Por qué no somos republicanos
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Por qu no somos republicanos? (I)
Es la anarqua el reemplazo de la jerarqua gubernamental
por la libre asociacin del individuo y de agrupaciones, la ley
imperiosa a todos y de duracin ilimitada, por el contrario
voluntaria; la hegemona de la fortuna y del rango, por la
universalizacin del bienestar y la equivalencia de las
funciones; y por ltimo, la moral presente de hipcrita
ferocidad, por una moral superior que dimanar del nuevo
orden de cosas. Carlos Malato.
Queriendo los anarquistas la libertad e igualdad para todos, no podemos aceptar
forma alguna de gobierno, porque todos se basan en la injusticia, y todos
absolutamente todos, fomentan el privilegio y se sostienen por la fuerza. Hacemos
caso omiso de la forma gubernamental, monrquica en este trabajo, porque el estudio
comparativo que hemos dicho entre las varias naciones regidas por el sistema
monrquico deducimos que no satisface el deseo del pueblo, sino que, antes por el
contrario, le obstaculiza en sus ansias de regeneracin cuando no le oprime y le
explota brutal y despiadadamente. Descartado el sistema monrquico, que
rechazamos, nos ocuparemos del sistema republicano y expondremos las razones en
que nos fundamos para combatirlo.
Negamos en absoluto que la libertad, igualdad y fraternidad puedan establecerse y
conseguirse con la repblica, por muy radical que sta sea y aunque un carcter
socialista acentuado sea la base de su constitucin.
Probmoslo.
En una repblica subsiste la fuerza y la explotacin; aquella sostendr a sta en
cuantas ocasiones del pueblo se rebele contra una injusticia, contra un abuso patronal
o contra cualquier hecho coercitivo que le domine o trate de aplastarle; sta (la
explotacin), ejercida por el burgus, por el amo o por el tirano, atendiendo a su
conservacin, se impondr al dbil, al sometido, al desheredado, para alcanzar mayor
ganancia en los negocios industriales o comerciales, para contrarrestar la influenciamoral de los abnegados y de los rebeldes, y para someter a los salariados
inconscientes por el soborno de la ddiva y del ofrecimiento o por la fuerza de que
dispone con sus millones y su influencia. En todas las ocasiones hace el pobre muy mal
papel ante el rico y como ste dispone de mil medios para no dejar que aqul se eleve
sobre l; pues el dinero abre todas las puertas del favoritismo, del compadrazo y de
soborno en todas sus manifestaciones, sucede que el burgus (rico), monrquico,
republicano o socialista, dominar y tendr bajo su poder al obrero (pobre) que fuera
cual fuere la tendencia poltica o social que defienda estar siempre en inferioridad
material con relacin a su amo y seor.Subsiste en la repblica la explotacin burguesa?
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Tiene en una repblica el obrero que alquilar sus brazos por un exiguo salario,
siempre insuficiente para cubrir sus ms perentorias necesidades?
En una repblica tiene el trabajador que soportar ocho, diez o doce horas de jornada
diaria, mientras el capitalista, vago impenitente, pasea en coche, derrocha el dinero en
orgas o se tumba a la bartola en el Casino, viendo ascender las espirales de humo quelanza su rico veguero?
Pues entonces, qu libertad puede disfrutar el que tiene que trabajar como un chino
diariamente, el que apenas puede comer con el escaso jornal que se le proporciona, y
el que no puede rebelarse cuando se le veja y se le atropella?
La libertad, pues, tal como nosotros la entendemos, es decir, la completa autonoma
individual, no existe, ni puede existir en la repblica, aunque otra cosa nos digan sus
ms constantes defensores.
La igualdad republicana que se preconiza no es ms que otro vocablo ilusorio que nada
representa y significa dentro de un rgimen poltico. La igualdad ante la ley! Laigualdad en derechos y deberes! La balanza justiciera del Estado, siempre en el fiel,
siempre inspirada en la rectitud y en la justicia!
El Estado ha de ser siempre conservador, porque los hombres que lo constituyen, al
creerse los mejores, los ms fuertes y los ms inteligentes, han de oponerse siempre,
por la farsa y por la fuerza, a todos los planes que tiendan a derrocar su estancia en el
poder, puesto que consideran, en su infatuada soberbia, que todos los disconformes
con su programa d gobierno y su gestin administrativa son los ms malos, los ms
incapaces y los ms ignorantes cmo ha de dar el Estado beligerancia legal a sus
administrados, ni ha de aceptar de buen grado lo que una mayora o minora del
pueblo le indique como lo ms conveniente para los intereses del pas? El Estado cobra
su contribucin directamente del capital y a ste sirve y de ste hace caso y en ste se
inspira para realizar sus medidas de gobierno; cuando el capital ordena, el Estado baja
la cabeza y cumple la orden, y como lo que conviene al burgus no conviene al
trabajador, sucede necesariamente que la desigualdad puesto que no hay
mancomunidad de pareceres ni de inters,- es la base de todo contrato social, en el
que el obrero, al luchar con armas desiguales ante el explotador, sucumbe como
vctima, aunque invoque el respeto a la ley que tanto se cacarea por los amos del
cotarro poltico.
Si en la repblica no existe la libertad y la igualdad, cmo ha de existir la fraternidad si
sta es complemento de aquellas? Fraternidad entre el explotador y el explotado,
entre el rico y el pobre, entre la vctima y el verdugo?
Puede ser mi hermano el que me explota, el que me oprime, el que se divierte
mientras yo trabajo, el que come mientras yo paso hambre, el que va bien vestido y
dispones de medios econmicos para solazarse con todos los goces, mientras yo voy
casi en cueros, apurando todas las amarguras y tristezas?
Dejo a la consideracin del lector las reflexiones que tal fraternidad le sugerir.
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Del oportunismo poltico republicano, del analfabetismo del pueblo, relacionado con la
necesidad de que luche por la repblica para conseguir su emancipacin, no dejndose
influir por corrientes ms radicales, de la suicida labor libertaria que aconseja al
pueblo que se abstenga de acudir a las urnas electorales; de la libertad en las
repblicas en aquellos pases en que est constituida esta forma de gobierno y de lagestin poltica y social de la repblica del 73 en Espaa, nos ocuparemos en sucesivos
artculos.
Hay materia con qu justificar porqu no somos republicanos
ARTURO NIALE (T y L- 00006 -1906)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?(II)
El Estado puede ser, pues progresista un
momento, cuando se forma, porque entonces es
revolucionario y acaba de derribar un Estado
anterior ms malo. Pero desde el momento que se
ha consolidado, lucha a la vez contra los
reaccionarios que quieren restaurar el antiguoorden de cosas y contra los innovadores que tratan
de derribarlo para ir ms adelante. Enseguida se
hace retrgrado y entonces comienza de nuevo la
lucha ante l y los espritus apasionados por el
movimiento progresivo A.NaquetConvencidos plenamente de que todo Estado conserva la propiedad privada, base de
toda injusticia y expoliacin, y de que, ni aun el ms radical, puede establecer el
equilibrio necesario entre todos sus componentes sociales, para que exista el
desarrollo en todo progreso material y para que se produzca la armona moral que
exige la reciprocidad mutua de derechos y deberes puesto que con la miseria y la
explotacin de unos se fomenta y sostiene la opulencia y opresin de otros,-
rechazamos todo gobierno por corrupto y tirnico, y proclamamos la imperiosa
necesidad de luchar por la abolicin de todo, sin preocuparnos de este oportunismo
poltico que nos aconseja la escalera de reformas, en ascensin interminable de
paradas y tropiezos.
