Nota central del segundo numero

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Tesis para pensar el AT NUEVA LEY DE SALUD MENTAL NOTA PRINCIPAL 12 El 26 de noviembre de 2010 fue aprobada en el congreso la nueva Ley de Salud Mental Nacional.

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Nota central del segundo numero escrita por el Mgr. Gervasio Noailles

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Tesis para pensar el AT

NUEVA LEY DE SALUD MENTAL

NOTA PRINCIPAL

12

El 26 de noviembre de 2010 fue aprobada en el congreso la nueva Ley de Salud Mental Nacional.

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I La ley siempre llega tarde.El 2 de diciembre de 2010 fue promulgada la Ley Na-cional de Salud Mental (LNSM). En este contexto –y

en estas páginas-, resulta ineludible pensar las implicancias de dicha ley en la práctica del Acompañamiento Terapéu-tico (AT).

Partamos de la tesis de que la ley siempre llega tarde, se acomoda para que la vida no esté permanentemente en off-side, ya que si el banderín del juez de línea no baja nunca, no hay juego posible. Por ejemplo, la ley de divorcio se aprobó cuando miles de parejas ya se habían separado de hecho. En este caso, la ley se acomodó para que no se note que hacía mucho que no regulaba nada al respecto de la convivencia de las personas que se amaban o se dejaban de amar. La tesis es que la ley se acomoda para que la política en acto no se le escape permanentemente, para que no se note que la ley regula poco y nada.La función del Estado al promulgar leyes no es permitir cosas que de hecho suceden, sino generar las condiciones para que las prácticas instaladas sean de acceso libre e igualitario para todos los ciudadanos. El caso de una ley que garantice el acceso libre y gratuito a un aborto es un ejemplo paradigmático de lo planteado. La práctica del aborto está totalmente instalada en el país; una ley que legalice el aborto, simplemente igualaría el acceso a una práctica que se encuentra vedada para millones de mujeres que no pueden pagar un aborto seguro.En este contexto hay que pensar en qué medida la LNSM va a incidir en la práctica del AT para que los usuarios no sean acotados a los consumidores que pueden pagarlo.

II La práctica del acompañamiento terapéutico está más allá de la Ley.

Hasta la fecha, el AT es una práctica que se desarrolla más allá de la ley. ¿Quién está habilitado para trabajar como acompañante terapéutico? ¿Qué responsabilidad jurídica tiene un acompañante terapéutico con un paciente? ¿Qué formación hay que tener? ¿Quiénes pueden dar cursos para ser acompañante terapéutico? ¿Sirven los cursos? ¿Cuándo se puede hablar de mala praxis en un AT? ¿Un acompañante terapéutico debe guardar el secreto pro-fesional? ¿Un acompañante puede acompañar a varios miembros de un grupo familiar? Son todas preguntas que no tienen una respuesta, ya que los códigos de ética no incluyen el dispositivo de AT.

Muchas de estas preguntas se responden intuitivamente, otras harán síntoma en el trabajo o en las condiciones laborales de los acompañantes. En el contexto actual hay que pensar el modo en que la LNSM incide en las condiciones para que muchas de estas preguntas dejen de responderse intuitivamente y permite regular la práctica del AT.

III No hay acompañamiento terapéutico sin pensamiento.No todo encuentro entre un acompañante terapéu-

tico y un paciente es un acompañamiento terapéutico. Hay acompañamientos terapéuticos que se reducen a sacar a pasear un paciente. Indudablemente eso puede ser terapéutico para un paciente –también para la familia que sabe que el paciente está en la calle acompañado de alguien responsable. Lo que hay que pensar es cuáles son las condiciones para que un acompañamiento devenga es-trictamente terapéutico, es decir, esté pensado en función de la dirección de la cura y no como un parche en la vida cotidiana de la familia o el paciente.

La condición para eso es el pensamiento. Pensamiento situado, teórico. Quien ha trabajado como acompañan-te sabe perfectamente que la urgencia, las situaciones desopilantes, las angustias y risas no permiten pensar las intervenciones. No se trata de pensar todo el tiempo y de no actuar hasta haber pensado y contrastado el caso con los escritos canónicos y los seminarios traducidos del francés.

