NUTRICIÓN. VACUNO DE LECHE Estrategias …...período seco en que se encuentren, sigue...

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N NUTRICIÓN. VACUNO DE LECHE Estrategias alimenticias para vacas lecheras secas. Alternativas P. J. Álvarez-Nogal Departamento de Producción Animal. Universidad de León. Sabiendo que las necesidades nutritivas de las vacas varían significativamente según la fase del período seco en que se encuentren, sigue prevaleciendo la idea de considerar dos tipos diferentes de ración para las vacas secas, cada uno de los cuales es susceptible de ser planteado bajo distintas estrategias alimenticias, tal como mostramos en este artículo. Veremos también la incidencia de la duración del período seco sobre dichas estrategias. B ien por indiferencia, desco- nocimiento o por falta de información contrastada, no ha llegado todavía a establecerse un programa alimenticio para vacas secas que preva- lezca sobre los demás y arroje resulta- dos incuestionables. Varias son las estrategias que vienen barajándose: introducción progresiva- mente mayor de concentrados en la ración (steaming up), adición de gasas o aceites, restricción del nivel de ali- mentación, suministro de raciones ricas en forrajes y de moderado contenido energético, etc., y ninguna de ellas ha mostrado una superioridad evidente y rotunda respecto a las demás. El panorama se complica más aun teniendo en cuenta que no sólo se trata de atender la alimentación de las vacas para satisfacer las necesidades nutriti- vas de la gestación a término, calostro- génesis incluida, sino que su influencia trasciende doblemente el período seco (PS), por un lado, modulando el riesgo de enfermedades metabólicas e infec- ciosas de las hembras en el periparto y, por otro, disponiéndolas en condiciones idóneas para alcanzar altos niveles de producción de leche y aceptables tasas de fertilidad en la fase inicial de la lac- tación; es el reconocimiento implícito de la repercusión de la alimentación durante el PS sobre la productividad de las vacas en el siguiente ciclo y lo lucra- tivas que son, y por tanto sobre la ren- tabilidad de las explotaciones. Ocurre también que la idoneidad y el acierto de un programa alimenticio no sólo depende de lo bien equilibrado y ejecutado que esté, sino también de posibles interacciones con factores de manejo varios. Ha emergido en los últi- mos arios en el contexto de la explota- ción del ganado vacuno lechero el con- cepto cow comfort, claramente alusivo a la confortabilidad de los alojamientos. Pues bien, el tipo de alojamiento (esta- bulación vs pastoreo; estabulación fija vs estabulación libre; cubículos vs par- ques colectivos), el diseño y dimensio- nado de los cubiculos (si es el caso), el material para encamado, el tipo de suelo, las condiciones ambientales (temperatura, humedad y ventilación), etc., pueden ser determinantes del éxito o el fracaso de un determinado progra- ma alimenticio, y otro tanto cabe decir del diseño y ubicación de los comederos y los bebederos, así como del agrupa- miento de los animales y el correspon- diente manejo (por ejemplo, número de cabezas por lote, cambios entre grupos) (Drackley y Dann, 2007). Es decir, hay razones para creer que aspectos extraalimenticios del manejo de las vacas secas pueden llegar a ser más influyentes que las propias raciones en el éxito de la gestión técnica empren- dida en el PS, y, por consiguiente, pro- cede afirmar que las vacas mantenidas en excelentes condiciones de manejo y alojamiento, aparte de más tolerantes, encajan más exitosamente un mayor rango de condiciones alimenticias. Cuanto precede no hace sino abonar la tesis de lo controvertida y debatida que continúa siendo la alimentación de las vacas durante el PS. En esta línea, queremos hacer nuestra aportación al debate analizando distintas aproxima- ciones a la que se supone debe ser una alimentación racional de las vacas secas, una vez conocidos los principales objetivos que debe cubrir (véase la parte primera del trabajo, MG n° 213 - noviembre 2008). Necesidades nutritivas No ha sido hasta mediados de la pasada década de los noventa cuando la mayo- ría de los especialistas en nutrición ani- mal han reconocido la necesidad de dife- renciar las necesidades nutritivas de las vacas durante el PS (duración estándar de ocho semanas) según se trate de vacas secas propiamente dichas (VSPD: cinco primeras semanas) o vacas de pre- parto (VPP: tres últimas semanas) (NRC, 2001). Los cambios fisiológicos y metabólicos que tienen lugar en los últi- mos 21 días de la gestación, junto con el marcado descenso en la ingestión de ali- mentos, justifican tal diferenciación. Las recomendaciones de rigor incrementan el contenido energético de la ración para las VPP alrededor del 25% (2,08 vs 2,63 Mcal EM/kg MS) y sin embargo propugnan el mismo aporte proteico en ambos casos (120 g de PB/kg MS), a diferencia de otros autores (Bell et al, 2000), que sugieren elevar este último también un 25% para las VPP. Mundo Ganadero Diciembre`08

