EL NIÑO

Mientras no haya logrado atraer al niño con alegrías infantiles, mientras en ojos del niño no

brillen un entusiasmo autentico, mientras el niño no se entregue a sus travesuras infantiles ,

no tengo derecho a hablar de una influencia educativa sobre él. El niño debe ser niño. Si al

escuchar un cuento no sigue las vicisitudes de la lucha entre el bien y el mal , si en lugar de

alegre relampago de admiración hay en sus ojos desdén , ello significará que algo se ha roto en

el alma infantil, y habrá que prodigar esfuerzos para curarla.

Allá en el lugar más recóndito del corazón cada niño tiene su cuerda musical, que suena con

timbre propio, y para que el corazón vibre a mi palabra he de ajustarme al tono de esa cuerda.

Para llegar a la mente del niño hay que pasar por el corazón.

LA ALEGRÍA DEL TRABAJO ES LA BELLEZA DE VIVIR

El sentido de la alegría es accesible sólo al que sabe poner en tensión sus fuerzas, al que sabe

lo que es el sudor y el cansancio. La infancia no debe ser una fiesta permanente: sin una

actividad laboral adecuada para los niños queda para ellos inaccesibles la felicidad del trabajo.

La suprema sabiduría pedagógica de la educación laboral consiste en afianzar en el corazón

infantil la actitud del pueblo hacia el trabajo.

LAS POSIBILIDADES DE UNA COLECTIVIDAD INFANTIL

La influencia de la colectividad sobre el individuo se hace realidad en el caso de que exista en

la escuela, en la colectividad una alta atmósfera moral y una actitud activa hacia los valores

moral . Sin ello la comunidad de los escolares es una masa fofa, un tropel y, por ende, no es

una colectividad.