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    ENVEJECIMIENTO, SISTEMAS DE CUIDADOS, Y PROTECCIN SOCIAL 1

    Sandra HuenchunExperta en envejecimiento

    CELADE-Divisin de Poblacin, CEPAL

    Ponencia preparada para el Seminario Proteccin Social y Gnero organizado por el Ministerio dePlanificacin (MIDEPLAN), Chile

    En este trabajo se hace un acercamiento a la relacin entre familia y envejecimiento, lastendencias demogrficas que caracterizan esta relacin y los desafos que se derivan para laspolticas pblicas, especficamente con respecto al cuidado en la edad avanzada y el rol de lasmujeres.

    La relacin entre familia y envejecimiento se funda en que los cambios del concepto y delas formas reales de las familias se insertan en determinadas transformaciones globales de lasociedad, entre las que destacan las consecuencias de la dinmica poblacional en la estructura ycomposicin por edades de las familias.

    A partir del incremento de la esperanza de vida y la disminucin de la fecundidad, sederivan algunas importantes consecuencias para la relacin entre familia y envejecimiento. Enprimer lugar, el aumento de la esperanza de vida extiende la existencia de los individuos en suetapa adulta y avanzada, prolongando el tiempo dedicado a ciertos roles (hijos, abuelos, madre,padre, entre otros), as como a actividades personales, profesionales y de ocio, junto con unretraso de edad de inicio de la viudez. En segundo lugar, la disminucin de la fecundidad tieneefectos significativos, al reducir el nmero de miembros de la familia, potenciales dadores deapoyos en la edad avanzada (Guzmn, Huenchuan y Montes de Oca, 2003). Adems, genera unatendencia al decrecimiento de hogares jvenes y al incremento de hogares con y de personasmayores (Jelin, 1994). En tercer lugar, debido a que el aumento de la longevidad no ha siempreestado asociado a mejoras de las condiciones de vida, es probable que las generaciones que

    lleguen a la vejez tenga una elevada probabilidad de sufrir algn tipo de dependencia a medidaque aumenta su edad.

    Esta situacin plantea nuevos desafos para las polticas de familia y los sistemas deproteccin social. Una rpida revisin de estos retos muestra la urgente necesidad de considerar eltema del envejecimiento y el cuidado como un asunto relevante para el quehacer pblico yprivado, sobre todo tomando en consideracin de la capacidad de las familias, y de las mujeres enparticular, de brindar apoyo y cuidado a las personas de edad avanzada, as como por lasconsecuencias para los gobiernos en trminos de ampliacin de los mecanismos de proteccinsocial.

    A. ARREGLOS RESIDENCIALES Y ENVEJECIMIENTO

    El escenario demogrfico de los pases de la regin se ha modificado profundamente en lasltimas dcadas debido al acelerado descenso de la fecundidad y al aumento de la esperanza devida. Estos cambios han contribuido, de manera cardinal, en la configuracin de nuevos arreglosresidenciales y, como consecuencia, hay una diversidad de situaciones respecto del tipo de

    1Se agradece el apoyo de Daniela Gonzlez en el procesamiento de los datos y a Fernanda Stang en larevisin del documento.

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    hogares y familias existentes (Arriagada, 2007). 2 Hoy en da, las familias que abarcan tres oincluso cuatro generaciones se han convertido en un fenmeno comn y aunque tambin existe lamodalidad de vida independiente en la vejez, ella se expresa de manera ms moderada que enotras regiones del mundo.

    La composicin y estructura de los hogares estn asociadas con factores demogrficos,

    econmicos y culturales, que a la vez determinan su formacin, cambio o disolucin. En lo querespecta a la corresidencia de varias generaciones, ello puede ser consecuencia de la insuficienciade recursos o del progresivo deterioro de las condiciones de salud que impiden a una fraccinimportante de las personas mayores mantener hogares autnomos; o bien, puede ser resultado deque los hijos tienen dificultades para independizarse econmicamente, y siguen formando partede los hogares de sus antecesores (CEPAL, 2000).

    Desde la perspectiva costo-beneficio, la corresidencia puede favorecer tanto a las personasmayores como al resto de sus integrantes en trminos de compaa, ayuda fsica y financiera,aunque ello puede contribuir tambin a la prdida de privacidad, disminucin del estatus social dela persona mayor, o a una sobrecarga fsica y emocional para los familiares que brindan cuidado alas personas de edad con deficiencias fsicas o mentales (Martin, 1990 en Saad, 2004).

    Por su parte, la residencia independiente en la vejez, est fuertemente relacionada con suviabilidad fsica y financiera. En la medida en que las personas mayores disfruten de buena saludo puedan pagar por servicios de asistencia, y que estn en condiciones de solventar los costos demantener un hogar, es probable que opten por vivir de manera independiente. Sin embargo, unavez cumplidos estos requisitos, es posible que an evalen otra serie de factores, tales como lalocalizacin de la residencia (cerca de servicios, oportunidades de transporte a bajo costo,posibilidad de conservar redes de amigos, etc.) o el diseo de la vivienda (cantidad dehabitaciones, control de temperatura y de los ruidos, seguridad interior, etc.).

    La diversidad de situaciones existentes no siempre pueden ser captadas a travs de lasestadsticas, es por ello que con el propsito de examinar los arreglos residenciales de las

    personas mayores, se distingui entre dos tipos de hogares: los hogares multigeneracionales y loshogares unipersonales. Asimismo, se construy una tipologa para medir la importancia relativade los recursos aportados por las personas mayores a los hogares multigeneracionales con elpropsito de calificar su grado de dependencia econmica respecto de los dems miembros delhogar.

    1. Hogares con personas mayores: arreglos multigeneracionalesy residencia independiente en la vejez

    Cuando se analiza la proporcin de personas mayores en la regin, y a pesar de los cambios quese avecinan, an se observa que los valores son inferiores al 10% en un importante nmero de

    pases. Sin embargo, al examinar la proporcin de hogares en que hay una o ms personasmayores, esta cifra aumenta considerablemente.

