Nuevo Capitalismo y Educacion
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Lectura N 1
Laval, Christian, La Escuela no es una Empresa, Barcelona, Espaa, Editorial Paids,
2004, pp. 32-105; 363-393.
CAPTULO 1
NUEVO CAPITALISMO Y EDUCACIN
Es previsible que la educacin deje de ser paulatinamente un medio cerrado, que se distingue del
medio profesional como otro medio cerrado, y que ambos desaparezcan en provecho de una
terrible formacin permanente, de un control continuo que se ejercer sobre el obrero-estudiante
de secundaria o sobre el ejecutivo-universitario.
GILLES DELEUZE, Conversaciones: 1972-1990
El nuevo modelo escolar y educativo que tiende a imponerse est fundado, en primer lugar, en el
sometimiento ms directo de la escuela a la razn econmica. Es muestra de un economicismo
aparentemente simplista cuyo primer axioma es que las instituciones en general y la escuela en
particular slo tienen sentido en el servicio que deber prestar a las empresas y a la economa.
El hombre flexible y el trabajador autnomo constituyen as las referencias del nuevo ideal
pedaggico.
Una doble transformacin tiende a redefinir la articulacin de la escuela y la economa en un
sentido radicalmente utilitarista: por una parte, la competencia acrecentada en el seno del espacio
econmico mundializado; y por otra, el papel cada vez ms determinante de la cualificacin y del
conocimiento en la concepcin, la produccin y la venta de bienes y servicios. Las organizaciones
internacionales de ideologa liberal, acompaadas en esto por la mayora de los gobiernos de los
pases desarrollados que propulsaron esta concepcin de la escuela, han convertido la
competitividad en el axioma dominante de los sistemas educativos: La competitividad econmica
es tambin la competitividad del sistema educativo1. El informe aade que hoy en da uno de los
elementos esenciales de la competitividad econmica de un pas est constituido por el nivel de
formacin de su poblacin, por el stock de conocimientos acumulados en ella, incluso mucho ms
que por el bajo nivel del salario invertido en su mano de obra.
Si damos crdito a los expertos internacionales consultados por la OCDE, estamos entrando en un
nuevo modelo educativo. Uno de ellos, James W. Guthrie, presenta as sus principales
caractersticas: La inteligencia, cuando adquiere valor mediante la educacin, en otros trminos,
1 Los objetivos estratgicos de la materia gris o de los recursos 1 Alto Comit Educacin-Economa, Education-conomie: Quel systeme ducatif pour la socit de lan 2000?, Pars, La Documentation franaise, 1998, pg. 8.
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el capital humano, se est convirtiendo con rapidez en un recurso econmico primordial y podra
suceder que este imperativo fuera dando nacimiento paulatinamente a un modelo educativo
internacional. Los pases miembros de la OCDE esperan de sus sistemas educativos y de los
diversos programas de formacin profesional que participen masivamente en el crecimiento
econmico y lleven a cabo reformas en este sentido2. No se podra expresar mejor el sentido de
las transformaciones. El control directo y ms estrecho de la formacin inicial y profesional es uno
de los grandes objetivos de los medios econmicos. No slo esta formacin va a determinar el
nivel de eficacia econmica y el dinamismo de la innovacin, sino que ofrecer un mercado muy
prometedor para las empresas. La educacin no slo aporta una contribucin fundamental a la
economa, no slo es un input que entra en una funcin de produccin, sino que a partir de ahora
se concibe como un factor cuyas condiciones de produccin deben quedar totalmente sometidas a
la lgica econmica. En este sentido, se la considera como una actividad que tiene un coste y un
rendimiento, y cuyo producto es asimilable a una mercanca. Como deca con su habitual
oportunidad el antiguo ministro de la Educacin Nacional Claude Allgre, la formacin es el gran
mercado del siglo venidero.
El carcter esencial del nuevo orden educativo reside en la prdida progresiva de la autonoma de
la escuela, que viene acompaada por una valorizacin de la empresa erigida en ideal normativo.
En esta colaboracin generalizada, la propia empresa se vuelve cualificadora y educadora, y
acaba por confundirse con la institucin escolar en las estructuras de aprendizaje flexibles3. El
Libro blanco de la Comisin de las Comunidades Europeas resume bien esta tendencia: Hay
convergencia entre los Estados miembros en la necesidad de una mayor implicacin del sector
privado en los sistemas de educacin y/o de formacin profesional y en la formulacin de las
polticas de educacin y de formacin para tener en cuenta las necesidades del mercado y las
circunstancias locales, por ejemplo, bajo la forma del estmulo a la colaboracin de las empresas
con el sistema de educacin y de formacin, y de la integracin de la formacin continua por las
empresas en sus planes estratgicos4.
Los momentos de la escuela
Las mutaciones del capitalismo pemiten dar cuenta, al menos en parte, de la naturaleza de las
reformas en curso. El nacimiento y el desarrollo de un aparato de educacin y de instruccin
separado de la familia y de los medios de trabajo constituyen una de las grandes transformaciones
de Occidente. Esta tendencia pertenece a una transformacin de conjunto de estas sociedades
marcada por la autonomizacin de los diferentes rdenes de la religin, de la poltica, de la
economa y del pensamiento. Este desencaje (disembeddedness) general de las esferas sociales,
2 Lvolution des politiques conomiques et son incidence sur lvaluation des systemes ducatifs, valuer et rformer les systemes ducatift, OCDE, 1996, pg. 70. 3 Vase Martin Carnoy y Manuel Castells, Une flexibilit durable, OCDE, 1997, pgs. 37-38. 4 Comisin de las Comunidades Europeas, Croissance, comptitivit, emploi, les dfis et les pistes pour entrer dans le XXIe sicle, 1993, pg. 122.
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para retomar la expresin de Karl Polanyi, est acompaado por su racionalizacin5. Si el
desarrollo de una institucin especialmente consagrada a la difusin del saber no encuentra sus
primeras razones en la formacin de la mano de obra, sino ms bien en la constitucin de las
burocracias religiosas y polticas, que implicaba la expansin de la cultura escrita a sus curas
prrocos directos como a muchos de aquellos con quienes ellas estaban en relacin de
comunicacin, ser en cambio cada vez ms estimulada y orientada, desde los comienzos de la
revolucin industrial, por la demanda de las industrias y de las administraciones en materia de
cualificacin6.
Esta transformacin quedar algo enmascarada en Francia por el predominio, conservado durante
mucho tiempo, de las finalidades culturales y polticas de la escuela, que explica que haya sido
considerada durante mucho tiempo un fundamento de la identidad nacional y un elemento bsico
del orden republicano. Es sabido que el Estado se defini en primer lugar como un educador de la
nacin, en lucha contra la Iglesia para asegurar su hegemona simblica e ideolgica, y que no
dud en adoptar mucho de su adversario, tanto en el plano organizativo como en el plano
pedaggico, para realizar esta gran obra7. Sin embargo, segn una sutil combinacin, la escuela
siempre mantuvo vnculos ms o menos directos, en funcin de las pocas y las competencias, con
el universo del trabajo. La propia expansin de la escolarizacin depende en gran medida de los
recursos que nacen del desarrollo econmico, no sin desfases ms o menos importantes entre las
fases de fuerte crecimiento econmico y los impulsos de la escolarizacin8. En sus formas y en sus
materiales, tanto en su moral como en sus modalidades pedaggicas, el sistema escolar supo
hacer un sitio tanto a los valores del trabajo como a la orientacin profesional diferenciada de los
alumnos en la sociedad industrial. Desde la segunda mitad del siglo XIX, al lado de la enseanza
secundaria clsica, se abrieron ramificaciones, secciones y establecimientos destinados a
incrementar el nivel profesional de la mano de obra y a abastecer a la industria y al comercio de
directivos. Sin embargo, a pesar de los avances en esta va profesional durante el perodo de
entreguerras, la lgica dominante de la escuela sigui siendo durante mucho tiempo la que
Bernard Charlot calific como poltico-cultural9.
Siguiendo a este autor, podramos distinguir tres perodos histricos: un perodo en el cual la
principal funcin de la escuela era la integracin moral, lingstica y poltica en la nacin; luego, un
perodo en el cual es el imperativo industrial nacional el que ms bien dict su finalidad a la
5 Vase Karl Polanyi, La Grande Transformation, Pars, Gallimard, 1988 (trad. cast.: La gran transformacin, Barcelona, Grijalbo Mondadori, 1993). Vase igualmente Max Weber, prefacio a Lthique protestante et lesprit du capitalisme (1904), Pars, Flammarion, col. Champ, 2000 (trad. cast.: La tica protestante y el espritu del capitalismo, Madrid, Alianza, 2002). 6 Vase Louis Fontvieille, Croissance et transformation du systeme ducatif et de formation en France aux XIXe et XXe sicles, en Jean-Jacques Paul, Administrer, grer, valuer les sistmes ducatifs, Pars, ESF, 1999. 7 Vase el ejemplo de las escuelas normales primarias estudiado por Christian Nique, LImposible Gouvernement des esprits, Pars, Nathan, 1991. 8 Vase Louis Fontvieille, op. cit. 9 Vase Bernard Charlot, Lcole en mutation, Pars, Payot, 1987, y Lcole et le territoire, nouveaux espaces, nouveaux enjeux, Pars, Armand Colin, 1994, pgs. 27-48.
