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Anuario del Centro de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Calatayud. N.º 23, pp. 199-225, 2017 NOTAS BÁSICAS PARA EL ESTUDIO DEL CONTEXTO POLÍTICO-SOCIAL Y CULTURAL DEL NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DEL CRISTIANISMO Y SU INFLUENCIA POSTERIOR Joaquín Antonio LÓPEZ RAMOS Estudiante del Máster El Mundo Clásico y su proyección en la cultura occidental de la Facultad de Filología de la UNED de Calatayud Resumen: El cristianismo nació como una más de las religiones surgidas en el contexto geográfico del Mediterráneo durante las décadas previas y posteriores al cambio del sistema político republicano al imperial en el Imperio Romano. Enrique- cido por diferentes influencias judías, griegas, romanas y orientales en general, ¿por qué acabó triunfando esta fe precisamente y no otras, con una fuerza tal que termina- ría arrastrando y asumiendo todo el engranaje religioso, social, político y cultural de Roma? A continuación pretendemos solo apuntar algunas causas y consecuencias de la rápida expansión cristiana por todo el mundo mediterráneo, una expansión que se fundamentó en la cultura grecolatina para construir su propia personalidad. Palabras clave: Cristianismo, judaísmo, cultura grecolatina, Imperio Romano, expansión cristiana. Abstract: Christianity was born as one more among the religions arising in the geographical Mediterranean context, during the previous and later decades that fo- llowed the transformation of the Roman Empire political system from a republic to an empire. Christianity was enriched by Jewish, Greek, Roman and oriental influen- ces. Why did this faith end up triumphing and not others? Why was Christianity so strong that it would drag and completely take on the religious, social, political and cultural machinery of Rome? We intend to point out some causes and consequences of the rapid Christian expansion in the entire Mediterranean region, as well as to hi- ghlight that the expansion through the region was based on the Greco-Latin culture that in turn constructed the personality of Christianity. Keywords: Christianity, judaism, greco-latin culture, Roman Empire, christian expansion. 1. CONTEXTO DEL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO 1.1. Marco histórico Tras el paso de Alejandro Magno, la monarquía lágida fundada por la dinastía de los Ptolomeos en Egipto, asumió el gobierno de Alejandría y su región, en la que se ubicaba una importante población judía, asentada en las tierras de Samaría, Judea y

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  • Anuario del Centro de la Universidad Nacional de Educacin a Distancia en Calatayud.N. 23, pp. 199-225, 2017

    NOTAS BSICAS PARA EL ESTUDIO DEL CONTEXTOPOLTICO-SOCIAL Y CULTURAL DEL NACIMIENTO

    Y EXPANSIN DEL CRISTIANISMOY SU INFLUENCIA POSTERIOR

    Joaqun Antonio LPEZ RAMOSEstudiante del Mster El Mundo Clsico y su proyeccin en la cultura occidental

    de la Facultad de Filologa de la UNED de Calatayud

    Resumen: El cristianismo naci como una ms de las religiones surgidas en el contexto geogrfico del Mediterrneo durante las dcadas previas y posteriores al cambio del sistema poltico republicano al imperial en el Imperio Romano. Enrique-cido por diferentes influencias judas, griegas, romanas y orientales en general, por qu acab triunfando esta fe precisamente y no otras, con una fuerza tal que termina-ra arrastrando y asumiendo todo el engranaje religioso, social, poltico y cultural de Roma? A continuacin pretendemos solo apuntar algunas causas y consecuencias de la rpida expansin cristiana por todo el mundo mediterrneo, una expansin que se fundament en la cultura grecolatina para construir su propia personalidad.

    Palabras clave: Cristianismo, judasmo, cultura grecolatina, Imperio Romano, expansin cristiana.Abstract: Christianity was born as one more among the religions arising in the

    geographical Mediterranean context, during the previous and later decades that fo-llowed the transformation of the Roman Empire political system from a republic to an empire. Christianity was enriched by Jewish, Greek, Roman and oriental influen-ces. Why did this faith end up triumphing and not others? Why was Christianity so strong that it would drag and completely take on the religious, social, political and cultural machinery of Rome? We intend to point out some causes and consequences of the rapid Christian expansion in the entire Mediterranean region, as well as to hi-ghlight that the expansion through the region was based on the Greco-Latin culture that in turn constructed the personality of Christianity.

    Keywords: Christianity, judaism, greco-latin culture, Roman Empire, christian expansion.

    1. CONTEXTO DEL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO

    1.1. Marco histricoTras el paso de Alejandro Magno, la monarqua lgida fundada por la dinasta de

    los Ptolomeos en Egipto, asumi el gobierno de Alejandra y su regin, en la que se ubicaba una importante poblacin juda, asentada en las tierras de Samara, Judea y

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    Edom. As, la cultura griega se encontr con el judasmo; y, reservndose el hebreo para los sectores literarios y religiosos, el arameo y el griego se aprendieron por parte de grandes capas sociales judas, siendo ste ltimo, adems, muy til para los negocios y la vida comercial de esas zonas. Ese comercio, por otra parte, favoreci la formacin de unas clases sociales altas enriquecidas que encumbraron un Sumo Sacerdocio al amparo del Templo1 que adquiri gran prestigio y poder sobre el culto religioso, y que estableci unos requisitos para pertenecer a la comunidad juda ob-servancia del calendario de fiestas, de los preceptos sobre los alimentos y la pureza y del matrimonio, entre otros muy estrictos. No obstante lo anterior, simultneamente se conform una aristocracia juda laica ms aperturista que las capas religiosas, lo que termin desembocando en algn conflicto interno.

    A lo largo del siglo III a. C., se desataron las Guerras Pnicas que finalizarn con la victoria final de Roma y su supremaca en el Mediterrneo occidental. Entonces Roma fij su objetivo en la parte oriental, con la Hlade (por su cultura) y Egipto (por su riqueza) como blancos predilectos; las monarquas postalejandrinas, enfren-tadas entre s, no podan superar ni igualarse siquiera a Roma, y quedaron a la espera de acontecimientos. Roma fue tejiendo progresivamente una red comercial, fiscal y financiera, administrada directa o indirectamente por ella, que la aupara en el siglo II a. C. a una posicin impensable slo unas dcadas atrs.

    Durante ese proceso, en la opulenta y magnfica Alejandra de Ptolomeo II Phila-delphs se haba instalado una comunidad juda significativa que entr en contacto con la cultura y filosofa griegas, helensticas ms propiamente, representadas para-digmticamente en su Biblioteca y su Museo, que a su vez, tambin indagaron en ese judasmo que tenan a mano. Simultneamente, la filosofa perdi mucho de su elevado estatus adquirido hasta entonces y se propagaron infinidad de cultos religio-sos mistricos y toda suerte de mtodos adivinatorios que pretendan proporcionar a la poblacin una esperanza de salvacin escatolgica y un consuelo momentneo.

    Se abri un parntesis en las tensiones de la zona y Jerusaln qued incorporada al Imperio selecida. Por entonces se oper en esas regiones, con Alejandra o Jeru-saln a la cabeza, una helenizacin de costumbres y poblacin que dividi claramen-te al pueblo en ortodoxos y filohelenos, facciones que llegaron a verdaderos enfren-tamientos y polmicas religiosas al defender aquellos la transcendencia de Yahv, y el sincretismo y los viejos dioses del panten olmpico stos. Dicha confrontacin se dio durante dcadas y se recrudeci cuando Roma someti definitivamente Ma-cedonia en 168 a. C. tras la batalla de Pidna. Zeus lleg al Templo en Jerusaln y se impuso el calendario romano de celebraciones religiosas, de obligado cumplimiento por todos, incluidos los judos, quienes calificaban todo ello de idolatra.

    En consecuencia, se acenta la helenizacin del territorio, lo que es rechazado por el sector ms ortodoxo judo, hasta entonces respetado en sus creencias y ritos. Posteriormente, el monarca sirio Antoco IV inici un proceso de helenizacin para

    1. El Templo, centro primordial para la creencia juda, fue edificado por Salomn en Jerusaln en el siglo X a. C. y destruido por primera vez por Nabucodonosor II en 587 a. C.

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    acabar con las particularidades judas e incluso hubo mrtires en esa persecucin religiosa. Surgi una reaccin en contra, el movimiento de los Macabeos, con Judas Macabeo a la cabeza quien consigui algunas victorias contra los sirios y restableci cultos. Se cre en los judos la conviccin de que haban sido castigados por sus pecados para luego ser salvados, y que cristaliz en nuevas corrientes ideolgicas, como la Apocalptica.

    Para entonces, ser judo sola mantenerse oculto; la pureza el cumplimiento escrupuloso de los preceptos y la separacin de todo lo no judo eran las dos con-diciones a cumplir por toda esa comunidad, en Jerusaln y en toda la Dispora. El sincretismo se rebaj unos grados en algunos aspectos y los judos gozaron de cierta libertad de culto. Por ese tiempo, Roma, cansada de las sucesivas guerras, form la provincia de Asia (Egipto incluido) en la zona oriental del Mediterrneo y pas a ejercer directamente el control en esa regin. Hubo (y habr) levantamientos de des-favorecidos, pero todos eran sofocados. Escindindose entonces en varias facciones, Palestina finalmente se incorpor al gobierno romano.

    Bajo paraguas romano y aprovechando la debilidad selecida, Israel logr ex-pandirse y ampliar territorios con Juan Hicarno a la cabeza. Esto supuso adems una simbiosis entre poder poltico y poder religioso (Sumo Sacerdocio) e Israel se acerc al modus operandi de las monarquas helensticas contiguas. El reino de Israel se consolidaba. Pero ante la extensin del judasmo, que conllevara incluso conversiones forzadas, y ante la no separacin de poderes, radicaron las disensiones internas: apa-recen los fariseos (ms apegados a la ortodoxia, intrpretes de la Tor, desarrollaron normas legales a partir de sta que no fueron aceptadas por los saduceos; controlaban el culto, los sacrificios y la oracin; quedaran como nica fuerza del pueblo judo palestino tras la destruccin del Templo); los saduceos (ms adaptables al contexto sociopoltico; del judasmo oficial, pertenecan al status social elevado y slo acep-taban la Tor o Ley Escrita, muy conservadores pero tambin pro-helenos; resistirn hasta la destruccin de Jerusaln por Tito); los asmoneos, los esenios (fundamental-mente una comunidad monstica con propiedad en comn) y los nabateos dentro de los grupos que se retiraban de los ncleos urbanos para encontrar en el desierto la verdadera pureza en la relacin entre hombre y deidad; y los zelotas, que encabezarn la revuelta que acab con la destruccin de Jerusaln.

    Al mismo tiempo la Dispora fue creciendo por el Mediterrneo, Mesopotamia y Babilonia, constituyndose, de largo, en una comunidad ms numerosa que la propia de Israel y erigindose en grupos de poblacin bastante influyentes all donde residieran.

