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166 Plan Nacional de Prevención del Delito Ministerio de Justicia - Dirección Nacional de Política Criminal LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA PREVENCIÓN DEL DELITO Antecedentes, debates y experiencias. Los Comités de Seguridad Veci- nales Por Lolita Aniyar de Castro En lo que contribuya a darle forma a la criminología en América Latina nos comprometimos con la transformación de la red; no solamente con la creación de teorías y lo que así parecía inevitable es que tuviéramos también que participar del mundo político. De esta manera, una vez retirada asumí la posición de Senadora de la República y mi motivación fue llevar al Congreso proyectos de ley que se acomodaran a la teoría y a las discusiones y a las críticas que habíamos elaborado en la Universidad y después fui goberna- dora del mismo Estado. Les explico esto porque para mi fue una experiencia de vida que pasa por lo teórico y termina en lo práctico, con los ajustes y frustraciones del caso; así que la disertación de hoy comienza con un Mea culpa de una criminología crítica que se enfrentó a la realidad de gobernar. Las propuestas para combatir la inseguridad se ubican dentro de la corriente llamada de la Criminología Organizacional, la cual proporciona más instrumentos técnicos de lucha contra el crimen que debates teóricos en relación con la sociedad y el sistema de Justicia Penal. Los criminólogos críticos, que hemos empezado por cuestionar la definición misma de “cri- minalidad”, solemos insistir en políticas más generales: hablamos generalmente de Política Social como igual a Política Criminal (con lo cual se llevaban a instancias muy generales las acciones posibles para paliar el mal que acosaba a aquellos con los cuales nos comprometimos: los que no tienen poder. Desdeñamos «lo técnico» y rechazamos la expresión «seguridad», la cual encontramos, no sin razón, impregnada de conno- taciones negativas: por una parte, porque recuerda la mal afamada consigna de Ley y Orden, y por la otra, porque la expresión «Seguridad», asociada a «Nacional», ha tenido en nuestros países las consecuencias que conocemos. Sin embargo, a pesar de que algunos de los primeros cuestionadores de la criminología tradicional (Taylor, Walton y Young) terminaron acuñando la frase «considerar seriamente la criminalidad» (take crime seriously), nuestra tendencia ha olvidado la importancia que el sentimiento de inseguridad, y la inseguridad misma, tienen para la calidad de la vida, y ha menospreciado la significación que para la gente, especialmente la de menos recursos, tienen los objetos que adquieren para su modestísimo confort y con tan gran esfuerzo. Había que estar en contacto frecuente con los pobres -y nosotros lo estuvimos-, para conocer cómo piensan en relación a esto. Precisamente ellos, por no tener otros espacios de esparcimiento y vida que los de su trabajo y su barrio, quieren que éstos sean apacibles y que la violencia no los acose. La criminología crítica puso en segundo lugar la lucha contra el crimen, porque el delito ha sido una conducta generalmente atribuida a las clases bajas. Por eso, y como tarea de contrainformación radical, dedicamos tanto tiempo a estudiar la delincuencia de clase alta. Era el momento de la antítesis. Sin embargo, la seguridad había dejado de ser un bien público para convertirse en el privilegio de quienes

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LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA PREVENCIÓN DELDELITOAntecedentes, debates y experiencias. Los Comités de Seguridad Veci-nales

Por Lolita Aniyar de Castro

En lo que contribuya a darle forma a la criminología en América Latina nos comprometimos

con la transformación de la red; no solamente con la creación de teorías y lo que así parecía inevitable es que

tuviéramos también que participar del mundo político. De esta manera, una vez retirada asumí la posición de

Senadora de la República y mi motivación fue llevar al Congreso proyectos de ley que se acomodaran a la

teoría y a las discusiones y a las críticas que habíamos elaborado en la Universidad y después fui goberna-

dora del mismo Estado. Les explico esto porque para mi fue una experiencia de vida que pasa por lo teórico

y termina en lo práctico, con los ajustes y frustraciones del caso; así que la disertación de hoy comienza con

un Mea culpa de una criminología crítica que se enfrentó a la realidad de gobernar.

Las propuestas para combatir la inseguridad se ubican dentro de la corriente llamada de la

Criminología Organizacional, la cual proporciona más instrumentos técnicos de lucha contra el crimen que

debates teóricos en relación con la sociedad y el sistema de Justicia Penal.

Los criminólogos críticos, que hemos empezado por cuestionar la definición misma de “cri-

minalidad”, solemos insistir en políticas más generales: hablamos generalmente de Política Social como

igual a Política Criminal (con lo cual se llevaban a instancias muy generales las acciones posibles para paliar

el mal que acosaba a aquellos con los cuales nos comprometimos: los que no tienen poder. Desdeñamos «lo

técnico» y rechazamos la expresión «seguridad», la cual encontramos, no sin razón, impregnada de conno-

taciones negativas: por una parte, porque recuerda la mal afamada consigna de Ley y Orden, y por la otra,

porque la expresión «Seguridad», asociada a «Nacional», ha tenido en nuestros países las consecuencias

que conocemos.

Sin embargo, a pesar de que algunos de los primeros cuestionadores de la criminología

tradicional (Taylor, Walton y Young) terminaron acuñando la frase «considerar seriamente la criminalidad»

(take crime seriously), nuestra tendencia ha olvidado la importancia que el sentimiento de inseguridad, y la

inseguridad misma, tienen para la calidad de la vida, y ha menospreciado la significación que para la gente,

especialmente la de menos recursos, tienen los objetos que adquieren para su modestísimo confort y con

tan gran esfuerzo. Había que estar en contacto frecuente con los pobres -y nosotros lo estuvimos-, para

conocer cómo piensan en relación a esto. Precisamente ellos, por no tener otros espacios de esparcimiento

y vida que los de su trabajo y su barrio, quieren que éstos sean apacibles y que la violencia no los acose.

La criminología crítica puso en segundo lugar la lucha contra el crimen, porque el delito ha

sido una conducta generalmente atribuida a las clases bajas. Por eso, y como tarea de contrainformación

radical, dedicamos tanto tiempo a estudiar la delincuencia de clase alta. Era el momento de la antítesis. Sin

embargo, la seguridad había dejado de ser un bien público para convertirse en el privilegio de quienes

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podían pagar una costosa y peligrosa policía privada. De esta manera, la inseguridad se trasladaba a las

zonas más desprotegidas.14

Lo que los críticos olvidamos por mucho tiempo fue a las víctimas de los delitos convencio-

nales. Olvidamos que esas víctimas eran también, y prioritariamente, aquellos que pertenecen a las clases

con más privaciones vitales. Y que luchar por sus intereses era también contribuir a ofrecerles una vida

apacible, y, por lo tanto, darles un pedazo de la sociedad que se les había siempre negado. Aceptar esto no

significa olvidar la situación que tienen en un sistema que los margina a un espacio social y urbano que, por

deteriorado, favorece las conductas socialmente dañinas comúnmente consideradas «delito». Ni que el

compromiso sigue siendo la lucha contra la injusticia. A la vez, hay que insistir en un control más estricto de

las policías privadas que compran las clases media y alta.

Tal vez ha llegado el momento de la síntesis.

El miedo al delito y la emergencia de medidas satisfactorias paraenfrentarlo:

La llamada «crisis de seguridad» es una constante en la historia contemporánea. Algunos

autores que le han seguido la pista en diferentes épocas a este fenómeno, se preguntan, como Kamisar,

«Cuándo no hubo una crisis delictiva?».15 Porque una de las aseveraciones más exactas es la de la

funcionalidad del delito para el sistema: no sólo, como decía Marx, produce profesores de criminología,

libros, facultades universitarias, estudios policiales, y su correspondiente industria de uniformes y armamen-

tos, sistemas y aparatos de seguridad, sino que vende periódicos, películas y noticieros, a la vez que ofrece

una táctica comunicacional de primer orden para múltiples fines: aglutinar consensos, estimular la agresivi-

dad colectiva, legitimar autoritarismos y otras situaciones de carácter meramente político, desviar la atención

sobre otros problemas, montar sobre el miedo al delito un programa electoral, etc.. Las crisis de seguridad,

pues, más que crisis, suelen ser construcciones sobre una situación de inseguridad que es crónica en el

medio urbano.

Por otra parte, las incapacidades manifiestas del sistema de justicia penal, el cual ha sido

una de las más grandes desilusiones del siglo que termina, hacen pensar a la gente que puede o debe tomar

la justicia por mano propia, o, en el mejor de los casos, corresponsabilizarse de medidas de seguridad que le

conciernen.

Eso ha generado dos cosas: 1) las nuevas tendencias y teorías para un control alternativo al

del sistema penal, incluidas las tesis abolicionistas, -que son bien interesantes y debieran discutirse esta

tarde- y 2) que el objetivo inmediatista de la seguridad se haya convertido en un tema más debatido que el de

la Prevención, entendida ésta como se había venido exponiendo durante muchos años.

La emergencia del temor al delito, entonces (sin duda tanto o más importante, social y polí-

14Sobre este fenómeno, Vid MARCUS, Michel: “El delito y los modos de regulación de los conflictos urbanos”,en Delito y Seguridad de los Habitantes, de. Por Elías Carranza, México, Siglo XXI Editores, 1997, pp.99 ss.15Cfr. sobre esto: ANIYAR de C., Lola: Criminología de la Reacción Social, Maracaibo, Publicaciones delCentro de Investigaciones Criminológicas de la Universidad del Zulia, 1976.16Como ha dicho Brooks, “dados los elementos irracionales del miedo, éste puede considerarse más difícil deerradicar que el delito mismo”. Cit. Por ANIYAR de C., Lola: Criminología de la Liberación, Maracaibo, De. Dela Universidad del Zulia, 1974, p. 259. También se sabe que el miedo no se corresponde con la medida realo el aumento de la delincuencia, sino que hay un “contagio” del miedo, al que mucho contribuyen los mediosde comunicación, ibíd, p. 159 y ss.

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ticamente que el delito mismo)16 , ha venido desplazando el debate crítico sobre la sociedad, sus parámetros

morales y las deficiencias de las Políticas Sociales, en favor de los medios técnicos a utilizar para evitarlo

aquí y ahora.

Agréguese que se espera que para dentro de las dos décadas siguientes, la gran mayoría de

la población planetaria vivirá en las ciudades, y que la inseguridad tiene que ver, en mayor grado, con las

poblaciones altamente urbanas, súmese a esto el desajuste social ocasionado por la liberalización de la

economía y podemos entender la ansiedad por encontrar remedios a la inseguridad; tema, por cierto, que

hay que manejar con el cuidado debido, para que no se convierta en una bandera del paradigma autoritario

de Ley y Orden, la cual ondea peligrosamente cada vez que la población se siente desprotegida, bien por la

delincuencia, bien por algunas circunstancias económicas o sociales.

El sentimiento de inseguridad se ha convertido en un problema centralmente político, que

aparece en todos los discursos y programas electorales, que es tema de escandalosa presencia en los

medios, y que presiona tanto a los gobernantes que a veces no permite a las agencias públicas el tiempo

necesario para largas disquisiciones, ni para programaciones cuidadosas, de modo que hasta las evaluacio-

nes y ajustes de las medidas asumidas se hacen generalmente sobre la marcha. Y debe ser así, pues

muchas veces los estudios y propuestas hechos a nivel académico, tropiezan con las particularidades de los

medios sociales, culturales y económicos donde deben ejecutarse. Porque no hay recetas universales.

El marco sociopolíticoEn el marco de la prevención del delito, la participación ciudadana, la cual es parte de la hoy

llamada «nueva prevención», tiene un rol fundamental, y ha comprobado su satisfactorio grado de eficacia

dentro de los límites que tiene una visión parcial del fenómeno.

Curiosamente, la presencia de los ciudadanos en la acción que tradicionalmente ha sido

asignada al Estado, pertenece por igual a dos corrientes muy disímiles del pensamiento político, lo cual, sin

duda, también es una ventaja para su aceptación:

1) De un lado, puede considerarse parte de una concepción avanzada de la democracia social (la

democracia participativa), en la que los ciudadanos tienen algo propio que decir y un espacio para

actuar directamente de acuerdo a su particular concepción del mundo y sus intereses específicos,

los cuales son generalmente locales. En esta concepción, profundamente humanista, desplegar la

energía social es una forma de perfeccionar la democracia. Y ella es convocada para participar y

responsabilizarse de las tomas de decisión de todas las políticas sociales.

2) Por otro lado, que es precisamente el menos humanista, el llamado a la participación se inscribe

dentro de la actual tendencia política dominada por el binomio globalización-descentralización17, que

tiene que ver con el debilitamiento del Estado-Nación en beneficio de la desregulación y de la libertad

en las relaciones sociales y económicas; que hace deslizar, hacia los gobiernos locales y las comu-

nidades, el control interno de la vida social y la solución del mayor número posible de necesidades y

conflictos. Elementos de este nuevo sistema, son los siguientes: a) el progresivo abandono de las

responsabilidades tradicionales de un Estado, ahora minimalista. Consecuencia de la primacía de la

17CRAWFORD, Adams: The Local Governance of Crime, Oxford, Clarendon Press, 1997, p. 4.

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libertad del mercado es, por una parte, la reducción del Estado, del cual se espera que se limite a

básicas cuestiones estratégicas (defensa de fronteras, ambiente, impuestos, legislación para la con-

vivencia al margen del marco desregulado de la economía); y b) que se haga un llamado a la

autoayuda (self help) en los otros ámbitos que habitualmente comprendían la asistencia social. De

la misma manera con que, por ejemplo, desaparecen los Institutos de Protección al Consumidor,

para dar paso a los Institutos de Protección a la Libre Competencia, considerando que el consumidor

debe y puede defenderse solo, o apoyarse en las Leyes de la Oferta y la Demanda. Así, se mira al

ciudadano como capacitado, a través de sus propias organizaciones, para la defensa de su paz local.

La descentralización administrativa es parte de esta nueva concepción de la gerencia públi-

ca. Y la participación social se convierte en uno de los extremos aceptados del continuum de la descentrali-

zación, el cual culmina con las políticas de privatización, la cual se prevé, como se ha dicho, prácticamente

en todos los órdenes.

«Poner a participar» es, entonces, una forma de compensar las deficiencias, reales o progra-

madas, del Estado.

A esto se agrega que la acción del Estado en la Prevención General, entendida ésta como

Política Social, nunca es totalmente abarcante, totalmente satisfactoria, totalmente eficiente. Aún cuando es

una utopía, - para utilizar las palabras de Baratta: una utopía positiva -, y ella debe orientar la acción oficial,

el Estado actual tiene debilidades fundamentales, tanto en lo económico como en lo organizacional, que le

impiden poner en marcha un programa cien por ciento racional y efectivo para la Prevención General.

Implicaría asegurar un complejo sistema de libertades donde exista, a la vez, absoluta igualdad de oportuni-

dades, pleno empleo, sistemas de salud y educación eficientísimos, política habitacional que cubra el territo-

rio nacional, e, inclusive, una regulación de las ganancias y de los ingresos que impida una excesiva diferen-

cia de recursos entre los diferentes estratos sociales. La hiperracionalidad y el verticalismo propios del

Estado socialista permitieron cubrir en una gran extensión estos objetivos. Sin embargo, no pudieron finan-

ciar tantas responsabilidades durante mucho tiempo. Hoy se dice que fue esta imposibilidad financiera, más

que una reconsideración ideológica, lo que generó la caída del Muro de Berlín.

En lo estratégico, pues, nos encontramos con que una consecuencia de la quiebra económi-

ca del Estado Asistencial, es la creciente escasez de recursos públicos para satisfacer las necesidades

colectivas: el Estado no puede ya invertir como antes, y se encuentra ante la alternativa de no producir

respuestas adecuadas a los problemas o de buscar la cooperación de los particulares. En el terreno de la

seguridad ciudadana esto podría expresarse - más gráficamente que en otras áreas -, con la frase «sálvese

quien pueda». La debilidad económica del Estado, pues, frente a una gestión tan ambiciosa, también convo-

ca a la participación ciudadana.

Esta escasez de recursos no es característica solamente de los países latinoamericanos. En

Europa, el problema de la reducción de la asistencia pública o social y la contracción del Estado, se plantea

precisamente por el desequilibrio de los presupuestos oficiales que no resisten más el peso del creciente

Estado de Bienestar.