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institucin; y, finalmente, la fase actual, en la que la sociedad de mercado determina ms
directamente las mutaciones de la escuela. Sin embargo, no debemos concebir la evolucin de la
escuela segn un desarrollo lineal: Desde el siglo XVI, se asent una concepcin utilitarista de la
educacin que no dej despus de alimentar la crtica de los sistemas escolares establecidos. Con
el advenimiento de una sociedad menos religiosa y ms cientfica y tcnica, menos tradicional y
ms productiva, las formas y los contenidos escolares heredados fueron poco a poco discutidos. El
propio saber experiment una transformacin capital al ser considerado cada vez ms como una
herramienta capaz de resolver problemas10.10 Fue, sin duda, Francis Bacon quien, en los
umbrales del siglo XVII, formula de la manera ms ntida el viraje utilitarista que llevar varios
siglos realizar: Knowledge is power, el saber es un poder. El individuo slo desea saber para
mejorar su fortuna, y esto desde las primeras experiencias del nio. El hombre en busca de la
felicidad aumenta los poderes de sus facultades por medio del perfeccionamiento de su saber. La
gran rebelin baconiana11, segn la frmula de Spencer, contra la escolstica concibe as el saber
como un stock que se acumula, como un capital cuya funcin consiste en incrementar la capacidad
humana de dominio de la naturaleza con el fin de hacerla servir ms eficazmente al servicio del
bienestar. sta es la proposicin capital, y no podramos insistir bastante en su importancia. Nec
plus ultra de la representacin que se harn las nuevas clases activas de la industria burguesa y
proletariado es el zcalo comn del liberalismo y del socialismo. A partir de esta revelacin del
trabajo y la felicidad terrestre, la crtica utilitarista atacar las formas y los contenidos pedaggicos
propios de la civilizacin cristiana y la cultura clsica del humanismo, y denunciar en el saber
escolar el alejamiento de la prctica, la separacin de la vida cotidiana e incluso la abstraccin de
los conocimientos. Defectos estos que manifestarn la naturaleza esencialmente aristocrtica y
ornamental del conocimiento hasta entonces transmitido. Al contrario, los criterios de eficacia en
la produccin y el comercio responderan a exigencias democrticas: el pueblo necesita ciertos
conocimientos ligados a la prctica para su bienestar. Los dems, al ser intiles, se devalan.
El neoliberalismo actual no se ve obligado a efectuar una brusca transformacin de la escuela.
Mucho tiempo antes, numerosos autores se emplearon en la definicin y la construccin de una
escuela conforme enteramente con el espritu del capitalismo. La mutacin presente no es en
realidad ms que la actualizacin, en una fase ms madura de la sociedad de mercado, de una
tendencia operante desde hace demasiado tiempo. Para darse mejor cuenta de ello, basta con
releer a los clsicos. En Spencer, por ejemplo, que fue uno de los principales tericos utilitaristas
de la educacin a mediados del siglo XIX,12 se vuelven a encontrar los argumentos desarrollados
antes de l por Benjamin Franklin, pero tambin por Rousseau y muchos otros, a favor de una
educacin que preparara para la vida plena. Lo que ms se descuida en nuestras escuelas es
precisamente aquello que ms necesitamos en la vida13, dice Spencer. Y entre estas necesidades,
las ms importantes son las que estn relacionadas con las profesiones y los negocios. Tambin se
10 Michel Freitag, Le Naufrage de luniversit, Pars, La Dcouverte/Mauss; 1995, pgs. 38-39. 11 Herbert Spencer, De lducation intellectuelle, morale et physique (1861), Marabout Universit, 1974, pg. 74. 12 Herbert Spencer, op. cit. 13 Ibid., pg. 31.
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recuperaba lo que Adam Smith ya haba destacado cuando propona introducir una dimensin
mercantil en las relaciones entre los individuos y los establecimientos educativos: si se desea que
las escuelas enseen cosas tiles, es necesario que respondan ms a una demanda que al
conformismo de la corporacin o al capricho de los patronos. El mercado es el mejor estimulante
de la ambicin de los propietarios, porque permite que sus intereses y sus deberes se
identifiquen14.
UNA ESCUELA AL SERVICIO DE LA ECONOMA
Estas concepciones utilitaristas y liberales se impondrn en varias etapas. Despus de la Segunda
Guerra Mundial, el perodo de fuerte crecimiento econmico se caracteriz por las exigencias de
mano de obra por parte de una industria poderosa y por la correspondiente pujanza del alumnado
en todos los niveles diferentes al de la escuela elemental: preescolar, secundaria y superior. Es la
poca del gran compromiso del Welfare State que conoci el desarrollo extensivo del sistema
escolar, de 1946 a 1973, en el curso del cual predomina una lgica cuantitativa, tanto en el plano
del alumnado como en el de las inversiones. Este perodo est marcado por la aspiracin a la
igualacin de las condiciones y por el sometimiento ms manifiesto y directo del aparato escolar al
sistema productivo. Las dcadas de 1960 y 1970 estn dominadas por la obsesin de proveer un
nmero suficiente de trabajadores cualificados a la industria francesa y de formar igualmente a los
futuros consumidores capaces de utilizar los productos ms complejos fabricados por el sistema
industrial. Otros factores, en especial de naturaleza ideolgica, intervinieron poderosamente,
comenzando por la creencia progresista en la identidad del crecimiento econmico, la democracia
poltica y el progreso social, expresada, por ejemplo, en el Plan Langevin-Wallon, referencia capital
de la izquierda poltica y sindical en la posguerra15.
Por otra parte, a partir de la dcada de 1960, el Estado se dota de categoras de anlisis y de
herramientas de gestin destinadas a ejercer la regulacin y la adaptacin de los flujos de mano
de obra. Esta industrializacin de la formacin no reclama inversiones nicamente financieras,
sino que exige igualmente inversiones simblicas, es decir, creaciones de formas institucionales
y clasificaciones que estructuren la relacin salarial: por ejemplo, los diplomas y las cualificaciones,
los niveles de colocacin y el conjunto de los procedimientos de orientacin de los alumnos. Es a
partir del Cuarto Plan (1960-1965) cuando aparecen los primeros esfuerzos de planificacin
coordinada de la mano de obra y de la formacin, prolongados y amplificados por los trabajos del
Quinto Plan (1965-1970). La idea principal consiste en determinar con la mayor exactitud, por
extrapolacin de las tendencias observadas, un ajuste ptimo entre la mano de obra y las
necesidades de la economa. Se juzga entonces que el anlisis de la relacin formacin-empleo
14 Adam Smith, Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations, vol. II, libro V; cap. 1, seccin 3, Pars, Garnier Flammarion, 1991 (trad. cast.: La riqueza de las naciones, Madrid, Alianza, 2002). 15 Guy Brucyy Franoise Rop, Suffit-il de scolariser?, Pars, De lAtelier, 2000, pg. 24.
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debe determinar la estructura y la magnitud ptima del sistema educativo en funcin de las
necesidades previstas de las empresas16.
Este perodo est marcado por una crtica de inspiracin tecnocrtica de la enseanza llamada
tradicional o clsica que se puede encontrar en los informes del Plan y en ciertos medios sindicales
y patronales, y que se confunde a menudo con una crtica poltica y sociolgica de un sistema no
igualitario. Asimismo se expresa en las organizaciones internacionales y muy especialmente en los
trabajos de la OCDE, que se consideran actualmente como textos pioneros. La obra de L Thnh
Khi, LIndustrie de lenseignement, resume al comienzo de la dcada de 1970 su
argumentacin17. El autor comprueba que, en lo sucesivo, la enseanza, transformada en varias
etapas en una verdadera industria de masas, no podr ser descrita sistemticamente sino con
ayuda de categoras econmicas. Esta interpretacin de la enseanza distingue tres funciones de
la educacin moderna: la formacin de una mano de obra cualificada, la transformacin cultural,
que prevalece sobre la herencia, y la formacin de ciudadanos responsables18. Esta mutacin
seala para el autor el fin del humanismo clsico fundado en el desinters y la libre actividad
humana. La primera funcin la impone el crecimiento econmico y el desarrollo del bienestar. La
escuela, que ya no es la nica fuente del saber, deber en adelante ensear a aprender, de
modo que el nio pueda ordenar y seleccionar la informacin confusa, incompleta y tendenciosa
de la cultura comercializada de masas. Esta primera educacin escolar no es ms que el preludio
de una educacin permanente, una formacin cotidiana, acompaada de numerosas sesiones de
reciclaje peridico por ejemplo, cada tres o cinco aos, segn los sectores a fin de que el
productor actualice sus conocimientos y se adapte a una tecnologa en renovacin19. Adems, la
universidad debe crear conocimientos nuevos y no contentarse con transmitir la herencia de las
generaciones pasadas. A partir de esta exigencia, el autor concluye que la escuela y la universidad
deben convertirse en cuasi empresas que funcionen segn el propio modelo de las marcas
privadas y se sometan a la exigencia del mximo rendimiento. El autor insiste an en la variable
clave del rendimiento de la enseanza, que deben garantizar las nuevas tecnologas, y en el
imperativo de adaptar la enseanza a la modernidad para evitar los despilfarros y las prdidas
de tiempo: La escuela no es nada si no prepara para la vida, dice el autor, que coincide sin
saberlo con el utilitarismo de Spencer20. Sin duda, no se trata de privatizacin ni de rentabilidad en
un sentido propiamente mercantil. El papel de la oferta educativa en el marco de un servicio
pblico parece predominar porque se trata de que el Estado contribuya a la modernizacin de la
sociedad y a la eficacia global de la economa. Sin embargo, es conveniente resaltar que este
discurso modernizador represent histricamente un medio para redefinir, contra el humanismo
tradicional, el sistema de enseanza como una mquina productiva que responde a los modos de
16 Vase Lucie Tanguy y otros, LIntrouvable Relation formation-emploi, Pars, La Documentation franaise, 1986. 17 L Thnh Khi, LIndustrie de lenseignement, Pars, Minuit, 1973. El libro es excelente y premonitorio desde cualquier punto de vista. Su lectura muestra cmo la mayora de los temas que desarrollaron despus la OCDE o la Comisin Europea ya estaban en germen en esta literatura modernizadora treinta aos antes. 18 Ibid., pg. 110. 19 Ibid., pg. 115. 20 Ibid., pg. 178.
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razonamiento y orientacin que se pueden aplicar a otros sectores de la produccin. Tales
propuestas, en la medida en que aparentaban ir en el sentido de los prometedores avances de la
ciencia y del desarrollo de las fuerzas productivas, recabaron fcilmente la adhesin de
numerosos progresistas.
A pesar de estas crticas, durante bastante tiempo se pudo mantener una cierta conciliacin entre
la misin cultural y poltica de la escuela y el nuevo imperativo econmico, lo que permiti a
muchos creer que la mano visible del Estado podra asociar armoniosamente en el futuro los
progresos espirituales y el desarrollo de la produccin, a condicin, sin embargo, de circunscribir
menos los estudios a las antiguas humanidades y abandonar toda ilusin respecto al desinters de
la cultura.