    2La autora indica que las transformaciones se han acentuado especialmente entre 1990 y 2005, y entreestos cambios destaca la reduccin de familias nucleares, la disminucin de las familias nucleares

    biparentales con hijos, aumento de los hogares monoparentales con jefas y el aumento de los hogares nofamiliares, especialmente los unipersonales.

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    Analizando este indicador ms detalladamente, se advierte una relacin significativaentre el porcentaje de hogares con personas mayores y el porcentaje de poblacin adulta mayor(vase el grfico 1). As, en los pases con envejecimiento incipiente, los hogaresmultigeneracionales representan cerca del 20%, y en los pases con envejecimientomoderadamente avanzado, alcanza casi al 30% de los hogares. Algunas excepciones son Ecuadory Brasil que con un envejecimiento moderado tienen un 27,3% y un 19,8% de hogares

    multigeneracionales, respectivamente.

    Grfico 1AMRICA LATINA (PASES SELECCIONADOS): RELACIN ENTRE EL PORCENTAJE DE

    PERSONAS MAYORES Y EL PORCENTAJE DE HOGARES CON PERSONAS MAYORES,CENSOS DE 1990 Y 2000

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de procesamiento de microdatos y censos nacionales de poblacin.

    De este modo, el envejecimiento se hace ms evidente a escala del hogar, donde seaprecia una importante presencia de personas de edad, ya sea cumpliendo la labor de jefe delhogar o como un miembro secundario de ste. En pases como Chile, Ecuador y Panam, elporcentaje de hogares rurales con personas de edad supera al 30% (vase grfico 2) Por elcontrario, en las reas urbanas de Argentina, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua se ubica elmayor porcentaje de los hogares con personas de edad (alrededor del 25%).

    En el conjunto de la regin, la proporcin de personas mayores que vive sola no es tanelevada como en otras regiones del mundo, y en la mayora de los pases no superan el 17%, sinembargo, la comparacin de las tendencias observadas para las rondas de censos de 1990 y 2000advierten acerca de un posible incremento en la probabilidad de que personas de edad que vivensolas. Los pases que presentan las cifras ms encumbradas de residencia independiente en el

    2000 son Argentina (16.6%) y Bolivia (15.6%) (vase grfico 3).

    y = -0,0231x3+ 0,8096x

    2- 7,2013x + 42,002

    R2= 0,905

    15,0

    20,0

    25,0

    30,0

    35,0

    40,0

    45,0

    2,0 4,0 6,0 8,0 10,0 12,0 14,0 16,0 18,0 20,0

    Porcentaje de personas mayores

    Porcentajedehogares

    conpersonasmayores

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    Grfico 2AMRICA LATINA Y EL CARIBE (PASES SELECCIONADOS): HOGARES CON PERSONAS

    DE EDAD, CENSOS DE 2000.(En porcentajes)

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de procesamiento de microdatos y censos nacionales de poblacin.

    Grfico 3AMRICA LATINA Y EL CARIBE (PASES SELECCIONADOS): PERSONAS DE EDAD QUE

    VIVEN SOLAS. CENSOS RONDA 1990 Y 2000.(En porcentajes)

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de procesamiento de microdatos y censos nacionales de poblacin.

    De acuerdo a la informacin disponible, entre la poblacin adulta mayor, las personasmayores que viven en reas rurales con excepcin de Brasil tienen ms probabilidades de

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    vivir solas (vase el grfico 4). Un estudio indica al respecto que la migracin rural-urbana es laprincipal responsable de la ruptura de lazos de corresidencia y de proximidad. Aunque ello nonecesariamente significa la ausencia de lazos afectivos o de transferencias monetarias, ladistancia respecto de las zonas rurales de los descendientes que residen en zonas urbanas, haceimposible el apoyo instrumental que podran requerir los mayores para desempear lasactividades de la vida diaria (Iwakami, Camarano y Leito e Mello, 2004).

    Grfico 4AMRICA LATINA (PASES SELECCIONADOS): PERSONAS DE 60 AOS Y MS

    QUE VIVEN SOLAS, POR REA URBANA Y RURAL, 2000(En porcentajes)

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de procesamiento de microdatos y censos nacionales de poblacin.

    Existen diferencias subregionales en los porcentajes de hogares unipersonales depersonas mayores. En el Caribe la residencia independiente es ms elevada que en Amrica delSur y Centroamrica, donde las cifras son bastante inferiores (Naciones Unidas, 2006). Con todo,en el conjunto de la regin hay menos hogares unipersonales de personas mayores que en otraspartes del mundo, y de acuerdo con los datos de la Divisin de Poblacin (Naciones Unidas,2006b) este tipo de hogar representara el 9% del total de hogares con personas mayores muycercano a frica (8%) y a Asia (7%), mientras que en Europa y Amrica del Norterepresentaran el 26%.

    Sin embargo, y ms all de las cifras, la mayor diferencia entre los hogares unipersonales

    de personas mayores de la regin y los de los pases desarrollados, es que en estos la residenciaindependiente refleja el deseo y la existencia de condiciones favorables para optar por este tipo dearreglo. En cambio, en Amrica Latina y el Caribe vivir solo podra ms bien representar unriesgo asociado a la falta de una mejor opcin (Saad, 2004).

    2. Corresidencia y posibilidades de apoyo mutuo entre generaciones

    Los hogares multigeneracionales siguen constituyendo una opcin favorable para las personas

    0,0 2,0 4,0 6,0 8,0 10,0 12,0 14,0 16,0 18,0 20,0

    Brasil, 2000

    Bolivia, 2001

    Panam, 2000

    Chile, 2002

    Costa Rica, 2000

    Mxico, 2000

    Ecuador, 2001

    Porcentaje que viven solos

    Urbano Rural

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    mayores y sus familias; toda vez que, por una parte, permite asegurar apoyo a las personasmayores con algn nivel de vulnerabilidad (Saad, 2004), y por otra, los ingresos de las personasmayores siguen constituyendo una fuente importante de recursos para las familias (CEPAL,2000).