Agreguemos que, por oposición a la hiperracionalidad de los regímenes verticales o, lo que

es lo mismo, por su definición como un sistema de consensos, negociaciones y libertades, en los regímenes

horizontales hay también un problema de gobernabilidad, que habiendo sido asumido como real, convoca a

la co-responsabilidad ciudadana.

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El llamado a la participación se produce también porque, en lo táctico, el Estado nunca

puede estar lo suficientemente cerca de la gente como para compartir y comprender sus vivencias, sus

necesidades, sus aspiraciones, su cotidianeidad, y hasta sus diversidades. Es decir, sus prioridades. Que,

además, son variables según los diferentes espacios sociales.

Es pues, también, un reconocimiento de la ineficacia del sistema penal.

Así, el recurso a la participación se eleva a todas las instancias de este sistema, incluida la

Administración de Justicia.

Los inicios de la participaciónLa primera etapa de la historia del control parece ser la participativa. La presencia ciudadana

en el control social no es nueva; por el contrario, es tal vez la más antigua forma de control. En la Biblia ya se

encuentran formas de justicia colectiva. Lo eran el Sanedrín y otros Consejos de Ancianos de la antigüedad.

Pero se trataba generalmente de sistemas autogenerados por la sociedad, que no obedecían sino a sus

propias normas.

Una vez que se fortalecieron los sistemas de dominación feudales, la actividad contralora

perteneció a los Señores y a los Reyes, quienes en ocasiones la compartían con los ciudadanos.

Crawford18 relata la existencia de los tything systems que, según algunos autores, se cono-

cieron desde la época del Rey Alfredo. Estos sistemas establecían la obligación de todo hombre mayor de 12

años, de formar un grupo con 10 familias vecinas (esto constituía un tything), cuya responsabilidad colectiva

era la de guardar el orden y llevar a juicio a las personas que cometían delito y que, de paso, se ocupaba de

cobrar los impuestos reales. A su vez, éstos tything se asociaban en grupos de 100, quienes rendían

cuentas a un hundredman. En 1285, el Estatuto de Winchester consagró lo que se llamaba el principio de la

responsabilidad local en la actividad contralora, y establecía la obligación de abandonar el trabajo y perseguir

el fugitivo cuando se hubiera dado la voz de alarma.

Posteriormente, las reglas del nuevo Estado, que hoy con modalidades conocemos, trajeron

no sólo la codificación y un orden diferente, sino también la aparición de la policía profesional.

Es contra esta policía que, a través de los años, se va a insurgir con propuestas de presencia

civil.

Community PolicingLa primera revolución contra la policía profesionalizada es la llamada Community Policing.19

En general, esta es una propuesta para mejorar cualitativamente una policía profesional basada en normas

rígidas para la acción y para las actividades sumariales: la que trabajaba en el interior de sus Departamentos

y se presentaba a la comunidad sólo cuando era llamada a imponer el orden; o cuando era enviada por sus

18CRAWFORD, Adams: The Local Governance of Crime, Oxford, ClarendonPress, 1997, oo. 29 ss.19TROJANOWICZ, Robert; KAPPELLER, Víctor; GAINES, Larry; BOUQUEROUX,Bonnie: Community Policing. A Contemporary Perspective, Cincinati, AndersonPublishing Co., 1998, 2nd de. (pp. Xi, xii).

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propios jefes a hacer investigaciones o redadas. A través de esta nueva filosofía policial, la policía de patrulla

es sustituida por una policía más libre y creativa, más en contacto con la gente, que espera escuchar las

prioridades de esa gente antes de actuar y que incorpora la colaboración de la misma en sus actividades

propias. La policía deja así de ser reactiva para convertirse en proactiva, y sus agentes no sólo son más

autónomos, sino que deben considerarse a sí mismos como una nueva generación de policías. Se considera

la única agencia de control social que está abierta las 24 horas, durante los 7 días de la semana. Entre sus

objetivos deberá estar el impulsar cambios, no intentar dar órdenes a la comunidad desde su exterior y

trabajar en forma descentralizada. Con una policía de este corte, se tendrán más probabilidades de mejorar

la calidad de vida de los vecinos, de aumentar el nivel de seguridad ciudadana y de disminuir el miedo al

delito.

Esta reformulación de la actividad policial tiene también la ventaja de que puede borrar la

tradicional desconfianza que siente la comunidad por la policía, la que, - no sin razones que los criminólogos

críticos conocemos bien -, a veces es más temida que la delincuencia. Y, además, al ser asignada a una

zona específica, la acción policial tiene la potencialidad de extenderse a otras esferas de colaboración en la

vida ciudadana del grupo de referencia, y de hacerse más participativa, en la medida en que se involucra más

con los problemas de la comunidad. La policía, en estas condiciones, está en mejores condiciones de enten-

der los condicionantes negativos del entorno y de poder incidir sobre ellos.

Esta es la primera revisión que hace la policía de su eficacia y de su rol. Disminuye su papel

autoritario y fundamentalmente represivo para convertirse en preventiva. Es una policía que vive en la comu-

nidad y que comparte la vida de las comunidades, que conoce a sus miembros, que indaga sus prioridades,

que trata de resolver sus conflictos antes de que se conviertan en hechos abiertamente delictivos, que es

ayuda en momentos difíciles. Generalmente, es más una teoría policíaca que una teoría política de la parti-

cipación. Por eso, y en razón de provenir del interior mismo de la institución, allí encontraremos a veces un

lenguaje típicamente policial. Por ejemplo, entre los diez principios de la Community Policing, según Trojanovicz,

a quien se le considera el padre de esta nueva concepción, encontramos la siguiente expresión: «Community

Policing implica un nuevo contrato entre la policía y los ciudadanos a quien sirve ... Esta nueva filosofía

descansa en la creencia de que la gente, en la comunidad, merece influir (input) en el proceso policial, a

cambio de su participación y apoyo». En efecto, algunos policías piensan que simplemente están manipulan-

do a la gente para los objetivos de la policía tradicional. Esta es una de sus posibles perversiones.

Los límites entre la policía comunitaria y la comunidad actuando como policía son difusos y

movedizos. Y esta expresión (“Community Policing”), abarca algo más que «policía Comunitaria». Significa

también acción policial de la comunidad. Depende de los modelos. Por ejemplo, el modelo que presenta

Wicoff de Community Policing20 se parece mucho a los Comités de Seguridad Vecinales. Hay una estación

policial en el vecindario, se privilegia el patrullaje a pie, existen encuentros periódicos entre policía y vecinos,

y hay coordinación con el sistema del neigborhood watch. Sin embargo, se trata de «encuentros « y de

«coordinación», no de interacción, y la respuesta está basada en la normativa legal contra la droga y contra

el delito. Sigue siendo, pues, un modelo policial. Inclusive se habla de la preparación académica de cuidados

en esta materia.

De la Community Policing, pues, se evolucionará hacia los verdaderos sistemas de participa-

20WICOFF, Mary Ann: ver página Web de Partneship Against Violence.

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ción ciudadana.

En todo caso, la policía comunitaria aunque es sin duda un gran avance sobre el modelo

profesional, y aunque reposa sobre un cierto grado de participación, no representa aún un modelo totalmente

social, y su éxito dependerá del tipo de formación de los agentes policiales así como del grado de penetra-

ción que haya en ellos y en los jefes de Departamentos Policiales, de la cultura corporativa que tan bien ha

descrito Zaffaroni.

Antecedentes teóricos y formas de control participativo en la prevención

Tesis diversasLa participación comunitaria se inscribe en sucesivas tesis de este fin de siglo, que pueden

comprenderse en conceptos como los de «Gobierno a Distancia», «Gobernar sin Gobierno» (Rhodes, 1995),

«Policías sin Uniformes», «la Muerte de lo Social» (Rose,1996), «el Vaciamiento del Estado-Nación» (Jessop,

1993), la «Emergencia de la Sociedad de Riesgo» (Beck, 1992), y «Menos gobierno pero más gobernabilidad»

(Osborne y Gabler 1992), los cuales se explican por sí solos.21

Modalidades de prevención vecinalHay que comenzar diciendo que estos sistemas no son totalmente efectivos, ni dan posibili-

dad de predecir sus resultados y que a veces son ellos mismos también ingobernables. Tampoco los que

vamos a identificar a continuación son los únicos: hay sistemas que son algo más que las organizaciones

que el Estado facilita y apoya. A veces se trata de las zonas grises neo-corporativas de las que habla

Habermas para referirse a las élites de poder local, los partidos políticos, las agencias preestablecidas, las

organizaciones caritativas y religiosas, elementos del mundo académico y representantes de otros grupos

privados organizados, que pueden tener estrategias y hasta valores diferentes a los oficialmente persegui-

dos, y que están siempre dispuestos a mediatizar las organizaciones comunitarias.

«Vigilancia del vecindario» (neighborhood watch), «Espacio Defendible» (defensible space),

y «Vigilantismo», son las diferentes expresiones que se han utilizado para mencionar algunas de las moda-

lidades actuales de la participación. Los «Comités Vecinales de Seguridad», por su parte, son un sistema

que hemos conocido muy de cerca pues desde nuestra responsabilidad de gobierno tuvimos la ocasión de

ponerlos en práctica. A explicarlos nos dedicaremos en un aparte especial.22

Consecuencia filosófica no desdeñable de esta manera «tecnocrática» de enfrentar el delito,

es que se abandonan las teorías causalistas de la personalidad criminal y se disminuye el interés en las

prácticas rehabilitadoras.23

1) «Vigilancia del Vecindario» (neighborhood watch), son formas de coordinación de los habitantes

21Véanse in extenso las tesis (más que teorías) que a continuación se describen, las cuales han sido toma-das de CRAWFORD, Adams: The Local Governance of Crime, Oxford, Clarendon Press, 1997, pp 29 ss.22Ob. Cit.., p. 4.23CULBERTSON, Wiliam: Political History of Private Power in America, 1990.

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de una zona, para realizar patrullajes a pie o vigilancia por turnos en el vecindario. Un control estricto

debe ejercerse sobre este sistema para evitar que degenere en otros que, a través de la historia, han

tenido gravísismas consecuencias de ilegalidad, atropellos y connotaciones definidamente

antidemocráticas; por ejemplo, la ultilización de alambradas o cercas electrificadas, el uso de perros

asesinos y, en su grado más peligroso, el llamado «Vigilantismo», en el cual puede asumirse la

justicia por mano propia, o arrastrarse a la comunidad en una violenta «Caza al Enemigo» que en

ocasiones puede degenerar en linchamientos. Los linchamientos son generalmente producto del

vigilantismo. Culbertson24 ha llamado la atención sobre el poder privado y considera que el vigilantismo

ha estado presente en todas las etapas de la historia norteamericana, desde los inicios de la nación,

en el Far West. De esos orígenes, que sin embargo también se encontraban en la Europa del medio-

evo, provienen los llamados al público para que detengan a personas sospechosas o criminales, en

los afiches o páginas de periódico con las fotos de las personas solicitadas a cambio de premio.

Estos son los denominados «Crime Stoppers», ampliamente utilizados en los Estados Unidos a

través de los métodos más disímiles, como las páginas web, donde aparecen los datos de la perso-

na buscada: apodo, último domicilio, y así sucesivamente. No siempre es a cambio de premio, y a

veces se pide la colaboración de la comunidad hasta con títulos humildes como: «Autoridades solici-

tan ayuda para perseguir a un fugitivo».

Estos métodos no son aceptables, no sólo porque abren la posibilidad de extralimitarse hasta el

punto de que algunas personas se convierten en verdaderos policías particulares y dedican su vida

a perseguir las recompensas, sino por su inaceptable contenido infamante y estigmatizador. Este

sistema, por otra parte, cuando es a cambio de premios, le otorga un sentido mercantilista al deber

ciudadano de no ocultar el conocimiento que tiene de un delito o de advertir la presencia de un

delincuente. Los países que han sufrido regímenes autoritarios saben lo peligroso que es, además,

facilitar un modelaje de sociedad de denunciantes.

Marta Huggins ha escrito sobre las relaciones del Vigilantismo y la política en América Latina, espe-

cialmente en los regímenes autoritarios, incluyendo los homicidios por encargo, linchamientos y

escuadrones de la muerte y algunas formas de violencia extralegal de la policía.25

Precisamente para evitar la desviación del vigilantismo, es conveniente prever un buen sistema de

participación, controlado dentro de los límites legales.

2) La tesis de la «oportunidad» y de la «prevención situacional del crimen», de Clarke y otros, explica

que el delito es mayoritariamente un producto de la oportunidad. Se evitaría o reduciría el delito, por

una parte, reduciendo las oportunidades físicas del crimen (sustituyendo teléfonos públicos opera-

dos con monedas por otros de tarjetas magnéticas, creando la modalidad de tarjetas de pago en los

almacenes, en vez de pago en efectivo, y hasta colocando los llamados «policías acostados» en las

calles, y estableciendo defensas especiales); y por la otra, disminuyendo su atractivo en el mercado

ilegal (marcando los objetos), así como aumentando el nivel de detección del mismo. En esta última

situación se ubica la tesis del “Espacio Defendible”.

3) «Espacio Defendible» es el nombre que Newman da a su tesis, en 1972, a partir de un trabajo

inicial de Jacobs (1961) en Estados Unidos, seguidos por los trabajos de Alice Coleman en Gran

24Ibíd.25Víd HUGGINS, Martha: Vigilantism and the State in Modern Latin America: Essays on Extralegal Violence.

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Bretaña (1985).26

Estas tesis están vinculadas a la Escuela de Chicago de los años 30, y pueden ser encuadra-

das dentro de la clasificación de “teorías ecológicas de lucha contra el crimen”. El espacio defendible está

definido por un tipo de sistema constructivo habitacional que permite zonas de vigilancia en común, amplia-

mente iluminadas, o circunscritas por casas, por muros o cercas o con monitores, que permiten una mirada

permanente sobre ellas y sobre el juego de los niños y una mayor visibilidad del paisaje que es marco de la

vida cotidiana. Consiste, en el decir de Colman, en una manera de evitar las zonas anónimas y confusas, que

no pertenecen a nadie, a las que nadie cuida y sobre las que nadie tiene control; es decir, en cortar el

paradójico proceso de la urbanización tradicional en el que se «rompe la comunidad y, sin embargo, se dejan

extraños dentro de ella». Algunos proyectos habitacionales públicos fueron hechos con esa orientación. Y

muchos proyectos privados se han puesto en práctica con esta modalidad.

Esta serie de modalidades del pensamiento preventivo, culmina con la tesis de Wilson y

Kelling’s (1982) de la « vitrina rota»; expresión que simboliza el deterioro del vecindario, lo que se daña y no

se repara, algo de lo que nadie aparentemente es responsable y que no moviliza a nadie. La presencia de

estas incivilidades, contribuye al abandono de la zona, a que el control informal desaparezca, y a que el delito

se incremente en un círculo vicioso que, reiteradamente, va aumentando y fortaleciendo la criminalidad.27

Estas «cosas pequeñas», que hoy se denominan «faltas de civilidad», o «incivilidades»

(incivilités) o microdelincuencia, en el decir de estos autores, es lo que ha ocasionado el fracaso de la policía

profesional, la policía de patrulla, que arranca al policía de la comunidad al introducirlo en estos vehículos, y

lo separa definitivamente de ella.28

Parece importante detenernos un instante a esclarecer el concepto de «incivilidades», que

es aquello por lo que más sufren las clases desprotegidas.29

Las incivilidades son «malas conductas», infracciones o conductas agresivas o

atemorizadoras, previstas o no en las leyes, pero que no siempre llegan a ser consideradas delito, ni son

perseguidos como tales por los funcionarios de la justicia penal, aunque en ocasiones están previstas en

Códigos Penales, de Policía, o en los Libros de Faltas o Contravenciones y en las Leyes Peligrosistas.

Son incivilidades, por ejemplo, la destrucción de los aparatos telefónicos públicos, los des-

trozos en el alumbrado, las amenazas o «cobros de peaje» a los vecinos; las acciones tendientes a asustar

a los pasajeros en los Metros o Subterráneos u otros vehículos de transporte en común, o la evasión del pago

del mismo, la destrucción de sus asientos o de las instalaciones eléctricas; las expresiones obscenas reite-

radas contra alguien, y otros tipos de provocaciones verbales; el mostrar los genitales a las mujeres del

vecindario; el robar la ropa puesta a secar en los patios de las casas, u objetos de adorno o uso cotidiano; la

borrachera pública; la actitud agresiva de bandas juveniles, las amenazas a niños que regresan solos de la

escuela. Ese tipo de conducta suele ser de gran impacto para la calidad de vida de los ciudadanos, precisa-

26Ibíd, pp. 29 ss.