    En cuanto a la estructura socioeconmica palestina, podemos distinguir tres es-tratos sociales: nobleza sacerdotal que rega la mayor parte del comercio y la explo-tacin de tierras; pequeos comerciantes, artesanos y muchos sacerdotes; finalmente, gran nmero de pobres: jornaleros, esclavos, libertos, etc. Las constantes guerras y conflictos conllevaron mucha miseria para la mayor parte de la poblacin, lo que es reflejado en la Biblia. El primer estrato provea de miembros al Sanedrn, organis-mo administrativo y jurdico. La economa se fundamentaba en la agricultura y la ganadera, y, en menor medida, en la artesana y el transporte de mercancas, sobre todo por medio de caravanas (grandes rutas comerciales confluan en la zona). Los clculos de poblacin hablan de 700.000 habitantes en Palestina en esta poca.

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    Tras algunos signos de debilidad mostrados por Roma a finales del siglo II a. C., ciertos reinos perifricos trataron de poner en riesgo su poder, siendo Mitrdates VI del Ponto quien lo hizo con ms vehemencia. Vencido finalmente por Pompeyo tras los conflictos de Mario y Sila, la destruccin de Delos, las revueltas de esclavos y la limpieza de los focos de piratera del Mediterrneo, ste qued como rbitro nico de la situacin de la zona, salvaguardando los intereses econmicos (aunque tambin polticos) de Roma, y plegado a los intereses de las empresas pblicas, sus capitales y sus funcionarios. Ante la nueva autoridad que se dispona a reordenar el territorio asitico se plegaban reyes, reinos y polis, e Israel dirimi una guerra civil entre los hi-jos de Alejandra Salom, Hicarno y Aristbulo II, en la que tambin participaron otros dirigentes de la zona llevados por intereses particulares, como Antipas de Idumea. En la disputa fratricida y siempre bajo los ojos pompeyanos se erigi un tercer poder, un consejo de notables judos que se presentaba como defensor y portavoz del pueblo, el local y el de la Dispora, el Gran Sanedrn. El arbitraje de Pompeyo estableci que Israel fuera uno de los protectorados vasallos de Roma, con Hicarno como Sumo Sacerdote y mximo representante del Sanedrn y Aristbulo enviado a Roma como rehn. Pero no todo qued aqu porque Pompeyo entr finalmente en Jerusaln y pro-fan el Templo, lo que enerv mucho a la comunidad juda, un germen de posteriores revueltas y resistencia contra los romanos. Por entonces surgieron acusaciones contra los judos que luego se formularan tambin contra los cristianos: eran una comunidad iletrada y muy cerrada, no admitan a otros seres y no practicaban la religin oficial.

    El mando militar en la zona fue conferido a Antipas, rabe, aliado pompeyano en la reaccin contra las revueltas y de Roma en la guerra contra los partos, que se haban convertido en la nueva amenaza oriental. Antipas se ali con Roma y con Craso, pero ste cay estrepitosamente en Carras, lo que dej a Pompeyo y a Csar (superado ya el primer triunvirato) como los nicos gobernantes del imperio, pero sin estar dispuestos a gestionarlo en comn. El rabe sigui siendo fiel al bando pompeyano lo que le report, eliminados por Roma los posibles rivales, el control poltico total sobre Palestina. Por estas fechas, Csar lleg a Egipto, muerto ya Pom-peyo, y se dirigi al Ponto a combatir a Farnaces atravesando Palestina. sta queda-ba con separacin entre autoridad religiosa, Hicarno, y autoridad poltica, Antipas (quien con el amparo de Roma, estableci como hereditario su poder), pero integrada en el Imperio como una regin ms, y con la concesin de religio licita otorgada por Julio Csar para todos los judos, dentro y fuera de Israel, en el ao 48 a. C. Antipas reparti el gobierno de las diferentes regiones entre Herodes y Fassael, sus hijos, que comenzaron a conducirse en su desempeo del gobierno de manera desptica, bajo el amparo romano, lo que provoc an ms hostilidades que tambin se apoyaban en la inestabilidad del Imperio tras el asesinato de Csar. La principal consecuencia de todo esto fue tambin el envenenamiento de Antipas. Herodes sucedi a su padre a la vez que buscaba el apoyo romano de Marco Antonio, al mando de la zona en el reparto del II triunvirato tras el asesinato de Csar.

    Despus de un ataque parto en coordinacin con exiliados palestinos que tom Jerusaln, Herodes acudi a Roma a pedir ayuda y Octavio y Marco Antonio Lpi-do ya haba cado, una vez repartido el Imperio, decidieron reponer a Herodes en el trono para fortalecer la frontera con los partos. Herodes se haba salido con la suya,

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    ms an cuando Jerusaln fue recuperada. Con todo, no fue un rey muy popular por sus devaneos paganos debidos a su sumisin a Roma y su particular forma de enten-der el gobierno. El poder se asentaba ahora sobre cuatro fundamentos esenciales. [] la crueldad, [] la acumulacin de riquezas, [] la amistad de los poderosos de Roma, [] y las reclutas militares que le permitieron disponer de un ejrcito.2 A principios de la dcada de los 30 a. C., Herodes gobernaba Israel con suficiencia aun-que en el horizonte se alzaba otra vez Cleopatra, apoyada de nuevo en su matrimonio con Marco Antonio, la cual pretenda anexionar a Egipto varios reinos al norte, entre ellos el israel. Cuando los esposos se suicidaron derrotados, Herodes se present ante Octavio como una vctima ms del expansionismo egipcio y ofreci su cola-boracin al nuevo dueo de Roma. ste lo confirm en su cargo, en el que residira cuatro dcadas. En este contexto se produjo el nacimiento de Jess; Herodes mora el ao 4 a. C., tras haber librado una batalla sorda por el poder con su hijo Antpatros.

    Por aquel entonces, en los aos del nacimiento de Jess y bajo el principado de Augusto, fundamentalmente se dan tres posiciones en Israel frente a la dominacin romana: la de los partidarios de Herodes, que pretendan mantener el status quo para salvaguardar su elevada posicin; la de los saduceos, ms fieles al judasmo pero cediendo en lo necesario para seguir teniendo su cuota de influencia; y la de los fariseos, ms ortodoxos y minuciosos en el cumplimiento de los preceptos, hasta el punto de dar ms importancia a las formas que al fundamento teolgico de su re-ligin. Adems habra grupos ms violentos ms tendentes a la resistencia armada, como los zelotas. A la muerte de Herodes el Grande, Roma dispuso dividir los terri-torios entre su tres hijos pero una serie de revueltas sociales y otros acontecimientos como la desaparicin de uno de stos, determin a Roma a tomar el mando poltico y militar directamente, quedando la zona bajo un procurador romano (puesto que con el tiempo ostentara Poncio Pilato), aunque con el gobierno subalterno de ciertas re-giones desempeado por los restantes hijos de Herodes el Grande, Filipo y Herodes Antipas. Es en este momento en el que se sita la vida pblica de Jess.

    1.2. Marco cultural1.2.1. La influencia helensticaParalelamente a este proceso poltico, en los tres siglos previos al cambio de era

    y como heredero de la Grecia clsica, se desarrolla el helenismo en toda esta zona oriental del Mediterrneo, en cuyo seno se forjarn las religiones monotestas, ju-dasmo y, sobre todo, cristianismo.

    Por ese tiempo, Alejandra era el centro cultural del momento, con una gran e im-portante colonia juda que, precisamente por residir all, mantuvo una pugna terica con la filosofa helenstica en la que se ponan de manifiesto puntos de unin y de friccin con las diferentes corrientes de pensamiento, sobre todo con el neoplatonis-mo. Para el helenismo, en su concepcin cosmognica antigua, la tierra es un punto

    2. SUREZ BILBAO, F., De Jerusalem a Roma. La historia del judasmo al cristianismo (de 272 a. C. a 392 d. C.), Madrid, Ariel, 2006, pgs. 223-224.

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    insignificante en medio de la inmensidad del cosmos, del universo. Y como proyec-cin de esta idea en un plano ms cercano, el hombre es otro punto insignificante en el devenir del mundo y su existencia es totalmente prescindible (diferentes teoras hablan de los avatares humanos como meros juegos de nios, juegos de tteres, teatro, etc.). Todo est en manos del destino, de la fortuna. En importantes autores antiguos como Platn y un largo etctera, quedar plasmada esta concepcin, la cual planteaba igualmente una progresiva decadencia del propio mundo, una degeneracin gradual que se repite en un ciclo eterno; mientras, el judasmo ve esa evolucin de manera li-neal y conducente a una meta final con un papel ms activo del hombre en el proceso. Y haba ms diferencias, siendo una de las principales el concepto de transcendencia de Dios, que es sustancia, simplemente es, frente a representaciones antropomorfas que el judasmo abominaba y abominar, o a concepciones platnicas o aristotlicas que lo reducan a un simple motor universal que crea, cuando el dios de los judos es no-creado porque slo es materia e incluso no tena un nombre propio.3

    Adems, todo ello se fue forjando en una atmsfera de gran esperanza ante la veni-da del Mesas que habra de salvar y restaurar el reino de Dios en la Tierra, un Mesas que algunos estratos sociales de muchas poblaciones con comunidades judas espera-ban de forma inminente. De ah, la propicia atmsfera existente cuando nace Jess.

    As pues, haba surgido en muchos sectores de la sociedad y en muchas regiones a la vez una inquietud filosfica y religiosa que terminara por encontrar en el pen-samiento platnico una respuesta acorde a sus interrogantes. Este nuevo platonis-mo, Neoplatonismo, se basa en la sntesis de diversos pensamientos filosficos pero siempre con Platn como eje central, en la convergencia religiosa y en la individua-lizacin de la persona frente al Estado, frente a la poltica. Para este pensamiento, dios es la nica causa del ser, del alma y del cuerpo y de todas las cosas, siguiendo todos los elementos la voluntad divina; continuando la senda platnica, esa vida es un camino oneroso para el hombre, cuya alma est encerrada durante la existencia en el cuerpo, despreciable desde muchos puntos de vista, una lnea de pensamiento muy cristiano casi desde el origen y que abri la puerta a la vida contemplativa, y con ello a la abstinencia, la penitencia, el autocastigo corporal, la frugalidad, etc., elementos que no est claro aun hoy dnde hunden sus races y que, no obstante, tomarn luego, entre otras, la disciplina gnstica y las prcticas monacales; sin embargo, tambin existen divergencias, como el rechazo a las teoras de la transmigracin de las almas o la de la creacin del mundo.

    1.2.2. La influencia romanaLa religin romana no permaneci inalterada desde su origen sino que fue cam-

    biando y acumulando influjos externos a lo largo de su historia, aunque algunas caractersticas y componentes s que fueron comunes a lo largo de los siglos: el

    3. Como muestra, todo este ambiente intelectual alejandrino se sintetiz en la figura del filsofo judo Filn, que trat de aunar fe y ciencia, filosofa y Tor, desde una ptica neoplatnica pero siempre con un exhaustivo anlisis de las Escrituras Sagradas. De gran influencia posterior, tambin sirvi luego de punto de arranque a las escuelas cristianas.

