Penge Walter Agrocombustibles y Agroalimentos - 11

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Nafta gasoil y todas esas cosas que atentan contra la muchachada los fines de semana cuando el boliche queda muy lejos de casa.

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  • Resumen

    El modelo econmicamente exitoso de la agricultura industrial que actualmente est en ex-pansin en la Argentina, lleva por otro lado, a cambios sociales, econmicos, ambientales y logs-ticos profundos que restringen seriamente la sostenibilidad de los sistemas rurales, urbanos y ambientales. La transformacin de actividades, la llegada de nuevas tecnologas y organizaciones con grandes capacidades financieras y tecnolgicas, el desplazamiento de cientos de miles de agricultores de pequea y mediana escala y su reasignacin a nuevas funciones productivas no slo estn afectando la sostenibilidad social del sector rural, sino tambin las periferias urbanas y periurbanas de pueblos y ciudades localizadas en la Llanura Chaco-pampeana. Ahora, la pro-duccin de agrocombustibles como respuesta a la demanda global internacional promover an ms la degradacin ecolgica y social, la cual Argentina ha estado enfrentando desde el inicio de la dcada de 1990. En trminos de la economa ecolgica, las externalidades se deberan incluir en los costos de las compaas, y no slo los costos econmicos fijos y variables vinculados a la produccin.

    Palabras clave: Agrocombustibles, soja, cultivos transgnicos, externalidades, economa eco-lgica

    Summary

    Agrofuels and agrifoods: counting the externalities facing the first crossroads at the beginning of XXI Century

    The economically successful model of industrial agriculture that is currently expanding throug-hout Argentina is leading by other hand, to deep social, economic, environmental and logistical changes that are seriously restricting the sustainability of the rural, urban and environmental sys-tems. The transformation of activities, the arrival of new technologies, the arrival of organizations with large financial and technological capabilities, the displacement of hundreds of thousands of small and medium farmers and their reallocation to new productive functions are not only impacting the social sustainability of the rural sector, but are affecting the urban communal plots of villages and towns located on the Chacopampeana Plain. Agrofuels in terms of a response of the country to the international global demand, are a new issue that only will promote the eco-logical and social depletion that Argentina is facing from the beginning of the nineties. Agrofuels production has been rising in the last ten years at a high rate. Argentina, as part of the big crop producers is being seen with a great potential to contribute with high volumes of biofuels. In terms of ecological economics point of view, those costs called externalities, must to be included in the accounts of the companies.

    Key words: Agrofuels, soybean, transgenic crops, externalities, ecological economics.

    AGROCOMBUSTIBLES Y AGROALIMENTOS. CONSIDERANDO LAS EXTERNALIDADES DE LA MAYOR ENCRUCIJADA DEL SIGLO XXI

    Walter A PengueUniversidad Nacional de General Sarmiento, 1613, J.M.Gutierrez y

    J.L.Sarez, Buenos Aires, Argentina; e-mail: [email protected]

    Una intensificacin del modelo agrcola y la demanda de agrocombustibles

    Argentina casi ha triplicado su produccin agrcola, pero tambin ha perdido, en igual proporcin, agricul-tores y lo mejor de su medio ambiente natural. Hay dos factores principales que promueven la expansin de la

    produccin de maz y soja: cereales y alimentos en el mercado global para alimentar animales (cerdos y pe-ces) y la nueva demanda de exportacin de biocombus-tible.

    La produccin de soja se increment en proporcio-nes sin precedentes, con cultivos que aumentaron de un rea de 38.000 hectreas en 1970 a ms de 16 mi-

    Agroecologa 4: 79-89, 2009

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  • 80 Agroecologa 4

    llones de hectreas hoy en da (Fig. 1). Aproximadamen-te el 70 % de la soja cosechada se convierte en plantas procesadoras de aceite, la mayora de la cual se exporta, representando el 81% del aceite de soja exportado en el mundo y el 36 % de alimento de soja.

    El rea total cultivada en Argentina es cuatro veces el rea cultivada con maz, y las tendencias muestran que los cultivos de soja y maz aumentarn, desplazando a otras cosechas, como el girasol y el sorgo, en la principal rea rural de produccin en la Pampa, Argentina.

    El grado del desplazamiento de cosechas es alarman-te. Si comparamos los 10 aos pasados de la produccin de las principales cosechas de verano (sorgo, maz, gira-sol, algodn, arroz y soja) entre 1995/1996 y 2007/2008, el rea de cultivos de sorgo aument en 159.320 hec-treas y de maz en 597.450 hectreas, mientras que la produccin de girasol, algodn, y arroz disminuy en 750.600, 679.800, y 27.400 hectreas, respectivamente. La produccin de soja se aument a 10597.845 hect-reas de 1996/1997 a 2007/2008. En 1996, se dio la prime-ra cosecha transgnica, soja RR. Para el 2008, toda la soja que se produca en Argentina era transgnica.

    El aumento de la produccin de agrocombustibles1 ha estado incrementndose durante los ltimos 10 aos en un porcentaje alto, asociado a la creciente produccin de soja. Argentina tiene un esquema que regula y promue-ve la produccin y uso de agrocombustibles desde 2007 (Carballo et al. 2008). La ley decreta el uso de agrocom-bustibles en el 2010, con una mezcla obligatoria del 5 % de etanol en la gasolina y el 5 % de biodiesel en el gasoil. Se estima que para cumplir con la ley de biocombustibles (No 26093), que entrar en vigencia en Febrero de 2010, se necesitar un volumen de aproximadamente 700 mi-llones de litros de biodiesel y 250 millones de litros de etanol (Carballo et al. 2008). Esto lleva a una demanda de 717.000 m2 para el consumo interno, que exige un aumen-to del rea de produccin de soja en 1.400.000 has. Esto es aproximadamente el 9 % del rea sembrada de soja en el pas para el ao 2007/2008. Slo para el primer ao de implementacin de la ley, Argentina necesitar 100.000 de toneladas de biodiesel, que representan 3500.000 to-neladas mtricas de soja (el 9 %). Para obtener 152.000 toneladas de bioetanol, se necesitarn 106.000 hectreas

    1 Llamamos agrocombustibles a toda la biomasa que sale directamente de la cosecha primaria que podra utilizarse tanto para la produccin de alimentos (soja, maz) como de energa. Pero puede haber mucha competencia para esta fuente, lo cual sera una amenaza para la seguridad alimentaria. Los biocombustibles se ven aqu como bio-masa de segunda generacin, que podra usarse para pro-ducir energa sin la competencia entre las dos industrias. El biocombustible se define como el combustible slido, lquido, o gaseoso extrado del material biolgico reciente y se distingue de los combustibles fsiles, que se sacan del material biolgico muerto hace mucho tiempo. Terica-mente, los biocombustibles se pueden producir de cual-quier fuente de carbono (biolgico).

    de maz (el 3.2 % del rea actual) y 550.000 toneladas m-tricas de soja (el 2.8 %).

