Monografia de Sufrimiento Perinatal
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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO
FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGIA
PSICOMORFOFISIOLOGÍA II
SUFRIMIENTO PERINATAL
Alumno:
ROSAS COSTILLA, ERNESTO ALEJANDRO
VI CICLO DE PSICOLOGIA
TRUJILLO – PERU
2014
INTRODUCCIÓN
El sufrimiento perinatal es uno de los múltiples factores de riesgo que se
relacionan con la aparición de alteraciones del neurodesarrollo1 y por su
influencia en el desarrollo psicomotor constituye una preocupación para los
profesionales dedicados a la atención temprana.
Actualmente los servicios de neurodesarrollo atienden solo a niños con
síntomas de retardo y no incluyen otros casos con factores de riesgo, es por
ellos que resulta novedoso el trabajo del grupo del municipio Habana Vieja
dedicado a la atención a niños con factores de riesgo sin manifestaciones
clínicas de retardo mediante la
estimulación temprana.
Se considera que el insulto o daño
perinatal abarca una serie de
noxa o perjuicio que ocurren en el
periparto y comprometen el aporte
de oxígeno al sistema nervioso
central del recién nacido, que
tendrán diferentes expresiones
patológicas, neurológicas o
asociadas.
La asfixia perinatal en países desarrollados presenta una incidencia de 1,5 - 6,0
por 1 000 nacidos vivos. Se calcula que entre un 20-30 % de los casos del
grupo de recién nacidos a término, ocasiona secuelas neurológicas graves y es
el factor etiológico entre el 10-25% de los niños con parálisis cerebral.
Las secuelas de la asfixia afectan a los sistemas sensitivo y motor, pueden
ocasionar déficit cognitivo, alteraciones sensoriales, trastornos de la conducta y
epilepsia, entre otras afecciones.5 Las lesiones orgánicas secundarias a la
asfixia, que pueden ser detectadas en el periodo perinatal, son lesiones
hipóxicoisquémicas, asociadas a infecciones graves, entre las que se
encuentran: la leucomalacia periventricular, hemorragia cerebral,
hiperbilirrubinemia, hipoxia significativa e hipertensión pulmonar.
El neonato de peso inferior a 1 500 gr presenta una marcada incidencia de
problemas neurológicos como: encefalopatía, convulsiones neonatales,
meningitis neonatal, microcefalia, relacionados con la asfixia. También el bajo
peso en el neonato provoca, de manera secundaria, otros problemas
neurológicos como la infección congénita intrauterina, la hipoglucemia neonatal
sintomática y el hipotiroidismo. Todas en su curso clínico pueden relacionarse
con la hipoxia que repercute en el neurodesarrollo de los primeros años de
vida.
Según algunos investigadores, la evaluación del neurodesarrollo puede
realizarse por escalas establecidas, por valoración clínica o por ambos
métodos. En la actualidad el examen y la estimulación neurológica tienen
varias escuelas, entre las más valiosas es considerada la de Vojta que incluye
los principios de la reptación y la marcha refleja.10 Otra de las más
reconocidas es la de Bobath que practica la inhibición de los patrones
anormales de desarrollo.
El incremento de la agresión y consecuente daño perinatal al sistema nervioso
central, ocasiona que actualmente se salven más niños en los servicios de
terapia intensiva neonatal, razón que motivó al autor a realizar esta
investigación, que tiene entre sus objetivos: aplicar un programa de
estimulación temprana con proyección comunitaria a los niños con insulto
perinatal y evaluar el desarrollo psicomotor al inicio de su incorporación al
programa (a partir de los 4 meses) y al final (4 años); clasificar la evolución de
los pacientes en estudio según las diferencias cualitativas derivadas de la
comparación entre las evaluaciones, y finalmente caracterizar las variables
sociodemográficas y biopsicosociales que pudieran influir en la evolución de su
neurodesarrollo
SUFRIMIENTO FETAL
El embarazo es uno de los acontecimientos más importantes en la vida de
pareja, ya que representa el arribo de un nuevo ser al que se espera con amor
y al que se deberá dedicar mucho tiempo y atención. Sin embargo, los
cuidados deben empezar desde los primeros días de la gestación, pues aún
dentro del vientre, el bebé se encuentra expuesto a situaciones y accidentes
que podrían ocasionar estrés y dolor, entorpecer su desarrollo, complicar el
trabajo de parto e, incluso, generar su muerte.