Este gran compromiso histrico que pretenda combinar el desarrollo econmico de la nacin con
la idealizacin de la burocracia francesa, educadora de los espritus, preparaba, sin embargo, las
impugnaciones neoliberales de las dcadas 1980-1990.
HACIA LA ESCUELA NEOLlBERAL
Las reformas impuestas a la escuela estarn, a continuacin, cada vez ms guiadas por el deseo de
la competicin econmica entre sistemas sociales y educativos, y por la adaptacin a las
condiciones sociales y subjetivas de la movilizacin econmica general. Las reformas orientadas
por la competitividad (competitiveness-driven reforms) tienen como finalidad en primer lugar la
mejora de la productividad econmica a travs de la mejora de la calidad del trabajo21. La
estandarizacin de los objetivos y de los controles, la descentralizacin, la mutacin de la gestin
empresarial educativa y la formacin de los docentes son fundamentalmente reformas
centradas en la productividad (productivity-centred). Pero la escuela neoliberal pretende
tambin elevar la calidad de la fuerza de trabajo en su conjunto sin elevar el nivel de los impuestos
e incluso, tanto como sea posible, reduciendo el gasto pblico. De ah el lanzamiento en la misma
poca de todas las campaas de opinin y todas las polticas, tanto a nivel mundial como a escala
nacional, y en todos los registros de la actividad educativa, destinadas a diversificar la financiacin
de los sistemas educativos apelando mucho ms abiertamente al gasto privado, a administrar ms
eficazmente la escuela al modo empresarial, a reducir la cultura impartida nicamente a las
competencias indispensables para la empleabilidad de los asalariados, a fomentar una lgica de
mercado en la escuela y la competicin entre familias y alumnos por el bien raro, y por tanto
caro, de la educacin.
Desde la dcada de 1980, aparece una concepcin a la vez ms individualista y ms mercantil de la
escuela. Esta nueva fase est relacionada con la desestructuracin de la sociedad industrial que los
economistas llaman fordista y la norma de empleo que le es propia. Despus del giro de ciento
ochenta grados del gobierno socialista, el Estado deja intervenir ms abiertamente a las lgicas de
mercado, quiere reducir su permetro de accin y adopta como modelo la empresa privada. En el
plano de la administracin escolar, se tiende hacia la descentralizacin, la diversificacin, la
21 Martin Carnoy, op. cit., pg. 37
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gestin empresarial moderna y el pilotaje por la demanda. Durante este perodo, los imperativos
de eficacia impuestos a la escuela comienzan a volverse preponderantes en primer lugar a causa
del control de los costes, luego por razones de competencia entre regiones y entre empresas, y,
finalmente, por razones especficamente ideolgicas: se considera progresivamente a la escuela
como una empresa ms, forzada a plegarse a la evolucin econmica y a obedecer las exigencias
de los mercados. La retrica gestora se vuelve cada vez ms dominante por parte de los
responsables del mundo poltico y de la alta administracin escolar. El Estado regulador, segn
la expresin propuesta por Bernard Charlot, tiene tendencia a delegar en los peldaos inferiores y
en los servicios desconcentrados la actividad cotidiana racionalizada segn las reglas de gestin
empresarial llamada participativa y en conformidad con el esquema de la contractualizacin
entre niveles y tipos de administracin y con la generalizacin de las colaboraciones entre
actores de todo tipo. Se juzga que este Estado, guiado por los nuevos principios de la actividad
pblica, ha de definir las grandes perspectivas y evaluar a posteriori los resultados de una gestin
ms autnoma con ayuda de un aparato estadstico riguroso que debe permitir el pilotaje de las
unidades locales y perifricas. La descentralizacin del sistema escolar ha sido pensada y
desarrollada segn este mismo esquema22.
Tomando como pretexto los numerosos y cada vez ms manifiestos defectos de un aparato
burocrtico que se haba hipertrofiado y masificado en el gran perodo del Estado desarrollista, se
acentuaron las presiones, en nombre de la eficacia y la democracia, para introducir los
mecanismos de mercado y los mtodos de gestin inspirados por la lgica empresarial. En el
terreno de los hechos, una poltica de territorializacin abri progresivamente la va para una
desregulacin escolar que se consideraba que responda a las nuevas necesidades sociales, versin
soft de la mano invisible de los liberales: La doctrina imperante invierte la proposicin anterior:
tanto en educacin como en los dems mbitos, no se trata ya de corregir las imperfecciones del
mercado mediante la intervencin del Estado, sino de reemplazar las insuficiencias del Estado
mediante la promocin del mercado supuestamente autorregulador, es decir, de establecer la
superioridad tica de la asociacin de las preferencias individuales por medio de procedimientos
mercantiles sobre la deliberacin como modo de elaboracin de las elecciones sociales23. El papel
tutelar del Estado educador se pone en duda cuando la eleccin de las familias es reconocida y
estimulada por la desectorializacin de los establecimientos, la publicacin de las listas de
resultados de los centros escolares y todas las formas de apelacin a la responsabilidad individual.
El modelo del mercado tiende a imponerse, al menos como referencia ideolgica, y de una manera
muy eufemstica cuando es la izquierda la que se afana con diligencia en esta va. Se considera que
la institucin escolar, en este nuevo contexto, ha de producir una oferta que aspire a satisfacer
22 Vase B: Charlot y J. Beillerot (comps.), La Construction des politiques dducation et de deformation, Pars, PUF: 1995, pg. 79. 23 A. Vinokur, Pourquoi une cononomie de lducation?, en Jean-Jacques Paul, op. cit., pg. 316.
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una demanda de consumidores prevenidos. A finales de la dcada de 1990, se impone la fra
comprobacin: La ofensiva neoliberal en la escuela es un proceso ya muy avanzado24.
Esta mutacin debe ser contextualizada en el marco ms general de las transformaciones del
capitalismo a partir de la dcada de 1980: mundializacin de los intercambios, mayor peso de las
finanzas en las economas, liberacin del compromiso del Estado, privatizacin de las empresas
pblicas y transformacin de los servicios pblicos en anlogos de empresas, expansin de los
procesos de mercantilizacin del ocio y la cultura, movilizacin general de los asalariados en una
guerra econmica general, revisin de las protecciones de los asalariados y disciplinarizacin
mediante el miedo al paro. Mucho ms que una crisis pasajera, a lo que asistimos es a una
mutacin del capitalismo. Su objetivo crucial es el debilitamiento de todo lo que contrapesa el
poder del capital y todo lo que, institucional, jurdica y culturalmente, limita su expansin social25.
Todas las instituciones, mucho ms que la economa, se vieron afectadas, inclusive la institucin
de la subjetividad humana: el neoliberalismo aspira a la eliminacin de toda rigidez, incluso
psquica, en nombre de la adaptacin a las situaciones ms variadas con las que se encuentra el
individuo tanto en su trabajo como en su existencia. La economa ha sido colocada ms que nunca
en el centro de la vida individual y colectiva; los nicos valores sociales legtimos son la eficacia
productiva, la movilidad intelectual, mental y afectiva, y el xito personal. Eso no puede dejar
indemne al conjunto del sistema normativo de una sociedad y su sistema educativo.
LA ESCUELA FLEXIBLE
Las transformaciones de la organizacin del trabajo, por un lado reales y por otro idealizadas en el
discurso oficial, explican en gran parte el tipo de mutaciones escolares reclamadas por las fuerzas
econmicas y polticas dominantes. El ideal de referencia de la escuela es en adelante el
trabajador flexible, segn los cnones de la nueva representacin de la gestin empresarial. El
contratista no aguardara ya del asalariado una obediencia pasiva a prescripciones definidas con
precisin, sino que deseara que se sirviese de las nuevas tecnologas y entendiese mejor el
conjunto del sistema de produccin o de comercializacin en el que se inserta su funcin, que
pudiera hacer frente a la incertidumbre y diera prueba de libertad, iniciativa y autonoma.
Deseara, en suma, que en lugar de seguir ciegamente las rdenes venidas de arriba, fuera capaz
de discernimiento y de espritu analtico para prescribirse a s mismo una conducta eficaz como si
estuviera dictada por las exigencias mismas de lo real. La autonoma que se espera del asalariado,
que consiste en que se imparta rdenes a s mismo, que se autodiscipline, no puede darse pues
sin un determinado incremento de saber. En una palabra, sera preciso que incorporase las
maneras de hacer y los conocimientos necesarios para el tratamiento de los problemas en un
universo ms complejo, segn las frmulas vigentes. Para ello, la autodisciplina y el
autoaprendizaje van unidos. La jerarqua burocrtica y el taylorismo de tipo clsico tenderan as a
eclipsarse ante un autocontrol generalizado. La nueva regulacin en el trabajo radicara en un
24 Yves Careil, Le no-libralisme dans lcole: un processus dja bien engag, Nouveaux Regards, n 6, junio de 1999. 25 Vase M. Vakaloulis, Le Capitalisme postmoderne: lments pour une critique sociologique, Pars, PUF, 2001.
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mayor margen de accin concedido a la periferia y a un autocontrol fundado en el cumplimiento
de los objetivos. Paralelamente, y de acuerdo con la doctrina del capital humano, el trabajador se
proveera de conocimientos y competencias a lo largo de toda su vida, sin que se pudiera ya
definir por un empleo estable o un estatuto determinado: En la era de la informacin, el
trabajador ya no se define en trminos de empleo, sino en trminos de aprendizaje acumulado y
de aptitud para aplicar este aprendizaje a diversas situaciones dentro y fuera del lugar de trabajo
tradicional26. La nocin rectora
es la de empleabilidad individual.