    Los agrocombustibles son un nuevo componente importante de la intensificacin agroindustrial. Argen-tina est enfrentando una revolucin en trminos de adopcin tecnolgica. La llegada del sistema de siem-bra directa, vinculado a la soja transgnica y su herbici-da asociado (el glifosato) significa que ms soja podr sembrarse (Dalgaard et al. 2007), y el mercado interna-cional promueve esto en un grado inimaginable.

    La combinacin de estas dos tcnicas increment el ni-vel de la agricultura intensiva para de exportacin. El obje-tivo principal es competir en el mercado mundial agrcola. Esto no es una tarea fcil ya que la subvencin a la agricul-tura recibida en muchos pases, particularmente europeos, Japn y otros, a menudo, distorsiona el mercado.

    Sin embargo ahora, mientras todava nos esforzamos por manejar este crecimiento desigual, el pas enfren-ta un nuevo dilema ms potente: el abastecimiento de materias primas tiene que aumentarse adicionalmente, ampliando las fronteras rurales mucho ms all de cual-quier lmite racional. La demanda de bioenerga ha afec-tado el escenario de los alimentos y la energa a nivel regional y global, y tiene un fuerte impacto econmico. Esto probablemente llevar a una situacin donde mi-llones de toneladas de alimentos sern usados para su-plir la voracidad de energa no sostenible de economas sobre-desarrolladas, empeorando as la desigualdad global que ya existe entre la mayora de los miembros de la especie humana.

    En el 2007, Argentina export 300.000 toneladas m-tricas de biodiesel, de las cuales el 75 % fue a los Estados Unidos y el 25 % directamente a la Unin Europea. A principios del 2008, haba ocho compaas que expor-taban biodiesel, con una capacidad de produccin de aproximadamente 600.000 toneladas al ao. En 2008, siete plantas ms empezaron operaciones. Para princi-pios de 2009, se calculaba una produccin de biodiesel de aproximadamente 1.1 millones de toneladas.

    No es un asunto sin importancia decidir si hay que inyectar nuestros alimentos en los tanques de combus-tible de 800 millones de vehculos o si hay que hacerlos ms accesibles a los estmagos hambrientos de 2 mil

    Figura 1: Evolucin del rea cultivada (hectreas 1000) en Argentina

    2.000

    4.000

    6.000

    8.000

    10.000

    12.000

    14.000

    16.000

    18.000

    96/97 97/98 98/99 99/00 00/01 01/02 02/03 03/04 04/05 05/06 06/07 07/08

    soja maz girasol

    Sorgo grafnfero

  • 81Agrocombustibles y agroalimentos. Considerando las externalidades de la mayor

    millones de seres humanos. No es un asunto econmico, ni tampoco tecnolgico, es simplemente una cuestin tica, que ni la sociedad global ni los gobiernos exami-nan en la manera relevante y justa que ella merece.

    La biomasa es una alternativa muy interesante para la produccin de combustible, si no proviene de las cose-chas. La biomasa puede venir de los residuos del sector urbano y rural, la industria maderera, la industria alimen-taria, y otras fuentes. Hasta ahora, el mundo no est real-mente preparado para producir la energa de cosechas, a no ser que se ignoren las consideraciones ambientales y sociales de esta decisin. La caa de azcar es actualmen-te la principal materia prima para la produccin de etanol en Argentina. Adems de esto, tambin hay un inters en el uso de sorgo para la produccin de etanol. All existen aproximadamente de 15 a 16 productores de pequea escala de bioetanol que sirven a las industrias de bebidas, alimentos y farmacuticas. El proyecto BIOFAA2 ha sido diseado para asistir a agricultores de pequea y media-na escala que desean producir su propio combustible de aceite de semilla de canola o de soja.

    Externalidades de la demanda de agrocombustibles

    Hay muchas externalidades negativas (tambin lla-madas costos externos o deseconomas externas) re-lacionadas con las consecuencias ambientales de pro-duccin y uso de los recursos naturales, tales como la sobreexplotacin, la destruccin de hbitats, o la acu-mulacin de contaminantes que afectan el ambiente y la sociedad.

    stos son costos directos que el sector privado no re-conoce pero que afectan la sociedad entera. Las externa-lidades tienen que incorporarse al costo privado de las compaas (Tabla 1), pero si se incorporan, el costo de produccin estara por encima de los ingresos de estas compaas. Por consiguiente, las externalidades no se es-tn poniendo en prctica en el modelo de agricultura ac-tual y los resultados de este fracaso son bien conocidos: la sobreexplotacin de la naturaleza prstina, y la contami-nacin y degradacin de los agroecosistemas del mundo.

    Tabla 1: Externalidades.

    Costo social= Costo privado + Externalidad

    La Economa Ambiental (Pearce 1976, Turner et al. 1993) es el estudio de vas de incorporar externalidades a los gastos de las compaas; David Pearce y otros eco-nomistas han estado promoviendo esto durante dca-das. Pero todo esto se ha hecho bajo la utilizacin de un mtodo de anlisis monocriterial, llamado anlisis cre-

    2 BIOFAA Es un proyecto manejado por la Federacin Agra-ria Argentina, una organizacin que defiende los intereses de los agricultores de pequea y mediana escala (www.iade.org.ar/modules/not-icias/article.php? storyid=2235).

    matstico (donde prima solo el valor monetario). La eco-noma ecolgica (Costanza et al. 1997) tiene esta condi-cin en cuenta, pero ampla el enfoque de los diferentes modos de valoracin, de manera que incluyan no slo consideraciones econmicas sino tambin que tengan en cuenta otras cuestiones como el metabolismo social y los indicadores biofsicos (nutrientes, suelo virtual, agua virtual3, HANPP4), las tendencias de consumo de energa, la degradacin natural, y la contaminacin.