    Hay una clara relacin entre la contribucin al presupuesto familiar que significan los

    aportes de las personas mayores en los hogares multigeneracionales y la incidencia de la pobreza.En los hogares donde se presentan ms altos niveles de pobreza y el aporte constituye una bajafraccin del total de recursos que dispone el hogar (menos de 25%), su constitucin respondera acondiciones de dependencia econmica o a necesidades de cuidado de los miembros de msavanzada edad. En cambio, en los hogares donde el aporte econmico de las personas mayores essignificativo (superior al 50%) y hay mayor incidencia de la pobreza, se tratara de una relacininversa, donde los beneficiados con la convivencia seran los miembros de otras generaciones(CEPAL, 2000).

    De acuerdo con la ltima informacin disponible, aproximadamente en cuatro de cada 10hogares multigeneracionales de 15 pases de la regin, las personas mayores aportan ms del 50%del ingreso familiar y en cantidad muy similar, las personas mayores contribuyen con menos del

    25% de los ingresos del hogar.3Los datos presentados en el grfico 5 muestran que los pasesdonde las personas mayores contribuyen ms sustantivamente al ingreso del hogar son Argentina,Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay. En estos pases, la cobertura de la seguridad social (sea deorigen contributivo o no contributivo) estara teniendo un efecto directo en la capacidad de laspersonas mayores para aportar significativamente al ingreso del hogar y, como corolario, en lasposibilidades de que se creen situaciones de allegamiento al ncleo de origen formado porpersonas mayores, por parte de las familias de generaciones ms jvenes.

    En suma, los arreglos familiares donde se constata la presencia de personas mayoresmuestran varios rasgos similares en los pases de la regin. Desde el punto de vista de lasrepercusiones para el bienestar, la ms significativa es el efecto de las prestaciones de proteccinsocial de los miembros de ms avanzada edad que muchas veces se extienden a toda la familia.

    Invariablemente el dinero y otros recursos que poseen las personas mayores son compartidos consus hijos y sus familiares ms jvenes, lo cual fortalece la base de recursos de la familia ycontribuye al bienestar de distintas generaciones (Naciones Unidas, 2005).

    3 Si se excluye Brasil, la cantidad de hogares en que personas mayores contribuyen con ms del 50%disminuye a 3 de cada diez, y la cantidad de hogares en que las personas mayores contribuyen en menosdel 25% aumenta a cerca de 4 de cada diez.

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    Grfico 5AMRICA LATINA (15 PASES): HOGARES MULTIGENERACIONALES Y APORTE DE LAS

    PERSONAS MAYORES AL INGRESO DEL HOGAR, CIRCA 2005 (En porcentajes)

    Fuente: Encuestas de hogares de los respectivos pases.

    B. ENVEJECIMIENTO Y SISTEMAS DE CUIDADOS

    El aumento de la poblacin adulta mayor y el paulatino incremento en la esperanza de vida hansuscitado inters por el funcionamiento de los sistemas de cuidados. El nfasis en este tema se debe,principalmente, a tres factores. Primero, el envejecimiento aumenta la demanda de servicios deasistencia debido a que las personas mayores experimentan con frecuencia cierto deterioro de suscondiciones de salud (fsica y mental) y un debilitamiento de las redes sociales por la prdida de lapareja, los amigos y los parientes. En segundo lugar, el cuidado ha recado tradicionalmente en lasmujeres, y estas debido a presiones econmicas, sociales u opciones personales se han idoalejando progresivamente de estas tareas.

    Como contrapartida, la insercin de las mujeres en el mercado del trabajo extradomstico nosiempre es acompaada, con el mismo nfasis, por una mayor presencia de los hombres en lasresponsabilidades de cuidado, sea por socializacin de gnero o porque quienes precisan de cuidado

    valoran menos el aporte que los hombres puedan realizar en esta tarea. Y en tercer trmino, losservicios sociales de apoyo a la reproduccin social de la poblacin adulta mayor no han logrado unpleno respaldo pblico, y la familia y en menor medida, el mercado acta como principalmecanismo de absorcin de riesgos asociados a la prdida de funcionalidad en la vejez (Huenchuan yGuzmn, 2007)

    Los pases de la regin son particularmente sensibles ante este tema, debido a que el procesode envejecimiento ha sido ms acelerado que en los pases desarrollados, a que an persiste lademanda por cuidado en las edades preescolares y a que las condiciones socioeconmicas no

    0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

    Uruguay

    Rep. Dominicana

    Per

    Paraguay

    Panam

    Mxico

    Honduras

    Guatemala

    El Salvador

    Ecuador

    Colombia

    Chile

    Brasil

    Bolivia

    Argentina

    Aporte

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    siempre han permitido instaurar medidas pblicas suficientes para cubrir las necesidades deasistencia, privilegindose en el mejor de los casos otros mbitos de proteccin social.

    1. El efecto del envejecimiento en los sistemas de cuidado

    El aumento de la poblacin adulta mayor no debera ser un problema para los sistemas de

    cuidados. La dificultad estriba en que las sociedades no han creado los mecanismos adecuadospara enfrentar el fenmeno y sus consecuencias.

    El cuidado es la accin social encaminada a garantizar la supervivencia social y orgnicade las personas con dependencia, es decir, de quienes carecen de autonoma personal y necesitanayuda de otros para la realizacin de los actos esenciales de la vida diaria. En este sentido, lanecesidad de cuidado en las edades ms avanzadas no es asunto nuevo. En todas las sociedadessiempre ha habido personas que han requerido la ayuda de otros para realizar las actividadescotidianas. Sin embargo, desde mediados del siglo XX el modo como se ha dado respuesta a lasnecesidades de cuidado ha experimentado notables cambios (Casado y Lpez, 2001). As, elcuidado se ha ido constituyendo en un problema moderno debido a las peculiaridades de lasituacin actual.