Sin que se afirme siempre con claridad, la escuela debera adaptarse y debera adaptar a los
futuros asalariados a esta representacin del trabajo y de la nueva subjetividad que se espera de
los jvenes. La Comisin de las Comunidades Europeas destaca as que el establecimiento de
sistemas ms flexibles y abiertos de formacin y el desarrollo de las capacidades de adaptacin de
los individuos sern efectivamente cada vez ms necesarios a la vez para las empresas, con el fin
de mejorar la explotacin de las innovaciones tecnolgicas que ponen a punto o adquieren, y para
los propios individuos, una proporcin importante de los cuales corre el riesgo de tener que
cambiar cuatro o cinco veces de actividad profesional en el curso de su vida27. Como dicen los
expertos de la OCDE, los contratistas exigen de los trabajadores no slo que tengan una mayor
cualificacin, sino tambin que sean ms flexibles y capaces de formarse28. Para producir estos
asalariados adaptables, la propia escuela, con anterioridad al mercado de trabajo, debera ser una
organizacin flexible, en renovacin permanente, que responda tanto a los propsitos muy
diferenciados y variables de las empresas como a las diversas necesidades de los individuos. La
Comisin Europea presenta incluso como la cuestin fundamental esta mayor flexibilidad de la
escuela29. No slo se trata de aumentar los niveles de competencia de los asalariados, sino que
todava es necesario que toda la educacin recibida tienda a ajustarse mejor al destinatario del
servicio, a saber, la empresa.
En una sociedad cada vez ms marcada por la inestabilidad de las posiciones, ya sean
profesionales, sociales o familiares, el sistema educativo debera preparar para afrontar
situaciones de incertidumbre creciente. La nueva pedagoga no directiva y flexiblemente
estructurada, la utilizacin de las nuevas tecnologas, un men ms amplio de opciones
ofrecido a los alumnos y los estudiantes, y el hbito adquirido de un control continuo son
pensados como una propedutica para la gestin de las situaciones de incertidumbre en las que
el trabajador se ver inmerso al acabar sus estudios. Si las formaciones profesionales demasiado
rigurosamente adaptadas a empleos especficos son a veces declaradas anacrnicas porque los
asalariados tendrn ms a menudo que cambiar de empresas y de puestos en el seno de cada
empresa, son innumerables los textos que afirman que la enseanza debe en lo sucesivo dotar a
los alumnos de competencias de organizacin, de comunicacin, de adaptabilidad, de trabajo en
26 Martin Carnoy y Manuel Castells, op. cit., pg. 39. 27 Comisin de las Comunidades Europeas, op. cit., pg. 124. 28 OCDE, Du bien-tre des nations, le rle du capital humain et social, 2001, pg. 30. 29 Comisin Europea, Livre blanc: Enseigner et apprendre, vers la socit cognitive, 1995, pgs. 44-45.
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equipo y de resolucin de problemas en contextos de incertidumbre. La competencia primordial,
la meta competencia, consistira en aprender a aprender para hacer frente a la incertidumbre
erigida en exigencia permanente de la existencia y de la vida profesional.
DESCOMPOSICIN DEL VNCULO ENTRE EL DIPLOM A Y EL EMPLEO
Tras estos discursos machacones, se perfilan importantes transformaciones. El perodo llamado
fondista del capitalismo asegur el establecimiento de un conjunto de instituciones y de
procedimientos de proteccin social fundados en el reconocimiento de derechos y estatutos que
procuraron a los asalariados una relativa estabilidad que regularizara no slo el consumo, la
evolucin salarial y la carrera, sino tambin el propio transcurso de la vida. Esta
institucionalizacin del asalariado es la que, segn muchos economistas y socilogos, permiti la
integracin de la clase obrera al garantizarle los suficientes recursos para consumir lo que las
empresas taylorizadas producan en serie y con escaso coste. Igualmente, en este perodo muchos
ms individuos pudieron presagiar una progresin social no slo para s mismos, sino tambin para
sus hijos gracias a sus estudios. La escuela, como parte subvencionada en el compromiso
fondista y la sociedad salarial30, concedi as ttulos a personas dotadas de derechos
reconocidos por convenciones colectivas, y contribuy al establecimiento de estatutos que eran
otros tantos puntos de apoyo en los que podan basarse para vender su fuerza de trabajo. Aun
cuando la relacin entre diploma y empleo nunca ha sido general y unvoca, el diploma era en gran
medida el fundamento de la jerarqua interna de los asalariados, especialmente en la funcin
pblica, pero tena igualmente como caracterstica el hecho de derivar de una esfera escolar que,
por su autonoma relativa, posea la fuerza simblica suficiente para volverlo relativamente
independiente de las relaciones de fuerza inmediatas en el mundo profesional. Esto es
especialmente cierto por lo que respecta a los diplomas tcnicos y profesionales que permitan a
los asalariados no depender directamente de las exigencias cambiantes y arbitrarias de los
contratistas. El vnculo entre un buen diploma y un buen oficio se presentaba como una
relacin necesaria en una sociedad estatutaria. Si la enseanza tcnica fue objeto de un relativo
desprecio, debido sobre todo a la divisin social y tcnica del trabajo, constituy un vector de
reconocimiento de las cualificaciones y otorg a muchos un sentimiento de dignidad personal y
utilidad social, condiciones de una accin colectiva persistente.
El perodo neoliberal del capitalismo tiende a cambiar el vnculo, que vuelve ms laxo e impreciso,
entre el diploma y el valor personal reconocido socialmente. Este ttulo escolar y universitario, en
una poca en la que se declara que el saber es un producto perecedero y que las competencias
mismas son objeto de una destruccin creadora permanente, tiende a perder su fuerza
simblica.
En el momento en que se difunde, se considera cada vez ms como una fuente de rigidez que ya
no se adecua a los nuevos imperativos de adaptabilidad permanente y reactividad inmediata de la
empresa. Este cuestionamiento debe relacionarse, evidentemente, con las transformaciones del
30 Robert Castel, Les Mtamorphoses de la question sociale: une chronique du salariat, Pars, Fayard, 1995.
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trabajo. El salariado fue atomizado en mltiples estatutos, subestatutos y sin estatutos. La
identidad en el trabajo y por el trabajo se debilit con el paro de masas y la inestabilidad
creciente de los empleos y puestos de trabajo de que son vctimas los asalariados. La inseguridad
afecta no slo a la posesin de un empleo, sino tambin al contenido del oficio, la naturaleza de
las tareas, la participacin en una empresa y las cualificaciones que se poseen en una organizacin
del trabajo ms fluida. El debilitamiento del valor simblico de los diplomas, el establecimiento
de prcticas de evaluacin de las competencias en estricta relacin con las situaciones
profesionales y la influencia cada vez mayor de las empresas en la determinacin de los
contenidos de formacin, participan de esta prdida de seguridad casi ontolgica de los
trabajadores, cuya magnitud han mostrado algunos estudios sobre la descualificacin social31. En
definitiva, el valor social de los individuos amenaza con depender cada vez ms estrechamente de
competencias personales que el mercado de trabajo confirmar de la manera menos institucional
y menos formal posible. A medida que va perdiendo su dimensin colectiva y sus formas
jurdicas, el trabajo se parece cada vez ms a una mercanca como las otras.
La tendencia actual a la desinstitucionalizacin de la relacin entre el diploma, la cualificacin y el
oficio deriva de este debilitamiento de la posicin de los asalariados que encuentran cada vez
menos seguridad en las instituciones y menos referencias estables acerca de su propio valor y su
identidad, y por esto mismo se les culpabiliza de su propia suerte. En efecto, la transformacin del
mercado de trabajo acentu la vulnerabilidad de los posesores de ttulos escolares, a los que se
solicit una experiencia profesional o, al menos, una puesta a prueba en mltiples perodos de
prcticas y empleos precarios. Algunos informes oficiales refuerzan la idea segn la cual los
diplomas otorgados por las universidades apenas ya tendrn valor al cabo de algunos aos
despus de su primera concesin, lo que no hace ms que subrayar la disparidad creciente entre
el valor jurdico de un ttulo y su valor social32. Se asigna entonces a la escuela y a la universidad un
papel ambiguo que consiste en mantener con diplomas de validez temporal la precarizacin del
valor escolar y profesional de los individuos.
UNA COHERENCI A MUY RELATIV A
Parece como si la contradiccin entre la adquisicin de saber por parte de las jvenes
generaciones, que reclama estabilidad, seguridad del valor de lo que se aprende, respeto por una
cultura comn y construccin de una personalidad, y las necesidades econmicas, particulares y
cambiantes, tuviera que ser cada vez mayor. Mientras la profesin a la que preparaba la escuela
permita proyectar un porvenir relativamente estable y el cumplimiento de una funcin social en
un conjunto comprensible, la profesionalizacin, por lo dems parcial, de los estudios no tena
todos los efectos devastadores que puede tener cuando la vida futura ya no evoca ms que la
fbrica amenazada de traslado o la deriva de trabajo en trabajo. El capitalismo flexible y
revolucionario socava la confianza a largo plazo, y desacredita los compromisos, la preocupacin
por el patrimonio cultural y el sentido de los sacrificios por el otro. Cmo hacer compatibles el
31 Vase, por ejemplo, Serge Paugam, Le Salari de la prcarit, Pars, PUF, 2000. 32 El informe de Attali afirma, en este sentido, que ningn diploma tendr ya legitimidad permanente. Jacques Attali, Pour une modle europen denseignement suprieur, MEN, 1998, pg.19.
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nomadismo inherente a esta deriva profesional reservada a los asalariados del futuro y la afiliacin
confiada a una cultura y unos valores? Desde luego es fcil esperar que la escuela inculque a los
alumnos las nociones de autonoma, de rpida adaptacin a los cambios y de movilidad, pero no
se ve con claridad cmo podra hacerlo en el seno de una esfera social y cultural en vas de
desintegracin. La contradiccin que expresan todos los sntomas asociados a esta prdida del
porvenir se instala en el corazn de la subjetividad.
Los especialistas en educacin de la OCDE se percataron de que lo que estaba en juego era la
estabilidad misma de las sociedades occidentales, no slo amenazadas por la crisis financiera, sino
tambin por los efectos deletreos de la prdida de referencias de las jvenes generaciones y la
crisis del vnculo social33. Si la toma de conciencia es loable, aunque tarda, no se ve bien cmo
podra la escuela por s sola remediar la degradacin del entorno social, es decir, las
desigualdades, la inseguridad social, la anomia creciente, la delincuencia, etc. Sobre todo, no se ve
bien cmo una escuela cuyos mviles sean los mismos de la sociedad de mercado podra
contrarrestar los efectos disolventes que el curso actual del neoliberalismo engendra.
