Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Panorama actual de las migraciones en América Latina

Universidad de GUadalajara

Centro Universitario de Ciencias Económico AdministrativasDepartamento de Estudios Regionales-ineser

Centro de Estudios de Población

Asociación Latinoamericana de Población

alejandro i. Canales

(Editor)

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Primera edición, 2006

© D.R. 2006, Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas Departamento de Estudios Regionales-ineser

Centro de Estudios de Población Núcleo Los Belenes 45000, Zapopan, Jal.

© D.R. 2006, Asociación Latinoamericana de Población

ISBN

Impreso y hecho en MéxicoPrinted and made in Mexico

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Contenido

PresentaciónAlejandro I. Canales . . . . . . . . . . . . . . . 7

Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericanaen España. Entre la complementariedad y la exclusión

Andreu Domingo i Valls . . . . . . . . . . . . . . 21

Globalizados, pero restringidos. Una visión latinoamericana del mercado global de recursos humanos calificados

Jorge Martínez Pizarro . . . . . . . . . . . . . . . 45

Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos:inserción laboral con exclusión social

Alejandro I. Canales . . . . . . . . . . . . . . . 81

Migrações internacionais, globalização e blocosde integração econômica: Brasil no Mercosul

Neide Lopes PatarraRosana Baeninger . . . . . . . . . . . . . . . . 117

Conexões geográficas e movimentos migratóriosinternacionais no Brasil meridional

Ralfo MatosCarlos LoboJoão StefaniFernando Gomes Braga . . . . . . . . . . . . . . 139

Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados UnidosRené Martín Zenteno Quintero . . . . . . . . . . . . 161

Uma caracterização dos imigrantes nascidos em paísesdo Cone Sul, residentes no BrasilGabriela Adriana SalaJosé Alberto Magno de CarvalhoCezar Augusto Cerqueira

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André Junqueira Caetano . . . . . . . . . . . . . . . 197

Us Migration Dynamics in Mexico,Central America, and the Spanish-Speaking Caribbean

Fernando Riosmena . . . . . . . . . . . . . . . . 217

Espacios de vínculos y espacios de movilidad: la reversibilidaden las etapas de las corrientes migratorias

Eduardo León Bologna . . . . . . . . . . . . . . 273

La sostenibilidad de la migración transnacional: costos y beneficiosTeófilo Altamirano . . . . . . . . . . . . . . . . 299

El efecto de las redes sociales sobre la interacción de losinmigrantes de México, Centroamérica y el Caribe con losnativos de los Estados Unidos

Gilbert Brenes . . . . . . . . . . . . . . . . . 347

Las tendencias de la migración interna en Chile en los últimos35 años: recuperación regional selectiva, desconcentraciónmetropolitana y rururbanizaciónDaniela González OllinoJorge Rodríguez Vignoli . . . . . . . . . . . . . . . . 369

Urban Migration Comparison in Honduras and Costa RicaKatherine F. Bartley . . . . . . . . . . . . . . . . 391

La despoblación y el despoblamiento en áreasde violencia política. Perú, 1980-2000

José Escobedo Rivera . . . . . . . . . . . . . . . 407

La migración interna e internacional en las estrategiasfamiliares de reproducción.El caso de las poblaciones ruralesdel sur del estado de Veracruz, México

Alberto del Rey PovedaAndré Quesnel . . . . . . . . . . . . . . . . . 427

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Presentación

La movilidad territorial y los desplazamientos geográficos de la pobla-ción no son un tema nuevo en América Latina. Sin embargo, los ejes de preocupación académica e interés social y político no han sido siempre los mismos. Así, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo xix, en varios países el debate se centró en torno al papel e importancia de la inmi-gración —tanto nacional como internacional— como política de coloni-zación y poblamiento de amplios territorios despoblados. Asimismo, a mediados del siglo xx el centro de atención se desplaza hacia la migración del campo a la ciudad, impulsada por factores tan diversos como el estan-camiento rural, la modernización de la agricultura, la industrialización y modernización urbana, entre muchos otros. Actualmente, el centro de atención lo acapara la creciente emigración de latinoamericanos hacia países desarrollados —Estados Unidos y Europa, principalmente—, así como la diversificación de los flujos intraregionales.

Junto a ello, los enfoques desde los cuales se ha analizado y proble-matizado la migración y movilidad de la población, también han sido di-versos y cambiantes a lo largo del tiempo. Esto se refleja muy claramente en la trayectoria que han tenido los estudios sobre migración y movilidad de la población en América Latina en las últimas cuatro décadas.

En los años sesenta y setenta, por ejemplo, la atención se centró en el análisis de la migración campo-ciudad, como correlato de las transforma-ciones estructurales que experimentaba la región. Nos referimos al proce-so de modernización y urbanización, que impulsadas por un proyecto de industrialización con base en la sustitución de importaciones, redefinió la base económica y social de nuestros países. En este marco de cambio social, se dio una masiva emigración de población desde el campo a las ciudades, especialmente, hacia la capital de cada país, en donde se concentraba tam-bién el mayor desarrollo industrial y económico de cada país.

Destaca en esta época el gran desarrollo de marcos teóricos y meto-dológicos que, desde diversas trincheras ideológicas y epistémicas, se for-

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mularon para analizar, comprender e intervenir en este fenómeno social. En efecto, en esta época se da un rico aunque inacabado debate en torno a las causas, motivaciones, consecuencias, contextos e impactos de la mi-gración campo-ciudad. Al respecto, destacan principalmente, los aportes que desde la teoría de la modernización, por un lado, y del enfoque histó-rico-estructural, por otro, se formularon respecto a la migración interna en América Latina. Desde el primer enfoque, se concebía a la migración como parte y expresión del proceso de modernización de la sociedad. En particular, la migración campo-ciudad era vista como consecuencia de la transición desde una sociedad rural y tradicional, como la que ca-racterizaba a América Latina hasta la primera mitad del siglo xx, hacia una sociedad moderna e industrial. No obstante, también se planteaba que las limitaciones de la modernización en América Latina podrían te-ner consecuencias perversas, en la medida que la migración del campo a la ciudad no pudiera incorporar a estos nuevos contingentes a los ám-bitos de modernidad urbana, reproduciendo bolsones de marginación y exclusión social. Este enfoque más pesimista, dentro de la teoría de la modernización, fue desarrollado ampliamente por Gino Germani, quien en diversas ocasiones señaló que las limitaciones de la modernización en América Latina redundaban en la dificultad para que se consolidaran las estructuras e instituciones propias de una sociedad industrial —Estado Nación, régimen democrático, partidos políticos, entre otros.

Por su parte, desde el enfoque histórico-estructural, si bien se com-partía la tesis de que la migración campo-ciudad era expresión de las transformaciones estructurales provocadas por la industrialización y la urbanización, se planteaba, en cambio, que la base de las condiciones de marginación social en que caían muchos de los inmigrantes no era la migración en sí, sino las características del proceso de acumulación capitalista. En este esquema de análisis, la migración rural-urbana y su di-námica no eran por sí mismas el centro del problema, sino el proceso de acumulación, y en particular, las relaciones sociales sobre las cuales éste se configuraba en América Latina. No era la dinámica migratoria la base de un excedente poblacional, sino la dinámica de la acumulación capitalista la que tornaba redundante a crecientes sectores de la población. No se trataba de una población marginal y excluida, sino de un excedente demográfico relativo, de una sobrepoblación que asume la forma histórica y concreta de un Ejército Industrial de Reserva. En este contexto, la migración campo-ciudad adquiría importancia en términos de su aporte a la configuración de este Ejército Industrial de Reserva.

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No podemos dejar de mencionar la importante función que desem-peñó ClaCso en el desarrollo de este debate, especialmente a través del grupo de trabajo sobre Migración y Desarrollo, dentro de la Comisión de Población y Desarrollo. En particular, este grupo de trabajo se constituyó en un espacio abierto al debate de las diversas posiciones teóricas y meto-dológicas, contribuyendo al diseño de un programa de investigación en la región que tomó cuerpo en proyectos de investigación, publicaciones y la consolidación de diversos centros de estudios.

Ahora bien, resulta sintomático que en la década de los ochenta este gran debate se viera de repente interrumpido, quedando inconclusos y abiertos muchos de los ejes y argumentos que lo sustentaron. En reali-dad, los ochenta representaron un verdadero retroceso no sólo para los estudios sobre migración y movilidad de la población, sino también para el conjunto de las ciencias sociales, y para el pensamiento crítico en La-tinoamérica.

Junto con el estancamiento del debate y de la reflexión crítica, se ini-cia una desarticulación de las redes y grupos de trabajo que sustentaron el desarrollo del pensamiento crítico en la región. Asimismo, la migración campo-ciudad comienza a desaparecer como eje de atención política y académica, a la vez que los paradigmas desarrollados en décadas anterio-res se tornan ineficaces para dar cuenta de las nuevas condiciones genera-das tanto por las crisis económicas como por el agotamiento definitivo del modelo de modernización e industrialización impulsado desde décadas anteriores.

Asimismo, las nuevas condiciones económicas que surgen tanto de las políticas de ajuste estructural como de la estrategia de apertura e inser-ción en la nueva economía global, plantean nuevos ejes de preocupación en relación a la migración y movilidad de la población, que los viejos pa-radigmas de los setenta simplemente nunca se plantearon.

Esto permite que ya a fines de los ochenta, pero más claramente en la década de los noventa, inicie una nueva época en los estudios de mi-gración en América Latina, en los que lo característico es la diversidad de temáticas y modalidades migratorias que comienzan a analizarse y es-tudiarse.

Por un lado, la migración rural-urbana ya no es ni el único ni el prin-cipal eje de atención en los estudios de migración interna. Junto a ella, surge el interés por las migraciones rural-rural, urbana-urbana, y en ge-neral, diversas modalidades migratorias que forman parte de procesos de

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transición urbana y de la reconfiguración territorial de nuestras econo-mías frente a la globalización.

Por otro lado, la migración internacional en sus diversas formas —emigración a países desarrollados, migración intraregional, desplaza-mientos transfronterizos, entre otros—, surge como uno de los ejes fun-damentales de la movilidad de la población en la actualidad.

Asimismo, tanto los estudios de migración interna como de migración internacional, son atravesados por diversos enfoques, que ponen el acen-to en aspectos específicos, como la condición indígena, la perspectiva de género, el carácter indocumentado y los derechos humanos, las transfe-rencias y remesas, los impactos de la migración en las familias y las comu-nidades de origen y destino, entre muchos otros. Se trata de enfoques que hacen visibles muchos aspectos que anteriormente quedaban subsumidos en enfoques macrosociales y discursos totalizadores.

En este contexto, podemos afirmar que actualmente ha resurgido el interés tanto por la investigación empírica, como por los enfoques teóri-cos y metodológicos que contribuyan a comprender el significado y alcan-ces de los diversos tipos de migración y movilidad de la población en la era actual.

En este marco, en el Primer Congreso de la Asociación Latinoameri-cana de Población, celebrado en Septiembre del 2004, en Caxambú, Brasil, nos interesó especialmente reconstituir un espacio académico abierto a la reflexión conjunta sobre los procesos migratorios en América Latina, fa-voreciendo el desarrollo de enfoques y estudios comparativos, así como el diálogo interdisciplinario. Asimismo, con la publicación de los trabajos pre-sentados en esa ocasión, desde alap queremos continuar abriendo espacios para la reflexión y análisis de estos fenómenos sociales. En este sentido, con esta publicación nos interesa provocar nuevos y más debates, así como re-flexiones que contribuyan al entendimiento de la migración y movilidad de la población en la sociedad latinoamericana contemporánea.

Panorama de la investigación actual en migración en América Latina y el Caribe

La migración y movilidad de la población contemporánea en América Latina no se entiende sin los procesos de globalización de la economía mundial y de reestructuración económica de la región. En efecto, por un lado, ambos procesos permiten entender los procesos de desindustriali-

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zación y reconfiguración territorial que dan cuenta de las nuevas moda-lidades de la migración interna, especialmente de la desconcentración demográfica con base en desplazamientos urbano-urbanos, así como la articulación local-local a través de migraciones temporales y recurrentes.

Por otro lado, la migración internacional vuelve a plantearse como un tema central, derivado, entre otras cosas, por el crecimiento significativo de este tipo de desplazamientos, así como la creciente dependencia de las comunidades de origen respecto a las transferencias de dinero que envían los migrantes. Asimismo, surgen nuevas prácticas transnacionales y transterritoriales que plantean importantes desafíos no sólo teóricos, sino también sociales y políticos.

En ambos casos —migración interna e internacional— cabe destacar no sólo la diversidad de enfoques, sino especialmente la diversidad de modalidades y de sujetos que participan en la migración. A la ya clási-ca migración definitiva o permanente, se agregan patrones de movilidad circular, desplazamientos entre zonas transfronterizas, migraciones de retorno, migración indocumentada, migración calificada, migrantes de tránsito, entre otras. Por otro lado, cabe señalar también la creciente visi-bilidad que asume la migración de las mujeres, de la población indígena, de los niños y ancianos, entre muchos otros sujetos.

Todo ello se refleja en una mayor complejidad y diversidad de los patrones migratorios, tanto nacionales como internacionales, lo cual nos plantea la necesidad de reconstruir enfoques y perspectivas de análisis y comprensión de este fenómeno social. En este sentido, con esta publica-ción queremos contribuir a este desafío, aportando no sólo información estadística, sino también reflexiones conceptuales y metodológicas que surgen de investigaciones realizadas en diversos contextos en América Latina.

Los textos aquí publicados corresponden a los trabajos presentados en la Mesa de Trabajo sobre Migración y Movilidad de la Población, en el marco del Primer Congreso de la Asociación Latinoamericana de Po-blación. En su edición hemos mantenido, en la medida de lo posible, la organización y agrupación de los trabajos de acuerdo a como fueron pre-sentados en dicho congreso. De esta forma, el libro está organizado en cuatro secciones.

En la primera sección presentamos los tres textos que formaron parte de la Plenaria sobre Migración, trabajo y exclusión social. Los tres textos nos ofrecen una visión panorámica sobre la emigración latinoamericana al Primer Mundo.

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En el primer texto, titulado Tras la retórica de la hispanidad: la mi-gración latinoamericana en España. Entre la complementariedad y la ex-clusión, Andreu Domingo i Valls nos ofrece un interesante panorama de las condiciones de la inmigración latinoamericana reciente a España. Al respecto, el autor señala que, en el marco de la Unión Europea, el caso de España es particularmente sintomático, pues además de que a partir de los ochenta cambia su secular orientación a la emigración por la in-migración, se consolida además como el principal país de destino de las corrientes procedentes de Latinoamérica. Esta aparente preferencia por inmigrantes latinoamericanos, a menudo, se expresa tras la retórica de la hispanidad, en referencia tanto a la afinidad producto de la historia y la lengua compartidas, como a los prejuicios implícitos hacia otros orígenes. Sin embargo, esta preferencia no parece haberse traducido en una mejo-ra de las condiciones de vida de la población latinoamericana emigrada en España.

En efecto, de acuerdo con los datos presentados por el autor se con-cluye que la inserción social de los inmigrantes parte de una situación de franca desigualdad, que a nivel colectivo puede hacer que se interprete la inmigración como una importación masiva de pobres, sobre todo en términos relativos en comparación con la población española. Al respec-to, el autor concluye además que la peor amenaza para las condiciones de vida de la población inmigrada, sea del origen que sea, es la existencia de un sistema jurídico y una concepción política sobre la extranjería y la inmigración que se dediquen a fabricar pobreza, dando lugar a una etnifi-cación de la estratificación social. Ese proceso evidentemente tiene unos costos elevadísimos para el migrante a nivel individual, pero también está hipotecando el futuro, afectando la cohesión social de los países recep-tores y despilfarrando la oportunidad de establecer lazos de cooperación política y económica a partir de los campos migratorios ya existentes en-tre regiones de origen y destino.

En el segundo texto, titulado Globalizados, pero restringidos. Una vi-sión latinoamericana del mercado global de recursos humanos calificados, Jorge Martínez Pizarro nos señala que, aunque la migración de trabaja-dores de alta calificación es una preocupación constante en los países de América Latina, los retos que impone el actual escenario internacional exigen que se reconozca la especificidad latinoamericana.

En su texto el autor nos presenta algunos datos que permiten dimen-sionar la importancia cuantitativa de la migración calificada, a la vez que nos indica los diversos problemas conceptuales y metodológicos que im-

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plica su medición. Asimismo, nos señala tanto las dificultades como las potencialidades de la movilidad de personas de alta calificación, lo que le permite reflexionar sobre cómo la sociedad global a la vez que impulsa, también condiciona y pone restricciones a la formación de un mercado mundial de recursos humanos calificados. En este sentido, en el texto se confrontan las visiones del brain drain (fuga de cerebros), el brain gain (recu-peración o ganancia de cerebros), el brain circulation (circulación de cerebros) y el brain exchange (intercambio de cerebros), apoyándose en una mención a los determinantes de la migración.

En el tercer texto, titulado Los inmigrantes latinoamericanos en Es-tados Unidos: inserción laboral con exclusión social, Alejandro I. Canales nos ofrece un análisis detallado sobre las características de la emigración de latinoamericanos a Estados Unidos, y su inserción laboral en el marco de los procesos de desregulación y flexibilidad laboral derivados del pro-ceso de globalización.

Al respecto, el autor señala que en relación con el perfil sociode-mográfico hay una compleja diversidad de situaciones. Así por ejemplo, mientras en general, la emigración se ha masculinizado, hay algunos ca-sos en que se da el proceso inverso. Destacan en especial los casos de la emigración colombiana, dominicana y peruana, tanto porque se trata de migraciones de magnitud importante, como por el gran peso que tienen en ella las mujeres. Asimismo, los datos indican que en general se trata de una emigración de carácter laboral, que por lo mismo involucra esencial-mente a personas en edades jóvenes, aunque se dan algunas excepciones, siendo el caso más extremo el de la emigración cubana.

En relación con la inserción laboral de los inmigrantes latinoameri-canos, sin embargo, la situación ya no es tan heterogénea y diversa. En concreto, el autor señala que, con las debidas excepciones, los latinoa-mericanos tienden a estar expuestos a diferentes condiciones de preca-riedad laboral y segregación ocupacional. Por un lado, los inmigrantes latinoamericanos, aún cuando tengan similares niveles de capacitación y educación que los trabajadores norteamericanos, tienden, sin embargo, a ser relegados a puestos de menor calificación, más precarios, inestables y vulnerables. Por otro lado, los inmigrantes latinoamericanos sistemáti-camente perciben menores remuneraciones e ingresos que el promedio de los trabajadores norteamericanos, aún cuando estén en los mismos empleos y ocupaciones.

En la segunda sección, los trabajos presentados retoman estudios de casos nacionales y/o regionales, y presentan varias consecuencias de la

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migración internacional en ALC, tanto de tipo intraregional como extra-regional. En el primer texto, titulado Migraciones internacionales, globa-lización y bloques de integración económica. Brasil en el Mercosur, Neide Patarra y Rosana Baeninger presentan un análisis de la migración interre-gional en el marco del proceso de integración del MerCosUr.

En este texto las autoras dirigen su atención al análisis de las trans-formaciones y efectos de los movimientos migratorios internacionales en el contexto de MerCosUr. En particular, en el caso de Brasil se señala la importancia creciente de los movimientos intra-bloque, no sólo por su volumen, sino también por su diversidad y sus implicaciones. La reestruc-turación productiva y el contexto internacional serían la base de nuevas modalidades de transferencias poblacionales, tanto para las metrópolis, como para las ciudades de nueva industrialización y para las áreas limí-trofes entre los países.

Con base en el censo de población del 2000, se analiza el origen de las migraciones internacionales contemporáneas, y se identifica la importan-cia de metrópolis como Sao Paulo y Río de Janeiro, y de algunas áreas de la frontera (Santana do Livramento y Foz de Iguazú), como principales destinos migratorios.

En el segundo texto, titulado Las conexiones geográficas y los movi-mientos migratorios internacionales en el Brasil meridional, sus autores, Ralfo Matos, Carlos Lobo, João Stefani y Fernando Gomes Braga, nos ofrecen un estudio sobre las conexiones existentes entre Brasil, Argen-tina, Paraguay y Uruguay, que investiga los stocks y flujos de población regionales, así como la inserción de los inmigrantes en el mercado de trabajo en la región centro-sur de Brasil.

A decir de los autores, la formación del MerCosUr no inaugura el proceso de integración entre esos países, pero sí contribuye a profundizar e intensificar los vínculos preestablecidos entre las poblaciones regionales y las actividades económicas, que surgen en la época de la colonización de la región de Platina.

En la medida en que se amplíen los mercados de consumo, trabajo y las actividades productivas, este aumento de los vínculos, y en especial de la migración internacional, puede constituir un factor de desarrollo. En tal sentido, se destaca el papel de las redes de comunicaciones y trans-portes que vinculan los centros urbanos de los cuatro países. Asimismo, los flujos migratorios provenientes de Argentina, Paraguay y Uruguay son analizados teniendo en cuenta las localidades brasileñas que son su destino principal, tanto de los inmigrantes como de los brasileños que

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retornan. Asimismo, se analizan las formas de inserción en el mercado de trabajo, dentro y fuera de estas áreas urbanas de mayor tamaño en el centro-sur brasileño.

En el tercer texto, Pobreza, marginación y migración mexicana a Es-tados Unidos, René Zenteno Quintero nos ofrece una contribución a la discusión formal del vínculo pobreza-migración en México. Su objetivo es doble. Por un lado, presentar un panorama general de las principales ideas vertidas sobre esta relación en los estudios de la migración de Méxi-co a Estados Unidos. Y por otro lado, realizar un análisis empírico de alcance nacional que permita entender mejor el vínculo de la migración internacional no sólo con la pobreza de los hogares mexicanos, sino tam-bién con el grado de marginación de sus municipios.

Con base en la medición de los niveles de pobreza de los hogares y del grado de marginación de los municipios, el autor concluye que no existe una relación lineal entre la emigración a Estados Unidos y la condición de pobreza y marginación. Este hallazgo permite confirmar hipótesis pre-vias que señalaban, precisamente, que no son los hogares más pobres ni con mayor marginación, los que más emigran. Ello se debería, entre otras cosas, a que la migración internacional se ha encarecido, lo que dificulta la posibilidad de que los hogares más pobres puedan acceder a ella.

Finalmente, en el último trabajo de esta sección, titulado Una caracte-rización de los extranjeros nacidos en países del Mercosur y estados asocia-dos residentes en Brasil, sus autores, Gabriela Adriana Sala, César Augusto Cerqueira, André Junqueira Caetano y José Alberto Magno de Carvalho, nos ofrecen una caracterización de los extranjeros originarios del MerCo-sUr y estados asociados residentes en Brasil. Con base en procedimientos estadísticos, los autores construyen tres perfiles de inmigrantes.

El primero corresponde a los inmigrantes más antiguos, quienes se diferencian de los demás perfiles por su inactividad, y por agrupar predo-minantemente a mujeres. El segundo concentra inmigrantes antiguos y con mayor calificación, con empleos y rentas más altas que los del tercer perfil. Este último, a su vez, concentra a los inmigrantes más recientes, predominantemente de baja calificación, que por lo mismo, suelen ocu-par puestos laborales más precarios y de menores ingresos.

Con base en estos perfiles, los autores señalan que los inmigrantes chilenos, por ejemplo, se concentrarían en el perfil de mayor calificación, mientras que los argentinos y uruguayos tendrían una distribución más homogénea entre los tres perfiles. Asimismo, los bolivianos tendrían una distribución polarizada, al concentrarse tanto en el perfil de menor ca-

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lificación como en el de mayor calificación. Por último, los inmigrantes paraguayos se concentrarían en el perfil de menor calificación, siendo los que presentan una situación más desventajosa.

En la tercera sección, los trabajos se orientan, en cambio, a una re-flexión de corte teórico y metodológico para el estudio de la migración internacional en América Latina y el Caribe.

En el primer texto, titulado Dinámica de la migración estadounidense en México, América Central y el Caribe hispanohablante, su autor, Fernan-do Riosmena, nos ofrece una comparación de la selectividad y determi-nantes de la migración de retorno desde Estados Unidos hacia México, Puerto Rico, la República Dominicana, Nicaragua y Costa Rica. El autor utiliza datos del Mexican Migration Project y el Latinamerican Migration Project.

Este análisis comparativo se basa en modelos estadísticos de super-vivencia, a través de los cuales estima la probabilidad de que un migran-te retorne a su país de origen, después de controlar con un conjunto de factores relevantes. Al respecto, los resultados indican que la mayor probabilidad de retorno se da entre mexicanos y costarricenses, quienes además realizan viajes más cortos. Asimismo, encuentra que las mujeres migrantes son menos propensas a realizar viajes de retorno que sus con-trapartes masculinas.

Con base en algunas características de los migrantes, el autor plantea que la menor propensión a retornar que manifiestan los migrantes puer-torriqueños y dominicanos se debe a que en estos casos, es más probable que ellos hayan migrado con sus familias. No obstante, el autor aconseja precaución en el análisis, pues la magnitud y la dirección de los factores estudiados varían de acuerdo con el país que esté siendo analizado.

En el segundo trabajo, titulado Espacios de vínculos y espacios de mo-vilidad: la reversibilidad en las etapas de las corrientes migratorias, Eduardo León Bologna analiza la migración boliviana a la Argentina usando el concepto de reversibilidad migratoria. De acuerdo con el autor, el con-cepto de reversibilidad resulta adecuado en este caso, pues pone el acen-to en la referencia a la residencia base. A medida que ésta cambia con la difusión y la formación de redes, los flujos se consolidan.

En este sentido, la hipótesis que sostiene el autor es que el fortale-cimiento de los lazos, tanto de los que se crean en el lugar de destino como los que se conservan en origen, da lugar a una transformación en la percepción del espacio, que lo vuelve más asible, más cercano. De esta forma, la movilidad transcurre dentro de un espacio de vínculos, el cual,

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bajo ciertas condiciones, puede evolucionar hacia la constitución de co-munidades transnacionales.

Con base en una encuesta levantada a la comunidad boliviana en Neuquén, Argentina, el autor, además de ofrecernos una caracterización del flujo migratorio, nos invita a reflexionar sobre si sería más convenien-te impulsar políticas de desarrollo económico en las áreas de expulsión, o por el contrario, sería más conveniente promover la conformación de estas comunidades transnacionales, que actuarían como estrategias de di-versificación en la obtención de recursos.

En el tercer texto, titulado La sostenibilidad de la migración transna-cional: costos y beneficios, su autor, Teófilo Altamirano, nos invita a una reflexión sobre los alcances y límites de la migración transnacional, y en particular, si este proceso puede tener una continuidad, dadas las condi-ciones sociodemográficas, económicas, políticas y culturales que experi-mentan los países inmersos en este proceso. Para ello, hace una amplia revisión de las diversas interpretaciones teóricas que prevalecen actual-mente en el estudio de la migración internacional.

Asimismo, con base en datos sociodemográficos y etnográficos de los casos del Perú y Ecuador, el autor ofrece una caracterización de un caso específico de migración transnacional, resaltando la importancia del transnacionalismo en la vida cotidiana no sólo de los propios migrantes y de sus familiares, sino también de los dos países en donde este fenómeno ha pasado a ser parte significativa de la dinámica económica, social, po-lítica y cultural.

Los datos cuantitativos y cualitativos que presenta el autor le permi-ten afirmar que las contribuciones netas que produce la migración trans-nacional son muy diversas, e incluso en ocasiones contradictorias. Esta diversidad depende del perfil sociocultural y económico del migrante y de la región, localidad y los países de procedencia, como también de la tole-rancia o intolerancia cultural de la sociedad en el país de destino. De ahí que los testimonios de los migrantes sean tan diversos y que vayan desde denuncias y quejas de maltrato, racismo, xenofobia y estados de soledad y exclusión social, cultural y económica, hasta testimonios de satisfacción, éxito y asimilación a la sociedad y cultura receptora.

El cuarto texto de esta sección es el artículo de Gilbert Brenes, titu-lado El efecto de las redes sociales sobre la interacción de los inmigrantes de México, Centroamérica y el Caribe con los nativos de los Estados Unidos. En este texto, el autor se propone estudiar si los inmigrantes que apro-vecharon el apoyo suministrado por familiares, amigos y paisanos tienen

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menos contacto con los nativos de la sociedad estadounidense. Para ello, se emplean las bases de datos de las etnoencuestas de los proyectos Mexi-can Migration Project y Latinamerican Migration Project, las cuales inda-gan sobre la experiencia migratoria de mexicanos, portorriqueños, costa-rricenses, nicaragüenses y dominicanos en los Estados Unidos.

El autor encontró que sí hay un efecto negativo en el uso de redes so-ciales sobre la interacción con la población nativa, especialmente angloa-mericana. En particular, el autor concluye que el uso de redes sociales de apoyo está muy asociado con el monolingüismo, factor que explicaría más claramente la ausencia de vínculos con la población angloparlante.

Ahora bien, el autor nos indica además, que aunque en general hay evidencia de que las redes sociales pueden tener un efecto de aislamiento sobre los inmigrantes, hay variaciones importantes al analizar las diferen-cias entre naciones de origen. Así por ejemplo, el autor señala que entre los inmigrantes mexicanos, efectivamente el empleo de redes de apoyo disminuye las probabilidades de interacción con los nativos y de hablar inglés, pero que lo contrario sucede con los dominicanos. El caso de los portorriqueños es especial, pues aun cuando recibieron múltiples apoyos de sus redes familiares, tienen un mejor manejo del inglés.

Finalmente, en la cuarta sección los textos se centran en una visión de la migración interna en América Latina y el Caribe, ejemplificada en algunos casos nacionales. En el primer texto, titulado Las tendencias de la migración interna en Chile en los últimos 35 años: recuperación regional selectiva, des-concentración metropolitana y rururbanización, Daniela González Ollino y Jorge Rodríguez Vignoli nos ofrecen una visión compacta y actualizada de la migración interna acaecida en los últimos 35 años en Chile.

Con arreglo a la trayectoria migratoria que presentan las regiones, se elabora una tipología que sugiere que los factores determinantes de los flujos han estado cambiando en el tiempo, y que la década de los no-venta fue particularmente rica en modificaciones de patrones históricos relacionados con la atracción de la región metropolitana y la erosión mi-gratoria de alguna regiones con vocación exportadora. En este sentido, se señala la paradoja de que aun cuando a nivel nacional, sigue aumentando el nivel de concentración demográfica en Santiago; esta ciudad, sin em-bargo, ha empezado a arrojar saldos netos migratorios negativos, esto es, pérdida neta de población.

Asimismo, analizan el papel de la migración internacional y de los lugares de destino de los emigrantes de esta región, así como la formación de un cinturón rururbano de altos ingresos en torno a la ciudad, el cual ha

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abierto nuevas brechas en la periferia históricamente pobre con diversas consecuencias en la movilidad intrametropolitana y en los patrones de segregación residencial en el Gran Santiago.

En el segundo texto, titulado Comparación de la migración urbana de Honduras con Costa Rica, Katherine F. Bartley nos ofrece un estudio de-tallado sobre la reciente migración interna en ambos países. Como señala la autora, aun cuando ambos países son similares tanto en su geografía como en su historia, presentan, sin embargo, diferencias sustanciales en los niveles de desarrollo económico y estabilidad política.

Asimismo, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los países latinoamericanos, tanto Honduras como Costa Rica registran un nivel bajo de urbanización, con sólo 48% y 53% de población urbana, respecti-vamente. Este bajo nivel de urbanización inspira a la autora a analizar el papel de las migraciones internas, las cuales usualmente son dominadas por movimientos de tipo rural-urbano. De esta forma, la autora se cues-tiona si la migración interna en estos dos países es parecida a la del resto de América Latina, la cual revela nuevas tendencias de migración a las ciudades intermedias. Empleando los datos censales para el año 2000, la autora concluye que la dinámica de la migración interna en estos dos países refleja diferencias sustanciales, aunque se pueden observar simili-tudes importantes en el caso de la migración a ciudades intermedias.

En el tercer texto, titulado La despoblación y el despoblamiento en áreas de violencia política. Perú, 1980-2000, José Escobedo Rivera nos ofrece un análisis de los efectos demográficos de la violencia política en áreas denominadas de impacto leve, medio y alto. Al respecto, el autor plantea la distinción entre los procesos de despoblación y despoblamien-to. En el primero, la reducción de la natalidad, por descensos de la fecun-didad principalmente, sería la principal causa de la reducción del volumen demográfico. En cambio, cuando el descenso de la población se debe a desplazamientos forzados, corresponde a un proceso de despoblamiento. Con base en este análisis, el autor intenta aportar insumos teóricos a la comunidad científica y organismos encargados de tomar decisiones para intervenir en el plano demográfico, y orientar a la población directamen-te afectada por la violencia política dando a conocer las consecuencias demográficas que conllevó este conflicto.

Finalmente, en el cuarto texto de esta sección, titulado La migración interna e internacional en las estrategias familiares de reproducción. El caso de las poblaciones rurales del sur del estado de Veracruz, México, Alberto del Rey Poveda y André Quesnel analizan la movilidad actual que afecta

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Alejandro I. Canales

a las familias rurales del sur del estado de Veracruz, México. De acuerdo con los autores, las causas de esta movilidad son muchas y diversas. Por un lado, las transformaciones derivadas del proceso de transición demo-gráfica. Por otro lado, los efectos de las crisis económicas recurrentes en México, junto al nuevo modelo de desarrollo impulsado desde el inicio de los ochenta. Por último, señalan el papel de la reforma legal de 1992 sobre la propiedad social de la tierra.

Estos factores han llevado a que la movilidad laboral en la región, tra-dicionalmente circunscrita a las familias de escasos recursos y contenida en el ámbito regional, haya dejado paso a un proceso de movilidad gene-ralizado al conjunto de las familias rurales, y a la emergencia de nuevos destinos, entre los que destacan la frontera norte y los Estados Unidos. Asimismo, los autores concluyen que, tras esta movilidad, se encubren procesos de movilidad muy diferenciados a nivel local, familiar e indivi-dual, factores que a su vez, permiten explicar los diversos destinos de la migración laboral.

Los 15 textos reunidos en este libro nos ofrecen un panorama detalla-do de los principales ejes de la migración y movilidad de la población en América Latina y el Caribe. Con su publicación, queremos contribuir al conocimiento y comprensión de este fenómeno social, y a la vez provocar otras reflexiones que aporten más elementos para el entendimiento de la migración en la región, así como al diseño de programas y políticas de atención respecto a los diversos problemas que enfrentan los migrantes en la actualidad.

Alejandro I. CanalesEditor

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España.

Entre la complementariedad y la exclusión1

Andreu Domingo i Valls

La latinoamericanización de las migraciones internacionales en España

La década de los noventa ha sido descrita respecto a los flujos migratorios dirigidos hacia la Unión Europea como el período marcado por la acelera-ción, la diversificación (tanto de los orígenes como de la estructura por sexo y edad de los migrantes) y por el crecimiento de la irregularidad (Salt y otros, 2000; sopeMi 2003). Parte de esa aceleración y del cambio, y la pujanza de nuevos orígenes, se debe a la activación hacia Europa durante los últimos años de los flujos de latinoamericanos (Pellegrino, 2004), aunque los pro-blemas de fiabilidad y comparabilidad de los datos estadísticos referentes a los flujos y a la población latinoamericana desaconsejan un análisis por-menorizado en el ámbito de la Unión Europea. Sin lugar a dudas España, como país de destino, puede considerarse como un ejemplo emblemático —casi la mitad de todos los residentes de nacionalidad latinoamericana, que en una estimación de mínimos rozaría las 900 mil personas según los últimos datos disponibles de la Unión Europea de los veinticinco, residiría en España (Newcronos, Eurostat, años de 1999 a 2002).

En España el proceso de aceleración, especialmente a partir de la segunda mitad de los noventa hasta la actualidad, ha resultado en una

1. Este trabajo forma parte de la línea de investigación Procesos migratorios, asentamiento y estruc-turas familiares: un estudio sociodemográfico (BsO2001-1233), financiado por el Plan Nacional I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología del Gobierno español.

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Andreu Domingo i Valls

intensidad inusitada: 85% de las 2’193,259 entradas registradas direc-tamente desde el extranjero desde 1991 a 2003 por las Estadísticas de Variaciones Residenciales del Instituto Nacional de Estadística, corres-ponden a los cinco últimos años (gráfico 1). De este modo, la España que en los ochenta cambiaba su orientación secular a la emigración por la in-migración (Muñoz e Izquierdo, 1989), se consolidaba a finales de los no-venta como un país de inmigración donde las corrientes procedentes de Latinoamérica aumentaban su protagonismo, representando ellas solas a alrededor de 50% de las entradas de extranjeros producidas desde el año 2000, alcanzando prácticamente las 800 mil altas padronales. Más aún si entendemos que estas cifras nos hablan de mínimos, atendiendo a la defi-citaria cobertura de la fuente. Tanto es así que no han faltado autores que hablen de la preferencia por los migrantes latinoamericanos (Izquierdo, et al., 2002; Martínez, 2003) y que hoy, a la luz de los resultados en el crecimiento de los flujos y de los efectivos resultantes, deberíamos ratifi-car. Pero esa preferencia, cuyas razones no siempre han sido explicadas, expresada a menudo tras la retórica de la hispanidad, en referencia tanto a la afinidad producto de la historia y la lengua compartidas en contrapo-sición a otros flujos, como a los prejuicios implícitos hacia otros orígenes, no parece haberse traducido en una mejora de las condiciones de vida de la población emigrada latinoamericana en España que, adelantémoslo, se caracteriza además por una fuerte heterogeneidad en sus perfiles socio-demográficos y su proceso de asentamiento en territorio español.

El crecimiento de los flujos internacionales y de los efectivos de po-blación extranjera ha sido jalonado y en parte determinado por cambios cruciales en la legislación, y en los criterios y cobertura de los recuentos estadísticos, que en primer lugar han conformado la visibilidad estadísti-ca de la migración internacional y de la población extranjera asentada en el país, y en segundo han actuado ellas mismas como factor de atracción de nuevas corrientes migratorias, especialmente las operaciones de regu-larización de 2000 y 2001, aunque no únicamente si tenemos en cuenta el anuncio de la demanda de visado a las nacionalidades que más han crecido, como Ecuador y Colombia a partir del 1 de enero de 2003. Así, el paradójico resultado de dos años consecutivos de regularizaciones y de modificaciones restrictivas de la Ley de Extranjería con la finalidad declarada de luchar contra la inmigración irregular y restringir los flujos migratorios, ha finalizado con más de un millón de personas en situación irregular estimadas a partir de la comparación de los permisos de resi-dencia en vigor a 31 de diciembre de 2002 y las personas empadronadas

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

a 1 de enero de 2003 —de este millón 51% corresponde a personas de nacionalidad latinoamericana—. Como es obvio, la irregularidad, si no es la única, debe considerarse como una de las situaciones de más alto riesgo en cuanto a la marginación y la pobreza asociadas.

En estos momentos, el Instituto Nacional de Estadística español está haciendo públicos los primeros resultados del Censo de Población y Vi-vienda de 2001 (al 1 de noviembre). Se ha elegido el censo como fuente estadística básica para aproximarse a las características sociodemográficas y la integración o exclusión de la población latinoamericana en España principalmente por su índole universal y por la posibilidad de comparar los mismos datos de carácter sociodemográfico entre las diferentes nacio-nalidades y con el total de la población española. Aunque noviembre de 2001 pueda parecer una fecha relativamente alejada para un fenómeno caracterizado por un crecimiento vertiginoso, tiene sin embargo la venta-ja de reflejar de lleno el impacto de los procesos de regularización. En las próximas páginas pues, tras dar cuenta de las características sociodemo-gráficas básicas de la población de nacionalidad latinoamericana censada en España en 2001 y de las principales nacionalidades del continente, realizaremos una radiografía de los factores fundamentales para enten-der las particularidades del proceso de integración y exclusión en el que se ven inmersos los citados colectivos.

GráfiCo 1La inmigración internacional en España 1991-2003

(Españoles y extranjeros por grandes grupos continentales)

0

50.000

100.000

150.000

200.000

250.000

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Españoles

Europa

África

América

Asia y Oceanía

Fuente: elaboración propia con las Estadísticas de Variaciones Residenciales 1991-2003 (ine).

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Andreu Domingo i Valls

Las características sociodemográficas de la población latinoamericana residente en España

Las personas de nacionalidad de algún país hispanoamericano, junto con las de nacionalidad filipina, ecuatoguineana, andorrana o aquellas que puedan acreditar ser descendientes de la población sefardí expulsada de España en 1492, se benefician de un acceso a la nacionalidad española pre-ferente, fijado por la reforma del Código Civil español en el apartado que se refiere al acceso a la nacionalidad (Ley 18/1990, de 17 de diciembre). Así, se requieren dos años de residencia legal y continuada para acceder a los trámites de la naturalización, mientras que a los nacionales de otros países se les demanda la constancia de diez años. Prueba de esa facilidad son las 64,500 nacionalizaciones de latinoamericanos producidas entre 1991 y 2001, que representaban 59% de todas las nacionalizaciones concedidas.

El proceso de selección por nacionalidades es común a todas las po-líticas que definen el acceso a la nacionalidad en la mayoría de los países del mundo, siendo la primera premisa el reconocimiento de un legado histórico común, que en el caso de los países europeos está directamente relacionado con su pasado colonial. En la actualidad la presencia de co-rrientes migratorias ha puesto sobre el tapete las políticas selectivas de contingentes por nacionalidades, pero independientemente de la natura-lización, modificando tan sólo las medidas de acceso para los descendien-tes de antiguos migrantes oriundos de un estado determinado: los casos de Alemania y Grecia a partir de 1991 son quizás los más conocidos por importancia numérica y por su repercusión mediática hasta el momento dentro de la Unión Europea, los llamados retornos étnicos incentivados por los respectivos gobiernos alemán y griego. En ese mismo sentido, aunque mucho más restrictivas, deberíamos interpretar las facilidades in-troducidas en el proceso de reconocimiento de la nacionalidad española a los descendientes de antiguos migrantes españoles en Latinoamérica, que entraron en vigor a partir de 2003.

Esa discriminación jurídica en el acceso a la nacionalidad nos interesa porque deberían afectar positivamente las condiciones de vida de la pobla-ción nacida en Latinoamérica, así como la propia visibilidad estadística del colectivo. En España se censaron 840,192 personas nacidas en alguno de los países que conforman Latinoamérica, de las cuales unas 227,796 tenían la nacionalidad española y representaban 27% de la población nacida en Latinoamérica censada en 2001 (pirámide 1), mientras que 609,683 eran extranjeros con nacionalidad latinoamericana (pirámide 2).

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

piráMide 1Españoles nacidos en Latinoamérica

Fuente: Censo de población y vivienda, 2001 (ine), elaboración propia.

piráMide 2Población nacida en Latinoamérica y población

latinoamericana censada en España

Fuente: Censo de población y vivienda, 2001 (ine), elaboración propia.

4

En el primer colectivo, sin que podamos diferenciarlos, de un lado se encuentran los españoles descendientes de emigrantes españoles que naciendo en algún país latinoamericano nunca perdieron o adquirieron la nacionalidad española, frecuentemente asimilados dentro de la categoría de población retornada cuando los encontramos en España —aunque de hecho nunca hayan protagonizado por sí mismos un movimiento migratorio de España a Latinoamérica— y, del otro, aquellas personas que se nacionalizaron españolas sin tener ascendientes españoles. Debido a que la situación de unos y otros es absolutamente diferente y a que en primera instancia, creemos que el acceso a la nacionalidad es un factor decisivo en las condiciones de vida de la población inmigrada, en esta aproximación sólo consideraremos a la población con nacionalidad de algún país latinoamericano. El crecimiento de los flujos de latinoamericanos ha significado por supuesto un importante incremento de los efectivos de población latinoamericana residente en España, como puede apreciarse tanto en los permisos emitidos como en la población censada o empadronada. Si en 1991 Marruecos, Estados Unidos y las Filipinas eran los únicos países no pertenecientes a la Unión Europea representados en la cabecera de los 10 primeros países por número de permisos en vigor, en 2003, tras Marruecos con 333,770 permisos, en primera posición, encontramos a Ecuador en segundo lugar con 174,289 permisos (10.6% del total) y a Colombia que con 107,459 concentra 6.5% en tercer lugar. Si damos por buenos los resultados del último Padrón continuo a 1 de enero de 2003, Ecuador con 390,297 empadronados ya habría desbancado a Marruecos en el primer lugar, Colombia con 244,684 ocuparía el tercer lugar, y dentro de la lista de los diez primeros encontraríamos a Argentina con 109,445 personas en sexto lugar y Perú con 55,915 personas en noveno. OJO: NO PUDE MODIFICAR

CUADRO 1El Censo, los Permisos de Residencia (2001) y el Padrón Continuo

(Desglosado por continentes nacionalidades latinoamericanas)

Pirámide 2Población nacida en Latinoamérica y población latinoamericana censada en España.

Fuente: Censo de población y vivienda, 2001 (INE), Elaboración propia.

2,0% 1,50% 1,0% ,50% ,0 % ,50 % 1,0 % 1,50 % 2,0 %

100 + 95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-145-90-4

Nacidos en Latinoamérica Nacionalidad latinoaméricana

HombresNacionalidad latinoamericana270,633Nacidos en Latinoamérica375,822

MujeresNacionalidad

latinoamericana339,050

Nacidas en Latinoamérica

464,370

4

la primera premisa el reconocimiento de un legado histórico común, que en el caso de los países europeos está directamente relacionado con su pasado colonial. En la actualidad, la presencia de corrientes migratorias ha puesto sobre el tapete las políticas selectivas de contingentes por nacionalidades pero independientemente de la naturalización, modificando tan sólo las medidas de acceso para los descendientes de antiguos migrantes oriundos de un estado determinado: los casos de Alemania y Grecia a partir de 1991 son quizás los más conocidos por importancia numérica y por su repercusión mediática hasta el momento dentro de la Unión Europea, los llamados “retornos étnicos” incentivados por los respectivos gobiernos alemán y griego. En ese mismo sentido, aunque mucho más restrictivas, deberíamos interpretar las facilidades introducidas en el proceso de reconocimiento de la nacionalidad española a los descendientes de antiguos migrantes españoles en Latinoamérica, que entraron en vigor a partir de 2003.

Esa discriminación jurídica en el acceso a la nacionalidad nos interesa en tanto en cuanto deberían afectar positivamente las condiciones de vida de la población nacida en Latinoamérica, así como la propia visibilidad estadística del colectivo. En España, se censaron 840.192 personas nacidas en alguno de los países que conforman Latinoamérica, de éstos 227.796 tenían la nacionalidad española y representaban el 27% de la población nacida en Latinoamérica censada en 2001 (Pirámide 1), mientras que 609.683 eran extranjeros con nacionalidad latinoamericana (Pirámide 2).

Pirámide 1Españoles nacidos en Latinoamérica según Censo 2001.

Fuente: Censo de población y vivienda, 2001 (INE), Elaboración propia.

2,0% 1,50% 1,0% ,50% ,0 % ,50 % 1,0 % 1,50 % 2,0 %

Hombres:103,397

Mujeres:124,399

100 + 95-9990-9485-8980-8475-7970-7465-6960-6455-5950-5445-4940-4435-3930-3425-2920-2415-1910-14

5-90-4

Page 26: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Andreu Domingo i Valls

En el primer colectivo, sin que podamos diferenciarlos, de un lado se encuentran los españoles descendientes de emigrantes españoles que naciendo en algún país latinoamericano nunca perdieron o adquirieron la nacionalidad española, frecuentemente asimilados dentro de la categoría de población retornada cuando los encontramos en España —aunque de hecho nunca hayan protagonizado por sí mismos un movimiento migra-torio de España a Latinoamérica— y, del otro, aquellas personas que se nacionalizaron españolas sin tener ascendientes españoles. Debido a que la situación de unos y otros es absolutamente diferente y a que en primera instancia, creemos que el acceso a la nacionalidad es un factor decisivo en las condiciones de vida de la población inmigrada, en esta aproxima-ción sólo consideraremos a la población con nacionalidad de algún país latinoamericano.

El crecimiento de los flujos de latinoamericanos ha significado por supuesto un importante incremento de los efectivos de población lati-noamericana residente en España, como puede apreciarse tanto en los permisos emitidos como en la población censada o empadronada. Si en 1991 Marruecos, Estados Unidos y las Filipinas eran los únicos países no pertenecientes a la Unión Europea representados en la cabecera de los 10 primeros países por número de permisos en vigor, en 2003, tras Marrue-cos con 333,770 permisos, en primera posición, encontramos a Ecuador en segundo lugar con 174,289 permisos (10.6% del total) y a Colombia que con 107,459 concentra 6.5% en tercer lugar. Si damos por buenos los resultados del último Padrón continuo a 1 de enero de 2003, Ecuador con 390,297 empadronados ya habría desbancado a Marruecos en el primer lugar, Colombia con 244,684 ocuparía el tercer lugar, y dentro de la lista de los diez primeros encontraríamos a Argentina con 109,445 personas en sexto lugar y Perú con 55,915 personas en noveno.

En todo caso, en 2001 los 609,683 censados de nacionalidad latinoa-mericana representaban 39% de toda la población de nacionalidad extran-jera (cuadro 1). Los diez primeros países latinoamericanos eran: Ecuador (36% de todos los latinoamericanos), Colombia (26%), Argentina (8%), Perú (6.3%), República Dominicana (5%), Cuba (4%), Venezuela (3%), Brasil (3%), Chile (2.3%) y Bolivia (1.9%). El volumen y estructura de los efectivos por sexo y edad corresponde a una historia migratoria dispar: desde la reciente y aparentemente equilibrada por sexo, Ecuador, que en los últimos años se ha masculinizado, a las singularmente desequilibradas a favor de las mujeres, como la República Dominicana (69% mujeres), ya

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

con cierta tradición, o la del Brasil más reciente (70% mujeres), donde las mujeres deben considerarse pioneras de los movimientos migratorios.

En todas ellas, las edades comprendidas entre los 25 y los 35 años por grupos quinquenales, son los que aglutinan el mayor número de efectivos, reflejando estructuras notoriamente relacionadas con las migraciones de carácter económico, protagonizadas por trabajadores y trabajadoras de cada uno de los países. De hecho, si en la década de los setenta los países más representados eran los del Cono Sur, Argentina, Uruguay y Chile, como consecuencia de los regímenes dictatoriales y el exilio político y económico por estos producidos, en las nuevas corrientes de finales del siglo xx y principios del siglo xxi, el protagonismo corresponde a los paí-ses andinos y al Caribe mientras que los ritmos, en términos generales, pueden relacionarse tan clara como desafortunadamente con las desfavo-rables coyunturas económicas —y políticas— de cada uno de ellos.

CUadro 1El Censo, los Permisos de Residencia (2001)

y el Padrón Continuo (Desglosado por continentes y nacionalidades latinoamericanas)

Fuente: Censo de Población y Vivienda de 2001 (ine) y Anuario de Extranjería 2001 (Ministerio de Interior).

5

ascendientes españoles. Debido a que la situación de unos y otros es absolutamente diferente y a que en primera instancia, creemos que el acceso a la nacionalidad es un factor decisivo en las condiciones de vida de la población inmigrada, en esta aproximación sólo consideraremos a la población con nacionalidad de algún país latinoamericano. El crecimiento de los flujos de latinoamericanos ha significado por supuesto un importante incremento de los efectivos de población latinoamericana residente en España, como puede apreciarse tanto en los permisos emitidos como en la población censada o empadronada. Si en 1991 Marruecos, Estados Unidos y las Filipinas eran los únicos países no pertenecientes a la Unión Europea representados en la cabecera de los 10 primeros países por número de permisos en vigor, en 2003, tras Marruecos con 333,770 permisos, en primera posición, encontramos a Ecuador en segundo lugar con 174,289 permisos (10.6% del total) y a Colombia que con 107,459 concentra 6.5% en tercer lugar. Si damos por buenos los resultados del último Padrón continuo a 1 de enero de 2003, Ecuador con 390,297 empadronados ya habría desbancado a Marruecos en el primer lugar, Colombia con 244,684 ocuparía el tercer lugar, y dentro de la lista de los diez primeros encontraríamos a Argentina con 109,445 personas en sexto lugar y Perú con 55,915 personas en noveno. OJO: NO PUDE MODIFICAR

CUADRO 1El Censo, los Permisos de Residencia (2001) y el Padrón Continuo

(Desglosado por continentes nacionalidades latinoamericanas)

Porcentage Permisos deDiferencia

Padrón Censo 2001 de mujeres residencia

Censo-Permisos continuo 2003

Total población extranjera 1.548.941 48,1% 1.100.861 28,9% 2.664.168

Unión Europea 357.979 49,5% 327.621 8,5% 587.686

Resto de Europa 168.922 46,9% 80.834 52,1% 348.585

África 329.695 34,8% 302.063 8,4% 522.682

Asia 71.414 42,7% 91.033 -27,5% 128.952

Latinoamérica 609.683 55,6% 283.778 53,5% 1.047.564

Ecuador 213.965 51,1% 84.622 60,5% 390.297Colombia 158.164 57,9% 48.560 69,3% 244.684Argentina 47.274 50,3% 20.253 57,2% 109.445Perú 38.161 58,9% 33.777 11,5% 55.915República Dominicana 31.381 68,6% 29.095 7,3% 44.290Cuba 25.613 56,7% 21.368 16,6% 38.332Venezuela 18.195 57,3% 8.999 50,5% 29.716Brasil 18.146 69,4% 10.811 40,4% 31.270Chile 13.913 52,0% 6.832 50,9% 23.911Bolivia 11.122 55,0% 3.333 70,0% 28.432

Fuente: Censo de Población y Vivienda de 2001 (INE) y Anuario de Extranjería 2001 (Ministerio de Interior). En todo caso, en 2001 los 609,683 censados de nacionalidad latinoamericana representaban 39% de toda la población de nacionalidad extranjera (cuadro 1). Los diez primeros países latinoamericanos eran: Ecuador (36% de todos los latinoamericanos), Colombia (26%), Argentina (8%), Perú (6.3%), República Dominicana (5%), Cuba (4%), Venezuela (3%), Brasil (3%), Chile (2.3%) y Bolivia (1.9%). El volumen y estructura de los efectivos por sexo y

Porcentaje

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Andreu Domingo i Valls

GráfiCo 2Los permisos de residencia, el Censo y el Padrón Continuo

(Las principales nacionalidades latinoamericanas)

6

edad corresponde a una historia migratoria dispar: desde la reciente y aparentemente equilibrada por sexo, Ecuador, que en los últimos años se ha masculinizado, a las singularmente desequilibradas a favor de las mujeres, como la República Dominicana (69% mujeres), ya con cierta tradición, o la del Brasil más reciente (70% mujeres), donde las mujeres deben considerarse pioneras de los movimientos migratorios. En todas ellas, las edades comprendidas entre los 25 y los 35 años por grupos quinquenales, son los que aglutinan el mayor número de efectivos, reflejando estructuras notoriamente relacionadas con las migraciones de carácter económico, protagonizadas por trabajadores y trabajadoras de cada uno de los países. De hecho, si en la década de los setenta los países más representados eran los del Cono Sur, Argentina, Uruguay y Chile, como consecuencia de los regímenes dictatoriales y el exilio político y económico por estos producidos, en las nuevas corrientes de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el protagonismo corresponde a los países andinos y al Caribe mientras que los ritmos, en términos generales, pueden relacionarse tan clara como desafortunadamente con las desfavorables coyunturas económicas —y políticas— de cada uno de ellos. OJO: NO PUDE MODIFICAR

GRÁFICO 2Los permisos de residencia, el Censo y el Padrón Continuo

(Las principales nacionalidades latinoamericanas)

0 50000 100000 150000 200000 250000 300000

Bolivia

Chile

Brasil

Venezuela

Cuba

Rep. Dominicana

Perú

Argentina

Colombia

Ecuador

Censo 2001 Permisos 2001 Padrón continuo 2002

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2001 (INE), Permisos de Residencia 2001 (Delegación del Gobierno para la Extranjería y la inmigración) y Padrón Continuo 2003 (INE). OJO: NO PUDE MODIFICAR

PIRÁMIDE 3ALas diez nacionalidades latinoamericanas con mayor presencia en España

(Según su relación con la actividad)

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2001 (ine), Permisos de Residencia 2001 (Delegación del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración) y Padrón Continuo 2003 (ine).

La distribución territorial de la población latinoamericana no hace más que corroborar la preeminencia de la actividad en la llegada de nuevos flujos y en el asentamiento de la población resultante: en el caso latino-americano, como puede apreciarse en el mapa 1, las áreas con mayor presencia son, por un lado, las mayores regiones metropolitanas corres-pondientes a Madrid y Barcelona, caracterizadas por la importancia del sector servicios, junto con aquellas donde la ocupación en la agricultura es fundamental, donde destaca la región de Murcia y parte de los municipios almerienses, o la Rioja, junto con aquellas donde el crecimiento turístico y la hostelería o construcción asociadas son notables, como resulta en todo el litoral mediterráneo, Islas Baleares y Canarias. En el mapa 2 podemos apreciar además los municipios donde la población latinoamericana es en términos relativos respecto al total de población extranjera más impor-tante, en más de 2 mil municipios la población latinoamericana repre-senta más de la mitad de todos los extranjeros residentes, con el mayor peso en los municipios agrícolas y el área metropolitana de Madrid.

Page 29: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

piráMide 3aLas diez nacionalidades latinoamericanas con mayor presencia

en España (Según su relación con la actividad)

7

Hombres104.602

Mujeres109.363

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Ecuador

Mujeres91.552

Hombres66.612

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Colombia

Hombres23.484

Mujeres23.790

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Argentina

Mujeres22.475

Hombres15.686

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Perú

Hombres9.841

Mujeres21.540

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

República Dominicana

Mujeres14.528

Hombres11.085

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Cuba

ParadosOcupados Estudiantes Tareas domésticas Otros

0 - 45 - 9

10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 6465 - 6970 - 7475 - 7980 - 8485 - 90

90 y más

0 - 45 - 9

10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 6465 - 6970 - 7475 - 7980 - 8485 - 90

90 y más

0 - 45 - 9

10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 6465 - 6970 - 7475 - 7980 - 8485 - 90

90 y más

OJO: NO PUDE MODIFICAR PIRÁMIDE 3B

Las diez nacionalidades latinoamericanas con mayor presencia en España (Según su relación con la actividad)

Page 30: Panorama actual de las migraciones en América Latina

30

Andreu Domingo i Valls

piráMide 3bLas diez nacionalidades latinoamericanas con mayor presencia

en España (Según su relación con la actividad)

8

Hombres7.769

Mujeres10.426

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Venezuela

Mujeres12.857

Hombres5.559

5% 0% 5% 10% 15%

Brasil

Hombres6.681

Mujeres7.232

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Chile

Mujeres6.112

Hombres5.010

12% 8% 4% 0% 4% 8% 12%

Bolivia

ParadosOcupado Estudiantes Tareas domésticas Otros

0 - 45 - 9

10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 6465 - 6970 - 7475 - 7980 - 8485 - 90

90 y más

0 - 45 - 9

10 - 1415 - 1920 - 2425 - 2930 - 3435 - 3940 - 4445 - 4950 - 5455 - 5960 - 6465 - 6970 - 7475 - 7980 - 8485 - 90

90 y más

La distribución territorial de la población latinoamericana no hace más que corroborar la preeminencia de la actividad en la llegada de nuevos flujos y en el asentamiento de la población resultante: en el caso latinoamericano, como puede apreciarse en el mapa 1, las áreas con mayor presencia son, por un lado, las mayores regiones metropolitanas correspondientes a Madrid y Barcelona, caracterizadas por la importancia del sector servicios, junto con aquellas donde la ocupación en la agricultura es fundamental, donde destaca la región de Murcia y parte de los municipios almerienses, o la Rioja, junto con aquellas donde el crecimiento turístico y la hostelería o construcción asociadas son notables, como resulta en todo el litoral mediterráneo, Islas Baleares y Canarias. En el mapa 2 podemos apreciar además los municipios donde la población latinoamericana es en términos relativos respecto al total de población extranjera más importante, en más de 2 mil municipios la población latinoamericana, representa más de la mitad de todos los extranjeros residentes, con el mayor peso en los municipios agrícolas y el área metropolitana de Madrid.