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    sacrificio ritual, el control del mbito religioso por parte de la aristocracia (control extendido a las diferentes manifestaciones religiosas que se encontraban en los te-rritorios conquistados), la propia integracin en el panten romano de las divinida-des y cultos locales, y la religio, la razn religiosa que expresa la relacin especial con la deidad propia del pueblo romano frente a la superstitio, praxis propia de los barbaros y rayana con la magia.4 En la frontera entre la repblica y el sistema imperial, el entramado religioso romano se adentr en cierta crisis (agotamiento de dicho modelo, crtica ideolgica por parte de algunos intelectuales, etc.) que provoc la aparicin de mltiples manifestaciones religiosas que trataban de suplir, llenar o completar las carencias del sistema imperante hasta entonces (la reforma augstea tambin ira en ese sentido), acogidas por todas las clases sociales: surgen predi-cadores, hombres-milagro, se institucionaliza el culto de divinidades extranjeras, aparecen prcticas mgicas de toda condicin, misterios orientales de toda clase (con el secretismo de los ritos iniciticos, su promesa de salvacin en el ms all, etc.), y que establecen una nueva relacin entre el dios y el creyente-practicante con nuevos ritos y una diferente expresin del sentimiento religioso. Y es aqu donde hay que incardinar el cristianismo, que comparte con esos cultos novedosos varios rasgos. Con todo, dichos misterios no llegan al imperio como surgen en origen sino que tambin se transforman para adaptarse al nuevo contexto al que llegan (ejemplos de Serapis, Isis-Osiris, Cibeles-Magna Mater, Mitra) y que tambin en parte padecer el cristianismo con Pablo de Tarso. El componente comn de la salvacin5 es de los

    4. Hay autores que hablan de la religin romana como una religin de victoria, es decir, que se practicaba y, al mismo tiempo, propiciaba, ayudaba en las conquistas del propio Imperio y de sus dirigentes, desde la casa imperial hasta las clases y familias de alcurnia en los mbitos municipales. Sobre todo a partir del siglo I a. C., y principalmente en el perodo imperial, era una marca de distincin, de prestigio el llevar a cabo ceremonias (costeadas por estas capas elevadas de la sociedad) para celebrar las hazaas conseguidas, casi siempre como colectividad, como pueblo.

    Esos mismos autores hablan tambin de una decadencia (y posterior entrada en barrena) del paganismo en paralelo al declive militar y territorial del Imperio y al ascenso simultneo del cristianismo, fenmenos que, entre otras causas, se explicaran porque los costes de esa religin romana ya no sern asumibles por unas oligarquas municipales cada vez ms depauperadas y porque, en conexin y como contrapartida, el cristianismo ofrecern ms posibilidades de salvacin que la religin pagana tradicional. Y a ello no slo habra de sumarse el cristianismo sino tambin el culto a Isis o a Mitra, que llevaran a cabo procesos similares.

    5. Tradicionalmente se considera que la muerte sotrica de Jess era una influencia, un concepto judo que pas al cristianismo, pero en las ltimas dcadas los estudios del Antiguo y el Nuevo Testamento se inclinan a pensar que se trata de una idea tomada directamente de la tradicin clsica, sobre todo griega: de la tragedia, por ejemplo con Alcestis de Eurpides, y de infinidad de ejemplos de personajes y leyendas recogidos en la literatura griega y tambin romana, a los que se suma el concepto de la muerte por amor, del sacrificio propio en vez del otro que se extendi por la literatura (sobre todo la novela) grecolatina de los siglos II y I a. C., e incluso despus. Pero la aparicin de ese topos en la literatura no parece ser ms que un reflejo de una actitud recurrente en la vida diaria (el sacrificio por las ideas, por la vida de un familiar directo o del general, por la patria e, incluso, por el emperador). Su origen se ha demostrado no slo griego sino tambin romano, itlico, y todo ese caudal que se podra aunar bajo la denominacin de helenstico fue del que Pablo, principal impulsor del relato sotrico de la muerte de Jess y perfecto conocedor de la cultura helenstica y del griego, se vali para sus escritos y epstolas que tan gran influencia tuvieron, a su vez, en la conformacin de los evangelios. Todo lo anterior no quiere decir que la tradicin juda no tuviera peso especfico en la formacin de esa idea de muerte salvfica de Jess, pero s que aquella no sera la nica ni, quiz, la ms decisiva. (Seguimos aqu lo expuesto por VERSNEL, H. S., La muerte de Jess

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    ms importantes fundamentos de esta clase de religiones; el fiel se inicia en la nueva creencia por medio de los misterios nace a la nueva vida, la nueva religin, y as se compromete a seguir los preceptos con la promesa de la salvacin en la vida ultra-mundana; y junto a ella tambin es significativo que esos dioses hayan tenido alguna relevancia histrica o vivencial que sirve de modelo a sus fieles: [] a la gente le resultaba cada vez ms fcil considerar dioses a hombres excepcionalmente pode-rosos,porqueestabanperdiendolafeenlaexistenciaoporlomenosenlaeficacia,de sus dioses tradicionales.6. El sacrificio tambin est presente pero es la divinidad quien lo lleva a cabo o la propia vctima, logrando una mejora posterior a la vida te-rrena que el creyente alcanzar igualmente siguiendo los pasos del arquetipo divino. Todo ello allanaba el camino al cristianismo.

    Simultneamente, la religin oficial fue despojndose de su sentimiento y conte-nido religioso, quedando como un conjunto de ritos, pblicos y privados, que ayuda-ban en ciertos momentos pero que no procuraban la salvacin eterna; es una poca de grandes inquietudes espirituales, reflejadas en algunos autores que criticaban el exceso de fe, la importancia de los hechos sobrenaturales y la mezcolanza y el sin-nmero de creencias locales e importadas que se propagaron por todo el Imperio, y todo ello en fuerte oposicin a los elementos raciones establecidos hasta entonces. Caractersticas filosficas, mgicas, oraculares, adivinatorias, mistricas, sobrenatu-rales, demoniacas, etc., se funden en varias corrientes y creencias que se erigen por entonces ante doctrinas anteriores ya establecidas. Como muestra, se haba aceptado que entre el mundo terrenal y el mundo divino hay unos canales de comunicacin y unas entidades comunicativas, transmisoras en ambas direcciones, que fueron iden-tificadas y utilizadas tanto por paganos como por cristianos. Prcticamente todo el mundo paganos, judos, cristianos y gnsticos crea en la existencia de aquellos seres y en sus funciones de mediadores, aunque poda variar el nombre que se les atribua: demonios, ngeles, eones o simplemente espritus ().7 De la misma manera, se crea en la funcin adivinatoria y premonitoria de los sueos, y se desarroll una cultura de la interpretacin onrica que result transversal religiosa y socialmente. Igualmente ocurri, bajo cualquier credo, con profetas, mdiums, intr-pretes de lo sobrehumano, visionarios, etc., en una herencia que parece remontarse ms all de la poca de penetracin indoeuropea. (Y todo ello sera luego canalizado e institucionalizado por el cristianismo.)

    En otro plano, al margen de las conexiones entre el mundo humano y el mundo divino, el hombre trat de establecer tambin una conexin especial con la divi-nidad con el fin de transformarse, purificarse y/o identificarse plenamente con l,

    como acontecimiento de salvacin: influencias paganas en la doctrina cristiana, MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), Del Coliseo al Vaticano. Claves del cristianismo primitivo, Sevilla, Fund. J. M. Lara, 2005, pgs. 33 a 56).

    6. MOMIGLIANO, A., De paganos, judos y cristianos, Mxico D. F., Fondo de Cultura Econmica, 1992, pgs. 162.

    7. DODDS, E. R., Paganos y cristianos en una poca de angustia. Algunos aspectos de la experiencia religiosa desde Marco Aurelio a Constantino, Madrid, Ed. Cristiandad, 1975, pg. 62.

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    fundindose en un ente nuevo o totalmente renovado. Es la denominada experiencia mstica por la que, a travs de la contemplacin, el conocimiento puro o la filosofa, lo humano alcanza dimensin divina y la simbiosis con la divinidad. Y si acepta-mos como mstico en sentido amplio cualquier intento de establecer un puente psicolgicoentreelhombreyladivinidad,podremosafirmarquelamsticaeraalgoendmico en casi todo el pensamiento religioso de este perodo y que cada vez gan ms fuerza, [].8 Esas experiencias msticas eran de diferente ndole pero siempre con el mismo objetivo, alcanzar la transcendencia para acercarse o llegar a unirse al ser divino.

    1.3. El cristianismo se posicionaEn este contexto juega un papel determinante el cristianismo que, a la par que

    todas estas corrientes, comparte con ellas algunos rasgos y tendencias propios de estos tiempos: bsqueda de una relacin ms estrecha con la divinidad, interven-cin efectiva y benfica de sta en la vida cotidiana, adhesin a un grupo de igua-les, etc. En un tiempo de insatisfaccin espiritual, el cristianismo surge como una opcin ms del abanico de posibilidades, pero por su fuerza teolgica en alguno de sus planteamientos arrastr a muchas ms personas, sobre todo entre las capas sociales ms desfavorecidas. Sin embargo, el pronto desarrollo de una base terica (bien fundamentada y cimentada en la cultura pagana clsica) tambin satisfizo relativamente rpido a capas intelectuales altas que igualmente se convirtieron a la nueva creencia.

    Por consiguiente, la relacin entre cristianismo y cultura y filosofa griega es estrecha. La filosofa y la cultura griegas, en los tres siglos precedentes al nacimiento de Cristo, que supusieron la creacin de una cultura mundial, fueron decisivas en la aparicin y posterior extensin del cristianismo, adems, por supuesto, de otros componentes fundamentales, como el judasmo o el elemento romanizador. Igual-mente, hay que tener en cuenta que el cristianismo se extiende primero por la parte griega del Imperio, por lo que al mismo tiempo se produce una helenizacin del cristianismo partiendo de la lengua griega, herramienta primigenia del Nuevo Tes-tamento y los primeros tiempos apostlicos. El griego, que como el latn y la cultu-ra romana, proporcionar al cristianismo innumerables conceptos y estructuras del lenguaje, y un vocabulario completo, se utiliz porque gran parte de la poblacin juda ya estaba profundamente helenizada y su uso bastante extendido, por lo que es la herramienta utilizada por los apstoles primero (San Pablo) y por los misioneros cristianos de posteriores generaciones (Esteban), hasta el punto de que el propio nombre de los seguidores de la nueva secta christianoi es originario de la ciudad griega de Antioqua. Junto a este uso de la lengua tambin son de filiacin helnica los gneros literarios que los primeros cristianos utilizaron para la difusin de sus enseanzas y doctrinas, como son las epstolas, los hechos o praxeis actos y di-chos de hombres ilustres recopilados por sus discpulos, sermones, dilogos, etc.,

    8. DODDS, E. R., op. cit., pg. 135.

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    a imagen de los filsofos griegos de diferentes escuelas, adems de otros gneros menores. Incluso el mismo hecho de conseguir nuevos adeptos para el cristianis-mo, el proselitismo, es una prctica que los filsofos de esas distintas escuelas de pensamiento griegas llevaban siglos realizando, para difundir sus doctrinas y sumar aclitos.

    Y con todos esos instrumentos propios de la cultura griega, los misioneros cris-tianos se lanzan a la evangelizacin, primero del Oriente prximo y luego del Impe-rio ms occidental, utilizando las bases y fundamentos que ya posean los individuos que se haban convertido en objeto de dicha evangelizacin: esa herramienta bsica, ese ariete, era la paideia griega revestida ahora de cristianismo, renovada, actualizada, con el fin de lograr avanzar en la extensin del cristianismo.

