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1 ACTADEL 11DE SEPTIEMBRE DE1830* Por : JOSEDOMINGO ESPINAR JOSEDOMINGOESPINAR, GeneraldeBrigadadelosEjércitos deColombia,ComandanteGeneraldelDepartamentodelIstmo, etc . Considerando 1 0 QueesteDepartamentosehallaamenazadodeunainvasión exterior,envirtuddelarepresentaciónquesesabehandirigidoal AlmirantedeJamaicaunosvecinosdeestaciudad,pidiéndolepro- tecciónparalaseparaciónabsolutadelrestodelaRepública ; 2o Quecualquierauxilioqueseprestecontalobjetosedirigi- ráindispensablementeáperturbarnuestrasantareligiónylainde- pendenciaquedisfrutamosácostadeinnúmerossacrificiosyque debemossostenerátodotrance ; 3 13 Queparadarimpulsoátansagradaempresaesnecesarioque laautoridadmilitarsecoloqueenunaposicióncapazdeallanarlos obstáculosqueselepresenten ; 40 Queámásdetodosehallacompletamenteperturbadala tranquilidadyseguridadinteriortantoporlaactacelebradaenel CantóndeChiriquíconmirasdefracturarlaintegridaddelaRe- pública,cuantoporelespíritusediciosoymáximascorrosivasque sedifundenpormediodelperiódicotituladoLaUnión ;yenfin 50 Quehabiendoestalladolaconmociónámanoarmadaque seexperimentóalasoracionesdeldíadeayer,esllegadoelcasode quesetomenpararestablecerelordenyevitarfunestasconsecuen- cias,unasmedidasseverasquenoestándeconformidadconla marchapacíficadelosnegocios ; UsandodelafacultadqueentalescasosconfiereálosComan- dantesGeneraleslaLey28,dejuliode1824yeldecretoqueen virtuddelartículo90deellaexpidióelPoderEjecutivo,hevenido adecretarydecretolosiguiente : Artículo10 DesdeestafechaquedadeclaradoenAsambleael DepartamentodelIstmo,hastatantovaríenlascircunstanciasque motivanestamedida . Artículo20Lasautoridadescivilescontinuaránejerciendosus *RicardoJ .Alfaro :VidadelGeneralTomásHerrera, cit,p . 305,306 . 139

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1ACTA DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1830*

Por: JOSE DOMINGO ESPINAR

JOSE DOMINGO ESPINAR, General de Brigada de los Ejércitosde Colombia, Comandante General del Departamento del Istmo,etc .

Considerando

10 Que este Departamento se halla amenazado de una invasiónexterior, en virtud de la representación que se sabe han dirigido alAlmirante de Jamaica unos vecinos de esta ciudad, pidiéndole pro-tección para la separación absoluta del resto de la República ;

2o Que cualquier auxilio que se preste con tal objeto se dirigi-rá indispensablemente á perturbar nuestra santa religión y la inde-pendencia que disfrutamos á costa de innúmeros sacrificios y quedebemos sostener á todo trance ;

3 13 Que para dar impulso á tan sagrada empresa es necesario quela autoridad militar se coloque en una posición capaz de allanar losobstáculos que se le presenten ;

40 Que á más de todo se halla completamente perturbada latranquilidad y seguridad interior tanto por la acta celebrada en elCantón de Chiriquí con miras de fracturar la integridad de la Re-pública, cuanto por el espíritu sedicioso y máximas corrosivas quese difunden por medio del periódico titulado La Unión ; y en fin

50 Que habiendo estallado la conmoción á mano armada quese experimentó a las oraciones del día de ayer, es llegado el caso deque se tomen para restablecer el orden y evitar funestas consecuen-cias, unas medidas severas que no están de conformidad con lamarcha pacífica de los negocios ;

Usando de la facultad que en tales casos confiere á los Coman-dantes Generales la Ley 28, de julio de 1824 y el decreto que envirtud del artículo 90 de ella expidió el Poder Ejecutivo, he venidoa decretar y decreto lo siguiente :

Artículo 10 Desde esta fecha queda declarado en Asamblea elDepartamento del Istmo, hasta tanto varíen las circunstancias quemotivan esta medida .

Artículo 20 Las autoridades civiles continuarán ejerciendo sus

* Ricardo J . Alfaro : Vida del General Tomás Herrera, cit,p. 305, 306 .

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funciones naturales con arreglo á la Constitución y Leyes vigentes,en cuanto no se opongan a la parte directiva y negocios que se re-serva esta Comandancia General, en la que queda resumida la Pre-fectura por ahora.

Artículo 30 El presente Decreto se publicará por bando solem-ne y será circulado á quienes corresponda para su puntual cumpli-miento .

Dado, firmado de mi mano y refrendado por el infrascrito Se-cretario en la Plaza de Panamá, á once de septiembre de 1830 .

JOSE DOMINGO ESPINAR .

José María Chiari, Secretario .

Por, mandado del Señor Comandante General, JOSE DE LOSSANTOS CORREOSO, Escribano público .

El Decreto antecedente se ha publicado en la forma acostumbra-da por las calles públicas del interior y exterior de esta ciudad, deque doy verdadero testimonio .

Panamá, Septiembre 11 de 1830 .

JOSE DE LOS SANTOS CORREOSO .

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ACTA

de la reunión del Cabildo Pleno celebrado en la ciudadde Panamá el 26 de Septiembre de 1830, donde

se acordó la separación de Panamáde la República de Colombia.*

SEÑOR GEFE POLITICO DEL CIRCUITO

El infrascrito personero del común sensible á los graves malesque aflijen a la República, los cuales se han hecho trascendentes en

* Documentos Fundamentales, op . cit ., pp. 11-16 .

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la mayor parte del Departamento del Istmo, han dedicado los pri-meros pasos de su nombramiento á consultar el remedio aplicableá dolencias públicas, y cree haberlo alcanzado en el clamor generalde estos habitantes.

El origen de las desgracias de Colombia es sin duda la falta de ungobierno vigoroso que haciendo marchar las instituciones, asegurela tranquilidad doméstica . Los altos funcionarios de la nación aun-que adornados de buenas cualidades para el mando, se hallan noobstante sin aquel poder necesario para hacer el bien de la Repúbli-ca. Ellos no han podido reunir las partes dislocadas reintegrando lanación como lo deseó el congreso constituyente; y esaminando ca-da sección de diverso modo, los negocios públicos se han confundi-do demasiado, ha tenido lugar la anarquía y se ha hecho de estapatria un caos espantoso .

En tan triste situación ex evidente que para asegurar nuestraindependencia y libertad debe encargarse del Gobierno Constitu-cional de la República el LIBERTADOR SIMON BOLIVAR, quecon su experiencia en los negocios administrativos y su influjo mo-ral, reunirá la familia colombiana, restablecerá el orden público yprevendrá mayores males que pudieran acaecer en el trastorno enque nos hallamos .

El que habla está bien persuadido de que el Colegio electoral abun-da en estos mismos sentimientos : mas como su reunion legal no pue-de verificarse hasta mediados del mes entrante y el peligro crecepor momentos, se cree en el deber de proponer para el día de mana

iana la convocatoria de un cabildo pleno al cual asistirán los pa-dres de familia, empleados y sujetos respetables, para que toman-do en consideración la suerte nacional y la particular de este depar-tamento, que con las mejores intenciones y con la armonía quesiempre ha caracterizado a los hijos de él procuremos todos salvardel procsimo naufragio la nave del estado y en todo evento estaporción importante de la República ; y en tal virtud, A.V. suplicaque así lo determine en Panamá a 25 de septiembre de 1830 .-Ramon Arias.

Panamá setiembre 25 de 1830 -Como lo pide, y dese la com-petente orden para la citación -Bachiller Beliz- Lo proveyó yfirmó el Sr. Bachiller Jose María Beliz, gefe de la policia y políticomunicipal de este circuito en Panamá á 25 de septiembre de 1830 .-José de los Santos Correoso, escribano público .

En dicho dia mes y año se encargó, a los porteros de la CasaConsistorial, la citación prevenida en el anterior decreto, y paraque así conste lo pongo por diligencia . - Correoso.

En la ciudad de Panamá a veintiséis de Setiembre de mil ocho-

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cientos treinta : reunidos en Cabildo pleno los Señores juez políti-co, miembros del Consejo Municipal, empleados, padres de familiay demás vecinos que suscriben a efecto de tratar sobre la materiapropuesta por el personero del común en su anterior representa-ción, que se leyó ; y considerando entre otras cosas : que la separa-ción del Sur de la República ha producido una cición completa dela Nueva Granada ; que el Istmo carece de relaciones mercantilescon los Departamentos del Centro de la República : que los del Surhostilizan actualmente al comercio del Istmo reputándolo comoextrangero por razon de haber permanecido adictos á la NuevaGranada con la cual no tiene compromisos particulares : que el de-partamento del Istmo lejos de desear la enemistad de los demáspueblos, tiene necesidad de ponerse en armonía y buena inteligenciacon todos para dar y recibir ausilios en los males comunes ; y enfin que el gobierno de Bogotá por su circular de 7 de julio últimonúmero 33 ha provocado á los pueblos para que manifiesten susdeseos y el modo de remediar los de que adolece Colombia y cadapueblo en particular resuelven lo siguiente .

Art . lo Panamá se separa desde hoy del resto de la República yespecialmente del Gobierno de Bogotá .

Art 20 Panamá desea que su S.E. el LIBERTADOR SIMONBOLIVAR se encargue del Gobierno Constitucional de la Repúbli-ca como medida indispensable para volver á la unión las partes deella que se han separado bajo pretestos diferentes, quedando desdeluego este Departamento bajo su inmediata protección .

Art 30 Panamá será reintegrado a la República luego que el LI-BERTADOR se encargue de la administración, ó desde que la na-ción se reorganice unánimemente de cualquier otro medio legal .

Art 40 Panamá desea que el LIBERTADOR venga á su seno pa-ra que colocado en un punto en que pueda atender á las partes dis-locadas de la República procure que la nación sea reintegrada .

Art 50 Obtendrán la refrendación del Gobierno departamentallas resoluciones pendientes del Ejecutivo y Judicial de Bogotá so-bre intereses particulares.

Art 60 Continuará el actual régimen constitucional en lo queno se oponga al presente pronunciamiento .

Art 70 La administración departamental se confía al Sr . GeneralJosé Domingo Espinar bajo la denominación de Gefe civil y militarcon facultades bastantes para arreglar los diversos ramos con las re-formas que sean necesarias hacer en ellos .

Art 80 El gefe civil y militar deberá oir el consejo de cuatro ve-cinos de luces, respetabilidad y patriotismo para las graves ocurren-cias legislativas .

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Art 90 El Gefe civil y militar nombrará para el Consejo los indi-viduos que fueren de su confianza .

Art 10° Queda garantizada la deuda pública, y el Gobierno del De-partamento especialmente encargado de llenar los compromisoscon que esté ligado .

Art 11° Este pronunciamiento se comunicará por extraordinarioá la Provincia de Veragua y á los demas Cantones de la de Panamácon cuyos votos desea identificarse como partes integrantes delDepartamento.

Art 12 v El Gefe Político Municipal cuidará de transmitir estosvotos á su S.E. el LIBERTADOR SIMON BOLIVAR, al Gobiernode Bogotá y al Sr. General José Domingo Espinar para los efectosconvenientes, con lo cual se concluyó este acto firmaron los Sres .concurrentes por ante mí el Secretario escribano público de quedoy fe .

El gefe político municipal, Br. José María Beliz . - El Goberna-dor del Obispado, Dr. Juan José Cabarcas. - El alcalde primeromunicipal Bernardo Arze Mata . - El alcalde segundo municipalManuel Arce . - El juez letrado de Hacienda, Dr. Pedro Jímenes . -El Gefe de E. M. D. Francisco Picon. - El comandante de armasJuan Eligio Alzuru . - El inspector de milicias Pedro A . Izquierdo- El comandante de ingenieros Mauricio Falmarc . - El coronelSecretario de la Comandancia General José María Chiary . - Elchantre de la Catedral José Cirineo Issalve . - El cura del SagrarioPablo José del Barrio. - Luis Salvador Durán . - José AntonioZerda . - El síndico personero del Común Ramón Arias . - El ad-ministrador de correos Juan Herrera y `borres . - El administradorde tabaco Manuel Borrel.- El contador de aduana, Andrés Mejias .- El interventor de Correos Diego González . - El vista de aduanaCarlos Fabrega . - Dr. Blas Arosemena. -- Mariano Arosemena. -El capitan adjunto al E. M. D. Antonio Ramírez. - El capitanAntonio Apontes. - El inspector general del Hospital Militar, JoséF. Araujo. - El segundo comandante de milicias, Manuel Cadenas .- El secretario de la prefectura Dr. Agustin Gonzalez. - El oficialprimero de id . Manuel Melendez . - El oficial segundo de id . JoséGarcía de Paredes .- El oficial tercero id. José Santiso. -El cabo deresguardo de Aduana José Narciso Barranco .- El intérprete del Go-bierno Gregorio Gómez hijo.- José Antonio Bermúdez.- Joséde los Santos Patiño.- Juan Manuel Berguido.- El ayudante decampo Manuel Columje .- Francisco López.- El oficial primero detabacos, Agustín Aranzazugoytia .- El oficial segundo de id . Ma-nuel María Díaz.- José María Jiménez .- Rito Gomez.- Jose Pa-blo Escartin.- José María Diez.- Pedro Juan de Icaza.- Francisco

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Alvarado .-- El tesorero departamental Pedro Antonio Maytin .-Manuel García de Paredes y Jimenez .- Manuel Jaen.- RamonDíaz.- Antonio Planas . •- Santiago Blanco.- Jose Maria Urriola yValdes.- Juan Jose Pelosa.- Juan Manuel Berroa.- Juan Berroa.-Domingo de Villanueva.- Andres Salvador de Villanueva .- Fer-nando Guillen.- Carlos Plicé.- Bernardo José Arza . José MaríaJovane.- Dr. José del Carmen Achurra.- Julián Sosa. - José Ma-ría Escala . Manuel Aispuru.- Pedro Pablo Morillo .- Alejo Larro-que.-José Antonio Durán.-Trinidad Robles .- José Victoria .

