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Ser completamente honestos con el niño/a Acompañar a un niño en duelo significa ante todo NO APARTARLE de la realidad que se está viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimiento. Incluso los niños más pequeños, son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, a los cambios en la rutina de la casa, a la ausencia de contacto físico con la persona fallecida…, es decir, se dan cuenta que algo pasa y les afecta. Solamente en el caso de muertes repentinas e inesperadas, sería aconsejable (aunque no siempre posible) apartar al niño durante las primeras horas. El niño puede y debe percibir que los adultos estan tristes, o que lloran, que lo sienten tanto como él, pero evitaremos pueda presenciar escenas desgarradoras de dolor y pérdida de control de los adultos. No es aconsejable decir delante del niño cosas como "yo también me quiero morir" o "¿Qué va ser de nosotros?" Cuándo y cómo dar la noticia. Aunque resulte muy doloroso y difícil hablar de la muerte con el niño, es mejor hacerlo lo antes posible. Pasadas las primeras horas de mayor dramatismo y confusión, buscaremos un momento y un lugar adecuado y le explicaremos lo ocurrido con palabras sencillas y sinceras. Por ejemplo, podemos decirles: "Ha ocurrido algo muy triste. Papá ha muerto. Ya no estará más con nosotros porque ha dejado de vivir". Explicar cómo ocurrió la muerte. Procuraremos hacerlo con pocas palabras. Por ejemplo: "Ya sabes que ha estado muy muy muy enfermo durante mucho tiempo. La enfermedad que tenía le ha causado la muerte" El niño puede tener miedo de morir ante cualquier enfermedad banal, por lo que es importante recalcarles que las personas sólo se mueren cuando están muy muy muy enfermas , y tienen una enfermedad que muy poca gente coge. Es caso de accidente, podemos decir que quedó muy muy muy malherido, que los médicos y las enfermeras hicieron lo posible para "arreglar" el cuerpo, pero que, a veces, está tan herido o enfermo que las medicinas no le pueden curar. Si la muerte fue por suicidio, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano, se acaban enterando por alguien ajeno a la familia. Es mejor pues explicar al niño qué es el suicidio, y responder a sus preguntas. (Ver el folleto "Niños sobrevivientes de suicidas, una guía las personas que los cuidan ". ¿Qué podemos decirles si nos preguntan por qué? ¿Por qué ha muerto? ¿Por qué a mi? Son preguntas difíciles de responder. No pasa nada por decirles que nosotros también nos hacemos las mismas preguntas, o que sencillamente no sabemos la respuesta. Es bueno se sepan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo. Los niños en su fantasía pueden creer que algo que pensaron, dijeron o hicieron causó la muerte. Si un niño dice: "me hubiera gustado ser más bueno con mamá, así ella no habría muerto", debemos decirle con calma pero con firmeza que no ha sido culpa suya . Para los niños menores de 5 años, la muerte es algo provisional y reversible. Será pues necesario ser pacientes para explicarle una y otra vez lo ocurrido y lo que significa la muerte. Es su mente, la persona que ha muerto sigue comiendo, respirando y existiendo, y se despertará en algún momento para volver a llevar una vida completa. Los niños de estas edades se toman todo al pie de la letra. Es mejor pues decir que ha muerto, que usar expresiones como "se ha ido", "lo hemos perdido" (pueden pensar: ¿y si me pierdo yo y no se volver a casa?), "ha desaparecido", "se ha quedado dormido para siempre" (pueden temer no poder despertarse), "Se ha marchado de viaje", "Dios se lo ha llevado" ... Estas expresiones pueden alimentar su miedo a morir o ser abandonados, y crear más ansiedad y confusión. Para que el niño entienda qué es la muerte, suele ser útil hacer referencia a los muchos momentos de la vida cotidiana donde la muerte está presente: en la naturaleza, muerte de animales de compañía... Permitir que participe en los ritos funerarios Animar al niño a asistir y participar en el velatorio, funeral, entierro… Tomar parte en estos actos puede ayudarle a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo.

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Ser completamente honestos con el niño/a

Acompañar a un niño en duelo significa ante todo NO APARTARLE de la realidad que se está viviendo, con el pretexto de ahorrarle sufrimiento. Incluso los niños más pequeños, son sensibles a la reacción y el llanto de los adultos, a los cambios en la rutina de la casa, a la ausencia de contacto físico con la persona fallecida…, es decir, se dan cuenta que algo pasa y les afecta.

Solamente en el caso de muertes repentinas e inesperadas, sería aconsejable (aunque no siempre posible) apartar al niño durante las primeras horas. El niño puede y debe percibir que los adultos estan tristes, o que lloran, que lo sienten tanto como él, pero evitaremos pueda presenciar escenas desgarradoras de dolor y pérdida de control de los adultos. No es aconsejable decir delante del niño cosas como "yo también me quiero morir" o "¿Qué va ser de nosotros?"

Cuándo y cómo dar la noticia. Aunque resulte muy doloroso y difícil hablar de la muerte con el niño, es mejor hacerlo lo antes posible. Pasadas las primeras horas de mayor dramatismo y confusión, buscaremos un momento y un lugar adecuado y le explicaremos lo ocurrido con palabras sencillas y sinceras. Por ejemplo, podemos decirles: "Ha ocurrido algo muy triste. Papá ha muerto. Ya no estará más con nosotros porque ha dejado de vivir". 

Explicar cómo ocurrió la muerte. Procuraremos hacerlo con pocas palabras. Por ejemplo: "Ya sabes que ha estado muy muy muy enfermo durante mucho tiempo. La enfermedad que tenía le ha causado la muerte" El niño puede tener miedo de morir ante cualquier enfermedad banal, por lo que es importante recalcarles que las personas sólo se mueren cuando están muy muy muy enfermas, y tienen una enfermedad que muy poca gente coge. Es caso de accidente, podemos decir que quedó muy muy muy malherido, que los médicos y las enfermeras hicieron lo posible para "arreglar" el cuerpo, pero que, a veces, está tan herido o enfermo que las medicinas no le pueden curar.

Si la muerte fue por suicidio, de nada sirve ocultarlo porque tarde o temprano, se acaban enterando por alguien ajeno a la familia. Es mejor pues explicar al niño qué es el suicidio, y responder a sus preguntas. (Ver el folleto

"Niños sobrevivientes de suicidas, una guía las personas que los cuidan". 

¿Qué podemos decirles si nos preguntan por qué? ¿Por qué ha muerto? ¿Por qué a mi? Son preguntas difíciles de responder. No pasa nada por decirles que nosotros también nos hacemos las mismas preguntas, o que sencillamente no sabemos la respuesta. Es bueno se sepan que todos los seres tienen que morir algún día y que le ocurre a todo el mundo. Los niños en su fantasía pueden creer que algo que pensaron, dijeron o hicieron causó la muerte. Si un niño dice: "me hubiera gustado ser más bueno con mamá, así ella no habría muerto", debemos decirle con calma pero con firmeza que no ha sido culpa suya. 