    Por lo general, el productor que crea la externalidad no incorpora los efectos de las externalidades en sus propios clculos. Los productores estn interesados en la maximizacin de sus propios beneficios. Ellos slo tendrn en cuenta su propio costo privado y sus propios beneficios privados, haciendo caso omiso a los costos sociales.

    Pero, desde el punto de vista de la economa ecol-gica, las externalidades no se consideran en trminos del dinero o costos solamente. Para entender el agota-miento ambiental, es ms til estudiar la situacin de los indicadores biofsicos, el metabolismo natural y rural y sus tendencias.

    No es posible encontrar una solucin para la degra-dacin ecolgica global si no hay ninguna restriccin en las demandas de energa y la expansin econmica. Una parte del mundo trata de producir agrocombustibles, en especial los pases en va de desarrollo, y las tierras para producir estas nuevas cosechas de energa (soja, palma, maz) se obtienen a travs del desplazamiento de otros cultivos. La produccin de Agrocombustibles en pases como Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia, y va-rios pases de Centroamrica tiene un impacto enorme, no slo en trminos de transformaciones agronmicas sino tambin en trminos de los siguientes problemas ecolgicos:

    Aumentodedeforestacin Reduccindenutrientes Prdidadebiodiversidad Prdidadelpaisaje Aumentoderiesgosdecontaminacinambiental Prdidadeaguavirtual

    Aumento de la deforestacin

    Uno de los argumentos a favor de la agricultura in-dustrial es el siguiente: Desde mediados de los noventa, se afirmaba que la implementacin de nuevas tecno-logas, como los cultivos transgnicos, aumentaran la productividad y detendran la expansin agrcola en

    3 El agua virtual es la cantidad total de agua necesaria para la produccin de un alimento o producto que luego se ex-porta.

    4 Apropiacin Primaria Neta de los productos de la fotosn-tesis por parte de la Humanidad (HANPP, sigla en ingls de Human Appropriation of Net Primary Productivity).

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  • 82 Agroecologa 4

    reas prstinas. Esto no ha pasado en ninguno de los pa-ses que comenzaron a producir cultivos transgnicos.

    En los ltimos 5 aos, en pases como Argentina o Brasil, los nuevos eventos transgnicos (soja y maz) son la punta de lanza tecnolgica que facilita la expansin del modelo agroenergtico.

    Tampoco se ha considerado cmo esta continua de-manda de nueva tierra en Argentina, Brasil, y Paraguay ha hecho que masas forestales enteras pasen a agricul-tura, posibilitando con esto, debido a la deforestacin intensa, la extraccin y quema de materia orgnica del suelo y una enorme cantidad de gases de invernadero. Slo en la regin Chaquea, la adicin de 3.000.000 de nuevas hectreas de cosechas (maz, soja, girasol, colza, poroto y jatropha) se est considerando.

    Los ndices de deforestacin en algunas regiones de Argentina son similares o ms altos que los de frica (Fig. 2). Los estados como Santiago del Estero, Santa Fe o Misiones tienen ndices muy altos de deforestacin. Una nueva ley que entr en rigor en el 2008 para tratar de detener la deforestacin no est sirviendo, por la falta de un control adecuado a nivel del territorio. Mientras tanto, se ha adoptado otra ley para promover la produc-cin de biocombustibles en el pas.

    PAIS/REGIN/PROVINCIATASA ANUAL DE

    DEFORESTACINMundo - 0,23 %frica - 0,78 %Sud Amrica (1999/2000) - 0,44 %Sud Amrica (2000/2005) - 0,50 %Argentina - 0,85 %Santiago del Estero - 1,18 %Santa Fe - 0,95 %Chaco - 0,57 %Misiones - 1,33 %Yungas - 0,32 %

    Figura 2. Porcentajes de deforestacin en Argentina. Fuente: Menndez (2007), Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Argentina.

    La tierra cultivable se hace ms escasa ao tras ao (FAO 1995). La tierra disponible es sobreexplotada con modelos de produccin que son insostenibles. La cali-dad de la nueva tierra adicionada disminuye cada da, y rpidamente se agota por procesos cada vez ms ero-sivos.

    En Las Pampas, la principal rea agrcola para la pro-duccin de alimentos en Argentina que cubre alrededor de 55.000.000 de hectreas, ya no hay ms terreno rural para producir cosechas, incluyendo la tierra que ha sido histricamente usada en un sistema de rotacin agrco-lo-ganadera. Durante los ltimos 10 aos esta tierra ha sido desplazada por tierra agrcola permanente (agri-culturizacin). ste es un proceso muy importante que

    no slo cambia el paisaje de la Pampa sino que tambin pone en peligro el equilibrio de nutrientes.

    Otro proceso muy importante que Argentina est en-frentando ahora es la pampeanizacin (Pengue 2005b). La pampeanizacin se refiere a la aplicacin del modelo rural, econmico, financiero y agronmico especfico de la Pampa a aquellas regiones ecolgicas del norte de Argentina y el centro de Sudamrica, que no son simila-res a la Pampa. El proceso lo est promoviendo la actual disposicin de tecnologa (cultivos transgnicos adap-tados a las condiciones ambientales y sin labranza) y las nuevas demandas de agrocombustibles. La transforma-cin del paisaje del medioambiente del norte del pas es muy significativa (Pengue 2008). La deforestacin en el norte de Argentina (Pengue 2005a) implica la prdida de la biodiversidad, la liberacin de gases de inverna-dero, y la prdida de nutrientes (Fig. 3). La tierra que ha sido recin transformada al norte del pas durante los ltimos aos suma 2.200.000 hectreas

    Incremento de los riesgos ambientales y sociales

    La agricultura industrial (Pengue 2005b) que est en expansin en toda Amrica Latina corroe otros proce-sos de produccin y desplaza cientos de alternativas que son eficaces para el consumo local y regional, las cuales tambin estn prcticamente amenazadas hoy.