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RESUMEN HISTORICO QUE HACE EL GENERAL JOSE DO-MINGO ESPINAR DE LOS ACONTECIMIENTOS POLITICOSOCURRIDOS EN PANAMA EN EL AÑO 1830, APELLIDADOSAHORA REVOLUCION DE CASTAS POR EL GOBERNADORSEÑOR JOSE DE OBALDIA *

De sus cavernas hondas i encendidasArrojan los infiernosAl jenio que se goza

Cuando un mortal a otro mortal destroza .Prólogo

Habiéndose vedado toda contracción literaria por los Profesoresque me han asistido en la reciente i grave enfermedad que me hatrabajado : me siento en incapacidad de corregir, moderar i dar masorden lójico al folleto que me vi en necesidad de redactar un pocoantes i publicar por mi propio honor, en impugnación de solo lacláusula que estampó el señor Gobernador Obaldía en el Parte queelevó al Supremo Gobierno por la secretaría de guerra (sobre lafantasmagoría de la noche del 28 de septiembre de 1850) con fe-cha 5 de octubre último, i se halla inserto en la Gaceta oficial deBogotá del 17 de noviembre, número 1171 ; que dice así :

"Innecesario es hablar de Espinar por ser bien conocido en laNueva Granada como autor de la única revolución de castas que es-talló en el antiguo territorio de Colombia ."

Aunque la vaguedad de indeterminación del anterior aserto pre-

* En Boletín de la Academia Panameña de la Historia, Año V, No . 14, juliode 1937, Imprenta Nacional, Panamá, 1937 .

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supone un hecho perfectamente clasificado, conocido i notorio,me he propuesto hacer ver :

lo Que en el territorio de la antigua Colombia no ha tenidolugar tal fenómeno, por dicha de la humanidad i efecto de la civi-lización.

20 Que aunque se quiere dar tal colorido a los acontecimien-tos políticos de Panamá el año de 1830; la asonada del 10 de setiem-bre fue popular, momentánea, circunscrita i no tuvo lugar ningúnesceso primitivo ni secundario o producido por dejeneracion .

30 Que el pronunciamiento del 26 de setiembre no tuvo indu-dablemente el mismo carácter ; ni tenerlo pudiera sin que el Istmose hubiese transformado antes en otro Haití .

40 Que ningun escritor ha hablado de los sucesos de Panamádel año de 1830, sino como de uno de los movimientos reacciona-rios en favor de la administración Bolívar. Por consiguiente :

50 Que ni en la Nueva Granada, ni ninguna otra nación del Or-be es conocido el Jeneral Espinar por la infame marca que ha trata-do de imprimirle el mas torpe, el mas necio, el mas incircunspectode cuantos hombres públicos ha¡ inscritos en la administración Neo-granadina.60 Que sien los acontecimientos de setiembre de 1830 hubo

algún crimen político, es el autor de este crimen el que supo de elaprovecharse, queriendo hoi apurar hasta las heces .

Mas que todo siento haberme afectado hasta el estremo de rom-per los diques de mi habitual moderación ; pero he pensado que

Profano ¡criminal es el respeto,Si impide que la crítica destaqueSus tiros al que tanto lo merece,

Solo porque en altura resplandece,Ruego al benévolo lector se penetre de mi situación, i hallará su-

ficiente motivo para serme induljente .J. D. ESPINAR.

Celui-la fait le crimea qui le crime sert.

(CORNEILLE)"El nombre del pueblo no es aun bastante respetado . ..porque es-

tá oscurecido, cubierto con el orin de las preocupaciones ; porquenos representa una idea que alarma al orgullo i repugna a la vani-dad; porque se pronuncia con menosprecio en los salones de laaristocracia ; por eso mismo Señores, quiero yo i debemos todosnosotros imponernos la obligación, no solo de rehabilitarle, sino de

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ennoblecerle i hacerle de hoi mas respetable . .. i caro a todos los co-razones". As¡ hablaba el célebre Mirabeau a los que se oponían enla tribuna a la calificación del pueblo frances ; i asi repito yo a misilustrados conciudadanos, para que me ayuden a combatir con losque olvidados de haber nacido en el seno del pueblo istmeño, sonlos que efectuando desconocer la indescriptible heterogeneidad desu orijen, propagación i crecimiento, con los que, émulos de losdescendientes de los conquistadores i fundadores de esta antiguacolonia castellana, desprovistos de honrosos antecedentes comode méritos i virtudes personales, i henchidos de una insultante so-berbia, derraman indistintamente su atrabilis sobre la jeneralidad osea sobre la mayoría del pueblo al que tuvieron la dicha de perte-necer en no remotos tiempos .

Poco importara la calumnia si ella recayese sobre mí, única i es-clusivamente. Decir o dar a entender paladinamente que en el ist-mo del Darién, o en la ciudad de Panamá estalló alguna vez una re-volución de castas, es una solemne i triple impostura, tanto respec-to del hecho, como del sujeto a quien se le llama autor, como delpueblo al que se atribuye la malicia de la ejecución . Es ademas unasupina ignorancia de la idea que encierra la palabra revolución, i dela que representa la palabra casta . Es ahora, como sería en todotiempo, una grosera i torpe calumnia, inventada solo por el inestin-gible prurito del zaherir i mortificar a los partidarios, del inmortalBolívar, i emitida con el mas negro intento de difamarme como au-tor o protagonista del drama de 1830. Bastara empero nombrar miacusador para medir mentalmente la enorme distancia que nos se-para; distancia que no pudiera llenarse sino con el imponderablevolumen de su intelectual nulidad. Mas por desgracia ha¡ aconteci-mientos que desde que se les relega al dominio de la historia, se lessomete involuntariamente cuando no al caballete d'un pintor malé-volo, al menos a la espectacción de un vulgo necio ; i asi como juz-gamos erroneamente de la magnitud de un astro cuanto mas inme-diato se halla este sobre el horizonte, o lo que es lo mismo cuantomas léjos está del observador; as¡ tambien incurrimos inopinada-mente en graves errores cuando habemos de juzgar sobre hechos deotra época, referidos al cabo de algunos decenios aun por nuestrosmismos contemporáneos. A este jénero pertenece el memorable a-contecimiento de 1830 en Panamá, que el Sr . Obaldía ha osadoapellidar revolución, i p' mas ennegrecerla, de castas . Por ciertoque el idioma de Castilla se ha mejorado i enriquecido en los 20últimos años; mas nadie se persuadirá de que haya sido alterado tanradicalmente que las palabras revolución i castas signifiquen hoiotra cosa distinta de lo que espresaban ahora 20 años . Preciso es

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pues suponer o que el cerebro del Sr . Obaldía padece recientemen-te una alteración orgánica profunda, o que sus funciones se hallanen un estado anormal digno de la mas tierna compasión, o que sucorazón e hígado se han hipertrofiado, causándole un trastorno desentimientos hasta el punto de convertirle en un monstruo de ini-quidad i abominación. Mas no: es que Obaldía no ha llegado aun aser hombre.- Si queremos pues juzgar con algún acierto sobre ese i insignifi-cante (aunque para el Sor. Obaldía, tremebundo) episodio que ce-rró en el Istmo de Panamá la escena del drama trájico de la antiguai gloriosa República de Colombia : es menester, es indispensableformarse préviamente una idea, siquiera aprocsimada, de los acto-res i del escenario político .

En efecto : la población istmeña, durante el coloniaje, estuvo di-vidida en tres grandes rangos sociales : 10. el de las familias de losconquistadores, de sus descendientes, de los españoles europeosque venían en clase de empleados de hacienda, de los militares des-tinados a la guarnición, y de los comerciantes i ricos propietarios ;20. el de las familias del estado-llano que mas se acercaban a la ra-za europea, i que obtenían destinos subalternos de hacienda, car-gos concejiles, i otros, de los artesanos europeos i otros industria-les ; 30. el de los artesanos criollos, el de los europeos sirvientes do-mésticos, de los libertos, i demas menesteres de la clase poco cru-zada en que predominaba la raza africana . Los esclavos no forma-ban parte de la asociación istmeña .

Por fruto de la guerra de la independencia se mezclaron de dere-cho los tres rangos, mas sin confundirse: i por efecto del sistemademocrático, paulatina i gradualmente introducido, ha empezado averificarse la fusión aunque lenta e imperfecta. Estando cometidapor la naturaleza la solución de este grande, importante i trascen-dental problema a la sagacidad, instrucción i tino administrativo ;o de otro modo, consistiendo en gran parte el secreto de la fusiónen la educación adecuada del pueblo ; mientras a las masas (reciensalidas o no de la esclavitud) se las deje como hasta hoi crecer enla incultura i en la inmoralidad ; tan lejos de obtenerse el fin pro-puesto, el de formar una República democrática, no debe esperar-se fundadamente el ensanche de la ciudadanía, sino temerse unretroceso que arrastre al pueblo a la barbarie . I no se diga que elsucesivo tránsito de jente civilizada i culta nos producirá el bien dedesarrollar los instintos sociales de nuestro pueblo pues ya le ve-mos, en dos años de roce, sacudir todo yugo legal i rehjioso i mo-ral ; ya le vemos reclamar el derecho de igualdad física tan desmedi-da que casi no ha¡ dique que oponer al torrente de desmoralización

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que nos amenaza. Tampoco es cierto que vayamos adquiriendo in-distintamente el hábito del trabajo . Trabaja por ejemplo el peon en

un carguio que le deje 4 pesos diarios i cuando le falte esta ocupa-ción no tomará otra que solo le produzca ocho reales al día .

Se perderá mui en breve entre nosotros el conocimiento¡ prác-tica de las artes i oficios : los nativos serán reemplazados en los ta-lleres por estranjeros mas morales e intelijentes, i apenas quedaráa nuestra jente del pueblo el miserable recurso de torcer cigarros, ieso mientras se traigan máquinas para hacerlos mejores i a mas ba-jo precio. I cuando hayamos descendido aceleradamente por estaescala social, i véamos detenido el pueblo entre las breñas ¿culpa-rémos entonces las leyes? No atribuirémos necesariamente este mala los que tan estúpidamente nos gobiernan? ¿i nos culparémos anosotros mismos que, queriendo perpetuar las cadenas i esposas enel pueblo i mantenerlo bajo nuestra añeja coyunda¡ dependencia,lo hemos mantenido en las calles i plazas de frecuentar las escuelasi talleres, los hemos acostumbrado a perpetuar en sus hábitos losdefectos i aun los vicios de sus antepasados?

De qué servian las masas colombianas en la época que terminó elaño de 1830? De instrumentos de la demagojia ; i demagogos sololos hubo en política. Nadie, jamás ni nunca, pensó en socialismo ."Triunfe mi opinión, triunfe mi partido, o caiga el que cayere" erael programa de aquella ominosa época . Panamá no fue la excep-ción de esta regla . El partido aristocrático, o mas decente en sumayoría, estuvo a la devoción del jeneral Santander, i en oposiciónabierta con el jeneral Bolívar (Era por cierto el único departamen-to que no tuvo la dicha de conocerle personalmente); i a tal estre-mo de obstinación se llevaban las resistencias, que llego a formarseuna suerte de oligarquía de llamados liberales . La sociedad del"Gran Círculo Istmeño" se había propagado hasta los niños de es-cuela, i de ambos secsos. Los oficiales de la guarnición no estabanescentos de contactos perniciosos : yo mismo fui inscrito, poste-riormente a mi llegada, en el Gran Círculo; i la presencia de la fuer-za armada dejó de ser imponente .

En estas circunstancias me presento por primera vez en Panamacomo comandante jeneral del antiguo departamento del Istmo . . .Debo silenciar los accidentes de mi entrada, porque no escribo pa-ra despertar pasiones ajenas, ni para satisfacer las mías propias . . . Locierto i del caso es que desde entónces empezó a esperimentarse uncambio en la opinion, i que llegó a tal punto que una vez disueltala Convención de Ocaña, fue el Departamento Istmo uno de los pri-meros en pronunciarse por la necesidad de la dictadura, i el dicta-dor debía ser i fue Bolívar .

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Yo tube de ausentarme mui luego de este departamento por te-ner que concurrir al Consejo de Estado, creado por virtud del de-creto orgánico que sustituyó entónces a la constitución de la Re-pública de 1821, i cuya reforma se había declarado necesaria i ur-jente .

No volví a Panamá la 2a . vez sino después de publicada i juradala constitución del año de 30, dada por el congreso "admirable"del que también tube el honor de ser uno de sus secretarios; i vinepor cierto, como la vez la. de comandante jeneral del mismo De-partamento, cuyo despacho me fue refrendado por el Sor . jeneralCaicedo como vice presidente encargado del P .E.

Permitaseme aquí una lijera digresión para desvanecer en opor-tunidad la nota de desafecto al nuevo sistema de aquella época quese me ha gravado por la prensa . Tan satisfecho me hallaba de miconformidad con el nuevo orden de cosas i de la armonía que rei-naba entre el Libertador (desde su retiro) i los modernos presiden-te J. Mosquera i vice-presidente D . Caicedo, que habiendo yo soli-citado i obtenido mis letras de cuartel, con motivo del movimientoque acababan de ejecutar en Bogotá las tropas venezolanas, admitígustoso el mando militar jeneral del Istmo, porque como granadi-no, me creí en mi propio teatro i me sentí dispuesto a secundar lapolítica del Gobierno Supremo . Contaba por supuesto con que S .E.el Libertador dejaría el país, como cordialmente lo había ofrecido,i con que no se me haría el agravio de suponerme capaz de traicio-nar al Gobierno, ni a mi patria, ni a mi mismo .