Para los niños menores de 5 años, la muerte es algo provisional y reversible. Será pues necesario ser pacientes para explicarle una y otra vez lo ocurrido y lo que significa la muerte. Es su mente, la persona que ha muerto sigue comiendo, respirando y existiendo, y se despertará en algún momento para volver a llevar una vida completa.Los niños de estas edades se toman todo al pie de la letra. Es mejor pues decir que ha muerto, que usar expresiones como "se ha ido", "lo hemos perdido" (pueden pensar: ¿y si me pierdo yo y no se volver a casa?), "ha desaparecido", "se ha quedado dormido para siempre" (pueden temer no poder despertarse), "Se ha marchado de viaje", "Dios se lo ha llevado" ... Estas expresiones pueden alimentar su miedo a morir o ser abandonados, y crear más ansiedad y confusión.

Para que el niño entienda qué es la muerte, suele ser útil hacer referencia a los muchos momentos de la vida cotidiana donde la muerte está presente: en la naturaleza, muerte de animales de compañía... 

Permitir que participe en los ritos funerarios

Animar al niño a asistir y participar en el velatorio, funeral, entierro… Tomar parte en estos actos puede ayudarle a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo.Si es posible, es aconsejable explicarle con antelación qué verá, qué escuchará y el porqué de estos ritos. 

Animar también al niño a ver el cadáver. Muchos niños tienen ideas falsas con el cuerpo. Comentarle que el cuerpo deja de moverse del todo y para siempre, deja de respirar, de comer, de hablar, de ir al baño, y no siente dolor. Dejarle bien claro que ya no siente nada; ni lo malo, ni el frío, ni el hambre… Insistir en que la muerte no es un especie de sueño y que el cuerpo no volverá ya ha despertarse. Antes de que vea el cadáver, explicarle dónde estará, qué aspecto tendrá…  Lo ideal es que el niño pueda pasar un rato de tranquilidad e intimidad con el cadáver. Puede pedirse que nos dejen a solas con el niño y que no se interrumpa durante unos minutos. Si el niño no quiere ver el cadáver o participar en algún acto, no obligarle ni hacer que se sienta culpable por no haber ido.

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Si los padres o padre superviviente están demasiado afectados para ocuparse de las necesidades del niño, puede ser conveniente que otra persona (un familiar o amigo de la familia) se ocupe de atenderle y se responsabilice de acompañarle durante estos actos. Es preferible que sea alguien cercano al niño, que le permita expresar sus emociones y se sienta cómodo contestando sus preguntas.

Animarle a expresar lo que siente

Aunque no siempre las expresen, los niños viven emociones intensas tras la pérdida de una persona amada. Si perciben que estos sentimientos (rabia, miedo, tristeza…) son aceptados por su familia, los expresarán más fácilmente, y esto les ayudará a vivir de manera más adecuada la separación. Frases como: "no llores", "no estés triste", "tienes que ser valiente", "no está bien enfadarse así", "tienes que ser razonable y portarte como un grande" …, pueden cortar la libre expresión de emociones e impiden que el niño se desahogue.

Tener en cuenta que su manera de expresar el sufrimiento por la pérdida, no suele ser un estado de tristeza y abatimiento como el de los adultos. Es más frecuente apreciar cambios en el carácter, cambios frecuentes de humor, disminución del rendimiento escolar, alteraciones en la alimentación y el sueño…

Algunas respuestas habituales en los niños de 2 a 5 años:

PerplejidadParecen totalmente confusos sobre lo que ha ocurrido o se niegan a creerlo. Es posible que pregunten reiterativamente: "Dónde está papá?". Desean saber cuándo va a volver la persona fallecida, o la buscan activamente.

RegresiónSe pegan al padre superviviente, se quejan, se hacen pipí en la cama, piden un biberón, se chupan el dedo...

Ambivalencia A algunos niños parece no afectarles en absoluto la muerte. Responden ante la noticia con preguntas o afirmaciones inadecuadas. Aunque sea una reacción desconcertante, es bastante común. Significa que no ha aceptado o afrontado la muerte, pero comprende lo que ha sucedido. Lo más habitual, es que el niño elabore el duelo alternando fases de preguntas y expresión emocional, con intervalos en que no menciona para nada el asunto.

Suele sentir rabia y enfado por haber sido abandonado, y puede expresarla de muchas maneras: irritabilidad, pesadillas, juegos ruidosos, travesuras…Es frecuente que dirijan el enfado hacia un familiar cercano. Permitirle que saque la rabia gritando, corriendo, saltando, golpeando con cojines, por ejemplo…

Expresan su dolor a través de los juegosCon sus compañeros y amigos pueden jugar a morirse, al entierro…Todos estos comportamientos son absolutamente normales y tienen que ser respetados como necesarios para que el niño realice de forma adecuada el duelo.

Toman a sus padres como modeloNo es malo que los niños vean el dolor y la tristeza. No tengamos miedo de mostrar los propios sentimientos delante del niño (excepto manifestaciones violentas de rabia y dolor) Cuando le mostramos lo que sentimos, el niño nos percibe más cercanos, y es más fácil que nos diga el también, lo que le está pasando.Un padre o una madre que no se inmute después de una muerte para no entristecer a sus hijos, puede hacer que éstos "congelen" sus emociones. O si muestra cólera, un dolor extremo o una conducta histérica, su hijo puede imitar este comportamiento.

Miedo a morir u a otra pérdidaLos niños más pequeños creen que la muerte es contagiosa y pueden pensar que pronto le llegará su turno. Explicarles que no tienen nada que temer. Les preocupa que el padre o la madre superviviente también les abandone. Se preguntan qué les ocurriría y cómo sobrevivirían.

Establecen vínculos afectivosAunque el niño sepa que su ser querido ha muerto, siente necesidad de seguir manteniendo una relación afectiva, y así, la persona fallecida puede por un tiempo convertirse en un padre o madre imaginario. En algunos casos, podemos ayudar al niño dándole algún objeto personal del fallecido, que este conserve como un recuerdo precioso y una forma de unión íntima con él.El niño puede establecer vínculos afectivos con otros adultos que se parezcan al difunto o tengan unas cualidades similares (un familiar, la maestra, el psicólogo...) y pedirles que sean su padre o su madre. Esta conducta es bastante común y no significa que el padre superviviente no satisfaga las necesidades del niño.

Comprueban la realidad Al principio es posible que parezca y saben y aceptan lo que ha ocurrido, pero después, al cabo de varias semanas o meses, preguntan cuando volverá o lo buscan por la casa

Algunas respuestas habituales en los niños de 6 a 9 años   Según William C. Kroen

Los niños de estas edades saben que la muerte es permanente y real. 

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La negaciónUna respuesta muy común es negar que la muerte haya ocurrido. Es su negación pueden mostrarse muy agresivos. Algunos pueden mostrarse más contentos y juguetones que de costumbre, como si la pérdida nos les hubiera afectado. Los adultos pueden malinterpretar esta conducta y reaccionar con cólera o simplemente ignorar a los niños. Pero en realidad esta negación indica que los niños sienten un dolor tan profundo que intenta levantar un muro para que la muerte no les afecte.estos niños necesitan oportunidades para llorar la pérdida y es posible que también necesiten permiso para hacerlo. Se puede decir algo como: "No tienes que mostrar tu tristeza a todo el mundo, pero si quieres puedes compartirla conmigo. Si tienes ganas de llorar y estar triste a solas, me parece muy bien, pero después de estar así durante un rato, sería bueno que hablaras con alguien de como te sientes.

