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41 as corridas de toros forman parte de la herencia española en México, y casi en cualquier pueblo o ciudad se realizan con motivo de ferias y fies- tas religiosas. En los siglos XVI y XVII, los festejos taurinos se cele- braban en eventos políticos o religiosos, y sólo la nobleza y los caballeros lidiaban toros para ejercitarse y estar preparados para los combates. En el siglo XVIII, los caballeros dejaron de practicar el toreo a caballo debido a que llegaron al poder los Borbones. Éstos, contagiados de ideas racionalistas, se opusieron a las diversiones consideradas como perniciosas para los pobladores del reino, principalmente los juegos de azar, el carnaval, las peleas de ga- llos y los toros. Censurados por la Corona y los Ilus- trados, los festejos taurinos se convirtieron, a lo largo del siglo XVIII, en una diversión como cualquier otra, y fue en ese momento en que surgió el toreo a pie, practicado por los “plebeyos”. 1 En el caso de la ciudad de Méxi- co, las corridas de toros se reali- zaban en la plaza del Volador, a un costado del palacio virreinal y en plazas improvisadas que se construían para el efecto. El siglo XIX trajo algunos cambios en la fiesta taurina, pues se em- pezaron a edificar las primeras plazas de toros fijas. Fue el caso de la plaza de San Pablo, en la ciudad de México, construi- da por el virrey Calleja en 1815 y cuyos ingresos se destinaron para aumentar los caudales de la Real Hacienda. En 1822 esta plaza sufrió un incendio, pero siguió dando funciones hasta 1833, cuando se reedificó. Sin embargo, como era de madera fue derribada en 1848 y volvió a ser construida en 1850, en los últimos días del mandato presidencial de José Joaquín Herrera. 2 VICENTE A. ESPARZA JIMÉNEZ Maestría en Historia / El Colegio de San Luis, A.C. Apuntes para la historia de la Plaza de Toros del Buen Gusto 1848-1896 Introducción 1 Juan Pedro Viqueira Albán, ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el Siglo de las Luces, pp. 33-41. 2 Benjamín Flores Hernández, La ciudad y la fiesta. Tres siglos y medio de tauromaquia en México, pp. 81-82. L

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as corridas de toros forman partede la herencia española en México, ycasi en cualquier pueblo o ciudad serealizan con motivo de ferias y fies-tas religiosas. En los siglos XVI yXVII, los festejos taurinos se cele-braban en eventos políticos o religiosos,y sólo la nobleza y los caballeros lidiabantoros para ejercitarse y estar preparadospara los combates. En el siglo XVIII, loscaballeros dejaron de practicar el toreo acaballo debido a que llegaron al poder losBorbones. Éstos, contagiados de ideasracionalistas, se opusieron a las diversionesconsideradas como perniciosas para lospobladores del reino, principalmente losjuegos de azar, el carnaval, las peleas de ga-llos y los toros.

Censurados por la Corona y los Ilus-trados, los festejos taurinos se convirtieron,a lo largo del siglo XVIII, en una diversión

como cualquier otra, y fue en esemomento en que surgió el toreo apie, practicado por los “plebeyos”.1

En el caso de la ciudad de Méxi-co, las corridas de toros se reali-zaban en la plaza del Volador, aun costado del palacio virreinaly en plazas improvisadas que seconstruían para el efecto.

El siglo XIX trajo algunoscambios en la fiesta taurina, pues se em-pezaron a edificar las primeras plazas detoros fijas. Fue el caso de la plaza de SanPablo, en la ciudad de México, construi-da por el virrey Calleja en 1815 y cuyosingresos se destinaron para aumentar loscaudales de la Real Hacienda. En 1822esta plaza sufrió un incendio, pero siguiódando funciones hasta 1833, cuando sereedificó. Sin embargo, como era demadera fue derribada en 1848 y volvió aser construida en 1850, en los últimosdías del mandato presidencial de JoséJoaquín Herrera.2

VICENTE A. ESPARZA JIMÉNEZ

Maestría en Historia /El Colegio de San Luis, A.C.

Apuntes para la historia de la

Plaza de Toros del Buen Gusto1848-1896

Introducción

1 Juan Pedro Viqueira Albán, ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México duranteel Siglo de las Luces, pp. 33-41.2 Benjamín Flores Hernández, La ciudad y la fiesta. Tres siglos y medio de tauromaquia en México, pp. 81-82.

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Sobre la historia de la tauromaquiaen Aguascalientes aún es poco lo que seconoce, a pesar de contar con importan-tes obras como las de Jesús GómezMedina,3 Jesús Antonio de la TorreRangel,4 Jesús Gómez Serrano5 y AlfredoMorales Shaadi.6 Un caso que hasta aho-ra no se ha estudiado detenidamente esel de la plaza de toros del Buen Gusto,que se empezó a construir en 1848 porel político y empresario José María Lópezde Nava.

Dada la importancia que tuvo laplaza del Buen Gusto como espacio dediversión para los aguascalentensesde la segunda mitad del siglo XIX,estos apuntes más descriptivos queinterpretativos, intentan rescatar del ol-vido la historia de esta desaparecida pla-za de toros, muy poco conocida entre losaficionados a la fiesta brava y la pobla-ción en general. Además, este artículo nospuede decir un poco más sobre la vidasocial de la ciudad de Aguascalientes du-rante la segunda mitad del siglo XIX.

Aguascalientes: sus plazas de torosantes de la del Buen Gusto

Para la primera mitad del siglo XIX lascorridas de toros estuvieron ligadas a lasfiestas religiosas y ferias comerciales. Enla feria de Aguascalientes, que inició en1828 y después se conoció con el nom-

bre de San Marcos, se organizaban ungran número de festejos taurinos, aun-que también los había durante los demásmeses del año. Las corridas de toros fue-ron montadas en plazas provisionales,muy cerca al lugar donde se realizaba elencuentro comercial en el mes de no-viembre.

En 1830, cuando Aguascalientesera un partido más del estado deZacatecas, el ayuntamiento pidió al con-greso que para la feria de ese año le per-mitiera dar algunas funciones taurinas,cuyas ganancias se invertirían en mejo-ras materiales. El ayuntamiento hizo laanterior petición a pesar de que teníaconocimiento de que el 5 de octubre de1826 la legislatura de Zacatecas habíadado una resolución en la que se especi-

José María López de Nava.

3 Jesús Gómez Medina, La ciudad, la fiesta y sus plazas. Apuntes para la historia del toreo en Aguascalientes 1896-1992.4 Se compone de varios ensayos coordinados por Jesús Antonio de la Torre Rangel, Plaza de toros San Marcos.Imágenes de un siglo.5 Jesús Gómez Serrano, Mercaderes, artesanos y toreros. La feria de Aguascalientes en el siglo XIX.6 Alfredo Morales Shaadi, Me lo contó la plaza de Toros San Marcos.

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ficaba que no se cobraría ni un sólo pesoa los asistentes a las corridas de toros. Alfinal, los legisladores zacatecanos acep-taron la solicitud del cabildo aguasca-lentense, dispensando “por esta sola vez”el cumplimiento a lo acordado el 5 deoctubre de 1826.

