Narración

4
Narración Todo texto, o narración literaria tiene, no sólo su propia estética y sentido, sino una estructura, una serie de trazos o caminos que permiten recorrerlo y explorarlo, hacerlo inteligible o cognoscible. El texto, el relato son intentos de aprehender lo real, el evento, el acontecimiento, finalmente la voluntad de los sujetos que se hacen en, y hacen al evento. Es decir a través del relato se trata de plasmar en palabras la experiencia, de forma tal que las mismas puedan cumplir ese rol de englobar en sus significados, y hasta significaciones, la realidad tan cambiante y volátil, en constante movimiento. Por otra parte, cumplen un rol fundamental las palabras, que también tienen su propia dinámica, su propio movimiento y hasta una capacidad transformadora de su sentido, en la medida en que se van tejiendo en la narración. Las palabras, son versátiles, entes flexibles, maleables, como sacos vacíos que pueden envolver o abrazar una infinidad de sentidos, tanto convencionales y monolíticos como abiertos y en constante discusión. Las palabras son por un lado convenciones, pero también son voluntades, polémicas, movimientos. Las palabras hacen a la narración. El relato, o la narración, es el intento de generar conocimiento a partir de ese movimiento imparable e irrepetible de la experiencia; y la narración a su vez se la hace entretejiendo las palabras, significantes en constante movimiento y con una dinámica propia. En este sentido, a priori es una tarea imposible la de asir lo real al texto, a la narrativa. No obstante, aunque hasta acá pareciera que el texto, la narración fueran entidades libres de toda sujeción a un designio, de ninguna manera los textos pueden afirmarse como eventos autónomos. El texto forma parte de un conocimiento, de un cúmulo o un edificio de entendimientos y saberes sujetos a su momento histórico. El texto es una consecuencia de las condiciones de posibilidad creativas y de las necesidades de los sujetos que lo

description

filosofia

Transcript of Narración

Page 1: Narración

Narración

Todo texto, o narración literaria tiene, no sólo su propia estética y sentido, sino una estructura, una serie de trazos o caminos que permiten recorrerlo y explorarlo, hacerlo inteligible o cognoscible. El texto, el relato son intentos de aprehender lo real, el evento, el acontecimiento, finalmente la voluntad de los sujetos que se hacen en, y hacen al evento. Es decir a través del relato se trata de plasmar en palabras la experiencia, de forma tal que las mismas puedan cumplir ese rol de englobar en sus significados, y hasta significaciones, la realidad tan cambiante y volátil, en constante movimiento. Por otra parte, cumplen un rol fundamental las palabras, que también tienen su propia dinámica, su propio movimiento y hasta una capacidad transformadora de su sentido, en la medida en que se van tejiendo en la narración. Las palabras, son versátiles, entes flexibles, maleables, como sacos vacíos que pueden envolver o abrazar una infinidad de sentidos, tanto convencionales y monolíticos como abiertos y en constante discusión. Las palabras son por un lado convenciones, pero también son voluntades, polémicas, movimientos. Las palabras hacen a la narración.

El relato, o la narración, es el intento de generar conocimiento a partir de ese movimiento imparable e irrepetible de la experiencia; y la narración a su vez se la hace entretejiendo las palabras, significantes en constante movimiento y con una dinámica propia. En este sentido, a priori es una tarea imposible la de asir lo real al texto, a la narrativa. No obstante, aunque hasta acá pareciera que el texto, la narración fueran entidades libres de toda sujeción a un designio, de ninguna manera los textos pueden afirmarse como eventos autónomos. El texto forma parte de un conocimiento, de un cúmulo o un edificio de entendimientos y saberes sujetos a su momento histórico. El texto es una consecuencia de las condiciones de posibilidad creativas y de las necesidades de los sujetos que lo articulan, en un determinado contexto, tanto histórico como territorial. Por lo tanto, si bien el relato tiene su propia dinámica, su propio movimiento, a los ojos, aquiescencias y condiciones de posibilidad del lector; también está sujeto a la voluntad de su articulador, del narrador o relator. En ese sentido conviene explicar esta relación, que puede tener múltiples facetas.

