Presentación · 2015. 11. 2. · Diego De la Quintana editora Marthadina MendizÆbal consejo...

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  • Revista Virtual REDESMAoctubre 2007

    Vol. 1(2)

    Áreas Protegidasy Biodiversidad

    responsables

    José BlanesDiego De la Quintana

    editora

    Marthadina Mendizábal

    consejo editorial

    Carlos ArzeJosé Blanes

    Marianela CuriEduardo Forno

    Nicolo GligoJosé Leal

    Cécile B. de MoralesRafael Navarro

    diseño

    Marcelo PintoManuel Rebollo

    foto de portada

    Alejandro Araujo Murakami“Velo de la Novia”

    (camino Charazani-Apolo)

    PresentaciónEn la presentación del primer número de la revista se hizo unarevisión de las razones que dieron lugar a la misma, damos unpaso adicional al presentar el segundo numero, conscientes deque es más fácil iniciar una revista que darle continuidad.

    Si bien continuamos con importantes aportes conceptuales altema de medio ambiente como el de Gligo en su artículo y al debiodiversidad con el de Vásquez, en este segundo número de laREVISTA, presenta como tema central el de las áreas protegidas.

    Este tema ha tomado en lo años recientes una gran importanciaal pasar la discusión de lo meramente técnico y de conservaciónde la biodiversidad, a una interlocución con el mismo desarrolloy en especial con el papel que juegan los actores locales. En estesentido nos presentan visiones interesantes y provocativas so-bre la interlocución entre áreas protegidas y su entorno los artí-culos de Fontúrbel, con una evaluación de las categorías mixtasen Bolivia y de Amend, Reid y Gascon, con un análisis de losbenéficos económicos de estas áreas en una región de Brasil.Cubren un aspecto más general, pero de gran valor, los artículosde Castro sobre el Parque Nacional de Cutivireni en Perú y el dePoats y Suárez sobre Descentralización y gobernanza ambientalen una región de Ecuador; y finalmente el Servicio Nacional deÁreas protegidas de Bolivia (SERNAP) nos presenta su valiosavisión en el articulo conceptual sobre la gestión del Sistema Na-cional de Áreas Protegidas en Bolivia.

    Todo emprendimiento es posible gracias al apoyo que brindaninstituciones que en él creen. Para este segundo número agra-decemos el auspicio de CIFOR, CSF, WWF-Bolivia, SERNAP ySOBOCE. También fue posible por el apoyo de CI, como miem-bro de REDESMA, pero especialmente gracias a CEBEM, institu-ción que hace posible la existencia de una red tan valiosa comoREDESMA.

    También merecen nuestro agradecimiento todas las institucio-nes y autores que nos enviaron artículos u otro tipo de informa-ción. En especial queremos destacar el apoyo del Proyecto In-ventario Botánico en la Región Madidi (MO-LPB) en las personade Alfredo Fuentes y Alejandro Araujo y al Instituto de Ecologíaen la persona de Mónica Moraes por la colaboración a este nú-mero.

    Gracias al trabajo prolijo de Marthadina Mendizábal, el equipode REDESMA que la apoya y a los colaboradores de este núme-ro, tenemos el gusto de presentar este segundo número.

    Esperamos que este pequeño grano de arena contribuya a ge-nerar mayores espacios de discusión y análisis sobre la temáticaambiental y en este caso más específicamente sobre la gestiónde áreas protegidas. Espero que nos encontremos en el siguien-te número con más novedades, muchas de ellas seguramentemotivadas en sus sugerencias.

    Eduardo FornoConservación Internacional – Bolivia

  • Índice

    Prólogo: Áreas Protegidas: Apuntes para una nueva visión ...................... 5

    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina,un cuarto de siglo después (parte II) ............................................................. 11

    Reconceptualizando la biodiversidad en América Latina:Una propuesta biocultural y territorial con visión de futuro .................... 38

    Desarrollo conceptual y avances en la gestión delSistema Nacional de Áreas Protegidas en Bolivia (1998-2007) ............... 49

    Las categorías mixtas de manejo en lasáreas naturales protegidas de Bolivia:¿Son responsables de la fragmentación del hábitat? ................................ 57

    Parque Nacional de Cutivireni (cordillera Vilcabamba, Perú):Informe que sustenta su creación .................................................................. 69

    Descentralización y gobernanza ambiental en áreas protegidasde Carchi, Ecuador: Lecciones de la Reserva Ecológica El Ángely el Bosque Protector Golondrinas ................................................................ 87

    Benefícios econômicos locais de áreas protegidas na região deManaus, Amazonas .......................................................................................... 99

  • Revista Virtual REDESMAoctubre 2007

    Prólogo:Áreas Protegidas:Apuntes para una nueva visión

    Marthadina Mendizabal*

    * Marthadina Mendizábal, Economista ambiental, tiene Maestrías de las Universidades La Sorbona y Católica de Chile. Es auto-ra de diversos libros sobre temas ambientales.

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    Áreas Protegidas: Apuntes para una nueva visión [Marthadina Mendizábal]

    Las áreas protegidas (APs) se han consolidadocomo una alternativa concreta de preservación yaprovechamiento de los recursos de diversidad bioló-gica en el planeta; como una respuesta que contribu-ye a conciliar posiciones en el debate entre preserva-ción vs conservación, economía vs ecología, susten-tabilidad fuerte vs sustentabilidad débil, protecciónambiental vs crecimiento económico; temas todosellos, que reflejan la preocupación por hacer el mejoruso de recursos y servicios ofertados por la naturale-za, crecientemente escasos en relación a la pesadacarga de la actividad humana.

    Reservas, parques, áreas de protección, constituyenciertamente, un instrumento eficaz para hacer opera-tiva la visión compartida de conservación de la biodi-versidad en los términos adoptados en la Cumbre dela Tierra y ratificados con metas específicas en laCumbre de Johannesburgo/02 relativas a la reducciónde la pérdida de biodiversidad; meta que como es desuponer, es crecientemente apreciada por su contribu-ción a resguardar los mecanismos naturales que sus-tentan la vida en el planeta, y transferir capacidadesambientales a las generaciones venideras.

    De ahí, la importancia de las áreas protegidas, pues lareducción de la diversidad biológica amenaza lascapacidades ambientales, al alterar mecanismos quepermiten la reproducción de las funciones naturalesde los ecosistemas y el sutil equilibrio de la biosfera.Desde el calentamiento global hasta la colonizaciónno planificada y la apertura de carreteras y caminos;desde la agricultura itinerante y de gran escala hastala caza de vida silvestre con propósitos económicos yornamentales; desde la toma de tierras y la lucha co-ntra la pobreza hasta la explotación de recursos ago-tables y no renovables, colocan en riesgo funcionesprimarias que son vitales para la biosfera y por ende,para la supervivencia de la humanidad.