Yo podía desde luego contar en aquella época con el batallón A-yacucho, i con la decisión del pueblo casi en su totalidad, para ve-rificar un cambiamiento (si necesario fuese) ; mas en favor de quien?No se había jurado la constitución reciente? No estaban en ejerci-cio las autoridades constituidas? No estaba el Libertador procsimoa embarcarse para la isla de Jamaica? Es cierto ; mas no faltaronquienes se opusiesen al viaje de S.E., i quizá quienes calculasen so-bre una jeneral reacción. Yo estaba inocente. Entretanto Bolívarera el ídolo de la mayoría de la población istmeña, sin faltarle al-gunos desafectos i aun pronunciados enemigos entre las notabilida-des de Panamá. Yo apenas servía de vehículo de la opinión popu-lar. Mas, jamas (diré una vez para siempre) se ocurrió a nadie elpensamiento de sojuzgar ni aun de equilibrar las jerarquías sociales(como actualmente sucede, sin intervención mis) ; la política en je-neral absorvia casi todas las facultades mentales de mas conciuda-danos, dejando al corazón la menor parte en sus afecciones . Lasmasas no consentían en la ausencia indefinida de Bolívar ; le mira-ban como el representante del heroico pueblo de Colombia, mien-

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tras que Santander, llamado el hombre de las leyes, era solo la es-peranza de un pequeño pero inteligente partido político aun des-pués del estrañamiento a que había sido condenado.

Había llegado de tránsito para el Ecuador un oficial de Cartaje-na. i en carta particular me decía una persona respetable que el Sor .José Vallarino, nombrado entonces Prefecto de este Departamento,traía las prevenciones mas adversas contra el Sor . jeneral Fábrega icontra mí. Yo deduje de allí que, en tales circunstancias, de lo quese trataba era de impedir que se entregase el mando político deldepartamento al Sor. Vallarino . Este sujeto era para mí, Personamui estimable, aunque de diverso color político ; i el aviso prece-dente (que tube que trasmitir al jeneral Fábrega) me causó un ver-dadero i penoso conflicto. Adelante.

El 6 de setiembre (1830) pusieron en mis manos una carta ofi-cial de la secretaría de guerra de Colombia, que había venido es-travagante apertoria, con el número en blanco, i toda ella indican-te de haber sido escrita fuera de la respectiva oficina del despacho .En dicha nota oficial se me prevenía entregase la comandancia je-nena al Sor, coronel C . Robledo (que había fallecido un año antesen la provincia de Manabí) i por su ausencia al comandante de mi-licias (entonces retirado) J . de la C. Pérez : todo esto decía en dosrenglones de letra menuda que ocupaba el lugar de uno solo quevenía en blanco.

Suplico a los Sres . que esto lean por 2a. vez (porque en aquelmismo año se publicó, de mi órden, por la prensa de esta ciudad) queno deduzcan que intento renovar cosas olvidadas ni tildar a Perso-na viva ni muerta. Juro por mi honor, que refiero con repugnanciaparte de un hecho histórico, i de él solo lo que pueda conducir alobjeto que me he propuesto, el de esculparme de un cargo que aser cierto me habría ahorrado hoi la pena de contarlo . Siento seme haya puesto en la necesidad de exhumar esos vejestorios quesolo pueden alimentar la curiosidad de jente ociosa, la famélicaambición de algun parásito, mas, no ocupar el tiempo de hombresque se honran de serlo . Al jeneral Fábrega se le llamaba al Consejode Estado, a mí se me destinaba a la gobernación de Veraguas, icreo que el jefe que debió subrogarme era el Sor . jeneral López, ac-tual Presidente de la República.

Hice tocar llamada de honor ; i reunidos en casa los Sres . jefes ioficiales, se impusieron del contenido de la precitada comunica-

ción oficial; la desaprobaron fuertemente, i protestaron que no laobedecieron por ser contraria a ordenanza; empero que si yo en-tregaba el mando jeneral de armas al jefe veterano de mas gradua-ción, se someterían, a ménos, que yo lo retubiese hasta que consul-

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tado el gobierno supremo, resolviese éste con mejor acuerdo . Di-cha resolución se estampó en una acta que se elevó también por lasecretaría de guerra al supremo P .E .

El 20. estremo de la medida propuesta por los militares i adop-tada por mí : la de retener por poco tiempo el mando de armas fuepésimamente acojida por los Sres . oposicionistas (quienes quieraque fuesen) los que, como era natural, no se descuidaron en soca-bar los delesnables cimientos de mi precaria posición . Yo mismome sentía mal parado, porque en ningun caso habría de emplear lafuerza pública contra ninguno de mis conciudadanos . Resueltopues a dejar el país por la vía de Chagres, mas bien que continuaren un mando que ya no me pertenecía, me dirijí a una de las casasde mi familia en la Quebrada, a pretesto de mudar de aires . Previa-mente encargué del mando de Panamá al coronel J .E. Alzuru,quien hallándose de tránsito para Venezuela, se detuvo aquí a pre-testo de enfermedad &c, (Alzurn i yo éramos amigos . Ni yo lo retu-ve en esta ciudad por miras malas ni buenas, sino lo toleré por res-peto a sus últimos importantes servicios en la jornada del Portetede Tarqui . )

Alzuru, al encargarse del mando militar, reunió al batallón Aya-cucho para revistarlo, e hizo tales monerías, que inspiró temores alSor. jeneral Fábrega, Prefecto aun. Dicho jeneral i varias personasrespetables se dirijieron a mi llamándome i haciéndome regresar ala ciudad para que impidiese cualquier desman que pudiera causarAlzuru. Les complací volviéndome a casa al anochecer del día 10de setiempre. Cerca de la puerta de tierra me encontré con los Sres .Dr . Cabárcas gobernador del Obispado, i jeneral Fábrega : subí conellos a mi alojamiento, e informando de los temores que habíaconcebido el jeneral Fábrega, hice comparecer a Alzuru . Reunidoslos cuatro conferenciabarnos en casa ; i a eso de las 7 ¡minutos maso menos sentimos en la calle de la Merced ( a la que hacia esquinami casa) un pequeño tropel que derribaba los bancos de las puertasde tiendas, i gritos de muera el jeneral Espinar . Nos asomamos albalcon para informarnos de la verdad de la ocurrencia ; y cada unode los cuatro tomó el partido que creyó mas prudente . El goberna-dor del Obispado se hizo invisible ; el jeneral F. bajó a la puerta dela calle; el coronel A hizo poner sobre las armas la guardia de ho-nor alojada en dicha puerta ; i yo bajé con algunas dificultades(porque a la verdad fue para mí una completa sorpresa) hasta lamisma puerta. Quiso entónces el jeneral F . que le acompañase parair a disipar la pequeña asonada : pero A. oponiéndose le dijo : "per-done U. mi jeneral, que esta vez me oponga a esa medida: si U.cree que sola su presencia basta para contener un movimiento po-

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pulan, váyase solo' ; i dirijiéndose a mí, i asiéndome del brazo medijo : "no vaya U. mi jral ., porque lo sacrifican: vámonos a unir albatallón Ayacucho'. Parecióme la única medida prudente i debida,aun para restablecer el órden. s i fuese enteramente perturbado .Nos encaminamos entónces al estinguido convento de San Francis-co, en donde estaba acuartelado el batallón Ayacucho. i nos reuni-mos a él . El jeneral F. también nos acompañaba .

Formado el batallón en la calle i delante de la puerta del cuarteli descanzando sobre las armas, se nos vino encima, hasta dar conlas bayonetas, el pueblo del arrabal en masa, cada individuo arma-do indistintamente de palo o de arma blanca, i haciendo un ruidobronco i asordante . Les interrogué acerca del motivo que los hablatumultuado, i del objeto que se propusieran ;¡ declararon que solotrataban de oponerse a los enemigos de la República, que lo eran(según ellos) los de S .E. el Libertador, i a los del jeneral E . contraquien se habían pronunciado en la calle de la Merced unos perver-sos; i que su objeto era humillar a los blancos que se oponían acuanto dependían del Libertador, tales como ... (aquí los nombresde ciertas i determinadas personas entre las que figuraban algunospardos) i también el jeneral F .

Contestéles que se equivocaban que habría ciertamente entre losnombrados algunos desafectos ; mas que eso no consistía sino en suspersonales opiniones, a cuya franca manifestación tenían derechoPerfecto;¡ que eratan al contrario de lo que decían sobre el jeneral F.que yo le acataba como a uno de los amigos mas decididos del Li-bertador, así como le apreciaba como al mas fiel i consecuente delos personales mios. "Pues si es así (gritaron viva el jeneral F! VivaS.E. el Libertador! Viva la república de Colombia¡ Viva el istmode Panamá! Viva el ira . E.&.-

Con menos prontitud se despeja la atmósfera después de unatempestad, i reaparece la serenidad i la calma, que sucedió a la aso-nada (poco ha descrita) el mas ordenado contentamiento i regocijo .Pareciera el pueblo mas bien interesado en uniformar la opiniónque en obtener un triunfo sobre la minoría aristocrática . Así fueque nadie cantó victoria. Retiróse pues el pueblo arrabaleño enmejor sentido del en que había entrado en la ciudad ; pero antes hi-cieron alto a las inmediaciones de la casa del Dr. Beliz. Este Sor.(creo que era entónces jefe político) les obsequió con un lijero re-fresco, el que aceptaron mui pocos de los concurrentes por temor(decian) de que se atribuyese a beodez lo que emanaba sólo del pa-triotismo .

Retirandose finalmente al arrabal, i los seguí en persona con miescolta hasta el rebellín, en donde les di despedida reencargándoles

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el órden, i haciéndoles responsables de la tranquilidad publica enlo sucesivo .

Nada de particular ocurrió en aquella noche : mas sin embargo,el ensayo que acababa de preceder, me infundó recelos de que pu-dieran presentarse nuevos o mas ominosos sintomas, a cuyas ten-dencias debia oponerme. Supe también que algunos individuos dela ciudad (bien conocidos entonces por sus opiniones exajeradas)se habían ausentado de sus casas, recelosos de ser acometidos o ul-trajados por algunos indiscretos del pueblo : i así creí de un impe-rioso deber mio declarar (cómo declaré al día siguiente, 11 de se-tiembre 1830) el país en asamblea, para poder en uso de plena au-toridad que me otorgaba la le¡, enfrenar al mismo pueblo, cuyasdemasias recayeran de otro modo sobre mí inevitablemente . Hice-lo así; i la tranquilidad i el orden fueron restablecidos, sin que nin-guna otra vez hubiese vuelto el-llamado-populacho a alzar la vozni a injerirse en negocios políticos, ni a tomar siquiera parte en lacosa pública. Hablo precisamente contraído al año de 30 i princi-pios de 31, en que dejé de mandar el país . I tanto es esto, que laacta de 26 de setiembre del mismo año de 30 (16 días después dela asonada) por la cual se separo el Istmo provisionalmente del go-bierno de la República, tan solo por no participar de las contiendasciviles que tenían lugar entonces en la capital de Colombia, no seencontrará abultada con las firmas suplantadas de esa parte delpueblo que ni leer ni escribir sabía, sino que solo fue suscrita librei espontáneamente por todos los ciudadanos dignos de este nom-bre. Por eso fue sin duda que el Sor . Vallarino dijo al Libertadorque dicha acta había sido impopular. I yo añado, tanto mejor enmi defensa .

Probable i mui probable es que entre los mismos que financia-ron la acta, a que hago referencia, habría algunos que se prestarona hacerlo por no incurrir en mi desagrado : i no faltará quien añadahaberlo hecho por temor de que yo tuviese que apelar al pueblo,que tan adicto a mi se manifestaba . Empero sobre tal salida tie-ne mas de pueril i de ridícula que de varonil i decente, ser a mani-festar una supina ignorancia del progreso social. Vivimos en el siglode las mayorías ; i quien no se conforme con sus soberanas decisio-nes, debe dejar el país para siempre .

Por otra parte ¿quién ha dado a estos pocos seudo-caballeros, aestos improvisados políticos el derecho de tomar la palabra poresos buenos ciudadanos, resto de nuestra antigua aristocracia, quetan moderada como civil i noblemente se han comportado en me-dio de nuestras ajitaciones intestinas? Asco, náusea, mas bien quepena, da el observar que las cuestiones de cuna se Promueven or-

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dinariamente nó por los aristocratas nobiliarios, nó por los des-cendientes de conquistadores, no por los hombres de pro &c . sinopor un Obaldía enrolado velis nolis entre los aristócratas hechizos,recien alzados del polvo por un accidente casual, o por un caprichode la ciega fortuna . ¡Que verguenza, que en la presente era demo-crática, esos mismos que visten sus harapos i debieran respetar elpueblo i a la humanidad, sean los acusadores, los calumniadores,los jueces, los verdugos, de esas pobres víctimas de una faccionimpostora i sacrilega! .