    2. ESCISIN DE JUDASMO Y CRISTIANISMO

    Tras la desmembracin del reino de Israel, su posterior desaparicin y el surgi-miento de la Dispora a la espera de un nuevo advenimiento del rey que estableciera el nuevo reino, la llegada de Cristo pareci colmar todas las esperanzas, puesto que el mismo Jess no renunci nunca a su origen judo, como se afirma en el Nuevo Testamento. Jess no rompe con el judasmo sino que critica a los que se quedan en el precepto y no viven su fe, a los que simplemente la profesan de manera asptica, sin profundizar ni ponerla totalmente en prctica. Y es entonces tambin cuando Je-ss, como el judasmo haca tres siglos, se topa con el helenismo; pero el de Nazaret no pretende fundir Estado y religin en un solo concepto sino que pretende refundar al hombre, al margen o ms all del sistema poltico, los cargos o las personas por el que ste sea regido.

    Sin embargo, a los pocos aos de la muerte de Jess esa combinacin judeo-cris-tiana se escindi porque no era necesario ser judo para ser cristiano9 y profesar esa fe10: el cristianismo no se ocupaba slo de los judos sino de todos los seres humanos, por lo que ya se trataba de dos cosas distintas, diferenciadas. Consecuencia de ello

    9. El judeo-cristianismo es una forma cristiana de pensamiento, que no implica un vnculo con la comunidad juda, pero que se expresa en esquemas mentales propios del judasmo (BLZQUEZ MARTNEZ, J. M., El nacimiento del cristianismo, Madrid, Sntesis, 1990, pg. 41). Aqu se engloban los judos convertidos y los fieles provenientes del paganismo, siendo una comunidad muy antigua, nacida de los Doce y luego bajo el gobierno de Santiago, y que convivi paralelamente con la Iglesia en los primeros siglos. Bastantes de estos cristianos seguan observando la Ley juda mosaica aunque con prcticas cristianas.

    10. El judasmo suscitaba entre algunos intelectuales contemporneos romanos cierta admiracin debida a su preocupacin por el respeto a la tradicin, la ley y la pureza. Tambin haba otros grupos: El nmero de admiradores del judasmo era tan elevado que [] sabemos que los judos tenan una designacin especfica para ellos: los llamaban los temerosos de Dios. En general estos admiradores no acababan de hacerse judos, pues no se animaban a dar el paso de aceptar la circuncisin y de someterse a las minuciosas leyes alimentarias y de todo tipo. Estos temerosos de Dios fueron el mejor vivero de conversos a la nueva secta juda que no exiga la circuncisin ni tampoco unas estrictas leyes dietticas, y s mantena el sistema de ayuda mutua. (MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit, pg. 282). Como se ve, tambin el cristianismo capt adeptos aqu.

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    fue que, en pocas dcadas, los cristianos habran de considerar a los judos como enemigos, no como viejos hermanos. Jess, un rabino judo, un maestro que fre-cuentaba la sinagoga y que afirmaba que haba que preocuparse ms por las perso-nas independientemente de su condicin y no tanto por el cumplimiento estricto y escrupuloso de la ley juda y sus preceptos, comenzaba a inclinar la balanza a favor del cristianismo despus de su muerte. Este proceso de escisin fue bastante veloz.

    De vuelta al siglo I d. C., tras el perodo de vida pblica, el apresamiento, el proceso judicial y la ejecucin final de Jess (quien tuvo la oposicin de los fariseos por la interpretacin de la Ley que haca, y de los saduceos por esperar la venida del Reino Celestial, y que muere en un proceso poltico al haberse proclamado rey de los judos, sin existir causas religiosas, pues predicaba el perdn de los pecados y la ayuda a los ms necesitados), nace la Iglesia algunos afirman que ya se haba formado con la conjuncin de los apstoles como una comunidad pequea de per-sonas que haba de difundir el mensaje y las enseanzas de Jess a partir de testigos y testimonios directos. Los primeros aclitos se cuentan entre los judos, profesando una fe monotesta y revelada y que se aleja del cumplimiento escrupuloso de las prcticas mosaicas. Pero pronto, a este grupo de cristianos judos todos ellos se seguan circuncidando se suma un grupo de cristianos helenistas. Luego llegan los que vienen ms all de Israel, ya que se han rebasado las fronteras; stos no estn tan apegados al Templo y los estrictos preceptos. El cristianismo se hace proselitista y se extiende rpidamente, hasta el punto de llegar a Roma su predicacin en menos de tres dcadas desde la muerte de Jess.

    Entretanto, en Roma se sucedan en el trono Tiberio, Calgula, Claudio y Nern, y en Palestina es Agripa Herodes quien, con el beneplcito de Roma, rige Israel. Pero comienzan los problemas: entre las exigencias romanas y la desobediencia juda va generndose un abismo que desembocar en revueltas violentas. Roma trata de aplacar los problemas entregando los territorios a Agripa Herodes, de edu-cacin romana y amigo personal del emperador Claudio, quien le otorga el rango de procnsul y le permite reunificar casi todo el reino para beneficio propio de Roma, pues as se poda organizar mejor la defensa fronteriza. Agripa tambin siente la inquietud ante los cristianos emergentes, que tambin le transmiten los judos y trata de comenzar a combatirlos o incluso erradicarlos, pero el monarca muere pre-maturamente en el 44. No obstante y antes de eso, ya haba ejecutado a San Jacobo, Santiago, constatando as que judasmo y cristianismo se estaban escindiendo y comenzaban a separar sus caminos.

    Haba comenzado, pues, la evangelizacin, primero puesta en marcha por los propios apstoles y luego continuada por seguidores y discpulos. Jerusaln, An-tioqua, Alejandra fueron los centros de operaciones, sobre todo los dos primeros, propagndose la nueva fe por el arco mediterrneo oriental. Es el tiempo de la predi-cacin de Pedro, Pablo, Felipe, Bernab, etc., y por proximidad, los primeros pros-litos se buscan en las sinagogas; tambin es ahora cuando se tratan de unificar unidad de accin, organizacin de comunidades, jerarqua eclesistica y quiz se comienza a trabajar con los primeros escritos que fijan la doctrina. A los pocos aos de la muer-te de Jess, por consiguiente, el cristianismo ya est bastante organizado, y es en esa estructura en la que Pablo se apoyar para su misin evangelizadora llevando la

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    nueva fe a cotas y territorios Roma, Atenas, Corinto, Tesalnica, etc. impensables hasta hace poco.11

    Mientras tanto, en Jerusaln las tensiones entre judos y cristianos se acrecientan sin que el regente hebreo, Agripa II, pueda atajarlas debido al escaso margen de maniobra impuesto por las autoridades romanas: Pablo es encarcelado y trasladado a Roma y los judos se sienten cada ms ninguneados por Roma. Estamos ya en la dcada de los 60 y Pedro tambin se ha instalado ya en Roma, fijando all la capital cristiana: [] tras la muerte de Jacobo (Santiago el Menor, segn la tradicin cristiana heredada) [el cristianismo] perdi sus vinculaciones con Jerusalem, de la quetodoslosapstoleshabansalido.ElhechodequePedroyPabloseafincaranfinalmenteenRoma,extinguiendoaqusuvidadurantelaprimerapersecucinde-cretada por el emperador, reviste importancia decisiva para el futuro de Europa: la Iglesia no tendra sus cimientos en Eretz Yisrael sino en el Imperio Romano, usando susvasdecomunicacin,suslenguasoficiales,latnygriego,ysusestructurasmu-nicipalesparaladifusindeladoctrinaylafijacindesusorganismos.12

    Por consiguiente, que el cristianismo se extiende y se ensambla perfectamente queda igualmente demostrado por esa cruenta persecucin a la que es sometido por parte del emperador Nern entre el 64 y el 67, perodo en el que mueren tambin Pedro y Pablo. Roma no comprende el cristianismo pero lo percibe como una fuerte

    11. En este punto, se plantea una pregunta interesante y crucial: fue el cristianismo fundado por Jess o fue un producto creado por sus discpulos y seguidores tras la muerte de aqul? (Seguimos aqu la exposicin de PIERO, A., Del Jess histrico a Pablo de Tarso. La cuestin del fundador del cristianismo, MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pgs. 89 a 136.) Jess, fuera de toda duda, fue un personaje histrico pero, hasta qu punto podemos deducir de las fuentes cul fue su conciencia sobre su propia condicin divina? Analizando los evangelios se establece que ese Jess histrico en ningn pasaje se reafirma, se autodenomina como hijo de Dios, como una autntica deidad en la Tierra. Adems, en la vida pblica Jess aparece como un rabino normal, al uso del judasmo propio del siglo I, con un respeto a la Ley muy profundo, sin que promulgue actos o palabras en contra de la creencia mosaica. La tradicin de que Jess rompi con el judasmo es posterior, una interpretacin de los seguidores del Nazareno. Igualmente, la concepcin de Dios del Jess histrico tampoco difiere de la habitual de su poca, sin rupturas o innovaciones. Y de la misma manera, no existen en los evangelios salvo una en el de San Mateo referencias a la formacin de una estructura jerrquica que articulara Jess, ni a la jefatura de Pedro en esa iglesia postjesutica; ms bien al contrario, ya que se desprende de los textos que Jess tena el convencimiento de que el fin de los tiempos estaba cerca y se establecera el Reino de Dios creencia apocalptica muy corriente en esa poca tambin en esa zona mediterrnea y entre la comunidad juda particularmente. Y as, la Iglesia como organizacin sera una creacin posterior a la muerte de Jess por parte de sus seguidores al no producirse la venida de Dios. Frente a todo ello, dcadas ms tarde ser Pablo quien reelabore esa figura del Jess histrico para convertirlo en la del Jess de la fe, reafirmando su condicin de ser divino, de Dios encarnado en figura humana, de la condicin salvadora para toda la humanidad (no slo para el pueblo de Israel), de esa nueva religin, de ese conjunto de sentimientos religiosos lo que se constituir luego en cristianismo frente a las concepciones judas o judeocristianas propias del Jess histrico; se produce entonces la separacin entre los dos sistemas monotestas, no en el tiempo de vida del Jess histrico. Y tambin es ahora cuando se establecen ciertos fundamentos importantes para el futuro sistema de creencias cristiano, como el que Jess ha muerto por la salvacin de la humanidad (soteriologa), que la Ley Mosaica no es tan nuclear como el valor de la fe, etc., y todo ello es construido, levantado, reflexionado por Pablo, quien se erige as en el verdadero fundador de la iglesia catlica cuyo impulsor haba sido, s, el propio Jesucristo.

    12. SUREZ BILBAO, F., op. cit., pg. 288.

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    amenaza a su estructura estatal y social, por lo que comienza a combatirlo. Y todo ello demuestra ya tambin la separacin entre cristianismo y judasmo, el cual segua gozando de su estatus de religio licita; pero mientras ste se limita a un contexto t-nico y casi siempre bien focalizado y localizado, la fe cristiana se extiende ms all de las diferencias sociales, raciales, geogrficas, econmicas, etc.