Las cosas son como son y no hay poder que las altere, ni elocuencia que las cambie, ni
fraseologa pomposa que las encauce al molino particular de cualquier propagandista,peridico o partido. La verdad es una e indivisible, y acusa una gran inmoralidad,
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adems de ser una cobarda, el defender la mentira con convencionalismos
caprichosos y absurdos, tan slo por creer, cndida r intencionadamente, que no se
est predispuesto para aceptar, por falta de instruccin, lo que a priori se reconoce
como bueno y verdadero.
Cmo va a admitirse lgicamente la conveniencia de luchar por un rgimen polticosabiendo de antemano que no satisface las aspiraciones del pueblo?
Los ideales, sean cuales fuesen, noblemente sentidos y sinceramente propagados, no
admiten destrozos casusticos de una moral convencional y mucho menos la
aceptacin oportunista de la mentira hasta llegar a la cima de la verdad, ya
reconocida de antemano.
Un ideal es bueno o es malo: si es bueno, la seriedad y la dignidad exigen que se labore
y luche por l aunque directamente o de momento no puedan recogerse los
provechosos resultados que del mismo se desprendan; si es malo, es un deber de todo
hombre consciente y progresivo el combatirlo y execrarlo aunque reporte algnbeneficio material su propaganda y su instauracin.
Se reconoce que el pueblo no est capacitado intelectualmente para conocer y
defender un porvenir ms amplio de justicia social? Y los mismos que estos dicen, no
obstante reconocer las mentiras de la poltica, la tirana de la repblica y las bellezas
del ideal anarquista son los que aconsejan al pueblo que luche en sentido poltico y
que derrame, si es preciso, su sangre para conquistar un estado autoritario del que no
ha de recoger beneficio alguno, moral o material?.
Pudiramos presentar mil ejemplos para demostrar nuestras aseveraciones; pero no
pretendemos causar al lector con citas interminables y menos demostrar una erudicin
al alcance de cualquier ratn de biblioteca; baste slo indicar como confirmacin de
nuestro aserto La Ley de Residencia de los Estados Unidos, la de Scelerate en
Francia y la de Conflictos colectivos en Suiza, todas promulgadas para atentar contra
la libertad del trabajador en sus luchas econmicas o en sus intentos de emancipacin
intelectual.
Qu el pueblo no est suficientemente instruido para ser un activo defensor del ideal
anarquista y que el medio ambiente actual es inadaptable a propaganda tan
progresiva?
Palabras, palabras, palabras.
Y cmo se le instruye? Ofrecindole la abdicacin de su personalidad llevndole a las
urnas electorales, convirtindole en pedestal de todas las ambiciones e instigndole
para que se mate con otros trabajadores, hermanos suyos, por defender dolos
encumbrados, o los que por ignorancia y hasta por generosidad considera superiores a
l?
Es as como se consigue la instruccin del pueblo?
Por qu, en vez de engaarle con mentidas promesas de redencin social, no se le
ofrece como vasto campo de experimentacin prctica y positiva el estudio de su
esclavitud pasada y el triste cuadro de su miserable situacin presente? En vez de
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mentirle un Paraso democrtico, irracional y absurdo, no se le ensea a desprenderse
de todos los atavismos, a separarse de todos los prejuicios y a elaborar con entusiasmo
y energa por el bienestar comn de todos los hombres?
Si el pueblo es analfabeto por qu no se le ensea ciencia y sociologa, por qu no se
le orienta en el camino que ha de emprender para conseguir su manumisin sinatiborrar su cerebro con estrechos moldes polticos?
En vez de fundar para el pueblo comits electoreros, por qu no se alienta y se le
ayuda para que establezca grandes centros de carcter puramente econmico, para
que en ellos adquiera la instruccin y rebelda que le falta para luchar por s, por los
suyos, por la humanidad toda, con exclusin absoluta de todo jefe o jefecillo que se le
quiera imponer en nombre de un partido o de un programa?
El tiempo que ha de emplearse para que el pueblo se d exacta cuenta de lo que es y
significa la Repblica no puede invertirse para que conciba y estudie el ideal de
perfeccin que nosotros defendemos?Es que podr desenvolverse mejor en sentido econmico, alcanzar mayor instruccin
y conseguir ms libertad en un rgimen republicano?
Nosotros lo negamos en redondo.
Un ejemplo de libertad econmica puede encontrar el pueblo en las constantes
huelgas de los Estados Unidos, suiza y Francia, en los atropellos que estos Gobiernos
cometen constantemente con los trabajadores y en los repetidos fusilamientos de que
han sido vctimas los obreros que se han rebelado contra las vejaciones de que
repetidas veces han sido objeto.
Un ejemplo de instruccin puede tambin encontrarlo en las escuelas oficiales de
Francia, en las que se ha sustituido el fanatismo clerical por el fanatismo militarista.
Un ejemplo, por ltimo, concreto y terminante de lo que es y significa esa antesala
del progreso, llamada Repblica, puede verlo tambin el pueblo en el acuerdo del
gobierno republicano francs al prohibir el congreso Internacional que deba
celebrarse en Pars y en la expulsin de los diputados republicanos espaoles cuando
fueron a visitar a sus correligionarios franceses.
Como nos hemos extendido demasiado en este artculo y hay tela cortada para rato,
dejaremos para otro nmero lo que tenemos que decir para justificar por qu no
somos republicanos.
ARTURO NIALE (T.y L. 00008-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?
(III)
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Cmo puede ser el Estado el defensor del trabajo, cuando
precisamente en la ley contraria, en su explotacin y
esclavitud fa su vida, y cuando en su fondo radica el
parasitismo, al cual convergen y del cual nacen los dems
parsitos de la Sociedad?Congreso Internacionalista de Barcelona, 1870
Consideramos que el paliativo republicano es incapaz de remediar los males que
afligen a la sociedad,, aun suponiendo, y es mucho suponer, que los hombres que lo
defienden vayan animados de los mejores deseos y de la ms noble intencin; lo que
sucede en las repblicas europeas y americanas nos demuestra que nada podemos
esperar de forma alguna de gobierno aunque ste vaya revestido, al parecer, de una
etiqueta radicalsima en lo que afecta a su ntima constitucin.
En los 24 Estados regidos repblicamente, 4 en Europa y 20 en Amrica, el obrero, eldesheredado, se ven obligados a soportar un trabajo embrutecedor para alimentar a
todos los parsitos que de l viven, y cuando protesta o se rebela contra la injusticia de
que se le hace objeto o contra la tirana que constantemente pesa sobre l, las crceles
se abren para aherrojarlo o los fusiles republicanos se encargan de dominar su
rebelda.
Sabemos, y a estas horas deben saberlo todos los trabajadores a quienes no ciegue
una completa ignorancia en asuntos sociales o que no estn apasionados por la
fraseologa pomposa del dolo democrtico de sus amores, que la propiedad es la
causa de todos los males que padecemos y que ella es el arca santorum de todo
gobierno, por muy republicano que sea.
