Museo del Árbol

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Publicación bimensual de arte y cultura [email protected] Año 0 No. Setiembre de 200 museo del árbol

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Publicación bimensuial de arte y cultura

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Año 0 No. � Setiembre de 20�0museo del árbol

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Esta es una publicación bimensual independiente sobre arte y cultura en Costa Rica que circula en Intenet a través de la plataforma Issu.com

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La fotografía de la portada es de Joaquín Murillo

museo del árbolAño 0 No. � Setiembre de 20�0

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Árbol: majestuoso lenguaje de la energía de la tierra, generosa criatura, expresión del amor universal. Estrella Guier

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Es una publicación que circula en Internet de manera

periódica en la plataforma Issuu.com. Brota como un espacio

contemplativo, como un rizoma de reflexión crítica y valora-

tiva, y de sensibilidad acerca de la fi-gura central del árbol

en la naturaleza y en nuestras vidas.

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Museo de Árbol

Amigos de la

publicación

Carolina Valencia,

Roberto Castillo,

Rodolfo Uder,

Ricardo Ávila,

Nelson Moya

Editor:

Luis Fernando Quirós

Colaboran en esta

edición:

Joaquín Murillo

Carlos Eduardo Méndez

Jeanette Amit

Museo Calderón Guardia

Estrella Guier

Lourdes Mora

Edición bimensial

Setiembre/octubre de

20�0

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Como actitud, es la palabra poderosa que busca a-

limentar, estimular, publicando ensayos fotográficos, ensa-

yos literarios, poesía, narrativa, dibujos, pinturas, esculturas,

instalaciones, ensambles, en fin toda obra visual o li-teraria

donde el sujeto sea el árbol, componente del paisaje na-

tural -que mejora la calidad del aire que respiramos todos

los seres vivientes-, y simbólico, como inspiración para este

proyecto que esperamos crezca como el árbol.

Regeneración

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Es gratificante observar muchos parajes silvestres como

el bosque -sobre todo si se compara con aquellos espacios

de la tierra donde no existe ni un solo árbol.

Existen tantas especies y también eso es premio para

nuestra sensibilidad que se fija en cada detalle, en cada

hoja, rama, tronco, raíces, en la tipología de cada uno según

la forma y extensión de su copa, altura, grosor de tronco y

ramaje. Observarlos se convierte en un estímulo visual que

reduce el estrés; pero es además importante tocarlos, oler-

los, gustarlos, oírlos al ser frotados por el viento. ¡Esto es

vida!, por ello es una terapia limpia, necesaria y permitida

para todos(as).

Los árboles purifican el aire absorbiendo la contami-

nación para devolvérnoslo limpio. Se dice que países, como

Costa Rica, ubicados en el trópico donde toda semilla que

cae a la tierra germina, podría vender aire limpio a las na-

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ciones ricas destinando importantes áreas de terrenos inuti-

lizados para que crezcan árboles que conlleven ese proceso

de limpieza de la calidad de atmósfera actual.

El árbol es el centro del paisaje. Es el principal compo-

nente de la montaña. Representa la vida, el ciclo de la vivir

y morir. Mancomunado al planeta significa la relación entre

universo y la tierra; sus hojas, por ejemplo, están dispuestas

a captar la luz: la mirada al universo, y transportar esa ener-

gía por sus ramajes hasta la tierra a través de las raíces que

le ofrecen su significación de anclaje a la morada final.

En la idea del mundo de nuestros ancestros prehispáni-

cos, el árbol representa la relación entre el “supramundo” y

el “inframundo”. Son una forma simbólica de la fuerza de la

naturaleza erguida que brota como un pivote o rizoma don-

de sea, donde quiera, donde uno menos se lo espera.

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Siempre el árbol ha representado el saber, cada ramaje

es una rama del conocimiento. Sus raíces bien prendidas del

suelo conforman el cuerpo de la humanidad, de lo que todos

hemos aprendido por siglos: la experiencia del ser humano

en este laboratorio de la vida.

Las raíces representan nuestro arraigo familiar, quienes

dibujan árboles sin raíces son aquellos individuos que desde

jóvenes cercenan sus ligámenes familiares, mientras quienes

las dibujan con abundancia y profundidad mantienen fuertes

uniones con su tronco familiar.