Parece ser que a partir de enton-ces, el ayuntamiento local se encargóde rematar la plaza de toros a parti-culares, pues para 1833 la plaza se ad-judicó a Antonio Gámez por “la nadadespreciable cantidad de 400 pesos”.Entre las obligaciones de Gámez esta-ba el levantar la plaza de toros de “ma-nera decente”, reservando para losmiembros del ayuntamiento un espa-cio de seis varas (5.04 metros) ador-nado con el “aseo posible”.7 Esta prác-tica provenía de la época colonial,cuando los alcaldes y oficiales teníanun lugar específico dentro de la plaza,ya que la posición que ocupaban enel coso taurino manifestaba el gradode honor de las personas o corpora-ciones.8

El empresario también se compro-metía a vestir a los lidiadores y a facilitartodos los instrumentos para la corrida,como los capotillos, las garrochas, lasbanderillas, los rejones, las espadas, loscaballos, las mulas para el arrastre del toroy el gracioso o loco para divertir a la gen-te en el graderío. Los astados tambiéneran proporcionados por quien fincabael remate de la plaza y, generalmente, eran

toros malos y muchas veces ya jugados,lo que ocasionaba disgusto entre los afi-cionados. Por lo anterior, las autorida-des le recordaban a Gámez que los burelesdeberían ser “senseños, de buena calidady bravos”, para así evitar el desorden den-tro de la plaza.9

Las cuadrillas estaban integradaspor cuatro o cinco personas: loschulillos y el primer espada, encarga-do de matar a los toros. Por lo general,los bureles lidiados eran ocho, perosolamente se mataban la mitad de ellos.Esto era así porque en esa época a lagente no le importaba, como ahora,que la suerte suprema se ejecutara a laperfección, sino que se entusiasmabacon el juego, lo que el lidiador arries-gara frente al toro, y debido a ellomuchos toreros se embriagaban paradarse valor. Sin embargo, no hay quecaer en generalizaciones, pues el pro-blema de la embriaguez de los torerosiba más allá de los toros.

A grandes rasgos, así era como seremataban las plazas y las obligacionesque tenía que cumplir el empresario an-tes de que se construyera el coso del BuenGusto. Pero a todo esto ¿cómo eran estasplazas? ¿Cuáles fueron los lugares máscomunes en Aguascalientes para instalar-las? A continuación refiero algunos da-tos al respecto.

La primera plaza de toros fija, lla-mada Real Plaza de San Pablo, se cons-truyó en la capital del virreinato en 1815,

7 Jesús Gómez Serrano, op. cit., pp. 60-61.8 Juan Pedro Viqueira Albán, op. cit., p. 37.9 Jesús Gómez Serrano, op. cit., pp. 61-62.

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

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“todavía de madera aunque cercada deuna barda de cantería, no habría dedurar más de cinco años, puesto queun incendio la destruyó hacia 1821”.10

Y aunque esta plaza era redonda, enmuchas partes de México seguían siendo ochavadas o cuadradas, y su cons-trucción requería de la mano de unbuen número de hombres que elrematador o empresario pagaba, puesél era quien estaba obligado a construirla plaza.

En Aguascalientes, durante la pri-mera mitad del siglo XIX, la plaza detoros se instaló en el predio que ahoraocupa el mercado Terán, y llevó por nom-bre El Calvario.11 Ésta probablemente eraredonda, ya que desde 1839 el ayunta-miento ordenó que el perímetro interiorde las plazas fuera de forma circular, sien-do su diámetro no mayor a 50 varas (42metros). Además, se dispuso que las gra-das estuvieran construidas de “una ma-nera uniforme y decente”.12

Así debió ser la plaza que armaronen 1840 los señores Guadalupe Rivera yCamilo Arteaga, que hicieron empresa yfirmaron un contrato con el ayunta-miento para realizar corridas de toros.En esta ocasión el cabildo les exigió que“las [corridas] que se deben efectuar enel presente año”, no tenían que “bajar deveinte ni exceder de treinta”, con lo queel erario municipal aumentaría sus fon-dos. Además, los ciudadanos Rivera yArteaga decidieron “contratar la empre-sa de toros por nueve años, contandodesde el día siguiente al que concluyanlas corridas antes dichas”.13

Pero en Aguascalientes no todaslas plazas fueron redondas, tal como dis-ponía el ayuntamiento local. Algunas,al igual que en el virreinato, seguían sien-do octagonales, como la construidaen 1840 en la vecina población deCalvillo. En este año, Narciso Lizarde ad-judicó dicha plaza, “por el término denueve años”, a los ciudadanos Margarito

10 Benjamín Flores Hernández, op. cit., pp. 69-70. Juan Pedro Viqueira Albán, op. cit., p. 52.11 Antonio Ramírez González, “Aguascalientes y su importancia en los toros (1575-1995)”, p. 65.12 Jesús Gómez Serrano, op. cit., p. 65.13 AHEA-FPN, Not. José Ma. Torres, 1840, 58, 15f-16v.

18331834183518401842

Año

C C C C C UUUUU AAAAA DDDDD RRRRR OOOOO 1 1 1 1 1Empresas y toreros que actuaron en la primera mitad del siglo XIX

en la ciudad de Aguascalientes

Fuente: Jesús Gómez Serrano, Mercaderes, Artesanos y Toreros. La feria de Aguascalientes en el siglo XIX, pp.61-63. AHEA-FPN, Protocolo de José Ma. Torres (1840)

Empresario Cuadrilla

Antonio GámezAyuntamiento local

Vicente BarrónGuadalupe Rivera y Camilo Arteaga

Ayuntamiento local

–Gregorio González y José de la Luz

Luis Ávila o Marcelo Villasana–

Sóstenes Ávila

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Medina y Francisco de Paula López deNava, quienes se comprometieron a rea-lizar durante 1840 un total de “diecisie-te corridas”.

Como se mencionó, para que seotorgara el remate de las corridas, el em-presario debía cumplir una serie de re-quisitos impuestos por el ayuntamientoy relacionados con los derechos y obli-gaciones del rematador. En el caso deCalvillo, los derechos consistían en el co-bro de “un real en sombra y medio realen sol”, lo que muestra que la fiesta bra-va fue vista como una empresa que ge-neraba buenas ganancias, y no sólo comouna práctica o costumbre. Los torerostendrían que ser de una compañía y sejugarían “cinco toros, de los que sólo mo-rirían cuatro”, porque generalmente elburel que no moría era toreado por losasistentes a la plaza, que con sus sarapeso sombreros hacían gala de sus habilida-des como matadores.

Las obligaciones de Medina y Lópezde Nava fueron exhibir o pagar “doce pe-sos por cada una de las [diecisiete] corri-das”, además de “las diversiones que ocu-rran en los días de las funciones”, comoera acostumbrado. Lo anterior se refierea que tenían que contratar a los llama-dos “locos”, realizar en los intermediosascensiones aerostáticas, peleas de gallos,de perros frente a un toro, la rifa de unamoneda de oro entre los asistentes a laplaza, etcétera.14

Las primeras corridas comenzaríanen “la víspera del domingo del Buen Pas-tor” y concluirían ocho días después, ylas ultimas se darían “en la pascua deNavidad”, finalizando en el Año Nuevo.Pero lo más importante para que se de-sarrollara la lid de toros era la construc-ción de la plaza, que tenía que formarsebajo los siguientes requisitos:

La plaza se construirá –decía elayuntamiento– en un área de cin-cuenta y seis varas (47.04 metros)en cuadrado, se formará esta figu-ra octágona, arcada con una tapiade adobe y buen cimiento de pie-dra que no baje de seis ni pase deocho varas (entre 5.04 y 6.72 me-tros). Se formarán de diez a docegradas de adobe, revestidas con unasiento de ladrillo grande y grue-so. En la general enjarrada conmela. El juego de dicha plaza seráde cuarenta varas (38.64 metros) yen su circunferencia una valla demadera bien acondicionada, consus correspondientes puertas. 15

Una plaza provisional se tenía queconstruir según durara el remate. Si erade nueve años o más tenía que ser edifi-cada como la antes descrita, de maneraque fuera sólida, sufriendo quizás algu-nas reparaciones en las gradas y en el ta-blado por el deterioro que ocasionaba el

14 Juan Pedro Viqueira Albán, op. cit., p. 41. Según Antonio García Cubas, los “locos” eran una “especie de payasosilusos”, quienes ejecutaban en la plaza una serie de gracejadas: “Bailaban, gesticulaban, lanzaban al aire naranjas querecibían con la frente, se acostaban al lado del toro –después de muerto éste– o sobre su vientre”. Citado en JesúsGómez Serrano, op. cit., p. 60.15 AHEA-FPN, Not. José Gerónimo Valdivia, 1840, 58, 5f-6v.