El sufrimiento fetal se produce debido a una alteración en el intercambio de
oxígeno entre el feto y su madre a través de la placenta. Los médicos hablan
de sufrimiento fetal cuando ven, a través del monitor, que la frecuencia
cardiaca del feto se altera durante el seguimiento del parto. Cuando un médico
sospecha la existencia de la pérdida del bienestar fetal, se toman medidas
como, que la madre cambie de postura o ponerle oxígeno, pero si no hay
resultados, entonces se extrae lo antes posible al bebé.
Una vez que ha nacido, el test de Apgarpuede revelar el alcance de los daños
que el sufrimiento fetal ha producido en el bebé. Para evitar las graves
consecuencias que tiene la disminución de oxígeno, el feto dispone de
mecanismos de defensa frente a la alteración del recambio gaseoso de la
placenta. Uno de ellos es el exceso de vellosidades que tiene la placenta y que
determina que la superficie de intercambio sea muy extensa. Otro es la afinidad
de la hemoglobina fetal por el oxígeno, que es mayor. Y, por último, en los
tejidos fetales existe una resistencia a la acidosis, que les permite una
pervivencia en situaciones deficitarias de oxígeno.
¿Qué consecuencias tiene
la falta de oxígeno en el
feto?
El oxígeno es fundamental
para las funciones vitales.
Su disminución deriva en
una reducción del
metabolismo de la
glucosa, elemento que
sirve para que las células
produzcan energía. Al no recibir la glucosa necesaria, la célula no puede
mantenerse y termina muriendo. La reducción de oxígeno provoca que el
organismo del feto reaccione reconduciendo el poco oxígeno que recibe hacia
los órganos vitales, que son el cerebro y el corazón. Pero si el sufrimiento fetal
continúa, es decir, se mantiene durante mucho tiempo, la muerte celular
prolifera y afecta entonces al cerebro, de ahí las lesiones que se producen en
el tejido cerebral, y en el corazón, que pueden ser causa de muerte.
El sufrimiento fetal puede presentarse de dos formas: agudo o crónico.
Sufrimiento fetal agudo
El sufrimiento fetal agudo se produce cuando la falta de oxigenación en el bebé
se genera en forma brusca y constituye una urgencia obstétrica. Desde que se
diagnostica, la indicación es apresurar el nacimiento del bebé a fin de evitar
que esa falta de oxígeno pueda dañarle. En general, la causa que lo produce
no es modificable y, en consecuencia, el bebé debe nacer cuanto antes.
Suele detectarse durante el trabajo de parto y está asociado a la presencia de
las contracciones, a un accidente del cordón umbilical (nudo) o a una alteración
en la placenta (desprendimiento). La monitorización detecta el sufrimiento fetal
durante el trabajo de parto y el grado de éste para determinar el estado de
salud del bebé.
Sufrimiento fetal crónico
El sufrimiento fetal crónico no supone una urgencia obstétrica. Se produce
cuando la falta de oxigenación o de aporte de nutrientes se instala de forma
lenta, dándole tiempo al bebé a acostumbrarse a este medio desfavorable.
Generalmente, está asociado a los bebés que presentan un bajo peso para su
edad gestacional y la causa más frecuente es la hipertensión arterial materna,
aunque existen otras razones. Extremando los controles en la madre y en el
bebé, con tratamiento, se puede intentar modificar la causa que lo provoca
hasta que el bebé sea lo suficientemente maduro para nacer.
¿Cómo se detecta el sufrimiento fetal?
