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Fernando Leal Por las consecuencias del desarrollo histórico, cabe plantear una hipótesis de trabajo acerca de la naturaleza y el origen del poder, que a lo largo de múltiples edades ha evolucionado de acuerdo con las variaciones de los modos de producción y las relaciones de producción concordantes. Su- pongo el poder unido a la propiedad del conoci- miento y sus aplicaciones, que se dirigen princi- palmente a la defensa de los bienes materiales de los más fuertes. El espíritu humano al servicio del cuerpo humano, pero sobre todo al servicio de los miembros de la cúpula económico-política, en un movimiento que cubre a los demás hombres en proporción directa a su mayor o menor proximi- dad al epicentro de la cúpula, de modo que el be- neficio que dimana de esta proximidad, se diluye conforme la lejanía es mayor. En proporción in- versa, aumenta con esta lejanía la postración y la miseria de los hombres con respecto a los cuida- dos materiales que la cúpula irradia. Lo mismo sucede con la clase de "espiritualidad" que cabe esperar de un centro de poder esencialmente inhu- mano, en el mismo grado en que su sensibilidad con respecto al dolor ajeno disminuye en relación al empleo de la fuerza que demanda la defensa, el aumento y la conservación a ultranza de su posi- ción eminente. En otro concepto de "espíritu" y de "humanidad", la cercanía y sobre todo la per- tenencia al epicentro cupular, significa servidum- bre y perversión casi absolutas. La propiedad del conocimiento y sus aplica- ciones persigue, pues, en primer lugar la defensa de la propiedad material de los más fuertes. Su- pongamos el hacha de piedra más tosca, en ma- nos de una horda fuerte que, por la propiedad de esta hacha, reduce a las otras hordas que no po- seen esta arma. El hacha tiene un doble uso: uno militar y otro doméstico, pues así como puede utilizarse para destruir al enemigo, en el hogar de los guerreros sirve a sus mujeres para destazar las Origen y naturaleza del poder político Summary: This article unifies a hypothesis of work about the nature and origin of political po- wer and the struggles for his maintenance and assertion, with the necessity of a crescent process of humanization of the relation between indivi- duals and collectivities. It goes on with some considerations about the preoccupations that ap- pear overwhelm at present the nations and the politicians, and some initial proposals of solu- tion, that conclude in an appeal to the liberty. So the article culminates with a reflection about the liberty, that essentially identifies the citizens of a Republic constituted democratically, as "govern- ment of the people, by the people and to the peo- ple ", formula that not for known and repeated has crystallized truly. On the contrary, we can say that it has go back in the development of his realization, but that I think a completely des ira- ble and realizable ideal. Resumen: Esta ponencia unifica una hipótesis de trabajo acerca de la naturaleza y del origen del poder político y los esfuerzos por su conser- vación y afirmación, con la necesidad de un pro- ceso creciente de humanizacián de las relaciones entre los individuos y las colectividades. Prosigue con algunas consideraciones sobre las preocupa- ciones que parecen agobiar actualmente a los pueblos y los políticos, y con algunas propuestas iniciales de solución, que concluyen en un llama- do a la libertad. Por esto, la ponencia culmina con una reflexión acerca de la libertad que iden- tifica esencialmente a los ciudadanos de una Re- pública constituida democráticamente: como "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", fórmula que, no por conocida y repeti- da, ha cristalizado verdaderamente, y que, por el contrario, podemos decir que ha retrocedido en el proceso de su realización, pero que considero un ideal enteramente deseable y realizable. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVI (88/89), 453-456, 1998

