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RESUMEN Entre los estudiosos de las Relaciones Internacionales (ri) no existe consenso respecto del objeto de estudio, marco conceptual, cuerpo teórico y método disciplinario. En consecuencia las investigaciones toman rutas diversas de las que no podemos esperar congruencia y cohe- rencia en sus resultados, menos una acumulación ordenada y homogénea del conocimiento generado. No obstante, la disciplina ri permanece viva al menos en sus académicos, investigadores y estudiosos, sin necesidad aparente de las guías que toda disciplina requiere para su adecua- da operatividad y funcionalidad. Entonces ¿por qué buscar ese consenso? La respuesta no es sencilla. Habrá quienes consideren innecesaria una estructura disciplinaria para investigar o estudiar Relaciones Internacionales, pues desde sus orígenes como área de estudio 1 ha carecido de tales elementos disciplinarios o, por el contrario, ha operado con diversidad de ellos, y no por eso ha desaparecido o ha sido tajantemente desacreditada su importancia. Por otro lado, habrá quienes sostengan que es indispensable una estructura disciplinaria bien definida, completa y diferenciada de otras, científicas y no científicas. Este trabajo se orienta en esta perspectiva. El objetivo de esta investigación es explorar el modelo de la ciencia como referente epistemológico de la disciplina Relaciones Internacionales. PALABRAS CLAVE Relaciones internaciones. Ciencia. Estructura disciplinaria. Internacionalistas. ABSTRACT Among Foreign Affairs specialists there is no consensus about the object of study, the con- ceptual framework, the theoretical bases, or the disciplinary methodology. As a consequence, research has taken several paths which have not produced consistent or coherent results, let alone generated an orderly and homogeneous accumulation of knowledge. 1 La disciplina RI tiene sus orígenes desde fines de la primera guerra mundial (Hollis y Smith, Explaining and Undestanding International Relations, 1990, p. 6). Ciencia y Relaciones Internacionales Rubén Cuéllar Laureano

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•RESUMENEntre los estudiosos de las Relaciones Internacionales (ri) no existe consenso respecto del objeto de estudio, marco conceptual, cuerpo teórico y método disciplinario. En consecuencia las investigaciones toman rutas diversas de las que no podemos esperar congruencia y cohe-rencia en sus resultados, menos una acumulación ordenada y homogénea del conocimiento generado. No obstante, la disciplina ri permanece viva al menos en sus académicos, investigadores y estudiosos, sin necesidad aparente de las guías que toda disciplina requiere para su adecua-da operatividad y funcionalidad. Entonces ¿por qué buscar ese consenso? La respuesta no es sencilla. Habrá quienes consideren innecesaria una estructura disciplinaria para investigar o estudiar Relaciones Internacionales, pues desde sus orígenes como área de estudio1 ha carecido de tales elementos disciplinarios o, por el contrario, ha operado con diversidad de ellos, y no por eso ha desaparecido o ha sido tajantemente desacreditada su importancia. Por otro lado, habrá quienes sostengan que es indispensable una estructura disciplinaria bien definida, completa y diferenciada de otras, científicas y no científicas. Este trabajo se orienta en esta perspectiva. El objetivo de esta investigación es explorar el modelo de la ciencia como referente epistemológico de la disciplina Relaciones Internacionales.

PALABRAS CLAVERelaciones internaciones. Ciencia. Estructura disciplinaria. Internacionalistas.

ABSTRACTAmong Foreign Affairs specialists there is no consensus about the object of study, the con-ceptual framework, the theoretical bases, or the disciplinary methodology. As a consequence, research has taken several paths which have not produced consistent or coherent results, let alone generated an orderly and homogeneous accumulation of knowledge.

1 La disciplina RI tiene sus orígenes desde fines de la primera guerra mundial (Hollis y Smith, Explaining and Undestanding International Relations, 1990, p. 6).

Ciencia y Relaciones Internacionales

Rubén Cuéllar Laureano

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Nevertheless, the discipline of FA (Foreign Affairs) is still thriving without the apparent need of the guidelines that all other disciplines require to operate and function adequately. Then, why should we look for a consensus? The answer is not easy. There might be those who consider a disciplinary structure to research or study Foreign Affairs unnecessary. On the other hand, others might hold that a well defined disciplinary structure is indispensable, complete and different from other disciplines, whether scientific or not. This paper is focuses on the latter perspective with the objective of exploring the model of science as an epistemo-logical framework for the discipline of Foreign Affairs.

KEY WORDSForeign Affairs. Science. Disciplinary Structure. Foreign Affairs Specialists.

son científicas. La f ísica, la química y la biolo-gía,3 por ejemplo, son disciplinas científicas, en tanto que aquellas “...que no pueden utilizar el método científico —por ejemplo, por limitarse a la consecución de datos— no son ciencia, aun-que pueden suministrar a la ciencia material en bruto: tal es el caso de la geograf ía. Ni tampoco son ciencias las doctrinas y prácticas que, como el psicoanálisis, se niegan a utilizar el método científico...”4

Ciencia designa a un corpus teórico y empí-rico que integra de manera racional y objetiva, consistente y sistemática, al conocimiento gene-rado por la labor de investigación científica. En la ciencia convergen las estructuras de las distintas disciplinas científicas, apoyadas sobre la lógica y la matemática como instrumentos para la re-construcción de conceptos y de las relaciones que existen entre hechos y sus aspectos intrínsecos, lo que permite establecer postulados sobre los que se va construyendo el conocimiento.

3 La biología, por su objeto de estudio, la evolución humana y de las especies, y su taxonomía, quedaría al margen del cuerpo disciplinario de la ciencia, pero gracias a sus tras-cendentales aportaciones al desarrollo de la ciencia, guia-das por el método científico, hoy es considerada un pilar científico. El descubrimiento del ácido desoxorribonuclei-co (adn) y su manipulación artificial son en la actualidad dos aportaciones de la biología a la matriz disciplinaria de la ciencia, y que sin duda está incidiendo también en las disciplinas sociales.4 Mario Bunge, La investigación…, op. cit., p. 14.

La ciencia

ConceptoEl término ciencia denota un carácter especial, exclusivo, específico, incluso de solidez y superio-ridad ante el resto de los otros campos de cono-cimiento. También contiene un rasgo distintivo respecto de las demás actividades humanas. La ciencia es una noción sencilla en lo conceptual, aunque profunda en lo que respecta a su estruc-tura epistemológica. No existe, por ejemplo, una ciencia de la mecanograf ía ni una ciencia de la conducción de automóviles.2 Cuando hablamos de una ciencia nos referimos a un todo teórico integrado, sistematizado y metódicamente es-tructurado que integra el conocimiento sobre las bases, principios y referentes estrictamente científicos. Una disciplina de la ciencia es aquella que utiliza el método científico en su investigación con el fin de aprehender y explicar la realidad. La ciencia la construyen disciplinas, las cuales guían sus actividades de investigación con el método científico. Por disciplina entendemos al área del conocimiento humano con una estructura cog-noscitiva específica, y que, junto con las demás disciplinas que componen a la ciencia, cultiva el método científico. Las disciplinas que no guíen sus investigaciones por el método científico no

2 Mario Bunge, La investigación científica, México, Siglo xxi, 2000, p. 5.

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En la ciencia el conocimiento requiere ser verificado mediante la confrontación con la rea-lidad. Esto se logra mediante la construcción de hipótesis y su sometimiento a prueba empírica, constituyéndose en un mecanismo seguro de progreso científico.5

El métodoEl rasgo más significativo de la ciencia es su mé-todo, el método científico. El método es un re-curso para indagar y encontrar respuestas a las interrogantes de la naturaleza cognoscitiva del ser humano. También ordena y da coherencia a las ideas, conceptos y razonamientos acerca de lo que se pretende conocer. El método se forma por una serie de reglas que orientan el proceso de investigación. En este sentido el método es el enlace entre la inquietud por conocer y el conoci-miento de la realidad. El método científico ayuda a eliminar gran parte de la subjetividad en la interpretación de la realidad en estudio.6 El método científico, o mé-todo de la investigación científica es la guía de la investigación científica y advierte diversas opera-ciones fundamentales:7

1) Elaborar preguntas bien formuladas y ve-rosímilmente fundadas.

2) Proponer conjeturas fundadas y contras-tables con la experiencia, que den res-puesta a las preguntas.

3) Derivar consecuencias lógicas de las con-jeturas.

4) Estimar técnicas que permitan someter las conjeturas a contrastación.

5) Someter también dichas técnicas a con-trastación, para comprobar su relevancia y la fe que merecen.

6) Efectuar la contrastación e interpretar sus resultados.

7) Estimar la “veracidad” de las conjeturas y la “confiabilidad” de las técnicas.

5 Mario Bunge, La ciencia, p. 33.6 M. Tamayo y Tamayo, El proceso de la investigación cien-tífica, p. 29.7 Mario Bunge, La investigación…, p. 14.

8) Demarcar los límites de dominio en los cuales sean “válidas” las conjeturas y las técnicas, y formular los nuevos problemas originados por la investigación.