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Estrategias alimenticias paravacas lecheras secas. Alternativas

P. J. Álvarez-NogalDepartamento de Producción Animal.Universidad de León.

Sabiendo que las necesidades nutritivas de las vacas varían significativamente según la fase delperíodo seco en que se encuentren, sigue prevaleciendo la idea de considerar dos tipos diferentesde ración para las vacas secas, cada uno de los cuales es susceptible de ser planteado bajodistintas estrategias alimenticias, tal como mostramos en este artículo. Veremos también laincidencia de la duración del período seco sobre dichas estrategias.

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ien por indiferencia, desco-nocimiento o por falta deinformación contrastada,no ha llegado todavía aestablecerse un programa

alimenticio para vacas secas que preva-lezca sobre los demás y arroje resulta-dos incuestionables.

Varias son las estrategias que vienenbarajándose: introducción progresiva-mente mayor de concentrados en laración (steaming up), adición de gasaso aceites, restricción del nivel de ali-mentación, suministro de raciones ricasen forrajes y de moderado contenidoenergético, etc., y ninguna de ellas hamostrado una superioridad evidente yrotunda respecto a las demás.

El panorama se complica más aunteniendo en cuenta que no sólo se tratade atender la alimentación de las vacaspara satisfacer las necesidades nutriti-vas de la gestación a término, calostro-génesis incluida, sino que su influenciatrasciende doblemente el período seco(PS), por un lado, modulando el riesgode enfermedades metabólicas e infec-ciosas de las hembras en el periparto y,por otro, disponiéndolas en condicionesidóneas para alcanzar altos niveles deproducción de leche y aceptables tasasde fertilidad en la fase inicial de la lac-tación; es el reconocimiento implícitode la repercusión de la alimentacióndurante el PS sobre la productividad delas vacas en el siguiente ciclo y lo lucra-tivas que son, y por tanto sobre la ren-tabilidad de las explotaciones.

Ocurre también que la idoneidad y elacierto de un programa alimenticio nosólo depende de lo bien equilibrado yejecutado que esté, sino también deposibles interacciones con factores demanejo varios. Ha emergido en los últi-mos arios en el contexto de la explota-ción del ganado vacuno lechero el con-cepto cow comfort, claramente alusivoa la confortabilidad de los alojamientos.Pues bien, el tipo de alojamiento (esta-bulación vs pastoreo; estabulación fijavs estabulación libre; cubículos vs par-ques colectivos), el diseño y dimensio-nado de los cubiculos (si es el caso), elmaterial para encamado, el tipo desuelo, las condiciones ambientales(temperatura, humedad y ventilación),etc., pueden ser determinantes del éxitoo el fracaso de un determinado progra-ma alimenticio, y otro tanto cabe decirdel diseño y ubicación de los comederosy los bebederos, así como del agrupa-miento de los animales y el correspon-diente manejo (por ejemplo, número decabezas por lote, cambios entre grupos)(Drackley y Dann, 2007).