La idealizaciónInsistir en que "mamá era la persona más lista o perfecta del mundo", por ejemplo, les permite mantener una relación imaginaria con la persona fallecida.

La culpabilidadEs una respuesta normal, sobretodo si no pueden expresar la tristeza que sienten. Comentarios en vida como "vas a matarme", pueden hacer creer al niño que su mala conducta ha contribuido a la muerte.Si además la niegan y fingen ser valientes como parte de la negación, los adultos pueden aumentar el sentimiento de culpa al corregirlo o enojarse con él al parecer que la muerte no le importe.A los niños que se obstinan en negar la muerte y no dejan de sentirse culpables, es difícil que superen la situación sin ayuda.

El miedo y la vulnerabilidadEs normal que los niños de estas edades  se sientan asustados y vulnerables. Intentan ocultar sus sentimientos, sobretodo a los niños de su edad, porque no quieren que sus amigos o compañeros de la escuela los consideren "diferentes". Los niños sobre todo pueden actuar con bravuconería o agresividad.

Se ocupan de los demásPueden asumir el papel del fallecido y cuidar de sus hermanos más pequeños o asumir tareas que antes realizaba el padre o la madre que ha muerto.

Buscan a la persona que ha muertoPueden ir de una habitación a otra, o buscarla en el desván o en el sótano. la mejor respuesta es dejar que sigan buscando. Les puede consolar saber que nosotros también a veces sentimos el deseo de hacerlo.

Los tres temores más frecuentes del niño

¿Causé yo la muerte?¿Me pasará esto a mi?¿Quién me va a cuidar?

Mantenerse física y emocionalmente cerca del niño 

Permitirle estar cerca, sentarse a su lado, sostenerlo en brazos, abrazarlo, escucharle, llorar con él…Podemos también dejar que duerma cerca, aunque mejor en distinta cama.

Puede ser adecuado también buscar momentos para estar separados: dejarle sólo en su habitación, dejarle salir a jugar con un amigo… Si es necesario, tranquilizarle diciéndole que estaremos ahí por si nos necesita.

El niño intuye enseguida que la muerte va a tener muchas consecuencias en la familia. Es bueno decirle que, aunque estamos muy tristes por lo ocurrido, vamos a seguir ocupándonos de él lo mejor posible. 

El niño puede temer también ser abandonado por el familiar sobreviviente. Asegurarle que, aunque está muy afectado por la pérdida, se encuentra bien y no le va a pasar lo mismo.

Con frecuencia, lo que más ayuda a los niños frente a las pérdidas, es reencontrar el ritmo cotidiano de sus actividades: el colegio, sus amigos, sus juegos familiares, las personas que quiere. También es importante garantizarle el máximo de estabilidad posible. En este sentido no es un buen momento, por ejemplo, para cambiarlo de colegio o para imponerle nuevas exigencias (S. Weis)

Asegurarles que vamos a seguir queriendo a la persona fallecida y que nunca la olvidaremos

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Estar atentos a la aparición de algunos signos de alerta 

Llorar en exceso durante periodos prolongados

Rabietas frecuentes y prolongadas

Apatía e insensibilidad 

Un periodo prolongado durante el cual el niño pierde interés por los amigos y por las actividades que solían gustarle. 

Frecuentes pesadillas y problemas de sueño.

Pérdida de apetito y de peso.

Miedo de quedarse solo.

Comportamiento infantil (hacerse pis, hablar como un bebé, pedir comida a menudo…) durante tiempo prolongado.

Frecuentes dolores de cabeza solos o acompañados de otras dolencias físicas.

Imitación excesiva de la persona fallecida, expresiones repetidas del deseo de reencontrarse con el fallecido.

Cambios importantes en el rendimiento escolar o negativa de ir a la escuela.

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LOS NIÑOS Y EL DUELO - UN PANORAMA DEL DUELO EN LOS NIÑOS - LA REACCIÓN A LA PÉRDIDA Y CÓMO PUEDEN AYUDAR LOS ADULTOS EN LA VIDA DE ESTOS NIÑOS

Un paso en la dirección correcta

Los padres preocupados y los cuidadores de niños en proceso de duelo a menudo

se preguntan: "¿Qué debo hacer para ayudar a Pedro?" o "Estoy preocupado por

cómo Juanita va a tomar esto" y "Jaime es tan pequeño, ¿podrá entender

realmente lo que está pasando?"

Debido a que los niños parecen tan vulnerables, los adultos sienten una particular

necesidad de protegerlos del dolor del duelo y de hacer lo correcto para ayudarlos

a través del proceso de duelo. Los expertos en duelo de VITAS escribieron este

folleto para brindarles a los adultos herramientas y orientación para ayudar a los

niños en proceso de duelo.

En este folleto se tratarán los diferentes conceptos de muerte y las reacciones

comunes de duelo de los niños a diversas edades como así también las

reacciones más complicadas que pueden requerir la búsqueda de ayuda

profesional. Se revisan consejos especiales que los adultos pueden usar para

ayudar a los niños en proceso de duelo y se plantea la importancia de los rituales

de duelo y cómo involucrar a los niños. También se proporciona una bibliografía y

diversos recursos valiosos para niños en proceso de duelo.

Defensora de los pacientes de hospicios y de sus familias durante más de 25

años, Cuidado Innovador de Hospicio ® (Innovative Hospice Care ®) de VITAS

cuenta con amplia experiencia en este tema. Para obtener más información sobre

VITAS, por favor llame al 1-866-41-VITAS.

El Fondo de Caridad para Hospicios de VITAS/la Fundación para el Cuidado en el

Fin de la Vida también asumió un rol de liderazgo en la expansión de la

concientización y el acceso a cuidados de alta calidad en hospicio de todo el país.

En agradecimiento, VITAS donará todo lo recaudado por la venta de este folleto a

la Fundación para ayudar en esta causa. Para obtener más información sobre la

Fundación o para hacer una donación, por favor llame al 1-877-800-2951.

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¿Por qué? ¿Cómo? Es mi culpa.

Las Etapas de Desarrollo de los Niños

Conceptos de la Muerte y Respuestas al Duelo

Todos los niños son únicos en su comprensión de la muerte y en su respuesta al

duelo. Esta comprensión se ve influida por su nivel de desarrollo, habilidades

cognitivas, características de personalidad, creencias religiosas y culturales,

estímulos de los medios y por lo que los adultos en sus vidas les enseñan sobre la

muerte y el duelo.

Los conceptos de la muerte y las respuestas al duelo más comunes para las

principales etapas de desarrollo de los niños se detallan más adelante. Es

importante destacar que puede existir una superposición entre los grupos de

edades.

Bebés hasta los 2 años:

Concepto de la Muerte: Este grupo de edad por lo general no comprende el

significado de la muerte, pero los niños tienen conciencia de la pérdida y de la

separación. Reaccionan más ante las reacciones emocionales de los adultos en

su medio y a cualquier alteración de sus horarios.

Respuesta al Duelo: Los bebés pueden buscar a los difuntos y ponerse ansiosos

como resultado de la separación. Las reacciones comunes incluyen: protestas, un

cambio en los hábitos de sueño, disminución de la actividad y pérdida de peso.

