PERRIRURAL: VISIÓN AGRARISTA SOBRE LA CIUDAD Y EL CAMPO EN ARMONÍA TRASCENDENCIA Y PERMANENCIA DE...

SECRETARÍA SECTORIAL DEL

PODER POPULAR PARA EL

DESARROLLO AGRARIO

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Soberanía agroalimentaria, Batalla Ineludible,¡Victoria Necesaria!

PERRIRURAL: VISIÓN AGRARISTA SOBRE LA CIUDAD Y EL CAMPO EN ARMONÍATRASCENDENCIA Y PERMANENCIA DE LOS AGRO SISTEMAS QUE CONTRIBUYEN A LA

SOBERANÍA Y SEGURIDAD AGROALIMENTARIA.

A los fines de generar una propuesta conceptual que permita el diseño delcuerpo que, integrado en la Ley de Ordenamiento Territorial, garantizará la proteccióny desarrollo del territorio agrícola perirrural en el estado Aragua, se introduce al POTEAel presente documento que contiene y caracteriza, como elementos para el debate, losdiversos aspectos que deberán ser tomados en consideración en el desarrollo de losartículos que se referirán al tema.

En líneas generales, la sección que se referirá a la categoría de Perirrural y suordenamiento en la Ley, debería contener los siguientes puntos:

1. Análisis del contexto histórico para la definición del concepto.2. Criterios para el concepto de perirrural como categoría de ordenación

territorial.3. Características generales del territorio perirrural.4. Delimitación de los territorios identificados.5. Criterios para la delimitación de nuevos territorios perirrurales.6. Disposiciones para la protección especial y desarrollo rural integral para los

territorios perirrurales del estado Aragua.

Propuesta:1. Análisis del contexto histórico para la definición del concepto.

Lo primero que es necesario precisar son las condiciones y factores económicos

y culturales en los que se desarrollan los centros poblados del país. Durante la Colonia y

el nacimiento de Venezuela como territorio, éste es aprovechado esencialmente como

puerto de extracción de las riquezas de América, por lo que su fortalecimiento

económico se basa, a pesar de una importante actividad agrícola, especialmente en la

economía de servicios. Se configura un primer elemento en la concepción del territorio:

la economía de puertos y con ella, su expresión rentista y comercial.



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Posterior a la contracción económica postindependentista, las guerras civiles y

al proceso de “pacificación” consolidados al final del siglo XIX y principios del siglos XX,

el desarrollo tardío en el país de la Revolución Industrial, el hallazgo petrolero y los

acuerdos para su explotación con capital, fuerzas productivas y tecnologías

extranjeras, fortalece la economía de extracción e importación, como garantías

necesarias para alimentar a la sociedad capitalista norteamericana, que encuentra en el

país una fuente importante de recursos para combatir su propia crisis interna.

Así, el siglo XX afianza definitivamente en Venezuela el patrón que marcará la

configuración no sólo del crecimiento poblacional, sino de las migraciones, la

constitución de las ciudades y el desarrollo de las actividades económicas por

excelencia. Ante la dependencia exclusiva de la mísera renta petrolera, las acciones de

gobierno se centran en desarrollar la actividad de servicios, concentrada en los centros

poblados y se declara el abandono definitivo del campo, con el incremento exponencial

de las desigualdades sociales.

A partir de ahí, las ciudades crecieron descontroladamente y el éxodo rural

-resultado de la desigualdad social- apuntalado por la inexistencia de una visión

integral y armónica de la urbe, genera en ellas los cordones de pobreza, dando paso al

ámbito periurbano y con él, al conflicto de uso campo-ciudad, decretando finalmente el

antagonismo entre ambos hábitats.