Es decir, hay razones para creer queaspectos extraalimenticios del manejode las vacas secas pueden llegar a sermás influyentes que las propias racionesen el éxito de la gestión técnica empren-dida en el PS, y, por consiguiente, pro-cede afirmar que las vacas mantenidasen excelentes condiciones de manejo yalojamiento, aparte de más tolerantes,encajan más exitosamente un mayorrango de condiciones alimenticias.

Cuanto precede no hace sino abonarla tesis de lo controvertida y debatidaque continúa siendo la alimentación delas vacas durante el PS. En esta línea,queremos hacer nuestra aportación aldebate analizando distintas aproxima-ciones a la que se supone debe ser unaalimentación racional de las vacassecas, una vez conocidos los principalesobjetivos que debe cubrir (véase laparte primera del trabajo, MG n° 213 -noviembre 2008).

Necesidades nutritivasNo ha sido hasta mediados de la pasadadécada de los noventa cuando la mayo-ría de los especialistas en nutrición ani-mal han reconocido la necesidad de dife-renciar las necesidades nutritivas de lasvacas durante el PS (duración estándarde ocho semanas) según se trate devacas secas propiamente dichas (VSPD:cinco primeras semanas) o vacas de pre-parto (VPP: tres últimas semanas)(NRC, 2001). Los cambios fisiológicos ymetabólicos que tienen lugar en los últi-mos 21 días de la gestación, junto con elmarcado descenso en la ingestión de ali-mentos, justifican tal diferenciación. Lasrecomendaciones de rigor incrementanel contenido energético de la ración paralas VPP alrededor del 25% (2,08 vs2,63 Mcal EM/kg MS) y sin embargopropugnan el mismo aporte proteico enambos casos (120 g de PB/kg MS), adiferencia de otros autores (Bell et al,2000), que sugieren elevar este últimotambién un 25% para las VPP.

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Otro aspecto importante es el referidoa los hidratos de carbono de la dieta,debiendo distinguir entre los no fibrososo fácilmente fermentables (CFF; almi-dón, por ejemplo) y los integrantes de lallamada fibra neutro-detergente (FND) ofibra efectiva. Por razones obvias, lasraciones para las VPP exigen mayor con-tenido en CFF, fijado en 340-360 g/kgMS según Overton et al (2004). Por elcontrario, la mayor riqueza en FND espropia de las raciones para las VSPD(500-650 g/kg MS; NRC, 2001).

Estrategias alimenticiasTeórica e inicialmente no cabe otro plan-teamiento que no sea el establecimientode dos raciones diferentes para las vacassecas, no estando de más recordar queson las específicas para las VPP las másexigentes y que más atención reclaman.Teniendo en cuenta las adaptacionesmetabólicas de las vacas durante las tresúltimas semanas de la gestación, la ela-boración de las raciones para VPP ha deestar presidida por el cumplimiento dedos objetivos prioritarios: la cobertura delas necesidades de glucosa, en combina-ción con la minimización de la moviliza-ción de las reservas grasas, y la limitaciónde la acumulación de triglicéridos (TG)en el hígado de las vacas.

Cubrir las necesidades de glucosay minimizar la movilización dereservas grasasCon vistas al primero de los objetivosse pueden seguir varias estrategias, lamás efectiva de las cuales consiste en laadecuación del contenido en hidratosde carbono de la ración. Adecuaciónidentificada con el suministro reco-mendado de CFF (ricos en almidón) ala espera de que surtan los efectosesperados: a) aprovisionamiento depropionato como sustrato para la glu-coneogénesis hepática, pero tambiéncomo combustible para el metabolismoenergético de los microorganismosruminales de cuyo crecimiento y multi-plicación deriva la síntesis de proteínamicrobiana que, junto con la de origenalimenticio, permiten atender las nece-sidades proteicas de mantenimiento,gestación y crecimiento mamario; b)promoción de la readaptación del eco-sistema ruminal; y c) elevación de laingestión de energía. Con esta medidase reduce implícitamente el grado demovilización de las grasas de reserva yde hecho se ha podido comprobar, enefecto, un descenso significativo de la

concentración plasmática de ácidosgrasos no esterificados (AGNE) prove-nientes de la disociación de los TG deltejido adiposo (Overton y Waldron,2004).