Para que un acompañamiento sea terapéutico, se deben garantizar las condiciones de pensamiento. Es decir, se debe contar con espacios de supervisión, intercambio, reflexión, contención, catarsis, discusión de pacientes, intercambio con los profesionales a cargo, etc.Garantizar esos espacios es responsabilidad en primer lugar del analista o psiquiatra a cargo del paciente –quie-nes indican el acompañamiento- y en segundo lugar es responsabilidad del coordinador del acompañamiento.Si no se cuenta con estas condiciones, el acompañante de turno se verá reducido a pasea perros, será una custodia cognitivo conductual, marca personal kleiniana, guarda espaldas freudiano, enfermero con lectura lacaniana, pero no acompañante terapéutico.

TEXTOGervasio NoaillesFOTOS Bruno Szister

El 2 de diciembre de 2010 fue

promulgada la Ley Nacional

de Salud Mental. Se presenta

una serie de tesis para pensar

su impacto sobre el AT y sobre

las condiciones de posibilidad

necesarias para que nuestra

práctica además de ser po-

sible, garantice los derechos

humanos de los pacientes.

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IV

Sin la regulación de la ley, el acompañamiento terapéutico deviene en dispositivo de gestión de la

cuestión social.Por cuestión social se entiende la tensión subyacente entre las igualdades jurídicas formales y las desigualdades socioeconómicas reales. El proyecto político de la moder-nidad se construye sobre la ficción de que todos los seres humanos sean iguales ante la ley formal, sin embargo la aplicación cotidiana de la ley establece enormes diferencias de clase, de género, de nacionalidad, de elección sexual, de raza, etc.

La cuestión social es la estrategia utilizada para gestionar estas diferencias, para evitar que estalle el conflicto por las desigualdades ante la ley. Esta estrategia ha variado según el contexto histórico-político. Algunas de las estrategias utilizadas para gestionar la cuestión social han sido la religión –como opio de los pueblos-, la represión policial o parapolicial, el Estado de Bienestar, las estrategias de producción de cuerpos dóciles o de subjetividades disci-plinadas.

Bien puede plantearse al acompañamiento terapéutico como una estrategia contemporánea de gestión de la cuestión social. La ficción acuñada bajo el nombre de mo-dernidad plantea que todos somos iguales ante la Ley, que el Estado debe garantizar a todos los ciudadanos –entre otras cosas- condiciones dignas de atención en salud men-tal (SM). Hasta ahí la ley formal. La aplicación de la ley, demuestra que esto no es así: neuropsiquiátricos públicos que son depósitos de pobres; condiciones degradantes de internación y tratamientos crónicos que lejos de curar aíslan a los pacientes de la comunidad encerrándolos en instituciones enloquecedoras.

En este contexto el acompañamiento terapéutico es un dispositivo que sirve para descomprimir el sistema estatal de SM y por lo tanto gestiona la cuestión social evitando que se visibilicen las condiciones de internación, las estra-tegias de abandono y la falta de dispositivos de externa-ción y reinserción social de pacientes psiquiatrizados. Es en este punto donde hay que pensar los efectos de la LNSM, que como se verá tiene implicancias directas en la práctica del acompañamiento terapéutico.

La LNSM en el capítulo IV, inciso d) señala el “Derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa tera-péutica más conveniente, que menos restrinja sus derechos

y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria”. Como se ve, las implicancias para el acompañamiento terapéutico son enormes, ya que es esa la alternativa terapéutica que menos restringe las libertades y promueve la integración comunitaria.

Lo mismo se desprende del capítulo V de la LNSM (Modalidad de abordaje), en su artículo 9° señala que “el proceso de atención debe realizarse preferentemente fuera del ámbito de internación hospitalario y en el marco de un abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de la atención primaria de la salud. Se orientará al reforzamiento, restitución o promoción de los lazos sociales.” Este artículo parece hecho a medida para pensar la práctica y las modalidades de intervención de los acompañantes terapéuticos.

El artículo 11 del capítulo V señala que la autoridad de aplicación debe implementar “acciones de inclusión social, laboral y de atención en salud mental comunitaria. Se debe promover el desarrollo de dispositivos tales como: consultas ambulatorias; servicios de inclusión social y la-boral para personas después del alta institucional; atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y grupos familiares y comunitarios” Nuevamente, pareciera ser un artículo pensado para potenciar las prácticas de acompa-ñamiento terapéutico.

Como se ve, la LNSM genera condiciones de posibilidad para que el acompañamiento terapéutico se convierta en una herramienta fundamental en las políticas públicas de SM.