Para que tales operaciones conlleven a un ade-cuado fin desde el punto de vista científico hay reglas o consideraciones a observar en el proceso de investigación científica, de las que se mencio-nan algunas:

r1. El problema debe formularse con preci-sión y, al principio, con la mayor especifi-cidad posible.

r2. Las conjeturas deben ser precisas y funda-das de algún modo, y no deben ser suposi-ciones que no comprometan en concreto ni tampoco ocurrencias sin fundamento visible.

r3. La contrastación de la hipótesis debe ser dura, no laxa.

r4. Considerar cada hipótesis como parcial-mente verdadera y evitar que la que ha-yamos confirmado satisfactoriamente sea una verdad absoluta.

r5. Preguntarse por qué la respuesta obtenida es así, y no de otra forma.

Sin embargo, guiarse por estas operaciones y ob-servar cabalmente las reglas8 de investigación no significa que se obtendrán resultados infalibles, pero sí formarán parte de un cuerpo de conoci-mientos coherente y consistente con los prece-dentes obtenidos con ayuda de criterios similares en la actividad científica. Por tanto, en esta labor no está asegurado el éxito ni se tiene la certeza absoluta de alcanzar las metas programadas, pe-ro la guía que ofrecen los modelos teóricos-con-ceptuales, elaborados con rigor metódico y con el mayor apego a la realidad, han demostrado su

8 Tales reglas están justificadas teóricamente, en tanto que están a la vez fundamentadas y sistemáticamente confor-madas. También están justificadas en la práctica porque no se conocen otras normas que sean adecuadas para alcanzar las metas de toda disciplina, la construcción de modelos conceptuales con la mayor “veracidad” posible (ibid., p. 10).

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operatividad confiable y, sobre todo, han puesto en evidencia el desarrollo de la ciencia con un innegable impacto en la vida del hombre y sus sociedades.

El progreso científico

La capacidad de la ciencia y sus disciplinas para generar conocimiento y avanzar consistentemen-te hacia metas cognoscitivas9 es un aporte inne-gable, a menos que exista otra forma de construir el conocimiento cuyos logros sean más consis-tentemente probados y cuyo impacto en la vida del hombre sea al menos de igual trascendencia. Pero aceptemos el reto: ¿por qué apelar a la cien-cia para conocer el progreso o desarrollo de las Relaciones Internacionales? ¿Por qué contrastar el progreso de las Relaciones Internacionales con el progreso científico? Porque no hay otra forma de conocimiento más exitoso que el de la ciencia, pero sobre todo:

Primero, porque la ciencia es una unidad en sí misma, cuyo desarrollo y progreso no depende exclusivamente de los avances de alguna de sus disciplinas científicas, pero los logros de cada una de ellas implica el avance de la ciencia en su conjunto, y en consecuencia también de las demás disci-plinas. De esta forma todas las disciplinas científicas contribuyen, con sus estructu-ras disciplinarias en constante renovación y actualización, con sus modelos teóricos y conceptuales, así como con sus resulta-dos, al progreso del conocimiento cientí-fico en general.

9 Podemos considerar que la ciencia y sus disciplinas, en principio, buscan conocer la naturaleza. Sus grandes me-tas están condicionadas por las interrogantes que a simple vista parecen inverosímiles para el espíritu poco inquie-to en la búsqueda del nuevo conocimiento, pero que en realidad han guiado las búsquedas más profundas de la existencia humana, por ejemplo: ¿de donde proviene el hombre? ¿Cuál es su relación con el universo? ¿Hacia dón-de se dirige?

Segundo, porque es evidente y mensurable el progreso de la ciencia y sus disciplinas. De hecho no sólo ha transformado al indivi-duo ni a sus relaciones sociales, sino que ha impactado directa o indirectamente la forma en que interactúan los grupos, los pueblos y las naciones del mundo.

Tercero, el desarrollo científico es constante y, en algunas áreas, vertiginoso, y no depen-de de los acontecimientos mundiales ni de las políticas gubernamentales o estatales ni tampoco de los intereses particulares. Más bien éstos se apoyan en los avances científicos para fortalecer su posición y su competitividad a nivel internacional. De hecho los principios éticos y morales no son restricciones reales a su desarro-llo, y sólo el espíritu cognoscitivo puede autoimponerse límites en su labor cientí-fica.10

El progreso de la ciencia es unidireccional, es decir, su avance es permanente hacia metas que demarcan los resultados precedentes del proceso científico, sin oportunidad para los retrocesos en planteamientos teóricos. Por ejemplo, Newton tuvo que reformular el concepto de masa sobre los principios del sistema nuevo; o el caso del concepto átomo, propuesto por Demócrito de Abdera hacia 400 a. C., que desde principios del siglo xx fue redefinido conforme los nuevos des-cubrimientos, conceptos y modelos teóricos de la f ísica nuclear. El avance científico prosigue su trayectoria sobre las fronteras cognoscitivas sin importar si éstos son benéficos o no para la vida del hombre o para sus sociedades. Este avance adquiere es-

10 No se desconoce, sin embargo, que existen áreas estraté-gicas en el desarrollo científico y tecnológico que son im-pulsadas con grandes financiamientos, como la f ísica de partículas, la ingeniería aeroespacial, las ciencias genómi-cas, los nuevos materiales, las neurociencias, la robótica, la biotecnología, entre otras. Pero este apoyo en general se otorga sobre avances que logra la comunidad científica de universidades, institutos y centros de investigación, sean éstos civiles, militares o gubernamentales, que dan forma finalmente a tecnologías estratégicas de punta.

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pecificidad cuando se transforma en una aplica-ción tecnológica o cimenta las bases de un gran descubrimiento. La inmoralidad y perversidad de que se acusa a algunos avances científicos, como la fisión nuclear o la mutación artificial de virus y bacterias como armas de destrucción, radican exclusivamente en quiénes deciden tal uso y no en el desarrollo ni en la dinámica de la ciencia. Podemos decir, sin afán de realizar por lo pronto un planteamiento teórico generalizado, que los avances científicos y los progresos tec-nológicos parecen determinar los acontecimien-tos internacionales que transforman el devenir mundial. Existe una relación estrecha entre el desarrollo científico y tecnológico y la dinámica internacional, lo que tentativamente podría an-ticipar sucesos que transformará el equilibrio de fuerzas a nivel mundial. El progreso disciplinario de las ri puede rea-lizarse mediante el análisis de los momentos de impulso más importantes o de las crisis agudas que modifican el ordenamiento mundial, sobre la base del avance científico y su impacto sobre esas transformaciones internacionales.

Las Relaciones Internacionales

La “cientificidad” de la disciplina riEn buena parte de los estudios disciplinarios en ri es una práctica común determinar como pre-misa que las Relaciones Internacionales son una ciencia, y que pertenece al grupo de las “ciencias sociales”, sin esclarecer las implicaciones teóricas y conceptuales de estas afirmaciones. Las Rela-ciones Internacionales, en un sentido rígido, son una disciplina no-científica no sólo porque en las investigaciones se desestima el uso del método científico, sino porque además en sus estudios disciplinarios se usan tantos métodos como in-vestigaciones se desarrollan, es decir, se practi-can métodos heterogéneos11 en la actividad de investigación, lo que le impide identificar una trayectoria de progreso de la disciplina. Esta he-terogeneidad metodológica complica su progreso disciplinario. Múltiples métodos y diversos obje-tos de estudios representan riqueza en recursos para el estudio disciplinario, pero no fortaleza científica. Aún es necesario un estudio serio acerca de las potenciales bondades de una heterogeneidad disciplinaria, pues sin duda habrá en ello ciertas ventajas ante otras áreas que, en este aspecto, só-lo siguen un camino. Quizá la riqueza de un cuer-po heterogéneo estribe en esas diversas formas de proceder, aunque ello conduzca, sin embargo, a resultados diferentes para un mismo objeto de estudio. Una disciplina científica tiene un objeto de es-tudio claramente identificado, representativo de una sección de la realidad, y que integrada al cuer-po de la ciencia, donde confluyen las demás dis-ciplinas, interactúa para entender, aprehender y explicar la realidad en sus partes y en su totalidad. La ciencia estudia la realidad, de por sí va-riada y en constante cambio, mediante modelos

11 El caso del objeto de estudio lo abordamos desde el punto de vista de la ciencia como una referencia para el caso de las Relaciones Internacionales. En este ensayo no se pretende agotar la discusión sobre el objeto de estudio disciplinario, pero sería indispensable abrir más líneas de estudio sobre éste y otros elementos disciplinarios en las Relaciones Internacionales actuales.

