la escuela surrealista?

    Debo decir que le debe precisamente algo que hace contrapeso a la .iimsfera braliana del lenguaje, es decir a lo que justamente se refie-1 1 ' a los contextos atestiguados en el curso del tiempo. Porque la ope-i.icin surrealista consiste explcitamente en jugar con el significante (educiendo radicalmente esta dimensin de la etimologa, del recorrido i le sentido. Consiste en mostrar que puede nacer sentido a partir de u n elemento que se excluye totalmente de toda esta reserva semntica que e s t dada por la etimologa.

    Es lo que Andr Bretn ha criticado de muchas maneras en la atms-lera de su tiempo, pero con una vivacidad, una perspicacia y una capa-I idad de situar lo importante, que no encontramos forzosamente en lodos sus compaeros ms adheridos a su propio territorio.

    Andr Bretn, en 1922, precisamente, escribi una joyita que est lecopilada en la obra titulada Los pasos perdidos, y que apareci en la revista Littrature de la poca, revista que no es la revista universitaria i|Lie apareci con ese ttulo en los aos 70 -sacrilegio!- y que Lacan f, ratific con su escrito "Lituratierra".

    En esta revista Littrature, Bretn escribe u n pequeo texto maravi-lloso que traduce exactamente la cuestin, y que se llama "Las palabras '.in arrugas". Digo que es maravilloso porque traduce exactamente la lelea de una renovacin del lxico, y precisamente liberndose de la eti-mologa, es decir, tomando, si puedo decirlo, la palabra-materia. Leiris est en la misma lnea cuando, tres aos ms tarde, presenta su Glosario con la leyenda Palabras sin memoria, es decir, palabras que son aborda-das pura y simplemente a partir de su materia fnica, a partir de cmo suena y consuena.

    Por lo tanto, Bral y la etimologa, fuera! Se trata de la palabra en su materia, se trata a la vez de la sonoridad y, como muy bien lo dice Bre-tn, "de palabras que pueden tentar el pincel" . Como va a remitir, u n jioco ms tarde, a los caligramas de Appolinaire, no podemos dudar de i|ue se trata all de la materia propiamente visual de la palabra -Lacan

  • JACQUES-ALAIN MILLER

    no es infiel a ello cuando, en "Lituratierra", hace todo u n desarrollo sobre la caligra'a japonesa-. Entonces esta atencin a la palabra-mate-ria, que es en el fondo el alma misma de la perspectiva de "Lituratie-rra", est ya prescrita en esas Palabras sin arrugas de Bretn.

    Entonces, por supuesto. Bretn est tomado en la ideologa de una liberacin de las palabras, como si fueran significaciones establecidas y de una sintaxis que l llama "mediocremente util itaria". A este res-pecto, el surrealismo consiente una suerte de efecto aleph del sentido, pero que pasa por la reduccin de todo ese frrago etimolgico. Es la idea de una produccin de sentidos nuevos que no le debe nada a la etimologa, y por lo tanto de sentidos ntegramente nuevos o, como lo dice Leiris, sin memoria.

    Sin duda. Bretn hace referencia a Rimbaud, a la audicin coloreada de vocales, pero en el fondo es para marcar que se trata de desviar la pala-bra de lo que llama "su deber de significar". E l sentido del que se trata es el sentido que surge una vez que el deber de significar est suspendido.

    Entonces, nos damos cuenta de que las palabras no se entregan, que se trata, como lo dice l, de un "pequeo mundo intratable". Las pala-bras tienen una resistencia, una vida propia y una materialidad. Es a partir de all como sita exactamente la operacin surrealista que, una vez que ha vaciado en u n primer tiempo las palabras de sus sentidos acumulados, de sus sentidos etimolgicos, de todo ese frrago de con-ceptos atestiguados, es decir, una vez que hizo, si puedo decirlo, basura con el frrago etimolgico, puede mostrar, en un segundo tiempo, que las palabras controlan el pensamiento. Es lo que dice Bretn con sus tr-minos: "se las haba vaciado de su pensamiento y se esperaba sin creer demasiado en ello que cbntrolaran el pensamiento. Hoy, est hecho. He aqu que ellas sostienen lo que se esperaba de ellas".

    La nocin lacaniana del significante que tiene primaca sobre el signi-ficado, y cuyas combinaciones autnomas generan la significacin - s in desconocer, por supuesto, que se tenga por otra parte la intencin de sig-nificar algo en el orden de las significaciones establecidas- es de todos modos algo que se esboza y que se designa en este abordaje surrealista.

    Entonces, lo extraordinario es lo que le dio a Bretn la posibilidad de pensar todo eso. Lo que le dio la posibilidad de pensarlo son seis juegos de palabras de Robert Desnos, es decir, verdaderamente nada. N o s cules son exactamente esos juegos de palabras, porque para eso

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    EL TQNEL DE LAS DANAIDES

    I M I I falta tener el nmero de la revista Littrature donde apareci el ii'xlo de Bretn que no he ledo ms que en el volumen de la Pliade. No s por lo tanto cules son exactamente los seis juegos de palabras de l-Iohert Desnos que le inspiraron ese pasaje. Pero, finalmente, los juegos >lc palabras de Robert Desnos fueron recopilados, y quiz por lo tanto 0 1 1 los primeros.

    Como dice Bretn, lo extraordinario es a la vez el rigor matemtico \1 ausencia total de comicidad de estos juegos de palabras, lo que de lo contrario hara que se deprecien. Estos juegos de palabras -hara falta < li sarrollarlo mucho pero no voy a hacerlo ahora- fueron publicados con r\e de Rrose Slavy. Desnos precisa que Marcel Duchamp fue el mu ador, hasta el punto de que Bretn dice en su texto que es Marcel I >i ichamp el autor - l o que estaba permitido, pues Robert Desnos, en esa ipoca, pensaba que no haba encontrado esos juegos de palabras ms '\uv por la comunicacin psquica con Marcel Duchamp, quien al estar mucho ms sobrio, dudaba de que esta comunicacin fuera posible-.