MAPA 1El número de americanos por municipio en España, 2001

Page 31: Panorama actual de las migraciones en América Latina

31

Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

Mapa 1El número de latinoamericanos por municipio en España, 2001

9

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). MAPA 2

España: población americana / total de extranjeros (Desglosado por municipio, 2001)

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

Mapa 2España: población latinoamericana / total de extranjeros

(Desglosado por municipio, 2001)

10

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). @SUBTITULO = Complementariedad y desigualdad: instrucción y actividad laboral según el censo de 2001 Si las causas fundamentales de los movimientos migratorios internacionales responden, a nivel macroeconómico, al desequilibrio entre la economía de los países de destino y los de origen, y desde la óptica individual al deseo de mejorar las condiciones de vida propias y las de la familia, el papel reservado a los migrantes en los países de destino tiene que ver también con la evolución reciente de la población y de la sociedad de llegada. Los factores demográficos que inciden en la demanda de migrantes y en las formas de asentamiento, no pueden reducirse como habitualmente se hace a las causalidades simplistas ejemplarizadas por el desequilibrio entre ciertos fenómenos demográficos entre los países de destino o de llegada, como por ejemplo en la fecundidad, o por la estructura de edad, envejecida en unos y joven en otros (Arango, 1994). Si atendemos a lo sucedido recientemente en España y por extensión en el resto de países del sur de la Unión Europea, veremos que el cambio fundamental de un país de emigración a un país de inmigración se explica sobre todo por factores endógenos, donde las mejoras en el nivel de instrucción relacionadas con el proceso de igualación de los sexos y la redefinición del papel de las edades ha sido fundamental (Domingo, 2002). Desde esta perspectiva, el espacio social reservado a los migrantes económicos es evidentemente complementario a la promoción social de los españoles, principalmente de los jóvenes y de las mujeres. En primer lugar, el alza de las expectativas en la entrada en un mercado de trabajo fuertemente segmentado, correspondiente al alza del nivel de instrucción, tendría su complemento en la llegada de personas de nacionalidad extranjera que

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

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Andreu Domingo i Valls

Complementariedad y desigualdad: instrucción y actividad laboral según el censo de 2001

Si las causas fundamentales de los movimientos migratorios internacio-nales responden, a nivel macroeconómico, al desequilibrio entre la eco-nomía de los países de destino y los de origen, y desde la óptica individual al deseo de mejorar las condiciones de vida propias y las de la familia, el papel reservado a los migrantes en los países de destino tiene que ver tam-bién con la evolución reciente de la población y de la sociedad de llegada. Los factores demográficos que inciden en la demanda de migrantes y en las formas de asentamiento, no pueden reducirse como habitualmente se hace a las causalidades simplistas ejemplarizadas por el desequilibrio entre ciertos fenómenos demográficos entre los países de destino o de llegada, como por ejemplo en la fecundidad, o por la estructura de edad, envejecida en unos y joven en otros (Arango, 1994). Si atendemos a lo sucedido recientemente en España y por extensión en el resto de países del sur de la Unión Europea, veremos que el cambio fundamental de un país de emigración a un país de inmigración se explica sobre todo por factores endógenos, donde las mejoras en el nivel de instrucción relacio-nadas con el proceso de igualación de los sexos y la redefinición del papel de las edades ha sido fundamental (Domingo, 2002).

Desde esta perspectiva, el espacio social reservado a los migrantes económicos es evidentemente complementario a la promoción social de los españoles, principalmente de los jóvenes y de las mujeres. En primer lugar, el alza de las expectativas en la entrada en un mercado de trabajo fuertemente segmentado, correspondiente al alza del nivel de instruc-ción, tendría su complemento en la llegada de personas de nacionalidad extranjera que progresivamente ocuparían los segmentos del mercado laboral donde el nivel de calificación exigido sea menor, pero también aquellos donde crezca la demanda aunque el nivel de estudios y especia-lización sea alto o muy alto. Esta demanda se está acrecentando, en estos momentos debido a la entrada en el mercado de trabajo español de las generaciones vacías nacidas a partir de 1975, progresivamente menores a consecuencia de la abrupta caída de la fecundidad que llevó a España a ostentar índices mínimos hasta 1995 con 1.18 hijos por mujer, y que están creando una escasez relativa de la oferta de mano de obra en el mercado. Por otro lado, la confluencia del alargamiento de la esperanza de vida, siendo como es máxima en España (de 83 años para las mujeres en 2003), junto con la necesidad de conciliar la vida familiar y laboral, teniendo en

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

cuenta la inversión en formación por parte de las jóvenes generaciones femeninas españolas, ha generado una demanda creciente de ocupación en el sector del trabajo doméstico —limpieza del hogar, cuidado de niños y ancianos.

La externalización en el mercado, en el contexto de un estado del bienestar relativamente precario como es el español, está siendo cubier-ta por la aportación de mano de obra extranjera, en su mayoría aunque no absolutamente femenina, donde, como veremos, la contribución de la población latinoamericana es fundamental. Así pues, la población ex-tranjera a su llegada a España dispone de un amplio abanico de espacios sociales que le son reservados, y que en el detalle del sector de actividad pueden estar llevando a cabo una sustitución de la población por nacio-nalidades o una fuerte especialización según su origen, pero que en todo caso se sitúa bajo el contexto de la complementariedad.

Si analizamos los niveles de instrucción estandarizados de forma indi-recta, para la población entre 16 y 54 años, a fin de eliminar los efectos de la estructura de edad de las diferentes poblaciones (cuadro 2), veremos que la comunidad latinoamericana residente en España es la que más se acerca al conjunto de censados de nacionalidad española, por debajo de los nacionales de otros países de la Unión Europea, que se caracteri-zan por obtener mejores resultados en la representación de los estudios universitarios y afines. Esa distribución por nacionalidades cuenta con más de una excepción: Cuba, Venezuela, Chile, Brasil, Argentina y Perú muestran niveles ligeramente superiores a los esperados en relación al de los españoles en el grupo de estudios universitarios una vez eliminados las diferencias debidas a la edad, con la notable divergencia que implica el volumen de unos y otros. Así, mientras que el número de efectivos rela-tivamente reducido de las cuatro primeras nacionalidades citadas podría indicar un sesgo temporal, en los dos últimos casos, debido al tiempo y al volumen de dichos efectivos nos inclinaríamos a creer que se trata de un factor estructural, al que precisamente el nivel de instrucción elevado puede ser un factor selectivo.

Dentro de cada nacionalidad el alto nivel de estudios puede llegar a significar porcentajes muy importantes del total de la población corres-pondiente. De este modo, 35% de los cubanos o 28% de los venezolanos censados en España tienen niveles de estudios superiores, porcentajes equiparables al de las mujeres. Por el contrario, la sobre representación de personas en los niveles de instrucción más bajos, caracteriza a las po-blaciones caribeñas y andinas más antiguas y/o numerosas, como son la

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Andreu Domingo i Valls

República Dominicana o Ecuador y Colombia. Ese desequilibrio, en tér-minos de cada país, es singularmente patente en el caso de la República Dominicana, donde 13% de sus mujeres y 11% de los hombres se decla-ran analfabetos o sin estudios.

Pues bien, en contraste o precisamente en concordancia con los bue-nos niveles de instrucción, el nivel de paro estandarizado una vez elimi-nadas las diferencias de edad y de nivel de instrucción es ligeramente su-

CUadro 2El nivel de instrucción estandarizado según sexo y edad (15-54 años) (Las regiones y principales nacionalidades

latinoamericanas, 2001)

12

Analfabetos y sin estudios Primaria Secundaria Post-

secundaria

HOMBRES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 3,71 1,25 0,82 0,82

Unión Europea 0,79 0,67 0,95 1,63Resto de Europa 2,35 1,18 0,96 0,67Latinoamérica 1,88 1,15 0,94 0,87África 9,00 1,78 0,55 0,31Asia 3,81 1,37 0,79 0,74

Ecuador 2,72 1,53 0,91 0,48Colombia 1,68 1,10 0,99 0,78Argentina 0,89 0,73 1,00 1,34Perú 0,87 0,65 1,04 1,24República Dominicana 3,08 1,43 0,84 0,54Cuba 0,64 0,44 0,89 2,02Venezuela 0,87 0,69 0,89 1,82Brasil 1,38 1,00 0,92 1,25Chile 1,07 0,69 0,95 1,51Bolivia 1,98 1,05 0,98 0,84

MUJERES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 2,50 1,21 0,94 0,73

Unión Europea 0,70 0,69 1,06 1,21Resto de Europa 1,78 1,13 1,00 0,77Latinoamérica 1,73 1,27 1,01 0,67África 9,71 1,91 0,58 0,22Asia 2,89 1,35 0,88 0,69

Ecuador 2,33 1,58 1,00 0,45Colombia 1,65 1,27 1,05 0,56Argentina 0,81 0,76 1,02 1,16Perú 0,87 0,71 1,11 0,94República Dominicana 3,09 1,79 0,87 0,33Cuba 0,68 0,68 0,99 1,27Venezuela 0,99 0,86 0,95 1,26Brasil 1,67 1,32 0,99 0,72Chile 0,83 0,75 1,04 1,12Bolivia 1,80 1,15 1,04 0,65

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). Dentro de cada nacionalidad el alto nivel de estudios puede llegar a significar porcentajes muy importantes del total de la población correspondiente. De este modo, 35% de los cubanos o 28% de los venezolanos censados en España tienen niveles de estudios superiores, porcentajes equiparables al de las mujeres. Por el contrario, la sobre representación de personas en los niveles de instrucción más bajos, caracteriza a las poblaciones caribeñas y andinas más antiguas y/o numerosas, como son la República Dominicana o Ecuador y Colombia. Ese desequilibrio, en términos de cada país, es singularmente patente en el caso de la República Dominicana, donde 13% de sus mujeres y 11% de los hombres se declaran analfabetos o sin estudios.Pues bien, en contraste o precisamente en concordancia con los buenos niveles de instrucción, el nivel de paro estandarizado una vez eliminadas las diferencias de edad y de nivel de instrucción es ligeramente superior allí donde el nivel de instrucción también lo era, y eso empezando por los propios censados con nacionalidad de países terceros de la Unión Europea que presentan 44% superior a lo esperado, seguidos precisamente de los latinoamericanos con 42% (cuadro 3). Esa relación nos podría hacer pensar en un correlato entre la sobre calificación y el paro, pero ello no parece tan evidente si analizamos las diferencias por sexos y nacionalidades. Los niveles también altos para algunas de las nacionalidades latinoamericanas con niveles de

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

perior allí donde el nivel de instrucción también lo era, y eso empezando por los propios censados con nacionalidad de países terceros de la Unión Europea que presentan 44% superior a lo esperado, seguidos precisa-mente de los latinoamericanos con 42% (cuadro 3).

Esa relación nos podría hacer pensar en un correlato entre la sobre calificación y el paro, pero ello no parece tan evidente si analizamos las diferencias por sexos y nacionalidades. Los niveles también altos para algunas de las nacionalidades latinoamericanas con niveles de instruc-ción relativamente bajos, como por ejemplo Bolivia, y los indicadores casi sistemáticamente peores para el sexo masculino nos inducen a creer que, además de un factor donde el nivel de instrucción sea determinante, aquellas nacionalidades más recientes y los hombres se encuentran en peor situación.

Dada la naturaleza de autoinscripción del Censo, deberíamos además cuestionarnos si parte de las 67,603 personas latinoamericanas que se de-claran en paro corresponde de hecho a una inserción en la economía su-mergida, donde a pesar de realizar una actividad laboral se declara como parado al no estar regularizada. De todos modos, si se relaciona el paro con la estructura del hogar, como han hecho Luis Garrido y Luis Toharia (2004) a partir de la Encuesta de Población Activa con los tres primeros trimestres de 2003, la clasificación en la que aparecen los latinoamerica-nos tampoco es muy halagüeña; para los latinoamericanos tan sólo 70% reside en hogares donde todos sus miembros están ocupados, mientras que, a excepción de los africanos donde le porcentaje es todavía menor, en los otros grupos se alcanza 80%.

Si lo que analizamos es la estandarización del tipo de contratación (cuadro 4), la primera característica a resaltar es que excepto Argentina, Venezuela y Brasil el número de empresarios es menor del esperado con respecto a los españoles con la misma edad y nivel de instrucción, y aún en el caso argentino, pese a superar el número de empresarios esperado, no es el caso de los empresarios con personal, con lo cual se puede deducir que nos encontramos ante un exceso de representación de la contratación como autónomo, que muchas veces encuentra situaciones de precariza-ción. La eventualidad que afecta a más de la mitad de los latinoameri-canos que se declaran activos (173,886 personas), es sistemáticamente superior a la española, como por otro lado es norma para todos los traba-jadores extranjeros de la mayoría de nacionalidades representadas, pero con niveles tan diferentes para los hombres como los máximos obtenidos

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Andreu Domingo i Valls

CUadro 3España: actividad económica estandarizada (15-54 años)

(Las regiones y principales nacionalidades latinoamericanas, 2001)

por Colombia, Ecuador, Perú o la República Dominicana que se cuentan muy por encima de otras nacionalidades de cualquier otro continente.

La eventualidad tiene su paralelo en la dedicación horaria declarada. De esta manera, destacan en las actividades con menor dedicación hora-ria semanal algunas nacionalidades como Perú, República Dominicana o Colombia que llegan a 6% de su población activa que trabaja tan sólo entre 1 y 15 horas semanales, mientras que ese porcentaje entre la pobla-ción española se reduce a la mitad. Esa ocupación temporal está estre-chamente relacionada con el trabajo doméstico, en tanto los porcentajes de mujeres siempre superiores a los de los varones y sistemáticamente

13

instrucción relativamente bajos, como por ejemplo Bolivia, y los indicadores casi sistemáticamente peores para el sexo masculino nos inducen a creer que, además de un factor donde el nivel de instrucción sea determinante, aquellas nacionalidades más recientes y los hombres se encuentran en peor situación. Dada la naturaleza de autoinscripción del Censo, deberíamos además cuestionarnos si parte de las 67,603 personas latinoamericanas que se declaran en paro corresponde de hecho a una inserción en la economía sumergida, donde a pesar de realizar una actividad laboral se declara como parado al no estar regularizada. De todos modos, si se relaciona el paro con la estructura del hogar, como han hecho Luis Garrido y Luis Toharia (2004) a partir de la Encuesta de Población Activa con los tres primeros trimestres de 2003, la clasificación en la que aparecen los latinoamericanos tampoco es muy halagüeña; para los latinoamericanos tan sólo 70% reside en hogares donde todos sus miembros están ocupados, mientras que, a excepción de los africanos donde le porcentaje es todavía menor, en los otros grupos se alcanza 80%. OJO: NO PUDE MODIFICAR

CUADRO 3España: actividad económica estandarizada (15-54 años)

(Las regiones y principales nacionalidades latinoamericanas, 2001) Estudiantes Ocupados Parados Tareas del

hogarOtras

situaciones

HOMBRES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 0,67 0,98 1,30 4,35 0,92

Unión Europea 0,93 0,88 1,44 6,60 2,33Resto de Europa 0,49 1,00 1,34 4,13 1,00Latinoamérica 0,70 0,98 1,42 4,70 0,92África 0,55 1,06 1,16 2,87 0,50Asia 0,85 0,98 1,12 6,18 0,90

Ecuador 0,43 1,08 1,08 3,32 0,63Colombia 0,67 0,93 1,81 5,63 1,00Argentina 0,96 0,88 1,74 6,28 1,46Perú 0,93 0,97 1,25 5,27 0,99República Dominicana 0,75 0,95 1,67 4,50 0,93Cuba 0,93 0,87 2,18 5,82 1,35Venezuela 1,21 0,83 1,72 6,28 1,78Brasil 1,09 0,90 1,32 7,88 1,38Chile 1,37 0,87 1,54 4,73 1,29Bolivia 0,66 0,97 1,49 4,80 1,01

MUJERES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 0,68 1,07 0,98 1,00 1,08

Unión Europea 0,93 0,90 1,05 1,10 1,86Resto de Europa 0,55 1,09 1,00 0,98 1,24Latinoamérica 0,64 1,17 0,99 0,80 1,05África 0,65 0,93 0,91 1,42 0,63Asia 0,88 1,12 0,75 0,93 1,06

Ecuador 0,41 1,41 0,80 0,62 0,84Colombia 0,60 1,14 1,13 0,82 1,08Argentina 0,94 0,83 1,22 1,29 1,51Perú 0,83 1,23 0,80 0,58 1,19República Dominicana 0,66 1,33 1,01 0,63 0,75Cuba 0,76 0,83 1,38 1,37 1,40Venezuela 1,16 0,78 1,27 1,28 1,32Brasil 1,05 0,87 1,09 1,21 1,27Chile 1,29 0,82 1,08 1,18 1,48Bolivia 0,59 1,25 0,93 0,68 1,13

Fuente: elaborado con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

superiores a la mayoría de las otras nacionalidades incluida la española, con porcentajes de 9% de las bolivianas y 8% de las peruanas o argenti-nas que declaran trabajar entre 1 y 15 horas semanales, por ejemplo. O al contrario, la población extranjera sobresale también en las dedicaciones extremas, ya que 16% de los latinoamericanos declaran trabajar más de 46 horas semanales —por encima de otras agrupaciones continentales y de 11.7% de los españoles— tendencia más agudizada para los hombres

CUadro 4España: situación profesional estandarizada (16-54 años)

(Las regiones y principales nacionalidades latinoamericanas, 2001)

14

Fuente: elaborado con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). Si lo que analizamos es la estandarización del tipo de contratación (cuadro 4), la primera característica a resaltar es que excepto Argentina, Venezuela y Brasil el número de empresarios es menor del esperado con respecto a los españoles con la misma edad y nivel de instrucción, y aún en el caso argentino, pese a superar el número de empresarios esperado, no es el caso de los empresarios con personal, con lo cual se puede deducir que nos encontramos ante un exceso de representación de la contratación como autónomo, que muchas veces encuentra situaciones de precarización. La eventualidad que afecta a más de la mitad de los latinoamericanos que se declaran activos (173,886 personas), es sistemáticamente superior a la española, como por otro lado es norma para todos los trabajadores extranjeros de la mayoría de nacionalidades representadas, pero con niveles tan diferentes para los hombres como los máximos obtenidos por Colombia, Ecuador, Perú o la República Dominicana que se cuentan muy por encima de otras nacionalidades de cualquier otro continente. OJO: NO PUDE MODIFICAR

CUADRO 4España: situación profesional estandarizada (16-54 años)

(Las regiones y principales nacionalidades latinoamericanas, 2001)

Empresario con personal

Empresario sin personal

Trabajador fijo

Trabajador temporal

Otras situaciones

HOMBRES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 0,74 0,80 0,65 1,70 0,84

Unión Europea 1,56 1,52 0,78 1,15 0,70Resto de Europa 0,49 0,55 0,57 2,00 0,83Latinoamérica 0,56 0,63 0,76 1,43 0,83África 0,42 0,62 0,56 1,74 0,67Asia 1,41 0,98 0,72 1,38 1,18

Ecuador 0,29 0,46 0,59 1,85 0,98Colombia 0,44 0,61 0,66 1,81 1,11Argentina 0,95 1,31 0,66 1,61 1,03Perú 0,53 0,72 0,79 1,71 0,60República Dominicana 0,51 0,61 0,84 1,43 0,64Cuba 0,65 0,79 0,76 1,52 0,73Venezuela 1,13 1,05 0,89 1,12 0,62Brasil 1,01 0,99 0,92 1,10 0,95Chile 0,79 0,96 0,92 1,17 0,50Bolivia 0,44 0,57 0,72 1,50 0,82

MUJERES TOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 0,88 0,76 0,78 1,38 0,79

Unión Europea 1,87 1,53 0,85 1,04 0,85Resto de Europa 0,61 0,52 0,65 1,63 0,93Latinoamérica 0,60 0,43 0,92 1,23 0,53África 0,61 0,61 0,74 1,38 0,66Asia 1,89 0,99 0,90 1,04 1,16

Ecuador 0,34 0,37 0,78 1,45 0,64Colombia 0,50 0,54 0,76 1,49 0,82Argentina 1,32 1,25 0,68 1,43 1,08Perú 0,41 0,49 0,88 1,42 0,62República Dominicana 0,52 0,43 0,96 1,25 0,39Cuba 0,98 0,73 0,82 1,29 0,56Venezuela 1,37 0,89 0,83 1,20 0,73Brasil 1,09 0,96 0,90 1,11 0,71Chile 0,76 0,71 0,94 1,16 0,69Bolivia 0,48 0,41 0,91 1,26 0,51

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

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Andreu Domingo i Valls

cercanos a 19% para todas las nacionalidades latinoamericanas con más ocupados, mientras que para los españoles es de 14%.

La estandarización indirecta del sector de actividad en el que se ocu-pa por grupo de edad y nivel de instrucción (cuadro 5), nos evidencia la sobre-representación para el conjunto latinoamericano en el sector del trabajo doméstico, tanto hombres como mujeres presentan unos niveles altísimos en comparación con los españoles, de 7.7 para hombres y de 8.8 para mujeres, seguidos a mucha distancia por la hostelería (97% más de lo esperado para hombres y 75% más para las mujeres), o la construcción, la agricultura y pesca, y los servicios comunitarios para los hombres. Esas diferencias, concordantes con el papel complementario de los migrantes e independientes del nivel de instrucción de los individuos, se agudizan en el detalle nacional, aunque en términos generales abundan tanto para hombres como para mujeres en los mismos sectores. Así los niveles de hombres y mujeres de todas las nacionalidades en el trabajo doméstico son sistemáticamente superiores de las que les corresponderían en com-paración a los hombres —más en estos últimos.

Por último, queremos destacar la precaria situación de la vivienda de los latinoamericanos. En un país donde la mayoría de la población vive en régimen de propiedad (83%), dado el escaso, deficiente y caro parque de viviendas ofertadas en régimen de alquiler, más de la mitad de la po-blación extranjera vive en este régimen (58%), llegando ese porcentaje en el caso de los latinoamericanos a cubrir 73% de toda su población. Lo preocupante es que además esa situación ha mejorado de forma muy re-ducida, así cuanto más nos alejamos en el tiempo, mayor era el porcentaje de personas que vivían anteriormente en régimen de alquiler y que han pasado al de propiedad, pero aún alrededor de 50% de los latinoameri-canos que llegaron antes de la década de los ochenta sigue viviendo en régimen de alquiler, muy por debajo del porcentaje de los de la Unión Europa, donde se reduce a 15%, y eso teniendo en cuenta que las carac-terísticas de los pisos de alquiler de unos y otros no se parecen en nada, mientras que las de los latinoamericanos son peores.

Porque además, la vivienda del conjunto de latinoamericanos destaca por su reducida superficie —79 m2 frente a los 93.5 promedio de los espa-ñoles, sólo por encima de la media africana de 76 m2 y muy alejado de los 99 del conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea—. Esos metros pueden reducirse para algunas de las nacionalidades latinoamericanas que cuentan con más efectivos como es la peruana (76.5%) o la domini-cana (77.3%). Pero incluso por encima de las reducidas dimensiones de

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Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España

CUadro 5España: sector de actividad del establecimiento estandarizado

(16-54 años) (Las regiones y principales nacionalidades latinoamericanas, 2001)

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (ine).

la vivienda, llama la atención el número de ocupantes por vivienda para las distintas nacionalidades; de este modo, si casi la mitad de los españo-les (48%) está viviendo en hogares compuestos por 3 o menos personas, entre los latinoamericanos esa situación se revierte porque hay hogares con 5 o más personas en los que reside más de la mitad de la población los países latinoamericanos —para ser exactos 54%, lo que significa 321,596 personas.

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Agricultura y pesca

Industria ytransportes Construcción Comercio Hostelería Finanzas y

inmobiliariaAdm.

públicaEducación y

sanidadServicios

comunitariosTrabajo

doméstico

HOMBRESTOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 2,04 0,68 1,32 0,82 1,90 0,75 0,21 0,69 0,97 4,54

Unión Europea 0,74 0,80 1,04 1,02 3,27 1,15 0,25 0,95 1,47 1,66Resto de Europa 2,50 0,69 1,80 0,63 1,11 0,46 0,17 0,41 0,74 4,28Latinoamérica 1,87 0,65 1,55 0,74 1,97 0,73 0,18 0,63 1,01 7,7África 2,55 0,67 1,12 0,81 1,10 0,49 0,24 0,47 0,67 2,28Asia 0,92 0,60 0,82 1,26 4,70 0,60 0,16 0,69 0,85 8,66

Ecuador 2,76 0,61 1,50 0,65 1,32 0,60 0,14 0,44 0,57 7,27Colombia 1,27 0,64 1,73 0,75 2,16 0,72 0,18 0,61 0,96 7,99Argentina 0,78 0,70 1,35 0,98 3,03 0,90 0,24 0,88 1,86 3,47Perú 0,49 0,73 1,74 0,76 2,59 0,93 0,20 0,67 0,86 15,25República Dominicana 0,42 0,57 1,65 0,72 2,66 0,76 0,24 0,80 1,13 13,98Cuba 0,74 0,71 1,45 0,93 3,92 0,66 0,20 0,90 2,40 6,14Venezuela 0,76 0,73 1,15 1,15 3,03 1,01 0,34 0,67 2,12 3,69Brasil 0,65 0,73 1,49 0,77 2,74 0,79 0,22 0,86 2,09 6,29Chile 0,59 0,81 1,56 0,87 2,51 0,89 0,26 0,66 1,56 6,39Bolivia 2,12 0,60 1,69 0,68 1,59 0,70 0,23 0,68 0,80 10,07

MUJERESTOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 1,00 0,60 1,02 0,51 1,98 0,79 0,23 0,57 0,69 6,72

Unión Europea 0,57 0,97 1,14 0,85 2,85 1,16 0,31 0,81 1,06 1,19Resto de Europa 1,88 0,64 1,37 0,44 2,00 0,69 0,19 0,42 0,63 7,31Latinoamérica 0,93 0,48 0,78 0,42 1,75 0,72 0,18 0,5 0,62 8,77África 1,20 0,67 1,61 0,56 1,72 0,69 0,34 0,53 0,66 3,83Asia 0,28 0,57 1,01 0,69 2,91 0,56 0,18 0,40 0,54 5,36

Ecuador 1,54 0,42 0,66 0,33 1,22 0,62 0,15 0,43 0,40 9,78Colombia 0,54 0,48 0,86 0,42 2,01 0,68 0,18 0,48 0,62 8,72Argentina 0,63 0,62 1,03 0,72 2,82 0,93 0,26 0,67 1,20 4,96Perú 0,18 0,43 0,60 0,40 1,66 0,91 0,18 0,56 0,54 11,60República Dominicana 0,17 0,40 0,73 0,32 1,98 0,72 0,21 0,45 0,83 7,45Cuba 0,91 0,71 0,99 0,78 3,52 0,77 0,25 0,62 1,22 4,32Venezuela 0,64 0,56 1,41 0,84 2,61 0,94 0,34 0,63 1,00 4,61Brasil 0,46 0,67 1,19 0,61 2,68 0,80 0,25 0,56 1,05 5,04Chile 0,35 0,70 0,92 0,58 2,07 1,00 0,21 0,57 0,87 7,29Bolivia 0,96 0,47 0,77 0,35 1,36 0,64 0,21 0,47 0,57 10,58

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). Por último, queremos destacar la precaria situación de la vivienda de los latinoamericanos. En un país donde la mayoría de la población vive en régimen de propiedad (83%), dado el escaso, deficiente y caro parque de viviendas ofertadas en régimen de alquiler, más de la mitad de la población extranjera vive en este régimen (58%), llegando ese porcentaje en el caso de los latinoamericanos a cubrir 73% de toda su población. Lo preocupante es que además esa situación ha mejorado de forma muy reducida, así cuanto más nos alejamos en el tiempo, mayor era el porcentaje de personas que vivían anteriormente en régimen de alquiler y que han pasado al de propiedad, pero aún alrededor de 50% de los latinoamericanos que llegaron antes de la década de los ochenta sigue viviendo en régimen de alquiler, muy por debajo del porcentaje de los de la Unión Europa, donde se reduce a 15%, y eso teniendo en cuenta que las características de los pisos de alquiler de unos y otros no se parecen en nada, mientras que las de los latinoamericanos son peores. Porque además, la vivienda del conjunto de latinoamericanos destaca por su reducida superficie —79 m2 frente a los 93.5 promedio de los españoles, sólo por encima de la media africana de 76 m2 y muy alejado de los 99 del conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea—. Esos metros pueden reducirse para algunas de las nacionalidades latinoamericanas que cuentan con más efectivos como es la peruana (76.5%) o la dominicana

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Agricultura y pesca

Industria ytransportes Construcción Comercio Hostelería Finanzas y

inmobiliariaAdm.

públicaEducación y

sanidadServicios

comunitariosTrabajo

doméstico

HOMBRESTOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 2,04 0,68 1,32 0,82 1,90 0,75 0,21 0,69 0,97 4,54

Unión Europea 0,74 0,80 1,04 1,02 3,27 1,15 0,25 0,95 1,47 1,66Resto de Europa 2,50 0,69 1,80 0,63 1,11 0,46 0,17 0,41 0,74 4,28Latinoamérica 1,87 0,65 1,55 0,74 1,97 0,73 0,18 0,63 1,01 7,7África 2,55 0,67 1,12 0,81 1,10 0,49 0,24 0,47 0,67 2,28Asia 0,92 0,60 0,82 1,26 4,70 0,60 0,16 0,69 0,85 8,66

Ecuador 2,76 0,61 1,50 0,65 1,32 0,60 0,14 0,44 0,57 7,27Colombia 1,27 0,64 1,73 0,75 2,16 0,72 0,18 0,61 0,96 7,99Argentina 0,78 0,70 1,35 0,98 3,03 0,90 0,24 0,88 1,86 3,47Perú 0,49 0,73 1,74 0,76 2,59 0,93 0,20 0,67 0,86 15,25República Dominicana 0,42 0,57 1,65 0,72 2,66 0,76 0,24 0,80 1,13 13,98Cuba 0,74 0,71 1,45 0,93 3,92 0,66 0,20 0,90 2,40 6,14Venezuela 0,76 0,73 1,15 1,15 3,03 1,01 0,34 0,67 2,12 3,69Brasil 0,65 0,73 1,49 0,77 2,74 0,79 0,22 0,86 2,09 6,29Chile 0,59 0,81 1,56 0,87 2,51 0,89 0,26 0,66 1,56 6,39Bolivia 2,12 0,60 1,69 0,68 1,59 0,70 0,23 0,68 0,80 10,07

MUJERESTOTAL POBLACIÓN EXTRANJERA 1,00 0,60 1,02 0,51 1,98 0,79 0,23 0,57 0,69 6,72

Unión Europea 0,57 0,97 1,14 0,85 2,85 1,16 0,31 0,81 1,06 1,19Resto de Europa 1,88 0,64 1,37 0,44 2,00 0,69 0,19 0,42 0,63 7,31Latinoamérica 0,93 0,48 0,78 0,42 1,75 0,72 0,18 0,5 0,62 8,77África 1,20 0,67 1,61 0,56 1,72 0,69 0,34 0,53 0,66 3,83Asia 0,28 0,57 1,01 0,69 2,91 0,56 0,18 0,40 0,54 5,36

Ecuador 1,54 0,42 0,66 0,33 1,22 0,62 0,15 0,43 0,40 9,78Colombia 0,54 0,48 0,86 0,42 2,01 0,68 0,18 0,48 0,62 8,72Argentina 0,63 0,62 1,03 0,72 2,82 0,93 0,26 0,67 1,20 4,96Perú 0,18 0,43 0,60 0,40 1,66 0,91 0,18 0,56 0,54 11,60República Dominicana 0,17 0,40 0,73 0,32 1,98 0,72 0,21 0,45 0,83 7,45Cuba 0,91 0,71 0,99 0,78 3,52 0,77 0,25 0,62 1,22 4,32Venezuela 0,64 0,56 1,41 0,84 2,61 0,94 0,34 0,63 1,00 4,61Brasil 0,46 0,67 1,19 0,61 2,68 0,80 0,25 0,56 1,05 5,04Chile 0,35 0,70 0,92 0,58 2,07 1,00 0,21 0,57 0,87 7,29Bolivia 0,96 0,47 0,77 0,35 1,36 0,64 0,21 0,47 0,57 10,58

Fuente: elaboración propia con datos del Censo de Población y Vivienda 2001 (INE). Por último, queremos destacar la precaria situación de la vivienda de los latinoamericanos. En un país donde la mayoría de la población vive en régimen de propiedad (83%), dado el escaso, deficiente y caro parque de viviendas ofertadas en régimen de alquiler, más de la mitad de la población extranjera vive en este régimen (58%), llegando ese porcentaje en el caso de los latinoamericanos a cubrir 73% de toda su población. Lo preocupante es que además esa situación ha mejorado de forma muy reducida, así cuanto más nos alejamos en el tiempo, mayor era el porcentaje de personas que vivían anteriormente en régimen de alquiler y que han pasado al de propiedad, pero aún alrededor de 50% de los latinoamericanos que llegaron antes de la década de los ochenta sigue viviendo en régimen de alquiler, muy por debajo del porcentaje de los de la Unión Europa, donde se reduce a 15%, y eso teniendo en cuenta que las características de los pisos de alquiler de unos y otros no se parecen en nada, mientras que las de los latinoamericanos son peores. Porque además, la vivienda del conjunto de latinoamericanos destaca por su reducida superficie —79 m2 frente a los 93.5 promedio de los españoles, sólo por encima de la media africana de 76 m2 y muy alejado de los 99 del conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea—. Esos metros pueden reducirse para algunas de las nacionalidades latinoamericanas que cuentan con más efectivos como es la peruana (76.5%) o la dominicana

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Esa distribución es exageradamente alta para los naturales de Ecua-dor, donde 57% de su población, más de cien mil personas, reside en residencias familiares con 6 o más miembros, o Bolivia con 46%, sin des-deñar la concentración de Colombianos y dominicanos donde poco más de un tercio de sus respectivas poblaciones también vive en viviendas con más de cinco miembros. Aunque la desagregación actual de los datos cen-sales no nos permite calcular la densidad de la ocupación de la vivienda por nacionalidades, no es difícil imaginar que se establezca una relación proporcional entre la reducción de la superficie y el aumento del número residentes en la vivienda. En este mismo sentido, otras características de la vivienda como el número de habitaciones o la falta de servicios funda-mentales como el aseo, apunta a una mayor precariedad de las viviendas donde reside población latinoamericana, aunque en mejores condiciones de las que se encuentra la africana; sirva de ejemplo 1.5% de las viviendas de latinoamericanos que carecen de aseo —para nacionalidades como la ecuatoriana, la dominicana o la boliviana representa 2%.

Conclusión: el peligro de exclusión y la irregularidad

La aportación complementaria de la mano de obra extranjera, desde la perspectiva de la promoción social de los españoles, no enmascara que la inserción social de los inmigrantes parte de una situación de franca desigualdad, que a nivel colectivo puede hacer que se interprete la inmi-gración como una importación masiva de pobres, sobre todo en compara-ción a la población española. El problema reside, no tanto en esa entrada desigual, sino en que esa desigualdad se perpetúe o que incluso se genere. La peor amenaza para las condiciones de vida de la población inmigrada, sea del origen que sea, es la existencia de un sistema jurídico y una con-cepción política sobre la extranjería y la inmigración que se dedique a fabricar pobreza, dando lugar a una etnificación de la estratificación social. Ese proceso evidentemente tiene unos costos elevadísimos para el migrante a nivel individual, pero también está hipotecando el futuro, la cohesión social de los países de acogida y despilfarrando la oportunidad de establecer lazos de cooperación política y económica a partir de los campos migratorios ya existentes entre regiones de origen y destinación.

Conocer la lengua del país de destino es indiscutiblemente una ven-taja comparativa respecto a otros migrantes, porque el dominio del espa-ñol junto con el prejuicio positivo por parte de la población española del

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que gozan los migrantes latinoamericanos forma parte del capital social de estos. Si además, añadimos que en los círculos gobernantes también se expresa una clara preferencia por los migrantes procedentes de ese territorio en nombre de la comunidad histórica y lingüística que supone la hispanidad, ¿cómo explicar la situación de precariedad del migrante latinoamericano, por encima de lo esperado atendiendo a su nivel de ins-trucción y su estructura por edad?

En España, según los últimos datos padronales, al 1 de enero de 2003 sobre los 2’664,168 personas de nacionalidad extranjera, 1’047,564 (39%), eran personas con nacionalidad de algún país latinoamericano. Si com-paramos los resultados del empadronamiento con los permisos en vigor al 31 de diciembre de 2002, podemos estimar una cifra de alrededor del millón de personas en situación irregular, de los que 682,995 correspon-derían a latinoamericanos (51%). Aunque el dígito obtenido de la simple resta no debe considerarse la cifra exacta de irregulares, ya que, por un lado, sabemos que los permisos de personas dependientes de permisos por razón de estudio y aquellos permisos que se encuentran en trámite de renovación no están contabilizados dentro de las estadísticas de los permisos de residencia, y, por el otro, que muy posiblemente por el tipo de recuento que efectúa el Padrón continuo, éste contenga duplicaciones y la nula cobertura de las salidas de extranjeros de territorio español, el resultado que sí puede tenerse sigue siendo elevadísimo, más elevado in-cluso del previsible para la población latinoamericana.

Puede suponerse que la principal razón de ese contraste sea el efecto llamada de las diferentes operaciones legislativas llevadas a cabo duran-te los últimos años para controlar y restringir el número de irregulares. No se trata tanto de los latinoamericanos que vivían en situación irregu-lar y obtuvieron su permiso gracias a las sucesivas regularizaciones de 2000 y 2001 (más de ciento cincuenta mil según los datos publicados por la Dirección General de Ordenación de las Migraciones en 2002), sino de aquellos proyectos migratorios que tuvieron como origen algún país latinoamericano y se adelantaron ante la perspectiva de un progresivo endurecimiento de las condiciones para obtener la entrada primero y los permisos necesarios después, una vez concluidas las regularizaciones. Aunque en muchos casos también deberá tenerse en cuenta que el censo de 2001 refleja las condiciones laborales y de vivienda de la situación de irregularidad pese a que ésta se haya subsanado durante el mismo año de registro censal.

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Estamos hablando de reagrupaciones familiares y migraciones eco-nómicas aceleradas siguiendo el imperativo de la legislación rígida y li-mitadora, por encima de la oferta real de trabajo o de la consolidación de las redes sociales de los migrantes. La restrictiva legislación española en materia de extranjería y las deficiencias acumuladas de sus regulari-zaciones, han de considerarse en estos momentos como la amenaza más importante de exclusión de la población de nacionalidad extranjera. La situación de vulnerabilidad en la que la legislación les sitúa constituye el marco idóneo para la sobreexplotación, tanto en el ámbito laboral como en el domiciliar, que puede empujarles a una situación de pobreza ab-soluta, tal y como se recoge en diversos trabajos de carácter cualitativo (Martínez, 2003).

En este sentido no nos referimos a la expulsión en su ejecución, que Michel Foucault definía con rotundidad como la pena de muerte legal en aquellos estados democráticos donde la física había estado abolida (Foucault, 1992), o incluso al limbo jurídico que constituye la imposibili-dad de contratación una vez dictada la orden de expulsión sin que ésta se haga efectiva, y que empuja irremediablemente al inmigrante a la margi-nalidad, para convertirse en objeto del discurso policial y asistencial. Más allá de esa situación extrema, es evidente que el volumen de población en situación irregular de un lado y el alargamiento del período de irregulari-dad del otro, constituyen el principal peligro de exclusión social, al crear y mantener una situación de inserción desfavorable en el mercado laboral y de la vivienda para los afectados.

Además, cuando la instrucción no supone un valor añadido puede darse un importante desacuerdo entre el nivel de instrucción y la activi-dad desempeñada; desde esta perspectiva, la acomodación del inmigrante en un primer momento puede entenderse como un descenso social, aun cuando el nivel de vida se mejore respecto a las condiciones económicas en el país de origen. La sobre calificación a nivel individual empeora las condiciones de vida del migrante desde una perspectiva subjetiva, tenien-do en cuenta sus expectativas profesionales acorde con el nivel de forma-ción, y presionando sobre la temporalidad, es decir, sobre el tiempo que se espera que esa situación desaparezca.

El fracaso de los procesos de regularización, y en mayor medida si cabe del conjunto de la política migratoria española, y en general euro-pea, para algunos autores se explicaría por seguir anclados en el modelo del gestarbaiten, la figura del trabajador invitado propio de las migracio-nes llegadas a Alemania durante la década de los años sesenta (De Lucas,

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2004). Pero ese error, ese empecinamiento, no es inocente, sacraliza un modelo que poco tiene que ver con las circunstancias en las que se desen-vuelven los movimientos migratorios del siglo xxi, pero que en la prácti-ca produce irregularidad y consagra la precariedad laboral y residencial, donde los costos materiales y sociales están repartidos de forma comple-tamente desigual: de un lado de la balanza se encuentran las personas, migrantes, pero también las personas y las organizaciones no migrantes que con su voluntarismo han de cubrir la ausencia de una política de inte-gración, el sector público y las empresas que cumplen con la legislación; del otro claramente desequilibrados, el sector privado y las empresas que se benefician de los bajos costos salariales, de la indefensa jurídica, del crecimiento del sector informal y de una competencia desleal frente las empresas que cumplen la legalidad, realizando actividades a largo plazo insostenibles u obsoletas.

Referencias bibliográficas

Arango, Joaquín. 1994. “La ‘cuestión migratoria’ en la Europa de fines del siglo xx”. En Jordi Nadal (coord.). El mundo que viene. Madrid: Alianza, pp. 63-94.

De Lucas, Javier. 2004. “Ciudadanía: jaula de hierro para la integración de los in-migrantes”. En Gemma Aubarell y R. Zapata (eds.). Inmigración y procesos de cambio. Barcelona: Icaria, Antrazyt/IEMed, pp. 215-236.

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Domingo, Andreu. 2002. “Reflexiones demográficas sobre la inmigración inter-nacional en los países del sur de la Unión Europea”. Actas del 3 Congreso de la Inmigración en España. Vol. 2. Granada, pp. 197-212.

Foucault, Michel. 1992. Genealogía del racismo. Madrid: Ediciones La Piqueta.Garrido, Luis y Luis Toharia. 2004. “La situación laboral de los españoles y de

los extranjeros según la Encuesta de Población Activa”. Economistas. Núm. 99, pp. 74-86.

Izquierdo Escribano, Antonio, Diego López de Lera y Raquel Martínez Buján. 2002. “Los preferidos del siglo xxi: la inmigración latinoamericana en España”. Actas del 3 Congreso de la Inmigración en España. Vol. 2. Granada: pp. 237-250.

Martínez Buján, Raquel. 2003. “La reciente inmigración latinoamericana en España”. Santiago de Chile: Cepal.

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Andreu Domingo i Valls

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Muñoz Pérez, Francisco y Antonio Izquierdo. 1989. “L’Espagne, pays d’immigration”. Population. Vol. 2, pp. 257-289.

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Globalizados, pero restringidos. Una visión latinoamericana del mercado global de

recursos humanos calificados1

Jorge Martínez Pizarro

Introducción

En los países de la región la migración calificada es uno de los temas constantemente más visibles en la problemática pública de la migración contemporánea. Esto no es sorprendente si se piensa que en las decla-raciones oficiales de muchos gobiernos, la idea de la fuga de cerebros —la más difundida acepción con que se le conoce— ha estado presente de manera pertinaz en América Latina y el Caribe desde hace más de cuatro décadas. La frecuencia con que se le señala, sin embargo, tiene tres importantes cortapisas: no ha ido de la mano de una investigación continua —la que tropieza con muchas dificultades, aunque así y todo es fecunda en la región—, ni de la formulación de políticas y programas sustentables —que han tenido una elevada tasa de fracaso e insisten en la exclusiva alternativa del retorno asistido—, y ha sido relegada en tiempos de dictaduras y violencia —factores cuya influencia ha sido muy decisiva en la magnitud de la migración y el no retorno—. En otros términos, las alusiones a la migración calificada en las declaraciones de muchos gobier-

1. Este documento fue publicado en la serie Población y Desarrollo de la Cepal, número 56, LC/L.2233-P, sobre la base de una presentación realizada por el autor en una sesión del Seminario Permanente sobre Migración Internacional realizado en Tijuana, México en octubre del 2003 y organizado por El Colegio de la Frontera Norte de México, y en una versión revisada de la presentación en la plenaria sobre Migración, Trabajo y Exclusión Social del Primer Congreso Latinoamericano sobre Población realizado en Caxambú, Brasil en septiembre del 2004.

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Jorge Martínez Pizarro

nos son insuficientes para calibrar preocupaciones porque han estado dominadas por lugares comunes, escasas evidencias y orientadas por los intereses de turno.

La migración calificada sigue siendo uno de los capítulos centrales de la movilidad regional. Su discusión adecuadamente conducida no sugie-re, bajo ningún punto de vista, descuidar otras importantes facetas de la migración, más aún mantiene estrechos vínculos con ellas.

Desde el punto de vista académico y de las organizaciones internacio-nales, ha regido la visión de las pérdidas de recursos humanos, a pesar de algunas visiones procedentes de la economía que sostenían que la movili-dad acarreaba consecuencias positivas para todos los actores al reasignar recursos y equilibrar los salarios. Por lo demás, como lo señala Pellegrino en muchos de sus trabajos, la expresión del brain drain surgió en los años cincuenta para denominar a la pérdida de médicos que experimentaba el Reino Unido en favor de los Estados Unidos y posteriormente se adoptó en los países en desarrollo, llegándose a popularizar en las ciencias sociales.

La gran cantidad de literatura producida entre fines de los años se-senta y comienzos de los setenta revela el carácter crítico con que fue vi-sualizada esta migración en la región, la evaluación de sus consecuencias y las perspectivas de su evolución.

El legado latinoamericano es de estimación, magnitudes y tendencias, discusiones, propuestas reflexivas y síntesis y críticas de enfoques generales sobre la migración calificada. Sorprende que en algunos círculos de opi-nión en la región se haga abstracción de estas disquisiciones. Por ejemplo, se señaló hace muchos años la imposibilidad de alcanzar un mercado in-ternacional de recursos humanos calificados sin grandes costos para los países; la llamada válvula de escape requería del retorno de los emigrados o bien suponía compensaciones de los países desarrollados a las balanzas de pagos de los países en desarrollo. El solo hecho de haber puesto de relieve las dificultades para amortiguar los efectos negativos de la migra-ción fue una contribución enorme que merece relevarse.

El debate se renovó en los años noventa. Es interesante tener en cuenta que en estos años, siguiendo la pujanza de la industria de la infor-mática y otros sectores, también cobran relevancia las proposiciones an-glosajonas sobre el intercambio, la circulación y la ganancia de cerebros, que se contraponen, sugerentemente, al brain drain. También aparece el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, que reglamenta la mo-vilidad temporal. Se habla cada vez más del mercado global de recursos humanos calificados en que, como señala Manuel Castells, intervienen

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Globalizados, pero restringidos

desde ingenieros de software hasta, con la licencia que se le permite, fut-bolistas. Pero esta figura tal vez es exagerada.

Queremos poner de relieve que las pérdidas persistirán cuando se promueven contextos inmigratorios de selectividad y restricciones por parte de los países desarrollados, y de inacción por parte de los países emisores. Selectividad que apuntaría a un drenaje de recursos y restric-ciones que involucrarían a toda la fuerza de trabajo; inacciones porque se interponen muchas contradicciones en el tipo de iniciativas posibles en los países emisores.

Las iniciativas administrativas de retención han fracasado y no son recomendables. Sin embargo, la genuina retención, bajo la cual se amplía el ejercicio de ciudadanía, no parece abordable en el mediano plazo en la región; si a ello se añaden las restricciones que colocan los países desa-rrollados —que son de diversa índole y no se refieren sólo a las barreras a la movilidad—, se colige que las pérdidas sólo podrían ser encaradas mediante deliberadas intervenciones de vinculación con los emigrados, sin sacrificar opciones individuales. Reflexionar sobre esto dejará espacio para examinar las opciones al brain drain.

En este trabajo ofrecemos un conjunto de evdiencias e interpreta-ciones sobre la migración calificada. Ponemos atención a los principa-les marcos interpretativos del fenómeno, revisitando especialmente el aporte latinoamericano para poner de relieve su vigencia, eso sí, en un contexto diferente. Examinamos las dificultades y potencialidades para la movilidad de personas de alta calificación y discutimos sobre la forma-ción de un mercado global de recursos humanos calificados, prestando atención al modo cuatro del Acuerdo General sobre el Comercio de Ser-vicios destinado a la movilidad temporal de profesionales. Confrontamos las visiones del brain drain (fuga de cerebros), brain gain (recuperación o ganancia de cerebros), brain circulation (circulación de cerebros) y brain exchange (intercambio de cerebros), lo cual nos lleva a identificar algunos determinantes de la migración en la región.

Es importante explorar algunas oportunidades para diseñar políticas activas frente a la migración calificada; para ello se revisan determinadas experiencias de décadas pasadas y se plantea la necesidad de establecer alternativas en el actual contexto social y económico que caracteriza a los países de la región.

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Las tendencias de la migración calificada en la región

La situación de la información sobre la migración en general, y la de pro-fesionales y trabajadores de alta calificación, en particular, es muy com-pleja y variable según las regiones del mundo. En el caso de la segunda, hay que destacar que existen imágenes generales que conviene tener en cuenta y contextualizar. Como apuntan Carrington y Detragiache (1999), en toda investigación sobre la migración calificada hay preguntas obliga-das cuya respuesta no es fácil:

“¿Cuán extensa es la fuga de cerebros?, ¿qué países y regiones son los más afecta-dos?, ¿es considerable la proporción de profesionales de los países en desarrollo que han decidido instalarse en el extranjero o es tan pequeña que no cabe preocuparse? Lamentablemente, los intentos por responder a estas interrogantes encuentran un gran obstáculo: no hay un sistema uniforme de estadísticas sobre el número y las características de los migrantes internacionales. Además, generalmente los países de origen no recopilan información sobre las características de sus emigrantes y, si bien los países de destino sí llevan estadísticas al respecto, las definiciones de inmigración que utilizan varían. En consecuencia, es difícil medir la corriente de inmigrantes y el nivel de educación de éstos. Por otro lado, hasta hace poco no era posible cuantificar los trabajadores con altos niveles de educación en cada país que registra una fuga de cerebros” (p. 46).

Si se considera que las preocupaciones y discusiones por estos temas ya tienen más de cuatro décadas en América Latina, hay que pregun-tarse, antes que todo, ¿qué tan escasas son las evidencias? Si la respuesta apunta a confirmar la pregunta, entonces ¿de qué se ha estado discu-tiendo durante tantos años? Estos alcances generales, sin duda, merecen relativizarse y sugieren que el tema de la información es un aspecto cen-tral de toda discusión sobre la migración calificada.

Puede decirse que, en términos comparativos, las síntesis sobre el tema para el conjunto de América Latina son recurrentes. Fueron reali-zadas, entre otras, por Chaparro en 1971 en un trabajo para la Organiza-ción de Estados Americanos (oea). En el trabajo se hizo una estimación del volumen de la emigración calificada en la región y se evaluó su im-pacto sobre la disponibilidad de recursos humanos, así como los efectos y costos de dichos movimientos (Pellegrino, 2001). El Centro Latinoame-ricano y Caribeño de Demografía de las Naciones Unidas (Celade) tam-bién dedicó esfuerzos, ya sea mediante los trabajos de Torrado (1980 y 1982) como de los nuestros (Martínez, 1992; Pellegrino y Martínez, 2001; Villa y Martínez, 2000). Los trabajos de Adela Pellegrino (1993 y 2001,

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Globalizados, pero restringidos

entre otros), son tal vez lo más abarcadores y representan un referente obligado para la interpretación de la migración calificada. Esta autora ha empleado profusamente los antecedentes del Celade.

El Celade ha contribuido con la inclusión de la temática en el con-texto general de la migración y el desarrollo, y ha brindado evidencias empíricas por la vía de su banco de datos censales iMila (Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica) desde los años setenta). Aunque se reconoce que la información censal no es apta para un análisis fino del tema, permite identificar los volúmenes y tendencias de la migra-ción calificada, sobre la base de los censos nacionales, lo que es una evi-dencia empírica insustituible, además de operacionalizar a los calificados —profesionales y técnicos—. Sobre esta información empírica descansan varios estudios que permitieron conocer las tendencias generales de la migración internacional en América Latina, en particular los volúmenes de migrantes calificados —tanto inmigrantes como emigrantes en un arreglo matricial de origen y destino.2

De acuerdo con los datos del Celade, en las Américas las cifras censa-les indican que el número de profesionales, técnicos y afines (pta) latinoa-mericanos y caribeños, fuera de su país de origen, aumentó fuertemente desde 1970 y ascendió a poco más de 300 mil hacia 1990 —dentro de la región, su monto representaba 33%—. Hacia el año 2000 el panorama era incompleto, por lo que no puede establecerse la comparación regio-nal, si bien es posible ilustrar la evolución en algunos países con sus datos censales disponibles en iMila, lo que señala un aumento: el número de pta habría ascendido por arriba de 160 mil personas en la escala intrarregio-nal (cuadro 3). Evidencias de las Encuestas Continuas de Población de los Estados Unidos indican que en los comienzos de la actual década, al-rededor de 1 millón de latinoamericanos y caribeños ejercen ocupaciones de mayor calificación, las que llegan a representar fracciones superiores a 20% de la fuerza de trabajo migrante en algunos flujos sudamericanos y caribeños.

Se puede afirmar entonces que todos los países registran emigración e inmigración de recursos humanos calificados, aunque la emigración ha-cia fuera de la región ha sido el rasgo más llamativo por su intensidad, tendencias y repercusiones. Ahora bien, ha quedado un tanto olvidada

2. Los datos se refieren al lugar de nacimiento de las personas, si bien es posible elaborar matrices de acuerdo al país de residencia en una fecha fija anterior.

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la migración intraregional, que se presenta con volúmenes y tendencias variables. Así, nuestros análisis indican que la inmigración latinoamerica-na se distingue por los flujos de uruguayos, paraguayos y chilenos hacia Argentina; así mismo, los conosureños en Venezuela y Brasil repersentan otros flujos llamativos. Seguramente la primacía de los migrantes califica-dos en Estados Unidos ha sido decisiva para esta omisión general donde se concede más atención a la presencia de emigrantes calificados desde México, Cuba, Colombia, Haití y Argentina.

Se sabe que las cifras absolutas son siempre una aproximación. Lo importante es que cuando se analiza el impacto sobre la disponibilidad nacional de pta en cada país, hay varios donde se constata que tienen entre 5% y 10% de sus pta en el exterior. Si se supone que la mayor parte de esos emigrados se formó en el país de origen, la interpretación de pér-didas sobreviene casi directamente.

Por otra parte, es claro que la cuantificación es un imperativo y que la lectura de las consecuencias para los países de origen reconoce habi-tualmente pérdidas. No obstante, pensamos que este puede ser ámbito de desacuerdos, desde el momento en que habría que separar a los migran-tes permanentes de los transitorios y que no es fácil distinguir si el grado de calificación fue obtenido en el país de origen o bien forma parte del proyecto del emigrante. Recuérdese, además, que en todo momento está en juego el bienestar nacional y no el individual. Respecto a la transito-riedad, los antecedentes disponibles muestran una mayor participación de los latinoamericanos y caribeños en los movimientos permanentes que en los traslados estacionales (Pellegrino, 2001). Con relación a la obten-ción de las calificaciones, algunos investigadores destacan que en los Es-tados Unidos casi tres cuartas partes de los estudiantes extranjeros de doctorados permanece en dicho país, luego que tal porcentaje alcanzaba a la mitad a comienzos de la década de 1970 (Lema, 2000). Los 50 mil estudiantes latinoamericanos y caribeños —la mitad de origen sudame-ricano— en ese país constituían cerca de 10% de los extranjeros en la enseñanza superior hacia finales de la década de 1990.

Se comprende que la evaluación rigurosa de las consecuencias siem-pre ha sido una tarea muy difícil de precisar, además de ser fuente de controversias. Tal es el caso palmario de los intentos de contabilizar el capital humano transferido en la migración calificada y la propuesta de establecer sistemas impositivos de recompensa a los países en desarrollo en un sistema de cuentas internacionales, en el marco de la transferencia inversa de tecnología, durante la UnCtad (1972). Hoy es claro que estas

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Globalizados, pero restringidos

iniciativas tienen escasa factibilidad y que, más bien, deberían llevarse algún día al seno de la Organización Mundial de Comercio.

Las consecuencias que tradicionalmente destacaron los investigado-res latinoamericanos han girado en torno al brain drain y, en un contexto de pérdidas, se refieren al aumento de las brechas, a la erosión de masas críticas de conocimiento y a los potenciales efectos regresivos sobre la distribución del ingreso. Hay un creciente consenso en que sin iniciativas para establecer nexos con los emigrados, persistirán consecuencias nega-tivas indiscutibles para los países de origen ante la creciente demanda en los países desarrollados de personal extranjero con habilidades específi-cas, ya sea en el marco del Acuerdo General sobre el Comercio de Servi-cios (aGCs), que enfatiza el movimiento temporal de personal calificado, o por la vía de las políticas de reclutamiento de los países desarrollados.

CUadro 1América Latina: profesionales, técnicos e inmigrantes afines

(pta) (El número de emigrantes y del país hacia 1990a)

País pta inmigrantes

pta emigrantes

pta país % pta inmig. sobre pta país

% pta emig. sobre pta país

Argentina 26,230 20,972 ... ... ...Bolivia 3,292 10,556 199,880 1.6 5.3Brasil 15,081 3,351 4’554,435 0.3 0.1Chile 4,267 19,457 528,273 0.8 3.7Colombia … 35,374 ... ... ...Costa Rica ... 3,354 ... ... ...Cuba ... 49,050 ... ... ...Ecuador 3,627 8,020 284,942 1.3 2.8El Salvador 1,260 8,317 135,397 0.9 6.1Guatemala 1,541 5,685 110,279 1.4 5.2Haití ... 12,706 ... ... ...Honduras … 3,648 96,184 ... 3.8México 7,004 62,758 2’473,498 0.3 2.5Nicaragua 1,450 6,203 105,139 1.4 5.9Panamá 2,187 7,692 80,687 2.7 9.5Paraguay 1,761 7,456 84,699 2.1 8.8Perú 2,278 18,580 ... ... ...R. Dominicana … 9,651 ... ... ...Uruguay 1,938 10,480 178,405 1.1 5.9Venezuela 27,481 4,431 705,500 3.9 0.6Total 99,397 307,741 9’537,318 1.0 3.2

a. El origen de los inmigrantes sólo corresponde a los países de la región. El número de emigrantes incluye a los Estados Unidos como país de destino.