A partir de estos elementos que definen el comportamiento económico del país

en el período poco antes y durante todo el siglo XX –y aún en el siglo XXI-, se generan

las condiciones sociales, culturales, políticas y económicas para desatar la pérdida del

territorio rural circundante a las crecientes ciudades y el caos en materia urbanística. De



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forma directamente, trae consigo importantes fenómenos en materia de desarrollo de

la industria intermedia, mercado inmobiliario y comercio general que son los ejecutores

de la disminución de terrenos agrícolas para fines de desarrollo urbanos, afectando de

manera sistemática y progresiva la producción de alimentos, constituyendo una

estrategia eficiente para fortalecer la economía de puertos. Tal como lo señala

González (2009):

“en menos de un siglo pasó de la agricultura de conucos y

plantaciones, que permitía la autosuficiencia alimentaria del país, a una

agricultura moderna, con insumos costosos, generalmente importados, y

técnicas agronómicas sofisticadas, que produjo un descalabro creciente de la

seguridad alimentaria del país. En el mismo lapso, la población del país pasó

de 3,5 a 26 millones de habitantes”.

Entonces, la explosión demográfica, la concentración de la población en las

crecientes ciudades donde se desarrolla la actividad económica terciaria naciente,

dirigida además –muy intencionalmente- a consolidar una económica de puertos, son

factores incluso de carácter mundial, que contribuyeron, en el marco de la economía

capitalista, a desarrollar una cultura disonante en la concepción de la ordenación

territorial, colocando al ámbito rural, generador de alimentos, pero no de crecimiento

industrial, en una posición inferior al ámbito urbano, que no produce alimentos, pero

es donde se concentra el 90% de la actividad industrial, comercial y financiera del país.

Parámetros propios de la economía capitalista, que en el caso específico de la

República Bolivariana de Venezuela, se diseñó bajo un modelo extractor,

monoproductor, rentista e importador.



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Como planteábamos antes, nuestra estructura poblacional responde a intereses

creados, fundamentados en la economía de puerto, que desplazó el lugar

preponderante de la agricultura y de la vida rural a la marginación. No sólo en

Venezuela, sino en el contexto Latinoamericano, la pobreza tiene una profunda

connotación rural, generando gradualmente la necesidad sentida de migrar en

búsqueda de mejorar su calidad de vida. Ávila (2009), refiere que “históricamente el

proceso urbanizador y la conformación de zonas metropolitanas es uno de los fenómenos

más representativos del siglo XX”. Lo cual sustentó la idea de que era necesario

expandir las fronteras urbanas, trayendo consigo la inevitable expansión de los

cordones de pobreza a la periferia de las urbes, afectados por el desgobierno.

Sili (2000) plantea que “La migración a su vez se relaciona con la escasa oferta de

trabajo y servicios (sobre todo en educación). Este tipo de migración es característica de

áreas rurales donde las ciudades de mayor importancia incorporan la población rural

dispersa y la de los pequeños pueblos, faltos de dinamismo económico y de fuentes de

trabajo despoblamiento rural constituye un problema de índole social, económico y

ambiental”.

En esta estructura de desequilibrio entre los habitantes rurales y los urbanos

(quienes en fin son los destinatarios de la producción de alimentos), operan

particulares circunstancias de desencuentro cultural y económico, entre procesos

como la producción de alimentos y su disposición final para el consumo, mediado

fundamentalmente por la agroindustria, que invisibiliza el origen primario de los

productos de consumo terminados (caso harina de maíz precocida y cultivo del maíz

blanco); y las condiciones de ordenamiento que propician conductas irregulares

entorno al ramo inmobiliario mercantil, donde se fortalece el crecimiento horizontal

con la construcción de viviendas ofertadas a precios inalcanzables.



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Este modelo, arraigado culturalmente, desde la enseñanza básica y profesional,

determina el patrón de desarrollo del territorio, con la clara finalidad de inhabilitar las

fuerzas productivas de la Nación, concentrando los recursos en las ciudades,

generando dependencia y obligando a los campesinos y campesinas al éxodo, siendo la

principal causa de los llamados “anillos de pobreza” de las urbes. Contribuyendo al caos

del periurbano.

El término periurbano trae consigo la carga ideológica que subyuga al campo

como espacio contingente para el crecimiento de las ciudades, invisibilizando el rol

productivo de éste, trascendente para la soberanía y la seguridad alimentaria, y

disminuyendo el valor de sus necesidades en cuanto al desarrollo humano. El

periurbano otorga valor de cambio a la tierra y la concibe como la extensión continua

de la ciudad para la absorción de los espacios rurales que la rodean.