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Las brisas del color en la fotografía de Joaquín MurilloEntrevista por Luis Fernando Quirós

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En las fotografías digitales de árboles de este artista es-

tos son barridos por los aires que son más que brisas, son

sensaciones del color sacudidas por la fogosa combinación

creativa de las herramientas tecnológicas y el pensamiento

del artista/diseñador.

_El color –expresa Murillo-, es alterado digitalmente para

aumentar la carga emocional de la escena y crear un toque

diferenciado y casi surrealista.

En su trabajo fotográfico las brisas remueven el paisaje

y lo tiñen de croma puro, lo colman de la sinergia del color

que, como un fuego interno, brota de su alma de artista y se

apodera de su cámara y por ende del paisaje, y que proyecta

en nosotros sus espectadores.

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Conversando con Joaquín Murillo respecto a sus fo-

tografías, nos expresa:

_Representan escenarios naturales que encuentro en mis

paseos frecuentes por el país en general. Dos de las imágenes

presentadas en esta publicación son en Llano Grande de Car-

tago, y la mayoría fueron captadas en las cercanías de Tilarán,

mi ciudad natal.

Indagando más sobre sus estímulos creativos, le pre-

guntamos ¿Cuál es la motivación inicial para tu trabajo?

_En general - y como constante en todo mi trabajo fo-

tográfico- trato siempre de imprimir en cada una de ellas una

pequeña historia de forma y color, a través del uso de elemen-

tos mínimos. Pero yo diría que el manejo del color, más la com-

posición, son los dos elementos que más caracterizan mis imá-

genes.

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Joaquín Murillo a menudo nos mantiene al tanto de produc-

ción de imágenes que colecciona en sus álbunes en Flick:

http://www.flickriver.com/photos/joaquinmurillo/sets/

y que también nos “postea” en su página de Facebook, para

el deleite de nosotros sus seguidores.

El color es alterado digitalmente para

aumentar la carga emocional de la escena

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Árbol/Dardopor Luis Fernando Quirós

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Nelson Díaz es un joven artista quien elabora un dis-

curso visual ácido por su profundo sentido conceptual y críti-

co al asumir las temáticas ecológicas. Este artículo se refiere

a una pasada exposición suya en Dardo y a su cercanía con

el maestro Rolando Castellón; con esa muestra en agosto de

200�, se dió fin al espacio que durante varios años expuso

un arte contemporáneo también confrontativo y beligerante

con las nociones de la realidad nacional e internacional.

Díaz publico un Ppt en el cual refiere a la muerte del

hermoso árbol de Ceiba que se encontraba en frente de la

galería, en los jardines de la Casa Amarilla, de esa enorme

ceiba (árbol sabrado paraa los mayas) sólo quedó un testi-

monio fotográfico de fue arrancado de raíz por una grúa y la

fotografía de la fachada del edificio que albergaba a Dardo

en la cual sólose aprecia la sombra del árbol.

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Paradógicamente, mientras la muestra hablaba de la

nutrida vida en la naturaleza y las situaciones del cotidiano

aquella añosa ceiba fue cortada y arrancada.

En el documento Ppt y con su chispeante ingenio, Nel-

son Díaz reflexionó sobre “dos sentidos de fin”, pero que a su

vez son un nuevo comienzo tanto para el maestro Castellón

como para Nelson mismo, en tanto ellos son artistas no fi-

naliza nada sino que comienza todo.

http://arboldardo.blogspot.com/

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Carlos Eduardo MénedezPoemas de Tapantí

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TAPANTI

La selva me atrapó con su misterio,

se volvió cómplice de mis deseos

y me quise perder en sus adentros...

Una voz en silencio me dijo que me amaba,

mientras yo grité:

¡Tapantí, me muero si no te tengo!

Tu neblina me ha poseído en mis sueños

y mis nostalgias parecen irse en el estruendo de un río

que busca salida entre las montañas

de mi fuego interno.

¡Tapantí, me muero si no te tengo!

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Río violento,

profundo y siempre quieto,

deseos...

ansias de caminar sobre las rocas

buscando destinos

mientras pasa el desatino

de querer abrazar las montañas

y molestar a las arañas que tejen estrellas

todas juntas ellas

antes de que el aguacero fuerte

con trueno consciente inunde la selva tropical,

para esconder al quetzal entre la niebla,

cuándo el hombre tiembla

pensando por donde el celoso pájaro vuela.