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

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CUadro 2La pea y profesionales, técnicos y afines nacidos en América Latina (Desglosado por países de presencia, censos de 1990)

País Año Población económicamente

activa (pea)

Profesionales, técnicos y afines (pta)

% pta/pea

Argentina 1991 497,684 26,230 5.3Bolivia 1992 18,757 3,292 17.6Brasil 1991 64,679 15,081 23.3Chile 1992 17,913 4,267 23.8Colombia 1993 17,045 … …Ecuador 1990 24,962 3,627 14.5El Salvador 1992 6,515 1,260 19.3Guatemala 1994 11,592 1,541 13.3México 1990 33,997 7,004 20.6Nicaragua 1995 6,052 1,450 24.0Panamá 1990 15,072 2,187 14.5Paraguay 1992 75,997 1,761 2.3Perú 1993 8,258 2,278 27.6Uruguay 1995 19,056 1,938 10.2Venezuela 1990 405,107 27,481 6.8Total 1’222,686 99,397 8.1

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

CUadro 3La pea y profesionales, técnicos y afines nacidos en América Latina (Desglosado por países de presencia, censos de 2000)

País Año Poblacióneconómicamente

activa (pea)

Profesionales,técnicos y afines

afines (pta)

%pta/pea

Bolivia 2001 26,559 6,624 24.94Brasil 2000 78,795 27,299 34.65Chile 2002 65,934 18,407 27.92Costa Rica 2000 139,908 15,718 11.23Ecuador 2001 40,179 6,308 15.70Honduras 2001 7,816 1,734 22.19México 2000 39,089 11,715 29.97Panamá 2001 26,144 4,801 18.36Paraguay 2002 91,361 11,863 12.98Venezuela 2001 478,576 59,294 12.39Total 994,361 163,763 16.47

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

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Globalizados, pero restringidos

GráfiCo 1La escolaridad elevada y ocupación calificada de

latinoamericanos y caribeños en eU

6

CUADRO 3La PEA y profesionales, técnicos y afines nacidos en América Latina

(Desglosado por países de presencia, censos de 2000) País Año Población Profesionales

,%

económicamente

técnicos y afines

PTA/PEA

activa (PEA) afines (PTA)Bolivia 2001 26,559 6,624 24.94 Brasil 2000 78,795 27,299 34.65 Chile 2002 65,934 18,407 27.92 Costa Rica 2000 139,908 15,718 11.23 Ecuador 2001 40,179 6,308 15.70 Honduras 2001 7,816 1,734 22.19 México 2000 39,089 11,715 29.97 Panamá 2001 26,144 4,801 18.36 Paraguay 2002 91,361 11,863 12.98 Venezuela 2001 478,576 59,294 12.39 Total 994,361 163,763 16.47

Fuente: Proyecto IMILA del CELADE. GRÁFICO 1

La escolaridad elevada y ocupación calificada de Latinoamericanos y caribeños en EU

Fuente: Proyecto IMILA del CELADE. GRÁFICO 2

La participación relativa de los PTA en la fuerza de trabajo migrante (1970, 1980 Y 1990)

0

100000

200000

300000

400000

500000

600000

700000

800000

900000

1000000

13 y más años de escolaridad Profesionales, técnicos y afines

5% de la fuerza de trabajo inmigrante

21% de la población de 25 y más años inmigrante

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

GráfiCo 2La participación relativa de los pta en la fuerza de trabajo

migrante (1970, 1980 y 1990)

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

7

Fuente: Proyecto IMILA del CELADE. @SUBTITULO = La migración calificada en el contexto del desarrollo: razonamientos ortodoxos y emergentes Las interrelaciones de la migración y el desarrollo son uno de los temas de mayor debate en la investigación, las políticas y foros internacionales sobre migración. Hay un sesgo ya adelantado por varios autores: the unsettled relationship (relación no establecida) y las doscaras de una misma moneda, con lo que se ha querido hacer nítido un mensaje: las especificidades históricas con que se presentan estas interrelaciones. Este es el debate ortodoxo sobre migración. Debe reconocerse que las visiones y debates más influyentes sobre el desarrollo social y económico han incorporado marginalmente a la migración internacional, como una variable residual. Lo mismo se extiende, en general, a las narraciones sobre la globalización contemporánea. Muchos estudios de migración, en cambio, sí incluyen de modo central al desarrollo, ya sea en sus versiones de expansión productiva e industrialización, de sostenibilidad ambiental o de desarrollo humano, con su énfasis en los derechos de las personas. También la investigación sobre migración recurre muy a menudo a las interpretaciones de la globalización. Esto está conduciendo a un debate emergente que si bien se complementa con el ortodoxo, se acerca más a las inquietudes que cabe reconocer para los países en desarrollo. Respecto a la ortodoxia de razonamientos sobre migración, esta sugiere frenos y estímulos entre la migración y el desarrollo. Con relación a las discusiones emergentes, se sugiere que la

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

América Latina y el Caribe

Estados Unidos

Las Américas

Porcentaje sobre la PEA migrante

1970 1980 1990

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La migración calificada en el contexto del desarrollo: razonamientos ortodoxos y emergentes

Las interrelaciones de la migración y el desarrollo son uno de los temas de mayor debate en la investigación, las políticas y foros internaciona-les sobre migración. Hay un sesgo ya adelantado por varios autores: the unsettled relationship (relación no establecida) y las dos caras de una misma moneda, con lo que se ha querido hacer nítido un mensaje: las especificida-des históricas con que se presentan estas interrelaciones. Este es el debate ortodoxo sobre migración.

Debe reconocerse que las visiones y debates más influyentes sobre el desarrollo social y económico han incorporado marginalmente a la migra-ción internacional, como una variable residual. Lo mismo se extiende, en general, a las narraciones sobre la globalización contemporánea. Muchos estudios de migración, en cambio, sí incluyen de modo central al desarro-llo, ya sea en sus versiones de expansión productiva e industrialización, de sostenibilidad ambiental o de desarrollo humano, con su énfasis en los derechos de las personas. También la investigación sobre migración recurre muy a menudo a las interpretaciones de la globalización. Esto está conduciendo a un debate emergente que si bien se complementa con el ortodoxo, se acerca más a las inquietudes que cabe reconocer para los países en desarrollo.

Respecto a la ortodoxia de razonamientos sobre migración, esta sugie-re frenos y estímulos entre la migración y el desarrollo. Con relación a las discusiones emergentes, se sugiere que la emigración de personas de alta calificación genera pérdidas, casi las mismas que tempranamente advirtie-ron algunos analistas latinoamericanos, pero que tienen que encararse con iniciativas realistas para las opciones del retorno apoyado institucional-mente y con programas de vinculación con los científicos emigrados.

Los razonamientos ortodoxos3

La migración frena el desarrollo

La argumentación central estriba en la pérdida de recursos calificados para los países en desarrollo, que es directa si se toma en cuenta el costo

3. Revisamos y seguimos las propuestas de Sutcliffe (1998).

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que sufragó la educación de las personas en el país de origen y el beneficio de dicha inversión para el de destino; sobre todo en el caso de una educa-ción financiada por el Estado, de una emigración permanente y de mag-nitudes sostenidas. Es la clásica lectura del brain drain, que claramente se basa en un enfoque de desarrollo nacional y no de bienestar personal, que supone que la retención de los potenciales migrantes redundaría en mayor desarrollo y que la emigración del personal calificado escaso por definición significa también una externalidad negativa por pérdida de liderazgo y capacidad de innovación, entre otros para la sociedad o para otras personas en el país de origen.

El desarrollo frena la migración

En esta idea se halla implícito que hay que frenar un problema con la solución de otro (es decir, este otro es solucionable). El desarrollo gene-rará más empleos, mejores salarios, más ciudadanía y más retención. En la voz de ortoxodos de este razonamiento, el libre comercio y la ayuda al desarrollo pueden ser pilares para alcanzarlo. Se reconocen dos cosas que complejizan este razonamiento: a) las primeras fases del desarrollo y la integración entre países de distinto nivel de desarrollo llevan a pro-vocar desajustes estructurales que provocarán más migración en el corto y mediano plazo; y b) la pobreza no es una causa directa de la migra-ción, al no haber correlación entre emigración y pobreza, y al reconocerse universalmente que los hogares pobres no participan intensamente en la movilidad. Hasta ahora no hay evidencia de que el desarrollo pueda alcan-zarse en el Tercer Mundo y de que las nuevas condiciones que se generen garanticen la retención de potenciales migrantes. Debería esperarse una heterogeneidad de situaciones de acuerdo con los destinos migratorios, la tradición migratoria —y las comunidades—, los escenarios demográ-ficos y los acuerdos de integración horizontales o asimétricos. Este razo-namiento involucra un uso instrumental del desarrollo para conseguir el objetivo buscado.

La migración fomenta el desarrollo

Empíricamente, tiene mucho apoyo esta tesis que enfatiza las externali-dades positivas del retorno, la válvula de escape y las remesas. La lectura es que la migración puede generar aumentos en el ingreso y ahorro de los emigrados, incrementa su experiencia y capacidades empresariales), alivia

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presiones sobre el empleo y los servicios sociales en las áreas de origen, incrementa las inversiones en ellas (por retorno o remesas). Lo menos que podría decirse es que por estas vías la migración alivia la pobreza de muchas familias y contribuye a paliar la regresividad de la distribución del ingreso entre países. Sobre la pobreza de las familias, no obstante, hay evidencias contrarias: es dudoso, en principio, que los pobres reci-ban remesas si participan menos en la movilidad. Sobre la distribución del ingreso, puede que comunidades enteras igualen su ingreso gracias a las remesas con otras, pero internamente se acentúen desigualdades. Un razonamiento de esta naturaleza puede instrumentalizar la migración.

El desarrollo fomenta la migración

El aumento de la escolaridad, de la disponibilidad tecnológica, de la parti-cipación social de las mujeres, de la urbanización, o en general, la presen-cia de síntomas de desarrollo y modernización, acelerarían la emigración, porque se ofrecen más recursos para las decisiones migratorias (finan-cieros, sociales, de información, de aspiraciones) y se legitiman cada vez más. Si el desarrollo es fuente de mayores libertades y respeto por los derechos humanos, lo consecuente es garantizar la libre movilidad de las personas entre países. Si el desarrollo es además marchar en la senda del crecimiento y la apertura económica, se plantea el dilema para los países desarrollados, pues verán aumentar la inmigración al tiempo que com-prometen su integración con los países en desarrollo. De allí que tem-pranamente este razonamiento general despertara interés por políticas restrictivas frente a la inmigración y hasta una reacción en contra del libre comercio en los países desarrollados: hay problemas éticos insoslayables.

Ninguno de estos razonamientos es aceptable por sí solo, pero sabe-mos que cada uno tiene exponentes y adeptos, y, además, se entrelazan porque exigen la especificidad histórica: éste es el caso de la migración calificada.

Los razonamientos emergentes

Hay que comenzar reconociendo que en muchos países de la región flo-rece la preocupación por extender y mejorar los vínculos con los emi-grados a través de la oferta asistencial de los servicios consulares de los países. No obstante, estas iniciativas aún están en fase de experimenta-ción y corren el riesgo de guardar muy escasa relación con iniciativas de

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desarrollo científico y afiliaciones a proyectos de desarrollo nacional. Lo relevante es que, a futuro, se puede aspirar a aquello. Algunos países de Asia han alcanzado logros importantes en estas materias y fueron capaces de agrupar a su diáspora científica: existen entonces precedentes para enfrentar las pérdidas, especialmente cuando se da prioridad al desarro-llo científico y tecnológico.

En el caso de la migración calificada en América Latina y el Caribe, esta sigue siendo un problema (el brain drain), que conviene precisar, destacar y abordar desde las políticas públicas por muchas y poderosas razones que hemos ido sistematizando en los últimos años:1. La idea de una apertura relativa desde los países desarrollados para

la llegada de inmigrantes calificados —la vieja selectividad—, no solo ha acarreado la existencia de fuentes de discriminación para otros segmentos más abundantes de la fuerza de trabajo migrante, sino que conlleva un drenaje de recursos humanos cuyo costo de formación siempre ha sido elevado y cuya necesidad no debiera despertar dudas; esta situación no sería tan negativa si efectivamente la selectividad estuviera orientada a la movilidad temporal y alentara el círculo vir-tuoso de la migración. Así, la percepción de que todos los países re-quieren aumentar su dotación de capital humano para incrementar su competitividad encuentra un escollo al verificar que la emigración no contribuye a su capitalización, sobre todo si se trata de especialidades afines a la innovación tecnológica en el campo de la informática, las estrategias empresariales, la medicina y la investigación en sectores altamente especializados. La emigración calificada viene en aumento no sólo por factores de expulsión, sino por las agresivas políticas y condiciones de los países industrializados que demandan altas espe-cializaciones, ofrecen niveles salariales y ambientes laborales imposi-bles de equiparar, y retienen a los mejores estudiantes.

2. El hecho es que la movilidad temporal desde los países desarrollados en el marco del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios —modo cuatro de suministro de servicios— tiene muchas limitaciones, cuya remoción pudiera contrarrestar pérdidas derivadas de la selec-tividad migratoria; pero hasta ahora la apertura es limitada. Se trata de restricciones cuantitativas y cualitativas de acceso al mercado y al trato nacional, expresadas en el establecimiento de cuotas y especia-lidades afines con base en permisos de trabajo. Pero especialmente, el Acuerdo multilateral, que entró en vigor en 1996 a partir de la Ronda de Uruguay, prevé que la movilidad de personas se supedita a

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la prestación de servicios y no se aplica al ingreso al mercado laboral, ni a derechos de ciudadanía y residencia; en esencia, busca favorecer la rotación de personal calificado intra-empresas.

3. En contraste con migrantes de otras regiones en desarrollo, entre los latinoamericanos parece existir una menor tendencia a participar en la movilidad temporal calificada, lo que antecede al Acuerdo citado. Del mismo modo, la migración de profesionales ha tenido frecuen-temente determinantes asociados al exilio; ello significa que la emi-gración es inseparable de la exclusión y la desigualdad interna que llevaron al desplome de las democracias. Al mismo tiempo, el retorno de profesionales no es infrecuente y suele tener alta representación entre la fuerza de trabajo retornada.

4. De todas formas, han habido muy pocas iniciativas de vinculación y de estímulo al retorno de emigrados calificados, cuyas valiosas expe-riencias han sido escasamente aprovechadas en la región e impiden la internalización de estrategias innovadoras en el campo de la ciencia, la tecnología y la inversión productiva. Las redes existentes han sido esporádicas, de trayectorias erráticas y no han contado con el apo-yo gubernamental sostenido, a pesar de haber sido concebidas como espacios únicos de encuentro entre las diásporas científicas y las co-munidades locales. No es exagerado afirmar que intereses políticos han supeditado este apoyo. Mientras la idea de la diáspora encuentra mayor aceptación entre comunidades de migrantes bien organizados, no es asumida todavía en el contexto de la ciencia y la investigación. Esta es una forma adicional de restricción a la migración.

5. La movilidad restringida constituye un escollo más en la reducción de asimetrías entre países, puesto que al inhibir la utilización de recur-sos abundantes para los países latinoamericanos (mano de obra de mediana y baja calificación) y drenar selectivamente el capital huma-no —mediante la migración sin retorno— de indiscutible necesidad, afecta las desigualdades internacionales de ingreso según la califica-ción. Esto significa que deberían haber demandas de los países en de-sarrollo que apunten a erradicar las distorsiones —limitaciones y res-tricciones de acceso al mercado y al trato nacional— de los acuerdos internacionales destinados a la movilidad de mano de obra calificada bajo modalidades temporales y que permitan la vinculación con sus comunidades de origen, así como, paralelamente, deberían negociar el aumento de cuotas para aquella fuerza de trabajo de menor califi-cación.

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Globalizados, pero restringidos

6. La selectividad hace rígidas las cuotas de admisión de profesiona-les, y se ha convertido en una expresión restrictiva de la migración que no se condice con la demanda laboral de los países receptores. Enfrentar estas restricciones que aplican los países desarrollados a la inmigración abarca también a la oferta de integración de los in-migrantes calificados. Las limitadas ofertas de ciudadanía para estos inmigrantes (fijación de cuotas de ingreso, reconocimientos parciales de calificaciones, acceso limitado a servicios sociales, discriminación según género) no sólo favorecen la irregularidad migratoria, sino que avivan el desperdicio educativo a través de la inserción laboral sobre calificada.

7. La migración calificada en la escala intraregional tiene presencia histórica, si bien poco puede rescatarse de buenas prácticas en, por ejemplo, los acuerdos andinos y mercosureños de integración subre-gional. Las distorsiones impuestas por los países desarrollados en el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios prevalecen, con dis-tintas limitaciones, entre varios países —el ejemplo del no reconoci-miento de algunas calificaciones.

Por último, el interés por estudiar la migración calificada en torno a los razonamientos emergentes reside en su plena inserción en la complejidad de la migración contemporánea, como se puede concluir de los antece-dentes señalados. En tal sentido, es importante que las iniciativas de diá-logo sobre migración —tanto en ejecución desde hace algunos años en la región, como la Comisión Mundial sobre Migración y la Iniciativa de Berna— le den el espacio que merece por su importancia para los países en desarrollo.

La migración calificada, el brain drain y sus derivaciones

Actualmente se puede reconocer que la migración calificada (skilled migration) tiene varias expresiones. Sin embargo, esta mención genérica es extraordinariamente desafiante: ¿significa hacer neutro este fenó-meno?; ¿quiénes son los calificados?; ¿existe el llamado mercado global de recursos humanos calificados, en el que participarían desde los inge-nieros altamente especializados hasta los futbolistas? (Castells, 1999); y ¿están en mejor pie los recursos humanos calificados para participar en la movilidad internacional de factores, habida cuenta de las cláusulas de los

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acuerdos de comercio y servicios en general? Parte de estas inquietudes, más bien académicas, ya hemos ido adelantando y respondiendo en este documento. Pero conviene puntualizar algunas cosas.

La migración calificada representa un objeto de estudio sobre el cual se ha problematizado mucho. La más clásica problematización es la del brain drain, que emergió con fuerza en los años sesenta y setenta en la discusión académica y en la arena de los organismos internacionales. En los países de la región, la preocupación por la emigración de recursos humanos siempre ha estado signada por la idea de las pérdidas y no es extraño asociar el brain drain con un grave problema. Más allá de los lugares comunes, se hace necesario aproximarse a la búsqueda de expli-cación del fenómeno.

En sus orígenes, el brain drain se acuñó para describir esa situación de pérdidas, pero referida a algunos países desarrollados: como lo señala Pe-llegrino (2001), la expresión surgió en los años cincuenta para denominar a la pérdida de médicos que experimentaba el Reino Unido en favor de los Estados Unidos, y posteriormente se adoptó en los países en desarro-llo; en cierto modo se popularizó en las ciencias sociales.

A riesgo de ser reiterativos, diversos elementos concurren para la vi-gencia del problema del brain drain:1. La percepción de que todos los países requieren aumentar su dotación

de capital humano para incrementar su competitividad, tratándose de recursos escasos —costosos para crearlos y valiosos socialmente— y afines a la innovación tecnológica en el campo de la informática, es-trategias empresariales, medicina e investigación en sectores alta-mente especializados.

2. La percepción de que la emigración calificada viene en aumento no sólo por factores de expulsión, sino por las agresivas políticas de los países industrializados, que demandan altas especializaciones —léase las mismas recién nombradas— y las condiciones salariales y labora-les imposibles de equiparar en la región, lo que conduce a sostener que en ella las personas de mayor capacidad son difíciles de retener y de atraer.

3. La percepción de su mayor intensidad cuando los movimientos de refugiados —que incluyen a grupos heterogéneos— dejan de tener gravitación, como acontece en la mayoría de países de la región; es decir, cuando se percibe su invisibilidad momentánea —el exilio polí-tico de sectores intelectuales latinoamericanos ha sido una constante en los últimos cincuenta años.

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Muchas de estas observaciones son enteramente válidas para los países de América Latina y el Caribe, y mantienen importantes especificidades con la realidad observada en países de Asia y África. Lo que distingue a la región es el contexto en que se está dando esta migración.

La región subutiliza sus recursos humanos

Existen evidencias de la subutilización de los recursos humanos califi-cados, dada la escasa absorción laboral, que no es consecuente con las tendencias de rápida generación de oferta de personas con formaciones profesionales y técnicas —muy por encima de la fuerza de trabajo no calificada y especialmente elevada entre las mujeres—. La subutilización (y bajas retribuciones) deriva de la inactividad involuntaria, el desempleo abierto, el subempleo, la desalarización y la terciarización, que han sido bien documentados en los estudios de Cepal. En ellos también se muestra que la fuerza de trabajo calificada continúa siendo inferior a 20% del total en la mayoría de países, con lo que el retraso educativo y de forma-ción de recursos calificados acumulado desde décadas pasadas persiste a pesar de su intensa generación reciente y, en consecuencia, la región se encuentra con fuertes desventajas frente a las exigencias de la economía internacional y rezagos sociales manifiestos que harán que la mayoría de trabajadores obtenga ingresos insuficientes para evitar la pobreza y la vul-nerabilidad ante los ciclos recesivos (Cepal, 2002b).4 En síntesis, hay una baja disponibilidad de recursos humanos calificados y una escasa absor-ción a pesar de su elevada generación, que se acompaña de formas de subutilización.

El contexto descrito induce a pensar en lo difícil que es retener a emigrantes potenciales, dejando de lado, por supuesto, cualquier intento de conculcación de derechos individuales. Es que el tema de la reten-ción ha sido, a nuestro juicio, uno de los expedientes más utilizados para oponerse a las pérdidas de la emigración calificada. En realidad, se trató casi siempre de medidas operativas que tuvieron resultados dudosos, y fueron controvertidas por la amenaza a los derechos individuales. Hoy parecen menos realistas aun si se conciben como parte de políticas públi-cas. La retención de estos tiempos debiera consagrar la materialización

4. En la década de 1990 la expansión del número de personas con formación profesional universi-taria o técnica superó con creces “más que duplicó” a la población que no logró dichos niveles de calificación. Véase Cepal (2002b: 69).

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del derecho de permanecer en el país de origen: más democracia, más trabajo, más ciudadanía. Al mismo tiempo, tiene que reconocerse que la aspiración de muchos jóvenes, por decirlo de algún modo, es estudiar en el extranjero.

Los estudios en el extranjero

Respecto a este punto, pensamos que al evaluar las consecuencias de la emigración calificada se suele discutir en ocasiones acerca del lugar en que fueron obtenidos los niveles de posgrado o de estudios avanzados, pues lo que se asume es que si se trata del extranjero los costos serían aminorados para el país de origen cuando se asumen individualmente. Esto no parece prudente evaluar, ya que interpone una heterogeneidad de situaciones y tiende a excluir un debate más profundo, que es cómo favorecer el retorno de todos los estudiantes que lo deseen y su efectivo aprovechamiento.

Existe, en casi todos los países de la región, una valoración elevada sobre la necesidad o deseabilidad de realizar estudios de posgrado entre los estudiantes, y las preferencias por realizarlos en el exterior son muy frecuentes, ya que las posibilidades de satisfacer demandas del mercado laboral parecen garantizarse en mayor grado con un nivel avanzado ob-tenido en un país desarrollado, y se menciona un sinnúmero de razones asociadas a la multiculturalidad, la centralidad del saber, el prestigio, po-tencialidades para la equidad de género, entre otras. Además, aunque no se puede generalizar, las diferencias de ingresos esperados pueden ser importantes según de dónde provengan los estudiantes; si a ello se suma la ampliación de la oferta educativa (un ejemplo emblemático es España) y la reducción de costos de los estudios, se explica por el aumento de las preferencias por estudiar en el extranjero, tendencia solamente matizada por la densificación de los convenios e intercambios entre universidades extranjeras y nacionales, en un caso, y potencialmente encarada por la creciente oferta de estudios a distancia, en otro caso.

Tanto por estrategias obligadas de los centros académicos como por decisiones individuales y gracias a un marco normativo flexible, hay fa-cilidades para quedarse en el exterior después de estudiar afuera. Lema (2000) destaca que en los Estados Unidos —el principal país de destino de los jóvenes que estudian posgrados de la región— casi tres cuartas par-tes de los estudiantes extranjeros de doctorados permanece en dicho país, luego de que tal porcentaje alcanzara a la mitad a comienzos de la década

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de 1970. De otro lado, en España, la legislación autoriza la compatibili-dad entre el estudio y el otorgamiento de permisos de trabajo adaptados al ciclo lectivo, si bien, siguiendo la lógica restrictiva, bajo ciertas condi-ciones, cuando éstas no se cumplen, los estudiantes ingresan al mercado informal, corolario de esa lógica.

Por último, está muy olvidada la dimensión de género en estas proble-máticas. En ambientes laborales y culturales igualitarios, que promueven mayores cuotas de participación de mujeres —sobre todo solteras y con conocimientos de idiomas extranjeros—, el atractivo para quedarse pue-de ser fuerte para ellas, como lo sugieren algunos testimonios que, cada cierto tiempo, presenta la prensa o aparecen en la web.

Ante estas condiciones, los estudiantes encuentran muchas motiva-ciones para no retornar y con ello los estudios de posgrado se convier-ten en una puerta para la emigración, que se suma a las condiciones que afectan al mercado laboral regional. La elección del destino, un país de-sarrollado, con todo, no es indistinta y resulta de una combinación de expectativas individuales, facilidades idiomáticas, afinidades culturales y motivaciones académicas, factores que se materializan por medio de los circuitos establecidos entre instituciones académicas.

En rigor, estamos revisitando la hipótesis de Susana Torrado de que los programas de educación en el extranjero son uno de los principales factores intervinientes de la migración calificada, mientras las políticas de inmigración de los países industrializados constituirían el principal factor regulador de la emigración.

Estos antecedentes sugieren que la emigración calificada no puede ser vista de modo indiferente en la región, pues es un proceso que va a continuar y que tradicionalmente no ha contado con asistencia al retorno en el marco de políticas públicas. Un proceso que, objetivamente, dispo-ne de mínimos apoyos para la vinculación, el regreso de los estudiantes y, además, para el retorno transitorio de los profesionales, una modalidad inherente a la vinculación.

Las derivaciones del ‘brain drain’

Desde la literatura anglosajona se ha dejado ver que el brain drain coexistiría con la circulación (transitoriedad), la ganancia (retorno con habilidades) y el intercambio de cerebros (en línea y no necesariamente implicando un desplazamiento físico) (brain circulation, brain gain y brain exchange). La idea central en estas propuestas es que las pérdidas debidas

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a la emigración se podrían superar o compensar haciendo énfasis en estas alternativas, susceptibles además de ser objeto de políticas compartidas entre los países (recuadro 1). Para los países en desarrollo estas propues-tas llevarían a convertir a los migrantes en nexos entre las redes locales y las redes globales de desarrollo científico y tecnológico, en agentes indi-viduales o grupales de transferencia de conocimiento y de tecnología. Las principales evidencias están dadas para países asiáticos, donde la movili-dad se ha diversificado de manera visible y las clases medias migrantes son una realidad creciente. El mensaje central es que la migración calificada puede no ser una situación negativa para la sociedad. Éste parece tener fuertes componentes voluntaristas y alinearse muy cerca del optimismo, que como hemos visto, no es impensable, pero exige muchos requisitos.

GráfiCo 3América Latina: recursos humanos con calificaciones

y técnicas en zonas urbanas, circa, 1999 (18 países)

14

(18 países) Fuente: CEPAL (2002b).

13%

5%

8 2%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

Inactivos Desocupados Ocupados

Varios autores han propuesto nuevos conceptos que separan la asociación negativa de la migración calificada. El brain drain no se consideraría como un factor de empobrecimiento y pérdida definitiva, sino que coexistiría como una fuente de desarrollo y ventaja potencial. Algunas de las denominaciones son las siguientes:

Brain circulation

Cross y Waldinger (1997) apuntan que en la actualidad muchos migrantes de alto nivel de capacitación —numéricamente de importancia creciente— son transitorios y retornan a su país después de una estadía breve, o van a otro lugar dentro del circuito internacional. En número, ellos son de importancia creciente. Brooks y Ruthizer (2000), en su estudio sobre migración temporal calificada (visas H-1B) en Estados Unidos, encuentran una serie de beneficios para el país receptor. Entre ellos se menciona que los profesionales transitorios ofrecen la ventaja de permitir a los empresarios satisfacer necesidades inmediatas de trabajo. Los contratos pueden ser por pocos meses o incluso semanas (en contraste, tomaría cuatro años o más calificar a un obrero permanente). La magnitud de las contribuciones de los migrantes en las áreas de las tecnologías de información crea riqueza y aumentos en el tamaño de la economía nacional, lo que se expresa, además, en la creación de empresas. Las compañías multinacionales deben aprovechar habilidades y talentos de profesionales extranjeros para trabajar en proyectos transnacionales que satisfagan las necesidades de clientes globales. A pesar de la ausencia de evidencias que muestren que estos migrantes reciben salarios inferiores a los del mercado, los críticos persisten en defender la idea de que obtienen menores remuneraciones y que ejercerían una presión al descenso de los salarios.

Brain gain

En muchas partes del mundo el desarrollo de Internet parece acompañar el retorno de migrantes calificados y convencer a jóvenes graduados a no emigrar. En algunos casos, la razón detrás de este retorno es económica: profesionales que han triunfado en Silicon Valley encuentran que su dinero puede ser rentable en el largo plazo desde su país de origen por la vía de la creación de negocios en la red. Para otros, desarrollar la red para sus compatriotas es casi un deber. También hay quienes piensan que es la oportunidad para ser un pez más grande en un estanque más pequeño. Las habilidades y el espíritu empresarial importados por los retornados tendrían efectos positivos mediante la creación e inversión en negocios. Quienes retornan a sus países no sólo generan empleos, sino también colaboran en capacitar a futuras generaciones para así asegurar la continuidad en oferta de mano de obra competente para sus empresas (Pappas, et al., 2000).

Brain exchange

Williams (2000) establece que una nueva dimensión importante de la revolución de las tecnologías de información y comunicaciones es la posibilidad de ofrecer contacto profesional y desarrollo profesional sin requerir el desplazamiento de las personas. La retención en el país de especialistas de alto nivel será probablemente más fácil si los países en desarrollo pueden acceder a bases de datos desde cualquier parte del mundo y tener contacto electrónico inmediato con colegas del extranjero. En términos del mercado laboral doméstico, estas tecnologías prometen capacitación a distancia, especialmente a profesionales médicos y de la educación. En una economía global, las tecnologías de información están produciendo una forma de migración que agrega una nueva dimensión a la división internacional de trabajo. Aneesh (2000) sostiene que mientras la práctica del flujo de trabajo en línea implica migración de habilidades, pero no de personas, la migración física implica migración de personas y de habilidades. Establece que el estudio de este tipo de actividad no debe considerarse dentro de la literatura tradicional sobre migración, por las siguientes razones: primero, el trabajo en línea implica un contacto directo y físico pero limitado, con corporaciones en el país receptor; segundo, el trabajo en línea no debe entenderse como transnacional, ya que tiene lugar dentro de los límites de las naciones; tercero, los trabajadores en línea están regulados por las legislaciones laborales,

Fuente: Cepal (2002b).

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reCUadro 1Los nuevos conceptos de la migración calificada

Varios autores han propuesto nuevos conceptos que separan la asociación negativa de la mi-gración calificada. El brain drain no se consideraría como un factor de empobrecimiento y pér-dida definitiva, sino que coexistiría como una fuente de desarrollo y ventaja potencial. Algunas de las denominaciones son las siguientes:

Brain circulation

Cross y Waldinger (1997) apuntan que en la actualidad muchos migrantes de alto nivel de ca-pacitación —numéricamente de importancia creciente— son transitorios y retornan a su país después de una estadía breve, o van a otro lugar dentro del circuito internacional. En número, ellos son de importancia creciente. Brooks y Ruthizer (2000), en su estudio sobre migración tem-poral calificada (visas H-1B) en Estados Unidos, encuentran una serie de beneficios para el país receptor. Entre ellos se menciona que los profesionales transitorios ofrecen la ventaja de permitir a los empresarios satisfacer necesidades inmediatas de trabajo. Los contratos pueden ser por pocos meses o incluso semanas (en contraste, tomaría cuatro años o más calificar a un obrero permanente). La magnitud de las contribuciones de los migrantes en las áreas de las tecnologías de información crea riqueza y aumentos en el tamaño de la economía nacional, lo que se ex-presa, además, en la creación de empresas. Las compañías multinacionales deben aprovechar habilidades y talentos de profesionales extranjeros para trabajar en proyectos transnacionales que satisfagan las necesidades de clientes globales. A pesar de la ausencia de evidencias que muestren que estos migrantes reciben salarios inferiores a los del mercado, los críticos persisten en defender la idea de que obtienen menores remuneraciones y que ejercerían una presión al descenso de los salarios.

Brain gain

En muchas partes del mundo el desarrollo de Internet parece acompañar el retorno de migrantes calificados y convencer a jóvenes graduados a no emigrar. En algunos casos, la razón detrás de este retorno es económica: profesionales que han triunfado en Silicon Valley encuentran que su dinero puede ser rentable en el largo plazo desde su país de origen por la vía de la creación de negocios en la red. Para otros, desarrollar la red para sus compatriotas es casi un deber. También hay quienes piensan que es la oportunidad para ser un pez más grande en un estanque más pequeño. Las habilidades y el espíritu empresarial importados por los retornados tendrían efectos positivos mediante la creación e inversión en negocios. Quienes retornan a sus países no sólo generan empleos, sino también colaboran en capacitar a futuras generaciones para así asegurar la continuidad en oferta de mano de obra competente para sus empresas (Pappas, et al., 2000).

Brain exchange

Williams (2000) establece que una nueva dimensión importante de la revolución de las tec-nologías de información y comunicaciones es la posibilidad de ofrecer contacto profesional y desarrollo profesional sin requerir el desplazamiento de las personas. La retención en el país de especialistas de alto nivel será probablemente más fácil si los países en desarrollo pueden acceder a bases de datos desde cualquier parte del mundo y tener contacto electrónico inmedi-ato con colegas del extranjero. En términos del mercado laboral doméstico, estas tecnologías prometen capacitación a distancia, especialmente a profesionales médicos y de la educación. En una economía global, las tecnologías de información están produciendo una forma de migración que agrega una nueva dimensión a la división internacional de trabajo. Aneesh (2000) sostiene que mientras la práctica del flujo de trabajo en línea implica migración de habilidades, pero no

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Fuente: extraído de Pellegrino y Martínez (2001).

El aporte latinoamericano y el éxodo intelectual: una breve revisita

Ahora que se insinúa un escenario conceptual renovado, es interesante destacar que desde América Latina la preocupación por el tema de la migración calificada ha sido fructífera y se particularizó hace varias déca-das en la noción del éxodo intelectual. Los estudios giraron en dos grandes visiones: el nivel individual y el nivel estructural, muy enraizadas en la investigación social de la región, y se buscó responder a una situación empírica: el auge de la emigración de científicos al mundo industriali-zado. Hoy está de vuelta, aunque con algunos cambios importantes. El legado latinoamericano es de discusiones, de propuestas reflexivas y de síntesis y críticas de enfoques generales, y a él queremos referirnos breve-mente, tratando de mostrar la vigencia de algunos postulados.

Como destaca Pellegrino (2001), el tema tuvo un impulso original en el medio académico argentino desde comienzos de la década de 1960. En-tre los autores más reconocidos está Enrique Oteiza y sus trabajos sobre la emigración de profesionales, técnicos y obreros especializados argen-tinos —cuyos datos los adquirió directamente del entonces servicio de inmigración de los Estados Unidos—. A ellos se sumaron otros trabajos sobre la emigración de médicos. Luego el tema alcanzó a Uruguay (Fil-gueira, 1976), Chile, Colombia y Venezuela, y al contexto regional, con los trabajos de Susana Torrado.

En los ochenta hubo un período de oscuridad en la producción de conocimiento y en el debate, en parte debido a las convulsiones sociopo-

de personas, la migración física implica migración de personas y de habilidades. Establece que el estudio de este tipo de actividad no debe considerarse dentro de la literatura tradicional sobre migración, por las siguientes razones: primero, el trabajo en línea implica un contacto directo y físico pero limitado, con corporaciones en el país receptor; segundo, el trabajo en línea no debe entenderse como transnacional, ya que tiene lugar dentro de los límites de las naciones; tercero, los trabajadores en línea están regulados por las legislaciones laborales, impuestos y prácticas laborales generales de su país. Sin embargo, ellos traspasan las barreras nacionales llenando necesidades de empleo en sectores del otro país, al igual que los trabajadores inmigrantes. Para Aneesh (2000), se migra sin la migración, un fenómeno que correspondería a migración virtual.

Ninguna de estas propuestas conceptuales es excluyente y puede reconocerse la coexistencia del brain drain con las nuevas formas de movilidad. Esto se verifica en la elevación de las cuo-tas de inmigración calificada y las mayores facilidades para obtener visas, junto a la oferta de beneficios salariales, opciones accionarias, exenciones de impuestos e incentivos comerciales a profesionales de alta tecnología.

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líticas en varios países y la censura impuesta a los académicos, y también a causa de una transición de las economías industrializadas en sus estra-tegias de captación de talentos. En los noventa, los estudios de Adela Pellegrino son tal vez los más importantes y fecundos, orientando muchas preocupaciones y realizando aportes decisivos que rescatamos en este trabajo.

Oteiza (1971) formuló su hipótesis del diferencial de preferencia, idea germinal que emplearon posteriormente muchos investigadores y que se descompone en varios factores. Los diferenciales son ventajas en favor del país de destino y ayudan a comprender algunas causas importantes de los flujos migratorios de alta calificación. Los principales factores cuya diferencia se considera significativa de acuerdo con los resultados de su trabajo son: a) el diferencial de ingreso; b) el diferencial de apoyo logís-tico —lo que alude a los medios y ambientes disponibles para realizar la tarea profesional—; c) el diferencial de reconocimiento profesional —se refiere al reconocimiento y prestigio del trabajo intelectual o profesional, tesis que él ha mantenido y que parece adoptar vigencia—; y d) un factor residual que incluye diferencias en la situación de estabilidad política, de-sarrollo universitario, nivel de represión o discriminación ideológica. En una prolífica sucesión de trabajos aplica este modelo a diferentes grupos de profesionales que integraban corrientes de emigración desde Argenti-na a Estados Unidos (Pellegrino, 2001). Nos preguntamos, ¿cuán actuales continúan siendo algunos de sus postulados?

Los trabajos de Filgueira (1976) exploraron en una faceta más pros-pectiva, pues se interesó en el estudio de la predisposición migratoria de los egresados profesionales de Uruguay, por lo que centró su análisis en un nivel estructural —relaciones internacionales y la posición que ocupa cada país en el sistema internacional— y en la estructura interna de cada país, especialmente en la esfera ocupacional. El desajuste o crecimiento asincrónico entre el desarrollo de la educación y la estructura ocupacio-nal genera tensión estructural y la migración de personal calificado se estableció desde contextos de mayor tensión estructural a otros de menor tensión. Filgueira presentó evidencias de que no es el grado de desarrollo de la sociedad lo que parece más relevante para la emigración, sino algu-nas características del grado de tensión estructural por educación, por lo que la emigración de personal calificado no se dirige siempre, ni predo-minantemente, hacia los países más desarrollados. La emigración sería una opción individual de respuesta a esta tensión (Pellegrino, 2001).

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Muchos otros trabajos versaron sobre las motivaciones individuales de la migración. Una síntesis y cuestionamiento al análisis de las motivaciones individuales y su necesaria vinculación con los factores estructurales, fue la propuesta de Torrado (1980 y 1982), quien reconoció que las decisiones son individuales pero no ocurren de manera aislada y que muchos factores individuales son en realidad estructurales: de atracción y de expulsión. Así mismo, estableció que los programas de educación en el extranjero son considerados como uno de los principales factores intervinientes (véase la discusión que antes esbozamos sobre este punto en la actualidad), mientras las políticas de inmigración de los países industrializados constituirían el principal factor regulador de la emigración. La utilidad del análisis de las motivaciones individuales fue, en su momento, reconocida, al incorporarse a las consideraciones estructurales, brindando de este modo (según Torra-do) una mejor comprensión y explicación de diversos fenómenos y para las proposiciones de políticas.

Con vinculaciones al enfoque histórico-estructural, dominante en la investigación social de América Latina en la década de los setenta, el éxodo intelectual es concebido como una manifestación particular del desarro-llo capitalista dependiente, coincidiendo con el incremento de la inversión extranjera y con la creciente modernización económica y social, procesos que serían los condicionantes histórico-estructurales básicos del fenóme-no. La modernización, al afectar a los sistemas educativos superiores, habría llevado a la producción de científicos, profesionales y técnicos con calificaciones asimilables a las de los países industrializados, mediante el aumento en importancia de las carreras científicas y técnicas, del ajuste a los requerimientos del sector moderno y de la estrecha vinculación con los centros de producción científica del mundo industrializado. Este proyecto modernizador no habría logrado compatibilizar el gran número de recursos formados con los exigidos por el ritmo de desarrollo económico, dadas las fuertes presiones internas por educación superior. Ante la imposibilidad de absorción por parte del mercado interno y de la oferta de condiciones de desempeño en los países industrializados, se estaría en presencia de un éxodo intelectual cuyas magnitudes dependerían de la actitud de éstos en materia de inmigración, que en la década de los sesenta habría sido amplia-mente favorable a ella. De este modo se habría originado la situación de éxodo en América Latina.

Un elemento clave en el análisis del problema es la existencia de un mercado internacional del trabajo científico, el que regularía, entre otras cosas, las capacidades requeridas para un óptimo desarrollo profesional

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y al que se integrarían los países dependientes por la vía de la producción de sus graduados según las exigencias de la tecnología importada y del entrenamiento de ellos en los países industrializados. Conviene puntuali-zar entonces que la conceptualización de los determinantes estructurales coloca el problema del éxodo intelectual en términos de las desiguales relaciones económicas entre el mundo industrializado y los países depen-dientes.

Los trabajos de síntesis que desarrolló Torrado fueron reveladores y estimularon nuevos esfuerzos de investigación. En sus propuestas destacó que las consecuencias del éxodo intelectual debían ser también estudiadas en profundidad y para ello revisó las dos grandes líneas interpretativas: la economía neoclásica y el denominado mercado internacional de personal calificado. La primera dio origen a dos modelos básicos: el modelo inter-nacionalista y el modelo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UnCtad, 1975). El modelo internacionalista de gran difusión en la década de los sesenta sostiene que la migración de mano de obra calificada, a nivel mundial, es sencillamente circulación internacional de capital humano, en el marco de la libre asignación de re-cursos. En este modelo, los costos para el país de origen se evalúan en tér-minos del bienestar individual de los migrantes, los que se traducirían en beneficio colectivo, pues la migración sería la transferencia de un exceso, representando así una válvula de escape ante situaciones de desempleo. El beneficio colectivo estaría dado por la operación de mecanismos como el envío de remesas, la influencia en el país receptor por parte del país de origen o el asesoramiento profesional que podrían brindar los emigrantes a su país. Cabe la pregunta: ¿hasta dónde este modelo tiene como exten-siones a las nuevas interpretaciones alternativas al brain drain?

El modelo desarrollado por la Secretaría de UnCtad en la década de los setenta situó el éxodo en el contexto de la transferencia internacional de recursos, con el propósito de sustentar la demanda de compensaciones por parte de los países de emigración. La transferencia de conocimiento y capital humano hacia países desarrollados constituye una transferencia inversa de tecnología, enfoque que representó un aporte significativo a la conceptualización del éxodo intelectual. Como apuntaba Torrado (1982), las pérdidas serían cuantificables por medio del ingreso de los emigrantes en el país receptor con el fin de tomar acciones para atenuar o compensar las pérdidas de recursos productivos mediante la modificación del sis-tema internacional de balanzas de pagos. Las objeciones a este modelo se fundamentaron en la visión parcial de solución al problema y la omi-

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sión de los determinantes de la migración, desconociéndose una probable consolidación del proceso.

Con la experiencia que dicta el tiempo transcurrido, las recomenda-ciones e iniciativas de política no podían ser tan claras y evidentes, ni uní-vocas, especialmente en cuanto a las compensaciones, pero se centraron en dos aspectos: la retención y el retorno de talentos. Más allá de una des-cripción de las iniciativas, lo cierto es que ambas alternativas no tuvieron resultados mayores y hasta fueron objeto de críticas por sus cuestionables instrumentos y estrechos horizontes —por los problemas de exigencia de impuestos, reinserción poco asistida, entre tantas otras, que muy poco tu-vieron relación con el ejercicio de derechos ciudadanos y la dinámica de los mercados laborales.

¿Las compensaciones?

Existe la idea en algunos círculos de opinión de que las pérdidas, debida-mente cuantificadas, debieran dar origen a demandas de compensaciones a los países de origen de los migrantes. Esta propuesta sugiere la necesi-dad de evaluar el balance resultante de los costos de educación —según las carreras y especialidades—, las tributaciones, las remesas, entre otros, para establecer la pérdida neta. Pensamos que hay que guardar cautela con estas iniciativas.

Los trabajos de síntesis que hemos descrito muestran que la transfe-rencia inversa de tecnología no llegó a materializar propuestas de modifi-cación del sistema internacional de balanzas de pagos. La experiencia in-dica que las recomendaciones e iniciativas de política tendrían que llevarse a las iniciativas de diálogo sobre migración internacional e interpelar a las negociaciones y rondas de la Organización Mundial de Comercio; parece improbable que la institución asuma esta última tarea sin un consenso en-tre los propios países en desarrollo.

Los planteamientos recientes

Los planteamientos y síntesis más recientes han sido realizados funda-mentalmente por Adela Pellegrino de la Universidad de la República, Uruguay, con el apoyo de diversos colaboradores. En medio de lugares comunes y percepciones del pasado, y con mucha expresión mediática, el tema recobra presencia en el ámbito académico y en el discurso político

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regional, pues se asume la importancia del conocimiento como insumo básico para el desarrollo y el consiguiente objetivo declarado por parte de los gobiernos en el sentido de consolidar sectores fuertes en ciencia y tecnología, es decir, la necesidad de contar con masas críticas de conoci-miento.

Sin embargo, el tema está lejos de comprenderse por su gran comple-jidad. Estas brechas entre la percepción y el conocimiento, y entre éste y la acción, que se conocieron también en décadas pasadas, son un escollo para que los países asuman la firme adopción de políticas activas, reco-nociendo que no es posible ni conveniente erradicar la migración en un mundo de grandes asimetrías, donde las economías se abren, los países de la región abogan por la libertad de circulación de las personas y existen factores que no propenden al transnacionalismo.

Como destaca Pellegrino en sus trabajos, el éxito alcanzado por los países del sudeste asiático en el crecimiento económico y en el desarrollo científico y tecnológico los convirtió en un modelo de políticas orientadas a consolidar esas masas críticas de personal altamente calificado.

Corea del Sur fue un ejemplo de éxito de las políticas de retorno: los ingenieros y científicos emigrados retornaron en virtud de mejoras sensibles en la economía, aunque a su vez debido a una fuerte política de estímulo y de protección a los recursos altamente calificados impulsada desde el Estado y desde el sector privado, que también desempeñó un papel fundamental en el reclutamiento de personas que residían fuera del país. Por otra parte, el fin del mundo socialista desató un intenso movi-miento de recursos calificados desde esos países hacia Europa occidental y América del Norte, estimulando la preocupación por las diásporas cien-tíficas como objeto de análisis y de desarrollo de políticas.

De una visión negativa o de pérdida, se ha querido sugerir que es posible reivindicar los aspectos positivos de la movilidad, no sólo para los individuos, sino para las sociedades, en la medida que para los países en desarrollo las migraciones circulares o pendulares, con retornos tran-sitorios de los migrantes, contribuyan a la consolidación de los merca-dos de trabajos locales y a su desarrollo. Desde esta perspectiva se busca transformar el brain drain en brain gain, según el brain exchange y el brain circulation.

La noción de pertenencia a más de un territorio o comunidad y el des-plazamiento de individuos que establecen vínculos de toda índole entre esos territorios llevó rápidamente a la idea de un espacio de vida transna-cional en el que transcurre su experiencia migratoria. Los primeros estu-

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dios han mostrado que entre este tipo de migrantes contemporáneos existe una voluntad de retorno transitorio y de vinculación mucho mayor que en aquellos que se han integrado de manera más estable al país de recepción. Así se ha resucitado el concepto de diáspora, que fue utilizado original-mente para identificar a la diáspora judía y se ha extendido a todas aquellas comunidades que tienen una población diseminada en diferentes regiones del mundo y que mantienen vínculos y lazos de identidad entre sí, comu-nidades que en el caso de personas de alta calificación serían estratégicas para los países de origen —en la diáspora las personas sienten, mantienen, inventan o reviven una conexión con una tierra de origen.

La identificación de los integrantes de la diáspora con los proyectos de su país de origen permitiría estimular el desarrollo científico o econó-mico mediante la cooperación a distancia o los traslados periódicos. Ésta es la apuesta que se trabajará en los próximos años y de allí el interés por la vinculación, que no representa la exigencia de retornos físicos ni re-tenciones forzadas. La idea es aceptada, en general, en América Latina, según numerosas evidencias; entre ellas, la creación y el apoyo a redes de migrantes científicos y profesionales. ¿Cuáles son las perspectivas?

Las perspectivas de políticas

Con sentido realista, todo hace pensar que una genuina retención es difí-cil en la región, si se tiene en cuenta las estrecheces para el ejercicio de la ciudadanía y las asincronías de los mercados laborales —desempleo, subempleo, inactividad involuntaria, desalarización y terciarización— con respecto a la dinámica de la oferta profesional. La inestabilidad política de hace algunos años parece extenderse hoy a los planos sociales y eco-nómicos, y la recuperación de las formas democráticas de convivencia es muy frágil en varios países, por lo que esta incertidumbre no sólo se relaciona con el escenario internacional y las fuerzas de la demanda, sino que encuentra fundamento en la realidad de América Latina y el Caribe. Ciertamente que las crisis recurrentes, la precarización del empleo y la desigualdad permanente en cada país, no favorecen la absorción de los nuevos egresados ni garantizan prioridades frente a las actividades de ciencia y tecnología —esto contradice la hipótesis de que condiciones de distribución del ingreso más igualitarias inducirían a la emigración de los sectores más calificados.

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La redefinición del papel del Estado en la protección social y el cre-ciente dominio del mercado en la oferta educativa dificultarán seriamente las acciones futuras que permitan ejercer el derecho a permanecer para los más calificados. Hay entonces sobradas razones para admitir la conti-nuidad de la migración calificada.

Hemos señalado con Adela Pellegrino (Pellegrino y Martínez, 2001) que la proposición de políticas para abordar la cuestión de la migración calificada en América Latina, como en otros ámbitos de la vida económica y social, debe ser acompañada de una gran prudencia, dadas la diversidad de situaciones de los países y la velocidad de los cambios que operan en el mundo actual. Por otra parte, los enunciados generales están condicionados en forma esencial por los problemas de implemen-tación, que son de muy diversa índole y dependen a veces mucho más de condiciones históricas que de la voluntad política de gobiernos y admi-nistraciones. Es primordial también considerar la lógica y los resultados de experiencias anteriores, que, como se ha visto, reúnen varias lecciones habitualmente no asumidas. Del mismo modo, toda política en la materia debe estar basada en estímulos y no en prohibiciones, en oportunidades en lugar de obstáculos y ser respetuosa de los derechos y aspiraciones de las personas, en particular, de la libertad de circulación. Para no entram-parse en las fronteras de los derechos individuales y el interés nacional, pensamos que la discusión sobre algunos criterios de orientación general es del todo necesaria y útil; en realidad, ello se justifica para oponerse deliberadamente a la idea de que la emigración de personal calificado es un hecho irreversible, tanto en su existencia como en sus consecuencias y especificidades, y que logre darse independiente de las acciones que pue-dan llevar adelante las organizaciones sociales y los gobiernos. Un laisser faire extremo en esta materia, más allá de sus eventuales fundamentos teóricos, no hace sino contribuir a agravar las consecuencias negativas que ahora se perciben.

Es muy probable que en las décadas próximas sea mayor la compe-tencia por personal calificado, con una intensificación de las normas vi-gentes en los países desarrollados, tanto en el plano jurídico como en el económico —además de los factores demográficos, hay también algunos de signo cultural—. Esto es un imperativo para adoptar políticas activas con relación al personal calificado emigrado, sean éstas de retorno o de vinculación, que deberán prestar atención a varias condiciones, si se pre-tende que tengan éxito (Pellegrino y Martínez, 2001).

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Lo primero es que deben ubicarse en contextos nacionales o regiona-les en que el resto de las políticas aplicadas no generen tendencias emi-gratorias en la población residente. Si bien esto es obvio en alguna medida —pues no se pueden esperar resultados positivos en materia de retorno o de vinculación en sociedades donde personas con formación análoga tienden a irse, es decir, donde imperan condiciones de expulsión—, es im-portante señalarlo porque muestra lo inconveniente de aislar una política en esta materia del resto de la realidad en la que se inserta. Nos referi-mos aquí especialmente a las políticas en materia de ciencia, tecnología e innovación y a la inclusión del cambio técnico avanzado en la actividad productiva, aunque también a las políticas educativas y culturales, que forman un conjunto inseparable vinculado estrechamente con las condi-ciones que impulsan la emigración de personal calificado y cuya reversión puede facilitar el retorno o los programas de vinculación.

En segundo lugar, la discusión dicotómica del retorno o la vincula-ción no parece ser el marco más adecuado para la puesta en práctica de políticas eficaces. Más bien se trata de aspectos que deben considerarse complementarios —recuérdese la propuesta del brain gain, detallada en el recuadro anexo—. Por lo pronto, debido a una diversidad de razones asociadas a las condiciones sociales y económicas, así como a las con-diciones técnicas de trabajo y a las historias de vida individuales y fa-miliares, una parte importante de la comunidad emigrada no querrá ni habrá de retornar de manera permanente a sus países de origen si bien entre los profesionales no es una situación del todo infrecuente si se observan los datos del cuadro 4 y eso es lo que explica que el retorno carezca de credibilidad como iniciativa, aunque, ¿puede realmente des-ligarse una sociedad de este hecho? Desde el ángulo del interés de las sociedades regionales, por lo tanto, la opción más factible sería la vin-culación mediante programas que, en el caso de la migración calificada, sirvan de ayuda a la producción, a la innovación y a la cultura en los países de origen, aprovechando el caudal de experiencias, conocimientos, inicia-tivas y otros recursos.

Un punto importante es la inclusión de la perspectiva de género en la discusión y evaluación de estas iniciativas, que podría asegurar mayo-res cuotas de eficacia en las acciones. Lo que realmente importa, por lo demás, es conocer si la migración calificada, la vinculación y el retorno propician una mayor equidad de género y una consecución de logros para las mujeres. Recuérdese que las brechas formativas según género se han ido reduciendo en la región y que la emigración hacia Europa es mayo-

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ritariamente femenina y no se restringe a mujeres de baja calificación. Éste puede ser un campo promisorio para la investigación y la adopción de políticas activas, que tengan en cuenta la especificidad que alcanzarían los movimientos migratorios entre las mujeres relativa independencia de proyectos económicos y despojarse así de la imagen tan difundida de las mujeres migrantes como víctimas.5

Como hemos dicho, estas políticas apelan a sentimientos identitarios, de vínculo con los orígenes, y también a las responsabilidades con los de-beres resultantes de la ciudadanía de origen. Para ser realmente exitosas y tener sustentabilidad en el tiempo, no es suficiente contar con programas específicos; se necesita atender aspectos generales de la relación entre el emigrado y el país. El mantenimiento de los derechos políticos es una recompensa que objetiviza en el plano legal la relación entre la persona y la sociedad de origen. Tanto es así que esta reivindicación, más allá del hecho de la adopción de otra ciudadanía, es cada vez con más frecuencia exigida entre las comunidades de emigrantes. La extensión de algunos de los derechos de ciudadanía derecho al voto, total o restringido, a elecciones parciales o locales a residentes en el exterior es un factor de reconocimiento de las comunidades emigradas y un vector de éxito para los programas de vinculación.

En tercer lugar, los países más fuertemente afectados por la emigra-ción de personal calificado son los que tienen las mayores dificultades de formar una masa crítica local de capacidades técnico-científicas; se trata, además, de países pequeños y, en algunos casos, empobrecidos. Es muy difícil imaginar la factibilidad de programas de retorno o de vinculación en muchos de ellos, que alcancen la escala mínima que se requiere para que funcionen y sean sustentables en el tiempo. En consecuencia, parece claro que en esta materia se deben impulsar prioritariamente programas regionales o por grupos de países. Al mismo tiempo, no parece probable que estos programas puedan funcionar bien en condiciones de indepen-dencia de los proyectos productivos, educativos o de investigación en los que se encuadren. Esto muestra, una vez más, la dificultad de separar el tema migratorio de otros asuntos como la integración subregional, lo que sugiere que se le incluya en las negociaciones entre Estados y se avance en

5. No son frecuentes los trabajos sobre la migración calificada de mujeres, aunque hay algunos generales que merecen discutirse (por ejemplo, Antecol, Cobb-Clark y Trejo, 2001) y otros so-bre las latinoamericanas en Europa que alertan sobre el despilfarro de capital humano (Riaño, 2003).

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el perfeccionamiento del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios, que establece condiciones sólo para la movilidad temporal y con numero-sas limitaciones que terminan afectando a los países en desarrollo.

Una inquietud que habrá que examinar es hasta dónde podrán com-binarse las expresiones del brain drain con las nuevas propuestas del bra-in circulation y el brain exchange. Se ha advertido que estas propuestas apuntan a aprovechar las oportunidades que abre la globalización, pero su puesta en vigor se ve dificultada, entre otras razones, por las prácticas de flexibilización laboral aplicadas por las grandes corporaciones, la re-tención de los estudiantes más destacados en las universidades del mundo desarrollado y la enorme disparidad entre las condiciones de trabajo y remuneraciones que ofrecen unos y otros países (Cepal, 2002a).6

Los países de la región deben establecer: a) firmes demandas con-certadas para facilitar la movilidad de profesionales y técnicos como una forma de atenuar las asimetrías del orden global; b) desarrollar estrate-gias innovadoras de vinculación y retorno de ideas, y reforzar las redes ya creadas con, por ejemplo, estímulos económicos y empresariales; y c) ofrecer genuina ciudadanía a las personas emigradas, de forma de garan-tizar el ejercicio de derechos económicos, políticos y sociales en sus países de origen.

Estas iniciativas podrían sacarse adelante en los acuerdos de integra-ción subregional y en diversos procesos de negociación de escala multi-lateral —como el suministro de servicios—. La acción concertada de los países, que fluye de la voluntad política, tiene mucha más probabilidad de éxito que el aislamiento. Tales objetivos deben entenderse como un intento de atenuación de las consecuencias negativas de la emigración y en ningún caso como una deliberada intervención para erradicar el fenó-meno; tampoco excluyen la obligación de cada sociedad para garantizar el derecho de vivir en el país de origen.

La estrategia de largo plazo exigirá también la generación de cono-cimiento en algunos ámbitos de la migración que hasta ahora han sido escasamente explorados —¿qué piensan los actores involucrados?.

6. Las oportunidades en el exterior son afectadas por las reglas de prioridad en favor del personal nacional (véase Iredale, 1998 y 1999).

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CUadro 4América Latina: pea y profesionales, técnicos y afines con

residencia hace 5 años en otros países y actual residencia en su país de nacimiento (Datos de censos, 2000)

País de presencia

Año Poblacióneconómicamente

activa (pea)

Profesionales,técnicos y afines (pta)

%pta/pea

Bolivia 2001 16 996 3 998 23.52Brasil 2000 43 717 12 397 28.36Chile 2002 22 809 7 884 34.57Costa Rica 2000 3 902 1 361 34.88Ecuador 2000 9 194 1 722 18.73Honduras 2001 3 000 449 14.97México 2000 147 036 11 700 7.96Panamá 2000 1 987 960 48.31Venezuela 2001 9 124 1 318 14.45Total 257 765 41 789 16.21

Fuente: Proyecto iMila del Celade.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos: inserción laboral

con exclusión social

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Introducción

La migración internacional no es un fenómeno nuevo en América Latina, pero presenta cambios substanciales respecto a la imagen tradicional que tenemos de ella (Pellegrino, 2003). Durante décadas se pensó en América Latina como una región de inmigración, con la excepción de México y algunos países del Caribe. Asimismo, si bien la migración intraregional ha sido siempre de considerable magnitud, siempre se consideró como un fenómeno focalizado en algunos países de inmigración.

Sin embargo, desde los años ochenta se generan importantes cam-bios en la región, que se manifiestan en nuevas modalidades y patrones migratorios. Si algo distinguiría la situación actual en relación con épocas anteriores es que las migraciones internacionales no sólo se han intensi-ficado, sino que también se han extensificado, de tal modo que los flujos migratorios se han diversificado en sus orígenes, destinos y modalidades como resultado del cúmulo de procesos que denominamos globalización (Canales y Montiel, 2005).

Al respecto, podemos mencionar cuatro aspectos en los que se ma-nifiesta esta diversidad y complejidad de la migración internacional en América Latina, a saber:1. De región de inmigración, América Latina se ha convertido en una

importante región de emigración, especialmente hacia países desarro-llados, en lo que podríamos llamar una gran marcha del Sur al Norte.

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Aunque Estados Unidos se ha convertido en el principal destino de la emigración latinoamericana, también son importantes los flujos que se dirigen a Europa (España, principalmente) y Japón. Así por ejem-plo, se estima que en el 2002, 760 mil latinoamericanos emigraron a Estados Unidos, a la vez que otros 230 mil emigraron a España. En ambos casos, los latinoamericanos representaron 50% del total de los inmigrantes a dichos países (Canales, 2004).

2. La migración intraregional también se ha diversificado e incrementa-do. A partir de los ochenta, surgen nuevas rutas migratorias, nuevos países de inmigración y emigración, a la vez que algunos se convier-ten en países de tránsito de los flujos migratorios (Villa y Martínez, 2001; Cepal, 2002). En este nuevo contexto, los países ya no pueden catalogarse en términos simples y estáticos, pues en no pocas ocasio-nes un mismo país es a la vez origen de emigración y destino de la inmigración intraregional. De esta forma, la migración intraregional se vuelve más compleja e incorpora una creciente multiplicidad de situaciones y modalidades migratorias.

3. Asociado a lo anterior, cabe señalar la creciente complejidad y diver-sidad de las modalidades migratorias. A las ya clásicas definiciones de migración permanente y temporal, se agregan otras modalidades, como la migración circular, la migración transfronteriza, la migración de retorno y la migración indocumentada, entre otras.