Habrá persona (no lo dudo) a quien se le ocurra decir que elpronunciamiento del 26 de setiembre estuvo contenido en el pen-samiento de la asonada del 10, i que siendo yo entonces el bienamado del pueblo, yo debí ser el autor de uno i otro . Aunque todaesta jerga no la repute por mui lójica, yo admito, sin conceder, elhonor de suponerme el hombre que supiese calcular los elementosnecesarios en aquella época para una revolución reaccionaria en fa-vor del Libertador . No ciertamente en favor mío ; porque ella nome era honrosa, o no me añadía honra . No en provecho mío ; por-que hasta hoi me hallo insoluto de los sueldos que me correspon-dieron desde que entré de comandante jeneral . No en satisfacciónmía; porque demasiadas pruebas di entonces de mi repugnancia almando. Citaré en apoyo 10. lo poco que mandé en los tres mesesque estuve de jefe militar; 20. la prontitud con que dejé dichomando, rebajándome a mi clase primitiva i sometiendo el departa-mento (por mandato de su ilustre protector) al gobierno de hechodel jeneral R . Urdaneta; 30 . la firme resolución con que me separéde la vida pública, por el fallecimiento del Libertador, entregandoel mando civil al Asesor o Auditor de guerra, i el militar al coronelA., quien en seguida me trató como merece ser tratado el que noha sabido mandar, sino por medio de la dulzura, de la moderación,i aun de la clemencia. Mas examinemos entre tanto por qué actosde mi administración ha podido llamárseme autor de una re-volución de castas . Yo no destitui a ninguno de los empleadosconstitucionales. Yo no creé ninguno nuevos destinos para colocaren ellos a mis paniagudos ni a la jente de color (como impropia-mente suele decirse, teniendo cada cual de entre nosotros el suyopropio, el que nos cupo en suerte al nacer). Yo confié los primerosmandos a las personas mas decentes, o a los mejores educados, irecuerdo haber reusado posesionar a cierto jefe de la comandanciade artillería por no gozar de la mejor reputación, o por tener cier-tos desvaforables antecedentes a este repecto, i eso, no obstante deprofesarme una decidida i particular adhesión a toda prueba. Aunlos cuerpos de milicias fueron encomendados a personas dignas de

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respeto por sus personales i morales circunstancias . La fuerza ma-rítima, aunque en miniatura, no pudo estar depositada en manosmas decentes, ni mas espertas . Los mandos civiles no pudieron dis-tribuirse de mejor modo, ni en sujetos más idóneos . Panamá, en-tónces la capital del Istmo, hizo alarde el 28 de octubre de 1830de su propia dignidad ; i recuerdo con noble orgullo que la decen-cia cívica se ostentó aquel solemne día de tal modo que solo en-contré en ella dos lunares inevitables, i estos lunares eran el Sr . Jo-sé de Obaldía i yo, que a mi pesar me hallaba al frente de la ad-ministración istmeña.

Si este relato es de todo punto conforme con la verdad históri-ca : si viven i están presentes los hombres de aquella época :

¿Cuál es pues el día infando i de eterna maldición en que lascastas (la ¡ente de color quiso decir) osaron convertir el istmo dePanamá en otro Santo Domingo?

Desengañémonos : "mientras el amor a la verdad (ha dicho La-romiguiere) no sea el 10 de nuestros intereses ; mientras exista elvano deseo de figurar i reinen las pasiones en la tierra, se decidirásin conocimiento i se afirmará a la aventura : el orgullo, principal-mente, ama las afirmaciones decisivas, pues si titubease un momen-to, darla lugar a creerse que ignoraba alguna cosa", i el Señor deObaldía inepto para conocerse i estudiarse, no consciente en dejar-se descubrir la hilasa de su burdo i adventicio ropaje . Gobernadorde provincia, senador, vicepresidente i cuanto quiera será, masnunca un hombre de estado, nunca un filósofo, jamas un caballero .

Por otra parte, ¿pudiera concebirse no diré una revolución sinouna simple revuelta de jente de color en Panamá sin haberse acuar-telado un solo día la milicia urbana o de cualquiera otra denominaclon? Por cierto que posteriormente al 26 de setiembre las guardiasnacionales de infantería i caballería recibían las mas esmerada ins-trucción, i que para ello se acuartelaban por compañías, nada masque durante los días de semanas de disciplina . También de Panamásalió una columna miliciana sobre Santiago de Veraguas con moti-vo de haberse negado el gobernador de aquella provincia a desco-nocer el gobierno provisorio de la capital de la República . Mas nohabrá un solo istmeño que se atreva a decir, ni menos a sostener,que en el istmo se azuzara ni un solo dia a los ciudadanos de ciertai determinada esfera, para que solicitase el abatimiento y depresiónde los rangos superiores .

Al mismo tiempo ¿quien, que haya sabido el constante i filialrespeto que yo profesaba al Libertador, sería capaz de imajinarseni aun en sueño que yo jeneral i granadino, con hermosos u alha-güeños precedentes, bien quisto i estimado por los que vallan en-

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tonces mas que valen hoi todos mis enemigos juntos i congregadosen un bando político, que yo (repito) quisiera desmerecerlo todo,atraer sobre mi la maldición del mundo civilizado, irritar al mismoLibertador harto apesadumbrado por la suerte de la desgarrada Co-

lombia? ¿i con miras? ¿con la de mandar? . .. ¿No he dado repeti-das pruebas de no ser esta mi vocación, ni mi destino? . . . ¿No pre-ferí ser victima a ser el sacrificador de mis conciudadanos? . . .

¡Fui alguna vez conspirador, revolucionario . ..! ¿Quien no lo hasido habiendo militado en la guerra d'independencia? No lo seráncon razon los que nazcan despues de cimentada la República sobrelas eternas bases de comunidad de derechos, intereses i opinionesde cuantas personas asienten el pié sobre el suelo de la patria .

Mas no es este el lugar que deba ocuparme de sincerar mi con-ducta respecto de la imajinaria conspiración, que en adelante seráapellidada "de las viñetas". La revolución de castas que me imputacon tanto descaro el Sor. Obaldía es mi tema .

I si la asonada del 10 de setiembre de 1830 enjendró la acta re-volucionaria del 26 del mismo mes i año, i si los signatarios de ellaeran individuos de castas, convendremos en que todo cuanto en-tonces se hizo i cuanto despues se ha hecho en Panamá ha sidosiempre i por siempre obra de las castas porque ellas (la jente decolor, o sea tumbaga Istmeña) predominan sobre las pocas perso-nas capaces de hacer alarde de sus abolengos, i en cuyo escaso nú-mero no se encuentra por cierto el Sor. José de Obaldía.

Mas, atended: la revolución del año 30, que tanto eco ha encon-trado allá en lo íntimo de vuestro corazón, os lo repito, Sor . Obal-día, no tuvo el tinte que habeis querido darle, calumniándome alcabo de 20 años del modo mas maligno i trascendental . He pisadorecientemente el umbral de la eternidad ; i nada me remuerde a es-te respecto. Si siento que vos os hayais querido convertir en pris-mas a cuyo traves hubiese de mirar todo el mundo (empezandopor el gobierno de nuestra patria) los cuadros históricos de la glo-riosa Colombia. Mas, tenedlo entendido : no perteneceis a la fami-lia (hablo en historia natural) de las piedras preciosas, tales comoel opalo. ¿Sabeis donde os hallais colocado espontáneamente? En-tre los aerolitos : nada transparencia, mucho fierro, i decidida ten-dencia a negrificarlo todo, tanto los líquidos mas diáfanos i puroscomo los hechos si no los mas nobles, siquiera los mas inocentes .

Os diré aun mas : desde la revolución del año 30, os habeis escla-recido, i encumbrado hasta el pináculo puede ser del poder, no dela gloria. I si olvidado de que en política no hai crimenes sino erro-res, insistis en confirmar de revolución de castas la espresión deaquella época : vos que datais desde entonces vuestros servicios,

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vuestra carrera í. . . todo ; vos que sois el único que ha medrado amerced de aquel cambiamiento, oid .

De aquel el crimen es insigne hechuraQue el crimen convirtiera en su ventura .

Por último, como la cuestión de castas más atañe al pueblo sobrequien recae el peso de la inculpación, i no es una cuestión personalentre Obaldía i yo ; debo alzar la pluma sobre esta asquerosa mate-ria, para dar lugar a la consideración del lazo que trata de formarseentre todas las clases de la sociedad.

"Los libros sagrados (dice el humanitario Raspail) ¡entre ellos elmas sublime cual es el testamento de Jesucristo, habian realizadoel prodijio de reunir al rico i al pobre, al amo i al criado en un mis-mo concierto de plegarias, sobre el mármol del mismo altar, enpresencia del mismo Dios, indicándoles la misma tumba como sím-bolo de la igualdad que existe en el cielo . El espíritu del siglo,egoista i corruptor por naturaleza, habia llegado a dividimos nue-vamente, arrojando los recelos del miedo en el alma de los unos ilos rencores del hambre en el corazón de los otros". Sosiéguese,pues, Obaldía, que no haya miedo que le desconozcan los mismoscuya sangre rápida circula por su corazón i por sus venas .

"Os he visto odiaros i detestaros cordialmente (prosigue Raspail) ;pero asisto hoi a un bello espectáculo". Yo no le he visto del todo,pero la democracia acelera su exhibición : i "Dios quiera que ilu-sión no sea".

"La política que divide, no emana de Dios, que es la unidad" ."Tras tantos siglos de odios i de partidos civiles . . . es tiempo ya

de que dejando a un lado las diverjencias de opinión, las interesa-das animosidades, nos reunamos todos ante el pensamiento comúnde dirijir el ánimo aria todo lo grande, el corazón acia todo lo no-ble, el cuerpo ácia todo lo moral i saludable. Como rico i como po-bre, alternativamente, he esperimentado las delicias de la benefi-cencia i las emociones de la gratitud . Secundadme conciudadanosen esta obra de conciliación entre los hijos grandes i pequeños dela gran familia, de la que Dios es el apoyo i el padre" .

Panamá, a 25 de febrero de 1851 .

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CAPITULO V

PENSAMIENTO PRECURSOR DEL ANTIMPERIALISMO

Nota Introductoria

En la década de 1880 se inicia la era de las grandes concentra-ciones monopolistas del capital sobre la base de la cual se desarro-lla la expansión imperialista de los países capitalistas más desarro-llados, con su incontrolable afán de dominio económico y de ex-portación de capital. También esto ocurre en los Estados Unidos,que ya en 1881 cuenta con una gran empresa monopolista: laStandard Oil of New Jersey, Con anterioridad, en especial en la eta-pa previa a la guerra civil de principios de la década de 1860, la ex-pansión de los Estados Unidos exhibía los rasgos clásicos del colo-nialismo, limitado al empeño de exportar mercancías y de absor-ción territorial. Esta etapa colonialista es preciso comprenderlacomo el inmediato antecedente de la expansión imperialista . Y,por tanto, sobre todo en Nuestra América, los intentos de resistirel colonialismo norteamericano hay que entenderlos como empe-ños precursores del antimperialismo.

Dentro de este marco se recogen los textos de este capítulo 1 0.El discurso anticolonialista de Justo Arosemena de julio de 1856se inscribe en el contexto de la denuncia contra las incursiones deWilliam Walker en Centroamérica, particularmente en Nicaragua,

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donde por breve período legalizó la esclavitud . También ese dis-curso hay que comprenderlo como una respuesta panameña e his-panoamericanista a los sucesos del 15 de abril de 1856 (Incidentede la Tajada de Sandía) que, como es sabido, dio un saldo demuertos y heridos norteamericanos y panameños . Las páginas queescogemos de su libro Estudio sobre la idea de una Liga Americanaresponden a la urgencia sentida en Hispanoamérica de resistir losrenovados empeños colonialistas de España. Pero es de notar quela posición anticolonialista contra los Estados Unidos también estápresente en esas páginas, pues en ellas se incluye un explícito re-chazo a la doctrina Monroe .

Los textos que incluimos de Francisco de Fábrega y de PabloArosemena se refieren directamente al Incidente de la Tajada deSandía. Francisco de Fábrega era Vicegobernador del Estado dePanamá, que ya desde hacía más de un año gozaba de la autono-mía conquistada por los esfuerzos del liberalismo federalista istme-ño, y en especial por los empeños de Justo Arosemena. El tenor deese documento es vigoroso, valiente e inequívoco .

El texto de Pablo Arosemena se refiere también al Incidente dela Tajada de Sandía y es un alegato contra las apreciaciones y re-clamos norteamericanos al respecto . Una mejor inteligencia de lasposiciones anticolonialistas de Pablo Arosemena en ese entonces setendrá mediante la lectura de su artículo "Los Estados Unidos deAmérica y las otras Repúblicas Americanas" incluido en el Tomo7 de esta Biblioteca de Cultura Panameña : El ensayo en Panamá(Estudio Introductorio y Antología de Rodrigo Miró).

La reproducción de estos textos es de significativa actualidad.Sin lugar a dudas que ellos constituyen un notable antecedente delas mejores posiciones que hoy enfrentan la presencia neocolonialy la política imperialista de los Estados Unidos en Panamá .

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NOTA DANDO CUENTA AL PODER EJECUTIVO DELA REPUBLICA DE LOS SUCESOS

DEL 15 DE ABRIL DE 1856*

POR FRANCISCO DE FABREGA

GOBIERNO DEL ESTADOPoder Ejecutivo

NOTAdando cuenta al Poder Ejecutivo de la República de los sucesos

del 15 del corriente .República de la Nueva Granada . -Gobernación del Estado-Nú-mero 99-Panamá, 22 de abril de 1856 .Sr. Secretario de Estado del despacho de Relaciones Exteriores .

* En Gaceta del Estado, Trim . 4, No. 40, panamá, 26 de abril de 1856-

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Tengo que pasar por la pena de instruir a Ud . de un aconteci-miento tan desagradable como inesperado, ocurrido a las inmedia-ciones de esta ciudad la tarde del 15 del corriente, y el cual, se-gún las conjeturas, dará origen a una seria cuestion internacional .

Los documentos que en copia legalizada tengo el honor de in-cluir a Ud., contienen los pormenores bastantes para que Ud. pue-da formarse idea de la naturaleza y proporciones del acontecimien-to a que me refiero . Dichos documentos son: 1. declaraciones to-madas por varios funcionarios de instrucción a los testigos JoséManuel Luna, Sebastián Díaz, Miguel Habrahan, José Maria Bor-búa, Federico Clare, Pedro Obarrio Pérez, José María Rodríguez,Richard Agling, Juan Mercado, T.B. Williams y Alexander Henri-quez ; 2. notas del Prefecto del departamento de Panamá y del Je •fe de la Gendarmería, relativas al expresado acontecimiento ; 3.relaciones de los naturales y extranjeros muertos o heridos en la ,contienda; 4. protesta del Superintendente del Ferrocarril, Y micontestación .

