Paula D. Salgado. La Industria de La Súper Explotación Laboral. El Dipló. Edición Nro 194....

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El Dipló: La industria de la súper explotación laboral 1/2 30-07-2015 23:22:56 Por Paula D. Salgado* - 1 - Edición Nro 194 - Agosto de 2015 Edición Nro 194 - Agosto de 2015 TRABAJO ESCLAVO EN EL SIGLO XXI La industria de la súper explotación laboral Por Paula D. Salgado* ecientemente el incendio de un taller de confección en el barrio de Flores se llevó la vida de dos niños que estaban encerrados bajo llave, reproduciendo un episodio ocurrido en 2006 que se cobró seis víctimas. La tragedia puso de relieve la magnitud de la súper explotación laboral en la rama textil, que involucra a cientos de familias. Esta problemática se transforma en noticia sólo a partir de estos accidentes y es entonces cuando aparece en el discurso político, mientras que vuelve a ser silenciada fuertemente en época de elecciones. A casi una década de distancia, la similitud informa tanto de la persistencia de esta forma de explotación, como de la connivencia estatal y sindical, evidente en su casi inacción. La industria de la indumentaria es un caso paradigmático de los impactos de la remodelación estructural del capitalismo sobre el mercado de trabajo y las relaciones de súper explotación laboral a la que se encuentran sometidos amplios sectores de la población trabajadora a escala internacional. Tradicionalmente el trabajo a domicilio representa un porcentaje significativo en la rama, propiciado por los bajos requisitos en cuanto a escala, calificación y maquinaria, carácter que permite su ocultamiento en viviendas, al que se suma el camuflaje impositivo posible por la dualidad doméstico-industrial de las máquinas. Las últimas décadas se caracterizaron por la proliferación de marcas –a cargo de diseñar, planificar, controlar, etc.– y la tercerización de gran parte de la confección fabril a talleres. La expansión posterior a la crisis de 2001 acentuó esta polaridad y la atomización de talleres fue acompañada por el surgimiento de intermediarios, menoscabando aun más el poder de negociación de los trabajadores. Ariel Lieutier estima que mientras que la marca se apropia del 20% del precio de venta minorista, los trabajadores reciben apenas un 1,8% (1). Los talleres comprenden un amplio espectro de registro. En el extremo formal están los que cumplen lo establecido por la Ley 12.713 de Trabajo a Domicilio. La misma presume el lazo solidario con la marca y por esto representa una valiosa herramienta de protección laboral –vínculo que el Poder Ejecutivo nacional intentó modificar en 2008 para desvincular a las marcas de su responsabilidad patronal–. Entre los que carecen de registro se distinguen con claridad aquellos en que la confección es una estrategia de subsistencia del hogar de los que emplean a personas en condición de reducción a la servidumbre, reclutadas y trasladadas a través de redes de trata de personas. A estos últimos se refiere el periodismo: año a año se evidencia que nada cambia. La migración tiene un rol constitutivo en la instalación de relaciones de súper explotación laboral. Acorde a la Encuesta Anual de Hogares de la Ciudad de Buenos Aires (2), entre 2004 y 2013 más de la mitad de los asalariados no contaba con registro laboral; y el 40% en promedio trabajaba más de 49 horas semanales y tenía ingresos inferiores al salario mínimo. Estas tendencias se profundizan para el conjunto migrante: en 2013 el 82% no estaba registrado, la sobreexplotación horaria ascendía al 44% y el 55% ganó por debajo del salario mínimo.

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Por Paula D. Salgado* - 1 - Edición Nro 194 - Agosto de 2015

Edición Nro 194 - Agosto de 2015TRABAJO ESCLAVO EN EL SIGLO XXI

La industria de la súper explotaciónlaboralPor Paula D. Salgado*

ecientemente el incendio de un taller de confección en el barrio de Flores se llevó la vida de dos niños que estabanencerrados bajo llave, reproduciendo un episodio ocurrido en 2006 que se cobró seis víctimas. La tragedia puso derelieve la magnitud de la súper explotación laboral en la rama textil, que involucra a cientos de familias. Estaproblemática se transforma en noticia sólo a partir de estos accidentes y es entonces cuando aparece en el discursopolítico, mientras que vuelve a ser silenciada fuertemente en época de elecciones. A casi una década de distancia, lasimilitud informa tanto de la persistencia de esta forma de explotación, como de la connivencia estatal y sindical,evidente en su casi inacción.

La industria de la indumentaria es un caso paradigmático de los impactos de la remodelación estructural delcapitalismo sobre el mercado de trabajo y las relaciones de súper explotación laboral a la que se encuentran sometidosamplios sectores de la población trabajadora a escala internacional. Tradicionalmente el trabajo a domicilio representaun porcentaje significativo en la rama, propiciado por los bajos requisitos en cuanto a escala, calificación y maquinaria,carácter que permite su ocultamiento en viviendas, al que se suma el camuflaje impositivo posible por la dualidaddoméstico-industrial de las máquinas.

Las últimas décadas se caracterizaron por la proliferación de marcas –a cargo de diseñar, planificar, controlar, etc.– y latercerización de gran parte de la confección fabril a talleres. La expansión posterior a la crisis de 2001 acentuó estapolaridad y la atomización de talleres fue acompañada por el surgimiento de intermediarios, menoscabando aun más elpoder de negociación de los trabajadores. Ariel Lieutier estima que mientras que la marca se apropia del 20% delprecio de venta minorista, los trabajadores reciben apenas un 1,8% (1).

Los talleres comprenden un amplio espectro de registro. En el extremo formal están los que cumplen lo establecido porla Ley 12.713 de Trabajo a Domicilio. La misma presume el lazo solidario con la marca y por esto representa unavaliosa herramienta de protección laboral –vínculo que el Poder Ejecutivo nacional intentó modificar en 2008 paradesvincular a las marcas de su responsabilidad patronal–. Entre los que carecen de registro se distinguen con claridadaquellos en que la confección es una estrategia de subsistencia del hogar de los que emplean a personas en condiciónde reducción a la servidumbre, reclutadas y trasladadas a través de redes de trata de personas. A estos últimos se refiereel periodismo: año a año se evidencia que nada cambia.

La migración tiene un rol constitutivo en la instalación de relaciones de súper explotación laboral. Acorde a laEncuesta Anual de Hogares de la Ciudad de Buenos Aires (2), entre 2004 y 2013 más de la mitad de los asalariados nocontaba con registro laboral; y el 40% en promedio trabajaba más de 49 horas semanales y tenía ingresos inferiores alsalario mínimo. Estas tendencias se profundizan para el conjunto migrante: en 2013 el 82% no estaba registrado, lasobreexplotación horaria ascendía al 44% y el 55% ganó por debajo del salario mínimo.

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Por Paula D. Salgado* - 2 - Edición Nro 194 - Agosto de 2015

El elevado nivel de súper explotación en la rama, presente incluso entre quienes no son víctimas de trata, da cuenta deldisciplinamiento al conjunto y del establecimiento de relaciones de producción que, lejos de la excepcionalidad,marcan la norma.

1 Véase Ariel Lieutier, Esclavos, Retórica, 2010.

2. http://www.buenosaires.gob.ar/

* Socióloga. Integrante del proyecto de investigación Trabajo y migración: más allá de la precariedad dirigido porJorge Carpio, CEIPSU-UNTREF.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur