Nóumeno #05

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PROYECCIÓN CULTURAL

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Proyección cultural.

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PROYECCIÓN CULTURAL

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Silvana PoratoABOGADA

Arias 203 - Telefax: (02362) 447953 / 15456696 - 6000 Junín (B)E-mail: [email protected]

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Hel y las Valquirias: boceto del Ragnarok por Ludvig Abelin Schou

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Indice

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Lucas LavítolaCine de Culto � The Dark Knight 06¶

Rocio MartinezLiteratura � Apuntes sobre mitolo-gías

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Marianela MenchiArte � La mitología en en el arte 12¶

Cuento El arrebato de Orfeo - Luciano Molina 24¶

Tres versiones de Proteo - Gastón GarbarinoLiteratura 18¶

Historieta El cielo por asalto - Blás Rodríguez 22¶

Soundtrack 14¶No me caguen a tiros - Facundo Gallegos

Filosofía Mitología y filosofía - Cruz González 20¶

Poema Visual Lautaro Ferrari 26¶

Juan Francisco VilchesDiálogo 16¶

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Editorial

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¿Relatos, disfrazados y alterados, de textos sagrados? ¿Historias de seres humanos que alguna vez fueron reales? ¿Alegoría, simbolismo? ¿Personificacio-nes de poderes naturales como el fuego, el aire y el agua? ¿Hecho histórico o actividad creadora del conocimiento? La mitología aparece históricamente como el resultado de un intento por com-prender o acaso explicar los fenómenos de la naturaleza; podríamos decir que se trata de proyecciones sublimadas de con-flictos internos que acosaron la concien-cia del hombre en la antigüedad. Para el hombre primitivo o el perteneciente a civilizaciones arcaicas, el mito no apare-ce como una realidad problemática, se lo acepta trascendente o inmanentemente como un hecho natural. Sin embargo en la actualidad (si bien estas historias definen y justifican el mundo y ubican a la humanidad respecto a la creación) mien-tras va consolidándose la civilización, los mitos que sirvieron para crearla, van perdiendo su im-portancia original hasta convertirse en meras supersticiones o pasatiempos. Prevalecen, sin duda, como una creación colectiva y por lo tanto anónima y son, a su vez, inspiración para artistas de diver-sa índole: escritores, pintores, músicos y cineastas. Pero pensemos que un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente. Los mitos no son dogmáticos e inmutables, sino que son interpreta-bles. La mitología no es sino una alterna-tiva de explicación frente al mundo que recurre a la metáfora como herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a quién los cuenta, a quien los recibe y al contexto en el que son transmitidos. Por lo tanto, podemos analizar los mitos históricamente, estudiar su significación de acuerdo a lo que éstos representaban

para su propia tradición en el momento en que estuvieron en apogeo ó podemos proponer una nueva lectura, una actua-lización, utilizándolos como excusa para abordar un problema desde un nuevo ángulo; no ya para explicar fenómenos naturales sino culturales, para revisar conclusiones, para discutir e intercam-biar ideas. Teniendo en cuenta que la adaptación de un individuo a las exigen-cias de su grupo social, condicionado cultural e históricamente marca, de alguna manera, una ruptura con lo “natu-ral”. Circuncisiones, piercings, tatuajes, etc., son marcas ordenadas socialmente para unir el cuerpo humano, meramente natural, a un orden superior: el cultural. Entonces no es ya la naturaleza, sino la sociedad, la cultura, la que comienza a ejercer control sobre el individuo.De allí pues que la mitología acabe proyectando una suerte de “verdad” ya no histórica, accidental, sino en algún

sentido “necesa-ria”; ayudándonos a encontrar un atajo para una explicación demasiado compleja

en este mundo. Una verdad que históri-camente fue personificada por un héroe, el héroe de la verdad; pero que en la actualidad debemos transponer a otros héroes o aquellos mismos pero conside-rando que los mitos deben ser contex-tualizados y adecuados a ésta, nuestra realidad, y convertirse, por que no, en un super-héroe siglo XXI. ¿Pero que arqueti-po de héroe tenemos en nuestro imagi-nario? De alguna manera, como dice Bioy Casares, todos somos héroes por el sólo hecho de estar vivos.El mito es una expresión tan antigua como la cultura y, aunque no nos demos cuenta, no deja de expresarse con forma-tos nuevos, adaptados al tiempo que nos tocó vivir.

Valeria PagetLuciano Molina

El mito son los hechos de la mente puestos de manifiesto en la ficción de la materia. Maya Deren

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The Dark Knight (2008)Christopher Nolan

Una versión sobre el mito

Existe sobre lo mítico como relato una concepción popular, de “sentido común”, donde la participación de la oralidad en la construcción de esa historia resulta lo esencial. No es una narración escrita ni definitiva. Alguien se la contó a otra per-sona y el boca a boca fue moldeándola con la subjetividad que le imprimen cada uno de sus relatores. Estos participan del proceso añadiendo significados que generan un gran teléfono descompuesto –o un efecto bola de nieve- que separa cada vez más al hecho original de su simbolización. Esta definición del mito como producto de una deriva interpreta-tiva tiene un cariz totalmente político. Es decir, la forma que tienen para imponer-se como verdad cada una de las lecturas de la realidad, de las versiones que cada relator quiere darnos, es a través del poder. No hay hechos, hay interpreta-ciones, verdades potenciales en lucha. Y qué es básicamente la política si no la imposición de una mirada, de una voluntad.Pienso que las historietas son muy afi-nes a esta idea de la mitología en el en-tramado de sus héroes, que no por nada son urbanos. La ciudad no es un paisaje aleatorio en que se desenvuelve la his-toria sino un personaje activo dentro de la misma. Interpretemos si no, aquella clásica introducción de la serie animada de Superman en la que los ciudadanos que lo veían por el cielo de Metrópolis exclamaban: “¡Es un pájaro?!”, “¡Es un avión?!”. Todos los héroes son una construcción social. Y dentro de estas ficcio-

nes gráficas los lectores observamos, asistimos a la fabulación que los per-sonajes secundarios realizan sobre el principal.También puede suceder que exista un narrador patente que medie entre nosotros y la historia, como en el caso de The Watchmen, donde el personaje de Rorschach relata desde su diario su versión de los hechos. Pero si nos abstraemos un poco más podemos incluso inteligir, que cada una de las adaptaciones realizadas por distintos guionistas y dibujantes sobre un mismo cómic (respetando algunos elementos, soslayando otros, citándose, dialogando entre sí) funcionan de la misma manera como las distintas voces que aportan lo suyo. En este caso el proceso ya no sólo se produce dentro de la ficción misma, entre sus personajes, sino también para nosotros los lectores-espectadores, que somos potenciales relatores de nuestras propias interpretaciones.

