Multiplicación: Sesión 7 - Por qué estudiar la Biblia

TEOLOGÍA MODERNA

Multiplicación Sesión #7: ¿Por qué estudiar la Biblia?

Francis Chan

(Multiply)

Traducido por

Roger W. Yenkins

www.teologiamoderna.com.ar

Este material se difunde gratuitamente en inglés en www.multiplymovement.com, quedando todos los derechos reservados a su autor, Francis Chan. La presente traducción al español mantiene esta pauta por lo cual queda terminantemente prohibida su venta.

MULTIPLICACIÓN - Sesión 7: Por qué estudiar la Biblia Francis Chan (traducción: Roger Yenkins)

Teología Moderna - www.teologiamoderna.com.ar

1

MULTIPLICACIÓN Discípulos que hacen Discípulos

Francis Chan (original Inglés)

Traducido por Roger W. Yenkins 1

SESIÓN #7: ¿POR QUÉ ESTUDIAR LA BIBLIA?

Como hemos dicho a lo largo de este curso, una parte importante del hacer discípulos es

enseñarle a las personas a obedecer todo lo que Jesús nos mandó (Mateo 28:20). Esto significa

que debemos conocer las enseñanzas y mandamientos de Jesús.

Debo entender qué es lo que realmente los discípulos que estoy haciendo piensan acerca de la

Biblia. ¿La ven como un libro infalible, inspirado por Dios, o un libro que tiene error, fuera de

moda? (liberal).

Puede parecernos que los primeros discípulos corrían con ventaja sobre nosotros. ¿Cómo

podemos enseñarle a las personas a seguir a Jesús si nunca hemos observado Su ministerio y

nunca hemos escuchado Su enseñanza? Pero en verdad no estamos en una situación de

desventaja en absoluto ya que Dios ha registrado Sus palabras y el testimonio de los seguidores

de Jesús en un libro: la Biblia.

Para un cristiano, nada debe ser más natural que la lectura de la Biblia. Pedro, uno de los

primeros discípulos de Jesús, comparó esto con el ansia natural de un bebé por la leche:

1 Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por

ella crezcáis para salvación,

1 Pe 2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor. (RV1960)

1 El presente escrito contiene notas y apuntes adicionales del traductor.



2

1 Pe 2:2 Como bebés recién nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura para que crezcan

a una experiencia plena de la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo

1 Pe 2:3 ahora que han probado la bondad del Señor. (NTV)

Como el recién nacido que depende de la leche de su madre para sobrevivir y crecer, nosotros

también debemos depender de las palabras de las Escrituras para nuestra sobrevivencia y

crecimiento espiritual. Las palabras de la Biblia han impactado millones de vidas a lo largo de

miles de años, y Dios quiere que las mismas cambien nuestras vidas también. Si aún no amas la

Biblia, la Palabra de Dios, ora fervientemente para que comiences a hacerlo.

No importa cómo ha sido tu experiencia con la Biblia hasta ahora, es bueno que todos nosotros

demos un paso atrás y pensemos en lo que la Biblia realmente es. Cuando hablamos de la Biblia

a veces usamos un lenguaje “profundo”, teórico y frío, sin tener en cuenta lo que estamos

diciendo en realidad. Tal vez lo más fuerte que podemos decir acerca de la Biblia es que la

misma es la “Palabra de Dios”. Pero, ¿alguna vez has pensado en lo que esto realmente

significa? Este concepto debe volarnos la cabeza. ¡Cuando hablamos de la Biblia en verdad

estamos hablando de algo que el Todopoderoso, Omnisciente, trascendente Dios ha decidido

escribir para nosotros! ¿Qué podría ser más importante?

Piensa en cómo responderías si de repente escucharas

una voz del Cielo hablándote directamente.

Deberíamos acercarnos a la Biblia con la misma

reverencia. Si realmente creemos que la Biblia es la

Palabra de Dios, entonces deberíamos pensar en ella

como mucho más que un libro con el cual estamos

familiarizados. La misma debería moldear cada

aspecto de nuestra existencia. Debería guiar todas las decisiones que tomamos en nuestra

vida. Si Dios es el Diseñador y el Creador de este mundo, si Él nos ha creado y colocado en esta

tierra, y si Él se ha tomado el tiempo de decirnos quién es (“Dios se ha revelado al hombre”),

quiénes somos y cómo funciona este mundo, entonces, ¿qué podría ser más importante para

nosotros que la Biblia?