    Por otra parte pero casi simultneamente, en Palestina la tensin estall defini-tivamente por las continuas exigencias de las autoridades romanas a los judos y la insurreccin hebrea se materializa en el 66, con levantamientos que parten el pas y que progresivamente fueron virando de posiciones religiosas a nacionalistas. Tras la toma de algunos enclaves importantes como Masada por los judos y alguna derrota romana, F. Vespasiano es nombrado como general encargado del sofocamiento. Tras el asesinato de Nern, le suceder en el cargo y al mando de las operaciones en Pales-tina quedar su hijo Tito quien, pese a la intencin de lograr una solucin ms o me-nos pactada, incluso con un matrimonio con Berenice, hermana de Agripa II, no tuvo ms remedio que sitiar Jerusaln y utilizar toda la fuerza de la que dispona. Y a pesar de los intentos de conservar el Templo, ste se incendi en los combates y se destruy casi completamente. Los cristianos haban huido de Jerusaln, no estando de acuerdo desde el principio con las revueltas, y Roma se anexion el territorio despojando a los judos de su Tierra Prometida. La ruptura se haba consumado definitivamente.

    3. EXTENSIN DEL CRISTIANISMO POR EL TERRITORIO IMPE-RIAL: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

    3.1. Extensin geogrfica y fijacin del canon textualCon la consolidacin cristiana se delimitan zonas geogrficas en plena expansin

    de la fe, que propagan la religin en sus respectivas lenguas: Egipto, Palestina y Si-ria, en copto; Asia Menor, en griego; Roma y Occidente, en latn; e igualmente Partia y los territorios extraimperiales. Pero el griego y el peso de la zona de Asia Menor siguieron siendo muy importantes en este siglo y en el siguiente. Y tambin entonces se produce la fijacin de los textos cannicos entre todos aquellos que estaban en circulacin, quedando como tales los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, de la segunda mitad del siglo I todos ellos. La diversidad y la cantidad de versiones de los textos sagrados, en la va juda y en la cristiana, que se manejaban en los dos primeros siglos de cristianismo son debidas a que existieron dos vas de transmisin de los textos, una hebraizante y otra helenizante de raz ms grecolatina, que coincidieron en el tiempo y que se separaban o se unan segn los textos que se pretendan fijar: As pues, de la rica literatura juda de la poca el cristianismo seleccion prefe-rentemente tres tipos de libros. Primeramente, el referido a personas prediluvianas y a patriarcas bblicos, que permita desarrollar una perspectiva universalista [], para el desarrollo de su teologa sobre Dios, el cosmos y la humanidad. El segundo tipodelibroseselqueserefiereafigurasqueconstituyenunmodeloejemplardevidaenlascondicionesdeladisporaentrepaganos[].Y,finalmente,elreferidoafigurasescatolgicas,tambindealcanceuniversalynolimitadoexclusivamentea la restauracin poltica de Israel. No conserv, por el contrario, textos legales y

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    otros de carcter ms estrictamente judo.13 Aqu de nuevo se observa una de las caractersticas nucleares del cristianismo, la universalidad, frente a la tendencia a lo particular del judasmo. Dicha universalidad, que no haca distinciones entre seres humanos, se erigi en uno de los pilares para su rpida propagacin.

    3.2. La faceta socialEl cristianismo permaneci como una secta judaica ms hasta su emancipacin

    definitiva debida, como ya se ha apuntado, a Pablo de Tarso: para Pablo no haba sacerdotes, jerarqua: todos los fieles eran sacerdotes que deban propagar la doctrina de Jess; adems todos los seres humanos, creyentes y paganos, hombres y mujeres, eran iguales ante Jess y ante Dios, no existiendo diferencia alguna. El cristianismo ya se haba extendido por la parte oriental del Imperio e incluso haba llegado a Roma, propagndose fundamentalmente como un fenmeno urbano en los estratos poblacionales inferiores. Esa labor de evangelizacin es desarrollada por misione-ros peregrinos, los apstoles, que viajaban por diferentes tierras predicando la fe, aunque no se conoce demasiado de ellos. Durante el siglo II los cristianos estaban presentes ya en todas las provincias del Imperio y aun fuera de sus fronteras.

    As, el cristianismo engrosaba sus filas con elementos procedentes de la base de la pirmide social, como esclavos, libertos, artesanos y gente, en general, de baja condicin, pero paulatinamente la situacin cambi por la progresiva conversin, so-bre todo, de mujeres de alta condicin, hasta que ya desde el siglo II el cristianismo se hizo transversal, sumando adeptos incluso entre miembros de la familia Caesaris. Este papel de las mujeres tambin fue muy importante en el cristianismo primitivo, ya que stas desempearon cargos importantes, muchos de ellos en igualdad de con-diciones, o superiores, a las de los hombres. Las fuentes tambin apuntan a que el nmero de mujeres cristianas superaba al de hombres.

    Una de las causas de la pronta extensin del cristianismo entre las clases bajas del Imperio fue la beneficencia, con la limosna y la asistencia al necesitado como va-lores mximos, tal y como Jess expres. El amor al prjimo se expresa desde muy pronto con aportaciones personales que se dedicaban al socorro de los ms desfavo-recidos y desatendidos, as como a los condenados y encarcelados por profesar la fe cristiana. Tambin haba asignaciones para las personas que ocupaban la jerarqua eclesistica. Y aunque no se luch por abolir la esclavitud, pues se consideraba algo natural, se contribuy a mejorar la situacin de aquellos siervos cristianos, conside-rados como iguales dentro de la comunidad cristiana. S parece que se recomendaba la manumisin de aquellos esclavos pertenecientes a amos cristianos. Tambin se socorra a comunidades enteras asoladas por catstrofes naturales o epidemias. Todo ello adems haca crecer un estrecho vnculo de comunidad entre todos los segui-dores cristianos que fortaleca la relacin personal y colectiva y que reforzaba, a su vez, los beneficios de la divulgacin doctrinal y el mensaje terico. Un slido pilar social sostena la nueva fe.

    13. TREBOLLE BARRERA, J., La identidad de judos y cristianos a travs de los cnones de sus respectivas escrituras, MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pgs. 57 a 87.

  • Notas bsicas para el estudio del contexto poltico-social y cultural del nacimiento... 213

    3.3. El choque con la oficialidadEn esta poca el Imperio Romano logr su mxima extensin con una unidad

    administrativa, poltica y religiosa en todo el Mediterrneo. Con todo, la religin oficial del Imperio, la grecorromana politesta, nunca fue impuesta, existiendo gran tolerancia con los innumerables cultos que haba por todo el territorio. Pero cristia-nos y judos eran monotestas y exclusionistas: su dios es el nico. Al mismo tiempo, exista ya el culto al emperador, que provoc grandes desavenencias entre los cris-tianos y la administracin romana, ya que sta tomaba su prctica como una prueba de lealtad de los pueblos sometidos, y los cristianos slo adoraban a un nico Hom-bre-Dios, Cristo. Otra de las demandas del gobierno de Roma a los cristianos fue su participacin en ceremonias religiosas paganas, sobre todo la prctica del sacrificio, que simbolizaba el contrato entre hombres y dioses por el que stos protegan a los siervos y al Estado. Al negarse a tomar parte en todos estos rituales, los cristianos pasaron a significarse entre otras muchas sectas y comunidades de manera negativa pues ponan de manifiesto su deslealtad a Roma y al emperador. Sin embargo, hasta Nern, el cristianismo no tuvo problemas con los gobiernos imperiales; es entonces cuando se producen las primeras persecuciones14 a causa del incendio de Roma. Los Flavios fueron bastante benevolentes, aunque Domiciano persigui mucho la causa cristiana. Con la llegada del siglo II bajo mandato de Trajano, las fuentes Plinio el Joven sealan que existan muchos procesos contra los cristianos, pero que el Esta-do no los consideraba un peligro para el poder establecido, mentalidad que se man-tuvo hasta la ltima parte del siglo, con el giro experimentado bajo mandato de M. Aurelio y Cmodo, quienes recrudecieron la intolerancia hacia los seguidores de Je-ss y su jerarqua, aversin azuzada adems por sectores populares paganos, por los judos y por algunos miembros de las capas cultas romanas que comenzaron a vis-lumbrar en los cristianos y sus estructuras una amenaza seria contra la integridad del propio aparato estatal. Con los Severos parece que se invirti un tanto la situacin, aunque con la llegada al poder de Decio, ya en la mitad del siglo III, la persecucin vivi otro repunte en muchas provincias. Esta situacin se agrav con Valeriano ya al frente del Imperio, que tomando como justificacin la creencia extendida de que la crisis social y econmica del Imperio estaba causada por la actitud de los cristianos para con los dioses romanos, aprovech para perseguir duramente a la fe cristiana y a sus adeptos, con proscripciones, confiscaciones generalizadas, individuales y

    14. Las persecuciones del Estado Romano a cultos religiosos no eran habituales pero tampoco se iniciaron con la represin del cristianismo. Antes ya se haban perseguido a astrlogos, magos, etc., y se haba legislado contra ciertas ceremonias (Senatusconsultum De Bacchanalibus, 186 a. C.); los druidas tambin fueron perseguidos sobre todo en los siglos I a. C. y I d.C. Pero el conflicto romano-cristiano fue totalmente diferente porque los cristianos no se rebelaron nunca contra el estado (como s hicieron los judos), porque no cedieron nunca ante el estado (como s se doblegaron los druidas), porque siempre se interesaron por la cultura pagana, la cultura clsica de la que sirvieron para su doctrina en diferentes aspectos y que estudiaron siempre exhaustivamente, y porque crearon una estructura jerrquica que se asemejaba a la del Estado Romano y con quien, en su mayor parte, terminara fundindose a partir del siglo IV, dando lugar a algo diferente hasta entonces.

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    genricas a la Iglesia, y condenas a muerte masivas, siguiendo una legislacin muy restrictiva. sta fue derogada por el sucesor de Valeriano, Galieno, inaugurando una etapa de paz de unos 40 aos que acab violentamente con el ascenso de Diocleciano justo al principio de siglo IV, con varios edictos que obligan a todos los habitantes del Imperio al sacrificio a los dioses paganos, y establecen la purga de cristianos de las capas sociales elevadas y, en fin, la lucha contra el cristianismo como organi-zacin que ambicionaba extenderse por el Estado y su estructuras. Particularmente dura para los cristianos fue la situacin en Oriente.

    Estas persecuciones y la obstinacin cristiana a no plegarse ante Roma tambin causaban admiracin en la sociedad y reforzaban el sentimiento de unidad de la comunidad cristiana, por lo que, pese a los elementos apstatas, el Estado acab logando el propsito contrario a su intencin disuasoria.