Generalmente, el sufrimiento se detecta midiendo las alteraciones en la
frecuencia cardíaca del feto. Son los denominados signos cardiotocográficos
(taquicardias, bradicardias), aunque existen más indicios como la disminución
de los movimientos del bebé o la aparición de meconio (primeras heces del
bebé) en el líquido amniótico. Ante la presencia de estos signos, la cesárea es
obligada y urgente.
Un control correcto durante el embarazo es fundamental para detectar un
sufrimiento fetal crónico. Un control correcto del trabajo de parto, mediante el
monitoreo fetal, es fundamental para detectar un sufrimiento fetal agudo y
evitar daños irreparables en el bebé.
Las causas del sufrimiento fetal en el embarazo
Las causas que pueden producir una alteración en el intercambio de oxígeno
entre el feto y su madre pueden ser maternas, fetales, placentarias, funiculares
(cordón umbilical) y uterinas:
1. Causas maternas. Algunas afecciones maternas, que conllevan una
alteración de la calidad de la sangre que llega al feto, implican una disminución
del aporte transplacentario de oxígeno. Estas afecciones pueden ser:
- Hipotensión arterial. Implica una disminución del flujo de sangre arterial
materna hacia la placenta y puede estar producida por una hemorragia aguda
durante el embarazo, por la ingesta de fármacos hipotensores o por el
síndrome de decúbito supino, que se produce por la compresión de la vena
cava inferior por el útero gestante.
- Hipoxia materna. Ciertas cardiopatías, una anemia grave o una insuficiencia
respiratoria pueden hacer disminuir el flujo placentario de oxígeno hacia el feto
durante el embarazo.
- Acidosis materna. Se produce en las gestantes con diabetes
insulinodependientes, que se descompensan. El fracaso renal y los trastornos
metabólicos importantes dan lugar a acidosis por agotamiento de las reservas
de glucosa. Todo esto da lugar al paso de radicales ácidos de la madre al feto.
- Hipertensión arterial. Tanto la hipertensión arterial crónica (HTA) como la
hipertensión inducida por el embarazo, pueden dar lugar a un crecimiento
intrauterino retardado y a sufrimiento fetal.
2. Causas placentarias. Ciertas alteraciones de la placenta (desde infartos
hasta placenta previa), la senescencia placentaria (envejecimiento propio de la
placenta en el embarazo que se prolonga) y el desprendimiento placentario (el
más grave) pueden dar lugar a sufrimiento fetal.
3. Causas funiculares. Se refieren al cordón umbilical. La circulación libre de la
sangre en el cordón umbilical es necesaria para el mantenimiento de un
intercambio metabólico adecuado entre el feto y la madre. Esta circulación
puede alterarse
cuando se produce
un nudo verdadero,
una vuelta de cordón
al cuello del bebé o
a uno de sus
miembros, o cuando
existe un cordón
corto, que dificulta la
salida del bebé a
través del canal del
parto.
4. Causas fetales. El sufrimiento fetal se produce debido a que la cantidad o
calidad de la sangre fetal que llega a la placenta no es la adecuada. Puede
deberse a una anemia hemolítica fetal por incompatibilidad del Rh o por acción
directa de una toxina (infecciones, tóxicos o radiaciones).
5. Causas uterinas. Un tumor o una malformación uterina también pueden
provocar sufrimiento fetal. Es común el síndrome del decúbito supino, que se
produce en algunas gestantes, cuando adoptan la posición de decúbito supino;
el útero comprime la vena cava contra el abdomen (parte posterior) y dificulta el
retorno venoso (sobre todo, en caso de útero voluminoso), lo que produce una
disminución rápida del gasto cardiaco e hipotensión, que lleva a sufrimiento
fetal. Es frecuente en el tercer trimestredel embarazo.