¡Una vez más calienta el sol! Sol.

Calor.

Nubes...

Otra vez

llueve y el quetzal

se va a esconder.

Otra vez el hombre

quebranta sus pensamientos

e irrespeta sus sueños

DESATINO TAPANTI

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Quetzales, halcones, pavas,

palomas, jilgueros, colibríes,

pericos, gallinas de monte,

oropéndolas…

tangaras, tangaras, tangaras,

las aves del bosque temprano se levantan.

Culebras, culebras, culebras,

lagartijas, basiliscos, la lora, la mano de piedra,

bocaracá, bocaracá, bocaracá,

enredadas en los árboles están

Piedra, piedra, piedra,

piedra de río,

piedra con la que tropieza mis desatinos,

piedras para esconder a ranas y sapos,

salamandras, salamandras, salamandras

con sus colores, me encantan.

Lluvia,

bosque, árbol, planta,

el quebracho, la sombrilla de pobre, las bromelias,

las orquídeas, el musgo y los helechos

el roble, el magnolia y el burlo

la canilla de mula y el papayillo,

un canto que en una cascada se revuelve y danza,

los árboles se mecen con el viento

y el silencio con las hojas secas se emborracha,

el bosque se vuelve magia, magia, magia.

¡Tapantí me atrapa!

EMBRUJO

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El río celebró el regreso de la mariposa,

la chicharra cantó la germinación de la semilla,

el árbol se sacudió con el vuelo del tucán

y el quetzal volvió a su nido.

Las arañas tejieron su tela sin prisa,

el jaguar se paseó por la montaña,

el hombre no usó más su hacha y escondió su escopeta.

La lluvia reclamó su presencia

y las bromelias estallaron en risa,

el musgo acarició la tierra,

las hojas secas contaron sus secretos,

yo me perdí en la selva adentro,

en mi selva, en mis adentros...

Llueve,

cae la neblina,

sale el sol,

cae la neblina y vuelve a llover.

Todo acontece en silencio en el bosque tropical,

todo queda en silencio en mi cuerpo

y sólo escucho el eco de la lluvia en mis adentros.

SUEÑO EN EL BOSQUE TROPICAL

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Verde azul, verde rojo, verde negro, verde amarillo, verde oscuro, verde

gris, verde púrpura, verde blanco, verde celeste, verde naranja, verde

cristalino, verde lluvia, verde sentimiento, verde idea, verde recuerdo,

verde misterio, verde solitario, verde sortilegio, verde refugio, verde

imaginario, verde comentario, verde Tapantí.

VERDE TAPANTI

Eduardo Méndez Vázquez nació el 2� de enero de ����, en Piedra Azul,Cachí. Es bachiller en Filosofía. Se ha desempeñado como gestor cultural y administrador de empresas. Actualmente labora en el Hogar Manos de Jesús de atención a adultos mayores

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Lourdes Mora, Cuando sea derribado el último árbol…” 20�0

Cuando sea derribado el último árbol…

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“Cuando sea derribado el último árbol…”

Escribió en su hermosa fotografía la artista Lourdes Mora esta frase,

y al árbol lo engulle la espira oscura del hoyo de la tierra, desvanece

diciendo adiós pero recordándonos que aun queda un hálito de es-

peranza, y -si ni siquiera la esperanza nos quedara-, permanece el árbol,

la semilla, la estaca, y la luz, el agua, la tierra, que son componentes ac-

tivos para volver a regenerar la vida.

Esta pieza fue parte de una muestra fotográfica en la Galería

Nacional del Museo del Niño en el mes de julio de 20�0.