    No obstante, pese a la importancia de proteger áreasnaturales para este propósito, el tema ha quedado enmuchos casos, relegado en la palestra política, y peoraún, en las políticas, planes y programas. Este es elcaso particular de países con abundante dotación deriqueza natural y que paradójicamente, exhiben bajos

    niveles de vida en los territorios geográficos donde lanaturaleza es pródiga. En muchos casos, la protec-ción de áreas ricas en biodiversidad ha sido abando-nada a la benevolencia de entidades internacionalescon capacidad para la protección de la conservaciónde la naturaleza en beneficio de la estabilidad de eco-sistemas locales, transfronterizos, el ecosistema te-rrestre y sus moradores.

    Las áreas protegidas: confrontación de visio-nes

    Pese a la efectividad de la respuesta de las APs a losdebates enunciados, quedan debates pendientes enterreno, que aún obstaculizan la adopción de esteinstrumento como reservas de vida en países conpatrimonio natural. En efecto, a pesar de las contun-dentes evidencias de rupturas en mecanismos básicosque rigen el funcionamiento de la biosfera global, lasposiciones originadas en percepciones opuestas con-tinúan inspirando políticas que no condicen con lacreciente necesidad de proteger activamente, proce-sos y recursos biológicamente renovables en ecosis-temas locales y/o transfronterizos.

    Tales percepciones reflejan la total ausencia de equi-dad y solidaridad inter e intrageneracional, en pos deresguardar el acaparamiento y defensa del derecho decaptura/extracción para fines comerciales, abandona-do estos territorios al “laissez faire, laissez passer”,detrás del argumento de que toda la oferta ambientaldebe ser incorporada al aparato económico. Tal vi-sión -aún vigente en algunos países ricos en activosnaturales renovables-, convierte a las áreas protegidasen escenarios donde se desarrolla una confrontaciónde posiciones divergentes que pugnan por sacar elmejor beneficio de los activos naturales contenidos,pasando por encima de derechos de poblaciones ori-ginarias, de posesión de territorios ancestralmenteheredados.

    Más aún, se percibe los territorios ricos, como espa-cios que albergan a entidades con las posiciones másextremas de una ecología opuesta al desarrollo. Diz-que, posición enraizada en países industrializados y

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    poco real para países que no han resuelto problemasbásicos de subsistencia. Arrimados a tal posición, escomún constatar un número limitado de intelectualesy tomadores de decisión, para quienes conservación ypreservación son sinónimos, amén de su atenciónacaparada por la evolución de los indicadores econó-micos.

    En una percepción más conciliadora se señala que,puesto que los países ricos tienen, -por la dimensiónde su actividad económica-, la responsabilidad prin-cipal en la generación de los grandes desequilibriosecológicos en el planeta, tales países debieran asumirno sólo el costo de la degradación ambiental, sinotambién el costo de los servicios ambientales quecontribuyen a mitigar los impactos antrópicos. Sitales servicios -entre los que se incluye la contribu-ción de las vida silvestre al mantenimiento de losequilibrios- son efectivamente valorados como partede las capacidades ambientales para que el ecosiste-ma terrestre siga funcionando en beneficio de losmoradores de la Tierra, entonces la productividad delos ecosistemas naturales debiera protegerse, y des-echarse todo tipo de actividad extractiva, por ejem-plo, minera e hidrocarburífera.

    No obstante, no aprovechar tal oferta ambiental con-tenida en los territorios de riqueza natural, tiene uncosto de oportunidad para países dueños de los recur-sos naturales que legítimamente aspiran a mayoresniveles de desarrollo. Por consiguiente, sobre la basede este costo, los países ricos debieran compensar aaquellos que contribuyen al equilibrio de la biosfera através de su patrimonio natural. En el mismo sentido,debiera resarcirse a poblaciones afectadas por la dis-tribución desigual de beneficios del aprovechamientode los recursos biológicamente renovables (especies/información genética), pues las comunidades queposeen tales recursos se benefician marginalmente,amén de su incapacidad para negociar frente a gran-des entidades que aprovechan la producción de lanaturaleza con propósitos industriales.

    Cualquiera que sea la posición respecto a las áreasprotegidas, el mantenimiento de reservas naturalesbásicas para el funcionamiento de la biosfera es unaresponsabilidad compartida por todos los habitantes

    del ecosistema terrestre. La necesidad de aprovecharel capital natural para obtener beneficios económicos,y la necesidad psicológica de preservar especies ybosques para mantener una relación con el medioambiente natural, han sido reemplazadas por unanecesidad imperiosa: resguardar un entorno vital se-guro para las poblaciones cualesquiera sean su asen-tamiento, raza, sexo, estrato social y edad. Desde quelas tendencias hacia la ruptura de los mecanismosnaturales nos revelan cada día mayores riesgos am-bientales, es indiscutible la urgencia de frenar/mitigarel impacto de la actividad humana, cuyos niveles deactividad ya empiezan a escapar de todo control.

    Prioridades impuestas por precios y señalesde mercado

    No obstante la urgencia de proteger los ecosistemaslocales como parte del equilibrio global, el tema de laconservación ambiental a través de la declaración,gestión y respaldo efectivo reflejado en el presupues-to nacional está raramente incorporada en la agendagubernamental de los países con dotación naturalabundante. Las prioridades en éstos continúan fuerte-mente influenciadas por el estilo de desarrollo adop-tado por las sociedades y en consecuencia, la posi-ción de aquellos continúa reflejando la prioridad delos objetivos económicos sobre los objetivos ambien-tales. No es de extrañar pues, que el estilo de desarro-llo heredado y vigente en las sociedades concedamayor importancia al mantenimiento de elevadosniveles de actividad económica para sustentar nivelesde vida en sociedades ricas, y de crecimiento econó-mico para atender necesidades más básicas en el casode países en desarrollo.

    Es claro que tales prioridades se establecen a partirde la consideración de opciones que tienen un valoreconómico determinado, pues la valoración se haceimprescindible en un sistema económico mundial quefunciona con señales bajo la forma de precios y esca-sez.

    Lamentablemente, los recursos contenidos en lasreservas naturales y áreas objeto de protección no

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    pueden recibir la asignación de un valor en términosmonetarios, pues la biota necesaria para mantener lascondiciones de vida en los ecosistemas posee un va-lor incuantificable e inconmensurable. Las diferentesespecies, procesos naturales, la interrelación de todosestos en ecosistemas específicos y las funciones eco-lógicas que todo aquello cumple en beneficio delmantenimiento de la vida no admiten un valor expre-sado monetariamente. La biosfera no entiende deprecios ni mercados y funciona con una lógica muydiferente a la racionalidad económica.