    3.4. Las desviaciones de la ortodoxiaNo obstante todo lo ya visto, con sus logros y sus dificultades, la cristianizacin

    es lenta pero continua y muy extendida aun con su condicin de creencia no lcita. Y en parte debido a esa gran extensin que alcanza la doctrina cristiana surgen las divergencias teolgicas, denominadas herejas, bajo cuyo concepto se agrupan dife-rentes disensiones respecto de la ortodoxia cristiana (dentro de la propia jerarqua catlica la definicin de hereja no estuvo nunca bien delimitada y se aplic a dife-rentes individuos o colectividades con el fin de acusarlos y criminalizarlos). Esas acusaciones podan tener un carcter teolgico o no, ya que no slo se aplicaban a desviaciones en la doctrina terica o en la prctica cultual sino a simples asociacio-nes al margen de la jerarqua eclesistica. En muchas ocasiones las inculpaciones/acusaciones eran sobre prcticas mgicas, sacrificios, etc., y con el tiempo, fueron asumidas en su legislacin, formulacin y aplicacin por la propia estructura del Estado, ya que las lites polticas imperiales, sobre todo los propios prncipes, vean en estos grupos desviados un foco de grandes problemas sociales y de estabilidad poltica. Por eso el estado se determin a actuar contra ellos. Entre algunos de los principales grupos perseguidos encontramos:

    los gnsticos; la gnosis, conocimiento, es un sistema que parte de una mis-ma concepcin del mundo: el hombre es un trazo de la luz, no procede del mundo que es el reinado de las tinieblas y se encuentra preso en un ambiente hostil. [] Slo la gnosis, [] permite que el hombre se libere de su desas-trosa situacin y vuelva a su patria anterior. La gnosis es el conocimiento del estado de extravo, de cmo se ha llegado a l y de cmo salir de l. Por ella el hombre recupera lo que originariamente era15. Esta creencia16 es tangencial a las religiones mistricas, pues con la salvacin de stas el ser humano recobra su divinidad, lo que tambin la gnosis ayuda a recuperar. Esta concepcin,

    15. BLZQUEZ MARTNEZ, J. M., op. cit., pgs. 97-98.16. Las fuentes gnsticas son casi en su totalidad los escritos descubiertos en 1945-46 en Nag Hamadi

    (Egipto), unas obras redactadas en griego en el siglo II [] y que reflejan diferentes corrientes de pensamiento griego, oriental y egipcio, BLZQUEZ MARTNEZ, J. M., op. cit. pg. 97.

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    extendida al principio sobre todo por la parte oriental del Imperio, se mezcla pronto con concepciones cristianas dando lugar a diferentes comunidades en distintas regiones. Ya en el siglo II haban alcanzado Roma, el norte de frica, etc., y sus doctrinas impregnaron desde pronto elementos teolgicos pura-mente cristianos.

    los montanistas, que pretendan volver a los orgenes del cristianismo afirman-do que el fin de los tiempos estaba cerca y propugnando la prctica asctica.

    los arrianistas, seguidores de Arrio, quienes negaban el carcter divino de Cristo y divulgaban una doctrina sobre la Trinidad contraria a la establecida por la Iglesia en Nicea (325).

    los priscilianistas en Hispania, denominados as a partir del obispo de vila Prisciliano, cuyas prcticas ascticas fueron condenadas por la ortodoxia oficial.

    Contra estas corrientes, surgidas en pocas muy diferentes, reaccion la Iglesia tradicional, ortodoxa fijando los elementos de la fe y de tradicin escrita y oral que hasta entonces estaban sujetos a interpretaciones, desechando explicaciones y glosas que pudieran derivar en divergencias tericas y de culto. La iglesia trat de fijar sus posiciones comunes segn la autoridad de diferentes personalidades de esta iglesia primitiva, como Clemente, Bernab o San Ignacio de Antioqua.

    Casi por la misma poca, en el final del siglo II, Alejandra se convierte en la capital intelectual del cristianismo, ya que se funda all la primera universidad cristiana que alumbrar a tres de las ms importantes figuras del pensamiento cristia-no: Panteno, Clemente de Alejandra y Orgenes, el terico ms importante del cris-tianismo antes de San Agustn. Estos autores fundamentalmente trataron de aunar teoras filosficas precedentes con el cristianismo y, a la vez, sobre todo Orgenes, combatir algunas desviaciones herticas. Con Orgenes nace como tal la teologa cristiana (aunque este autor vaya en su inmensa obra ms all de este concepto) y es tambin en este momento cuando comienzan a fijarse los principios de la ortodoxia cristiana. Enlascreenciasdelcristianismoprimitivohabaunoselementosfijosyotrosflexibles.Losprimeroseran:lafeenunnicoDiosPadrecreadoryremunera-dor, la fe en la providencia, la redencin por Cristo y la resurreccin de los muertos, la eucarista y la revelacin bblica. []

    La ortodoxia, o mejor, lo que acab imponindose como ortodoxia no representa la forma inicial del cristianismo primitivo. Igualmente las frmulas herticas tam-poco fueron ms antiguas que las ortodoxas. La lucha antignstica contribuy en gran medida a establecer los fundamentos de la ortodoxia17.

    4. PENETRACIN DEL CRISTIANISMO EN EL SISTEMA IMPERIAL

    En paralelo a esa lnea de formacin de una ideologa cristiana, una doctrina apoyada firmemente en preceptos filosficos y cientficos, y no obstante la aparicin

    17. BLZQUEZ MARTNEZ, J. M., op. cit., pg. 107.

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    de desviaciones doctrinales sustanciales, la Iglesia tambin medraba como institu-cin: los fieles crecan da a da, se organizaban y eran regidos por una jerarqua bien establecida y estructurada que adems se aprovisionaba perfectamente de todo lo necesario y que, a su vez, redistribua entre la poblacin esos beneficios: se estaba conformando un estado dentro del aparato estatal romano, lo que la Casa Imperial no poda permitir18. De ah las persecuciones organizadas y dirigidas no slo contra personas o colectivos en concreto sino contra la institucin eclesistica en particular: hay condenas, proscripciones, confiscaciones de bienes, ejecuciones, etc. Pero la tendencia fue imparable.

    Para el triunfo del cristianismo hubo varios elementos clave: la tendencia a la institucionalizacin, que se plasm en una estructura fuerte; y la mezcla entre el rigorismo judo y el lenguaje intelectual griego no slo por las posibilidades que supona de cara a las capas altas de la poblacin, sino, sobre todo, porque se incorporaron elementos que no estaban en el judasmo, como la divinizacin de un ser humano, y que conectaron al cristianismo con las corrientes espirituales de la poca;19 era la figura de Jess que haba venido entre los hombres y, sacrificndose por ellos soportando un terrible castigo, haba resultado vencedor finalmente: se trataba del ejemplo a seguir, cercano y digno de ser amado y respetado, adems de haber sido real, histrico. Todo ello haca al cristianismo una religin ms cercana y atractiva, con una relacin divinidad-persona ms trascendente lo que era tam-bin novedoso, ms inclusiva y que se basaba en el amor, en la complicidad y en el respeto a la ley; era una experiencia ms enriquecedora que el paganismo o el neoplatonismo.

    As, otro de los pilares fue su condicin de religin de amor, con un dios supre-mo que siempre perdona y procura el bienestar de sus siervos, al mismo tiempo que promueve entre ellos lo mismo; los dioses paganos eran mucho ms distantes en su relacin con sus siervos.

    Adems, el cristianismo haca profesin de fe, y los cristianos tenan a gala ser-lo, manifestarlo, demostrarlo, frente a otros ritos y cultos que no tenan necesidad de ello y realizaban solo aquello que demandaba esa creencia (exvotos, sacrificios, ritos, fiestas, etc.). El creer era absolutamente necesario, igual que el no creer en los dems dioses o cultos. Casi indisoluble a esto, indisociable, es la creacin de esa iglesia, esa jerarqua que marc casi desde el inicio la ruta comn a toda la comunidad de creyentes: El cristianismo era asimismo una contrasociedad casi completa, que redistribua la riqueza mediante la limosna. Haba engendrado toda una literatura religiosa. El paganismo no era ms que una religin; el cristianismo era adems una creencia, una espiritualidad, una moral y una metafsica, todo ello

    18. En las primeras dcadas de cristianismo, ste ya detect que era indispensable para su expansin la propia existencia del Imperio Romano que habra de funcionar como vehculo y canal de comunicacin de aqul; se limit a seguir esa premisa.

    19. MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pg. 287.

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    bajo una autoridad eclesistica.20 Y esa autoridad jerarquizada y organizada a un nivel global aunque tard siglos completar su formacin, su gnesis tambin era una novedad. Cuando Constantino se convierta y oficialice la Iglesia, oficializar de la misma manera esa profesin de fe, ese exclusivismo y ese proselitismo, esa pre-tendida universalizacin del cristianismo, hecho tampoco atribuido a ninguna otra religin anterior salvo al judasmo en momentos puntuales. Se dar, pues, un avance decisivo: el cristianismo haba pasado de ser una secta a convertirse en una religin.

    El cristianismo triunf porque responda mejor a las necesidades individuales ge-neradas por un Imperio de dimensiones gigantescas. A la vez, porque tena capacidad para acoger en su seno a grupos sociales difcilmente socializables (mujeres, esclavos, extranjeros). Porque se haba convertido en la mejor opcin religiosa para sustentar la estructura imperial, carente de una ideologa acorde a sus propsitos. O porque obviamente las dems religiones haban fracasado en todos aquellos intentos.21

    El proceso de cristianizacin, sobre todo en la parte occidental del Imperio22, se llev a cabo de manera diferente segn las zonas y las pocas, e influyeron muchos factores y agentes; con todo, hay una serie de caractersticas comunes que resultan fundamentales:

    la destruccin por medio de la violencia de cultos, prcticas y templos y santua-rios paganos, y que normalmente aparejaba la construccin o reutilizacin de

    20. VEYNE, P., El sueo de Constantino. El fin del imperio pagano y el nacimiento del mundo cristiano, Barcelona, Ediciones Paids, 2008, pg. 51.

    21. MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pg. 276.22. Particularmente, en Hispania se ha pretendido, casi desde el comienzo, hacer depender el

    surgimiento del cristianismo de una sola persona, institucin o comunidad, como si su origen unitario fuera a proporcionar mayor prestigio o esplendor a ese cristianismo incipiente, pero hoy cada vez ms se cree que el cristianismo de las primeras comunidades peninsulares tuvo unos orgenes multiformes y variados, aunque diversas tradiciones arraigadas como la del Apstol Santiago propagaran otros hechos y, adems, muy tempranos. Son diversas ciudades de varias provincias del Imperio romano [sobre todo en Occidente] las que, gracias a la presencia en ellas de cristianos procedentes de las ms variadas regiones del imperio, ven nacer y desarrollarse en su seno comunidades cristianas, que slo con el transcurso del tiempo se van relacionando cada vez ms unas con otras, van integrndose en estructuras que superan las estrictamente urbanas y van homogeneizando sus doctrinas, sus costumbres y sus ritos. [] Tambin a nuestra Pennsula arribaban tales posibles portadoras del cristianismo procedentes de Siria, de Egipto, de Roma, del norte de Italia, del sur de las Galias o del norte de frica. He aqu los orgenes, no el origen, del cristianismo hispano. (SOTOMAYOR MURO, M., La llegada del cristianismo a la Pennsula: datos histricos y explicaciones tardas., MUIZ GRIJALVO, E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pgs. 230-231).