CAPTULO 2
DEL CONOCIMIENTO COMO FACTOR DE PRODUCCIN
Las sociedades de mercado se caracterizan por la subordinacin de todas las actividades a la lgica
de la valorizacin del capital, considerada en lo sucesivo como una evidencia, una fatalidad o un
imperativo al que ningn ser razonable puede sustraerse. A este respecto, convendra meditar las
intuiciones premonitorias de Nietzsche en Schopenhauer como educador y en las conferencias
Sobre el porvenir de nuestras escuelas. En estas ltimas, de manera muy especial, Nietzsche se
pregunta por el sentido real de las grandes peroratas acerca de la necesidad de cultura de la
poca moderna.
La cultura clsica, reservada a unos pocos, se desmorona, constata el filsofo. En lo sucesivo, lo
que se entiende por cultura universal es una cultura totalmente diferente de la que las
universidades y los centros de secundaria se proponan impartir a los alumnos, y que aspiraban a
formar espritus intelectualmente preparados y dotados para los pensamientos ms elevados. La
nueva cultura, que hoy llamaramos de masas, ya no se propone reproducir y prolongar el esfuerzo
de los grandes genios de las generaciones anteriores. Est subordinada a tres finalidades
especficas: la finalidad econmica, la finalidad poltica y la finalidad cientfica. La primera
subordinacin es de lejos, segn Nietzsche, la que tiene efectos ms importantes: si acarrea la
extensin y la ampliacin de la cultura, lo hace con el fin de aumentar la riqueza personal y
colectiva. Es uno de los dogmas preferidos de economa poltica en los tiempos actuales34, como
manifiestan los escritos de James Mill o de John Stuart Mill sobre el tema de la educacin. La
33 Vase OCDE, op. cit., 2001. En especial el cap. 3: Le rle du capital social, pgs. 45 y sigs. 34 Friedrich Nietzsche, Sur lavenir de nos tablissements denseignement, en Oeuvres philosohpiques compltes, crits posthumes 1870-1873, Pars, Gallimard, 1975, pg. 94 (trad. cast.: Sobre el porvenir de nuestras escuelas, Barcelona, Tusquets, 1980).
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democratizacin de la cultura est cada vez ms guiada por la eficacia econmica e impide
cualquier forma de cultura que produzca solitarios, que se proponga fines ms all del dinero y el
beneficio, y que exija mucho tiempo35, aade Nietzche. Se necesita una cultura rpida,
econmica, que cueste pocos esfuerzos y permita ganar mucho dinero. Mucha gente es llamada al
saber, pero es un saber que debe ser til y servir al objetivo del bienestar. La verdadera tarea de
la cultura consistira entonces en crear hombres tan corrientes como fuera posible, en el sentido
en que se habla de una moneda corriente. Cuantos ms hombres corrientes haya, ms feliz ser
un pueblo; y el propsito de las instituciones de enseanza contemporneas no podra ser
precisamente otro que el de hacer progresar a cada uno hasta el punto en que su naturaleza le
permita volverse corriente, que formar a cada uno de tal modo que, a partir de su cantidad de
conocimiento y de saber, obtenga la mayor cantidad posible de felicidad y de ganancia36. En una
palabra, Nietzsche observa de forma muy lcida hasta qu punto una lgica de la eficiencia se
apodera poco a poco del mbito cultural y escolar. Este diagnstico sobre la evolucin de la
enseanza puede prolongarse: lo que nos amenaza no es una especie de malthusianismo
generalizado tirando a la baja del nivel cultural, sino un doble movimiento de difusin social y de
instrumentalizacin de la cultura por parte de los intereses econmicos privados.
Estas transformaciones que afectan a la importancia y a la naturaleza de los conocimientos son
fundamentales para el desarrollo de la educacin. El saber ya no es un bien que se debe adquirir
para participar en una esencia humana universal como en el antiguo modelo escolar que
reservaba slo a unos pocos, hay que recordarlo, este bien supremo, sino una inversin ms o
menos rentable en individuos desigualmente dotados y capacitados. Los valores que hasta ese
momento haban constituido el mundo escolar se sustituyen por nuevos criterios operacionales: la
eficacia, la movilidad y el inters. Y es que la escuela cambia de sentido: ya no es el lugar de
asimilacin y de frecuentacin de las grandes narraciones que forjan caracteres estables para
situaciones sociales bien definidas, sino un lugar de formacin de caracteres adaptables a las
variaciones existenciales y profesionales en movimiento incesante.
EDUCACIN AMPLIADA, CULTURA TIL
Inmediatamente despus de los acontecimientos de 1968, Michel Crozier, en su obra La sociedad
bloqueada, haba celebrado este cambio de significacin de la cultura que ya no es un lujo intil
reservado a una minora de aristcratas privilegiados y algunos creadores marginales. Se ha
convertido en un instrumento esencial de accin en un mundo racionalizado que slo puede ser
dominado por medio de la utilizacin de modos de razonamiento que necesitan un aprendizaje
cultural37. De un modo genrico, el utilitarismo que caracteriza al espritu del capitalismo no
est contra el saber en general, ni siquiera contra el saber para el mayor nmero, sino que
considera el saber como una herramienta al servicio de la eficacia laboral. Todava es ms cierto
en la actualidad, en una poca en la que el capitalismo fundado en el saber, cognitivo e
35 Ibid. 36 Ibid 37 37 Michel Crozier, La socit bloque, Pars, Seuil, 1970. Reedicin en Points/Seuil, 1995, pgs. 149-150 (trad. cast.: La sociedad bloqueada, Buenos Aires, Amorrortu, 1972).
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informacional, requiere una elevacin del nivel de conocimiento de la poblacin. La organizacin
patronal europea European Round Table (ERT)38, por ejemplo, recuerda la necesidad de llevar a
cabo importantes inversiones financieras y humanas en la educacin, al destacar que de ello
depende el futuro econmico y social de Europa. El experto de la OCDE que ya hemos citado,
James Guthrie, destaca que antes, un pas deba en gran parte su influencia a las riquezas que
poda extraer del suelo, pero en nuestros das su poder se encuentra cada vez ms subordinado a
las riquezas espirituales. [...] Cada vez se considera ms la inteligencia humana cuando ha sido
desarrollada por la educacin y se asocia a competencias muy especializadas como el recurso
econmico primordial de una nacin, del que esta ltima tiene una mxima necesidad39.
La Lifelong Learning Strategy se sita en esta perspectiva: La poblacin de Europa debe
empearse en un proceso de aprendizaje a lo largo de toda su vida. La integracin creciente del
conocimiento en el entorno industrial transforma a los trabajadores en trabajadores cognitivos
(knowledge workers)40.
Esta posicin se apoya en un argumento muy extendido. La vida profesional, incluso en los
escalafones subordinados, por no hablar genricamente de la vida social, implica hoy en da una
capacidad intelectual y unas facultades simblicas, incluso elementales, que nicamente una
escolaridad relativamente prolongada del conjunto de la juventud puede asegurar.
Es cierto que algunos medios patronales o polticos continan defendiendo y practicando, en
nombre de las exigencias presupuestarias debidas a las polticas liberales o en nombre de los
riesgos de cambio en la posicin social, un malthusianismo educativo que pretende hacer
retroceder el esfuerzo en materia de educacin41. Pero muchos responsables abogan ms bien
por un aumento de este esfuerzo, a condicin, sin embargo, de que se focalice en los
conocimientos tcnicos y los saberes tiles, que se consideran ms adecuados para los jvenes
procedentes de las clases populares y se adaptan a las necesidades de las empresas. Nos
encontramos por tanto frente a una doble reivindicacin: por una parte, a favor de una
importante inversin educativa y, por otra, a favor de una reduccin de los conocimientos
considerados intiles y enojosos cuando no tienen una relacin evidente con una prctica o un
inters42. Estos responsables polticos y econmicos que pretenden combinar la educacin de
masas y la determinacin ms estricta de los contenidos en funcin de la utilidad econmica y
38 La ERT (o Mesa Redonda Europea de los Industriales), fundada en 1985 por unos cuarenta grandes patrones europeos, es uno de los principales think tanks que inspiran las relaciones de la Comisin Europea, muy especialmente en materia de educacin. 39 James W. Guthrie, Lvolution des politiques conomiques et son incidence sur lvaluation des systemes ducatifs, valuer et rformer les systmes ducatift, OCDE, 1996, pg. 71. 40 ERT, Investing in Knowledge: The Integration of Technology in European Education, 1997, pg. 6. 41 Vase en este punto Jean-Pierre Terrail (comp.), La Scolarisation de la France. Critique de ltat des lieux, Pars, La Dispute, 1997, pg. 230. 42 42 Michel Crozier y Bruno Tilliette llaman as al hecho de aligerar la complejidad que aplasta a los individuos, lo que exige una reduccin del volumen de los conocimientos que deben asimilarse, mientras que la escuela tiende a multiplicarlos sin cesar (Michel Crozier y Bruno Tilliette, Quand la France souvrira Pars, Fayard, pg. 145).
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social coinciden en esto con algunos reformadores pedaggicos harto imprudentes que, en
nombre de la democratizacin, consideran que los nios de las clases populares no pueden a priori
recibir la cultura de la lite. En esto reside el carcter a menudo equvoco de las nociones de
democratizacin, de cultura de base o de cultura comn, nociones todas ellas que pueden
recibir interpretaciones muy diferentes segn los objetivos polticos y los valores que les sirvan de
referencia y que exigen, por consiguiente, elaboraciones cuidadosas43.