Preescolares (de 2 a 4 años):

Concepto de la Muerte: Para este grupo de edad, la muerte es vista como algo

temporal y reversible. Los preescolares usualmente no visualizan la muerte como

algo distinto de la vida y no ven a la muerte como algo que les suceda a ellos. Los

comentarios típicos incluyen: "¿Cuándo volverá mi mami a casa?" "¿Cómo hace

(la persona fallecida) para comer o respirar?"

 Respuesta al Duelo: Por lo general, la respuesta emocional de este grupo es

breve pero intensa, ya que tienden a estar orientados hacia el presente. Los

preescolares están más preocupados por la alteración en los patrones de cuidado

o por las reacciones emocionales de los adultos en sus vidas. Otras respuestas

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típicas incluyen: confusión, agitación nocturna, sueños atemorizantes y

comportamientos regresivos, tales como orinarse en la cama.

Primera Infancia (de los 4 a los 7 años):

Concepto de la Muerte: Este grupo todavía considera a la muerte como algo

reversible. Los niños a veces se sienten responsables de la muerte debido a

pensamientos o sentimientos que tuvieron sobre la persona fallecida, a veces

llamado "pensamiento mágico". "Es mi culpa. Estaba enojado con ella y deseé que

se muriera."

Respuesta al Duelo: La repetición de preguntas sobre el proceso de la muerte es

típica de este grupo de edad . "¿Cómo? ¿Por qué?" Pueden jugar a actuar la

muerte o el funeral como un intento de atravesar su duelo. Pueden comportarse

como si nada pasara. Otras respuestas típicas incluyen: ira, tristeza, confusión,

dificultad para comer, para dormir o comportamientos regresivos como orinarse en

la cama.

Años Intermedios (de los 7 a los 11 años):

Concepto de la Muerte: Este grupo de edad puede querer ver a la muerte como

algo reversible, pero comienzan a verlo como algo final. Todavía no piensan en la

muerte como algo que puede ocurrirles a ellos o a los miembros de su familia, sino

a la gente anciana o muy enferma. Pueden creer que pueden escapar a la muerte

a través de sus propios esfuerzos. También pueden ver a la muerte como un

castigo (particularmente antes de los nueve años). Los niños de este grupo de

edad pueden desarrollar miedos a daños y mutilaciones corporales y pueden tener

miedo que otros seres queridos fallezcan.

Respuesta al Duelo: Este grupo de edad por lo general quiere conocer detalles

muy específicos sobre la muerte. Pueden llegar a preocuparse por cómo otros

están respondiendo a la muerte. Pueden poner en acción su ira y su tristeza y

tener problemas para progresar en la escuela. También pueden desarrollar una

actitud bromista sobre la muerte o pueden retraerse y ocultar sus sentimientos.

Los niños de esta edad a veces se preocupan mucho por su propia salud. Otras

respuestas típicas incluyen: conmoción, negación, tristeza y regresión.

Miedo tristeza ira

Reacciones Comunes ante el Duelo

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El rango de reacciones emocionales, físicas y de comportamiento que los niños

pueden exhibir en respuesta a la muerte de una persona significativa puede incluir:

Síntomas Físicos: Jaquecas, dolores de estómago, fatiga, cambios en los hábitos

alimenticios, falta de concentración.

Conmoción Emocional: Creer que la muerte no ocurrió, por lo general, ya que

darse cuenta es abrumador ; pueden no demostrar ningún sentimiento.

Curiosidad: Pueden querer conocer los hechos acerca de la muerte (por qué,

cuándo, cómo, dónde, etc.)

Tristeza: Puede ser expresada verbalmente, a través de lágrimas o a través del

retraimiento . El niño o niña puede sentirse solitario/a.

Ira: Puede sentir que él o ella ha sido "abandonado/a". La ira puede estar dirigida

hacia la persona que falleció, hacia otros, hacia Dios, hacia el doctor.

Actuar Comportamientos: El comportamiento externo puede reflejar

sentimientos internos de ira hacia la muerte, frustración por no saber qué hacer

con los abrumadores sentimientos e impotencia al saber que la situación no puede

ser modificada.

Comportamientos Regresivos: Ejemplos incluyen: necesitar ser sujetados en

brazos o mecidos, dificultad para separarse de personas importantes, necesidad

de dormir en la cama de los padres, dificultad para realizar tareas apropiadas a su

etapa de maduración, orinarse en la cama y chuparse el pulgar.

Alivio: Puede ocurrir si el ser querido había estado sufriendo o si el niño o niña

tenía una relación difícil con la persona fallecida .

Temor: Puede tener miedo de enfermarse o de morir, de la oscuridad o de la

separación y abandono de parte de un ser querido.

Culpa: Si el niño o niña se siente responsable por la muerte porque dijo o hizo

algo "malo" antes que la persona falleciera, si el niño o niña siente alivio por la

muerte o si el niño o niña "deseó" que la persona falleciera.

Aceptación: Comprender que la muerte es definitiva .

 

Alentar tranquilizar tocar

Reacciones Complicadas ante el Duelo

Es importante recordar que todas las respuestas emocionales, físicas y de

comportamiento arriba enumeradas son expresiones normales de duelo en los

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niños. Un niño puede experimentar algunas o todas estas reacciones o puede no

mostrar reacción alguna.

Se sabe perfectamente que el tiempo es un factor importante en el proceso de

duelo. Si cualesquiera de estos comportamientos se prolonga, se agrava y/o

afecta en gran medida la capacidad del niño de realizar funciones normales (por

ejemplo, la escuela, el aseo personal, la interacción con sus compañeros), puede

resultar útil la asistencia profesional de maestros, pediatras, clérigos o

profesionales de la salud mental.

Las siguientes reacciones al duelo pueden requieren asistencia inmediata de un

profesional calificado:

Pensamientos suicidas.

Abuso de drogas o alcohol.

Pesadillas o alteraciones del sueño prolongadas.

Culpa excesiva y/o inadecuada.

Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.

Retraimiento y/o tristeza extremos.

Comportamientos en los que se corren riesgos peligrosos.

 

Guías para Ayudar a los Niños en Proceso de Duelo

Todos vivimos el duelo cuando un ser querido muere, incluyendo a los niños. El

proceso de duelo ayuda a la gente a curar su dolor. El dolor es una reacción

natural ante la pérdida de alguien cercano. Si bien es natural querer proteger a

nuestros hijos del dolor de la pérdida, esto es imposible. Los niños necesitan

nuestra ayuda para encontrar la aceptación de su pérdida.

Las siguientes son guías que puede usar para ayudar a los niños con su duelo:

Lo más importante que hay que recordar para ayudar a los niños a enfrentarse a la

muerte de un ser querido es permitirles expresar su duelo a su propio modo y en

su propio tiempo. Los niños necesitan sentir que ESTÁ BIEN hablar de la muerte.

Los adultos deben hacerles saber a los niños que están disponibles para

escucharlos y ayudarlos, y que ESTÁ BIEN llorar cuando uno está triste.

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Es importante no ser categórico y no sugerirle al niño o a la niña como debe o no

debe sentirse. La risa y el comportamiento juguetón no significan que el niño no

esté viviendo el duelo. También es normal que un niño se sienta enojado, herido o

abandonado por el ser querido que falleció.