    Por una parte, y como en todas las pocas, existen personas que no pueden valerse por smismas; y por otra, los modos tradicionales de atenderlas estn en crisis; justo en un momento enque aumenta la cantidad de personas que precisan ayuda por causas de distinto orden, tales comoel envejecimiento, la extensin de vida mediante mtodos artificiales, mayor supervivencia aaccidentes, etc. (Sempere y Cavas, 2007). De ah que numerosos estudios hayan calificado lanecesidad de cuidados como un nuevo riesgo social, propio de las sociedades en transicin o yamaduras, y que demanda una serie de servicios de proteccin pblica diferenciada.

    La principal diferencia entre los pases de la regin y los pases desarrollados es que enestos ltimos, la consideracin de la necesidad de cuidados como un riesgo social empezinstalarse a partir de la dcada de los setenta. En ese momento, en un informe de la OCDE (1973)

    se advierte que el crecimiento no es suficiente en s mismo, sino un medio para lograr unascondiciones de vida mejores y se coloca en el primer lugar de una lista de preocupacionessociales la posibilidad de disfrutar de una buena salud a lo largo de toda la vida. En los pases dela regin, en cambio, este proceso ha tenido una evolucin reciente, entre otras razones, porquelos sistemas tradicionales de cuidado continuaban funcionando con relativa estabilidad hasta bienentrados los aos ochenta.

    Como se aprecia en el grfico 6, se prev que la poblacin con necesidad de cuidadosaumente notablemente en los prximos aos. La poblacin menor de 5 aos seguirrepresentando el sector ms importante que proteger y cuidar hasta aproximadamente el 2040. Apartir de ese momento, las personas mayores de 75 aos aumentarn paulatinamente yseguramente concentrarn la atencin y servicios de asistencia. Y, aunque es verdad que muchas

    personas de esta edad gozan de buena salud y alto grado de independencia, no es menos ciertoque el riesgo de sufrir una situacin de fragilidad o discapacidad se eleva enormemente con laedad. Por lo tanto, en un contexto de envejecimiento, la sociedad debe preocuparse de ladependencia en los dos extremos: los ms jvenes y los ms mayores.

    El impacto de estos cambios, se sentir con ms fuerza en los prximos aos, una vez quela maduracin social y demogrfica del fenmeno vaya exigiendo modificar las prestacionessociales y sanitarias que en la actualidad se prestan a la poblacin adulta mayor, a la niez, y a laspersonas con discapacidad.

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    Grfico 6

    AMRICA LATINA: CANTIDAD DE PERSONAS MAYORES DE 75 AOS Y DE NIOSMENORES DE 5 AOS, 1950-2050

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de procesamientos especiales de microdatos censales.

    2. El papel de la familia y las mujeres en las tareas de cuidado

    En la sociologa de vejez, los sistemas de cuidados se insertan en el campo ms amplio dediscusin acadmica sobre apoyo social. En la economa del envejecimiento, sin embargo, loscuidados se ubican en el mbito de la seguridad econmica, en tanto que si las personas mayoresdebieran pagar por los servicios de asistencia que reciben de sus parientes, seguramente suprobabilidad de ser pobres aumentara notablemente.

    Existen tres fuentes de cuidado en la vejez: la familia, el Estado y el mercado. Ningunade estas instituciones tiene competencia exclusiva en la provisin de cuidado y, como resultadode ello, no siempre existe una clara divisin entre la asistencia que presta cada uno; aunque s haydiferencias respecto de la responsabilidad principal atribuida a cada uno de ellos.

    Los datos de la encuesta de opinin Latinobarmetro 2006 muestran al respecto, que enla mayora de los pases, las personas entrevistadas opinan que la responsabilidad de que laspersonas mayores disfruten de condiciones de vida dignas depende de la familia, en menormedida del Estado, y muy lejanamente del propio individuo (vase el grfico 7).

    0

    20 000 000

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    120 000 000

    1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050

    Poblacin menor de 5 aos Poblacin de 75 aos y ms Poblacin de 75 aos y ms y menor de 5 aos

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    Grfico 7AMRICA LATINA Y EL CARIBE: OPININ SOBRE QUIN ES RESPONSABLE DEASEGURAR BUENAS CONDICIONES DE VIDA PARA LAS PERSONAS MAYORES

    (En porcentajes)

    Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeo de Demografa (CELADE) - Divisin de Poblacin de la CEPAL, sobrela base de respuestas a la pregunta Quin es responsable de asegurar buenas condiciones de vida para las

    personas mayores?, de la encuesta de opinin Latinobarmetro, 2006.

    Esta opinin se repite como una constante en la mayora de los pases, aunque en algunosde ellos hay diferencias segn el gnero de la persona entrevistada. As, mientras en promediohay una proporcin ms alta de mujeres que de hombres que opinan que la responsabilidadprincipal es de la familia, hay una mayor proporcin de hombres que opina que la responsabilidadprincipal es del Estado. El nico pas donde ms del 50% de los hombres y similar proporcin demujeres piensa que el Estado tiene la responsabilidad principal del bienestar de las personasmayores es Argentina. En cambio, en Costa Rica y en Panam ms del 65% de las mujeres y loshombres entrevistados opinan que la familia es la principal responsable.

    Al respecto, es interesante observar que, en la medida en que el Estado, como elementounificador de la vida poltica y como instancia de proteccin social sea dbil, las miradas sevuelven a la familia como elemento probable de cohesin social; y la sobredemanda a que seatambin, en ltima instancia, la que acte frente a los vacos de proteccin. Ello explica en parte,por qu en pases con bajo niveles de proteccin social la opinin de los entrevistados delLatinobarmetro recae ms en la familia como agente responsable del bienestar.