Mas aunque estos documentos, como ya lo dije, arrojan de sí su-ficiente luz acerca de la naturaleza y proporciones del desastre quelamentamos, tengo sin embargo que detenerme a hacer a Ud. algu-nas explicaciones que acaso le sean útiles en el debate diplomáticoa que pueden dar lugar estos sucesos.

Comprenderá Ud ., por la nota o protesta del Superintendentedel Ferrocarril, Sr . G.M.Totten, que se trata de pintar el desastredel 15 como un hecho premeditado con el objeto de robar y ma-tar: que se trata también de afrentar a esta población suponiendoobra de los hijos de ella todos los crímenes cometidos en aquellaaciaga noche; y que se trata por último de hacer recaer sobre lasautoridades del país, y principalmente sobre mí, la responsabilidadde aquellos hechos, por no haber procurado impedirlos (se dice), ypor haber mandado hacer fuego sobre las oficinas de la Compañía .

Que el acontecimiento de que me ocupo fue un hecho impreme-ditado, de súbito, lo estan diciendo todos los pormenores relacio-nados en las declaraciones de que remito a Ud . copia. Y esas decla-raciones, entre las cuales se hallan las de algunos empleados delFerrocarril, no sólo demuestran lo impremeditado y súbito deaquel acontecimiento, sino que dejan ver bien claro, que los cau-santes del desorden fueron los mismos pasajeros, que armados, co-mo lo están ordinariamente, de pistolas, hicieron uso de ellas enaquella ocasión con la facilidad y prontitud con que lo ejecutan ca-si siempre. Los naturales, irritados al ver heridos y suponer muer-tos a algunos de sus compatriotas, se abalanzaron sobre los agreso-res; y unos y otros, movidos ya por la profunda antipatía de las

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dos razas, ya por la necesidad de la propia defensa, se persiguieron,se atacaron y se dañaron recíprocamente, prolongando la luchapor algo más de tres horas.

Refugiados en el Ocean Hotel, en el Pacific House, o sea hotelde Me. Farland, en la tienda de Me . Allister, y en la casa de laCompañía, todos o la mayor parte de los pasajeros que se hallabanpor aquellos lugares, y entre ellos los mismos que habían causadoy fomentado el desorden, y que desde los mismos edificios conti-nuaban ofendiendo a los naturales ya reunidos en considerable nú-mero, hubieron éstos de forzar las puertas de aquellos estableci-mientos, destruyendo cuanto encontraron a su paso, y dejandoabierto libre y ancho campo a los ladrones, que más tarde aparecie-ron en la escena .

Porque después de lo más recio de la contienda ; fue cuando laatención de las autoridades y de la gendarmería estaba contraída asalvar las vidas de los pasajeros, trasladándolos al pequeño vaporTaboga, a la casa del Estado llamada del Washington, y a algunasde particulares ; fue entonces, digo, que empezó a ejecutarse el sa-queo de las oficinas de la Compañía y de los tres establecimientoscomerciales que dejo mencionados .

La pretensión de hacer pasar todos estos crímenes como obra delos hijos del país, es de todo punto de vista injusta, pues se sabemuy bien que existen hoy entre nosotros multitud de perversos dediversas naciones, que hacen un papel muy principal en escenas co-mo las que estoy describiendo.

Se me imputa por el Sr. Totten no haber hecho esfuerzo algunopara evitar los desastres experimentados ; y llega su ligereza hastaaseverar que en mi presencia se despojo a las personas de los valo-res que llevaban consigo . Yo no he visto despojar a ninguna perso-na : temí sí que lo fueran algunas que eran conducidas por gentesque me parecían sospechosas, y personalmente ocurrí a proteger-las. Los despojos de esa clase que hayan podido hacerse, lo serían amerced de la gran confusión que reinaba ; y pretender que la auto-ridad pudiera evitar esos delitos, es pretender que en Nueva Grana-da se haga lo que ningún Gobierno de la tierra, por poderoso quesea, ha podido ni podrá hacer jamás .

Cuando se supo en la ciudad la noticia de lo que pasaba en laCiénaga, y más aún cuando mis agentes y yo llegamos allí, ya ha-bía transcurrido mucho tiempo, y el desorden había adquiridoproporciones formidables. Era y fue de todo punto imposible ale-jar de aquel teatro a los naturales enfurecidos contra los pasajeros ;y era y fue de todo punto imposible también contener a estos últi-mos. Ahí lo están diciendo las declaraciones de extranjeros y gra-

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nadinos. Los naturales, en su ciega exaltación, y preocupados ensu mayor parte con la idea de que aquello era una intentona de losfilibusteros, por la circunstancia de hallarse en la ciudad algunos deesos aventureros, acusaban de traición a las autoridades, porque seles exhortaba en el sentido de la paz. Las deplorables antipatíaspolíticas que nos dividen daban pábulo a aquellas absurdas sospe-chas. Más de una vez se expresó la intención de venir a la ciudad aforzar los almacenes donde hubiese armas, para tomarlas ; y yo ten-go la convicción, Sr. Secretario, de que el más insignificante inci-dente pudo en aquella aciaga noche haber dado a la contienda nue-vas y menos terribles fases. Sólo los que conozcan las condicionesactuales de esta población, podrán apreciar los peligros de todolinaje que se concurrieron en aquella infausta ocasión .

Parece que cuando se dice que yo no hice nada para impedir ocontener los desórdenes, se supone que era yo quien personalmen-te y materialmente debía hacerlo todo . Parece que no sólo se des-conocen los esfuerzos que hice por mi parte en favor de la seguri-dad general, sino que se desconocen también los del Prefecto deldepartamento, los del Alcalde de la ciudad, los del Regidor de San-ta Ana, y los del jefe de la gendarmería, quienes siendo mis agen-tes, y hallándome yo presente, no podían proceder sino por misórdenes, con mi acuerdo, o con mi aquiescencia . ¿Se dirá que elPrefecto, el Alcalde, el Regidor y el Jefe de la gendarmería tampo-co hicieron nada? No, esto no podrá decirse : los documentos queen copia acompaño a Ud. demuestran bien el celo, la actividad, labuena voluntad con que todos y cada uno de esos funcionariosprocuraron llenar sus deberes en aquella situación dificilísima.

Mas, respecto de la gendarmería, se le acusa (protesta del Sr . To-tten) de haber hecho fuego sobre la casa de la Compañía, y de ha-ber ayudado al saqueo .

Fui yo (se dice) quien le dio la orden de hacer fuego sobre la ca-sa de la Compañía: y en esto no hay rigurosa exactitud. Cuandoexitado por el Secretario del Cónsul americano me dirigía la expre-sada casa, donde se me hizo entender que se hallaba dicho Cónsul,y se hizo fuego sobre mí y los que me acompañaban, hiriendo ados de éstos, retrocedí como era natural : y encontrando a pocospasos al Jefe de la gendarmería con su fuerza, le dí orden de que"marchase a ocupar aquella casa" (estas fueron mis palabras) . ElJefe de la gendarmería me interrogó : ¿Y si me hacen fuego? Há-galo Ud. también, fue mi contestación.

La casa de la Compañía era la última que mantenía el fuego quealimentaba y prolongaba aquel desorden: por eso fue que marchósobre ella la gendarmería. Y si ésta usó de sus armas para ocuparla,

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fue (nadie podrá negarlo) porque los pasajeros armados que perma-necían en ella, no dejaron de hacer uso de las suyas, hasta que en-trando aquella fuerza en la casa, se rindieron a discresión . Hubo, esverdad, un número considerable de malvados que entrando en tro-pel por las diversas puertas de aquel edificio, intentaron cebarse enla sangre de la multitud de personas rendidas o indefensas que allíse encontraban ; pero este infame hecho, no sólo no puede impu-tarse a la autoridad ni a la gendarmería, sino que suministra unaprueba más del interés y de la eficacia con que se ocurrió a darprotección a las vidas de tantos desgraciados, siendo como es sabi-do de todos, que tanto las autoridades como la gendarmería y al-gunos ciudadanos humanos y valerosos, no tuvieron desde aquelinstante otro pensamiento, otro deseo, otro interés que el de arran-car de aquel funesto sitio y poner en seguridad a los infelices obje-tos de tan terrible saña.

La gendarmería no ayudó al saqueo, como se dice vagamente .Puede ser que alguno de sus individuos haya cometido en aquellanoche alguna acción vergonzosa ; pero ésto, aun bien averiguado,no podría constituir un cargo colectivo como el que se pretendearrojar sobre dicho cuerpo. Lo que hay de cierto es, que la gendar-mería se componía de solo veinte y cinco hombres, con los cualesera humanamente imposible que la autoridad hubiera atendido atodo. Sucedió entonces lo que sucede en todos los países cuandola situación que se trata de dominar es superior a los medios deque puede disponerse para conseguirlo .

Yo me horrorizo, Sr. Secretario, contemplando hasta dóndepuede llegar la injusticia de los hombres, al ver que ha podido ha-ber quien suponiéndome con la facultad, es decir, con los mediosde impedir crímenes tan espantosos, me niegue la voluntad de ha-berlos empleado. Y desde luego, yo no me ocuparía de refutar im-putaciones tan absurdas : yo no me ocuparía de desvanecer cargostan inicuos, sino me moviera a ello el deseo de suministrar al Go-bierno de mi patria cuantas noticias, cuantos detalles, cuantas par-ticularidades puedan serle de alguna utilidad en el caso que seanuncia generalmente, y que por mi parte no temo, de una cues-tión internacional .

Diferentes veces el pueblo de Chagres, el de la Furnia y el de Co-lon han sido teatro de escándalos, de desastres semejantes al queacaba de tener lugar en esta ciudad . Aquí mismo se recuerda toda-vía con horror el 18 de mayo de 1850 . Y en ninguna de esas oca-siones, ni el Gobierno de los Estados Unidos, ni otro alguno, hanentablado reclamaciones de ninguna clase, sin duda porque en sualta justicia han comprendido que tales acontecimientos tienen su

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origen y su explicación en causas que no son en manera alguna im-putables a nuestro Gobierno. Por esto he dicho que por mi parteno temo hoy una cuestión, es decir, un conflicto internacional

Antes de terminar debo informar a Ud., que después de los suce-sos de que acabo de darle cuenta, han llegado a este puerto dos va-pores de California, con los intereses y el número de pasajeros decostumbre, sin que el desembarco y tránsito de unos y otros hayaocurrido la más leve novedad. Aunque la Gobernación no temíaningún ataque a tales intereses y pasajeros, creyó conveniente, sinembargo, que una regular fuerza estuviese presente en la estacióna la hora del desembarco, proponiéndose con esta medida inspirarconfianza a los transeúntes, y complacer a los Agentes de las Com-pañías de vapores y del Ferrocarril .

Sírvase Ud. dar cuenta con esta nota al Ciudadano Vicepresiden-te, encargado del Poder Ejecutivo, y admitir las seguridades de laalta consideración con que me repito de Ud. atento servidor.

FRANCISCO DE FABREGA

2EL 15 DE ABRIL DE 1856

EXTRACTO*

POR PABLO AROSEMENA

Hay fechas en la historia de los pueblos cuya sola enunciaciónbasta para agitar el corazón con vivas emociones ; fechas que, algu-nas veces, marcan el punto de partida o término de alguna épocagloriosa, y otras el principio o fin de una época aciaga y desastrosa .El 15 de abril de 1856, que hemos escogido para epígrafe de esteartículo, señala, sin duda, para el Istmo y para la Nueva Granada,el principio de una época que ha de encerrar grandes acontecimien-tos, que aún no se dibujan muy claramente en el horizonte del por-venir que no los vemos distantemente pero que lo presentimos, co-mo presiente en ocasiones el marino la tempestad por una pequeñanube que la anuncia, y que empaña con su negrura el horizonte .

Nosotros poco hemos dicho hasta aquí por la prensa relativa

* Escritos. Imprenta Nacional, Panamá, 1980, T .I, p.159-163; 200-210-Existe segunda edición, Panamá, 1982.

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mente a los sucesos de ingrata recordación y que tuvieron lugar enesta ciudad en la tarde y noche del 15 de abril de este año ; porquecreímos que en el debate de los esfuerzos de todos se dirigirían adar su lugar a la verdad, a poner en claro los hechos sucedidos, yno los hechos inventados : abrigábamos una persuación íntima deque la calumnia no prestaría sus fuerzas a los que pareciendo movi-dos por un sentimiento de justicia, se nos exhibían con las mas sa-nas intensiones aparentemente, con deseos de que la verdad triun-fase.

Se comprenderá, desde luego, que nosotros no aludimos en lasúltimas palabras del párrafo que acabamos de estampar, a los escri-tos que en este país han trazado, ya en declaraciones rendidas enun tribunal extranjero erigido en territorio de la Nueva Granada,ya en distintas producciones que vieron la luz pública en esta ciu-dad en "Star and Herald" lo que se ha llamado una relación fiel delos hechos, y que no es, en realidad, sino un cuadro horrible, es-pantoso, de esos hechos desfigurados, mutilados, y aun de hechosque parecen creados por la fecunda imaginación de algún distingui-do novelista. No aludimos, pues, a esos escritores : ellos se dieron aconocer desde que, a la vista de este pueblo que en su mayor partees honrado y pacífico, y abriga nobles y generosos sentimientos,hicieron públicas sus acriminaciones ; desde que, en medio de noso-tros, y en presencia de nosotros, que habíamos visto pasar losacontecimientos, forjaron las indignas armas con que habían deatacarnos y nos atacaron ; desde que apareció, salida de una de lasprensas de Panamá, esta ciudad de bárbaros, la protesta del señorWard, Cónsul de los Estados Unidos, y la del Coronel Totten, Su-perintendente e Ingeniero en Jefe de la Compañía del ferrocarrilde Panamá.

