Pepe y el bosque encantado

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PEPE Y EL BOSQUE ENCANTADO Cuenta que un buen día Pepe después de desayunar tomó el hacha y se dispuso a ir al bosque por leña, ya que era domingo y debía tener leña para toda la semana poder preparar los alimentos. Al llegar al bosque, Pepe revisaba cuidadosamente cada árbol para de esta forma saber cuál sería el que le funcionaría como leña en el hogar. De repente dio con el indicado, era grande y también muy frondoso. Pepe se dispuso a cortarlo con el hacha, pero el árbol se movía y no permitió que el hacha lo tocara, Pepe soltó el hacha y se estrujaba los ojos ya que no podía creer lo que estaba sucediendo, nuevamente toma el hacha y ¡Zas! quiso cortar el árbol pero el árbol se movía como si no quisiera que Pepe lo cortara… De repente Pepe escuchó una voz: Me puedes decir ¿por qué me quieres cortar? – Pepe buscaba a la persona que le hablaba – y de repente el árbol mueve una de sus ramas y Pepe descubre con gran asombro que quien le hablaba era el árbol que él se disponía a cortar, y entonces inicia un interesante diálogo entre los árboles y Pepe. Pepe: Yo tenía entendido que los animales y las plantas no podían hablar. Árbol: Yo no quería hablarte, por eso me movía pero tú no me diste otra opción. Árbol: Lo que sucede es que los demás arboles que ya has cortado eran muy tímidos, pero yo no voy a permitir que me cortes sin antes escucharme. Pepe: Pero yo necesito la leña para poder cocinar los alimentos para mi familia. ¿Qué vamos a comer? Otro árbol le dice: Pero necesitamos recordarte ciertas cosas que estás olvidando. Por ejemplo: No recordabas que nosotros, los árboles, somos los pulmones de la tierra; tampoco recordabas que somos el hogar de muchos animales y, de seguro también habías olvidado que cada vez que cortas a uno de nosotros debes sembrar tres. Pepe, después de un silencio le dice a los árboles: tienen toda la razón yo sólo estaba pensando en mí y en mi familia, si yo corto cada semana un árbol y no siembro ninguno, un día no tendremos árboles para sacar leña para cocinar nuestros alimentos y también poder construir muebles o casas. De repente se escucha un sonido como un aleteo, era una mariposa muy linda que interrumpió la conversación entre Pepe y los árboles. Dice Pepe: qué linda mariposa tiene unos colores muy brillantes jamás había visto una igual. La mariposa se detiene y le responde: ¿Qué no me había visto? A mis amigas y a mí nos encanta este lugar, aquí crecimos y en las ramas de estos árboles pudimos desarrollar nuestras alas. Puedes ver aquellas flores, en ellas nos posamos todos los días para alimentarnos. Entonces la flor interviene diciendo: A nosotras nos gusta que las mariposas nos visiten porque toman nuestro néctar y también llevan nuestro polen a donde van y de este modo nos reproducimos y nunca estamos solas. Cuando cortas un árbol, éste al caer daña nuestros pétalos y jamás volvemos a ser las mismas. Pepe: Discúlpenme, no sabía el daño que les hacía a todos. Otra mariposa le dice a Pepe: Lo importante es que estás aprendiendo. Mira aquí a los árboles, a las flores y a nosotras el viento nos hace bailar. ¿Te gustaría que te mostráramos como bailamos? Mariposa: Salgan Mariposas no teman. Las flores, los árboles y nosotras vamos a bailar para el leñador. ¡Sopla viento! Y de repente se sintió una brisa agradable y se escuchó una música muy bonita y suave, entonces las mariposas, las flores y los árboles comenzaron a bailar.