LA POCA DEL CAPITAL HUMANO
La doctrina dominante en educacin encuentra hoy en da su centro de gravedad en las teoras del
capital humano. Estas ltimas, por muy ideolgicamente sesgadas que sean, revelan una
tendencia muy real del capitalismo contemporneo a utilizar saberes cada vez ms numerosos,
bajo su doble aspecto de factores de produccin y de mercancas. Los economistas llaman capital
humano al stock de conocimientos evaluables econmicamente e incorporados a los
individuos44. En primer lugar, se trata de las cualificaciones obtenidas, ya sea en el sistema de
formacin, ya en la experiencia profesional.
En un sentido ms amplio, esta nocin puede englobar las mltiples bazas que un individuo puede
hacer valer en el mercado y hacer que los contratistas admitan como fuentes potenciales de valor,
por ejemplo, la apariencia fsica, el civismo, la manera de ser y de pensar o el estado de salud. As,
segn la OCDE, el capital humano reunira los conocimientos, las cualificaciones, las competencias
y caractersticas individuales que faciliten la creacin del bienestar personal, social y econmico45.
Sin ser completamente original, la concepcin del capital humano experiment un inmenso xito
en los organismos internacionales y entre los gobiernos occidentales no slo porque propone una
estrategia de crecimiento sostenible, como dicen sus promotores, sino tambin porque
proporciona una justificacin econmica a los gastos educativos, la nica que cuenta hoy en da
desde el punto de vista de los responsables. Por otra parte, la nocin, como veremos, presenta
la ventaja de reflejar el debilitamiento del vnculo entre el diploma escolar y el empleo, y de
justificar una mayor selectividad por parte de los contratistas en un perodo en que la inflacin de
los ttulos tiende a incrementar la importancia de las componentes informales, sobre todo de
origen social, en la apreciacin de la empleabilidad de los asalariados.
Para entender el xito de esta nocin, hay que partir de algunas consideraciones generales. Los
trabajos del economista norteamericano Edward F. Denison permitieron mostrar, en la dcada de
1960, que el crecimiento econmico estaba ligado no slo al aumento cuantitativo de los factores
de produccin (capital y trabajo), sino tambin a la calidad de la mano de obra, calidad que se
43 Vanse sobre este tema los trabajos de la asociacin Dfendre et transformer lcole pour tous, as como la obra publicada por el Institut de recherches de la FSU: Hlne Romian (comp.), Pour une culture commune, Pars, Hachette, 2000. 44 Vase D. Guellec y P. Ralle, Les Nouvelles Thories de la croissance, Pars, La Dcouverte, col. Repres, 1995, pg. 52. 45 OCDE, op. cit. 2001, pg. 18.
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poda imaginar que proceda en parte de la educacin46. Teniendo en cuenta esta relacin, la
prolongacin del crecimiento no poda confiarse slo a las inversiones fsicas, ni tampoco al
incremento del volumen de la mano de obra: era necesario invertir en un nuevo tipo de
capital47. La nocin de capital humano, sin constituir la revolucin de la teora econmica estndar
que algunos vieron en ella, permita desplazar la apreciacin que se tena del gasto educativo ms
del lado de las inversiones que del lado del consumo. La nueva nocin se difundi por mltiples
canales y por intereses diversos, hasta el punto de que los partidos de izquierda y los sindicatos
adoptaron por su cuenta este razonamiento, en la dcada de 1970, debido a la legitimidad que
pareca aportar a los esfuerzos del Estado en materia de enseanza pblica.
Esta metfora del capital humano desemboca, sin embargo, en una visin muy empobrecida de
los efectos de la inversin en el saber, considerado fundamentalmente como una fuente de
beneficios de productividad. Los riesgos de reduccin son especialmente perceptibles en la versin
ultraliberal de esta teora defendida por otro economista norteamericano, Gary Becker. Para
Becker, el capital humano es un bien privado que procura una renta al individuo que lo posee. Esta
concepcin estrictamente individualista est de acuerdo con los presupuestos de la teora liberal
ortodoxa: el individuo posee recursos propios que intentar acrecentar a lo largo de toda su
existencia para aumentar su productividad, sus ganancias y sus ventajas sociales. Se entiende pues
que no puede haber nada desinteresado en la adquisicin de tal capital humano. Esta concepcin
supone que la eleccin del oficio es unidimensional: lo nico que importa es el beneficio que
proporcionar la profesin escogida. Con ello, olvida todas las representaciones del porvenir,
ligadas a las condiciones presentes, a los valores heredados y a las oportunidades percibidas, y
desconoce que la relacin de un individuo con la vida activa es una relacin que pone en juego
tanto una historia personal y colectiva como las relaciones entre las clases sociales, los sexos y los
grupos de edad.48 En la concepcin utilitarista de la eleccin profesional, todo est dirigido por el
esfuerzo racional con vistas a la adquisicin de beneficios monetarios suplementarios, y el
esfuerzo mismo determinado por la tasa de rendimiento que se espera de la inversin. Su
financiacin debe depender de las ganancias esperadas, de los usos y del grado de generalidad de
las competencias adquiridas. Si el gasto educativo se destina primordialmente a la formacin de
un capital humano, se plantea en efecto la cuestin de saber quin debe pagar, quin debe
determinar los contenidos y quin debe ser el artfice de esta formacin. En funcin de las
ganancias proyectadas, la financiacin debe repartirse entre el Estado, la empresa y el individuo.
46 Edward F. Denison, Why Growth Rates Differ? Postwar Eperience in Nine Western Countries, Washington, D. C., Brookings Institution,1967. Vase ric Delamotte, Une introduction la pense conomique en ducation, Pars, PUF, 1998, pg. 99. 47 Ibid., pg. 83. Vase tambin Denis Clerc, La thorie du capital humain, Alternatives conomiques, marzo de 1993, y lisabeth Chatel, Comment valuer lducation? Pour une thorie sociale de laction ducative, Lausana y Pars, Delachaux et Niestl, 2001. Para una visin de conjunto de los trabajos sobre el tema, vase OCDE, op. cit., 2001, pgs. 30 y sigs. 48 Para un anlisis de las representaciones que estructuran la bsqueda de empleo, vase Francis Vergne, De lcole lemploi, attentes et reprsentations, Pars, Nouveaux Regards/Syllepse, 2001.
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Desde luego, el Estado no debe desinteresarse de la educacin, porque existen externalidades
positivas, es decir, efectos benficos para toda la colectividad. Pero si debe tomar a su cargo una
parte de los gastos educativos, debe crear igualmente las condiciones para que los individuos
efecten las elecciones racionales y asuman los costes que legtimamente les corresponden. Si los
poderes pblicos deben garantizar la formacin inicial, dada la altsima rentabilidad social de las
inversiones que le son consagradas, deben reclamar igualmente financiaciones privadas,
procedentes de las familias y de las empresas, especialmente en un perodo marcado por la
intensificacin de las presiones presupuestarias49. Diversificar las fuentes de financiacin se
presenta como la nica va racional, porque hace que las familias soporten una parte creciente del
gasto proporcional a las ventajas privadas que obtienen a cambio. Cuando la OCDE y el Banco
Mundial exhortan a una financiacin diversificada o a una cofinanciacin de la educacin, se
estn refiriendo a esta lgica del rendimiento educativo.
Las implicaciones sociales de esta diversificacin de la financiacin estn lejos de ser
insignificantes. Se considera que el anlisis de tipo costes/beneficios explica las diferencias en la
inversin educativa. Los estudiantes ms dotados tienen inters en continuar sus estudios porque
la inversin, en este caso, es muy rentable, mientras que los menos dotados tienen ms bien
inters en abandonar sus estudios y entrar cuanto antes en la vida profesional. La teora del capital
humano, en contra de ciertas aspiraciones a la equidad por parte de la OCDE y el Banco Mundial,
no es nada igualitaria. Al contrario, Gary Becker legitima las desigualdades escolares por el clculo
racional del individuo: los alumnos dotados aprenden deprisa y, a cambio de un coste limitado,
acumulan un capital muy rentable, mientras que los menos dotados tienen dificultades para
obtener diplomas cuyo coste no compensar los beneficios futuros50. sta es la lgica que funciona
en el mercado de la formacin permanente erigida por algunos como modelo para la educacin
bsica y cuyo efecto ms seguro es una produccin de desigualdades entre quienes ms se
benefician de ella, los ejecutivos, y quienes sacan menos provecho, los asalariados ejecutantes.
Desde este punto de vista, la estrecha articulacin entre la escuela y la empresa no es
necesariamente ms democrtica.
Estas concepciones ultrautilitaristas de la educacin ejercen actualmente mucha influencia en las
representaciones dominantes. Es de temer que contribuyan a reforzar la enseanza a varias
velocidades que ya conocemos, en la que los alumnos ms rentables se benefician de
inversiones ms importantes que aquellas que se dedican a los que rinden menos. Aun cuando
una extensa literatura emprica muestra que la correlacin entre la inversin en la formacin y el
nivel de remuneracin est muy lejos de ser tan simple como proclaman los economistas liberales
es necesario aadir mltiples variables para interpretar las relaciones observadas, en especial la
tendencia de los empresarios a contratar personal sobrecualificado, lo principal se mantiene: la
concepcin de la educacin como una inversin productiva con vistas a un rendimiento individual
goza de una inmensa aceptacin y una amplia difusin. Por el rodeo de las organizaciones
49 OCDE, Analyse des politiques dducation, 1997, pg. 24. 50 Vase Denis Clerc, op. cit.
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econmicas y financieras internacionales, esta concepcin constituye hoy en da el fundamento
ideolgico del nuevo orden educativo mundial.51
CAPITALISMO Y PRODUCCIN DE CONOCIMIENTOS
Las teoras modernas del capital humano, de la economa del conocimiento o de la nueva
economa no fueron las que descubrieron el papel creciente de la ciencia en la produccin, papel
que ya haba observado Smith y analizado Marx. En el primer captulo de La riqueza de las
naciones, Smith describe el carcter positivo y acumulativo de los efectos de la divisin del trabajo
en el progreso tcnico y seala que una buena parte (de los descubrimientos) se debe a la
industria de los constructores de mquinas, desde que esta industria se convirti en el objeto de
una profesin particular, y otra a la habilidad de aquellos a los que se denomina cientficos o
tericos, cuya profesin consiste en no hacer nada, sino observarlo todo, y que, por esta razn, se
encuentran con frecuencia en disposicin de combinar las fuerzas de las cosas ms alejadas y
diferentes52. Smith efecta aqu la exposicin resumida de una evolucin ms compleja: desde
hace mucho tiempo la divisin social del trabajo permiti que los grupos humanos desarrollaran su
capacidad intelectual al margen de las exigencias de la produccin material y a una distancia
(relativa) del trabajo directamente productivo.