Hemos aludido únicamente al Gobierno de la Unión Americanay a su Representante en Bogotá, el H . Sr. James B . Bowlin, Minis-tro residente de los Estados Unidos cerca del Gobierno de la NuevaGranada. Es a ellos a quienes creíamos dominados por un senti-miento de justicia, y con sinceros deseos de hacer prevalecer la ver-dad, para honor de ese mismo Gobierno, que, por su fuerza su res-petabilidad y su poder, parecía llamado a no apoyar sus pretensio-nes en cosa alguna que pudiese empañar su nombre . Pero hemosvisto con profunda pena, que, lejos de eso, las reclamaciones ofi-ciales del Gobierno de los Estados Unidos, iniciadas y seguidas porsu Ministro el H . Sr. Bowlin, se funda y se sostiene en la fuerza deaquellas mismas declaraciones y publicaciones que ya hemos califi-cado, y cuyo examen es el objeto cardinal que tenemos en mira alescribir este artículo .

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No vamos ahora a tomar cartas en una polémica sostenida porla prensa, ni vamos a ocuparnos de los pensamientos o de las na-rraciones de uno o dos escritores; no: vamos a entrar en el examende la cuestión fuera del terreno de las controversias personales, ycolocada ya en la via de las negociaciones diplomáticas . Las notasoficiales del H. Sr. Bowlin, publicadas en el número 2007 de laGaceta de la Nueva Granada, fechadas, la una el 23, y la otra el 30de junio de este año, y dirijidas al Sr. Secretario de Relaciones Ex-teriores de la Nueva Granada, van a servirnos de base para empren-der nuestra tarea, haciendo comentarios acerca de varios puntosque 61 toca en sus notas, y en que, no es él la causa, sino los infor-mes y datos que ha consultado, de varios errores que allí se sostie-nen y que es preciso rectificar .

Dadas a la luz pública esas comunicaciones, ellas son ya del do-minio de la prensa ; de la prensa, que en países como el nuestro,donde su libertad no tiene límites, debe ser el Juez supremo Y elcensor severo en todas las cuestiones, y en el crisol, en fin en quehan de depurarse todos los juicios apasionados e inexactos, y todoslos errores. Por esto emprendemos con gusto nuestra obra ; y sinperder jamás de vista la importancia de la cuestión que va a serexaminada, la naturaleza del documento que motiva nuestros co-mentarios, la respetabilidad de su autor por su posición oficial, Ytodo lo que se debe a la verdad, procuraremos usar siempre el len-guaje que cumple al que defiende la justicia .

Nota Oficial del 23 de junio de 1856 .El H. Sr. Bowlin, después de expresar los sentimientos que pare-

cen propios del agente de un Gobierno ligado al nuestro por amis-tosas relaciones, y de acriminar a las autoridades de Panamá, seexpresa así :

"Siendo este el caso, natural es que las partes interesadas Y com-plicadas traten de echar sobre la responsabilidad del atentado por

toda clase de relaciones artificiosas de los sucesos" .Examinando detenidamente este párrafo, se ve que el H . Sr.

Bowlin está vivamente impresionado por la idea de que las autori-dades de Panamá (sin excepción alguna) tomaron participación ac-tiva en los crímenes perpetrados en esa ciudad el 15 de abril . Y ex-trañaríamos que el Hon. Sr. Bowlin se dejase dominar por esa idea,si sus notas, y lo que no dicen sus notas, y nosotros sabemos, porlo que vemos y palpamos, no revelasen claramente que hay un in-terés decidido en hacer cómplices, auxiliadores o actores de loscrímenes, a los funcionarios de Panamá, para dar cierto colorido,o mejor un aspecto muy grave a la cuestión . De ese modo. el H .Sr. Bowlin desecha las pruebas recibidas o creadas por las autor'"

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dades del Estado ; admite solo las pruebas que a él han sido suminis-tradas; v rechazando nuestras probanzas, y hasta los informes ofi-ciales que han sido transmitidos al Gobierno de la Nueva Granadapor sus agentes en Panamá, tiene un doble objeto en mira : 10. des-truir el mérito de las pruebas creadas por las autoridades de Pana-má : 20 . hacer figurar a esas mismas autoridades como complica-das en los delitos cometidos el 15 de abril, para dar una gravedadque no tienen a los hechos, y a la cuestión que ellos han originado .Esto equivale a hacernos criminales, quitándonos a la vez las prue-bas de nuestra vindicación. Veamos en que se funda aquel concep-to del H . Sr. Bowlin, continuando el examen de sus propias notas .

"No sabe el infrascrito si V .E . ha sido provisto por las autorida-des de Panamá con copias de las declaraciones allí recibidas, nopor oficios de denuncios jurados (exparte affidavits) sino abierta-mente y con pleno conocimiento de todas las partes interesadas eimplicadas por el Cónsul de los Estados Unidos ."

Para los que, como nosotros, estén bien impuestos de la maneracomo han pasado los hechos a que alude el H . Sr. Bowlin en el pá-rrafo de su nota que acabamos de transcribir, debe ser bien extra-ño que en un documento de esa naturaleza se registre indicacionescomo la que examinamos.

El H. Sr. Bowlin comienza por manifestar que ignora si las auto-ridades de Panamá han remitido al Gobierno nacional copia de lasdeclaraciones recibidas abiertamente por el Cónsul de los EstadosUnidos en Panamá ; aunque el mismo H . Sr. Bowlin expresa luegoque el Coronel Ward se excusó de dar copia sólo por falta de escri-bientes que las preparasen oportunamente .

Se ve, pues, que el H . Sr. Bowlin tenía pleno conocimiento deque el Cónsul de los Estados Unidos se excusó de dar copia de lasdeclaraciones ; y resta solamente poner en claro que esa causa sefundó sólo en la falta de escribientes, sin que pueda asegurar quesentido tenga en ese párrafo el adverbio oportunamente .

En el número 42 de la Gaceta del Estado, correspondiente al 10de mayo último, se insertó una comunicación del Cónsul de losEstados Unidos, dirigida al ciudadano Vicegobernador, en que selee estas palabras : "Tengo el honor de informar a V.E. que yo, co-mo el notario autorizado de mis compatriotas, les he tomado mu-chas declaraciones". "Creo cumplir con un deber hacia mi Gobier-no y el de V.E., poniendo este hecho en su conocimiento, puesaún permanecen todos los deponentes en este lugar y si V .E. lo creéconveniente, puede hacerlos comparecer para que sean examinadosbajo juramento (cross questioned) ante la autoridad del país, a finde que después no se consideren como declaraciones de una parte" . . .

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"Tengo el honor de informar a V.E., que las declaraciones antesdichas están archivadas en mi oficina, y de manifiesto para cual-quier persona que V .E. se sirva nombrar, ya sea para leerlas o parasacar copias de ellas ."

Las frases que hemos transcrito literalmente de la nota mencio-nada del Sr. Cónsul de los Estados Unidos en este puerto, pone enevidencia la inexactitud en que involuntariamente (es de creerse)incurrió el H . Sr. Bowlin al aseverar que "no sabe si el Secretariode Relaciones Exteriores de la Nueva Granada ha sido provisto concopia de las declaraciones allí recibidas . .. abiertamente y con plenoconocimiento de todas las partes interesadas e implicadas, por elSr. Cónsul de los Estados Unidos .

El párrafo de la nota del H . Sr Bowlin, de 30 de julio, en quedescribe el carácter de los emigrantes en general y los de Californiaen particular, ha sido contestado con exactitud por el Sr . Pombo,al decir que "los emigrantes de California son, en su mayor parte,la escoria del mundo, son hombres de todos los países, que cuandodejan su patria, es porque se proponen buscar en otro país lo queen su propio país no tienen . De esta verdad podemos decir, comodice de la evidencia Monsieur Thiers, en su panfleto sobre la pro-piedad, que- "se muestra, pero no se demuestra" . Y si de veras seexigieran pruebas, después de leer las líneas que acabamos de es-tampar, nos bastaría enunciar solamente el nombre del "Comité deVigilancia," de San Francisco (Estado de California), y demandarun recuerdo de algo de lo que en años anteriores ha pasado ennuestro propio país, para que se supiera del todo, lo que es, en logeneral, el carácter de los que se encaminan a California, de todoslos pueblos de la tierra, a buscar fortuna en sus regiones auríferas .De lo contrario, habría justicia de parte de hombres verdaderamen-te dignos, y muchos por su número y altamente respetables, que laUnión Americana poseé, para protestar contra la asimilación quese hace o se pretende hacer. Honrosas excepciones es todo lo queen justicia podemos y debemos establecer y reconocer por nuestraparte relativamente a la calificación o apreciación hecha a ese res-pecto por el ilustrado Sr. Pombo; del mismo modo que, en justicia,y apesar de sus acusaciones contra todo el país, no podríamos ne-gar que hay entre nosotros varios norte-americanos verdaderamen-te dignos de estimación.

Ponemos términos aquí a los comentarios que hemos creídoconveniente hacer a las dos únicas notas del H . Sr. Bowlin que hanvenido a nuestras manos, y que pueden verse íntegras en el número2007, de la Gaceta Oficial de la Nueva Granada, correspondiente al17 de julio de este año . Es de esas notas, dadas a la luz pública en

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un período oficial, de donde hemos transcrito los párrafos, quehan sido objeto de nuestra observación, y motivado este artículo .Lamentamos la falta de otras declaraciones, de aquellas que consti-tuyen las probanzas a que el H . Sr. Bowlin se refiere, por que, te-niéndolas a la vista, acaso habrían sido más extensas y más útilesnuestras observaciones .

Nada diremos relativamente a lo que se llama nuestras pruebas,por que hemos procurado con mayor esmero y estudio no ha-cer mención siquiera de ellas, para complacer a la contraparte, paraser condescendientes con ella, y para que no pueda decirse jamás,que hemos traído al debate pruebas que no han sido admitidas, yque por el contrario son y han sido desechadas totalmente.

A excepción de Federico Clare, cuyo testimonio hemos invoca-do, por razones que dejamos expresadas en otra parte de este ar-tículos, -no se encontrará prueba alguna de las que aducimos en lalarga serie de estas observaciones, que no haya sido tomada delcuerpo de probanzas y de las alegaciones del H. Sr. Bowlin. SusPropias palabras, explicadas a veces, y en contraposición otras ve-ces, entre sí ; las palabras de Williams, las notas y protestas del Sr .Cónsul de los Estados Unidos, la exposición del Sr . McLane, lostestimonios, en fin, en que el H. Sr. Bowlin funda sus razonamien-tos- he aquí las pruebas en que descansan nuestras reflexiones.Hemos empleado en defensa del país las mismas pruebas con queha sido atacado por sus acusadores .

Juzgue el mundo imparcial, juzguen los hombre de todos lospaíses, juzgue el mismo H . Sr. Bowlin la cuestión, examine nues-tros razonamientos, ya que desea nuestras probanzas . .. y decídaseluego la controversia; porque lo decimos y lo repetiremos después ;el mismo H. Sr. Bowlin, dotado de ilustración e inteligencia, en-contrará la vindicación del país en las probanzas que él tiene en supoder.

Pero no : dicho mal . El mundo imparcial, los hombres sensatosde todos los países, no fallaron oyendo solo a una de las partes, yse nos ha permitido decir ahora, abandonando por un instante lamoderación que hasta aquí hemos guardado ; ellos pedirán a estePueblo, ultrajado en la totalidad de sus habitantes, las pruebas quetengan que aducir. Sí, ellos oirán nuestra voz antes de pronunciarel fallo.

Nosotros por el momento creemos ejercer un acto de justicia,excusamos sinceramente, al H . Sr. Bowlin, por las inexactitudesque hemos advertido en sus notas, y excusamos también por ahoraal Gobierno que aquel Ministro representa . Porque en posesión eseGobierno, únicamente de las probanzas enviadas por su agente en

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este puerto, e impresionado por la horrorosa pintura de los hechos,tal como han sido relacionados por los testigos cuyas declaracio-nes forman el cuerpo de probanzas a que se refiere el H . Sr. Bow-lin, -acaso la precipitación con que se vió precisado a gestionar porla gravedad que presentan a primer golpe de vista aquellos hechos,no le permitió examinar detenidamente y cotejar entre sí, esas de-claraciones. De otro modo, y mirando en el H . Sr. Bowlin, aunhombre de clara inteligencia, no sabríamos como dar razón, o noatinaríamos mas bien a explicarnos el motivo de las inexactitudes,que hemos mostrado en sus notas, y que hemos calificado gustosa-mente de involuntarias ; porque vemos que no es a 61 a quien debetocar, sino a los informes, mas bien que a las declaraciones que élposee, la responsabilidad de esos errores. No a las declaraciones ;porque cuando se haya tomado el H . Sr. Bowlin, el trabajo de exa-minarlas con algun detenimiento y poniendo fija atención en loque se dice, verá con claridad, el verdadero reverso de la cuestióna través de esas mismas declaraciones . Esto -por lo que mira alH. Sr. Bowlin .

Por lo que respecta al Gobierno de los Estados Unidos, hay unacto suyo que da margen a algunas reflexiones: es el nombramien-to de un agente especial, enviado por ese Gobierno a esta ciudad,para que asociado al mismo H . Sr. Bowlin, procedieran los dos ale-vantar informaciones . Prescindiendo del éxito que hayan de teneren esas diligencias, de los resultados que deban producir, y de loque ese hecho significa con relación a nuestras autoridades -ce con todo, fijar la atención bajo otro respecto; porque parece in-dicar la necesidad que se ha comprendido existir, de buscar nuevassendas que conduzcan del todo a la completa manifestación dela verdad.