Varias versiones de Batman

La historieta de DC cómics creada por Bob Kane, no ha estado exenta de ver-siones, de hecho, ha sobrevivido gracias a ellas. En 1985 las ventas estaban en un nivel crítico cuando Frank Miller (Sin City, 300) imaginó a un futuro Batman de 50 años retomando su oficio en The Dark Knight Returns. Otra versión célebre es la de 1988 de Alan Moore (V for Vendetta, Constanti-ne, The Wat-chmen),

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conocida como The Killing Joke.En los casos en que el hombre murcié-lago ha sido llevado a la pantalla grande también se diferencian las propuestas. Luego de las barrocas entregas de Tim Burton, llegaron las bazofias de Joel Schumacher y pasado un tiempo nece-sario para poder olvidarlas (aunque no resultara muy difícil), Christopher Nolan (Memento, Insomniac, The Prestige) se hizo cargo de la franquicia con Batman begins. En aquella se explicaba, con detenimiento y realismo, el origen del héroe y resultó muy original, como de-cepcionante para muchos, que el film se demorara casi una hora en mostrarnos a Bruce Wayne completamente caracteri-zado como Batman. La secuela en cuestión, The Dark Knight, vino anticipada por el lanzamiento en dvd de Gotham Knight, una compilación de cortos animados cuyas historias llenaban el hueco temporal entre las dos películas. En la primera de ellas, “Tengo una historia para vos”, un grupo de tres adolescentes se encuentran con un cuarto que los estaba esperan-do. Cada uno debe excusarse ante este último por la demora y sorpresivamente todos argumentan haberse topado con un enfrentamiento entre Batman y un villano. Naturalmente, cada cual hace

una pintura diferente del superhéroe. En la primera, es como un fantas-

ma, una sombra viviente. En la segunda es, literalmente,

un hombre murciéla-go, y además, un

sanguinario. En la

tercera, ni siquiera es un ser vivo, es simplemente un frío robot, controlado a distancia por quién sabe. No sin cierta incredulidad, el cuarto de los chicos que había estado escuchando los relatos se lamentaba haberse perdido toda la ac-ción, cuando en ese momento irrumpe la realidad, o mejor dicho, la interpretación que Christopher Nolan le viene dando al caballero de Ciudad Gótica (deudora de los ya citados cómics de los muy de moda Miller y Moore, entre otros). Tren-zado en una pelea, en la que deducimos no lleva las de ganar, un muy maltrecho y cansado Batman surge en escena. De hecho, es el chico que tuvo que escuchar las historias de los otros quien termina salvándolo de la muerte y ahora es él quien tiene una para contar. En The Dark Knight, este retrato más humano que Nolan hace de Batman, sube ambiciosamente la apuesta explo-tando las posibilidades que tal cualidad le permite (y que siempre fueron intrín-secas al personaje, pues no es un extra-terrestre ni tiene superpoder alguno, es un hombre con las motivaciones psicoló-gicas pertinentes y un poder real, mucho dinero).Sorprendiendo al espectador y superan-do la miopía con que se suele abordar al género, El Caballero de la Noche adopta una posición inteligente sobre el mundo y el resultado es un film político. Sí, una película de superhéroes puede serlo. El absurdo lo sintetizó envidiablemente un crítico de la Rolling Stone: “Unos tipos disfrazados de murciélago y de joker nos hablan de la Ética”. El concepto atraviesa la constante confrontación de opuestos durante toda la historia (caos y orden,

crimen y derecho, individuo y sociedad, bien y mal. Hobbes, Nietzche,

el hombre como lobo del hombre,

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ideas que siempre nutrieron al cómic) y se manifiesta entre protagonista y ambos antagonistas, pero es en “Dos Caras”, nunca mejor pensado, donde se encar-nan vitalmente, pues él recorre el trágico arco de transformación que separa cada una de esas antítesis. Hay más, cuando el lugar que Batman ocupa como guardián de la ciudad y los medios que utiliza para llevar a cabo esta tarea (luchando contra un fanático anarquista como el Guasón, la notable creación de Heath Ledger) son puestos en cuestión, no resulta demasia-do difícil trasladar la misma reflexión a una potencia mundial que libera guerras, tortura supuestos terroristas, invade países e impone “democracias” tanto como ha apoyado y apoya dictaduras. No sólo el viejo debate del fin y los medios se hace presente en The Dark Knight, sino toda la polémica entre el progresismo y la derecha que siempre se actualiza cada vez que surge en los medios el tema de la inseguridad y los pedidos de mano dura se ponen a la orden del día. Lo más original de esta apuesta de Nolan es pen-sar que Batman está emparentado con la figura paternalista de un dictador, que quizá fue un revolucionario antes de que el engranaje del poder lo convirtiera en lo mismo contra lo que él antes luchó, y que resulta tan cómoda para aquellos que no quieren pensar por sí mismos y hacerse cargo de su libertad. “Muere como un hé-roe o vive hasta convertirte en el villano” ¿El mundo necesita superhéroes? No, necesita más Harvey Dent. Pero los Har-vey Dent se quiebran y se corrompen. Así

que mejor usar una imagen idílica de él, una interpretación e imponerla, conver-tirla en verdad. Y hacer a Batman más ambiguo para los suyos, más oscuro pero esta vez conceptualmente. Hacerlo mito también, como a Harvey Dent. La sociedad sigue demandando símbolos y mártires. Como dice la canción, en un world without heroes, las cosas no son más de lo que parecen, sólo algo triste y sin sentido.

Lucas Lavítola

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Literatura

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Apuntes sobre mitologías

¿Qué es un mito en la actualidad? Daré una primera respuesta muy simple, que coincide perfectamente con su eti-mología: el mito es un habla.Barthes, Mitologías

Mitologías. Así, en plural, es como de-bemos llamar al fenómeno. Porque lo cierto es que no existe una única mitolo-gía (la antigua, acompañada del adjetivo “griega” y, también, “romana”), sino que existen varias. Y persisten hasta en nues-tros días.

El juicio del joven troyano. Érase una vez, en la cumbre del monte Olimpo, la boda de Tetis y Peleo. Todos los dioses habían sido invitados. Todos, menos Eris, diosa de la Discordia. Enfurecida por este hecho, decidió presentarse igualmente a la ceremonia con el propósito de ven-garse de todos aquellos que la habían desairado. Cuando llegó al gran banquete olímpico, arrojó una manzana de oro sosteniendo que la misma estaba des-tinada a la más hermosa de las diosas. Una grave disputa se instauró entre tres

de ellas: Venus, Minerva y Juno (Afrodita, Palas Atenea y Hera para los griegos). Ante esto, Júpiter (Zeus) consideró que un juez imparcial debía tomar la difícil decisión. El elegido fue un joven troyano, hijo de los reyes Príamo y Hécuba. Las tres diosas le ofrecieron una recompen-sa a cambio de su decisión: Minerva, la posibilidad de ser invencible ante cual-quier enfrentamiento bélico; Juno, la posibilidad de ser el Emperador de Asia; Venus, el amor de la mujer más hermo-sa de la tierra. Seducido por la última recompensa, el joven troyano le entrega la manzana de oro a Venus. Minerva y Juno, resentidas, se vuelven enemigas de la estirpe troyana. He aquí el origen de la guerra de Troya: Paris, el joven troyano, rapta a Helena, la mujer más hermosa, y provoca el enfrentamiento bélico que Homero y luego Virgilio hicieron célebre.