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Cuento infantil

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PEPE Y EL BOSQUE ENCANTADO

Cuenta que un buen día Pepe después de desayunar tomó el hacha y se dispuso a ir al bosque por leña, ya que era domingo y debía tener leña para toda la semana poder preparar los alimentos. Al llegar al bosque, Pepe revisaba cuidadosamente cada árbol para de esta forma saber cuál sería el que le funcionaría como leña en el hogar. De repente dio con el indicado, era grande y también muy frondoso. Pepe se dispuso a cortarlo con el hacha, pero el árbol se movía y no permitió que el hacha lo tocara, Pepe soltó el hacha y se estrujaba los ojos ya que no podía creer lo que estaba sucediendo, nuevamente toma el hacha y ¡Zas! quiso cortar el árbol pero el árbol se movía como si no quisiera que Pepe lo cortara… De repente Pepe escuchó una voz: Me puedes decir ¿por qué me quieres cortar? – Pepe buscaba a la persona que le hablaba – y de repente el árbol mueve una de sus ramas y Pepe descubre con gran asombro que quien le hablaba era el árbol que él se disponía a cortar, y entonces inicia un interesante diálogo entre los árboles y Pepe. Pepe: Yo tenía entendido que los animales y las plantas no podían hablar. Árbol: Yo no quería hablarte, por eso me movía pero tú no me diste otra opción. Árbol: Lo que sucede es que los demás arboles que ya has cortado eran muy tímidos, pero yo no voy a permitir que me cortes sin antes escucharme. Pepe: Pero yo necesito la leña para poder cocinar los alimentos para mi familia. ¿Qué vamos a comer? Otro árbol le dice: Pero necesitamos recordarte ciertas cosas que estás olvidando. Por ejemplo: No recordabas que nosotros, los árboles, somos los pulmones de la tierra; tampoco recordabas que somos el hogar de muchos animales y, de seguro también habías olvidado que cada vez que cortas a uno de nosotros debes sembrar tres. Pepe, después de un silencio le dice a los árboles: tienen toda la razón yo sólo estaba pensando en mí y en mi familia, si yo corto cada semana un árbol y no siembro ninguno, un día no tendremos árboles para sacar leña para cocinar nuestros alimentos y también poder construir muebles o casas. De repente se escucha un sonido como un aleteo, era una mariposa muy linda que interrumpió la conversación entre Pepe y los árboles. Dice Pepe: qué linda mariposa tiene unos colores muy brillantes jamás había visto una igual. La mariposa se detiene y le responde: ¿Qué no me había visto? A mis amigas y a mí nos encanta este lugar, aquí crecimos y en las ramas de estos árboles pudimos desarrollar nuestras alas. Puedes ver aquellas flores, en ellas nos posamos todos los días para alimentarnos. Entonces la flor interviene diciendo: A nosotras nos gusta que las mariposas nos visiten porque toman nuestro néctar y también llevan nuestro polen a donde van y de este modo nos reproducimos y nunca estamos solas. Cuando cortas un árbol, éste al caer daña nuestros pétalos y jamás volvemos a ser las mismas. Pepe: Discúlpenme, no sabía el daño que les hacía a todos. Otra mariposa le dice a Pepe: Lo importante es que estás aprendiendo. Mira aquí a los árboles, a las flores y a nosotras el viento nos hace bailar. ¿Te gustaría que te mostráramos como bailamos? Mariposa: Salgan Mariposas no teman. Las flores, los árboles y nosotras vamos a bailar para el leñador. ¡Sopla viento! Y de repente se sintió una brisa agradable y se escuchó una música muy bonita y suave, entonces las mariposas, las flores y los árboles comenzaron a bailar.

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Que mágico momento, Pepe observaba impresionado lo que pasaba frente a sus ojos. Cuando la música termina Pepe le dice a todos: Les prometo que jamás le haré daño, que siempre los cuidaré. Árbol: Sabemos que necesitas nuestra leña para cocinar tus alimentos, pero te has dado cuenta de todo lo que afectas cuando cortas un árbol. El otro árbol: Tienes que saber también que los suelos así como también los ríos sufren mucho cuando talas los árboles. Mariposa: Nosotros los animales, quedamos sin hogar, la mayoría de las aves viven en los árboles. Flor: Lo más importante es que sepas que el planeta es único y por lo tanto los humanos deben preocuparse por proteger y no destruir el ecosistema. Aquel día Pepe aprendió una gran lección, todos nos necesitamos para poder vivir. Volvió a casa con la leña y con la promesa de regresar a plantar los árboles para no afectar el bosque que para él y su familia era de tanta utilidad y además representaba el lugar de muchos animales y plantas. FIN Agosto 1, 2012 Cuentos infantiles escritos por: Jahimar.