Se infiere que periurbano y perirrural, son categorías diferentes, e incluso

excluyentes, para la concepción del territorio, que responden a enfoques ideológicos

contrapuestos:

Urbano, las ciudades;

Rural, el campo;

Periurbano, los anillos de crecimiento no planificado de las ciudades y;

Perirrural, los espacios productivos que han sido cercados por el

crecimiento caótico de la urbe –periurbano- y que persisten en

resistencia productiva en el marco de la vocación de las tierras que

habitan y de su propia cultura y carga histórica de permanencia en el

lugar.



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2. Criterios para el concepto de perirrural como categoría de ordenaciónterritorial.

De allí la necesidad de contemplar la introducción de la categoría “Perirrural”

que redefine la concepción territorial y que afecta, por ejemplo, las tierras agrícolas

que están ubicadas en los municipios: Lamas, Mariño, Linares Alcántara, Sucre,

Libertador en torno al área metropolitana de Maracay (ahora conurbada), y que

también tiene su expresión en otras ciudades, tales como Villa de Cura, San Mateo, La

Victoria, El Consejo y Tejerías, pero que además, producto del patrón de crecimiento ya

establecido en los centros poblados, podemos prospectar el surgimiento de nuevas

tierras, antes totalmente agrícolas y que serán objeto de presión inmobiliaria, que ha

favorecido la especulación simulando “presión urbana” (práctica criminal y organizada

se institucionalizó durante más de 38 años) y el “conflicto de uso” entre ciudades

que -sin haber consumido la poligonal urbana de forma densificada-, se extienden

sobre el cambio de uso de agrícola a urbano, en las tierras que hoy categorizamos

como perirrural bajo el enfoque de la nueva ruralidad.

Dentro del basamento legal y político para revolucionar la concepción del

territorio, debemos necesariamente ubicarnos en la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela (2000) en su artículo 307 “…El Estado velará por la ordenación

sustentable de las tierras de vocación agrícola para asegurar su potencial

agroalimentario.”; la Ley del Plan de la Patria: Objetivo Nacional 1.4 al 1.4.10.4 donde se

define el uso racional de los suelos; y en consecuencia, con el Decreto Presidencial Nº

5.378 (Gaceta Oficial 355.051, del 15-07-2007), mediante el cual se ordena la afectación

con fines agrícolas del Eje Aragua-Carabobo y resguarda los municipios José Ángel Lamas,

Revenga, Ribas, Libertador, Francisco Linares Alcántara, Mariño y Zamora, eje constituido

adicionalmente, por el único territorio de tipo de tierra asociado I-II-III, disponible en el

estado Aragua.



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En estas tierras, cuyo análisis superficial induce a plantear la “disminución

progresiva de la actividad agrícola”, permanece una población campesina histórica,

arraigada y económicamente activa en resistencia permanente, que las estadísticas1

linealmente reflejan en “descenso”; campesinos y campesinas que ni han migrado, ni

han abandonado la actividad, sino que ha sido sistemáticamente abandonados por las

políticas gubernamentales de desarrollo, asediados por el delito organizado para la

especulación inmobiliaria (cuya herramienta predilecta es la invasión, que permite la no

indenmización, la rapidez del cambio de uso por la vía de facto y el desarrollo del tráfico

paralelo e informal de inmuebles o ranchos, cupos, etc) y la visión neoliberal y

mercantilista de la tierra, reflejando finalmente, predominio y la hegemonía que el

proceso urbanizador capitalista ha impuesto sobre la ruralidad.

La invisibilización de la categoría de periruralidad2 obedece también al

desarrollo de la agricultura extensiva y con fines de sometimiento a la gran

agroindustria, quien además controla el consumo. La pérdida del Conuco como práctica

de producción familiar da paso a las grandes extensiones de jornaleros (campesinos sin

tierra), ampliamente extendida a regiones en la que los campesinos son pobres, pero

en donde hasta ahora habían sido autosuficientes en materia de producción de

alimentos y que ahora dependen de los productos transformados3 profundizando aún

más la desmovilización de la producción diversificada y soberana.