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parciales adecuadamente interconectados y con-jugados, y no a través de uno solo de ellos; mo-delos que son productos del trabajo disciplinario en un frecuente ajuste con la realidad (a su vez en constante transformación), pero también de la amplitud y la profundidad del instrumental teó-rico y conceptual con que cuenta la ciencia y sus disciplinas.12 Sobre esta dinámica, las disciplinas no-científicas podrían construir en conjunto una riqueza conceptual y teórica, al explicar con ese potencial una parte sustancial de la gran realidad en la que está inmerso el ser humano. El reto aquí es contar con un referente básico que permita es-timar adecuadamente el desarrollo, los avances y los aportes de la disciplina ri al corpus cognosci-tivo en general. En particular aquellas disciplinas relacio-nadas con “lo social” podrían conformar una heterogeneidad metodológica, y las Relaciones Internacionales serían el lugar común, el punto que integra, el centro de interacciones y demás vínculos disciplinarios. Sin embargo, aún preva-lece la idea de que las Relaciones Internaciona-les como rama de estudio está compuesta sólo con las partes “internacionales” de las discipli-nas “sociales” como historia, geograf ía, políti-ca, derecho, economía, sociología, entre otras13 (Figura 1). Lo inconveniente aquí es, además de la enorme diversidad metodológica —incluso la inexistencia de ésta—, los distintos propósitos y objetos de estudio14 que todas ellas le imprimen. Ello complica la conjugación o la interacción co-herente de las estructuras disciplinarias, lo que

12 Véase Francisco Dávila, Teoría, ciencia y metodología en la era de la modernidad, México, Fontamara, 1996, pp. 136-137.13 Celestino del Arenal, Introducción al estudio de las re-laciones internacionales, pp. 464-465. González Souza (1979) destaca que la opinión generalizada de que la dis-ciplina ri tiene como objeto de estudio sólo la parte inter-nacional de las relaciones que se desarrollan en el mundo (González Souza, “Una concepción totalizadora de las...”, pp. 12 y 15).14 En general las llamadas disciplinas sociales tienen por objeto de estudio la sociedad y las relaciones entre los hombres. Pero no olvidemos que la ciencia es una activi-dad humana y que sus disciplinas las realizan los hombres y grupos de ellos que se estudian desde las disciplinas so-ciales.

de paso constituye un reto a superar por la disci-plina Relaciones Internacionales. La ciencia representa, por su parte, la unidad de las disciplinas y el lugar natural de sus plantea-mientos y nuevos descubrimientos, y no el aglu-tinante externo a ellas; la ciencia no es solamente un refugio ni quien establece directrices ni dicta reglas de investigación; no exige arbitrariamente el establecimiento de una teoría o de un lenguaje común a todas ellas. De alguna forma la ciencia es el rector disciplinario que no establece políti-cas ni lineamientos estrictos a seguir por las dis-ciplinas que la integran, pero simboliza la guía de la investigación científica. Tanto el método como los demás componentes de la estructura científi-ca son, en estricto sentido, modelos ideales, los cuales constituyen la columna vertebral de los estudios e investigaciones científicas.

El problema del objeto de estudioEl objeto de estudio es la parte que da especifi-cidad a una disciplina científica, la identifica y la distingue de las demás. La falta de un objeto de

Figura 1. Composición disciplinaria de las Relaciones Internacionales. Prevalece la idea de que la disciplina ri se forma sólo de las fracciones de carácter internacional de algunas disciplinas de “lo social”. Otras áreas de estudio que alimentan el conocimiento de la disciplina ri son: diplomacia, estrategia castrense, psicología, filosof ía, antropología, matemáticas.

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estudio específico desorienta el camino discipli-nario; implica desconocer hacia dónde enfocar los esfuerzos de estudio, o tener muchos de ellos sig-nifica dispersión en la actividad de investigación. En general las disciplinas sociales tienen co-mo objeto de estudio a la sociedad y las relaciones humanas. En este sentido, siendo la ciencia el re-sultado de una actividad de hombres en sociedad, aquélla tendría que formar parte del estudio de to-das las disciplinas sociales. Sin embargo, la ciencia como actividad humana se ha desprendido de los atavíos sociales y ha tomado su propio lugar como una forma específica de conocimiento. Una primera percepción acerca de las Rela-ciones Internacionales es que su objeto de estu-dio tiene que ver básicamente con la realidad. Pero ¿cuál realidad? A lo largo de su vida como disciplina las Relaciones Internacionales han adoptado y acumulado diversos objetos de estu-dio: las relaciones entre los Estados, los naciona-lismos, la búsqueda de una paz permanente, la conflictiva internacional y su solución, el comer-cio local, regional y mundial, la política del poder, las integraciones y desintegraciones regionales, el medio ambiente, las religiones, las culturas, en-tre otros. Todos ellos son aspectos que si bien no podemos palpar o encerrar en un laboratorio, sí son manifestaciones de nuestro entendimiento de la realidad internacional. De aquí que las Re-laciones Internacionales podrían ubicarse dentro de la parte fáctica de la ciencia, con su misión de conocer con mayor precisión los sucesos de la realidad.15

Las Relaciones Internacionales, como resul-tado de la concepción moralista de la búsqueda de una paz mundial duradera, han sido estudia-das sobre bases puramente idealistas. Aunque el resultado de tal idealismo fue la creación de or-ganismos, mecanismos e instrumentos jurídicos de alcance mundial que sentaron las bases insti-tucionales para el fomento y mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales (etapa jurídi-ca),16 lo cierto es que desde entonces la disciplina

15 Véase Mario Bunge, La ciencia…, pp. 11-15.16 E. Cárdenas Elorduy, “El camino hacia la teoría de las relaciones internacionales (biograf ía de una disciplina)”,

no se ha referido a ideas como objeto de estudio, y menos aún a abstracciones puras, espirituales o utópicas. Los resultados del idealismo normativo y originario son hoy la parte nomotética de un campo más amplio que cubre la disciplina RI. Podemos afirmar que la disciplina Relaciones Internacionales no es idealista, y sí por el contra-rio es fáctica como, por ejemplo, lo son la mayoría de las disciplinas científicas, las cuales recurren a la realidad misma, personificada por la experien-cia para convalidar sus planteamientos.17 Es im-portante destacar que las disciplinas científicas no eluden el uso de modelos altamente abstrac-tos como instrumentos de análisis y estudio para su labor cognoscitiva, pues ellos son un recurso sustancial de su actividad, pero son resultado de un proceso de investigación rigurosa y sostenida en conocimientos científicos precedentes. Es adecuado, entonces, ubicar las Relacio-nes Internacionales en la parte fáctica del corpus cognoscitivo en general. Luego entonces las Rela-ciones Internacionales se refieren a los hechos, a la realidad, esa que podemos percibir a través de nuestros sentidos y nuestro intelecto. Y nos preguntamos de nuevo, ¿cuál realidad? ¿Sólo la internacional o su totalidad? La falta de un acuerdo entre especialistas sobre la realidad específica de la cual se encarga la disciplina ri18 es per se un problema estructural cuya conse-cuencia inmediata es precisamente un rasgo de no-cientificidad.19

en Revista Mexicana de Ciencia Política, año xvi, núm. 63, México, unam, enero-marzo, 1971, pp. 5-23. También se puede consultar en Ileana Cid (comp.), Lecturas básicas para introducción al estudio de relaciones internacionales, México, fcpys, unam, 2001. Véase también V. Batta y R. Casasola, “La evolución de las relaciones internacionales como disciplina científica desde la segunda guerra mun-dial”, en I Coloquio Internacional de Primavera El Estudio Científico de las Relaciones Internacionales, México, Fa-cultad de Ciencias Políticas y Sociales, Dirección General de Publicaciones, unam, 1978, pp. 15-30.17 Véase Mario Bunge, La ciencia…, p. 19.18 Esta divergencia en la realidad de estudio de la discipli-na proviene desde la misma denominación de la disciplina (véase Celestino del Arenal, Introducción al estudio…, op. cit., pp. 19-23).19 Celestino del Arenal sostiene que a partir del replanteo de los postulados del realismo político por parte de algu-

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El estudio de la realidad en su totalidad como objeto de estudio ya ha sido propuesto por Luis González Souza (1978), quien sostiene que la es-pecificidad característica de la disciplina, la rea-lidad mundial, puede estudiarse como objeto de estudio de la disciplina entendiéndolo como una unidad, como un todo real y concreto, a través del prisma del materialismo dialéctico e históri-co. De acuerdo con esta perspectiva, la disciplina ri es la mejor posicionada “…para estudiar la rea-lidad en su totalidad y como una totalidad”,20 que le permite concatenar e integrar esa realidad. La concepción totalizadora de la disciplina ri po-dría ser un prisma que facilita, según el autor, el análisis de la realidad como un mismo fenómeno en constante movimiento, en donde interactúan todos sus componentes económico, político, ju-rídico, etc. Las Relaciones Internacionales tienen ese potencial unificador de las parcelas en que se ha dividido la realidad mundial. La perspectiva totalizadora es un aporte des-tacado para la disciplina, pero la falta de con-tinuidad en estudios vistos desde este prisma teórico no nos permite dilucidar sus atributos o sus desperfectos, además de que el materialismo dialéctico e histórico del que deriva esta perspec-tiva teórica tiene su propio método, diferente al de la ciencia moderna. Posiblemente esto tenga que ver, como sostiene el autor, con el predomi-

nos especialistas de seguridad nacional en Estados Unidos nace una nueva ola teórica llamada conductista en el es-tudio de las relaciones internaciones, que adoptan como base de la investigación los elementos estructurales de la ciencia y sus disciplinas como son sus técnicas, modelos lógicos y método.20 Luis González Souza, “Una concepción totalizadora de las Relaciones Internacionales: clave para comprender la especificidad e importancia de la disciplina”, en Relaciones Internacionales, vol. 6, núm. 23, México, Facultad de Cien-cias Políticas y Sociales, unam, octubre-diciembre, 1978, p. 9. Este objeto de estudio de la disciplina, es decir, la rea-lidad mundial, se compone de todas las relaciones que se generan al nivel internacional: económicas, políticas, ju-rídicas, ideológicas, culturales, etc., pero con la peculia-ridad necesaria de ser éstas relevantes en el desarrollo de los eventos mundiales. También los fenómenos (manifes-taciones aparentes de la realidad), procesos (movimiento constante de la realidad) y tendencias (curso que esa rea-lidad puede tomar en un determinado contexto histórico) son parte de esa realidad (ibid., pp. 12-13).