Otra posible estrategia consiste ensuministrar directamente a las vacas pre-cursores gluconeogénicos; el más conoci-do es el propilenglicol, cuya probadaefectividad se traduce en una rebaja delnivel plasmático de AGNE.

Y una tercera estrategia es la inclusiónde grasas en la ración como fuente extrade energía, pero dada la inconsistenciade los resultados obtenidos al respectono parece estar por el momento lo sufi-cientemente bien respaldada.

Limitar la acumulación de TGen el hígadoPor su parte, la acumulación de TG en elhígado se puede evitar de dos formas,animando la oxidación de los AGNE y/oimpulsando su reesterificación y poste-rior evacuación a modo de lipoproteínas.Ambos propósitos se persiguen con laadministración de sustancias como lacolina (integrante del complejo vitamíni-co B), los aminoácidos metionina y lisinay el ácido -graso- linoleico y conjugados.Se conocen como sustancias hepatopro-tectoras porque al fin y al cabo buscanproteger el hígado de la degeneracióngrasa y, por extensión, del síndrome híga-do graso-cetosis, entre cuyas secuelas

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Las va .ntenidas e'rnicelentescondiciones de manejo y alojamiento, apartede más tolerantes, encajan más exitosamenteun mayor rango dezariones alimenticias

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figuran descensos de la producción deleche, problemas reproductivos, cojerasy pérdida de la capacidad inmunoprotec-tora de las vacas.

Inclusión de sales aniónicasOtra interesante inclusión en la raciónpara las VPP son las sales aniónicas(cloruro o sulfato amónico y sulfato demagnesio) por su contribución a la pre-vención de la hipocalcemia en las vacasperiparturientas, en especial cuando losforrajes de la ración base son ricos enpotasio. A veces provocan pérdidas deapetito y además requieren duplicar otriplicar el aporte de calcio en la ración,de ahí que sea preferible evitar su admi-nistración siempre y cuando se dispon-ga de forrajes de bajo contenido enpotasio.

SuministroPor último, que el contenido energéticode las raciones para las VPP sea alto, noquiere decir que no deba limitarse elnivel de alimentación y se caiga en latentación de suministrarlas ad libitum,porque acentúa el riesgo de sobreengra-samiento al parto y ya se sabe que talcondición no trae más que problemas.

Proporción de FNDAparte de la inferior riqueza energética,el principal rasgo diferenciador de lasraciones para las VSPD es la elevada exi-gencia de FND, lo que se traduce en unapresencia mínima de forrajes del 85%, lamitad de los cuales, o mejor aún las trescuartas partes, se aconseja presentarenteros o groseramente cortados paraasegurar mejor la existencia de partículasfibrosas, y que éstas cumplan sus dosgrandes cometidos, por una parte, man-tener y estimular el tono muscular de lasparedes ruminales, importante de cara ala prevención de una de las enfermeda-des típicas de las vacas lecheras en elpost-parto, el desplazamiento del aboma-so, y por otra provocar la masticación yla rumia y, con ambas, la secreción desaliva, que contribuye a la recuperaciónde la integridad del entorno ruminal des-

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pués de su posible alteración ante hipoté-ticos casos de acidosis.

¿Qué hacer cuando el número devacas secas es demasiado bajo y no com-pensa elaborar dos clases de raciones?,¿o cuándo los ganaderos no quieren o nopueden afrontar las complicaciones demanejo que supone hacer dos lotes dife-rentes de vacas secas?