Pues bien, que se generen las condiciones de posibili-dad no garantiza que estas condiciones se traduzcan en prácticas y políticas concretas. Para que las condiciones de posibilidad habilitadas por la ley se conviertan en prácticas especificas que incidan en las políticas de SM y que res-guarden los DDHH de los pacientes y de los trabajadores, hace falta una posición subjetiva ante la ley, posición de pensamiento crítico.

Hay que pensar en qué me-

dida la LNSM va a incidir en la

práctica del AT para que los

usuarios no sean acotados a

los consumidores que pue-

den pagarlo.

Es necesario tener una posición

de pensamiento crítico ante la

ley para que el acompañamiento

terapéutico se convierta en una

herramienta que permita garanti-

zar el resguardo de los Derechos

Humanos de los pacientes con

sufrimiento mental

NOTA PRINCIPAL

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V

Con la Ley no alcanza para desarrollar una política de DDHH en SM. Se precisa una posición crítica – ética

ante la ley.Marquemos la cancha. La moral está constituida por un sistema de normas –determinadas históricamente- que dictan como se debe comportar un individuo. Quien cumpla con estas normas será un habitante correcto de una escena regulada por esas normas; quien no se adecue a las normas será sancionado por la moral –siempre conser-vadora- de la época. Correcto o incorrecto, son posiciones que se desprenden de la coincidencia o no con lo que dice la ley que se debe hacer.

La moral está compuesta por un conjunto de normas –implícitas o explícitas- pensadas por fuera de la situación específica. Si la ley se respeta a-críticamente nos encon-tramos con situaciones hipermorales, donde la ley aplasta al sujeto. A modo de ejemplo, pensemos en un hombre respetuoso de las leyes de tránsito, como tal, no avanza nunca ante un semáforo en rojo, incluso cuando tiene en el asiento del acompañante a su mujer en trabajo de parto. Este hombre –respetuoso y aplastado por la ley- debe ser pensado como un moralista y está muy lejos de tener una posición que le permita pensar, cuestionar y actuar más allá de la ley. Este hombre, es objeto de la ley, no sujeto. La posición ética implica una posición de soledad y pensa-miento situado donde lo establecido por el sistema moral queda excedido por la situación. Si la posición moral se define por la aplicación de normas pensadas por otro, la posición ética será una posición sujeto –ya no objeto de la ley- que piensa las normas y se hace responsable de su posición ante ellas. La posición ética, será entonces más allá de la moral.

Más arriba decíamos que el pensamiento es condición del acompañamiento terapéutico. Insistimos con esa tesis al plantear que es necesario tener una posición de pensa-miento crítico ante la ley para que el acompañamiento terapéutico se convierta en una herramienta que permita garantizar el resguardo de los Derechos Humanos de los pacientes con sufrimiento mental.

La tesis fuerte que interesa presentar en el presente escrito es que el resguardo de los derechos humanos de los pacientes con sufrimiento mental depende más de una posición ética de los trabajadores de la SM que de la Ley. Es a partir de esta tesis que interesa retornar a la letra de la LNSM, ya que en ella están las condiciones para que sean los trabajadores de la SM, quienes interpreten la ley y asuman los riesgos, responsabilidades y beneficios de esta posición crítica.

En los artículos de la LNSM señalados más arriba se ha subrayado “más conveniente, que menos restrinja” “pre-ferentemente”. Como se ve, se trata de una Ley que para su correcta aplicación obliga a pensar y decidir en cada situación qué es lo más conveniente, qué es lo que menos restringe libertades a cada paciente. La potencia de la ley analizada está en que deja al trabajador de la SM ante la necesidad de pensar, interpretar e intervenir en soledad, sin el resguardo de la ley.

Por lo tanto será el pensamiento situado el que permita a los acompañantes terapéuticos asumir una posición ética ante la ley. Sólo así serán efectivamente terapéuticos, sólo así serán efectivamente sujetos ante la ley, sólo así serán trabajadores de la SM que –lejos de ser un síntoma de la cuestión social- aportan al resguardo de los DDHH de los pacientes.

NOTA PRINCIPAL

Para que las condiciones de

posibilidad habilitadas por la

ley se conviertan en prácti-

cas especificas que incidan

en las políticas de SM y que

resguarden los DDHH de los

pacientes y de los trabajado-

res, hace falta una posición

subjetiva ante la ley, posición

de pensamiento crítico.

La aprobación de la ley fue celebrada por múltiples organismos e instituciónes de Derechos Humanos.

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