Pero aún después de haber decidido que la Biblia es importante, todavía tenemos que

aprender a acercarnos a ella de la manera correcta y con los motivos correctos. Muchos

cristianos hacen mal uso de la Biblia porque nunca se han preguntado el por qué la están

leyendo y estudiando en primer lugar. El propósito de esta sesión es ayudarte a pensar en la

“La Biblia no presenta opciones

que podemos elegir obedecer o

no. La misma es la Palabra de Dios

que me muestra el camino a Dios

y la vida que Él quiere que viva”.



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naturaleza de la Biblia, por qué es importante su estudio y cómo la misma debería

transformar nuestras vidas.

ESTUDIANDO EL LIBRO CORRECTO CON RAZONES EQUIVOCADAS

Antes de ir más lejos, debemos preguntarnos “¿por qué estudio o leo la Biblia?”. No seas

exageradamente optimista con esto; trata de evaluar tu corazón. Cuando abres tu Biblia y

comienzas a leerla, ¿qué es lo que te motiva? ¿Sos movido por la culpa? ¿Tenés un deseo

profundo de conocer más a Dios? ¿Estás buscando argumentos para utilizar en contra de otras

personas que mantienen puntos de vista diferentes a los tuyos? ¿Estás buscando material para

un estudio bíblico o un sermón?

1. Tómate unos minutos para examinar tus motivaciones y escribe al pie algunos pensamientos.

La verdad del asunto es que la mayoría de los cristianos estudian la Biblia por razones

equivocadas. A continuación vamos a explorar tres motivaciones para estudiar y leer la Biblia,

de las cuales debemos movernos para ir más profundamente hacia el propósito central de la

Escritura: tener un encuentro personal y diario con el Señor.

Tres motivaciones equivocadas:

1. La culpa

2. El “status”

3. La búsqueda de material de enseñanza

La Culpa

Muchas personas son motivadas por la culpa. Todos sabemos o deberíamos saber que debemos

leer nuestra Biblia. Leer la Biblia es una de esas cosas que se les dice a los cristianos que tienen

que hacer. A menudo la lectura de la Biblia se añade a una “lista” con cosas como asistir a la

Iglesia, diezmar y el no decir malas palabras, por citar solo unos ejemplos. Nadie quiere admitir

que quizás lee la Biblia por culpa. La culpa es también un gran motivador, pero también una

razón equivocada.



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Muy a menudo esta “culpa” se conecta de alguna manera con el legalismo y la religiosidad fría.

En este sentido creamos nuestra propia norma (“debo leer x cantidad de capítulos por día”) y

luego nos colocamos bajo la misma sin detenernos a considerar que Dios no ha colocado esta

regla para nosotros sino que nosotros mismos la hemos levantado.

No va a pasar mucho tiempo antes que comencemos a “juzgar” a los demás bajo este estándar.

Y de esta manera se forma una cultura de culpa en donde los “buenos cristianos” leen sus

Biblias porque tienen miedo o culpa de no hacerlo, mientras que los “malos cristianos” son

definidos como aquellos que no logran cumplir con la meta de lectura impuesta.

El “Status”

Otros creyentes leen y estudian sus Biblias solo para ser vistos por los hombres (la actitud de los

fariseos). Piensan que el conocer más la Biblia les va a dar un mayor “status” en la Iglesia y que

así van a gozar de mayor respeto. Y con razón. Todos deberíamos aspirar a conocer la Palabra

de Dios por dentro y por fuera, es decir, con profundidad. La Escritura debe estar en la punta

de nuestras lenguas y profundamente arraigada en nuestros corazones y mentes.

Pero tomate un minuto para preguntarte “¿por qué quiero conocer bien la Biblia?”. Dios se

complace cuando atesoramos y valoramos Su Palabra, pero ¿en verdad piensas que Él se

complace en nuestro deseo de aparentar ser “inteligentes”? ¿En verdad tu deseo de ser aquel

que tiene “todas las respuestas” realmente le trae gloria? ¿Y qué de tu deseo de ser reconocido

como “el mejor” o “la creyente más espiritual” en una habitación?