4. Por último, cabe señalar la diversidad de actores y sujetos sociales que participan actualmente en el proceso migratorio (Pujadas y Massal, 2005). Nos referimos a la migración de mujeres, de población indí-gena y migración familiar (niños y ancianos, preferentemente), entre otros. No se trata sólo de actores y sujetos que se incorporan al flujo migratorio, sino que además se vuelven visibles. Es el caso, por ejem-plo, de las mujeres, cuya migración por muchas décadas fue invisible, al estar asociada y subsumida a la migración masculina.

Todos estos cambios se manifiestan en una mayor complejidad y diversi-dad de los patrones, rutas y flujos migratorios, lo cual plantea la necesidad de reconstruir esquemas y enfoques de análisis, y comprensión de este fenómeno. Tomando en cuenta lo anterior, el objetivo de este capítulo es documentar con información estadística reciente, las características de la emigración latinoamericana a Estados Unidos, inscribiéndola en esta gran marcha del Sur al Norte, y en donde se pueden apreciar las diversas modalidades migratorias y sujetos participantes. Asimismo, nos interesa

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

contextualizar este flujo migratorio en el marco de los cambios estructu-rales que surgen con la globalización, y que inciden de manera directa en la inserción laboral de los migrantes y en su integración fragmentada en las sociedades de destino.

En este sentido, el documento está estructurado en dos grandes sec-ciones. En la primera presentamos una visión sintética de las tesis sobre el papel de la migración internacional en el marco de la globalización. Asi-mismo, en la segunda sección presentamos un análisis y caracterización de la inmigración latinoamericana a Estados Unidos, sus niveles y ten-dencias en las últimas décadas, origen y destino, así como una descripción del perfil sociodemográfico y características de su inserción laboral.

La globalización, exclusión social y migración

En la última década se ha abierto un amplio e inacabado debate en torno a la globalización. Sin embargo, aún no hay un consenso sobre qué se quiere decir con dicha categoría. Tal pareciera que Mires tiene razón cuando dice que “globalización es lo que cada uno entiende por globali-zación” (Mires, 2000: 18). En realidad, este autor señala que esta confu-sión y distorsión de los alcances y significados de este concepto, se debe a la confusión de dos cuestiones diferentes, aunque interconectadas. En efecto, de acuerdo con Mires, cuando se habla de globalización habría que especificar si con ello queremos caracterizar la tendencia lógica y natural del capitalismo, o si más bien nos queremos referir a la descrip-ción del estado actual del desarrollo capitalista. En otras palabras, como tendencia, el capitalismo siempre ha sido global. Sin embargo, sólo en el último tiempo podemos hablar de una estructura capitalista globalizada. ¿Qué es lo nuevo y distintivo de esta época o estadio del capitalismo?

Al respecto, Hobsbawm nos da una respuesta sugerente. Él señala que desde siempre el comercio ha posibilitado la articulación de campos productivos distantes al configurar espacios económicos que trascendían los límites territoriales de la producción. El capitalismo no hizo más que potenciar esta vocación translocal del comercio. En este sentido, el ele-mento distintivo de la época actual es que por primera vez en la historia de la humanidad las nuevas tecnologías de comunicaciones y transportes permiten que no sólo el comercio, sino también que la producción se organice de forma transnacional. Como señala este autor, “mientras que en el pasado la división mundial del trabajo se limitaba al intercambio de

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productos entre regiones específicas, hoy es posible producir atravesando las fronteras de los continentes y estados. […] Esta es la verdadera dife-rencia entre la economía global ya existente en el pasado, y la de hoy en día” (Hobsbawm, 2000: 84).

En términos de su economía política, la globalización se refiere, en-tonces, a los nuevos esquemas de organización territorial de la economía-mundo, en donde se redefinen substancialmente las reglas de la compe-tencia oligopólica y de la división internacional del trabajo (Omán, 1994). Esta reorganización territorial se sustenta en dos procesos complemen-tarios.1. Las mejoras en las tecnologías de comunicaciones y transportes per-

miten que el alcance geográfico de cualquier planta industrial se am-plifique a escala mundial.

2. Las nuevas formas de organización del proceso productivo —automa-tización, división de operaciones, producción just in time, entre otros aspectos— han permitido la separación de las partes y segmentos que constituyen el sistema de producción, lo que flexibiliza de esa forma, la localización espacial de los distintos centros de trabajo de acuerdo a sus mejores opciones (Storper y Walter, 1983).

Se trata en definitiva de una nueva lógica de localización, en donde los principios de aglomeración que dieron vida a las grandes ciudades indus-triales del siglo xx, son radicalmente trastocados por el desarrollo de las telecomunicaciones y la informática (Sassen, 1998). Esta nueva modali-dad de localización da al traste con una de las premisas supuestamente inderogables del sistema de trabajo de las sociedades industriales. “Ya no existe necesidad de que los operarios trabajen juntos en un lugar concreto para producir determinados bienes y servicios. Los puestos de trabajo se pueden ahora exportar” (Beck, 1998: 39). Lo que antes se fabricaba en un mismo espacio, hoy se desterritorializa, se fragmenta espacialmente, y sus segmentos se localizan en distintos espacios locales, articulando directamente en un sistema mundial (supranacional), economías locales y regionales territorialmente separadas y distantes. Se trata, en síntesis, del surgimiento de la fábrica global, a través de la cual se intensifica y gene-raliza el proceso de dispersión geográfica de la producción, de las fuerzas productivas, del capital, la tecnología, la fuerza de trabajo, la planeación y el mercado (Ianni, 1996).

Ahora bien, si globalización es el término para dar cuenta de la actual configuración espacial del capitalismo como sistema-mundo, habría que

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agregar entonces que es también la forma que asumen las desigualdades sociales y económicas en este sistema social. En pocas palabras, la globa-lización del capitalismo es también la globalización de sus desigualdades intrínsecas. De hecho, la globalización “no tiene por qué ser de beneficio para todos los ciudadanos. Es de beneficio para algunos y moderniza al-gunas cosas, excluyendo al grueso de la población dentro de la fantasía según la cual un celular propio lo articula al nuevo orden global” (Ugar-teche, 1997: 16).

La globalización del capitalismo es también la globalización de sus desigualdades intrínsecas. Los procesos de globalización no son en nin-gún caso geográficamente uniformes, sino heterogéneos y diferenciados, según los cuales se crean y recrean diversas formas de desigualdad social, económica y espacial. Se trata de la configuración de diversos mecanis-mos de inclusión/exclusión social, que a través de la precarización del empleo y otras formas modernas de segregación social, afectan preferen-temente a sectores sociales debilitados ante la desregulación económica y la flexibilidad laboral que sustentan los nuevos paradigmas productivos y organizacionales de la globalización.

Estas formas de diferenciación y desigualdad social se basan en nue-vas formas de estratificación social de la población que se sustenta, entre otros aspectos, en las transformaciones en la estructura social del empleo y las ocupaciones, y, en general, de las relaciones capital-trabajo. Se trata en particular de la configuración de un nuevo patrón de polarización y diferenciación social, basado en dos procesos diferentes y complementa-rios. Por un lado, la reestructuración del régimen laboral con base en las nuevas estructuras de flexibilidad y desregulación laboral, que derivan en lo que Beck (2000) ha llamado como un régimen de riesgo laboral, que sustituye al régimen e instituciones sociales y laborales surgidas a través del Estado de Bienestar.1 Por otro lado, la reestructuración del sistema de ocupaciones, en particular la creciente segmentación de las ocupaciones y la diferenciación y desigualdad social y laboral que ellas implican (Cas-tells, 1998; Sassen, 1998; Piore, 1979).

1. Como señala este autor, en la sociedad informacional el régimen fordista de organización del trabajo tiende a ser sustituido por un régimen de riesgo que, a través de la flexibilidad laboral, tiende a “desdibujar los límites entre trabajo y no trabajo tanto en la dimensión temporal como en la espacial y contractual; el trabajo retribuido y el paro se extienden y, por tanto, tienen unos contornos cada vez más invisibles socialmente hablando” (Beck, 2000: 86).

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Con base en estos dos procesos (régimen de riesgo laboral y segmenta-ción del empleo), podemos señalar entonces que el componente central y fundamental de la nueva dinámica del proceso de trabajo en las sociedades de la información es la tendencia a la polarización de su estructura social y ocupacional.2 Esta tesis la podemos resumir en la siguiente ecuación:

Régimen de riesgo laboral+

segmentación del empleo=

polarización de la estructura social y ocupacional

Esta polarización de la estructura de ocupaciones, podemos retomarla para el entendimiento del carácter de la migración en la actual era de la globalización. En particular, queremos llamar la atención a cómo el modo de inserción laboral de los inmigrantes ha jugado un rol relevante y fundamental en relación con los cambios que la globalización ha intro-ducido en las formas organizativas del trabajo y las relaciones laborales. Sin entrar en los pormenores de la nueva organización del trabajo, nos centraremos sólo en aquellos aspectos que tengan mayor relevancia con respecto a nuestro tema.

Como hemos señalado, una de las características de la nueva estruc-tura ocupacional, resultante del proceso de desregulación y flexibilidad laboral, es la creciente polarización de la estructura ocupacional. Por un lado, asistimos a la expansión de puestos de ejecutivos, profesionales y técnicos caracterizados por basarse en el procesamiento de información, que se convierten en el núcleo y la cúspide de la nueva estructura ocupa-cional. Pero a la vez, también hay un aumento de las ocupaciones en ser-vicios no calificados que se concentran en los llamados servicios persona-les. Aunque no podamos desarrollar ahora este punto (para más detalles, véase Sassen, 1998; Piore, 1979; Castles y Miller, 1993; Canales, 2003; entre otros), podemos señalar que se trata de ocupaciones de bajo nivel que, sin embargo, permiten mejorar la calidad de vida de otras personas. En particular, el incremento en el número de este tipo de ocupaciones de servicios no calificados, es el contrapunto necesario a la expansión de las ocupaciones en la cúspide de la estructura ocupacional, los que con su

2. En el caso del sector servicios, por ejemplo, Sassen señala que “la mayoría de los empleos tien-den a ser o extremadamente bien pagados o muy pobremente pagados, con relativamente muy pocos empleos en el rango de ingresos medianos” (Sassen, 1998: 47).

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

alto nivel de poder adquisitivo, generan una mayor demanda de trabajo en servicios y personales, no sólo calificados —diseñadores de interio-res, veterinarios de mascotas, servicios de comunicaciones y transportes, entre otros—, sino también de servicios personales de baja calificación, como servicios de limpieza y mantenimiento del hogar, jardineros, cuida-do de personas dependientes, entre otros.

Además de esta demanda creciente de fuerza de trabajo no califica-da en los servicios, se produce otro fenómeno que también tiene como protagonista a los migrantes. Nos referimos a las nuevas condiciones de empleo en muchas ramas industriales y la construcción, que surgen como resultado de los procesos de desregulación contractual y flexibilidad labo-ral. En efecto, la externalización de servicios y de fases de la producción, que bajo la forma de subcontrataciones llevan a cabo las empresas, pro-voca una precarización creciente de los puestos de trabajo con baja califi-cación, sin posibilidades de capacitación y que se basan en la realización de tareas simples y repetitivas (Zlolniski, 1994; Fernández-Kelly, 1991; Sassen, 1998; entre otros). Esta estrategia de subcontratación permite a las empresas enfrentar los retos de la competencia global, mejorando sus condiciones de competitividad y productividad.

Sin embargo, esta degradación de las condiciones laborales termina expulsando a la mano de obra local de estos puestos de trabajo que han sido flexibilizados y desreglados, siendo reemplazada por fuerza de tra-bajo migrante, que con base en su condición de vulnerabilidad puede ser contratada bajo peores condiciones laborales, muchas veces sin posibi-lidades de sindicalizarse, sin contratos, con bajos salarios y con una alta inestabilidad laboral.

Ahora bien, en este contexto de segmentación laboral y diferenciación ocupacional, podemos entender el incremento de trabajadores migrantes en empleos precarios y desvalorizados, como limpieza y mantenimiento de edificios, jardineros, lavaplatos, empleados en restaurantes, limpieza de casas, servicio doméstico, y otras ocupaciones similares de baja califi-cación.

A partir de esta segmentación del mercado de trabajo, se cimienta una segmentación más amplia de la población en estratos sociales y culturales diferenciados y desiguales. Si bien los distintos estratos ocupacionales se configuran siguiendo la lógica económica que dicta el mercado a través de los procesos de desregulación y flexibilidad laboral, la composición de cada uno de estos estratos y segmentos ocupacionales no se rige por una lógica estrictamente económica, sino en función de procesos de diferen-

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Alejandro I. Canales

ciación social extra-económicos, en especial factores de diferenciación cultural, étnica, demográfica, de género, y de condición migratoria (Ca-nales, 2003). Estos factores de diferenciación social constituyen la base de las nuevas fronteras interiores que surgen con el proceso de globalización y que contribuyen a la segmentación de la estructura social en la sociedad contemporánea.

Con base en estos factores de diferenciación social y en su inserción desigual en el mercado de trabajo, se configuran grupos de población con niveles distintos de vulnerabilidad social, situación que se agrava por un contexto estructural en el que los mecanismos de negociación política y social que surgieron en la sociedad industrial, y que tomaron forma en el Estado de Bienestar, han dejado de operar para los grupos más vulne-rables. Este es el mecanismo por el que en la sociedad global, se crean y recrean minorías sociales y culturales, como la de los inmigrantes, cuya vulnerabilidad construida socialmente se traslada al mercado laboral bajo la forma de una desvalorización de su fuerza de trabajo, lo que implica también una desvalorización de sus condiciones de vida y reproducción social. Sin embargo, aunque se trata de trabajadores socialmente vulnera-bles, no por ello dejan de estar insertos en sectores económicos altamente modernizados y globalizados.

En este marco la tesis que sostenemos es que la pobreza y precarie-dad de estos trabajadores no son el resultado de su exclusión del mercado de trabajo, sino que al contrario, son la forma en que ellos se integran en el mundo laboral. En el actual marco de desregulación económica y flexi-bilidad laboral, la modernización genera y reproduce sus propias formas de pobreza y precariedad, y donde la condición de vulnerabilidad social de los individuos, su condición de minoría social, demográfica y cultural construida con base en sus condiciones de género, etnia, migración, deja de ser el factor de riesgo que los expone a una posible exclusión económi-ca, para convertirse en la condición necesaria para su inclusión.

Si bien los distintos segmentos o estancos ocupacionales se configu-ran con una lógica económica dictada por el proceso de desregulación contractual y flexibilización laboral, quienes conforman cada uno de estos segmentos no lo hacen con esa lógica, sino en función de procesos de diferenciación cultural, étnica, demográfica, de género, y de condición migratoria, entre otras.

En consecuencia, podemos ilustrar nuestra visión de la migración en la era de la globalización con la siguiente ecuación:

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Segmentación laboral+

diferenciación étnica-migratoria=

vulnerabilidad social de los migrantes

Los niveles y tendencias de la migración latinoamericana a Estados Unidos

Un primer aspecto que destaca es el gran crecimiento absoluto y rela-tivo de la migración latinoamericana a Estados Unidos, especialmente a partir de 1980. En efecto, en los años sesenta el flujo migratorio neto fue de 800 mil personas, el cual se incrementó a 2.2 millones en los setenta. Asimismo, en los ochenta ascendió a más de 3.6 millones y alcanza su máximo en los noventa, donde se registra un flujo neto de más de 8 millo-nes de migrantes latinoamericanos. Esta tendencia creciente en la migra-ción latinoamericana, la convierte actualmente en la principal región de origen de los inmigrantes en Estados Unidos. En efecto, si en 1960 los latinoamericanos representaban menos de 20% del total de inmigrantes en Estados Unidos, en 2002 representaron prácticamente 50% del total de inmigrantes. Esto es, uno de cada dos inmigrantes en Estados Unidos proviene de algún país latinoamericano.

Este gran crecimiento de la inmigración latinoamericana ya se refleja en la composición étnica de la población de Estados Unidos. En efecto, en 1960 los latinoamericanos representaban menos de 0.5% de la pobla-ción norteamericana. En 2002, en cambio, representaron más de 6% de dicha población, a los cuales habría que agregar otro 4.3%, que corres-ponde a la población nacida en Estados Unidos, pero descendiente de padre o madre latinoamericana. De esta forma, actualmente en Estados Unidos una de cada diez personas es de origen latinoamericano, lo cual las constituye, junto con la población afroamericana, en una de las dos principales minorías étnicas en dicho país (véase cuadro 1).

Desde siempre, México es el país latinoamericano que más inmigran-tes aporta, aunque ha habido algunas modificaciones regionales en los últimos 45 años. En 1960, por ejemplo, 73% de los inmigrantes latinoa-mericanos residentes en Estados Unidos, provenía de México, mientras que el otro 27% se distribuía en formas más o menos iguales, entre las otras tres regiones: el Caribe, Centroamérica y Sudamérica. Para 1970, en cambio, se da una primera modificación como resultado del flujo migra-

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Alejandro I. Canales

torio proveniente de Cuba. De hecho, el Caribe pasa de aportar 12% de la migración latinoamericana en 1970 a 32% en 1970.

A partir de entonces, la tendencia apunta a una reducción de la mi-gración cubana, y a un incremento de la migración mexicana y centroame-ricana. En efecto, mientras que en 1960 América Central aportó sólo 6% de los emigrantes latinoamericanos a Estados Unidos, en 1990 contribu-yó con 14% de ellos. Asimismo, México gradualmente tiende a recuperar su gran primacía, pasando de 47% en 1970 a 63% en el 2002.

1960 1970 1980 1990 2002Población Total 180,671,158 203,235,298 226,545,805 248,709,873 282,081,971No Inmigrantes ND 193,615,996 212,465,705 228,942,557 249,017,141Total Inmigrantes ND 9,619,302 14,080,100 19,767,316 34,443,112América Latina 792,884 1,636,159 3,942,354 7,694,541 17,359,799Otros Países ND 7,983,143 10,137,746 12,072,775 17,083,312

Fuente: 1960, Pellegrino, 2003; 1970-1990, iMila; 2002, CPS 2002,

CUadro 1Estados Unidos, 1960-2002

Población Total e Inmigrantes por región de origen

GráfiCa 1Población nacida en América Latina residente

en Estados Unidos, por Región de Origen

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: iMila, 2002, Cps 2002.

7

Am. Central

6%

América del Sur

9%México73%

El Caribe12% El Caribe

32%

México47%

Am. Central

7%América del Sur

El Caribe22%

Am. Central9%

América del Sur

México56%

América del Sur

12%

Am. Central

14%

El Caribe17%

México57%

El Caribe14%

Am. Central

12%

América del Sur

11%

México63%

1960

2002

19801970

1990

Gráfica 1Población nacida en América Latina residente en Estados Unidos,por Región de Origen

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA 2002, CPS 2002

Al interior de cada región también se dan tendencias diferentes. Así por ejemplo, en América Central destaca el gran crecimiento de la migración salvadoreña, la que pasa de aportar 14% de la emigración centroamericana en 1960, a contribuir con 46% en el 2002. Asimismo, en los tres países del Caribe destaca el crecimiento de la emigración haitiana y dominicana, especialmente a partir de 1980. Si en los años sesenta y setenta estos dos países aportaban menos de 20% de la emigración, en 1980 ya contribuyen con 30%, cifra que se eleva a 57% en el 2002. Por último, en América del Sur también se da un importante cambio en la composición de la emigración a Estados Unidos. En 1960 Argentina y Brasil aportaban 40% de los emigrantes sudamericanos. Hoy en día, estos dos países contribuyen con sólo 10%. Por el contrario, Colombia y Ecuador que en 1960 contribuían con 27% de la emigración sudamericana, en el 2002 contribuyeron con más de 46% de ella. Por países, la emigración presenta no sólo tendencias, sino también niveles diferentes. En concreto, podemos identificar tres patrones o categorías de países con relación al nivel y tendencia de sus tasas de emigración a Estados Unidos. 1. Por un lado, están los países de alta emigración —México, El Salvador y los tres países del Caribe: Cuba, República Dominicana y Haití—. En estos tres casos, la tasa de migración es creciente y supera 6%. El caso extremo es El salvador, en donde actualmente 13% de su población reside en Estados Unidos. Asimismo, en el caso de México observamos que prácticamente 9.6% de su población reside en Estados Unidos. 2. Un segundo grupo lo conforman los demás países centroamericanos, junto con Ecuador, Colombia y Uruguay. En este caso, no todos los países muestran una tendencia creciente, aunque en todos la tasa de emigración es igual o superior a 2.5%, con excepción de Costa Rica, Colombia y Uruguay, donde es de 1.2% a 1.6%. 3. Por último, en los demás países de América del Sur las tasas de emigración son más reducidas. Destacan los casos de Perú y Bolivia con mayores tasas de emigración, aunque por debajo de 1%. En los demás países, la emigración involucra a menos de 0.4% de su población. OJO: NO PUDE MODIFICAR

7

Am. Central

6%

América del Sur

9%México73%

El Caribe12% El Caribe

32%

México47%

Am. Central

7%América del Sur

El Caribe22%

Am. Central9%

América del Sur

México56%

América del Sur

12%

Am. Central

14%

El Caribe17%

México57%

El Caribe14%

Am. Central

12%

América del Sur

11%

México63%

1960

2002

19801970

1990

Gráfica 1Población nacida en América Latina residente en Estados Unidos,por Región de Origen

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA 2002, CPS 2002

Al interior de cada región también se dan tendencias diferentes. Así por ejemplo, en América Central destaca el gran crecimiento de la migración salvadoreña, la que pasa de aportar 14% de la emigración centroamericana en 1960, a contribuir con 46% en el 2002. Asimismo, en los tres países del Caribe destaca el crecimiento de la emigración haitiana y dominicana, especialmente a partir de 1980. Si en los años sesenta y setenta estos dos países aportaban menos de 20% de la emigración, en 1980 ya contribuyen con 30%, cifra que se eleva a 57% en el 2002. Por último, en América del Sur también se da un importante cambio en la composición de la emigración a Estados Unidos. En 1960 Argentina y Brasil aportaban 40% de los emigrantes sudamericanos. Hoy en día, estos dos países contribuyen con sólo 10%. Por el contrario, Colombia y Ecuador que en 1960 contribuían con 27% de la emigración sudamericana, en el 2002 contribuyeron con más de 46% de ella. Por países, la emigración presenta no sólo tendencias, sino también niveles diferentes. En concreto, podemos identificar tres patrones o categorías de países con relación al nivel y tendencia de sus tasas de emigración a Estados Unidos. 1. Por un lado, están los países de alta emigración —México, El Salvador y los tres países del Caribe: Cuba, República Dominicana y Haití—. En estos tres casos, la tasa de migración es creciente y supera 6%. El caso extremo es El salvador, en donde actualmente 13% de su población reside en Estados Unidos. Asimismo, en el caso de México observamos que prácticamente 9.6% de su población reside en Estados Unidos. 2. Un segundo grupo lo conforman los demás países centroamericanos, junto con Ecuador, Colombia y Uruguay. En este caso, no todos los países muestran una tendencia creciente, aunque en todos la tasa de emigración es igual o superior a 2.5%, con excepción de Costa Rica, Colombia y Uruguay, donde es de 1.2% a 1.6%. 3. Por último, en los demás países de América del Sur las tasas de emigración son más reducidas. Destacan los casos de Perú y Bolivia con mayores tasas de emigración, aunque por debajo de 1%. En los demás países, la emigración involucra a menos de 0.4% de su población. OJO: NO PUDE MODIFICAR

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Al interior de cada región también se dan tendencias diferentes. Así por ejemplo, en América Central destaca el gran crecimiento de la mi-gración salvadoreña, la que pasa de aportar 14% de la emigración cen-troamericana en 1960, a contribuir con 46% en el 2002. Asimismo, en los tres países del Caribe destaca el crecimiento de la emigración haitiana y dominicana, especialmente a partir de 1980. Si en los años sesenta y se-tenta estos dos países aportaban menos de 20% de la emigración, en 1980 ya contribuyen con 30%, cifra que se eleva a 57% en el 2002. Por último, en América del Sur también se da un importante cambio en la compo-sición de la emigración a Estados Unidos. En 1960 Argentina y Brasil aportaban 40% de los emigrantes sudamericanos. Hoy en día, estos dos países contribuyen con sólo 10%. Por el contrario, Colombia y Ecuador que en 1960 contribuían con 27% de la emigración sudamericana, en el 2002 contribuyeron con más de 46% de ella.

Por países, la emigración presenta no sólo tendencias, sino también niveles diferentes. En concreto, podemos identificar tres patrones o cate-gorías de países con relación al nivel y tendencia de sus tasas de emigra-ción a Estados Unidos.1. Por un lado, están los países de alta emigración —México, El Salvador

y los tres países del Caribe: Cuba, República Dominicana y Haití—. En estos tres casos, la tasa de migración es creciente y supera 6%. El caso extremo es El salvador, en donde actualmente 13% de su pobla-ción reside en Estados Unidos. Asimismo, en el caso de México ob-servamos que prácticamente 9.6% de su población reside en Estados Unidos.

2. Un segundo grupo lo conforman los demás países centroamericanos, junto con Ecuador, Colombia y Uruguay. En este caso, no todos los países muestran una tendencia creciente, aunque en todos la tasa de emigración es igual o superior a 2.5%, con excepción de Costa Rica, Colombia y Uruguay, donde es de 1.2% a 1.6%.

3. Por último, en los demás países de América del Sur las tasas de emi-gración son más reducidas. Destacan los casos de Perú y Bolivia con mayores tasas de emigración, aunque por debajo de 1%. En los demás países, la emigración involucra a menos de 0.4% de su población.

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El destino de la migración latinoamericana en Estados Unidos

La migración de origen latinoamericano suele concentrarse en deter-minados estados y ciudades de la Unión Americana. De hecho, 67.9% de los inmigrantes latinoamericanos reside en cuatro estados: Califor-nia (30.5%), Florida (13%), Texas (13%) y Nueva York (11.3%). En esos estados, además, los inmigrantes latinoamericanos representan entre 10% (Nueva York) y 15% (California) de la población de esos estados, a los que habría que agregar a sus descendientes directos, quienes repre-sentan entre 6% (Nueva York) y 13% (California) de la población de dichos estados.

Por el contrario, en más de la mitad de los estados que conforman la Unión Americana reside menos de 6% de los inmigrantes latinoame-ricanos, los que a su vez, representan menos de 2% de la población en dichos estados. Se trata principalmente de estados de la región del Oeste medio (Midwest) y de la región central sureste (East South Central) como Tennessee, Iowa, Nebraska, Wisconsin, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Missouri, Ohio, Mississippi, Alabama, Kentucky, Michigan e In-diana, entre otros.

8

MEX

SAL

CUBA

R.D.

HAITI

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

14%

1960 1970 1980 1990 2002

ARG

BOL

BRA

CHI

PAR

PERU

VEN

0,0%

0,2%

0,4%

0,6%

0,8%

1,0%

1960 1970 1980 1990 2002

Gráfica 2Tasas de Emigración a Estados Unidos, por Regiones y Países de Origen. 1960-2002

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: IMILA, Celade. 2002, CPS 2002

C.R.

GUAT

HON

NIC

PAN

COL

ECU

URU

0%

1%

2%

3%

4%

5%

1960 1970 1980 1990 2002

@SUBTITULO = El destino de la migración latinoamericana en Estados Unidos La migración de origen latinoamericano suele concentrarse en determinados estados y ciudades de la Unión Americana. De hecho, 67.9% de los inmigrantes latinoamericanos reside en cuatro estados: California (30.5%), Florida (13%), Texas (13%) y Nueva York (11.3%). En esos estados, además, los inmigrantes latinoamericanos representan entre 10% (Nueva York) y 15% (California) de la población de esos estados, a los que habría que agregar a sus descendientes directos, quienes representan entre 6% (Nueva York) y 13% (California) de la población de dichos estados. Por el contrario, en más de la mitad de los estados que conforman la Unión Americana reside menos de 6% de los inmigrantes latinoamericanos, los que a su vez, representan menos de 2% de la población en dichos estados. Se trata principalmente de estados de la región del Oeste medio (Midwest) y de la región central sureste (East South Central) como Tennessee, Iowa, Nebraska, Wisconsin, Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Missouri, Ohio, Mississippi, Alabama, Kentucky, Michigan e Indiana, entre otros. OJO: NO PUDE MODIFICAR

GráfiCa 2Tasas de emigración a Estados Unidos, por regiones

y países de origen (1960-2002)

Fuentes: 1960: A. Pellegrino, 2003. 1970-1990: iMila, Celade. 2002, Cps 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Esta distribución de la inmigración latinoamericana en Estados Uni-dos, está, sin embargo, muy condicionada por las rutas migratorias de los países con mayor emigración, como México, Cuba y El Salvador. Si con-sideramos los principales destinos según la región de origen en América Latina, podemos identificar dos grandes patrones migratorios, con sus respectivas variaciones para cada país. Por un lado, el patrón migratorio de México y de los países centroamericanos, y, por el otro, el de los países del Caribe y de América del Sur.1. En el primer caso, California es, sin duda, el principal destino de la

emigración mexicana y centroamericana. Por un lado, en el caso de México, y muy probablemente debido a su condición limítrofe, gran parte de la emigración se dirige a los estados fronterizos y del suroes-te americano. En particular, California recibe 43% de los migrantes mexicanos, a la vez que Texas recibe otro 20% de ellos. Asimismo, aunque la emigración mexicana a estados como Illinois y Florida es de considerable magnitud —superior a las 250 mil personas en cada caso—, en términos relativos no lo es tanto, pues representan menos 5% y 4% de la emigración mexicana, respectivamente.

Mapa 1Tasas de inmigración latinoamericana por estado (2002)

Fuente: elaboración propia con base en Cps 2002.

9

Esta distribución de la inmigración latinoamericana en Estados Unidos, está, sin embargo, muy condicionada por las rutas migratorias de los países con mayor emigración, como México, Cuba y El Salvador. Si consideramos los principales destinos según la región de origen en América Latina, podemos identificar dos grandes patrones migratorios, con sus respectivas variaciones para cada país. Por un lado, el patrón migratorio de México y de los países centroamericanos, y, por el otro, el de los países del Caribe y de América del Sur. 1. En el primer caso, California es, sin duda, el principal destino de la emigración mexicana y centroamericana. Por un lado, en el caso de México, y muy probablemente debido a su condición limítrofe, gran parte de la emigración se dirige a los estados fronterizos y del suroeste americano. En particular, California recibe 43% de los migrantes mexicanos, a la vez que Texas recibe otro 20% de ellos. Asimismo, aunque la emigración mexicana a estados como Illinois y Florida es de considerable magnitud —superior a las 250 mil personas en cada caso—, en términos relativos no lo es tanto, pues representan menos 5% y 4% de la emigración mexicana, respectivamente. Por su parte, en el caso de los países centroamericanos identificamos dos variantes en este gran patrón migratorio. Por un lado, El Salvador y Guatemala, donde más de 45% de la emigración se dirige a California, y por otro lado Honduras y Nicaragua, donde la migración se distribuye entre Florida (32%) y California (25%). En el caso de El Salvador, además, cabe resaltar el flujo migratorio hacia los estados de la costa atlántica de la Unión Americana, especialmente hacia New Hampshire, Massachusetts y Maryland. OJO: NO PUDE MODIFICAR

0-2%2-4%4-7.5%

7.5-12%12-16%

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OJO: NO PUDE MODIFICAR

2. En el caso de los países de El Caribe y América del Sur, en cambio, los migrantes se dirigen principalmente a los estados de la costa atlántica, especialmente Florida y Nueva York. En el caso de los países del Caribe, se da una situación peculiar. Por un lado, 73% de los cubanos reside en la Florida, mientras que por el contrario, 73% de los dominicanos reside en la región Nueva York-Nueva Jersey. Los haitianos, por su parte, se distribuyen en partes más o menos iguales entre ambas regiones. Por su parte, entre los migrantes sudamericanos se da una mayor variabilidad, aunque en general suelen dirigirse hacia los estados de la costa atlántica. En particular, los casos más

4,206,193

2,005,301

de 250,000 a 600,000

de 100,000 a 250,000

Por su parte, en el caso de los países centroamericanos identificamos dos variantes en este gran patrón migratorio. Por un lado, El Salvador y Guatemala, donde más de 45% de la emigración se dirige a California, y por otro lado Honduras y Nicaragua, donde la migración se distribuye en-tre Florida (32%) y California (25%). En el caso de El Salvador, además, cabe resaltar el flujo migratorio hacia los estados de la costa atlántica de la Unión Americana, especialmente hacia New Hampshire, Massachu-setts y Maryland.

Principales rutas migratorias de México a Estados Unidos

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

Principales rutas migratorias de Centroamérica a Estados Unidos

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

10

OJO: NO PUDE MODIFICAR

2. En el caso de los países de El Caribe y América del Sur, en cambio, los migrantes se dirigen principalmente a los estados de la costa atlántica, especialmente Florida y Nueva York. En el caso de los países del Caribe, se da una situación peculiar. Por un lado, 73% de los cubanos reside en la Florida, mientras que por el contrario, 73% de los dominicanos reside en la región Nueva York-Nueva Jersey. Los haitianos, por su parte, se distribuyen en partes más o menos iguales entre ambas regiones. Por su parte, entre los migrantes sudamericanos se da una mayor variabilidad, aunque en general suelen dirigirse hacia los estados de la costa atlántica. En particular, los casos más

386,964

189,967

49,437 a 100,000

Volumen de flujo migratorio

Volumen de flujo migratorio

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

2. En el caso de los países de El Caribe y América del Sur, en cambio, los migrantes se dirigen principalmente a los estados de la costa atlán-tica, especialmente Florida y Nueva York. En el caso de los países del Caribe, se da una situación peculiar. Por un lado, 73% de los cubanos reside en la Florida, mientras que por el contrario, 73% de los domi-nicanos reside en la región Nueva York-Nueva Jersey. Los haitianos, por su parte, se distribuyen en partes más o menos iguales entre am-bas regiones.

Por su parte, entre los migrantes sudamericanos se da una mayor varia-bilidad, aunque en general suelen dirigirse hacia los estados de la costa atlántica. En particular, los casos más importantes y que muestran los patrones más extremos, son Ecuador y Colombia. Los migrantes ecuato-rianos estos siguen un patrón similar al de los dominicanos, de tal forma que casi 70% de ellos se dirige a la región de Nueva York-Nueva Jersey. Por su parte, los migrantes colombianos siguen un patrón similar al de los haitianos, pues se dirigen tanto a Florida (38%) como a la región de Nueva York-Nueva Jersey (33%).

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importantes y que muestran los patrones más extremos, son Ecuador y Colombia. En el caso de los migrantes ecuatorianos, éstos siguen un patrón similar al de los dominicanos, de tal forma que casi 70% de ellos se dirige a la región de Nueva York-Nueva Jersey. Por su parte, los migrantes colombianos siguen un patrón similar al de los haitianos, pues se dirigen tanto a Florida (38%) como a la región de Nueva York-Nueva Jersey (33%). OJO: NO PUDE MODIFICAR

@SUBTITULO = El perfil sociodemográfico de los migrantes latinoamericanos El perfil sociodemográfico de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, también muestra una relativa diversidad y heterogeneidad, según la región y país de origen. Por un lado, se trata de una emigración masculina, de baja escolaridad; en otros hay una alta

Principales rutas migratorias de el Caribe a Estados Unidos

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

Volumen de flujo migratorio

de 250,000 a 700,000

de 100,000 a 250,000

de 50,000 a 100,000

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Alejandro I. Canales

El perfil sociodemográfico de los migrantes latinoamericanos

El perfil sociodemográfico de los inmigrantes latinoamericanos en Esta-dos Unidos, también muestra una relativa diversidad y heterogeneidad, según la región y país de origen. Por un lado, se trata de una emigra-ción masculina, de baja escolaridad; en otros hay una alta proporción de población de la tercera edad, lo que indica que se trata de una migración que se renueva muy lentamente; y en otros casos hay una alta proporción de migrantes con alta escolaridad. En esta sección presentamos una breve caracterización sociodemográfica de los inmigrantes latinoamericanos, considerando tres aspectos: el índice de masculinidad, la edad y el nivel de escolaridad.

Índice de masculinidad

En relación con el índice de masculinidad, los migrantes latinoamericanos muestran una alta diversidad en función de su país de origen. Al respecto, podemos identificar cuatro grandes patrones, considerando tanto el nivel absoluto como sus variaciones en las últimas dos décadas.

En primer lugar, considerando el nivel actual en la relación de mas-culinidad de la migración, podemos identificar cuatro grandes grupos de países:

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importantes y que muestran los patrones más extremos, son Ecuador y Colombia. En el caso de los migrantes ecuatorianos, éstos siguen un patrón similar al de los dominicanos, de tal forma que casi 70% de ellos se dirige a la región de Nueva York-Nueva Jersey. Por su parte, los migrantes colombianos siguen un patrón similar al de los haitianos, pues se dirigen tanto a Florida (38%) como a la región de Nueva York-Nueva Jersey (33%). OJO: NO PUDE MODIFICAR

@SUBTITULO = El perfil sociodemográfico de los migrantes latinoamericanos El perfil sociodemográfico de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, también muestra una relativa diversidad y heterogeneidad, según la región y país de origen. Por un lado, se trata de una emigración masculina, de baja escolaridad; en otros hay una alta

Principales rutas migratorias de Sudamérica a Estados Unidos

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

Volumen de flujo migratorio

de 150,000 a 211,199

de 74,295 a 150,000

de 35,000 a 55,000

Page 97: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

1. Por un lado, destacan los países de Bolivia, México y Guatemala, los que representan los casos de mayor migración masculina con un índi-ce de masculinidad de más de 125 hombres por cada 100 mujeres.

2. Por otro lado, identificamos un grupo de 6 países en los que actual-mente hay una leve primacía masculina, con índices de masculinidad que fluctúan entre 107 y 111 hombres por cada 100 mujeres, esto es, que los hombres representan entre 52% y 53% de los migrantes. En este grupo están Brasil, El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua y Honduras.

3. Asimismo, en el caso de Uruguay, Cuba y Argentina hay prácticamen-te un equilibrio en la composición por sexo de la migración. En estos tres casos los hombres representan entre 49% y 50% de la migración, lo que se refleja en un índice de masculinidad que fluctúa entre 96 y 100 hombres por cada 100 mujeres.

4. Por último, están los países de mayor migración femenina. Tal es el caso de Chile, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y República Dominicana. En estos 6 países los hombres representan menos de 46% de los migrantes, lo que arroja índices de masculinidad inferio-res a 86 hombres por cada 100 mujeres. En este grupo destaca el caso de los dominicanos porque las mujeres representan casi 60% del total de los migrantes.

13

BoliviaMexico

GuatemalaBrasil

El SalvadorEcuador

HaitiVenezuelaNicaraguaHonduras

UruguayArgentina

CubaChile

Costa RicaPanama

ColombiaPeru

Rep. Domin.

Gráfica 3Relación de Masculinidad de InmigrantesLatinoamericanos, según país de origen. 2002.

Fuente: Cálculos propios con base en CPS, 2002.

En segundo lugar, al considerar la evolución de la migración en las últimas dos décadas, observamos un hecho muy peculiar. En 1980 en todos los países, a excepción de México, se trataba en general de una migración femenina. En algunos casos, incluso, las mujeres representaban más de 58% de los migrantes. Tal es el caso de Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Honduras, países en los que el índice de masculinidad era inferior a los 75 hombres por cada 100 mujeres. A partir de ese año podemos identificar dos grandes patrones migratorios. Por un lado, países que muestran una tendencia hacia la masculinización de su emigración, y por otro lado países que muestran la tendencia opuesta, esto es, hacia una feminización aún mayor de la que ya prevalecía en 1980. En el primer caso identificamos dos variantes. Primero, hay países en los que la tendencia hacia la masculinización es tan fuerte que logra revertir la primacía femenina existente en 1980. Tal es el caso de Bolivia, Guatemala, Brasil El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua y Honduras. En todos estos casos se pasa de una migración predominantemente femenina en 1980, a una migración predominantemente masculina en 2002. Al respecto, destaca el caso de Bolivia, que actualmente muestra el patrón migratorio más masculinizado en toda la región. Por otro lado, en países como Cuba, Costa Rica y Panamá esta tendencia de masculinización de la migración es, sin embargo, mucho más débil, de tal modo que aún en 2002 se da una mayor presencia de migrantes mujeres, aunque menos predominante que en 1980. Por el contrario, hay un grupo de cuatro países —Chile, Perú, Colombia y República Dominicana— en los que se da la tendencia opuesta, esto es, hacia una aún mayor feminización de su migración. El caso extremo es el de República Dominicana, en donde la relación de masculinidad cae de un nivel de 80 hombres por 100 mujeres en 1980, a sólo 68 hombres por 100 mujeres en 2002. OJO: NO PUDE MODIFICAR

GráfiCa 3Relación de Masculinidad de Inmigrantes

Latinoamericanos, según país de origen. 2002

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

Olivia
Note
Faltan los valores del índice (no aparecen en el original)
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Alejandro I. Canales

En segundo lugar, al considerar la evolución de la migración en las úl-timas dos décadas, observamos un hecho muy peculiar. En 1980 en todos los países, a excepción de México, se trataba en general de una migración femenina. En algunos casos, incluso, las mujeres representaban más de 58% de los migrantes. Tal es el caso de Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Honduras, países en los que el índice de masculinidad era inferior a los 75 hombres por cada 100 mujeres.

A partir de ese año podemos identificar dos grandes patrones mi-gratorios. Por un lado, países que muestran una tendencia hacia la mas-culinización de su emigración, y por otro lado países que muestran la tendencia opuesta, esto es, hacia una feminización aún mayor de la que ya prevalecía en 1980.

En el primer caso identificamos dos variantes. Primero, hay países en los que la tendencia hacia la masculinización es tan fuerte que logra revertir la primacía femenina existente en 1980. Tal es el caso de Bolivia, Guatemala, Brasil El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua y Honduras. En todos estos casos se pasa de una migración predominantemente feme-nina en 1980, a una migración predominantemente masculina en 2002. Al respecto, destaca el caso de Bolivia, que actualmente muestra el patrón migratorio más masculinizado en toda la región.

Por otro lado, en países como Cuba, Costa Rica y Panamá esta ten-dencia de masculinización de la migración es, sin embargo, mucho más débil, de tal modo que aún en 2002 se da una mayor presencia de migran-tes mujeres, aunque menos predominante que en 1980.

Por el contrario, hay un grupo de cuatro países —Chile, Perú, Colom-bia y República Dominicana— en los que se da la tendencia opuesta, esto es, hacia una aún mayor feminización de su migración. El caso extremo es el de República Dominicana, en donde la relación de masculinidad cae de un nivel de 80 hombres por 100 mujeres en 1980, a sólo 68 hombres por 100 mujeres en 2002 (véase gráfica 4).

Cabe señalar dos excepciones a estos patrones migratorios. Por un lado, los migrantes de origen uruguayo y argentino muestran un com-portamiento peculiar. En ambos casos, las variaciones en la relación de masculinidad son prácticamente insignificantes, de tal modo que se man-tiene el equilibrio en cuanto a la composición por sexo de su migración. Por otro lado, destaca el caso de México, el cual es el único país en toda la región que desde siempre ha mostrado una mayor migración masculina, situación que se ha acentuado en las últimas dos décadas, ya que pasó de

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

un índice de masculinidad de 111 hombres por cada 100 mujeres en 1980, a casi 125 en 2002.

Considerando lo anterior, podemos afirmar que a excepción de los casos de Argentina y Uruguay, el perfil sociodemográfico de la migración latinoamericana muestra una gran dinámica que se manifiesta en cambios significativos en su composición por sexo. Al respecto, destaca el hecho que de ser una emigración preferentemente femenina en 1980, se haya pasado a una situación más heterogénea en 2002, de tal forma que ac-tualmente podemos identificar países en los que prevalece una migración masculina, a la vez que en otros países se ha acentuado el predominio de una migración femenina.

Edad

Similar diversidad y heterogeneidad se presenta con relación a la estruc-tura etárea de los inmigrantes latinoamericanos. En efecto, si conside-ramos que en prácticamente todos los casos se trata de una migración laboral, es entendible la gran ausencia de menores de 15 años. Las dos únicas excepciones son Venezuela y Bolivia, países en los que se da una mayor proporción de migración infantil. En ambos casos la proporción de menores de 15 años es cercana a 15%. En todos los demás países, los niños representan menos de 10% de los migrantes, y en algunos casos,

GráfiCa 4Tendencia en la Relación de Masculinidad,

según países de origen. 1980-2002

14

URU

ARG

CHI

COL

PER

DOM

60

70

80

90

100

110

1980 1990 2002

Gráfica 4Tendencia en la Relación de Masculinidad, según países de origen. 1980-2002.

Fuente: Cálculos propios con base en datos de IMILA y CPS, 2002.

MEX

SAL

SAL

HAIVEN

CUB

CRC

70

90

110

130

1980 1990 2002

BOL

GUA

BRAECUNIC

HON

PAN

60

80

100

120

140

1980 1990 2002

Cabe señalar dos excepciones a estos patrones migratorios. Por un lado, los migrantes de origen uruguayo y argentino muestran un comportamiento peculiar. En ambos casos, las variaciones en la relación de masculinidad son prácticamente insignificantes, de tal modo que se mantiene el equilibrio en cuanto a la composición por sexo de su migración. Por otro lado, destaca el caso de México, el cual es el único país en toda la región que desde siempre ha mostrado una mayor migración masculina, situación que se ha acentuado en las últimas dos décadas, ya que pasó de un índice de masculinidad de 111 hombres por cada 100 mujeres en 1980, a casi 125 en 2002. Considerando lo anterior, podemos afirmar que a excepción de los casos de Argentina y Uruguay, el perfil sociodemográfico de la migración latinoamericana muestra una gran dinámica que se manifiesta en cambios significativos en su composición por sexo. Al respecto, destaca el hecho que de ser una emigración preferentemente femenina en 1980, se haya pasado a una situación más heterogénea en 2002, de tal forma que actualmente podemos identificar países en los que prevalece una migración masculina, a la vez que en otros países se ha acentuado el predominio de una migración femenina. @INCISO = Edad Similar diversidad y heterogeneidad se presenta con relación a la estructura etárea de los inmigrantes latinoamericanos. En efecto, si consideramos que en prácticamente todos los casos se trata de una migración laboral, es entendible la gran ausencia de menores de 15 años. Las dos únicas excepciones son Venezuela y Bolivia, países en los que se da una mayor proporción de migración infantil. En ambos casos la proporción de menores de 15 años es cercana a 15%. En todos los demás países, los niños representan menos de 10% de los migrantes, y en algunos casos, incluso representan menos de 5% —Ecuador, Cuba, Haití, El Salvador y Guatemala—. En este sentido, podemos identificar tres grandes patrones etáreos en la migración latinoamericana: 1. Por un lado, un patrón migratorio esencialmente laboral. En este tipo se incluyen los migrantes provenientes de México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Bolivia y Brasil. En todos estos casos los migrantes jóvenes en edades laborales (15 a 39 años) representan más de 56% de la migración de dichos países, alcanzando en algunos casos 66% (Honduras y Guatemala). Se trata además de una migración laboral que se renueva constantemente,

Fuente: Cálculos propios con base en datos de iMila y Cps, 2002.

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Alejandro I. Canales

incluso representan menos de 5% —Ecuador, Cuba, Haití, El Salvador y Guatemala—. En este sentido, podemos identificar tres grandes patrones etáreos en la migración latinoamericana:1. Por un lado, un patrón migratorio esencialmente laboral. En este

tipo se incluyen los migrantes provenientes de México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Bolivia y Brasil. En todos estos casos los migrantes jóvenes en edades laborales (15 a 39 años) representan más de 56% de la migración de dichos países, alcanzando en algunos ca-sos 66% (Honduras y Guatemala). Se trata además de una migración laboral que se renueva constantemente, constituyendo un flujo mi-gratorio recurrente y que se ha mantenido por muchas décadas. Esto explicaría la reducida presencia de menores de 15 años —a excepción de Bolivia— y de adultos mayores de 60 años.

2. Por otro lado, identificamos un patrón de envejecimiento de los in-migrantes, debido muy probablemente a su menor dinamismo y lenta renovación. Es el caso especialmente de la migración cubana, en tan-to casi 44% de los migrantes son mayores de 60 años, y que muy pro-bablemente emigraron de Cuba en la década de los años sesenta. Si bien en los años noventa ha habido un proceso de reimpulso al flujo migratorio cubano, éste no se dio en la magnitud y dimensiones ne-cesarias para modificar la estructura etárea de la inmigración cubana ya establecida en Estados Unidos. En similar situación, aunque con menores niveles de envejecimiento, se encuentra la inmigración pro-veniente de Chile, Uruguay, Argentina y Panamá. En todos estos ca-sos, los adultos mayores representan más de 17% de los inmigrantes de dichos países, cifra que supera ampliamente el promedio regional, e incluso está por encima del promedio en Estados Unidos.

3. Finalmente, identificamos un patrón intermedio entre estos dos extremos. Corresponde a la migración proveniente de República Dominicana, Nicaragua, Perú, Ecuador, Colombia, Haití y Costa Rica. En todos estos casos, la proporción de migrantes mayores de 60 años es superior a la que prevalece en el caso de los países de emigración laboral, pero inferior a la que prevalece en los países con migración envejecida. Asimismo, en todos estos casos la proporción de migrantes en edades laborales jóvenes (15 a 39 años) es signifi-cativamente inferior a la que prevalece en los países de migración laboral, pero también es sustancialmente superior a la que prevalece en los países del segundo grupo de migración envejecida.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Escolaridad

La escolaridad es otro aspecto que permite distinguir distintos perfiles entre los inmigrantes latinoamericanos, y que dan cuenta de la presencia de diferentes patrones migratorios. En concreto, podemos afirmar que la imagen de que los inmigrantes latinoamericanos son de baja escolaridad y bajo perfil educativo es en realidad falaz. Lo que realmente sucede es que existe una amplia heterogeneidad en los niveles de escolaridad, depen-diendo del país de origen de la inmigración. De hecho, podemos agrupar los inmigrantes en tres grandes categorías. Aquéllos con altos niveles de escolaridad, aquéllos de baja escolaridad, y los que se sitúan en niveles intermedios.1. En el primer caso identificamos a los migrantes provenientes de

Venezuela, Brasil, Argentina, Panamá, Perú, Chile y Bolivia. En to-dos estos casos, los inmigrantes con nivel de licenciatura completa o incluso posgrados, representan más de 30% de los migrantes mayores de 15 años; los venezolanos son el grupo más importante porque este grupo representa más de 43% del total de los inmigrantes venezola-nos. Como se observa, se trata de una población inmigrante con alta escolaridad que es incluso superior al promedio de la población nor-teamericana.

GráfiCa 5Inmigrantes de origen latinoamericano por grandes

grupos de edad y país de origen

15

constituyendo un flujo migratorio recurrente y que se ha mantenido por muchas décadas. Esto explicaría la reducida presencia de menores de 15 años —a excepción de Bolivia— y de adultos mayores de 60 años. 2. Por otro lado, identificamos un patrón de envejecimiento de los inmigrantes, debido muy probablemente a su menor dinamismo y lenta renovación. Es el caso especialmente de la migración cubana, en tanto casi 44% de los migrantes son mayores de 60 años, y que muy probablemente emigraron de Cuba en la década de los años sesenta. Si bien en los años noventa ha habido un proceso de reimpulso al flujo migratorio cubano, éste no se dio en la magnitud y dimensiones necesarias para modificar la estructura etárea de la inmigración cubana ya establecida en Estados Unidos. En similar situación, aunque con menores niveles de envejecimiento, se encuentra la inmigración proveniente de Chile, Uruguay, Argentina y Panamá. En todos estos casos, los adultos mayores representan más de 17% de los inmigrantes de dichos países, cifra que supera ampliamente el promedio regional, e incluso está por encima del promedio en Estados Unidos. 3. Finalmente, identificamos un patrón intermedio entre estos dos extremos. Corresponde a la migración proveniente de República Dominicana, Nicaragua, Perú, Ecuador, Colombia, Haití y Costa Rica. En todos estos casos, la proporción de migrantes mayores de 60 años es superior a la que prevalece en el caso de los países de emigración laboral, pero inferior a la que prevalece en los países con migración envejecida. Asimismo, en todos estos casos la proporción de migrantes en edades laborales jóvenes (15 a 39 años) es significativamente inferior a la que prevalece en los países de migración laboral, pero también es sustancialmente superior a la que prevalece en los países del segundo grupo de migración envejecida.

15-390-14

40-59 60 +

75% 50% 25% 0% 25% 50% 75%

HONBOLMEXGUABRASALNICPERECUVENPANDOMCRCURUCOLHAI

ARGCHI

CUB

Gráfica 5Inmigrantes de origen latinoamericano por grandes grupos de edad y país de origen

Fuente: Cálculos propios con base en CPS 2002.

@INCISO = Escolaridad La escolaridad es otro aspecto que permite distinguir distintos perfiles entre los inmigrantes latinoamericanos, y que dan cuenta de la presencia de diferentes patrones migratorios. En concreto, podemos afirmar que la imagen de que los inmigrantes latinoamericanos son de baja escolaridad y bajo perfil educativo es en realidad falaz. Lo que realmente sucede es que existe una amplia heterogeneidad en los niveles de escolaridad, dependiendo del país de origen de la inmigración. De hecho, podemos agrupar los inmigrantes en tres grandes

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

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Alejandro I. Canales

2. En el caso opuesto, esto es, de inmigrantes con muy baja escolaridad, ubicamos a aquéllos provenientes de México, El Salvador, Honduras, Guatemala y República Dominicana. En todos estos casos, la propor-ción de inmigrantes que no han concluido el nivel de preparatoria (ni-vel medio o High School) representa más de 50% de los inmigrantes mayores de 15 años, proporción que es muy superior no sólo respecto al que prevalece entre la población norteamericana, sino además al que presentan los demás países latinoamericanos. Asimismo, la pro-porción de inmigrantes de estos países con nivel de licenciatura o más no llega, en el mejor de los casos, a 10% del total de inmigrantes mayores de 15 años, cifra muy inferior al de otros países latinoameri-canos y al de la población norteamericana.

3. Finalmente, habría un tercer grupo de inmigrantes con un nivel de escolaridad intermedio, y más cercano al que prevalece entre la po-blación norteamericana. Se trata de los inmigrantes provenientes de Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Cuba, Ecuador y Haití. En particular, los inmigrantes colombianos muestran un nivel de es-colaridad que es prácticamente igual al de la población norteameri-cana, mientras que los demás inmigrantes de este grupo muestran un nivel escolar levemente inferior a ese promedio, pero superior al de los inmigrantes del segundo grupo.

GráfiCa 6Inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años,

según nivel de escolaridad y país de origen

16

categorías. Aquéllos con altos niveles de escolaridad, aquéllos de baja escolaridad, y los que se sitúan en niveles intermedios. 1. En el primer caso identificamos a los migrantes provenientes de Venezuela, Brasil, Argentina, Panamá, Perú, Chile y Bolivia. En todos estos casos, los inmigrantes con nivel de licenciatura completa o incluso posgrados, representan más de 30% de los migrantes mayores de 15 años; los venezolanos son el grupo más importante porque este grupo representa más de 43% del total de los inmigrantes venezolanos. Como se observa, se trata de una población inmigrante con alta escolaridad que es incluso superior al promedio de la población norteamericana. 2. En el caso opuesto, esto es, de inmigrantes con muy baja escolaridad, ubicamos a aquéllos provenientes de México, El Salvador, Honduras, Guatemala y República Dominicana. En todos estos casos, la proporción de inmigrantes que no han concluido el nivel de preparatoria (nivel medio o High School) representa más de 50% de los inmigrantes mayores de 15 años, proporción que es muy superior no sólo respecto al que prevalece entre la población norteamericana, sino además al que presentan los demás países latinoamericanos. Asimismo, la proporción de inmigrantes de estos países con nivel de licenciatura o más no llega, en el mejor de los casos, a 10% del total de inmigrantes mayores de 15 años, cifra muy inferior al de otros países latinoamericanos y al de la población norteamericana. 2. Finalmente, habría un tercer grupo de inmigrantes con un nivel de escolaridad intermedio, y más cercano al que prevalece entre la población norteamericana. Se trata de los inmigrantes provenientes de Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Uruguay, Cuba, Ecuador y Haití. En particular, los inmigrantes colombianos muestran un nivel de escolaridad que es prácticamente igual al de la población norteamericana, mientras que los demás inmigrantes de este grupo muestran un nivel escolar levemente inferior a ese promedio, pero superior al de los inmigrantes del segundo grupo. OJO: NO PUDE MODIFICAR

Estados Unidos

0% 20% 40% 60% 80% 100%

VENBRAARGPANPERCHIBOL

COLCRCNICURUCUBECUHAIGUADOMHONMEXSAL

Menos de High School High School o Superior Incompleta Licenciatura o más

Gráfica 6Inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años,según nivel de escolaridad y país de origen.

Fuente: Cálculos propios con base en CPS,

@SUBTITULO = El perfil socioeconómico de los inmigrantes latinoamericanos Aunque, como hemos señalado, existe una amplia diversidad, especialmente en términos de escolaridad, edad y composición por sexo, en general los inmigrantes latinoamericanos enfrentan similares condiciones laborales enmarcadas en contextos de vulnerabilidad y

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

El perfil socioeconómico de los inmigrantes latinoamericanos

Aunque, como hemos señalado, existe una amplia diversidad, especial-mente en términos de escolaridad, edad y composición por sexo, en gene-ral los inmigrantes latinoamericanos enfrentan similares condiciones laborales enmarcadas en contextos de vulnerabilidad y exclusión social. Al respecto, el análisis del perfil socioeconómico nos permitirá ilustrar la precariedad de las condiciones de vida y laborales que afectan a gran parte de la inmigración latinoamericana. Para ello, a continuación presen-tamos información estadística sobre la inserción laboral y nivel de ingreso de los inmigrantes latinoamericanos, que en gran medida describen estas condiciones de adversidad y precariedad.

Ocupación

Como hemos señalado en la primera sección, la migración latinoameri-cana en las últimas décadas, está directamente vinculada con los cambios en la dinámica y estructura del empleo y las ocupaciones, derivadas del proceso de globalización. Al respecto, un primer aspecto que permite ilustrar esta tesis es el carácter esencialmente laboral de la emigración latinoamericana, que se manifiesta, entre otras cosas, en el nivel de parti-cipación de los migrantes en la actividad económica. En efecto, en el caso de los hombres, por ejemplo, los inmigrantes latinoamericanos muestran sistemáticamente, una tasa de participación económica superior al de la población norteamericana. Las únicas dos excepciones son los migrantes cubanos y uruguayos, y que muy probablemente se deba a que se trata de una inmigración envejecida, con una importante proporción de inmigran-tes mayores de 65 años.

Cabe señalar que esta mayor tasa de actividad de los inmigrantes, se da incluso a pesar de las marcadas diferencias en los niveles de escolari-dad que ya hemos documentado. En otras palabras, tanto los inmigrantes con altos niveles de escolaridad, como los de bajo nivel de escolaridad, muestran un alto nivel de participación en la actividad económica. Los inmigrantes panameños y ecuatorianos nos permiten ilustrar esta aseve-ración. En ambos casos, la tasa de actividad económica de los inmigrantes hombres es superior a 93%, aún cuando corresponden a migrantes con opuestos niveles de escolaridad.

En el caso de la participación económica de las mujeres, la situación es algo compleja. Si bien en muchos casos las mujeres migrantes muestran

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Alejandro I. Canales

menores tasas de actividad económica que las mujeres norteamericanas, tienen, sin embargo, un nivel de participación en la actividad económica que es muy superior a la que prevalece entre las mujeres de sus países de origen. Tal es el caso, por ejemplo, de las migrantes mexicanas. En México, la tasa de participación económica de las mujeres es inferior a 40%, mien-tras que entre las migrantes mexicanas es superior a 50%, ubicándose más próxima a la tasa de participación de las mujeres norteamericanas.

GráfiCa 7Tasas de Participación Económica, según país

de origen y sexo (2002)

18

Unidos

Hombres

Estados

Mujeres

100% 75% 50% 25% 0% 25% 50% 75% 100%

PANECUGUABOLSALMEXCHIHAINICCRCPERBRAVENHONCOL

ARGDOMURUCUB

Gráfica 7Tasas de Participación Económica, según país de origen y sexo. 2002.

Fuente: Estimaciones propias con base en CPS, 2002.