    Actualmente, la discusin sobre la prdida de la so-berana alimentaria y en el acceso a una dieta suficiente y equilibrada pone en peligro las economas agrarias de pases como Argentina, que podra duplicar fcilmen-te su produccin diversificada en vez de concentrarse en el monocultivo de soja, que actualmente da cuenta del 50 % de la produccin de cereales, y ha desplazado otros productos como la leche, ganado, frutas, verduras y cereales; y prcticamente los ponen en riesgos de des-aparecer.

    Otro problema relacionado con el precio de los ali-mentos es que si los precios del producto siguen ele-vndose (maz, soja, y muchos otros), las industrias

    Figura 3. Deforestacin y siembra de soja transgnica en el norte de Argentina (Las Lajitas, Salta).

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  • 83Agrocombustibles y agroalimentos. Considerando las externalidades de la mayor

    competirn para obtenerlos (como es ya el caso de las agroindustrias de alimentos y energa) dejando final-mente a gran parte de la poblacin sin acceso a los ali-mentos.

    Adems, los modelos intensivos de produccin agr-cola han aplastado los modelos de la agricultura fa-miliar (Pengue 2008), que eran los que producan una variedad ms grande de productos dirigidos al rpido consumo de la poblacin local. Debemos recordar que ste ltimo, es el modo como se producen ms del 50 % de los alimentos en Amrica Latina.

    En Amrica Latina, dos tercios de la poblacin, es de-cir aproximadamente 400 millones de seres humanos, no tienen acceso regular a los alimentos. Un presidente de la regin recientemente prometi tres comidas ca-lientes al da para toda la poblacin. Aquel presidente no saba que en ese preciso momento literalmente no haba suficiente comida en el territorio del pas, porque l o ella haban orientado el pas exclusivamente hacia las exportaciones de productos. La tierra es escasa e in-dependientemente del destino que le demos estar es-trechamente ligado al destino de nuestras propias na-ciones. En Brasil, este modelo todava puede ampliarse, aunque obviamente a un costo ambiental, pero en otros pases de la regin, ste ya no es el caso (p.ej, Argentina).

    El dilema de eleccin entre biocombustibles o comida es una realidad en Argentina. Hay un lmite de tierra dis-ponible (Pengue 2008), y ningn aumento de la produc-tividad de las cosechas puede cambiar este hecho. Hay una seria desigualdad entre un destino y otro, y esto debe revisarse de una manera integral ms que parcialmente.

    H. T. Odum y E. Odum lo declararon claramente, di-ciendo que el mundo no puede seguir cultivando, consumiendo energa, y dependiendo de este modelo (Odum y Odum 2001). Nicholas Georgescu Roegen5, el padre de los economistas ecolgicos, declar (de una forma que nos hizo entender la importancia de la ener-ga en el sistema alimentario) que no existe nada como eso de una comida gratis.

    Prdida de biodiversidad y prdida cultural

    Los recursos naturales y humanos de Amrica Latina podran sostener su propio desarrollo a largo plazo. Un 23% de su tierra es apta para la agricultura, y otro 23% es selva tropical (casi la mitad de las selvas tropicales del mundo estn en Amrica Latina). Un 13% del rea son pastizales, y la regin tiene el 31% del agua dulce disponible del planeta (Morello 1983). Adems, ste es el hogar de ricas reservas de energa renovable y no re-novable, y es la regin ms rica del planeta en trminos de biodiversidad.

    5 The Entropy Law and the Economic Process (1971). Las afir-maciones de Georgescu-Roegen, entre otros, consistan en que una economa enfrenta un lmite de crecimiento, para lo cual l invoc la Segunda Ley de la Termodinmica.

    De los 12 llamados pases de megadiversidad, 5 estn en Amrica Central y Amrica del Sur: Mxico, Colombia, Ecuador, Per, y Brasil. Sin embargo, esa riqueza no ha creado la calidad de vida o ambiental que los pueblos de Amrica Latina deberan tener. Esto se debe a que los gobiernos se han concentrado en un modelo de de-sarrollo defectuoso que ha excluido a la mayora de la gente, sobre todo durante los ltimos 30 aos.

    Argentina es un pas de diversidad media con impor-tantes especies endmicas (Astronium balansae, Schi-nopsis balansae, Prosopis kuntzei, Tabebuia avellanedae, Caesalpinia paraguariensis, Patagonula americana), que estn en el peligro en el nordeste y el occidente del pas.

    Con ms de 1 milln de kilmetros cuadrados de ta-mao, el Gran Parque Chaqueo es el segundo ecosis-tema ms grande en el continente americano, despus del Amazonas. Atraviesa cuatro pases: Argentina, Para-guay, Bolivia, y Brasil; es una de las reas con la biodiver-sidad ms rica de la Tierra.

    El Chaco (Morello 1983) es una enorme llanura de bosque seco, sabana, y formado de sedimentos de las cuestas orientales de los Andes. Aproximadamente 630.000 km2 (Naumann y Madariaga 2003) o cerca del 60% de la regin est en Argentina.

    La parte occidental del Chaco es la ms seca y cae dentro de las zonas ridas y semiridas. La vegetacin del Chaco occidental consiste montes bajos con un denso nivel de plantas bajas y gramneas. La parte del Este del Chaco se considera seca, sub-hmeda y se ca-racteriza por bosques que se mezclan con la sabana (Morello y Hortt 1987).

    Los bosques se conocen comnmente por los pro-ductos que proporcionan: madera, lea, forraje, y otros no madereros. Menos comnmente conocido es el he-cho que los bosques tambin proporcionan una canti-dad crucial de servicios ambientales muy tiles para la sociedad, pero cuyo valor en trminos econmicos (mo-netarios) es muy bajo.

    El papel del bosque en absorber el carbono de la atmsfera, proteger las cabeceras de las vertientes de agua, conservar la biodiversidad y los bancos de genes para futuras generaciones, proveer la belleza paisajsti-ca, la regulacin del ciclo del agua y el clima, la forma-cin de suelo, el reciclaje de nutrientes, y la polinizacin de plantas deben considerarse no slo en trminos econmicos sino tambin en trminos de los servicios brindados a los seres humanos.