También ESTÁ BIEN si el niño no desea hablar. A veces los niños están molestos,

pero no pueden especificar por qué. Es importante darles tiempo y aliento para

que compartan sus sentimientos. El contacto físico (abrazos) ayuda al niño o niña

en proceso de duelo a sentirse seguro expresando emociones y también le

garantiza que es amado/a y que cuidarán de él o ella.

También es importante permitirle al niño que se preocupe por usted. Esto

puede ser tranquilizador para un niño.

Duelo fuerza apoyo

Es importante que los adultos expresen sus propios sentimientos sobre la muerte

porque dar el ejemplo de la expresión del duelo les da permiso a los niños para

expresar también sus sentimientos. Sin embargo, no se puede esperar que los

niños vivan el duelo del mismo modo que los adultos.

Es importante decirle al niño la verdad sobre las circunstancias de la muerte de un

ser querido. La explicación debe ser simple, evitando eufemismos tales como,

"pasó a mejor vida", "expiró", "se fue", "se fue a dormir". Los niños pueden creer

que la persona volverá o despertará o pueden tener miedo de irse a dormir.

 

Explique qué significa "muerto", es decir, que el cuerpo ha dejado de funcionar.

Podría ser útil; particularmente con los niños más pequeños, decir, "Cuando la

gente muere ya no respira, no come, no habla, no piensa y no siente".

Puede ser de gran ayuda explicarle a un niño que siempre conservará en su

interior los recuerdos y sentimientos compartidos con el ser querido.

Cuando el ser querido por un niño fallece a causa de una enfermedad grave, es

importante distinguir claramente con el niño la diferencia entre una enfermedad

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menor o un resfriado y una enfermedad grave. Esto ayudará a evitar que el niño o

la niña se imaginen que él, ella u otro ser querido podrían morir la próxima vez que

enfermen.

Es importante responder a todas las preguntas del niño siendo lo más específico y

honesto posible. Es muy importante comprobar si un niño ha comprendido lo que

se le dijo. A veces la mejor manera de responder a la pregunta, "¿Cuándo te vas a

morir?" es formular una pregunta aclaratoria como por ejemplo, "¿Te preocupa

que no estaré aquí para cuidarte?"

 

ESTÁ BIEN decir que no sabe la respuesta si el niño hace una pregunta

difícil.*

Si el niño o la niña sienten que pudieron haber "causado" la muerte, es importante

explicarles acerca de la causa de la muerte y hacerles entender que cualquier

pensamiento que él o ella pudiesen haber tenido sobre la persona no provocaron

la muerte.

La religión es una importante fuente de fuerza para la gente durante el proceso de

duelo. Es importante recordar que los niños toman las cosas de manera literal, por

lo que explicaciones tales como, "Es la voluntad de Dios" o "Bonnie está feliz en el

cielo" podrían provocar temor o confusión, en lugar de consuelo, particularmente si

la religión no ha jugado un papel importante en la vida del niño.

 

Es importante preguntar cómo el niño percibe lo que se le explica sobre la

muerte. 

Es importante hablar sobre la persona que ha fallecido. Usted también puede

alentar al niño o niña a compartir sus recuerdos. Ver álbumes de fotos e ir a

lugares especiales que recuerden al ser querido al niño o niña (incluyendo la

morada final) puede ser importante.

Los padres pueden verse tentados a "enviar lejos a los niños" cuando hay una

pérdida, ya fuere para protegerlos de los sentimientos de dolor o porque les

resultare difícil cuidar de ellos mientras estén viviendo su propio duelo. Durante el

período de duelo, los niños a menudo se sienten más reconfortados por los

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entornos y las rutinas familiares y la separación puede incrementar sus miedos

sobre el abandono.

 

El trabajo de duelo toma más tiempo para algunos niños que para otros. Es

importante no presionar a los niños a retomar sus actividades normales.

 Los padres en proceso de duelo necesitan cuidar de sí mismos. Los adultos que

han perdido a un ser querido serán mucho más capaces de ayudar a los niños a

atravesar su duelo si obtienen ayuda para sí mismos. Acepte los ofrecimientos de

ayuda y apoyo que haga la gente. Los parientes y amigos pueden realizar

trámites, cuidar de los niños, etc.

 

Emociones cariño recuerdo

Rituales y Ceremonias

Los rituales son una parte importante de la vida humana, independientemente de

la edad y la experiencia de vida de cada uno. Cuando ocurre una muerte, los

adultos se enfrentan a decisiones difíciles sobre si incluir o no a los hijos en los

rituales fúnebres, tales como funerales, servicios conmemorativos y visitas al

cementerio.

Las siguientes sugerencias pueden ayudarlo a tomar estas decisiones:

Nunca obligue al niño a ver o a tocar el cuerpo, el niño necesita que se le brinde

esa elección y que dicha elección sea luego respetada. Si el niño o la niña van a

ver el cuerpo, es útil recordarles que la muerte es definitiva y describir qué aspecto

podría tener el cuerpo. Para algunos niños, tocar el cuerpo puede ser una forma

de satisfacer su curiosidad, decir adiós o expresar su amor.

Los niños tampoco deben ser obligados a asistir a un ritual, como por ejemplo un

funeral o servicio conmemorativo. Sin embargo, es importante comprender las

razones del niño para no desear asistir, por lo que se debe platicar acerca de

cualesquiera temores o preguntas.

 

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Siempre prepare a los niños para lo que ocurrirá en cualquier ritual fúnebre.

Describir loe eventos en detalle (lo que verán, cómo podría reaccionar otra gente,

etc.) puede ayudar a disminuir las ansiedades de los niños sobre el

acontecimiento.

Hágales saber que ESTÁ BIEN llorar y que también ESTÁ BIEN no tener deseos

de llorar. En el ritual, permita que el niño o la niña digan adiós a su manera. El

niño quizás desee llevar un obsequio especial para poner en el ataúd o decirle

adiós al difunto.

La atención y cariño adicionales de parte de los adultos pueden ser necesarios

para que los niños no se sientan olvidados o abandonados. Considere hacer

arreglos con un adulto confiable para que un niño o niña pueda dejar el funeral o

servicio conmemorativo antes de tiempo si así lo desea.

Recuerde a los niños que el ser querido fallecido ya no siente nada, entonces ser

enterrado o cremado no será doloroso. Si el niño desea ver el cuerpo antes de una

cremación, la mayoría de las funerarias pueden arreglarlo. Cuando le describa la

cremación a un niño, puede ser de gran ayuda decir: "La cremación es cuando se

usa calor para transformar el cuerpo en cenizas".

Las visitas al cementerio pueden ser de gran ayuda. Las visitas pueden ser una

forma de decir adiós o de satisfacer la curiosidad natural. Explique lo que el niño o

niña verá durante la visita al cementerio y permítale que haga preguntas. Colocar

flores sobre la tumba o llevar un regalo o recuerdo especial puede ser útil.

A algunos niños les resulta de gran ayuda escribir una carta al difunto. Otros

niños, particularmente los más pequeños, son capaces de expresar emociones

haciendo dibujos de la persona fallecida o dibujos sobre sus recuerdos de la

persona fallecida. Otra sugerencia es hacer que el niño o niña plante un árbol o

flores en recuerdo de su ser querido.