A la escala de la sociedad, la mayor diferencia entre los grupos sociales resida en esta divisin
entre el trabajo intelectual y el trabajo material, condicin esencial para una acumulacin
ampliada de los conocimientos ligados al trabajo social. En el siglo xx, esta tendencia a la
capitalizacin del saber se acentu muy claramente.
A esta divisin general entre el trabajo intelectual y el manual, se aadi una segunda. En el seno
mismo del proceso de produccin, los conocimientos vivos, incorporados a los trabajadores,
fueron a la vez capturados y sustituidos por los saberes formalizados que se impusieron como
fuentes de prescripciones y normas exteriores a los movimientos profesionales, saberes que se
convirtieron en el patrimonio de determinadas categoras de asalariados. A este respecto, el
taylorismo no es ms que un momento de una larga evolucin. El desarrollo de la ciencia en uno
de los polos de la sociedad y esta capitalizacin de los saberes tcnicos en el interior de la esfera
productiva unificaron sus efectos para convertir la ciencia en un stock de conocimientos
inmediatamente tiles en la produccin, traducidos en herramientas, cdigos y programas53. Esta
articulacin de las actividades intelectuales y productivas no es un acontecimiento reciente. Ya
haba sido destacada por Marx, quien, en los Grundrisse, como tambin ms tarde en El capital,
insista en el sometimiento de las ciencias a la lgica de la acumulacin del capital: La invencin
se transforma en una rama de los negocios y la aplicacin de la ciencia a la produccin inmediata
determina las invenciones al mismo tiempo que las solicita. El concepto marxista de fuerzas
51 Vanse sobre este punto los trabajos del Institut de recherches de la FSU y, en especial, Christian Laval y Louis Weber (comps.), op. cit. 52 Adam Smith, op. cit., libro I, cap. 1, pg. 77 53 Vase Dominique Foray, Lconomie de la connaissance, Pars, La Dcouverte, Repres, 2000, pgs. 46 y sigs.
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productivas, derivado del concepto de facultades productivas que se encuentra en los
economistas del siglo XVIII y en Saint-Simon, engloba no slo los instrumentos y la organizacin
del trabajo, sino tambin el nivel de habilidad medio del obrero y el desarrollo de la ciencia y
sus posibilidades de aplicacin tecnolgica.
La expansin de la investigacin en los pases capitalistas desarrollados da prueba de esta
importancia cada vez ms decisiva de los conocimientos considerados como componentes
esenciales del xito econmico. El conjunto de los gastos de Investigacin y Desarrollo (I+D) en los
29 pases de la OCDE representa ms de 470.000 millones de euros, o sea, alrededor de un tercio
del PIB francs, y experimenta un incremento absoluto muy fuerte a partir de la dcada de 1980
(cerca del 75 % de alza entre 1981 y 1996). Su concentracin es asimismo muy manifiesta: la OCDE
realiza casi el 90% de los gastos de I+D en el mundo, encabezados por los de Estados Unidos, que
representan ms del 40 % de los gastos de la OCDE. Estos datos llevan a algunos tericos a pensar
que habramos entrado en las economas fundadas en el conocimiento. Esta idea incluso se ha
convertido en un eslogan, encargado de resumir las doctrinas y estrategias polticas y econmicas
de los pases de la OCDE. Segn algunos, incluso, nos encontraramos en una nueva economa que
reposa sobre leyes muy diferentes de las antiguas en la medida en que el conocimiento es un
factor de produccin cuyos rendimientos son crecientes, al contrario de lo que sucede con los
factores fsicos del capital y del trabajo: la utilizacin de una unidad suplementaria de
informacin, lejos de disminuir la productividad marginal de esta unidad, tiende a incrementarla
en razn del carcter acumulativo del conocimiento54. Estas teoras y estas representaciones
sealan la tendencia: si la acumulacin de los conocimientos desempea un papel creciente en la
produccin, la ciencia se encontrar sometida cada vez ms estrechamente a las exigencias de
valoracin del capital.
Esta subordinacin de los saberes a la economa, ya muy perceptible en la segunda mitad del siglo
XIX, no ha hecho ms que acentuarse despus, con la multiplicacin de los laboratorios y centros
de investigacin en las empresas gigantes, con los acercamientos mltiples entre las
investigaciones privada y pblica, y con el importante aumento de las inversiones en I+D y de las
patentes55. El ejemplo norteamericano del MIT, a menudo erigido en modelo, muestra hasta qu
punto la investigacin aplicada, dirigida por la industria, puede llegar a dominar la produccin de
los saberes. El desarrollo tanto de las biotecnologas como de las actividades espaciales o las
investigaciones relativas a la informacin y a la comunicacin confirma a una escala ms amplia
esta creciente interpenetracin de los sectores productivos y de las instituciones universitarias. La
produccin de conocimientos se ha convertido a la vez en una actividad mercantil especfica por
las formas jurdicas de su apropiacin privada (patentes, derechos de autor) y en una importante
fuente de beneficios para las empresas que los utilizan. Una de las caractersticas del capitalismo
moderno consiste precisamente en la organizacin sistemtica de la investigacin sobre una base
capitalista con el objetivo de proporcionar dividendos tecnolgicos a las firmas. El nmero de
54 Vase Dominique Guellec, Lconomie de linnovation, Pars, La Dcouverte, Repres, 1999, y D. Guellec y P. Ralle, op. cit. 55 Dominique Foray, op. cit., pgs. 20-21.
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empleos en el sector de la produccin de conocimientos crece mucho ms rpido que la media de
los dems sectores; los conocimientos cientficos y la innovacin tecnolgica experimentan una
aceleracin notable al mismo tiempo que se verifica una obsolescencia cada vez ms rpida de los
equipamientos, especialmente en el terreno informtico, segn un proceso de destruccin
creadora que parece desbocarse56. Esta situacin en la que todas las ciencias se encuentran
atrapadas al servicio del capital, como dice Marx, parece exigir un aumento continuo de la mano
de obra cualificada y altamente cualificada, fenmeno que puede explicar una de las razones de la
masificacin escolar que experimentaron las escuelas secundarias y las universidades en los pases
capitalistas desarrollados desde la dcada de 1950.
LAS NUEVAS FBRICAS DEL SABER
En funcin de esta misma lgica, se puede comprender mejor la expansin de las universidades
empresariales, primero en Estados Unidos en la dcada de 1950 y luego, ms recientemente, en
Europa. Segn algunos estudios, existira en Francia una treintena, generalmente dependientes de
un gran grupo. Si todava es difcil prever su evolucin, a falta de perspectivas de conjunto, sin
embargo se puede sealar que, en algunos casos, tienden a distinguirse de los centros de
formacin para ejecutivos de altos potenciales al convertirse en verdaderos lugares de
formacin capaces de incorporar estudiantes en el exterior y de otorgar diplomas.57 De forma ms
general, un nuevo campo de acumulacin del capital se abre con la transformacin de las
universidades en fbricas de produccin del saber eficaz. La produccin de los conocimientos y el
propio saber estn modelados en lo sucesivo por el capitalismo universitario.58 En realidad, es
toda la cadena de produccin de los conocimientos la que tiende a transformarse segn los
imperativos de valorizacin del capital como muestra el ejemplo de Norteamrica. A comienzos de
la dcada de 1970, con la importancia adquirida por las industrias de inteligencia y por la
valorizacin del capital humano considerado como una variable estratgica en la competicin
econmica, la investigacin universitaria fue la primera que se transform en una produccin de
bienes sometidos al rgimen de los derechos de propiedad y comercializables en los mercados. La
concesin de licencias y el depsito de patentes se volvieron actividades habituales, generadoras
de ganancias embolsadas a la vez por la institucin, los investigadores y los socios financieros del
sector privado. En el curso de la dcada de 1980, los sucesivos gobiernos tanto de Estados Unidos
como de Canad favorecieron fiscalmente la financiacin privada de la investigacin universitaria y
permitieron que los laboratorios se apropiaran legalmente de los resultados de sus trabajos
financiados con fondos pblicos. En 1980, la ley Bayh-Dole fue la primera de las que autorizaban a
las universidades a patentar las invenciones financiadas por el gobierno y luego a venderlas (antes
de la adopcin de esta ley, estas patentes se atribuan al gobierno federal), lo que benefici a las
universidades con una aportacin de fondos cada vez ms importante procedente de firmas
privadas. Esta ley, decisiva para el desarrollo de la comercializacin de la investigacin, reforz el
56 Ibid., pg. 31. 57 Vase, con un enfoque ms apologtico, Annick Renaud-Coulon, Universit dentreprise. Vers une mondialisation de lintelligence, Pars, Village Mondial, 2002. 58 Vase David F. Noble, Digital Diploma Mills, Part I, The Automation Education, octubre de 1997, .
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tejido de las relaciones entre las universidades y las firmas privadas. La intencin de partida era
relanzar la productividad y hacer frente al desafo japons o, ms generalmente, asitico59. Si en
un primer momento se trataba de vender ideas nuevas surgidas de la investigacin, esta ley
condujo a una inversin de las relaciones entre las empresas y las universidades. Los laboratorios
se fueron transformando paulatinamente en centros de beneficio integrados en una institucin
universitaria tambin metamorfoseada en un lugar de acumulacin del capital. Las universidades
crearon filiales privadas encargadas de comercializar las patentes y de efectuar las inversiones
financieras. Las redes y los socios se multiplicaron con la industria, la mayora de las veces bajo
la forma de subvenciones ms o menos disfrazadas. Mientras los riesgos y los costes seguan
estando ampliamente socializados, los beneficios se haban privatizado. Esta poltica dio lugar a un
profundo desequilibrio que perjudicaba a las actividades pedaggicas, reducidas a la racin de
manutencin. Numerosos investigadores se desinteresaron de la enseanza, menos lucrativa que
la investigacin comercializada, y los departamentos ms alejados de las actividades rentables
vieron mermados sus medios, rebajados los salarios e incrementado el alumnado por curso.