No se trata de estudiar la Biblia demasiado (como si esto fuera posible), se trata de tu

motivación (tu corazón). A menudo los cristianos son motivados a estudiar la Biblia movidos

por el deseo de aparentar ante los demás en vez de ser movidos por el deseo de conocer más a

Dios, de ser cambiados por Su Palabra y para amar y servir mejor a las personas que nos

rodean.

Es probable que conozcas a alguien que conoce la Biblia de tapa a tapa. Tal vez has notado

como dicha persona es tratada por los demás y deseas lo que él o ella tienen. La competencia

es un gran motivador, pero es una razón equivocada para estudiar la Biblia.

Fil 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada

uno a los demás como superiores a él mismo; (RV1960)



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Fil 2:3 No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir,

considerando a los demás como mejores que ustedes. (NTV)

A Dios le interesa más tu carácter que tu productividad, y seamos sinceros, el estudio de la

Biblia con el fin de ser mejores que las demás personas es algo ridículo.

La Búsqueda de Material de Enseñanza:

A veces nuestras motivaciones quedan torcidas cuando tenemos que estudiar la Biblia con el fin

de liderar un grupo de estudio bíblico, predicar un sermón, o simplemente tener en nuestras

manos una especie de joya bíblica para compartir con alguien. Esto tiende a ser un mal uso de

la Biblia mucho más sutil que los antes mencionados. No está mal utilizar la Biblia para

prepararnos para enseñarles a otras personas. De hecho, es necesario. El problema se levanta

cuando comenzamos a acercarnos a la Biblia considerando a ésta solo una fuente de material

de enseñanza (cuando la leemos con otras personas en mente antes que vernos a nosotros

mismos).

Si estás en un rol de liderazgo en donde tenés que predicar o enseñar a otros, ¿te ves a vos

mismo solo escaneando la Biblia en busca de porciones para compartir con otros? ¿O te

sumerges en las Escrituras por lo que éstas tienen para vos, escuchando lo que Dios quiere

enseñarte y permitiendo que la Biblia te transforme de maneras inesperadas?

2. Tómate un minuto para pensar en tu experiencia pasada con el estudio de la Biblia. ¿Con cuál

de las motivaciones o excusas incorrectas mencionadas anteriormente estas luchando? ¿Podés

pensar en alguna otra?

¿POR QUÉ DIOS NOS DIO LA BIBLIA?

El mejor lugar para comenzar a clarificar nuestras motivaciones para el estudio de la Biblia es

preguntarnos esta simple pregunta: ¿Por qué Dios nos dio la Biblia? Estamos acostumbrados a

la idea de que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero, ¿por qué Dios nos entregó Su Palabra? Si la

Biblia es la Palabra de Dios, ¿por qué Dios decidió hablarnos en primer lugar? Hasta que no

entendamos cuál es el propósito de la Biblia, estaremos obligados a acercarnos a ella de

maneras incorrectas, perdiéndose así la oportunidad de conocer la intención de Dios.



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Para enseñarnos acerca de Sí mismo

Entonces, ¿para qué Dios nos dio la Biblia? Una de las razones que parece evidente es que Él

quería describirse a Sí mismo a fin de que podamos conocerle. Desde el comienzo hasta el fin,

Dios es el tema central de las Escrituras. Todo en este libro está centrado en Dios. El libro de

Génesis comienza con un Dios que existía solo, que luego llamó todas las cosas para que vengan

a existencia. Apocalipsis termina con el mismo Dios reinando eternamente sobre todo lo que Él

creó. Cada libro en el medio de esta historia revela Su carácter y atributos mediante la

narración de sus actos soberanos a lo largo de toda la historia.

El Dios de los Cielos quiere que sepamos algunas cosas acerca de Su persona y Él usa la

Escritura para revelar las mismas al hombre.

Deut 29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para

nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta

ley.

Naturalmente, las personas quieren creer en un mundo que se centra en el hombre, por ello

Dios nos ha dado la Biblia, para mostrarnos que en verdad todo gira en torno a Dios. Él es el

Primero y el Último, el Alfa y la Omega, el Rey de Reyes y Señor de Señores. Él es descrito como

“Santo”, lo que habla de la enorme disparidad entre Dios y el hombre. Para Dios es importante

que podamos entender esto.