Leyes sobre accidentes del trabajo, montepos obreros, reglamentacin de la jornada
diaria en fbricas y talleres, leyes cooperativas y mutualistas, pensiones para invlidos
o para obreros sexagenarios, etc., etc., son paliativos ineficaces que ya sabemos lo que
remedian y lo que significan. Nada entre dos platos.
La propiedad! He ah la base de la actual explotacin humana.
Ya lo dijo Clemenceau, el republicano radical socialista, todo en una pieza, en la
reciente huelga de Courrieres cuando fue a visitar a l os obreros que la sostenan: Si
sois buenos chicos, si me ofrecis no atentar contra la propiedad, yo os prometo
solucionar la huelga en sentido favorable para vosotros; pero si atacis la propiedad,
entonces me ver obligado a fiar en la fuerza pblica la conservacin del orden.
Y, efectivamente, como el orden burgus est en las bocas de los fusiles, stos se
encargaron de salvaguardar la propiedad dejando a unos cuantos obreros fuera de
combate.
*****************
No queramos cansar al lector, y as lo prometimos en el nmero pasado, ofrecindole
datos concretos, demostrativos de lo que venimos diciendo en estas columnas, sin
pretensin alguna de aadir nada nuevo sobre el tema que analizamos pues
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reconocemos sinceramente que la erudicin est muy lejos de nuestra escasa
inteligencia,- si las manifestaciones de un republicano, amigo nuestro, a quien no
convence la verdad si no va acompaada de hechos, sucesos y detalles, no nos
obligasen a variar de rumbo presentando esos ejemplos para que ese nuestro amigo, y
los que como l piensan, puedan ver que nos sobran en montn, y algunos muyrecientes, para combatir la tirana de la repblica, aunque tengamos la pretensin de
usar la misma frase que emple hace muchos aos el venerable Pi i Margall.
En la federal suiza existe la trata de blancos y en las casas-hospicios sostenidas por el
Municipio se ceden al mejor postor los infelices nios asilados.
Cuando la huelga de Ginebra de 1868 se convirti, por solidaridad, en huelga general
de todo el ramo de construccin, se promovieron algunos disturbios y el Consejo de
Estado dirigi un manifiesto al Cantn, amenazndole y convocndole inmediatamente
a la milicia nacional.
Todos los socialistas acudieron al llamamiento a excepcin de Juan Sigg, profesor, elcual incurri en cuatro das de arresto.
A consecuencia de los tumultos habidos, algunos gendarmes salieron araado y la
poblacin abri una suscripcin para recompensarlos, que produjo 22.000 francos.
El gobierno procedi a expulsar a los ms significados trabajadores, y los demcratas
socialistas aprobaron la ley de Conflictos colectivos, la que rige desde el 12 de
febrero de 1900, ley que impone el arbitraje obligatorio, fija la tarifa de los salarios y
PROHIBE LA HUELGA.
Continuaremos en el prximo nmero, para ir dando en pequeas dosis esos datos
concretos que solicita nuestro engaado amigo.
ARTURO NIALE (T. y L. 0009-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?
(IV)
Por cada hombre leal, he encontrado diez traidores; por cada
hombre agradecido, cien ingratos; por cada hombre
desinteresado y patriota, ciento que no buscaban en la poltica
sino la satisfaccin de sus apetitos. (Pi y Margall en su libro La
Repblica en 1873.)
Para demostrar cumplidamente el tema que vamos analizando, decamos en el
nmero anterior que en la republicana Suiza ofrecen a los trabajadores la ley de
Conflictos colectivos, como medida coercitiva que impida el desarrollo del sindicalismo
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consciente y que ahogue en principio todo acto de rebelda que vaya encaminado a
defender la dignidad del trabajador en sus luchas econmicas y sociales.
La ley a que nos referimos dice as en uno de sus principales artculos: Todo
llamamiento a una suspensin general del trabajo en violacin de la tarifa existente o
en contravencin de las disposiciones de la ley ser castigado con penas policacas sinperjuicio de incurrir bajo las penas previstas en el artculo 106 del Cdigo Penal y de las
dems sanciones civiles o penales previstas en las leyes existentes. El edito o el
impresor incurrirn en la misma pena.
Como se ve, esta ley es un ukase neroniano en toda regla y ni an en Rusia se vern los
trabajadores sometidos a tan extraa e injusta disposicin.
Es decir, que en Suiza se castiga con prisin el acto de declarar una huelga en cualquier
oficio y se prohbe en absoluto el atentar contra las tarifas existentes, por muy
absurdas y criminales que sean. La Ley Federal de las fbricas fija en once el mximo
de horas de trabajo diarias, y a esta jornada excesiva y brutal no hay que tocarlaporque lo prohbe la ley republicana, es decir, la ley que dicen ser emanada de la
soberana del pueblo, de ese mismo pueblo que va a la crcel cuando se declara en
huelga.
Para este viaje no se necesitan alforjas oportunistas, ni discursos democrticos
pomposos ni cantos de sirena embaucadora, ni ruiseores, con gorro frigio.
El sentido comn, la dignidad, la propia conservacin individual y colectiva obligan a
rechazar un sistema que fomenta y sostiene tan grandes anomalas.
Pero hay ms.
El extranjero que desee residir en suiza est obligado a pagar 1,50 francos, cada ao,
por derecho de residencia.
El ingreso que, por este concepto perciben los Cantones se eleva a una cantidad
considerable, y como esta contribucin es forzosa resulta que en Suiza se mide la
fraternidad con los hombres que hayan nacido en otros pases por los francos que
tengan en el bolsillo.
Bonito modo de respetar la libertad individual!
En varios Cantones, el voto es obligatorio y en Argovia, por ejemplo, puede optar el
abstencionista entre una multa o siete horas de prisin. Excelente modo de respetar
las opiniones ajenas el de atentar contra el criterio de los de all como aqu creen y con
razn que la urna electoral es la trampa donde se cazan incautos y el cebo con que se
engatusa a los ignorantes!
El Estado en Suiza no se contenta solamente con inmiscuirse en los asuntos pblicos,
llammosle as, de sus ciudadanos sino que se mezcla tambin en los privados, en
aquellas intimidades del hogar, que se respetan en todas las naciones civilizadas, y que
slo pueden ser motivo de fiscalizacin en Marruecos o en Turqua. Vemoslo.
En algunos Cantones se castiga a los esposos cuyo primer hijo nazca antes de
transcurridos los nueves meses, a partir de la fecha del casamiento.
Apaga y vmonos!
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Y tal pas se nos quiere ofrecer como modelo de tolerancia, de libertad y de cultura! Y
se pretende que defendamos un rgimen poltico que tales injusticias comete!
Y con estas ruedas de molino tan democrticas, tan republicanas, se nos quiere hacer
comulgar, hoy que la ciencia ha destruido todos los prejuicios dogmticos y a la hora
en que la sociologa ha pulverizado todos los sistemas polticos, basados todos ellos enla explotacin del hombre por el hombre!
Ya es tarde, caro amigo, y como va resultando tambin largo este artculo dejo para
otro da lo mucho que an queda por decir.
ARTURO NIALE (T. y L. 00010 1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?(V)La naturaleza ha dado a cada hombre un derecho igual al goce de
todos los bienes.