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Fernando Leal

Por las consecuencias del desarrollo histórico,cabe plantear una hipótesis de trabajo acerca dela naturaleza y el origen del poder, que a lo largode múltiples edades ha evolucionado de acuerdocon las variaciones de los modos de producción ylas relaciones de producción concordantes. Su-pongo el poder unido a la propiedad del conoci-miento y sus aplicaciones, que se dirigen princi-palmente a la defensa de los bienes materiales delos más fuertes. El espíritu humano al servicio delcuerpo humano, pero sobre todo al servicio de losmiembros de la cúpula económico-política, en unmovimiento que cubre a los demás hombres enproporción directa a su mayor o menor proximi-dad al epicentro de la cúpula, de modo que el be-neficio que dimana de esta proximidad, se diluyeconforme la lejanía es mayor. En proporción in-versa, aumenta con esta lejanía la postración y lamiseria de los hombres con respecto a los cuida-dos materiales que la cúpula irradia. Lo mismosucede con la clase de "espiritualidad" que cabeesperar de un centro de poder esencialmente inhu-mano, en el mismo grado en que su sensibilidadcon respecto al dolor ajeno disminuye en relaciónal empleo de la fuerza que demanda la defensa, elaumento y la conservación a ultranza de su posi-ción eminente. En otro concepto de "espíritu" yde "humanidad", la cercanía y sobre todo la per-tenencia al epicentro cupular, significa servidum-bre y perversión casi absolutas.

La propiedad del conocimiento y sus aplica-ciones persigue, pues, en primer lugar la defensade la propiedad material de los más fuertes. Su-pongamos el hacha de piedra más tosca, en ma-nos de una horda fuerte que, por la propiedad deesta hacha, reduce a las otras hordas que no po-seen esta arma. El hacha tiene un doble uso: unomilitar y otro doméstico, pues así como puedeutilizarse para destruir al enemigo, en el hogar delos guerreros sirve a sus mujeres para destazar las

Origen y naturaleza del poder político

Summary: This article unifies a hypothesis ofwork about the nature and origin of political po-wer and the struggles for his maintenance andassertion, with the necessity of a crescent processof humanization of the relation between indivi-duals and collectivities. It goes on with someconsiderations about the preoccupations that ap-pear overwhelm at present the nations and thepoliticians, and some initial proposals of solu-tion, that conclude in an appeal to the liberty. Sothe article culminates with a reflection about theliberty, that essentially identifies the citizens of aRepublic constituted democratically, as "govern-ment of the people, by the people and to the peo-ple ", formula that not for known and repeatedhas crystallized truly. On the contrary, we cansay that it has go back in the development of hisrealization, but that I think a completely des ira-ble and realizable ideal.

Resumen: Esta ponencia unifica una hipótesisde trabajo acerca de la naturaleza y del origendel poder político y los esfuerzos por su conser-vación y afirmación, con la necesidad de un pro-ceso creciente de humanizacián de las relacionesentre los individuos y las colectividades. Prosiguecon algunas consideraciones sobre las preocupa-ciones que parecen agobiar actualmente a lospueblos y los políticos, y con algunas propuestasiniciales de solución, que concluyen en un llama-do a la libertad. Por esto, la ponencia culminacon una reflexión acerca de la libertad que iden-tifica esencialmente a los ciudadanos de una Re-pública constituida democráticamente: como"gobierno del pueblo, por el pueblo y para elpueblo", fórmula que, no por conocida y repeti-da, ha cristalizado verdaderamente, y que, por elcontrario, podemos decir que ha retrocedido en elproceso de su realización, pero que considero unideal enteramente deseable y realizable.

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piezas de caza y cortar las pieles de vestimenta. Através de la prehistoria y de la historia y pasandopor las edades que han recibido nombre -pues po-demos suponer muchas edades innombradas, enque algún instrumento de guerra y de trabajo fuepor siglos el preponderante-, tales como "paleolí-tico", "neolítico", "bronce", "hierro", hasta llegara nuestra edad, la Edad Electrónica, el arquetipode la conducta humana es cualitativamente elmismo, aunque las variaciones cuantitativas leofrecen dimensiones catastróficas. Ahora, la bom-ba de cobalto y las otras bombas atómicas son labase del poder militar, y el uso pacífico de la ener-gía nuclear es el uso doméstico de este inmensopoder. La producción de armas convencionalesconstituyen una industria sumamente importante,destinada a emplearse en los países menos desa-rrollados y a la represión de las mayorías tanto enéstos como en los demás países.