nio de la ideología de las sociedades desarrolla-das, no obstante integrar en un solo enfoque la realidad mundial en su totalidad. Pero ni la ciencia ni las humanidades cubren juntas toda la realidad. Es precisamente este va-cío que las disciplinas sociales intentan llenar. Al menos podemos sostener que la realidad social es a las disciplinas sociales en su conjunto como la realidad internacional es a la disciplina RI en particular. No se le podría exigir a la sociología explicar la composición molecular de los suelos del fon-do del mar porque para ello existen disciplinas científicas como la química, la geología, la geof í-sica, las cuales, con base en modelos teóricos construidos a partir de la realidad, y a partir de corroboraciones previas y controladas,21 dan res-puestas a las interrogantes científicas. Tampoco podemos exigir a la biología que estudie la con-flictiva del Medio Oriente, pues son aspectos que no son parte de su objeto de estudio. Pero eso no quiere decir que la química, geología y biología no tienen nada que decir acerca del derrumbe del bloque soviético, por ejemplo. De hecho la soli-dez de sus modelos teóricos les permite acercar-se a ese problema, no obstante estar fuera de su campo y de su especialidad. Por el contrario, la sociología dif ícilmente po-dría hacer alguna aportación acerca, por ejemplo, del mapeo y de la manipulación genética, avances científicos que por su parte ya están produciendo transformaciones importantes en los campos an-tes considerados de exclusividad social; o el dere-cho, por ejemplo, dif ícilmente podría al menos opinar con fundamentos disciplinarios sobre las consecuencias del Big Bang que conlleva implica-ciones éticas y morales en los dogmas religiosos e ideológicos en todo el mundo; o la economía por lo pronto está imposibilitada para explicar el

21 No siempre el proceso de corroboración y contrastación a través de técnicas, instrumentos y mediciones directas de la realidad en estudio convalidan los modelos teóricos, pues muchos de los descubrimientos más destacados se derivaron de fenómenos que se presentaron durante ese proceso de manera extraordinaria e inesperada, y que has-ta hoy son parte del conocimiento científico aceptado que marcan las fronteras cognoscitivas.

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impacto en las sociedades del descubrimiento de agua en estado sólido encontrada en las superfi-cies lunar y marciana. Desde hace medio siglo las disciplinas cien-tíficas y su estructura interna se han ganado el reconocimiento de su consistencia de gran parte de las disciplinas sociales. En los años cincuen-ta los conductistas y cientifistas interpretaron el mundo y los acontecimientos a través del ins-trumental teórico y metodológico de la ciencia, y sostuvieron que las Relaciones Internacionales son lo suficientemente amplias y complejas como para ceñirlas a un solo campo de las disciplinas sociales.22

Entonces, ¿qué parte de esa realidad le corres-ponde estudiar a las Relaciones Internacionales? Sin duda no lo es toda, porque existen las disci-plinas de la ciencia y de las humanidades que se encargan de la porción correspondiente de la rea-

22 Celestino del Arenal, Introducción al estudio…, op. cit., p. 115.

lidad mejor que cualquier otra. Pero afirmar que le corresponde sólo la parte “internacional” tam-poco es del todo claro, ni tampoco es convenien-te para la disciplina, aunque esta idea predomine en el panorama, porque implica autolimitaciones disciplinarias profundas. ¿Dicha realidad “internacional” sólo se cir-cunscribe al mapa político actual? ¿Incluye des-cubrimientos científicos asombrosos fuera de la atmósfera terrestre o extraordinarios hallazgos en sus fantásticas profundidades marinas? ¿Esa realidad internacional incluye el estudio de un cráter submarino en aguas internacionales con implicaciones en la producción potencial y con-trol de precios del petróleo? ¿O incluye el estudio de una masa metálica con significaciones espi-rituales y religiosas para millones de personas? ¿Cómo asimilar el impacto del calentamiento glo-bal en la economía internacional con la extinción de especies marinas que vulneraría la seguridad alimentaria? ¿La realidad internacional incluye el deshielo de los polos y sus consecuentes elevacio-nes del nivel de los océanos y su desalinización? Lo evidente, al menos como primera aproxi-mación, es que la disciplina ri se ha enfocado más a realidades inmediatas —que pronto son rebasadas— que a fenómenos potencial y pode-rosamente revolucionarios de la vida internacio-nal. Las perspectivas de los diversos tópicos que en la actualidad abarca la disciplina son producto de lógicas de trabajo que varían según el estilo y preferencia de sus investigadores. Hasta hoy los planteamientos disciplinarios de las ri carecen además del carácter predictivo, rasgo fundamen-tal para toda disciplina científica, que les permite demarcar las fronteras del conocimiento, y que en adelante se convierten en planteamientos hi-potéticos que guían el avance de la ciencia en su conjunto. Las fronteras cognoscitivas ofrecen la oportunidad de construir y reconstruir mediante la crítica rigurosa las teorías, métodos y concep-tos de la disciplina, y generan nuevas explica-ciones y nuevas interpretaciones de la realidad, dando lugar a revoluciones del conocimiento dis-ciplinario.23

23 Véase Graciela Arroyo, Metodología de las relaciones in-

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El potencial interdisciplinarioUna disciplina científica se caracteriza no sólo por tener una estructura disciplinaria definida y completa, sino porque forma parte de un cuerpo más general llamada ciencia, punto nodal donde confluyen los conocimientos generados y donde se cataliza la interacción entre estructuras disci-plinarias. Pero ¿cómo interactúan y operan las estructuras disciplinarias en ese punto de con-fluencia las ri? Existen nociones que se han propuesto para fomentar y explicar la integración disciplinaria: multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad. La noción de multidis-ciplinaridad (Quincy Wright, 1955) sostiene la confluencia de los conocimientos de otras dis-ciplinas al estudio de los fenómenos sociales, y que desde su aparición rompió con la disputa que prevalecía hasta entonces entre las disciplinas sociales que defendían su exclusividad sobre el tratamiento de los asuntos del mundo.24 Para Georges Gusdorf (1977) la multidiscipli-nariedad, también conocida como pluridiscipli-nariedad, acumula y aglomera los conocimientos y perspectivas de distintas disciplinas que no se interconectan. La interdisciplinariedad implica un nivel de interacción entre sus componentes que facilita un diálogo entre ellas, se articulan y adquieren coherencia de las perspectivas. Sin embargo, esta interconexión puede alcanzar una mayor convergencia y comunión entre esos cam-pos del saber en lo que se denomina transdisci-plinariedad, la cual designa a “...una perspectiva de objetivos que reunirá en el horizonte del sa-ber, según una dimensión horizontal o vertical, las interacciones y preocupaciones de las diversas epistemologías...” 25

ternacionales, México, Oxford University Press, 1999, p. 8.24 I. Cid (comp.), Lecturas básicas para introducción al es-tudio de relaciones internacionales, México, fcpys, unam, 2001, p. 15. El carácter “internacional” de las ri requiere indudablemente de un análisis profundo y un consenso entre los especialistas, pues el término contiene implica-ciones profundas en la gnoseología de la propia disciplina, más allá de su historia. Véanse Quincy Wright, The Study of Internacional Relations, 1955, cap. 1, pp. 3-8, y Celestino del Arenal, Introducción al estudio…, op. cit., pp. 416-426.25 G. Gusdorf, “Pasado, presente y futuro de la investiga-

La perspectiva transdisciplinaria ha sido con-siderada como un paso posterior a la interdisci-plinariedad (Cobo, 1986), es decir, que supera los límites que impone la interdisciplinariedad, de forma que todas las disciplinas y sus conoci-mientos se integran en un sistema unificado. Esta perspectiva transdisciplinaria también está rela-cionada con la capacidad de integración y síntesis de datos aportados por otras disciplinas al estudio de la realidad internacional (Del Arenal, 1990).26

La interdisciplinariedad es la noción integra-dora de las disciplinas y los conocimientos que más se ha desarrollado: sostiene que dos o más disciplinas interactúan entre sí en estructuras, teorías, conceptos, información, incluso en ideas. La perspectiva interdisciplinaria pretende, ade-más de conformar un cuerpo general del cono-cimiento con el aporte de las demás disciplinas, procesar dicha integración para retroalimentar a sus componentes. Con base en esta noción las di-versas formas epistemológicas se conjugan para conformar una estructura disciplinaria integral. La ciencia observa un comportamiento in-terdisciplinario, en el que la interacción entre teorías, conceptos, métodos, objetos de estudio, instrumentos técnico-analíticos, resultados e in-formación va creando nuevas áreas de estudio necesarias, en ese proceso interactivo, para la aprehensión de la realidad. Entre las disciplinas científicas el método es el punto común que facilita su integración. El método científico guía en general la investigación científica y permite a sus disciplinas converger en ese punto común que es la ciencia. Así todas ellas integran un cuerpo general congruente y consis-tente con sus grandes metas y objetivos, incluso trascienden esos límites interdisciplinarios hacia un mayor grado de conjugación. Entre las disciplinas sociales la interacción es más una aglomeración de datos e información que una interconexión estructural, pues al no haber un procedimiento más o menos común de

ción interdisciplinaria”, en Apostel et al., Interdisciplina-riedad y ciencias humanas, 1983, p. 41.26 Del Arenal, op. cit., p. 465. Cita, para ello, a Shonfield (1972), Preiswerk (1977) y Gusdorf (1977).