El trabajo y los beneficios deben ser comunes
El objeto de la revolucin es el de destruir la desigualdad y el de
restablecer el bienestar para todos
Barruf
Hemos enunciado, aunque a grandes rasgos, la ley de Conflictos colectivos, de Suiza,para demostrar cumplidamente que el espejo en que desean nos miremos los
defensores del principio republicano, est borroso y algo sucio por la propia
constitucin de su asogue social. Prescindimos, por lo que a este pas respecta, de
presentar otros hechos y detalles, por no hacer demasiado extensos estos trabajos, Si
nos ocupsemos con detenimiento del proceso y condena del excompaero Brousse,
del complot policaco en que fueron envueltos los camaradas Nicollet, Dorz y otros y
de la expulsin (1879-99) de 224 trabajadores de diferentes nacionalidades, cuyo nico
delito consista en profesar ideas progresivas, no acabaramos nunca. Dejemos a suiza
y ocupmonos someramente de la infame Ley de residencia en la RepblicaArgentina.
Todos saben la causa a que obedeci la promulgacin de esta inicua y odiosa ley.
Asustado el capitalismo argentino ante la famosa huelga general de Buenos aires,
recab del gobierno la necesidad inmediata de reprimirla fuertemente con alguna
medida brutal que sembrase el pnico entre los obreros inconscientes,, dominase por
la fuerza a los ms activos y rebeldes e iniciase una era brutal de atroz persecucin
entre los trabajadores.
La Cmara Espaola de Comercio de Buenos Aires fue una de las primeras que pidi al
general Roca una ley para perseguir a los obreros que se declarasen en huelga.
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Los comentarios puede hacerlos el lector.
En pocas horas, de noche, acobardados ante la magnitud del movimiento huelguista y
en accin secreta para que no viese alguien en sus abotargados rostros el pnico de
que estaban posedos, los padres y suegros de la patriarepublicana discutieron,
castaeando de miedo, y aprobaron por unanimidad, entre espasmos de terror, la leyfamosa, entre las ms brutales y famosas que registra la jurisprudencia burguesa-
autoritaria. Veamos algunos de sus artculos:
Artculo2 .- El Poder ejecutivo podr expulsar a todo extranjero CUYA CONDUCTA
COMPROMETA LA SEGURIDAD NACIONAL O TURBE EL ORDEN PUBLICO.
Artculo 3.- El Poder ejecutivo podr impedir la entrada en el territorio de la
Repblica A TODOS LOS EXTRANJEROS CUYOS ANTECEDENTES LO MEREZCAN., etc.,
etc..
Artculo 4.- El extranjero contra quien se haya dictado el decreto de expulsin,
deber abandonar el pas EN EL PLAZO DE TRES DIAS pudiendo ser detenido porCUESTION DE SEGURIDAD PUBLICA y por orden del Poder ejecutivo, HASTA EL
MOMENTO DE SU EMBARQUE
Vayan estos botoncitos de muestra!
Hemos subrayado adrede algunos prrafos para que se comprenda toda la mala
intencin que inspir ley tan draconiana.
Oh, los defensores de la igualdad ante la ley!
Oh, los ensalzadores de la autonoma individual!
Oh, tres veces, los amigos cariosos del obrero, con libertad, democracia, fraternidad
y otras hierbas!
Los capitalistas republicanos y las autoridades argentinas se unieron, como hacen los
congneres de todos los pases, para defender sus capitales y privilegios; que se
atropellaba el derecho que el trabajador tiene para declararse en huelga! Bueno qu
se atentaba contra la libertad de sus conciudadanos obligndoles a soportar
resignados la ms desenfrenada explotacin! ms bueno: que se pisoteaba la libertad
de conciencia expulsando a los extranjeros cuyas teoras emancipadoras pugnaban con
las leyes establecidas en la Repblica! mucho mejor, lo esencial era demostrar que se
era ms fuerte, ms brutal y ms desptico y lo demostraron cumplidamente.
Se efectuaron innumerables prisiones, se clausuraron todas las sociedades de
resistencia y todos los Crculos y Centros de Estudios Sociales, se abarrotaron los
barcos de extranjeros sin darles tiempo de despedirse de sus familias, arreglar sus
negocios o darles un beso a sus hijos; se impuso el terror oficial a golpe de vergajo o
con la boca del fusil; se hizo, en suma, todo lo imaginable para dominar a los
trabajadores sin razn ni motivo con que se hubiese podido justificar, an legalmente,
tan tirnico proceder.
Y la Ley de residencia an sigue en vigor y en vigorsigue an el deseo de los que,
llevados ms por su inconsciencia que por su conviccin, ms por su maldad que por su
buena fe, quieren que defendamos un rgimen que tanta opresin y tirana encierra.
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Reconocemos lealmente que hay republicanos sinceros, y con la amistad de algunos,,
entre ellos, nos honramos: a estos particularmente, y en general al pueblo
inconsciente y fluctuante, van dirigidos estos artculos; no escribimos para los
aspirantes a diputados o concejales, ni para los idlatras de cualquier cotorra radical; si
asco nos producen los monumentos personales, ms an nos lo inspiran losoportunistas de ocasin que quieren jugar con dos barajas en el ajedrez poltico -
social, o quieren alumbrarse con dos velas en el camino que no conduce a la crcel ni a
la dignidad.
Y como no hay otro remedio que seguir tejiendo, dejaremos la tela republicana para
otro da.
ARTURO NIALE (T. y L. 00012-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?
(VI)Para m la repblica es an poder y tirana. Si la idea del contrato
social estuviese bien determinada, no slo no dejara en pie la
monarqua, no dejara en pie ni la repblica.
Pi y Margall
Exentos de todo prejuicio sectario, creemos ir desarrollando en estos modestos
artculos la tesis que nos propusimos demostrar.
Si, como dice un aforismo vulgar, la experiencia es madre de la ciencia y sta
representa la verdad, nada ms lgico que atenernos, para sacar deducciones
verdaderas de cualquier hecho cosa, a la propia experiencia, es decir, al estudio y
conocimiento de los sucesos que se desarrollan en cualquier punto, admisibles y
comprobables en todo tiempo y lugar, y ms an los que se ven y tocan actualmente,
sin necesidad de grandes esfuerzos de imaginacin para su comprensin exacta.Sostenemos que en la repblica el trabajadores tan esclavo como en cualquier otro
pas regida por distinta forma de gobierno, y lo vamos demostrando cumplidamente;
sostenemos que la propiedad, tal como est constituida actualmente, es la base de
toda expoliacin, porque fomenta y sostiene la injusticia social, tanto en monarquas
como en repblicas, y los ejemplos prcticos van corroborando nuestra asercin.
No truncamos los hechos para argumentar a nuestro favor ni inventamos las noticias y
detalles que vamos estampando en estas columnas para salir airosos de nuestra fcil
empresa; todos pueden comprobar, si no los ciega la pasin poltica, la exactitud de
nuestras aseveraciones,, los apasionados, los fanticos o los idlatras podrn no ver ladifana claridad que les presentamos; pero, no obstante tal ceguera, la luz de la
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experiencia, de la razn y de la lgica se refleja en la verdad, presentando a sta con
toda su magnificencia, sin afeites retricos, sin desplantes ilusionistas y sin egosmos
interesados.
Hemos relatado lo que pasa en Suiza y en la Repblica Argentina para demostrar que
en estos dos pases regidos republicanamente se ponen la ley por montera losmandarines que los gobiernan, y que esode la fraternidad y la igualdad ante la ley y
ante el sentido comn, es una solemne mentira, dicho sea sin nimo de ofender a los
embusteros de profesin.