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

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uso. Pero si era por un tiempo corto, lasgradas y el redondel debían ser de madera.

En resumen, las plazas de toros enAguascalientes en la primera mitad delsiglo XIX fueron improvisadas, y los fes-tejos taurinos sólo se llevaban a cabocuando el ayuntamiento ponía en rema-te la plaza a particulares, quienes dabanfunciones taurinas durante la feria o enfestejos religiosos. Por lo regular la plazaera de forma circular, aunque otras fue-ron octagonales. El lugar más comúndonde se instaló la plaza fue el predio quehoy ocupa el mercado Terán, y esto seentiende porque a unas cuadras se en-contraba el Parián, lugar donde se lleva-ba a cabo la feria comercial en el mes denoviembre.

La plaza de toros del Buen Gusto

El origen de la plaza de toros del BuenGusto no se explica ni si entiende sinoen el contexto de la llamada “funciónde San Marcos”, pues a partir de quela feria celebrada en el Parián se trasladóa la explanada de San Marcos en 1851,surgió a su alrededor la plaza de to-ros, el palenque de gallos, y el salón deexposiciones. En cambio, las transac-ciones mercantiles fueron disminuyen-do, debido a que las manifestaciones lú-dicas adquirieron una relevancia cre-ciente. 16

Ahora bien, ¿cómo explicar el ori-gen de la plaza del Buen Gusto en el con-texto de la función de San Marcos si laplaza se construyó entre 1848 y 1849,pero fue hasta 1851 cuando la feria setrasladó al jardín y explanada de SanMarcos? Supongo que la feria no fue tras-ladada al barrio de San Marcos en 1851,sino antes, y sólo así se entiende la cons-trucción de la plaza del Buen Gusto enese lugar. Esta conjetura se puede susten-tar con los siguientes indicios.

En el año de 1847, por ejemplo, seremató la “empresa de gallos de esta ca-pital como de la función de San Marcos”a favor de Antonio Marín.17 También¿cómo explicar que la feria no había sidotrasladada al pueblo de San Marcos an-tes de 1851, si en 1850 en el contratoque firmaron José María López de Navay los hermanos Ávila para realizar corri-das de toros ya se habla de la función deSan Marcos? Dicho documento dice: “uncontrato de compañía por todo el térmi-no que corra desde la fecha de esta escri-tura hasta concluida la función de SanMarcos del año 1855”.18 Empero, sonpocos los elementos que tengo para ha-cer una aseveración sobre el cambio desede de la feria del Parián al pueblo deSan Marcos, por lo que no deja de seruna hipótesis a demostrar.

Es probable que José María Lópezde Nava, “el patriarca de los liberalesen el Estado”,19 tuviera cierta afición a

16 Cfr. Jesús Gómez Serrano, op. cit., p. 30.17 AHEA-FPN, Not. José María Medina, 1847, 60, 31v-33v. Las cursivas son mías.18 Jesús Gómez Serrano, op. cit., pp. 63-64. Las cursivas son mías.19 Agustín R. González, Historia de Aguascalientes, p. 53.

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los toros, como otros tantos liberalesamantes del progreso, pues se conoce queSantos Degollado, Ponciano Arriaga yMiguel Negrete, fueron asiduos asisten-tes a las plazas.20 Generalmente se creeque todos los liberales se oponían a lascorridas de toros, pero esto no fue así,aunque sí había quien rechazaba y criti-caba este tipo de festejos. Este era el casode Jesús F. López en Aguascalientes, quienmás de una vez pidió al congreso local laabolición de las corridas de toros, comoocurrió en 1867, cuando fueron prohi-bidas en la capital de la república por elpresidente Benito Juárez.21

También es posible que López deNava no tuviera afición por los toros yque solamente los haya visto como ne-gocio, pues durante los días de feria yfuera de ella hacía empresa para dar co-rridas y otras veces arrendaba la plaza asegundos, para quienes fue mucho másfácil arreglar sus funciones una vez cons-truido el coso, ya que anteriormente eramuy costoso levantar una plaza portátil.La fiesta concebida como negocio no fueproducto de esta época, pues desde 1753las temporadas de toros se desvincularonde cualquier acontecimiento político yfueron vistas por los asentistas de las pla-zas de toros como un espectáculo másque generaba benéficas ganancias.22

Al contrario de lo que sucedió conla plaza de toros San Marcos, que se cons-

truyó en cuarenta y ocho días durante1896, la plaza del Buen Gusto fue unproyecto a largo plazo que se consolidóen un periodo de tres años, desde la com-pra de los terrenos hasta su inauguraciónen 1850.

Para construir la plaza, José MaríaLópez de Nava compró una casa y va-rios solares en el pueblo de San Marcos.En el fondo protocolos notariales delArchivo Histórico del Estado deAguascalientes, se encuentran varias delas escrituras de compraventa, y si se si-guen las adquisiciones hechas por Lópezde Nava, se puede ver el proceso de cons-trucción de la plaza.

La primera transacción de López deNava fue con Doroteo Aguilar, a quiencompró dos extensiones de tierra. Lasadquisiciones de los demás terrenos paraformar la plaza las realizó con vecinos deDoroteo Aguilar, que aparecen en el cua-dro 2.

Parece ser que cuando se inauguró,la plaza no tuvo ningún nombre, puesen febrero de 1852 López de Nava com-pró un pedazo de tierra a DoroteoAguilar, y en la escritura el vendedor dicetener un terreno junto a la plaza de torossin mencionar nombre alguno, por lo quetal vez el apelativo del Buen Gusto le vinomucho después.23 De hecho, al morir en1862, López de Nava se refirió a ellacomo su “plaza de diversiones”.24 El nom-

20 Benjamín Flores Hernández, op. cit., p. 115.21 El Republicano, 26-12-1867.22 Juan Pedro Viqueira, op. cit., pp. 40-41.23 AHEA-FPN, Not. Antonio Medina, 1852, 63, 209f-210f.24 AHEA-Libro 2 de protocolos notariales del notario Candelario Medina, 1862, 91f-105v.

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bre del Buen Gusto aparece por primeravez en una inspección que hicieronmiembros del ayuntamiento a la plaza enel año de 1869,25 y en el periódico oficialse menciona en 1872.26

Cuando se inauguró, la plaza detoros del Buen Gusto era muy elegante,al menos en comparación con las plazasportátiles que se construían para festejosocasionales. Sin embargo, frente a loscosos de las grandes ciudades resultabamuy humilde, incluso con respecto a lamisma plaza San Marcos. En este casopuede servir como referente la plaza detoros del Paseo Nuevo, que se construyóen la capital de la república en 1851 yque tenía una apariencia agradable, pues“contaba con 272 lumbreras y extensasgraderías y grandes enrejados de hierrocircundaban la plaza”, cuya capacidad fue

para 10,000 espectadores.27 En cambio,para 1871 la “placita” del Buen Gustocontaba con un redondel a manera decerca, sus gradas y unas sillas de tule quese encontraban en lo más alto de la pla-za, y tenía capacidad para 2,000 perso-nas.28

Con el paso del tiempo la plaza sefue deteriorando, por lo que el coso te-nía un mal aspecto, siendo descrita porEduardo J. Correa como un

redondel de medianas dimensio-nes, cercado por valla formada envigas, de fácil acceso para loslidiadores. Lo separa de la graderíaque ocupa dos zonas, la de sol y lade sombra, divididas a su vez porfrágiles envergados de madera. Alponiente, coronado el anfiteatro de

25 AGM, FH, 71/ 7.26 El Republicano, 3-11-1872.27 Luis González y González, Emma Cosío Villegas y Guadalupe Monroy, Historia moderna de México. La repúblicarestaurada. La vida social, p. 614.28 El cálculo es aproximado, pues en una corrida que se realizó en 1871 a beneficio del Hospital Civil, se re-portó una entrada de mil setecientos noventa y nueve aficionados, sin contar los que pasaron por traspuerta.El Republicano, 5-11-1871.