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cómo alcanzar las metas cada una de ellas recurre en la práctica a su lógica y a sus procedimientos particulares, por lo que la interacción se torna su-perficial y laxa, haciendo dif ícil el consenso entre tantas y tan variadas formas, propósitos y lógi-cas de investigación. La disciplina ri no escapa a esta práctica,27 pero al integrarse por partes de otras disciplinas sociales que dan forma a su es-tructura básica con que opera la convierte en un vehículo de integración disciplinaria. El reto está en impulsar y acelerar la integración estructural, procesamiento disciplinario y síntesis entre todas las disciplinas sociales. La predictibilidad28 sería una consecuencia directa de la práctica científica adoptada en la es-tructura de las RI, y cuyas fronteras demarcadas se convierten en hipótesis potenciales de investi-gación. De hecho las ri no sólo reúnen e integran a su corpus cognoscitivo el conocimiento relacio-nado con lo “internacional” de cada disciplina, sino que opera con ellos en sus fronteras.29

El procedimiento interdisciplinario articula-ría a varios niveles a las demás disciplinas que la conforman y auxilian; la naturaleza de la discipli-na ri la hace el factor potencial de integración. La perspectiva interdisciplinaria en RI permitiría integrar, sintetizar y reconstruir el conocimien-to generado a través de la complementación de datos, interacción de estructuras disciplinarias, conformación de un lenguaje interdisciplinario homogéneo y la construcción de una nueva uni-

27 Véase Roberto Peña, “Interdisciplinariedad y cientifici-dad en relaciones internacionales”, en I. Cid (comp.), Lec-turas básicas…, op. cit., p. 187.28 Un rasgo distintivo de las disciplinas científicas es su ca-rácter predictivo, que va más allá del cálculo preciso de un eclipse solar o de la cantidad de calor que producirá una reacción nuclear. La predictibilidad en la ciencia no es determinista, más bien se basa en aproximaciones (pro-babilísticas) que derivan de planteamientos metodológica-mente sustentados y con alto nivel de continuidad en el conocimiento generado.29 Véase D. Mattei y R. Pahre, Las nuevas ciencias sociales. La marginalidad creadora, 1995, en cuyo capítulo 7, “Hi-bridación: la recombinación de fragmentos de ciencias”, pp. 79-93, sostienen que en las periferias de cada disciplina es donde con frecuencia se generan innovaciones cognos-citivas y donde se obtienen los resultados más importantes e innovadores.

dad gnoseológica. La multidisciplinariedad que caracteriza en la actualidad a la disciplina ri le permite estar más cerca de la integración inter-disciplinaria que cualquier otra disciplina de “lo social”. Por ello entre éstas la disciplina ri es el lugar más adecuado para la conformación de una estructura disciplinaria común y complementa-ria entre sí, lo que al mismo tiempo es su fin y su medio. Esto quiere decir que las disciplinas socia-les requieren trazar ese objetivo conjugándose30 entre sí, de manera tal que reditúe en la construc-ción de la unidad epistémica. El estado actual de la disciplina ri no sólo anima a formularse como ese lugar común de las disciplinas sociales, sino que la obliga a cons-truirse a sí misma como ese centro de interdisci-plinariedad, lo cual sólo podrá acceder a través del fortalecimiento de su estructura disciplina-ria. González Souza (1979) señala que la posibi-lidad de que la disciplina sea el punto nodal de una integración interdisciplinaria puede lograrse “…únicamente determinando la especificidad de las Relaciones Internacionales… ya que de lo contrario, ésta quedaría reducida a la de un sim-ple recipiente multidisciplinario o a la de un apéndice de alguna otra disciplina”.31

Por lo pronto encontrar los mecanismos de conjugación para alcanzar la interdisciplinariedad dentro de la disciplina debería estar presente en todas las investigaciones ante la inconveniente práctica de muy diversos métodos (incluso de su ausencia) y amplia gama de objetos de estudio. Lo cierto es que para todas las ramas del saber su gra-do de integración en ese corpus interdisciplinario, es decir más allá de una complementación o mera yuxtaposición de conocimientos,32 marca la dife-rencia entre disciplinas científicas y no científicas.

30 Las disciplinas sociales requerirán confluir al mismo punto que es la unidad interdisciplinaria, para lo cual debe-rán superar obstáculos estructurales y crear mecanismos y proyectos conjuntos tendientes a ese objetivo común.31 Luis González Souza, “Una concepción totalizadora de las…”, op. cit., p. 22.32 Graciela Arroyo P., “Interdisciplinariedad: ¿viejo o nuevo reto?”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Socia-les, año xxxviii, núm. 154, México, División de Estudios de Posgrado, fcpys, unam, octubre-diciembre, 1993, pp. 9-17.

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El acercamiento de la disciplina ri a la cienciaEl acercamiento de la disciplina Relaciones In-ternacionales a la estructura disciplinaria de la ciencia no obliga a aquella a lograr progresos en la abstracción y aprehensión de la naturaleza, al desarrollo de nuevas teorías científicas o a la expli-cación de algunos de los grandes enigmas del hom-bre. Pero tampoco la disciplina ri puede quedar al margen, por ejemplo, del impacto de la clonación humana como un nuevo factor de reordenamiento mundial, de los avances potenciales de la biología molecular o la química para la recombinación ge-nética de virus letales como armas bioquímicas, o el impacto social de los viajes tripulados y auto-matizados más allá del satélite terrestre. Por ello, en principio, habría que definir con precisión y claridad lo que significa realidad internacional, así como sus alcances en tiempos y contexto, y cuyo contenido conceptual requerirá de un consenso disciplinario, tomando en cuenta las nuevas ten-dencias y los nuevos fenómenos mundiales que la transforman en todo momento y espacio. Abrir indiscriminadamente el espectro de la realidad en estudio conduciría a la disciplina a mayor dispersión, lo que no quiere decir am-plitud de conocimiento. En este caso sería mejor preguntarse ¿cómo integrar los posibles temas de estudio de la disciplina? ¿Cuáles son los más congruentes con la naturaleza de la disciplina? Si los cambios frecuentes en la realidad internacio-nal dificultan el encuentro de una razón de ser específica y consistente de la disciplina, entonces esa dinámica de la realidad internacional podría constituirse en su objeto de estudio. Pero ¿có-mo operan esos cambios? ¿Cómo se transforma esa realidad? ¿Hay parámetros constantes en los grandes cambios? ¿Cómo abstraer y aprehender ese dinamismo? Estas son interrogantes que tam-bién son trascendentales para la estructura de las disciplinas sociales en general,33 que requieren adaptarse, con oportunidad y eficacia, como lo deben hacer las Relaciones Internacionales, a los cambios frecuentes de la realidad internacional. No obstante que la realidad se transforme a cada instante —lo que también sucede con la

33 G. Arroyo, “Puntos de vista en torno a…”, pp. 53-54.

naturaleza y sus fenómenos, que se transforman constantemente pero a otro ritmo—, la disciplina RI requiere de un punto de referencia en torno al cual operar dentro de esos cambios y evitar así la dispersión en el conocimiento generado. ¿Cuál es el punto de referencia? Por lo pronto no sería el objeto de estudio porque no sólo no hay acuerdo al respecto entre especialistas sino que podrían aparecer más según las circunstancias novedosas o el resurgimiento de viejos actores con nuevas aspiraciones y circunstancias. Mientras no haya acuerdo sobre este particular no podría ser un punto de referencia convincente ni adecuado pa-ra abstraer esa dinámica. El marco teórico vasto y con potencial de crecimiento es plausible para cualquier rama de conocimiento, entre las que se encuentra la disci-plina ri, pues ello la fortalece y la orienta hacia las fronteras cognoscitivas. Por lo pronto, la discipli-na ri está en una etapa de proliferación teórica34