1 Censo poblacional del año 2001, publicado por el INE la población urbana del estado Aragua estáconformada por el94,7%, mientras que la rural por el 5,3% y que la tendencia es a la disminución.

2 Es necesario indagar y cuantificar rigurosamente sobre el valor productivo de los asentamientoscampesinos perirrurales y el uso del modelo de agricultura familiar, así como el Conuco.

3 Los productores y productoras de maíz blanco que se ven obligados a pagar precios especulativos por laharina de maíz precocida.



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Finalmente, para Salas ét al (2008), “se ha afectado el uso de las tierras con

condiciones favorables para la producción agroalimentaria y, con ello, indefectiblemente,

a la ordenación del territorio, puesto que la asignación de usos a la que llega, debe estar

precedida ahora por un proceso de valoración de la misma que permita identificar el

grado de idoneidad de las condiciones que presenta el territorio para la producción

agrícola”.

Sobre estos criterios y sobre el acto de justicia social para resarcir esta forma de

marginalización extrema de la actividad agrícola y sus principales sujetos, así como sus

consecuencias en términos de la doctrina de la Defensa Integral del Territorio y la

soberanía agroalimentaria, se considera pertinente la protección definitiva de los

territorios perirurales, bajo una perspectiva que armonice campo y ciudad, como dos

partes integradas de un mismo hábitat humano, sostenible y armónico, que incluye la

necesidad de avanzar sobre la ciudad planificada para solucionar los desafíos básicos

del crecimiento poblacional y calidad de vida, densificando el espacio en forma vertical

y sobre la base de sus recursos existentes.

Adicionalmente, y en un acto percibe y refleja esta realidad, el ordenamiento

jurídico central desarrollado por la Revolución Bolivariana (CRBV, la Ley de Tierras y

Desarrollo Rural y posteriormente el Decreto 5378), hacen obsoleta de hecho, a la Ley

de Ordenamiento del Territorio de 1983 y abre el compás para debatir y proponer una

Revolución en materia de ordenación del territorio.

Comúnmente (Sepúlveda et al, 2003) es empleado el concepto de “ruralidad”

como sinónimo de poblaciones dispersas y de lo urbano como poblaciones concentradas

describe tan sólo una faceta de lo que puede caracterizar a un territorio. Una definición de

urbanidad y de ruralidad que parta de la base económica, social, cultural y ambiental se



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aproxima mejor a la estructura real del territorio y permite obtener una visión más

comprensiva de las dinámicas que allí se generan”.

Coincidiendo con lo planteado por Sili (2000) entendemos que “los gobiernos y

las leyes inciden sobre los modelos de desarrollo y la planificación de los territorios pero el

campo no puede gestionarse por decreto, la agricultura para ser competitiva y sostenible

se hace en el día a día con el acuerdo de los actores principales: los agricultores”.

Por lo que abrir el debate sobre campo y ciudad, deberá hacerse desde una

visión integradora y armónica que permita repensar, desde una postura ideológica

firme, en el concepto que defina su forma complementaria en función de la

reingeniería del hábitat humano y de las relaciones que deben fortalecerse entre

ambos ámbitos, en el marco de la Patria Socialista.

Sin embargo una aproximación a este concepto de Perirrural podría traducirse

de la siguiente manera:

“TERRITORIO PRÓXIMO A ZONAS URBANAS, DE INTERFASE ENTRE LO RURAL Y LO

URBANO, DONDE SE REALIZA POR VOCACIÓN, ASIGNACIÓN Y CAPACIDAD DE USO DEL

SUELO, LA ACTIVIDAD AGRÍCOLA (VEGETAL Y ANIMAL), BIEN SEA EN UNIDADES DE

PRODUCCIÓN Y PROPIEDAD FAMILIAR, SOCIALES O COLECTIVAS, Y QUE CUENTA (EN PARTE

O SU TOTALIDAD) CON INFRAESTRUCTURA DE SERVICIOS PROPIOS O POR EXTENSIÓN DE LA

ZONA URBANA, SIN QUE ELLO IMPLIQUE CAMBIO DE USO DEL SUELO, Y SIN PREJUICIO DE

INSTALAR INFRAESTRUCTURA DE EQUIPAMIENTO, SERVICIOS Y TECNOLOGÍAS

COMPLEMENTARIAS Y DE ENCADENAMIENTO A ESCALA HUMANA, A LA ACTIVIDAD

AGROPRODUCTIVA, CONTEMPLANDO SU DESARROLLO ARMÓNICO CON EL ENTORNO

NATURAL”4

4 Elaboración propia, SSPPPDA, 2014.



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Este concepto, en principio otorga a la visión del perirrural los siguientes

atributos:

Delimitación física del territorio.

Delimitación socioeconómica.

Formas socioproductivas permitidas.

Enfoque de desarrollo rural integral.

Protección y defensa del territorio.

La inserción de esta categoría de territorialidad, nos permite generar un

precedente de vanguardia (novedoso en Venezuela pero existente en otros países

latinoamericanos), para un debate que debe expandirse a nivel nacional y que

propiciará transformaciones estructurales en el modelo de desarrollo que ya de por sí,

viene luchando por revolucionar la superestructura de Estado Burgués.

3. Características generales del territorio perirrural.

En función de propender a la correcta identificación y posterior desarrollo de losterritorios perirrurales, se establecen las siguientes características y delimitaciones:

1. Se establece el enfoque de la multifuncionalidad de la actividad ruraldiversificada, en términos de la producción, de la apropiación territorial yla funcionalidad que tiene está en las dimensiones económica, ambientaly social como expresión de la sustentabilidad del desarrollo rural integral.

2. El uso del suelo en el área predial (Unidad de Producción o Parcela) en elterritorio perirrural estará destinado a la producción primaria a suelodirecto (campo abierto) y se categorizan los usos, en torno a la siguientedisposición:



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3. La comunidad y el Estado delimitarán las áreas del territorio que podránser destinadas y desarrolladas para los servicios básicos y sociales, laorganización comunitaria y las actividades agroecoturísticas y de otraíndole pertinente.

4. La comunidad es garante de que todas las acciones se realicen enarmonía con el entorno y el mínimo impacto ambiental.

4. Delimitación de los territorios identificados8.

A los fines de iniciar la delimitación de los territorios perirrurales, y sinmenoscabo de identificación y delimitaciones futuras sobre la base de sucaracterización socio económica y territorial que el concepto supone, se delimitapreliminarmente, en el eje Maracay – Los Tejerías, los siguientes territorios perirrurales,indiferentemente del nivel de administración de las tierras que ellos contiene:

5 Cuartos de bomba, pozos para riego, acueducto y potabilización, plantas de tratamiento de agua,fuentes de reserva de agua con fines de fertiriego y consumo de los habitantes de la comunidaddelimitada, y según su capacidad de uso y provisionamiento.6 Agrosistemas de cultivos protegidos (a suelo desnudo, con protección de suelo y uso de sustratos),acuicultura, avicultura y cunicultura familiar, agricoindustria a escala humana.7 Procesadoras artesanales o semi-industriales de alimentos a escala humana, centros de propiedadcolectiva o social de acopio y distribución, infraestructura de servicios a la actividad agrícola(mecanización, etc.)8 Mapas satelitales vectorizados anexos.

Extensión de terreno (ha) % de Uso Usos

1-3 20 Vivienda, infraestructurade servicios agrícola5,

infraestructura deproducción primaria6, de

transformación7,

3-10 10

>10 5



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5. Criterios para la delimitación de nuevos territorios perirrurales.

En función de asegurar la futura incorporación de nuevos territorios perirruralesque resultaran de la desafectación progresiva de territorio agrícola, se aplicarán comocriterios de identificación y caracterización del territorio los siguientes:

Vocación de uso de la tierra / tipo de suelo. Arraigo histórico de los asentamientos y sus poblaciones. Tradición de defensa de la tierra y resistencia productiva. Patrón del comportamiento histórico de la “presión urbana” sobre el

predio rural. Capacidades alternativas de crecimiento densificado del espacio urbano.