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Nove

laNo

vela

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Árbol de miradas de Luis Fernando QuirósPor Jeanette Amit

La escritura, como todo ejercicio de arte, toma el lugar de la me-

moria, forma material que evoca algo que sólo vive como imagen en

movimiento y cambio. Los objetos de arte se convierten en anclas de

la memoria, de los caminos recorridos, de las miradas encontradas, en

fin… del tejido de la vida. En esta novela, los recuerdos se convierten

en vía de conocimiento: conocer es reconocer, como antes lo dijo Oc-

tavio Paz. Como sujetos creadores, salimos al mundo para buscar ese

conocido desconocido que nos llama con voz silenciosa, que nos mira

a través de las cosas que tocamos. Este texto nos propone otro nivel de

comprensión que no corresponde a lo inmediato, sino a un proceso de

elaboración que acaso podría llamarse “infraestructural” por su carácter

oculto, silencioso, que encontraremos en las visiones confusas que Da-

niel, protagonista y principal narrador en Árbol de miradas, atisba como

signos de algo en devenir, o de alguien todavía sin rostro. Esta forma de

conocimiento conduce, como ninguna otra lo hace, a un nivel de apro-

piación y de participación de aquello que se conoce.

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La novela se pregunta y nos pregunta por la capacidad del sujeto

para decidir y hacer su vida. ¿Acaso sólo somos marionetas movidas por

designios ajenos? La respuesta que yo identifico entre líneas, me hace

pensar que aquello que nos mueve es algo así como el delirio del ser, que

hay que aceptar para darle forma y voz, para hacerlo comunicable, para

anclarlo al mundo como otra forma de existir nosotros en él. Se trata no

del delirio como autoagresión, sino del delirio como amor al saber.

En la historia que Árbol de miradas nos ofrece, el destino siempre

es movimiento y cambio, incógnita. El sujeto, como ser marginal que se

sabe fragmento de una trama mayor que lo vive y lo significa, anhela

participar del centro, del otro… Pero el tiempo es su adversario, aunque

a la vez sea también posibilitador de la experiencia, que no es otra cosa

sino un transcurrir. Al trabajo del creador también le corresponde la ta-

rea de transformar el tiempo, como única forma de ampliar los límites de

su espacio vital; búsqueda de un “pasaje sincrónico” a través del cual se

supere la escisión temporal, se reponga la unidad de lo ahora separado.

Dibujos de Luis Fernando Quirós. Árboles, 20�0, †écnica mixta, tinta china, lápiz de grafito y café.

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Aparece entonces un tiempo vivido como transtemporalidad,

en el que las fronteras entre lo evocado y lo real se desdibujan.

Se reafirma la idea del aprendizaje que conduce a redescubrir

un mundo en movimiento, en desdoblamiento continuo. Crear será

extender la mirada hacia ese mundo otro en busca de compañía:

no tenía rastreado el total de mi existencia, solapada tras el

muro limítrofe que no me dejaba avanzar, que me impedía atisbar al

otro, a quien se encontraba del lado opuesto de la muralla esperando

por mí.

El espacio/tiempo que nos presenta es un tejido de miradas.

Como símbolo, la mirada se vuelve camino y espejo, punto de en-

cuentro con el arte, la ciudad, la naturaleza, que aparecen person-

ificadas dinámicamente a lo largo de la novela. Las cosas y seres

devuelven la mirada que ponemos en ellos, así nos transfiguran,

nos “atisban desde otra posición”. Bajo la mirada creadora todo se

transfigura: tanto lo mirado como el que mira.

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La propuesta que Quirós hace en su novela, lleva a pensar los

procesos creativos a partir de una fuerte conexión, casi hasta el punto de

igualarlas, entre vida y arte. Ambas son intentos de expansión y transfor-

mación del ser y de la materia, procesos de reconstrucción de lenguajes

que cambiarán nuestra experiencia del mundo al crear otras conexiones

de sentido. El arte es parte del intento humano por unir lo separado.

Finalmente, tanto en la vida como el trabajo creador o el arte, lo más

importante será el proceso como movimiento, aún más que la obra ter-

minada, de la cual quizá siempre se escape esa presencia que inició la

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Rese

ña

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Los osos perezosos son una variedad que viven colgando de los

árboles en las selvas tropicales centroamericanas, en la reciente IV Bienal

Costarricense de Cerámica realizada en el mes de setiembre de 20�0 en

el Museo Calderón Guardia, evento organizado por la Cátedra de Cerámi-

ca de la Escuela de Artes Plásticas, Facultad de Bellas Artes, Universidad

de Costa Rica, la pieza triunfadora consistió en un conjunto que alude a

una familia de osos perezosos.