    En los hechos, efectivamente, una de las fuentes ms importantes de cuidado en la vejezes y continuar siendo la familia. Esta puede responder a la necesidad de cuidados mediante latransferencia de tiempo, es decir ofreciendo cuidados personales, o financiando los cuidados en elmercado, mediante transferencias en efectivo. Debido al contexto en que ocurre el envejecimientoen la regin, pareciera que la opcin ms recurrente de apoyo familiar es a travs de ayuda directapara el desarrollo de las actividades de la vida diaria (tiempo). Por ejemplo, los datos de laencuesta SABE muestran que, alrededor del ao 2000, una proporcin importante de personasmayores de siete ciudades de Amrica Latina y el Caribe, reciba apoyo familiar para el desarrollo

    0,0

    10,0

    20,0

    30,0

    40,0

    50,0

    60,0

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    90,0

    100,0

    Argentina

    E

    cuador

    Chile

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    lombia

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    Nic

    aragua

    U

    ruguay

    Ho

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    Bolivia

    Amrica

    Latina

    Brasil

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    (Rep.

    Bol.d

    e)

    Rep.Dominicana.

    ElSalvador

    Mxico

    Gua

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    Cos

    taRica

    P

    anam

    Familia Estado Individuo No sabe/No responde

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    de actividades funcionales e instrumentales de la vida diaria (vase cuadro 1). En la muestra deChile, la proporcin que recibe ayuda en actividades funcionales de la vida diaria (cerca de 52%)es el doble de la que recibe ayuda en Uruguay (cerca de 26%). En general, la proporcin querecibe ayuda en las actividades instrumentales es significativamente mayor que la que recibeayuda en las actividades funcionales, variando de poco menos de 70% en Argentina hasta casi un92% en Brasil. Otro aspecto documentado por esta encuesta es que el apoyo ms importante

    proviene de los miembros que conviven en el hogar, seguido por el de los hijos o hijas que vivenfuera (Saad, 2003).

    Cuadro 1PROPORCIN DE PERSONAS MAYORES CON DIFICULTAD QUE RECIBIERON AYUDA

    EN ACTIVIDADES DE LA VIDA DIARIA a

    Actividades funcionales (AFVD) Actividades instrumentales (AIVD)Caractersticas

    Tienen dificultad Reciben ayuda b Tienen dificultad Reciben ayuda bEdad60-64 13 26 15 7565-74 15 33 21 7975+ 31 51 47 88

    Sexohombres 15 43 20 83mujeres 23 42 35 84Estado conyugalno-casados 23 43 35 85casados 16 40 21 82

    Fuente: Paulo Saad, Transferencias informales de apoyo de los adultos mayores en Amrica Latina y el Caribe:estudio comparativo de encuestas SABE,Notas de poblacin, N 77 (LC/G.2213-P), Santiago de Chile,Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL), 2003.

    a Ensiete ciudades seleccionadas y segn caractersticas demogrficas.b Entre los que tienen dificultad.

    Recuadro 1CHILE: DISPONIBILIDAD DE APOYO EN LA VEJEZ

    Datos ms recientes para Chile provenientes de los resultados de la II Encuesta de Calidad deVida y Salud Chile 2006 realizada por el Ministerio de Salud, muestran que las personas de edadentrevistadas, en su mayora, tienen posibilidad de apoyo econmico cuando lo necesitan. El36.4% dijo que siempre contaba con apoyo econmico y el 10.4% que casi siempre. Los querespondieron que rara vez o nunca alcanzan al 17.9% y los que sealan no necesitarlo representanel 20.7% (vase grfico 8).

    La disponibilidad de apoyo est asociada al sexo de las personas de edad. En general lasmujeres tienen mayores posibilidades de apoyo por parte de familia o comunidad cuando lonecesitan que los hombres. El 41% de las mujeres entrevistadas siempre cuenta con apoyo

    econmico y en los hombres esta posibilidad es ms baja (30.8%). El apoyo emocional tambines parte esencial de las redes de apoyo social, y de acuerdo a los resultados de la Encuesta enChile, las personas de edad tienen mayores probabilidades de contar con este tipo de ayuda quecon la de orden econmico. El 43.5% de los entrevistados dice que siempre cuenta con este apoyoy el 11.2% que casi siempre (vase grfico 9)

    Los resultados de la encuesta tambin revelan que el nivel socioeconmico es un factorque discrimina a la hora de consultar a las personas de edad por sus posibilidades de apoyo

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    econmico. El 21.4% de los hombres de edad del tercil socioeconmico inferior rara vez o nuncareciben apoyo econmico, y slo el 7.8% de sus coetneos del tercir superior se encuentra en almisma situacin. Las diferencias son menos marcadas en las mujeres, pero tambin existen. Encuanto al apoyo emocional, las diferencias por sexo segn nivel socioeconmico tambin sonevidentes, y al revs de lo que ocurre con el apoyo econmico, es entre las mujeres de edad dondeel nivel socioeconmico discrimina ms fuertemente en la posibilidad de tener o no apoyo

    emocional. El 60.2% de las mujeres de edad del tercil superior siempre reciben apoyo emocionalfrente al 42.7% de sus coetneas del nivel socioeconmico ms bajo (Huenchuan, 2008)

    Grfico 8CHILE: POSIBILIDADDEAPOYOECONMICODE

    LASPERSONASDEEDADSEGNSEXO(En porcentajes)

    Grfico 9CHILE: POSIBILIDADDEAPOYOEMOCIONALDELAS

    PERSONASDEEDADSEGNSEXO(En porcentajes)