Municipio Zona / Sector / Asentamiento campesinoCantidad de

hectáreas (ha)aprox.

José Ángel Lamas Turagua, El Guaril, Mahomo I, Mahomo II 2.339,19

LibertadorCamburito, La Cuarta, La Chiguirera, San

Luis2.373,38

Francisco LinaresAlcántara

La Candelaria, El Jambral, La Natividad,La Concepción, San José, Coropo

1.184,34

SucreHuete, Comuna Hugo Chávez, Jardines

de Cagua, Corozalito1.553,60

Santiago MariñoGuayabita, Vega Grande, Cobalongo, Las

Mercedes, Jobo Dulce, La Becerrina,Chuao

1.500



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Potencialidad productiva diversificada sobre la base de la producciónprimaria.

6. Disposiciones para la protección especial defensa integral y desarrollo ruralpara los territorios perirrurales del estado Aragua.

A fin de garantizar la defensa integral de Territorio Perirrural, el Estado

desarrollará acciones como:

Implementación de instrumentos de legislación (decretos y ordenzas), de

conformidad al régimen administrativo que pese sobre la tierra (ejido,

tierras nacionales, étc), que otorguen el carácter y rango perirrural a los

territorios que así lo sean de hecho, y establezca coherentemente con

las leyes vigentes, las medidas de protección y desarrollo necesarias para

su preservación transgeneracional;

Programas, planes y proyectos de desarrollo integral de los factores de

vida y producción, que permitan la inversión privilegiada sobre la

perirruralidad, bajo las premisas de organización, tecnología y

producción, visión de fortalecimiento de la economía social y prácticas

agroecológicas;

Programas, planes y proyectos de integración y reconocimiento social

del hábitat perirrural en el entorno urbano, como fuente de saberes,

interculturalidad y bienestar social.

Protocolos de actuación -preventiva y correctiva- ante hechos que

atenten contra el territorio perirrural, su equilibrio y sus habitantes.



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Otras que sean necesarias y se desprendan de la doctrina de la defensa

integral del territorio.

Así mismo, la comunidad, organizada y sobre la base de sus necesidadeshumanas, podrá definir las áreas y condiciones para el desarrollo de los serviciosbásicos, de vialidad, vivienda, de servicios (energía eléctrica y combustible, disposiciónde desechos sólidos, aguas residuales, telecomunicaciones, y agua potable) sociales,educativos, de salud, esparcimiento, prácticas deportivas y culturales, paisajismo yotros, equiparables en calidad, acceso y proporcionalidad humana a las de la ciudad,tomando en cuenta el desarrollo armónico con el medio ambiente.

Estado deberá garantizar las condiciones y factores para la promoción de este

desarrollo.

En el marco de este documento, se propone que el articulado dirigido a la

motivación, definición, caracterización, demilitación, protección, defensa y desarrollo

rural integral del territorio perirrural se constituya como un cuerpo legal específico

(Título o Capítulo) y se organice tal y como se han presentado estos temas.

Finalmente, reconocemos que no estamos frente a un debate agotado, por lo

cual hay temas que definir y afinar, pero que se nota perentorio tomar en

consideración urgente su inclusión en el proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial,

para continuar en un proceso, que ya es además, pionero en el país.



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Referencias Bibliográficas

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González Eduardo. 2009. La inseguridad agroalimentaria de Venezuela. Revista de la

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2 (2009)

Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. 1985. Historia política de los

campesinos latinoamericanos: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia,

Paraguay. Editado por González Pablo, siglo veintiuno editores. División

coediciones.

Salas María, Delgado Fernando, Esteva Yanira y Sampson María. 2008. La ordenación

del territorio y la vocación de uso agrícola de la tierra en Venezuela. Revista

Geográfica Venezolana. 49(2) 2008, p-p. 267-288.

Sepúlveda Sergio, Rodríguez Adrián, Echeverri Rafael y Portilla Melania. 2003. El

enfoque territorial de desarrollo rural / San José, Costa Rica: Instituto

Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), 2003. 180 p.

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editado por la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca.

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