34 R. Cuéllar, “El paradigma científico: un modelo para el análisis disciplinario de las Relaciones Internacionales”,

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—aunque buena parte de ésta se haya gestado en otros campos de estudio—, lo cual es signo de progreso. Sin embargo, no contar con resultados plausibles y evidentes la debilita en comparación con los logros de las demás disciplinas sociales, sobre todo ante las científicas. Las inherentes diferencias en supuestos bási-cos, objetos de estudio y métodos entre los dis-tintos debates que han caracterizado al estudio de las Relaciones Internacionales han dificultado la ubicación de un punto de referencia claro y plausible de comparación entre uno y otro en-foque. Los sucesos que dan forma a la realidad internacional, hasta ahora delante de los estudios disciplinarios, son los puntos referenciales más importantes de los progresos en estudio de las Relaciones Internacionales, pero se requiere al menos que éstas se desarrollen muy próximas a ellos en el tiempo. Un signo de fortaleza sería promover la pro-liferación de teorías y modelos sobre la realidad internacional en tanto conduzca a resultados prácticos y plausibles. En el caso de las ciencias la búsqueda del nuevo conocimiento transita por la creatividad auténtica de sus investigadores, orientada por los grandes enigmas de la vida del hombre, sobre los que cada disciplina científica se encarga de recorrer una parte del camino hacia las respuestas. La teoría del Big Bang, por ejem-plo, explica teóricamente el origen del universo y con ello posiblemente el origen del hombre, y de allí las demás disciplinas pueden alimentar su actividad investigadora. Tampoco el marco conceptual de la discipli-na ri podría ser punto de partida. A pesar de sus avances es este aspecto,35 aún requiere consolidar un cuerpo conceptual generalizado y claramente

en Relaciones Internacionales, 90, septiembre-diciembre, 2002, pp. 38-40. 35 El Diccionario de política internacional, de Edmundo Hernández-Vela es quizás el más importante esfuerzo reciente por establecer el cuerpo conceptual de la disci-plina RI desde la perspectiva mexicana. Este trabajo, por lo pronto, allanaría el camino a la congruencia conceptual de los estudios disciplinarios, pero ello supone invariable-mente que la comunidad de estudiosos lo adopte como ba-se de consulta y referente obligado en las investigaciones. Un diccionario es sólo eso, un referente conceptual.

distinguido de los demás. Obtenido de la histo-ria, la diplomacia, la estrategia militar, el derecho internacional y la geograf ía al inicio, y conforme ha ido desarrollándose ha incluido términos de sociología, economía y política, el marco concep-tual de la disciplina deberá figurar en sus investi-gaciones y en sus resultados. Por supuesto que en esta circunstancia no escapa la posibilidad de que las ri adquieran su cientificidad ni su especifici-dad ni que se debilite su estructura disciplinaria. La diversidad de métodos, y la escasez de al-guno básico o disciplinario, dificulta la acumula-ción sistemática del conocimiento. De aquí que el punto de referencia propuesto para estudiar la realidad internacional y operar con oportuni-dad dentro de sus cambios es la adopción de un método, entendido como un procedimiento que guía la investigación disciplinaria y que conduce hacia las metas proyectadas. No tener un método disciplinario definido sin una meta clara es como lanzarse a la aventura para abrir nuevos caminos cognoscitivos, y llegar a alguna parte del espectro de la realidad, lo que no es desvirtuante desde el punto de vista filosófico y gnoseológico, pues es una forma básica de la investigación científica, y en algún momento habrá de develarse esa reali-dad, pero esta práctica podría orillar al empren-dedor a tomar una ruta dispersante con respecto a los fundamentos de la disciplina que practica. Diversos objetos de estudio y distintas estrategias de investigación dispersan la construcción del conocimiento disciplinario. La variedad en métodos parece ser una po-derosa herramienta disciplinaria en cuanto a que ello representa una riqueza estructural necesaria, por ejemplo, al momento de encontrar solucio-nes específicas y adecuadas a las crisis econó-micas en distintos países y regiones del mundo, al mismo tiempo que los impactos sociológicos de epidemias en zonas vulnerables resueltas des-de las perspectivas de los derechos humanos, o para explicar disciplinariamente el resurgimien-to de los nacionalismos y la explosividad de los fundamentalismos religiosos en diversos y muy distintos lugares en todo el mundo, desde la pers-pectiva del realismo político o desde el prisma del choque de civilizaciones. Pero a fin de cuentas

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alguna de ellas obtendrá resultados razonable-mente plausibles. Por ello es necesario, desde el punto de vista disciplinario, preguntarse ¿cuál es la más adecuada para la disciplina ri? ¿Depende del problema a resolver o del objeto de estudio? Para las Relaciones Internacionales es preferible evitar la diversidad de métodos y la subjetividad que implica seleccionar alguno de la gama de po-sibilidades. Requiere orientar su investigación mediante un método homogéneo, apropiado y plausible, que le imprima la rigurosidad que exige una estructura disciplinaria seria y sólida. En el caso de las disciplinas no-científicas, en especial las relacionadas con “lo social”, métodos diferentes para un mismo objeto de estudio, in-dependientemente de los resultados, se consi-deran “aceptables” bajo los criterios personales que dominan la forma de hacer investigación. En este sentido ningún método puede desacreditar a los demás. Un método sólo podría argumen-tar superioridad sobre los otros con respecto al número de estudios que lo toman como guía de investigación, y por el nivel de aceptación de sus resultados en la comunidad especializada. Podría decir que un método ha tenido más resultados, en número, que el otro, pero nunca que sus ope-raciones y sus reglas son más importantes.36

Para la ciencia relajar las formas de abor-dar cada objeto de estudio sería una ruptura de la unidad metódica, y sobre todo significaría el deterioro de la ciencia en sí misma y del modelo cognoscitivo que representa, pues lo que la ca-racteriza, junto con sus disciplinas integrantes, es el método científico como hilo conductor de las investigaciones. El método científico imprime la coherencia, consistencia y universalidad suficien-tes en los resultados científicos. Las disciplinas sociales requieren de reali-zar esfuerzos hacia una conjugación metódica si desean considerarse como parte del grupo de la

36 En el cuerpo general de la ciencia es relativamente sen-cillo estimar el progreso y aportaciones de cada disciplina científica dada la accesibilidad a la información acerca del número de científicos, sus líneas de investigación y sus pu-blicaciones, y dada la efectividad con que la labor científica queda registrada, de manera rigurosa y sistemática, en los anales de cada disciplina.

ciencia. Si no es este su objetivo, al menos requie-ren del consenso de la definición de lo que signi-fica ciencia aplicable a ellas, a fin de diferenciar su significado y su estructura de la que corres-ponde estrictamente al cuerpo de las disciplinas científicas. En particular es indispensable consensuar en-tre especialistas de “lo social” un corpus metódi-co común y general que guíe las investigaciones de las disciplinas sociales, y con ello encontrar la congruencia necesaria en la metodología discipli-naria para la investigación. De hecho la consoli-dación de un corpus metódico homogéneo de las disciplinas sociales puede ser no-científica, pero requiere de consistencia con respecto a una esfe-ra claramente identificable de objetos de estudio en su conjunto37 y para cada una de ellas. No obstante, el paso adicional hacia la conso-lidación de una estructura científica es la opera-ción y uso del método científico en la investigación de las disciplinas sociales, que técnicamente es sencillo adoptar y porque es el instrumento de la ciencia que ha permitido a su cuerpo de dis-ciplinas interactuar con consistencia entre sí am-pliando los alcances de todas ellas. Por su naturaleza y su estructura discipli-naria38 la disciplina Relaciones Internacionales podría ser el factor que reúna y conjugue esta metodología común, incluso podría contrastar-la y probarla en el terreno científico. La etapa de transformación estructural por la que atravie-sa la disciplina ri39 ofrece la oportunidad para

37 La diversidad de objetos de estudio entre disciplinas so-ciales es una riqueza por su variedad, pero una debilidad en la identificación del fundamento estructural de una disciplina, además de que produce dispersión en sus re-sultados y dificulta la acumulación sistemática del cono-cimiento generado. 38 La disciplina ri tiene una estructura disciplinaria incom-pleta comparada con otras ramas del campo social, y su potencial disciplinario se reduce en tanto no alcance la co-herencia y la continuidad en sus resultados y en la acumu-lación del conocimiento. Adicionalmente la dificultad que le imprimen los grandes cambios de todo orden alrededor del mundo y la diversidad de objetos de estudio que ellos implican, obligan a la disciplina ri a orientar o comple-mentar de manera reiterada su estructura disciplinaria. 39 Véase G. Arroyo, Metodología en relaciones internacio-nales, p. 132. Graciela Arroyo sostiene que como ciencia

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Figura 2Relaciones internacionales

Diversas y muy variados caminos para estudiar los distintos objetos de estudio de las Relaciones Internacionales

Ruta de investigación y objetos de estudio en las Relaciones Internacionales. No existe rigurosidad metodológica en la elección del punto de partida en cada investigación, ni en la ruta hacia cada objeto de estudio.

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construir su cuerpo disciplinario con base en la coherencia y homogeneidad metodológica, com-parable con la que cuentan las disciplinas cien-tíficas.