    0%

    5%

    10%

    15%

    20%

    25%

    30%

    35%

    40%

    45%

    S, siempre S, casi siempre S, algunas veces Rara vez o nunca No necesita

    Hombre

    Mujer

    Fuente: CELADE-Divisin de Poblacin de la CEPAL en base a

    procesamientos especiales realizados a partir de la II Encuesta de

    Calidad de Vida y Salud, Chile 2006

    0%

    10%

    20%

    30%

    40%

    50%

    60%

    S, siempre S, casi siempre S, algunas veces Rara vez o nunca No necesita

    Hombre

    Mujer

    Fuente: CELADE-Divisin de Poblacin de la CEPAL en base procesamientos especiales realizados a partir de la II Encuesta de Calidad d

    Vida y Salud, Chile 2006

    Fuente: Huenchuan Sandra (2008) Calidad de vida y envejecimiento. Resultados de la II Encuesta deCalidad de Vida y Salud Chile 2006, CELADE-Divisin de Poblacin de la CEPAL, en el marco delConvenio de Cooperacin entre el Ministerio de Salud de Chile y la CEPAL.

    Los datos presentados para la regin (cuadro 1) y para Chile (vase recuadro 1) dancuenta de la magnitud del aporte familiar en la reproduccin social de la poblacin de edadavanzada. En parte ello es consecuencia de una estructura poblacional relativamente joven y dellento e insuficiente desarrollo de los sistemas de proteccin social, que en la mayora de lospases de la regin no han establecido slidos sistemas de proteccin institucional especficospara las personas mayores en condiciones de dependencia.

    En general, la respuesta estatal a las necesidades de cuidado personal se limita a unareducida oferta de programas que logran una ubicacin marginal en el quehacer pblico. Con ellose ha trasladado la solucin del problema a las familias mediante estrategias de solidaridad entregeneraciones basadas, muchas de ellas, en la extensin y recomposicin de los hogares. As, laasistencia econmica y el cuidado de las personas mayores ha pasado a ser responsabilidad de lospropios familiares, en la medida que el Estado ha asumido un papel secundario (CEPAL, 2000).

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    En este sentido, y tal como han ido advirtiendo distintos autores, son necesarias algunasprecisiones, puesto que cuando se habla de familia es necesario distinguir la labor de las mujeresen la provisin de servicios de cuidado (Snchez, 1996).4En efecto, la tradicin, la socializaciny las relaciones econmicas sitan a las mujeres en el centro de la tarea de cuidado de laspersonas mayores y por cierto de otros grupos sociales y ello suele ser independiente de quela mujer realice un trabajo remunerado o se dedique a las labores domsticas.

    De lo anterior se concluye que, de no haber intervenciones explcitamente dirigidas aprestar este tipo de servicios, las posibilidades de prestar cuidado a las personas mayores podranvariar entre las familias segn el tipo de arreglo residencial. Partiendo del hecho de que lasmujeres son las principales cuidadoras de las personas mayores cuando conviven en el mismohogar, habra una importante diferencia entre las familias en que la mujer tiene un trabajoextradomstico y las familias en que la mujer se dedica a las labores del hogar. En el primercaso, las posibilidades de prestar asistencia a una persona mayor son ms limitadas aunquecada vez es ms frecuente que las mujeres que asumen tareas productivas fuera del hogar lascombinen con tareas de cuidado y, segn la situacin econmica, es probable que se recurra aservicios externos.

    En suma, la posibilidad de las personas mayores de recibir ayuda de sus descendientespara el desarrollo de las actividades funcionales e instrumentales de la vida diaria es el resultadode las circunstancias demogrficas y sociales predominantes en dcadas pasadas, las cuales se hanido modificando sustancialmente. Entre los principales cambios se encuentran:

    La fuerte disminucin de la fecundidad que reducir el tamao potencial de la red de

    apoyo familiar con que contarn las personas mayores a futuro. Las generaciones queactualmente estn prestando ayuda a sus antecesores, no tienen la misma probabilidad derecibir ese apoyo por parte de sus descendientes (Huenchuan y Guzmn, 2007).

    La incorporacin plena de la mujer al trabajo extradomstico disminuye la disponibilidadde un recurso que por su condicin de gnero ha tendido a estar sobrecargado con

    funciones de cuidado. Este cambio trae consigo una disminucin de la capacidad deprestar una serie de servicios de asistencia a los miembros con algn nivel dedependencia, siendo necesario recurrir a servicios externos que reemplacen a las parientesfemeninas en esta tarea (Maldonado y Hernn, 1998).

    El aumento de la esperanza de vida implica que la etapa de la vejez se prolonga. Las

    familias han de ocuparse de sus miembros mayores por ms tiempo y las mujeres iranenvejeciendo a la vez que cuidan a sus descendientes y ascendientes. Una mujer que tuvosus hijos o hijas a la edad de 25 aos puede ser madre por 45 o 55 aos. A pesar de lavisin tradicional que concibe que las mujeres se ocupan de hijos e hijas slo los primeros10 aos, la experiencia demuestra que la responsabilidad de prestar ayuda permanecedurante toda la vida. El aumento de longevidad femenina alargar este rol, que coexistir

    4 En general, el cuidado se asocia nicamente a los nios, por lo que los otros tipos de cuidado pasan aser invisibles. Aunado a lo anterior, generalmente se piensa que la carga de cuidado se concentra en la

    juventud, porque las mujeres tienen a su cargo a los nios, pero las evidencias demuestran que estaspueden ser cuidadoras tambin en otras etapas de la vida y que terminan prestando cuidados ms de unavez en su ciclo de vida: empezando por los hijos, para luego seguir con los padres y concluir cuidandoal cnyuge enfermo. Estos tres episodios corresponden, por lo general, a tres momentos demogrficosde las mujeres: la juventud, la adultez y la madurez (Kahan y otros, 1994 en Robles, 2003).