    En Argentina no hay ms tierra agrcola apta para ser cultivada. Las nuevas tierras, como aquellas de las fronte-ras agrcolas de la regin del Chaco, son reas ricas. Estas reas deberan ser valoradas por su riqueza total; su valor incluye el valor econmico as como el valor ecolgico y social relacionado con la biodiversidad y la conservacin. stas son tierras agrcolas potenciales (con limitaciones), pero con ms importancia para la biodiversidad y la con-servacin en trminos de servicios ambientales.

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  • 84 Agroecologa 4

    Aproximadamente 4 millones de personas viven en el bosque del Chaco, la mayora son indgenas que de-pende de la comida y el agua del bosque. La prdida de los recursos del bosque afecta no slo la dieta de la poblacin local, sino tambin su sustento.

    Muchas variedades de preciosos rboles de quebra-cho (Schinopsis balanzae, Aspidosperma quebracho blan-co) crecen en los bosques del Chaco, como el quebracho, que se ha usado para hacer los durmientes de los ferro-carriles, alrededor del mundo durante los ltimos 100 aos. Cuando se limpian los bosques para hacer planta-ciones de soja, estos rboles a menudo son quemados o ilegalmente vendidos. Esto lleva a prdidas econmicas enormes. El bosque del Chaco es el hogar del armadillo gigante, que est en peligro de extincin. Cuando estos bosques son destruidos, matan a cualquier animal que se atraviese al paso de la excavadora. Los armadillos y otros mamferos ms pequeos son con frecuencia quemados junto con los pilas de rboles derribados a lo largo de los espacios recin deforestados.

    El quebracho es un rbol endmico originario del Chaco y cuando los cortadores destruyen este rbol, destruyen un ecosistema entero que proporcion ser-vicios ambientales durante centurias.

    Los bosques secos del Chaco proporcionan una gran variedad de servicios ambientales. Tambin la madera del quebracho rojo y blanco (Schinopsis lorentzii y Aspi-dosperma quebracho blanco) se mal utiliza en la produc-cin de carbn y extraccin de taninos. Varias especies de rboles leguminosos (P. alba y P. nigra) son importan-tes por sus vainas de semilla y madera, proporcionan-do comida para la gente y el ganado, como as tambin material para aserraderos y productos medicinales (Fer-nndez y Busso 1997).

    Varios animales del Chaco proporcionan la comida para la subsistencia de los cazadores, as como pieles para el uso comercial, incluyendo lagartos tegu (Tupi-nambis rufescens y T. teguiztin) y pecars.

    Los lagartos Tegu, que se encuentran al este de los Andes de Sudamrica, han sido tradicionalmente caza-dos como alimento, pero hoy en da tambin los estn cazando por sus pieles. Con las pieles se fabrican dife-rentes artculos de cuero, sobre todo botas vaqueras, y se comercializan internacionalmente. En la dcada de 1980 un promedio de 1.9 millones de pieles de lagarto de Sudamrica, incluyendo Argentina, se exportaban al ao de manera ilegal (principalmente a los Estados Uni-dos, Canad, Mxico, Hong Kong, Japn, y Corea (Fitzge-rald 1994).

    La gente caza tres especies de pecars por su carne y su piel. Dos especies, el pecar tajuca (Tayassu tajacu) y el pecar de labios blancos (T. pecari), son ms proliferas que el pecar del Chaco (Catagonus wagneri). La varie-dad geogrfica y poblacin mucho ms pequeos del pecar del Chaco, al igual que sus hbitos diurnos y es-trategia de defensa limitada (defender su tierra en vez

    de huir) lo han hecho mucho ms susceptible a la caza que otros pecars.

    La miel de monte es una fuente muy importan-te para los nativos, quienes la han utilizado por siglos como alimento y medicina natural. Los pesticidas y las quemas estn afectando a las abejas nativas, al igual que otras especies.

    Toda la regin del Chaco (incluso partes de Bolivia y Pa-raguay as como de Argentina) alberga 2.000 especies de plantas aproximadamente, de las cuales al menos 90 son endmicas (Noss et al. 2003); y al menos 85 especies de pe-queos mamferos, en particular el chancho pecar (Cata-gonus wagneri). El bosque de espino semirido y la estepa de la regin se consideran un hbitat favorable para este animal, con semillas de legumbre, races, y cactus los cuales son componentes importantes de su dieta (Nowak 1995).

    Los roedores tienen un alto grado de endemismo en el Chaco, incluyendo la vizcacha Chalchalera (Salinoctomys loschalchalerosorum) que se descubri hace poco, descri-to como uno de los mamferos ms raros en el mundo posiblemente, con slo dos especmenes registrados en las Salinas Grandes, Argentina (Mares et al., en Noss et al. 2003). Un nmero de especies de aves de casi 500, con va-rias endmicas. Las aves ms representativas del Chaco y regiones vecinas incluyen el mayor and (Rhea america-na), el cuervo rey (Sarcoramphus papa), el buitre de pecho negro (Geranoaetus melanoleucus), y el guila coronada (Harpyhaliaetus coronatus). Muchos de estos individuos, como los distintos tipos de roedores, serpientes, y aves son las primeras vctimas de la deforestacin.

    Las personas no estn en una mejor situacin en lo que se refiere a diversidad. La poblacin humana total para todo el Chaco se estima en 2.810.000 (Noss et al. 2003). Para Argentina solamente, la poblacin es aproxi-madamente de 2.600.000, o casi el 93 % de la poblacin de la regin. Las ciudades ms grandes en el Chaco ar-gentino son Resistencia, Formosa, y Santiago del Estero. Con ms del 75 % de la poblacin del Chaco viviendo en reas urbanas, la densidad de poblacin humana para la regin es muy baja en general; para el Chaco argen-tino, la densidad es aproximadamente 4 personas por kilmetro cuadrado (Noss e et al. 2003). La gente que vive en reas dispersas y pequeos pueblos son gene-ralmente criollos6 (campesinos) o indgenas.