Reacciones fetales ante el sufrimiento
Cuando el feto no puede mantener su homeostasis, se produce la lesión y la
muerte celular. Dependiendo del número de células afectadas, la lesión será
mayor o menor. En el proceso de disminución de intercambio de oxígeno entre
la madre y su bebé se pueden distinguir tres etapas:
- Lesión reversible. Es la más frecuente. La función celular se ve afectada, pero
se puede restituir la función normal y no deja secuelas.
- Lesión irreversible. Se produce cuando existe muerte celular de parénquimas,
que no se regeneran. Quedan secuelas como lesiones cerebrales.
- Muerte fetal o neonatal. Cuando la interrupción de oxígeno es intensa y
duradera produce una lesión de parénquimas imprescindibles para la vida, que
tiene como consecuencia la muerte intraútero u horas después del nacimiento.
SUFRIMIENTO FETAL Y DAÑO CEREBRAL
Cuando nacemos, tenemos ya todas las neuronas de las que vamos a disponer
a lo largo de nuestra vida. La estimación actual son cien mil millones y que, a
partir de los 20 años mueren unas 10.000 diarias.
Por tanto, cuando uno tiene secuelas porque sufrió mucho en el parto, padeció
falta de oxígeno o sufrió presión excesiva en el cráneo, se produce la muerte
de un gran porcentaje de ellas de forma instantánea o en unos pocos minutos y
eso tiene consecuencias muy graves.
Las neuronas son las unidades funcionales que transmiten en el cerebro la
información de unas a otras y desde allí a los órganos del resto del organismo
coordinando la entrada de la información, las acciones y los pasos que se
deben dar en cada momento. De este modo, cuando esa cadena de
información se rompe a causa de la muerte masiva y no natural de las
neuronas, la función que éstas tenían encomendada se pierde con lo que el
problema pasa también al órgano.
Es decir, un niño puede tener problemas para mover una mano y no tener
problema físico alguno en ella porque su lesión no está en la mano sino en el
cerebro o en la vía que lleva las órdenes del cerebro a la mano. Es lo que se
conoce como vía de movilidad manual.
La anoxia es la ausencia de oxígeno en las células y tejidos, o un aporte
insuficiente. Cuando la anoxia se produce en el cerebro hablamos de “anoxia
cerebral”. Se produce por disminución de flujo sanguíneo, insuficiencia de
hemoglobina o por otras causas.
Cuando la anoxia afecta al órgano más importante y vulnerable, el cerebro,
puede producir en escasos minutos daños de difícil o imposible recuperación,
conllevando daños de muy diverso tipo, lesión cerebral, parálisis, retraso
mental, epilepsia, dificultad de aprendizaje…
La mayor parte de estos accidentes, se producen en la llamada “adaptación al
medio” en los partos. Cuando el feto debe cambiar su aportación de oxígeno a
través del cordón umbilical y empezar a utilizar los pulmones.
Si este proceso se produce de forma errónea, debido a un parto prolongado o a
una gran diferencia entre el tamaño del feto y el canal de parto, o en niños
prematuros, se llama “sufrimiento fetal” en ocasiones causado por una mala
atención al parto o gestación o bien por una causa inevitable.
Un tercio de los recién nacidos sufre derrame cerebral durante el parto y el
96% de los casos de lesión cerebral grave que no tienen causa genética ni se
deben a una infección, se producen por sufrimiento fetal durante el
alumbramiento, bien por falta de oxígeno, por traumatismos en el delicado
cráneo del recién nacido o por la mala utilización de los fórceps.
Actualmente, se efectúan demasiadas cesáreas tardías, se utilizan sin razón
suficiente determinadas sustancias anestésicas que pueden perjudicar al bebé
y, sobre todo, se usan fórceps y ventosas con consecuencias dramáticas en
muchos casos.
Hasta ahora se pensaba que no era posible curar la lesión cerebral causada
por un mal parto pero en los últimos años ha habido corrientes de investigación
que aseguran que el ser humano está utilizando un porcentaje mínimo de su
capacidad cerebral total, lo que quiere decir que existe una cantidad muy alta
de neuronas sanas que, con la estimulación adecuada, pueden llegar a
especializarse en las funciones de aquellas que murieron.