    Encontrarn esos tontos juegos de palabras de Rrose Slavy en la ri'copilacin de Desnos que apareci en 1930 y que se llama Cuerpos y nenes. Hay exactamente ciento cincuenta juegos de palabras que estn recopilados, ciento cincuenta juegos de palabras de ese tonel si puedo decirlo.

    Desnos seala, por otra parte, al comienzo de Rrose Slavy: " E l autor lamenta aqu no poder citar el nombre del iniciador de Rrose Slavy sin contrariarlo. Los espritus curiosos podrn descifrarlo en el n 13". N o es tan difcil descifrarlo. E l n 13 es "Rrose Slavy conoce bien al merca-der de sal" . Mercader de sal . . . Marcel Duchamp [Marchand du sel]. Este es el calibre del que se trata.

    Puedo darles los primeros juegos de palabras. Por lo menos har u n poco de resonancia.

    Este es el primero: " E n u n templo de estuco de papa el pastor desti-l a b a el jugo de los salmos" ["Dans un temple en stuc de pomme le pasteur ilistillait le suc des psaumes"]. Verdaderamente no es gracioso. Y aqu va i'l segundo: "Rrose Slavy pregunta si las Flores del M a l han modifica-ilo las costumbres del falo: qu piensa de ello Onfalo?" ["Rrose Slavy demande si les Fleurs du Mal ont modifi les mceurs du phalle: qu'en pense (imphale?"].

    Hay ciento cincuenta como estos! Y hay muchos ms en lo que se

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  • J A C Q U E S - A L A I N M I L L E R !

    llama El omnimo [L'aumonyme], siempre en Cuerpos y bienes, y donde escribi de manera muy bella, por ejemplo: "F M R F I}". Es un efec-to propiamente japons en la escritura, puesto que ustedes no pueden descifrar esas letras ms que leyndolas fonticamente. Leyndolas as, ustedes recomponen una frase completa que tiene un sentido.

    A l respecto, podemos decir que en su carcter perfectamente irr i -sorio, esto ilustra el poder de las relaciones propias del significante, y pone en evidencia hasta qu punto esas relaciones, esas relaciones pro-pias del significante por fuera de toda significacin, son factores en la gnesis del significado. Eso supone ciertamente que no nos ocupemos del referente, que no confiemos ms que en las relaciones del signifi-cante, y que recibamos entonces el significado que se desprende de ello.

    En el fondo, la grandeza de la escuela surrealista - inc lu ido lo que ha podido, como dice Bataille, tener de infant i l - es haber recibido con los brazos abiertos, recibido con entusiasmo, con arrebato, el signifi-cado que se desprenda de esas transmutaciones y de esas pequeas operaciones. Esto llega hasta el punto de lo que escribe Desnos, en el n 45 de Rrose Slavy: "Mrtir de San Sebastin: Mejor que sus senos sus bajos se fienen" ["Martyre de saint Sbastien: Mieux que ses seins ses bas se tiennent"]. N o puede hacerse nada ms irrisorio que esto. Y Rrose Slavy concluye ms o menos, en el n 147, con esto: " A corazn paga-dor una nada vale m i r a " ["A coeur payant un rien vaut cible"], se trata de una variacin fontica de: a corazn valiente nada le es imposible [ coeur vaillant rien d' impossible].

    Les recuerdo de este modo esta miseria del significante, esta miseria del surrealismo, si lo queremos. Por otra parte, Desnos mismo y Bretn mismo se fueron poco poco separando de esta experimentacin apa-sionada de esos aos 22-25. Poco a poco dejaron ese lado de la cuestin. Pero, en el fondo, si lo recuerdo es porque en su crudeza es algo que tiene su peso, que tuvo su peso en relacin con las construcciones de Bral y que, yo dira, tiene peso tambin en relacin con el positivismo lgico de Karnap.

    Los dejo en este punto esperando encontrarlos la semana prxima, a menos que la huelga haya predominado, lo que despus de todo no sera algo que forzosamente me disgustara.

    ,**{j( Mw 6 de diciembre de 1995

    m

    IV Inanidades sonoras

    La ltima vez ped que me ayuden y ese pedido fue escuchado, la seora Doisneau me ha enviado el artculo de Benveniste, el seor Sola-no la fotocopia de los nmeros 5, 6 y 7 de Littrature, y Pierre Skria-bine encontr, en las Questions potiques de Jakobson, los desarrollos sobre las adivinanzas anagramtcas rusas. Cuento con poder darle hoy la palabra cuando llegue el momento. Si el momento no llega, ser la prxima vez, como tambin a la seora Doisneau sobre Benveniste.

    Juegos de palabras

    H o y vamos a tratar fenmenos que podemos llamar de inanidad sonora, retomando el trmino de Mallarm, y vamos a encontrar la nada en los sonidos, la nada pero tambin algo.

    Entonces, por qu no poner como epgrafe de este curso el poema de Prvert, que es, precisamente, u n poema sobre la inanidad sonora? Incluso he preparado un comentario del mismo que no voy a hacer ahora por la abundancia de temas en esta cuestin de la inanidad sono-ra. Me cuesta elegir. Por lo tanto este poema, a pesar de su dificultad, no voy a comentrselos, por lo menos hoy.

    Se trata del poema titulado " E l almirante":

    El almirante Larima ! Lar ima qu . ' , i i ' '

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