El Premio Único consiste en una pasantía en China, lo obtuvo María

José Salazar Pérez por su conjunto “Osos perezosos”, se trata de un mo-

delado en cerámica quemada a horno de leña.

Al respecto, en el acta de premiación el jurado especificó: “La pieza

seleccionada es una cerámica escultórica que remite al tema de la familia

expresado de manera poética y lúdica, con una factura que privilegia el

uso del material y la técnica ampliando el lenguaje en el tratamiento de

la animalística tradicional tan propio del arte costarricense.

Nuevos tiempos para los “perezosos”

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Además, se conceden dos menciones honoríficas por la expresión

de una idea a partir de un material cerámico integrado a un collage por

parte del artista Luis Chacón y la generación de un espacio de intimidad

que fortalece la fragilidad del nacimiento humano por parte de la artista

Natalie Steverling.”

Curiosamente otra pieza utilitaria presentada por la artista gana-

dora titulada “Limbo de sueños” refiere el oso perezoso pende del borde

de esa hermosa pieza acabada en torno y la técnica conocida como

“moka”.

Arriba la pieza de Luis Chacón y al lado la de Na-

talie Steverling, ambas ganadoras de Mecnión

Honorífica

Rese

ña

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El jurado de esta bienal estuvo integrado por el escultor chino Lv

Pichang, por el escultor nacional Herbert Zamora y por Luis Fernando

Quirós.

El invitado principal a este evento como jurado, Lv Pin Chang, pro-

fesor de la Escuela Central de Bellas Artes de China, argumentó en su

discurso: “ Mis estándares para calificar son la manifestación artística y

la expresión clara de la idea. La obra ganadora me impresionó profun-

damente. Una imagen adorable que parece un oso perezoso realizada

con un estilo simple, pleno, único y con un distintivo efecto de hor-

neado. Crea conciencia sobre la protección de los animales y el ambi-

ente. Sugiere una imagen de vida, personas y lugares en interrelación

con los problemas de su ambiente que alienta a la reflexión sobre la

situación actual.”

Lv Pin Chang, profesor de la Escuela Central de

Bellas Artes de China

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Sost

enib

leRodolfo Uder y un arte/diseño ecosostenibleLuis Fernando Quirós

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Que algunos individuos aborden los escenarios de la creatividad, el

arte y el diseño, es, en la mayoría de los casos bastante circunstancial; o

sea, no sucede como se dice que es porque desde niños ellos se pasaban

dibujando o haciendo esculturitas. La dedicación al arte o al diseño se

trata de una búsqueda muy personal y existen individuos que lo hacen

durante toda su vida; algunos incluso llegan a estos territorios a través de

otras profesiones, como es el caso de Rodolfo Uder, quien se graduó con

título de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Sao Paulo Brasil, pero

por esos ires y venires del destino, él se decidió -influido por su vocación

por la tierra y sus productos-, desplazarse hacia otras zonas intensas y

creativas: a las de la producción artística teniendo como herramientas

y métodos, el diseño.

Pero existe otro ingrediente más, es el deseo de ser un catador del

germen de la belleza: se trata por lo general de una casta de seres muy

sensibles y creativos -pero que no son sólo artistas, también son inven-

tores y profesionales de las ciencias y la tecnología- quienes se desvelan

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por hacer reales y trascendentes sus sueños. En esta conversación con

Rodolfo Uder, se busca develar esas motivaciones.

L.Q.: Luego de graduarte como Ingeniero Agrónomo, ¿qué te llevó al

producto creativo?

R.U.: Comencé a trabajar para un Programa de Conservación de Recur-

sos Naturales, visto que Guanacaste estaba destinada a convertirse en

desierto, por la agresiva deforestación y el manejo inadecuado de una

ganadería extensiva: usando anualmente el fuego -limpieza de potre-

ros-, se causaba gran destrucción a la flora, fauna y provocaba erosión y

compactación del suelo. En Guanacaste -desde la colonización a décadas

pasadas-, la visión fue el extractivismo forestal y la agricultura de arroz

y maíz; hasta el Estado contribuyó a una destrucción masiva de los re-

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cursos naturales a través del Instituto de Tierras y Colonización. El título

de propiedad solamente se le daba al que trabajaba la tierra, significaba

aquella área que estaba limpia, que no tenía montaña, sinónimo de cor-

tar los árboles, quemar y regar la semilla de pasto Jaragua, forraje traído

de África que se adapta al uso del fuego; éste cuando florece produce

una semilla alada que con el viento se esparce y se va introduciendo

en nuevas áreas, luego cuando se quema el pasto nace vigorosamente.