Así, se podrían cerrar los circuitos rotos a causa de la lesión cerebral y se
reconstruiría la cadena por la que viaja la información. Lo que se pretende es
reestimular las áreas del cerebro no afectadas para que asuman las funciones
de las que han sufrido la lesión.
No se trata de curar sino de mejorar, de llevar al niño o adulto con lesión
cerebral grave a la mejor situación que le permita su organización neurológica.
En personas con lesiones muy graves cualquier pequeño resultado positivo
merece la pena.
Para organizar los niveles dañados se debe proporcionar la estimulación
sensorial adecuada a ese nivel modulando progresivamente los tres
parámetros que componen un estímulo frecuencia, intensidad y duración a la
vez que creamos el mayor número de oportunidades posibles para que el niño
desarrolle la expresión sensorial o motora propia de ese nivel.
La idea es que si a un niño con problemas de movilidad se le sienta en una silla
y no se le permite arrastrarse es imposible que un día llegue a gatear y mucho
menos a andar. Hay que reestimularle y darle la oportunidad de que se mueva
poco a poco.
Complejo de invasión/control: los investigadores han descubierto que los
bebés, si no se les impide, inician el proceso del nacimiento por ellos mismos a
través de su sistema endocrino.
Además, existe un ritmo natural en el proceso del nacimiento: un comienzo y
una sucesión de momentos propicios que, en su mayor parte, están
organizados por la propia biología del bebé. Por contra, los procesos de
provocación y aceleración del parto entorpecen los ritmos naturales y dificultan
la acción del «responsable del acto». Cuando los ritmos naturales del bebé son
alterados por la acción de la medicación, éste se siente en estado de shock,
confuso y temeroso. Por consiguiente, y en orden de traumatización creciente,
los bebés se sienten: frenados, interferidos, irrumpidos, invadidos y/o
controlados.
Tal y como ya se indicó previamente, la mayor parte de la gente siente algunos
de estos efectos, mientras que otros los experimentan todos. A continuación
presentamos algunos ejemplos de recapitulación sobre la inducción o
aceleración del propio proceso del nacimiento
.
Recapitulación Directa: cuando se da la recapitulación directa, las personas
tienden a percibir que dichas situaciones contienen las características
traumáticas descritas arriba, aunque las situaciones reales no sean tal y como
ellos las experimentan.
De manera inconsciente tienden también a sentir de antemano situaciones en
las que se les frena, se les interrumpe, se les invade y/o se les controla. Se
sienten distraídos por ilusiones que los hacen tomar decisiones desafortunadas
en sus vidas. En algunos casos, inconscientemente eligen situaciones en sus
vidas con estas características, o las manipulan para lleguen a ser de esa
manera. Recuerdo a los directos de un colegio, que recapitulaba
Durante la sesión de regresión sintió el Pitocín en su cuerpo y dijo: «Dios mío,
así es como me siento cuando estoy en mi mesa y llega todo el mundo» Llegó
a resolver sus experiencias sobre la inducción de su nacimiento a través de la
regresión y dejó de sentirse invadido de antemano, ni sentía que lo
interrumpieran (incluso cuando lo hacían). Además, fue capaz de establecer
ciertos límites que le protegieran de interrupciones, los cuales a su vez le
permitirían trabajar durante períodos de tiempo cada vez mayores y con mayor
grado de concentración, todo lo cual hizo que se convirtiera en esa persona
que siempre quiso ser: la cabeza visible del proceso de innovación educativa
de su centro.
Recapitulación de Evitación (tipo-e): una mujer vino a mi consulta porque tenía
un problema de ansiedad relacionado con el trabajo. De manera espontánea
experimentó una regresión hacia su nacimiento, y sintió los efectos del Pitocín
como un intenso ataque y ansiedad provocadora, al tiempo que se dio cuenta
de que el trabajo que había elegido (vigilancia y mantenimiento de un faro en la
costa este) era un reflejo de su deseo de no volver a sentir jamás ese
sentimiento de ataque.