27Ibíd.28WALKER, Samuel: “Broken Windows and Fractured History. The use and misuse of History in RecentPolice Patrol Analysis, en Dunham, Roger y ALPERT, Geoffrey: CRITICAL ISSUES IN POLICING,Contemporary Readings, Illinois, Waveland Press, 1997. 3ª. ed29Ver sobre esto: MARCUS, Michael: “El delito y los modos de regulación de los conflictos urbanos”, y BARATTA,A.: “Entre la política de seguridad y la política social”, en Delito y Seguridad de los Habitantes, ed. por ElíasCarranza, México, Siglo XXI Editores, 1997, pp. 99 ss, y pp. 80 ss, respectivamente.

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mente porque se producen en la vida cotidiana, y pueden provenir casi de cualquier persona. Pero cuando se

trata de actitudes persistentes, sobre todo cuando provienen de grupos de personas, el terror colectivo se

convierte en obsesión.

Algunos mecanismos conocidos de control posterior, como la mediación, la solución privada

de los conflictos, y hasta el recurso a los Jueces de Paz en caso de fracaso de la acción comunitaria, pueden

ser efectivos para evitar el deslizamiento al delito, cuando la acción es dañina, pero aún no incriminada. Pero

si solamente la presencia ciudadana sirviera para reducir esas conductas, ya se estaría generando un

significativo incremento de la calidad de vida, y una contención importante del sentimiento de inseguridad.

La importancia de combatir la microdelincuencia tiene que ver, por lo tanto, con el expandido

temor que ella causa y con su cotidianidad; y sobre todo porque es la que más se ha incrementado en los

últimos tiempos, porque la acción policial sobre ella es muy rara y casi nunca se castiga a los culpables.

Algunas veces la participación se produce en gran escala, como cuando se involucran varias

instituciones en la prevención de la violencia, generalmente juvenil, cuyas víctimas son también jóvenes o

niños.30 Los objetivos pueden ser controlar el porte de armas, la droga, el alcohol y el cigarrillo.

«Partnerships to Prevent Youth Violence», por ejemplo, es un llamado a la colaboración

entre las escuelas, los padres y representantes, las asociaciones de vecinos, los grupos profesionales y las

organizaciones de servicio. Entre otras cosas, provee de un decálogo de cosas que hay que enseñar a los

niños en las escuelas para contener la violencia y la victimización en su sector: enseñar a los jóvenes a

utilizar medios pacíficos para resolver sus conflictos, a mediar entre sus compañeros en disputa, evitar que

las confrontaciones en los campos de juego se conviertan en violencia, cómo resistir a la presión de los

compañeros a consumir drogas y a evaluar los posibles resultados de los actos violentos.31

Ventajas del control participativoLa popularidad del control participativo estriba, entre otras cosas, en que sustituye a la

desprestigiada policía motorizada, en la tranquilidad que da la vinculación con agentes policiales conocidos

y relacionados con los vecinos, en basarse más en las nociones de seguridad y de vigilancia que en la de

acción policial, en la circunstancia de que son los ciudadanos los que colaboran con la policía, pero no son

ellos mismos policías (ni lo parecen) y en la constatación de que la criminalidad suele ser intra-clase, intra-

racial y afecta predominantemente a los más pobres, lo que hace que la gente del sector suela conocer a los

culpables. Especialmente a aquellos que cometen lo que hemos identificado como incivilidades.

30Ver página web del National Criminal Justice Reference Service (NCJRS) : www.NCJRS.org, la cual exponeuna cantidad invalorable de programas preventivos en colaboración con la comunidad en los Estados Uni-dos; la JIC Prevention Page, buscar en la red: Partnerships Against Violence.31Ibíd: Partnerships to Prevent Youth Violence, Series BJA, agosto 1995: 1) usar argumentos, no puños oarmas; 2) usar vías seguras para regresar a casa; 3) reportar delitos o situaciones peligrosas y tener voluntadpara servir de testigo; 4) no abrir la puerta a desconocidos; 5) no ir con desconocidos a ninguna parte; 6) sialguien intenta abusar de ellos, decir no, alejarse y contárselo a un adulto confiable, ayudándoles a tenerconciencia de que eso no es culpa suya; 7) buscar la compañía de jóvenes no violentos y que no consumandrogas y alejarse de los centros de conflicto; 8) involucrarse en programas para mejorar la seguridad einstalaciones de la escuela, hacer boletines, participar en manifestaciones contra la violencia, y, si no hayprogramas, crearlos; 9) ayudar a los más jóvenes a no ser víctimas de crímenes; 10) ser un voluntario y unmodelo positivo.

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Otra ventaja posible de estos sistemas, es que la gente asume un sentimiento de territoriali-

dad, que se vincule más a su ambiente, que permanezca más tiempo viviendo en la zona con la posibilidad

de que allí crezcan y funcionen líderes positivos del grupo, que faciliten buenos procesos de identificación.

No hay que descuidar el hecho, sin embargo, de que ese sentimiento de territorialidad puede degenerar en

agresividad para los outsiders, o hacer creer que los insiders no son peligrosos para el grupo, lo que a veces

no es cierto.

Baratta pone un interrogante detrás de los sistemas de participación. Según él, ellos pueden

quedarse sólo adelantando las funciones simbólicas, de capitalización de consenso populista por parte de

los políticos «La nueva prevención al igual que la vieja justicia penal, puede entonces desempeñar su papel

en una política como espectáculo, es decir, en la tecnocracia del poder, en lugar de ser expresión de demo-

cracia, o sea, de la autoorganización de la respuesta pública a las necesidades de quienes son sus verdade-

ros portadores»32

La observación de Baratta tiene que ver con la tradicional y generalizada desconfianza de los

criminólogos críticos hacia los políticos. Es, sin embargo, contradictoria con el compromiso asumido por

nosotros de asumir el poder para poner en práctica las teorías, y por este camino, convertirnos en políticos de

nuevo cuño, cosa que más de uno ha hecho hasta el momento (por ejemplo, Zaffaroni, Batista, Pavarini,

Kosovski, Delgado Rosales y quien suscribe), con la mayor transparencia y una actitud engagée. Es también

contradictoria con la constatación que hemos hecho de la actitud hiper-represiva de la comunidad, de la

rabia, -legítima o no-, que a veces la posee, y de las posibilidades de su desbordamiento violento. La aplica-

ción de técnicas de carácter democrático y progresivo no puede confundirse con «tecnocracia del poder».

Por otra parte, si no hay una disposición proactiva por parte del Estado para poner en marcha estas iniciati-

vas, adelantándose en el tiempo a las tomas de conciencia colectiva, estamos retrasando la experiencia de

la organización popular. En nuestro gobierno, la participación fue una constante en todas las áreas en las que

nos tocó actuar: en salud (entregando a la comunidad la administración de los recursos aportados por el

gobierno a los hospitales y ambulatorios), en educación (mediante el proyecto de Escuelas Activas, en las

que la comunidad de padres participaba del proceso enseñanza aprendizaje, de la gestión escolar y hasta de

la elaboración de meriendas y uniformes de los escolares, a través de la formación de microempresas

familiares), en seguridad, con los Comités de Seguridad Ciudadana, en cultura, con las organizaciones

comunitarias de cultura, en vivienda con las Asociaciones de Vivienda, y la enseñanza y aportación de

sistemas autoconstructivos; y hasta en obras públicas, donde a veces nosotros aportábamos los materiales,

y la comunidad la mano de obra, o bien entregábamos contratos a asociaciones creadas en los barrios para

el equipamiento de los mismos. Para ello pusimos en movimiento un Departamento oficial, especialmente

asignado a la organización de la comunidad, es decir, para orientarla y enseñarle sus derechos y posibilida-

des de autoayuda y para ofrecerles el apoyo logístico, técnico, y financiero del gobierno. No sé si eso se

llama tecnocracia o espectáculo populista, pero la gente aprendió a responsabilizarse de la satisfacción de

sus necesidades, entendió el sentido de la organización, asumió al gobierno como un colaborador y un

promotor y no como un ente que entregaba limosnas; y se sintió orgullosa de sus logros, que concibió como

propios.

32BARATTA, Alessandro: Política Criminal: “Entre la política de seguridad y la política social”, en Delito ySeguridad de los Habitantes, ed. por Elías Carranza, México, Siglo XXI Editores, 1997, p. 89.

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Los Comités de Seguridad Vecinales. La experiencia del Estado Zulia, enVenezuela

En l994 asumimos, por elección, el gobierno del Estado Zulia. Este Estado, con 3 millones de

habitantes, es una entidad económicamente poderosa, pues es el principal productor de petróleo y carbón, y

tiene un alto nivel de producción ganadera y agrícola. Tiene uno de los puertos más importantes del país, el

de Maracaibo, y es también por eso un centro de comercio importador. Es un estado limítrofe con Colombia,

con una frontera que podríamos llamar «caliente» por las incursiones de la guerrilla y el narcotráfico prove-

nientes del país vecino, todo lo cual determina un alto porcentaje de robo de vehículos y de secuestros de

ganaderos con fines de rescate. Pero, a la vez, un empresariado enérgico, que no emigra y que constituye un

grupo de presión significativo. Así como unas fuerzas armadas muy activas en el resguardo fronterizo y del

orden público, por tratarse de una zona petrolera, y, por lo tanto, de estratégica importancia para el país.

La presencia de una población indígena campesina que, aunque no muy abundante, está

bien organizada, con sus propios requerimientos de desarrollo, -una buena parte de ella ubicada en las zonas

fronterizas-, había producido algunos actos de violencia contra los empresarios de la ganadería y sus fincas,

pero también ha tenido sus víctimas de atropellos y despojos, en algunas ocasiones por parte de éstos, en

otras por parte de las fuerzas armadas.

Encontramos una policía que, en términos generales, era corrupta, perezosa, desorganiza-

da, inculta, mal remunerada, dirigida por un coronel de la Guardia Nacional, la cual solía cometer sus propios

delitos.

A ese panorama general que era, sin embargo, muy específico del Estado Zulia, se sumaban

los hechos delictivos habituales en todo medio: corrupción, abuso de poder, violencia doméstica, violación de

derechos fundamentales y delincuencia de toda índole. Así que nos obligaba a diversas y enérgicas acciones

en diferentes frentes. Es decir, implicaba poner en práctica una visión global de la prevención que, al tratarse

de una acción de gobierno conformado por funcionarios de una misma categoría ideológica, tenía la posibi-

lidad de insertarse en una concepción especial de la sociedad; es decir, en una política social que tenía sus

prioridades axiológicamente predeterminadas. Claro que la política social (educación, salud, nutrición, vi-

vienda, cultura, condiciones sanitarias) era (es) una actividad a largo plazo, en tanto que algunas de las

actividades preventivas tenían la posibilidad de dar resultados a mediano y corto plazo.

Por eso, además de la Dirección de Prevención del Delito, (la cual debía producir estos

programas a corto y mediano plazo), de la Oficina de Salvaguarda del Patrimonio Público, para luchar contra

la corrupción; del Instituto de Protección al Consumidor, y de la Defensoría de los Derechos Humanos, la

Oficina de Protección al Indígena y la de Atención al campesino, todas las cuales también creamos, porque

no existían, hubo acciones que estaban orientadas específica, aunque no exclusivamente, a la seguridad.

Así, hubo programas para reducir la violencia doméstica y sexual, las cuales llevamos a cabo

conjuntamente con las autoridades civiles (Prefectos) en las diferentes parroquias, y la Casa de la Mujer (que

era una preexistente organización civil de voluntarios). Igualmente, se tomaron decisiones y se hicieron

cambios significativos con vistas a sanear la policía y dotarla de medios para actuar con prontitud.

Por supuesto, la inseguridad era parte importante de la agenda política. En efecto, el senti-

miento de inseguridad era general y clamaba cotidianamente, especialmente en los barrios más desfavorecidos,

por una respuesta satisfactoria. Puede decirse que obedecía a presiones reales y que estas presiones eran,

más que la motivación para una acción populista, el reflejo de un grave malestar social que requería de una

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actitud oficial responsable. Enfrentar la delincuencia común, especialmente en los barrios, y hacerlo dentro

de un marco general de respeto de los derechos humanos, y de manera totalmente democrática, fue el reto

que se nos presentó.

De esta manera y, dentro de una política general de acción participativa en todos los órde-

nes, como hemos dicho, el gobierno regional que presidíamos crea en l995, las instancias de partenariado

para la seguridad: una a nivel de coordinación general, y otra local. El contexto en que se pusieron en

práctica estas iniciativas, determinó sus características.

El primer nivel estuvo constituido por el Consejo Regional de Seguridad, al cual fueron ads-

critos representantes del Poder Judicial, de la Policía, de las Fuerzas Armadas de Cooperación, de la Iglesia

y de la empresa privada (grandes y pequeñas Asociaciones de Comercio y Producción), así como de cada

una de las Alcaldías del Estado, y la Dirección Regional de Prevención del Delito; estaba presidido por la

Gobernadora y el Secretario de Gobierno. Su finalidad fue la de coordinar las acciones globales, producir un

brain storming de acuerdo a las experiencias y capacidades de colaboración de cada entidad, establecer

prioridades y evaluar los resultados. Desde el principio nos apercibimos de que, por la clase social a la que

pertenecían sus integrantes, las prioridades se orientarían al control de los robos de vehículos. Así fue, y

tenemos que reconocer que su actividad no tuvo mayor trascendencia, porque las llamadas «fuerzas vivas»

suelen protestar, pero casi nunca se involucran en las soluciones. Sin embargo, fue un primer paso para

concretar la necesidad de que todos los sectores sociales formen parte de las tomas de decisión.

Los Comités Vecinales de Seguridad. Su estructura: estas organizaciones de base estuvie-

ron fundamentalmente integradas por las Juntas o Asociaciones de Vecinos, los agentes policiales (preferi-

blemente habitantes de la zona) asignados a cada Comité; por el Prefecto o Jefe Civil de la Parroquia; por

representantes de las iglesias activas en la zona; por los vecinos voluntarios; por comerciantes, si los había;

y por representantes de las escuelas y los grupos culturales y deportivos. Estas categorías no eran fijas, y

dependían del grado de voluntad de cada uno para involucrarse y de la disponibilidad de tiempo que tenían.

Condiciones para pertenecer a ellos eran tener un grupo de personas realmente interesadas en la seguridad,

sin antecedentes penales y preferiblemente apartidistas.

Objetivos: Como hemos dicho, estos Comités debían tener como objeto:

1) no sólo la lucha contra el delito, sino la disminución del sentimiento de inseguridad;

2) el desestímulo a las brutalidades policiales;

3) el refuerzo de la solidaridad y de la organización;

4) facilitar el conocimiento de los modos de producción delictiva en cada zona y

5) valorizar respuestas sociales e imaginativas. Siendo un modelo abierto de reacción social sin más

límites que los que ponía la ley, aunque no necesariamente dentro de las respuestas que ella propo-

ne, la solución privada de los conflictos, el arresto policial, la indemnización, o cualquier otra acción

legítima posible, podía producirse en el medio.

Estrategias de Aplicación: Los barrios de Maracaibo33 , -ciudad donde comienza la experien-

cia-, como en muchas otras ciudades de Venezuela, suelen tener una trayectoria parecida a la de las perso-

33“Barrios” en Venezuela es una palabra que tiene connotación de zonas de habitación de vecindarios po-bres. En cambio, las de clase media y alta suelen llamarse “urbanizaciones”.

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nas: nacen con gran precariedad de recursos y luego crecen y se consolidan. Empiezan en forma repentina,

de la noche a la mañana, usualmente por invasiones a tierras ajenas, realizadas por un grupo de personas

que se pone previamente de acuerdo para hacerlo y que, una vez adentro, marcan el territorio y se organizan

para vigilarlo y defenderlo de la policía y de otros invasores. Generalmente buscan el padrinazgo de un

político que los proteja y le ponen el nombre de las madres de los presidentes, de gobernadores u otros que

suponen los pueden ayudar. Si logran permanecer, y muchos lo hicieron, el barrio comienza a consolidarse

porque la organización incipiente que lo constituye se sofistica cada vez más, inclusive en el terreno legal, al

constituir las asociaciones de vecinos previstas en las leyes, y se dedican a mejorarlo en servicios y en

calidad de las viviendas. Así, en algunos años, durante un período variable de tiempo, lo que en un inicio es

un rancherío de palos y planchas de cinc o de cartón, pasa a convertirse en barrios de aspecto grato y limpio.