Recientemente la prensa nos ha comunicado que en Pergamino (Repblica Argentina)
la polica disolvi a tiros una manifestacin organizada para protestar de odiosos
tributos locales. De la hazaa policaca resultaron 10 muertos y 27 heridos
No se puede demostrar ms cumplidamente la fraternidad republicana!
Digamos algo del pas de los trust, del pas de los mil millonariosy de los hambrientos,
de la Arcadia americana de Laboulaye: de los Estados Unidos.Todos sabemos que los voraces capitalistas norteamericanos han absorbido toda la
riqueza del pas, es decir, todo el trabajo producido por sus trabajadores, en sus
famosos trustde los petrleos, de los aceros, de los ferrocarriles,, de los constructores
de navos, etc., etc.
Estos trust igualitarios y fraternales han creado a su alrededor un numeroso ejrcito
de empobrecidos industriales y de infelices asalariados que no tienen donde caerse
muertos; todos saben que en los Estados Unidos hay veinte mil nios, casi todos de la
raza de color, que trabajan en las fbricas de algodn de seis de la maana a seis de la
tarde, ganando un salario, por trmino medio, de diez centavos.
Hay industriales que por no suspender las faenas tambin los hacen trabajar de seis de
la tarde a seis de la madrugada, pagndoles cinco y seis centavos por tan brutal tarea.
En Georgia se instalan camas de campaa o montones de paja para los nios que,
rendidos por el cansancio, no tienen fuerzas para regresar a sus domicilios.
El ilustrado periodista norteamericano Hubbart dice, a propsito de esta infame
explotacin, lo siguiente:
He visto los antros de Heater-Street en Nueva York; he contemplado el abismo de
degradacin y de corrupcin que se llama Whitechapel; he visto el Guettho de
Venecia, cuya miseria rivaliza con la de Whitechapel; conozco todo lo que sufren los
mineros de la pennsula y conozco tambin todos los horrores de los presidios
siberianos.
Conozco todo eso, repito, y todo eso es un paraso comparado con lo que se hace con
los esclavitos negros y blancos de cinco aos de edad en las malditas fbricas de la
Carolina del sur.
Digamos lo que se cantaba en La vuelta del mundo:
Oh, qu magnfica civilizacin!
Para qu seguir! En un pas donde se explota tan brutalmente a inocentes nios, qu
explotacin no tendrn que soportar los hombres!
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En sucesivos artculos daremos un repasito a Francia y nos meteremos con la repblica
en Espaa en 1873.
Hasta luego.ARTURO NIALE (T. y L. 00013-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?(VII)
El 5 de enero de 1897, en una discusin sostenida en la
Sociedad de Economa Poltica, un economista, Mr.
Limousin, pronunci estas gravsimas palabras: EN
FRANCIA SOBRAN CINCO O SEIS MILLONES DE
TRABAJADORES
( A. Lorenzo, en Respuesta a un mensaje)
En Francia cinco o seis millones de trabajadores
Recogemos la afirmacin de Limousin para no basar nuestra argumentacin en
afirmaciones o datos que pudieran ser considerados como parciales o interesados; no
son las frases de un sectario las que nos sirven para demostrar que en la Francia
republicana, en la nacin que consign en su Constitucin poltica los derechos del
hombre, los trabajadores viven en la miseria y en la esclavitud; son las palabras de un
economista burgus las que confirman nuestra tesis, sobradamente expuesta en estos
artculos, de que la repblica es tirana y de que en la repblica ni el trabajador cubre
sus necesidades materiales ni es respetado en sus derechos como hombre.
En Francia vanse centenares de infelices sin pan y sin hogar; y es tan considerable el
nmero de los mendigos y de los hambrientos, que los que no tienen probabilidad de
conseguir un bono para albergarse en el Hotel-Dieu o en cualquier otro asilo nocturno,
vanse precisados a dormir a la intemperie en los asientos de los paseos, en los
pontones carboneros o en los muelles del Sena.
A los que arguyan que esto es inevitable en zonas populosas donde concurren
forzosamente, atrados por la importancia de la industria o del comercio o por el
desarrollo de la produccin, miles de obreros que en sus pases respectivos no
encuentran donde ganar un pedazo de pan, podemos decirles que tal argumento
confirma lo que venimos sosteniendo de que no existe la Jauja democrtica que nos
pintan los defensores del gubernamentalismo republicano-radical.
En Francia existe la miseria como en cualquier otro pas del mundo, y para demostrarlo
ms cumplidamente, recurrimos al Bulletin de loffice du Travail, que nos ofrece una
curiosa estadstica sobre el asunto:
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Durante el ao 1895 se han declarado 1500 quiebras, ms 202 liquidaciones
judiciales. El Monte de Piedad (caja de Prstamos), antro de la miseria, ha prestado
98.747.704 francos sobre 3.666.722 objetos pignorados. La Asistencia pblica ha
socorrido de modo regular 48.024 personas slo en el mes de diciembre y a ms de
18.540 necesitados irregulares. Por lo que respecta a los asilos nocturnos hemospodido procurarnos nicamente los datos de los seis primeros meses del ao: han
albergado durante este tiempo 85.789 hombres de menos de sesenta aos, 7.303 de
ms de los de 60; el nmero de mujeres recogidas fue 12.716 y de 4.149 el de los nios
de ambos sexos.
La estadstica no tiene vuelta de hoja; esos miles de seres que recorren a la caridad
oficial solicitando un hueco para albergarse durante la noche, y que llevan sus
indispensables andrajos a la Casa de Prstamos para reunir unas cuantas monedas
con que comprar lo ms indispensable para la existencia, son los mejores argumentos
que se pueden ofrecer a los vivos republicanos o a los inconscientes republicanizados.Quien tenga ojos que vea.
Ya hemos dicho que no escribimos para los ciegos natos ni para los monoculistas de la
oportunidad.
.
El gobierno francs suspendi el Congreso Obrero Revolucionario Internacional, que
deba celebrarse en Pars en Septiembre de 1900, fundndose en las leyes Scelerates,
otra monstruosidad jurdica y social parecida a la que sostiene el gobierno argentino.
No obstante formar parte del ministerio el socialista Millerand y de haber consentido
das antes la celebracin de un Congreso clerical el gobierno francs prohibi el
Antiparlamentario la misma noche que deba celebrar la sesin preparatoria, sin que
los delegados que haban acudido de todas partes del mundo supiesen hasta aquel
momento tan extraa prohibicin. La prensa republicana, a excepcin de dos o tres
peridicos sinceros, no dijo una palabra para protestar de semejante atropello, y los
delegados franceses, que intentaron reunirse despus en la Casa del Pueblo, pueden
atestiguar las vejaciones que sufrieron por parte de las autoridades republicano-
socialistas.
La expulsin de los diputados espaoles que fueron a Pars; el encarcelamiento en
varias ocasiones de los emigrados rusos que en Francia sostienen el movimiento
intelectual y revolucionario de su nacin; la constante clausura de Bolsas de Trabajo;
las denuncias y secuestros que sufre la prensa sindicalista consciente que no hace coro
a los enjuagues poltico-socialeros de otros colegas radicales, vendidos a la reaccin
y al poder, y otros mil hechos que pudiramos presentar, certifican que la libertad de
asociacin y reunin, la libertad de pensamiento y de conciencia y de otras libertades
populares tan cacareadas, son una solemne mentira bajo la forma republicana como
lo son bajo cualquier otra forma de gobierno. S, ya sabemos lo que nos van a decir
los republicanos!