Es a través de la Biblia que aprendemos sobre el poder de Dios, la justicia, la piedad, la ira, el

amor, la bondad, la fidelidad, el celo, la santidad y la compasión de Dios, por solo nombrar

algunos de sus atributos. Debido a que Dios ya se encuentra descrito en la Biblia, nos quedamos

sin espacio para formular nuestras propias opiniones de cómo es Él. A fin de poder entender a

Dios mejor todos debemos estudiar. Debemos buscar diligentemente en las Escrituras con el

fin de conocer la verdad acerca de Dios y librarnos así de los conceptos erróneos que tenemos

sobre Él.

Para enseñarnos acerca de nosotros mismos y del mundo en el que vivimos

Dios también nos dio la Biblia para que podamos comprender el mundo en que vivimos. La

Biblia es un gran relato o narración que explica de dónde venimos, por qué el mundo es como

es y hacia dónde todo se está dirigiendo. Explica quiénes somos como seres humanos y cómo

deberíamos pensar acerca de nuestra existencia.



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Muchos cristianos piensan que la Biblia es útil para dar respuesta a las cuestiones religiosas y

para enseñarnos cómo vivir vidas piadosas, pero que la misma no tiene respuestas para las

preguntas difíciles que se levantan en el campo de la filosofía, la ciencia o la sociología. ¡Esto

no es verdad! La Biblia nos da respuestas a todas las preguntas más importantes de la vida. La

Biblia nos provee mucho más que solo “verdades religiosas”; la misma explica con precisión el

mundo en el que vivimos. El Dios que escribió la Biblia es el Dios que también diseñó el mundo.

Debido a que este es Su mundo, solo tiene sentido ver el mundo desde Su perspectiva y vivir de

acuerdo a Sus principios. Todo esto significa que, a medida que estudiamos la Biblia,

deberíamos tratar de entender a nuestro Dios, nuestro mundo, y nosotros mismos. En lugar de

buscar una experiencia emocional o tratar de acumular conocimiento religioso, deberíamos

estar aprendiendo a vivir en el mundo que Dios creó.

Para permitirnos vivir vidas piadosas

Otra razón por la cual Dios nos dio la Biblia es para que podamos vivir una vida piadosa. Pedro

dijo al respecto:

2 Pe 1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su

divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,

2 Pe 1:3 Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una

vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de

su maravillosa gloria y excelencia.

En pocas palabras, a través del conocimiento de Dios obtenemos todo lo que necesitamos para

vivir en santidad. Sea cual sea la motivación que podamos tener para estudiar la Biblia, la

santidad y el vivir como a Dios le agrada debe estar en la parte superior de dicha lista.

Estudiamos la Biblia porque queremos vivir en santidad. Queremos errar menos y obedecer

más. Pablo dijo:

2 Ti 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para

corregir, para instruir en justicia,

2 Ti 3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda

buena obra.

Declaración Afirmativa: “Toda la Escritura es inspirada por Dios”.



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¿Cuántas veces Dios “inspiró” (dio aliento, sopló) en la Biblia? Tres veces.

1. Creación del Hombre:

Gén 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su

nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Ecl 12:7 y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.

Job 32:8 Ciertamente espíritu hay en el hombre, Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.

Job 33:4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

2. Creación del Nuevo Hombre:

Jua 20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

3. Composición de las Escrituras2:

2 Ti 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,

para corregir, para instruir en justicia,

¿Para qué es útil la Biblia?

1. Para enseñar: Lit. “para la enseñanza” (gr. didaskalía). Como hemos señalado, la

enseñanza es parte troncal del desarrollo de la Gran Comisión. La Biblia es útil para

enseñar las verdades doctrinales de la Fe.

Por medio de la Biblia se enseña o comunica instrucción (1 Tim. 4:16).

2. Para redargüir: “para convencer” (gr. elegchos, prueba, evidencia, convicción); es decir,

convencer a los pecadores de sus pecados y llevarlos a la fe, convencer a los errantes de

2 Cuando Pablo escribió esta su última epístola, la mayor parte de los libros del Nuevo Testamento ya habían sido

escritos y reconocidos por la Iglesia. Por lo cual “toda la Escritura” incluye tanto el Antiguo Testamento, que Timoteo había aprendido desde su niñez, como también el resto de libros neotestamentarios reconocidos por la Iglesia (especialmente por aquellos líderes que tenían el don de “discernimiento de espíritus”).