    Posteriormente, en el trnsito del siglo III al IV, el cristianismo en Hispania aparece como embrionario y radicado fundamentalmente en los ncleos urbanos y sin apenas extensin a zonas rurales; y su jerarqua tampoco se muestra muy articulada y en funcionamiento. Un siglo ms tarde, esa situacin se haba modificado en gran medida, con una estructuracin de la jerarqua eclesistica ms sistemtica y, sobre todo, ms extensa. Este armazn de poder episcopal ayudara al asentamiento despus de los reinos godos. Por otro lado, las distintas sedes episcopales se disputaran frecuentemente entre s diversos territorios con los que ampliar su poder econmico, territorial y, en consecuencia, poltico, en una serie de pugnas a medio camino entre la lucha doctrinal y la lucha por el poder; (este tipo de enfrentamientos quiz tambin estaran en el fondo de la querella priscilianista). En muchas ocasiones estas facciones episcopales eran herederas (frecuentemente aun con lazos familiares) de las antiguas aristocracias y oligarquas municipales romanas, y asumieron incluso el poder de defensa de los ncleos urbanos ante la debilidad de las autoridades tardoimperiales, logrando as atraer grandes focos de poblacin a la fe cristiana.

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    iglesias o monasterios cristianos que albergan a los propios agentes evangeliza-dores, y cuyo ejemplo ms destacado sera San Martn de Tours en la zona gala;

    la reelaboracin del paganismo, que no buscaba la destruccin de los elemen-tos gentiles sino la reinterpretacin y reaprovechamiento de los mismos en beneficio de la nueva fe, y todo ello adems comenzando la evangelizacin desde las capas elevadas de poblacin, dirigentes, aristocracia, para que actuaran como ejemplo a imitar y como guardianes y garantes de la nueva fe al ser estos crculos sociales los verdaderos detentadores del poder real, efectivo, en los que los agentes evangelizadores deban apoyarse, y cuyos ejemplos ms significativos seran las figuras de Gregorio Magno, San Agustn o Paulino de York en diferentes zonas de las Islas Britnicas;

    y, por ltimo, la misin evangelizadora basada en una labor pedaggica que explicara perfectamente la fe y prctica cristiana en aquellas regiones en que, aunque ya se encontraban cristianizadas, todava convivan igualmente prcti-cas paganas o bien las prcticas cristianas no seguan la ortodoxia oficial, sin desviaciones, por lo que era necesario distinguir o aclarar unas situaciones de otras, cuyos ejemplos destacados seran Martn de Braga o Cesreo de Arls.

    5. CONSTANTINO REFUNDA EL IMPERIO ROMANO

    Durante la poca imperial encontramos dos momentos decisivos encarnados en dos personalidades subyugantes, Augusto y Constantino. El primero puso en marcha la maquinaria imperial, acumulando todos los resortes del poder civil, militar y reli-gioso en su persona, inaugurando una nueva etapa en la historia de Roma que habra de perdurar varios siglos. La labor poltica, social y legislativa que Augusto llev a cabo slo es comparable a la realizada por Constantino tres siglos despus, en sendos perodos que algunos historiadores han venido calificando de revolucionarios, tanto por lo que de cambio conllevaron en su propio tiempo como por el establecimiento de un estatus que se mantendra durante largo tiempo. Como muestra, un dato: al principio del siglo IV se cree que slo entre un 5 y un 10% de la poblacin total del Imperio (unos 70 millones de personas) era cristiana. Pero durante ese siglo entra en juego Constantino, comenzando un proceso que terminar con la conversin total de toda la romanidad en el siglo VI.

    En el caso de Constantino, su propia conversin al cristianismo y la aceptacin de la Iglesia como institucin que habr de regir el culto religioso suponen un cambio tan profundo en comparacin a la estructura anterior que da pie, pues, a hablar de un tiempo nuevo. La proverbial permisividad (y sincretismo en muchas ocasiones) de cultos en el Imperio Romano, con la convivencia en la mayor parte de las veces de deidades y cultos muy diversos, era incompatible absolutamente con el monotesmo cristiano. Hasta entonces slo el caso de los judos haba sido comparable pero estaba localizado en un punto geogrfico; los cristianos no, ya que sus adeptos haban crecido por todas las regiones sin detenerse. Sin una revolu-cin ideolgica y poltica que rompiese la cadena cerrada que formaban poltica, vida, patria, estado y religin en una especie de estructura circular eternamente

  • Notas bsicas para el estudio del contexto poltico-social y cultural del nacimiento... 219

    recurrente (nunca lineal) sera imposible la aceptacin en la vida romana de esos irreductibles cristianos. [] Esa revolucin es la que se produjo a consecuencia de la conversin de Constantino.23

    La conversin de Constantino se vio favorecida por los antecedentes familiares: a su madre Helena se la ha considerado cristiana en muchas fuentes aunque este hecho no es muy seguro; con todo, las fuentes cristianas la tratan con respeto y admira-cin; su padre Constancio tampoco era cristiano aunque s monotesta, devoto de sol invictus, religiosidad claramente monotesta. Esa religiosidad monotesta parece que fue adoptada por los componentes de la tetraloga diocleciana (quiz arranque ya con emperadores anteriores) y podra ser que Constantino se decidiera por adoptar como su deidad protectora particular al dios de los cristianos. Pero como en casi todas las conversiones, adems de la natural inclinacin que pareca sentir el emperador hacia la confesin cristiana, el hecho o suceso que convenci totalmente al emperador fue la vi-sin24 antes de la batalla de Puente Milvio contra Majencio, por la que definitivamente pas a profesar la fe cristiana y que es un episodio finalmente aceptado por los histo-riadores. A partir de entonces, son varias las ocasiones en que Constantino declarar su propia conversin y cmo se produjo, rindiendo culto a Cristo desde ese momento.25

    Surge la dualidad del Estado cristiano frente al Estado poltico propiamente dicho del Imperio26, y Constantino deber regir ambos. Por ejemplo, la Iglesia tena

    23. FONTN, A., La revolucin de Constantino, CANDAU, J. M., GASC, F., y RAMREZ DE VERGER, A., (eds.), op. cit, p. 119.

    24. La revelacin de noticias, hechos o decisiones que influirn en el futuro mediante sueos fueron muy habituales en todo el mundo antiguo, convirtindose incluso en una suerte de instrumento adivinatorio. Vid. pg. 9.

    25. El origen, las races de esa conversin han sido muy debatidos pero en ella convergen multitud de razones: audacia, modernidad, clculo poltico y social, verdadera creencia, providencia, vanguardismo, visin de futuro, etc., pero todas aglutinadas por la creencia de llevar la verdadera religin al triunfo al mezclarla con el aparato imperial: el cristianismo era la respuesta, la nueva respuesta a todo, y si no se segua, si el imperio continuaba entregado al paganismo, ste sucumbira y acabara arruinado. En las ltimas dcadas se tiende a pensar que se trat de una conversin sincera, real, en la que, a la luz de los textos, el emperador se atribuye un papel decisivo en la redencin de la humanidad transformndose en un instrumento divino. Constantino, como cabeza de este estado que deba seguir la providencia divina para garantizar su prosperidad, opera el cambio de su propia fe interna y asocia el xito de su imperio al suyo propio, y ambos, al designio divino favorable. Con todo, la conversin al cristianismo del emperador al principio fue de puertas para adentro, personal, sin influencias en la esfera pblica ms all de smbolos o crismones que ya otros emperadores ostentaran (Augusto, Heliogbalo). Sin embargo, despus de su victoria definitiva comenz a tomar una serie de decisiones que favoreceran el fortalecimiento, extensin y enriquecimiento de la Iglesia y que la terminaran convirtiendo en una institucin al lado del Imperio. Y Constantino, conscientemente, en ese momento, se convierte en jefe de sendas entidades, no mezclndolas pero quedando ambas bajo su mando, como demuestra el papel activo que jug, por ejemplo contra los donatistas, en snodos, concilios, en aspectos doctrinales y teolgicos, etc.

    26. Al institucionalizarse el cristianismo en el siglo IV, la jerarqua catlica comienza a marcar la vida poltica y social del Imperio y desde la iglesia se marcan pautas de comportamiento y compromisos que afectan a todos los estamentos sociales incluido el propio emperador. En contrapartida, los emperadores, al ser los garantes de la estabilidad y la paz en el territorio romano, se arrogan igualmente el derecho a participar, condicionar o imponer decisiones a los obispos o el Papa incluso en materias de fe u ortodoxia. Ante esas injerencias mutuas entre poder poltico y poder religioso surgi en Egipto primero para despus extenderse hacia el oeste (y con races, al parecer, muy antiguas), una forma de vida bien individual, bien colectiva, tendente al recogimiento, la oracin y el abandono de prcticas mundanas y materiales que posea

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    rganos de gobierno, asambleas y tribunales con representantes de todas las regiones y provincias del Imperio, instituciones que el propio imperio no posea; pero ste s reconoca la legitimidad e independencia de aquellos, en un poder establecido dentro del estado pero al margen de ste. Constantino supo guardar las formas con ambas esferas27 y, a la vez, el equilibrio con los poderes paganos que todava eran numero-sos y poderosos en muchas partes del Imperio, sobre todo en la occidental.

    Tradicionalmente se haba impuesto desde siglos atrs la idea de que con Cons-tantino se produjo el inicio de un proceso de decadencia de la Iglesia en costumbres y en prcticas que se alejaban de los usos inmediatamente posteriores a la muerte de Jess piedad, perdn, asistencia al necesitado, apego a la sociedad civil y aus-teridad. Pero esta idea ha sido refutada en las ltimas dcadas por la teora de que Constantino no comenzara un proceso sino que culminara otro: de una iglesia de mrtires preconstantiniana no se pas a una iglesia relajada en costumbres y mundana, sino que algunos malos hbitos (enriquecimiento desproporcionado de los obispos, pugnas entre hombres de iglesia por la asuncin de cargos eclesisticos a travs de maniobras torticeras de todo tipo, establecimiento de dinastas episcopales que pasaban de padres a hijos poder, riquezas y cargos, etc.) ya se haban estableci-do, institucionalizado en el seno de la iglesia desde el siglo II, a semejanza adems del funcionamiento normal del entramado del estado civil imperial y sus cargos; as se demostrara la profunda integracin que la iglesia haba alcanzado en la sociedad romana y hasta qu punto la figura del obispo se haba adecuado a la de los altos magistrados y funcionarios civiles.28 Constantino supo advertir todo este proceso y con l se inici una concepcin de la Iglesia y el imperio segn la cual la Iglesia no es una institucin separada del Estado, sino que constituye un elemento de una sociedad cristiana en el marco de un nico Imperio al frente del cual est el emperador elegido por Dios y, en cierta medida, representante suyo en la tierra. 29

    El emperador ya no es un dios pero su poder y el del sistema imperial provienen de Dios, le han sido concedidos por Dios, inaugurando un sistema de gobierno sa-cralizado, vigente durante siglos. Emperador e Imperio son meros instrumentos de Dios. Y ese paso que dio Constantino, el sancionar la libertad de culto en el famoso Edicto de Miln de 31330 y el dar a la Iglesia cobijo en la estructura del Estado, mo-

    un marcado carcter asctico. La jerarqua eclesistica, ante algunos problemas que provocaban dichas formas del entender la religiosidad al chocar con algunos hbitos ms terrenales, se dispuso rpidamente a regular su accin dando lugar al monacato cristiano, pequeas comunidades que vivan en retiro y que pronto fructificarn en los primeros monasterios.