De esta forma, podemos afirmar que los factores laborales motivan la inmigración latinoamericana. Por lo mismo, está expuesta a las condiciones de vulnerabilidad y precariedad que caracterizan a las transformaciones en el mercado de trabajo norteamericano, mismas que surgen de los procesos de globalización y flexibilidad laboral, y que se manifiestan en la segmentación y polarización de las ocupaciones y de la estructura del empleo. En efecto, en todos los casos la proporción de inmigrantes ocupados en puestos no calificados supera al promedio de la población ocupada en Estados Unidos, con la única excepción de los inmigrantes panameños. El caso extremo es el de los inmigrantes mexicanos, en tanto más de la mitad se emplean en ocupaciones precarias y no calificadas. Similar situación afecta a más de 45% de los inmigrantes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Ecuador, que está ocupado en empleos no calificados. Asimismo, lo opuesto sucede en el otro extremo de la estructura ocupacional. En efecto, sólo en los casos de los inmigrantes de Chile, Argentina y Panamá, la proporción que está en puestos de alto nivel de calificación (profesionales y directivos de empresas) es superior al promedio de la población norteamericana. El caso de México nuevamente es paradigmático. Menos de 6% de los inmigrantes mexicanos está en puestos profesionales y directivos, cifra que es casi 6 veces inferior a la que prevalece entre la población nacida en Estados Unidos. Asimismo, aunque a niveles algo menos dramáticos, esta situación se repite en la inmigración proveniente de casi todos los países latinoamericanos. OJO: NO PUDE MODIFICAR

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

De esta forma, podemos afirmar que los factores laborales motivan la inmigración latinoamericana. Por lo mismo, está expuesta a las condi-ciones de vulnerabilidad y precariedad que caracterizan a las transforma-ciones en el mercado de trabajo norteamericano, mismas que surgen de los procesos de globalización y flexibilidad laboral, y que se manifiestan en la segmentación y polarización de las ocupaciones y de la estructura del empleo.

En efecto, en todos los casos la proporción de inmigrantes ocupados en puestos no calificados supera al promedio de la población ocupada en Estados Unidos, con la única excepción de los inmigrantes panameños. El caso extremo es el de los inmigrantes mexicanos, en tanto más de la mitad

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

se emplean en ocupaciones precarias y no calificadas. Similar situación afecta a más de 45% de los inmigrantes de El Salvador, Honduras, Gua-temala y Ecuador, que está ocupado en empleos no calificados.

Asimismo, lo opuesto sucede en el otro extremo de la estructura ocupacional. En efecto, sólo en los casos de los inmigrantes de Chile, Argentina y Panamá, la proporción que está en puestos de alto nivel de calificación (profesionales y directivos de empresas) es superior al pro-medio de la población norteamericana. El caso de México nuevamente es paradigmático. Menos de 6% de los inmigrantes mexicanos está en puestos profesionales y directivos, cifra que es casi 6 veces inferior a la que prevalece entre la población nacida en Estados Unidos. Asimismo, aunque a niveles algo menos dramáticos, esta situación se repite en la inmigración proveniente de casi todos los países latinoamericanos.

GráfiCa 8Población Ocupada, según Calificación

en la Ocupación y País de Origen

19

Técn.y Administ.

Unidos

Profesional y DirectivosSemi Calific.

Estados

No Calificados

100% 80% 60% 40% 20% 0% 20% 40% 60% 80% 100%

MEXSALHONGUAECUURUBRADOMCOLCRCHAICUBNICARGPERBOL

VENCHIPAN

Gráfica 8Población Ocupada, según Calificación en la Ocupación y País de Origen.

Fuente: Cálculos propios con base en CPS,

En síntesis, los inmigrantes latinoamericanos tienden a estar empleados en aquellas ocupaciones de menor calificación, que por lo mismo son las más precarias, desreguladas e inestables. Puede pensarse que esta segregación ocupacional se debe a que, en general, los inmigrantes latinoamericanos tienen menor nivel de preparación y formación profesional, y no tanto a su condición migratoria. Sin embargo, los datos son elocuentes y refutan esta posible hipótesis. En efecto, al comparar la estructura ocupacional de los inmigrantes latinoamericanos respecto a la población nacida en Estados Unidos, incluyendo el nivel escolar de la población ocupada, encontramos que entre los de alta y baja escolaridad se reproduce la tendencia ya señalada, o sea, que los inmigrantes latinoamericanos están empleados predominantemente en puestos de menor calificación. Como se ilustra en la siguiente gráfica, en casi todos los casos de la población con baja escolaridad (sin High School completa), la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos de muy baja calificación es significativamente superior a la que prevalece en la población no migrante con igual nivel de escolaridad. Por el contrario, en el caso de la población con alta escolaridad (universitaria completa o más), se da la situación opuesta, esto es, la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos con calificación acorde a su nivel escolar, es significativamente inferior al promedio norteamericano, con similar nivel y formación profesional. OJO: NO PUDE MODIFICAR

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

En síntesis, los inmigrantes latinoamericanos tienden a estar emplea-dos en aquellas ocupaciones de menor calificación, que por lo mismo son las más precarias, desreguladas e inestables. Puede pensarse que esta se-gregación ocupacional se debe a que, en general, los inmigrantes latinoa-mericanos tienen menor nivel de preparación y formación profesional, y

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Alejandro I. Canales

no tanto a su condición migratoria. Sin embargo, los datos son elocuentes y refutan esta posible hipótesis.

En efecto, al comparar la estructura ocupacional de los inmigrantes latinoamericanos respecto a la población nacida en Estados Unidos, in-cluyendo el nivel escolar de la población ocupada, encontramos que entre los de alta y baja escolaridad se reproduce la tendencia ya señalada, o sea, que los inmigrantes latinoamericanos están empleados predominan-temente en puestos de menor calificación.

Como se ilustra en la siguiente gráfica, en casi todos los casos de la población con baja escolaridad (sin High School completa), la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos de muy baja cali-ficación es significativamente superior a la que prevalece en la población no migrante con igual nivel de escolaridad. Por el contrario, en el caso de la población con alta escolaridad (universitaria completa o más), se da la situación opuesta, esto es, la proporción de inmigrantes latinoamericanos empleados en puestos con calificación acorde a su nivel escolar, es signi-ficativamente inferior al promedio norteamericano, con similar nivel y formación profesional.

GráfiCa 9Población ocupada según nivel de escolaridad

y calificación en la ocupación, por país de origen

20

Muy Baja CalificaciónOtros Trabajos Muy Alta Calificación Otros Trabajos

100% 80% 60% 40% 20% 0% 20% 40% 60% 80% 100%

MEXCRCSALGUAHONNICPANCUBDOMHAIARGBOLBRACHICOLECUPERURUVEN

Gráfica 9Población ocupada según nivel de escolaridady calificación en la ocupación, por país de origenPoblación con baja escolaridad(sin High School )

Población con alta escolaridad(Universitaria o más)

Fuente: Cálculos propios con base en CPS, 2002

@INCISO = Ingresos Esta segregación ocupacional se manifiesta, entre otras cosas, en los ingresos que percibe la población latinoamericana en Estados Unidos. En efecto, el ingreso anual que en promedio perciben los inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años es de 21.3 mil dólares, cifra que es 35% inferior al promedio que percibe la población nacida en Estados Unidos. Asimismo, al desagregar esta relación por país de origen, se observa que sólo los inmigrantes panameños y nicaragüenses perciben un ingreso superior al promedio norteamericano. En todos los demás casos, el ingreso promedio es inferior. Destacan los casos de los inmigrantes provenientes de Honduras, República Dominicana, Guatemala, México, El Salvador y Cuba, quienes perciben in ingreso que es más de 40% inferior al promedio norteamericano. Asimismo, en el caso de los inmigrantes de Costa Rica, Haití, Ecuador, Perú, Uruguay y Bolivia, el ingreso promedio de los inmigrantes es entre 20% y 25% inferior al promedio de la población norteamericana. OJO: NO PUDE MODIFICAR

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Ingresos

Esta segregación ocupacional se manifiesta, entre otras cosas, en los ingresos que percibe la población latinoamericana en Estados Unidos. En efecto, el ingreso anual que en promedio perciben los inmigrantes latinoamericanos mayores de 15 años es de 21.3 mil dólares, cifra que es 35% inferior al promedio que percibe la población nacida en Esta-dos Unidos. Asimismo, al desagregar esta relación por país de origen, se observa que sólo los inmigrantes panameños y nicaragüenses perciben un ingreso superior al promedio norteamericano. En todos los demás casos, el ingreso promedio es inferior. Destacan los casos de los inmigrantes provenientes de Honduras, República Dominicana, Guatemala, México, El Salvador y Cuba, quienes perciben in ingreso que es más de 40% infe-rior al promedio norteamericano. Asimismo, en el caso de los inmigran-tes de Costa Rica, Haití, Ecuador, Perú, Uruguay y Bolivia, el ingreso promedio de los inmigrantes es entre 20% y 25% inferior al promedio de la población norteamericana.

GráfiCa 10Ingreso anual promedio de población perceptora de ingresos,

por país de origen de los inmigrantes

21

USA

0

5,000

10,000

15,000

20,000

25,000

30,000

35,000

40,000

PAN NIC VEN COL CHI ARG BRA BOL URU PER ECU HAI CRC CUB SAL MEX GUA DOMHON

Gráfica 10Ingreso anual promedio de población perceptora de ingresos,por país de origen de los inmigrantes.

Fuente: Estimaciones propias con base en CPS, 2002.

Ahora bien, resulta relevante enfatizar que esta diferencia se reproduce, con algunas excepciones, para cada estrato ocupacional, lo cual refleja que se trata efectivamente, de un fenómeno de segregación laboral en contra de la inmigración latinoamericana. En efecto, sólo en el caso de las personas empleadas como técnicos, por un lado, y en la preparación de alimentos, por el otro, los inmigrantes latinoamericanos perciben en promedio un ingreso superior al de la población norteamericana. En todos los demás casos, sin embargo, se mantiene la segregación en contra de los inmigrantes latinoamericanos. Cabe señalar además que esta segregación se da tanto en los empleos de muy alta calificación (ejecutivos y directivos) como en los menos calificados (trabajadores manuales y jornaleros agrícolas). Asimismo, el mayor grado de segregación se da en el caso de los empleados en labores de supervisión y servicios de ventas, y entre los trabajadores manuales calificados, en tanto el ingreso anual promedio de los inmigrantes latinoamericanos es, respectivamente, 39.6% y 33.6% inferior al de la población norteamericana empleada en las mismas ocupaciones. De igual manera, en estos dos grupos de ocupación se emplea 20% de los trabajadores inmigrantes latinoamericanos. OJO: NO PUDE MODIFICAR

Fuente: Elaboración propia con base en Cps 2002.

Ahora bien, resulta relevante enfatizar que esta diferencia se reproduce, con algunas excepciones, para cada estrato ocupacional, lo cual refleja

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Alejandro I. Canales

que se trata efectivamente, de un fenómeno de segregación laboral en contra de la inmigración latinoamericana.

En efecto, sólo en el caso de las personas empleadas como técnicos, por un lado, y en la preparación de alimentos, por el otro, los inmigrantes latinoamericanos perciben en promedio un ingreso superior al de la po-blación norteamericana. En todos los demás casos, sin embargo, se man-tiene la segregación en contra de los inmigrantes latinoamericanos. Cabe señalar además que esta segregación se da tanto en los empleos de muy alta calificación (ejecutivos y directivos) como en los menos calificados (trabajadores manuales y jornaleros agrícolas).

Asimismo, el mayor grado de segregación se da en el caso de los em-pleados en labores de supervisión y servicios de ventas, y entre los traba-jadores manuales calificados, en tanto el ingreso anual promedio de los inmigrantes latinoamericanos es, respectivamente, 39.6% y 33.6% infe-rior al de la población norteamericana empleada en las mismas ocupacio-nes. De igual manera, en estos dos grupos de ocupación se emplea 20% de los trabajadores inmigrantes latinoamericanos.

CUadro 2Ingreso Anual Promedio según condición migratoria

y grupos de ocupación (dólares a precios de 2002)

Grupos de Ocupación Norteamericanos no Inmigrantes

Inmigrantes DiferenciaLatinoamericanos Porcentual

Directivos y Ejecutivos 63,291 46,617 -26.30%Profesionales 55,022 52,629 -4.40%Técnicos 39,773 43,370 9.00%Supervisores y Servs. Ventas 41,385 25,017 -39.60%Oficios Calificados de la Construcción 35,688 26,235 -26.50%Servicios de Protección 37,970 25,598 -32.60%Apoyo Administrativo 27,341 24,432 -10.60%Trabajador Manual Calificado 36,466 24,196 -33.60%Transporte de materiales 32,973 26,696 -19.00%Servicios Personales 19,348 16,309 -15.70%Preparación Alimentos 13,093 16,282 24.40%Trabajador Manual No Calificado 28,033 20,485 -26.90%Ayudante y otros no Calificados 20,088 18,593 -7.40%Jornalero Agrícola 20,627 16,053 -22.20%

Fuente: Cálculos propios con base en Cps 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

Si bien los datos anteriores corresponden a promedios agregados, al desagregar la diferencia en los ingresos por país de origen de los inmi-grantes, se observa que esta situación de segregación laboral es común a casi todos los inmigrantes latinoamericanos, aunque en unos casos es de mayor gravedad. Tal es el caso de lo inmigrantes mexicanos y centroame-ricanos, quienes no sólo están expuestos a una situación de segregación en casi todos los estratos ocupacionales, sino además son los que perciben un menor nivel de ingresos, incluso con relación a los demás inmigrantes latinoamericanos.

Por su parte, en el caso de los inmigrantes del Caribe la mayor segre-gación se da en las ocupaciones de alta calificación, pero se reduce hasta casi anularse en el caso de las ocupaciones de más baja calificación.

Finalmente, en el caso de los inmigrantes sudamericanos la situación es más diversa y heterogénea. Así por ejemplo, en el caso de los inmigrantes colombianos y, en menor medida los ecuatorianos, prácticamente no se ob-serva una diferencia de ingresos respecto al promedio norteamericano, en ninguno de los estratos ocupacionales. En situación opuesta se encuentran los inmigrantes chilenos, quienes perciben un ingreso menor al promedio norteamericano en todos los estratos ocupacionales. Por último, en el caso de los demás países se da una situación intermedia, puesto que en general perciben un ingreso menor que el promedio de los norteamericanos, pero no en todos los estratos ocupacionales (véase gráfica 11).

Esta situación de segregación laboral se refleja directamente en las condiciones de vida de la población de origen latinoamericano en Esta-dos Unidos. En efecto, mientras que entre los inmigrantes latinoamerica-nos perceptores de ingresos, 15% de ellos tiene ingresos que se ubica por debajo de la línea de la pobreza, a la vez que en otro 16% su ingreso es menor a 1.5 veces la línea de pobreza, entre la población norteamericana sólo 7.6% y 7.4% se ubica en tales estratos de ingresos, respectivamente. Esto es, entre los inmigrantes latinoamericanos la incidencia de la pobre-za es más de dos veces superior al promedio de los estadounidenses.

Esta situación se reproduce con algunas pequeñas variantes en los inmigrantes de todos los países latinoamericanos. En el caso de los inmi-grantes bolivianos y costarricenses, si bien la proporción que se ubica por debajo de la línea de pobreza es menor, en ambos casos la proporción de inmigrantes que se ubican por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza es significativamente superior al promedio norteamericano.

Una situación similar ocurre en el caso de los inmigrantes de Nica-ragua, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela y Haití. En todos estos países, si

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Alejandro I. Canales

bien la proporción de inmigrantes situados debajo de la línea de pobreza es igual o levemente superior al promedio norteamericano, en todos ellos la proporción de inmigrantes ubicados por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza supera ampliamente el promedio de Estados Unidos.

Finalmente, los inmigrantes de Cuba, Honduras, México y República Dominicana presentan la situación extrema. En efecto, más de 30% de los inmigrantes de estos países se ubica por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza, a la vez que más de 15% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza.

Los inmigrantes de los demás países de América Latina se ubican en situaciones intermedias, destacándose, por un lado, los casos de Brasil y Panamá, ya que 14% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza, y, por otro lado, el de Uruguay porque más de 25% de los in-

GráfiCa 11Ingreso promedio de inmigrantes latinoamericanos

como proporción del ingreso promedio en Estados Unidos,según tipo de ocupación y país de origen

23

0%

50%

100%

150%

MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN

0%

50%

100%

150%

MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN

0%

50%

100%

150%

MEX CRC SAL GUA HON NIC PAN CUB DOM HAI ARG BOL BRA CHI COL ECU PER URU VEN

Gráfica 11Ingreso promedio de inmigrantes latinoamericanos como proporción del ingreso promedio en Estados Unidos,según tipo de ocupación y país de origen.

Ocupaciones de Alto Nivel de Calificación

Ocupaciones de Nivel Medio de Calificación

Ocupaciones de Bajo Nivel de Calificación

Fuente: Estimacines propias con base en CPS, 2002.

Esta situación de segregación laboral se refleja directamente en las condiciones de vida de la población de origen latinoamericano en Estados Unidos. En efecto, mientras que entre los inmigrantes latinoamericanos perceptores de ingresos, 15% de ellos tiene ingresos que se ubica por debajo de la línea de la pobreza, a la vez que en otro 16% su ingreso es menor a 1.5 veces la línea de pobreza, entre la población norteamericana sólo 7.6% y 7.4% se ubica en tales estratos de ingresos, respectivamente. Esto es, entre los inmigrantes latinoamericanos la incidencia de la pobreza es más de dos veces superior al promedio de los estadounidenses. Esta situación se reproduce con algunas pequeñas variantes en los inmigrantes de todos los países latinoamerpicanos. En el caso de los inmigrantes bolivianos y costarricenses, si bien la proporción que se ubica por debajo de la línea de pobreza es menor, en ambos casos la proporción de inmigrantes que se ubican por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza es significativamente superior al promedio norteamericano. Una situación similar ocurre en el caso de los inmigrantes de Nicaragua, Chile, Perú, Ecuador, Venezuela y Haití. En todos estos países, si bien la proporción de inmigrantes situados debajo de la línea de pobreza es igual o levemente superior al promedio norteamericano, en todos ellos la proporción de inmigrantes ubicados por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza supera ampliamente el promedio de Estados Unidos. Finalmente, los inmigrantes de Cuba, Honduras, México y República Dominicana presentan la situación extrema. En efecto, más de 30% de los inmigrantes de estos países se ubica por debajo de 1.5 veces la línea de pobreza, a la vez que más de 15% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza.

Fuente: Estimaciones propias con base en Cps, 2002.

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

migrantes se ubica entre 1 y 1.5 veces la línea de la pobreza, a los que hay que sumar otro 11% que se ubica por debajo de la línea de pobreza.

GráfiCa 12Inmigrantes latinoamericanos según nivel de ingresos

(mayores de 15 años peceptores de ingresos)

24

Los inmigrantes de los demás países de América Latina se ubican en situaciones intermedias, destacándose, por un lado, los casos de Brasil y Panamá, ya que 14% de los inmigrantes se ubica por debajo de la línea de pobreza, y, por otro lado, el de Uruguay porque más de 25% de los inmigrantes se ubica entre 1 y 1.5 veces la línea de la pobreza, a los que hay que sumar otro 11% que se ubica por debajo de la línea de pobreza. OJO: NO PUDE MODIFICAR

0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% 40%

DOMMEXURUHONCUBHAIARGVENGUAECUSALPERBRACOLPANCHINICBOLCRC

Menos deLínea Pobreza

Menor a 1.5Línea Pobreza

Gráfica 12Inmigrantes latinoamericanos según nivel de ingresos(mayores de 15 años peceptores de ingresos)

Fuente: Estimaciones propias con base en CPS, 2002

@SUBTITULO = Conclusión La migración internacional es uno de los signos que mejor ilustra las desigualdades estructurales entre países y regiones asociadas a los procesos de globalización. Estas desigualdades se manifiestan en la inequidad en el acceso a bienes y servicios. América Latina no es ajena a estos procesos, de tal forma que actualmente la movilidad de la población adquiere una multiplicidad de formas, modificando y diversificando sus orígenes y destinos, contribuyendo a la configuración de una diversidad de patrones migratorios cada vez más complejos y dinámicos. Todo ello nos lleva a plantear la necesidad de revisar y reformular los esquemas de análisis, categorización y comprensión de este fenómeno en América Latina. Uno de los aspectos más relevantes en la transformación de la dinámica migratoria en América Latina, es que ha pasado de ser una región de atracción migratoria a una región de emigración, contribuyendo a esta gran marcha del Sur al Norte que caracteriza a los movimientos poblacionales en esta era de globalización. Una particularidad de la migración latinoamericana, es que no sólo se ha intensificado, sino que también se ha extensificado, tanto en términos de sus orígenes como de sus destinos y modalidades migratorias. Si hasta los años sesenta la emigración latinoamericana era casi exclusivamente intraregional, y se daba fundamentalmente entre países limítrofes, hoy en día, en cambio, podemos señalar dos importantes modificaciones. Por un lado, estos desplazamientos intraregionales se han extendido más allá de los flujos transfronterizos y, por otro lado, los desplazamientos hacia el mundo desarrollado se han incrementado en forma exponencial, especialmente Estados Unidos y más recientemente Europa, Japón y Australia (Pellegrino y Martínez, 2001). En este trabajo hemos querido documentar con información estadística reciente las características de la emigración de latinoamericanos a Estados Unidos, el cual constituye

Fuente: Estimaciones propias con base en Cps, 2002.

Conclusión

La migración internacional es uno de los signos que mejor ilustra las des-igualdades estructurales entre países y regiones asociadas a los procesos de globalización. Estas desigualdades se manifiestan en la inequidad en el acceso a bienes y servicios. América Latina no es ajena a estos proce-sos, de tal forma que actualmente la movilidad de la población adquiere una multiplicidad de formas, modificando y diversificando sus orígenes y destinos, contribuyendo a la configuración de una diversidad de patrones migratorios cada vez más complejos y dinámicos. Todo ello nos lleva a plantear la necesidad de revisar y reformular los esquemas de análisis, categorización y comprensión de este fenómeno en América Latina.

Uno de los aspectos más relevantes en la transformación de la diná-mica migratoria en América Latina, es que ha pasado de ser una región

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de atracción migratoria a una región de emigración, contribuyendo a esta gran marcha del Sur al Norte que caracteriza a los movimientos pobla-cionales en esta era de globalización. Una particularidad de la migración latinoamericana, es que no sólo se ha intensificado, sino que también se ha extensificado, tanto en términos de sus orígenes como de sus destinos y modalidades migratorias. Si hasta los años sesenta la emigración lati-noamericana era casi exclusivamente intraregional, y se daba fundamen-talmente entre países limítrofes, hoy en día, en cambio, podemos señalar dos importantes modificaciones. Por un lado, estos desplazamientos in-traregionales se han extendido más allá de los flujos transfronterizos y, por otro lado, los desplazamientos hacia el mundo desarrollado se han in-crementado en forma exponencial, especialmente Estados Unidos y más recientemente Europa, Japón y Australia (Pellegrino y Martínez, 2001).

En este trabajo hemos querido documentar con información estadís-tica reciente las características de la emigración de latinoamericanos a Estados Unidos, el cual constituye actualmente el principal flujo migrato-rio en la región. En particular, la hipótesis subyacente que hemos detalla-do en la primera sección de este documento es que esta nueva emigración de latinoamericanos hacia la principal economía del mundo desarrollado se asocia directamente con las transformaciones en la estructura produc-tiva y del mercado laboral en dicha economía, como consecuencia de los procesos de polarización y segmentación del empleo que acompañan a la globalización. En este sentido, la inserción laboral de los inmigrantes en la economía estadounidense se ve condicionada por los procesos de des-regulación contractual y flexibilidad laboral de los mercados de trabajo, dando así origen a nuevas formas de diferenciación y segregación laboral (Stalker, 2000).

En efecto, las distintas formas de flexibilidad laboral inciden direc-tamente en la estructura de ocupaciones, el nivel de empleo y salarios, y el sistema de relaciones laborales. Como la estructura ocupacional se transforma, se favorecen los empleos a tiempo parciales, a domicilio y otras formas de subcontratación. Esto lleva necesariamente a una preca-rización del empleo y una mayor vulnerabilidad del trabajador ante estas nuevas condiciones de funcionamiento del mercado laboral.

Esta heterogeneidad resultante constituye, sin embargo, la base de las nuevas formas de polarización y segmentación de los mercados laborales, y sobre la que se configuran diversas formas de exclusión, discriminación y segregación social, que afecta, entre otros, a los trabajadores migrantes. En particular, esta estrategia de flexibilidad y desregulación laboral es la

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

base de una nueva oferta de puestos de trabajo para la población migran-te, situación que por lo mismo tiene implicaciones directas sobre la diná-mica de la migración y sus cambios en la última década. De esta forma entonces podemos explicar no sólo el crecimiento de la migración, sino también sus nuevas modalidades, perfiles sociodemográficos y condicio-nes de empleo, los cuales hemos documentado en secciones anteriores.

En cuanto a las tendencias de la emigración latinoamericana a Es-tados Unidos, en general, hay un incremento de la emigración en todos los países, aunque no en la misma proporción. Sin duda, la migración mexicana es la de mayor magnitud, aportando actualmente más de 60% de la emigración latinoamericana a dicho país. No obstante, ponemos énfasis en dos consideraciones. Por un lado, los países pequeños aportan un creciente número de emigrantes. Tal es el caso de El Salvador, por ejemplo, que es el país que presenta la mayor tasa de emigración a Es-tados Unidos. Por otro lado, a diferencia de la emigración mexicana que se concentra exclusivamente en desplazamientos a Estados Unidos, en el resto de América Latina la situación es más compleja. En particular, para los dominicanos, ecuatorianos, peruanos, colombianos y más recien-temente argentinos, Europa es un destino tanto o más importante que Estados Unidos.

Asimismo, en relación con los destinos en Estados Unidos, la situa-ción es ambivalente. Por un lado, por lo general existe una amplia con-centración de la inmigración en determinados estados: California, Flori-da, Texas y Nueva York. Por otro lado, hay una importante diferenciación regional en cuanto a estos destinos. Mientras los inmigrantes mexicanos y centroamericanos se dirigen principalmente a California, Texas y en menor medida a los estados de la costa atlántica, los inmigrantes del Ca-ribe y Sudamérica, en cambio, muestran el patrón opuesto, al dirigirse principalmente a Florida y Nueva York, y en mucho menor medida a los estados del suroeste.

En relación con perfil sociodemográfico, hay una compleja diversidad de situaciones. En general, se trata de una emigración de carácter laboral que por lo mismo involucra esencialmente a personas de edades jóvenes (15 a 39 años), aunque se dan algunas excepciones, siendo el caso más extremo el de la emigración cubana, la que si bien se ha renovado en la última década, como consecuencia de la crisis que afectó a su economía en los años noventa, el nuevo flujo migratorio no ha sido suficiente para revertir el proceso de envejecimiento de la población cubana residente en Estados Unidos.

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Asimismo, hay una amplia diversidad de situaciones con relación a la composición de la migración. Mientras en general la emigración se ha masculinizado, hay algunos casos en que se da el proceso inverso. Des-tacan en especial los casos de la emigración colombiana, dominicana y peruana, tanto porque se trata de migraciones de magnitud importante, como por el gran peso que tienen en ella las mujeres.

En relación con la inserción laboral de los inmigrantes latinoameri-canos, sin embargo, la situación ya no es tan heterogénea y diversa. En concreto, podemos señalar que con las debidas excepciones, los latinoa-mericanos tienden a estar expuestos a diferentes condiciones de preca-riedad laboral y segregación ocupacional. Al respecto, los datos que he-mos presentado nos permiten documentar esta situación de segregación laboral, al menos desde dos dimensiones. Por un lado, los inmigrantes latinoamericanos, aun cuando tengan similares niveles de capacitación y educación que los trabajadores norteamericanos, tienden, sin embargo, a ser relegados a puestos de menor calificación, más precarios, inestables y vulnerables. Por otro lado, los inmigrantes latinoamericanos sistemáti-camente perciben menores remuneraciones e ingresos que el promedio de los trabajadores norteamericanos, aun cuando están en los mismos empleos y ocupaciones.

De esta forma, los inmigrantes latinoamericanos son segregados la-boralmente hacia diversas ocupaciones de bajos salarios, destacándose las siguientes:1. El mercado urbano más importante, sin duda, es el de servicios inten-

sivos en trabajo que incluye oficios en restaurantes y como repartido-res, mensajeros y otros servicios de consumo.

2. En industrias que tradicionalmente se han abastecido de mano de obra migrante, tales como ropa y vestido, las mujeres suelen ser la fuerza de trabajo predominante.

3. Un tercer tipo es el autoempleo en la economía informal o de venta en la calle. Un ejemplo es la venta de flores en el centro y el metro de Manhattan, así como en las principales ciudades.

4. Un cuarto tipo de empleo es el trabajo por día. Este es más o menos reciente y reproduce los patrones de contratación de trabajadores mi-grantes en la agricultura del sur de California.

5. Un caso particular es el de los jornaleros agrícolas mexicanos, quie-nes aportan más de 25% de la fuerza de trabajo agrícola, cifra que se incrementa a más de 50% en estados como California. Cabe señalar

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Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos

que se trata de los empleos más precarios y peor remunerados, como hemos documentado en páginas anteriores.6. Por último, aunque cada vez es más importante la proporción de

inmigrantes latinoamericanos con mayores niveles de educación que se emplean en trabajos de mayor calificación, ellos también están expuestos a diversas situaciones de segregación laboral y vulnerabilidad social, que se ilustra, entre otras cosas, con condiciones laborales más precarias y es-pecialmente con menores niveles de ingresos, en comparación con lo que perciben en promedio los trabajadores norteamericanos con ocupaciones similares.

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração

econômica: Brasil no Mercosul

Neide Lopes PatarraRosana Baeninger

Introdução

Este texto constitui-se num desdobramento e atualização de estudos ante-riores voltados à análise das transformações e efeitos dos movimentos migratórios internacionais no âmbito do Mercosul. Sempre contextuali-zados a partir de processos macro-estruturais de reestruturação produ-tiva e no contexto internacional da atual etapa da globalização, em suas múltiplas dimensões e desdobramentos, esses estudos também voltam-se aos possíveis efeitos da formação do bloco econômico como estratégia multilateral para fazer frente aos efeitos freqüentemente perversos do contexto contemporâneo em seu desdobramento em termos de desloca-mentos populacionais emergentes.

A crescente importância das migrações internacionais no contexto da globalização tem sido objeto de um número expressivo de contribuições importantes, de caráter teórico e empírico, que atestam para sua diversi-dade, significados e implicações.

Parte significativa desse arsenal de contribuições importantes voltam-se à reflexão sobre as enormes transformações econômicas, sociais, polí-ticas, demográficas e culturais processando-se em âmbito internacional, principalmente a partir dos anos 80 do século passado. Como eixo de re-flexão situam-se as mudanças advindas do processo de reestruturação da

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Neide Lopes Patarra, Rosana Baeninger

produção1, o que implica em novas modalidades de mobilidade do capital e da população em diferentes partes do mundo (Sassen, 1988).

As novas modalidades migratórias demandaram, no cenário da glo-balização, a necessidade de reavaliação dos paradigmas para o entendi-mento e conhecimento das migrações internacionais no mundo, onde a incorporação de novas dimensões explicativas torna-se imprescindível, bem como a própria definição do fenômeno migratório deve ser revista2 È imprescindível que se considere, hoje, o contexto de luta e compromissos internacionais assumidos em prol da ampliação e efetivação dos Direitos Humanos dos migrantes; é preciso se reconhecer o novo, difícil e confliti-vo papel dos Estados Nacionais e das políticas sociais em relação aos pro-cessos internacionais e internos de distribuição da população no espaço, cada vez mais desigual e excludente; há que se tomar em conta as tensões entre os níveis de ação internacional, nacional e local; enfim, há que se considerar que os movimentos migratórios internacionais constituem a contrapartida da reestruturação territorial planetária intrinsecamente re-lacionada à reestruturação econômico-produtiva em escala global.

Com a velocidade das transformações tecnológicas (Castells, 1999); com a compressão do espaço e do tempo (Harvey, 1992); com a nova con-formação da hierarquia urbana internacional (Sassen, 1988); com a conso-lidação de redes de lugares e dos lugares de redes (Benko e Lipietz, 1994); com a intensidade e diversidade dos deslocamentos populacionais, que definem e redefinem espaços transnacionais (Glick e Schiller, 1997), a im-portância do fenômeno migratório internacional reside hoje muito mais em suas especificidades, em suas diferentes intensidades e espacialidades e em seus impactos diferenciados (particularmente ao nível local) do que no volume de imigrantes envolvidos nos deslocamentos populacionais.

Acontecimentos recentes, como o 11 de setembro nos Estados Uni-dos e sua estratégia militar preventiva iniciada com a Guerra do Iraque, os conflitos do Oriente Médio, as tensões entre comunidades de imigran-tes muçulmanos na Europa, entre outras manifestações das contradições

1. Veja-se dentre outros: Harvey (1992), Piore (1979), Benko e Lipietz (1998).2. É bastante expressivo o montante e qualidade da produção de Demógrafos e especialistas em

Estudos Populacionais para o tema; mesmo com o risco de lacunas, é importante mencionar o trabalho da Comissão de Migração Internacional da iUssp (cf, entre outros, Massey D. et al.,1993, Massey (1996); a produção mexicana, consistente e numerosa, expressa-se nas varia-das publicações da SOMEDE; importante, também, entre outras, a contribuição de Alejandro Canales para a reconceituação da questão populacional na globalização (Canales, 2003).

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

e conflitos que permeiam a vida coletiva neste início de século reforçam-se também as dimensões de racismo e xenofobia.

Por outro lado, é o momento decisivo de se decidir, no plano interna-cional, quais os países que terão acesso ao desenvolvimento, ou que paí-ses poderão lograr o desenvolvimento econômico e superar sua condição de eternos países em desenvolvimento; e nesse cenário comparecem os países da América do Sul, onde, com exceções e de um modo geral, nas décadas passadas assistiu-se a um processo de democratização, embora as crises financeiras, o déficit fiscal, as dívidas externas e internas, o estanca-mento do processo produtivo, entre outras dimensões, imprimiram a essa dinâmica a contrapartida de aumento da pobreza, da desigualdade, da exclusão, distanciando-os ainda mais do países do Primeiro Mundo.

Para superar a distância que os separa dos países desenvolvidos, o continente desenvolve estratégias, muitas vezes oscilando entre a obedi-ência aos cânones neo-liberais e as tentativas de incrementar o resgate social acumulado. Nesse contexto move-se o Mercosul, que já há mais de um década opera com oscilações, contradições e desafios, ao mesmo tem-po que as discussões sobre comércio internacional e a alCa recrudescem ainda mais os conflitos internos à região.

A conjuntura política, por outro lado, aponta para a emergência de lideranças mais voltadas ao reforço regional conjunto do continente sul-americano como estratégia de enfrentamento da situação adversa. No âmbito do Mercosul, o presidente Lula e sua política externa parecem dirigidas ao fortalecimento do bloco de integração; na conjuntura que tem Kirschner na Argentina, país rival mas também aliado, a conjuntura política parece favorecer uma maior dinamismo e uma relativo avanço nas políticas sociais que envolvem diretamente aqueles que se movimen-tam internamente nos países do bloco, quer com mudança de residência, quer como retornos de situações precárias anteriores, quer como circu-laridade, com dupla residência, permanências temporárias, ilegalidade, clandestinidade, com famílias ou individualmente, com aumento da par-ticipação das mulheres, entre outras características. Seria o momento de retomar o esquecido conceito de cidadania comunitária?

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Migração internacional recente de e entre países da América do Sul: principais características e tendências

Os deslocamentos populacionais entre os países da América do Sul, de um modo geral, são históricos e bastantes complexos, envolvendo desde fluxos intercontinentais até aqueles em espaços bi-nacionais e tri-nacio-nais3. Essas migrações compreendem diversas formas de mobilidade da população no território e derivam tanto de fatores econômicos quanto políticos.

Em trabalho recente, incorporando resultados dos Censos Demográ-ficos ronda 2000, Martinez (2003) aponta novas tendências e significativas mudanças nos padrões migratórios da América Latina e Caribe, a saber: a) a imigração de ultramar que registra um esgotamento indeclinável; b) a migração intraregional, que experimentou uma modesta intensidade e mantém um predomínio feminino; e c) a emigração em direção aos Esta-dos Unidos que concentra três/quartas partes dos migrantes da região e se inscreve dentro do padrão migratório Sul-Norte.

Ressalta o autor, ademais, a nova tendência de direcionamento dos fluxos rumo ao primeiro mundo : Espanha, envolvendo imigrantes de um grande número de países, inclusive o Brasil e o Japão, que envolve Peru e Brasil. No que se refere aos movimentos intra-regionais, durante o decênio de 1970 houve um grande aumento da migração e o número de migrantes duplicou; dos anos 80 em diante o crescimento do stock desses migrantes foi modesto e pode-se conjecturar que tenha aumenta-do levemente até os anos 2000. É interessante de se observar que esses movimentos migratórios envolvem não apenas mudança de residência como também manifestam-se numa variedade de modalidades como, por exemplo, a mobilidade temporal ou circular, associadas aos ciclos eco-nômicos e às atividades agrícolas, à construção de grandes obras e ao comércio, entre outras, e sua influência se faz sentir especialmente nas regiões fronteiriças.

Como indica a experiência de décadas passadas, o padrão intrare-gional tem sido, ademais, sensível às conjunturas de expansão e retração econômica e à violência, que propicia tanto uma fuga para países vizi-

3. As características, tendências e modalidades dos movimentos migratórios na América do Sul com especial referência aos países do Mercosul foram objeto de estudos anteriores (Patarra, 2000; Patarra e Baeninger, 2001) e beneficiaram-se muito das análises elaboradas pelos colegas do Celade, com base no IMILA (Villa, 2000, Villa e Martinez, 2000).

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

nhos como um retorno aos países de origem quando essa violência parece amenizar-se; em alguns casos, esses movimentos derivam de deslocamen-tos internos; esse é o caso da Colômbia nos últimos anos: os colombianos seguem representando o principal fluxo migratório intra-regional e de busca de refúgio em países vizinhos.

O comportamento observado durante os anos oitenta deveu-se ao im-pacto da crise econômica e seus programas de reforma estrutural - que se fizeram sentir com força especial nas principais nações de destino - a década perdida para o desenvolvimento trouxe, não obstante, a recupera-ção das formas democráticas de convivência nos países.

A década de 90 foi de oscilações, mas com predominância de acirra-mento de crises e instabilidade política; os principais países sul-america-nos de imigração (Argentina e Venezuela) não tiveram a estabilidade su-ficiente para atrair migrantes como em outras épocas, mantendo-se uma transferência, mas com menor intensidade.

Ainda que não se possa concluir que as origens e destinos das corren-tes migratórias dentro da América do Sul não se alteraram maiormente no último decênio - tendência das décadas passadas - é claro que há sinais nessa direção. Venezuela experimentou uma leve aumento no número de seus imigrantes da região (81% colombianos). Os colombianos têm também importante presença no Equador e no Panamá e seu número au-mentou significativamente, no primeiro caso, principalmente mulheres. Martinez (2003) constata que de acordo com o ACNUR, os colombianos sempre constituíram populações flutuantes em zonas fronteiriças e isso se acentuou em conseqüência do aumento da violência; além disso apenas uma minoria desses migrantes conseguiu o status de refugiado político. A imigração em direção ao Chile - principalmente de cidadãos peruanos - foi importante durante os anos noventa, ao ponto que marca a presença quantitativa de estrangeiros mais elevada de sua história, produto de um grande crescimento, ainda que essa tendência não tenha sido de todo iné-dita e o estoque de estrangeiros tenha uma gravidade percentual apenas superior a 1% da população do país (p. 24 e 25)

Movimentos internacionais recentes de e para o Brasil

O novo contexto internacional trouxe transformações das mais significa-tivas para os movimentos internacionais de população de e para o Brasil; passados quase cem anos de imigração internacional massiva, os anos 80

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e 90 do século xx trouxeram à tona a questão das migrações internacio-nais para o país; inserindo-se agora neste novo momento da história das migrações internacionais, a saída de brasileiros para o exterior bem como a entrada de novos contingentes de estrangeiros passou a emergir como importante questão demográfica

O Brasil foi o último país da América Latina a entrar na tendência de emigração rumo ao primeiro mundo a partir dos 1980; foi nesse período que, pela primeira vez, verificou-se uma saída significativa de sua popu-lação.

Os dados a respeito desse movimento são fragmentados e de difícil aferição; estima-se, contudo, que mais de dois milhões de pessoas tenham deixado o país nas últimas décadas. De acordo, com as informações do Ministério das Relações Exteriores, do total de 1.887.895 brasileiros resi-dentes no exterior no ano 2002, 42% encontravam-se nos Estados Unidos (quase 700 mil brasileiros); 24% no Paraguai ( em torno de 450 mil); 11% no Japão (225 mil brasileiros). Para os países do primeiro mundo, estima-se em 1,5 milhão a emigração de brasileiros.

A outra face dessa nova migração internacional é a entrada recen-te de estrangeiros no Brasil. Considerando o estoque de estrangeiros no País, nota-se, no entanto, um decréscimo nesse contingente por se tratar do total de estrangeiros independente do tempo de residência: de 912 mil pessoas em 1980 para 651 mil pessoas em 2000, representando apenas 0,38% de sua população total. No conjunto desse contingente popula-cional estrangeiro pode-se observar, na Tabela 1, que as nacionalidades predominantes são aquelas ainda constitutivas do padrão ultramar (Villa e Rodrigues, 2000): mais da metade desse estoque de estrangeiros nas-ceram na Europa (57,5%). Seguem mais distantes, os asiáticos (18,2%), com destaque para os japoneses (10%) e os ‘mercosulinos’ (17,2%).

Tabela 1Estrangeiros Residentes segundo País de Nascimento, Brasil (2000)

País de Nascimento Estrangeiros Total

Distribuição Relativa (%)

Proporção de Imigrantes do período 1990-2000 (%)

Mercosul 65.103 9,99 35,43Argentina 23.607 3,62 33,91Paraguai 28.082 4,31 41,63Uruguai 13.414 2,05 25,13Mercosul ampliado 111.959 17,19 33,70

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

País de Nascimento Estrangeiros Total

Distribuição Relativa (%)

Proporção de Imigrantes do período 1990-2000 (%)

Argentina 23.607 3,62 33,91Paraguai 28.082 4,31 41,63Uruguai 13.414 2,05 25,13Chile 16.388 2,52 12,57Bolívia 20.015 3,07 38,04Peru 10.453 1,60 47,68América sul/central 13.417 2,06 50,40América norte 15.944 2,45 56,50Europa 374.26 57,47 6,11África 15.373 2,36 29,05Ásia 118.87 18,25 10,39Japão 69.870 10,73 6,90Oceania 541 0,08 48,06outros/sem espec. 862 0,13 27,03Total 651.226 100,00 15,12

Fonte: fibGe, Censos Demográficos de 2000. Tabulações Especiais, nepo/UniCaMp.

A proporção de imigrantes internacionais recentes (1990-2000) no total deste estoque de estrangeiros indica, contudo, novas modalidades migratórias, com a crescente importância do contexto regional do Mer-cosul; por exemplo, a imigração recente do Paraguai para o Brasil repre-senta quase a metade dos paraguaios aqui residentes, sendo que para os demais paises do Mercosul essa proporção e superior a 30%. Além disso, destaca-se a imigração recente de americanos, demais paises da América do Sul/Central e África; essas migrações recentes constituem uma das dimensões do cenário das mudanças econômicas internacionais vigentes na sociedade global (Ianni, 1996).

Traço característico da imigração estrangeira no cenário da globali-zação é a condição clandestina dos migrantes (Sales, 1991; Patarra e Ba-eninger, 1995), tornando ainda mais difícil a mensuração desses fluxos. É nesse contexto, portanto, que esses novos fluxos de imigrantes para o Brasil são de difícil percepção e aferição.

Apesar das limitações dos censos demográficos para captar a infor-mação sobre migração internacional4, esta fonte permite identificar as tendências recentes do fenômeno. Considerando a década de 80 e a de 90,

4. Veja-se Villa e Martinez (2000).

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aumentou o volume da migração internacional no Brasil: de 89 mil para 98 mil estrangeiros (Tabela 2). Os países de nascimento desse contingen-te, que passou a residir no Brasil nessas décadas, estiveram concentrados no Mercosul Ampliado5, respondendo por cerca de 40% dos imigrantes internacionais recentes que chegaram no País, seguido da Europa (mais de 20%), Ásia (12,5%) e América do Norte (9,1%). Essas evidências in-dicam, de um lado, que o Brasil aumentou sua inserção nas migrações do Mercosul; de outro lado, retomou as migrações de ultramar, com fluxos da Europa e Ásia. Ressalte-se ainda que a imigração internacional norte-americana recente esta relacionada a alocação temporária de mão-de-obra qualificada.6

No caso das migrações internacionais de ultramar, se para o conjunto da América Latina e Caribe o padrão migratório ultramar realmente se viu esgotado até os anos 50 (Villa e Martinez, 2000) e não demonstra novo impulso, para o caso brasileiro esses fluxos – se não se configuram um padrão (nos moldes do final do século passado)-, marcam uma nova modalidade de movimento imigratório internacional para o País. Os anos 80 demonstram o vigor desses fluxos, uma vez que para os anos 90 as-siste-se um ligeiro declínio nesses volumes de imigrantes. Os imigrantes com origem na Europa, com destaque para Portugal, passam de 24 mil para 22 mil, de uma para outra década; para a Ásia, o fluxo decresce de 18 mil para 12 mil, indicando a diminuição na entrada de coreanos, dado que os imigrantes japoneses recentes passaram de 3 mil para quase 5 mil, respectivamente. Deve-se ainda considerar a importância crescente da migração africana, que quase dobrou seu volume, do período 1981-1991 para 1990-2000: de 2,5 mil para 4,8 mil imigrantes no Brasil.

Já os deslocamentos populacionais entre os países da região são his-tóricos e bastante complexos, envolvendo desde fluxos intercontinentais até aqueles em espaços binacionais e trinacionais. Essas migrações com-preendem diversas formas de mobilidade da população no território lati-no-americano e caribenho e derivam tanto de fatores econômicos quanto políticos7.

5. Considera-se - alem de Argentina, Paraguai e Uruguai - Chile, Bolívia e Peru.6. Ministério do Trabalho e do Emprego. Secretaria de Relações do Trabalho (srt)/Coordenação

Geral de Imigração (CGi); Cnpd (2000).7. Veja-se Pellegrino (1989), Villa (1997), Lattes e Lattes (1997), Maguid (2000), dentre outros.

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

tabela 2População Imigrante Internacional segundo País de Nascimento

Brasil, 1981-1991 e 1990-2000

País de Nascimento Estrangeiros Entrados no Brasil

Distribuição Relativa (%)

Incremento Relativo (%)

1981-1991 1990-2000 1981-1991 1990-2000 1981-1991/1990-2000

Mercosul 18.303 23.068 20,51 23,41 20,56Argentina 8.879 8.005 9,95 8,12 -10,92Paraguai 5.319 11.692 5,96 11,86 54,51Uruguai 4.105 3.371 4,60 3,42 -21,77Mercosul ampliado 35.747 37.727 40,06 38,30 5,25Argentina 8.879 8.005 9,95 8,12 -10,92Paraguai 5.319 11.692 5,96 11,86 54,51Uruguai 4.105 3.371 4,60 3,42 -21,77Chile 6.864 2.06 7,69 2,09 -233,20Bolívia 8.022 7.615 8,99 7,72 -5,34Peru 2.558 4.984 2,86 5,05 48,68América sul/central 5.209 6.763 5,83 6,86 22,98América do norte 8.029 9.008 9,00 9,14 10,87Europa 24.532 22.874 27,49 23,21 -7,25África 2.517 4.466 2,82 4,53 43,64Ásia 18.205 12.361 20,40 12,55 -47,28Japão 3.361 4.822 3,76 4,89 30,30Oceania 45 260 0,05 0,26 82,69Outros/sem especificação

635 233 0,71 0,23 -172,53

Total 89.235 98.514 100,00 100,00 9,42

Fonte: fibGe, Censos Demográficos de 1991 e 2000. Tabulações Especiais, nepo/UniCaMp.

Esse padrão migratório intra-regional vem se tornando mais nítido a partir dos anos 70 (Villa, 1997). A permeabilidade das fronteiras que inte-gram os países da América Latina, num contexto de integração econô-mica regional, vem contribuindo para a intensificação dos deslocamentos de população de tipo fronteiriço ou entre países limítrofes, com os deslo-camentos transfronteiriços (Pellegrino, 1995; Patarra, 1997), ao lado de deslocamentos metropolitanos.

No caso desse padrão migratório latino-americano torna-se ainda mais evidente que a importância do fenômeno reside nas novas situações presentes nos processos migratórios intra-regionais, já que a enorme di-

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versidade e potencialidade de espaços da migração na América Latina contribuem para uma menor concentração nos volumes de migrantes.

Dos anos 80 para os 90 é possível observar o expressivo aumento no fluxo de paraguaios para o Brasil (de 5 mil para 11 mil), de peruanos (de 2,5 mil para 5 mil) e dos demais países da América do Sul e Central ( de 5,2 mil para 6,7 mil). Diminuíram, contudo, a migração de argenti-nos para o Brasil (de 8,8 mil para 8 mil), de uruguaios (de 4,1 mil para 3,4 mil), de bolivianos (de 8 mil para 7,6 mil), e, com decréscimo mais expressivo, de chilenos (de 6,8 mil para 2,1 mil); nesse ultimo caso, por constituir a maioria desse contingente de mão-de-obra qualificada (Pa-tarra e Baeninger, 2001) a crise dos anos 90 pode ter influenciado essa desaceleração acentuada do movimento migratório.

Dentre as migrações internacionais do Mercosul para o Brasil, nos anos 90, a metade teve origem no Paraguai; 34,7% na Argentina; e, 14,6 % no Uruguai. Para o Mercosul Ampliado, a migração de paraguaios para o Brasil respondeu por 31% do total, seguida do fluxo de argentinos (21,2% do total) e dos bolivianos (20,2%) e, finalmente, dos peruanos (13,2%). Esses fluxos indicam que para a compreensão dos deslocamen-tos populacionais no Mercosul é preciso que se amplie a região de análi-se, incorporando, mesmo que de maneira agregada, paises que imprimem uma nova dinâmica às migrações na América Latina.

Migração internacional do trabalhador global e de grupos étnicos: país, metrópoles e fronteiras

O perfil do migrante internacional analisado através do censo demográ-fico, embora permita conhecer algumas especificidades do fenômeno, aponta a seletividade migratória desse contingente populacional. De modo geral, o grau de escolaridade, a inserção nas atividades econômi-cas, a ocupação desses imigrantes internacionais captados pelo censo apresentam-se bastante favoráveis, uma vez que se tratam de imigrantes que, além de poderem estar legalizados no País, estão sendo absorvidos pelo mercado de trabalho.

Feitas essas ressalvas, as análises a seguir possibilitam identificar para o caso brasileiro: a migração internacional do trabalhador global (Cas-tells, 1999); a migração internacional de grupos étnicos e a migração in-ternacional fronteiriça.

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

A migração internacional do trabalhador global e de grupos étnicos

Considerando os anos de estudo dos imigrantes internacionais recentes ara o Brasil (Tabela 3), os imigrantes da Europa, da América do Norte, do Japão e da Oceania concentram suas participações na categoria nível universitário (12-15 anos de estudo) e pós-graduação (mais de 16 anos), estando inseridos, predominantemente, nas atividades ligadas a Edu-cação (América do Norte e Oceania, em especial), a Intermediações Financeiras e na Indústria de Transformação (Japão, América do Norte e Europa).

De fato, os imigrantes internacionais da Europa, da América do Nor-te, do Japão e da Oceania concentram suas participações na categoria nível universitário (12-15 anos de estudo) e pós-graduação (mais de 16 anos), estando inseridos, predominantemente, nas atividades ligadas a Educação (América do Norte e Ocenia, em especial), a Intermediações Financeiras e na Indústria de Transformação (Japão, América do Norte e Europa).

Os asiáticos, principalmente os coreanos, apresentam grau de escola-ridade entre o nível colegial e universitário e concentrados nas atividades relacionadas ao comércio; a produção textil e de confecções no Brasil vem sendo amplamente dominada pelos coreanos (Galleti, 1996). Den-tre os novos imigrantes de ultramar, os africanos concentram-se no nível universitário e ligados às atividades de Educação, Comércio e Indústria de Transformação.

Esses trabalhadores imigrantes internacionais apresentam ocupações (Tabela 4) ligadas às Ciências e Artes - América do Norte (52,3% dos imi-grantes do período 1990-2000); Oceania (48,3%), África (21,2%); à dire-ção de Empresas, Gerentes, Organização de interesse público, Membro do Poder Público – Ocenia (57,6% do total de seus imigrantes no Brasil); Ásia (35,6%); Europa (30,5%); Europa (30,5%); Japão (20,4%).

Tais imigrantes internacionais compõem uma fatia dos movimentos migratórios em nível global; Sassen (1990) afirma que há claramente uma classe de trabalhadores que se beneficia do novo complexo industrial ad-vindo do processo de reestruturação produtiva e do conseqüente proces-so de globalização; são os novos profissionais gerentes, corretores, com altos e bons salários. Esse novo trabalhador de alta-renda é o portador da capacidade e escolha de consumo; a conjugação de excesso de lucro e a nova cultura do trabalho cosmopolitano criou uma força espacial para novos estilos de vida e novos tipos de atividades econômicas.

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Dentre esses fluxos, a migração internacional étnica, que está relacio-nada à reestruturação produtiva, é caracterizada pela importante parti-cipação dos coreanos no setor da indústria de confecção e o comércio a ele vinculado; tanto o Brasil quanto a Argentina têm recebido esse con-tingente populacional.

Desse modo, a migração internacional do trabalhador global e a migração internacional étnica no Brasil é caracterizada pelos fluxos de ultramar: outrora mão-de-obra para a lavoura de açúcar (os africanos) de café (europeus) e de outras culturas(japoneses e coreanos) (Galleti, 1995; Silva, 1995), hoje altamente qualificado e ligado ao processo de reestruturação da produção em âmbito global.

tabela 3Imigrantes Internacionais segundo Escolaridade (População

com mais de 14 anos de idade) Brasil, 1990-2000

País de Nascimento

Anos de EstudoSem instrução menos 1

1-Apr 5-Aug 9-Nov Dec-15 16 TOTAL(*)

Mercosul 6,06 15,14 22,54 29,61 16,25 9,68 14.784Argentina 0,97 6,64 12,38 37,46 25,80 16,56 5.985Paraguai 12,27 26,33 33,74 16,29 6,76 3,46 6.003Uruguai 3,62 9,11 20,04 41,60 16,38 8,44 2.797Mercosul ampliado 4,53 12,18 21,00 32,85 16,36 12,45 26.755Argentina 0,97 6,64 12,38 37,46 25,80 16,56 5.985Paraguai 12,27 26,33 33,74 16,29 6,76 3,46 6.003Uruguai 3,62 9,11 20,04 41,60 16,38 8,44 2.797Chile 3,54 3,84 10,68 38,81 22,32 20,82 1.667Bolívia 3,04 10,84 23,48 42,14 9,72 10,24 6,121Peru 1,69 6,96 16,03 28,37 24,10 22,17 4.183América sul/central 3,13 6,96 12,99 20,04 20,02 36,48 4.992América do norte 0,83 1,64 3,50 21,90 41,20 29,59 3.915Europa 2,24 6,77 6,46 23,72 31,,92 28,46 17.242África 0,87 5,82 15,21 32,14 34,34 11,05 3.877Ásia 9,46 5,66 17,04 37,05 20,91 8,00 10.737 -Japão 5,05 9,51 13,68 18,93 39,64 11,84 1.991Oceania - - 28,00 22,00 12,00 38,00 150Outros/sem especificação

17,10 27,98 27,98 13,9 5,18 7,77 193

Total 4,26 8,46 14,76 29,33 24,18 18,33 70.334

Fonte: fibGe, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição. Tabulações Especiais, nepo/Uni-CaMp.

Olivia
Note
Los valores que tiene el encabezado de la tabla son los mismos que vienen en el original
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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

tabela 4Imigrantes Internacionais segundo Ocupação (População com

mais de 14 anos de idade) - Brasil:1990-2000

Mercosul 12,60 15,12 10,23 27,81 6,94 16,56 8.092Argentina 21,09 23,49 14,76 17,44 1,89 10,65 3.284Paraguai 4,12 6,90 5,07 36,49 11,90 25,57 3.062Uruguai 11,49 13,78 10,57 31,96 7,78 11,89 1.746Mercosul ampliado 10,03 19,15 7,53 24,10 5,58 24,28 15.351Argentina 21,09 23,49 14,76 17,44 1,89 10,65 3.284Paraguai 4,12 6,90 5,07 36,49 11,90 25,57 3.062Uruguai 11,49 13,78 10,57 31,96 7,78 11,89 1.746Chile 14,12 29,39 6,75 17,45 2,49 18,80 963Bolívia 4,09 11,82 3,31 16,29 5,48 52,00 3.866Peru 9,30 40,16 5,56 26,79 2,43 8,02 2.43A sul/cen 12,10 43,43 11,,37 16,74 4,80 4,72 2.583A. Norte 28,87 52,31 7,27 3,43 0,25 2,69 2.009Europa 30,58 34,32 10,74 10,50 2,30 4,45 9.46África 13,80 21,18 10,62 27,53 - 10,17 1.544Ásia 35,61 9,18 6,78 46,67 0,85 3,09 5.796 -Japão 20,39 28,18 7,10 18,06 5,53 5,22 957Oceania 51,67 48,33 - - - - 60S/especific. - 22,63 4,33 19,71 11,68 27,74 137Total 19,63 25,19 8,56 22,49 3,49 12,53 37.897

Fonte: fibGe, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição. Tabulações Especiais, nepo/Uni-CaMp.

No âmbito do Mercosul, o trabalhador global está envolvido, parti-cularmente, nos fluxos da Argentina para o Brasil, com seus emigrantes concentrados no nível superior e pós-graduação (42,4% dos argentinos residentes no Brasil em 2000), sendo 44% ligados à cargos de gerência, empresas e profissionais das ciências e artes e 12,2% à intermediação financeira.

Os rebatimentos desse movimento de reestruturação nos contextos urbanos têm contribuído para a globalização dos lugares, com a confi-guração de espaços marcados como o lugar da produção8. Para Sassen (1990), as metrópoles, por se constituírem no local da concentração das

8. Em Sassen (1988, 1990) encontra-se uma discussão a esse respeito.

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Neide Lopes Patarra, Rosana Baeninger

atividades ligadas ao processo de reestruturação das atividades econô-micas, tornaram-se o local privilegiado para os destinos dessa migração internacional; este é um dos aspectos que marca as chamadas cidades glo-bais. Centros privilegiados da economia capitalista transnacional, essas cidades “representam lugares específicos, espaços da estrutura social, da dinâmica interna e da nova ordem global” (p.4).

De fato, os destinos migratórios dos fluxos da migração internacional do trabalhador global para o Brasil, entre 1990-2000, estão concentra-dos nas duas principais metrópoles brasileiras, já definidas na hierarquia urbana nacional como metrópole globais: São Paulo e Rio de Janeiro (ipea/ibGe/nesUr, 2000).

No conjunto dos imigrantes internacionais para o Brasil nos anos 90, mais de 35% destinaram-se às regiões metropolitanas de São Paulo e Rio de Janeiro (Tabela 5). No caso do Rio de Janeiro, há uma concentração mais acentuada dos africanos (37% do total do período 1990-2000), se-guido pelos europeus e norte-americanos (em torno de 14% do total resi-dente no País). È na metrópole de São Paulo que a migração internacio-nal dos trabalhadores globais e da migração étnica se concentra: 44% dos asiáticos, 38% dos japoneses e mais de 20% dos europeus, norte-america-nos e argentinos (16%, nesse último caso) do período 1990-2000.

tabela 5Destino da Migração Internacional, Regiões

Metropolitanas – Brasil,1990-2000

Lugar de Nascimento

Destino MigratórioRM São Paulo RM Rio de Janeiro TOTAL

Europa 24,61 14,54 22.874América do Norte 22,11 13,64 9.008Ásia 44,61 5,45 12.361 Japão 38,32 4,13 4.822Oceania 22,30 14,23 260África 23,09 37,19 4.466Argentina 16,40 11,23 8.005Total Geral 25,45 10,52 98.514

Fonte:fibGe, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição.Tabulações Especiais, nepo/Uni-CaMp.