    A pesar de la riqueza del Chaco en diversidad cultural y densidades de poblacin bajas, sus residentes no dis-frutan de un nivel de vida alto. En general, los Indgenas del Chaco argentino se volvieron ms sedentarios debi-do a la colonizacin y dependen del salario por el traba-jo en los ingenios azucareros, en la industria maderera y en establecimientos agropecuarios contratados como peones. La cancelacin de los servicios ecosistmicos, entre ellos los productos de la biodiversidad del Chaco ha restringido la posibilidad de mantener una existen-

    6 En Argentina, se llaman criollos a los habitantes de las pro-vincias interiores del norte y noroeste del pas.

  • 85Agrocombustibles y agroalimentos. Considerando las externalidades de la mayor

    cia bajo la obtencin del sustento tradicional a los pue-blos indgenas (Miller 1999).

    La actual demanda de la soja, sus precios en el mer-cado global, y la devaluacin de estas tierras y tierras firmes en su produccin produjeron una enorme pre-sin a toda esta gente. Los grandes agricultores de otros estados (Crdoba, Buenos Aires, Santa Fe) estn entran-do al Chaco y comprando las tierras de los indgenas, amenazando sus casas, y poniendo sus vidas mismas en riesgo (Branford 2004).

    El cambio en los servicios ecosistmicos causados por la intensa produccin de pasturas (para el gana-do) y cultivos de soja, incluyendo la modificacin en la composicin de la flora, la creciente erosin del suelo, las inundaciones en las ciudades de la cuenca (Tartagal, Santa Fe), increment la invasin de plantas exticas y facilit la transmisin de enfermedades infecciosas (Bertonatti y Corcuera 2000).

    Las bioinvasiones son una nueva consecuencia que est relacionada directamente con el sistema de mo-nocultivo de sembrar soja continuamente. La aparicin del Sorgo de Alepo (Sorghum halepense) resistentes al glifosato (SARG) en la soja RR es uno de estos resultados (Vila-Aiub et al. 2007, Olea 2008, Pengue et al. 2009).

    El aspecto de resistencia en varias malezas, que est relacionado con la agricultura industrial, es un caso de mucha importancia (Tuesca 2007), relevante en trminos econmicos y ecolgicos. La resistencia al glifosato en Sorgo de Alepo o Johnsongrass7 (Service 2007) es un re-sultado de la intensificacin en la extensin de soja trans-gnica en el norte argentino. Hasta ahora, casi 200.000 hectreas en varias partes del norte han sido invadidas por este nuevo biotipo de sorgo resistente (Fig. 4).

    El carcter de resistencia al glifosato apareci des-pus de aos de fumigar con glifosato los campos de soja. En el nordeste y el noroeste del pas, se recomen-daba a los agricultores que aumentaran la aplicacin de glifosato, incluso en combinacin con otros herbicidas, como el 2,4 D. En esta rea, el control de malezas siem-pre era ms complicado.

    Otra consecuencia de la expansin de la agricultura industrial es el aumento creciente de los herbicidas, lo que significa que los agricultores de pequea y media-na escala no pueden usar herbicidas para controlar las malezas, sin endeudarse de forma peligrosa.

    En algunos casos, la situacin es tan apremiante para los campesinos que dejan sus tierras (ya que no tienen ni el dinero para aplicar herbicidas, ni la maquinaria para el control mecnico).

    7 El Sorgo de Alepo es una maleza nociva muy invasiva con una distribucin mundial. La alta produccin de semillas y un sistema rizomatoso extenso la hace difcil de erradicar. Esta especie tiene una cantidad de efectos perjudiciales, incluyendo toxicidad para las reservas de pasto, riesgo de incendio durante el verano y exclusin competitiva de otras plantas; reduce la fertilidad del suelo, acta como anfitrin para patgenos de cosecha, y es un alrgenico conocido.

    El Sorgo de Alepo es una maleza muy prolfica que invade la tierra rpidamente, con graves consecuencias econmicas y sociales para el agricultor de pequea es-cala: migracin o desplazamiento a otras tierras (Fig. 5).

    Algunas estimaciones de cientficos expertos en ma-lezas de Argentina muestran que si el 25 % de la super-ficie rural fuera invadido por SARG (Sorgo halepense resistente al glifosato), el costo para controlar slo esta nueva maleza aumentar a $ 50,27 millones de dla-res, y si la superficie completa se viera implicada, el cos-to se elevara a $ 201 millones de dlares (Tuesca et al. 2007). Para concluir, slo una maleza es suficiente para duplicar el costo del herbicida relacionado con la soja.

    Exportacin y prdida de nutrientes

    Uno de los efectos ms importantes de la intensifica-cin de la agricultura se relaciona con la reduccin de nutrientes en el suelo. Se ha hablado a fondo de la si-tuacin en Pengue (2005b). La reduccin de la fertilidad

    Figura 4. Principales regiones de la Argentina donde se ha de-tectado la presencia de Sorgo de Alepo Resistente al Glifosato, SARG (Olea 2008).

    Figura 5. Campos invadidos por Sorghum halepense (comn) en los alrededores de Villa Angela (Provincia del Chaco, Argentina). Fuente: Pengue (2007).

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  • 86 Agroecologa 4

    del suelo en los establecimientos agrcolas es una de las causas biofsicas fundamentales de la reduccin de la produccin de alimentos per cpita, que podra afectar la estabilidad y seguridad alimentaria en varios pases de Sudamrica.

    La prctica de remover parte o todas las cosechas cultivadas en el suelo acelera la prdida de nutrientes del mismo. La remocin de las cosechas interrumpe el proceso cclico de las plantas de toma y liberacin de los nutrientes. Lamentablemente, el riesgo del stress por prdida de nutrientes en Sudamrica es muy importan-te y ms importante an que los problemas relevantes relacionados con el drenaje, la inundacin, las heladas y otras limitaciones ambientales (tabla 2).

    Ahora las cifras estn aumentando con la creciente demanda de produccin y exportacin de soja en Bra-sil y Argentina. En el caso de Argentina, la extraccin de nutrientes ms importantes es relevante, sobre todo lo que ha estado sucediendo durante los ltimos 10 aos (Fig. 6, Pengue 2006).