La iluminación del Redentor. En el siglo VI a. C. nació en el seno de una familia noble de Lumbini, una aldea del Terai, un príncipe llamado Siddharta Gauta-ma. Poco después de su nacimiento, un sabio brahmán profetizó que el pequeño llegaría a ser un excelso gobernante o un

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Literatura

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notable religioso. Preocupado por la po-sibilidad de que su hijo no lo sucediera en el mando, su padre lo confinó a un mun-do palaciego, inundado de placeres y lujo, y alejado del dolor y la miseria existente. Sin embargo, Siddharta comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo era la vida fuera de su mundo principesco. Cuando logró salir por primera vez del palacio, descubrió la existencia del dolor. Enfer-medades, vejez, muerte. Esto lo indujo a abandonar su morada y a comenzar una vida signada por el ascetismo y la auste-ridad. Vistió la ropa amarilla de los mon-jes, atravesó el mundo como un mendigo, y durante esos años adquirió y trascendió los ocho estados de la meditación. Un día el joven asceta se sentó bajo un árbol. Tronco, ramas y follaje se ilu-minaron, y una mujer apareció y guió a Siddharta hacia el Gran Árbol de la Iluminación, bajo el cual redimiría el Universo. Con voluntad férrea, se colocó en Su Punto Inmóvil. Kama-Mara, dios del amor y de la muerte, se le acercó de inmediato. Al observar que el joven permanecía sentado, inmóvil, comenzó a atacarlo, tratando de romper su concen-

tración. Rocas, truenos, viento huracana-do, ceniza caliente, profunda oscuridad. Todo lo que el temible dios lanzaba hacia Siddharta era convertido en flores y ungüentos. Entonces Kama-Mara envió a sus hijas Deseo, Anhelo y Lujuria. La mente del pequeño asceta nunca perdió su estado de concentración. Enfureci-do, el dios puso en duda su derecho a sentarse en el Punto Inmóvil e intentó atacarlo nuevamente. Pero el joven movió su mano y tocó el suelo con las puntas de sus dedos. Con una infinidad de alaridos, la diosa de la tierra atestiguó su derecho. Habiendo ganado esa batalla, el joven experimentó la iluminación perfecta al romper el tercer día. Así acababa de nacer Buddha, el Iluminado.

La leyenda del bucaré. En las cercanías del río Paraná vivía Anahí, una joven indígena que con su voz melodiosa y celestial mantenía encantados a todos los guaraníes de la tribu. Un día, los con-quistadores, hombres blancos, llegaron. Destruyeron, incendiaron y arrebataron todo lo que encontraron a su paso. La joven, ahora cautiva, fue llevada junto a otros indígenas. Con mucha tristeza, Anahí lamentaba la suerte que le había tocado a ella y a su tribu. La oportuni-dad de escapar surgió en el momento en que a su centinela lo venció el sueño. Sin embargo, cuando creyó que había logrado escapar, el hombre blanco se despertó. Desesperada, la joven clavó un cuchillo en el pecho del guardián y se dio a la fuga. Los españoles emprendieron una feroz búsqueda de la joven hasta que dieron con ella. Por haber dado muer-te a uno de los suyos, la condenaron a morir en la hoguera. Fuertemente atada a un árbol añejo, dejaron que las llamas consumieran su voz melancólica. Al otro día, los hombres blancos presenciaron el milagro: un árbol fino con delicadas

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flores rojas aterciopeladas se levantaba estoico en el lugar de la hoguera. He aquí el origen mítico de nuestra flor nacional llamada bucaré, ceibo o seibo.

La misión del héroe moderno. La adine-rada familia Díaz concurrió a un evento una noche apacible de fin de semana urbano. Luego de haber pasado un buen momento, despreocupados, emprendie-ron el regreso a su hogar. En el trayecto hacia su vehículo, un hombre los in-tercepta e intenta robarles. Este hecho concluye con la muerte de la pareja, siendo el pequeño hijo el único sobrevi-viente. Con una tristeza infinita, el niño se propone convertirse en guardián del orden, abrazando el ideal de justicia e in-tentando convertirse en el heredero de la omnipotencia de un Dios ausente. Adaptó las formas aladas del ciego animal noc-turno y un alias: el Hombre Murciélago. El Caballero de la noche. O Batman.

La majestuosidad de la gambeta. Un pequeño niño lleno de rulos soñaba con tener una pelota de fútbol, hasta que se la regalaron. Esa noche, durmió abra-zado a ella. Al otro día, ante el asom-bro de sus compañeros, descolló en el potrero. Un par de zapatillas sucias y viejas fueron testigos mudos del hecho. Un par de años más tarde, fue a pro-barse a un equipo. Las monedas apenas alcanzaron para el viaje en colectivo. La lluvia amenazó con postergar la prueba. Sin embargo, el cazador de talentos no se resignó a perder la oportunidad de encontrar al nuevo crack. Y la prueba se hizo. El niño flaco y lleno de rulos co-menzó a gambetear y a meter un gol tras otro. El hombre, incrédulo, supuso que el niño había mentido con la edad. No podía tener nueve años. Sí, los tenía. Un tiempo después, el pequeño que jugaba en el potrero se transformó en el jugador más

grande de la histo-ria. Y en un ídolo. Es Diego, el héroe espectacular.

Antiguo, oriental, precolombino, medieval, africano, moderno, pos-moderno. El mito ha acompañado al hombre desde su origen. Ya sea interpretado como una manera primi-tiva de explicar los misterios de la na-turaleza (Frazer), como un mecanis-mo para amoldar el individuo a su grupo (Durkheim), como un sueño colectivo (Jung), como la revelación de Dios a Sus hijos (Iglesia) o como un habla, es decir: un mensaje, un texto que con palabras o sin ellas tenga el propósito de comunicar un mensaje (Barthes), la mitología se muestra como un índice de las obsesiones y necesidades del individuo, su etnia y su época.

Rocio Martinez

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Arte

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La mitología en la historia de la pintura

Desde la Antigüedad el tema mitológi-co nunca se perdió en la historia de la pintura, aflorando repetidas veces en los diferentes estilos artísticos. El Barroco, pese a su carga de religiosidad, no será impermeable a estos temas y podemos encontrar importantes ejemplos realiza-dos por los pintores más renombrados. Velázquez dentro de lo que se ha venido en denominar la corriente naturalista del Barroco compondrá algunas de sus obras más importantes con el tema mitológico, si bien, a diferencia de la mitología renacentista, imprimirá a sus obras una serie de características, algu-nas de las cuales nacen del naturalismo caravagista, que las distinguen y apor-tan una nueva visión del tema antiguo. Estas novedosas características giran principalmente entorno a varias ideas. La primera de ellas es la utilización del elemento mitológico como una forma de pedagogía; esto es, utilizar la obra como fuente didáctica de enseñanza, para ello se utilizarán escenas de las que poder obtener conclusiones válidas para la época o simplemente re-interpretando argumentos. La segunda de las ideas es la de dar una visión naturalista de la mitología, para ello se recurrirá a utilizar personajes de la calle, vestidos con las ropas del momento, en labores propias de sus contemporáneos y en general con toda una serie de peculiaridades que los