    Salvo recursos explotables y comercializables comoopción deliberada y consciente de las comunidadesen las áreas protegidas, la gran parte de los serviciosprestados por los ecosistemas naturales, - como es elcaso del mantenimiento del hábitat de la vida silves-tre- , son parte de los valores primarios esencialespara la supervivencia humana y no podrían recibirimputación alguna de valor económico. En este senti-do, los criterios para priorizar las áreas protegidas enlas políticas están fuera de todo contexto.

    Mecanismos de gestión acordes con nuevasnecesidades

    Pero más allá de la aplicación de categorías económi-cas a campos que funcionan con leyes diferentes, laatención está puesta en la gestión de este patrimoniode propiedad pública. Así, han venido surgiendo nue-vas modalidades de gestión y gobernabilidad acordescon los procesos de descentralización y desconcen-tración del aparato estatal emprendidos por los paí-ses. Entre las nuevas fórmulas se incluye la coges-tión público/privada, la gestión local (regional, muni-cipal y comunitaria) como modalidades apropiadaspara traducir en acciones concretas, los conceptos depreservación, protección, aprovechamiento sostenibley conservación a nivel local. La contribución de lagestión privada es también importante en la medidaen que los países aplican instrumentos económicosnovedosos de gestión ambiental para incentivar lapreservación de áreas y desincentivar la explotaciónde recursos con fines no acordes con la conservación.

    Los avances en la gestión local a través de estas yotras modalidades son interesantes debido al recono-cimiento de las ventajas de este nivel, en el que esposible hacer efectiva la inclusión de los habitantescomo agentes activos que asumen el compromiso deconservar a perpetuidad fragmentos de los ecosiste-mas naturales y de constituirse en los mejores guar-dabosques protectores de la riqueza local. En efecto,los habitantes poseen los conocimientos y las prácti-cas de uso sostenible, de fragmentación de bosques,corredores biológicos y las correspondientes interre-laciones con el resto de elementos del ecosistema.

    La gestión de áreas protegidas en este nivel localpuede concretar acciones de mitigación de los cam-bios en las condiciones ambientales, por sinergias deentidades, niveles de actuación, conocimientos y ca-pacidades, en beneficio de la humanidad y sin sosla-yar la compensación a las comunidades de los territo-rios que proveen los servicios ecológicos. En estenivel se hace también posible canalizar la participa-ción de las comunidades originarias para concebirrespuestas a sus necesidades fundamentales, y mejo-rar sus ingresos a partir del aprovechamiento del ca-pital natural contenido.

    En fin, en este nivel es posible consolidar alianzasentre el Estado, la empresa privada, ONGs, entidadesacadémicas, universidades y comunidades que seasocian voluntariamente, para velar todos juntos, porel mantenimiento de funciones ecológicas críticaspara los ecosistemas locales y la supervivencia de lahumanidad.

    Las áreas protegidas: instrumento para avan-zar en el desarrollo sostenible local

    Las áreas protegidas constituyen un instrumento pri-vilegiado para avanzar en el sendero del desarrollosostenible, pues son el espacio idóneo donde es posi-ble la integración de las dimensiones ambiental ysocial a través de acciones locales concretas que con-jugan el accionar e interés de diferentes actores entorno a objetivos comunes de proteger el hábitat para

    Áreas Protegidas: Apuntes para una nueva visión [Marthadina Mendizábal]

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    la vida humana, mientras se busca la sostenibilidadde los componentes biofísico, social y productivo.

    Por otra parte, las áreas protegidas son un laboratoriopara que economistas prueben fórmulas que busquenel equilibrio para una distribución equitativa de losbeneficios obtenidos entre comunidades locales yeventuales generadores de valor agregado; un labora-torio privilegiado para aplicar el arsenal de instru-mentos económicos de gestión ambiental para orien-tar el comportamiento de dueños de áreas protegidasprivadas, hacia los objetivos de la conservación; unlaboratorio donde se genera investigación e informa-ción crítica sobre las potencialidades que encierranestos ecosistemas y para la comprensión del entornonatural que habitamos; un laboratorio que facilita lacombinación de información y la necesidad de meca-nismos de adaptación de la humanidad a los cambiosen las condiciones climáticas; un laboratorio para laprotección in situ para preservar especies de pobla-ciones que se consideran claves para resguardar lascondiciones mínimas que permiten la reproducciónde mecanismos y procesos naturales críticos para lavida.

    Hacia un cambio en la visión de las áreas pro-tegidas

    En consideración de todo lo enunciado, tal vez elenfoque tradicional de la conservación limitada a lasformas de vida silvestre requiera de una apertura quepermita ver las áreas protegidas como sistemas dondecada elemento tiene su función ecológica a la vez queestá interrelacionado con el resto de elementos pre-sentes en un territorio que seguramente trasciende loslímites fronterizos hasta el nivel de cuenca hidrográ-fica. Es posible que éste, sea el nivel apropiado degestión para facilitar una implementación más efecti-va de mecanismos de adaptación a los cambios en lascondiciones ambientales, por parte de diversos acto-res públicos y privados de países asociados para lagestión de reservas en ecosistemas transfronterizos.

    Talvez la visión tradicional requiera de una nuevalectura de la interrelación de elementos y actores a la

    luz de nuevas disciplinas, que haga necesario recurrira un metalenguaje transdisciplinar que trascienda a laterminología tradicional. Talvez sea convenientecomplementar la relectura, con las herramientas yperspectiva de la ecología humana para incorporar enel análisis y discusión, las formas de vida humana yculturas que las áreas protegidas albergan en su seno,en la búsqueda de mecanismos culturales que facilita-rán la adaptación a los cambios a los que las pobla-ciones humanas a nivel local están y estarán someti-das. Pero también, en la esperanza de que la culturahumana sea el instrumento privilegiado para la adap-tación, al asumir las reservas naturales como parte dela estrategia para sobrevivir a los cambios en las con-diciones ambientales a las que la humanidad estáadaptada..

    Por otra parte, talvez los países proveedores de recur-sos/servicios ambientales deban incorporar en surégimen tributario, incentivos económicos para agre-gar valor para generar verdadera riqueza, y/o de rete-ner los beneficios económicos de un mejor aprove-chamiento del capital natural para fines utilitarios y/oturismo en áreas de preservación, o en ecosistemasdonde es posible un aprovechamiento económico detales recursos.

    Talvez los países industrializados deban reconocer ladeuda ecológica con países del tercer mundo provee-dores de recursos, información genética y serviciosambientales, y deban adoptar medidas más agresivaspara mitigar la pobreza en aquéllos.