 

El cumpleaños y el aniversario de la muerte del ser querido del niño pueden

reconocerse llevando a cabo un ritual o teniendo un momento de recuerdo.

Aprender ayudar cuidar

Recursos para el Duelo de los Niños

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Libros Útiles sobre los Niños y el Duelo (en inglés):

1. Buscaglia, Leo, (1982) Freddie la Hoja [ Freddie the Leaf .] Holt, Rinehart and

Winston.

2. Fassler, Joan, (1971) Mi Abuelo Murió Hoy [ My Grandpa Died Today .] New

York: Behavioral Publications Co.

3. Grollman, Earl, (1967) Explicando la Muerte a los Niños [ Explaining Death to

Children .] Boston: Beacon.

4. Krementz, J., (1988) Qué se Siente Cuando Muere Uno de los Padres [ How it

Feels When a Parent Dies.] New York: Knopf.

5. Wolfelt, Alan, (2001) Curando su Corazón Doliente para los Niños [ Healing

Your Grieving Heart for Kids.] Ft. Collins, CO: Companion.

6. Wolfelt, Alan, (1983) Ayudando a los Niños a hacer frente al Duelo [ Helping

Children Cope with Grief.] Bristol, PA: Desarrollo acelerado.

7. Worden, J.W., (1996) Los Niños y el Duelo: Cuando Uno de los Padres Muere

[ Children and Grief: When a Parent Dies.] New York: Guilford Press.

Otros Recursos para Niños en Proceso de Duelo:

Consejeros escolares

Iglesias

Organizaciones de hospicios

Consejeros infantiles y familiares

Familiares y amigos

Pediatras

Bibliotecas y librerías

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LA PÉRDIDA EN EL NIÑO --MUERTE, LUTO Y DUELO

CÓMO PUEDEN LOS CUIDADORES AYUDAR A NIÑOS QUE HAN ESTADO EXPUESTOS A MUERTES TRAUMÁTICAS

Bruce D. Perry, M.D., Ph. D.Jana Rubenstein, M.Ed., LPC

The ChildTrauma Programswww.ChildTrauma.org

* This is an Academy version Adaptado de:LA PÉRDIDA EN EL NIÑO, MUERTE, LUTO Y DUELOBD Perry, 1995

Traducido con permiso del autor por : Alma Collazo y Edgar Rivera,Instituto de Programación Neurolingüística de Puerto Rico, Inc.San Juan, Puerto Rico

Tabla de Contenido

Introducción

Preguntas Frecuentes

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¿Qué Puedo Hacer?

Acerca de los Autores

INTRODUCCIÓN

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA AYUDAR A NIÑOS EN LUTO

Para la mayoría de los niños, el luto es una experiencia nueva. Y como pasa con toda nueva experiencia, lo desconocido puede resultar confuso y amedrentador. La mayor parte de los niños no saben qué esperar luego de la pérdida de un miembro de la familia o algún amigo. Es posible que los niños pequeños no comprendan qué realmente significa morir y puedan sentirse confundidos por las reacciones de los miembros de su familia.

Ya para cuando la mayoría de las personas llegan a la adultez, entienden mejor la muerte y el proceso de luto es más predecible. Los adultos ya han experimentado de primera mano sentimientos de coraje, confusión y tristeza, y han aprendido formas de manejarlas y sanar una pérdida. Los niños buscan respuestas y consuelo de los mayores que les rodean, sin embargo, a menudo nos sentimos impotentes para esta función. Si bien los adultos no tienen todas las respuestas, pueden ayudar a los niños a comprender mejor ese proceso del luto.

Esta guía trata algunos temas claves relacionados al complejo conjunto de reacciones en el niño como resultado de una muerte traumática. Aún cuando focaliza en la muerte traumática, esta información puede ser de ayuda a familias, trabajadores de casos, maestros y otros adultos que trabajen y vivan con algún niño que está experimentando el luto.

Esta sencilla guía intenta informar y ofrecer principios generales -- su intención no es ser totalmente abarcadora o excluir otras observaciones o enfoques en la ayuda a niños en luto.

PREGUNTAS FRECUENTES

1. ¿Debería hablar del evento traumático?

No temas hablar del evento traumático. Los niños no se benefician de "no pensar en ello"o "sacarlo de sus mentes". Si el niño percibe que sus cuidadores están alterados por la situación, no lo traerá a colación. A la larga, ésto hace que el proceso de recuperación del niño sea aún más difícil. No traigas tú el tema, pero si el niño lo trae, no evites discutirlo.

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Escucha al niño, contesta sus preguntas, ofrécele consuelo y apoyo. A menudo no tenemos explicaciones adecuadas para una muerte sin sentido o traumática. Está bien decirle que no sabes por qué paso una cosa así, y que tú también te sientes confundido y alterado por ello. A la larga, el escuchar y consolar al niño sin evadir o sobre reaccionar, tendrá unos efectos positivos críticos y de larga duración en la habilidad que éste desarrolle el niño para manejar la pérdida traumática.

2. ¿Cómo debería hablar del suceso?

Utiliza un lenguaje y explicaciones apropiadas para la edad. El momento en que se hace y el lenguaje utilizado son importantes. En los momentos inmediatos después de la muerte, el niño no estará muy capacitado para procesar información compleja o abstracta. Según se aleja del incidente, podrá focalizar por más tiempo, digerir más y buscarle más sentido a lo que ha ocurrido. No te sorprendas si el niño actúa como si la persona amada no hubiese muerto o que habrá de regresar. A veces los niños pequeños se comportan como si no hubiesen "escuchado"nada de lo que dijiste. Se requieren muchos momentos de triste claridad para que la realidad de la pérdida penetre en los niños pequeños. Entre medio de esos momentos de dura realidad, los niños emplean una serie de técnicas para manejarse - algunas de las cuales podrían confundir o turbar a los adultos.

En este largo proceso el niño continúa "reexperimentando" la pérdida. En sus juegos, dibujos y palabras, el niño podría repetir,

reactuar y revivir algunos de los elementos de la pérdida traumática. Los adultos sobrevivientes escucharán al pequeño hacer las mismas preguntas una y otra vez. Puede que les pidan que describan una y otra vez "lo que pasó". El niño puede desarrollar una preocupación empática profunda por otros que estén también experimentando una pérdida, incluyendo los personajes de los caricaturas animadas y los animales. "¿Dónde está la mamá de Mickey Mouse?". O al ver un pájaro muerto podría preguntar - "¿Quién cuidará a sus pajaritos bebés ahora?".

El niño experimentará y procesará el mismo material en formas diferentes en distintos momentos luego de que ocurriera la muerte. A la larga, la oportunidad de procesar y reprocesar muchas veces le facilitará un manejo saludable del suceso. Un niño específico podría estar reprocesándolo a través de todo su desarrollo. Aún años después de la muerte de la madre o un hermano, el niño podría revivir la pérdida y luchar por comprenderla desde su perspectiva de desarrollo actual.