sitúan al lado del espectador. De esta manera se obtiene de la naturaleza toda una serie de ideas abstractas que asu-men el papel de categorías. Otra de las características generales de esta obra mitológica será la utilización de un tono irónico, cuando no humorista en las es-cenas, circunstancia que resta divinidad a las figuras acercándolas por consiguien-te a postulados más naturalistas. Esta tercera idea hace que se produzca un contraste bastante común en el Barroco, por un lado la utilización de la naturaleza para de ahí abstraer categorías, como ya se ha dicho, pero estas mismas cate-gorías dado el tono satírico, cuando no vulgar de las mismas, hace que se vuelva a la naturaleza.Un ejemplo de esto seria el cuadro Venus en el espejo (1650) en el cual Velázquez nos muestra a Venus, diosa del amor y de la belleza, hija de Júpiter nacida de la espuma del mar, contemplándose en un espejo sostenido por Cupido, su hijo y dios del amor, entre los cuales se desa-rrollan un sinfín de relaciones simbólicas e interpretaciones a lo largo de toda la cultura occidental. el Tema de Venus y del desnudo es la primera vez que el pintor lo afronta . Y así observamos a Venus tendida sobre un lecho mientras se contempla en un espejo sostenido por Cupido (niño, alas, cintas del carcaj). So-bre las interpretaciones de la obra éstas han sido varias: algunos autores rescatan la condición divina que se oculta tras la vida cotidiana, pero tal vez la interpre-tación más completa sea la de quien ve

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en Cupido el símbolo del amor “atado” y prisionero por la belleza encarnada en Venus, una lección por demás didáctica para el contemplador.

La mitología, fuente de inspiración artísticaSegún la mitología griega, las nueve Mu-sas descienden de Mnemosina, la diosa de la memoria. Por ese misterioso y sim-bólico parentesco, actuando como me-diadoras entre los mortales y los dioses, entre el mundo divino y el terrestre, otor-gan a los hombres el acceso a esa me-moria celeste, a ese gran «archivo» don-de –al decir de Platón- habita el mundo de las Ideas puras o Arquetipos, origen de toda creación artística. En otras pala-bras, es como si ellas tuvieran la capa-cidad de hacer «recordar» a los artistas, para que «cuenten» al mundo algo que éste todavía no conoce, algo que existe en estado latente, pero debe primero ser expresado en nuestro mundo mate-rial para poder hacerse perceptible a los sentidos físicos. Si reflexionamos acerca de esto, recordaremos que hubo un día que no existía la Quinta Sinfonía de Bee-thoven, ni el Romeo y Julieta de Shakes-peare…, y, sin embargo, vinieron en algún momento a la existencia y, lo más importante de todo: vencieron la prueba del tiempo para dar a sucesivas gene-raciones un mensaje único y atemporal. El célebre filósofo griego Platón describió magistralmente este hecho en su diálogo sobre la poesía titulado Ion. Empleando

una metáfora, nos cuenta que la Inspira-ción es una virtud que, representada de forma simbólica por una piedra magnéti-ca llamada «heraclea», tiene la capacidad de «magnetizar» todo aquello que entra en contacto con ella. A manera de anillos de hierro, se van uniendo a esta fuerza los diferentes seres que intervienen en el devenir creativo: en primer lugar las Musas, luego el poeta -en este caso, hace alusión al artista en general- y, por último, el público. Al estar todos unidos por ese magnetismo divino, participan de la «fuente primaria» que, a su vez, proviene del dios Apolo, aquel que rige las artes y, en especial, la música. Tam-bién explica que «no es mediante el arte, sino por el entusiasmo y la inspiración, que los buenos poetas épicos compo-nen sus bellos poemas». Con la palabra «arte», se refiere a los medios técnicos de que dispone un artista que, como bien sabemos, no constituyen la finalidad sino tan sólo una herramienta; y aquel «entusiasmo» del que habla no es otro que el enthousiasmos griego, cuyo sig-nificado asociamos a la inspiración o la presencia de lo divino en el ser humano. Pero para que esa fuerza primigenia pue-da llegar completamente pura al último eslabón -el público- es necesario que los anillos intermedios -en este caso el compositor o poeta y el músico intérprete o rapsoda- sean un verdadero medio o «canal» para que lo sagrado se manifies-te a través de ellos, como el diamante, a través del cual se trasluce de forma pura la luz solar.

Marianela Menchi

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Soundtrack

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No me caguen a tirosEscuchar a raperos hoy en día se ha convertido en una tarea complicada de enfrentar. Uno es famoso porque lo acribillaron varias veces, otro porque lo acribillaron sólo una vez y otro porque cantaba con el que acribillaron varias veces.Pocos raperos (raperos norteameri-canos, cuna del Rap y el Hip Hop) se hicieron famosos por mérito propio. Existen excepciones como 2Pac (aun-que terminó acribillado) o Biggie Smalls (también conocido como Notorious B.I.G., acribillado), que encontraron el éxito rapeando en las calles y eventualmente alcanzaron el éxito. Biggie era reconoci-do por su facilidad para rimar (elemento determinante en la carrera de un rapero que se precie) “en el aire”: con sólo una palabra armaba una canción. Ídolo total. Pasión de multitudes. 2Pac por otro lado, menos agraciado en su capacidad de combinar el alfabeto, llegó a la gente por la simpleza de sus letras y por su constante repudio a la inequidad social y racial. Eventualmente se convirtió en un multimillonario vestido de oro que jamás volvió a su barrio, pero aún así se lo sigue considerando un ídolo (léase ‘se lo vene-ra religiosamente’).En el montón se puede escuchar a gente como Eminem, que se hizo famoso por ser blanco, o 50 guita, que se hizo famoso por.. ¿adivinen qué? Sí, exactamente, por ser baleado. 9 disparos, uno en la boca, carrera multimillonaria. Hoy los raperos aprecen y desaparecen, puedo mencionar a 500 de ellos sin llegar a ningún nombre que vaya a trascender.Sin embargo, las pequeñas excepciones son las que nos hacen seguir escuchando este género tan bastardeado, utilizado, vendido, comprado y vuelto a utilizar. Y es acá (justo en esta parte de la nota, en ésta columna) que aparece nuestro muchachito del día: Kanye West.Ahijado artístico del gran Jay-Z (ahijado a su vez del enorme Biggie), fue conocido inicialmente por sus producciones a dis-tintos artistas en Detroit, como Ludacris,