    En fin, talvez la información relativa a la riquezainvalorable contenida en las áreas protegidas aliente alos gobiernos a valorar la importancia de conservarestos ecosistemas, para que sean incorporados reque-rimientos tales como la capacitación de recursoshumanos para la gestión, apoyo para consolidar me-canismos de cogestión, la protección del hábitat ylos derechos humanos de los pueblos, de tal maneraque todo ello quede reflejado en las políticas, losplanes y estrategias de los países, en beneficio propioy de la humanidad toda.

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    Agradecimientos a autores de artículos de laRevista

    Los artículos para el presente número han sido selec-cionados en función de su contribución a una re-flexión sobre las áreas protegidas desde diferentesaristas.

    En ese sentido, presentamos nuestros agradecimien-tos a Nicolo Gligo, porque la 2da parte de su artículoproporciona el contexto en el cual se desarrolla latemática ambiental y de recursos naturales en gene-ral.

    A Francisco Vasquez, por su propuesta para una con-ceptualización más integradora, un lenguaje y unenfoque más apropiado para integrar desde una pers-pectiva territorial sobre la biodiversidad, las biocultu-ras y el territorio, en una diversidad que facilite unaapropiación efectiva del ecosistema y la creación defuturo.

    A Francisco Fonturbel, por su contribución a enri-quecer la visión de las áreas protegidas a través de laincorporación del análisis de la fragmentación delhábitat, con categorías de manejo mixtas en Bolivia.

    Asimismo, a Susan Poats y David Suárez, por loselementos enriquecedores de la gestión de áreas pro-tegidas en Ecuador, acordes con la desconcentracióny descentralización en ése país.

    Al Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP,Bolivia) por su informe sucinto de la evolución de lasáreas protegidas y la gestión compartida en éste país.

    A Marcos Amend, John Reid y Claude Gascon, porcontribuir a la divulgación de experiencias concretasde los beneficios económicos generados y retenidosen áreas protegidas en una región de la amazoníabrasileña.

    A Guillermo Castro, a través de la UICN, por recogery poner a disposición de gestores de éstas áreas natu-rales, la experiencia en un área protegida en el Perú.

    A la UICN Regional Sur, FAN, FUNDESNAP, PU-MA, en fin, que entre otras entidades más, han puesto

    a disposición de la Revista, material que contribuye acomplementar la reflexión sobre el tema.

    Áreas Protegidas: Apuntes para una nueva visión [Marthadina Mendizábal]

  • Revista Virtual REDESMAoctubre 2007

    Estilos de desarrollo y medioambiente en América Latina,un cuarto de siglo después(parte II)

    Nicolo Gligo*

    División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos HumanosCEPAL

    * Este documento fue preparado por Nicolo Gligo en el marco del proyecto de colaboración entre la CEPAL y la cooperacióndel gobierno de Suecia a través de la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (SIDA): “Training Pro-gram for Improved Environmental Management for Latin America and the Caribbean (SWE/02/081)”. El documento que sepresenta en este número cuenta con la autorización de Nicolo Gligo. En este, se presentan los capítulos 4 a 7 del trabajo“Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después”. Serie Medio Ambiente y DesarrolloNro. 126. 2006. CEPAL.

  • Revista Virtual REDESMA - octubre 2007

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    IV. Universidades de América Latinay medio ambiente: una relación defi-citaria

    El proyecto “Estilos de desarrollo y medio ambienteen la América Latina” abordó muy limitadamente laproblemática del rol de la universidad latinoamerica-na en la evolución del desarrollo de la región, ni enlas particularidades derivadas de la relación de éstecon la dimensión ambiental. Un aporte muy intere-sante referido eso sí a la evolución del pensamientoecológico, lo hizo en este proyecto Jaime Hurtubiaseñalando algunos déficit en la formación universita-ria de la región derivadas de la falta de definición delo que a sea fecha se entendía por ecología y ecólogo,y la ausencia de un examen epistemológico de laecología (Hurtubia, 1980). Otro aporte lo hace Amil-kar Herrera, como se verá más adelante.

    No cabe duda que el tratamiento de este tema conrelación al medio ambiente ha sido marginal, y plan-tea desafíos, partiendo de la base de la necesaria vi-sión histórica de la evolución del rol que han cumpli-do las universidades de la región. Solamente hay unserio y sostenido trabajo del módulo “Universidad yMedio Ambiente” realizado en los ochenta y parte delos noventa, y que formaba parte de los programas de

    la Red de Formación Ambiental de la Oficina regio-nal de América Latina y el Caribe del PNUMA. Fue-ra de eso, nada más. La manifiesta laguna dejada porel pensamiento ambiental en este ámbito merece ana-lizarlo y profundizarlo.

    Historia, evolución y medio ambiente

    Salvando particularidades y reconociendo excepcio-nes, hay elementos comunes en la evolución de lasuniversidades que permiten generalizar con relacióna que sus roles han sido, en una medida importante,conformados por la estructuración dependiente de lospaíses de la región que afecta a todas las institucionesnacionales y, por ende, a la Universidad.

    La consolidación de los Estados soberanos en el siglopasado indujo a buscar formas para afirmar las iden-tidades nacionales. Por ello que en la etapa de conso-lidación de nuestros países la Universidad se expan-dió y se convirtió en una institución en constantetransformación, en la búsqueda de opciones políticasy culturales que diesen viabilidad a las nacientes re-públicas. El derecho como expresión de la necesidadciudadana de plasmar las aspiraciones de la sociedadse vertió a las aulas en facultades pioneras que nosólo fueron fuentes de leyes y reglamentos, sino porsobre estas labores, se convirtieron en semilleros de

    Resumen

    Entre 1978 y 1980 se desarrolló un proyecto en la CEPAL denominado “Estilos de desarrollo y medio ambiente en laAmérica Latina”, orientado al análisis de la relación del desarrollo con el medio ambiente. Marcó las líneas de estu-dios y de asesorías a los países de la región de la Unidad Conjunta CEPAL/PNUMA de Desarrollo y Medio Ambiente,que durante veinte años contribuyó a la conceptualización de la relación desarrollo y medio ambiente que alimentótanto al avance del tema ambiental en los países de América Latina y el Caribe, como a la propia asesoría brindadapor la CEPAL. No obstante lo mucho que se ha hecho, el desarrollo de la región latinoamericana sigue teniendo altosgrados de insustentabilidad. Por ello que es conveniente reflexionar sobre lo que se planteó y delineó como trayecto-ria probable hace un cuarto de siglo. El continente no es el mismo, ni su desarrollo, ni su medio ambiente. Muchasiniciativas ambientales prosperaron pero otras se desvanecieron el camino. El discurso del medio ambiente, en el queaparecía éste como una dimensión contestataria y contraria a la expansión natural del sistema, muchas veces se dilu-yó, otras hizo mella, pero en no contadas ocasiones fue cooptado por el sistema. Quedan aún muchas deudas y desafí-os ambientales. Una de estas deudas es hacer la reflexión un cuarto de siglo después que el citado proyecto presentósus estudios. Ese es el objetivo de este trabajo.