Las direcciones de empresas y las administraciones universitarias pusieron en marcha
colaboraciones y compartieron una concepcin reductora de los cometidos universitarios al
servicio de las actividades econmicas. El acuerdo entre la universidad de California (Berkeley) y la
firma farmacutica suiza Novartis, firmado en noviembre de 1998, ilustra particularmente este
fenmeno.
Al trmino de este acuerdo, Novartis asignaba veinticinco millones de dlares al departamento de
microbiologa, es decir, un tercio del presupuesto del departamento, mientras que la universidad
conceda como contrapartida a la firma privada el derecho de apropiarse de ms de un tercio de
los descubrimientos de los investigadores universitarios y el de negociar las patentes de invencin
que se derivaban de ellos60. Este tipo de acuerdos no es raro desde que los Estados
norteamericanos vieron estancarse sus recetas fiscales y tuvieron que efectuar manifiestos
recortes en los presupuestos educativos. Si, por ejemplo, el Estado de California suministraba el 50
% del presupuesto total de Berkeley a mediados de la dcada de 1980, en 1997 no aportaba ms
que el 34 %. Aun cuando la financiacin pblica en Estados Unidos siga siendo importante, una
parte cada vez mayor de la investigacin universitaria est financiada a partir de ahora por
donaciones privadas.
La bsqueda del beneficio slo ha afectado a la investigacin. En la dcada de 1990, la expansin
de las redes y la posibilidad de vender cursos en lnea a los particulares y a las empresas se
presentaron como otras tantas oportunidades para rentabilizar la enseanza misma. Entonces,
toda la institucin, hasta en sus actividades fundamentales, se vuelve un lugar de valorizacin del
capital. Eso afecta a las condiciones de trabajo y a los estatutos de los investigadores y los
docentes. Una gran parte de los docentes y los investigadores pierden su posicin de pequeos
productores independientes a menudo comparados con las profesiones liberales o los
59 Despus, Japn adopt medidas similares al modificar su legislacin para conceder a los investigadores del sector pblico la mitad de los derechos de patente sobre sus invenciones. 60 Eyal Press y Jennifer Washburn, The Kept University, The Atlantic Monthly, marzo de 2000.
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artesanos para convertirse en trabajadores industriales sometidos a una disciplina, a una
intensificacin del trabajo y a exigencias y controles reforzados por parte de la administracin, que
reducen considerablemente su autonoma. Esta evolucin transforma a una minora de docentes y
administradores en verdaderos capitalistas que disponen de suficientes recursos financieros,
institucionales y cognitivos para obligar a trabajar a algunos de sus colegas con menor titulacin,
poder y dinero, y a algunos de sus estudiantes, a cambio de promesas de colocacin o de
remuneraciones simblicas y materiales. Prosiguiendo las primeras experiencias en Amrica del
Norte del e-learning mercantil, la introduccin en Internet de los cursos permite en numerosos
casos imponer a los docentes normas pedaggicas sobre la forma y el fondo de productos
pedaggicos cada vez ms precisos y agravar su carga de trabajo. Estos productos pedaggicos
comercializados escapan a la inspeccin de los productores y pueden circular bajo el nico control
de la administracin en tanto que mercancas etiquetadas por la institucin universitaria.
La introduccin de los valores de mercado en el funcionamiento universitario no deja de tener
consecuencias. Los donantes imponen su logotipo en las paredes y el mobiliario, vuelven a
bautizar los edificios y promueven ctedras a cambio de una denominacin que revela el origen de
los fondos. El ejemplo ms caricaturesco de esta hibridacin entre la universidad y las marcas
privadas lo relata Ibrahim Warde, quien describe as la nueva business school de la Universidad de
California:
La familia Haas (heredera del fabricante de vaqueros Levi Strauss), que efectu la donacin ms
importante, obtuvo que la business schooll llevara su nombre. Las ctedras fueron financiadas por
grandes empresas. La de la decana del establecimiento, Laura DAndrea Tyson, una antigua
consejera econmica de Clinton, lleva por ejemplo el ttulo de Bank of America Dean of Haas61.
Esta prctica de dotacin de las ctedras est muy difundida entre las marcas que intentan
modificar o mejorar su imagen social. Eyal Press y Jennifer Washburn, en su investigacin sobre la
universidad norteamericana, sealan, por ejemplo, que la marca Freeport McMoRan, una
compaa minera acusada por su nociva conducta ecolgica en Indonesia, cre una ctedra sobre
medio ambiente en la facultad de Tulane. La mezcla de gneros perjudica a la ciencia, mantiene
una cultura del secreto y favorece por doquier la penetracin de la lgica del beneficio inmediato,
y en primer lugar en los cerebros de los investigadores y los universitarios: Los rectores de
universidad, cuyo papel se parece al de los viajeros de comercio, se juzgan ante todo por su
capacidad para conseguir fondos62. Los centros universitarios sirven de cobertura a los intereses
privados, que aportan su marca y su garanta cientfica a las operaciones comerciales y al trabajo
de presin [lobbying]. En estos casos, los docentes y los investigadores desempean el papel de
portavoces de estos intereses, inclusive en las ms prestigiosas revistas. En algunos casos, los
fondos aportados por la parte privada limitan abiertamente la libertad de pensamiento y la
reflexin crtica. Ibrahim Warde informa de este modo que la marca Nike recientemente
suspendi su participacin financiera a tres universidades (Michigan, Oregon y Brown) con el
61 Ibrahim Warde, Luniversit amricaine vampirise par les marchands, Le Monde diplomatique, marzo de 2001. 62 Eyal Press y Jennifer Washburn, op. cit.
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pretexto de que sus estudiantes haban criticado alguna de sus prcticas en los pases pobres, en
especial en materia de empleo de nios63. Noam Chomsky cita el caso de un estudiante de
informtica en el MIT que se neg a contestar una pregunta en un examen, aunque conoca la
respuesta, bajo el pretexto de que otro de sus profesores, comprometido en una investigacin
para la industria, le haba impuesto formalmente el secreto en ese tema64. No es difcil extraer una
conclusin: el valor mercantil de las investigaciones prevalece sobre su contenido de verdad, en la
medida en que este trmino tenga alguna validez en la nueva configuracin, o por decirlo de otro
modo, la verdad, base hasta entonces de la actividad terica, est deconstruida por el mercado.
Para algunos observadores norteamericanos, la disciplina por el dinero que se impone en el
mundo universitario, al dejar al mercado el cuidado de repartir los recursos y las recompensas,
introduce muy serias amenazas en la vida intelectual y el pensamiento, tan peligrosas como las del
maccarthismo65. Es de temer que, con las prerrogativas concedidas en numerosos casos al sector
privado, la lgica de apropiacin privada de los conocimientos choque frontalmente con la tica
que gua a la investigacin intelectual, de la que forma parte la rivalidad, pero tambin la libre
circulacin de ideas y la crtica abierta de los trabajos pasados o en curso.
UN MODELO QUE SE GENERALIZA
Esta poltica de hibridacin institucional y de subordinacin efectiva fue animada por todos los
partidarios del liberalismo econmico. La OCDE, en nombre de la importancia de la innovacin
schumpeteriana en el crecimiento econmico, invita a los Estados a levantar cualquier obstculo
a la cooperacin entre universidades y empresas para favorecer la innovacin: La innovacin ya
no slo depende de los resultados de las empresas, las universidades, los institutos de
investigacin y las autoridades reglamentarias, sino que hoy en da es tributaria de su
cooperacin. [...] Por eso, es conveniente eliminar los obstculos a la cooperacin y a la
constitucin de redes, y promover la colaboracin entre las universidades, las instituciones
pblicas de investigacin y las empresas. En muchos pases de la OCDE, los investigadores en las
universidades no son estimulados a dedicarse a investigaciones que podran dar lugar a una
aplicacin comercial, ni a cooperar con las empresas. Estados Unidos es uno de los primeros pases
que ha tomado medidas en este terreno66.
La aceleracin de esta comercializacin de la investigacin pblica se puede observar en todos los
pases capitalistas desarrollados. Est favorecida por el refuerzo del papel de la propiedad
intelectual muy especialmente en el campo de las ciencias de la vida y la informtica, campos
sometidos cada vez ms a una expansin de la patentabilidad. As, Maurice Cassier y Jean-Paul
Gaudillire escriben:
La dcada de 1990 estuvo marcada por la difusin de las prcticas de apropiacin en el campo de
63 Op. cit, pg. 21. 64 Noam Chomsky, Assaulting Solidarity, Privarizing Education, mayo de 2000, en la pgina del Aped: . 65 David Harvey, University, Inc., The Atlantic Monthly, octubre de 1998. 66 Jean Guinety Dirk Pilat, Faut-il promouvoir linnovation?, LObservateur de lOCDE, octubre de 1999, pg. 69.
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la investigacin genmica en un contexto de estrechamiento de lazos entre la ciencia, la medicina
y el mercado. Hasta el da de hoy, se han depositado ms de un millar de patentes de fragmentos
de genes. Los contratos de investigacin entre los laboratorios farmacuticos y los laboratorios
pblicos, con clusulas de confidencialidad y de exclusividad, se han multiplicado67. Esta
tendencia fue reforzada por leyes que facilitasen la apropiabilidad y la transferibilidad mercantil de
los conocimientos segn el modelo de la Bayh Dole Act. Est vinculada, sobre todo, a la evolucin
de las prcticas y de las instituciones. Los canales que permiten la interpenetracin de los medios
de la investigacin y la empresa se multiplicaron, y muy especialmente bajo la forma de
instituciones de investigacin situadas en la interseccin del sector pblico y el sector privado, y
que producen a la vez bienes pblicos y bienes privados68. En numerosos pases occidentales, la
aportacin de fondos pblicos a un laboratorio est incluso condicionada por la firma de un
contrato con una o varias empresas privadas.
La lgica del beneficio se introdujo m