Mobb Deep, Jermaine Dupri y Alicia Keys. Incluso produjo el exitoso disco de Jay-Z “The blueprint”, salido el terrible 11 de setiembre de 2001.En 2004 vio la luz musicalmente después de un terrible accidente de autos (no, no fue baleado) con el disco “The college dropout”, o algo así como “El abandono de la facultad”: un disco bastante regu-lar, muy comprometido con la denuncia y el repudio al sistema educacional norte-americano. Es exactamente esto lo que empieza a diferenciar a West de otros raperos que nacieron pobres y eventual-mente se vieron capaces de comprar una pequeña isla con el dinero de sus bolsillos: mientras otros despotrican contra los blancos por discriminarlos, y se quedan en eso, West explica (con lujo de detalles) por qué es importante ir a la escuela, a la secundaria y a la uni-versidad, sin saltearse ningún detalle e imprimiéndole a todas sus canciones una ironía única en el género.Las colaboraciones en este disco son bastante escuetas; como no podía ser de otra manera, Jay-Z canta, Ludacris hace su aporte en “Breathe in, breathe out” y el fantástico Mos Def colabora en “Two words”.Sin embargo, el gran salto a la fama, West lo hizo con su segundo disco de 2005: “Late Registration” o “Inscripción tardía”. Allí demuestra todo su potencial para rimar a toda velocidad, mezclar samples de todos los orígenes imagina-bles y al mismo tiempo tener la cantidad exacta de ironía, sarcasmo y comicidad.Porque hay que admitirlo, el muchacho es gracioso. La incorporación de Bernie Mac (fallecido el pasado año de neumo-nía) un gran comediante de stand up, también conocido por sus nefastos pape-les en películas como “Bosley” en la más nefasta remake de “Charlie’s angels”, o “Bobby Bolivia” en Transformers, en las introducciones; la constante referencia a los clichés del género (como un grupo de soldados que canta que le prestará sin chistar el auto a su mujer, porque las “gangs” son malas), mezclado con canciones muy profundas y sentimenta-

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les (como “Roses”, donde cuenta la larga agonía de su abuela, portadora de HIV) rapeadas impecablemente. La asombrosa cantidad de “skits” que tiene este disco (pequeños audios entre canción y canción) nos dan una pequeña idea de su manera de pensar frente a te-mas tan diversos como la guerra en Iraq, los “diamantes de sangre” en África o el sistema médico estadounidense. Y las canciones profundizan esta idea.La abismal diferencia entre un rapero que habla en todas sus canciones acerca de sus autos, sus bitches y sus casas fastuosas y alguien que hace críticas puntuales y punzantes acerca de política internacional, educación y salud es lo refrescante de este disco. Los aportes no se quedan detrás aquí tampoco, con participaciones de Adam Levine (la aguda voz de Maroon 5 en Heard ‘em say, Jamie Foxx en Gold digger o The Game en Cr-cak music completan una obra maestra.Dos años después, en 2007 lo volvemos a encontrar con nuevo disco: “Gradua-tion” o “Graduación”. Salido el mismo día en que salía “Curtis”, de 50 cent., 11 de setiembre de 2007 (¿cuál es el problema de esta gente con sacar discos en esa fecha?) fue doble platino casi instantá-neamente. 50 guita declaró en esos días que si Graduation vendía más que Curtis, iba a dejar de sacar discos solistas para toda la vida, aunque más tarde debió retractarse de sus palabras. Con Gradua-tion, West fue nominado a 8 Grammys y ganó 4. Su gran capacidad para ele-gir acompañantes en el disco marcó la diferencia: mientras 50 guita se juntó con Olivia y Spider Loc (ignotos ambos en ese momento, ignotos ahora también) Kanye West eligió a gente como Daft Punk, Mos Def y Chris Martin (cantante de Coldplay).Las canciones del nuevo disco abando-nan un poco la faceta un tanto contesta-taria de West, concentrándose más en su infancia, su adolescencia y a la manera en que se diferencia de otros raperos. Un rap casi “melódico” como Homecoming, donde Martin toca el piano y hace coros, se mezcla asombrosamente con temas de beats duros y coros sampleados como

Good morning (que además presenta un video de animación digno de buscar en youtube).Finalmente, y ya arribando al ocaso de su discografía, el año pasado salió a las calles “808’s & hearthbreak” o “nombre imposible de traducir”.Más cercano al R&B de The Dream (que colabora en varios temas, así como West colaboró en su single “Walking on the moon”), más hitero y menos incendiario, no deja de impresionar con su sonido. La canción elegida como marca sonora de la NBA, Amazing, es prueba de esto. Sin embargo en este nuevo álbum West can-ta un poco más, demostrando un registro del que pocos raperos pueden jactarse, aunque las rimas no son dejadas a un lado (como se evidencia en “Heartless”). Un disco más sintético, más vendible y más potable para el nuevo público del rap, que busca las mejores épocas de P-Diddy, Puff Daddy (o como demonios se llame ese muchacho ahora) en las bateas de negros baleados.La producción de Kanye West es vasta y muestra un artista que es capaz de cualquier cosa, incluso demostrar que se puede rapear sin ser un completo imbécil.Aunque hasta el momento los tabloides del género no han reportado que West haya sido baleado, no queden dudas de que va en camino de serlo. Ya sea por 50 guita, que se jacta de tener armas a su alcance todo el tiempo; por Eminem, quien no podría soportar que alguien sea mas gracioso que él, y menos aún siendo negro; por el gobierno de Estados Unidos que ha logrado deshacerse de cualquier artista que lo ponga en jaque o por Taylor Swift, una pequeña cantante folk de 16 años a quien West ridiculizó en los MTV video music awards, cuando saltó al escenario en su discurso y comentó que el video de Beyoncé era el mejor video de todos los tiempos.Merece una cagada a tiros, nadie lo duda.Balas para todos, nos vemos en la próxi-ma entrega de esta humilde columna musical.

Facundo Gallegos

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Diálogo

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Juan Francisco Vilches

En tus historias combinás el deporte con la literatura. Supongo que esa inclina-ción no es casual y viene de formación. ¿Cómo son tus inicios en la literatura? Y dado a la perfección estilística que logran tus cuentos ¿Cuál es tu formación al respecto?Mi primer contacto físico con los libros fue en la biblioteca de mi abuela. No es que fuera una biblioteca con grandes clásicos de la literatura, tal vez habría algunos, había muchos libros de Agatha Christie, que a ella le gustaban, pero lo que nació ahí fue la familiaridad con los libros, y el saber que dentro de esos libros había otros mundos. Después, mi formación fue de alguna manera autodi-dacta, leyendo con gran voracidad.

Se reconocen varias influencias en el estilo. Vos hablás de Dolina o Fontana-rrosa. ¿Qué otros escritores nos podés nombrar?Creo que tengo que nombrar a Borges. Lo que ocurre que no lo nombré en el li-bro porque no le gustaba mucho el fútbol, aunque una persona digna de crédito dice que sí y que era hincha de San Lorenzo. También, sin dudas, Woody Allen: su libro “Historias sin plumas” es una joya del humor de todos los tiempos.

¿Cuáles son tus lecturas frecuentes?No tengo demasiado tiempo para leer literatura en este momento: estoy con temas políticos y de historia. Hace poco leí “Misteriosa Buenosayres”, de Manuel Mujica Láinez.

Hay cuentos muy logrados como la parodia de Elige tu propia aventura o El Universo bajo amenaza pero carentes de originalidad en cuanto al argumento. ¿Qué podés decir de eso? ¿Qué críticas

ya sean buenas o malas recibiste de tu libro?En realidad yo no busco la originalidad, sino una historia agradable o graciosa para el lector. Ese es mi objetivo, que tal vez se cumpla o no. Las críticas que he recibido fueron buenas, por suerte. Las negativas las han dicho cobardemente a mis espaldas, porque a veces me pican demasiado las orejas.