Recordemos como los Árabes empezaron a quemar y destruir sus fértiles

valles, luego los Españoles e Italianos importaron estas prácticas des-

truyendo extensas áreas, por lo tanto, la mayoría del recurso forestal,

nuestro oro compuesto de especies valiosísimas se quemó y pudrió en

el suelo.

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Luego vino la época de la promoción ganadera, créditos subsidia-

dos incentivando una ganadería extensiva con prácticas de manejo no

sostenibles. Claro, al principio los suelos eran muy fértiles y naturales

con producción buena de forraje; luego con la erosión y compactación

del terreno las cosas empeoraron, era el espejismo de un excelente ne-

gocio, teníamos el enorme mercado de los Estados Unidos comprando

carne magra de ganado Cebú, carne sin grasa, ideal para la confección

de hamburguesas. Esta desgracia ambiental sucedió no solo en Costa

Rica, también en las áreas boscosas de Latinoamérica.

L.Q.: Al llegar a la zona creativa, hablo de tu trabajo, ¿Cuál era la pro-

blemática que encontraste?

R.U.: Existía un Proyecto de la Agencia Internacional de Desarrollo, mejor

conocida por las siglas de AID en la cual empecé a laborar como ingenie-

ro. Era un Programa de Conservación de Recursos Naturales ofreciendo

incentivos económicos para promover la actividad forestal y la ganadería

racional. Fue en esos años que se trajeron expertos que habían estudiado

los procesos de desertificación en África y otras latitudes del planeta.

La situación para los inicios de los �0 era crítica; cinco años después

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ya habíamos formado AGUADEFOR, la organización forestal más grande

del país, con �000 asociados y miles de hectáreas reforestadas. Además

del cambio de conciencia ecológica que ayudó a mejorar el manejo de

los recursos naturales, contribuyó a la recuperación de los mismos el he-

cho de que el precio internacional de la carne cayó y la ganadería perdió

su importancia y el turismo en esas décadas era inexistente, debido a

que en nuestro vecindario estaba la guerra de Nicaragua.

L.Q.: Pero, esa fue una iniciativa tuya, o, ¿trabajabas para alguna com-

pañía?

R.U.: Luego de año y medio de trabajar con el AID, tomé conciencia y

me di a la tarea de buscar un socio que apoyara la compra de un terreno

para un proyecto de este tipo: el socio tenia una empresa que importa-

ba y vendía productos para la agricultura y quería devolverle algo a la

naturaleza. Actualmente tenemos dos años de experiencias en recuperar

suelos, flora y fauna. Me propuse incidir en el proceso a partir del potrero

que había quedado desguarnecido; primero empezamos con la refores-

tación artificial, monocultivo, luego completamos las áreas con el manejo

de la regeneración natural a partir de los retoños de las raíces de árboles

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que habían existido anteriormente. Lo que buscábamos era imitar a un

bosque natural, comprendí después de muchos desaciertos que hay que

estar de acuerdo a la fuerza de la naturaleza, no luchar contra ella.

El proyecto empezó a caracterizarse por la diversidad de especies;

en los trópicos es muy peligroso el monocultivo ya que a largo plazo se

genera el desequilibrio y la aparición de plagas.

L.Q.: O sea, ¿te propusiste hacer tu propia empresa generando una fin-

ca?

R.U.: De alguna manera, sí. Fue una locura, una corazonada que daría

frutos a muy largo plazo.

¡Sí!, al principio en áreas erosionadas había cultivado hectáreas de

Pochote, pero un día me di cuenta que esa plantación de Pochote no

prosperaba; pero al tiempo la naturaleza siempre agradece, entre los ár-

boles enclenques crecían naturalmente otros: ¡era Cocobolo! Ubicado

entre las primeras cinco especies de madera más bella del planeta.

L.Q.: Pero, dime, ¿cómo llegaste a involucrarte con el trabajo creativo, en

un inicio artesanal?