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su error. Esto incluye polémicas y discusiones. Si bien nadie puede decir que tiene la

“verdad absoluta”, la Biblia en sí misma es la Verdad Absoluta. Ella dirime toda polémica

o discusión.

El punto 1 y 2 constituyen la “doctrina y reprensión”, las partes teóricas de la obra del

ministro. Las partes prácticas que siguen son la corrección y la instrucción.

3. Para corregir: en su sig. Griego (epanortosis; “rectificar”, “reformar”, “corregir”)

significa “poner a uno derecho” (ejemplo del uso de las Escrituras para corrección: 1

Corintios 10:1-10).

4. Para instruir en justicia: “instrucción” (gr. paideia; tutoría, educación, entrenamiento,

alimentación). En su sig. Griego significa “disciplina”, como la que practica el padre para

con su hijo (Hebreos 12:5,11), o “entrenamiento” mediante la instrucción, advertencia,

ejemplo, bondades y promesas.

Dios ha querido que todas las Escrituras sean, para el creyente, una regla completa y suficiente

de todas las cosas relacionadas a la perfección (v. 17; “a fin de que el hombre de Dios sea

perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”).

2 Ti 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y

para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y

nos enseña a hacer lo correcto.

2 Ti 3:17 Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra.

(NTV)

2 Ti 3:14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has

aprendido;

2 Ti 3:15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer

sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

2 Ti 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para

corregir, para instruir en justicia,

2 Ti 3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda

buena obra.

En primer lugar, Pablo dijo que las Escrituras han sido, literalmente, “inspiradas” (sopladas) por

Dios. Aunque Dios utilizó autores humanos para escribir cada uno de los libros de la Biblia, Dios



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mismo es la fuente última de cada una de estas palabras. Pero notemos la declaración de

propósito que Pablo incluyó: “para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente

preparado para toda buena obra”. Entonces, ¿para qué Dios nos dio la Biblia? Para que

podamos ser completos y maduros, para que podamos estar equipados y preparados para

hacer cualquier cosa que Dios nos pida que hagamos.

Esto significa que a medida que estudiamos la Biblia debemos buscar cambiar. Hebreos 4:12

nos advierte:

Heb 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos

filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los

pensamientos y las intenciones del corazón.

Aunque primariamente pensamos en la Biblia como

algo que leemos con el fin de ganar o adquirir

conocimiento, en realidad es al revés. La Biblia nos lee,

penetra en nuestro centro, núcleo, alma, y expone

quiénes en verdad somos. Si alguna vez te encuentras

leyendo tu Biblia y no cambiando, entonces puedes estar seguro de que te estás acercando a la

Biblia de una manera equivocada. No se trata de encontrar en ella un apoyo bíblico para la

manera en la cual estamos viviendo o para la manera en la cual estamos pensando; se trata de

acercarnos a la mente de Dios y dejar que Él nos cambie y redefina.

1 Cor 13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora

conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

2 Cor 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria

del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu

del Señor.

Stg 1:23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Stg 1:24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Stg 1:25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella,

no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

“El verdadero discípulo aprende a

fin de hacer y no de saber para

enseñar”.



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1 Jn 3:3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es

puro.

Para facilitar una relación con Dios

Dios quiere que le conozcas y por eso te dio las Escrituras para que así puedas hacerlo. Toda

relación requiere de comunicación - la cariñosa expresión de los pensamientos, emociones,

preocupaciones y sueños de cada persona, lo que fortalece la relación y profundiza la intimidad.

Esta es la manera en la cual funcionan nuestras relaciones con las demás personas, entonces,

¿por qué tendría que ser diferente con Dios?

¡La Biblia es la manera de Dios de compartir con nosotros Sus pensamientos y deseos! Somos

seres relacionales debido a que Él nos creó de tal manera. Incluso Dios mismo exhibe una

relación pura en la unión y el amor perfecto que existe entre los miembros de la Santísima

Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Desde el día en que Él colocó a Adán en el Jardín del

Edén, Dios ha mantenido una relación con la humanidad, siendo siempre la comunicación una

parte central de dicha relación.