¿Pensás que el re-conocimiento de tu padre -Juan Carlos Vilches- te abrió muchas puertas en tu profesión?Tener un padre que fue conocido y que-rido es una carta de presentación impagable, es estar un paso delante de los demás. Pero por otra parte hay que sostenerlo, porque sino queda en la simple anécdota de quién sos hijo. Creo que lo más importante que me dejó mi padre fue la convicción inque-brantable de seguir el camino de la honestidad y el esfuerzo.

Estilísticamente manejás el humor y la ironía de forma magistral. La vida es muy absurda y uno se imagina que el autor se mueve así por ella. ¿Sos de cultivar ese humor en todos los aspectos de la vida cotidiana?Sí, claro. Creo que tener gracia es algo innato. Pero, por otra parte, me parece

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Diálogo

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pan?Sería simplista tomar a “la juventud” como algo homogéneo. Conozco a jóve-nes con ansias de superación, así que estaría mal englobarlos en una visión apocalíptica de descerebración masiva. Pero también sería necio no reconocer la gran cantidad de apatía que existe, lo que, por otra parte, no veo como patri-monio exclusivo de esta franja etaria, lamentablemente.

¿Cuáles son tus proyectos a futuro?Brindar con una sidra no muy barata a fin de año. Este año ha sido muy bueno pero también muy abrumador para mí, con muchos proyectos concretados, trabajo, estudio y deporte; el próximo tal vez es-criba algo nuevo, pero tengo que sentar-me a pensar, lo cual no es tarea fácil.

¿También jugás al fútbol? ¿Cuánto te sirvió la experiencia para tus cuentos?Sí, juego en Newbery, desde chico. Ahora estoy jugando y a la vez como ayudan-te del entrenador, “Chacho” Villafañe, dando una mano en el club. La práctica del deporte me ayudó para manejarme con cierto conocimiento de los códigos del fútbol, y para sentirme más seguro en ese terreno a la hora de contar una historia. Pero no hay más conexión que esa, fútbol y literatura son por completo diferentes.

que el humor debe ser suministrado en dosis, de la misma manera que un dia-mante se luce más sobre un fondo negro.

Aparte de la literatura también conducís el programa de radio De algo hay que vivir. ¿Cómo surgió el proyecto? ¿Qué satisfacciones te trae esa tarea?

Yo había terminado un programa en otra radio, y Eduar-do Dimarco me llamó para que me sume a La Rocka. Por suerte no tengo limitaciones en lo creativo, más allá de las propias, así que cada mañana voy con ganas de estar ahí. Es un espacio esencialmente de humor y actualidad, así que me siento cómodo.

¿También sos com-positor y músico? ¿Podés mostrarnos algo de lo que com-ponés?Diría, más que com-positor o músico, un humilde hacedor de canciones. Tuve, como muchos que

tocamos una guitarra alguna vez, un grupo en mi adolescencia. Ahora, estoy grabando un disco con producción de Vic-tor Bertamoni, guitarrista de Estelares, que probablemente terminamos a fin de año, ¡y que les llegará en tiempo y forma para su difusión!

¿Cómo ves a la juventud actual cultural-mente hablando? ¿Se evaden? ¿Partici-

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Literatura

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Tres versiones de Proteo

Tú también estás hecho de inconstantes ayeres y mañanas

Jorge Luis Borges, Otra versiónde Proteo

El tema mitológico, con toda su com-plejidad, fue desde la época clásica una de las principales fuentes de inspiración para los escritores de todas las épocas: Dante, Shakespeare, Marechal, Sartre, han recreado con su estilo míticos per-sonajes. Su relevancia se deja sentir en todas las literaturas, a la vez que supone un espacio en común de todas ellas en su admiración por la civilización griega y sus representaciones latinas. En ella encon-tramos a héroes y dioses que poseen las virtudes, las pasiones, las cualidades y defectos de los seres humanos que jamás cambiarán.Siempre el hombre por medio de los mi-tos ha explicado todo su acontecer huma-no. Desde la creación de la Tierra, hasta el nacimiento de una planta o flor. Una de las incógnitas que ha sido de pensamien-to y reflexión constantes, fue el tiempo. Hay un personaje de la mitología griega para quien el tiempo no tenía secreto alguno: Potreo. Su misión era alimentar bajo las aguas las focas y los becerros marinos que formaban el rebaño del dios Poseidón. Para recompensar su celo, este dios le concedió conocer el pasado, presente y porvenir. Al mediodía Proteo abandonaba las profundidades del mar, se retiraba a una gruta próxima a la ribe-ra y allí se dormía al arrullo de las olas. Entonces era el momento oportuno para sorprender a este adivino, emplear la violencia y tomarlo si se le quería arran-car de sus labios la revelación de algún misterio. De igual forma, se esforzaba apelando a numerosas metamorfosis por escapar de los que lo habían encadenado.En un breve recorrido literario, nos cen-traremos en tres escritores que han to-

mado a este mítico dios marino: Homero, Borges y Joyce. Uno es el exponente de la literatura clásica helénica; los otros, de las nuevas técnicas narrativas del S. XX. En el Canto IV de la Odisea, Homero nos narra que Telémaco ávido de saber las venturas de su padre Ulises/Odiseo, interroga a Menelao y este le dice que todo lo que sabe se lo dijo el Anciano del Mar, Proteo. Menelao y sus compa-ñeros lograron capturarlo, más allá de sus transformaciones, con la ayuda de la diosa Idotea, hija de Proteo.

Y nosotros entonces, gritando, sobre él nos lanzamos, pero no se olvidó aquel Anciano de sus triquiñuelas.Convirtióse primero en león de abundan-tes melenas,y en dragón, en pantera y en un jabalí impresionante,y hasta en agua que corre y en árbol de copa florida.1

Una vez apresado, le pregunta por el des-tino de todos los guerreros y especial-mente por Odiseo. El dios marino habló y le dijo:

Yo le vi en una isla, llorando sin tregua, en al casaDe la ninfa Calipso, que allí lo retiene a la fuerza, Y no puede pensar en volver a la tierra paternaPorque no tiene naves provistas de re-mos, ni amigos2

Búsqueda de la identidad del hombre. Uno y otro al mismo tiempo, pasado y porvenir. En las obras de Borges pode-mos apreciar esa constante indagación de la verdad: la existencia del hombre,

1 Homero, Odisea, Canto IV, Edito-rial Planeta S.A., 19992 Ibid.

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Literatura

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quién es. Entendemos que la respuesta válida a este interrogante es suponer que hay dos Borges en conflicto, dos identida-des borgeanas que reflejan una tensión: por un lado está el Borges universalista, sujeto a una formación que dirigió su mirada hacia el mundo de las mitolo-gías griegas y nórdicas, los filósofos alemanes, hacia los poetas, cuentistas y novelistas de habla inglesa y por el otro el Borges, muchas veces escondido pu-dorosamente por él mismo, de cuchillos, malevos y guitarras. Influenciado por el dios Proteo, y sus disímiles mutaciones, indaga la verdad de ser hombre tiempo, del pasado y el porvenir, ser uno y todos.