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R.U.: Claro, a través del proyecto simbiótico de criar ovejas y la refores-

tación, me gane una Beca para una Maestría con la Universidad de Bolo-

nia, Italia. Fue en Italia que comencé a admirar el arte y el diseño.

Pero en ese intering observé que eso que hacía no era lo que yo

buscaba; quería ver un fin último de la siembra y cuido de los árboles,

darle sentido práctico a mi quehacer: convertir esa madera en artesanía;

en un inicio eran productos funcionales, como platos, vasos, floreros,

para ir luego avanzando en diseño hacia otros objetos que fueran en

algo preciosos, digo, que elevaran el espíritu. Ahora creo que el diseño y

el arte pueden tener un objetivo conceptual, ser un pretexto para hablar

de la recuperación de nuestra madre tierra, contar un cuento, asombran-

do el espíritu e iluminando la conciencia. Es cierto, yo quería trabajar con

desechos o con partes de la madera que por lo general no se usan: como

las raíces, postes viejos de cerca, árboles caídos en ríos, playas, etc.. Tam-

bién me interesa la madera de raleo.

L.Q.: ¿Cuál es tu sentido de recuperación?

R.U. Ha sido la palabra más importante en mi vida; creo que el ser hu-

mano vino para mejorar en lo personal, en lo colectivo y en lo ambiental,

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a cambiar defectos de carácter por virtudes y a contribuir para mejorar el

ambiente. Convertir un trozo de madera que aparentemente es un dese-

cho, en un producto bello, con la idea de demostrar que el cambio es

posible. La madera, a través de la belleza de sus jaspes, colores, texturas,

diseños provocados por el intemperismo, manchas de hongos, agujeros

de insectos, etc., logra dar un mensaje de la diversidad, hermosura y po-

tencial de los bosques tropicales; ellos se encuentran menospreciados,

subutilizados.

L.Q. ¿Puedes explicanos en térmnos menos técnicos esta estrategia?

R.U. Al igual que el trozo de madera desechado se convirtió en arte, los

bosques están esperando recuperarse en bienes preciados. Los árboles

tropicales son en buena medida capaces de mitigar el calentamiento

del planeta, ellos durante su crecimiento absorben CO2 y expelen oxí-

geno (O2). Una hectárea de regeneración de este bosque puede fijar

aproximadamente � toneladas de carbono por hectárea por año. Si un

industrial de EE.UU. o Europa que ensucia el planeta emitiendo miles

de toneladas de carbono, se asociara simbióticamente a un grupo de

campesinos que van a colectar ese veneno, lógico seria que el industrial

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pague un Impuesto Ambiental para que lo reciban los campesinos por

cuidar el bosque.

L.Q. ¿Tiene repercusiones económicas?

R.U. Acordémonos que el planeta no solo es de los países ricos, un sueño

de fantasía sería que los ricos hicieran sostenible su sistema económico

repartiendo un diezmo ambiental; suponiendo ayuda y no obligación,

¡un mundo feliz!. Además cuando los árboles sean ya adultos, se cor-

tan, se procesan y el carbono incorporado en esta madera ya elaborada

queda fijado en muebles, casas, etc., a la vez donde estaba el espacio

del árbol que se cortó, su lugar lo tomará otro arbolito que seguirá cre-

ciendo y limpiando la atmósfera. Este es comercio justo, modelo que se

está necesitando en los trópicos, ya que la agricultura y ganadería se han

vuelto actividades marginales. La agricultura, la actividad más noble del

ser humano se ha vuelto una actividad de pobres; vivir de lo que pro-

duce nuestra tierra, ha pasado de ser una forma de vida abundante en un

mal negocio. Los árboles tropicales en media fijan aproximadamente tres

veces más carbono que los bosques temperados. Debo aclarar que Costa

Rica ha sido el país pionero en esta actividad de implementación con-

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junta, en especial realizando experiencias con algunos países Nórdicos.

L.Q.: Bien, poseías una estrategia responsable, ¿cómo lo armonizaste con

la parte estética y funcional de los productos?