El conocimiento y la tecnología nucleares,protegen la propiedad económica de la cúpula delpoder internacional, que es la más impenetrablede todas. Por esto, los científicos y los tecnólogosno se benefician directamente con el acceso a es-tas cerradas cúpulas, sino que son sus siervosmejor retribuidos. Pero los políticos tradiciona-les, en el instante en que no puedan competir enla toma de decisiones que afectan la vida públicaen beneficio de la cúpula, son desplazados porlos tecnócratas, por los propietarios del conoci-miento y sus aplicaciones. Pero esto no significaque los tecnólogos y los científicos accederán alas cúpulas económicas, a menos que una revolu-ción universal, encabezada por los científicos ylos tecnólogos, destruya a las cúpulas y sus alia-dos y se coloquen ellos mismos en los nuevosepicentros de poder. Esto, al menos por ahora, esimprobable, porque los científicos y los tecnólo-gos son los aliados, a sabiendas o no, más incon-dicionales de los miembros de los poderes cen-trales. Así ocurre porque es más cómodo usufruc-tuar los privilegios que brinda esta servidumbre,con la conciencia opaca del mal que se irradia, yaparentar una conciencia y unas manos limpias,puesto que las decisiones capitales las tomanotros y también son otros quienes realizan direc-tamente las acciones del mal, el trabajo sucio.Pero esta conciencia opaca no impide que se ten-ga la certeza de que el trabajo científico y técni-co es el que, a larga distancia por lo general, hapuesto la mira en el corazón humano y oprimidoel disparador.

Ningún relativismo ético ha impedido que seael propio espíritu del hombre quien, en su másnoble y profunda reflexión, reconozca el bien yel mal que proceden directamente de su acción, yello ha sido así desde que los hombres han adqui-rido conciencia de sí mismos, y los que "no sa-ben lo que hacen" reciben la demanda del perdónprecisamente porque su ignorancia les ha sidocultivada por los peores entre los peores. La filo-sofía y los filósofos no han escapado a este pro-ceder histórico, y los consejos de algunos de losmás eminentes, como es el caso de Platón y deAristóteles, se encaminaron a sugerir cómo ha-cerse del poder y sostenerse en él. Hay, sin em-bargo, una diferencia entre estos dos, que se re-petirá en otros posteriormente: Platón busca elorden en toda la sociedad, mediante la constitu-ción de una República en que la aristocracia co-munista ejerce el mando espiritual y guerrero, losdemás ciudadanos gozan de la propiedad econó-mica y realizan los trabajos que les correspon-den, la Ciudad-Estado es autosuficiente, se auto-conforma y reafirma su independencia y solidezfrente a las demás Ciudades. La tiranía aristócra-ta platónica es el producto de una reflexión geo-métrica pitagórico-euclidiana y su comunismo sereduce a la parte superior de la pirámide estatal.En cambio, los consejos aristotélicos son el pro-ducto de la observación empírica, el análisis his-tórico y la reflexión sobre los hechos. Si se com-paran las páginas en que Aristóteles aconseja có-mo defender el poder, cómo se pierde y cómo semantiene, con las apreciaciones de Maquiavelo,se verá en Aristóteles al gran maestro, en que eltemporalmente lejano discípulo florentino sequeda corto. Pues, en apariencia, buscando eljusto medio y el equilibrio que mantiene a la Ciu-dad-Estado alejada de la guerra civil, en realidadAristóteles defiende el gran poder aristocráticoimperialista, cuyas fuerzas se extendieron en rea-lidad gracias al ímpetu guerrero de AlejandroMagno, el díscolo discípulo de Aristóteles. Aquélse perdió tempranamente, pues no pudo contenersu índole rabiosa, tal como le aconsejaba sumaestro.

Ninguno de estos conductores del género hu-mano, ni otros que les sucedieron, enseñaron lanecesidad de extender la libertad a todos loshombres, constituyendo una excepción, en la An-tigüedad, los sofistas Hippias y Antifonte, quie-nes concibieron las ideas de igualdad y fraterni-dad humanas, y Lucio Anneo Séneca, quien se

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designó a sí mismo como "un ciudadano delMundo" y concibió a la humanidad formandouna sola gran familia que reúne a todos los hom-bres, sin distinción de ninguna clase.