Consecuencias y prevención
El sufrimiento fetal no siempre es una emergencia médica, pues todo
dependerá de la edad del feto y del problema que se presente. En términos
generales, la mayoría de los casos crónicos permiten la posibilidad de dar
atención especial que prevenga problemas; “por ejemplo, cuando el médico
tratante sabe que la madre espera trillizos, debe tomar en cuenta el incremento
de peso abdominal y la reducción de espacio a que se someterán los niños
para establecer esquemas de maduración convenientes”, los cuales consisten
en la programación de cesárea oportuna y cuidado especial de ritmo cardiaco,
presión arterial, actividad respiratoria y nutrición de los pequeños en cuanto
están fuera del vientre.
En cambio, el desprendimiento de placenta es una urgencia médica que
requiere hospitalización inmediata, con el fin de realizar estudios, transfusión
sanguínea y, en ocasiones, cesárea para proteger la vida de la madre y del
niño. La ruptura de “fuente” también exige intervención y valoración por parte
de especialistas, aunque no es un problema tan grave como el anterior.
A pregunta expresa, la Dra. Guadalupe Chávez comenta que el tratamiento
para un recién nacido que tuvo sufrimiento fetal dependerá directamente del
problema que haya tenido y de los resultados de los exámenes que se realicen,
como pruebas de sangre del cordón umbilical para conocer los niveles de
oxígeno y acidez, así como “una valoración conocida como clasificación de
Apgar, que se realiza durante los primeros minutos después del alumbramiento
y que sirve para definir las condiciones en que se recibe al recién nacido; su
rango va de 0 a 10, y valora cinco parámetros: frecuencia cardiaca, esfuerzo
respiratorio, tono muscular, reflejos y color de la piel. Una calificación de 7 a 10
nos habla de una condición buena, de 4 a 6 es moderada y de 0 a 3 es
desfavorable”.
Por otra parte, comenta que uno de los problemas más comunes en niños que
padecieron sufrimiento fetal, ligado sobre todo a nacimiento prematuro, es “la
enfermedad de la membrana hialina, que significa que no han madurado sus
pulmones; en estos casos tenemos que auxiliar al niño en su respiración con
métodos artificiales y aplicar dosis específicas de medicamento de acuerdo a
su peso y edad, además de que deben efectuarse exámenes sanguíneos,
radiografía de tórax y, si hay infección, administrar antibiótico”.
En casos extremos, cuando el sufrimiento fetal no es atendido a tiempo, se
puede generar hipoxia (falta de suministro de oxígeno al encéfalo), lo que
puede desencadenar incremento de agua en el tejido cerebral (edema),
hemorragia y daño neuronal con graves secuelas para el infante, como retraso
mental y problemas de coordinación motora (deficiente control de
movimientos).
Por ello, se explica que “el mejor recurso para evitar o al menos disminuir este
problema es que el embarazo sea planeado, deseado y cuidado por ambos
padres. También es muy importante que la madre asista a las citas del médico,
siga una dieta adecuada y se apegue a los cuidados que se le indiquen,
principalmente cuando sabe que tiene alguno de los factores que predisponen
sufrimiento fetal”.
Asimismo, recuerda que las visitas al ginecólogo para control prenatal deben
realizarse, en términos generales, una vez al mes durante el primer trimestre
de gestación; dos veces al mes en el segundo trimestre, y cada 1 o 2 semanas
en los últimos tres meses.
Además, finaliza la pediatra neonatóloga, se requiere que la madre consulte
también al medico que trata su problema. “Por ejemplo, si la mujer tiene
epilepsia debe
someterse a
pruebas sanguíneas,
supervisadas y
revisadas por el
neurólogo, para
determinar la
concentración de los
fármacos que
consume, en tanto
que cuando padece
diabetes debe visitar
al endocrinólogo para supervisar el azúcar en sangre y la presión sanguínea”.