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    políticas y lugar de encuentro de la discusión de losavatares y posibilidades de cada nación.

    Paralelamente se empezaron a desarrollar las cien-cias: la medicina se expandió y a finales de siglo laagronomía recogió el conocimiento de naturalistaseuropeos que habían traído la inquietud científica deeste continente. La ingeniería se desarrolló en formaespectacular obviamente sobre la base de la influen-cia europea. Puentes, caminos, obras de riego, inge-niería urbana, etc., hicieron que la enseñanza de inge-niería sea preocupación permanente de las universi-dades de la región.

    Los impresionantes avances científico–tecnológicosde fines de siglo y comienzos del actual influyeronnotoriamente en el quehacer universitario, apagándo-se paulatinamente el interés por el desarrollo de lasciencias naturales clásicas de los recursos de la floray de la fauna.

    No obstante la dependencia cultural científica, expli-cable en una etapa como la descrita, las universidadesasumieron su rol de conducción del cambio de lassociedades latinoamericanas. La efervescencia segestó, en primer lugar, exigiendo el cambio desdeadentro, clamando para que sean las universidadeslas que rompan con la dependencia. Muchos plantea-mientos se debatieron en distintas universidades de laregión, pero hay uno que por su contenido, en algunamedida aún vigente, y por su lucidez y visión futuris-ta es de especial importancia: el Manifiesto Liminarde la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina,en 1918.

    La Primera Guerra Mundial marcó un compás deespera. La fase interguerra ya hacía vislumbrar elpeso cada vez mayor del modelo tecnológico depen-diente en el cambio de la orientación y del rol que laestructura de poder nacional le trató de imponer a lasuniversidades de la región.

    La expansión del dominio norteamericano se tradujoen la adopción del estilo de desarrollo de este país,basado en los paradigmas del mercado y en estructu-ras de consumo que son copiados por los estratoseconómicos altos.

    No es fácil asociar la incorporación de la dimensiónambiental en el quehacer histórico de las distintasetapas vividas por las universidades de la región. Enmayor o menor medida la dimensión ambiental haestado siempre incorporada a la investigación y do-cencia universitaria, en forma dispersa, implícita ygeneralmente bajo otras denominaciones.

    Las etapas pioneras de los naturalistas que tratabande entender el medio ambiente físico, aportaron sus-tanciales conocimientos del comportamiento ecosis-témico y permitieron pronosticar disturbios, adver-tencia que desafortunadamente no fue tomada encuenta.

    El estilo de desarrollo dependiente permeó, transfor-mó, desestructuró formas anteriores, desintegró lasorganizaciones nacionales y aculturizó a un segmentosignificativo de la población. Este estilo basado en laespecialización del trabajo y su consecuente eficien-cia, se tradujo en la organización de la cultura, lacapacitación y la formación universitaria de alto gra-do de especificidad. Por ello que nuestras universida-des, acorde a sus grados de dependencia, adoptaronsistemas de estudios desarticulados de la realidadnacional. De esta forma también se configuraron sis-temas formales e informales de integración entre loscientíficos de América Latina y los centros de inves-tigación del norte. Las carreras académicas se gesta-ron a través de publicaciones del norte y generalmen-te en función de los intereses foráneos.

    En esta etapa predominó la tendencia denominadaprofesionalizante, en donde el sistema educativo pasóa constituirse en un elemento estratégico fundamentalen la estructura de dominación y donde, a la Univer-sidad se le trató de imponer el rol de proveedora deprofesionales clásicos que demanda el mercado deuna sociedad claramente estratificada. Es la etapa enque muchas universidades se orientaron para respon-der adecuadamente a este rol que contribuyó a consti-tuir la élites intelectuales de cada país, que los incor-poró dándoles a través de leyes una serie de privile-gios por el sólo hecho de recibir un título. Estas uni-versidades, aisladas de la sociedad, encerradas en símismas y calificadas por el poder de turno en funciónde su eficiencia en la producción de profesionales, se

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    gestó en un medio estático, sin cuestionamiento delestilo de desarrollo inoperante.

    Esta expresión del quehacer universitario se fue im-pregnando en las sociedades latinoamericanas, queaceptaron el hecho de que sus universidades debenser una máquina de producción de profesionales enfunción de la demanda del mercado. Así el estudianteingresó a la universidad para obtener un título que lesignificase un estatus económico–social superior. Laextracción de estos, generalmente de familias sinproblemas económicos, les impidió ver sus obligacio-nes para la sociedad. En esta etapa fueron los contri-buyentes los que financiaron prácticamente toda laeducación de estos estudiantes por la gratuidad de lasuniversidades estatales.

    Se intensificó la dependencia, lo que evidentementerepercutió en la estructuración de currícula y en laformación de docentes. Se profundizó la formacióncientífica, pero en muchas ocasiones ésta estuvo re-ducida al periscopio necesario para apuntar haciadeterminadas tecnologías que interesaban ser difundi-das en los países. Sin embargo afloraron continua-mente las contradicciones y los conflictos propios deorganismos que reunían comunidades académicas deamplio conocimiento y que recibían año a año la re-novación producida por las nuevas hornadas estu-diantiles.

    En esta etapa se expandió la investigación y, aunqueello significó un avance significativo, se tradujo, enmuchas ocasiones, en una mayor dependencia inte-lectual y tecnológica. En el decenio del 50 y parte del60 crecieron las universidades latinoamericanas;hubo más docentes, más laboratorios, más cupos deingreso, pero persistió el carácter profesionalizante,los problemas en los procesos de democratización yel ingreso discriminado de los postulantes.

    En la etapa netamente profesionalizante el medioambiente sufrió un retroceso, ya que se aislaron a lasciencias en torno a cada profesión. Siendo la dimen-sión ambiental un campo intercientífico entre lasciencias sociales y las naturales que permite analizarlos conflictos y armonías de la sociedad con su entor-no físico, en esta etapa la formación predominante en

    las universidades de la región no buscó la explicaciónde las formas de uso de los recursos naturales y elmedio ambiente. Sin embargo, la dramática situacióndel atraso y pobreza rural repercutió en la excepcióna esta tendencia, ya que en varios países se realizaronexhaustivos estudios universitarios sobre las estructu-ras y sistemas agrarios que permitieron argumentarcientíficamente en pro de los procesos de reformaagraria.