Fuente: AHEA-FPN, Protocolos de los notarios José María Calvillo (1848) y Antonio Medina (1849).

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Num.

C C C C C UUUUU AAAAA DDDDD RRRRR OOOOO 2 2 2 2 2Tierras compradas por José María López de Nava para construir

la plaza de toros del Buen Gusto 1848-1849

Fecha Precio $$$$$

9 - VIII - 184812 - X - 184826 - V - 1849

30 - V - 184916 - VIII - 1849

Vendedor Tipo

PredioPredioCasa

PredioPredio

36030

100220

50760TTTTTotal $otal $otal $otal $otal $

Doroteo AguilarDoroteo AguilarMaría, Julián yMa. del Rosario MárquezSantos GámezSixto Maldonado

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sombra, los palcos con sillas de tulecargadas de polvo, cuando no dechinches.29

Esta descripción no es tan fantasiosasi la contrastamos con las fotografías dela época y con el inventario de la plazade toros hecho por Jesús López Medinay Dionisio Esparza en el año de 1862. Elinventario de la plaza decía que se entra-ba a ella por la calle de Flora (hoy JesúsF. Contreras), a través de una puerta demediana construcción. Enseguida teníaun zaguán y para ir a los palcos había unpequeño pasadizo con dos arcos. El ac-ceso a las gradas de sol y sombra estabadividido por dos enrejados de madera.Tenía catorce gradas de adobe, algunas

con loza. Los palcos eran veintidós, “co-locados sobre las gradas en veintitrés co-lumnas de madera”, y había un pequeñocuarto donde se guardaban las sillas demadera para que no se pudrieran con lalluvia.

La barrera o bahía estaba formadapor “dos timones de palo colorado”. Ade-más, en otra parte de la plaza se localiza-ba “un circulo de madera para juego decirco en dos hojas”. También contaba conun corral, una caballeriza y un toril com-puesto de “dos paredes de piedra y cal,”tapado con una bóveda y un techo deladrillo, y finalmente, dos pozos, uno enel corral y otro en el centro de la plaza.30

Sobre el mismo asunto, cuando laplaza ya tenía por lo menos dos décadas

Interior de la plaza de toros del Buen Gusto.

29 Eduardo J. Correa, Un viaje a Termápolis, p. 48.30 Cfr. el inventario de la plaza de toros del Buen Gusto hecho por los valuadores Jesús López Medina y DionisioEsparza. AHEA, FJC, Not. Candelario Medina, 1962, 67, 108 fs.

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

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Ponciano Díaz clavando banderillas a caballo.

de construida, y probablemente sin su-frir reparación alguna, fue inspecciona-da por Rito Ortiz, Rafael Chávez yApolinar Pallares para ver si podía darfunciones durante la temporada del car-naval. Una vez terminada la revisión, lacomisión mandada por la jefatura políti-ca no aprobó la plaza para dar funcio-nes, pues decía que era necesario repo-ner muchas de las trancas “por estar lasmás de ellas apolilladas”. Por esta razón,sostenían que en la última función detoros un burel había dado un testerazo auna de las trancas y por poco se salía delruedo, por lo que proponían que se re-pararan, sobre todo las de en medio, queeran las que recibían constantemente losgolpes de los astados.

También dictaminaron que erannecesarios unos “albortantes de empujey un calicanto en la parte cuarteada”, paraevitar el desplome de uno de los muros.

31 Jesús Gómez Serrano, op. cit., p. 69

Para entonces la plaza era admi-nistrada por Juan N. Romero,representante testamentario de

los bienes de López de Nava,quien pidió a la jefatura que “dosperitos de ciencia conocidos” pa-

saran a revisar nuevamente el edi-ficio. La tarea corrió a cargo de José

María Villalobos, quien le dio elvisto bueno al coso.31

Así, como otras tantas ve-ces, la jefatura política se hizode la vista gorda y aprobó eluso de la plaza, a pesar de que

estaba en malas condiciones.Esto puede explicarse por el hecho de quelas corridas eran una fuente de dinero muyimportante para el ayuntamiento, pues ha-bía varias celebraciones que ocupaban laplaza todo el año: el carnaval, la feria deSan Marcos, en Navidad, etcétera.

Lo anterior se comprueba con da-tos cuantitativos, ya que de 1885 a 1896hubo 230 corridas de toros, superandodiversiones como el circo, que tuvo 194funciones, el teatro con 144 representa-ciones y la zarzuela con 148. El que lasfunciones taurinas hayan representado lacuarta parte del total de diez diversionesque se dieron en esos años, sugiere queeran una práctica cultural que estabaarraigada entre la población y que gene-raba buenas ganancias tanto paralos empresarios como para el ayunta-miento, sobre todo por el concepto delicencia y multas por faltas al regla-mento taurino. Lo anterior está plasma-do en la gráfica.

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A la muerte de José María Lópezde Nava en 1862, sus bienes pasarona manos de sus hijos: José de Jesús, Ma-ría Juana y María Isabel, aunque ningu-no pudo disponer de la herencia porser menores de edad.32 Años después,José de Jesús López de Nava Macías,quien al igual que su padre participóen la vida política de Aguascalientescomo munícipe en los años de 1884y 1886, se encargó de administrar la pla-za de toros.33

nos José María y Mariano Ávila para quetorearan hasta 1855. El contrato de loshermanos toreros con el empresario tau-rino decía que en la lidia siempre actua-ría como primer espada José María Ávila,y las utilidades serían repartidas por mi-tades entre López de Nava y los herma-nos Ávila, una vez pagados todos los gas-tos que se originaran.34

Cuando los hermanos Ávila se pre-sentaron a la inauguración de la plaza yaeran toreros viejos, pues sus andanzas enel mundo del toreo habían empezado en1808, siendo hasta 1858 cuando se dejade saber de ellos. La historiografía tauri-na sólo registra a cuatro hermanos tore-ros: Sóstenes, Luis, José María y Joaquín,pero no a Mariano. 35 Se tiene noticia deque Luis y Sóstenes se habían presenta-do en Aguascalientes cuando estaban enpleno auge de su carrera, el primero enel año de 1835 cuando lo trajo el empre-sario de la ciudad de México, VicenteBarrón, y el segundo en 1842.36

Sobre la actuación de los hermanosJosé María y Mariano Ávila en la plaza delBuen Gusto es poco lo que se conoce, aun-que el espectáculo debió ser muy similar alque varios años después, en 1857, dieronsus hermanos Sóstenes y Luis Ávila en laplaza de San Pablo. En esta ocasión figura-ron las pantomimas de los “Indios Apaches,

Fuente: AGM, F.H., 160/2, 133/48, 162/25, 164/11,166/19, 173/4, 86/25, 187/7, 200/29, 206/16, 216/4,235/10.

32 Si se desea saber más sobre la vida de José María López de Nava Cfr. Vicente A. Esparza Jiménez, “José MaríaLópez de Nava: Político y empresario taurino”.33 Cfr. la relación de regidores de la ciudad de Aguascalientes (1872-1890) en el apéndice D de la obra de FranciscoJavier Delgado Aguilar, Jefaturas políticas. Dinámica política y control social en Aguascalientes 1867-1911, p. 317.34 Jesús Gómez Serrano, op. cit., pp. 63-64.35 José Francisco Coello Ugalde, Novísima Grandeza de la Tauromaquia Mexicana, p. 91. Benjamín Flores Hernández,op. cit., p. 84.36 Jesús Gómez Serrano, op. cit., p.63.