Las regiones occidentales de la Tierra, así co-mo aquellas en que prevaleció por siglos el Im-perio Bizantino, y allí donde ha subsistido el cris-tianismo ortodoxo, pudieron haberse beneficiadode las palabras de Jesucristo, que en cuanto al va-lor de la libertad han sido insuperables. Pero, porencima de las sabias palabras del Evangelio, haprevalecido en lo que respecta a la libertad -enmi concepto, el más alto de los valores, a la pardel bien, que constituye su meta-, las confusasideas del propio Platón, que restringe la libertadque otorga el conocimiento filosófico a los ma-gistrados, asimismo propietarios de las armas.Además, la certeza de la ciencia, fruto del méto-do científico, nacido del desarrollo de la físicaclásica en un movimiento moderno de aceptacióny oposición a las ideas clásicas, sustituyó a la re-flexión atenta acerca de lo que es el hombre, quehabía sido el asunto por antonomasia a que se di-rigía la atención de la filosofía desde el granmaestro Sócrates, por el interés volcado hacia losprocesos naturales. Gracias a Baruch Spinoza y aImmanuel Kant la filosofía volvió por sus fueroscon respecto al hombre, pero desfigurada porapreciaciones teológicas desviadas de la senci-llez y la pureza del Evangelio.

En nuestra Edad Electrónica, las preocupacio-nes por la desintegración de los Estados naciona-les y la plena conciencia de que "saber es poder",además de las simplezas que se dicen acerca deltriunfo o del ocaso del capitalismo -que apenasse encuentra en su aurora- no han permitido cen-trarse a la filosofía y la ciencia en la cuestiónprincipal: la ontología humana, que es la refle-xión acerca de las posibilidades de engendrar lalibertad universal, en vista de su meta real y ver-dadera: la institución del bien. Cómo lograr,mantener y desarrollar una sociedad universal dehombres libres y buenos: este es el reto incuestio-nable de los siglos venideros.

***Antiguamente se oponían los sofistas a los fi-

lósofos, principalmente porque los primeros,muy dados a la retórica, sustentaban sin escrúpu-lo tesis contrarias, buscando el triunfo en el dis-curso frente a los jueces. Pero los filósofos no re-pudiaban la retórica, sino el mal uso de las pala-

. bras en la defensa de cuestiones que considera-ban injustas. Como las palabras eran tenidas enalto grado, los políticos debían dominar la retóri-ca y responder acerca de sus acciones ante losjueces en el ¡gora. Los aristócratas menosprecia-ban a los demagogos, porque su papel dejó decircunscribirse a guiar la opinión pública y seconvirtió en la defensa de los intereses del parti-do demócrata, conquistando, mediante el discur-so, el voto masivo en pro de estos intereses. Ennuestra Edad Electrónica, la publicidad ejecutaun papel demagógico análogo, pero no se limitaa la defensa de 10que tenemos por "democracia",sino a la de cualquier forma de gobierno que pre-tenda conquistarse a la mayoría masiva. Los me-dios de comunicación, cuyo alcance y cuya se-ducción son cada vez más potentes, no son el po-der en sí, pero constituyen un aliado imprescindi-ble de los círculos de poder económico más ce-rrados y fuertes. Los empleados en estas faenasse hacen a veces la ilusión de que son ellos por símismos los fuertes e insustituibles, en 10 que seencuentran de 10más equivocados, porque, por 10general, basta un poco de conocimiento y profe-sión para que cualquiera brinde este servicio a lascúpulas privilegiadas. Cierto margen de indepen-dencia periodística no deja de constituir un ries-go para estas cúpulas, pero se juegan ese ligeroriesgo cuando el periodista es muy profesional yhombre de principios cercanos a los de la cúpula.