    27. Seguimos aqu la terminologa de A. Fontn, vid. nota 23.28. TEJA, R., De la persecucin al triunfo de la Iglesia: obispos e instituciones, MUIZ GRIJALVO,

    E., y URAS MARTNEZ, R., (eds.), op. cit., pg. 187.29. TEJA, R., op. cit., pg. 195.30. Ese Edicto que la tradicin histrica ha atribuido a Constantino tiene su origen unos aos antes

    y no sera genuino del emperador, pues la tolerancia estaba establecida haca dos aos y, despus de su victoria en el puente Milvio, Constantino no tuvo necesidad ninguna de promulgar un edicto en tal sentido. El final de la persecucin era un hecho en principio desde el edicto de tolerancia de Galerio (en Srdica o Nicomedia, 30 de abril de 311). [] Ese edicto, promulgado por el Primer Augusto, era tericamente vlido para todo el Imperio y sus cuatro imperatores, y fue aplicado por Constantino en Galia

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    dific plenamente la historia de la propia Iglesia, del propio Imperio y, por extensin, del mundo y de la civilizacin occidental.

    Pese a todo lo anterior y desde ese momento, Constantino ni hizo del paganismo una religin proscrita ni extermin a sus seguidores; simplemente lo despreciaba e ignoraba, potenciando a su vez la religin verdadera y apoyando resueltamente a su jerarqua. Mas intentando establecer un equilibrio mesurado y pacifico entre ambas religiones. Constantino era sabedor de que rega un imperio pagano, por la inmensa mayora de poblacin que era pagana y tambin por sus instituciones, con lo que sigui acuando moneda, levantando templos tambin muchas iglesias, fundando ciudades, etc., es decir, sigui un programa imperial pagano al uso. No intent convertir a la fuerza a la poblacin porque eran mayora y habra resultado contraproducente. Ese carcter doble, pagano-cristiano se mantendra hasta la ltima dcada del siglo IV, aunque paulatinamente se fueron prohibiendo los sacrificios, las prcticas adivinatorias, potenciando por contra el domingo como descanso general, el funcionariado cristiano, etc.

    Y pese al ascenso imparable del cristianismo en el aparato administrativo del Imperio y aun en este mismo, esa tendencia se interrumpi y casi se trunca definiti-vamente con Juliano, sobrino de Constantino, que tratar de volver al paganismo y acabar con el cristianismo, y con la muerte de aqul, cuando en vez de emperadores cristianos se poda haber aupado al poder a prncipes paganos. Juliano decret la libertad de culto, por lo que el paganismo volva a practicarse sin restricciones pero tambin las sectas y desviaciones cristianas; igualmente favoreci que los paganos ocuparan el funcionariado municipal y estatal, ayud materialmente al paganismo con contribuciones a templos, sacerdocios, impidiendo por ley a los cristianos ser profesores, etc. Muchos de estos aspectos los realiz copiando estructuras cristia-nas ya existentes (lo que da idea de lo arraigada que ya estaba dicha creencia) pero todos sus esfuerzos resultaron intiles e incapaces ante la fuerza y la vitalidad del cristianismo. En un trnsito histrico de consecuencias ingentes para la posteridad y aun con cambio dinstico, los posteriores sucesores de Juliano, con excepcin del pagano Arbogasto en Occidente que aup y manej el breve reinado de Eugenio, fueron todos cristianos y el nuevo rumbo quedo fijado finalmente. Teodosio, ya en 392, prohibi todo culto pagano, visitar los templos y los sacrificios bajo pena de

    [antes de asumir el Imperio en su totalidad] e incluso por el usurpador Majencio en Italia y en frica. Pero en Oriente, Maximino Daia eludi su aplicacin, hasta su derrota tras los ataques de Licinio. En cuanto al supuesto edicto de Miln no fue sino un mandatum, una epistula que contena instrucciones complementarias destinadas a los altos funcionarios de las provincias, a resultas de una resolucin tomada de comn acuerdo en Miln por Constantino y Licinio. [] Cabe decir, en resumidas cuentas, que esas instrucciones complementarias completan no un edicto de Miln, sino el edicto de tolerancia de Galerio de 311; [] es preciso completar este edicto de 311, pues el acuerdo de los dos Augustos en 313 prevea la restitucin a las iglesias de todos los bienes que los perseguidores les haban arrebatado, de ah los mandata de instrucciones complementarias cuyo texto han conservado tanto Lactancio como Eusebio. [] La hagiografa constantiniana ulterior hizo de este acuerdo cerrado en Miln y de las instrucciones complementarias un edicto en toda regla, cuyo mrito correspondera en exclusiva a Constantino. No deja de ser cierto que a l le corresponde la iniciativa []. VEYNE, P., op. cit., pgs. 212-213.

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    muerte, y en 394 derrot a Arbogasto: definitivamente el cristianismo pasaba a ser la religin estatal y nica permitida. (Pese a lo anterior, el paganismo no fue erradicado y, principalmente en Oriente, permaneci latente durante varios siglos ms en capas letradas de poblacin, aunque eran ignoradas desde el poder.)

    En resumen, la cristianizacin del mundo antiguo fue una revolucin que tuvo como detonante a un individuo, Constantino, cuyos mviles eran exclusivamente reli-giosos. No hubo en ello nada necesario, ni ineluctable ni irreversible. El cristianismo empez imponindose a todos porque Constantino, sinceramente convertido, lo favo-reciyapoy,yporquedichareliginestabaeficazmenteorganizadaenunaiglesia.31

    Con todo, el proceso de cristianizacin no termin ah, como demuestran los complejos concilios de feso, 431, y Calcedonia, 451, que trataron diversas disen-siones en cuanto a organizacin de la Iglesia y, sobre todo, en cuanto a materia doctrinal, con el profundo debate acerca del monosofismo de Cristo que desemboc en una insalvable divisin entre Iglesia Oriental y Occidental y que tena como tras-fondo el pulso por el poder episcopal y su ascendencia sobre el poder imperial. Esta no fue la ltima disputa ni el ltimo siglo que alberg conflictos y disensiones pero su tratamiento aqu, creemos, excede los lmites del trabajo y de nuestra capacidad.

    6. SNTESIS CULTURAL DE ELEMENTOS GRECORROMANOS Y CRISTIANOS

    6.1. La sntesis culturalCuando el cristianismo toma fuerza y se asienta a partir del siglo II, comienza a

    confeccionarse una literatura cristiana que normalmente va a ocuparse de la defensa de esa fe ante los ataques paganos. Desde casi esas primeras pocas, los escritores cristianos asimilan y usan la cultura pagana ya que su educacin suele ser con textos y autores clsicos, es decir, es la educacin pagana tradicional en latn clsico; por ello, elaborarn la defensa del cristianismo con obras que siguen estructuras, lenguaje, for-mas y gneros paganos, y ejemplifican con explicaciones tomadas tambin de la tradi-cin clsica. Y aqu es donde reside la pervivencia y transmisin de esa tradicin, que insemina la propia doctrina cristiana desde su mismo origen. Esto tena otra explica-cin aadida, la de que as la apologa se realizaba en unas formas accesibles tambin para los intelectuales paganos que atacaban el cristianismo: adems de la feligresa cristiana, los receptores de estas ideas eran tambin paganos educados en esa forma-cin clsica y con los que haban entrado en disputa. De esta manera, los escritores cristianos asimilan primero ese bagaje pagano y lo sintetizan despus con la doctrina cristiana, dando lugar a un producto nuevo que ser la base teolgica de esa fe.

    En el trnsito del siglo II al III, la doctrina cristiana alcanza las capas altas de la sociedad y de los primeros apologetas a los eruditos autores del siglo III la diferencia de nivel cultural es grande en favor de stos ltimos. As, alguno de los principales nombres de estos defensores de la fe cristiana son: Tertuliano, gran rigorista cristiano

    31. VEYNE, P., op. cit. pg. 153.

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    que adapta mucho vocabulario tcnico existente dotndolo de un significado cristiano (fides, sacramentum, saeculum) e importa muchos helenismos (ecclesia, clerus, evangelium); Minucio Flix, que como por ejemplo en su Octavius, un dialogo filosfico, toma gneros grecolatinos para propagar su doctrina cristiana exponiendo las ventajas y desventajas de su religin; o Lactancio, apodado el Cicern cristiano por la excelente utilizacin del lenguaje y estilo del arpinate que despliega en su obra. Posteriormente el cristianismo alumbr tambin literatura filosfica: as hacen Justino, que pergea un sistema filosfico cristiano a imitacin pagana, Clemente, erudito asentado en Alejandra que intent armonizar filosofa pagana y cristianis-mo y probar que el cristianismo (con Moiss) era anterior a la cultura griega, para darle preeminencia y ascendencia a aqul sobre sta, o San Agustn, ya posterior y que ser una de las personalidad ms importantes de esta teologa cristiana de los primeros siglos al sistematizar la materia con una destacable base filosfica griega que abrir las puertas a la venidera Edad media. Y con el tiempo, nacen otro tipo de manifestaciones como la poesa lrica, Ambrosio, Prudencio, Paulino de Nola, etc., siempre con los modelos latinos presentes. En la parte oriental del Imperio, que por supuesto escriba en griego, tambin encontramos al historiador Eusebio de Cesa-rea con un breviario de historia universal y la primera historia de la iglesia, y a los Padres Capadocios San Basilio, San Gregorio de Nisa y San Gregorio Nacianceno junto con San Juan Crisstomo, que se ocupan de la ortodoxia, la doctrina teologal y la organizacin del culto y las instituciones (con estos autores en griego de cali-dad el plan de estudios bizantino equipar a stos con los autores clsicos, sistema perpetuado luego durante siglos). Todos usan los instrumentos y tradiciones del pen-samiento profano para disertar y hacer apologa del cristianismo, y todos, formados en la paideia de tradicin helenstica basada en la gramtica y la retrica, compati-bilizan su fe con la tradicin cultural grecorromana por lo que, en gran medida, el cristianismo se convierte en garanta de conservacin de la cultura clsica, dentro y fuera del Imperio, y en el fundamental elemento de transmisin de esa cultura, ms all de los lmites de la Antigedad, a la civilizacin occidental.32

    En consecuencia, observamos cmo todo ese perodo de los primeros siglos de la era junto con la cultura helenstica sentaron las bases de la cultura y civilizacin occidentales en las que nos seguimos apoyando para nuestro desarrollo diario. Aun-que refirindose estrictamente al Imperio Romano, as de claro lo expresa tambin la historiadora Mary Beard, en una afirmacin que podemos hacer extensible al mundo antiguo y al cristianismo: La antigua Roma es sumamente importante, por lo que ignorar a los romanos no es solo dar la espalda al pasado remoto, ya que Roma todavacontribuyeadefinirlaformaenqueentendemosnuestromundoypensamosen nosotros, desde la teora ms elevada hasta la comedia ms vulgar. Despus de 2.000 aos, sigue siendo la base de la cultura y la poltica occidental, de los que escribimos y de cmo vemos el mundo y nuestro lugar en l.33

    32. ROLDN HERVS, J. M., Historia de Roma, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1995, pg. 498.

    33. BEARD, M., SPQR. Una historia de la antigua Roma, Barcelona, Ed. planeta, 2016, pg. 15.

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    6.2. La sntesis religiosaPero todo ese proceso de simbiosis entre acervo pagano y doctrina cristiana no

    solo se limit a la literatura (apologtica o no) y al mbito teologal sino que igual-mente oper en el sistema ritual, cultual y, en fin, estructural del sistema cristiano. Por ello, el