Nueva arquitectura al servicio del hombre

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Estudiante: Luisanna A. Carrero Cicchetti. V. 26.021.636 "Nueva Arquitectura al Servicio del Hombre” La manera en la que se configuran las ideas y las relaciones de los hombres en sus visiones políticas, sociales y culturales a partir de la Modernidad, se vinculan, inexorablemente, con la revisión y la reinvención del espacio público. La ciudad, el urbanismo donde ésta se levanta, comienza a dar forma a concepciones, inéditas hasta entonces, que buscan transformar la manera en la cual el hombre se concibe a sí mismo. Este proceso suma aportes en todos los ámbitos, en todas las manifestaciones del pensamiento, la filosofía, la política, la música, la escultura, en fin, en una diversidad tendencias del espíritu, y por supuesto, también en la arquitectura. En ella el ser humano comienza a ejercer, como primera opción, la necesidad de crear en libertad, formando a la vez, nuevas estructuras mentales que cambiarán la historia. Es en el siglo XV donde se inicia la Modernidad, en el Renacimiento, pero en el caso en cuestión que nos ocupa, intentaremos exponer, mínimamente, sobre la arquitectura Moderna, que si bien está dentro de lo que se conoce como Modernidad, no quiere decir que signifique ni que se identifique fielmente con ella, pues la arquitectura Moderna es un momento, uno de los últimos, el correspondiente al siglo XX para ser más precisos, dentro del hilo temporal que engloba la Modernidad. Su recorrido por este siglo, quizá el más convulso de la historia del hombre, conlleva consecuencias muy a tono, acordes, a la agitación de su

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Estudiante: Luisanna A. Carrero Cicchetti.

V. 26.021.636

"Nueva Arquitectura al Servicio del Hombre”

La manera en la que se configuran las ideas y las relaciones de los hombres en sus visiones políticas, sociales y culturales a partir de la Modernidad, se vinculan, inexorablemente, con la revisión y la reinvención del espacio público. La ciudad, el urbanismo donde ésta se levanta, comienza a dar forma a concepciones, inéditas hasta entonces, que buscan transformar la manera en la cual el hombre se concibe a sí mismo. Este proceso suma aportes en todos los ámbitos, en todas las manifestaciones del pensamiento, la filosofía, la política, la música, la escultura, en fin, en una diversidad tendencias del espíritu, y por supuesto, también en la arquitectura. En ella el ser humano comienza a ejercer, como primera opción, la necesidad de crear en libertad, formando a la vez, nuevas estructuras mentales que cambiarán la historia.

Es en el siglo XV donde se inicia la Modernidad, en el Renacimiento, pero en el caso en cuestión que nos ocupa, intentaremos exponer, mínimamente, sobre la arquitectura Moderna, que si bien está dentro de lo que se conoce como Modernidad, no quiere decir que signifique ni que se identifique fielmente con ella, pues la arquitectura Moderna es un momento, uno de los últimos, el correspondiente al siglo XX para ser más precisos, dentro del hilo temporal que engloba la Modernidad. Su recorrido por este siglo, quizá el más convulso de la historia del hombre, conlleva consecuencias muy a tono, acordes, a la agitación de su tiempo. Así pues, los hechos que singularizan al agitado siglo XX también marcarán a la arquitectura moderna.

Cabría recordar que el siglo XIX estuvo signado por lo que se conoce como la Revolución Industrial, la cual se caracterizó por el auge de la industria que, en su apogeo, arrojó consecuencias adversas ya que este siglo culmina erigiendo una relación laboral basada en la explotación de las masas de trabajadores en niveles nunca antes conocidos.

El siglo XX hereda esta problemática, pero insurge contra ella desde la concepción artística que generan las vanguardias del primer cuarto de siglo, el cubismo, el futurismo, el expresionismo liberan al arte de las ataduras que imponían en la estética los estilos del pasado, el abstraccionismo aparece como una vía que abre posibilidades ricas y novedosas, las cuales pasan a la arquitectura y, allí, se convierten en un medio de expresión que se apoya en la geometría para apropiarse de los postulados de las vanguardias y, mediante estas vinculaciones al arte, poder absorber y reinterpretar sus posturas para crear un lenguaje arquitectónico nuevo. Este movimiento se le conoce

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como Funcionalismo Racionalista, por su precisión maquinal, por el uso de líneas y volúmenes creados en la búsqueda de hacerla funcional eliminando el ornamento y simplificando las formas. Esta arquitectura que aparece entre las dos grandes guerras mundiales (1914-1945), tiene en la escuela de la Bauhaus (Weimar 1919-1933) uno de sus promotores más decididos y en su academicismo un baluarte lógico y racional. Logra una repercusión tal que no creemos equivocarnos si afirmamos que, su talante, aún modela nuestras ciudades imponiendo mucho de su espíritu racional en las urbes contemporáneas.

La otra gran corriente de la arquitectura moderna surge en la mitad del siglo XX, luego de la II gran guerra. El espíritu del hombre ha cambiado y, por supuesto, la arquitectura se hará eco de ello. Los traumas que la sociedad industrial dejó en el ser humano por su espíritu belicista hijo de la tecnificación, desembocan en la sociedad postindustrial. El desencanto ante el pasado reciente confluye en la aparición de conductas que reniegan de las imposiciones jerárquicas de todo tipo de las sociedades modernas lo que, en el terreno de la arquitectura, se traduce en nuevos paradigmas que da mayor importancia al individuo, a su subjetividad, a una estética caótica que olvida el academicismo y recobra las formas arquitectónicas, la estructura toma protagonismo así como la tecnología irrumpe en el diseño para cerrar un siglo XX de arquitectura modernista.