A estrutura etária dessa imigração internacional metropolitana refle-te a seletividade do movimento, com forte presença de jovens e adultos

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

em idade produtiva, inclusive com significativa participação da migração feminina (Gráfico 1)

GráfiCo 1Estrutura Etária da Imigração Internacional Metropolitana.

rMsp e rMrj- 2000

9

De fato, os destinos migratórios dos fluxos da migração internacional do trabalhador global para o Brasil, entre 1990-2000, estão concentrados nas duas principais metrópoles brasileiras, já definidas na hierarquia urbana nacional como metrópole globais: São Paulo e Rio de Janeiro (IPEA/IBGE/NESUR, 2000). No conjunto dos imigrantes internacionais para o Brasil nos anos 90, mais de 35% destinaram-se às regiões metropolitanas de São Paulo e Rio de Janeiro (Tabela 5). No caso do Rio de Janeiro, há uma concentração mais acentuada dos africanos (37% do total do período 1990-2000), seguido pelos europeus e norte-americanos (em torno de 14% do total residente no País). È na metrópole de São Paulo que a migração internacional dos trabalhadores globais e da migração étnica se concentra: 44% dos asiáticos, 38% dos japoneses e mais de 20% dos europeus, norte-americanos e argentinos (16%, nesse último caso) do período 1990-2000.

RM São Paulo RM Rio de Janeiro TOTALEuropa 24,61 14,54 22.874América do Norte 22,11 13,64 9.008Ásia 44,61 5,45 12.361 Japão 38,32 4,13 4.822Oceania 22,30 14,23 260África 23,09 37,19 4.466Argentina 16,40 11,23 8.005Total Geral 25,45 10,52 98.514

Fonte:FIBGE, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição.Tabulações Especiais, NEPO/UNICAMP.

Lugar de Nascimento Destino Migratório

Tabela 5Destino da Migração Internacional, Regiões Metropolitanas – Brasil,1990-2000

A estrutura etária dessa imigração internacional metropolitana reflete a seletividade do movimento, com forte presença de jovens e adultos em idade produtiva, inclusive com significativa participação da migração feminina (Gráfico 1) Gráfico 1

Estrutura Etária da Imigração Internacional Metropolitana. RMSP e RMRJ- 2000 Fonte: Fundação IBGE, Censo Demográfico de 2000. 2a edição. Tabulações Especiais, NEPO/UNICAMP. Assim, a cidade global, que é capaz de atrair esse novo contingente imigrante, de acordo com Sassen (1988) estrutura-se não apenas nos resultados da economia internacional sob aquele espaço mas também aos processos e estruturas globalizantes e suas conseqüências presentes na vida das cidades e de seus habitantes. Os fatores que contribuem para a chegada dessa população estão vinculados à dispersão geográfica da indústria; o crescimento da indústria financeira; a transformação na relação econômica entre cidades globais, estado-nação e a

Argentinos na RMSP Africanos na RMRJ

12,0 9,0 6,0 3,0 0,0 3,0 6,0 9,0 12,0

0-4

5-9

10-14

15-19

20-24

25-29

30-34

35-39

40-44

45-49

50-54

55-59

60-64

65+

Homens Mulheres

12,0 9,0 6,0 3,0 0,0 3,0 6,0 9,0 12,0

0-4

5-9

10-14

15-19

20-24

25-29

30-34

35-39

40-44

45-49

50-54

55-59

60-64

65+

Homens Mulheres

Fonte: Fundação ibGe, Censo Demográfico de 2000. 2a edição. Tabulações Especiais, nepo/UNICAMP.

Assim, a cidade global, que é capaz de atrair esse novo contingente imigrante, de acordo com Sassen (1988) estrutura-se não apenas nos re-sultados da economia internacional sob aquele espaço mas também aos processos e estruturas globalizantes e suas conseqüências presentes na vida das cidades e de seus habitantes. Os fatores que contribuem para a chegada dessa população estão vinculados à dispersão geográfica da in-dústria; o crescimento da indústria financeira; a transformação na relação econômica entre cidades globais, estado-nação e a economia mundial; e a formação de uma nova classe social em cidades globais, onde os imigran-tes internacionais globais estão presentes (Sassen, 1990).

Migração internacional fronteiriça: Foz do Iguaçu e Santana do Livramento

Como mencionado anteriormente, cerca de 40% da imigração interna-cional dos anos 90 teve origem nos países do Mercosul Ampliado; o Para-guai responde por 11% desse fluxo, a Argentina por 8,1%, a Bolívia por 7,7%. Configurando distintos grupos sociais, esses imigrantes apresen-

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Neide Lopes Patarra, Rosana Baeninger

tam características socioeconômicas bastante diferenciadas; o caso dos argentinos, já apresentado anteriormente, é ilustrativo das desigualdades que permeiam essas migrações.

Dentre os mercosulinos no Brasil, aqueles com menor escolaridade são os paraguaios (vide Tabela 3), com cerca de 12,3% de seus migrantes na categoria Sem Instrução e menos de 1 ano de estudo; de fato, trata-se de imigrantes trabalhadores agrícolas ou inseridos em atividades de me-nor qualificação, como construção, comércio e mesmo indústria de trans-formação. O imigrantes provenientes do Uruguai, do Chile e da Bolívia apresentam em torno de 3% Sem Instrução e os do Peru apenas 1,7%. Na verdade, os argentinos, os chilenos e os peruanos registrados no censo demográfico são aqueles com maior escolaridade, destacando-se os níveis superior e pós-graduação.

Os uruguaios dividem-se entre as atividades ligadas ao Comércio e a Intermediações Financeiras; os argentinos e chilenos espalham-se nas atividades qualificadas de Intermediação Financeira, Indústria de Trans-formação, Educação e Comércio; os bolivianos concentram-se na Indús-tria de Transformação; e os peruanos, no Comércio, Educação e Saúde.

Destaca-se que os argentinos e chilenos apresentam ocupações liga-das a Gerência e Profissionais das Ciências e das Artes (vide Tabela 4); os uruguaios, nos Serviços e Vendedores do Comércio; os paraguaios, além de ocupações agrícolas, estão presentes nos Serviços e Vendedores do Comércio e nas ocupações ligadas a Bens e Serviços Industriais , jun-tamente com os bolivianos; e os peruanos registram elevada participação (mais de 40%) como Profissionais das Ciências e das Artes, seguido de Serviços e Vendedores do Comércio.

Essa heterogeneidade da população migrante internacional do Mer-cosul no Brasil reflete a própria estrutura ocupacional do processo de reestruturação produtiva. Segundo Sassen (1988) essa estrutura caracte-riza-se, de um lado, pela concentração locacional dos principais setores da indústria; de outro lado, contudo, soma-se a polarização ocupacional, contribuindo para o crescimento de um estrato de alta renda e um estra-to, bastante grande, de trabalhadores de baixa renda, incluindo-se tam-bém os migrantes internacionais, em particular os clandestinos.

Tratando-se de uma imigração mercosulina seletiva, captada pelo censo, as estruturas indicam migrações familiares para os paraguaios e a presença acentuada de adultos jovens para os chilenos, argentinos e mes-mo bolivianos no Brasil; destaca-se a importância da migração feminina para esses fluxos.

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

Os processos de redistribuição da população migrante, como dito an-teriormente, configuram modalidades específicas, sendo algumas áreas transfronteiriças particularmente expressivas desse processos emergen-tes. Os casos dos municípios de Santana do Livramento e de Foz do Igua-çu constituem exemplos que se manifestam nas dinâmicas de suas popu-lações (Patarra e Baeninger, 2001). Em 1970, a população de Santana do Livramento, fronteira com o Uruguai era de 68 mil habitantes, superior a de Foz do Iguaçu (28 mil); conformado por uma fronteira tríplice, este último município chegou a registrar uma das maiores taxas de crescimen-to do país nos anos 70 (16 % a.a.), saltando para uma população de 124 mil pessoas em 1980. Apesar do decréscimo em seu ritmo de crescimento populacional, os anos 80 e 90 ainda revelaram altas taxas de crescimento para Foz de Iguaçu (superiores a 3% a.a.), enquanto que Santana do Li-vramento manteve uma taxa positiva de 1,3% a.a., entre 1991-2000.

O crescimento populacional desses espaços de fronteira é também caracterizado pela migração internacional, com destaque para os fluxos advindos dos países vizinhos. Em Foz do Iguaçu predominam os migran-tes internacionais com origem no Paraguai, bem como de países asiáticos. Cerca de 17% dos paraguaios que entraram no Brasil nos anos 90 desti-naram-se a Foz do Iguaçu e 13% dos asiáticos (Tabela 6)

tabela 6Imigrantes Internacionais Foz do Iguaçu e Santana

do Livramento. 1990-2000

Países de Nascimento Volume Total Participação no Total Imigração Internacional

(%)

Participação no Total Imigrantes no Brasil

(%)Foz do Iguaçu

Argentina 445 10,32 5,56Paraguai 1.968 45,65 17,00Ásia 1.642 38,09 13,28Total Geral 4.311 100,00 4,38

Santana do LivramentoUruguai 1.66 94,80 49,24Argentina 63 3,60 0,79Total Geral 1.751 100,00 1,78

Fonte: Fonte: fibGe, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição; Tabulações Especiais, nepo/UniCaMp.

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Neide Lopes Patarra, Rosana Baeninger

Santana do Livramento é o destino migratório da metade dos uru-guaios que entraram no País; cerca de 1.660 imigrantes do Uruguai pas-saram a residir neste município nos anos 90. Essas localidades absorvem, contudo, migrantes bastante diferenciados, em função principalmente, da própria estrutura econômica de cada um desses municípios fronteiriços (Tabela 7). Em Santana do Livramento, cerca de 14 % dos uruguaios es-tavam inseridos em atividades de Agricultura/Pecuária; 28% no Comér-cio; e, 11% em Intermediações Financeiras.

Em Foz do Iguaçu, cuja dinâmica vem sendo marcada pelo contra-bando, narcotráfico, e toda sorte de negócios ilícitos provavelmente cons-titui-se no local de circularidade e de clandestinidade de um crescente números de indivíduos nesse contexto marcado ainda e tradicionalemente pela beleza natural e pelo turismo; os dados censitários constituem, prin-cipalmente neste caso, apenas um indício do movimento internacional de pessoas, neste complexo mosaico de contrastes do mundo globalizado. Neste caso os principais fluxos são de paraguaios, argentinos e asiáticos, sendo que estes últimos apresentam maiores volumes de população com mais de 14 anos de idade e, portanto, chegando a responder pela metade da população imigrante internacional em idade produtiva. Ou seja, os asiáticos vêm ocupando a primeira posição dentre os contingentes migra-tórios internacionais ao invés de serem os países do Mercosul. Torna-se importante registrar que, possivelmente, com os países vizinhos a mudan-ça de residência tende a diminuir, conformando modalidades específicas de movimentos fronteiriços.

De qualquer maneira, os paraguaios disputam com os asiáticos as atividades ligadas ao Comércio local, embora 89% dos asiáticos estejam nessa atividade e apenas 21% dos paraguaios; outros 13% estão em Trans-porte e Comunicações. Os argentinos em Foz do Iguaçu estão absorvidos nas atividades do Comércio, Indústria de Transformação e Intermediação Financeira.

Esses dois exemplos de municípios ilustram as distintas modalidades de deslocamentos populacionais em áreas de fronteira. Santana do Livra-mento/Rivera insere-se ainda em deslocamentos ligados ao mercado de terras, principalmente pela inserção na agricultura de seus imigrantes; já Foz do Iguaçu, ao mesmo tempo em que poderia indicar a consolidação da fronteira, emerge como local privilegiado para a migração de asiáticos, características dos ‘espaços de fluxos’ (Castells, 1999). Assim, nota-se que a questão das fronteiras se expande para o entendimento do local e do global (Beck, 1996), ultrapassando espaços bi ou trinacionais.

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Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

tabela 7Imigrantes Internacionais segundo principais Atividades Econômicas (População com mais de 14 anos de idade).

Foz do Iguaçu e Santana do Livramento. 1990-2000

Principais Atividades

País de Nascimento País de Nascimento

Foz Do Iguaçu Argentina Paraguai Ásia Total Geral

Santana Livramento

Uruguai Total Geral

Agricultura/Pec/Pesca

2,68 1,33 1,1 2,17 Agricultura/Pec/Pesca

14,1 13,50

Ind.Transfor-mação

14,77 2,52 1,1 2,69 Ind.Transformação

3,28 3,14

Construção 6,04 6,51 - 3,00 Construção 5,8 5,55Comércio 29,53 21,38 89,13 55,71 Comércio 28,22 29,10Transp/Comun - 13,41 - 5,22 Transp/Comun 3,39 3,24Interm.Financeira

11,41 6,37 2,26 4,96 Interm.Financeira

11,16 11,83

Educação 6,71 2,12 - 0,62 Educação 3,72 3,56Saúde/Serv.Soc. 6,71 2,39 - 2,02 Saúde/Serv.

Soc.2,08 1,99

TOTAL 149 753 975 1.935 TOTAL 914 955

Fonte: Fonte: fibGe, Censo Demográfico de 2000, 2a Edição; Tabulações Especiais, nepo/UniCaMp.

Conclusão

No caso dos países do Mercosul para o Brasil pôde-se constatar a impor-tância crescente dos movimentos intra-bloco, não tanto por seu volume, mas por sua diversidade e suas implicações; a reestruturação produtiva e o contexto internacional tem produzido efeitos, na área, no sentido de impulsionar novas modalidades de transferências populacionais. Pode-se perceber que esse novo contexto tanto tem influenciado transferência populacionais para as metrópoles, bem como para outras cidades, cuja posição geográfica e competitividade tem atraído industrias novas inter-nacionais e iniciado um processo de transformação urbana já típica da atual etapa de economia.

Por outro lado, a questão das fronteiras e das áreas limítrofes entre os países apresentam um outro lado das mudanças nos movimentos popu-

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Neide Lopes Patarra, Rosana Baeninger

lacionais; são muitas as especificidades que cercam essa mobilidade. Em primeiro lugar, é possível que, em termos quantitativos, não esteja ocor-rendo um aumento expressivo dos movimentos migratórios em conseqü-ência dos acordos comerciais, se por migração estivermos entendendo a transferência de residência fixa; mas novas formas de mobilidade espacial da população passam a coexistir, incitando, inclusive, uma redefinição dos fenômenos emergentes que requerem análise.

As novas modalidades de movimentos embutem novos significados; requerem, entre outras dimensões, novos procedimentos jurídicos por força da necessidade de regulamentar, mais cedo ou mais tarde, a livre circulação de trabalhadores no contexto da livre circulação de mercado-rias. Por outro lado, esses movimentos que tendem a ser mais constan-tes, mais circulares, mais diversos, incidem em situações de convivência bi-nacional (ou tri-nacional no caso de Foz de Iguaçu) históricas, onde estratificação social, desigualdades e carências pregressas tendem a acir-rar-se; abre-se assim um leque de novas necessidades e certas dimensões da vida coletiva ficam a descoberto, como por exemplo, a necessidade de compatibilização de políticas sociais como educação e saúde, e todo o sistema previdenciário para a salvaguarda das trajetórias ocupacionais dos trabalhadores.

A pesquisa tem mostrado, ainda, que espaços geográficos contíguos, o que chamamos de fronteiras transnacionais, vão constituindo pontos particularmente vulneráveis aos efeitos perversos da globalização e dos acordos comerciais sobre as condições de vida de grupos sociais envolvi-dos; onde, anteriormente, observava-se a extensão de questões agrárias não resolvidas, hoje observa-se uma crescente vulnerabilidade com maior insegurança frente aos efeitos paralelos das rotas do narcotráfico, do con-trabando e dos procedimentos ilícitos de lavagem de dinheiro e outras modalidades de corrupção que aí encontram seu nicho de ação.

Na nova realidade em construção surgem, ainda, os conflitos entre os níveis locais (muitas vezes transnacionais), nacionais e regional no pro-cesso de tomada de decisões, no delineamento de políticas públicas, nos orçamentos, enfim na vida cotidiana dessas novas comunidades.

O estudo, portanto, se insere na discussão sobre as relações entre o processo de reestruturação produtiva, internacionalização da economia e formação de blocos econômicos, de um lado, e os volumes, tendências e características dos movimentos migratórios internacionais, de outro lado.

No cenário recente das migrações internacionais, em seu volume e composição, a constituição de blocos regionais integrados aponta para

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137

Migrações internacionais, globalização e blocos de integração econômica

a diversidade de deslocamentos e, em alguns casos, até o aumento em sua intensidade, como parece ser o caso do Paraguai com o Brasil. Nesse contexto, um dos desafios que se apresenta é a governabilidade das mi-grações internacionais no Mercosul. Segundo Mármora (1996) torna-se necessário o desenvolvimento de instrumentos legais, administrativos e de informação sobre migração, visando a atualização de normas e insti-tuições “destinadas a absorver as necessidades e urgências dos migrantes, nos seus direitos sociais, culturais, econômicos e políticos” (Declaración de Buenos Aires, 1996). Essa cidadania comunitária no Mercosul (Már-mora, 1997) poderia contribuir para minimizar o problema da ilegalidade das migrações internacionais, ampliando a perspectiva da “livre circula-ção de trabalhadores (...) em espaços cada vez mais livres pela circulação de capitais, bens e serviços”.

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Page 139: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais no Brasil

meridional

Ralfo MatosCarlos LoboJoão Stefani

Fernando Gomes Braga

Introdução

Brasil, Argentina, Uruguai e Paraguai têm uma história comum que data do inicio do período colonial, quando as frentes de exploração e ocupa-ção penetravam a bacia Platina, porquanto reconheciam o notável quadro natural como de valor estratégico em termos econômicos e geopolíticos, pivô de disputas entre as coroas espanhola e portuguesa pelo domínio das rotas comerciais nos séculos xvi e xvii1. Desde essa época, dois fatores geográficos extraordinários caracterizam a região: i) terra fértil, plana, com abundante pasto, além dos açudes que favoreciam a multiplicação dos rebanhos, e ii) papel centralizador e articulador do rio da Prata (que permitia as conexões entre o Atlântico e as zonas de mineração de prata em Potosi) com o restante da América.

No Brasil, grande parte dessa região era considerada como terras de ninguém, desarticulada dos processos de ocupação que ocorriam na fa-chada litorânea do continente, o que, de fato, não correspondia à reali-

1. A região platina colonial compreendia, aproximadamente, a área que se estendia desde o rio Salado, ao sul de Buenos Aires, delimitando-se a noroeste pelas áreas ao norte do rio Negro (Uruguai) até o rio Jacuí (rs). (Reichel e Gutfreind, 1996).

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dade, já que “desde o século xvii, homens cruzavam os campos a galope, caçavam gado bravio ou ali se fixavam permanente ou sazonalmente”. Provavelmente, terra de ninguém fosse “um recurso ideológico utilizado pelos historiadores rio-grandenses para legitimar o interesse português por um território que, segundo o Tratado de Tordesilhas, era possessão da Coroa Espanhola”.(Reichel e Gutfreind, 1996: 18) 2.

No século xvii, o processo de ocupação da região pelos espanhóis, utilizou-se das missões jesuíticas, enquanto os portugueses valiam-se dos bandeirantes paulistas no apresamento de índios e na busca de metais preciosos. Durante algum tempo, a ocupação se fez sem conflitos, mas com o fim da União Ibérica, em 1640, reacenderam-se as disputas terri-toriais.

Em 1676 os portugueses fundaram a Colônia de Sacramento, o que motivou a invasão espanhola da margem esquerda do Rio da Prata. As disputas em torno de Sacramento acabaram contribuindo para a efetiva ocupação da região platina por portugueses e espanhóis. Paralelamente, aumentava a importância geopolítica de Buenos Aires nos séculos xvii, xviii e xix, valendo-se das articulações com localidades mineradoras3 e se constituindo em região próspera na agricultura e principalmente na pecuária.

A integração regional avançava através do comércio entre as cidades que ligavam Buenos Aires ao Alto Peru, Lima e região de Cuyo - onde so-bressaíam as cidades de San Juan, Mendoza e San Luiz - e pela província do Paraguai e parte do atual Rio Grande do Sul (que produzia erva-mate e tabaco, amplamente consumidos na região).

Quando os movimentos de independência eclodiram na América do Sul as questões territoriais na região do Prata tornaram-se tensas. Em 1816 o Brasil invadiu o atual Uruguai anexando-o ao Império, o que fez surgir inúmeros conflitos com os interesses argentinos. A solução foi fazer

2. A historiografia da Argentina e do Uruguai, plasmada pelas manifestações de nacionalismo, unificação territorial, identidade e progresso, heroísmo do colonizador branco e segregação do elemento nativo, também acabou por ignorar as fortes relações que existiam entre as diversas sub-regiões da bacia do Prata.

3. “Durante o século xviii, a Região Platina integrou um mercado interno que dinamizou a econo-mia colonial na América do Sul até quase o seu final. Ao lado da presença do centro minerador de Potosi e das cidades de São Paulo e Rio de Janeiro, um importante sistema fluvial facilitou a interiorização das atividades comerciais num território bastante amplo e que apresentava uma produção diversificada. Os rios Paraná, Paraguai e Uruguai possibilitaram o intercambio comercial entre as diversas economias regionais que se constituíram no interior da América Meridional...” (Reichel e Gutfreind, 1996:90).

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do Uruguai uma espécie de estado tampão, fruto também de interesses ingleses em impedir o monopólio do Brasil ou da Argentina na navegação dos rios da Província Cisplatina (Andrade, 1989) 4.

Os esforços de integração no século xx

Com o século xx surgem os primeiros esforços de integração na região. As marcas que a Guerra do Paraguai deixou ainda estavam vivas e marcou profundamente todos o países beligerantes por muito tempo. Em fins do século xix sabia-se da grande importância geopolítica da região já que, antes do canal do Panamá e da ascensão americana após a I Guerra Mundial, eram por demais evidentes os interesses da maior potência eco-nômica que o mundo jamais vira, a Grã Bretanha, a única que de fato protagonizava o capitalismo em sua marcha globalizante pré 1914.

Assim, não obstante os períodos de guerra e paz, cooperação e riva-lidades, a experiência parecia apontar que valia a pena promover ações consistentes que impulsionassem a formação de pactos econômicos e go-vernamentais dirigidos à integração da região. Eram múltiplos os interes-ses envolvendo uma região que fora muito conturbada e que aglutinava diretamente vários países.

As primeiras tentativas mais efetivas de união aduaneira bilateral en-tre Brasil e Argentina datam do início da década de 1940. O esforço pre-via a participação de outros países, mas o projeto não foi levado adiante em função de conjunturas políticas adversas, período de grandes conflitos mundiais, baixa industrialização e diferenças comerciais entre os parcei-ros externos.

Durante os anos de 1950 o governo peronista renovou sua intenção em aumentar as articulações com o Brasil, tentativas também frustradas diante das orientações políticas e diplomáticas desses países no contexto mundial da Guerra Fria. Finalmente, em 1960, com o tratado de Monte-

4. Enquanto isso, o Paraguai independente introduzia uma forma de desenvolvimento que pri-vilegiava o mercado interno e aprofundava o estilo de ocupação auto-suficiente baseada na pecuária extensiva, agricultura e projetos de industrialização. O governo de Francisco Solano López ao empreender campanhas militares de anexação territorial, motivou a convergência dos interesses de Brasil, Argentina e Inglaterra, o que resultou a trágica guerra de 1864 a 1870. Com a vitória da Tríplice Aliança, ampliaram-se os territórios de Brasil e Argentina em toda a região do Prata e tornou-se livre navegação pelo rio Paraguai.

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vidéu, formava-se uma zona de livre comércio, a Associação Latino-Ame-ricana de Livre Comércio (Alalc).

Nos vinte anos subseqüentes tais iniciativas experimentaram avanços e recuos, de acordo com as restrições políticas impostas por períodos de governos militares ou pela concorrência com outros projetos mais am-plos, como o Pacto Andino (1969). De outra parte, no âmbito da Alalc, as transações comerciais mais importantes davam-se entre Brasil e Argen-tina, apesar de objetivos conflitantes impedirem maiores aproximações, especialmente no que se refere ao uso dos recursos hídricos da bacia pla-tina. Em 1980, graças aos movimentos de redemocratização e dos no-vos interesses econômicos vigentes, um segundo tratado de Montevidéu substitui a Alalc pela aladi, e os anos seguintes favorecem movimentos a favor da integração econômica. O aumento das articulações a partir de liberalizações do comércio e políticas setoriais obedecia a uma lógica industrial de fortalecimento da base econômica sub-regional. Assim era lançado o conceito de Mercosul (Almeida, 2002).

As mudanças derivadas da expansão dos fluxos econômicos na era da Globalização motivaram o aprofundamento dos blocos econômicos em todo o Mundo e aceleraram as praticas livre cambistas assumidas por Brasil e Argentina nos governos Carlos Menem e Fernando Collor. A expansão dos mercados por meio da queda de barreiras alfandegárias tor-nou possíveis novas rodadas de negociação, com a inclusão do Paraguai mediante a assinatura do Tratado de Assunção em 1991. A integração regional e o Mercosul ganhavam um novo ímpeto.

Mesmo com as dificuldades práticas e jurídicas, entraves na pauta de bens não tarifados e eventuais desequilíbrios nas trocas comerciais, tudo indica que a integração da região é um caminho sem volta. Efeitos sociais e econômicos de importância participam da reestruturação das relações entre os países, mesmo que tais efeitos não atinjam a totalidade dos ter-ritórios.

Chegou-se a estimar que o Mercosul atingiria, em meados dos anos de 1990, um mercado de 190 milhões de pessoas e um pib agregado de 620 bilhões de dólares. Criticando esse otimismo, Arroyo (1996) afirma que os negócios do Mercosul se restringiriam às áreas delimitadas por Belo Horizonte, Assunção, Córdoba, Mendoza, Neuquém e Bahia Blanca, o que corresponderia a somente 100 milhões de pessoas e um pib de 460 bilhões de dólares. Mesmo admitindo a veracidade destes números, não se pode ignorar o fato de que o Mercosul tem ainda um alto potencial

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de integração, pois já alcançou negócios que representaram 74% do pib agregado dos quatro países e cerca de 53% de suas populações.

Os reflexos sobre a produção do espaço, resultantes da expansão das atividades comerciais, parecem indicar níveis de seletividade econômico-espaciais, ao gerar concentração em áreas fronteiriças, crescentemente bem equipadas e estruturadas economicamente:

“As ações hegemônicas beneficiam-se das relações de contigüidade entre os países, justamente onde o grau de racionalização da organização espacial pretérita permite um melhor aproveitamento da produtividade espacial, como o sul e o sudeste do Brasil. Por isso mesmo são nestas frações tecnicizadas do território que estão ocor-rendo cumulativamente os grandes investimentos em infra-estrutura; onde já havia objetos técnicos, implantam-se os objetos técnico-informacionais que irão operar em forma de sofisticados sistemas unificados, alterando toda a antiga estrutura espacial” (Bernardes, 1997: 154).

Os movimentos econômicos no Mercosul têm permitido a formação de nichos espaciais altamente concentrados em termos de fluxos de capi-tal e informação, prefigurando localizações com vantagens comparativas capazes de atrair investimentos e redinamizar mercados sub-regionais, o que torna o bloco econômico mais competitivo globalmente5. Empresas e governos têm procurado instalar novas infra-estruturas por toda a região, imprimindo maior funcionalidade às diversas organizações espaciais já existentes. Tais ações compreendem investimentos no sistema de teleco-municações, transporte, energia, ensino e serviços no alto terciário. Por esse conjunto de transformações econômicas e espaciais, cidades e metró-poles assumem novos papeis como centros de decisão e nódulos estraté-gicos na rede de comércio, circulação e informações em vastas extensões das áreas meridionais do Cone Sul. Metrópoles como São Paulo e Buenos Aires são compelidas a se modernizarem, a fim de atenderem às exigên-cias dos mercados globalizados, assumindo, inclusive, características de cidades mundiais.

5. Além disso, a experiência do Mercosul tem sido uma oportunidade para que empresas nacio-nais se tornem transnacionais, uma vez que o porte dos investimentos, a logística e as transações comerciais favorecem a fusões, parcerias e instalação de grandes corporações.

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Urbanização, conexões de integração geográfica, rede de cidades e população

O processo de urbanização no Brasil e nos demais países do Mercosul na segunda metade do século xx foi um dos mais intensos do mundo, por uma série de razões bem conhecidas, tais como: desestabilização de eco-nomias agrárias e piora no nível de subsistência de populações em rápido crescimento; expansão da industrialização e da modernização nos marcos do avanço do capitalismo ocidental; oferta de bens e serviços vitais na área de saúde, saneamento, habitação e educação; e aumento real e vir-tual de oportunidades de emprego e renda nas cidades em expansão.

Desde a primeira metade do século xx, como forma de fugir às diver-sas restrições que tipificavam o meio rural da região, milhares de indiví-duos e famílias formavam grandes correntes migratórias que procuravam se fixar em cidades mais dinâmicas, tais como São Paulo, Buenos Aires e Assunção, não obstante as temporalidades e o ritmo de urbanização relativamente distinto de cada um dos países da região.

Os gráficos abaixo não deixam dúvidas ao apontar a intensidade da expansão demográfica na segunda metade do século xx, particularmente no Brasil e Paraguai. Argentina e Uruguai já haviam experimentado, des-de fins do século xix, crescimento notável de suas populações e intensa urbanização nas áreas de Buenos Aires e Montevideu, vencendo algumas das etapas da transição demográfica antes dos demais.

De toda a forma, o crescimento das cidades e a metropolização foram ingredientes chaves no processo de urbanização das áreas meridionais da América do Sul nas últimas seis décadas. A população urbana, em menos de 50 anos, multiplicou-se por 6,0 no Brasil, por 4,5 no Paraguai e por 2,0 na Argentina. A região metropolitana de São Paulo, que possuía uma po-pulação 2.334.038 habitantes em 1950, chegou a 15.971.292 em 1996; a de Assunção evoluiu de 260.909 habitantes em 1950 para 1.177.215 em 1992; enquanto Buenos Aires com seus impressionantes 7.254.917 habitantes em 1947 chegou a 15.560.377 em 19916.

6. Os dados da Cepal indicam que no Uruguai o crescimento demográfico e a urbanização foram pouco expressivos no período. A região metropolitana de Montevideu, por exemplo, em 1960 acumulava uma população da ordem de 1.309.922 habitantes. Trinta anos mais tarde esse nú-mero chegou a 1.591.405 pessoas.

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GráfiCo 1Evolução da população dos paises do Mercosul

no período 1950-1990

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saneamento, habitação e educação; e aumento real e virtual de oportunidades de emprego e renda nas cidades em expansão. Desde a primeira metade do século XX, como forma de fugir às diversas restrições que tipificavam o meio rural da região, milhares de indivíduos e famílias formavam grandes correntes migratórias que procuravam se fixar em cidades mais dinâmicas, tais como São Paulo, Buenos Aires e Assunção, não obstante as temporalidades e o ritmo de urbanização relativamente distinto de cada um dos países da região. Os gráficos abaixo não deixam dúvidas ao apontar a intensidade da expansão demográfica na segunda metade do século XX, particularmente no Brasil e Paraguai. Argentina e Uruguai já haviam experimentado, desde fins do século XIX, crescimento notável de suas populações e intensa urbanização nas áreas de Buenos Aires e Montevideu, vencendo algumas das etapas da transição demográfica antes dos demais. De toda a forma, o crescimento das cidades e a metropolização foram ingredientes chaves no processo de urbanização das áreas meridionais da América do Sul nas últimas seis décadas. A população urbana, em menos de 50 anos, multiplicou-se por 6,0 no Brasil, por 4,5 no Paraguai e por 2,0 na Argentina. A região metropolitana de São Paulo, que possuía uma população 2.334.038 habitantes em 1950, chegou a 15.971.292 em 1996; a de Assunção evoluiu de 260.909 habitantes em 1950 para 1.177.215 em 1992; enquanto Buenos Aires com seus impressionantes 7.254.917 habitantes em 1947 chegou a 15.560.377 em 19916.

GRÁFICO 1Evolução da população dos paises do Mercosul no período 1950-1990

Fonte: Anuário Estatístico da Cepal, 2003. O Brasil viveu, de fato, um processo de urbanização muito dinâmico nos estados de São Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais, Paraná e Rio Grande do Sul, onde o transporte rodo-ferroviário favoreceu a formação e desenvolvimento de um sistema urbano interligado e integrado. Esse sistema espraiou-se pelo Centro-Oeste a partir de 1960 com a fundação de Brasília e a custa de esforços governamentais dirigidos à expansão das fronteiras agrícolas, interiorização da ocupação territorial e industrialização do campo. As cidades se multiplicaram, as comunicações se estreitaram e a rede urbana brasileira, bastante débil na metade do século, incrementou-se fortemente na segunda metade do século XX. A partir de análise da Figura 1, nota-se a alta densidade da malha hidro-rodoviária que articula as localidades urbanas na região, o que não deixa dúvidas sobre o nível de integração regional alcançado. Nas áreas ao norte do Cone Sul as BRs 163 e 463 ligam as cidades de Campo Grande e Dourados (MS) ao Paraguai, passando pela cidade fronteiriça de Pedro Juan Caballero. No Estado do Paraná a BR 277 é a principal rodovia de acesso ao Paraguai, até Foz do Iguaçu. Em Santa Catarina a BR 282, que cruza o estado de leste a oeste, chega a

6 Os dados da CEPAL indicam que no Uruguai o crescimento demográfico e a urbanização foram pouco expressivos no período. A região metropolitana de Montevideu, por exemplo, em 1960 acumulava uma população da ordem de 1.309.922 habitantes. Trinta anos mais tarde esse número chegou a 1.591.405 pessoas.

Fonte: Anuário Estatístico da Cepal, 2003.

O Brasil viveu, de fato, um processo de urbanização muito dinâmico nos estados de São Paulo, Rio de Janeiro, Minas Gerais, Paraná e Rio Grande do Sul, onde o transporte rodo-ferroviário favoreceu a formação e desenvolvimento de um sistema urbano interligado e integrado. Esse sistema espraiou-se pelo Centro-Oeste a partir de 1960 com a fundação de Brasília e a custa de esforços governamentais dirigidos à expansão das fronteiras agrícolas, interiorização da ocupação territorial e industriali-zação do campo. As cidades se multiplicaram, as comunicações se es-treitaram e a rede urbana brasileira, bastante débil na metade do século, incrementou-se fortemente na segunda metade do século xx.

A partir de análise da Figura 1, nota-se a alta densidade da malha hidro-rodoviária que articula as localidades urbanas na região, o que não deixa dúvidas sobre o nível de integração regional alcançado. Nas áreas ao norte do Cone Sul as BRs 163 e 463 ligam as cidades de Campo Gran-de e Dourados (Ms) ao Paraguai, passando pela cidade fronteiriça de Pe-dro Juan Caballero. No Estado do Paraná a br 277 é a principal rodovia de acesso ao Paraguai, até Foz do Iguaçu. Em Santa Catarina a br 282, que cruza o estado de leste a oeste, chega a fronteira na região de São Miguel do Oeste. No estado do Rio Grande do Sul são três as rodovias mais importantes, que fazem simultaneamente a ligação com a Argentina e o Uruguai: a br 285 e a br 290 que unem Passo Fundo e Porto Alegre a Uruguaiana, e a rodovia br 116 que liga Porto Alegre a Pelotas, com conexões secundárias para Bagé e Santana do Livramento. Quanto às vias hidrográficas mais importantes destacam-se as ligações ao longo de vários trechos dos rios Tietê e Paraná, sobretudo para finalidades econô-

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micas, abrangendo diversas barragens e eclusas. Também é importante o papel representado pelas vias dos rios Paraguai e Uruguai.

Centralidades territoriais em expansão

As redes urbanas são o resultado da afirmação histórica dos lugares com funções diferenciadas e estratégicas nas economias nacionais. Não é por outra razão que Christaller já observava que as principais localidades “são dotadas de funções centrais, isto é, atividades de distribuição de bens e serviços para uma população externa, residente na região comple-mentar”, na hinterlândia. “A centralidade de um núcleo, por outro lado, refere-se ao seu grau de importância a partir de suas funções centrais: maior o número delas, maior a sua região de influência, maior a popu-lação (grifo nosso) externa atendida pela localidade central, e maior sua centralidade” Corrêa (1994: 21).

Como exposto no capítulo 1, pode-se analisar mudanças importantes que acompanham a emergência e consolidação de territorialidades me-diante utilização do conceito de rede, particularmente o de rede urbana, cujos critérios de definição focalizem dados populacionais. Vimos que a espacialização dos resultados permitiu a subdivisão da Rede de Localida-des Centrais (rlC) em três subconjuntos notáveis, tendo em vista o grau de densificação e posição das principais cidades. Um deles, a fração Cen-tro-Sul, é constituído por amplas porções das Regiões Sudeste e Centro Oeste, e a integralidade do Sul. São espaços de alta centralidade confi-gurando uma rede intrincada e densa, com múltiplas articulações viárias. Esse desenho só perde intensidade a partir de Brasília e Distrito Federal, em direção a Palmas e Araguaína, ou nas conexões de Minas Gerais com o sul/sudoeste da Bahia.

Os movimentos migratórios respondem, em boa medida, pelo dina-mismo das interconexões e funcionalidades que estruturam a rede de lo-calidades urbanas centrais do Brasil, porquanto participam da formação e expansão desses espaços, inclusive, vinculando-se aos novos processos de integração econômica nacional e internacional em áreas do Centro Sul brasileiro. Explorando os dados de censos brasileiros pode-se lançar mais luz sobre alguns fatores demográficos e econômicos que participam desses novos processos.

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fiGUra 1Conexões geográficas principais da porção meridional da America do

Sul: Redes hidrográficas, Redes Rodoviárias e Rede Urbana

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FIGURA 1Conexões geográficas principais da porção meridional da America do Sul: Redes hidrográficas,

Redes Rodoviárias e Rede Urbana

@SUBTITULO = Imigrantes internacionais no centro-sul brasileiro Não obstante a importância da emigração de brasileiros nas últimas duas décadas do século XX, o país ainda recebe muitos migrantes internacionais. Se discriminadas as origens regionais dos imigrantes, referentes ao período 1991-2000, verifica-se que do total de 161.048 imigrantes procedentes das Américas, predominou o contingente de pessoas originárias dos países do Mercosul (53,62%), seguido por aqueles procedentes da América do Norte (27,92%) e do restante da América do Sul (18,45%). Entre os imigrantes dos países do Mercosul é decisiva a participação dos originários do Paraguai. Representam cerca de 71% do total, proporção bastante superior aos 18% e 11% dos procedentes da Argentina e Uruguai, respectivamente. Não surpreende a constatação de que a maior parte desse fluxo migratório dirigiu-se à fração Centro-Sul do Brasil. Na verdade, 94,31% do total de imigrantes oriundos do Mercosul encontravam-se distribuídos entre os municípios do interior dessa fração7. Nas frações Norte e Nordeste é marcante a presença de imigrantes provenientes do EUA e demais países da América do Sul8 (ver Figura 2).

7 Dos estados brasileiros que mais receberam emigrados dos países do Mercosul, os principais destaques podem ser elencados na seguinte ordem de importância: 1o nível (PR); 2º nível (RS e MS) e 3o nível (SP, SC, MT, RJ e MG).

8 Os migrantes provenientes dos EUA representam 83% do total de imigrantes oriundos da América do Norte. Foram proporcionalmente mais relevantes na fração Nordeste, sendo que boa parte deles fazia migração de retorno. Esses imigrantes mostraram-se também numerosos nos estados de São Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro e Espírito Santo. Em relação aos imigrantes procedentes dos demais países da América do Sul chama a atenção o expressivo número de bolivianos, que se dirigiram principalmente para São Paulo, além de Rondônia e Mato Grosso do Sul. Em menor proporção, destacam-se os

Imigrantes internacionais no centro-sul brasileiro

Não obstante a importância da emigração de brasileiros nas últimas duas décadas do século xx, o país ainda recebe muitos migrantes internacio-nais. Se discriminadas as origens regionais dos imigrantes, referentes ao período 1991-2000, verifica-se que do total de 161.048 imigrantes proce-dentes das Américas, predominou o contingente de pessoas originárias dos países do Mercosul (53,62%), seguido por aqueles procedentes da América do Norte (27,92%) e do restante da América do Sul (18,45%).

Entre os imigrantes dos países do Mercosul é decisiva a participação dos originários do Paraguai. Representam cerca de 71% do total, propor-ção bastante superior aos 18% e 11% dos procedentes da Argentina e Uruguai, respectivamente. Não surpreende a constatação de que a maior

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parte desse fluxo migratório dirigiu-se à fração Centro-Sul do Brasil. Na verdade, 94,31% do total de imigrantes oriundos do Mercosul encontra-vam-se distribuídos entre os municípios do interior dessa fração7. Nas fra-ções Norte e Nordeste é marcante a presença de imigrantes provenientes do eUa e demais países da América do Sul8 (ver Figura 2).

Os fluxos migratórios do Paraguai, Uruguai e Argentina para o Bra-sil associam-se a fatores econômicos diversos, a exemplo de situações de aumento da pobreza em determinados países, expansão do dinamismo de economias sub-regionais do Centro Sul brasileiro, entre outros. Além des-ses fatores há também os laços históricos e a proximidade geográfica que unem as populações desses países. É nítida a concentração de migrantes nas áreas de fronteira com o Paraguai, Argentina e Uruguai, como indica a Figura 3, sobretudo na porção oeste do pr (no baixo curso do Paraná) e sC; no sul/sudoeste do Ms (região do Pantanal); na fronteira sul do rs e no centro-sul do Mt. Destacam-se também alguns núcleos urbanos de maior importância, a exemplo da rMsp, de Brasília e Rio de Janeiro, bem como de localidades do litoral e do próprio interior paulista.

Há, contudo, diferenças na distribuição dos imigrantes procedentes de cada um desses países. Ao discriminar a procedência desses imigrantes, como exposto na Tabela 1, tem-se o seguinte quadro: 1) do total de imi-grantes oriundos do Paraguai, predominaram os movimentos em direção ao pr (60,30%) e, em menor escala, para o Ms (16,80%); 2) no caso dos procedentes da Argentina, o fluxo esteve direcionado principalmente para SP (24,80%), rs (18,20%) e pr (15,16%), além de sC e rj (13,74% e 12,62% respectivamente); 3) os imigrantes vindos do Uruguai distribuem-se por espaços mais restritos ao rs e áreas da fronteira gaucha (79%).

Essa espacialidade diferenciada pode ser observada nos mapas em se-qüência. Para além das diferenças em termos numéricos, parece claro a

7. Dos estados brasileiros que mais receberam emigrados dos países do Mercosul, os principais destaques podem ser elencados na seguinte ordem de importância: 1o nível (pr); 2º nível (rs e Ms) e 3o nível (SP, sC, Mt, rj e MG).

8. Os migrantes provenientes dos eUa representam 83% do total de imigrantes oriundos da América do Norte. Foram proporcionalmente mais relevantes na fração Nordeste, sendo que boa parte deles fazia migração de retorno. Esses imigrantes mostraram-se também numerosos nos estados de São Paulo, Minas Gerais, Rio de Janeiro e Espírito Santo. Em relação aos imi-grantes procedentes dos demais países da América do Sul chama a atenção o expressivo núme-ro de bolivianos, que se dirigiram principalmente para São Paulo, além de Rondônia e Mato Grosso do Sul. Em menor proporção, destacam-se os imigrantes procedentes do Peru, Chile, Venezuela e Equador. Mais residual ainda são os números relativos à migração dos procedentes da América Central e Caribe (3.403 pessoas).

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existência de certos padrões de localização desses imigrantes no interior da fração Centro-Sul. No caso daqueles originários da Argentina, observa-se uma maior dispersão espacial por áreas não contíguas. Distribuem-se prin-cipalmente pelas seguintes localidades: porção oeste do rs, região de Porto Alegre, parte central e litoral de sC, rMsp e interior paulista, rMrj, Brasília, pela área da chamada ´Tríplice Fronteira´ e por alguns municípios no in-terior de MG e Ms. Já os procedentes do Paraguai distribuem-se por uma extensa faixa territorial em espaços de maior contigüidade, indo desde o noroeste do rs até o interior do Mt. Nesses destinos destacam-se, principal-mente, a área de fronteira entre o Paraguai e o pr (sobretudo na região de Foz do Iguaçu), além do próprio interior desse estado (a exemplo do eixo Curitiba-Cascavel). Também merecem ser citadas as seguintes sub-regiões: o oeste e o litoral de sC, municípios da Grande São Paulo, o sudoeste do Ms e o centro-sul do Mt.

Além dessas diferenças na distribuição espacial dos imigrantes do Mercosul, a análise acerca da nacionalidade desses grupos pode ofere-cer elementos adicionais à compreensão dos mecanismos envolvidos nes-ses movimentos populacionais. Se de um lado a presença de naturais do próprio país de origem é predominante no conjunto total de imigrantes procedentes da Argentina e do Uruguai (49,24% e 54,17%, respectiva-mente), no caso do Paraguai esse quadro se inverte (ver Tabela 2).

Dos 61.357 imigrantes do Paraguai, 80% deles são brasileiros que re-tornaram na mesma década. Só para o estado do Paraná foram quase 40.000 o número de brasileiros de retorno (Tabela 2). Já os naturais do próprio Paraguai totalizam apenas 10.117 imigrantes, também se dirigin-do predominantemente para o pr e Ms9. O retorno de brasileiros, ao que tudo indica, associa-se às mudanças ocorridas no espaço rural sub-regio-nal relacionadas ao desenvolvimento da fronteira agrícola e à consolida-ção da modernização do campo nos estados do Centro Sul brasileiro10.

9. É importante destacar que os chamados imigrantes de passagem, naturais de outro país dife-rente daquele de procedência e do próprio Brasil (retornados), são pouco expressivos no total de imigrantes oriundos do Paraguai, da Argentina e do Uruguai. Somados os imigrantes proce-dentes desses países chegam a 2.167 pessoas (cerca de 0,02% dos imigrantes do Mercosul).

10. Sales (1996), em artigo sobre as migrações na fronteira do Brasil com o Mercosul, aponta al-guns elementos explicativos para o elevado número de migrantes de retornados do Paraguai: a) seriam pioneiros da fronteira paraguaia que, agora expulsos pela modernização do campo, estariam novamente cruzando a fronteira e; b) estariam atraídos pelas possibilidades de acesso à terra no Brasil, via reforma agrária, por conta da maior organização e capacidade de interlo-cução e pressão sobre o Estado por parte dos trabalhadores rurais.

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fiGUra 2Distribuição dos imigrantes residentes nas porções regionais

conforme procedência – Brasil 2000

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FIGURA 3Principais municípios receptores de imigrantes procedentes do MERCOSUL - Brasil 2000

(Porção Centro-Sul) fiGUra 3Principais municípios receptores de imigrantes procedentes do

Mercosul - Brasil 2000 (Porção Centro-Sul)

8

FIGURA 3Principais municípios receptores de imigrantes procedentes do MERCOSUL - Brasil 2000

(Porção Centro-Sul)

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Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais

tabela 1 Número e percentual de imigrantes procedentes dos países do Mercosul,

conforme Unidade da Federação de residência - Brasil 2000

uf de residência Siglas Países de origem - MercosulArgentina Paraguai Uruguai

Nº % Nº % Nº %Rondônia RO 11 0,07 655 1,07 0 0,00Acre AC 0 0,00 47 0,08 0 0,00Amazonas AM 62 0,40 6 0,01 62 0,64Roraima RR 0 0,00 44 0,07 0 0,00Pará PA 16 0,10 284 0,46 22 0,23Amapá AM 0 0,00 0 0,00 0 0,00Tocantins TO 42 0,28 4 0,01 0 0,00Maranhão MA 50 0,32 0 0,00 0 0,00Piauí PI 20 0,13 47 0,08 9 0,09Ceará CE 212 1,38 21 0,03 0 0,00Rio Grande do Norte RN 38 0,25 26 0,04 9 0,09Paraíba PB 47 0,31 20 0,03 0 0,00Pernambuco PE 41 0,27 58 0,09 0 0,00Alagoas AL 124 0,81 41 0,07 0 0,00Sergipe SE 11 0,07 36 0,06 0 0,00Bahia BA 271 1,77 132 0,22 157 1,63Minas Gerais MG 652 4,25 410 0,67 79 0,82Espírito Santo ES 119 0,78 55 0,09 0 0,00Rio de Janeiro RJ 1.935 12,62 337 0,55 206 2,13São Paulo SP 3.806 24,82 2.942 4,80 552 5,71Paraná PR 2.324 15,16 36.999 60,30 164 1,70Santa Catarina SC 2.107 13,74 3.33 5,43 459 4,75Rio Grande do Sul RS 2.793 18,22 2.169 3,53 7.633 78,97Mato Grosso do Sul MS 157 1,03 10.352 16,87 19 0,20Mato Grosso MT 35 0,23 3.096 5,05 10 0,11Goiás GO 150 0,98 80 0,13 15 0,16Distrito Federal DF 310 2,02 165 0,27 269 2,79TOTAL 15.334 100,00 61.357 100,00 9.666 100,00

Fonte: ibGe, Censo Demográfico 2000 (resultados da amostra).

Page 152: Panorama actual de las migraciones en América Latina

152

Matos, Lobo, Stefani, Gomes Braga

tabela 2 Número de imigrantes, procedentes dos países do Mercosul,

conforme naturalidade, residentes nas Unidades da Federação - Brasil/2000

uf de residência Procedência/NaturalidadeArgentina Paraguai Uruguai

Naturais Brasileiros Naturais Brasileiros Naturais BrasileirosRondônia 11 0 85 557 0 0Acre 0 0 0 47 0 0Amazonas 44 18 0 6 8 53Roraima 0 0 22 22 0 0Pará 10 6 21 263 0 22Tocantins 0 42 0 4 0 0Maranhão 0 41 0 0 0 0Piauí 0 20 11 35 0 9Ceará 149 54 0 21 0 0Rio Grande do Norte 26 12 4 22 0 0Paraíba 10 37 0 20 0 0Pernambuco 26 16 0 50 0 0Alagoas 73 38 0 41 0 0Sergipe 11 0 0 36 0 0Bahia 174 98 8 77 96 61Minas Gerais 264 312 93 317 13 55Espírito Santo 71 48 6 43 0 0Rio de Janeiro 1.193 635 116 189 133 42São Paulo 1.928 1.52 885 1.913 332 206Paraná 1.082 1.127 5.306 30.998 111 53Santa Catarina 1.013 978 628 2.685 320 115Rio Grande do Sul 1.180 1.519 386 1.773 4.194 3.339Mato Grosso do Sul 58 99 2.154 8.152 0 19Mato Grosso 24 8 359 2.732 10 0Goiás 75 48 18 56 0 10Distrito Federal 128 174 13 142 18 252TOTAL 7.55 6.851 10.117 50.201 5.236 4.235

Fonte: ibGe, microdados do Censo Demográfico 2000.

No final da década de 1970, enquanto a forte entrada de capital na agropecuária brasileira resultou na expulsão de grandes contingentes de população rural, no Paraguai consolidava-se um amplo programa de modernização econômica, com destaque para a produção de soja e algo-

Page 153: Panorama actual de las migraciones en América Latina

153

Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais

dão (Sales, 1996)11. Em meados dos anos de 1980, esse movimento migra-tório de fronteira entre Brasil e Paraguai inverte sua direção, iniciando uma forte corrente de migração de retorno. De forma similar ao ocorrido no Brasil, esse processo se expressa pela exploração e expropriação de produtores rurais pobres, que têm sido os grandes protagonistas dessa itinerância (Sales, 1996).

Caracterização dos imigrantes nos principais municípios receptores

Conforme visto anteriormente, ainda que os imigrantes oriundos do Mercosul estivessem distribuídos por quase toda a fração Centro-Sul do país, algumas áreas receptoras destacaram-se mais que outras. A análise de algumas das características ocupacionais dos imigrantes nessas áreas pode ser feita sem perder de vista as trajetórias e os fatores a ela rela-cionados, a posição geográfica de municípios e sua inserção no contexto econômico regional.

Tomando-se como critério de seleção o estoque de imigrantes superior a 500 indivíduos, foram identificados 25 municípios receptores no interior da fração Centro-Sul (Figura 2). Desse grupo, 10 municípios pertencem a rlC aqui trabalhada, enquanto os demais fazem parte dos subespaços não pertencentes à essa rede, aqui designados genericamente de ‘Não-Rede’. Do grupo de municípios da rlC destacam-se: 1º) Foz do Iguaçu, Cascavel e Curitiba, localizados no pr e em São Paulo, todos apresentando mais de 1.000 imigrantes; 2º) Campo Grande (Ms), Florianópolis (sC) e Ponta Porã (Ms). Nos municípios da ‘Não-Rede’ com mais de 1.000 imigrantes, destacam-se: Santana do Livramento (rs), Coronel Sapucaia (Ms), Guaíra (pr), Toledo (pr) e Marechal Cândido Rondon (pr), nessa ordem.

Se observada a origem e o sexo dos imigrantes nesses municípios nota-se que, no caso dos naturais da Argentina, existe uma predominân-cia de homens. As mulheres são maioria entre o grupo de brasileiros re-tornados. Quanto aos imigrantes oriundos do Paraguai ou do Uruguai há, de forma geral, uma maior igualdade numérica entre homens e mulheres,

11. De acordo com o Censo Demográfico paraguaio de 1992, havia um total de 112 mil brasileiros residentes no país. Já os movimentos sociais vinculados à Igreja estimavam um número de cerca de 500 mil imigrantes brasileiros, constituídos por 63% de paranaenses, 18% de catarinenses, 12% de gaúchos e 7% de mineiros e nordestinos (Sales, 1996).

Page 154: Panorama actual de las migraciones en América Latina

154

Matos, Lobo, Stefani, Gomes Braga

tanto no caso dos retornados brasileiros quanto no caso dos naturais des-ses dois países.12

fiGUra 4Imigrantes residentes nos municípios do Centro-Sul brasileiro, conforme procedência dos países do Mercosul - Brasil - 2000

12. Entretanto, há que se mencionar algumas distinções importantes, a exemplo dos casos de Japorã, Cândido Rondon e Coronel Sapucaia. Em Japorã (Ms), em relação ao grupo dos imi-grantes naturais do Paraguai, há uma predominância de homens (176) sobre as mulheres (84), ao contrário do que acontece em Cândido Rondon, em que o estoque de mulheres (193) é su-perior ao dos homens (71). No que diz respeito a Coronel Sapucaia, a distinção está relacionada aos imigrantes brasileiros retornados, divididos em 703 homens e 564 mulheres.

12

Com relação às atividades de trabalho exercidas pelos imigrantes nos municípios selecionados, tomando-se como referência as categorias de ocupação definidas pelo próprio IBGE, percebe-se que, num quadro mais geral, os municípios da rede têm recebido um maior número de imigrantes ligados às atividades de comércio e serviços. Num segundo plano, comparecem os imigrantes ligados à produção de bens e serviços industriais e às ciências e artes.Todavia, como apresentado no Gráfico 4, nos espaços da Não-Rede, é clara a prevalência de trabalhadores ligados às atividades de agropecuária, caça e pesca.Quando observada a origem desses imigrantes, algumas especificidades podem ser identificadas. Nos municípios da Rede, os procedentes do Paraguai predominam nas

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Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais

Com relação às atividades de trabalho exercidas pelos imigrantes nos municípios selecionados, tomando-se como referência as categorias de ocupação definidas pelo próprio ibGe, percebe-se que, num quadro mais geral, os municípios da rede têm recebido um maior número de imigrantes ligados às atividades de comércio e serviços. Num segundo plano, compa-recem os imigrantes ligados à produção de bens e serviços industriais e às ciências e artes. Todavia, como apresentado no Gráfico 4, nos espaços da Não-Rede, é clara a prevalência de trabalhadores ligados às atividades de agropecuária, caça e pesca.

Quando observada a origem desses imigrantes, algumas especificida-des podem ser identificadas. Nos municípios da Rede, os procedentes do Paraguai predominam nas ocupações voltadas às atividades de serviços e comércio, sobretudo no caso dos naturais do Brasil, como, por exemplo, os trabalhadores em serviços domésticos e ambulantes (ver Quadro 1). Certamente as sacoleiras e pessoas ligadas às atividades clandestinas ou semi-clandestinas fazem parte desse quadro, configurando laços entre lo-calidades diversas que atuam na dinamização de mercados locais.

Também chama atenção o número de trabalhadores lotados na pro-dução de bens e serviços industriais, principalmente no caso dos homens ligados à construção civil. Dos imigrantes que se dirigiram para os mu-nicípios da Não-Rede, prevalecem as funções relacionadas à agropecuá-ria, seja como trabalhadores agrícolas ou como produtores diretos. Nes-se mesmo grupo de imigrantes, as atividades de comércio e serviço são menos expressivas, sendo numericamente mais significativas no caso das mulheres. No entanto, apesar das distinções em relação aos residentes na Rede e Não-Rede, parece não haver grandes diferenças ocupacionais se comparados brasileiros e paraguaios.

Por outro lado, quando analisados os imigrantes procedentes da Ar-gentina, as distinções no quadro de ocupações aparecem de forma mais evidente. Entre os naturais da Argentina residentes nos municípios da Rede destacam-se os profissionais ligados às ciências e artes, membros do poder público, dirigentes e gerentes (sobretudo os homens). No caso dos brasileiros retornados, residentes na Rede, são preponderante as atividades voltadas ao comércio e serviços (mulheres), e à produção de bens e servi-ços industriais (homens). Quanto aos imigrantes provenientes do Uruguai - entre os quais, à exceção do Rio Grande do Sul, é pequena a presença de brasileiros - que se encaminharam preferencialmente para municípios da Não rede, há forte predominância das atividades de serviços e comércio (vendedores de lojas e mercados, serviços domésticos, por exemplo). Em

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156

Matos, Lobo, Stefani, Gomes Braga

menor expressão também podem ser mencionadas as ocupações voltadas à produção de bens e serviços industriais e a agropecuária (em ambos os casos há predominância de homens). As mulheres novamente ocupam po-sições sobretudo ligadas ao comércio e aos serviços.

GráfiCo 4Ocupação dos imigrantes procedentes do Mercosul, residentes nos principais municípios receptores, discriminados na Rede e

Não-Rede do Centro-Sul brasileiro – 2000

13

ocupações voltadas às atividades de serviços e comércio, sobretudo no caso dos naturais do Brasil, como, por exemplo, os trabalhadores em serviços domésticos e ambulantes (ver Quadro 1). Certamente as sacoleiras e pessoas ligadas às atividades clandestinas ou semi-clandestinas fazem parte desse quadro, configurando laços entre localidades diversas que atuam na dinamização de mercados locais. Também chama atenção o número de trabalhadores lotados na produção de bens e serviços industriais, principalmente no caso dos homens ligados à construção civil. Dos imigrantes que se dirigiram para os municípios da Não-Rede, prevalecem as funções relacionadas à agropecuária, seja como trabalhadores agrícolas ou como produtores diretos. Nesse mesmo grupo de imigrantes, as atividades de comércio e serviço são menos expressivas, sendo numericamente mais significativas no caso das mulheres. No entanto, apesar das distinções em relação aos residentes na Rede e Não-Rede, parece não haver grandes diferenças ocupacionais se comparados brasileiros e paraguaios. Por outro lado, quando analisados os imigrantes procedentes da Argentina, as distinções no quadro de ocupações aparecem de forma mais evidente. Entre os naturais da Argentina residentes nos municípios da Rede destacam-se os profissionais ligados às ciências e artes,membros do poder público, dirigentes e gerentes (sobretudo os homens). No caso dos brasileiros retornados, residentes na Rede, são preponderante as atividades voltadas ao comércio e serviços (mulheres), e à produção de bens e serviços industriais (homens). Quanto aos imigrantes provenientes do Uruguai - entre os quais, à exceção do Rio Grande do Sul, é pequena a presença de brasileiros - que se encaminharam preferencialmente para municípios da Não rede, há forte predominância das atividades de serviços e comércio (vendedores de lojas e mercados, serviços domésticos, por exemplo). Em menor expressão também podem ser mencionadas as ocupações voltadas à produção de bens e serviços industriais e a agropecuária (em ambos os casos há predominância de homens). As mulheres novamente ocupam posições sobretudo ligadas ao comércio e aos serviços.