Por lo tanto, cuando abrimos la Biblia, estamos participando en la comunicación que Dios tiene

con nosotros. Dios ha escogido palabras específicas para decir a personas específicas en

tiempos específicos. Él eligió y decidió preservar 66 libros para que, por medio de ellos,

nosotros pudiéramos conocerle mejor. Si bien diferentes partes de la Biblia han sido escritas

para diferentes personas o pueblos, en última instancia, todo lo que se ha escrito en la Biblia

se ha registrado para nuestro beneficio. Si la Biblia ha sido en verdad “inspirada por Dios” (lo

que significa “palabras entregadas de la boca de Dios mismo”; Inspiración Verbal Plenaria),

entonces el leer la Biblia es escuchar la voz de Dios. LA BIBLIA SON LOS LABIOS DE DIOS.

Cada vez que leemos la Biblia estamos fortaleciendo nuestra relación con Dios, a menos que

nos acerquemos a ella con motivos equivocados. Si nos acercamos a la Biblia con humildad, con

entusiasmo por escuchar a Dios hablarnos, esperando oír lo que Dios tiene para decirnos en

vez de buscar escuchar lo que queremos escuchar, entonces nos estaremos acercando

correctamente a Dios. Hemos sido creados para tener una relación personal con Él. El

verdadero estudio de la Biblia siempre debe tener como objetivo o meta principal el

profundizar la intimidad con Dios.

Para exaltar a Jesús

Dios usa las Escrituras para explicarnos cómo y por qué Él ha exaltado a Jesús al lugar más alto.

Todos los eventos de la historia bíblica apuntan a Su Hijo. La Ley fue dada por Dios para



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mostrarnos nuestro pecado y nuestra necesidad de Jesús. Los sacerdotes del Antiguo

Testamento y los sistemas de sacrificios señalan nuestra necesidad de contar con un mejor

Sumo Sacerdote que pueda ser nuestro Mediador y un Sacrificio Perfecto por medio del cual

nuestra culpa sea cancelada. Los Evangelios registran las amantes palabras y acciones del Hijo

de Dios. Las Epístolas explican el cómo ser salvos de condenación y recibir el Espíritu Santo:

solamente por medio de la Obra de Cristo Jesús en la Cruz. El libro de Apocalipsis muestra cómo

Él un día regresará para juzgar y restaurar la tierra, reinando con Sus discípulos para siempre.

Todo esto se ha escrito para exaltar a Jesús a la gloria del Dios Padre. Estas palabras deberían

movernos a exaltar a Jesús en nuestra vida cotidiana.

Para prepararnos para la misión que Dios nos ha dado

Desde el mismo principio, Dios le ha entregado a la humanidad una misión. Después de que

Dios terminó la creación del universo y todo lo que en él hay, Él creó al primer hombre y lo

colocó en el Jardín o Huerto del Edén “para que lo labrara y lo guardara” (Génesis 2:15).

Gén 2:15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo

labrara y lo guardase.

Dios también le dio a la humanidad dominio sobre la creación. Sea lo que sea que significa que

las personas tengan “dominio” sobre la creación, esto no implica que tenemos el derecho de

destruir la creación para poder servirnos a nuestros propósitos (ej. contaminación,

deforestación, etc.). Al contrario, si el “dominio” de la humanidad se debe parecer en algo al

dominio de Dios, entonces nuestra responsabilidad es cuidar amorosamente el mundo que

Dios ha creado. Desde el momento en que Adán fue creado por Dios, las personas han tenido

una misión en esta tierra.

Nuestra Misión es el Servicio a Dios y a Su Reino. Kennedy una vez dijo: “No se trata de lo que

pueda hacer mi país por mí, sino de lo que yo pueda hacer por mi país”. ¿Qué pasa si en la

palabra “país” colocamos “iglesia”? ¿Venimos a la Iglesia a servir o a ser servidos?

Mar 10:45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su

vida en rescate por muchos.

Dios escogió a Abraham para que sea el padre de la nación de Israel. Dios bendijo a Abraham, le

prometió hacer de él una gran nación, y le dijo:



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Gén 12:3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán

benditas en ti todas las familias de la tierra.

Cuando pensamos en la nación de Israel, a menudo pensamos que Dios los escogió para que

éstos fueran separados del resto del mundo, gozando así de las bendiciones de Dios y viviendo

sus vidas como los “favoritos de Dios”. Pero desde el momento en que Dios escogió a Abraham,

Dios dejó en claro que Abraham debía llevar fuera las bendiciones que había recibido, es decir,

debía compartirlas con el resto del mundo. Abraham fue bendecido para ser de bendición a

todas las naciones de la tierra. La misión de Israel era mostrar al mundo quién era Su Dios.