Por eso, para comenzar, preferimos aquellos que ya tenían una historia asociativa. Comen-

zamos por interesarlos, por motivarlos a colaborar con la reparación de las casetas policiales que encontra-

mos abandonadas, y por poner en marcha los vehículos patrulleros descompuestos (casi todos los que

encontramos). El gobierno asignaba ciertos recursos, según las circunstancias: agentes policiales y apara-

tos de comunicaciones.

De esto es importante destacar que había inversión de capital vecinal, variable, por supues-

to, según las posibilidades del grupo. Con esto se reforzaban el sentido de pertenencia y la responsabilidad

común.

Hoy sabemos que, para que un modelo participativo vecinal tenga éxito, es necesario, en

primer lugar, asegurar las siguientes cosas: 1) que la comunidad misma identifique cuáles son los proble-

mas, 2) que los objetivos sean compartidos, 3) que el liderazgo sea igualmente compartido, y, preferente-

mente, 4) participación de jóvenes. Suele ser útil también involucrarlos en la reconstrucción del área física

común del vecindario, el rescate de los espacios abandonados para actividades positivas.

Evaluación: los autores se refieren normalmente a las dificultades de evaluación de proce-

sos tan complejos. Kennedy y Moore34 se refieren a ello al destacar las dificultades de categorización y

definición de estos procesos, que al ser abiertos y flexibles presentan diferencias y modalidades incontables.

Especialmente difíciles son los criterios de éxito a utilizar. Evidentemente, no es posible quedarse en cifras

sobre cuántos arrestos, cuántos bienes fueron recuperados, etc. Como se ha dicho, la importancia de estos

sistemas está menos en la cantidad que en la calidad. En primer lugar, porque es imposible conocer la

cantidad de hechos dañinos que no se cometieron, tratándose de actividades con más énfasis en la preven-

ción que en la represión. En segundo lugar, porque lo cualitativo no puede ponerse en cifras. No pueden

medirse con números la transformación de una comunidad indiferente en una de solidaridad activa, respon-

sable, la capacidad para innovar en soluciones. Habría que valorar la importancia del trabajo en equipo, de

las soluciones que se ofrecieron en cada caso e, incluso, las relaciones delincuente-víctima que pudieron

establecerse.

Sin embargo, algunos incrementos cualitativos podrían medirse: la reducción de la corrup-

ción y la brutalidad policiales, el sentimiento de inseguridad y el aumento de la credibilidad en la función

policial.

34KENNEDY, Davis, y MOORE, Mark: “What Social Science should be doing to evaluate Community Policing”en DUNHAM, Roger y ALPERT, Geoffrey: CRITICAL ISSUES IN POLICING, Contemporary Readings, Illinois,Waveland Press, 1997, 3ª. ed.. Estos autores se refieren a la Community Policing pero sus argumentacionesson buenas para todo tipo de policía preventiva y comunitaria.

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El nuestro fue un gobierno en el que los criminólogos, todos ellos pertenecientes a la corrien-

te crítica, participaron en políticas de prevención y seguridad, aun cuando también estuvo signado por esa

tendencia en materia referida a derechos humanos, como la no aplicación de leyes de peligrosidad predelictual,

el no reclutamiento forzoso, y los procedimientos no brutales de contención de manifestaciones o de desalo-

jo de invasiones. Durante ese tiempo, tratándose de un período muy corto (2 años), en el cual apenas se

inició el programa y se establecieron unos 120 Comités, sin haber podido alcanzar la cobertura de toda la

geografía regional que proyectamos, no podemos presentar una evaluación rigurosa de cómo funcionaron.

Especialmente tomando en cuenta los sofisticados instrumentos de evaluación que se requerían.

Aspectos positivos producidos: Tuvimos información de primera mano de la satisfacción que

estos Comités generaron y de la estimación que los más antiguos hicieron en el sentido de que habían

logrado obtener un «80 % de reducción de delincuencia», tomando en cuenta la cifra negra, extensísima, de

las llamadas incivilidades. Siempre entendimos que cuando hablaban de reducción de «delincuencia», ellos

computaban también las incivilidades, los pequeños hurtos, las agresiones cotidianas.

Desde el principio, pues, y a partir solamente de la expresión verbal de los miembros de

estos Comités, tanto ante los coordinadores oficiales como ante diferentes medios de comunicación, pare-

ciera que el resultado de estos Comités fue exitoso. La corrupción y los atropellos policiales parecían des-

aparecer en la zona, pues no hubo denuncias ni acusaciones.

Efecto significativo, aunque no sorprendente, pues en todos los casos en que hemos encon-

trado experiencias comunitarias sobre un problema, a menudo los vecinos extendían su radio de acción para

ocuparse de otros. Algunos de estos Comités empezaron a constituirse en agentes de protección general de

los habitantes del barrio con problemas de salud y de otra índole; además, se iban insertando voluntariamen-

te en otras actividades asociativas del gobierno (culturales, de salud, de obras públicas, rescate de estable-

cimientos deportivos abandonados), con lo cual incorporaban a su entorno otros elementos de la política

social en marcha.

Creemos que el resultado más importante fue la satisfacción que sentían de los que conside-

raban sus éxitos. Y eran en realidad sus éxitos. Nunca hubo una queja de linchamientos, de justicia por mano

propia, o algo semejante.

Otros vecinos, de diferentes barrios, acudían a las dependencias oficiales para que se cons-

tituyeran estos Comités en sus áreas. Rápidamente estuvimos desbordados, porque la preparación de cada

Comité tomaba cierto tiempo. Posteriormente, habitantes de urbanizaciones más favorecidas comenzaron a

solicitarlos. En estos casos, estaban más interesados en la caseta policial y la asignación de agentes y

vehículos patrulleros con exclusividad para el sector. Era evidente que cada clase social tenía requerimientos

diferentes, tanto en calidad como en cantidad. Las clases altas y medias tienen sus propios recursos para

defenderse (muros altos, rejas, seguridad privada, aparatos electrónicos, etc.). Así que, aunque dimos prio-

ridad a los más desprotegidos, en ocasiones en algunas urbanizaciones de clase media con tradición asociativa,

encontrábamos parte del trabajo ya adelantado y voluntad para colaborar poniendo al día, o construyendo su

propia caseta policial, o aportando otros recursos materiales; así que en algunos de estos casos, se les

asignaron también agentes y se instalaron Comités.

Al incluir Comités de clases medias y altas estábamos también desestimulando la contrata-

ción de policías privadas, que son difícilmente controlables.

Nos resulta difícil también evaluar la continuidad y el éxito del programa, una vez que el

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gobierno finalizó.

Tenemos a la vista un cuadro realizado por el gobierno actual, que nos produce una cierta

perplejidad. Se refiere, textualmente, a «Procedimientos policiales efectuados por los Comités de Seguridad

Vecinal». Dice que estos procedimientos, en el período 1996-97, fueron 2.402; con 3.390 detenciones prac-

ticadas, 490 vehículos recuperados, 461 menores retenidos, 142 armas incautadas, 2.621 objetos recupera-

dos, y 147 sustancias estupefacientes. No explica la fuente de información, ni los lugares, ni el tipo de

procedimientos. Suponemos además, a pesar del título del cuadro, que se trata de procedimientos policiales

«a instancias de los Comités», y no realizados por ellos mismos. Al interesarse más por lo cuantitativo que

por lo cualitativo, más que un verdadero análisis de su funcionamiento, lo convierte en un documento en

busca de impacto político.

Están por evaluarse casi todos los objetivos, así como la manera en que se producían e

insertaban las decisiones de la comunidad; así como sus relaciones con la policía y con los actores de los

hechos combatidos. Importante hubiera sido también conocer, de fuente interna de los Comités, qué tipo de

conducta consideraban prioritario perseguir, qué alternativas ofrecieron al sistema formal de control, y qué

soluciones preventivas podrían obtenerse del conocimiento más profundo y detallado de los hechos que

debían tener, tanto los agentes policiales como los otros miembros del Comité.

Como se trata de sistemas de «aprender haciendo», y novedosos, los sistemas de evalua-

ción tienen que ser sofisticados. Diseñar los instrumentos apropiados, es una tarea que está por hacerse en

el ámbito académico.

Disertación del Prof. Serges Bruneau, Responsable de Seguridad Ciuda-dana de la Ciudad de Montreal, Canadá

Ante todo, quisiera sinceramente agradecer al Ministerio de Justicia de la Nación, particular-

mente el señor Aparicio de la Secretaría de Politica Criminal, Penitenciaria y de Readaptación Social y al

señor Ciafardini, Director Nacional de Política Criminal, por la invitación y sobre todo por la acogida tan

expresiva.

La primera vez que visité su país fue en 1992, a pedido del alcalde de Córdoba, el doctor

Martí, con motivo de la puesta en marcha del “Foro sobre la seguridad de las ciudades de América latina”.

Esa experiencia fue para mi inolvidable, a punto tal que lo que más anhelaba era volver al

país del tango. Ahora que estoy en Argentina, espero que este reencuentro sea el preludio de una colabora-

ción constante y marcada por un enriquecimiento común entre nuestros dos países y más precisamente con

la municipalidad de Montreal.

La intervención que me propongo hacer hoy está basada en una experiencia de más de 15

años en prevención de la criminalidad. Como lo saben sin duda, mis responsabilidades de seguridad urbana

para la municipalidad de Montreal me traen a dirigir “Tandem Montreal”, el programa de prevención de la

criminalidad del municipio. Pero volveremos sobre ese punto un poco más tarde.

Mis actividades me han también permitido ser miembro durante tres años, desde 1994 hasta

1997, del Consejo Nacional de Prevención del Crimen, el cual tenía principalmente estos dos mandatos:

I.aconsejar al gobierno sobre la concepción, implantación y evaluación de una estrategia global de

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prevención del crimen;

II.constituir un centro de referencia para los grupos que se emplean en desarrollar acciones en ese

campo.

La estrategia nacional para la prevención del crimen tiende principalmente a elaborar estra-

tegias locales para luchar contra la criminalidad. El foco esta puesto sobre los niños, los jóvenes, los autóctonos

y las mujeres. A esos fines, el gobierno federal de Canadá destina, cada año, 32 millones de dólares para

ayudar a las colectividades a acrecentar programas de prevención y crear asociaciones para ayudar a prever

la criminalidad.

La Estrategia nacional del gobierno canadiense tiene tres metas:

1.favorecer la concertación de los principales socios, gubernamentales y no gubernamentales, a fin

de reducir la criminalidad y la victimización;

2.ayudar a las colectividades a elaborar y poner en marcha soluciones locales a los problemas que

contribuyen a la criminalidad y a la victimización, sobre todo en lo que atañe a los niños, los jóvenes,

los autóctonos y las mujeres;

3.acrecentar la sensibilidad y el apoyo del público a las acciones de prevención del crimen.

Desde algunos años, se habla mucho de “estrategia” cuando se trata de prevención de la

criminalidad. La reflexión del Consejo Nacional de Prevención del Crimen nos ha permitido identificar varias

características para transitar por un buen camino:

¯ la eficacia, que permite reducir el crimen y la victimización;

¯ la rentabilidad, que permite un rendimiento óptimo en relación con los costos;

¯ el atractivo, que hace que la opinión pública pueda adherirse;

¯ la factibilidad, es decir proyectos realistas que las colectividades puedan lograr.

En Canadá, hasta hace poco, la lucha contra la criminalidad era sobre todo cuestión de

represión. Según estimaciones bastante conservadoras, nuestro país gasta cada año 9,9 millones de dóla-

res solamente para su sistema de justicia criminal. Si agregamos a eso los gastos personales, como los

gastos para la salud, las pérdidas materiales o las pérdidas de ingresos, el Consejo Nacional de Prevención

del Crimen ha estimado en 46 millones de dólares el costo anual de la criminalidad en Canadá. Y esos

gastos me parecen todavía bien modestos.

La criminalidad nos cuesta muchos gastos que son difícilmente cuantificables. Como lo

decía el Consejo Nacional de Prevención del Crimen, la criminalidad causa sufrimiento, crea inseguridad y

cambia el retrato de nuestras colectividades.

Hay que desechar absolutamente la idea de reducir el impacto de la criminalidad únicamente

a los gastos asociados al sistema de justicia criminal o a los servicios de policía.

¡Hay mucho más! ¡No hay que olvidarlo!

De hecho, ninguna respuesta tradicional a la lucha contra la criminalidad ha podido dar

resultados comprobables. Como lo decía un representante (J.M. Léger) de la más importante compañía de

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sondeo de Quebec (Léger & Léger):

“Cuando enfrentamos los desafíos de mañana

Con los métodos de ayer,

Tenemos los problemas de hoy.

Para tener los resultados que nunca tuvimos,

Hay que hacer lo que nunca hemos hecho todavía”

Se debe, entonces, buscar nuevos caminos para hacer cara al crimen. La prevención de la

criminalidad, sin ser un camino de los milagros, es por lo menos tan útil como la represión. El mejor camino

es el que nos conduce hacia un equilibrio entre le prevención y la represión.

Además, si queremos prevenir la criminalidad, hay que obrar localmente. Las personas que

viven, trabajan y se recrean en un medio ambiente preciso son las más indicadas para identificar cuáles son

los problemas, las necesidades del lugar y para trabajar en erigir las condiciones propicias para mejorar la

situación.

La respuesta a las necesidades de la población no se puede improvisar y, sobre todo, no es

una “moda pasajera”. Si deseamos que las acciones de prevención de la criminalidad tengan éxito, hay

necesariamente que planificarlas. La planificación de una actividad de prevención de la criminalidad es un

proceso que no tiene nada que ver con la improvisación. Según Mauricio Cusson, profesor en la Escuela de

Criminología de la Universidad de Montreal, la planificación de un proyecto de prevención de la criminalidad

comprende seis (6) etapas mayores:

1 identificar y analizar el problema criminal;

2 darse metas claras, específicas y evaluables;

3 escoger los recursos que tendrán más probabilidad de influenciar en las causas del problema

identificado;

4 obtener una concentración suficiente de los medios;

5 movilizar los socios;

6 evaluar.

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EL COMETIDO DE LAS MUNICIPALIDAES

En este punto, quisiera hablarles de mi experiencia como responsable de la seguridad urba-

na para el municipio de Montreal. Hace poco tiempo que se identifica claramente a “la ciudad” como lugar

central de desempeño de la prevención de la criminalidad. Es la Conferencia europea y norteamericana

sobre la seguridad de las ciudades que dio el punto de arranque, en 1989, al proclamar:

“Es principalmente al nivel de las ciudades que se debe conducir una política de prevención

del crimen”

Aristóteles decía, hace mucho tiempo:

“La ciudad es antes de todo la gente que la compone,

que nace, que muere, que vive, que trabaja, que se distrae, que sufre.

Más que esa gente, la ciudad es un lugar donde viven juntas las personas.

Más que esas personas, la ciudad se compone de las relaciones entre esas personas.

La ciudad es ese lugar donde se encuentra el otro, el que nos reconoce.”

Creo que todas nuestras acciones deben contribuir a hacer de la ciudad un lugar agradable

para vivir y desarrollarse respetando a nuestro prójimo y nuestras diferencias.

El coeficiente de criminalidad y el sentir de seguridad de los ciudadanos son dos indicios

pertinentes de la “salud” de una ciudad.

El crimen y la inseguridad tienen repercusiones mayores sobre una ciudad: la disminución

del desarrollo económico, el éxodo de los habitantes, el miedo a circular, el aislamiento de la gente más

vulnerable, la baja del turismo y más… Esos ejemplos desastrosos son consecuencias del recrudecimiento

de la delincuencia, de la violencia y de la inseguridad.

La exacerbación de tales problemas debe ser considerada con mucha atención porque pue-

de constituir una amenaza a los fundamentos de nuestra sociedad: a la democracia y a los derechos de la

persona.

Como lo indicaba el programa de las Naciones-Unidas en 1994, la seguridad es uno de los

elementos fundamentales en el desarrollo durable de nuestras sociedades.