GRÁFICO 4Ocupação dos imigrantes procedentes do Mercosul, residentes nos principais municípios

receptores, discriminados na Rede e Não-Rede do Centro-Sul brasileiro – 2000

QUADRO 1Imigrantes procedentes de países do Mercosul residentes em municípios da Rede e Não-Rede

do Centro-Sul segundo ocupações – Brasil 2000 Conclusão

Antigas e novas territorialidades parecem se afirmar no Brasil meridional, favorecendo o dinamismo de determinados localidades em todo o Cone Sul. Além das interconexões econômicas e políticas historicamente con-solidadas, dos mercados flexibilizados ou em processo de consolidação, expressivos movimentos populacionais têm contribuído para uma nova etapa de estruturação da rede urbana regional, intensificando, inclusive, as relações do Brasil com os países vizinhos, notadamente com a Argen-tina, o Paraguai e o Uruguai. Relações claramente evidenciadas pela par-ticipação dos imigrantes procedentes desses países no balanço migratório da região, superando numericamente as procedências de outras regiões das Américas.

No caso dos emigrantes do Paraguai há peculiaridades identificadas nos diversos pontos da Rede e nos demais subespaços regionais. Estados como o Paraná, Mato Grosso do Sul e Rio Grande do Sul, sobretudo nas

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157

Conexões geográficas e movimentos migratórios internacionais

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Matos, Lobo, Stefani, Gomes Braga

áreas de fronteira, têm se destacado como destinos preferenciais dessas populações. Em sua maioria, são brasileiros fazendo migração de retor-no, enquanto entre os imigrantes procedentes da Argentina e do Uruguai ocorre a predominância dos naturais desses países. Outro aspecto rele-vante diz respeito à distribuição espacial dos migrantes. Se por um lado, os procedentes do Paraguai e do Uruguai apresentam-se mais concentra-dos em determinadas faixas territoriais, os originários da Argentina estão bem mais dispersos espacialmente.

As características de ocupação desses grupos associam-se à própria origem e destino dos fluxos migratórios, o que reflete diretamente as fun-ções e os níveis de inserção econômico-regional. Nesse sentido, cabe des-tacar o expressivo número de migrantes ligados às atividades de serviços e comércio e, em menor numero, à produção de bens e serviços industriais. Por outro lado, também não é desprezível o número de procedentes do Paraguai, vinculados às atividades agropecuárias, dadas as condições das economias agrícolas locais.

Enfim, as evidências estão a indicar que as lógicas que presidem a movimentação da população na bacia do Prata constroem não só a arti-culação socioeconômica entre lugares de países distintos, apoiada pelas redes sociais da migração, quanto oferece espaço para a revitalização de vínculos entre descendentes de antigos ocupantes, como os povos da flo-resta, castelhanos, bandeirantes, estancieiros, sertanejos, etc. As frontei-ras territoriais dos estados da região, não obstante as guerras e sucessivas manifestações de afirmação de governos nacionalistas, não foram capa-zes de eliminar relações fundadoras, aquelas que a natureza geográfica da pré-modernidade deixou impregnadas na região.

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

René Martín Zenteno Quintero

Introducción

La pobreza que aflige a una parte significativa de nuestra sociedad y la migración México-Estados Unidos constituye uno de los temas más pro-minentes de las ciencias sociales y de la opinión pública en México. A pesar de que estos fenómenos fueron abordados de forma independiente por muchas décadas, los últimos lustros han sido testigos de una creciente conexión entre ambos. Esta tendencia a vincular cada vez más el éxodo mexicano con la pobreza nacional posee una dosis apreciable de sensatez a la luz de las siguientes consideraciones:1. En los últimos veinte años la sociedad mexicana ha sido azotada por

severas crisis financieras o recesiones económicas. Durante este tiem-po México experimentó el menor crecimiento económico de su his-toria post-revolucionaria: pib promedio menor a un punto porcentual anual. Por lo tanto, no es sorpresa que recientemente uno de cada dos hogares mexicanos fuera clasificado como pobre (Sedesol, 2002). Paralelamente, hemos sido testigos de un incremento sin precedentes no sólo de la emigración a Estados Unidos, sino también del capital remitido por los migrantes a sus familiares en México.

2. El hecho de que la migración mexicana hacia Estados Unidos se haya extendido prácticamente a todas las regiones del país en los últimos

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René Martín Zenteno Quintero

lustros.1 A pesar de que la información disponible en México con-tinúa mostrado el carácter predominante de la región tradicional o histórica de esta migración (Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí y Zacatecas), entre los nuevos lugares de origen de la migración destacan tres entidades con niveles altos de pobreza y marginación: Veracruz, Puebla y Oaxaca.

3. La predominancia que el mismo tema de pobreza ha adquirido en la agenda pública y académica, principalmente como resultado del creciente interés del gobierno federal por establecer políticas públi-cas para su combate (por ejemplo, proGresa u Oportunidades). Con ello, no es extraño observar que las discusiones sobre pobreza se han vinculado a un número importante de temáticas de las ciencias socia-les en México.

4. El crecimiento del número de mexicanos viviendo en condiciones de pobreza en Estados Unidos como consecuencia de las políticas de in-migración y seguridad fronteriza del gobierno norteamericano. Estas políticas han erosionado significativamente el modelo de migración circular que históricamente ha caracterizado la movilidad de mano de obra entre los dos países, y obligado a cientos de miles de mexicanos a extender sus estadías en Estados Unidos e intentar sobrevivir en con-diciones de mercado de trabajo desventajosas en comparación con los trabajadores norteamericanos.

Como veremos más adelante, el tema de la pobreza ha sido tratado de forma poco sistemática en los estudios de la migración México-Estados Unidos. Su articulación no es ajena a análisis empíricos poco rigurosos y, en consecuencia, a resultados en apariencia contradictorios. A pesar de ello, la posición dominante apunta hacia la imposibilidad de la pobla-ción más pobre del país de sufragar los costos económicos —por ejemplo, costo de coyotes y polleros— y no-económicos —carencia de redes socia-les— de la migración hacia el norte. A la vez, la argumentación tiende a favorecer más el papel de las redes sociales que la condición socioeconó-mica en la explicación del éxodo mexicano a Estados Unidos.

La presente investigación intenta contribuir a la discusión formal del vínculo pobreza-migración en México. Su objetivo es doble. Por un lado,

1. El Consejo Nacional de Población apunta que 95% de los municipios del país tienen algún tipo de conexión con la migración internacional.

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presentar un panorama general de las principales ideas vertidas sobre esta relación en los estudios de la migración de México a Estados Unidos. Segundo, realizar un análisis empírico de alcance nacional que permita entender mejor el vínculo de la migración internacional no sólo con la pobreza de los hogares mexicanos, sino también con el grado de margi-nación de sus municipios. Específicamente, las preguntas que intentamos contestar con esta investigación son las siguientes:1. ¿Qué relación existe entre la pobreza y la marginación de los munici-

pios del país y sus tasas de emigración a Estados Unidos?2. ¿Los hogares más pobres del país y pertenecientes a los municipios

más marginados tienen una mayor propensión a enviar a alguno de sus miembros a Estados Unidos a trabajar o en busca de trabajo?

A diferencia de otros estudios que hacen referencia a la pobreza de forma subjetiva o la relacionan con mediciones del estatus socioeconómico o de la distribución del ingreso, nuestro estudio tiene como sustento la tipifi-cación de cada uno de los hogares según su condición de pobreza. Para emprender esta tarea se adoptó el método comúnmente conocido como línea de pobreza. El análisis de la marginación de los municipios del país incorporó los resultados del estudio más reciente realizado al respecto por el Consejo Nacional de Población (2001).

El análisis empírico se basó primordialmente en los datos de la muestra de 10% del XII Censo General de Población y Vivienda 2000. No obstante que este censo no cuenta con información de ingresos tan detallada como la proporcionada por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Ho-gares, su trascendencia estriba en proveer un panorama de la emigración mexicana a Estados Unidos para una muestra representativa de los hogares de cada uno de los municipios que conforman el país. Dicho de otra for-ma, ninguna otra fuente puede ofrecer esa desagregación y representativi-dad sobre los lugares de origen de la migración México-Estados Unidos. Además, la información censal permite modelar el comportamiento de las variables sociales, económicas y demográficas en diferentes niveles de aná-lisis: regiones, entidades federativas, municipios, hogares e individuos.

La investigación sobre el tema

La literatura que aborda la relación pobreza-migración puede dividirse en tres grandes grupos. Primero, los escritos anteriores a la época del

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Programa Bracero (1942-1964), cuyo carácter era más bien de índole descriptivo del fenómeno migratorio; segunda, los trabajos posteriores al Programa Bracero pero anteriores al establecimiento del primer pro-grama de combate a la pobreza (pronasol), cuyo interés por conocer con más detalle las características de los migrantes motivó a incursionar por primera vez en el concepto pobreza; y, finalmente, las investigaciones más recientes los cuales se caracterizan por desplegar un mayor debate sobre la pobreza como factor determinante del flujo migratorio hacia Estados Unidos.

Las primeras investigaciones

Manuel Gamio, quien desde las primeras décadas del siglo pasado se interesó en analizar la magnitud y causas de la migración mexicana hacia Estados Unidos, señaló que la migración mexicana era producto de las fluctuaciones político-económicas que emergieron a raíz de la Revolu-ción. La baja productividad, los altos índices de desempleo y una visible crisis salarial formaron una sociedad mexicana heterogénea, resaltada por una desequilibrada distribución de la riqueza y malas condiciones de vida para una gran cantidad de trabajadores agrícolas y minifundistas endeudados (Gamio, 1930). Estas condiciones socioeconómicas coinci-dieron con un aumento de la demanda laboral en Estados Unidos a partir de los años veinte, de tal modo que la emigración mexicana significó una reacción a la intolerable situación económica y social del país.

A pesar de que el concepto de pobreza no aparece directamente en los estudios clásicos de Gamio, su interés por mostrar la vida del inmi-grante mexicano en Estados Unidos culminó en importantes conclusio-nes. Según sus investigaciones, la movilidad social del inmigrante mexica-no durante el primer tercio del siglo xx era muy baja. Desde su llegada a Estados Unidos, el inmigrante se ubicaba en los estratos inferiores de la sociedad norteamericana, y permanecía allí hasta su retorno a México o hasta su legalización como ciudadano de esa nueva nación. Para Gamio esto ocurría debido al “[...] reducido salario con que se vieron obligados a conformarse [...] y al mismo hecho de que en su propio país ocupaban los estratos sociales inferiores” (Gamio, 1935). Es probable, entonces, que los primeros materiales sobre migración mexicana, especialmente los escritos durante las primeras décadas del siglo pasado, hayan encontrado, aunque de forma implícita, una relación proporcional entre pobreza y migración.

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Santibáñez (1930) aportó una descripción fotográfica e histórica de la migración mexicana. Su intento por explicar la percepción que los ame-ricanos tenían de los inmigrantes mexicanos es relevante para el interés de este trabajo. Los inmigrantes latinos, sugirió este autor, son vistos de forma amigable pero como miembros de un estrato económico y cultural inferior, sin posibilidad de crecer (Santibáñez, 1930). Este argumento, de vital importancia en los trabajos más recientes sobre migración y pobreza, siguió la misma tendencia de la época al encontrar que ambos fenómenos estaban relacionados, de manera que los inmigrantes mexicanos se des-plazaban comúnmente por razones de pobreza.

La postura de Paul S. Taylor difirió de sus contemporáneos. A partir de un estudio de comunidades, el trabajo de Taylor pretendió descifrar las raíces de la migración mexicana hacia Estados Unidos, así como al-gunas de sus consecuencias. Para Taylor, la emigración de mexicanos era esencialmente un fenómeno originado por una demanda de empleos más atractiva en el exterior, principalmente en los Estados Unidos (Taylor, 1933). Aunque no analizó directamente el factor de la pobreza en sus estudios, presumiblemente Taylor no observó una relación contunden-te entre ambos conceptos. Específicamente en el caso de Arandas, en Jalisco, donde Taylor llevó a cabo una de sus investigaciones más impor-tantes, este autor señaló claramente que la migración era impulsada por los salarios más altos del mercado de trabajo norteamericano, los cuales representaban el doble de los que devengaban en suelo mexicano (Taylor, 1933). Sin embargo, esta condición parecía no ser suficiente, ya que, se-gún los resultados de su estudio, los migrantes de esta comunidad necesi-taban contar con ahorros para poder desplazarse al exterior.

Aunque limitados conceptual y metodológicamente, los estudios de Gamio, Taylor y Santibáñez marcaron una brecha en los estudios de mi-gración en México. La aportación de Manuel Gamio, cuya obra es ade-más la más importante de aquella época, fue contundente al sugerir que los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos provenían de los estratos sociales inferiores,2 todo esto como resultado de un cuidadoso análisis de estadísticas obtenidas de fuentes tanto mexicanas como de Estados Unidos (Bustamante, et al., 1998). Del mismo modo, Santibáñez demos-

2. Si bien la pobreza no es una característica permanente de los estratos sociales más bajos de una sociedad, los estratos inferiores del México post-revolucionario, de acuerdo con el mismo Gamio, se distinguían por condiciones de vida muy austeras y fuertes niveles de pobreza, al menos en los estratos más bajos de la sociedad.

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tró que la percepción de los americanos sobre los inmigrantes mexicanos coincidía con la realidad de Gamio. Es decir, para los norteamericanos, el inmigrante mexicano llegaba a Estados Unidos como parte de un es-trato inferior, y debido a su condición racial le era imposible mejorar su posición social (Santibáñez, 1930). Finalmente, la aportación de Taylor fue sustancial no sólo al darle un mayor peso a la demanda de mano obra en el exterior que a las condiciones locales, sino también al abordar el as-pecto de los costos del desplazamiento y argumentar que los inmigrantes mexicanos debían contar con cierta cantidad de dinero ahorrada previa-mente a la migración.

La sistematización de la investigación posteriormente a los Programas de Braceros

En los lustros posteriores a la finalización de los Programas de Braceros (1945-1964), el tema de la migración mexicana hacia Estados Unidos fue tratado de formal marginal si se compara con la intensidad académica que caracterizaba a los estudios sobre la migración interna en México. Sin embargo, durante estos años surgen los trabajos pioneros de Jorge Bustamante y Wayne Cornelious. Sus trabajos se enfocaron al estudio de las características de los migrantes y de sus lugares de origen, al aná-lisis de la eficacia de las políticas migratorias de los Estados Unidos, y a la investigación sobre los impactos de la migración en las economías de ambos países. Los trabajos dedicados a estas cuestiones definieron, a grandes rasgos y con fundamento empírico, quiénes eran los migrantes y de dónde provenían. Estas interrogantes, a su vez, dieron lugar, por un lado, al estudio de la migración indocumentada y, por el otro, a una mayor incorporación del concepto de pobreza en los trabajos sobre migración.

Wayne Cornelius fue el primero en incorporar el concepto de pobre-za en los estudios de migración.3 En una investigación sobre la migración indocumentada en Estados Unidos, Cornelius descubrió que los inmi-grantes mexicanos eran más sensibles a las injusticias sociales, es decir,

3. No hay un claro consenso en la literatura sobre quién inició el análisis de la pobreza como factor determinante de la migración internacional. Para algunos autores (Bustamante, Taylor y Durand) fue Manuel Gamio el primero en colegir que los migrantes mexicanos huían de las condiciones de pobreza en que vivían. Otros (Roberts y Zúñiga) le otorgan ese lugar a la mexicana Lourdes Arizpe. Los trabajos más recientes tienden a mencionar a Jorge Bustamante, Wayne Cornelius e incluso Douglas Massey como referencias obligadas para los estudiosos de la relación entre pobreza y migración.

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a la mala distribución de la riqueza, de los salarios y, en general, a las pésimas condiciones de vida que existían en ciertos sectores del país. Es-tas condiciones de pobreza, según el autor, provocaban que los ilegales tuvieran una mayor propensión a tomar riesgos (Cornelius, 1979). Para Cornelius, la inmigración significaba una manifestación racional origina-da por el deteriorado estado socioeconómico de México y no tanto por las condiciones laborales norteamericanas o pull factors. Utilizando la infor-mación que recabó en una de las comunidades expulsoras de migrantes ilegales, Cornelius concluyó:

“Los pobres de México son conscientes de las crecientes dificultades para encontrar empleo en los Estados Unidos... También son conscientes del gasto considerable que implica el viaje y del peligro de aprehensión por el INS (por sus siglas en inglés). [No obstante,] El campesino piensa que el riesgo de encontrar trabajo o de ser capturado y reportado por el INS es sustancialmente menor que el riesgo de estar desempleado, o de tener un ingreso inadecuado, si permanece en su comunidad” (Cornelius, 1979).

En su clásico trabajo Espaldas mojadas: Materia prima para la expansión del capital norteamericano, Jorge Bustamante llamó la atención sobre la situación de inopia y precariedad de las condiciones de vida de los mexi-canos durante la década de los setenta, aunque probó la hipótesis de que la migración mexicana respondía más a factores de atracción de los Esta-dos Unidos, incluyendo el impacto de las políticas gubernamentales de ese país. El gran diferencial de salarios entre ambos países y las pésimas condiciones de empleo en México, principalmente en el campo, dieron lugar a fuertes flujos migratorios; sin embargo, fue la fuerte demanda de mano de obra barata lo que motivó la creación del Programa Bracero, y fueron las cuotas anuales para la contratación de braceros, por otra parte, las que originaron los flujos de inmigrantes ilegales (Bustamante, 1975). En sus trabajos pioneros, Bustamante no analizó de forma sistemática las características socioeconómicas de los migrantes mexicanos, por lo que poco se puede extraer de los mismos sobre la relación entre migración y pobreza. Pasarían algunos años antes de que este autor hiciera señala-mientos interesantes al respecto.

Una de las aportaciones más valiosas para el estudio de la pobreza bajo la perspectiva de la migración es la de Lourdes Arizpe, quien en un par de estudios a principios de los años ochenta hizo una extraordinaria diferenciación entre los migrantes internos y los internacionales de pro-cedencia rural. Basándose en un enfoque de tipo antropológico, Arizpe lanzó una propuesta distinta al señalar que los migrantes internacionales

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de origen rural eran campesinos no pobres, minifundistas capaces de ge-nerar una dinámica familiar de migración continua, ya fuera por motivos de supervivencia o movilidad, en la que los padres migrantes iniciaban cadenas migratorias, las cuales eran seguidas por los hijos mayores (Ariz-pe, 1983). Para Arizpe, la migración de campesinos a los Estados Unidos era selectiva de aquéllos que poseían tierra, pues sólo éstos tenían tanto la capacidad de solventar los costos de la migración como los contac-tos necesarios para garantizar un mínimo de éxito ante el máximo riesgo (Zúñiga, 1992).

Del mismo modo surgieron otras investigaciones en comunidades expulsoras de migrantes internacionales, cuyas conclusiones enriquecie-ron la postura de Arizpe, haciéndola más clara y funcional. Entre ellas, por ejemplo, está el estudio realizado por Kenneth Roberts en los años ochenta, con el cual advirtió que los minifundistas de los estratos más bajos tendían a migrar hacia los Estados Unidos en ciertas regiones del país, mientras que los minifundistas de los estratos superiores lo hacían en otras regiones (Roberts, 1982). Este tipo de resoluciones tenía como principal argumento el acceso a las redes migratorias, ya que éstas servían como fuente de capital social para los nuevos migrantes, fueran éstos po-bres o no, quienes lo convertían en trabajos o en préstamos para financiar el viaje y el cruce de la frontera (Massey, 1987). Todas las familias, rurales o urbanas, pobres o ricas, tenían acceso a las redes migratorias, aunque unas más que otras. Roberts demostró, en el caso mexicano, que la ma-yoría de los migrantes rurales de la región central —Jalisco, Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí y Zacatecas— procedían de los estratos infe-riores del campesinado con tierras.

El papel de las redes migratorias en la relación entre migración y po-breza fue extensamente analizado por diversos autores, sobresaliendo el trabajo de Gustavo López Castro. Su investigación, que se basó en la in-formación recolectada a través de encuestas, historias reales y literatura previamente escrita, proporcionó interesantes deducciones. López (1986) señaló que los costos de migración, aproximadamente entre 300 y 350 dó-lares, eran demasiado altos para los pobres, por lo que los migrantes per-tenecían generalmente a la clase media. Los ricos, añadió, migraban poco porque su nivel de subsistencia era muy superior al de los demás. La po-breza, sin embargo, no era un factor tan importante y determinante para la migración como lo eran las redes sociales. Éstas impulsaban los flujos migratorios independientemente del estado socioeconómico de las fami-lias o de las comunidades. Las redes migratorias ofrecían “[...] dinero para

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préstamos, patrocinio para el viaje, una bienvenida al arribar, reducción de los costos psicológicos por el desplazamiento, alimentos a los que estaba acostumbrado el migrante, y, sobre todo, un trabajo” (López, 1986).

En este segundo grupo de trabajos se manejó sin recelo el concepto de pobreza en los estudios de migración. Si bien las obras de Cornelius y Bustamante fueron los primeros intentos por integrar a la pobreza al fenómeno migratorio, sus posiciones anticipaban la culminación de una creencia comúnmente aceptada por la comunidad académica. Fueron las investigaciones en las regiones expulsoras de migrantes internacionales, con enfoques antropológicos y sociales, los que examinaron más a fon-do las condiciones de pobreza como determinantes de la migración. Los trabajos de Arizpe, Roberts y López Castro son representativos de esta etapa, y sus posiciones bien se podrían sintetizar con la conclusión de la autora Sally E. Findley:4 “En las comunidades con pocos anteceden-tes migratorios, las familias de los estratos inferiores y más altos tien-den a migrar más que las familias de la clase media, mientras que en las comunidades con grandes antecedentes migratorios esta relación es a la inversa” (Findley, 1987). En general, para todos ellos la situación de precariedad entre los migrantes, principalmente de origen rural, impedía pagar los costos que implica el viaje a los Estados Unidos. No obstante, tampoco rechazaron la hipótesis de que los migrantes internacionales no eran pobres, sino más bien crearon una división de estratos dentro de las clases más desfavorecidas. Es decir, los migrantes sí eran pobres, pero no los más pobres.

Los estudios recientes: programas de combate a la pobreza

Desde la década de los noventa se ha llevado una incipiente discusión sobre la pobreza como factor determinante en el flujo migratorio inter-nacional. Este debate ha coincidido con la aplicación de los distintos programas sociales de México (pronasol, 1990; proGresa, 1997; Opor-tunidades, 2001), de tal modo que ha servido también como un foro de discusión para juzgar las decisiones políticas tomadas en ambos lados de la frontera. Entre los trabajos más importantes sobre el tema destacan los de Douglas Massey (1987, 2000, 2003), Durand (1987, 2000), Zúñiga

4. La Dr. Sally E. Findley es profesora de Salud Pública en la Universidad de Columbia, NY. Durante la década de los ochenta, sin embargo, estuvo involucrada en varios estudios sobre migración, principalmente en las Filipinas.

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(1992), Martin (1995, 1998, 2002), Bustamante y Taylor (1998), Escobar (1998, 2000) y Tuirán (2000).

A inicios de la década de los ochenta, cuatro investigadores, encabeza-dos por Douglas Massey, estudiaron el fenómeno migratorio en distintas comunidades de Jalisco y Michoacán. Su principal fuente de información fueron encuestas aplicadas tanto en zonas rurales como urbanas de Al-tamira, Chamitlán, Santiago y San Marcos. Con los datos que obtuvieron analizaron las características de los distintos tipos de migrantes: tempo-rales, recurrentes y permanentes. Una de las aportaciones más valiosas de esta investigación tiene que ver con el perfil socioeconómico que los autores logran delinear de los migrantes, a quienes describen como per-sonas que desean migrar en ciertos periodos de desarrollo y crecimiento.5 “La migración de mexicanos a Estados Unidos, [por lo tanto], no es un movimiento fortuito de gente pobre que busca salarios altos, sino un mo-vimiento calculado por los miembros de la familia que buscan remediar necesidades específicas ocasionadas por su mismo crecimiento o por des-ajustes económicos” (Massey, Alarcón, Durand y González, 1987).

En un nivel más amplio sobre el papel de la pobreza como factor determinante en el flujo migratorio internacional, se ha mencionado que los mexicanos que emigran a Estados Unidos de las zonas urbanas, por un lado, son personas altamente educadas de la clase media que se vie-ron afectadas por las crisis económicas de las décadas de los ochenta y noventa, y, por el otro, que pertenecen al sector más desfavorecido de la sociedad. Entre quienes sustentan la primera postura se encuentran Agustín Escobar y Bryan Roberts, pues en su análisis realizado sobre el impacto de las recesiones económicas en las clases medias urbanas con-cluyeron que los trabajadores de cuello blanco —mejor preparados— tie-nen que refugiarse en los Estados Unidos porque sus recursos, aunque no son suficientes para soportar las fluctuaciones económicas, les bastan para buscar la satisfacción de sus necesidades en otra parte (Escobar y Roberts, 1991). Gustavo Verduzco, en contraste, aseguró que los migran-tes de origen urbano provenían de los estratos menos favorecidos, a dife-rencia de la migración rural, la cual era selectiva de los niveles medios del campesinado (Verduzco, 1992). Para llegar a tal razonamiento, Verduzco realizó un extensivo análisis en la ciudad de Zamora, Michoacán, con el

5. Este argumento fue señalado anteriormente por Francisco Alba (1979), quien desde la década de los setenta analizó el fenómeno migratorio como un producto de los procesos de industriali-zación y de los cambios en las estructuras económicas de México.

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cual complementó las investigaciones realizadas en dicha ciudad durante la década de los setenta.

Como parte del estudio binacional sobre migración de 1998, Busta-mante, et. al., se enfocaron al análisis de las características observadas de los migrantes mexicanos que se desplazan a los Estados Unidos. Con los datos recolectados por el NIS (New Immigration Survey), eMif (Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte), el proyecto Zapata Canyon y el naws (National Agricultural Worker Survey), entre otras, estos autores en-contraron que los migrantes mexicanos, que se dirigen específicamente a los Estados Unidos, se ubican en los estratos medio y bajo dentro de la je-rarquía socioeconómica del país. “Los migrantes circulares, [en especial], tienden a ser seleccionados de los estratos medio y bajo [...] cuentan con bajas ganancias, y altos índices de pobreza” (Bustamante, et al., 1998).

A través de un análisis cualitativo, Philip Martin no solamente ha cri-ticado el papel de empuje del tlCan en materia de migración, sino tam-bién la manera en que las políticas sociales de México han motivado la emigración de más mexicanos a los Estados Unidos.6 Martin plantea la necesidad de recursos para sufragar los costos de emigración, sin em-bargo aclara que el conjunto de las redes migratorias, la inestabilidad económica y las políticas sociales mexicanas han impulsado más flujos de gente pobre a los Estados Unidos (Martin, 1995). Recientemente, el autor ha publicado diversos trabajos bajo la misma tendencia, incluyendo uno en el que enfatiza las condiciones de los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, específicamente en las zonas rurales. En este estudio, Martin notó que los inmigrantes mexicanos provienen y permanecen en la pobreza, lo que provoca severos rezagos en el desarrollo de las comu-nidades receptoras de migrantes (Martin, 2002).

Agustín Escobar, en un trabajo que formó parte del estudio binacio-nal sobre migración de 1998, sostuvo que si bien la pobreza no estaba directamente relacionada con la migración, las condiciones de pobreza han aumentado en periodos de alta migración (Escobar, et al., 1998). En otro trabajo aun más reciente, Escobar cambia relativamente de postura al observar una intensificación de la relación recíproca entre migración y pobreza. Al referirse a los migrantes temporales señala:

6. Philip Martin señala: “En las economías que han estado creando muy pocas fuentes de trabajo para absorber la nueva fuerza laboral, y donde se han establecido redes de migración interna-cional, la combinación de desplazamientos, disrupción, y (en algunos casos) más dinero en áreas de extrema pobreza, puede generar un incremento de la emigración” (Martin, 1995).

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“Enfrentan altos costos y riesgos, tienen déficit crónicos de ingresos y reciben pocos beneficios de la migración. Por los ciclos cortos de su migración y por la pobreza de sus redes, representan además una parte más que proporcional de las aprehensiones y devoluciones. [En síntesis], las redes de los migrantes rurales y pobres son rurales y pobres... Los migrantes más pobres recurren más frecuentemente a polleros más comerciales y de menos confianza, los cuales se financian por deudas con prestamis-tas y, en pocos casos, con préstamos de parientes que ya están en Estados Unidos” (Escobar, 2000).

Gustavo Verduzco también presenta posturas encontradas con sus apre-ciaciones previas. A pesar de que a principios de los noventa, como resultado del trabajo de investigación en Zamora, Michoacán, este autor concluyó que los flujos migratorios urbanos estaban representados por los sectores más bajos y desfavorecidos de la sociedad, en un estudio más reciente argumenta que la migración mexicana se ha estructurado históri-camente a partir de una selectividad geográfica, independientemente de la inestabilidad económica o de las severas condiciones de pobreza que han existido en el país. Sin haber distinguido en esta ocasión el ámbito urbano de lo rural, Verduzco estableció que desde el lado de la oferta la pobreza resulta un factor insuficiente para explicar la razón por la que emigran los mexicanos a Estados Unidos. Esto debido, en parte, a que las zonas con mayores índices de emigración a través del tiempo no son las regiones más pobres del país (Verduzco, 2001).

En otro análisis, éste de tipo cuantitativo en los municipios de alta migración de los estados de Jalisco, Michoacán y Zacatecas, Kurt Unger y Gustavo Verduzco encontraron que “los resultados por zona a nivel nacional varían poco, aunque valdría la pena resaltar que en la zona sur los municipios de menor migración, a diferencia de otras zonas, son no-tablemente más pobres” (Unger y Verduzco, 2000). Cabe señalar, sin em-bargo, que en ese mismo escrito los autores analizan otras variables que podrían explicar la emigración (destacando el factor de la educación), pues éstos encontraron que los lugares propicios para la migración son aquellos con altos índices de alfabetización, baja escolaridad e ingresos muy bajos (Unger y Verduzco, 2000).

En un planteamiento distinto, difundido también por la Conapo, Ro-dolfo Tuirán sostuvo que la migración es un fenómeno dinámico y de múl-tiples dimensiones, cuyo origen se sitúa primordialmente en la interacción de factores tanto en México como en Estados Unidos. Tuirán criticó a los sectores de la sociedad norteamericana que creen que el éxodo anual de miles de personas hacia su país se origina en México, aunque reconoció

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que durante la última década gran parte de la literatura ha coincidido en que los factores vinculados con el lado de la oferta son cada vez más cruciales (Tuirán, 2000). Estos factores corresponden, convino el autor, a un mal contexto estructural de la economía mexicana, el cual ha gene-rado desempleo, bajos salarios y pobres condiciones de vida. Del mismo modo, los boletines editados por la Conapo constantemente recalcan la situación de precariedad en la que viven los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, y añaden que la dificultad de acceder a trabajos mejor remunerados deriva de la misma pobreza con la que llegan a su nuevo destino (Conapo, 2001).7

Se ha juzgado persistentemente la marcada tendencia, por parte de las autoridades y de ciertas porciones de la sociedad norteamericana, en creer que los inmigrantes mexicanos son gente pobre que llega a su país a saturar un mercado laboral amplio y sumamente paradójico. La posición más firme al respecto, sin duda, ha sido la de Douglas Massey, quien en sus trabajos más actuales ha definido la migración internacional como un proceso bien estructurado, supeditado a los complejos lazos comerciales, y no tanto al subdesarrollo que caracteriza a las regiones expulsoras de migrantes. Por ende, Massey ha cuestionado las políticas de contención migratoria del gobierno norteamericano por su alto grado de contradic-ción al buscar crear, por un lado, una zona continental para el intercam-bio de bienes y servicios y, por el otro, evitar el movimiento de trabajado-res dentro de un mercado integrado de América del Norte al fortalecer las labores de la patrulla fronteriza. Según Massey:

“Las fuerzas que han originado y sostenido la migración entre México y Estados Unidos no son las que la mayoría de los hacedores de políticas se imagina. La mi-gración indocumentada no es impulsada ni por la atracción de los altos salarios o las prestaciones sociales generosas en Estados Unidos, ni por la pobreza y la falta de desarrollo en México. Más bien, la migración es estimulada precisamente por el tipo neoliberal de crecimiento económico y desarrollo que el tlCan tenía el objetivo de fomentar” (Massey, 2000).

Gordon Hanson y Antonio Spilimbergo rematan la postura de Massey al criticar el supuesto en el que está basada la política migratoria de los Estados Unidos, pues, de acuerdo con ésta, cuanto mayor es el grado

7. De acuerdo con la Conapo, el Us Census Bureau reportó que 25.7% de los inmigrantes mexica-nos se ubica por debajo de la línea de pobreza estadounidense, la cual considera como pobre a toda familia de cuatro integrantes con ingresos anuales menor o igual a 16,000 dólares.

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de seguridad en la frontera, menor es el volumen de migración ilegal. Ambos autores, basándose en un análisis empírico, concluyeron que las decisiones de emigrar a los Estados Unidos están más relacionadas con los salarios reales en México que con el nivel de seguridad en la fron-tera (Hanson y Spilimbergo, 1999). A diferencia de Massey, Hanson y Spilimbergo sí encontraron una conexión entre el atraso económico de México y las motivaciones de migrar, ya que, si bien la diferencia entre el salario esperado en el lugar de destino y el salario recaudado en el lugar de origen debe ser superior a los costos de migración para que se dé el desplazamiento, existe una correlación negativa entre los salarios reales en México y las aprehensiones fronterizas (Hanson y Spilimbergo, 1999). Es decir, la migración mexicana a los Estados Unidos, o por lo menos la ilegal, se ve afectada por los bajos salarios y la inestabilidad económica que han prevalecido en México durante las últimas décadas. Obviamente, esta conclusión no implica que los migrantes provengan de los sectores más pobres de la sociedad mexicana.

Un elemento nuevo que enriquece este debate es el introducido por David Brown (2002) al afirmar que la migración es, bajo la perspectiva de la sociología rural, uno de los procesos sociales fundamentales que producen y transforman a las comunidades. Las redes sociales, por otra parte, son un importante mecanismo para la mediación de transacciones sociales y económicas entre ciertas localidades, pero sobre todo son éstas las que hacen de la migración un fenómeno selectivo de personas con ma-yor educación y mejores condiciones de vida que el resto de los individuos de su comunidad (Brown, 2002).

De manera más específica, el autor Héctor Rodríguez precisó la im-portancia de las redes migratorias en función del envío de remesas, argu-mentando que las regiones receptoras de este capital poseen niveles de pobreza muy por debajo de las regiones no receptoras. Uno de los rasgos centrales de la migración entre México y Estados Unidos es el desgaste del patrón circular migratorio, el cual ha dado paso a una mayor cantidad de inmigrantes permanentes que se han visto beneficiados del capital so-cial y humano proporcionados por las redes sociales (Rodríguez, 2002).

No obstante, dentro de las últimas tendencias en el debate sobre la relación entre migración y pobreza se ubica la postura de Hubert De Gra-mmont, quien recientemente publicó un artículo referente a este tema en un volumen donde se recopilan las conclusiones del coloquio: La cuestión social: superación de la pobreza y política social a siete años de Copenhague, llevado a cabo el mes de diciembre de 2002. En dicho trabajo, De Gram-

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mont advierte, en contraste con las ideas de Héctor Rodríguez, que la mi-gración internacional se ha vuelto un fenómeno circular y selectivo de los estratos más desfavorecidos debido al acelerado proceso de globalización que ha cubierto gran parte de las economías nacionales (De Grammont, 2003). Hasta hace algunos años, asegura De Grammont, se migraba de forma fija por pobreza, pero con “la extraordinaria extensión de las co-municaciones y de los medios masivos de información [...] el problema de la pobreza, entonces, no se ubica del lado de los que logran migrar defini-tivamente, o sea establecerse en un nuevo lugar de trabajo, sino del lado de aquellos que viven de manera permanente en migraciones de retorno” (De Grammont, 2003).

Es importante aclarar que De Grammont ha estudiado principalmente el campo mexicano, de ahí que sus conclusiones estén comúnmente sesga-das del lado de la migración de origen rural. Incluso en otro de sus escritos, De Grammont señala que la falta de oportunidades de empleo para los residentes rurales provoca grandes flujos migratorios, de tal modo que la pobreza en dicho sector obliga a los trabajadores a migrar, principalmente a las zonas urbanas o semiurbanas (De Grammont, 2003). A pesar de que la migración permanente de las zonas rurales se ha dirigido también a otros centros rurales, específicamente en Sinaloa y Baja California, el migran-te internacional de retorno es el que sufre los problemas más agudos de pobreza. El autor no desmiente los altos costos de la migración ni las ne-cesidades de ahorro y nivel cultural que demanda la inserción al mercado laboral norteamericano, pero distingue hoy, con el crecimiento de la pobre-za, que los flujos migratorios han cambiado, transformándose en desplaza-mientos de retorno (De Grammont, 2003). De una manera muy extraña, pero que acertadamente sintetiza el debate discutido en esta revisión, De Grammont sugiere que la migración mexicana no consta de gente margi-nal, sino más bien de grupos vulnerables a quienes no se les respetan sus derechos cívicos de acceso al mercado laboral y de una justa distribución de la riqueza nacional (De Grammont, 2003).

Existen otros trabajos que de forma más interpretativa han sido de-sarrollados por la sociedad civil en los últimos dos años. Pese a la esca-sa bibliografía revisada de esta cohorte, vale la pena mencionar el tra-bajo realizado por Mary Ochs y Mayron Payés,8 quienes han explorado

8. Mary Ochs ha sido una organizadora de comunidades por más de treinta años, y actualmente es la directora del Centro por el Cambio de Comunidad. Mayron Payés es salvadoreño y coor-

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algunos métodos de organización, retos y éxitos de las asociaciones de inmigrantes en Estados Unidos. Las pretensiones de este tipo de litera-tura están lejos de mediar la defectuosa discusión sobre la pobreza como factor determinante de la migración, sin embargo, debido a su carácter filantrópico, resulta imperativo tomar en cuenta las ideas de esta legión. Para Ochs y Payés, los inmigrantes mexicanos se desplazan a los Estados Unidos debido a muchas razones, pero principalmente responden a fuer-zas económicas y políticas como, por ejemplo, la pobreza en las ciuda-des y en las áreas conurbanas, los ajustes económicos impuestos por los acuerdos internacionales (por ejemplo, tlCan, FMI y Banco Mundial), las guerras civiles, la inestabilidad política y los desastres naturales (Ochs y Payés, 2003).

Efectivamente, la pobreza como estímulo de flujos migratorios inter-nacionales ha sido ampliamente debatida o señalada por los estudiosos del tema. Los resultados muestran contradicciones notorias no sólo al comparar las obras de distintos autores, sino también en las propias re-flexiones de un mismo investigador. Aunque extenso, el debate ha sido muy general y ambiguo, particularmente la definición del término de po-breza ha sido tratada de manera muy laxa. Con la excepción del trabajo de Rodríguez (2002), ninguna investigación ha adoptado una definición clara de qué se entiende por pobreza, ni tampoco han hecho un esfuerzo serio por medirla. Por lo tanto, en la mayoría de las investigaciones sobre el tema, el término de pobreza ha sido más utilizado como sinónimo de estratos socioeconómicos bajos que como un concepto claro objeto de medición.

Otra fuente de ambigüedad tiene que ver con el peso otorgado a las redes sociales en la interpretación de la migración sur-norte. En general, los estudios que ignoran el papel de las redes sociales son más proba-bles de hacer señalamientos sobre la vinculación pobreza y migración. Igualmente cierto es que los estudios que sostienen la inexistencia de una relación entre migración y pobreza han también sobrevalorado analítica-mente el funcionamientos de las redes sociales. Además, quienes asienten relación pobreza-migración han ignorado los altos costos de la migración y la ineficiencia de las redes migratorias en los sectores más pobres de la sociedad. Jorge Durand, por ejemplo, ha sostenido que las redes sociales

dinador del Proyecto de los Derechos de los Trabajadores para la coalición de los Derechos Humanos del Inmigrante de Los Ángeles (CHIRLA, por sus siglas en inglés).

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tienen un impacto mayor entre la población indocumentada, que es la más desprotegida y la que requiere de mayores apoyos. En ese mismo contexto, el pariente radicado en Estados Unidos suele pagar el coyote, lo que significa un gasto de más de mil dólares (Durand, 2000).9 En contras-te, Escobar (2000) plantea que los más pobres recurren a los polleros a través de endeudamientos con prestamistas, y no tanto con sus familiares en Estados Unidos, debido a que éstos viven en condiciones de pobreza análogas.

¿Es la migración una panacea de la pobreza? ¿Los estratos más po-bres son los más sensibles a la migración? ¿O son demasiado grandes los riesgos de emigrar? Estas preguntas siguen siendo puntos ciegos en los actuales estudios sobre migración internacional. Esto se debe, en gran parte, a que los tres grupos de trabajos documentados en esta revisión histórica, han tratado simplemente de justificar o inculpar las decisiones políticas que se han tomado a ambos lados de la frontera, en vez de inten-tar desarrollar estudios empíricos que permitan dilucidar el debate que nos compete. Wayne Cornelius, por ejemplo, una vez señaló:

“La emigración de trabajadores mexicanos a los Estados Unidos se ha rodeado de una mitología elaborada [...] Parece que tan pronto como viejos mitos caen —refuta-dos por estudios científicos— mitos nuevos vienen a llenar el vacío. Esto demuestra sencillamente el hecho de que los mitos acerca de quiénes son los migrantes, por qué emigran, y [si son pobres o no], son mitos que tienen importantes fines políticos” (Cornelius, 1979).

Quizás sea necesario revisar más ampliamente lo que se ha escrito sobre la vinculación entre pobreza y migración a Estados Unidos, quizás lo sea evaluar mejor el material aquí reunido o urdir una nueva estrategia que permita comprender más a fondo la relación entre ambos fenómenos. En cualquiera de los casos, si bien la argumentación podría ser más clara, sería difícil dejar de reiterar la necesidad de investigar más sobre el tema y de eliminar o aclarar las contradicciones.

9. Hay diferentes opiniones con respecto al costo del pollero o coyote, pero en general éste se evalúa entre 800 y 6,000 dólares.

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Metodología

La medición de la pobreza10

A pesar de la amplitud de la discusión sobre el tema de pobreza en México en los últimos años, la producción científica empírica sobre este fenómeno ha sido limitada. Así, por ejemplo, no existe una serie histó-rica confiable y comparable sobre la magnitud de la pobreza en México. Esto tiene que ver no sólo con el carácter relativamente reciente de la investigación sobre pobreza en México, sino también con las dificultades conceptuales y metodológicas asociadas con su medición.

En 1993, el ineGi y la Cepal desarrollaron una investigación para es-tudiar la magnitud y evolución de la pobreza en México en el periodo 1984-1992. Aunque en números absolutos los hogares en condiciones de pobreza aumentaron significativamente durante estos años, la incidencia relativa prácticamente se mantuvo en la misma magnitud —11% y 12% entre ambos años.

El Comité Técnico para la Medición de la Pobreza, auspiciado por la Secretaría de Desarrollo Social e integrado por reconocidos académicos especialistas en el tema, estimó cifras de pobreza para la década de los noventa. Los cálculos realizados con las Encuestas de Ingreso y Gasto muestran que 44% de los hogares del país vivía en condiciones de pobre-za patrimonial en 1992, es decir, eran incapaces de cubrir con sus ingresos el patrón de consumo básico relacionado con alimentación, vestido, cal-zado, vivienda, salud, transporte público y educación. Esta cifra aumentó ligeramente a 47% dos años después y, como producto de una severa crisis económica experimentada a partir de diciembre de 1994, la pobreza patrimonial alcanzó a 61% de los hogares dos años después. El creci-miento económico experimentado durante los últimos cuatro años del régimen presidencial de Ernesto Zedillo permitió reducir la incidencia de la pobreza a 56% y 46% de hogares en 1998 y 2000, respectivamente (Sedesol, 2002). Así, las cifras más recientes señalan que casi uno de cada dos hogares en México vive en condiciones de pobreza patrimonial, y és-tos concentran en 54% de la población nacional (Sedesol, 2002).

10. La autoría de la propuesta metodológica y la cuantificación de la pobreza de los hogares con la información del Censo General de Población y Vivienda 2000 pertenece al Dr. Héctor Rodríguez, a quien agradecemos profundamente su apoyo. Los detalles de la metodología pue-de consultarse en Rodríguez (2004).

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Aunque existen distintos modelos para definir y cuantificar a los ho-gares o población pobre, en este artículo haremos uso del método usado en las cifras de pobreza oficiales, que se conoce ampliamente como mé-todo de línea de pobreza. Esta metodología no sólo permite tener cifras comparables con las oficiales, sino también vincular de forma más directa y clara la emigración a Estados Unidos con los ingresos de los hogares. En términos generales, este método permite capturar la capacidad económi-ca de los hogares para satisfacer un conjunto de necesidades básicas que le permitan vivir dignamente.

El método de línea de pobreza parte fundamentalmente de la defi-nición de una canasta básica de consumo compuesta por diversos bienes y servicios que permitan satisfacer necesidades fundamentales para el desarrollo digno de la sociedad. El costo per cápita de la canasta básica relacionada con la pobreza patrimonial —alimentación, vestido, vivienda, salud y educación— es de $28.1 y $41.8 diarios para áreas rurales y urba-nas, respectivamente. El gasto necesario para poder adquirir los bienes y servicios de esta canasta básica por parte de los miembros de un hogar constituye su línea de pobreza. Una vez que se compara la línea de po-breza del hogar con sus ingresos correspondientes, es posible establecer la condición de pobreza del hogar.

Por lo tanto, la medición de la pobreza bajo en enfoque de línea de pobreza permite medir la insuficiencia económica de los hogares para sa-tisfacer un conjunto de necesidades básicas que le permitan vivir digna-mente dentro de la sociedad. La metodología para clasificar a cada hogar según su condición de pobreza fue la siguiente:1. Línea de pobreza. Dado que se trabajó con los datos censales del

año 2000, se decidió adoptar la Canasta Normativa de Satisfactores Esenciales utilizada por Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (Sedesol, 2002). Este comité utilizó la Canasta Básica de Alimentos (Cba) propuesta por ineGi-Cepal (1992) y actualizó su valor monetario para el año 2000; además de estimar el componente no alimenticio de la línea de pobreza de forma aproximada e indirecta. El costo de los bienes y servicios relacionados con las necesidades bá-sicas de alimentación, vestido, vivienda, salud y educación propuesto por este comité de la Sedesol y utilizado en este estudio fue:

Área rural: $28.1 diarios por personaÁrea urbana: $41.80 diarios por persona

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2. Estructura del hogar. Dado que las necesidades de las personas —y sus costos— varían según el ciclo de vida, fue necesario transformar a los miembros del hogar en una unidad de costos homogénea: escalas de adulto equivalente. De igual forma, la relación entre número de miembros y costos del hogar no es estrictamente lineal, por lo que fue también necesario aplicar un ponderador de economía de escala que refleje esta situación. Para ello hicimos uso de la propuesta del National Research Council (1995), que define el número de adultos equivalentes y la economía de escala mediante la fórmula siguiente formula:

AE (A+aK)q

Donde:A es el número de adultos en el hogar.K es el número de niños. a es el costo de un niño relativo al de un adulto y puede tomar valores

0 ≥ a ≤ 1.q es un parámetro de las economías de escala y puede tomar valores

0 ≥ q ≤ 1.

La equivalencia niño-adulto comúnmente aceptada es de 0.70 niño por adulto. En el caso de las economías escala, los estudios de la Cepal ubican el valor de q para América Latina en el orden de 0.75 (Feres y Mancero, 1999). Por lo tanto, en este trabajo la obtención de adultos equivalentes y la corrección por economías de escala dentro de los hogares se obtuvo bajo la siguiente forma funcional:

Adulto equivalente = [adulto + (niños * 0.70)] 0.75

3. Cálculo de línea de pobreza. A partir de las consideraciones anterio-res, la estimación de la línea de pobreza para cada uno de los hogares se construyó de la siguiente manera:

Línea de pobreza en el hogar = Número total de adultos

equivalentes en hogarx

El costo diario de la canasta básica (rural o urbana)

x 30 (días)

4. Ingresos del hogar. El Censo de Población y Vivienda de 2000, como cualquier otro censo, presenta limitaciones en lo que respecta a la

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

captación de los ingresos monetarios pues su instrumento no está es-pecializado en la medición detallada de los ingresos de los hogares. Además, no rescata información alguna en relación con ingresos no monetarios de los hogares. Realizar el cálculo de la pobreza haciendo uso únicamente de los ingresos monetarios implicaba sobreestimar su cuantificación. Por lo tanto, los ingresos de los hogares fueron corre-gidos por medio de un factor de ajuste que tomó en cuenta la subesti-mación de los ingresos no monetarios. Este factor se estimó para cada decil de ingreso a partir de la información de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de 2000. Es importante también aclarar que todos los hogares que tuvieron información no especificada en cualquiera de las variables de ingreso fueron excluidos del análisis.

5. Identificación de hogares pobres. Una vez cuantificada la línea de po-breza y conocido el ingreso total del hogar es posible identificar la condición de pobreza del hogar. Así, los hogares fueron clasificados como pobre cuando:Ingreso Total del Hogar ≤ Línea de Pobreza del Hogar

La medición de la marginación

La marginación es un fenómeno de carácter multidimensional que se refiere a la exclusión de ciertos grupos sociales del proceso de desarrollo y sus beneficios, tales como educación, vivienda, ingresos por trabajo o acceso a los servicios básicos. Por lo tanto, este fenómeno hace referencia a carencias en el acceso a bienes y servicios básicos. Conforme aumenta la escolaridad de las personas, la ocupación de viviendas adecuadas, el acceso a servicios esenciales y la disposición de ingresos monetarios sufi-cientes para adquirir bienes y servicios, tiende a reducirse la mortalidad y morbilidad y, con ello, a aumentar las oportunidades reales de disfrutar de una vida larga y saludable.

A diferencia de la condición de pobreza que se define que se basa en el hogar como unidad de análisis, la marginación hace uso de información de hogares e individuos para caracterizar a una unidad ecológica —ge-neralmente de tipo administrativo—, tales como entidades federativas, municipios o localidades.

El Consejo Nacional de Población (Conapo) ha producido los índi-ces de marginación de México para los años de 1990, 1995 y 2000. En su publicación más reciente, el Conapo (2001) reafirma que la marginación es “una manifestación estructural que se origina en el patrón histórico de

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desarrollo y se expresa en la dificultad para hacer llegar el progreso en el conjunto de la estructura productiva y en las regiones del país, y también en la exclusión de grupos sociales del proceso de desarrollo y del disfrute de sus beneficios”.

En ese sentido, uno de los retos más desafiantes para la planeación del desarrollo regional y la política de población, es definir estrategias e instrumentar programas que impulsen un desarrollo con equidad y for-talezcan la justicia distributiva mediante la atención prioritaria a quienes padecen las desventajas más significativas, o sea, los marginados.

Así, los índices de marginación permiten diferenciar, entre las enti-dades federativas y los municipios del país, el impacto global de las ca-rencias que padece la población, como resultado de la falta de acceso a la educación, la residencia en viviendas inadecuadas, la percepción de ingresos monetarios insuficientes y las relacionadas con la residencia en localidades pequeñas.

El índice de marginación toma en cuenta cuatro dimensiones estruc-turales de la marginación: vivienda, ingresos por trabajo, educación y dis-tribución de la población. Específicamente, las variables que componen este índice son las siguientes:1. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares sin agua entubada.2. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares sin drenaje ni ser-

vicio sanitario exclusivo.3. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares con piso de tierra.4. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares sin energía eléctrica.5. Porcentaje de viviendas con algún nivel de hacinamiento.6. Porcentaje de población ocupada con ingresos de hasta dos salarios

mínimos.7. Porcentaje de población de 15 años o más analfabeta.8. Porcentaje de población de 15 años o más sin primaria completa.9. Porcentaje de población en localidades con menos de 5,000 habitantes.

Los estudios del Consejo Nacional de Población clasifican el grado de marginación en cinco estratos: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto.

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Resultados

Municipios: pobreza, marginación y migración a Estados Unidos

El análisis de este apartado se centra en los 2,443 municipios que confor-maban el país durante el levantamiento del Censo General de Población y Vivienda del 2000. Para cada municipio se cuenta con información con-fiable sobre el índice de marginación, el porcentaje de hogares pobres y la tasa de emigración a Estados Unidos por cada mil habitantes. En el Anexo A se despliega esta información para todos los municipios del país. El cuadro 1 presenta de forma ilustrativa las tasas de emigración a Estados Unidos para los cinco municipios más/menos pobres y margina-dos del país. La misma información puede observarse para las entidades federativas.

La relación pobreza-migración y marginación-migración es más clara entre las entidades federativas que entre los municipios. Con excepción de Chihuahua, los estados con menor porcentaje de hogares pobres presentan tasas de emigración bajas —la mitad o menos de la tasa nacional—. Los estados con alta incidencia de pobreza destacan por tener tasas de emi-gración más altas que los menos pobres. Sin embargo, la relación entre ambas variables no es tan clara, pues mientras Zacatecas cuenta con po-breza y emigración elevadas, Chiapas, la entidad más pobre del país, tiene una emigración a Estados Unidos muy baja v.

Los resultados son muy semejantes cuando observamos la informa-ción sobre marginación. Con excepción de Aguascalientes, los estados con los índices de marginación más bajos se caracterizan igualmente por un éxodo a Estados Unidos exiguo. Guerrero e Hidalgo destacan entre los estados con mayor marginación por tener tasas de emigración mayo-res al promedio nacional. Sin embargo, Chiapas muestra, una vez más, que una mayor marginación no necesariamente está relacionada con una mayor propensión a emigrar a Estados Unidos.

Al observar la información referente a los municipios, el vínculo de la migración internacional con la pobreza y la marginación no es tan níti-do. Los municipios en ambos extremos del espectro pobreza/marginación tienen tasas de emigración menores a las del promedio nacional. Esto es particularmente claro entre los municipios más pobres y más margina-dos del país, los cuales muestran ya sea tasas muy bajas de emigración o inexistencia total de este fenómeno.

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TEEUA TEEUA

%Hogares Pobres Índice

México 46.0% 16.2 16.2

Estados con Menor Pobreza Estados con Menor Marginación

Baja California 16.6% 8.8 Distrito Federal -1.52944 8.2Baja California Sur 23.4% 5.3 Nuevo León -1.39258 8.6Nuevo León 25.2% 8.6 Baja California -1.26849 8.8Distrito Federal 28.5% 8.2 Coahuila de Zaragoza -1.20202 9.2Chihuahua 29.1% 16.1 Aguascalientes -0.97340 26.1

Estados con Mayor Pobreza Estados con Mayor Marginación

Puebla 60.5% 13.4 Hidalgo 0.87701 26.5Zacatecas 61.0% 47.8 Veracruz-Llave 1.27756 11.1Guerrero 64.2% 23.6 Oaxaca 2.07869 16.1Oaxaca 70.8% 16.1 Guerrero 2.11781 23.6Chiapas 75.3% 2.4 Chiapas 2.25073 2.4

Municipios con Menor Pobreza Municipios con Menor Marginación

Benito Juárez, D.F. 10.8% 6.4 Benito Juárez - 2.44852 6.4 San Pedro Garza García, N.L. 12.6% 11.9 San Pedro Garza García - 2.35920 11.9 Tijuana, B.C. 13.9% 7.9 San Nicolás de los Garza - 2.28845 5.7 Los Cabos, BCS 14.5% 5.5 Coyoacán - 2.19043 6.8 San Nicolás de los Garza, N.L. 16.3% 5.7 Chihuahua - 2.17746 13.5

Municipios con Mayor Pobreza Municipios con Mayor Marginación

Coicoyán de las Flores, Oax. 98.9% 7.3 Santa Lucía Miahuatlán, Oax. 2.94437 2.8 Santos Reyes Yucuná, Oax. 99.2% 0.0 Santiago Amoltepec, Oax. 3.00914 0.0 Santa María Zaniza, Oax. 99.5% 0.0 Tehuipango, Ver. 3.04010 0.0 Nicolás Ruíz, Chi. 100.0% 0.0 Coicoyán de las Flores, Oax. 3.05052 7.3 Santo Domingo Roayaga, Oax. 100.0% 10.5 Metlatónoc, Gue. 3.38964 1.0

b Indices de marginación del Consejo Nacional de Población (2001).

Cuadro 1. Estados y Municipios con Menor/Mayor Incidencia de Pobrezaa y Marginaciónb yTasas de Emigración a Estados Unidos (TEEUA)c . México, 2000.

c Tasas de Emigración a Estados Unidos durante el quinquenio 1995-2000 por cada 1,000 habitantes. Cálculos del autor con base en el Censo de Población y Vivienda de 2000.

a Cálculos del autor con base en la información del Censo de Población y Vivienda de 2000. Para la metodología de identificación de hogares pobres véase Rodríguez (2002).

Pobreza Marginación

Los resultados son muy semejantes cuando observamos la información sobre marginación. Con excepción de Aguascalientes, los estados con los índices de marginación más bajos se caracterizan igualmente por un éxodo a Estados Unidos exiguo. Guerrero e Hidalgo destacan entre los estados con mayor marginación por tener tasas de emigración mayores al promedio nacional. Sin embargo, Chiapas muestra, una vez más, que una mayor marginación no necesariamente está relacionada con una mayor propensión a emigrar a Estados Unidos. Al observar la información referente a los municipios, el vínculo de la migración internacional con la pobreza y la marginación no es tan nítido. Los municipios en ambos extremos del espectro pobreza/marginación tienen tasas de emigración menores a las del promedio nacional. Esto es particularmente claro entre los municipios más pobres y más marginados del país, los cuales muestran ya sea tasas muy bajas de emigración o inexistencia total de este fenómeno.

CUadro 1Estados y municipios con menor/mayor incidencia de pobrezaa y marginaciónb y tasas de emigración

a Estados Unidos (teeUa)c. México, 2000

a Calculos del autor con base en la informacion del Censo de Población y Vivienda de 2000. Para la metodología de identificación de hogares pobres véase Rodríguez (2002).

b Índices de marginación del Consejo Nacional de Población (2001).c Tasas de emigración a Estados Unidos durante el quinquenio 1995-2000 por cada

1,000 habitantes. Cálculos del autor con base en el Censo de Población y Vivienda de 2000.

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La ausencia de una relación lineal directa —en cualquier dirección— entre pobreza y migración, y marginación y migración queda claramente documentada con la información del cuadro 2. Como se puede observar en estos datos, en todas las categorías de pobreza y marginación exis-ten municipios sin experiencia migratoria a Estados Unidos durante el quinquenio 1995-2000, por lo menos que pudiera ser reportada por algún hogar al momento del censo.

Los municipios con mayor incidencia de pobreza y con más alta mar-ginación contaron con las tasas más bajas de emigración a Estados Uni-dos. Esto puede verse tanto a través del valor de las tasas medias como medianas. Los municipios con grado de pobreza baja presentaron las ta-sas más altas de migración internacional: la mitad de los municipios en esta categoría tuvieron tasas de emigración superior o igual a 25 por cada mil habitantes durante el quinquenio 1995-2000. Estos municipios son seguidos en importancia migratoria por aquellos caracterizados por una pobreza alta. Contrario a lo que podría suponerse por las posiciones más recientes en lo que respecta al vínculo pobreza-migración, los municipios con pobreza muy baja presentaron tasas de emigración más elevadas que los correspondientes a pobreza muy alta.

Los resultados anteriores son ampliamente respaldados por la infor-mación concerniente a los niveles de marginación. Por un lado, los muni-cipios con mayor grado de marginación tuvieron las tasas de emigración más bajas a Estados Unidos durante los cinco años previos al censo. Por el otro, los municipios con marginación media y marginación baja mos-traron la incidencia más elevada de migración al país vecino.

Con el fin de refinar más el análisis, se decidió estimar un modelo de regresión lineal para modelar las (log) tasas de emigración a Estados Unidos en función de los grados de pobreza y marginación de los muni-cipios, pero esta vez incluyendo controles importantes como el tamaño de la población, el porcentaje de población rural y la región migratoria.11 Como pudo concluirse de la información del cuadro 2, la relación entre la migración a Estados Unidos y la pobreza y la marginación no es lineal.

11. Las regiones migratorias hacen referencia al esquema propuesto por Durand (1998). La región histórica de la migración a Estados Unidos está compuesta por los estados de Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí y Zacatecas. La región fronteriza por Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas; centro por el Distrito Federal, Guerrero, Hidalgo, México, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro y Tlaxcala; y la inicial por Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Veracruz, Yucatán.