En el Nuevo Testamento la misión del pueblo de Dios se hace mucho más clara. No estamos en

esta tierra meramente para disfrutar de nuestra propia relación personal con Dios. Estamos

aquí para ser los siervos de Dios en el mundo, sus embajadores.

2 Cor 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio

de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Si bien gran parte del pensamiento cristiano nos dice que somos el centro de todo (es decir,

que lo que en verdad importa sos vos y Dios y nada más) la realidad es que Dios es el centro y

Él nos ha salvado para que así podamos trabajar con Él en Su MISIÓN de redimir la

humanidad y restaurar la creación a lo que Él en verdad tenía la intención que fuera.

Cada vez que leemos la Biblia, deberíamos entender nuestra misión un poco mejor. ¿Para qué

estamos en esta tierra en primer lugar? ¿Cómo podemos participar en lo que Dios está

haciendo en este mundo? Estas son todas preguntas que la Biblia responde, siempre y cuando

estemos listos para escuchar.

3. Tomate un minuto para pensar sobre el por qué Dios nos ha dado la Biblia. ¿Cómo estas cosas

deberían afectar la manera en la cual piensas sobre el estudio de la Biblia?



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Acercándonos a la Mente de Dios

Finalmente debemos decir que cuando leemos la Biblia nos estamos acercando a la Mente de

Dios. Cada vez que tú abres la Biblia debes prepararte para tener un encuentro con el Creador

del universo. Entonces, ¿cómo te preparas para este tipo de encuentro? No debería hacer falta

decir que debemos acercarnos a Dios con humildad. Sabemos que debemos ser humildes con

otras personas y con Dios pero a menudo no pensamos en la importancia que reviste el

acercarnos a la Biblia con humildad. Cometemos este error porque no pensamos en lo que en

verdad significa leer la Biblia. Leer la Palabra de Dios con humildad significa que estás

asumiendo el rol de estudiante. Muchas veces leemos la Biblia buscando que la misma esté de

acuerdo con nuestra manera de pensar o con nuestros puntos de vista ya definidos. Pero esto

en verdad es al revés. Al contrario, debemos reconocer que no sabemos nada. No tenemos las

respuestas y es por ello que leemos la Biblia.

Acercarnos a la Biblia con humildad significa poner a un lado nuestras agendas y buscar conocer

lo que Dios quiere enseñarnos. Cada vez que te veas a ti mismo luchando para aceptar algo

que la Biblia dice, vas a encontrar un área de tu vida que necesita ser sometida al señorío de

Cristo. Desafortunadamente a menudo desperdiciamos estas oportunidades buscando maneras

de explicar lo que la Biblia nos dice. Y estas es la verdadera prueba: cuando encuentras que tu

estilo de vida o creencias no condicen con la Biblia, ¿asumes que la Biblia se equivoca? Cada

vez que nos encontramos a nosotros mismos en desacuerdo con Dios podemos tener la certeza

de que somos nosotros los que tenemos que cambiar.

Dios no nos dio la Biblia para ayudarnos a sentirnos bien acerca de la manera en la cual

hacemos las cosas; Él escribió la Biblia para decirnos lo que Él quiere que seamos y hagamos.

Hasta que no comencemos a leer la Biblia con el fin de acercarnos a Dios y hacer lo que Él nos

dice que hagamos, estaremos errando el blanco completamente.

4. ¿Cómo tiendes a responder a las enseñanzas de la Biblia? ¿Dirías que te acercas a ella con

humildad y con un fuerte deseo de cambiar? ¿De qué manera tienes que ajustar la manera en la

cual te acercas a estudiar la Biblia?



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Las Motivaciones Correctas hacen toda la diferencia

En 1 Corintios 8 Pablo escribió sobre los alimentos sacrificados a los ídolos. Las religiones

paganas de ese tiempo ofrecían carne a sus ídolos. Luego de la ceremonia ellos tomaban la

carne (obviamente los ídolos no la comían) y la vendían en los mercados a un precio reducido.