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

La inauguración de la plazay el toreo nacional

La inauguración de la plaza de toros delBuen Gusto fue en 1850, cuando Lópezde Nava formó empresa con los herma-

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montando a un caballo en pelo, para picaral toro más brioso de la corrida”. En suprograma también estaba el Hombre Fenó-meno, quien jineteaba a los toros a pesarde estar manco.37

Para esta época se dieron un sin finde mojigangas, y la fiesta taurina fue unamezcla “del toreo campirano nacional, talcomo empezaba a ser ejecutado por cha-rros y vaqueros en pueblos, ranchos yhaciendas del interior, y de las formas más‘modernas’ de enfrentarse con los burelesque se estaban creando y sistematizandoen el territorio ibérico”.3 8

También es probable que las prime-ras funciones en la plaza del Buen Gustohayan sido muy parecidas a las que vioMadame Calderón de la Barca en 1841,quien las describió de esta forma:

Diose la señal, se abrieron las puer-tas, y salió el toro; no tan grande,ni de aspecto tan fiero como los deEspaña, sino pequeño, nervioso,bravo y desparramado de la vista.[...]los matadores y los banderille-ros llaman la atención del toro consus capas[...] Precipítase el animalcontra los primeros y lanza al airelas capas que le arrojan; saltan lostoreros la valla que circunda la are-na; arremete contra los otros y arre-

mete contra los caballos, y muer-den el polvo sus jinetes en variasocasiones[...] Quisieron despuéslos matadores recurrir a los fuegosartificiales; eran unos cohetes ador-nados con ondeantes cintas queprendían en las astas del toro, y ha-cían que éste, al revolver la testa, seviera envuelto en llamas. Alguna queotra vez el picador agarraba de la colaal cornúpeto por su extremidad ylevantando el pie derecho le hacíapasar la cola, y sin soltarla, corría elcaballo en dirección contra la res,obligándola caer en la tierra.Sonaron los clarines y tocó la mú-sica. Entraron a la plaza cuatro ca-ballos. Engancharon al toro de sustiros, y echando a correr a galope,se lo llevaron fuera de la arena. 39

Sin embargo, todo parece indicar quela forma de torear en los años en que seinauguró la plaza del Buen Gusto era unamezcla de jaripeo –lazar y jinetear la res–,coleadero –derribar a un toro en plena ca-rrera jalándole la cola con la mano– y to-reo a la manera española, tal como lo ha-bía impuesto Bernardo Gaviño (1812-1886), quien por cierto nunca se presentóen la plaza del Buen Gusto.40

37 José Francisco Coello Ugalde, op. cit., p. 95.38 Benjamín Flores Hernández, op. cit., p. 110.39 Francés Erskine Calderón de la Barca, La vida en México durante una residencia de dos años en ese país, p. 69.Para el año de 1879 en Aguascalientes ya estaba prohibido por el reglamento de toros el poner “las banderillas decohetes, así como las bombas para matar o narcotizar al toro”. Ver el artículo 17° del reglamento de toros, enJesús Gómez Serrano, op. cit., p. 77.40 María del Carmen Vázquez M., “Charros contra ‘Gentlemen’. Un episodio de identidad en la historia de latauromaquia mexicana ‘moderna’, 1886-1905”, p. 163.

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Para tener una idea más clara decómo se desarrollaba la lid de toros meparece muy interesante la siguiente na-rración de Jesús F. López, quien a pesarde ser antitaurino describe de manera elo-cuente el toreo nacional que se practica-ba en el último cuarto del siglo XIX.

El clarín dio la señal de atención,y la cuadrilla se presentó con do-naire y arrogancia a principiar lalid; cada uno de los toreros mos-traba enteresa, desprecio al riesgode perder la vida, y confianza ensu agilidad.En el toril aparecen grandes letre-ros que trasmiten a la concurren-cia el nombre de cada una de aque-llas fieras que mugían empareda-das en el coso. Judas, Lucifer, LaSierpe, Asmodeo, El Huracán, LaPantera, El Cocodrilo[...]Se lanza el primer toro al redon-del, y el hábil picador lo espera lan-za en ristre; su pujanza es podero-sa para poder resistir la primeraembestida. Este acto fue del agra-do de la concurrencia que pro-rrumpió en entusiastas bravos y ensonoros aplausos.Toca el turno a otro picador; el toroesquiva dar un segundo golpe, sen-sible al agudo dolor que le ocasio-nó la primera vara; se le provocacon insistencia, y obediente al ins-tinto de su ferocidad se arroja con

denuedo; caballo y jinete son le-vantados a grande altura, y el torodeposita sus aceradas armas en lasentrañas del caballo, después deromper las arterias del encuentro;el jinete cae de bajo del cuadrúpe-do que montaba sin poderse des-prender para escapar al furor de suencornado enemigo; la victima dela insensibilidad de los hombres fueel caballo, muerto allí mientras quela cuadrilla libertaba al picador deuna muerte segura.El segundo acto fue poner bande-rillas, vistosos recortes de oropel ypapel de varios colores; la suerteprincipal consistía en llamar altoro, salir a su encuentro, desviarel cuerpo al ser embestido y ponerlas banderillas, que llevaban saetasen uno de los extremos, en el cer-viguillo de la fiera.Después de varias escenas de estanaturaleza, se dio muerte al toropor el director de la cuadrilla, conun pronto mete y saca; el animalbambolea, huye de su adversariobusca el cuerpo de su victima ydobla ante ella las manos paramorir, como si obedeciere a losmandatos de una reciprocidadjusta. Según la fraseología del artede la lidia, el toro fue muerto deuna sola estocada por habér-sela dado en el mollar, es decir, enla carne magra y sin hueso. 41

41 Jesús F. López (QUERUBÍN), “Una corrida de toros”, p. 66.

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

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Aunque Gaviño nunca se presentóen la plaza del Buen Gusto, sí lo hicierontoreros como Toribio Peralta y PoncianoDíaz, quienes le dieron continuidad altoreo de Gaviño. Durante el último cuar-to del siglo XIX, esta continuidad se vioreflejada en la persona de Ponciano DíazSalinas, único espada mexicano que con-trarrestó la popularidad de los torerosespañoles que venían a “hacer la Améri-ca”, y muy pronto se volvió ídolo deMéxico.

2-II-18843-II-1884

10-II-188423-IV-188424-IV-188420-VI-188627-VI-18864-VII-188624-IV-188825-IV-188826-IV-188827-IV-188829-IV-188821-IV-188922-IV-188923-IV-188924-IV-188925-IV-188928-IV-1890

5-V-18902-IV-189117-I-1892

26-IV-189329-VI-1894

18-VIII-1895

TTTTTotal: otal: otal: otal: otal: 25 corridas

Fuente: AGM, FH, 12/5, 86/25 89/17, 133/48, 164/11, 166/19, 173/4, 187/7, 200/29, 206/16 y 216/4. El Repu-blicano, 20-06-1886, 27-06-1886, 29-04-1888 y 5-05-1889. El Fandango, 18-08-1895.

C C C C C UUUUU AAAAA DDDDD RRRRR OOOOO 3 3 3 3 3Actuaciones de Ponciano Díaz en la plaza del Buen Gusto 1884-1895

Fecha Empresario Alternante

Jesús López de Nava

Jesús López de Nava

Jesús López de Nava

Jesús López de Nava

Braulio Díaz

42 María del Carmen Vázquez M., op. cit., pp. 163-164.

En buena medida fue así porque elde Atenco estaba cobijado por un senti-miento de hispanofobia del pueblo mexi-cano, con relación a “los vicios y virtu-des del toreo que hacían los mexicanosy el que traían los españoles”, represen-tados por Luis Mazzantini.42 En estedebate, el pueblo mexicano le dedicóa Ponciano obras teatrales (La Corona-ción de Ponciano), Zarzuelas (Poncianoy Mazzantini), canciones (El Torero) yversos:

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Yo no quiero a Mazzantini,ni tampoco a Cuatro Dedos,al único que quiero es a Poncianoque es el rey de los toreros.43

Ponciano Díaz se presentó en to-das las plazas del país, lo mismo en lasmás grandes, ubicadas en la ciudad deMéxico, que en la más pequeñas e incó-modas, como la del Buen Gusto enAguascalientes. Aquí actuó por primeravez el 2 de febrero de 1884, en las fiestasque se hacían con motivo del carnaval.