    La tecnocratización que se sumó a la universidadprofesionalizante repercutió también para incorporaren forma inadecuada la dimensión ambiental, porque,para muchos académicos, la innovación tecnológicapasó a convertirse en la base del desarrollo. Es unaetapa en que se hipertrofió la técnica como la absolu-ta dominadora de la naturaleza sin considerar la otracara de la medalla: el deterioro del medio ambiente yel agotamiento de los recursos naturales.

    Las profesiones relacionadas con tecnologías de im-portancia en el desarrollo tomaron más fuerza endetrimento de las ciencias humanas. Las universida-des enriquecieron su acervo científico y tecnológico,pero pocos medios se otorgaron para profundizar elestudio de las estructuras de tenencia de recursosnaturales o las relaciones técnicas y sociales deriva-das de los sistemas sociales inoperantes.

    Por otra parte el desarrollo de la economía mundialhizo que, no obstante el poco desarrollo de las cien-cias sociales, las universidades de la región reforza-ran las formaciones en economía. Este hecho fuefundamental pues predominaron las corrientes econó-micas que privilegian el corto plazo que poco o nadatienen que ver con los horizontes ecológicos y, ade-más tienden a considerar el medio ambiental comouna externidad.

    Sin embargo, las contradicciones propias de la uni-versidad latinoamericana permitieron que los para-digmas emergentes en la región tomasen fuerza. Deesta manera las universidades, cual más cual menos,desde mediados de la década del 60, entraron en unaetapa que se podría nominar como “universidad críti-ca”.

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    Dos procesos tuvieron especial relevancia: por unlado la revolución cubana con su marcada influenciaideológica que cuestionó el sistema capitalista, suestructuración internacional y por ende, el rol de lasinstituciones que conformaban nacional e internacio-nalmente su base de poder y, por otro lado, llegó aAmérica Latina, el oleaje de las reformas universita-rias del viejo mundo de 1967-68, especialmente lasfrancesas y californianas.

    Esta “universidad crítica” fue la universidad compro-metida con los cambios estructurales para asumir elliderazgo como producto de la capacidad de sus inte-lectuales, del dominio de la ciencia y del deber bási-co de la universalización del conocimiento. Es launiversidad que debe generar la investigación denuestra cultura, que debe detectar la investigaciónrequerida que permite desligarse de la dependenciacientífica y tecnológica; la que debe traducir losavances de otras sociedades a términos útiles para laregión, la que debe transmitir la liberación y el criti-cismo en la docencia que ellos importen y la que de-be impulsar a la sociedad hacia la creatividad de nue-vos paradigmas para el desarrollo integral de ella.

    Es lógico deducir que esta universidad no pudo co-existir en sociedades que le demandaban otro rol. Porello que dentro de las universidades latinoamericanasse polarizaron los planteamientos y se enfrentaronposiciones correspondientes a grupos que trataron demantener las formas de universidad profesionalizanteversus grupos que tendían claramente hacia formasde universidad crítica. Es posiblemente en el territo-rio sudamericano donde se produjo en forma másclara esta ideologización acorde a las transformacio-nes estructurales –Perú, Bolivia, Chile, Ecuador,Uruguay marcaron claramente esta etapa. Brasil sólopuede vivir la etapa de la universidad crítica. En Ar-gentina el criticismo e incluso el ideologismo se ma-nifiestó enmascarado por las dictaduras. México asu-mió las particulares formas de sus especiales condi-cionantes políticas. Venezuela con sus universidadescríticas, aunque ideologiza en alguna medida, trató deconsolidar su democracia y autonomía con el recuer-do latente de su anterior larga dictadura.

    En los países centroamericanos las universidadescontinuaron su histórico rol de semillero de revolu-cionarios y libertarios, pero también de mártires yexiliados. Costa Rica y en ciertas épocas Panamáhicieron excepción con formas similares a los suda-mericanos.

    Aunque en la etapa crítica se cuestionó a la universi-dad para que deje de ser instrumentalizada, aún latemática del medio ambiente no emergió con la fuer-za necesaria como para convertirse en un factor decambio importante. Sin embargo, no son pocas lasvoces que se alzaron para señalar la indiferencia aca-démica frente a la apropiación y abuso de los recur-sos naturales y a la marginalidad de las cada vez másgrandes ciudades latinoamericanas.

    La universidad crítica fue seguida por un lapso máspequeño por la “universidad ideologizante”, en variospaíses de la región. Para vastos sectores de las uni-versidades estás debían jugar un rol contingente en lalucha política sobre todo en la popularización y pro-letarización en que se sumergieron varios países.

    El corto período de esta “universidad ideologizante”no permitió descubrir cambios notorios en relacióncon la temática ambiental. Sin embargo, el plantea-miento de recuperación de la propiedad de los recur-sos naturales básicos de manos extranjeras posibilitóla discusión sobre el rol de los recursos naturalesrenovables y no renovables y puso sobre la mesa deanálisis, distintos e importantes temas como las tasasde extracción de los recursos naturales, las proyec-ciones de las reservas, el deterioro de los recursosnaturales renovables debido a la sobreexplotación,los términos de intercambio de las materias primas ylos efectos sociales y ambientales de la posesión ex-tranjera de los recursos.

    La ideologización dejó paso en muchos países de laregión a quizás la etapa más difícil que debieron en-frentar: la etapa de la “universidad acrítica”. Fue tam-bién la época donde empezó a haber una concienciadifusa de la problemática ambiental. La poca reper-cusión de los importantes conceptos vertidos en elproyecto de CEPAL “Estilos de desarrollo y medioambiente en la América Latina” es posible que hayan

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    tenido como explicación el hecho de enfrentar unauniversidad acrítica.

    Las numerosas dictaduras, producto de la ideologíade seguridad nacional, en la mayoría de los paísescentroamericanos, y en especial en Brasil, Bolivia,Chile, Argentina y Uruguay aislaron, cercaron y jiba-rizaron a sus universidades reforzando exclusivamen-te su función profesionalizante, cercenando y repri-miendo sus movimientos estudiantiles, controlandoférreamente a las organizaciones de docentes. Lallamada década perdida del desarrollo latinoamerica-no fue perdida para las universidades de la región ycorrespondió a un período de hipoteca de sus futuros.Es posible que en cierta medida las universidades deMéxico, Venezuela y Colombia escaparon de estesino. No obstante, esta realidad no fue uniforme, puesparalelo al proceso de jibarización sobre todo en lasciencias humanas y sociales se generaron procesos dereforzamiento en la formación tecnocrática que ten-dió a recuperar las tendencias profesionalizantes. Eltecnocratismo se proyectó en todos los ámbitos uni-versitarios envolviendo no sólo las carreras ingenieri-les civiles, agronómicas, médicas y paramédicas, sinolas pedagógicas, las sociales y específicamente laseconómicas y las de las ciencias humanas.