Urgido por las gentes asumía / la forma de un león o de una hoguerao de árbol que da sombra a la ribera / o de agua que en el agua se perdía.De Proteo el egipcio no te asombres, / tú, que eres uno y eres muchos hombres.3

En el Capítulo III de la magna obra Ulys-ses, se encuentra uno de los episodios más complejos. Joyce hurga en toda la filosofía escolástica europea para pro-veer de armas a su joven artista Stephen Dedalus en su batalla por captar el fluir transitorio de la realidad. Joyce relacio-na esta lucha intelectual con la historia de Homero sobre el rey Menelao, antes presentada. Cambiantes como el mar y las múltiples metamorfosis de Proteo, el lector es abrumado por una multitud de oscuras referencias y complejos patrones lingüísticos.

Ineluctable modalidad de lo visible: por lo menos eso, si no más, pensado a través de mis ojos. […] Cinco, seis: el nacheinan-der. Exactamente: y ésa es la ineluctable modalidad de lo audible.

3 Borges, J. L., Proteo, de El oro de los tigres. Obras Completas, Editores EMECÉ, 2002

Abre los ojos. No. ¡Dios mío! Si me cayera por una escollera que avanza sobre su base, caería a través del nebeneinander ineluctablemente. […] Mis dos pies en sus botas están en el extremo de mis pier-nas, nebeneinander.4

Llega un momento en que la lengua pa-rece disolverse en formas aparentes sin significado, pero es en este acto de pen-samiento en el que Stephen comprende por medio de la realidad del dios marino, la verdad buscada.

…el agua fluía de lleno, en largas lanza-das, cubriendo verdidoradas lagunas de arena, subiendo, fluyendo. Mi bastón de fresno se lo llevará la corriente. Tengo que esperar. No, pasarán allá, pasarán rozando las rocas bajas, remolineando, pasando. Mejor acabar pronto este asun-to. Escucha: un habla de olas en cuatro palabras: siisuu, jrss, rssiiess, uuus. Aliento vehemente de aguas entre ser-pientes de mar, caballos encabritados, romente de aguas. En copas de rocas se empoza: plof, chop, chlap: embridado en barriles. Y, agotado, cesa su habla. Fluye cayendo pesadamente, fluyendo ancha-mente, flotante remolino de espumas, desplegada flor.5

Tres personajes que se enfrentan a los designios de Proteo, para reflexionar so-bre el porvenir del hombre, la existencia humana y llegar, en una palabra, al co-nocimiento de la verdad: Menelao, el otro Borges y Stephen Dedalus. La mitología ha sido fuente de inspiración de muchos escritores, y hoy en día sigue influyendo cada vez que el hombre debe plasmar en palabras sus dudas y reflexiones existen-ciales.

Gastón Garbarino

4 Joyce, J., Ulysses. Editorial Seix Barral, 19845 Ibid.

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Mitología y filosofía

Las siguientes líneas no pretenden erudición ni tratamiento exhaustivo de un tema que ha dado mucho que hablar en la historia de la filosofía, sino solamente esbozar algunas ideas acerca de la rela-ción que existe entre el mito y la filosofía.El mito y filosofía como respuestas a interrogantes del hombre, surgieron a partir del asombro, ante la realidad circundante, como una especie de pa-labra esclarecedora ante los planteos y cuestionamientos de los hombres. Según Aristóteles este es el denominador común que hay entre ambos discursos: “Tanto los mitos como la filosofía tienen que ver con lo maravilloso, y estos sur-gen del asombro”.La realidad del mundo helénico era simi-lar a la de los pueblos vecinos contem-poráneos (tanto egipcios, persas, chinos, romanos, hindúes, celtas, hunos, etc). Todos ellos constituidos fuertemente como sociedades religiosas y de carácter politeísta. Este sello religioso resalta en todas sus manifestaciones culturales, artísticas, literarias, e incluso políticas, que han llegado hasta nosotros.Desde un comienzo la filosofía tiene que convivir con los mitos, pues intenta encontrar mediante un nuevo método de conocimiento, el de la razón, un fun-damento y unas causas a los mismos fenómenos que el mito daba como pro-ducidos por los seres divinos y heroicos de tiempos lejanos. Con los primeros filósofos apareció en Grecia una actitud crítica ante el mito como forma de expli-car el mundo.En Grecia, a medida que los mitos van siendo sometidos a crítica, van cediendo su lugar a los razonamientos y las ideas. Por otro lado, allí donde no llegan las ideas o los razonamientos siguen perma-

neciendo los mitos, como puede apre-ciarse en Platón, que los emplea como alegorías poéticas con un mensaje que difícilmente puede exponerse mediante una demostración racional (aunque en ellos subyace una racionalidad).Se produjo entonces, lo que se denominó en la filosofía contemporánea, “el paso del mito al logos”. Se dio que del pensa-miento mítico, como conjunto de mitos y leyendas que explican los fenómenos naturales, dependientes de la voluntad de dioses o fuerzas sobrenaturales, se siguió un pensamiento racional, donde a través de la realidad plural y en perma-nente cambio, el pensamiento racional intenta encontrar detrás de esta aparien-cia sensible lo que las cosas realmente son, es decir su unidad, lo que permane-ce de ellas, su esencia. Las explicaciones racionales tienden a

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ser universales, necesarias y coherentes (lógicas). Ya no se recurre para su expli-cación a una instancia más allá de este mundo, sino que se las aborda a estas temáticas, desde la racionalidad humana.El mito, al paso que la filosofía avanzó desde el siglo VII-VI a.C., pasó a conver-tirse en una forma estética de expresar un razonamiento. A partir de entonces los razonamientos serán apoyados con mitos y viceversa, los mitos serán apoya-dos con razonamientos.El mito es, pues, un lenguaje, de distinto orden al racional, que presenta interna-mente un modelo lógico a su manera, y que plantea los problemas y dilemas fundamentales de una sociedad.La existencia tanto del mito como de la filosofía, plantean algo que es interesan-te rescatar como propia de la realidad humana: la inquietud eterna del hombre. Ante temas como el origen del universo, la razón de la distinción entre el bien y el mal, el sentido de la existencia particular y/o colectiva, la naturaleza y su modo de ser propio, si el universo tiene una finali-dad en su desarrollo, etc. A partir de la inquietud, se origina el interrogante, este lleva a la pregunta, la reflexión y, por último, la respuesta. El mito y la filosofía se presentan, entonces, como dos modos de responder a esos planteos mencionados anteriormente. La diferencia radica en el tipo de explicación que se brinda ante el problema que lo origina.