    El monocultivo de soja siempre ha llevado a la ero-sin, sobre todo en reas donde no es parte de una lar-ga rotacin. La prdida de suelo ha alcanzado un ritmo promedio de 16 toneladas por hectrea en el medio oeste los Estados Unidos por ao, mucho mayor que su sostenibilidad, y los niveles de prdida de suelo en Brasil y Argentina, por ao, se estiman entre 19 y 30 toneladas por hectrea dependiendo del manejo, declive y clima. Los agricultores incorrectamente creen que los sistemas de siembra directa los alejarn de la erosin. Es correcto asumir que la siembra directa puede reducir la prdida de suelo, pero con el advenimiento de la soja resisten-te al herbicida, muchos agricultores ahora cultivan en tierras que se erosionan muy fcilmente, en particular en las reas marginales. La investigacin muestra que a pesar de superficie mejorada del suelo, la erosin y los cambios negativos de la estructura del suelo todava pueden ser sustanciales en tierras de fcil erosin si la capa de maleza se reduce.

    El monocultivo de soja a gran escala est dejando los suelos del Chaco inutilizables. En reas de suelos pobres, los fertilizantes y la cal tendrn que aplicarse en grandes

    cantidades dentro de 2 aos. En Bolivia, la produccin de soja se ampla hacia el este, y en muchas reas, los suelos ya estn compactados y sufriendo una degra-dacin severa del suelo. Cien mil hectreas de suelos agotados por la soja fueron dejadas para el pasto del ganado, que a su vez degrada la tierra posteriormente (Altieri y Pengue 2006). Cuando se abandona la tierra, los agricultores se trasladan a otras reas donde otra vez siembran soja y repiten el crculo vicioso de la degrada-cin de la tierra.

    En Argentina, la monocultura intensiva de soja ha llevado a la masiva reduccin de nutrientes del suelo (Fig. 6, Pengue 2006). La continua produccin de soja ha extrado aproximadamente un milln de toneladas de nitrgeno y ms de 300.000 toneladas de fosforo al ao, que se exportan en los granos como suelo virtual. El costo estimado para reponer esta prdida de nutrien-tes con fertilizantes minerales es de $2.000 millones de dlares. Argentina pierde al ao, por externalidades no consideradas, aproximadamente el 20 % de sus ganan-cias de la exportacin de soja. Los niveles aumentados

    Tabla 2. Los recursos de suelos globales y sus limitaciones para la agricultura (en porcentajes).

    Sequia Stress Mineral Erosin Inundacion Congelamiento Sin Limitaciones

    Amrica del Norte 20 22 10 10 16 22CentrAmrica Central 32 16 17 10 -- 25Sud America 17 47 11 10 -- 15Europa 8 33 12 8 3 36Asia del Sur 43 5 23 11 -- 18Norte de Asia 17 9 38 13 13 10Sudeste Asiatico 2 59 6 19 -- 14Australia 55 6 8 16 -- 15Total de Suelos 28 23 22 10 6 11

    Fuente: FAO, Dimensions of need, An Atlas of food and agriculture. Http://www.fao.org/docrep/U8480E/U8480E00.htm, 1995.

    Figura 6. Extraccin de los Nutrientes del suelo para las cam-paas agrcolas 1970/71 hasta el 2004/2005 para el caso del cultivo de soja en la Argentina.Fuente: Pengue 2006

  • 87Agrocombustibles y agroalimentos. Considerando las externalidades de la mayor

    de nitrgeno y fsforo encontrados en varias cuencas de los ros de Amrica Latina estn seguramente rela-cionados con el aumento de la produccin de soja. Esta otra externalidad, es decir la contaminacin de las cuen-cas de los ros, an no se ha considerado. La reduccin de nutrientes y contaminacin agroqumica est sien-do confirmada en las cuencas principales de Argentina (cuenca del Ro de la Plata, cuenca del Ro Lujan y otras), y los contaminantes terminan directamente en la ciu-dad de Buenos Aires a travs del ro Paran.

    El suelo virtual (Pengue 2009) se puede entender como la cantidad de nutrientes extrados por las cose-chas y exportados en los granos, las carnes y las maderas que fluyen en los sistemas del comercio internacional pero sin reconocer esta importante cada en la calidad productiva, de los principales suelos del mundo, como los de Las Pampas.

    Agua virtual en la Exportacin del Biodiesel

    El agua virtual es la cantidad de agua necesaria to-tal para la produccin de un determinado bien. Con el comercio internacional de grano o cualquier producto (biodiesel, bioetanol), hay un flujo virtual del agua de pases productores y exportadores a pases importado-res y consumidores de esos bienes. Un pas con dficit hdrico puede importar productos que requieren mu-cha agua para su produccin en vez de producirlos en el pas. Hacerlo as, permite verdaderos ahorros de agua, aliviando la presin en las fuentes de agua propias o deja disponible el agua para otros objetivos. Los pases ricos en estos recursos podran verse afectados por la sobreexplotacin por otro lado, de sus fuentes de agua.

    La huella hdrica es un indicador del uso del agua que se enfoca tanto en el uso de agua directo como en el in-directo de un consumidor o productor. La huella hdrica de un individuo, comunidad, o negocio se define como el volumen total de agua dulce que se usa para producir los bienes y servicios consumidos por el individuo o la comunidad; o producido por el comercio.

    Las huellas hdricas de los biocombustibles se basan en el contenido de agua virtual de las cosechas calcu-ladas por Chapagain y Hoekstra (2004). En su estudio, estos autores han calculado slo el contenido de agua virtual por cultivo y pas. Si el pas en cuestin es grande, como por ejemplo Argentina o Brasil, las condiciones crecientes pueden ser distintas en diferentes partes del mismo. Como slo hay un contenido de agua virtual por cultivo en estos pases grandes tambin, los contenidos de agua virtual de los cultivos no son tampoco valores exactos.

    La produccin de biomasa para los alimentos y la fi-bra en la agricultura requiere aproximadamente el 86% del uso del agua dulce mundial. En muchas partes del mundo, el uso del agua para la agricultura compite con otros usos tales como el abastecimiento urbano y el uso

    para actividades industriales. En un escenario de degra-dacin creciente y de disminucin de fuentes de agua, un cambio de la energa fsil por la energa de biomasa ejerce una presin adicional a las fuentes de agua dulce del planeta.