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Nos dirn que en la repblica el trabajador puede alcanzar una completa instruccin,
es decir, la instruccin que necesita para concebir ms altas concepciones idealistas y
para alcanzar un Estado social ms perfecto que el presente.
A otros perros con esos huesos tan descarnados!
Sabemos perfectamente la instruccin que puede conseguir el obrero despus de diez,doce y catorce horas de trabajo diariamente, los cntimos de que dispone para
comprar libros que verdaderamente le enseen algo, y el tiempo disponible que le
queda despus de una embrutecedora faena de produccin para asistir a Bibliotecas o
a Museos; conocemos tambin perfectamente la instruccin, que se da a la niez en
las escuelas laicas de Francia, donde si bien se ha desterradoEN ALGUNAS- el estudio
de las religiones positivas, se ofrece en cambio, como enseanza integral, el estudio de
otros absurdos, funestos y perjudiciales por todos los conceptos, para la tierna
inteligencia infantil; conocemos los cromos multicolores representando sangrientas
carniceras patriticas que se ofrecen al pueblo como alimento espiritual; sabemos queel libro de Bruchner, Fuerza y Materia, que no le cuesta al editor75 cntimos, se vende
a siete francos el ejemplar, mientras que por 50 o 60 cntimos se pueden conseguir en
las libreras francesas libros pornogrficos de diferentes autores republicanos.
Sabemos mucho, mucho ms. Que se ametralla al pueblo en Fourmies y en Carmaux,
que se le obliga a aceptar por la fuerza, o con cierta persuasin democrtica muy
alucinadora, el arbitraje patronal autoritario para dominarle y engaarle con todos los
requisitos de la ley; en una palabra, que con una ficticia libertad se le alucina; que
con un mentido respeto al derecho social de todos los ciudadanos se le atropella; que
se le ametralla, en fin, en cualquiera ocasin, cuando protesta o se rebela contra los
derechos adquiridos de sus explotadores.
Y como sabemos algo ms de esto, lo seguiremos diciendo en otro nmero.
ARTURO NIALE (T. y L. 00014-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?(VIII)
En mtines, conferencias, artculos y en conversaciones particulares los propagandistas
de la Repblica, pretendiendo poner un argumento decisivo en pro de la idea que
defienden, nos han salido al paso con el siguiente estribillo: S, s, tienen ustedes razn;
en las Repblicas que ustedes citan se cometen esos atropellos y violencias, esas
indignidades incalificables; pero en la repblica que nosotros queremos traer y por
la que luchamos, no sucedern tales cosas.
Y se quedan tan frescos como si hubiesen dicho la ltima palabra sobre el asunto.
Comprendemos perfectamente que con tal argumentacin haya an ilusos que crean
que el da que venga la repblica se ha de repartir la propiedad, han de conseguir
diez trajes nuevos y han de tener chocolate y panecillo a todo pasto.
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Antes de la proclamacin de la repblica en 1873, la mayora de los campesinos
andaluces y castellanos, alucinados con la oratoria de sus redentores, crean que
cuando viniese la nia iban a poder repartirse todas las tierras pertenecientes al
pueblo en que habitaban; que esto es cierto lo demuestra el hecho que durante la
repblica se encarcel a 220 trabajadores en Extremadura y Andaluca porque seacotaron varios terrenos que pertenecan a los comunales o de propios.
Aun hoy muchos obreros creen lo mismo, y lo seguirn creyendo hasta el da en que
caiga la venda que cubre sus ojos, bien por el estudio,, o bien por la demostracin
prctica, en el caso de que la repblica se instaurase algn da en Espaa, de que no
es verdad tanta belleza.
Al llegar a este punto viene a nuestras manos un documento de extraordinaria
importancia, que vamos a transcribir ntegro a pesar de su mucha extensin. Dicho
documento, que copiamos de nmero 14 de La Revista Social, fecha 21 de febrero de
1884, es el manifiestoclebre que publicaron los obreros alcoyanos en plena situacinrepublicana, es decir, en 14 de julio de 1873. Lanlo los trabajadores. As, sin poner
nada de nuestra cosecha en el estudio de aquella poca de libertad, igualdad y
fraternidad no se nos calificar de parciales y sectarios.
Atencin que el manifiesto referido apunta bien y hace blanco.
Helo aqu:
Compaeros: Ante la conducta de los ministros de la Repblica, ante las columnas de
la prensa de todos los matices y ante los insultos de toda la clase media en general, no
era posible que el silencio fuese nuestra contestacin ni mucho menos que con l
disemos crdito a tanta falsedad y a tan inauditas relaciones como se han hecho de
los sucesos de Alcoy.
No pretendemos, sin embargo, justificarnos ante la burguesa porque comprendemos
lo imposible del objeto; nuestros explotadores no razonan cuando de sus intereses se
trata ni se satisfaran ms que en la destruccin de nuestra Asociacin.
No; tampoco aspiramos a demostrar lo odioso e incalificable de la conducta de los
republicanos federales, pues la hemos previsto hace mucho tiempo y, por
consiguiente,
Ni nos extraa ni nos sorprende.
No necesitamos tampoco probar a nuestros compaeros de Asociacin que nuestra
conducta en Alcoy, como en todas partes, responde a la dignidad de nuestra
conciencia y al camino que nos hemos trazado de antemano respecto a nuestros
derechos o libertades.
Deseamos nicamente que aquellos obreros que no participan de nuestras ideas, que
los trabajadores que todava tienen una venda en los ojos y no conocen sus intereses,
sepan la verdad de los hechos y juzguen imparcialmente sus resultados.
Cuando el partido republicano estaba en la oposicin, y por boca de sus
propagandistas, como por sus rganos en la prensa, seduca y halagaba al trabajador,
asegurndole que dentro de la forma poltica republicano-federal se encontrara
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completamente garantida la prctica de los derechos individuales, contestamos
siempre que el conocimiento del principio de autoridad nos haca comprender que sus
promesas no eran verdad y que la persuasin de la misin altamente conservadora
que todo Gobierno, , llmese como se quiera, tiene, nos convenca de que, por el
contrario, los derechos individuales se haban de ver tan atacados por los republicanosfederales como lo haban sido por los reaccionarios agentes de Sagasta. Los hechos
han venido a darnos la razn, si bien con la diferencia de que el actual Gobierno ha
sido ms imprudente y ms escandaloso que el de aquel ministro.
Y, en efecto, es preciso que se tenga conocimiento de que en Paradas, declarada una
huelga de los obreros del campo y una vez triunfante sta, la clase media, ayudada por
el alcalde y con la calumnia por arma, asalt y acos el local de la Asociacin, y que, a
pesar de la conveniente justificacin y pruebas de que la conducta de la Asociacin era
lo contrario de lo que el alcalde manifest, presentadas al gobernador de la plaza por
una comisin de obreros, el local contina cerrado, y el gobernador, con malos modosy muy poca educacin, desoy a la comisin.