    Las tecnologías para muchos fueron más importantesque los discursos epistemiológicos y los planteamien-tos de ciencias básicas. No hubo complementacionesteórico–prácticas ni coherencias entre distintos nive-les de abstracción de ciencias y disciplinas, sino quese sacrificó la teoría filosófica y científica por el mé-todo, la receta, la copia o la repetición de las técnicasexógenas. De esta forma se exacerbó la dependenciacultural y tecnológica y la ciencia a veces se convier-tió en una pseudo–ciencia parcializada, inconexa eincoherente que sirvió de base para la introduccióntecnológica.

    Al respecto Amilkar Herrera señaló: “los centroscientíficos más o menos autónomos, particularmentelas universidades, tienden a convertirse en centros dediscusión donde se cuestionan los valores fundamen-tales del orden vigente. La reacción de las clases do-minantes es bien conocida: supresión de la discusiónlibre, persecución ideológica. Selección de científicos

    más por su ideología que por su capacidad intelec-tual, etc. El resultado es que la estructura científica,sometida a un régimen incompatible con la genuinacreación intelectual se degrada hasta ser incapaz deresponder aun a las limitadas demandas del siste-ma” (Herrera, 1980).

    En la etapa de la “universidad acrítica” la exacerba-ción del sentido profesionalizante y tecnocratizantehicieron retroceder notoriamente la temática ambien-tal.

    La sensibilización de la opinión pública mundial apartir de la Conferencia de Estocolmo y la agudiza-ción de los problemas ambientales de la región, hací-an prever un activo rol ambiental de las universida-des. Sin embargo, se manifiestaron sólo accionesaisladas en esfuerzo de docentes, en la incorporacióndel tema ambiental en algunas cátedras, en la crea-ción de cátedras ad-hoc o en la institucionalizaciónde algunos post-grados. Todos estos esfuerzos nocorrespondieron a la fuerza e importancia de la temá-tica y lucharon en un medio indiferente y a veceshostil con mínimos recursos y con la manifiesta in-comprensión de un segmento importante de los aca-démicos. La actividad intercientífica fue mirada enmenos y la dimensión ambiental para muchos es unenfoque calificado de poco definido, ambiguo e inex-acto.

    El término de los gobiernos de fuerza y el adveni-miento de la democracia obviamente finalizó la etapade “universidad acrítica”, pero los problemas de re-ducción de aportes estatales hicieron que en muchospaíses de la región la situación no cambiase notoria-mente.

    La irrupción del medio ambiente

    Sin embargo, desde la mitad de la década del 80 has-ta la actualidad, otra tendencia viene a sumarse a laprofesionalizante y tecnocratizante. La crisis econó-mica de la región, manifestada a comienzos de esedecenio, generó políticas de ajuste que han golpeadoduramente a las universidades latinoamericanas, pero

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    por sobre todo a las estatales. Pero el problema fun-damental radica en la forma que toman ciertas ideo-logías de economía social donde prima el sentido deprivatización subvencionada, desnacionalización ytransnacionalización. Obviamente que la universidadestatal constituye una carga pesada para muchas eco-nomías de la región, lo que deja paso al fomento delas universidades privadas algunas de las cuales seconvierten en excelentes negocios para sus dueños.La universidad–empresa, la universidad–consultora,la universidad–negocio toma fuerza arrinconando a launiversidad gestora de paradigmas y fuente constantede planteamientos innovativos para el desarrollo decada país.

    El contexto del ajuste y la globalización unido a lasexigencias de reducción de gastos pesan más que elcambio democrático y, a la larga, hace que persistanlas universidades profesionalizantes, consultoras,autofinanciadas. El proceso de democratización quese pensaba iba ser comandado desde las universida-des, no fue impulsado por éstas, que se convierten encasi espectadoras de los cambios. El término de so-cialismo real influyó manifiestamente para que estanueva etapa no esté signada por la ideologización.

    Las perspectivas ideologizantes que se estimó iban aprimar, no irrumpieron en las universidades. Paraalgunas, en especial privadas, se introdujo la nefastaideología de la “muerte de las ideologías”, transfor-mando a muchas universidades en meras fábricas alservicio del producto de consumo demandado por lospoderes dominantes.

    Obviamente que se unió a este problema la crisiseconómica de las universidades de América Latinaque cercenó casi todos los esfuerzos para completarinvestigaciones y docencia en torno al medio ambien-te. Y si algún centro académico tuvo éxito se debiócasi siempre a la actuación como universidad–consultora o universidad–negocio.

    En los dos últimos decenios, explota el tema ambien-tal, pero en forma anárquica y tecnocratizada. Mu-chas asignaturas y carreras cambian de nombre por-que sencillamente el medio ambiente vende. Así losantiguos ingenieros sanitarios pasan a llamarse inge-

    nieros ambientales. Muchas carreras forman especia-lidades ambientales muchas de las cuales no pasan deser meros cambios de nombres. Se crean expertostécnicos, ingenieros, planificadores, urbanistas, eco-nomistas etc. ambientales. Paralelamente, un sinnú-mero de posgrados, diplomados y magíster, irrumpenen la región.

    En realidad, todos estos esfuerzos son muy poco am-bientales. La mayoría no pasa de ser carreras de inge-nierías o de ciencias naturales con un leve barnizambiental. Da la impresión que se le quisiera ponerriendas a la temática para que ésta actúe claramenteen función de los análisis y propuestas técnicas paraabordar problemas de recursos naturales y de altera-ciones ecológicas.

    Persiste el claro déficit epistemológico para realizarenfoques interdisciplinarios, confundiéndose la inter-disciplinaridad con la multidisciplinaridad. Hay muypocos esfuerzos de creación real de categorías deanálisis realmente interdisciplinarios y muchos es-fuerzos no son otra cosa que juntar incoherentementeuna serie de disciplinas independientes unas de otras.

    Persisten los sesgos característicos en la región de losprincipales grupos de carreras universitarias de pregrado. Las ingenierías obviamente que están orienta-das a modificar el medio, construyendo obras sobrela base de un alto grado de artificialización. Algunasramas como la hidráulica, la energética y la sanitariaestán ligadas directamente a la problemática ambien-tal, pero, desafortunadamente, es poco lo que se in-vestiga y estudia y sólo se considera el medio am-biente como el entorno que hay que transformar acualquier coste ecológico y como la fuente que pro-vee insumos y espacios.