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Mínimo 1 2 3 Máximo Media d.s. N

Grado de Pobreza

Muy Alta 0 0.3 3.1 16.8 153.0 13.0 21.3 607Alta 0 3.1 13.7 41.2 195.0 25.7 29.1 607Baja 0 7.3 25.0 52.1 230.0 33.0 31.5 607Muy Baja 0 6.1 13.2 27.3 160.0 20.3 21.6 606

Grado de Marginacion

Muy Alto 0 0.2 2.3 10.3 153.0 10.3 19.5 386Alto 0 2.3 12.5 36.8 195.0 23.2 27.2 906Medio 0 7.0 25.1 53.0 189.0 34.3 31.5 486Bajo 0 8.6 19.7 38.7 230.0 27.8 28.2 417Muy Bajo 0 5.7 9.2 16.5 82.0 12.1 10.1 247

Fuentes: Datos procesados por el autor con base en las siguientes fuentes:

b Los grados de pobreza se definieron con base en el porcentaje de hogares pobres en cada municipio. Se formaron cuatro categorías según la distribución por cuartiles de esta variable. Para el cálculo de hogares pobres véase el Anexo A de este documento.

c Los grados de marginación se refieren a las categorías definidas por el Consejo Nacional de Población (2001) en su documento Índices de Marginación, 2000.

Cuadro 2. Tasas de emigración a Estados Unidos (1995-2000) de los municipios según grado de pobreza (2000) y grado de marginación (2000). México, 2000.

Cuartiles

a Las tasas de emigración a Estados Unidos por cada mil habitantes fueron calculadas con base en la muestra del 10% del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000 (INEGI).

Los modelos 1 y 3 del Cuadro 3 simplemente confirman los resultados del Cuadro 2. Es decir, el fenómeno de la emigración hacia el país del norte, en el periodo 1995-2000, ocurrió mayormente en los municipios caracterizados por una pobreza baja y por una marginación media. La menor incidencia de migración internacional tuvo lugar en los municipios más pobres y más marginados del país. La argumentación a favor de un mayor peso de las redes sociales que el nivel socioeconómico para la explicación de la migración México-Estados Unidos es sustentada por los resultados de los modelos 2 y 4; los cuales evidencian el peso predominante de la región migratoria. El cambio tan significativo en la bondad de ajuste de estos dos modelos se debe primordialmente a la inclusión de esta variable. Una vez controlando la condición de pobreza (modelo 2) y la condición de marginación (modelo 3) de los municipios, además del tamaño de la población y el porcentaje de población rural, los municipios pertenecientes a la región histórica de la migración mexicana a Estados Unidos cuentan con tasas de emigración de más del doble que los de las regiones centro y frontera. En ambos modelos, también es posible constatar un hecho de sobra conocido de la migración temporal de mexicanos a Estados Unidos: los municipios más rurales tienen mayores tasas de emigración. OJO: NO PUDE MODIFICAR

CUadro 2Tasas de emigración a Estados Unidos (1995-2000) de los municipios según grado de pobreza (2000)

y grado de marginación (2000). México, 2000

Fuentes: Datos procesados por el autor con base en las siguientes fuentes:a Las tasas de emigración a Estados Unidos por cada mil habitantes fueron calculadas

con base en la muestra del 10% del xii Censo general de Población y Vivienda (ineGi).b Los grados de pobreza se definieron con base en en porcentaje de hogares pobres en

cada municipio. Se formaron cuatro categorías según la distribución por cuartiles de esta variable. Para el cálculo de hogaes pobres véase el Anexo A de este documento.

c Los grados de marginación se refieren a las categorías definidas por el Consejo Nacional de Población (2001) en su documento Índices de Marginación, 2000.

Por lo tanto, estas variables fueron incluidas en el modelo de regresión como variables dummy (discretas o nominales).

Los modelos 1 y 3 del cuadro 3 simplemente confirman los resultados del cuadro 2. Es decir, el fenómeno de la emigración hacia el país del norte, en el periodo 1995-2000, ocurrió mayormente en los municipios caracterizados por una pobreza baja y por una marginación media. La menor incidencia de migración internacional tuvo lugar en los municipios más pobres y más marginados del país.

La argumentación a favor de un mayor peso de las redes sociales que el nivel socioeconómico para la explicación de la migración México-Es-tados Unidos es sustentada por los resultados de los modelos 2 y 4; los cuales evidencian el peso predominante de la región migratoria. El cam-bio tan significativo en la bondad de ajuste de estos dos modelos se debe

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

CUadro 3Modelos de estimación mínimos cuadros del log de la tasa de

emigración a Estados Unidos de los municipios de México, 2000

18

Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4Coef. e.s. Coef. e.s. Coef. e.s. Coef. e.s.

Grado de Pobreza (ref.: muy baja)Muy Alta -0.7540 * 0.087 -0.6320 * 0.094Alta 0.0174 0.083 0.0111 0.085Baja 0.3740 * 0.082 0.2120 * 0.079

Grado de Marginación: (ref.: muy baja)Muy Alta -0.7060 * 0.121 -0.8970 * 0.144Alta 0.2490 ** 0.102 0.0936 0.125Media 0.7610 * 0.110 0.3460 * 0.119Baja 0.5960 * 0.113 0.1870 0.111

Tamaño de Población 0.0000 * 0.000 0.0000 0.000

Porcentaje de Población Rural 0.0041 * 0.001 0.0051 * 0.001

Región Migratoria: (ref: inicial)Histórica 2.2280 * 0.087 2.2310 * 0.088Frontera 1.0590 * 0.106 1.0890 * 0.109Centro 1.1690 * 0.073 1.1400 * 0.074

Constant 2.5150 * 0.057 1.1390 * 0.092 2.189 * 0.090 0.9760 * 0.119

R-cuadrada 0.071 0.301 0.093 0.321N 2247 2231 2247 2231

* Significativo a un nivel de .01** Significativo a un nivel de .05

Pobreza Marginación

Cuadro 3: Modelos de Estimación de Mínimos Cuadros del Log de la Tasa de Emigración a Estados Unidos de los Municipios de México, 2000.

¿Qué sucede con el grado de pobreza? Una vez tomados en cuenta los efectos del resto de variables, los coeficientes de regresión del grado de pobreza disminuyen ligeramente. No obstante, la relación con la migración a Estados Unidos permanece inalterable, es decir, los municipios del país caracterizados por una pobreza baja contaron con las tasas de emigración más altas: 21% más altas que los municipios de pobreza muy baja. Una vez más, los municipios con más pobres del país cuentan con la incidencia más baja de éxodo a Estados Unidos. La importancia estadística del grado de marginación disminuye en el contexto multivariado. Solamente dos categorías se distinguen significativamente del resto: los municipios con grado de marginación media que cuentan con las mayores tasas de emigración a Estados Unidos y los municipios con marginación muy alta que cuentan con las menores tasas de emigración a Estados Unidos. @INCISO = Hogares: pobreza y migración a Estados Unidos En este apartado el análisis de la pobreza y de la emigración a Estados Unidos se desplaza de los municipios al ámbito de los hogares. ¿Fueron los hogares pobres más propensos a enviar migrantes a Estados Unidos? Para contestar a esta pregunta los hogares fueron clasificados según la condición dicotómica: con o sin miembros que viajaron al norte a trabajar o en búsqueda de trabajo en el periodo 1995-2000. Además, se tomaron en cuenta factores del hogar de relevancia para explicar la emigración a Estados Unidos, tales como la edad del jefe de hogar y la escolaridad promedio de sus miembros. El listado completo de las variables se despliega en el Cuadro 4. Como se desprende de la información de este cuadro, el porcentaje de hogares pobres con migrantes a Estados Unidos fue ligeramente superior al de los hogares más privilegiados: 5.3% y 4.7%, respectivamente. También puede apreciarse cómo la incidencia del fenómeno migratorio fue mayor entre los hogares con jefes de 45 años o más de edad, dirigidos por

* Significativo a un nivel de .01.** Significativo a un nivel de .05.

primordialmente a la inclusión de esta variable. Una vez controlando la condición de pobreza (modelo 2) y la condición de marginación (modelo 3) de los municipios, además del tamaño de la población y el porcentaje de población rural, los municipios pertenecientes a la región histórica de la migración mexicana a Estados Unidos cuentan con tasas de emigración de más del doble que los de las regiones centro y frontera. En ambos modelos, también es posible constatar un hecho de sobra conocido de la migración temporal de mexicanos a Estados Unidos: los municipios más rurales tienen mayores tasas de emigración.

¿Qué sucede con el grado de pobreza? Una vez tomados en cuenta los efectos del resto de variables, los coeficientes de regresión del grado de pobreza disminuyen ligeramente. No obstante, la relación con la mi-gración a Estados Unidos permanece inalterable, es decir, los municipios del país caracterizados por una pobreza baja contaron con las tasas de emigración más altas: 21% más altas que los municipios de pobreza muy baja. Una vez más, los municipios con más pobres del país cuentan con la incidencia más baja de éxodo a Estados Unidos.

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René Martín Zenteno Quintero

La importancia estadística del grado de marginación disminuye en el contexto multivariado. Solamente dos categorías se distinguen signi-ficativamente del resto: los municipios con grado de marginación media que cuentan con las mayores tasas de emigración a Estados Unidos y los municipios con marginación muy alta que cuentan con las menores tasas de emigración a Estados Unidos.

Hogares: pobreza y migración a Estados Unidos

En este apartado el análisis de la pobreza y de la emigración a Estados Unidos se desplaza de los municipios al ámbito de los hogares. ¿Fueron los hogares pobres más propensos a enviar migrantes a Estados Unidos? Para contestar a esta pregunta los hogares fueron clasificados según la condición dicotómica: con o sin miembros que viajaron al norte a trabajar o en búsqueda de trabajo en el periodo 1995-2000. Además, se tomaron en cuenta factores del hogar de relevancia para explicar la emigración a Estados Unidos, tales como la edad del jefe de hogar y la escolaridad pro-medio de sus miembros. El listado completo de las variables se despliega en el cuadro 4.

Como se desprende de la información de este cuadro, el porcentaje de hogares pobres con migrantes a Estados Unidos fue ligeramente su-perior al de los hogares más privilegiados: 5.3% y 4.7%, respectivamente. También puede apreciarse cómo la incidencia del fenómeno migratorio fue mayor entre los hogares con jefes de 45 años o más de edad, dirigidos por mujeres, ampliados, con mayor número de miembros y con menor nivel de escolaridad formal. Hogares pertenecientes a la región históri-ca de la migración México-Estados Unidos, a municipios con un grado de marginación medio y a localidades rurales, mostraron igualmente una mayor propensión a la migración internacional.

Como se puede apreciar, esta relación directa muestra que los hoga-res pobres tuvieron una propensión a enviar migrantes a Estados Unidos 10% mayor ( 0926.0e ) que los hogares no pobres.

Sin embargo, la dirección de esta relación se revierte al tomar en cuenta otros factores. El modelo 2 incluye sólo dimensiones relacionadas con las condiciones propias del hogar. Una vez que tomamos en cuen-ta estas dimensiones, la dirección del efecto de condición de pobreza se invierte; lo que significa que este factor interactúa con el efecto de otra variable independiente o realmente captura diferencias relacionadas con otras características de los hogares, o ambas posibilidades. Así, los hoga-

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

CUadro 4Condición de emigración a Estados Unidos de los hogares según

variables incluidas en el análisis. México 2000

20

Sin Migrantes a EUA

ConMigrantes a

EUA Total

TOTAL 95.0% 5.0% 100.0%

Condición de PobrezaSi 94.7% 5.3% 100.0%No 95.3% 4.7% 100.0%

Edad del jefe12-24 96.0% 4.0% 100.0%25-44 96.1% 3.9% 100.0%45+ 93.7% 6.3% 100.0%

Sexo del jefeHombre 95.9% 4.1% 100.0%Mujer 91.8% 8.2% 100.0%

Tipo de HogarNuclear 95.5% 4.5% 100.0%

Ampliado 93.2% 6.8% 100.0%Otro 96.5% 3.5% 100.0%

Número de miembros Media 4.3 4.7D.S. 2.1 2.3

Educación per capitaMedia 7.6 6.3D.S. 4.0 3.3

LocalidadRural 91.8% 8.2% 100.0%

Urbana 96.0% 4.0% 100.0%

Grado de marginaciónMuy Alta 96.80% 3.20% 100.0%

Alta 93.30% 6.70% 100.0%Media 90.70% 9.30% 100.0%Baja 92.60% 7.40% 100.0%

Muy Baja 96.80% 3.20% 100.0%

Región MigratoriaHistórica 89.9% 10.1% 100.0%Frontera 96.8% 3.2% 100.0%Centro 95.8% 4.2% 100.0%Inicial 97.9% 2.1% 100.0%

Fuentes: Datos procesados por el autor con base en las siguientes fuentes:

Cuadro 4. Condición de Emigración a Estados Unidos de los Hogares según Variables Incluidad en el Análisis. México, 2000.

a La condición de emigración a Estados Unidos fue calculada con base en la muestra del 10% del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000 (INEGI).

c Los grados de marginación se refieren a las categorías definidas por el Consejo Nacional de Población (2001) en su documento Índices de Marginación, 2000.

b Los grados de pobreza se definieron con base en el porcentaje de hogares pobres en cada municipio. Se formaron cuatro categorías según la distribución por cuartiles de esta variable.

Dado que la condición de migración a Estados Unidos es dicotómica, para analizar los efectos de las variables anteriormente mencionadas se estimaron modelos de regresión logística. Los resultados de estos modelos se presentan en el Cuadro 5. El modelo 1 presenta la relación simple entre pobreza y migración. Los resultados del modelo 2 confirman que los hogares con jefes cuya edad era mayor a 44 años y que eran dirigidos por mujeres fueron más propensos al fenómeno migratorio. La relación entre tipo de hogar y migración también

Fuentes: Datos procesados por el autor con base en las siguientes fuentes:a La condición de emigración a Estados Unidos fue calculada con base en la muestra del

10% del xii Censo general de Población y Vivienda (ineGi).b Los grados de pobreza se definieron con base en en porcentaje de hogares pobres en

cada municipio. Se formaron cuatro categorías según la distribución por cuartiles de esta variable.

c Los grados de marginación se refieren a las categorías definidas por el Consejo Nacional de Población (2001) en su documento Índices de Marginación, 2000.

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René Martín Zenteno Quintero

res mexicanos pobres, en el año 2000, tuvieron una propensión de enviar trabajadores a Estados Unidos 20% inferior a los hogares no-pobres.

Dado que la condición de migración a Estados Unidos es dicotómica, para analizar los efectos de las variables anteriormente mencionadas se estimaron modelos de regresión logística. Los resultados de estos mode-los se presentan en el cuadro 5. El modelo 1 presenta la relación simple entre pobreza y migración. Los resultados del modelo 2 confirman que los hogares con jefes cuya edad era mayor a 44 años y que eran dirigidos por mujeres fueron más propensos al fenómeno migratorio. La relación entre tipo de hogar y migración también cambió en el contexto del análisis de regresión, pues los hogares nucleares presentaron una mayor propensión a emigrar a Estados Unidos que los ampliados. El número de miembros incrementa positivamente la migración hacia el norte, mientras que la educación reduce su propensión.

CUadro 5Resultados de modelos de regresión logística para estimar

el Log de los Momios de emigrar a Estados Unidos (1995-2000) de los hogares. México 2000

21

cambió en el contexto del análisis de regresión, pues los hogares nucleares presentaron una mayor propensión a emigrar a Estados Unidos que los ampliados. El número de miembros incrementa positivamente la migración hacia el norte, mientras que la educación reduce su propensión.OJO: NO PUDE MODIFICAR

Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4Coef. e.s. Coef. e.s. Coef. e.s. Coef. e.s.

Constante -2.8399 * 0.0043 -2.4064 * 0.0143 -1.9756 * 0.0149 -4.0393 * 0.0207

Condición de Pobreza (ref: no)Si 0.0926 * 0.0058 -0.2142 * 0.0069 -0.9046 * 0.0117 -0.8182 * 0.0123

Edad del jefe (ref.:45+)12-24 -0.2219 * 0.0134 -0.2697 * 0.0135 -0.2881 * 0.013625-44 -0.3901 * 0.0067 -0.4062 * 0.0067 -0.3887 * 0.0069

Sexo del jefe (ref.:mujer)Hombre -0.8668 * 0.0071 -0.8622 * 0.0071 -0.8994 * 0.0072

Tipo de hogar (ref:otros)Nuclear 0.6732 * 0.0144 0.6520 * 0.0145 0.6036 * 0.0148

Ampliado 0.6290 * 0.0152 0.6116 * 0.0153 0.6803 * 0.0157

Número de miembros 0.0920 * 0.0013 0.0866 * 0.0013 0.0673 * 0.0014

Educación per capita -0.0748 * 0.0009 -0.1270 * 0.0012 -0.0629 * 0.0013

Condición Pobreza*Escolaridad 0.1181 * 0.0016 0.0947 * 0.0017

Localidad (ref.:urbana)Rural 0.3691 * 0.0075

Grado de marginación municipio (ref.: muy baja)Muy Alta 0.1808 * 0.0165

Alta 0.8212 * 0.0109Media 0.9633 * 0.0100

Baja 0.6783 * 0.0095

Región Migratoria (ref.:Inicial)Histórica 1.7875 * 0.0121Frontera 0.9000 * 0.0145

Centro 0.9780 * 0.0121

Chi_cuadrada 254.4 43852.9 45913.7 92642.9Grados de libertad 1 8 9 17Hogares 2194853 2167547 2167547 2167547

* Significativo a .01

Cuadro 5: Resultados de Modelos de Regresión Logística para Estimar el Log de los Momios de Emigrar a Estados Unidos (1995-2000) de los Hogares. México, 2000.

El modelo 3 incluye la interacción entre la escolaridad promedio del hogar y su condición de pobreza. Como puede apreciarse esta interacción es estadísticamente significativa, indicando que el efecto de la condición de pobreza varía según el nivel educativo. Así, entre los hogares con capital humano bajo, la condición de pobreza reduce los momios de viajar a Estados Unidos por motivos de trabajo. Por lo contrario, entre hogares con escolaridad alta, la condición de pobreza es un impulso importante de la emigración hacia el norte. Los factores contextuales relacionados con la región migratoria, la marginación del municipio y la situación rural de la localidad se incorporan en el último modelo. Todos estos factores están asociados de forma significativa con la migración internacional. La región migratoria es quizás la variable más importante para explicar este fenómeno. El hecho de que un hogar se ubique en la región histórica incrementa la probabilidad de emigrar a Estados Unidos en más de 6 veces en comparación con la región denominada inicial. Los hogares de la región histórica se distinguen ampliamente del resto del país por su amplia capacidad de sumarse a la migración sur-norte, validando con ello el papel que las redes sociales juegan en la definición de este fenómeno. Los hogares de áreas rurales mostraron también mayores probabilidades de enviar migrantes a Estados Unidos que los pertenecientes a áreas urbanas. Consistente con los resultados en el ámbito municipal, el análisis de los hogares muestra que aquellos pertenecientes a municipios

* Significativo a .01.

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

El modelo 3 incluye la interacción entre la escolaridad promedio del hogar y su condición de pobreza. Como puede apreciarse esta interacción es estadísticamente significativa, indicando que el efecto de la condición de pobreza varía según el nivel educativo. Así, entre los hogares con ca-pital humano bajo, la condición de pobreza reduce los momios de viajar a Estados Unidos por motivos de trabajo. Por lo contrario, entre hogares con escolaridad alta, la condición de pobreza es un impulso importante de la emigración hacia el norte.

Los factores contextuales relacionados con la región migratoria, la marginación del municipio y la situación rural de la localidad se incorpo-ran en el último modelo. Todos estos factores están asociados de forma significativa con la migración internacional. La región migratoria es qui-zás la variable más importante para explicar este fenómeno. El hecho de que un hogar se ubique en la región histórica incrementa la probabilidad de emigrar a Estados Unidos en más de 6 veces en comparación con la región denominada inicial. Los hogares de la región histórica se distin-guen ampliamente del resto del país por su amplia capacidad de sumarse a la migración sur-norte, validando con ello el papel que las redes sociales juegan en la definición de este fenómeno.

Los hogares de áreas rurales mostraron también mayores probabilida-des de enviar migrantes a Estados Unidos que los pertenecientes a áreas urbanas. Consistente con los resultados en el ámbito municipal, el análisis de los hogares muestra que aquellos pertenecientes a municipios con margi-nación media experimentaron un mayor éxodo al norte, seguidos por los ho-gares establecidos en municipios con marginación alta y marginación baja.

En resumen, el análisis estadístico presentado en esta sección per-mite concluir que no son los hogares más pobres los más probables de enviar migrantes a Estados Unidos, aunque el efecto de la pobreza varía según la escolaridad promedio del hogar. Esto es, la pobreza es un factor relevante de expulsión migratoria a medida que aumenta la escolaridad promedio del hogar. Los resultados muestran nuevamente la relación en-tre la marginación media y la emigración a Estados Unidos, pero esta vez teniendo como unidad de análisis a los hogares.

Conclusión

El tema de pobreza ha sido tratado de forma poco sistemática en los estu-dios de la migración México-Estados Unidos. A pesar de ello, existen

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René Martín Zenteno Quintero

posiciones a favor y en contra de la hipótesis que vincula causalmente el éxodo de mexicanos con la pobreza prevaleciente en el país. Sin embargo, la posición dominante y mejor documentada apunta hacia la imposibi-lidad de que la población más pobre del país pueda sufragar los costos económicos (por ejemplo, costo de coyotes y polleros) y no-económicos (carencia de redes sociales) de la migración hacia el norte. Esta posición tiende a favorecer más el papel de las redes sociales en la explicación del fenómeno migratorio, así como a tamizar más sus argumentos al referirse a distintos estratos o grados de pobreza.

Al medir directamente la pobreza de los hogares y la marginación de los municipios del país, nuestra investigación permite derivar las siguien-tes conclusiones en relación con la migración México-Estados Unidos:1. La relación entre la emigración a Estados Unidos y la pobreza, y mar-

ginación no es lineal. Por un lado, los municipios más pobres y con mayor marginación del país tuvieron las tasas de emigración más ba-jas a Estados Unidos durante el quinquenio 1995-2000. Por el otro, la incidencia más elevada del fenómeno migratorio ocurrió entre los municipios de pobreza baja y con marginación media.

2. La robustez del resultado anterior se confirmó al analizar la relación de estas variables en el ámbito de los hogares. El análisis de hogares evidenció además que el efecto de la pobreza varía según la condición de escolaridad del hogar. Entre los hogares pobres una mayor acumu-lación de capital humano está relacionada con una propensión más alta a desplazarse a Estados Unidos por motivos laborales, mientras que entre los hogares no pobres una escolaridad baja incrementa la propensión a emigrar.

3. La región de procedencia de la migración constituye el factor más importante y diferenciador de la emigración a Estados Unidos, lo que confirma ampliamente el papel de las redes sociales en la conforma-ción de este fenómeno. Una vez controladas las diferencias socioeco-nómicas de los municipios y hogares del país, el hecho de residir o pertenecer a la región histórica de la migración hacia el norte, incre-menta sustancialmente las tasas y propensiones a emigrar.

Nuestros resultados no refutan la hipótesis de que los municipios y hoga-res más pobres hayan experimentado incrementos más rápidos en la emigración a Estados Unidos que el resto del país en los últimos años. Sin embargo, la información censal muestra que existe poca evidencia de carácter transversal que avale la hipótesis de que el mayor éxodo de

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Pobreza, marginación y migración mexicana a Estados Unidos

mexicanos ocurre en los municipios más pobres y marginados de México. Dada la capacidad de auto-sostenimiento del fenómeno migratorio gra-cias al capital acumulado en las redes sociales, consideramos poco proba-ble que esta relación pueda revertirse en los próximos años.

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul, residentes no Brasil

Gabriela Adriana SalaJosé Alberto Magno de Carvalho

Cezar Augusto CerqueiraAndré Junqueira Caetano

Introdução

O processo de integração regional que deu lugar à formação do Mercosul induz a demanda de informação referente às características demográfi-cas, educacionais e ocupacionais dos imigrantes originários dos países do Cone Sul, residentes no Brasil, principalmente considerando que foram, explicitamente, contemplados acordos de livre circulação de pessoas entre os Estados Membros do Mercosul (Argentina, Brasil e Uruguai) e os dois Estados Associados (Bolívia e Chile) 1.

Neste marco, insere-se esta proposta de pesquisa que visa estimar o volume e caracterizar os imigrantes, nascidos em países do Cone Sul, resi-dentes no Brasil, a partir da informação do Censo Demográfico 2000. Na primeira seção são descritos aspectos referentes às mudanças na quanti-dade e distribuição dos imigrantes do Cone Sul recenseados no Brasil em 1980,1991 e 2000. Na segunda, as mudanças na estrutura das populações sob análise. A terceira seção refere-se ao nível de instrução dos imigran-tes da Região.

A quarta seção descreve a metodologia empregada na caracterização dos imigrantes do Cone Sul, de 10 e mais anos, seguindo uma abordagem de natureza multidimensional, baseada na construção de perfis, segundo o método Grade of Membership (GoM). Este método apóia-se em pro-

1. Estes acordos ainda dependem da aprovação dos parlamentos dos respectivos países.

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

cedimentos de estimação estatística e permite o estabelecimento de per-fis, reconhecendo a heterogeneidade dos indivíduos, a partir de amostras com muitos casos e variáveis. A quinta seção contém referências à distri-buição dessas populações segundo os perfis construídos, contemplando o sexo, o país de nascimento e algumas características do município de residência.

Foram distinguidos três perfis. O primeiro deles inclui migrantes mais antigos, predominantemente mulheres, e distingue-se dos outros perfis pela inatividade. O segundo concentra os migrantes antigos e qualifica-dos, com empregos e rendas melhores do que as pessoas do terceiro per-fil. Este último concentra os migrantes recentes, predominantemente de baixa qualificação, inseridos em categorias ocupacionais muito precárias, como empregado sem carteira de trabalho, trabalhador autônomo e tra-balhador familiar e que recebem rendimentos menores.

As modificações na origem e na distribuição dos naturais do Cone Sul no Brasil

Com uma porcentagem muito baixa de imigrantes no total de popula-ção, residiam no Brasil, em 1991, 767.780 nascidos em país estrangeiro, que representavam 0,5% da população total do país. Entre eles, 102.757 provinham de países do Cone Sul (13,4% do total de imigrantes). No ano 2000, foram recenseados 683.830 imigrantes internacionais, repre-sentando 0,4% da população total do Brasil. Embora a quantidade de imigrantes tenha diminuído, o número dos naturais dos países do Cone Sul cresceu para 118.612, passando a representar 17,3% do total dos imi-grantes internacionais (Tabela 1).

Em 2000, os naturais da Argentina, Bolívia, Chile, Paraguai e Uru-guai pertenciam ao grupo dos dez países que apresentavam maior quan-tidade de imigrantes absolutos no Brasil. Tendo registrado, quase todos eles, à exceção do Chile, taxas de crescimento médio anual positivas, no período 1991-2000. (Tabela 1). No período 1991-2000, mantiveram-se as tendências das migrações internacionais no Brasil, caracterizadas pela emigração de brasileiros, a quase ausência dos fluxos de ultramar, outro-ra clássicos, a imigração não-tradicional (como Angola e outros países de África lusófona) e o incremento dos fluxos migratórios intra-regionais para o Brasil.

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

Nas duas décadas finais do século xx produziu-se uma mudança na composição da população originária do Cone Sul, caracterizada pelo in-cremento na proporção dos homens e mulheres naturais do Paraguai e da Bolívia e pelo declínio da participação relativa dos argentinos, chilenos e uruguaios (Tabela 2).

A mudança na composição, segundo país de nascimento, esteve acompanhada por mudanças na localização e na estrutura das populações sob análise. Nos anos 1991 e 2000, a maioria dos argentinos, bolivianos e chilenos residia no estado de São Paulo, especialmente na Região Me-tropolitana. No entanto, nas duas últimas décadas, os estados próximos às fronteiras da Argentina, Paraguai, Uruguai e Bolívia têm registrado um incremento importante das populações dos naturais desses países. No Ano 2000, um terço dos argentinos morava nos estados da região sul do Brasil (Paraná, Santa Catarina e Rio Grande Do Sul). Os paraguaios inclinavam-se pelos estados próximos a suas fronteiras, (Paraná e Mato Grosso do Sul). A maioria dos uruguaios residia no Rio Grande do Sul, próximo a sua fronteira. Um pouco mais da metade dos nascidos na Bolí-via morava no estado de São Paulo e um quinto, no estado de Rondônia (Sala, 2005).

tabela 1 Brasil. Distribuição dos imigrantes internacionais e taxas de

crescimento médio anual, segundo país de nascimento, 1991 e 2000

País de Nascimento*

1991 2000 Taxa de crescimento médio anual 1991-2000 (por cem)

Freqüência absoluta

% sobre o total de

imigrantes

% acumulado

Freqüência absoluta

% sobre o total de

imigrantes

% acumulado

Portugal 263611 34,3 34,3 213203 31,2 31,2 -23,3Japão 85571 11,1 45,5 70932 10,4 41,6 -20,6Itália 66294 8,6 54,1 55032 8,0 49,6 -20,5Espanha 57887 7,5 61,7 43604 6,4 56,0 -31,0Paraguai 19018 2,5 64,1 28822 4,2 60,2 47,3Argentina 25468 3,3 67,4 27531 4,0 64,2 8,7Uruguai 22144 2,9 70,3 24740 3,6 67,8 12,4Bolívia 15691 2,0 72,4 20388 3,0 70,8 29,5Alemanha 24329 3,2 75,5 19556 2,9 73,7 -24,0Chile 20436 2,7 78,2 17131 2,5 76,2 -19,4Líbano 17187 2,2 80,4 16090 2,4 78,5 -7,3

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

País de Nascimento*

1991 2000 Taxa de crescimento médio anual 1991-2000 (por cem)

Freqüência absoluta

% sobre o total de

imigrantes

% acumulado

Freqüência absoluta

% sobre o total de

imigrantes

% acumulado

Estados Unidos

11360 1,5 81,9 13948 2,0 80,6 23,1

Peru 5833 0,8 82,7 10814 1,6 82,2 71,0China 8322 1,1 83,8 10301 1,5 83,7 24,0Coréia do Norte e do Sul

8528 1,1 84,9 8645 1,3 84,9 1,5

França 7953 1,0 85,9 8382 1,2 86,1 5,9Polônia 12496 1,6 87,5 7459 1,1 87,2 -55,7Rússia e outros

10544 1,4 88,9 6499 1,0 88,2 -52,4

Angola 4699 0,6 89,5 6340 0,9 89,1 33,8Outros Países

80409 10,5 100,0 74415 10,9 100,0 -8,6

Total Imigrantes

767781 100,0 683830 100,0 100,0 -12,8

Total residentes no Brasil

14682547 169799170

* Ordenados em forma decrescente pela magnitude de imigrantes originários desses paí-ses recenseados em 2000

Fonte: ibGe, Censos Demográficos de 1991 e 2000 (Microdados da amostra)

tabela 2 Brasil. Participação relativa, por país de nascimento dos

imigrantes do Cone Sul, segundo sexo. 1980, 1991 e 2000.

Sexo Ano Argentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total TotalHomens 1980 26,7 14,3 19,5 17,5 21,9 100,0 50158

1991 24,7 15,7 21,7 16,4 21,6 100,0 549822000 24,5 17,7 16,1 21,3 20,4 100,0 63521

Mulheres 1980 28,7 12,6 17,4 19,1 22,2 100,0 460831991 24,9 14,8 17,8 21,0 21,5 100,0 477712000 21,7 16,6 12,5 27,8 21,4 100,0 55091

Fonte: ibGe, Censos Demográficos de 1980, 1991 e 2000 (Microdados da amostra)

A análise das taxas liquidas de migração (tlM) mostra que, na década de oitenta, o resultado líquido dos fluxos dos nascidos na Argentina, Bolí-

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

via, Chile e Uruguai foram responsáveis por proporções significativas dos naturais destes países, residentes no Brasil em 1991 (Tabela 3). Nessa dé-cada, o aporte chileno foi especialmente importante. Na década seguin-te, os saldos migratórios (sM) e, conseqüentemente, as tlMs dos nascidos nesse país mostraram valores negativos. Nos anos oitenta, o aporte dos fluxos de nascidos no Paraguai, como proporção da população dessa ori-gem recenseada ao final da década, foi insignificante, fato que contrasta fortemente com o aumento registrado na década seguinte.

As tlMs dos bolivianos foram extremamente altas nas décadas de oi-tenta (em torno de 20%) e de noventa (em torno de 30%), assim como dos paraguaios na de noventa (ao redor de 30%). Em 2000, aproxima-damente um terço dos bolivianos e paraguaios, residentes no Brasil, era conseqüência dos fluxos migratórios desses nacionais durante a década de 90 (Tabela 3).

A análise do volume de imigrantes do Cone Sul, dos saldos e das taxas migratórias leva a pensar que a migração mais recente dos países do Cone Sul para o Brasil tende a dirigir-se para os estados de fronteira e, secundariamente, para São Paulo. Embora este estado concentrasse, no ano 2000, a maior parte da população nascida na Argentina, Bolívia e Chile, constata-se a redução, entre as décadas de oitenta e noventa, da proporção da população que ali residia, natural da Argentina, do Chile, do Paraguai e do Uruguai (Sala, 2005).

As mudanças na composição por idade e sexo no período 1980-2000

Esta seção visa descrever as mudanças nas estruturas, em relação à idade e sexo, das populações originárias dos países do Cone Sul, residentes no Brasil. A estrutura por idade e sexo dos migrantes, captada nos censos demográficos, está relacionada a coortes migratórias que ingressaram em diferentes períodos. Em geral, quando se trata de população migrante que tenha chegado recentemente, espera-se encontrar uma grande con-centração de pessoas nas idades adultas jovens e um peso pequeno de pes-soas de 65 anos e mais. Também espera-se encontrar um volume reduzido de menores de 15 anos, embora isto dependa da prevalência das formas de migração, familiar ou individual, e dos níveis e padrões de fecundidade dos diferentes grupos migratórios. Outra causa que explica variações na presença de menores é o retorno de naturais, no caso, brasileiros, com filhos nascidos no exterior.

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

No Brasil, mostravam maiores porcentagens de pessoas em idades ativas, com relação às outras nacionalidades, em 1980, os homens e mu-lheres bolivianos e, em 1991, e 2000, os homens e mulheres chilenos. Nos três censos, observa-se o aumento da proporção de população em idades ativas (pia) entre os homens e mulheres naturais da Argentina e Chile e as mulheres uruguaias. Entre os homens uruguaios, o peso relativo da pia incrementou-se entre 1980 e 1991 e declinou entre 1991 e 2000. Entre os homens nascidos na Bolívia, declinou entre os três censos e entre as mulheres cresceu entre 1980 e 1991 e declinou entre 1991 e 2000. Entre os naturais do Paraguai, a proporção da pia declinou no primeiro período

tabela 3 Brasil. Taxas líquidas de migração* dos naturais dos países do Cone Sul,

por país de nascimento, segundo sexo (%). 1980-1990 e 1990-2000

Sexo e Periodo

País de nascimentoArgentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total

Homens1980-1990 13,2 20,4 17,9 3,1 15,3 13,81990-2000 23,7 32,8 -8,3 33,7 21,4 21,8Mulheres1980-1990 2,7 20,1 3,7 7,5 8,8 7,71990-2000 10,8 26,8 -18,3 31,8 21,2 17,9Ambos Sexos1980-1990 8,2 19,8 11,6 5,3 12,1 11,01990-2000 18,1 30,1 -12,3 32,7 21,3 20,0

* As taxas líquidas de migração foram obtidas a partir dos saldos migratórios totais de cada grupo migratório (soma dos saldos de todos os grupos de idades). Os saldos migratórios de cada grupo etário, por sexo, foram estimados a partir de relações de sobrevivência decenais de tabelas mistas, obtidas por interpolação entre a tabela de mortalidade dos residentes em cada um dos cinco países de nascimento dos imigrantes e aquela corres-pondente à população residente no Brasil. As tabelas de mortalidade originais foram elaboradas pelo Celade (2003) e disponibilizadas no Boletim Demográfico Nº 67. A Taxa líquida de migração corresponderá ao quociente entre o saldo migratório total, relativo aos nascidos em determinado país, e a população total nascida nesse mesmo país, residente no Brasil, observada no final do período. Quando a taxa é positiva, é a proporção da população em questão, no segundo censo, resultante do processo migra-tório do período analisado. Quando é negativa, é a “proporção em que a população seria acrescida, na ausência de migração” (Carvalho, 1982).

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

intercensitário e cresceu entre 1991 e 2000. O peso da pia feminina para-guaia, como a boliviana, aumentou ente 1980 e 1991 e declinou em 2000 (Tabela 1 do Anexo).

Existem evidencias do efeito, na estrutura etária dos paraguaios, do retorno de brasileiros ao País, com filhos nascidos no Paraguai, nas três datas censitárias, assim como entre os chilenos, em 1980. Nesses casos, havia tanto entre os paraguaios, como entre os chilenos, proporção de pessoas abaixo de 15 anos bem maior do que nos demais grupos migrató-rios (Tabela 1 do Anexo).

O envelhecimento da população migrante, indicado pelo incremento da participação de pessoas de 65 anos e mais, pode estar relacionado à ausência de renovação da população, pela não incorporação de novos imigrantes, normalmente mais jovens. Pode, também, ser um indicador de uma longa tradição imigratória, não acompanhada por forte reemigra-ção. As populações de uruguaios, argentinos e paraguaios eram as mais envelhecidas nas três datas censitárias. Entre 1991 e 2000, a população boliviana apresenta surpreendente envelhecimento. Os homens argenti-nos de 65 e mais representavam uma porcentagem superior a 10%, nas três datas censitárias e os uruguaios superavam essa porcentagem em 1980 e 2000. Paralelamente, a proporção de mulheres de 65 anos e mais era superior a 20%, entre as argentinas, nos três anos e superior a 15%, entre as uruguaias, nas três datas censitárias. Como, em relação aos três países, as TLMs foram bastante altas, com exceção das mulheres argenti-nas entre 1980 e 1990 (Tabela 3), parece que o crescimento e/ou alta pro-porção de idosos estaria ligado à permanência dos mais antigos no Brasil e a um componente importante de pessoas em idades mais avançadas entre os imigrantes recentes (Tabela 1 do Anexo).

O nível educacional dos imigrantes do Cone Sul

A migração regional para o Brasil tem sido objeto de estudos recentes (Patarra e Baeninger, 1996 e 2001; Baeninger, 2002). Baeninger (2002), a partir da informação do Censo de 1991, destacou o caráter qualificado dos migrantes dos países do Cone Sul para o Brasil.

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

Existem diferenças importantes nos níveis de instrução2 dos imigran-tes do Cone Sul, recenseados no ano 2000 no Brasil. Os nascidos no Pa-raguai concentravam-se nos níveis de instrução mais baixos. Os homens e mulheres nascidos no Chile e na Argentina e os homens da Bolívia e do Uruguai apresentavam maior concentração nos níveis de instrução médio e alto. No entanto, três em cada dez imigrantes uruguaios tinham nível educacional muito baixo. As mulheres de todos os grupos migratórios tinham menor nível educacional que os homens da mesma origem, sendo a diferença menor entre os chilenos. Observa-se, ainda, que os naturais dos países em analise tinham, em 2000, um nível de escolaridade bem superior à média brasileira, com exceção dos paraguaios. Digno de nota a proporção três ou quatro vezes maior daqueles com nível educacional alto, nascida na Argentina, Chile e Bolívia (neste caso, os homens), quan-do comparados com o dos residentes no Brasil, em geral (Tabela 4).

tabela 4 Brasil. Distribuição dos nascidos nos países do Cone Sul, por país de nascimento e do total de residentes no Brasil, de 20 anos e mais, que

não freqüentavam estabelecimentos escolares na data do censo, segundo sexo e maior nível educacional alcançado, 2000

País de nascimento Total residentes no Brasil

Sexo e nível educacional instrução

Argentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total Cone Sul

HomensMuito baixo 15,4 18,4 7,4 53,8 28,7 24,3 56,6Baixo 12,8 17,2 10,1 15,9 18,1 14,8 16,0Médio 36,2 30,3 43,0 18,0 33,5 32,6 19,4Alto 35,5 34,1 39,5 12,3 19,8 28,3 8,0Total (%) 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0Total 12282 8305 8972 8706 11541 49806 33075489MulheresMuito baixo 23,7 31,5 8,8 59,6 32,5 33,0 55,3Baixo 11,5 19,6 10,5 15,0 18,8 15,2 15,1Médio 34,1 29,4 46,9 17,6 33,0 31,2 20,8

2. Nível de instrução muito baixo: sem escolaridade ou até primeiro grau incompleto. Nível de ins-trução baixo: primeiro grau completo ou segundo grau incompleto: Nível médio de instrução: se-gundo grau completo e superior incompleto Nível de instrução alto: ensino superior completo.

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

País de nascimento Total residentes no Brasil

Sexo e nível educacional instrução

Argentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total Cone Sul

Alto 30,7 19,5 33,8 7,8 15,7 20,5 8,8Total (%) 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0Total (absoluto) 9534 6205 6179 9554 10493 41965 35525535Fonte: ibGe Censo Demográfico 2000 (microdados da amostra)

A partir de indicadores de qualificação diferentes, Baeninger (2002) e Pellegrino (2003) coincidem em destacar a relevância da presença de pes-soas qualificadas entre os imigrantes da Argentina e Uruguai no Brasil3. Pellegrino (2003) ressalta o fato do Brasil ter incrementado sua capaci-dade de incorporação de migrantes qualificados, originários de países do Cone Sul. Atribui este aumento ao maior nível de investimento em edu-cação, à definição clara de suas políticas de desenvolvimento científico e tecnológico e a uma tradição de absorção de jovens de outros países latino-americanos, beneficiários de bolsas de estudo, custeadas pelo pró-prio governo brasileiro. Também menciona a existência, no Brasil, de uma política de estímulo à industria e de fomento de vínculos entre ela e as universidades e centros de pesquisa.

A construção dos perfis dos imigrantes do Cone Sul a partir do método GoM

Nesta seção são investigadas as características dos indivíduos de 10 e mais anos de idade, nascidos na Argentina, na Bolívia, no Chile, no Paraguai ou no Uruguai, recenseados no Brasil, no ano 2000. A construção dos perfis considerou variáveis que caracterizam cinco dimensões:1. Dimensão ambiental e de localização: região geográfica, situação do

domicílio e perfil do município de residência no momento do censo demográfico.

O perfil do município foi construído a partir do método GoM, conside-rando-se as seguintes variáveis: densidade demográfica, grau de urbaniza-

3. Baeninger (2002) toma como indicador de qualificação a proporção de pessoas mais de 10 anos que tinham mais de 10 anos de escolaridade. Pellegrino (2003) define como migrantes qualifica-dos aos integrantes da PEA que tem ocupações profissionais e técnicas ou aquelas pessoas que têm nível de instrução terciária ou superior.

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

ção, percentagem de domicílios acesso a água potável, esgoto, banheiro, coleta de lixo, luz elétrica, telefone, porcentagem de televisores por domicílio, o Índice de Desenvolvimento Humano do município e a por-centagem de chefes de domicílio alfabetizados. A construção dos perfis baseou-se na caracterização de todos os municípios brasileiros feita por Cerqueira (2004), que considera um conjunto de dimensões humanas e econômicas, das quais só foram consideradas as referidas à potenciali-dade humana de cada município. As variáveis consideradas e os perfis de municípios resultantes constam no Anexo 2.2. Dimensão demográfica básica e nupcialidade: sexo, relação com o

responsável do domicílio, idade (recodificada em faixas decenais); morava ou não em companhia de cônjuge; estado civil.

3. Dimensão migratória: país de nascimento, unidade da Federação (Uf) ou país de residência anterior, Uf ou país de residência em 31 de julho de 1995 e nacionalidade.

4. Dimensão educacional: nível de instrução alcançado (variável cons-truída a partir das perguntas: curso mais elevado que freqüentou e curso mais elevado concluído) e anos de estudo.

5. Dimensão do trabalho e rendimento: condição de atividade econô-mica, classificação da ocupação, classificação da atividade, categoria ocupacional, contribuição para a previdência oficial, total de rendi-mentos no trabalho principal, total de rendimentos em todos os tra-balhos e total de horas trabalhadas na semana prévia ao censo demo-gráfico.

Os perfis foram determinados a partir do método Grade of Membership (GoM) (Manton, 1994), que lida com dois dos maiores problemas na determinação de uma classificação ou tipologia, que são a identificação de grupos e a descrição de diferenças entre os mesmos. É um método baseado em procedimentos de estimação estatística de máxima verossi-milhança, que permite o estabelecimento de perfis, a partir de variáveis discretas ou variáveis continuas re-categorizadas. A construção de perfis reconhece a heterogeneidade dos indivíduos, em amostras com muitos casos e variáveis. O método permite identificar grupos e descrever as diferenças entre eles, mesmo quando os indivíduos a serem classificados apresentem características ambíguas que expressam-se em graus diferen-tes de pertenência a diferentes grupos ou conjuntos, de um modo não excludente.

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

O método GoM começa com a construção de perfis extremos, a partir da estimação dos valores lâmbda (λkjl), que comparados com a freqüência marginal correspondente, permitem avaliar as características dominan-tes em cada perfil gerado. O método permite estimar a probabilidade de uma característica l, de uma variável j, pertencer ao perfil extremo k, λkjl, simultaneamente ao grau de pertenência (gik) de um indivíduo ao perfil extremo k. Para o delineamento dos perfis escolheu-se o valor 1.2 para a razão entre os λkjl e as freqüências marginais. Aqueles valores superiores a 1.2 indicavam as características dominantes de cada perfil extremo.

No presente artigo o método GoM foi aplicado em duas situações. Na primeira etapa foi construída a tipologia dos 1264 municípios brasileiros em que residiam os indivíduos sob análise. Uma vez estabelecidos os perfis ex-tremos, que correspondem a municípios com alto e baixo potencial humano, foram determinados dois perfis mistos, com características predominantes de perfil de alto e baixo potencial humano. Esses perfis, em seguida, foram imputados a cada um dos indivíduos, segundo o seu município de residên-cia no momento do censo. Na segunda etapa, foram construídos os perfis correspondentes aos indivíduos. Foram determinados três perfis extremos, ou puros, de indivíduos e três perfis mistos, que tinham características do-minantes correspondentes a cada um dos perfis extremos. Os perfis puros resultantes apresentam as seguintes características:

Perfil 1 • Majoritariamente mulheres• menores de 20 anos ou maiores de 60• majoritariamente residentes na Região Centro-Oeste• majoritariamente eram filhos, cônjuges ou outros familiares• nunca viveram com um cônjuge ou não vivem, mas viveram• predominantemente viúvos• fixaram residência no Brasil antes de 1970• em 1995 residiam em outras UFs, Paraguai ou Uruguai • o Paraguai foi o país de residência anterior da maioria dos que chega-

ram à Uf na década prévia ao Censo de 2000 • nível de instrução muito baixo • desempregados e inativos• residiam preferencialmente em municípios de baixo potencial huma-

no ou em municípios de perfil misto, com características predominan-te do perfil de baixo potencial humano

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

Perfil 2• Majoritariamente homens• de 40 a 59 anos• residentes nas regiões metropolitanas• regiões Sudeste e Nordeste• majoritariamente chefes• moravam com o cônjuge • casados, desquitados ou divorciados• fixaram residência no Brasil entre 1970 e 1979• em julho de 1995 residiam em outras Ufs do Brasil ou no Chile • nível de instrução alto e médio• ocupados• profissionais das ciências e artes, membros superiores do poder pú-

blico; dirigentes de organizações de interesse público e de empresas; gerentes ou técnicos de nível médio

• inseridos em atividades de transporte, armazenagem e comunicação, indústria de transformação e distribuição de eletricidade gás e água, comércio, reparação de veículos automotores, objetos pessoais e do-mésticos

• categorias ocupacionais: empregador, militares e funcionários públi-cos estatutários, empregado com carteira de trabalho assinada, conta-própria

• entre 30 e 44 horas semanais de trabalho• contribuintes da previdência oficial• rendimentos acima dos 10 salários mensais • majoritariamente residentes em municípios de alto potencial humano

Perfil 3 • De 20 a 40 anos• residentes nas regiões Sul, Centro Oeste e Norte • domicílios rurais• solteiros• predominantemente outros parentes e não-parentes do responsável

do domicílio• nunca viveram com cônjuge• majoritariamente solteiros• fixaram residência no Brasil entre 1990 e 2000 e entre 1980 e 1990• em 31 de Julho de 1995 residentes em outras UFs do Brasil, Bolívia,

Uruguai ou Paraguai

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

• o Paraguai foi o país de residência anterior da maioria dos que chega-ram à Uf na década prévia ao Censo de 2000

• nível de instrução muito baixo e baixoocupados• trabalhadores agropecuários, florestais, de caça e pesca; trabalhado-

res dos serviços, vendedores do comércio em lojas e mercados ou tra-balhadores da produção de bens e serviços industriais

• inseridos em atividades da agricultura, pecuária, silvicultura, explora-ção florestal e pesca; na industria de transformação e distribuição de eletricidade gás e água, no transporte, armazenagem e comunicação, no comercio, reparação de veículos automotores, objetos pessoais e domésticos

• componentes, predominantemente, de categorias ocupacionais de grande precariedade como: trabalhador na produção para o próprio consumo; empregado sem carteira de trabalho assinada; trabalhador não-remunerado em ajuda a membro do domicílio ou conta-própria

• grande dispersão na quantidade de horas trabalhadas (entre 30 e 44 horas, mais de 44 horas e até 29 horas)

• categorias salariais menores• residência predominantemente nos municípios de perfil misto e nos

municípios de baixo potencial humano

Velhas origens, novos migrantes, novos perfis

O que basicamente distingue as pessoas do perfil 1 dos dois restantes é a inatividade. O perfil 1 inclui os migrantes mais antigos e agrupa predo-minantemente as mulheres, com importante presença de viúvas. Também concentra as pessoas muito novas, em geral filhos dos imigrantes. O perfil 2 concentra os migrantes também antigos e qualificados, com empregos melhores do que as pessoas do perfil 3. Os indivíduos do perfil 2 inse-riam-se em categorias ocupacionais pouco precários, como empregador e empregado com carteira. Tinham renda elevada. O perfil 3 concentra os migrantes recentes, mais heterogêneos e, predominantemente, de baixa qualificação. Estariam inseridos em categorias ocupacionais muito precá-rias, como empregado sem carteira de trabalho, trabalhador autônomo e trabalhador familiar, recebendo rendimentos menores.

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210

Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

tabela 5 Brasil. Distribuição dos naturais dos países do Cone Sul de 10 e mais anos, por sexo, segundo perfil (%). 2000

Perfil Sexo TotalHomen Mulher

Perfil extremo 1 22,3 58,2 38,8Perfil misto com perfil 1 dominante 2,7 1,9 2,3Perfil extremo 2 27,0 9,3 18,8Perfil misto com perfil 2 dominante 12,3 5,9 9,3Perfil extremo 3 25,1 18,4 22,0Perfil misto com perfil 3 dominante 10,6 6,3 8,7Total 100,0 100,0 100,0Total (absoluto) 59720 51210 110930

Fonte: dados básicos ibGe Censo Demográfico 2000.

Os homens argentinos e paraguaios estavam muito concentrados no perfil 1. Esta situação pode ser explicada pela maior idade de membros de correntes migratórias antigas. Entre as mulheres, esta concentração tem duas explicações possíveis. A inatividade de muitas delas é devida, majoritariamente, à idade avançada. Mas, é possível que, em muitos ca-sos, tenham-se constituído em migrantes secundárias. O importante nível de inatividade econômica que caracteriza a maioria das mulheres estran-geiras leva a pensar que muitas delas poderiam ter acompanhado algum homem de seus grupos familiares e não se inseriram no mercado de tra-balho da sociedade receptora.

Em geral, observa-se que existe maior semelhança entre os naturais da Argentina, Chile e Uruguai, por uma parte, e os nascidos na Bolívia e no Paraguai, por outra. No primeiro grupo destaca-se a maior qualificação dos migrantes chilenos e no segundo, a dos bolivianos. Os migrantes chi-lenos estavam, claramente, mais qualificados que os membros das outras origens migratórias. Argentinos e uruguaios tendiam a distribuir-se com maior uniformidade nos diferentes perfis. Os naturais da Bolívia mos-travam um caráter dual, ao reunir pessoas de alta qualificação e renda e outras de baixa qualificação e empregos de má qualidade. Os naturais do Paraguai apresentavam, claramente, uma situação mais desvantajosa em termos educacionais, trabalhistas e de rendimento.

A construção de perfis fornece sinais claros de mudanças do perfil educacional dos imigrantes oriundos da Região. Os mais antigos tinham

Page 211: Panorama actual de las migraciones en América Latina

211

Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

nível educacional significativamente superior aos mais recentes. Também permite detectar a existência de uma crescente heterogeneidade em al-guns grupos migratórios, pelo incremento, com o passar do tempo, da presença dos migrantes não-qualificados ou menos qualificados que, em alguns casos, traduzem-se numa polarização acentuada, como acontece entre os naturais da Bolívia e, em menor medida, entre os uruguaios.

A maioria dos homens e mulheres imigrantes, naturais do Cone Sul, residia em municípios de alto potencial humano. Ao considerar a rela-ção entre país de nascimento, perfil dos indivíduos e perfil do município, observa-se que os naturais do Chile, que majoritariamente pertencem ao perfil de indivíduos caracterizados pela maior qualificação e com empre-gos e rendas melhores, estão mais concentrados nos municípios de alto potencial humano. Por outro lado, um quarto dos naturais do Paraguai morava nos municípios mais pobres, de baixo potencial humano. Em ge-ral, os naturais desse país estavam sobre-representados no perfil 3 da tipo-logia de indivíduos, que se caracterizava pelo menor tempo de residência no Brasil, por ter qualificação menor, empregos mais precários e renda menor. Em geral, observa-se que existe relação entre a concentração nos perfis 2 e 3 de indivíduos e o perfil dos municípios (Tabela 6).

tabela 6 Brasil. Nascidos nos países do Cone Sul, de 10 anos e mais de idade, por país de nascimento, segundo sexo e perfil do

município de residência (%). 2000

Perfil do município de residência em 2000 e sexo

País nascimentoArgentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total

HomensP1 alto potencial humano (1) 88,9 73,4 93,6 59,5 68,7 76,9Perfil misto com mais características dos municípios de alto potencial humano (2)

3,3 2,2 2,5 6,3 27,4 8,6

Perfil misto com mais características dos municípios de baixo potencial humano (3)

3,1 10,3 1,5 8,7 1,8 4,9

P2 baixo potencial humano (4) 4,7 14,2 2,4 25,5 2,1 9,5Total absoluto 14990 10558 9924 11656 12592 59720

Page 212: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

Perfil do município de residência em 2000 e sexo

País nascimentoArgentina Bolívia Chile Paraguai Uruguai Total

MulheresP1 alto potencial humano (1) 87,5 67,4 95,6 58,0 64,1 72,2Perfil misto com mais características dos municípios de alto potencial humano (2)

4,2 2,1 1,9 7,1 32,0 10,4

Perfil misto com mais características dos municípios de baixo potencial humano (3)

2,9 13,2 0,8 11,1 1,4 6,2

P2 baixo potencial humano (4) 5,3 17,3 1,8 23,8 2,5 11,1Total absoluto 11189 8734 6584 13383 11322 51212

Fonte: Dados básicos ibGe, Censo Demográfico 2000 (Microdados da amostra)

Conclusão

A composição dos imigrantes originários do Cone Sul, das duas últimas décadas prévias ao Censo Demográfico 2000, caracterizou-se pelo incre-mento na proporção dos homens e mulheres naturais do Paraguai e da Bolívia e pelo declínio da participação relativa dos argentinos, chilenos e uruguaios.

Esta mudança na composição foi paralela a alterações na localização e na qualificação dos migrantes. Diferentes indicadores assinalam a pre-ferência crescente dos imigrantes de países de Cone Sul pelos estados de fronteira e secundariamente, pelo estado de São Paulo, embora este esta-do ainda concentrasse, no ano 2000, a maior parte da população nascida na Argentina, Bolívia e Chile.

Detectou-se acentuado envelhecimento das populações originárias da Argentina, do Chile e do Uruguai e o menor envelhecimento dos natu-rais da Bolívia e do Paraguai, propiciado pela incorporação de migrantes recentes.

Há indícios de modificações do perfil educacional e ocupacional expe-rimentado ao longo da última década, por cada um dos grupos analisados. A menor instrução e a concentração em ocupações menos qualificadas, observada entre os imigrantes mais recentes, poderia estar associadas à generalização de condutas emigratórias entre pessoas de instrução média da Argentina e média e baixa da Bolívia e do Uruguai. A menor quali-ficação dos imigrantes recentes, naturais da Bolívia e Paraguai, poderia, também, estar relacionada à reorientação para o Brasil dos emigrantes

Page 213: Panorama actual de las migraciones en América Latina

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

desses países que antes se dirigiam para a Argentina. Entre os naturais da Bolívia e do Uruguai o menor nível educacional das coortes mais recentes expressa-se na polarização acentuada do estoque de imigrantes destes países.

Nos Estados Unidos, tem-se destacado a crescente dualidade dos fluxos migratórios, em termos da qualificação das pessoas envolvidas, já que aquele país, além de ser o principal destino dos migrantes altamente qualificados, recebe, também, pessoas com qualificação muito baixa, que tendem a inserir-se nos segmentos de pior remuneração do mercado de trabalho. A construção dos perfis migratórios a partir de uma abordagem multidimensional permite ver que a dualidade dos migrantes internacio-nais residentes nos Estados Unidos está presente, também, entre os mi-grantes originários dos países do Cone Sul, residentes no Brasil

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Anexo 2: Os perfis dos municípios

As variáveis foram categorizadas em quartis e quintis. O nível de cada variável (muito alto, alto, médio, baixo, muito baixo) foi determinado arbitrariamente, após considerar a sua distribuição. A seguir, descre-vem-se as características dos perfis puros de municípios. Os valores entre parêntesis referem-se aos pontos de corte dos quintis e quartis.

Perfil 1 (Municípios com alto potencial humano)

• Densidade demográfica: média (25 hab x km2 a 49,9 hab x km2)• Grau de urbanização do município: muito alto (mais de 91,8%)• Porcentagem de domicílios com conexão de água potável: alta (mais de

86,2% e entre 72,2 e 86,2%)• Porcentagem de domicílios com conexão a esgoto: alta (mais de 79,1%)

e média (entre 45% e 79,1%)• Porcentagem de domicílios com banheiro: muito alta (mais de 97,9% e

entre 96,5 e 97%)• Porcentagem de domicílios com coleta de lixo: muito alta (mais de

89,7%) e alta (entre 75,1% e 89,5%)• Porcentagem de domicílios com luz elétrica: muito alta (mais de 98,1%

) alta (entre 96,5% e 98,1%)• Número de televisores por domicílio no município: muito alto (mais de

113%)• Porcentagem de domicílios com telefone: média (entre 25,8% e 38,7%

e mais de 38% dos domicílios)• Índice de desenvolvimento humano do município: mais de 0,8• Porcentagem de chefes alfabetizados: alto (mais de 92%)

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Uma caracterização dos imigrantes nascidos em países do Cone Sul

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1980

1991

2000

1980

1991

2000

1980

1991

2000

1980

1991

2000

1980

1991

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1980

1991

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Sala, Magno, Cerqueira, Junqueira

Perfil 2 (Municípios de baixo potencial humano)

• Densidade demográfica: muito baixa (entre 10,1 e 25,5 hab x km2) e muito alta (mais de 172,8 hab x km2)

• Grau de urbanização do município: muito baixo (menos de 54,6 %)• Porcentagem de domicílios com conexão de água potável: baixa (menos

de 72,2%)• Porcentagem de domicílios com conexão a esgoto: muito baixa (menos

de 9,5%) e• Média (entre 9,5 e 45%)• Porcentagem de domicílios com banheiro: baixa (menos de 90,7%) e

média (entre 90,7 e 96,2 domicílios com banheiro)• Porcentagem de domicílios com coleta de lixo: baixa (menos de 9,5%)• Porcentagem de domicílios com luz elétrica: média (menos de 90,3%) e

alta (entre 90,3% e 96,5%)• Número de televisores por domicílio no município: alto (menos de

91%)• Porcentagem de domicílios com telefone: baixa (menos de 15%) e mé-

dia baixa (entre 15,3 e 25,8%)• Índice de desenvolvimento humano do município: menos de 0,8• Porcentagem de chefes alfabetizados: média (entre 78,5% e 84,0% ou

menos de 88,5%)