La posibilidad de aprehensión de la realidad, por un texto o una narrativa, está sujeta a la relación entre el que lleva a cabo ese intento de aprehensión de lo real y el que lo resuelve juzgando su entereza o no, es decir el narrador y el lector. El que percibe, se sensibiliza con, y busca transmitir la experiencia, y el que busca sensibilizarse con la misma desde la mirada del primero. La segunda parte en esta relación puede generar tensiones, así como confirmaciones, líneas de fuga o la realización temporal de un movimiento territorializador. En última instancia, la variedad de lecturas de una misma narración hace que esta relación pueda multiplicarse infinitamente, dependiendo nuevamente de las condiciones de posibilidad que el momento y el lugar ofrece. Un texto o narrativa no será leído de la misma manera, conforme varíen las temporalidades y las locaciones de su lectura. Sin embargo, esta relación que pareciera imposibilitar aun más la tarea de la narrativa, puede resolverse en la referencia a la voluntad del narrador, o los narradores.

Page 2: Narración

Por otra parte, esta relación continúa su complejización y multiplicación, en la medida en que la experiencia o el evento que trata de ser aprehendido en la literalidad, comprenda a su vez un grado de complejidad considerable. La experiencia, el evento, lo real, o cualquier otro rótulo que quiera dársele, puede provocar “múltiples sensaciones y por tanto el desplazamiento de la palabra” (Fernández, 2011: 24). En ese sentido, toda narración, más allá de la técnica narrativa que se utilice para su articulación, puede presentar múltiples escenarios de cognición. A lo que se apunta, es a demostrar que la narrativa es un universo amplísimo de conocimiento (transmisión y recepción), lo real no es único ni mucho menos monolítico, es tan versátil como las palabras y la facultad de las mismas de transformarlo. Lo real es aprehendido, deja de serlo y pasa a constituirse en un imaginario. Para poder entender esta relación de múltiples vertientes o brazos, debe hacerse referencia, por un lado, al contenido de la narrativa, la esencia del texto y los caminos que el mismo se traza para recorrerlo. Ello dependerá también del grado de apertura del mismo texto, es decir de la voluntad de la narración o relato de abrir aun más la discusión sobre el evento, o de tratar de normarlo y cerrar la discusión. En este caso si adquiere una importancia considerable la naturaleza de la narración.

La narrativa es cualidad de la narración y la misma, siguiendo a Benjamin ([1936] 2011), es un arte enriquecido que comprende, no sólo la aprehensión de la experiencia sino también su comunicación o transmisión. Se afirmó que el narrador es el que, en primera instancia, define el sentido, la dirección de la narración, es decir su vocación. La experiencia que trata de ser aprehendida por el narrador es una lejanía, un momento efímero que precisa ser comunicado, “un rasgo característico de los narradores natos es una orientación hacia lo práctico” (Benjamin, 2011: 129). Pero la narración no es una simple vocación comunicativa o informativa, es una voluntad de generar conocimiento desde la experiencia, propia o ajena, en movimiento o sedentaria. Por ende, la narrativa en tanto cualidad de la narración es, no sólo la voluntad de aprehender la realidad y comunicarla, es también la voluntad de discutirla, de hacer cognoscible y de re-proyectarla, y en última instancia de transformarla.

Finalmente, la narración es estructura y la narrativa es el movimiento que la narración trata de contener. Ya se señalaron dos pilares para entender narración y narrativa, por un lado la función y por el otro la cualidad de la misma. Aunque ambos, función y cualidad de la narración y la narrativa tienen que ver con lo mismo: aprehensión, cognición y proyección de la realidad, experiencia o acontecimiento. Estos factores no tienen sentido, no logran adquirirlo si no se tiene una estructura de la narración, que permita diferenciar una forma de narrativa de otra, así como delinear o señalar el sentido narrativo del texto, su contenido y su vocación. La narración necesita de partes que permitan enriquecer su mensaje, este es el trabajo complejo que desempeña el narrador, el de buscar estas partes, asignarles funciones y jerarquías, de tal forma que la narración cumpla con su objetivo, el de aprehender y exponer un movimiento (Barthes, 1977).

Todas estas características hacen o generan un movimiento. La narrativa, con todo lo que se señaló es movimiento, que antecede a la narración, que están en o durante la narración y que sucede a la narración. Ahora bien, todo lo señalado ¿podría aplicarse a

Page 3: Narración

un texto constitucional? Es decir ¿podría hablarse de una narración y una narrativa constitucional? Sucede muchas veces que, desde el conservadurismo de juristas y políticos, se hace impensable pensar en un texto jurídico, sobre todo si es una Constitución, como un relato, una narración. A continuación se tratará de profundizar todos los elementos hasta aquí señalados, para aplicarlos a una propuesta de cómo leer la Constitución Política del Estado boliviano vigente como un relato con cualidad narrativa.