Uno de los elementos más importantes de este proceso, es que los niños a diferentes edades tienen distintos estilos de adaptación y distintas habilidades para comprender conceptos abstractos como la muerte. Niños de distintas edades tienen muy diversas ideas sobre ésta. Los muy pequeñitos pueden no darse cuenta de cuán terminante es. Trata de no asociar el sueño con la muerte. Si ambas llegan a asociarse, no sería sorprendente que el niño tuviera miedo de dormir; o le diera miedo que sus seres amados se duerman. Trata de obtener

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algún entendimiento de lo que el niño piensa que es la muerte - tiene una visión de la otra vida, existen algunos miedos específicos de la muerte, y así por el estilo. Mientras más entiendas el concepto que tiene el niño de la muerte, más fácil se te hará comunicarte con él en una forma significativa.

3. ¿Debería hablar a otros del suceso traumático?

Sí. Informa a los adultos y niños en la vida del pequeño, de lo que ha ocurrido. Permite que los maestros, los padres de los amigos del niño y, de ser apropiado, sus compañeros, conozcan algo del dolor que éste está viviendo. A veces ésto hace que las personas en su vida le ofrezcan un poco de tolerancia, comprensión o nutrimento que le suavice el camino. Muchas veces la gente puede ser intolerante o insensible al tratar con el dolor de un niño en luto "¿No es ya tiempo de que lo sobrepase?"Cuando observes algo así, no seas tímido en llamar a la persona aparte y educarlo al respecto.

4. ¿Cuál es la diferencia entre luto y duelo?

Luto es la etiqueta que se le ha puesto al conjunto de reacciones emocionales, cognoscitivas, conductuales y físicas que se observan luego de la muerte de un ser querido. Las respuestas normales al luto incluyen negación, adormecimiento emocional, coraje, rabia, ataques de ansiedad (punzadas), tristeza, miedo, confusión, dificultad para dormir, regresión en los niños, malestar de estómago, pérdida del apetito, materializaciones histéricas (percepciones visuales o auditivas pasajeras de haber visto o escuchado a la persona querida) y otros muchos síntomas potenciales. Estos síntomas son similares a los que a menudo se observan en los periodos post-traumáticos agudos.

El duelo es el proceso formal de responder a la muerte. Ésto incluye los servicios fúnebres, funeral, velorio, vestirse de luto, y cosas por el estilo. Estos actos semi-ritualistas son muy útiles para organizar y focalizar la reacción de luto en el periodo inmediato después de la muerte. Es importante permitir que los niños participen de los elementos de este proceso. Uno de los elementos sanadores más importantes del duelo es que resulta ser un modo en que la persona puede "tener control" sobre la forma en que experimenta el trauma. En lugar de sentarse solo, con una serie de recuerdos intrusivos relacionados a la muerte, uno puede, en forma controlada, recordar a la persona perdida sin enfocar el suceso de muerte. El grado de control que se tenga al manejar un evento traumático es muy importante al determinar cuán destructivo éste llegará a ser con el tiempo.

5. ¿Cuánto tiempo debería durar el luto?

El luto es normal -- las reacciones persistentes de luto no lo son. Así como una reacción persistente al trauma puede significar grandes problemas, lo mismo ocurre con las reacciones de luto persistentes. Si los síntomas que describimos arriba duran por más de seis meses, o si éstos interfieren con cualquier aspecto del funcionamiento, es necesario hacerles frente. Si el niño está en terapia,

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comunícaselo al terapista. Averigua si su desempeño escolar se ha afectado. Obseva cualquier cambio que ocurra en sus patrones de juego o pérdida de interés en otras actividades. Observa. Sé paciente. Sé tolerante. Simpatiza con él. Éstos niños han sido heridos y viven en continuo dolor.

6. ¿Debería yo preocuparme cuando un niño me dice que escucha la voz de su padre muerto?

Espera que ocurran experiencias "sensoriales" fuera de lo común. Los niños (y adultos) a menudo experimentan sensaciones visuales, auditivas y sensoriales fuera de lo común, aún más de seis meses después de ocurrida la pérdida. El niño puede pensar que escuchó la voz de la persona-- o que la vio entre la multitud-- o que de reojo le pareció ver su imagen reflejada en la ventana. Estas percepciones son más comunes a la hora de levantarse o acostarse. Las mismas pueden resultar perturbadoras tanto para los padres, cuidadores como para el niño. Tranquiliza al niño. A menudo estas "visiones"se interpretan dentro del contexto de unas creencias religiosas -- "vuelven a decirme que todo está bien -- todavía están conmigo". Ésto puede ser muy importante para el niño y no hay razón alguna para socavar estos sentimientos. Estas "materializaciones histéricas" son comunes y a menudo mal llamadas "halucinaciones"visuales o auditivas. Si tienes alguna pregunta sobre estos síntomas, contacta a algún profesional de la salud mental de experiencia o a un médico.

7. ¿Entienden los niños estos sucesos con exactitud?

Con frecuencia, los niños pequeños hacen unas presunciones equivocadas respecto a la causa de eventos importantes. Desgraciadamente estas presunciones pueden incluir algún sentido de que el suceso--la muerte de un ser querido inclusive-- fue su culpa. Los adultos a menudo asumen que la causalidad está clara -- murió en un accidente de carro, recibió un disparo de un carro que pasaba, murió en un fuego-- El niño fácilmente puede distorsionar el suceso y llegar a conclusiones equivocadas de su causa. Mi mamá murió en un accidente de carro porque venía a recogerme a la escuela. La persona que le disparó a mi hermano me estaba apuntando a mi y le pegó a mi hermano pues él estaba en mi cuarto. El fuego fue la forma en que Dios castigó (o hizo martirizó) a mi familia. En muchas de sus explicaciones distorsionadas, los niños asumen cierto grado de responsabilidad por la muerte. Ésto puede llevarlos a tener sentimientos de culpa sumamente destructivos e inapropiados.

Sé claro. Explora lo que el niño siente sobre la causa del suceso. Corrige y aclara si notas que está llevando algún razonamiento equivocado. Con el tiempo, la habilidad del niño para hacerle frente a estas situaciones se asocia a su habilidad para entender. Aún cuando hay ciertos elementos de la muerte y la tragedia que parecieran estar fuera de toda comprensión, así mismo se le puede explicar al niño-- hay algunas cosas que no entendemos. No dejes que el niño desarrolle el sentido de que hay algo secreto en este asunto-- ésto podría resultar muy

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destructivo. Permíte al niño saber que hay cosas que los adultos tampoco saben ni pueden entender.

¿CÓMO PUEDO AYUDAR?

1. Sé sincero, abierto y claro

Ofrece a los niños los hechos relacionados a la muerte. Aún cuando no hay necesidad de describirlos con lujo de detalle, es importante que se le ofrezcan algunos detalles. A veces éstos serán horribles, pero es necesario que el niño reciba infomación correcta de los hechos. De no ofrecércelos, su imaginación los suplirá. Muy a menudo estos detalles imaginarios son distorsionados, poco precisos, aún más horribles que los detalles de la realidad misma y pueden interferir con el proceso de sanación a largo plazo.