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    con el rol de hija, ya que los padres vivirn ms tiempo (Calasanti, 1996 en Snchez,1996).

    En definitiva, la proteccin frente a la necesidad de cuidado en la vejez ser un desafo ineludiblepara las polticas pblicas de las prximas dcadas. El reto no es otro que atender las necesidadesde las personas que, por encontrarse en situacin de especial vulnerabilidad, necesitan apoyo para

    desarrollar actividades esenciales de la vida diaria, alcanzar una mayor autonoma personal ypoder ejercer plenamente sus derechos de ciudadana (Sempere y Cavas, 2007).

    C. LAS OPCIONES DE POLTICA: PROTECCION SOCIAL, ENVEJECIMIENTOY LA CONTRIBUCION DE LAS MUJERES

    En todas las sociedades se espera que sea la mujer la que cuide a los dems miembros de lafamilia sin percibir remuneracin alguna. Como consecuencia, la mujer puede quedar atrapada enun crculo vicioso: la expectativa de que realice tareas no remuneradas interfiere con la evolucinde su carrera, y luego percibe una pensin de menor cuanta, ya que estn en el mercado detrabajo en forma intermitente. Finalmente, la insuficiencia de las prestaciones econmicas que

    recibe aumenta su dependencia de los dems miembros de la familia, normalmente otras mujeres,que tienen que atenderla a su vez. Si el Estado o la sociedad no intervienen, este ciclo se repite(Naciones Unidas, 2002).

    De acuerdo a la informacin disponible, en los pases de la regin tambin se aprecia una altaparticipacin femenina en el cuidado de las personas mayores, en especial de las hijas, muchas delas cuales no reciben ningn tipo de retribucin econmica por el cuidado de la persona a sucargo, no cuenta con la preparacin adecuada para hacer esta tarea, y lo realiza a un costopersonal muy alto.5 Sin embargo, el contexto en que se produce el envejecimiento en la regincontribuye a que el asunto de los cuidados de la vejez se siga manejando como un asunto privadoy no de solidaridad colectiva.

    En los ltimos aos, el envejecimiento de la poblacin y las transformaciones de laestructura demogrfica se han convertido en el punto central de debates de los pases europeos.Ello no solo por razones de equidad y de cohesin social, sino tambien por su creciente impactoen los sistemas de proteccin social (vase recuadro 2). Para hacer frente a estos problemas, apartir de mediados de los aos noventa se han ido formulando diversos planteamientos yemergiendo experiencias de todo tipo (Libro Blanco del Reino Unido de 1998, Ley Alemana de1995, Libro Blanco Atencin a las personas en situacin de dependencia en Espaa de 2004)dirigidas a adaptar los sistemas de proteccin social a las nuevas realidades sociodemogrficas a

    5Un estudio realizado a ciudadores/as de personas mayores que sufren de Alzheimer en localidadesrurales y urbanas de Chile (Vidal y otros, 1988), se encontr que el 82,9% de los cuidadores/as eranfamiliares, de estos el 64,3% eran hijos/as, un 15,7% esposos/as y un 2,9% hermanos; solo un 17,1%corresponde a otros cuidadores, tales como personas remuneradas, amigos o vecinos. El 84,3% de loscuidadores son de sexo femenino y el promedio de tiempo de cuidado es de 7 aos. Al consultrsele alciudador/a qu significa el paciente para l/ella, el 58,6% consideraban que era un ser que necesitaayuda; mientras que el 21,4% respondieron que era un enfermo y carga para ellos. Las diferencias deopinin entre cuidadores del rea rural y urbana tambin se hicieron evidentes: el cuidador rural destaca elsignificado afectivo que lo une al paciente y reconoce a la familia como un agente dador de cuidado; por su

    parte, los cuidadores urbanos sienten mayoritariamente al paciente como una obligacin y que el cuidadolimita su satisfaccin de necesidades personales.

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    travs, principalmente de la incorporacin de cuarto pilar al sistema de proteccion social, el de losservicios sociales para fortalecer la autonoma (Huenchuan y Morlachetti, 2007).

    Recuadro 2:MODELOS DE PROTECCION SOCIAL EUROPEOS

    2.2.3. Estandar: los derechos econmicos, sociales y culturales de las personas mayores en losinstumentos internacionales de derechos humanos

    Fuente: IMSERSO, 2004

    El debate sobre los servicios sociales, por tanto, est cada vez mas presente en la agenda polticay social de los pases desarrollados y responde, principalemente, a la encrucijada en la que seencuentra el sistema de proteccin social europeo. Este sistema fue construido partiendo delsupuesto de que estables y tupidas redes familiares y comunitarias (y en ellas, especialmentemujeres) se ocuparian de brindar un amplio abanico de apoyos a las personas que de formatransitoria o permanente se encontraran en situaciones de vulnerabilidad, riesgo o desproteccion.

    Dicho modelo del varon sustentador, con una trayectoria laboral extensa e intensa, era la garantiade derechos sociales. Sin embargo, en las ltimas dcadas este panorama fue modificndoseradicalmente ante la emergencia de nuevos riesgos y procesos sociales que estan alterando esossupuestos y, por lo tanto, incrementando exponencialmente los desajustes entre el sistema deproteccin social y la realidad a que la debe dar respuesta. En este contexto se impuso lanecesidad de configurar el sistema de servicios sociales como el cuarto pilar de la proteccinsocial (Fantova, 2006)

    Los servicios sociales estan estratgicamente colocados en la interfaz entre el sistema formal deproteccion social y las redes familiares y comunitarias, se dedican al apoyo personal, a la atenciondomiciliaria o residencial, a esa intervencion comunitaria cuya necesidad se esta incrementandocon el envejecimiento de la poblacin. Estos servicios tienen su fundamentacin jurdica en losderechos sociales, los cuales estn orientados a asegurar un nivel bsico de servicios que

    garanticen el desarrollo de los individuos y de las colectividades mediante la intervencion estatalen la prestacin de servicios y distribucion de bienestar. De este modo, los poderes pblicospromueven condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que seintegran sean reales y efectivas, removiendo los obstculos que impiden o dificultan su plenitud yfacilitando la participacin de todos los ciudadanos en la vida poltica, econmica, cultural ysocial (IMSERSO, 2004)