El método científico en la disciplina riLa diferencia entre una disciplina abierta, hete-rogénea y dispersa, y una disciplina congruente, sólidamente estructurada y con un perfil claro y homogéneo, es el método. Si el método científico es el modelo de metodología a seguir por la dis-ciplina ri, ¿cómo operarlo en la situación actual de las Relaciones Internacionales? La respuesta es tomarlo como eje vertebral de nuestra inves-tigación, sin descartar sus adecuaciones y ajustes

histórica la disciplina ri atraviesa por una etapa de redefi-nición de contenidos y formas.

a la disciplina. La rigurosidad científica está en la adopción y aplicación del método científico co-mo guía de la investigación en ri.40

El método científico es una guía en la inves-tigación o indagación de objetos, sucesos y fenó-menos. Es científico porque es el que se usa en el proceso de investigación científica. En la disciplina ri el método científico de-be entenderse más como un procedimiento que orienta la investigación que como un mecanismo de teorización;41 es un instrumento disciplinario para aproximar nuestro interés natural por cono-

40 Véase G. Arroyo, “Nuevos problemas teóricos en el es-tudio de las relaciones internacionales”, en Relaciones Internacionales, vol. xv, núm. 60, México, fcpys, unam, octubre-diciembre, 1993, p. 118.41 Véase Celestino del Arenal, Introducción a las…, op. cit., pp. 471-473.

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cer la realidad internacional. Sólo los resultados de la investigación rigurosa hace posible la de-marcación de fronteras cognoscitivas plausibles y sólidamente fundamentadas sobre planteamien-tos disciplinarios más consistentes y cercanos a esa realidad. En la Figura 3 observamos que el método cien-tífico tiene un solo origen, pero ello no quiere de-cir que metodológicamente exista un único punto de partida común a todas las investigaciones cien-tíficas. Más bien cada origen es la continuación de las fronteras cognoscitivas propuestas en investi-gación precedentes, y que su meta (objetos de es-tudio) está claramente definido e identificado para cada disciplina. El método científico es una ruta probada y la más exitosa con la que se cuenta en la actualidad para la construcción del conocimiento. Si las disciplinas científicas tienen objeto de estudio definido para cada una de ellas, ¿por qué dibujar distintos caminos? Las disciplinas cien-tíficas guían sus investigaciones con el método científico, el cual, según cada disciplina, y cuando es adecuado, lo adecua y ajustan. ¿Por qué es uni-direccional y rectilíneo el método científico? Lo

que se pretende representar con ese trazo recto es que el método científico es el instrumento pro-bado y más exitoso de aproximación a la realidad en estudio. Ahora bien, en la investigación básica, esa que nace de las ideas novedosas y arriesgadas, y de las inquietudes no ordinarias, el origen de cada in-vestigación puede ser variado, y por consecuen-cia el método de investigación no está restringido a uno sólo. De hecho el génesis y fin último de la investigación básica es innovar en métodos, técnicas e ideas. El problema aquí es que una dis-ciplina esté cultivada en su mayoría por investiga-ciones aventuradas, y que domine la práctica de la investigación básica, pues ello si bien podría en contadas ocasiones gestar un importante avance y progreso en la ciencia —con sus consecuentes beneficios a la naturaleza cognoscitiva del ser humano—, lo más probable es que esta actividad se desprenda del compromiso que indispensa-blemente una disciplina científica requiere de su comunidad de investigadores, lo que desfavorece la seriedad y rigurosidad del conocimiento disci-plinario que aspira a ser científico.

Figura 3. Rutas de investigación y objetos de estudio de la ciencia y sus disciplinas. El método científico es la guía básica de la investigación que se ajusta ligeramente para adecuarlo a los objetivos de estudio de aquellas disciplinas

científicas que lo requieren.

Un camino congruente para cada objeto de estudio de las disciplinas científicas

Ciencia

Origen

Objeto de estudio

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La adopción del método científico imprimiría cierta uniformidad en la forma de realizar las in-vestigaciones, sin importar la diversidad de obje-tos de estudio que caracterizan a la disciplina ri. Esto no quiere decir que la amplia gama de objetos de estudio se pueda restringir con la aplicación del método científico, pues no obstante que ello produciría beneficios estructurales, aquella con-tinuará siendo un rasgo característico de la disci-plina, en tanto no exista un consenso al respecto. El aporte del método científico sería en principio evitar contradicciones que resulten de los estudios de un mismo objeto de estudio, bajo la guía de un camino específico. Una interpretación de estos be-neficios metodológicos se muestra en la Figura 4. Obsérvese también en la Figura 4 que no obs-tante las distintas rutas que operan en las inves-tigaciones en ri, así como los diversos objetos de estudio que forman parte de su estructura disci-plinaria, la aplicación del método científico guia-ría consistentemente los estudios y facilitaría la continuidad en su proceso cognoscitivo. Es decir, utilizar un método plausible en los estudios daría

congruencia a la construcción del conocimiento disciplinario, lo que permitiría el acceso a la iden-tificación de los puntos de partida de las investi-gaciones. Aunque en la Figura 4 se observa que el método científico aplicado para cada objeto de estudio nace en un punto común de partida, lo que se propone es utilizar dicho método en cada una de las investigaciones operable incluso par-tiendo de distintos puntos. En general los pasos que sigue el método científico constituyen el modelo de método para todas las disciplinas científicas, quizá con alguna adecuación mínima acorde con el objeto de estu-dio y con los propósitos de cada investigación. No debe perderse de vista que el método científico es un recurso epistémico que permite el acercamiento, como otros métodos, al cono-cimiento de la realidad en estudio, a través de los proyectos de investigación. El método científico por sí solo no garantiza la generación de conoci-miento, pero si guía, mediante un procedimiento sólidamente estructurado y casi invariante en su operación, la búsqueda del nuevo conocimiento.

Figura 4. El método científico en las rutas de investigación en ri.

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Un procedimiento que se incluye en esa guía específica de investigación es la práctica más o menos generalizada que se llama estado del arte o revisión de la literatura, cuyo lugar en el proceso de la investigación es crucial,42 y consiste en invo-lucrar ampliamente al investigador en los avan-ces más recientes en el mundo sobre el tema de estudio, algo que por los años ochenta comenzó a ser una práctica altamente funcional gracias al desarrollo de las telecomunicaciones y las redes de información electrónica de cobertura global. Conocer el estado del arte tiene el fin de in-volucrarse en las líneas de investigación desarro-lladas, sus avances y sus resultados en cualquier parte de mundo, lo que permite a las disciplinas científicas dar continuidad a los trabajos prece-dentes e ir adelante sobre bases firmes hacia los temas de frontera. A los investigadores este pro-cedimiento devela la veracidad43 de sus plantea-mientos y la originalidad de sus ideas, y orienta el camino hacia los nuevos campos del cono-cimiento. Aquí juegan un papel sustancial las publicaciones especializadas y las demás fuen-tes documentales de la disciplina, junto con las técnicas de búsqueda de información y el segui-miento de los acontecimientos internacionales.

42 Es importante señalar que el estado del arte es más un procedimiento del proceso de investigación que del méto-do científico, pero que, como sucede en los estudios de las disciplinas científicas, es una etapa indispensable al inicio de toda investigación, y recurrente en toda la actividad in-dagadora.43 El criterio de verdad no es un rasgo indispensable en la labor de aprehender la realidad, pues cada disciplina po-dría sostener, en su especialidad, que lo que se dice es “la verdad”. Sin embargo en el cuerpo de la ciencia la verdad es aquel conocimiento científico, probado y confirmado por los medios “válidos” para la ciencia, que sustenta la base de nuevas búsquedas disciplinarias. Dif ícilmente las disciplinas sociales podrían poner en tela de juicio a los co-nocimientos generados y cultivados por la ciencia por su solidez, coherencia, consistencia con la estructura disci-plinaria y con las funciones y metas de cada una de las dis-ciplinas que la componen. Por el contrario, las disciplinas científicas han servido y han incursionado en la solución de los problemas de “lo social”, con planteamientos que han sido al menos escuchados y tomados en cuenta. Las Relaciones Internacionales no escapan a la crítica científi-ca, incluso de las demás disciplinas sociales, y no por ello es “inválida” o “equivocada”.

Ello no restringe la crítica ni la discusión teó-rica. Lo menos conveniente para la disciplina ri en su camino a su cientificidad sería negar y des-acreditar por completo al paradigma científico, a menos que se tenga para ello un planteamiento más sólido en la explicación de los fenómenos en estudio y la predicción de otros nuevos. Los demás puntos del procedimiento de in-vestigación científica aplicables al estudio de las ri son las siguientes:

Formular preguntas creíbles y bien fundadas. En toda investigación, científica o no, las preguntas son el inicio de la búsque-da cognoscitiva. Preguntas ligeras o mal planteadas dificultan el acercamiento al tema de estudio y muy probablemente desvían los esfuerzos a aspectos distantes de las metas originales. Una pregunta bien formulada conduce a identificar el tema central del estudio, lo que favorece la in-vestigación, además de que rigurosamen-te construida, la pregunta misma podría contener los primeros visos de solución.