Es comprensible que algunos cristianos que se habían convertido del paganismo tuvieran un

problema con el comer esta carne dado que ellos sentían que al hacerlo estaban participando

en idolatría. Otros cristianos entendieron correctamente que dichos ídolos no eran nada, por lo

cual podían comer dicha carne con una conciencia tranquila. Sin embargo, el problema se

produjo cuando estos cristianos comenzaron a utilizar sus conocimientos para empujar a sus

hermanos y hermanas “débiles” a actuar contra sus propias conciencias. Al referirse a este

tema, Pablo dijo estas profundas palabras:

1 Cor 8:1 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El

conocimiento envanece, pero el amor edifica.

La advertencia de Pablo sirve como un gran ejemplo para conocer qué es lo que pasa cuando

estudiamos la Biblia por razones equivocadas. Cuando estudiamos las Escrituras con el fin de

ganar mayor conocimiento a fin de parecer más inteligentes o espirituales, o con el fin de

probar un juicio personal a otra persona, o para convencer a las otras personas de que estas

deberían pensar y actuar como nosotros, entonces estamos leyendo la Biblia con motivos

incorrectos.

¿Y cuál es el fruto de este tipo de estudio? Nos “hinchamos” espiritualmente. Irónicamente,

más bien trágicamente, el acto de estudiar la Biblia ha producido algunas de las personas más

arrogantes que este mundo jamás ha visto. Probablemente conoces a una o dos personas que

actúan de esta manera.

5. En lugar de pensar en todas las personas arrogantes que puedas conocer, tomate un minuto

para considerar si tus esfuerzos o falta de esfuerzo en el estudio de la Biblia te ha “hinchado”

espiritualmente. ¿Cómo te ha cambiado el estudiar la Biblia? ¿Sos más arrogante,

argumentativo o prejuicioso? Anota a continuación algunos pensamientos.



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Claramente esta no es la manera en la cual Dios quiere que leamos y estudiemos la Biblia. Al

contrario, el leer la Palabra de Dios debería llevarnos a ser más como Dios. Como dijo Pablo “el

conocimiento envanece (hincha), pero el amor edifica”. Cuando nos acerquemos a la Biblia sin

ningún tipo de agenda, buscando la manera en la cual Dios nos quiere enseñar y cambiar,

saldremos transformados para ser más el tipo de persona que Dios quiere que seamos.

Recuerda la exhortación de Pedro:

1 Pe 2:1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 1 Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por

ella crezcáis para salvación,

Debemos poner a un lado todo deseo e inclinación carnal y simplemente desear ser

alimentados y nutridos por la Palabra de Dios. Es un concepto muy simple que te trae

resultados de cambio de vida. Imagina cuán diferente serías si alinearías tu manera de pensar y

estilo de vida a la Biblia. En vez de volverte arrogante, amarías mucho más a Dios; estarías en

sintonía con la misión que Dios te ha dado; verías a las personas no como medios para alcanzar

tus propios fines sino como lo que son, una creación valiosa para Dios, y encontrarías maneras

de amar y servir a las personas que te rodean.

6. Tomate un minuto para meditar en 1 Pedro 2:1-2. ¿Cómo sería tu vida si comenzaras a desear

la Palabra de Dios tal y como Pedro nos insta a desearla?

Antes de Seguir

Para resumir todo lo que hemos visto en esta sesión podemos decir que la manera correcta de

acercarnos a la Biblia es primero dejar todo aquello que queremos y esperamos y dejar que

Dios nos diga exactamente qué pensar y qué hacer. Por supuesto esto va en contra de nuestras

tendencias naturales por lo cual necesitamos que Dios trabaje en nuestros corazones a fin de

eliminar así nuestras pobres motivaciones y darnos un anhelo puro por Su Palabra.



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En las próximas sesiones hablaremos sobre los métodos que existen para el estudio cuidadoso

de la Biblia. Pero antes que desarrolles estas habilidades es absolutamente necesario que

puedas trabajar en tus motivaciones. A menos que tu corazón tenga los motivos correctos, vas

a mal utilizar la Biblia, sin importar cuán habilidoso seas para el estudio de las Escrituras.

7. Termina esta sesión en oración. Pídele a Dios que purifique tu corazón con respecto a las

Escrituras. Pídele que produzca en ti un anhelo puro por la leche espiritual de Su Palabra.

Multiplicación: Sesión 7 - Por qué estudiar la Biblia

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