Pensamientos Vagos

3

Click here to load reader

Transcript of Pensamientos Vagos

Page 1: Pensamientos Vagos

Pensamientos Vagos.

Yo sólo digo que conocerte fue como las flemas amargas. Llegaste adhiriéndote a mis entrañas, tuve que convulsionar mi pecho para alejarte de mí, y finalmente pasaste, dejándome un mal sabor en la garganta.

- Y pones esa cara- ¿Y qué cara querías que pusiera?- Ninguna, en realidad. ¡Descarada!

Esa noche era tarde para amarte, pero hoy es temprano para vivir contigo.

No sé si el final ya ocurrió, o este es su gran comienzo. Pero la verdad es que nada es como era. En las peleas que tuvimos antes, nunca me llegué a sentir como ahora me siento. Hay cosas que me están pasando, que no había experimentado antes en todo el tiempo que llevamos juntos.

En un comienzo, todo estaba tan confuso y sucedía tan rápido. Sin embargo, el agua ya se aconchó y puedo visualizar lo que siento perfectamente…

El problema, es que me impresiona lo que veo. Hoy, llevo casi dos horas despierta. Y ya me ha caído mal todo lo que has hecho. Primero, dejaste el celular en casa, para que yo no pueda escribirte. No lo habías hecho nunca (y eso que se supone que estás tratando de arreglar todo). No tengo plata para llamarte a ninguna parte, porque te llevaste hasta el último peso y me dejaste en casa un par de monedas que ni para pan me sirven. Para colmo, te aseguraste de llevarte la tarjeta del banco (que antes dejabas en casa). Como me di cuenta, y no soy tonta, supe que sacarías dinero. Para qué?, no tengo idea. Pero revisé la cartola y vi el momento exacto en que lo hiciste. Y sacaste 10 mil pesos… si no necesitabas plata para nada. Siempre lo has dicho: recibes propinas y no te hace falta. Sabes, en otra época no me habría afectado. Pero he ahorrado peso a peso, dejando de comprar hasta comida, con tu mentirosa promesa de juntar para formar un negocio. Pero es falso, cada sueño, es mentira. He dejado de comprar cosas necesarias, ropa, cosas de hogar. Ni recuerdo cuándo fue la última vez que hicimos el pedido. A duras penas, reuní 80 mil pesos, que juntaríamos con tus 50 mil del sueldo. Teníamos avanzado mucho y rápido. Pero esta mañana quedan sólo 30 mil… qué desesperación me dio verlo. Yo dejando de vivir, tú engañándome y te has gastado todo. No sabes ahorrar, no sabes cumplir, no puedes pensar.

Hoy me siento profundamente mal en lo físico, y me siento también ridícula, traicionada.

Son tantas cosas… estoy mareada, a cada rato siento que me voy a desmayar. Tuve que recostarme para tomar medio vaso de agua y escribir. He vomitado mucho y eso que apenas comí. Y no tengo fuerzas para ir al negocio a pedir que me fíen algo para comer. Es patético.

Page 2: Pensamientos Vagos

Anoche me abrazabas mucho y me rogabas perdón. No sé para qué, la realidad es que ni te creo que te duela. Se siente raro tener en frente a una persona que te pide disculpas llorando, cuando no puedes creerle aunque quieras.

Otra cosa que noté… y es triste e inédito en nuestra relación. Sabes, ninguno de los dos es físicamente perfecto. Ninguno tiene un rostro modelo, ni nada. Pero cuando uno se enamora, ve al otro hermoso y se siente a gusto con lo que ve. Me da vergüenza decirte esto… pero cuando te miro, veo tu rostro de una forma tan fría y diferente. Ya no te veo hermoso, ya no encuentro en él nada que me guste. Te observaba lentamente y fue como ver a un extraño. Como si fuera la primera vez que amanecía junto a “esta persona que me habían puesto al lado”.

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (1 Corintios 7:3-5)

El Señor, a través de Salomón, enseña lo siguiente con respecto al acto conyugal entre marido y mujer:

Después de exhortar al hijo a obedecer Su Palabra y advertirle con respecto a la mujer adúltera, Él dice:

“Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela.

Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña?” (Proverbios 5:15-20)