R.U.: La idea era demostrar que la belleza puede encontrarse en algo

que quizás puede estar por ahí, simplemente tirado, y que a la vista del

diseñador, se vuelve un producto; eso lo convierte en un arte de ver y

de encontrar. La observación del tronco es el primer paso; el segundo,

lograr en él la empatía (sentir en), tratar de introducirme en el material y

percibir en la forma y en el movimiento de su energía vital, el diseño su-

gerido, y el tercer paso, es técnica de trabajo. También trato de trabajar

en el principio de resonancia o isomorfismo, la forma o el diseño de la

naturaleza concuerda con la forma de sentir y pensar del ser humano, al

fin de cuentas, pertenecemos al mismo mundo orgánico. Me gusta den-

tro del área del diseño las bioformas, toda la naturaleza es diseño, pie-

dras, plantas, animales, ríos, hormigas etc., infinito banco de diseño.

Mi proceso de diseño se resume en observación, empatía y técnica.

Se trata de comprender el rol del ser humano con él mismo y con

la ecología del planeta. Entender y promover el potencial que ejercen

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los bosques tropicales en la recuperación del planeta; eso representa la

labor de recuperación de la naturaleza que me propuse cuando regresé

de estudiar agronomía y fue cuando comencé a escrutar los secretos y

desafíos de la ecología.

L.Q.: ¿Cómo centra el diseño en todo este discurso?

R.U.: El diseño, la idea del objeto, la concepción del producto, me viene

de la posibilidad que tengo de estar metido en la naturaleza: ahí estoy,

viendo árboles, esculcando piedras, siguiendo con la vista el vuelo de

los insectos, ojeando las raíces; así encuentro la inspiración para realizar

lo que produzco, para aligerar esas cargas interiores que me motivan a

buscar lo que realmente sea productivo e incentive a la comunidad; so-

bre todo hoy cuando el turismo es una alternativa creciente y que trae

mucha fuerza a esta región. Me gusta verme como un socio de la natu-

raleza, ella es la que realmente crea todo; yo sólo trato de escuchar sus

sugerencias, y lo descubro durante una caminata por el bosque, o por los

potreros allá en Paraíso de Santa Cruz, en las inmediaciones de Junqui-

llal, donde tengo la finca; o lo hago cuando camino en la playa, uno va

colectando una piedra, un trozo de madera, ahí encuentro el diseño.

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`Conclusión. Él es un contemplador de una naturaleza que crece

como lo hace un rizoma, surge aquí, allá, pivotea entre las crestas de

otras formas arborescentes. Así mismo es la creatividad: nos intimida a

no enraizarse en un solo sitio porque el marco de oportunidades y los

dones que Dios nos da no son sólo un pequeño potrero o una finca,

son todo un planeta pero que debemos explotar con tolerancia; para

ganarnos el sustento de los nuestros y que todos, planeta y nosotros sus

moradores convivamos en armonía y respeto.

Como escultor Rodolfo Uder ha exhibido en España y en otros país-

es del mundo, expuso “Isomorfismos” en la Galería VERITAS, “caritas” en el

Instituto de México, esculturas de la naturaleza en el Cenac, San José y es

memorable su muestra en la Galería Nacional y recientemente su muestra

“Guardianas de la naturaleza” en la galeróa Sophi Wanamarker del Centro

Cultural de San Pedro; su trabajo de diseño es especialmente apreciado

por el extranjero que visita al país, que lo encuentra en exclusivas tien-

das especialmente de el Guanacaste, donde él reside. Lo caracteriza el

uso de maderas encontradas en cercas, ríos, playas, que descubre con

ojos escudriñantes porque en cada tronco que ve, encuentra una pieza

elaborada con el lenguaje del diseño contemporáneo.

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�2

Museo del árbol, filosofía, pag 5

Museo del árbol, créditos, pag 6

Museo del árbol, regeneración, pag 7

Las brisas del color en la fotografía de Joaquín Murillo,

pag 12

Árbol Dardo, pag. 20

Carlos Eduardo Méndez: Poemas de Tapantí, pag 24

“Cuando sea derribado el último árbol…”, Lourdes

Mora, pag 30

Reseña Novela Árbol de Miradas de Luis Fernando

Quirós, por Jeanette Amit, pag 32

Reseña Bienal de Cerámica pag, 38

Rodolfo Uder y un arte/diseño sostenible pag 42

Contenidos

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