Al igual que en otros cosos endonde había tremendas broncas por apo-yar a Ponciano cuando se enfrentaba aun torero español, en el del Buen Gustotambién se manifestó ese sentimiento dehispanofobia en el graderío, pues los to-

43 Moisés González Navarro, Historia Moderna de México. El Porfiriato. La vida social, pp. 735 y 739. FranciscoCoello Ugalde, op, cit., p. 135. Los mazzantinistas decían que la zarzuela se llamaba Mazzantini y Ponciano.44 María del Carmen Vázquez M., op. cit., p. 168.

Toreros aficionados usando bigote al estilo Ponciano Díaz.

reros españoles se afeitaban la cara y nousaban bigote como Ponciano. Tambiéninfluía la forma de matar al toro, que enMéxico era al estilo de Ponciano: con un“Bajonazo” –la estocada que se da en elcuello de la res que provoca la muerteenseguida por atravesar los pulmones–que producía gran hemorragia. En Es-paña era al estilo Mazzantini: “con ele-gancia y soltura con auténticos volapiés.El volapié era la estocada en la que el to-rero iba al encuentro de un astado quepermanecía quieto y cuadrado”.44

Cuando en la plaza del Buen Gustose presentaban toreros españoles que nomataban al estilo poncianista, era tal el dis-gusto del público aguascalentense que arro-jaba fruta al redondel, jarros de pulque y semetía fuerte con el torero. Así lo deja verEduardo J. Correa, quien escribió:

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Trae el santo de espaldas esta tarde de abrilel “Chiclanero” y lucha en un ambiente hostil;

a cada paso el público con un “¡Oro Ponciano!”evoca la figura del diestro mejicano

y subraya los lances del torero español,al que silban lo mismo en sombra que en sol,más que por impericia, por celillos de raza:

escándalo y desorden se adueñan de la plaza,que a muchos no les placen espadas que usan motes

y que el rostro se afeitan y no llevan bigotes;desean que los luzcan tan crespos y con guías

como los del famoso diestro Ponciano Díaz...45

desarrollo y la modernidad que estabaexperimentado el país, se empezaron aconstruir a partir de que se levantó laprohibición de celebrar corridas de to-ros en la capital de la República. Así, para1887 se levantaron las plazas de San Ra-fael, Colón y Coliseo, y un año más tar-de la de Bucareli.47 Lo mismo sucedióen otras ciudades, por ejemplo, en SanLuis Potosí, en donde en 1895 el diestroPedro Nolasco Acosta inauguró la plazaEl Paseo.48 Aguascalientes no fue ajeno aesta tendencia, que se concretó localmen-te de la siguiente forma.

Desde 1880 y por falta de dinero,José de Jesús López de Nava pedía pres-tado hipotecando su plaza de toros. Fueen 1885 cuando hizo un negocio con elseñor Antonio Puga, quien redimió lacantidad de $1,500 del capital de $9,000que reconocía a favor del ayuntamiento

Desaparición de la plazade toros del Buen Gustodel ámbito taurino

Fueron dos las causas que hicieron queesta plaza desapareciera del ámbito tau-rino. La primera fue un endeudamientode su dueño, que lo llevó a hipotecarla alayuntamiento de la capital. La segundafue la creación de la plaza San Marcos,mucho más elegante y que desplazó a ladel Buen Gusto, que era vieja y de malaspecto. La decadencia de esta plaza fueen el porfiriato, periodo en el que debi-do a la modernización que empezaron aexperimentar algunas ciudades de Méxi-co, se tiraron muchas construccionesantiguas para abrir calles o construir nue-vos y funcionales edificios.46

Durante el porfiriato las plazas tau-rinas, que de alguna manera reflejaban el

45 Eduardo J. Correa, Viñetas de Termápolis, p. 186.46 Francois-Xavier Guerra, México: Del antiguo régimen a la revolución, T. I, p. 182.47 José Francisco Coello Ugalde, “La reconquista vestida de luces. Las corridas de toros y su entorno en el Méxicode 1877 a 1911”, p. 23.48 Rafael Montejano y Aguiñaga, Las plazas de toros potosinas, pp. 45-47.

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sobre “los Baños de los Arquitos”. Lópezde Nava se comprometió a pagar la pri-mera cantidad señalada con hipoteca desu plaza de toros.49

A partir de que hizo este negocio sevinieron algunas complicaciones econó-micas para López de Nava, que carentede capital para pagar los $1,500 de hi-poteca que pesaban sobre la plaza de to-ros, dejó pasar el tiempo haciendo casoomiso a los cobros del ayuntamiento. Poresta razón se le acumularon algunos ré-ditos que no alcanzó a pagar con las co-rridas que montaba en su plaza.

En 1893, los señores Ramón Vargasy Marciano Núñez, quienes pretendían serempresarios taurinos, mandaron cada cualpor su cuenta un escrito al ayuntamientopara que la deuda pasara a ellos. Sin em-bargo, el síndico que llevaba el caso fuedespedido, y además, por extrañas razonesel ayuntamiento dijo “no haber ya caso”.50

En agosto de 1896, cuando Lópezde Nava supo que el ayuntamiento ha-bía puesto en remate la plaza, mandó unescrito a la corporación pidiendo “se sus-penda el remate y embargo”, pues él es-

taba comprometido a pagar “la suma de$1,500 al rédito de un 6% anual”, cuyoplazo aún no vencía.51

El ayuntamiento le concedió 24horas para pagar, si no se sacaría a rema-te la plaza, tal como se hizo después.El encargado de hacerlo fue el síndicoprimero Eduardo J. Correa. Sin embar-go, no hubo ningún postor hasta la quin-ta almoneda, lo que originó que el valorde la postura se fuera devaluando porcada almoneda que pasara: de $1,658.40de la primera almoneda, se redujo hasta$1,372 en la quinta, lo cual afectabalos intereses del ayuntamiento.

Para que no siguiera disminuyen-do el valor del remate de la plaza, el sín-dico primero Eduardo J. Correa, enunión con Salvador Romo y Alberto M.Leal, suspendieron la sexta almoneda yacordaron pedir a la H. Legislatura “sesirva autorizar al mismo ayuntamientopara que se adjudique la finca” y vender-la a quien diera más por ella, ya que leestaba “prohibido por las leyes adminis-trar bienes raíces”, así como el de dispo-ner del capital mencionado.52

49 AGM, FH, 158/16.50 AGM, FH, 198/30.51 AGM, FH, 225/46.52 AGM, FH, 227/35.

Fuente: Libros 20, 24 y 26 de protocolos de Candelario Medina.

1880188418851846

Num.