Prevenir la criminalidad es, ante todo, la búsqueda de respuestas adaptadas a los problemas

que se viven localmente y a sus causas.

Las experiencias de prevención de la criminalidad apoyan cada vez más esta conclusión: las

(experiencias) que apoyan su fundamento sobre un diagnóstico local de los problemas y que asocian los

habitantes a la búsqueda y a la puesta en marcha de soluciones son casi siempre las que tienen más éxito.

¡La prevención de la criminalidad nos concierne a todos! Afortunadamente, somos cada vez

más propicios a comprender y a aplicar esa afirmación. Es un paso adelante necesario a la preservación de

nuestra calidad de vida individual y colectiva.

Las estrategias eficaces de prevención de la criminalidad exigen el empeño de todos los

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actores sociales: gobiernos centrales, municipalidades, empresas privadas y públicas, organizaciones y aso-

ciaciones, sin olvidar los principales actores, los ciudadanos.

El compromiso de cada uno es distinto, pero es el complemento necesario a las acciones de

los otros. Es por eso que debemos hablar hoy en día de “coproducción de la prevención de la criminalidad”.

Pero no se puede concebir una solución durable a los problemas de violencia, de delincuen-

cia y de inseguridad sin la movilización de las colectividades locales. Ahí está el secreto del éxito.

No se puede entablar un combate sin la movilización de los actores principales. No hay que

olvidar que:

Una ciudad no tiene legitimidad

si sus habitantes no son felices.

Una ciudad donde reinan la violencia,

la criminalidad, el miedo y la inseguridad

es una ciudad en peligro de abandono: sus habitantes

no tendrán interés de apropiársela, de crecer en ella, de invertir,

De vivir…

¡La seguridad es un bien público!

El empeño de una ciudad: MontrealEn 1982 la municipalidad de Montreal, inspirándose en la visión que se apoya sobre la bús-

queda de soluciones locales a los problemas de seguridad, crea su programa de prevención de la criminali-

dad “Tandem Montreal”. La filosofía de Tandem Montreal es hacer con y no hacer para.

Antes de proceder a la creación de ese programa, la municipalidad determinó algunos ele-

mentos, consideraciones y normas esenciales:

a)si no hay una voluntad política claramente expresada, no se puede tener un éxito real;

b)esa voluntad política debe ser acompañada de una decisión de colocación de fondos;

c)la prevención debe ser considerada como un inversión y no como un gasto;

d)la seguridad pública es un derecho y no un privilegio.

Hay que decir aquí que la legislación de las municipalidades de la provincia canadiense de

Quebec indica que la protección de los bienes y de las personas es una responsabilidad mayor de los

municipios.

La municipalidad es, ni más ni menos, que el director de orquesta en todo lo que refiere a la

seguridad; cada municipio debe determinar su manera de ejercer esa responsabilidad.

Como lo decía precedentemente, el programa de prevención de la criminalidad de la munici-

palidad de Montreal fue creado en 1982.

La implantación de Tandem Montreal se hizo gradualmente. Fueron necesarios siete (7)

años para poner el programa en marcha sobre el territorio de la ciudad que pertenece al municipio.

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El programa Tandem es dirigido por la municipalidad pero la gestión local es hecha por

organismos de la comunidad. La municipalidad se divide en nueve regiones. En cada región, la municipali-

dad de Montreal ha firmado un contrato con una organización.

Esos organismos se eligen haciendo ofertas públicas. Cada dos años, la municipalidad

determina cuáles son las organizaciones de la comunidad más adecuadas para asumir la gestión local del

programa de prevención de la criminalidad.

Ese proceso, que se aparenta a cualquier relación comercial, permite a la municipalidad

mantener un control adecuado sobre la calidad del servicio y de su administración.

La municipalidad de Montreal compra un servicio a los organismos que se dicen listos a

asumir la responsabilidad de la seguridad urbana. Ese servicio se llama: ¡la prevención de la criminalidad!

El municipio de Montreal cree que es muy pertinente asociarse a las organizaciones de la

comunidad porque:

¯ están al tanto de las acciones locales;

¯ conocen bien los problemas que se presentan localmente;

¯ son peritos;

¯ pueden establecer fácilmente colaboraciones con las otras asociaciones del barrio.

El contrato entre la municipalidad de Montreal y los organismos exige que éstos:

¯ establezcan un diagnóstico de seguridad y que propongan al municipio de Montreal un proyecto

global para responder adecuadamente a los problemas identificados por el diagnóstico. El diagnós-

tico es el elemento esencial de toda estrategia de prevención de la criminalidad;

¯ desarrollen asociaciones con la policía, con las empresas privadas y públicas, con las escuelas,

etc.;

¯ sean el complemento a las acciones de los socios y viceversa;

¯ estén listos a asumir el liderazgo local;

¯ evaluar las acciones.

De su lado, el municipio de Montreal, además de la colocación de 1,5 millones de dólares

canadienses, vela por:

¯ la dirección del programa;

¯ la formación de la plantilla del programa;

¯ la creación de los instrumentos necesarios a la realización de los proyectos;

¯ las relaciones públicas;

¯ el apoyo técnico.

Como se trata de un programa municipal, es el municipio quien determina los principales

puntos del contrato.

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Para 1998-1999, la municipalidad ha identificado seis principales ejes de acción:

¯ la prevención de las introducciones residenciales con fractura;

¯ la seguridad de la mujeres en medio ambiente urbano;

¯ la seguridad de los niños (entre 0 y 12 años);

¯ la seguridad de las personas de edad;

¯ la seguridad en los lugares públicos;

¯ la prostitución.

A fin de brindar información, Tandem Montreal, con sus 17 puntos de servicio y sus 50

empleados, cubre un territorio de más de un millón de personas y contribuye a hacer de Montreal una ciudad

segura.

A partir de los problemas identificados, los interventores de Tandem Montreal organizan, con

la colaboración de diversos socios locales, más de dos mil actividades de información, sensibilizan a más de

cien mil personas y reparten unos cuantos trescientos mil desplegables de información.

En las próximas líneas, trataré de mostrar más en detalle el trabajo concreto del programa

Tandem Montreal, según los seis principales ejes de acción identificados.

p La prevención de las introducciones residenciales con fractura: proyecto ca-

pullo

La prevención de los robos en las residencias con fractura es uno de los componentes mayo-

res de Tandem Montreal desde su creación en 1982. Entre 1981 y 1997, este tipo de delito ha disminuido en

más del 20%. Desplegables de información sobre la seguridad domiciliaria han sido producidos por el

programa.

Sabiendo, por experiencia, que a un robo con fractura en una residencia, sigue casi siempre

un segundo y varios otros en el mismo sector, el proyecto capullo trata de prevenir los robos con efracción

repetitivos.

El proyecto capullo viene a ser una adaptación de un proyecto del norte de la Inglaterra muy

conocido: el “modelo Kirkholt”. El proyecto inglés se compone principalmente de dos acciones para prevenir

los robos repetitivos:

i. visitar a las víctimas para proponerles maneras de proteger más eficazmente su residencia;

ii. vigilar, en colaboración con sus vecinos, las cinco o seis casas alrededor.

El municipio de Montreal pudo inspirarse de ese modelo inglés para echar las bases de la

acción de su programa de prevención de la criminalidad. Aquí lo veremos más en detalle.

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Las etapas de realización:a) Cada semana consultamos las estadísticas criminales de la policía de la comunidad urbana de

Montreal que nos indican los lugares donde se cometieron robos con efracción y el modus operandi

de los autores;

b) a partir de las cartas de utilización del territorio de la ciudad que nos da el Servicio de Habitación

y de Urbanismo de la municipalidad de Montreal, determinamos unas veinte direcciones alrededor

del lugar victimizado. Es lo que llamamos el capullo;

c) a esos veinte domicilios enviamos una carta, preparada en colaboración con el servicio de

policía, que indica la manera de proceder de los ladrones. También ofrecemos visitar gratuitamente

los domicilios para dar consejos de seguridad y de prevención;

d) visitamos cada zona, hablamos con la gente que se encuentra en su casa y dejamos cartas que

informan de nuestros servicios a las personas que no se encuentran en su domicilio en ese momen-

to;

e) finalmente, aseguramos una presencia telefónica para responder a las preguntas y para tomar

cita y de esa manera poder ofrecer un servicio de visitas a domicilio a todo el mundo.

p La seguridad de la mujeres en medio ambiente urbano;

Es cosa probada que la criminalidad y la inseguridad afectan a los hombres y a las mujeres

de manera bien diferente. Cuando se trata de “seguridad pública”, no se pueden abordar los problemas de la

misma manera.

Inseguridad y calidad de vida no son compatibles. “Tandem Montreal” considera tener la

responsabilidad de influir sobre el sentimiento de inseguridad que afecta cada día a la ciudadanía de Montreal.

De hecho, nos parece inaceptable que las mujeres se vean impedidas de hacer cosas por miedo a la crimi-

nalidad.

Un hecho importante es que las mujeres no deben más ser consideradas como solas res-

ponsables de su seguridad. Es primordial sensibilizar y educar a todos los actores de la sociedad a la

realidad cotidiana de las mujeres y al necesario empeñe que se debe hacer para mejorar la seguridad y para

disminuir la impresión de inseguridad de aquellas. Es también muy importante que los hombres se compro-

metan y hagan alianzas con las mujeres para lanzar un desafío a la inseguridad que viven ellas en el medio

ambiente urbano.

Por lo tanto, “Tandem Montreal” reconoce esos hechos y la importancia de hacer participar

en primer plano a la mujeres en la búsqueda de soluciones, sin olvidar la necesaria responsabilidad de los

hombres hacia la violencia sufrida por las mujeres.

En consecuencia, “Tandem Montreal” se empeña en:

¯ desarrollar acciones a partir de las necesidades y de las preocupaciones de seguridad expresa-

das por las mujeres;

¯ orientar sus acciones de manera de permitir a las mujeres tener un poder efectivo de elegir y de

obrar;

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¯ crear, en cada una de las regiones del municipio, asociaciones de manera de aumentar las

posibilidades de éxito en cuanto a la lucha contra los fenómenos de violencia y de inseguridad que

viven las mujeres.

Ese modo nos ha permitido definir tres niveles de intervención:

i. la seguridad en los espacios públicos;

ii. el sentimiento de inseguridad;

iii. la sensibilización de los hombres hacia la violencia sufrida por las mujeres.

A partir de ese plan estratégico, hemos intentado desarrollar acciones concretas para res-

ponder a nuestra meta central: garantizar a las mujeres la seguridad que merecen.

Veamos algunas acciones:

Información generalLa primera acción fue la producción de un documento de información general titulado “La

seguridad de las mujeres de Montreal”. Ese documento da, principalmente, consejos a las mujeres en

diferentes momentos de la vida cotidiana: en la casa, en la calle, etc.

Guía para la seguridad de las mujeresUn sondeo reciente indicaba que en Montreal, el 60% de las mujeres no se sienten seguras

al circular de noche en las calles de la ciudad. Eso nos conduce a pensar que la urbanización de Montreal es

un factor esencial para mejorar la situación. Según las mujeres, un lugar es seguro si permite:

¯ saber donde uno está y donde uno va;

¯ ver y ser visto;

¯ escuchar y ser escuchado;

¯ poder escaparse;

¯ obtener socorro.

La pregunta en este momento es la siguiente: ¿Cómo saber si nuestro medio ambiente

corresponde a esos indicadores?

La municipalidad de Montreal decidió entonces crear un guía para la seguridad de las muje-

res en la cual elaboró un instrumento para determinarlo: “el paseo exploratorio”.

El paseo exploratorio permite hacer una evaluación crítica del medio ambiente. El instru-

mento está basado en el hecho de que las mujeres son las que pueden identificar más eficazmente los

peligros del medio ambiente.

El paseo exploratorio constituye una etapa muy importante de la apropiación del espacio

público por las mujeres.

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Aquí están los factores del medio ambiente a considerar:

¯ la señalización;

¯ el alumbrado público;

¯ los sitios propicios para esconderse;

¯ las previsiones de desplazamiento;

¯ la parroquia;

¯ la proximidad del socorro;

¯ la urbanización.

Proyecto inter-estaciones(paradas de autobuses)El proyecto consiste simplemente en permitir, de noche y a las mujeres que lo soliciten, bajar

del autobús entre dos estaciones.

Proyecto “Aquí está usted entre buenas manos”Ese experimento consiste en una colaboración con los comercios dispuestos a empeñarse

en brindar seguridad urbana a las mujeres permitiéndoles, en caso de peligro, refugiarse en el negocio. Los

empleados de cada comercio participante han recibido consejos de “Tandem Montreal” sobre la manera de

actuar en esos casos.

La sensibilización de los hombres a la seguridad de las mujeresEn 1995, los empleados de “Tandem Montreal” iniciaron una campaña de sensibilización

sobre la responsabilidad de los hombres en lo que refiere a la violencia que viven las mujeres. La campaña

fue titulada “El nombre de los hombres contra la violencia – el compromiso de rechazar la violencia de los

hombres a las mujeres”.

Una declaración fue escrita en esa ocasión:

�CONSIDERANDO

Que toda mujer tiene derecho de ser respetada y de vivir en seguridad

Que la inseguridad de las mujeres en las ciudades es justificada

Que los hombres tienen la responsabilidad de eliminar la violencia masculina

hecha a las mujeres

Que el silencio de los hombres contribuye a limitar la participación de las muje-

res en la vida urbana

NOS COMPROMETEMOS

A DENUNCIAR la violencia hecha a las mujeres, bajo cualquier forma

A FAVORECER la comprensión de la inseguridad y del miedo que viven las muje-

res

A PARTICIPAR en la búsqueda de soluciones, creando alianzas con las mujeres

A ACTUAR concretamente, de manera individual y colectiva

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para eliminar todas las formas de violencia: verbal, psicológica y física, cometi-

das contra las mujeres;

para aumentar la seguridad de las mujeres

Nuestra meta era hacer firmar a veinte mil hombres que se comprometan a apoyar esta

declaración. Y lo cumplimos: más de esa cantidad firmaron la declaración.

p La seguridad de las personas de edad;

La ciudad de Montreal vive en este momento un fenómeno muy importante de envejecimien-

to. Como lo sabemos todos, las personas de edad, siendo más vulnerables, tienden a desarrollar un miedo

y una inseguridad mayores. Nos parece, entonces, esencial preocuparnos de ese fenómeno.

Para eso, un buen ejemplo de acción fue una obra de teatro interpretada por personas de

edad. La obra se titulaba: “La seguridad, ¿conoce usted?”

p La seguridad en los lugares públicos;

Sobre ese punto, “Tandem Montreal” trabaja en incluir la noción de seguridad en todo proce-

so de urbanización de la municipalidad de Montreal.

p La seguridad de los niños (entre 0 y 12 años);

A instancia del municipio, el programa municipal de prevención de la criminalidad limita su

acción a los niños de 12 años y menos. La razón principal es que otros proyectos municipales se ocupan de

la clientela adolescente. El programa “Juventud 2000” por ejemplo, ha sido creado para los jóvenes entre 13

y 14 años.

Pero para los niños, “Tandem Montreal” ha creado un personaje que se llama “Prudencia”.

Su misión es hacer la promoción de la seguridad con respecto a los niños.

Para apoyar el personaje, hemos producido un libro para colorear que presenta una serie de

situaciones que pueden ser peligrosas para los niños. El libro propone también varias alternativas que se

ofrecen a los niños y a sus padres.

p La prostitución.

Estos últimos años, Montreal conoce un traslado de los sectores comerciales de la ciudad

hacia sectores residenciales. Los residentes de aquellos sectores han reaccionado muy negativamente.

Todo el mundo está de acuerdo en decir que ninguna respuesta tradicional al problema de la

prostitución ha tenido éxito. Hay que explorar nuevos caminos e identificar nuevas alternativas. Esas son las

metas sobre las cuales trabajamos en este momento.

Es por eso que la municipalidad de Montreal ha creado un “Comité de reflexión sobre la

prostitución de la calle y la prostitución juvenil”. Un informe será producido para el otoño 1998.

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ConclusiónComo lo decía precedentemente, la condición para que una ciudad tenga legitimidad es que

sus habitantes se sientan bien, en seguridad y felices. La muerte de una ciudad pasa invariablemente por su

abandono progresivo y su deserción. Y las responsables de esa huida son la criminalidad, la violencia y la

inseguridad.