En CARMONA, a consecuencia de la huelga de agricultores, salieron de aquella
localidad los burgueses conocidos por los Hermanos Sanjuanistas y marcharon a
Mlaga en busca de obreros, diciendo que en Carmona no haba brazos; acordando los
obreros participar esta determinacin a sus compaeros de las inmediaciones, y que,
para ello, salieran diferentes comisiones, el alcalde dio orden y armas, que en su
poder tena, a asalariados buscados expresamente para que prendieran a los
individuos que formaban parte de dichas comisiones, y en tanto que estos mercenarios
cumplan estas rdenes, el alcalde, con los municipales, asalt el local de la Sociedad,
rompiendo las puertas, y penetr dentro de l, destrozando los muebles e
incautndose de fondos y documentos, y como resultado, la prisin de 42 trabajadores
y el permanecer cerrado en la actualidad el local de la Asociacin.
En SEVILLA, las autoridades, tomando como pretexto las repugnantes y ambiciosas
luchas intestinas del partido republicano, prenden y persiguen a los obreros
internacionales que para nada se mezclan en tales miserias.
En SANLUCAR DE BARRAMEDA, el alcalde, para secundar los planes de explotacin de
la burguesa, cierra el local de la Asociacin y provoca las iras de los obreros en sus
amenazas y ataques a los derechos individuales. Vienen comisiones reclamando del
ministro de la Gobernacin se les devuelva el uso de sus derechos, abriendo el local
tan arbitrariamente cerrado y el seor Pi promete lo que despus no cumple; se
procura interpelacin en el Congreso sobre estos hechos y el seor Pi contesta, para
obrar despus de distinto modo, por cuya razn y ante la conviccin de que el
Gobierno obedece a un plan de proscripcin contra nuestra Asociacin, los obreros de
Sanlcar destituyen las autoridades locales, nombran otras que las sustituyan y
vuelven a abrir el local de la Asociacin.
En VALENCIA, se prende y maltrata a los encargados de los trabajos administrativos de
la huelga y se prohben las reuniones de los obreros an despus de autorizadas por el
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gobernador y una parte de la milicia se convierte en polica secreta para prender
trabajadores por el delito de declararse en huelga.
En EL VISO se declaran en huelga los trabajadores, y aunque no forman parte de la
Internacional se disuelven sus reuniones pacficas y son amenazados por la autoridad.
En JEREZ es asaltado por la autoridad el local de la Asociacin de panaderos yagricultores, apoderndose de los documentos de la misma, lo cual produjo una
indignacin que lleg hasta el punto de obligar a dimitir a las autoridades que tan
cnicamente haban provocado un conflicto que no estall merced a la ltima
determinacin de las mismas.
En PALMA DE MALLORCA se presenta el alcalde en las reuniones y cuando un
internacionalista pretende hablar, se le prohbe, por la sola razn de que no piensa del
mismo modo y sin duda con la sana intencin de provocar acontecimientos funestos.
Continuaremos
ARTURO NIALE (T. y L. 00016 - 1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS?(IX)
Contina el manifiesto de los obreros alcoyanos:
Y por ltimo en Alcoy se declar una huelga general de todos los oficios en demanda
de aumento de jornal y reduccin de horas de trabajo. El alcalde, que conoca
perfectamente el objeto de la huelga, dio la seguridad de que permanecera neutral, a
fin de que obreros y patronos pudieran entenderse libremente. El mismo da, , y a
consecuencia de conferencias con algunos fabricantes, public una hoja insultando y
calumniando a los obreros y ponindose al lado de algunos fabricantes, destruyendo el
derecho y la libertad de los huelguistas y provocando el conflicto.
Sin embargo, los obreros de Alcoy, sorprendidos de semejante cambio, tan brusco
como incalificable, nombraron una comisin de su seno para manifestar al
Ayuntamiento que si no estaba dispuesto a conservar una completa neutralidad en los
pacficos asuntos de la huelga, conforme haba manifestado y prometido, lo
conveniente, a fin de evitar un conflicto, era que presentase la dimisin de su cargo,
pues que la incomprensible conducta de la autoridad haba producido una grande e
inevitable efervescencia. Intiles fueron las razones y las explicaciones dela situacin
que la comisin hizo, pues al salir sta por las puertas de la casa consistorial, los
dependientes de la autoridad hicieron una descarga, hiriendo y asesinando a varios
trabajadores que, en actitud pacfica, se paseaban por la plaza de la Repblica.
Los provocadores, posesionados de los puntos estratgicos de dicha plaza, continuaron
su mortfero fuego contra el pueblo desarmado que, en la necesidad de repeler la
fuerza con la fuerza, corrieron en busca de armas con que contestar con tal brutal
agresin..
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Veinte horas dur la lucha, Varios trabajadores han muerto defendiendo sus derechos
hollados y pisoteados por los republicanos federales, y algunos otros quedarn intiles
para el trabajo a consecuencia de sus heridas, y bien no es posible todava precisar el
nmero de los unos ni de los otros, puede calcularse que no sern ms de 10 entre
muertos y heridos.De los provocadores no pasarn de 15 entre unos y otro, y todos ellos durante el
combate, puesto que despus del asalto de los puntos donde estaban parapetados, ni
siquiera el ms pequeo insulto se dirigi a ninguno de los que haban hecho armas
contra el pueblo.
Medidas extremas fueron precisas respecto de cinco o seis edificios; pero entindase
bien que slo se hizo porque desde ellos se haca un nutrido fuego contra los
trabajadores.
Personas y propiedades han sido respetadas, y hubiera habido que lamentar la prdida
de menos seres si el alcalde ALBORS, al decir que se renda, no hubiese sido un engaoque produjo la muerte de los que fueron a penetrar en el Ayuntamiento creyendo
sinceras tales palabras, y si el alcalde no hubiese hecho uso de un revlver disparando
dos tiros sobre los que se apoderaron de su persona.
Seres arrojados por el balcn, curas ahorcados de los faroles, hombres baados en
petrleo y asesinados a tiros en la huda, cabezas de civiles cortadas y paseadas por las
calles, incendio premeditado de edificios, quema y destruccin del edificio del
Ayuntamiento y violacin de nias inocentes, todas estas patraas son horribles
calumnias, dignas slo de la lengua de un ministro de la clase media y de la prensa
burguesa, que de todo esto, sin duda, se consideran capaces.
Las supuestas sanciones o presin ejercida en los mayores contribuyentes para que
stos hiciesen recaer la responsabilidad de los hechos sobre las autoridades y
declarando que la conducta de los trabajadores haba sido todo lo digna que las
circunstancias permiten, es una mentira ms, pues que lo han hecho libre y
espontneamente y de ningn modo violentados.
PROTESTAMOS de las calumnias lanzadas contra nosotros en el Congreso; protestamos
de las que la prensa ha publicado, y si bien somos los primeros en lamentar la
necesidad de estas catstrofes, lo hemos dicho, y lo repetimos: en el camino de las
violencias, el slo responsable es el que da el primer paso.
Como internacionales, no nos cansaremos de repetirlo, nada de comn tenemos con
los partidos polticos y, por consiguiente, ninguna participacin nos cabe en sus
miserias ni en sus luchas, pero como hombres estamos dispuestos a defender nuestros
derechos con todas nuestras fuerzas y siempre que se vean atacados por quien quiera
que sea.
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Lo repetimos; la conducta de los trabajadores de Alcoy ser el ejemplo de la que
procuraremos seguir siempre que la prctica de los derechos individuales llegue a
hacerse imposible a consecuencia de los abusos de las autoridades.