Cruz González

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EFIALTES

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Historieta

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El arrebato de Orfeo

“Desinat in piscem mulier formosa supe-me; Spectatum ad missi, risum teneatis, amici” Epistola ad pisones Horacio

Canté sin espectadores, convencido de no necesitarlos. Sólo las estrellas y el océa-no eran dignos de escucharme, por eso deduje que las olas no eran más que un suspiro de la luna y ése su modo secreto de aplaudir mi repertorio. Besé una vez más la botella de sidra y decidí partir. Regresé al hotel a las dos de la madru-gada, mareado y feliz. Atravesé el umbral y, desde el vestíbulo, escuché voces en el patio. Las perseguí por curiosidad, encontrándome con Nahuel y Laura que, sentados a una mesa, hablaban exultan-tes con un grupo de brasileros. Laura fue la primera que me miró e inmediatamen-te codeó a Nahuel. Todos repararon en mi presencia. Me sentí incomodo, había huido de la cena de navidad y ahora era acribillado por seis miradas indulgentes. Fue Laura la que rompió el silencio, me preguntó dónde había estado; señalé la guitarra. “Cantándole al mar” respondí; el aire se llenó de risas. Un negro se levantó y me invitó a la mesa. Accedí de buen humor, si bien vislumbré que animaría un karaoque. Y así fue nomás: desfiló por mí oído todo un repertorio vo-mitivo que rogué, no modificara mi finura. Entonces, Nahuel, embriagado, propuso un tren humano al que todos accedieron y, cantando una vieja broma estudiantil, desaparecieron en el interior del hotel.Quedé solo con Laura. Nos miramos y me incomodé, entonces disimulé afinar las cuerdas. A Laura la había conocido hacía tres días, ocupaba, junto a su pareja, la habitación lindera a la mía. Parecían bue-na gente y enseguida nos entendimos.

- ¿Por qué cantás tan bien?- me pregun-tó.Me ruboricé. La liana de sus ojos me había atrapado, y me dejé llevar por ese verdor perpetuo.- De chico entono las más diversas es-trofas y te aseguro que en el jardín de mi casa los pájaros callan para escucharme. Y no es literal. Había un ciego al que le cantaba una vez por semana, y emocio-nado decía que por esos segundos el mundo se le revelaba…- me callé porque supuse que hablaba con un matiz poético inconveniente. -Seguí, seguí explicando que me gusta…- dijo Laura. Yo me negué rotundamente. Quedamos en silencio hasta que ella dijo:-Desde que estamos acá nunca vi el mar nocturno. Quisiera ir ahora… ¿me acompañás?- me preguntó. Dudé, y debo haber mirado inconscientemente las ha-bitaciones, porque ella de inmediato me dijo que no me preocupara por Nahuel e insistió en que vayamos solos. “Tal vez con tu música aprendo a ser más huma-na”. Asentí sin saber que esa noche iba a inaugurar una serie de acontecimientos que determinarían mi frustraciónLlegamos a la playa, las luces de la costanera, proyectadas en la arena, creaban múltiples trincheras de som-bra. Nos sentamos. A metros, los brazos espumantes del mar parecían esforzarse por tocarnos. Cuando resolví cantar (una de mi autoría) ese mismo mar langui-deció y adoptó la templanza de un lago. Ese fenómeno era lógico, perdonen mi arrogancia, ya que entoné de manera perfecta. Concluí y busqué la aprobación de Laura, pero fruncía el ceño y arrugaba sus pequeños labios, parecía molesta. Le pregunté qué le pasaba, no contestó; hipnotizada, parecía entablar un diálogo mental y secreto con el mar. Un diálogo que no me atreví a interrumpir. Esperé, y segundos después, Laura despertó so-

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bresaltada. Me miró con una sonrisa.-¿Puedo cantar yo?Asentí y le pregunté si podía acompañar-la con la guitarra. Me dijo que prefería cantar a capella. Esas extravagancias iníciales no afectaron mi temple. Accedí de buena gana. Ella cantó, y yo puedo dar cuenta que jamás había escuchado esa voz exótica. Esas cadencias placenteras parecían tener un coro en el mar, más aún, el mar era su orquesta. Perdí la no-ción del tiempo y también mi conciencia.Desperté con los rayos del sol en la cara, sentí ataduras en mis brazos y piernas. Me senté y verifiqué que seguía en la pla-ya, que estaba desnudo, cubierto de algas y moluscos, y lo peor: estaba solo. A metros mi guitarra yacía partida en peda-zos. ¿Qué era todo esto? ¿Qué me había pasado? Mi memoria: vacía de hechos. Apesadumbrado me acerqué al hotel. Mi pudor tuvo suerte, a esa hora de la ma-ñana las calles permanecían vacías.Me bañé pero la ducha no calmó mi incertidumbre. Estaba vistiéndome cuando llamaron a la puerta. Era Laura, reía a carcajadas. Entró sin permiso y se abalanzó sobre mí, buscando mi boca. La retuve, apartándola. “¡Te volviste loca!”. Y a continuación le reproché que la noche anterior me hubiese abandonado. Laura escuchó, obediente. Cuando terminé me explicó que la habían llamado del hotel y le informaron que Nahuel había sufrido un ataque de alergia.- Sufre de múltiples males desde chico, se deshidrata fácilmente, es alérgico al aire, pobre hermano -dijo y resaltó “hermano”. Y ya no me preocupó saber si era o no el hermano, a pesar de haberlos visto besándose. Caminé hasta el balcón y me asomé a la calle. A lo lejos, ame-nazante, se aproximaba una tormenta. Sentí la mano de Laura apoyándose en mi hombro. Giré y nos besamos.La asfixia me despertó abruptamente.

Me deshice de las sábanas, temblaba de frío. Todo era penumbras. La cortina del ventanal, embestida por viento y agua, rozaba la cama. Los relámpagos, de a ratos eran mis ojos. No había luz. Tomé el teléfono y llamé a conserjería, pregun-té qué ocurría, entonces noté que ape-nas podía hablar, que tenía las cuerdas vocales destruidas. Quise llorar. Quizás de vanidad, ya que consideraba a mi voz de una perfección única.El conserje pronunció una frase contun-dente: “Parece que el mar quiere engullir la ciudad”Salí de la habitación. Golpeé furioso la puerta de Laura. Nadie atendió, manipulé el picaporte, la puerta cedió. Entré en esa habitación de crepúsculos. Estaba vacía. No había ropas, ni rastros de ocupantes. Pensé: “Se fueron, se llevaron todo… y mucho más”. Bajé la escalera, encaré al conserje inquiriendo sobre la pareja. Tardó en comprender mi léxico, deses-peré. Hablé en un lenguaje de señas y balbuceos. Por fin entendió: “Se fueron hace un rato, no llevaban equipaje”. Corrí afuera. Un Apocalipsis de agua y oscuri-dad caía a golpes, en toneladas. Enfrenté el viento y el olor a mar. No tardé en llegar a la playa, el mar era un bramido; las olas, tentáculos del infierno. Me hundí en la arena, avancé. El aguacero, un velo constante, minucioso y opresivo no difi-cultó que yo descubriera las dos siluetas corriendo. Dos cuerpos desnudos, de miembros escamosos. Me detuve. Grité. Un grito afónico que se ahogó en la lluvia. Juro que Laura me miró, que sonrió sa-tisfecha antes de arrojarse al mar.Habían ganado su batalla perpetua. Se habían robado mi voz.

Luciano Molina

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