C C C C C UUUUU AAAAA DDDDD RRRRR OOOOO 4 4 4 4 4Hipotecas de la plaza de toros del Buen Gusto 1880-1886

Cantidad $$$$$Prestador del dinero

4721,0001,5003,000

Manuel AlatorreMariano CaminoAntonio PugaVictoria Alva

PLAZA DE TOROS DEL BUEN GUSTO 1848-1896

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Desesperado y sabiendo que nopodía pagar los réditos y mucho menoslo adeudado, López de Nava mandó otrapetición diciendo que se le debían$511.19 del remate de la plaza de toros.Alegaba que el precio de la postura habíasido de $2,211.19 y que de esta cantidad“había quedado el remate a reconocersobre la finca $1,500 y se adeudaban losréditos por $200”. Las cuentas, tal ycomo las presentaba López de Nava, eranlas siguientes:

Valor de la postura.. $ 2,211.19

Reconocimiento..... 1,500.00

Réditos................... 200.00

Saldo a favor........... 511.00

TTTTTotal:otal:otal:otal:otal: $$$$$ 2,211.19 2,211.19 2,211.19 2,211.19 2,211.19

El ayuntamiento de la capital sos-tuvo que no se le debía nada, pues a par-tir de la séptima almoneda surgió comopostor el señor Carlos González Sosa, quepagó los réditos vencidos sobre la finca,así como los demás gastos originados “ycomo no se presentó otro postor que hi-ciera mejor ofrecimiento”, se le adjudicóla finca en cantidad de $1,727.51.53 Des-pués de exponer esto a López de Nava, elayuntamiento le confirmó que no se ledebía ni un peso, por lo que se fue conlas manos vacías del asunto legal de laplaza de toros.

El nuevo dueño de la plaza del BuenGusto, Carlos González Sosa, fue unhombre muy rico de la región deAguascalientes, y para 1897 fungía comopropietario de una parte de la haciendade Pabellón, que contaba entre sus dehe-sas con ganado bravo. Lo anterior hacesuponer que con la compra de la plazadel Buen Gusto, González Sosa queríahacer un negocio redondo, pues el gana-do ya lo tenía. Sin embargo, sus planesno dieron resultados, pues durante suadministración apenas logró dar algunasfunciones, ya que contaba con una grancompetencia: la plaza de toros San Mar-cos. Además, el proyecto de GonzálezSosa no se realizó debido a que la muertelo sorprendió a finales de 1900.54

Realmente son pocos los datos deGonzález Sosa al frente de la plaza delBuen Gusto. Solamente hay escasas refe-rencias de que funcionó como un lugarpara instalar circos y muy poco para darfunciones taurinas. En cuanto a lo pri-mero, en 1903 se decía: “en los últimosdías de la temporada de San Marcos arri-bó a esta ciudad la gran compañía de cir-co de los señores Gaona y Torres, que haestado exhibiendo sus difíciles trabajosen la plaza del Buen Gusto”.55

En cuanto a lo segundo, en 1898se anunció en el periódico oficial que parala tarde del 10 de abril tendría lugar una“función de toros en la plaza del Buen

53 AGM, FH, 251/11. Eduardo J. Correa, Viñetas…op. cit., p. 1054 Jesús Gómez Serrano, Hacendados y campesinos en Aguascalientes, pp. 67, 68 y 70. Carlos González Sosa fuemiembro de la junta taurina local constituida en 189055 El Republicano, 10-05-1903. En la plaza del Buen Gusto también se presentó el circo Rea, bajo la dirección del“decano de los empresarios nacionales, Sr. Toribio Rea”. Jesús Antonio de la Torre Rangel, “Aguascalientes 1900:Toros y Sociedad”, p. 35.

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Gusto, con su pintado y arreglado redon-del, lidiándose a efecto 4 toros de laafamada Estancia de Mosqueira”, poruna aplaudida cuadrilla mexicana.56 Así,para la primera década del siglo XX,seguramente la plaza del Buen Gustosiguió siendo utilizada por las compa-ñías de circo, y bajo raras excepcionesofrecía corridas de toros, pero dadaspor aficionados y no por los diestros es-pañoles de moda.

Por otra parte, al morir, CarlosGonzález dejó parte de sus bienes a suesposa doña Mercedes del Valle y a sushijos: Jesús, Gonzalo y EnriquetaGonzález del Valle, así como a su mediohermano Luis Barrón Sosa y a su abueladoña Susana Leyva de Sosa.57 Al parecerLuis Barrón se quedó con la plaza de to-ros del Buen Gusto, pues para 1920 eradueña de la plaza la señora Feliza Aguilarviuda de Barrón, quien también adeuda-ba al ayuntamiento cierta cantidad dedinero con hipoteca de la plaza.58

Desde 1920 ya no se daban corri-das en la plaza de toros del Buen Gusto,por lo que el local sirvió para instalar cir-cos, exposiciones ganaderas y para bai-les, hasta que en 1960 el señor RafaelMirabal inauguró el Centro SocialLos Globos.59

El otro factor que acabó con la pla-za de toros del Buen Gusto fue la rivali-dad que sostuvo, cuando menos en 1896,con la plaza de toros San Marcos. Estafue construida por José MaríaDosamantes, quien desde 1893 rentabala del Buen Gusto para dar funcionesdurante los días de feria. El nuevo cosose construyó en cuarenta y ocho días yfue inaugurado un 24 de abril de 1896.60

Dosamantes, rico hacendado y dueño dela ganadería de Venadero, se había casa-do con María Francisca Rul, hija del po-lítico, hacendado y minero Miguel Rul.

Dosamantes decidió levantar unanueva plaza en febrero de 1896, despuésde entrevistarse con López de Nava paratratar de negociar el arrendamiento delcoso del Buen Gusto durante las corri-das de feria. En esta ocasión, López deNava trató de sacar provecho para pagarla hipoteca que pesaba sobre su plaza61 ypidió al señor Dosamantes la cantidadde $5,000 por “la temporada de SanMarcos”, lo que le pareció un abuso alrico hacendado, pues eso “equivaldría –según decía Dosamantes– a comprar laplaza y quedarse sin ella”. Tratando denegociar con el hacendado para que acep-tara su postura, López de Nava le respon-dió que “si creía que con los cinco mil

56 El Republicano, 10-04-1898. También en la temporada de pascua, en el mes de abril, se presentó una cuadrillainfantil aguascalentense.57 Jesús Gómez Serrano, Hacendados... op. cit., p. 70.58 AGM, FH, 473/53.59 El Sol del Centro, 11-04-1960. 60 José Ramírez Palos, “La plaza de toros San Marcos”, pp. 384-385. 61 López de Nava solamente rentaba por una buena cantidad de dinero la plaza, pues era conocido que no lo hacíadurante la función de San Marcos “por ningún precio, prefiriendo dar las corridas por su cuenta por lo productivoque son estas empresas”, según exponía el ayuntamiento como respuesta a un oficio en el que se pedía se rebajara elcosto de la licencia para dar corridas de toros. AGM, FH, 131/17.

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pesos se podría hacer una plaza de toros,que la hiciera [...]”.62 Así lo hizoDosamantes, que estrenó su plaza de to-ros un 24 de abril de ese mismo año.

En la temporada de San Marcos, lasdos plazas dieron corridas el mismo día,y a pesar de ello la gente se dirigió a la deSan Marcos, como niños que cuando tie-nen un juguete nuevo desprecian el vie-jo. Y así como las plazas portátiles des-aparecieron al construirse la del BuenGusto, ésta fue desplazada por la de SanMarcos, que con sus gradas de mampos-tería y lumbreras de madera, aventajabaen mucho a la antigua plaza.