Hemos guardado profundo silencio relativamente al Sr . CoronelWard, Cónsul de los Estados Unidos en este puerto ; porque no he-mos querido herir ni ofender en nada la susceptibilidad de ningunapersona Hemos medido en nuestra mente la importancia de lacuestión; hemos procurado no desviarnos ni una línea de la sendadel derecho y del deber que reconocemos tener. No es con frasesapasionadas, ni conceptos injuriosos que la razón asegura su triun-fo; ella busca la calma de las pasiones para hacer oir su voz y hacerescuchar sus dictados . Así pensamos nosotros .

Hemos alegado por nuestra parte un derecho y un deber, al em-prender nuestra tarea, como hemos dicho, y vamos a explicarlo .

Hay un derecho incuestionable ; porque desde que las notas delH. Sr. Bowlin, han visto la luz pública en un periódico oficial, hanvenido a ser del dominio de la prensa, como son igualmente del do-

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minio de la prensa todas las cuestiones, sobre todo aquí, donde lalibertad de la imprenta, no está sujeta a restricción alguna . Y estambién un deber sagrado para nosotros; porque, hijos de esta ciu-dad, y granadinos de corazón, -tenemos la obligación de defenderla causa del país con nuestra pluma, sobre todo porque se trata dela causa de un pueblo ultrajado .

Ultrajado, sí ; porque aunque se vé en las notas del H . Sr. Bowlin,y en sus propias probanzas, que fueron como seiscientos hombreslos que figuraban en las escenas del 15- y se sabe que hay en estaciudad mas de 8.000 almas- se quiere hacer responsable al Gobier-no de la Nueva Granada, por las violencias de las autoridades ypueblo de Panamá; ultrajado, por que aunque 7,400 habitantes notomaron participación alguna en las escenas del 15 de abril, se re-chazan las declaraciones de esos individuos, los testimonios de losinocentes; y cuando por 600 hombres criminales (según la cifraque señala el H . Sr. Bowlin y Williams) ; se trata de juzgar a todoun pueblo, se pretende imponer silencio a todo ese pueblo, mar-cando la frente de sus habitantes todos con el sello del delito, delcrimen .

Y no se diga que esos inocentes (porque es imposible, comoqueda demostrado, que no haya algunos), traten de favorecer a loscriminales con amaños y falsos testimonios ; porque demostrada,hasta la evidencia su inocencia -la voz de esos inocentes, podráelevarse para decir a su turno que con amañados y falsos testimo-nios se pretende arrojar sobre la inocencia la mancha detestable delcrimen .

No se crea por esto que nosotros salimos a la defensa del cri-men también, cuando solo tratamos de defender la inocencia. No,lejos de eso ; nosotros condenamos el delito -y no desconocemos, ninegamos, ni negaremos jamás, que se cometieron crímenes en esanoche; crímenes que no hay un solo hombre honrado en el paísque no los condene y los lamente . Se cometieron asesinatos, se co-metieron robos -pero no fue la sed de asesinar ni de robar el moti-vo de los sucesos del 15 de abril. "Los robos, como muy bien lo haexpresado el Sr. Vicegobernador del Estado, en una nota publicadaen el número 49 de la Gaceta de Estado, correspondiente al 12 dejulio último fueron efecto no motivo del desorden .

Se cometieron robos y asesinatos, pero no por el pueblo de Pa-namá, sino por ladrones y asesinos que hay en Panama, como entodos los países del mundo, sin excluir o exceptuar ninguno, yque, favorecidos para la realización de sus perversos e infames ins-tintos, por el desorden y la confusión que reinaba durante la refrie-ga en el teatro de la contienda, cometieron esos delitos ; y que de-

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bido todo a esa misma confusión, han podido sustraerse en partehasta ahora al castigo de la ley, sinembargo, de que se instruyen in-formaciones judiciales aun en curso ."

Pero decir que asesinó el Pueblo de Panamá, que robó el pueblode Panamá, que asesinó y robó la fuerza de policía con su jefe, yque asesinaron o robaron o distribuyeron efectos robados las auto-ridades de Panamá, es aseverar hechos completamente destituidosde pruebas como queda demostrado en nuestras observaciones, apesar de ser tan corto el número de las probanzas de la contrapar-te que hemos podido examinar. Lo mismo decimos con relaciónal nombre de matanza dada a los hechos del 15 de abril mirados englobo. No: está visto que no fué una matanza, sino una refriega,una colisión entre pasajeros y naturales, y provocada por uno deesos mismos pasajeros, cuyo nombre que hasta era ignorado de no-sotros, nos lo hacen conocer tres norte-americanos víctimas del mo-tín, G .B. Wright, P .B . Reading y W. C. Waters, en el "San Francis-co Herald" del 4 de mayo de este año. Es Jack Oliver (Nota delSr. Pombo, del 28 de junio) .

Nosotros condenamos el crimen -pero no podemos convenir enque se condene también al inocente- ni podemos admitir tampococomo cierto, ni siquiera como sostenible, que fueran únicamentehijos de Panamá, los delincuentes .

Es un hecho que los agentes de la Compañía del ferrocarril traje-ron a nuestro país para la obra que está ya al concluirse centenaresy aún millares de obreros de diversos puntos : es un hecho que esoshombres, cuyos brazos ya no se necesitan en la Compañía, lejos desu país, y careciendo de recursos de trabajo, y dotados algunos demalos instintos, se lanzan con frecuencia en la vía del crimen ; y esun hecho que esos hombres, en su mayor parte, que la Compañíatrajo a nuestro país, son acaso los verdaderos criminales . Y si sequiere alguna demostración de lo que acabamos de decir regístresetodos los negocios en curso en el Juzgado del crimen ; véase enellos quienes son los delincuentes -y se hallará que, en las dos ter-ceras partes, por lo menos, y acaso en las tres cuartas partes de losjuicios plenarios o sumarios en curso, figuran como delincuentes oreos hombres que no han visto la luz primera en este suelo .

Por lo demás, y para que no se piense que el hecho del 15 deabril sea el único que en su género que se registre en nuestros ana-les, por la circunstancia que se pretende le rodearon ¿quién ignora,a lo menos entre nosotros, el grave conflicto ocurrido en esta ciu-dad el 18 de mayo de 1850 entre pasajeros americanos e hijos delpaís? ¿quién hay que no tenga noticia del escandaloso hecho con-sumado por los Norte-Americanos, en esta ciudad el día 28 de fe-

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brero de 1850, de haber atacado por la fuerza la cárcel pública pa-ra poner en libertad un compatriota suyo preso allí? ¿quién queno sepa que en ese mismo día, uno de esos pasajeros fué bastanteosado para desobedecer, irrespetar y hasta amenazar al Jefe Polí-tico, Sr. José Antonio Bermúdez, que ocurrió al teatro del desor-den, y a quien se le puso por aquel pasajero un puñal al pecho, enademán de hundírselo?

Al poner término a nuestro artículo nos preguntaremos parajuzgarnos a nosotros mismos, y para prevenir el juicio que otroshayan de formar del autor de este artículo y de la obra misma-¿Qué se nos podrá enrostrar?

¿Se dirá que hemos inventado, creado o fabricado hechos ocuentos o que hemos hecho descansar nuestro razonamientos ennuestras propias probanzas, o que hemos forjado algunas relacio-nes artificiosas de los sucesos? No : porque en nuestra obra se ve -que no hemos presentado ni examinado hecho alguno que no hayasido traído al debate por la contraparte ; ni hemos deducido nues-tras probanzas; ni hemos formado otra relación de los sucesos, quela que resulta de los datos que suministran las pruebas que se pre-tende hacer obrar contra nosotros . Nuestro trabajo se ha limitadoa dar su significación a esos hechos, determinando el enlace quetienen entre sí.

Se dirá que hemos tomado a nuestro cargo la defensa del crimen .No; por que, dominados por un sentimiento profundo de justiciay por un amor sincero a la verdad, no hemos dicho sino la verdad,ni hemos hecho otra cosa que impartir justicia . Hemos condenadoel crimen donde lo hemos hallado ; hemos abogado por la inocen-cia donde la hemos visto -para llegar a esta conclusión : Los cadá-veres de los pasajeros muertos en la aciaga noche del 15 de abril,no son el cuerpo del delito de todo un pueblo ; fueron la triste, lalamentable consecuencia de una colisión, que no fué provocadapor ninguno del país .

¿Se dirá que nos ciega la pasión, que nos ciega el odio a los ex-tranjeros? No, lejos de eso ; nosotros estimamos en todo su valorla hospitalidad que se debe al extranjero, y contamos entre nues-tros amigos a varios individuos extranjeros. Hoy más que antes, yen el Istmo de Panamá, más que en ningún otro país de la tierra, elnombre de extranjero, va perdiendo y debe perder mas cada día, elsentido que en otros siglos tuviera entre los hombres .¿Se podrá decir que hemos injuriado, que hemos calumniado,,

que hemos dirigido ofensas personales? Nó. nuestro artículo estámostrando bien claro que nó . Hemos analizado las pruebas que hanllegado a nuestras manos, las pruebas en que se fundan, los cargos

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que constituyen el cuerpo de acusaciones que contra el país se diri-ge; sin herir la susceptibilidad de ningún individuo, ni aun de aque-llos cuyos nombres han tenido que figurar en nuestras observacio-nes .

¿Qué es lo que senos podrá enrostrar? Nosotros mismos vamos adecirlo : -el haber emprendido una tarea que debiera haberse reser-vado para una pluma más hábil que la nuestra . Pero nosotros excu-sables aún : cuando vemos que la prensa de Panamá, guarda silencioen estos momentos en que se trata una cuestión relacionada con elpaís, y que acaso puede comprometer su actual existencia política ;cuando vemos que se llama a juicio ante el mundo a nuestra ciudadnatal, y que no son estos los momentos en que la cuestión se deba-te, hemos querido que nuestra voz llegue principalmente a la capi-tal de la República, para que sea oída allí una palabra salida de es-te pueblo .

La cuestión ha sido debatida, pero no está aún decidida : espera-mos el resultado de las negociaciones diplomáticas. Y entre tanto,séanos permitido expresar una esperanza, o decir, que abrigamos ín-timas persuasiones de que las relaciones amistosas entre Nueva Gra-nada y la Unión Americana, no serán interrumpidas ; que la NuevaGranada hará justicia, accediendo a las pretensiones razonables quese le presenten ; y que la Unión Americana, también nos hará justi-cia, reconociendo por su parte la verdad .

Nuestras relaciones no deben ser cortadas por la espada de laguerra, sino estrechadas por el lazo de la paz . La Nueva Granadanada puede ambicionar ni pretender en detrimento ni desorden dela patria de Washington ; la Unión Americana nada debe pretenderni ambicionar tampoco, que sean en detrimento ni en desorden deestas nacionalidades que fueron y son la obra de Bolívar .

Por lo que respecta a la Nueva Granada, nosotros llamamos es-pecialmente la atención de los habitantes del Istmo, a las palabrasque vamos a transcribir de una de las notas del Sr. Pombo : "Afron-temos todos, dice, con franqueza y lealtad los azares de esa cues-tión, y no será imposible que ella redunde al fin en beneficio de laRepública".

La Nueva Granada luce en su bandera los colores de la libertad :ostenta entre esos colores su escudo, y adorna ese escudo una joyapreciosa acaso codiciada . Que la República no se despoje, ni inten-te jamás despojarse de esa valiosa joya . .. Que los hijos del Istmo,unidos como hermanos, procuren hacer ondear siempre en nuestrosuelo el Pabellón de Nueva Granada, emblema querido de la patria. . .Que los hijos del Norte, al llegar a nuestro Istmo, se acojan a lasombra de ese pabellón, que si es de una nación pobre, débil y des-

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graciada por las disensiones intestinas, también es hospitalaria ydigna de un brillante porvenir .

El Istmo es del mundo, es para todos los hombres que pueblannuestro globo ; porque ese es el porvenir que le está señalado, por-que, como muy bien lo ha expresado el H . Sr. Bowlin, en su notadel 23 de junio : "La Vía del Istmo es el gran camino real de las na-ciones". Vengan, pues, a nuestro suelo los hijos de todos los pue-blos de la tierra ; nosotros los llamamos, los convidamos al gran es-pectáculo que debe ofrecer en el porvenir la civilización en esteespacio de tierra ; vengan esos hombres con hábitos de moralidady de trabajo, con sus capitales, su industria, su inteligencia y su es-píritu de empresa, a dar un impulso al país, a darle vida, animacióncomo la han dado a la República del Norte, a esa nación que alobtener su independencia, contaba apenas tres millones de hom-bres, y que, teniendo hoy mas de veintiocho millones de habitan-tes, es la República mas fuerte y la más próspera . Pero que, al venira nuestras playas, y séanos permitido expresar ese voto patriótico,los hijos de todas las naciones se hallen en territorio granadino .

Por lo demás, nosotros esperamos que la espada del conquista-dor no vendrá a ensangrentar nuestro codiciado suelo .

Así como los tiempos han operado mas revoluciones y sembra-do más ruinas en el viejo edificio del pasado que las balas, así tam-bién en el porvenir, no será el cañón el agente de las conquistas,porque la civilización prepara nuevos medios . Día llegará, noso-tros lo creemos, en que todas las naciones, o lo menos las nacionescivilizadas y cristianas, reuniéndose en tomo a un solo estandarte,la bandera de la Libertad, fundirán sus cañones para eregir conesos materiales una estatua gigantesca a la PAZ, en nombre de laFRATERNIDAD universal

. Si estas palabras no expresaran una espe- ranza, serían a lo menos, la expresión de nuestros deseos vehemen-tes y de nuestros sinceros votos . La libertad y la paz son las dosúnicas palabras del símbolo del porvenir .

Terminaremos con una reflexión que sugiere el estudio de la his-toria de una gran nación, mirada en dos distintas épocas :

La Francia de 1792, ensanchada después por sus conquistas, sevio reducida no muy tarde, en 1814 a sus antiguos límites . . . .