Plantear hipótesis sustentadas en la expe-riencia y contrastables con ella, que den respuesta a las preguntas. Este aspecto es muy importante para las Relaciones Inter-nacionales, pues a falta de mecanismos de verificación experimental la construcción y el planteamiento de las hipótesis es clave en la investigación disciplinaria. El apego de las hipótesis a la experiencia, sin em-bargo, sólo las hará más próximas a ser adecuadas para entender esa sección de la realidad. Graciela Arroyo44 ha señalado que la disciplina ri debe aspirar a funda-mentar sólidamente cada hipótesis plan-teada y, eventualmente, a su confirmación empírica. Este paso del procedimiento debe realizarse con profundo compromi-so con la disciplina.

Derivar consecuencias lógicas de las hipótesis. Este punto se refiere a la estimación de las

44 G. Arroyo, La metodología en las…, op. cit., pp. 79, 80 y 143.

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probables consecuencias que derivarían del mismo planteamiento hipotético, así como de la “veracidad” y consistencia con la realidad de las hipótesis. Podemos en-tender que esta parte del procedimiento es la parte predictiva del método cientí-fico.

Elegir y argumentar las técnicas que permitan someter las hipótesis a contrastación. En el caso de las disciplina científicas la con-trastación de hipótesis con la experimen-tación y la observación de fenómenos es un recurso accesible. A lo largo de los si-glos de la ciencia los científicos se las han arreglado para diseñar y construir equi-pos e instrumentos para la reproducción en laboratorio del fenómeno en estudio y la comprobación o refutación de sus hipó-tesis. El uso de la estadística como técnica de estimación y comparación es funda-mental en toda labor científica, y ésta al menos deberá ser parte sustancial en el estudio de las Relaciones Internacionales.

Someter dichas técnicas a contrastación, para comprobar su relevancia y la fe que me-recen. En la ciencia este punto queda im-plícito al momento de elegir las técnicas, los equipos y los instrumentos de contras-tación, de los cuales ya se ha probado su confiabilidad en investigaciones prece-dentes. Sólo la efectividad de los nuevos diseños se somete a una intensa prueba experimental, hasta convertirse en parte del equipo científico.

Efectuar la contrastación e interpretar sus re-sultados. Este paso es el más importante de la investigación científica, pues en él se confirman o se refutan las hipótesis a través de la contrastación teórica y expe-rimental, pero además permite evaluar el avance o retroceso no sólo de la investi-gación sino de la disciplina en sí misma. Resultados no verosímiles o inconsisten-tes con la realidad en estudio conducen a reinterpretarlos sobre la base teórica dominante en ese campo. Resultados convincentes y plausibles son muestra del

avance disciplinario y de la ciencia en su conjunto.

Estimar la “veracidad” de las hipótesis y la “confiabilidad” de las técnicas. Es un paso que puede ser opcional en la investigación de las Relaciones Internacionales, pues en los dos anteriores el método verificó las hipótesis y la confiabilidad de las técnicas científicas. En el caso de las Relaciones Internacionales la “veracidad” de las hipó-tesis no depende de un instrumento o una técnica de laboratorio, sino que está en la consistencia, coherencia y solidez disci-plinaria con que se hayan formulado las bases de la investigación. Desde luego la única forma de convalidar las hipótesis en Relaciones Internacionales es mediante la consumación de los sucesos internaciona-les, los que a fin de cuentas las fortalecen o invalidan. La meta es, en este sentido, al-canzar la congruencia disciplinaria en los planteamientos hipotéticos que facilitan la construcción sólida de planteamientos teóricos de la disciplina ri.

Demarcar los límites de dominio en los cua-les sean “válidas” las hipótesis y las técni-cas. Este se refiere al alcance “válido” de las hipótesis, lo que delimita el espacio y el tiempo en que se pueden aplicar, pues sólo responden a una parte de la realidad o a determinados aspectos del suceso o fenómeno, dependiendo del alcance de la propia investigación. En el caso de la disciplina ri este paso dependerá del ob-jeto de estudio que se haya elegido y del alcance del cuerpo de hipótesis. Por esta razón cultivar diversos objetos de estudio no es conveniente para la disciplina en su tarea de producir y sistematizar coherente y consistentemente el conocimiento disci-plinario.

Formular los nuevos problemas originados por la investigación. Este procedimiento nos conduce a establecer, en las discipli-nas científicas, las fronteras del conoci-miento. Recordemos que no todos los estudios e investigaciones científicas con-

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ducen a nuevos descubrimientos, pues parte de ellos no logran las perspectivas esperadas. Muchos de los nuevos descu-brimientos han sido encontrados como resultado inesperado de un proceso rigu-roso de investigación científica. Los nue-vos descubrimientos se producen cuando aparecen inconsistencias en los modelos científicos, lo que genera investigaciones que salen de los esquemas dominantes, abriendo el campo a nuevas ideas y nue-vos planteamientos fuera de la práctica científica ordinaria. En el caso de las Rela-ciones Internacionales la formulación de nuevos problemas, surgidos a partir de los resultados de la investigación disciplinaria sólida y consistentemente realizada sobre conocimientos precedentes también rigu-rosos, es parte de un proceso que le per-mitiría acumular de manera sistemática el nuevo conocimiento, y orientarse hacia esas fronteras disciplinarias de forma es-trictamente científica.

Toda investigación científica no termina hasta ser escrita y publicada. La etapa final de toda in-vestigación es la presentación y publicación de los resultados,45 a través de los canales especia-lizados de cada disciplina, práctica generalmente aceptada en todos los círculos académicos y de investigación. Publicar los resultados de la inves-tigación abre las posibilidades de precisar, am-pliar y consolidar ese conocimiento a través de la discusión abierta. Aquí reside la importancia de las publicaciones con autoridad y rigor arbitral para toda disciplina científica, que divulguen los resultados. Estos resultados deben ser presenta-dos bajo criterios estrictamente científicos, y en los que deberán figurar todos los componentes metodológicos descritos, especificando las fuen-tes de información, procedimientos de análisis de interpretación de datos, técnicas de organiza-ción, figuras, esquemas y gráficas que sinteticen el análisis y demarquen la nueva problemática

45 Heinz Dieterich, Nueva guía para la investigación cientí-fica, México, Ariel, 1996, p. 209.

y las nuevas fronteras del conocimiento disci-plinario. Estas fronteras cognoscitivas serán el potencial cuerpo hipotético de las siguientes in-vestigaciones. El método científico aplicado a las Relacio-nes Internacionales consistiría en general en lo siguiente:

• Conocer con precisión el estado del arte del tema a estudiar.

• Formular preguntas de investigación.• Plantear hipótesis que den respuesta a las

preguntas.• Elegir las técnicas de contrastación de las

hipótesis.• Aplicar las técnicas de contrastación (con-

validación).• Estimar la “veracidad” y el alcance (domi-

nio) de las hipótesis.• Identificar la nueva problemática genera-

da por la investigación.• Presentar los resultados de la investigación.

Como puede apreciarse, este procedimiento no es novedoso para quienes se han dedicado a la in-vestigación en ri. La propuesta es asumir el mé-todo científico con rigor en las investigaciones de la disciplina, con los pequeños ajustes que los

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estudios disciplinarios pudieran requerir, lo que dará la consistencia y uniformidad necesaria para acercar al estudio de las Relaciones Internaciona-les al desarrollo científico moderno.

Conclusiones

La disciplina Relaciones Internacionales requiere evitar la heterogeneidad en el cuerpo metodo-lógico, y cultivar la construcción y proliferación teórica dentro de su núcleo en la búsqueda de respuestas a los problemas que presenta la rea-lidad internacional. Ello conlleva a precisar el campo de conocimiento que abarca esa realidad internacional e identificar con precisión su obje-to de estudio. La fortaleza metodológica estará también en la conformación de un corpus básico que guíe la investigación e imprima coherencia en los resultados disciplinarios. Para ello se propo-ne incorporar a la estructura disciplinaria de las Relaciones Internacionales el método científico como hilo conductor de la investigación. El rigor científico de la disciplina se encuentra en el uso del método científico como guía de investigación, pues es el recurso estructural que media entre el estado actual de la disciplina ri y su calidad cien-tífica. La disciplina ri requiere de proyectar sus estudios más allá de las realidades inmediatas a través de modelos teóricos convalidados con esa realidad, sin eludir los planteamientos predicti-vos, aun cuando se carezca de oportunidades o medios factuales de contrastación. La estima-ción de las tendencias de los acontecimientos internacionales está en relación directa con los resultados consistentes con la realidad y con la acumulación sistemática del conocimiento dis-ciplinario. Es indispensable poner atención a los resultados disciplinarios y al procedimiento de investigación. El recurso adicional para el fortalecimiento de la disciplina es su potencial integrador y con-vergente de las disciplinas sociales hacia su cien-tificidad, mediante la asimilación, procesamiento y síntesis de los distintos campos gnoseológicos en un cuerpo interdisciplinario común.

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Rubén Cuéllar Laureano es profesor de la licencia-tura en Relaciones Internacionales adscrito al Progra-ma Político de la fes Acatlán, y al Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Es maestro en estudios en Relaciones Interna-cionales por la unam. Realiza el doctorado en ciencias políticas y sociales en la fcpys.