Poema Quechua

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Ollántay (parte 3) Se ha atribuido a los quechuas el poema dramático Ollántay. Diez de Medina dice que «tema y protagonista son netamente kollas» (es decir, aymarás, y estoy de acuerdo con él, al menos en lo referente a la leyenda). Hay muchas dudas sobre la autenticidad indígena de este poema. Algunos cronistas niegan que perteneciera a la época precolombina. No obstante, la leyenda de Ollántay, y no sus dramatizaciones quechuas, tiene un origen remoto y no parecen desechables los juicios respecto a su autenticidad prehispánica, de investigadores tan serios como Rivero, Tschudi, Barranca, Zegarra y Markham. Ollántay tiene algunos fragmentos líricos, especie de cantos corales, entre los que destacan tres, compuestos como arawis. El tercero de estos arawis dice así: En un paraje desierto perdí de pronto a la paloma que me críe. Búscala siempre por estos valles, Tal vez te sea dado encontrarla. Es una cumbre de seducciones su hermoso rostro; se llama Estrella. Nadie como ella hay en el mundo pues son sus ojos, fuentes de luz. Luna y sol juntos en lo más noble de su esplendor, rivalizan sobre su frente y es infinita su gran alegría. Con celos profundos, el día completo teje su manto de dos colores: el negro fino de sus cabellos, blanco suavede sus orejas que resplandecen prístinos. En su rostro adorable son sus cejas un arco iris doblado sobre el amanecer. En sus pupilas viven dos soles de oro que son los que verdaderamente iluminan. Son sus pestañas como saetas que matan al que las mira. Un amor florecido de luz vive en ellas y fácilmente al corazón arranca. En sus mejillas se abre la gracia de la achancara como la nieve en la montaña: en la pureza de su blancura surge de pronto tierna escarlata. Y de su boca sin par asoman límpidas joyas mientras su aliento dulce perfuma todo el espacio. Su esbelto cuello tiene la tersura del cuarzo más profundo. Parecen flores de algodón recién abiertas sus tiernos pechos. Sus suaves manos de maíz blanco siempre acarician; aunque sus dedos al deslizarse vuélvanse nieve. Hermosa flor eres tú, punzante espina soy yo; tú eres ventura hecha vida,

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Un poema clásico de dominio público.

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Ollántay (parte 3)

Se ha atribuido a los quechuas el poema dramático Ollántay. Diez de Medina dice que «tema y protagonista son netamente kollas» (es decir, aymarás, y estoy de acuerdo con él, al menos en lo referente a la leyenda). Hay muchas dudas sobre la autenticidad indígena de este poema. Algunos cronistas niegan que perteneciera a la época precolombina. No obstante, la leyenda de Ollántay, y no sus dramatizaciones quechuas, tiene un origen remoto y no parecen desechables los juiciosrespecto a su autenticidad prehispánica, de investigadores tan serios como Rivero, Tschudi, Barranca, Zegarra y Markham. Ollántay tiene algunos fragmentos líricos, especie de cantos corales, entre los que destacan tres, compuestos como arawis. El tercero de estos arawis dice así:

En un paraje desierto perdí de prontoa la paloma que me críe.Búscala siempre por estos valles,Tal vez te sea dado encontrarla.Es una cumbre de seducciones su hermoso rostro;se llama Estrella.Nadie como ella hay en el mundopues son sus ojos, fuentes de luz.Luna y sol juntos en lo más noblede su esplendor,rivalizan sobre su frente y es infinitasu gran alegría.Con celos profundos, el día completoteje su manto de dos colores:el negro fino de sus cabellos, blanco suavede sus orejasque resplandecen prístinos.En su rostro adorable son sus cejas un arco iris doblado sobre el amanecer.En sus pupilas viven dos soles de oroque son los que verdaderamente iluminan.Son sus pestañas como saetasque matan al que las mira.Un amor florecido de luz vive en ellasy fácilmente al corazón arranca.En sus mejillas se abre la gracia de la achancaracomo la nieve en la montaña:en la pureza de su blancura surge de prontotierna escarlata.Y de su boca sin par asomanlímpidas joyasmientras su aliento dulce perfumatodo el espacio.Su esbelto cuello tiene la tersuradel cuarzo más profundo.Parecen flores de algodón recién abiertassus tiernos pechos.Sus suaves manos de maíz blancosiempre acarician;aunque sus dedos al deslizarsevuélvanse nieve.

Hermosa flor eres tú,punzante espina soy yo;tú eres ventura hecha vida,pesar que cunde soy yo.Tú eres candida paloma,odiosa mosca soy yo;luna de nieve eres tú,noche de pena soy yo.Tú eres árbol frutecido,carcomido tronco yo;tú eres mi sol, mi sol eres,sombra de angustia soy yo,Tú eres vida de mi vida,eres amor de mi amor,alfombra a tus pies tendidaseré eternamente yo.Blanco helécho que despliega

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su traje de verde nuevo,vestida de blanco eresde mi mañana lucero.Blanca nube, la más leve,clara fuente de agua pura,tú serás mi dulce engaño,yo seré tu sombra oscura