En cambio, el alegato en favor de una “ciudad sana” está basado en la voluntad de empeño

de cada uno de nosotros para cambiar las cosas.

Comprometámonos juntos a ganar el pleito del miedo y de la inseguridad en nuestras ciuda-

des, en nuestros países.

Eso me parece ser un juicio definitivo, sin apelación.

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Preguntas del auditorio a la Dra. Lolita Aniyar de Castro y al Prof. SergesBruneauPregunta para la Dra. Aniyar de Castro:

Cuál fue el rol de las otras agencias del Estado implicadas en políticas sociales en relación a su

participación orgánica o no en los Consejos Vecinales de Seguridad, más allá de las políticas

que el Estado les había encomendado en los ámbitos de su competencia. O sea, si había una

concepción integral del tema de la prevención. Por otro lado, qué pasó después de su gestión en

el gobierno en relación al funcionamiento de estos Consejos, y si de alguna manera, los dotaron

de un instrumento que hiciera sustentable esto mas allá de la voluntad política en el tiempo en el

cual ustedes fueron gobierno, otorgándoles un marco legal.

Respuesta :

Como nosotros éramos gobierno y teníamos en las manos la gestión de salud, de educación, la

seguridad, las obras públicas, etc., prácticamente todo lo podíamos manejar y en un gobierno

que podríamos decir casi de criminólogos, de alguna manera eso contribuía a la integración de

las medidas de prevención porque había, como ya he dicho, participación popular en todas estas

áreas. Pero efectivamente no contábamos con las escuelas, con las entidades privadas, etc.

dentro de los Comités de Seguridad Vecinales, ya que éstos eran totalmente locales y vecinales,

realmente vecinales. Esta fue la concepción que quisimos poner en práctica para que ellos no se

sintieran penetrados por un instrumento ajeno a su propia experiencia local. Esto fue casi volun-

tario, queríamos que fuera una cosa totalmente vecinal. Sin embargo, nos encontramos con una

cosa muy interesante y es que estos Comités después intentaban organizarse para solucionar

problemas de salud, de educación y se fueron extendiendo ellos mismos en sus ámbitos de

competencia y tocando otras esferas de actividades interesantes. Esto suponíamos que iba a

pasar, hemos visto experiencias por ejemplo, comunitarias en materia de salud, nos encontra-

mos de pronto que esos mismos Comités se organizaban para defender los derechos humanos,

para responder a un atropello en la calle, es decir ellos tienden a convertirse en un Estado dentro

de otro Estado. Tienen tanta cantidad de autonomía de acción e imaginación que automáticamente

ellos extienden su actividad a otras áreas.

En cuanto que pasó después de nuestro gobierno, yo obtuve un informe sobre lo que hizo el

gobierno posterior, manejado por un militar que tenía más la obsesión de la seguridad pública

que la perspectiva racional, elástica del criminólogo. Ellos pensaron que en los Comités de Se-

guridad no había un marco legal para su funcionamiento, pero los mantuvieron porque había

mucha satisfacción en las comunidades y evaluaron esto y se dieron cuenta de que gustaba,

pero en el documento evaluativo que les mencioné, que era muy breve, no puedo asegurar, pero

sospecho que no están actuando de la misma manera. Efectivamente no había un marco legal.

No se si eso fue un defecto, otorgar a través de un decreto dicho marco, pero queríamos que

todo fuera muy flexible. Claro que lo ideal hubiera sido que se entendiera cuál era la filosofía que

había detrás de todo esto para que siguiera funcionando de esa manera.

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Pregunta para la Dra. Aniyar de Castro:

Usted mencionaba en su exposición que dentro de los Consejos Vecinales funcionaba un meca-

nismo de control de las decisiones que podía establecer un límite acerca de lo que se hacía

dentro de los Consejos Vecinales, que era la Ley y los Derechos Humanos. Nos podría explicar

cómo funcionaban esos mecanismos de control y cuál era el actor encargado de controlar las

decisiones comunitarias.

Respuesta:Los únicos elementos oficiales que nosotros incorporamos dentro de los Comités de Seguridad

Vecinales fueron los prefectos de la zona que eran la autoridad civil inmediata y poca gente

policial. Ellos estaban obligados a evitar las extralimitaciones en las actividades de los Comités

de Seguridad Vecinales porque tenían que manejar el concepto legal, lo que no quería decir que

ellos impusieran la solución legal como única solución posible dentro de la actividad de los

Comités.

Pregunta para el Prof. Serges Bruneau:Sería tan amable de contarnos algunas experiencias relacionadas con seguridad abocada a los

niños?

Respuesta:En lo que respecta a los niños de Quebec, a partir de los 5 años, existe la posibilidad de ir a una

guardería y dentro del marco de trabajo que se hace en las guarderías abiertas y se han creado

para descubrir e identificar los niños en condiciones de riesgo y luego se trabaja con asistentes

sociales, psicólogos que hagan el seguimiento al mismo tiempo de los niños y de sus padres.

Ustedes saben que la intervención debe hacerse de la manera más precoz posible si queremos

evitar que nuestros niños y jóvenes se transformen en delincuentes, no es ni a los 15 ni a los 16

años que tenemos que empezar la acción, nuestros estudios demostraron que el período entre el

0 y 6 años es el momento crucial para nuestra intervención, en este sentido las acciones de

desarrollo social están orientadas hacia los niños y sus familias.

Pregunta para la Dra. Lolita Aniyar de Castro:Qué experiencia tienen en Venezuela sobre la disminución de delitos de jóvenes adolescentes y

en especial menores de 18 años?.

Respuesta:Le voy a confesar a la amiga latinoamericana que las estadísticas delictivas en Venezuela son

prácticamente inexistentes y las que hay son muy malas. No podemos participar en absoluto en

legitimar una respuesta sobre la base de denuncias ante los organismos oficiales porque no

tienen ningún sentido, sabemos que los hechos negativos, llamémoslos así, generalmente no

llegan a esa instancia y se dice que la administración de justicia no maneja solamente más que

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el 2 ó 3 de los hechos punibles en general y todo pasa a nivel de la vida cotidiana. Los delitos si

los van a medir por sentencia seguramente esa medición es tardía no corresponde con las

etapas. Uno de los grandes problemas de la criminología tradicional es como elaborar un siste-

ma de estadística que sea representativo de la realidad, ha habido muchos estudios sobre esto

como modelo y creo que todos son mas o menos fallidos porque el número no te da la variedad

del hecho o la riqueza misma del hecho que se produce. Así que no trabajamos mucho sobre

estadísticas, y trabajamos más sobre sentimiento o todo lo que se va percibiendo en la cotidianidad

Intervención del Prof. Serges Bruneau:Quisiera agregar algo para complementar; y en lo que respecta a los niños, en Canadá nosotros

desarrollamos tres modelos de intervención. Uno para los niños de 0 a 6 años, otro de 6 a 12 y

otro para 12 a 18 años. Tengo conmigo un ejemplar de cada uno de estos modelos y les voy a

dejar la copia aquí en la Secretaría, si hay gente que quisiera tener ejemplares les pido que me

dejen sus datos que yo me comprometo a hacérselos llegar. Están en francés y en inglés.

Pregunta para la Dra. Lolita Aniyar de Castro y el Prof. Serges Bruneau:Un elemento importante era lo que planteaba con mucho énfasis el Prof. Serge Bruneau con

respecto al diagnóstico de los problemas de una comunidad o una ciudad. No entendí si en ese

diagnóstico la metodología que se utiliza es de arte de experto o de intervención-acción. Es decir,

hay varias formas de realizar un diagnóstico y me gustaría saber la forma en que lo han

implementado Y lo otro es con respecto a la experiencia en Montreal sobre “el hacer con y no el

hacer para”. En el “hacer con” me gustaría saber cómo lo implementaron en el caso de los niños,

ancianos y principalmente con prostitutas.

Respuesta del Prof. Serges Bruneau:En lo que tiene que ver con el diagnóstico nosotros trabajamos con los servicios de policía, y con

los medios universitarios, con el objetivo de comprender bien cuál es el problema, sus causas y

de qué manera el problema puede afectar a la comunidad. Por ejemplo, por lo menos una vez

cada cuatro meses nosotros hacemos asambleas públicas con la comunidad y los invitamos a

que vengan a contarnos los problemas relacionados con la seguridad y cuáles son las soluciones

que pueden imaginar, ya que hemos descubierto que frecuentemente la comunidad conoce las

soluciones, no olvidemos preguntárselas. También hacemos encuestas con empresas privadas

especializadas en cuanto al diagnóstico y para terminar, también tenemos un modelo que iden-

tifica el conjunto de las preguntas o de los asuntos sobre los cuales tenemos que trabajar. El

“trabajar con” y el “trabajar como”: lo que quería decir con ello es que con frecuencia nosotros

llegamos con soluciones que son como “premoldeadas”. Les voy a dar un ejemplo, hace algunos

años el medio institucional se asoció con una empresa privada, el objetivo era colocar en los

sachet de leche la foto de un niño que había desaparecido, se extendió este proyecto y cuando

venía la mamá a sacarse fotos, se dieron cuenta que en la comunidad no había niños perdidos,

todo el trabajo se había hecho sin demandarle a la comunidad si había realmente un problema.

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Cuando yo digo “hacer con” se trata de tener la seguridad de que todos los actores de la

comunidad han tenido ocasión de expresarse y por lo tanto participar en el consenso de reflexio-

nes y en la implementación de las soluciones. En cuanto a la prostitución en Canadá, ésta no es

ilegal, en cambio, todos los medios que permiten a la prostituta solicitar al cliente son prohibidos

legalmente y por ello tenemos una total confusión. En segundo lugar, durante estos últimos años

es más una cuestión de represión hecha por la policía y que nos trajo el siguiente problema:

tuvimos un desplazamiento de la prostitución a lugares comerciales y a los barrios más residen-

ciales y la consecuencia de esto es que la población empezó a quejarse de los problemas de

jeringas, de preservativos, mucho acoso y por lo tanto la ciudad de Montreal decidió crear un

comité de recepción sobre la prostitución para ver cuáles son las acciones que podrían

emprenderse. Este comité está compuesto por el conjunto de los actores, en un lugar de la mesa

están los servicios de policía y en el otro lado las prostitutas, abogados, representantes parla-

mentarios y concejales municipales. Vamos a tener el informe dentro de dos semanas de la

administración municipal para saber cuál es la orientación que debemos tomar, sobre todo una

orientación que nos lleve a la cohabitación y para que ésta tenga lugar vamos a crear grupos de

mediación. Igualmente, tenemos que implementar los recursos para ayudar a aquellas prostitu-

tas que quieren salir de la prostitución y actualmente estamos faltos de recursos.

Pregunta para el Prof. Serges Bruneau:Cómo se expresa el sentimiento de inseguridad del que usted habla?

Respuesta:De las primeras comprobaciones que debemos hacer en cuanto a la ciudad de Montreal, es que

el sentimiento de inseguridad es mucho más alto respecto que de lo que la criminalidad podría

hacernos pensar. En relación a de qué manera se expresa, una encuesta nos indicó que el 60%

de las mujeres no salen de sus domicilios cuando cae la noche. Otra manera en que se constata

es la deserción en los lugares públicos, a pesar de que aquí no pasa nada, en a algunas partes

o plazas de la ciudad de Montreal ya la gente no va. Otro elemento del que podríamos hablar

largo y tendido es el papel de los medios de comunicación. Hace aproximadamente un mes uno

de los principales diarios de Montreal, hizo un reportaje donde pudieron identificar las 5 calles

más peligrosas de Montreal, montaron un escenario hablando unas 30 personas que eran chofe-

res de ambulancias y de taxis y a partir de su opinión -que respeto-, se etiquetó a 5 calles como

las más peligrosas. El objetivo -lo que nos dijeron esos medios de comunicación- es que querían

hacer prevención. El resultado fue totalmente contrario, es que la gente tuvo miedo, ya no cami-

na por esas calles y sabemos que un factor de aislamiento trae en sí mismo o comporta más

riesgo. Otro elemento en lo que respecta a la inseguridad, hay algunos datos donde hace algu-

nos años hubo empresas que no querían instalarse allí porque pensaban que era un barrio con

mucha criminalidad y delitos que se hizo? Habíamos generalizado en apenas uno o dos casos.

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Pregunta a la Dra. Aniyar de Castro y al Prof. Serges Bruneau:Cuáles son las causas de criminalidad tanto en Canadá como en Venezuela. Por otra parte, lo

que no me quedó claro es el trabajo que hacen con la policía, si bien ustedes han descripto

claramente la participación comunitaria y desde la civilidad, no me queda claro cómo la policía

recepta esto y cómo es el trabajo con ella?

Respuesta de la Dra. Aniyar de Castro:En primer lugar nosotros no creemos en causas de criminalidad, creemos en los factores que

pueden favorecer o no un hecho delictivo, nunca hablamos de causas, no somos criminólogos

positivistas. Lamento no poder responder esa pregunta porque no está en mi esquema mental

responder sobre causas de criminalidad. Pero sí sabemos que hay factores predisponentes que

tienen que ver con las carencias vitales, educativas, alimenticias, habitacionales, es un panora-

ma sumamente complejo y rico que de alguna manera favorecen o no, en mayor o menor medi-

da, no siempre, por eso es que no son causas porque no son la causa eficiente, determinante, la

única causa, sino que hay una serie de circunstancias que están presentes o no en un determi-

nado momento y que no hay mucho de investigación en el terreno de esto, nos demuestra que

hay más facilidad de conseguir conductas dañinas en estos sectores en los cuales las deficien-

cias existen. Pero no siempre esto quiere decir que los pobres sean delincuentes, que os hom-

bres que no tienen educación son delincuentes, que los hogares disociados tengan hijos delin-

cuentes, no es cierto, eso nunca se ha podido probar. Hay un montón de estudios dedicados en

medir todas las variables presentes en cierto tipo de conductas delictivas, con jóvenes control o

testigo, de otras categorías y los cuando son valorados los resultados, dando pesos específicos

a determinados factores y luego extrajeron tablas de predicción que no sirvieron para mucho,

pero que sí sirvieron, en cambio para que hubiera controles injustos e ilegales sobre menores

que habían vivido circunstancias similares a las que yo señalaba y que no eran delincuentes, así

que no puedo responder sobre eso.

En relación a la otra parte de la pregunta, la policía. La policía seguía trabajando como siempre

aparte de estos procedimientos de los Comité de Seguridad Vecinales, había un polícía asignado

a cada Comité que sabía cuál era su función dentro de ese Comité, pero había policías en otros

sectores haciendo lo que siempre han hecho.

Lo que yo quería ver es como funcionaba la relación policía-comunidad en los diferentes mode-

los. La policía de patrulla es la policía que está encima de la comunidad, es la que dirige toda la

acción. La Community Policing -como dicen los americanos- implica una relación de la policía

hacia la comunidad como una respuesta que también vuelve a la policía, pero todavía no hay una

integración policía comunidad, no es una sola actividad integrada como es la que logramos con

los Comités de Seguridad Vecinales donde la acción era realmente una sola. La vigilancia del

vecindario es la comunidad sola trabajando sin policía, pero la policía seguía haciendo sus

operativos y sus patrullajes, solo que paralelamente teníamos montados estos Comités que

nunca logramos tenerlos en todos los estados, Zulia es un Estado sumamente grande, y fue una

experiencia de unos 130 comités de esta naturaleza, no todo el Estado estaba organizado así.

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Respuesta del Prof. Serges Bruneau:En lo que tiene que ver con las causas es evidente que no podemos identificar una sola causa.

Hay múltiples factores. En cambio, las investigaciones han identificado ciertos factores que pre-

disponen a la delincuencia. Por ejemplo, una investigación reciente en Montréal ha demostrado

que la calidad de la relación entre padres e hijos es muy importante, y que nada tenía que ver el

número de padres. Porque, como ustedes saben, en lo que concierne a Quebec, existe actual-

mente una tendencia según la cual las familias monoparentales cuyo jefe de familia es una mujer

son familias que están más en riesgo para generar conductas delictivas, pero los estudios de-

muestran que esto es falso. Otro elemento es la cuestión de la autoridad, hay estudios que

demostraron que si no hay una relación de autoridad, si no hay un marco bien establecido,

aumenta el riesgo. De todos modos, las Naciones Unidas en el Congreso de La Habana hace

unos 10 años ha identificado el conjunto de factores predisponentes y estos factores son múlti-

ples, sería muy difícil, por lo tanto, establecer una causa directa con un solo factor.