    Hay grandes diferencias en las huellas hdricas para tipos especficos de transportadores primarios de ener-ga. En conjunto, la huella hdrica de la energa de la biomasa es de 70 a 400 veces ms grande que la pro-pia para otros transportadores primarios de energa (excluyendo la hidroelectricidad (Gerbens-Leenes et al. 2008). Sin embargo, esto depende del tipo de cultivo, sistema de produccin agrcola y clima. La tendencia hacia una mayor demanda de energa en combinacin con la creciente contribucin de energa de la biomasa traer consigo por supuesto, una necesidad de mayor consumo de agua. Esto causa la competencia con otras demandas, como por ejemplo, el agua para los cultivos alimenticios.

    Cuando los cultivos se usan para la produccin de bioenerga, es ms eficiente usar toda la biomasa, inclu-yendo los tallos y hojas, para generar electricidad, que usar slo un fraccin del cultivo (su azcar, almidn, o contenido de aceite) para producir el biocombustible. El promedio de la huella hdrica de la energa (m3/GJ) es un factor de dos a cuatro veces ms pequeo para la bioelectricidad (de biomasa completa) que para el bioe-tanol o el biodiesel. Esto se debe a que para la electrici-dad, toda la biomasa se puede usar, mientras que para el etanol o biodiesel slo el azcar, el almidn o la frac-cin de aceite de la produccin se pueden aprovechar. En general, cuando se considera los biocombustibles para el transporte, la huella hdrica del bioetanol es ms pequea que del biodiesel (Gerbens-Leenes et al. 2008).

    Sin embargo, el tiempo de consumo tambin es re-levante. Segn de Fraiture et al. (2007), en promedio, 2.400 litros del agua se necesitan para producir la canti-dad necesaria de maz para un litro de etanol en China. En India, en promedio, 3.500 litros de agua de irrigacin se reservan para cultivar la cantidad necesaria de caa de azcar para la produccin de un litro de bioetanol (Melkko 2008). Segn Varghese (2007), la produccin de 1 litro de etanol requiere en cualquier parte de 1.081 a 1.121 litros de agua cuando es producido del maz culti-vado en los Estados Unidos. Cuando el maz es irrigado, la cantidad de agua consumida es mayor, aproximada-mente 1.568 litros (Melkko 2008). Cuando el bioetanol se produce de la caa de azcar cultivada en Brasil, en-tre 927 y 1.391 litros del agua son necesarios para pro-ducir 1 litro de etanol (Melkko 2008).

    El agua virtual est relacionada con el agua necesa-ria para producir 1 tonelada de una cosecha especfica. En el caso de Argentina, el balance de agua virtual para el caso de la soja, que se exporta en totalidad, es nega-tiva, pero muestra la interaccin en el intercambio de cereales entre los pases de la regin (Bolivia, Paraguay

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    y Brasil exportan una cantidad de cereales a travs de la cuenca del Paran en Paraguay; Tabla 3).

    El agua virtual es un indicador fsico que puede ayu-dar a calcular las externalidades de la implementacin del modelo agroenergtico, considerando la biomasa de los cultivos como su centro. La huella hdrica (Gerbens-Leenes et al. 2008) muestra que la demanda de agua dulce de la biomasa para producir la energa es ms alta que la necesitada por otras fuentes de energa (elica, gas natural, solar, petrleo). En conjunto, la huella hdri-ca de la energa de la biomasa es de 70 a 400 veces ms grande que la huella hdrica de los otros transportado-res primarios de energa (excluyendo la hidroenerga). El agua en pases, como Argentina, Brasil, Paraguay, o Bolivia no se considera una limitacin para la produccin de los cultivos. Ahora las cifras demuestran la importancia de empezar a estimar este recurso como parte del correcto funcionamiento del metabolismo rural.

    Comentarios finales

    La expansin de los cultivos de soja en Amrica La-tina representa una amenaza reciente y muy potente para la biodiversidad en Brasil, Argentina, Paraguay, y Bolivia. Los agrocombustibles son una parte importante de este modelo, que debe considerarse desde un punto de vista holstico. En primer lugar, la produccin de bio-combustibles hace elevar los precios de los alimentos debido a la competencia entre la industria energtica y la industria alimentaria.

    En trminos ecolgicos, las externalidades de la in-tensificacin del modelo agroenergtico no se estn considerando. La prdida de la biodiversidad en el norte de Argentina, la deforestacin y la degradacin de los servicios ambientales son los problemas principales. La economa ecolgica se enfoca en los estudios sobre la transformacin de los indicadores biofsicos. La reduc-cin de nutrientes es un indicador muy conocido de la degradacin del suelo y la degradacin de la estabili-dad medioambiental del sistema. Las huellas hdricas y el agua virtual, son indicadores que demuestran las ten-dencias de la creciente demanda de agua dulce. El agua dulce es uno de los recursos ms valiosos en el norte del pas debido a su escasez (Gran Chaco).

    Los efectos en el calentamiento global por los agro-combustibles son claros, pero tambin tienen otras desventajas. Las sojas GM son ms perjudiciales para el medioambiente que otros cultivos, en parte debido a sus exigencias de produccin insostenibles y en parte

    porque su enfoque de exportacin requiere proyectos de infraestructura de transporte masivos, que abran te-rrenos inmensos a otras actividades econmicas y de extraccin poco slidas ambientalmente. stos son pro-blemas graves ya que la demanda de agrocombustibles est aumentando.

    La produccin de soja resistente al glifosato lleva a otros problemas ambientales y agronmicos, como la aparicin de malezas tolerantes al herbicida y la resis-tencia en una de las malezas ms conspicuas y exitosas en Sudamrica. La aparicin de resistencia en el Sorgo de Alepo es un problema econmico y ecolgico que debera visualizarse como una bioinvasin por una es-pecie nueva y peligrosa que no puede controlarse con el viejo paquete de soja RR + glifosato.

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    Tabla 3. Balance Neto de Agua Virtual para el cultivo de soja en la Argentina (expresado en millones de metros cubicos)

    Soja / Ao 2000 2001 2002 2003 2004Agua Virtual Importada 0,0075 0,0080 0,0097 0,0095 0,0094Agua Virtual Exportada 29,86 33,33 38,68 35,08 42,55Balance Neto de Agua Virtual - 29,85 - 33,32 - 38.67 - 35,07 - 42,54

    Fuente: Pengue 2006

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