2. No evites hablar del tema cuando el niño lo traiga.

Al igual que con otros traumas, los mayores que rodean al niño tienen que estar disponibles cuando éste desee hablar, pero a la vez deberán abstenerse de escudriñarle si el niño no desea hacerlo. Ésto puede querer decir contestar alguna pregunta -- puede querer decir luchar con una pregunta muy difícil. "¿Duele cuando uno muere quemado?" No te sorprendas si en medio de tu lucha por encontrar la respuesta correcta, el niño se va a jugar y se muestra desinteresado. En ese momento no ha podido tolerar el nivel de intensidad emocional y está tratando de manejarlo evadiéndolo.

Los niños pueden percibir si el tema es emocionalmente difícil para los adultos que le rodean. Es posible que entonces trate de agradarlos--ya bien evitando los tópicos emocionales o insistiendo en otros que sientan son más agradables para los adultos. Trata de medir tu propio sentido de incomodidad y háblalo directamente con el niño. Para él resultará reconfortante saber que no está solo en su malestar emocional.

Los niños miran hacia los adultos para comprender e interpretar sus propios estados internos. Los más pequeñitos aún pueden reflejar la naturaleza e intensidad de las emociones de los mayores. Así que si sientes que no estás capacitado para controlar tus emociones cuando está tratando de ayudar a un niño, necesitarás utilizar contigo mismo algunas técnicas para manejarlo. Toma unos momentos para ti, serénate y luego trata de ayudar al niño. Es simplemente humano perder el control y tornarse sumamente emocional en momentos como éstos. No es malo si, cuando te sientas más sereno, puedas ayudar al niño a comprender cómo fuiste abrumado por la emción (tal como le pasa a ellos algunas veces) y cómo tú también estás tratando de comprender. "Tenemos que ayudarnos unos a otros cuando estamos tristes".

3. Prepárate a discutir los mismos detalles una y otra vez.

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Espera oir al niño decir cosas que tal parecería no te "escuchó" cuando se lo dijiste la primera vez. Las poderosas y pervasivas implicaciones de la muerte para un niño pueden ser abrumadoras -- un evento traumático. Las respuestas del niño a la muerte de uno de sus padres, de un hermano u otro ser querido, podrán ser similares a sus respuestas en cualquier otro evento traumático. Ésto puede incluir adormecimiento emocional, evasión, tristeza, regresión, episodios de manifestación de coraje, frustración, miedo de lo desconocido (el futuro), impotencia y confusión.

El niño tendrá recuerdos recurrentes, intrusivos y que despierten sus emociones, de la persona amada o de su muerte,. Si no tiene una imagen clara de cómo ocurrió la muerte, imaginará una diversidad de escenarios. Estas imágenes se repetirán una y otra vez. Cuando lo hagan, el niño ( si él o ella se siente a salvo y apoyado por los mayores que le rodean) volverá a preguntar sobre la muerte, cosas específicas de ésta y de su ser querido. Con paciencia, repítele los datos claros y verdaderos. Si hay algo que no sabes -- si también tú te has preguntado sobre la naturaleza de la muerte o algún detalle de esta pérdida en específico-- compártelo con el niño. Ayúdale a explorar posibles explicaciones, permítele entender que tanto tú como otros adultos pueden y muy a menudo tienen, que vivir con muchas incógnitas. Sin embargo, déjale saber que en este proceso que hay cosas que sí sabemos-- cosas que sí entendemos. Trae a la conversación memorias, recuerdos e imágenes positivas de la persona amada.

4. Está disponible para el niño, se nutriente, reconfortante y predecible.

Haz lo mejor que puedas para estar disponible, ser cariñoso, brindar apoyo y ser predecible. Todo ésto le facilitará el trabajo al niño. Se sentirán más seguros y cuidados. La pérdida de uno de sus padres, algún hermano u otro ser querido es un suceso extremadamente traumático que cambiará para siempre la vida del niño. El niño tiene ante si, en cierto sentido, la tarea para su vida entera de trabajar y volver a trabajar-- experimentar y volver a experimentar la pérdida de estos seres amados. Cada festividad-- cada ocasión "familiar"-- revivirá en el niño la pérdida, la muerte y el fantasma de su ser amado. La presencia de cuidadores, maestros, terapistas y trabajadores de casos, que estén disponibles, sean nutrientes y cariñosos, ayudará a que esta travesía sea más fácil.

5. Entiende que los niños sobrevivientes, a menudo se sienten culpables.

Un niño que sobrevive cuando miembros de su familia han muerto, puede a menudo sentirse culpable. Ésta es una creencia que podría resultarle sumamente destructiva y pervasiva. El grado de culpa que el niño pueda sentir, frecuentemente está asociado con el nivel en que desarrollan y mantienen unas presunciones equivocadas del suceso. Uno de los pricipios más importantes en este proceso es que los niños no saben cómo verbalizar o expresar su sentido de culpa del mismo modo que lo hace los adultos. El sentido de culpa, como lo expresan los niños, puede más bien observarse en conductas y emociones relacionadas al odio de si mismos y la auto-destrucción. Es muy posible que el

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niño no pueda poner en palabras que su sentido de culpa por haber sobrevivido esté íntimamente relacionado a su sentido de minusvalía, o sus conductas destructivas o de auto-maltrato.

Niños que sobreviven la muerte súbita de alguno de sus padres sufrirán un profundo sentido de culpa por el hecho de haber sobrevivido. Hubo algo malo en mi. Yo pude haber estado allí-- Yo debí haber estado allí. Estos pensamientos recurrirán en un sinnumero de formas; y la mayor parte de las veces el resultado de estos serán pensamintos de culpa. Si los cuidadores, terapistas y maestros de estos niños pueden minimizar estas ideas potencialmente destructivas y en aumento, se facilitará su recuperación.

6. Aprovecha otros recursos

Existen muchos otros profesionales bien adiestrados que están dispuestos a ayudar, a ti y al niño, en tu trabajo con estos problemas. Aprovéchalos. Si el niño está recibiendo terapia, habla con su terapista. Llama a nuestras oficinas--estamos siempre inetresados en ayudar a los niños. Siempre recuerda que ésto no desaparece-- la forma en que el niño lo experimenta cambia, evoluciona y madura. La pérdida de uno de sus padres, un hermano o par, siempre estará con ellos. Ayúdalos, con el tiempo con tu amor y comprensión, a desarrollar un sentido maduro de esta pérdida.

ACERCA DE LOS AUTORES

Bruce Duncan Perry, M.D., Ph. D.

Dr. Perry es el Director Médico, los Programas Provinciales en la Salud Mental de Niños para el Alberta la Tabla Mental de la Salud. Además él continúa dirigir la Academia de ChildTrauma, una instrucción y founded de instituto de investigación en 1990. De 1992 a 2001, Dr. Perry sirvió como el Thomas S. El Profesor de Investigación de Trammell de la Psiquiatría de Niño en el Colegio de Baylor de la Medicina y el Jefe de la Psiquiatría en el Hospital de Niños de Tejas en Houston, Tejas. Para mas informacion favor de leer su bibliografia.

Jana Rubensein, M.Ed., LPC

Jana Rubenstein es el Director de la Academia de ChildTrauma. En este papel ella proporciona el descuido y el liderazgo para los varios proyectos de Academia. La Sra. Rubenstein tiene trabajar clínico extenso de experiencia con niños y familias tratando con el trauma y la pérdida.