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3DISCURSO PRONUNCIADO EN JULIO DE 1856, CONTRA

LA EXPANSION COLONIALISTA DE LOS EE. UU.*POR JUSTO AROSEMENA

Señores: Hace más de veinte años que el Aguila del Norte dirige suvuelo hacia las regiones ecuatoriales . No contenta ya con haber pa-sado sobre una gran parte del territorio mejicano, lanza su atrevidamirada mucho más acá. Cuba y Nicaragua son, al parecer sus presasdel momento, para facilitar la usurpación de las comarcas interme-dias, y consumar sus vastos planes de conquista un día no muy re-moto.

Entre tanto, señores, Colombia duerme . La esforzada heroína, aquien vuelven inquietos sus ojos los otros pueblos hermanos parecedescuidada, y como si no viese o no temiese las garras del águilaque amenaza prenderse al cuello del cóndor, Colombia duerme . Pe-ro no: tranquilizaos . No es el sueño de la indiferencia ; es el sueñode la confianza en su poder. Colombia duerme, pero va a desper-tarse. ¿No veis que se mueve? Un secreto instinto le ha gritado queel momento supremo se acerca. Ella tiene toda la conciencia de sudeber y de su fuerza, Colombia empieza a despertar, y los que pre-validos de su letargo han osado tocar a sus puertas por el occiden-te, se sobrecogerán de temor al verla nuevamente en pie .

No hay duda que hemos cometido grandes imprudencias . Olvi-dando el carácter y la propensión de nuestros vecinos, les hemosentregado, por decirlo así, el puesto del comerlo universal, que elgenio de Isabel y Colón habían ganado para nuestra raza . Prodi-gos en concesiones a la compañía empresaria del camino intero-ceánico, generosos hasta el extremo con especuladores implacablesno comprendimos que dar el territorio era dar el señorío, y quedar el suelo para obras permanentes y costosas era casi dar el terri-torio .

Pero aún es tiempo, si Colombia despierta . Aún pueden salvarsenuestra raza y nuestra nacionalidad. Aún pueden quedar para laespecie los sentimientos generosos, el noble entusiasmo, la ricaimaginación y el indomable heroismo . Aún puede salvarse todo loque nuestra imprevisión nos ha dejado . La opulenta Península, ce-ñida por dos océanos, puede aún formar nuestro valioso patrimo-nio. Aún puede encerrarse allí y medrar por largos siglos nuestraimportante raza.

* Tomado de : MENDEZ PEREIRA, Octavio : Justo Arosemena, imprenta Na-cional, Panamá, 1919, págs . 252-253.Existe segunda edición por EUPAN.-Panamá, 1970 .

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No olvidemos, sin embargo; para cumplir ese destino que inten-ta contrariar la raza enemiga, necesitamos de una condición . Nece-sitamos crear y consolidar nuestra nacionalidad en el sentido políti-co. Enhorabuena que el conjunto de pueblos a que ligan lazos mo-rales de religión, idioma, hábitos, vicios y virtudes, se tenga por na-cionalidad bajo esos respectos . Yo entenderé siempre que si esospueblos no establecen un Gobierno común, la nacionalidad políti-ca no existe, y que sin ella, la nacionalidad de raza como la razamisma, son del todo precarias .

Los norteamericanos lo han comprendido así desde el principio .Lo que ellos llaman su destino manifiesto, que no es sino una des-medida ambición, se funda no tan sólo en la alta idea que tienende sí mismos, sino también en la feliz combinación de sus institu-ciones políticas. Desde su independencia vislumbraron, acaso porinstinto, que un estado republicano pide estrechos límites ; peroque la aglomeración indefinida de pequeños Estados, puede asegu-rar para el todo la propia índole republicana, sin impedir la exten-sión de la nacionalidad hasta donde lo permita la continuidad delterritorio.

Nosotros, los hijos de España, sucesores de ella en el inmensopatrimonio que arrancó a la barbarie, pudimos y debimos imitar laconducta de nuestros adversarios, dueños del Norte y sucesores delfrío Bretón. Lo que el cálculo hizo por la Confederación del Nor-te, el tiempo, la experiencia y el peligro deben hacer por la Confe-deración del Sur, parece que la Providencia hubiese creado las dosporciones de este Continente para repartirse entre dos grandes pue-blos, dos grandes razas y dos grandes civilizaciones, separadas porun istmo estrecho, y destinadas a vivir en paz, cambiando susideas, sus virtudes, sus productos y sus adelantos .

Pero no es esa la única misión de las dos grandes Confederacio-nes que han de encerrar todo el porvenir y toda la gloria de dos ra-zas. Tienen otra aun más portentosa, que la ley de la población yla marcha imperturbable de la civilización humana, indican conharta claridad. Ellas ofrecerán a sus hermanos del antiguo mundo,teatro del despojo, del privilegio y la opresión, un vastísimo cam-po de industria y propiedad, de libertad y progreso .

Tal es la suerte deparada a las dos grandes nacionalidades que sedividirán el Continente . Siga la del Norte desarrollando su civiliza-ción, sin atentar a la nuestra. Continúe, si le place, monopolizandoel nombre de América hoy común al hemisferio . Nosotros, los hi-jos del Sur, no le disputaremos una denominación usurpada, queimpuso también un usurpador. Preferimos devolver al ilustre geno-vés la parte de honra y de gloria que se le habían arrebatado ; nos

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llamaremos colombianos ; y de Panamá al Cabo de Hornos seremosuna sola familia, con un solo nombre, un Gobierno común, y undesignio .

Para ello, señores, lo repito debemos apresurarnos a echar las ba-ses y anudar los vínculos de la Gran Confederación Colombiana .Miembros de varios Estados de los que hoy dividen la inmensa Pe-nínsula, me hacen el honor de escucharme, y a todos ellos doy migrito de alarma, para que al separarnos con el abrazo de la amistad,prometamos volver a unirnos pronto, convertidos en ciudadanosde una misma nación, grande y libre, sabia y magnánima, rica ypoderosa .

4ESTUDIO SOBRE LA IDEA DE UNA LIGA AMERICANA

(EXTRACTO)*POR JUSTO AROSEMENA

Cuando el Encargado de Negocios del Perú en Bogotá propusoal gobierno de los Estados Unidos de Colombia la accesión al tra-tado de Unión americana, el Secretario de Relaciones Exteriores,señor Ancízar, en su respuesta que ya hemos citado, no hizo obje-ción principalmente sino al procedimiento establecido por el ar-tículo 23, que en concepto de aquél dificultaba la adopción denuevas cláusulas y la modificación de otras ya acordadas. En unapalabra, creyó que el Congreso de Plenipotenciarios no debía serentrabado en su acción, sino quedar libre para fundar por sí tanampliamente como lo juzgue necesario el derecho internacionalamericano. Y era tanto más fundada la observación, cuanto que elCongreso había de representar muy probablemente un número deEstados mayor que el de los signatarios del tratado cuya accesiónse pretendía, y no era justo que los tres quisieran dictar sus opinio-nes a los demás .

Al mismo tiempo expresaba los siguientes conceptos : "Antes

* Ediciones de la Revista Tareas. Edición del Comité del Sesquicentenario delCongreso Anfictiónico de Panamá, 2a . reimpresión, Panamá, 1976, p.68-70 .

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de recibir la nota de su señoría, el infrascrito había sido instruidopor el presidente para invitar a los gobiernos de ambas Américas aque concurrieran por medio de plenipotenciarios a un Congresointernacional republicano, que se reunirá en la ciudad de Panamátan pronto como lo exijan hoy los peligros suscitados por algunosgobiernos europeos contra la soberanía de muchas repúblicas .- Elinfrascrito tenía orden de expresar, en la nota circular indicada, lasdoctrinas de derecho público que el gobierno colombiano desea verestablecidas positivamente en esta América, la mayor parte de lascuales están consignadas en el tratado de Unión a que alude su se-ñoría, y las restantes no desarmonizan en manera alpina con el es-píritu y la intención de aquel tratado ."

A esta nota replicó el Señor García y García con otra del 6 dejunio, por cuyo motivo, y para satisfacer a sus observaciones, el se-ñor Ancízar en el 11 del mismo dijo : "Es ya una grave dificultadde forma el presentar con las trabas de tratado perfecto un cuerpode doctrinas que hayan de generalizarse por medio de acceciones,en que la esencial libertad de discutir no tiene cabida, y si la tienedaría por fruto un tratado diferente . - Opina su señoría que la noaccesión de los Estados Unidos de Colombia dejaría sin una de susbases al baluarte que la América va levantando en defensa de larepública y la libertad, y no podría explicar al mundo que la con-templa la causa de que un Estado apareciese fuera del pacto . -Asísería en realidad si el gobierno de los Estados Unidos de Colombiadecidiera no asistir al Congreso internacional cuya reunión se pro-mueve; pero lejos de decidir esto, ha manifestado su propósito deestar presente en el Congreso, como la demuestra la nota circularque hallará su señoría en copia adjunta, y la voluntad de suscribiruna declaración de doctrinas conformes a las que contiene elanexo también adjunto . Estas doctrinas no están en contraposicióna las que las repúblicas hermanas desean introducir en el CongresoInternacional americano : era natural que no lo estuviesen, porqueen esta materia no puede menos de haber unanimidad a causa deser uno e idéntico el interés de nuestras repúblicas ."

En efecto, habla el señor Ancízar, como Secretaría de Estado dela Unión Colombiana, dirigida con fecha 5 del mismo junio en des-pacho circular a los gobiernos de América, indicando la intenciónde su gobierno de enviar un plenipotenciario al Congreso cuya reu-nión se proponía en el artículo 20 del tratado de Santiago (y seconsideraba inmediata) ofreciendo para la reunión la ciudad de Pa-namá y acompañando una minuta o extracto de artículos sobreotros tantos principios de relaciones internacionales, que estabadispuesta a suscribir el gobierno colombiano, y sometía a la consi-

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deración de los demás gobiernos. Ignoramos qué respuesta obtuvie-se del mayor número, pero en la de uno de los Estados de la Amé-rica Central se lee el siguiente fragmento, que no carece de interés :

"Sobre la participación que en este asunto debe tener el gobier-no de los Estados Unidos de Norte-América, mi gobierno cree quesi se tratase de intereses continentales en su más alta acepción ; sise tratase tan solo de precaver los peligros que de parte de Europanos pudieran amagar, este participio y acción común serían indis-pensables ; empero para nuestras fraccionadas y débiles nacionalida-des, para nuestra raza tenida en menoscabo, para nuestras socieda-des e instituciones a medio consolidarse, hay otros peligros en estecontinente contra los cuales forzoso es también precaverse . Nosiempre rigen los destinos de la gran República hombres moderadosy probos como los que forman la administración Lincoln ; allí haypartidos cuyas doctrinas pueden ser fatales para nuestras mal segu-ras nacionalidades, y no debemos echar en olvido las lecciones deltiempo pasado, en que a la intervención europea, aunque tardía,debió Centro-América el que se pusiese término a las expedicionesvandálicas de los filibusteros en los años de 1855 a 1860 ."

Conviene aquí llamar la atención hacia una de esas inconsecuen-cias o veleidades a que es tan propensa la raza hispano-americana .Cuando sus pueblos se han creído amenazados por Europa, hanbuscado con ahínco el amparo de los Estados Unidos, y cuandohan visto el peligro viniendo de este lado, han fincado esperanzasen la protección europea . Si hemos de juzgar por la experiencia demedio siglo (y no hay otra base de buen criterio) no se debe esperarni se debe temer todo de una sola procedencia . Los fuertes, llámenseeuropeos o americanos, se sienten inclinados al abuso en sus contien-das con los débiles, y han llevado al escarnio hasta inventar lo que LordPalmerston llama con astucia la fortaleza de la debilidad . ¡Como siaquellos fuesen susceptibles de blandura por una pura conmisera-ción! . . . No pretendamos sin embargo sostener que su injusticia seasiempre maliciosa . Bien sabemos que el mismo sentimiento de lafuerza, engendrando el orgullo, ciega y arrastra a la temeridad debuena fe muchas veces . Pero también ese fenómeno es común aamericanos y europeos, y por tanto procuran los débiles ser tancircunspectos con los unos como con los otros, y sin ofender a na-die, guárdense bien de ligarse con aquellos, sean de donde fueren,cuya sociedad pueda resultar leonina.

De resto, los peligros que el publicista centroamericano hallóposibles de la parte del Norte, dependen muchísimo del resultadofinal que apareje la guerra gigantesca en que los Estados Unidos sehallan empeñados hace casi cuatro años . Si la Unión ha de estable-

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cerse como estaba, según la quiere un partido bastante fuerte, que-dará en pie la causa del filibusterismo. Si permanece dividida, co-mo es posible, y acaso más tarde o más temprano ; habrá de buscar-se en el Norte el contrapeso del Sur, pero si la Unión se rehace ex-trayendo el cáncer de la esclavitud, lo que nos parece muy dudoso,la gran República no ofrecerá para los débiles Estados sudamerica-nos otros peligros que los que amaguen de cualquier potencia fuerte .

Y es aquí oportuno reflexionar que muchos descansan en la doc-trina llamada de Monroe como garantía de parte de los EstadosUnidos, dando a aquel principio una extensión y una inteligenciaque no tienen. Monroe y su sucesor Adams sólo sentaron comoprincipio antieuropeo, si así puede llamarse, la prohibición de ocu-par los territorios desiertos de América por otras potencias que lasde este mismo continente . Si en sus miras entraba impedir todoataque violento de las naciones europeas contra los americanos,que comprometiese su existencia o su imperio, Santo Domingo yMéjico responden con claridad . Débiles como son las nacionalida-des sudamericanas, mejor les estará formarse su política propia pormedio de esa misma liga tras la cual van desde hace cuarenta y dosaños, que buscar arrimos en cambio de los cuales nada puede ofre-cer, sino es acaso lo mismo que con tanto interés quieren guardar,su independencia . Volvamos pues esa liga, pero esencialmente su-damericana.

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