En cuanto a la policía, en Montreal tenemos dos tipos de relación con la policía. Antes, para

explicarles, quiero decirles que actualmente el servicio de policía, desde ha ce dos años, está en

una etapa de transición muy importante. Estamos pasando de una policía profesional a una

comunitaria o de vecindario, de proximidad. Porque uno de los reproches importantes hechos

por la comunidad era la distancia que había con la policía. La tecnología, ustedes saben muy

bien, es muy interesante; en Montreal, los autos patrulla tienen una computadora, un teléfono,

tienen todo el material necesario para trabajar sin salir del auto. El jefe de policía, hace dos años

de esto, dijo que su mayor desafío era que la policía saliera de sus autos. Tras decir esto,

volvamos a la relación. La policía, en Montreal, hay 23 comisarías, lo que nosotros llamamos

comisarías de barrio. Cada una de estas comisarías de barrio atienden una población de aproxi-

madamente 40.000 personas y en cada una de ellas hay uno o dos policías que tienen una

primera responsabilidad que es la prevención del delito y la relación con la comunidad. Por lo

tanto, en lo que tiene que ver con el programa de prevención de la criminalidad de Montreal, en

cada una de las regiones de la ciudad hacemos encuentros, reuniones, para formular la legisla-

ción común. Cada una de estas comisarías tiene un Comité de partenaires, donde se encuentran

los empresarios, la comunidad, los organismos comunitarios, los concejales, que trabajan con-

juntamente para el establecimiento de un plan de acción local. En otro nivel, yo tengo regular-

mente encuentros y reuniones con la alta dirección de la policía para discutir la filosofía de

intervención, las grandes directivas, las líneas de orientación. También tenemos la Comisión de

Seguridad Pública compuesta por siete concejales municipales, quienes realizan un encuentro

entre la policía y la población y hablan sobre cuestiones de seguridad. Por ejemplo, una vez al

año el servicio de policía va a plantear públicamente su plan de acción para el año siguiente y en

ese momento se invita a la población a cuestionar y establecer las prioridades de la policía y

mostrar si están o no de acuerdo. Nosotros buscamos establecer un diálogo permanente y lo

más transparente posible entre a policía y la comunidad.

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Dra. Aniyar de Castro (agrega comentario):Nosotros discutimos que cada barrio era distinto y había prioridades diferentes, entonces tenía

que ser muy pequeña la esfera de coordinación, muy limitada a la especificidad local para que

tuviera efecto. Cuando convocamos a personas de las fuerzas vivas, de la comunidad, de la

policía, iglesia, de los medios de comunicación, no resultaba nada, resultaban cosas de un

carácter muy general. Pero la solución hay que darla en el nivel más pequeño, siempre.

Pregunta para la Dra. Aniyar de Castro y el Prof. Serges Bruneau:En primer término desearía saber si existen estadísticas o estudios que definan en qué medida

las conductas delictivas provienen de quienes se han educado en familias contenedoras de

clase media o de los ambientes marginales donde no han tenido una educación y una formación

elemental. En segundo término, si ha habido medios que se hayan dirigido a enfrentar estos

problemas, o sea dirigidos a aquellos que no han tenido educación, como por ejemplo se expre-

saba de los niveles de educación previniendo la delincuencia de 1 a 6 años de 6 a 12 etc..

Respuesta de la Dra. Aniyar de Castro:Los que hemos manejado la criminología nos hemos encontrado que hay delincuencia en todos

los niveles sociales. Hay delincuencia violenta en las clases altas, medias y bajas de la misma

manera. También sabemos que los medios de contención social formal que disponemos son

medios profundamente selectivos y que los que van a parar a las instituciones de corrección son

los de las clases bajas. Pero no hay una estadística sobre eso pero evidentemente hay conduc-

tas delictivas en todos los sectores, variables según la clases por las prioridades afectivas, inte-

lectuales, etc., según la clase a que pertenece. Pero evidentemente en todas las clases hay

violencia juvenil.

En relación a la segunda parte de la pregunta, yo he sido parte de un gobierno local por el

espacio de dos años, no formo parte del Ministerio de Justicia ni de los departamentos de pre-

vención del delito que funcionaban de manera totalmente simbólica en nuestro país, porque no

hay ninguna manera de hacer prevención desde una oficina pública, cerrada en un ministerio, no

tiene ningún sentido, hay directores de prevención del delito que hacen algunas investigaciones

pero ello no sirve para absolutamente nada en la práctica porque no hay la coordinación con las

otras agencias que pueden solucionar problemas. Entonces yo diría en Venezuela no hay pre-

vención del delito, lo debo reconocer. Además no hubo una prioridad porque no hubo respuestas

inmediatas. Y como el Estado está en emergencia económica-social, en crisis de delito que

tienen que ser resueltas políticamente en forma rápida, estas cosas no dan resultado electoral,

eso es lo que yo descubrí estando en el mundo político. No es lo que yo creo, pero es lo que hay.

Entonces no es prioritario. Se creó una gran comisión para la prevención del delito donde esta-

ban representados universitarios, diferentes ministerios, etc.. Se nombraban personas y apare-

cieron los medios de comunicación y desaparecía la acción, porque no es prioridad en el gobier-

no esto, porque hay problemas mayores en otros niveles que producen impacto político que lo

que puede tener la prevención del delito es una tarea siempre de muy largo plazo y como son

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profundamente racionales, a veces son contradictorias con los intereses políticos.

Respuesta del Prof. Serges Bruneau:Mis palabras van a ser similares a lo que acabamos de escuchar. Los estudios realizados en

Canadá demostraron que las conductas delictivas provenían de todas las clases sociales de la

comunidad. Pero hay que tener cuidado, ya que, contrariamente, han habido estudios realizados

en cárceles o en centros de detención de menores que hicieron un retrato de la «clientela» de

esos lugares y así sacaron la conclusión de que los jóvenes delincuentes provenían de las fami-

lias menos favorecidas. Pero lo que sabemos, en cambio, es que cuando un joven de una familia

pudiente se presenta ante un juez, sus padres le dicen al juez que tienen mucho dinero y que

enviarán a su hijo a ver a un psicólogo o a un psiquiatra, y en consecuencia el joven no será

inscripto en el centro de readaptación. Por lo tanto, hay todo un rostro oculto de la realidad. Pero

no deja de ser cierto que los jóvenes que vienen de familias menos favorecidas, con problemas

de educación, son jóvenes que probablemente corren mayores riesgos de tener problemas en el

futuro. En Quebec tenemos un índice de desempleo muy elevado entre los jóvenes, lo que, por

cierto, tiene un efecto sobre la delincuencia.

Otro elemento se relaciona con el tipo de delincuencia. Hemos visto que los jóvenes de familias

menos favorecidas cometían a menudo delitos de subsistencia: robar ropa, robar radios, televi-

sores, para poder tener lo que sus padres no podían pagarles. En contrapartida, hemos consta-

tado que los jóvenes que provienen de familias más favorecidas, cometían delitos más ligados a

hechos como estafas y tráfico de estupefacientes. Vemos entonces que hay diferencias en el

tipo de delitos dependiendo de la clase social. Porque siempre ha sido un tema importante para

los criminólogos el hecho de ver que en una misma familia uno de los hijos puede convertirse en

delincuente y otro no. Es por ello que hablamos de la incidencia de múltiples factores. La otra

cuestión se vincula a la ayuda a los niños. Existen programas actualmente que tienen por objeto

ayudar a la vez a las familias y a los niños que tienen problemas. Pero desgraciadamente estos

programas son más bien excepcionales y no están suficientemente generalizados. Es por ello

que el gobierno canadiense ha determinado que los jóvenes y las familias tendrán la prioridad a

nivel de la prevención de la delincuencia. Otro elemento: anteriormente, cuando los adolescen-

tes eran enviados a centros de readaptación o de rehabilitación, los jóvenes sólo debían cumplir

con actividades de tiempo libre, pero desde hace unos veinte años, los jóvenes que van a esos

centros van también a la escuela (los profesores concurren a los centros); los jóvenes que salen

del centro tienen un diploma como el de cualquier otro estudiante y cada vez más los centros

ofrecen la posibilidad de aprender un oficio.

Comentario de la Dra. Lolita Aniyar de Castro:Yo quisiera trasmitirles una experiencia que tuvimos en el campo de educación que fue muy

interesante porque de alguna medida también influía en medidas de prevención de la violencia y

de la delincuencia de los niños, porque incorporamos a la comunidad la gestión de la escuela a

tal punto que los padres constituidos en una microempresa familiar producían los informes, las

meriendas de la escuela, obras de teatro a través de la cual mostraban su pertenencia al medio

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escolar y trabajaban conjuntamente con los maestros lo que permitía un mayor control sobre la

actividad de los niños en la escuela correspondiente, así que la comunidad se convirtió también

en la dueña de la escuela, administraba sus recursos decidía cuáles eran sus actividades fuera

de cátedra. Fue importante porque en estas comunidades siempre trabajábamos con las escue-

las públicas que estaban en los lugares más pobres, y había un distanciamiento de la familia de

la vida cotidiana de los niños, pero allí en cambio la relación era permanente y servía de control.

Pregunta para la Dra. Aniyar de Castro:Cuando usted hablaba de la actividad de los Comités Vecinales, planteaba que el límite que

estaba dado por la legalidad y los derechos humanos, pero una preocupación es saber que

previsiones tomaron respecto en el tema del entrenamiento a la preparación y al monitoreo de

los operadores sobre todo en el ámbito policial .

Respuesta:Tú te refieres a cómo podía ser efectivo el límite del respeto a la legalidad y los derechos huma-

nos por parte de los operadores generalmente policiales, pero lo que yo quería decir cuando

hablé de los Comités de Seguridad Vecinales es que no podían ellos como miembros de la

comunidad extralimitarse para que no se producieran el clásico linchamiento, la caza del delin-

cuente, etc., ellos debían acudir a los organismos policiales cuando no funcionaban sus propias

respuestas, no se podían aceptar medios que afectaran la vida y la salud de las personas para

ser sancionadas de alguna manera.

Pero el trabajo con la policía era muy pero muy complejo y yo no voy a decir que fue del todo

exitoso. Yo decreté la libre elección y remoción por parte de la gobernadora y esto fue lo único

ilegal que yo hice en mi función de gobierno. Eso fue un decreto ilegal y estoy segura de que fue

ilegal porque no había otra manera de hacerlo porque lo que descubrimos es que los delitos

cometidos por la policía eran encubiertos por los otros policías y los comités que revisaban los

expedientes de denuncias contra la policía eran integrados por policías, entonces sacamos a

esos comités integrados por esos policías y pusimos gente integrantes de toda la comunidad

profesionales, abogados, etc.. a elaborar esos expedientes y cuando no había suficiente prueba

también lo cambiábamos porque sospechábamos que era cierto que habían cometido esos de-

litos, brutalidades, abusos policiales, etc. nos parecía mucho más peligroso dejar una persona

uniformada y con un arma cometiendo delitos que nosotros no podíamos probar que pasar por

encima de las normas legales y yo reconozco que esto no era legal y hubo gran desconfianza por

parte de los cuerpos policiales hacia la gobernadora por eso, protestas también, pero intentamos

y logramos de alguna manera empezar a purificar la policía, y ellos tomaron conciencia de que

tenía un organismo controlador por encima de ellos que no era la misma policía. No voy a decir

que lo eliminamos totalmente , nosotros encontramos una policía que robaba vehículos que se

peleaba con la guardia nacional para ver quien manejaba una mafia u otra de delito, era una cosa

terrible todavía es así a pesar que eran graduados en escuela de policía, nosotros hicimos mu-

chas cosas, hasta dar clases allí, nos metíamos allí, nunca se vio un gobernador tan involucrado

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en los problemas policiales que en otras problemáticas. A pesar de eso nos encontramos con

policías que eran retrasados mentales, que eran totalmente incultos, que no entendían cual era

realmente su función y que claro al ser personas que estaban allí porque venían de las clases

mas bajas de la población porque un uniforme una gorra y un revolver le dan un cierto poder y ya

teníamos un elemento de oposición muy grave en la reforma policial eso había que empezarlo de

cero todo ese procedimiento de reclutamiento policial, me decían que la universidad aquí está

trabajando en ello. Hay dos investigaciones psicológicas que se hicieron hace tiempo sobre los

elementos de la personalidad de los delincuentes y de los policías y se encontraron líneas muy

parecidas en su personalidad.

Esto es muy difícil de transformar requiere mucha voluntad política es casi difícil de reformular

desde un gobierno democrático, tengo que decir lamentablemente eso. Porque cuando hay que

pasar por encima de los procedimientos legales para poder controlar a la policía, estás actuando

de manera no democrática. Hay que tener una capacidad para ser autoritario en ciertas cosas

para realizar esto. Es como una “guerra civil” la que hay entre el ciudadano y la policía, son

sistemas de lucha por el poder la policía se siente dueño de un sector del poder al cual no está

dispuesto a desprenderse y eso tiene que ver con lo que yo lo llamaba Zaffaroni, el “espíritu

corporativo”, exactamente una verdadera mafia.

Nosotros encontramos una policía gobernada por la Guardia Nacional, es decir que el jefe de la

policía era un coronel de la Guardia Nacional que iba cambiando pero siempre era un miembro

de las fuerzas militares esto nos pareció inapropiado y dijimos que tenían derecho a gobernar su

propio cuerpo, con lo que ese cargo debería ser elegido por concurso, en un concurso en el que

estuvo el Rector de la Universidad y yo misma y seleccionamos juntos en un proceso que nos

pareció casi perfecto. En el proceso de selección encontramos policías graduados de abogados

que estaban ejerciendo como abogados siendo policía, miren que espanto!, lo que podían hacer

con sus clientes y contra nosotros siendo policía a la vez pero por supuesto a este le dijimos que

debería adoptar una u otra profesión hay demasiadas historias. Pero bueno de la persona que

seleccionamos, que fue el primer policía para gobernar a la policía, que resultó un triunfo para

ellos, en el sentido corporativo, y que dijo que en sus manos no iba a permitir que se perdiera el

honor policial, ya teníamos experiencia que unos policías que los habíamos sacado por delin-

cuentes fueron a su casa y grabaron una conversación que demostraba que este señor recibía

dinero para comprar presos.

Respuesta del Prof. Serges Bruneau:En pocas palabras, diré que en Quebec todos los niños van a la escuela entre los 6 y los 18 años,

completando la escuela primaria y secundaria. A continuación empiezan las especializaciones y

las personas que quieren convertirse en policías deben seguir un curso de dos años de técnica

policial y luego hacer una pasantía de seis meses en el Instituto Nacional de Policía y después de

eso están habilitados para trabajar como policías. Creo que es importante señalar que todos los

policías reciben la misma formación; no existen, pues, dos niveles de policía. Además, los altos

mandos de la policía deben disponer de un diploma universitario para acceder a los puestos de

mayor grado. Hace un rato mencioné que se está dando una transición en la policía hacia las

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comisarías de barrio. En cada una de las comisarías barriales hay un comandante, que fue

retirado de sus funciones durante doce meses para recibir una formación especializada. Ni en

EE.UU. ni en Canadá somos inmunes a casos de mal desempeño policial, creo que eso se da en

todos lados, así que también tenemos en Canadá un Comité de Deontología Policial, indepen-

diente del Servicio de Policía, y este Comité recibe quejas, que en su mayor parte provienen de

la población, y en consecuencia se inicia una investigación y se toma una decisión al respecto. El

objetivo buscado es ser lo más transparente y democrático posible, pero sin embargo seguimos

encontrando obstáculos.

Pregunta para la Dra. Aniyar de Castro:Sobre los Comités de Seguridad Vecinales. De alguna manera en el debate contemporáneo

sobre este tema tanto en el paradigma de la nueva prevención como en el paradigma anglosajón

de la seguridad comunitaria, hay como un riesgo que se ve todo el tiempo y que es recurrente a

nivel de las reflexiones tanto del ámbito académico como el político, que es de quién define los

problemas, la agenda de los problemas dentro de la comunidad. Por eso mi pregunta acerca de

estos controladores de las decisiones comunitarias, estos actores que controlan las decisiones

comunitarias, porque en muchos casos y -ésto se ve en las experiencias que se están dando en

la Argentina, tanto en la provincia de Santa Fe, como en Buenos Aires y me animaría a decir

también en Capital Federal- , estos controladores de las decisiones comunitarias se transforman

en definidores de los problemas y generan unas lógicas que restringen la participación ciudada-

na en forma más o menos evidente.