¿Uno o dos tipos de ración?La respuesta es aparentemente sencilla:decantarse por un único tipo de ración,bien sea la concentrada de las VPP o bienla básica (predominio de los forrajes) delas VSPD. La exclusión de esta segunda,por razones obvias de deficiencias nutri-tivas manifiestas para las vacas gestantesa término, restringe la solución a la pri-mera de las raciones, es decir, se trata de

suministrar la misma ración concentradaa lo largo de todo el PS sin interrupción(60 días seguidos). Lejos de lo que sepueda pensar, y al margen nuevamentedel riesgo de obesidad de las vacas, lasobrealimentación energética de lasVSPD provoca algún tipo de alteración odesorden metabólico-hormonal que tras-ciende más allá del PS y arrastra sus efec-tos negativos a la subsiguiente lactaciónen términos de disminución de la pro-ducción de leche y enfermedades meta-bólicas varias (cetosis, desplazamientodel abomaso, fiebre vitularia, etc.) (Con-treras et al, 2004).

Se cree que pueda deberse a la crea-ción de un estado de resistencia o falta dereceptividad a la insulina en virtud delcual los tejidos periféricos pierden capa-cidad de captación y aprovechamiento dela glucosa y precisan fuentes alternativasde energía que encuentran en las reservasgrasas, promoviendo una movilizaciónprematura de las mismas que no hacesino elevar la proclividad de las vacas alsíndrome hígado graso-cetosis al que seatribuyen indirectamente los antedichosefectos adversos (Dann et al, 2003).

La solución pasa entonces por larebaja energética o dilución de la ración,durante las cinco primeras semanas del

PS, mediante la permuta total o parcialde los forrajes por otros de inferior cali-dad nutritiva (por ejemplo, paja de cere-ales, ca flotes de maíz), sugiriendo en talcaso su incorporación en raciones com-pletas para hacer que pasen desapercibi-dos entre los demás ingredientes de laración y evitar rechazos a su consumo.Cabe aplicar esta misma fórmula tam-bién a la ración para las VPP comoforma de control del nivel de alimenta-ción y evitar incurrir en una sobreali-mentación energética, pero sin descui-dar, por supuesto, el aporte de los demásnutrientes sensibles de la ración. Éstaque podemos llamar "estrategia de dilu-ción", sintoniza con la reciente propues-ta de Drackley y Dann (2007) de ajustarla alimentación de las vacas secas a susnecesidades energéticas reales dentro deun margen de actuación de entre el 90 yel 110% de las mismas, para guiar porlos cauces más naturales posibles, sinforzar ningún tipo de mecanismo com-pensador, las respuestas adaptativas delas propias vacas a las exigencias meta-bólicas de las semanas finales de la ges-tación, a modo de acostumbramientopara que encaren de forma solvente lasdemandas nutritivas mayores aún de lalactación.

El acortamiento del PS puede hacercambiar el enfoque alimenticio de lasvacas. Por supuesto que cabe seguirmanteniendo el patrón clásico, es decir,los dos lotes de vacas secas cada uno consu ración específica. Pero es lógico pen-sar que una vez decidido, y con vistas auna mayor comodidad en el manejo, nose contemple más que un solo lote devacas y la elaboración de una sola raciónque, en tal caso, bien puede llevar incor-porados alimentos concentrados, por-que una hipotética sobrealimentaciónenergética durante solamente 40 días noparece causar el mismo desorden meta-bólico-hormonal que cuando se mantie-nen los 60 días del PS estándar.

Es importante atinar con la estrategiaalimenticia de las vacas secas, porquecon ello contribuimos a su correctanutrición en el periparto, imprescindiblepara evitar la agudización de la inmuno-supresión que habitualmente lleva apa-rejado, lo cual no deja de ser una formamás de actuar en beneficio de la preven-ción de enfermedades infecciosas en unperíodo tan delicado del ciclo producti-vo de las vacas lecheras. •Referencias bibliográficas en poder de laredacción ([email protected] )