Pero es preciso que lo entendis bien; los obreros hacen poco caso de nombres y
promesas; slo esperan y juzgan la conducta y los hechos de los hombres y lascolectividades y cuando stas son reaccionarias protestan de ellas, como hoy
protestamos nosotros de los ataques a la libertad y al derecho, y de las calumnias de
los ministros y la prensa del partido republicano federal.
Alcoy, 14 de julio de 1873.
La Comisin Federal de la Regional Espaola de la Asociacin Internacional de los
Trabajadores.
Este documento fue copiado por toda la prensa internacional y por casi toda la prensa
burguesa. Todas las federaciones locales y el Congreso Internacional celebrado en
1874, aprobaron la conducta observada por los obreros alcoyanos.El gobierno republicano, por salvar las apariencias, dej en paz, durante tres meses, a
los trabajadores, pero durante el mando aristcrata Castelar, ms de 300 obreros
fueron conducidos al castillo de Alicante y a la crcel de Alcoy, donde murieron
algunos. Los ltimos seis trabajadores presos por aquellos sucesos fueron puestos en
libertad diez aos despus.
Creemos haber presentado a nuestros lectores un documento fehaciente, concreto y
argumentado, para demostrar que tambin aqu en Espaa, durante el gobierno de la
Repblica, el obrero fue objeto de incalificables atropellos, y que el ejercicio de su
derecho y la prctica de su libertad fueron letra muerta para los eternos defensores de
la igualdad ante la ley.
Ahora que los obreros lo analicen con detenimiento y si no estn contaminados del
espritu egosta de sus amos o de sus dolos, o no tienen pretensiones de ejercer de
fetiches en el altar de las adoraciones populares seguirn el derrotero que la razn
les dicte arrojando de s el pesado e intil lastre de las soberanas democrticas
con autoridad, con propiedad y hasta con religin, trpode en que descansan todas las
repblicas constituidas y las que puedan constituirse en lo sucesivo
Continuaremos
ARTURO NIALE (T. y L. 00017-1907)
POR QU NO SOMOS REPUBLICANOS? (X)
CONCLUSIN
Se puede saber cundo va usted a concluir de desarrollar el tema Por qu no
somos republicanos?
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Lo digo porque deseo contestarle en el peridico que admita mi colaboracin, y como
usted se va extendiendo tanto, temo morirme de viejo antes de desembuchar todo lo
que tengo aqu (aquunos puntos suspensivos que creemos no tengan semejanza
alguna con la cabeza del annimo comunicante) y que necesito soltar para rebatir sus
artculos, defender la repblica y darle unos cuantos palitos literariamente seentiende (gracias generoso literato)- por el tremendo error en que incurre al
combatir al partido republicano, salvacin de la patria y faro luminoso de redencin
para el trabajador!
Espero que no se har usted rogar mucho y me conceder la palabra para hablar
por escrito
Por correo interior hemos recibido estos renglones garrapateados indudablemente por
un ardiente partidario de la repblica que nos reserva el nombre, quiz por modestia,
y que no nos enva su direccin tal vez por olvido.
Por estas omisiones, muy disculpables en periodo electoral, no podemos dirigirnosparticularmente al annimo correligionario, por lo que vmonos precisados a
contestarle pblicamente, ya que lo corts no quita a lo anarquista, para acusarle
recibo de su misiva y concederle el favor que con tanto inters solicita de nosotros.
Conformes de toda conformidad, seor comunicante; este es nuestro ltimo artculo,
por hoy; no queremos ensaarnos con el dolo de sus amores, y como somos
generosos, reservamos para otra ocasin oportuna, es decir, para cuando usted nos
apaleecon su argumentacin, lo que nos queda an que decir para justificar por qu
no somos anarquistas.
Creemos haber dicho lo suficiente para que el pueblo se convenza de que todo poder
es tirano y opresor y de que su mejoramiento material, moral e intelectual no depende
de sta o de la otra forma de gobierno. Como esto es lo que nos propusimos
demostrar, y creemos haberlo conseguido, estamos satisfechos; rstanos ahora
solamente refrescarla memoria de usted sobre lo que hemos escrito en esta serie de
artculos que hoy terminan, para que pueda contestarnos con mtodo, pupila y
sindresis.
Odo y vista
Hemos afirmado que la libertad, igualdad y fraternidad de los pueblos no pueden
conseguirse dentro de un rgimen capitalista burgus, monrquico o republicano, ni
an en un rgimen socialista autoritario.
Hemos combatido el oportunismo poltico como errneo, falso e injusto, porque
sostiene la diplomacia del embuste y fomenta la hipocresa social.
A la teora de la escalera y del famoso puente hemos opuesto el estudio de la
sociologa, el conocimiento de las sociedades humanas, el espritu rebelde de todo
individuo, el avance vertiginoso que llevan las ideas de progreso en todo el mundo, los
nuevos mtodos de lucha que aceleran todas las reformas dejando muy atrs a los
reformadores legalistas- y varios, muchos ejemplos prcticos de la tirana y miseria que
sufren los trabajadores en aquellas naciones que, como Francia, Estados Unidos y
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Suiza, entre otras, pasaron el puente simblico que ustedes preconizan con tanto
entusiasmo.
Hemos dicho al pueblo lo que significan la ley de conflictos colectivos en Suiza, la de
residencia en la Argentina y la de scelarates en Francia, todas promulgadas contra
los trabajadores conscientes y rebeldes que luchan en sentido econmico por lareivindicacin de la humanidad, y hemos hablado de los absorbentes trusts
norteamericanos para demostrar que en el pas de los millonarios el ejrcito de los
hambrientos forma legin. Con notas, detalles, documentos histricos y citas de
polticos y burgueses hemos realizado nuestra labor antirrepublicana, mejor dicho,
antiautoritaria, sin que conscientemente hayamos puesto en las lneas escritas el
menor tomo de pasin, la ms insignificante parcialidad.
Controvirtiendo la argumentacin de los que dicen sin creerlo- que si bien es cierto
que en las repblicas constituidas en Europa y Amrica los trabajadores estn
sometidos a la fuerza del poder y del dinero, no suceder otro tanto en Espaa,cuando en sta exista la repblica, porque aqu ser la Repblica dife rente a las
dems, hemos reseado lo que sucedi durante el mando de los republicanos en
1873, presentando un documento obrero de extraordinaria importancia que caus
enorme sensacin en la fecha en que fue publicado y que hasta el presente las
manifestaciones en l contenidas no han podido ser negadas por nadie.
Mucho ms hubiramos podio decir al pueblo de lo que fue y signific el periodo
republicano en 1873, presentndole el cuadro sombro de las miserias, odios y
venganzas que germinaron entre sus prohombres ms significados, pero nos
abstenemos de ello por no descender a personalismos, de los que huimos siempre,
para que no se atribuyan a malquerencias nuestros ataques contra lo que es en s
opresor y tirano.
Ahora que nos conteste el annimo republicano que nos ha escrito. Despus el pueblo
juzgar quien lleva la razn. Si los que desean la desaparicin completa del Estado
burgusautoritario por absurdo, injusto y opresor,- o los que creyendo no poder vivir
sin directores y sin amos defienden un gobierno que conceda al trabajador la libertad
de morirse de hambre o el derecho de recibir un balazo en cualquier parte del
cuerpo el da en que trate de turbar la plcida digestin de sus poderosos mandarines.
ARTURO NIALE (T. y L. 00018-1907)