Entonces mi primer pregunta es que si había un mecanismo de control de esta definición de las

agendas de problemas y un mecanismo de control de los controladores y su actuación en la

definición de las agendas de problemas y por otro lado una cosa totalmente distinta era si bien no

se realizó una evaluación de toda la experiencia de sus dos años como Gobernadora para la

construcción del diagnóstico de base antes de lanzar esta iniciativa política se hizo algún tipo de

investigación empírica, no sobre encuestas de criminalidad, cosas que usted ya ha contestado,

pero por ejemplo como encuestas de opinión pública o algo así.

Respuesta:Nosotros partimos del concepto de los pequeños hechos de lo más pequeño y hacíamos comités

de seguridad vecinales sobre barrios muy delimitados y pequeños, de clase baja donde la gente

que iba de voluntaria a trabajar sobre eso tenía control sobre sus vecinos porque eran vecinda-

des pequeñas y por lo tanto suponíamos que representaban la opinión global. Nunca tuvimos

quejas, denuncias sobre lo contrario ni protestas y debo decir que el pueblo de Maracaibo es un

pueblo muy protestador, nos hubiésemos enterado en seguida porque los programas de radio

están abiertos a las comunidades y todo el mundo opina y tiene algo que decir. Todo lo contrario,

los ciudadanos expresaban su satisfacción y el problema que teníamos era la cantidad de barria-

das que venía a pedir que les organizáramos Comités y esta es una cosa larga de implementación,

casi todos los barrios querían tener su propio Comité. Así que había como una especie de auto-

mático control sobre las decisiones. Con respecto a la otra parte de su pregunta, no se hizo

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ninguna investigación específica para eso pero éramos criminólogos y sabíamos todo lo que

estaba pasando porque teníamos mucho contacto con los barrios, porque los estudiantes hacían

trabajos de investigación, teníamos eso que yo llamo el “sentimiento” de lo que estaba pasando,

así que fue así, fue muy empírico y porque además no nos podíamos dar el lujo de esperar.

Conclusiones del Trabajo en GruposGrupo I:

Trabajadores sociales, sociólogos y funcionarios discutieron el significado de la convocatoria,

especialmente la violencia urbana, sus causas, la prevención de la misma, las distintas formas

de abordaje del fenómeno. Se expresó la necesidad de efectuar un diagnóstico lo más certero y

fundado posible sobre el rol del Estado en temas de seguridad, que en los últimos veinte años ha

desfuncionalizado su accionar con respecto a su participación en la vida social y ecónomica,

dejando al mercado sin los controles que podrían permitir una menor desigualdad e inequidad.

Dichas desigualdades e inequidad fueron varias veces mencionadas, factores asociados a la

inseguridad y determinados factores de niveles de violencia.

Lo primero que se discutió fue el rol de los investigadores, sobre cómo aplicarlo a lo concreto, en

los dos niveles como ser la investigación científica por un lado y por otro el tema de los progra-

mas de acción. Otro problema que se abordó fue la falta de un diagnóstico cierto y de datos

oficiales confiables sobre el problema de la inseguridad y la violencia. En segundo lugar se

señaló que se partió de una crisis socio-cultural por una parte lejana, pero por otro lado vinculada

a los años de dictadura militar que favoreció una cultura autoritaria y la impunidad en el accionar

de los organismos represivos. Por eso es necesario estudiar y analizar cómo actúa el sistema

penal en sus tres agencias: poder policial, poder judicial y poder penitenciario, y los efectos que

produce con su accionar sobre la población, en especial por aquellos que pasan por dichos

sistemas. Se necesita saber y analizar las políticas de prevención no penal, en particular políti-

cas sociales que desarrolla tanto el Estado nacional como estados provinciales y municipales.

En ese sentido, se rescató la necesidad de la participación comunitaria y de organizaciones

sociales, también se discutió acerca de la necesidad de un diagnóstico de la incidencia de la

penalización de la tenencia y comercio de drogas prohibidas en el tema de la seguridad y la

violencia.

El medio de abordaje no puede ser otro que sostener la necesidad de la investigación empírica y

la metodología de técnicas de investigación situada tanto en las universidades públicas como en

las instituciones privadas.

Recomendaciones:Se recomienda que las agencias del Estado confeccionen datos estadísticos y en casos cualita-

tivos a los que puedan acceder los estudios de investigaciones científicas sobre el tema, también

es el Estado el que tiene el deber de recolectar y sistematizar dichos datos.

Se recomienda abordar la selección y capacitación del personal policial teniendo en cuenta que

son servidores públicos que deben proteger a los ciudadanos. Se sugirió que los policías com-

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partan su formación con los civiles. Se recomienda contrarrestar la campaña existente en los

medios de comunicación que promueven la alarma social y la inseguridad y la necesidad de

resolverla a partir del endurecimiento de las penas. Se recomienda abrir líneas y áreas de inves-

tigación que involucren a la universidad pública e institutos privados en investigaciones necesa-

rias para abordar esta compleja temática.

Se sugirió que los policías compartan su formación educativa con civiles, o sea que vayan a las

universidades públicas, que compartan una cultura civil.

Grupo II:Este grupo abordó el tema desde diversas perspectivas y estuvo integrado interdisciplinariamente

y luego de un rico debate, básicamente se acordaron algunas conclusiones que serían las si-

guientes:

Promover una mayor coordinación entre los agentes estatales y de éstos con la comunidad.

Utilizar y racionalizar recursos del estado y las comunidades.

Conformar entes mixtos para el diagnóstico y la programación de acciones garantizando la par-

ticipación de la comunidad a través de la capacitación y de la autonomía de la conformación de

las demandas a tratar.

Redefinir el rol policial propendiendo a una mayor integración con la comunidad.

Fortalecer la participación de la universidad y los investigadores en estas áreas.

Generar canales de acceso a los sectores organizados de la comunidad para la conformación de

políticas públicas.

Buscar mecanismos alternativos a la ley penal para la solución de conflictos en los que pueda

participar más activamente la comunidad.

Grupo III:En lo que respecta al fenómeno de la violencia criminal urbana los miembros del grupo interviniente

concluyeron en que nos encontramos ante un fenómeno totalmente nuevo que nos impacta y del

cual conocemos muy poco dado que no existe sobre el tema un desarrollo teórico sólido y serio

hasta el momento.

Hay coincidencias en que se trata de un fenómeno multivariable sin que pueda llegarse a detec-

tar variables que pueden influir en mayor o menor medida en su producción. Se discutió que

existe una ausencia total de diagnóstico sobre este fenómeno ya que se carece de un marco

teórico así como referencial a nivel nacional y a nivel temporal y de falta de discusión a nivel

académico.

Se destaca como valorable la reunión organizada por las dos Secretarías convocantes y la pro-

pia convocatoria al presente encuentro, ya que por lo general existe una fuerte desconexión entre

las instituciones y los expertos en el marco de universidades o instituciones no oficiales que

trabajan en tareas de investigación o de acción con la comunidad. Asimismo la experiencia

indica que por lo general los proyectos presentados o solicitados desde áreas institucionales no

son tomados en cuenta en el momento del planteo de las políticas públicas. Se consideró como

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paso previo y necesario para el abordaje del fenómeno que nos preocupa, la necesidad de

conocerlo para saber desde donde abordarlo; en función de ello parece como imprescindible

partir de una compilación de las diferentes experiencias desarrolladas por grupos diferentes en

regiones del país de manera de no desaprovechar los insumos que ya existen. Con esa base se

hace necesario una tarea de diagnóstico que incluya lo ya relevado y que sume investigación

teórica y empírica.

Tales investigaciones deberán contar previamente con una tarea de base teórica que comience

por describir los indicadores que han de utilizarse y una unificación en los criterios de análisis.

Asimismo parece aconsejable una mayor centralización de la información y de las acciones a

nivel nacional ya que la dispersión institucional en cuanto a la cantidad de entes institucionales

que se ocupan de los mismos temas provoca un desperdicio serio de esfuerzos y de medios

donde debe existir una coherencia institucional y las reformas legislativas no deben estar aleja-

das ni de la realidad social ni de las políticas públicas que aparecen en función de estos estudios.

El Estado debería promover y sostener la investigación sobre estos temas seleccionando

prioritariamente aquellos investigadores que tengan mayor experiencia en el área .

En relación con los modelos de prevención de violencia urbana el grupo considera que no puede

avanzarse demasiado en su construcción sino a partir de poseer un diagnóstico sobre el fenóme-

no basado en investigaciones teóricas y empíricas apoyadas por sondeos a nivel nacional y, de

no ser posible, al menos a nivel regional

Cierre de la jornada, a cargo del Sr. Secretario de Política Criminal, Penitenciaria yde Readaptación Social del Ministerio de Justicia de la Nación, Dr. Julio Aparicio

Creo que ha sido no solo una jornada excelente sino muy intensa y productiva de trabajo. En

primer término quiero agradecerle al Secretario de Ciencia y Tecnología, Juan Carlos Del Bello,

quien ha sido nuestro anfitrión en este lugar, sus atenciones y su preocupación, no sólo por

concretar este encuentro, sino por poner en la agenda de los temas prioritarios de la Secretaría

de Ciencia y Tecnología, que como bien decía hoy en su discurso inaugural, ha sido histórica-

mente más proclive a incorporar temas de ciencia aplicada, de tecnologías, incluir estas proble-

máticas que son tan sensibles y tan importantes y a veces tan carentes de auxilio y del apoyo que

esta Secretaría que a partir de ahora le va a prestar. Para los que operamos en sistemas esto va

a ser un aporte invalorable y por eso nuestro reconocimiento.

El segundo reconocimiento es a los dos expositores de hoy. A la Dra. Lolita Aniyar de Castro y

al Dr. Serges Bruneau, quienes no sólo han sido claros y didácticos sino que nos han aportado

ideas, experiencias y nos han comentado realidades de otros ámbitos y nos han demostrado

algo fundamental: que es la prevención es posible, el asunto es llevarla adelante. Creo que

estamos en una etapa en la cual tenemos que reunir esto que dicen las recomendaciones: seguir

estudiando, seguir investigando, seguir profundizando pero empezar a concretar las medidas

preventivas que toda la población exige porque sobrevuela en esta sala con especialistas en el

tema la idea de que si no comenzamos rápidamente acciones de prevención, siempre vamos a

estar cayendo en acciones de represión, y creo que tenemos que asumir todos el compromiso,

cada uno en nuestro lugar de llevar a todos los ámbitos de la Argentina la idea de que con la

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Plan N

acional de Prevención del D

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gestión y la participación de la comunidad sobre bases de muchas alternativas que se diseñan

como frutos de los trabajos y las investigaciones, la propia comunidad puede desarrollar su

propio listado de problemas porque quién mejor que ella conoce y puede autogestionarse con el

auxilio del Estado, de las universidades y las instituciones intermedias en buscar las soluciones

y esas soluciones cuando hablamos de prevención serán de última instancia de prevención del

delito pero en primera instancia serán de prevención general y por encima de todo serán en el

mejoramiento de la calidad de vida que es en ultima instancia la obligación máxima a la cual

debemos que propender.

Los aportes de Lolita y de Serge Bruneau han sido significativos y han actuado como disparadores

de demostración de que han sido muy buenos disparadores de ideas que están en esta produc-

ción que en poco tiempo grupos heterogéneos y que no se conocían que en poco tiempo han

podido concretar. Finalmente y creo que me voy a tomar la libertad de incluir en este pensamien-

to al Lic. Del Bello, las voces que quieren agradecerles a ustedes el aporte que han hecho de sus

trabajos, del pensamiento, de la discusión, de la buena voluntad y de las ideas para ayudarnos a

ambos a conformar en dos ámbitos distintos dos caras de una misma moneda que es buscar

mejores formas de vida tanto en los ámbitos urbanos como en los rurales pero en todo el territo-

rio de nuestra Nación para toda la población frente a un problema que mas real o menos real es

indudablemente muy sentido como tal, y creo que la obligación nuestra era poner en marcha este

mecanismo que va a continuar como decía Juan Carlos Dominguez hace unos minutos y en lo

que hace al ámbito del ministerio de Justicia y la secretaria de política criminal y penitenciaria

entiendo que en el mes de octubre va a estar funcionando el Consejo Intersectorial de Política

Criminal que va a ser un cenáculo parecido a este probablemente con muchos de los mismos

actores siempre con la idea de buscar políticas que sean pluralistas, consensuadas, factibles,

realistas, eficaces y eficientes. El aliento que tenemos nosotros es ver como en pleno día de

trabajo martes donde todos tienen sus obligaciones y donde ha viajado mucha gente del interior

del país e invitados del exterior hemos tenido esta intensidad de trabajo, esta voluntad amistosa,

muy trenzadas y muy provechosas discusiones, cada uno sosteniendo su idea, llegando a pro-

ductos que si uno los mira, pueden diferir en cuanto a su formulación, en el ordenamiento, en las

palabras pero sobrevuelan todas las mismas ideas. Entonces, más que despedirnos de todos

ustedes, más que despedirla a la Dra. Aniyar de Castro y al Prof. Bruneau, agradecerles su

presencia y aportes generosamente volcados, diciendo hasta la próxima.

Palabras del Lic. Juan Carlos Del BelloSi bien no estaba previsto que yo hablara nuevamente deseo transmitirles algunas cuestiones

desde el punto de vista de la práctica, que tienen que ver con la manera de trabajar nuestra que

es la siguiente. A partir del trabajo que ustedes han realizado de las conclusiones vamos hacer

una suerte de documento de tipo de contexto o de identificación del problema de lo que llamaría-

mos la agenda y eso va a ser incluido en la versión preliminar del Plan Plurianual de Ciencia y

Tecnología 1999-2001, pero como somos abiertos y esto quiere decir que puede haber muchos

colegas de ustedes que no han podido venir u otros que por razones de distancia no han estado

presentes, el mecanismo es que se pone en Internet como documento para la discusión de

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modo tal que tanto los que están aquí o los que no están pueden hacer observaciones por escrito

de modo de perfeccionar lo que sería la versión definitiva de la agenda en relación a los temas de

violencia, seguridad urbana, etc.. En segundo lugar les quiero decir que la convocatoria de pro-

yectos de nuestro Fondo de Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) para el año que

viene va a incluir como un segmento prioritario este tema y que el mecanismo va a ser como les

dije antes un sistema de evaluación de las iniciativas de investigación por métodos de pares

preferentemente nosotros estamos siguiendo el sistema nuestro de evaluación sea confidencial

y el 50% de los pares o de evaluadores son del exterior y en segundo lugar luego de los proyec-

tos que pasan el examen de calidad son seleccionados porque siempre la frazada es corta y por

lo tanto se trata de administrar recursos escasos y siempre hay que hacer una selección final de

proyectos los estándares o parámetros internacionales es que alrededor del 35% o 40% de los

proyectos de buena calidad son los que finalmente son financiables y esto implica un trabajo muy

delicado de selección para lo cual operamos con un sistema de Comisiones de expertos y segu-

ramente muchos de los que están aquí presentes formarán la Comisión de expertos que harán la

selección final de los proyectos en la transición yo los invito a todos los que tengan iniciativas de

investigación tanto desde el punto de vista de la investigación básica, teórica a propósito de

paradigmas como de investigación aplicada desde lo que hace al fenómeno en cuanto factores a

explicativos como a discusiones de políticas públicas y análisis comparados que también son

materia de investigación en la transición pueden presentarse a la convocatoria de proyectos del

FONCyT que esta abierta y que por lo tanto en los que se llama al capitulo de proyectos de

investigación libre o abierta también pueden presentarse y ganar tiempo aquellos que pueden

desarrollar un proyecto en el corto tiempo que queda de cierre del concurso público Estas son las

cuestiones prácticas que quería informar para indicarles que esto es la puntada inicial de algo

que empieza y que para nosotros como dije al principio esta materia para nosotros como tantas

otras se relacionen a problemáticas sociales son de tanta envergadura y jerarquía como la

microelectrónica o los nuevos materiales o la biotecnología.

Eso es todo, muchas gracias a todos.