La mejor definición de la real y verdadera de-mocracia es la más conocida y la menos practica-da: "el gobierno del pueblo, por el pueblo y parael pueblo". Las otras definiciones a menudo sonirónicas y rastreras, como aquello de que "es lamejor forma de gobierno entre las peores" y fra-secitas por el estilo. Pero toda esa palabrería va-cua queda sepultada por la gravedad y la solem-nidad de las sencillas palabras que brotaron de laconciencia norteamericana en su mejor momen-to: "el gobierno del pueblo, por el pueblo y parael pueblo". Que luego los mercaderes hayan in-vadido con sus lujos y la venta de cuanto cosainservible y hasta nociva se les ocurre, y echadoa perder el organismo de la que sigue siendo laprimera potencia mundial, s610 puede atribuirseal descuido "del pueblo", que, aunque resulteparadójico, tiende a convertirse en una masa ig-norante -por el empuje de una competencia des-piadada que favorece a las élites- y, por tanto,susceptible de caer en la miseria y los viciosconsiguientes. Es una especie de grande y triste

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comprobación en el campo de la práctica social,de lo que el principio de inercia representa en latermodinámica y la decadencia física en la bio-logía. Pero los hombres contamos con las armasdel espíritu: razón, voluntad, sensibilidad, valen-tía, para oponemos a la caída en la inhumanidad.De modo que una reorganización democrática,basada en el principio de que la democracia es"el gobierno del pueblo, por el pueblo y para elpueblo", puede fundamentar en verdad y cimen-tar en realidad, la elevación de una sociedad de-mocrática que se auto gobierne y se ejerza direc-tamente, sin que importe cuán vasto sea el país nisus millones de habitantes.

En nuestro país, por doquier se sostiene la te-sis de que los gobiernos locales, llamados ayun-tamientos, municipalidades y juntas vecinales,serán los protagonistas de la acción política de-mocrática, que hará salir del atascadero a losatrofiados y corruptos partidos políticos de todosigno, que se han merecido la desconfianza de lamasa secularmente engañada y reprimida por és-tos, con mayor o menor intensidad, según el aca-tamiento a la constitución vigente y la fuerza realde sus leyes: su rapidez, eficacia y justicia -que,como los partidos, también en buena parte de losEstados se encuentran en entredicho-. Pero estepoder de los gobiernos locales no pasa de ser otrailusión, pues no es sino la fragmentación de untodo incapaz, que a su incapacidad añade el anti-valor de la fragmentación. La fragmentación, enefecto, implica la desunión, la ausencia de planesconjuntos y la lucha por mayores cuotas de poderentre los grupos fragmentados. Esta fragmenta-ción no es ninguna promesa confiable que anun-cie un futuro mejor, sino, por el contrario, algoparecido a lo que, en mayor escala, se ha produ-cido entre los Estados separatistas de la fenecida

URSS y un aparato estatal falto de hegemonía,que ya ni siquiera desea reunificar lo que una vezestuvo amarrado por una tiranía de partido y unliderazgo sumamente poderosos. Como de lafuerza sólo puede esperarse un poder transitorio-aunque dure más de un siglo-, será la inteligen-cia del así llamado "poder invisible" lo que con-tinúe dirigiendo al orbe humano. Por tanto, setrata de poner de manifiesto las artimañas de es-te "poder invisible", que como la famosa "manoinvisible" de Adam Smith, no es otra cosa que al-go sumamente visible, tan visible que los ojos,que buscan algo muy intrincado y escondido, noalcanzan a observar, de tan patente que reluce.Son las acciones abiertas de los mercaderes, quesiguen comprando y vendiendo todo a como seay lo que sea: .el templo con sus dioses adentro oafuera: todo lo que existe y aun lo que no existe.

Mientras tanto, en los análisis políticos se de-nota una carencia de perspectivas y de imagina-ción espeluznantes, junto a un hipócrita mea cul-pa, la autoacusación aparente del depredador poracción y por omisión. Éste dice que no sabe quéhacer con una situación que se le fue de las ma-nos, con un pueblo que se muestra ingobernable,por las miles de quejas y protestas de los ciudada-nos desatendidos: el bamboleo de la democraciaque amenaza desplomarse. Los políticos y suspartidos -sobre todo cuando gobiernan o cogo-bieman-, no saben qué hacer con el malestar ciu-dadano, con lo que no les importó hasta que hubode convertirse en una amenaza real a sus mezqui-nos intereses. Como el mismo político y su parti-do podrían ser un mercader -en el mejor de loscasos; en el peor, un rufián, un indecente-, enton-ces'sa preocupación será mayor entre más alejadoesté del poder real, visible y solamente palpabletras el velo de bombas nucleares que le protege.

Fernando LealProfesor Emérito

Universidad de Costa Rica