El 24 de abril de 1896 no huboconcurrentes a El Buen Gusto, aunque

su dueño insistió en dar funciones. Estomarcó el fin del viejo coso, que no pudocompetir con la “nueva y elegante” pla-za de San Marcos, que presentaba tore-ros de moda y bureles de primera claseque únicamente se veían en la capital dela República. Además sus precios eranbajos: 1 peso palcos y barrera, 75 centa-vos grada general de sombra, y 37 centa-vos tendido general de sol.63 En cambio,en la del Buen Gusto los precios eran de75 centavos palcos, 30 centavos grada ensombra y 10 centavos grada en sol, estopara el año de 1894.64

Antes de dar su primera función ypor lo apresurado de su construcción, laplaza de San Marcos tuvo que ser revisa-

Plaza de Toros San Marcos

62 José Ramírez Palos, op. cit., p. 384.63 Ibidem, pp. 384-385.64 El Republicano, 2-12-1894.

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da para que no representara un peligro ala concurrencia, según marcaba el regla-mento de diversiones públicas vigente.La inspección fue hecha por el ingenieroL. de Luna, quien encontró que el “murode sostenimiento” –que era de adobe ycon algunos pilares de refuerzo— no es-taba construido “con todas las reglas delarte de la albañilería”. Además, en otraparte de la plaza se veían “algunascuarteaduras”, y también se corría el pe-ligro de que en el lado oriente se recarga-ran unas vigas en el muro con el objetode formar un graderío de madera, segúntenía pensado construir Dosamantes.Sobre otros aspectos de la plaza el ins-pector expuso:

El ingeniero L. de Luna concluyóla inspección diciendo que la construc-ción “no llevaba las condiciones de soli-dez que debe llevar una obra de esta na-turaleza”, pero que por ahora “no ame-nazaría un peligro”.65 A pesar de sus de-ficiencias, la plaza recién construida –considerada por muchos como “elegan-te”— reflejaba el desarrollo y moderni-zación que estaba experimentando la ciu-dad de Aguascalientes. Además, es muyprobable que Dosamantes fuera miem-bro de la élite local, y así pudo recibirfavores para que se le concediera la licen-cia para dar corridas de toros en la feriade 1896.

El cuadro que continuación se pre-senta refleja la decadencia de la plaza delBuen Gusto, pues a pesar de que duran-te 1896 dio un mayor número de fun-ciones que la plaza San Marcos, no pudocompetir con ésta dando corridas a la pardurante la feria de abril. La gente prefi-rió ir a la nueva plaza, donde se presen-taban los diestros españoles de moda yno simples aficionados como en la delBuen Gusto. Así, la plaza de toros SanMarcos se ubica en una etapa del toreobautizada por Coello Ugalde como la“reconquista vestida de luces”. Este pe-riodo se caracterizó por la práctica deltoreo moderno y el abandono del toreonacional, y también porque estuvo do-minada por toreros hispanos, hasta queapareció el mexicano Rodolfo Gaona en1905.66

65 AGM, FH, 226/29.66 José Francisco Coello Ugalde, “La reconquista vestida de luces. Las corridas de toros y su entorno en el Méxicode 1877 a 1911”, p. 26.

Respecto del peligro que el públicopueda correr porque algún toro lle-gue a saltar la barrera que es de ta-blazón y que sólo tiene metro y me-dio de alto, no hay ninguno por lacontrabarrera que hay, y que distade la anterior como metro y medio,[a]demás sobre ella hay un alambrede bastante grueso sostenido porbarretones de fierro.En cuanto al corral y los toriles enque se ha de encerrar el ganado, re-úne las condiciones de seguridad.Respecto del agua pluvial que pue-da venir, se va a recoger en un resu-midero que construirá en el centrode la plaza, según informes del se-ñor Ingeniero constructor [CamiloE. Pani].

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Una vez que se declaró la Independenciade México, los ayuntamientos de dife-rentes partes del país siguieron con la tra-dición hispana de administrar a su favordiferentes ramos (toros, gallos, juegos deazar y tabaco) para hacerse llegar fondosque eran invertidos en obras materiales y

5 de Enero12 de Enero19 de Enero9 de Febrero16 de Febrero23 de Febrero19 de Abril22 de Abril23 de Abril24 de Abril24 de Abril25 de Abril25 de Abril26 de Abril27 de Abril10 de Mayo7 de Junio28 de Junio5 de Julio1 de Nov.8 de Nov.15 de Nov.22 de Nov.29 de Nov.6 de Dic.13 de Dic.21 de Dic.27 de Dic.

C C C C C UUUUU AAAAA DDDDD RRRRR OOOOO 5 5 5 5 5Corridas de toros en las plazas del Buen Gusto y San Marcos en 1896

Fecha Empresario Hubo corrida

------

López de Nava López de NavaLópez de NavaLópez de NavaDosamantes

López de NavaDosamantesDosamantes

López de Nava-

López de Nava-------

DosamantesDosamantesDosamantesDosamantes

Vicente Navarro, TitoVicente Navarro, TitoVicente Navarro, TitoVicente Navarro, Tito

Francisco Sánchez, FrascueloJosé Basauri

José Romero, Frascuelillo-

José Villegas, PotocoJosé Villegas, Potoco

-Juan Jiménez, EcijanoJosé Villegas, PotocoJuan Jiménez, Ecijano

--

Sixto Ortega (Aficionado)-

Leopoldo CañaleñoLeopoldo Cañaleño

--

AficionadosAficionadosAficionadosAficionados

-Carlos Borrego, Zocato

Buen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoSan MarcosBuen GustoSan MarcosSan MarcosSan MarcosSan MarcosBuen GustoSan MarcosSan MarcosBuen GustoBuen GustoBuen GustoBuen GustoSan MarcosSan MarcosSan MarcosSan MarcosSan Marcos

SíSíSíNoSíSíSíSíSíNoSíNoSíSíSíSíNoSíSíSíSíSíSíNoSíSíSíSí

PlazaCuadrilla

TTTTTotalotalotalotalotal: 23 Corridas

CONCLUSIÓN

Fuente: AGM, FH, 235/10.

en la instrucción pública. Gracias a ellofue que un sin fin de diversiones públi-cas –y entre ellas las corridas de toros—pudieron seguir celebrándose en festejostradicionales, a pesar de las prohibicio-nes y censuras de que fueron objeto.67

En Aguascalientes, con la construc-ción de la plaza del Buen Gusto, el ayun-tamiento siguió disfrutando del cobropor las corridas, pero a través del pagode una licencia por parte del empresario.

67 Juan Pedro Viqueira, op. cit., pp.45-46. Jesús Gómez Serrano, Mercaderes...op. cit., p.60.

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lo regular las gradas de sombra y los po-bres las de sol.

La plaza de toros, además de ser unespacio de socialización fue un espaciode conflicto, ya fuese entre los asistenteso entre éstos y la autoridad o los toreros.Al respecto pueden verse los reglamen-tos taurinos de la época, que además decontener disposiciones sobre la lidia y losempresarios, también las tenía para elcomportamiento del público dentro dela plaza. Sin embargo, un estudio sobrela socialización de los habitantes de laciudad de Aguascalientes dentro de losespacios de diversión, requiere de una in-vestigación y análisis más interpretativodel que he expuesto.

El ayuntamiento y los empresarios vie-ron en la práctica del toreo un buen ne-gocio que tenía un gran aparador duran-te la feria de San Marcos, que era cuan-do la plaza podría llenarse. También, altener una plaza de toros fija, la pobla-ción de Aguascalientes disfrutó de fun-ciones taurinas casi todos los fines de se-mana, y así la fiesta brava se arraigó en-tre sus habitantes.

La funcionalidad de la plaza delBuen Gusto terminó al construirse la deSan Marcos, con lo que llegó a su finuna etapa del toreo en Aguascalientes yempezó otra nueva. Si antes el toreo sehabía caracterizado por burlar al toro yhacer suertes que podríamos llamar cha-rras o campiranas, ahora con la nuevaplaza, que coincidió con la llegada detoreros españoles que venían a “hacer laAmérica”, el toreo se empezó a practicarde manera moderna, casi como lo cono-cemos hoy en día.

Más allá del peso simbólico quetenga la fiesta de los toros o del arteque se desprenda de ella, los festejostaurinos representaron para hombresy mujeres un momento dediversión ante la monoto-nía del trabajo y las laboresdiarias.

Así, la plaza del BuenGusto fue un espacio dondeinteractuaban ricos y pobres,que estaban juntos pero norevueltos, pues cada gruposocial ocupaba el lugar quele correspondía dentro de laplaza. La clase acomodada,por ejemplo, ocupaba por

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Fuentes

Documentales

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Fondo Judicial Civil (FJC)

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