    En Amrica Latina la discusin sobre la proteccin social tiene nfasis distintos. Debido alcontexto general de carencia y de rezagos institucionales, la proteccin social de las personas

    De proteccin universal para todos los ciudadanos y de financiacin mediante impuestos. Es elmodelo de los pases nrdicos y de Holanda. En este modelo los servicios sociales son unaextensin lgica de la concepcin de que el Estado debe crujir las necesidades bsicas de losciudadanos por razones de ciudadana, de la misma forma como atiende cualquier otranecesidad sanitaria o educativa.

    De proteccin a travs del sistema de seguridad social, mediante prestaciones que tienen suorigen en las cotizaciones. Es el modelo bismarkiano de los pases centroeuropeos, vigente enAlemania, Austria y Luxemburgo. En este modelo, los servicios sociales se situa, al igual quelas pensiones, el seguro de desempleo y la proteccin de la familia en el mbito de la seguridadsocial y por lo tanto financiado y gestionado en este marco.

    Asistencia dirigido fundamentalmente a los ciudadanos carentes de recursos. Es el modelo msimplantado en los paises del sur de Europa. Este sistema de configura como un sistema

    pblico, financiado mediante impuestos, con cobertura limitada, destinado a satisfacer las

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    D. COMENTARIOS FINALES

    En este trabajo se han analizado los efectos del envejecimiento poblacional en los sistemas decuidado. En primer lugar, se ha llamado la atencin de que el envejecimiento de la poblacin enAmrica Latina y el Caribe es un fenmeno sin precedentes, que se caracteriza por su rapidez enun contexto de precariedad econmica y ausencia de servicios sociales robustos que aseguren

    calidad de vida a lo largo de todo el ciclo de vida y durante la vejez. Esta situacin incide en lascaractersticas de salud, econmicas y educacionales de la actual generacin de personas mayoresy, de no mediar cambios sustantivos, influir en las de las prximas generaciones que irnllegando a la edad avanzada. A esto se suma que se prev un futuro incremento de la poblacinmayor de 80 aos, con las consiguientes consecuencias especficas en la capacidad de la sociedadpara prestar ayuda a un segmento poblacional que, debido a razones de orden fisiolgico ybiolgico, demandar una mayor inversin (de tiempo, emocional y econmica) en cuidados.

    Tres actores intervienen en la oferta de los cuidados que se les brindan a las personasmayores: la familia, el Estado y la comunidad. La familia es el actor por antonomasia que, engeneral, siempre ha brindado cuidado a sus miembros y donde son las mujeres por excelenciaquienes han asumido esta tarea. En un principio, mujeres de edad mediana y cada vez con mayor

    frecuencia, mujeres de edad ms avanzada. Los cambios derivados del contexto inherente alingreso de la mujer al mercado laboral fuera del hogar conducen a pensar que en el futuro tendera disminuir la capacidad de cuidado por parte de las familias o bien se producir una situacincompleja, en que las mujeres seguirn asumiendo las funciones de cuidado y desenvolvindose ala vez econmicamente en el mundo extradomstico.

    Sin embargo, a medida que el envejecimiento de la poblacin se convierta en un rasgodemogrfico caracterstico de la sociedad y con ello vaya aumentando la probabilidad de ladependencia, y consecuentemente de la intensidad y duracin de los cuidados, la familia podratender a sustituir el tiempo por el financiamiento de servicios en un mercado escasamenteregulado, traspasando una necesidad que se resolva en el mbito privado al mbito pblico.

    El papel del Estado es menos antiguo que el de la familia, pero no por ello deja de sertrascendental. En los pases desarrollados, el Estado ha intervenido en la oferta de cuidados paralas personas mayores desde el advenimiento del Estado de bienestar y el mercado gana fuerza encuanto existe un segmento de la poblacin adulta mayor que puede pagar por los servicios que sele prestan. En la regin la situacin es diferente. El papel que pueda cumplir el Estado en la ofertade cuidado en la vejez opera en paralelo con la inversin en otros grupos poblacionales y alexistir una oferta segmentada de servicios sociales se considera que las necesidades de laspersonas mayores compiten por los recursos que deberan destinarse a los nios. La comunidad,por su parte, tiene en las personas mayores a un grupo social con grandes posibilidades en lamedida en que requieren de servicios que pueden ser planificados u otorgados desde losgobiernos locales y, por otra parte, estas personas constituyen una fuerza con tiempo de ocio enel caso de aquellos privilegiados que pueden desarrollar acciones en beneficio de s mismas yde su entorno.

    Con certeza la tradicin familstica de muchos pases de la regin perdurar y la prcticadel cuidado seguir siendo parte de las relaciones de afecto que existen dentro de la familia. Sinembargo, ello conlleva enormes desventajas para las familias ms pobres, toda vez que en unmodelo familstico de cuidado, las condiciones de salud que gozan las personas de edad dependende las condiciones socioeconmicas de la familia de pertenencia.

    Particularmente en estos casos, el Estado no debe descansar solo en la familia. Losgobiernos han de considerar seriamente cmo actuar y prever intervenciones exitosas a futuro.La inversin en las personas mayores no constituye un fondo perdido y menos an, una simple

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    donacin unilateral. Un primer avance en este sentido ya lo han realizado los pases, al incluir elel cuidado en las leyes especiales de proteccin de las personas mayores. Los nfasis de estagaranta cambian segn el pas, pero en todos se reconoce que las personas mayores demandanservicios y beneficios para mejorar su calidad de vida.

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