    Las carreras del agro, ingeniería agronómica y fores-tal, se orientan en forma significativa a dar solucio-nes ingenieriles a agrosistemas altamente interveni-dos. Estas carreras, influenciadas primero por losavances científicos y tecnológicos de la revoluciónverde, y después por la revolución de las nuevas bio-tecnologías, por lo general, no jerarquizan el conoci-miento científico de la ecología y se orientan a lacreación de agrosistemas de alta artificialización, lo

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    que deja un serio vacío de conocimiento de sistemasque necesitan una artificialización baja. En este con-texto sólo algunos componentes ambientales se con-sideran.

    Las formaciones universitarias sobre el hombre y lasociedad teóricamente deberían poseer el conoci-miento y los métodos para entender la relación de lasociedad con su entorno físico, también presentanserios déficit en esta formación.

    Las carreras de arquitectura exploran tímidamente latemática ambiental desde el ordenamiento urbanoambiental, pero los déficits en la formación científicaunidos a la baja ponderación dada a las acciones en elcampo del urbanismo ambiental, no han permitido enla región salvo excepciones, una actividad significati-va en docencia e investigación.

    Similar reflexión cabe con las carreras de la salud lasque posiblemente sean las más enmarcadas dentro dela dependencia científico–tecnológica. Aunque hahabido reforzamiento del conocimiento en salud pú-blica, persiste un marcado déficit.

    La economía, como se estudia en general en la re-gión, merece un acápite especial por la influencia deesta disciplina en las políticas de desarrollo. La for-mación universitaria en economía ha privilegiadofundamentos y técnicas que responden a la penetra-ción del estilo de desarrollo del norte: manejo priori-tario de las variables macroeconómicas sin ningunaconsideración del deterioro del patrimonio. Énfasis,en consecuencia, en el crecimiento económico, y enel corto plazo, entronización del mercado como rec-tor del desarrollo y como consecuencia, desestima-ción del medio ambiente, considerado una externi-dad. Además desestimación de horizontes de media-no y largo plazo. Sin embargo, se puede afirmar queen los últimos decenios y especialmente a partir de laaplicación de políticas de ajuste a la crisis económicade la región, su influencia ha sido y es fundamentaltanto en el rumbo de la economía de los países comoen la notable aceleración de los procesos de deterioroambiental y de pérdida y agotamiento de los recursosnaturales.

    No todas las formaciones económicas han tenido estesesgo. En algunos centros universitarios han apareci-do las preocupaciones por incorporar líneas comoeconomía de los recursos naturales, la economía am-biental y economía ecológica, pero estos esfuerzoshan estado aislados del contexto general y sus in-fluencias han sido muy limitadas.

    Por último, no se puede dejar de mencionar la reduc-ción de la investigación científica de las universida-des de la región. El efecto de las disminuciones depresupuesto afecta en primer lugar a la investigacióncientífica. Los escasos presupuestos responden a lasdemandas de la docencia y en una medida menor alas investigaciones netamente tecnológicas. Estehecho se traduce en una mayor dependencia científi-co–tecnológica y en una carencia de las fuentes inno-vadoras de la docencia que se obtienen de la investi-gación científica. En este contexto la emergencia dela problemática ambiental que exige nuevas e inge-niosas investigaciones, se hace casi imposible. Cadacentro de investigación trata de conservar al menossus investigaciones tradicionales y sólo innovan si secuenta con recursos financieros extras.

    Los desafíos

    No cabe duda que el desarrollo de las democracias,las contradicciones de la globalización y los proble-mas sociales derivados de la falta de crecimiento y dela marginación de sectores importantes de la pobla-ción de la región plantean la necesidad de nuevosparadigmas en torno al desarrollo.

    Este desafío no es viable sin un cambio real en el rolde las universidades. Se hace necesario hacerles recu-perar su rol de centros de discusión y propuestas delos cambios globales de la sociedad. Ya parece clara-mente necesario diferenciar la universidad en su sen-tido universal como centro del pensamiento de unanación que las pseudo universidades “negocio”,“consultora”, “fábrica de profesionales”.

    Los nuevos roles de esta universidad crítica y creati-va deberían plasmarse en sustanciales modificaciones

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    a sus instituciones a su docencia, investigación yextensión. Ello exige superar el sentido netamenteprofesionalizante proyectando egresados de sus aulasque tengan claro sus compromisos con la sociedad.El medio ambiente debe constituirse en una herra-mienta de cambio sobre la base de la innovación pa-radigmática, primeramente y después, a base de laincorporación plena de esta dimensión en todo elquehacer universitario. Por ello que la tendencia debeser mejorar el aporte de la universidad en este campo,innovando sustantivamente al enfoque reduccionistaactual.

    Por otra parte, tampoco es crear nuevos paradigmasatender cuatro o cinco problemas que amenazan eco-lógicamente al planeta. Sin dejar de desconocer suimportancia, es necesario destacar que estos proble-mas mundiales pueden hacer sombra y dejar en laoscuridad a los grandes problemas ambientales de laregión producto de un estilo de desarrollo impuestosobre la base de la situación de dependencia. Y estentador para muchos científicos de la región, queviven en la indigencia de recursos financieros, podercolgarse de los circuitos internacionales de investiga-ción en torno a los problemas de desestabilizaciónecológica del planeta.

    Nuevas modalidades de desarrollo ambientalmentesustentable o con menos grado de insustentabilidadexigen una investigación universitaria y una forma-ción de profesionales que sepan mirar la realidad ydescubrir nuevos recursos, revalorizar otros y podertransformarlos y utilizarlos. La identidad cultural–ambiental se convierte, en consecuencia, en la baseque debe emerger por sobre el economicismo y tec-nocratismo. No se puede contribuir a establecer nue-vos paradigmas si no se reafirma la identidad de laregión y de sus sociedades nacionales e incluso loca-les.

    Y en este contexto, la cultura toma un papel prepon-derante. Las artes en todas sus manifestaciones confi-guran el alma de los pueblos. El medio ambiente ali-menta la cultura al mostrar los conflictos y armoníasentre la sociedad y la naturaleza.

    Nadie previó hace un cuarto de siglo atrás que el sis-tema iba a cooptar a las universidades de tal forma dereducir sus roles e importancias. Varios autores delproyecto “Estilos de desarrollo y medio ambiente enla América Latina” pronosticaron un rol para las uni-versidades que con relación a la dimensión ambien-tal, no se cumplió.

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    V. Ciencia, tecnología y sustentabili-dad ambiental del desarrollo

    El tratamiento del tema del desarrollo tecno-lógico a fines de los setenta

    Amilkar Herrera a fines de los setenta hizo un lúcidotrabajo sobre la generación de tecnologías apropiadaspara un manejo ambiental adecuado (Herrera, 1980).Profundizó el marco histórico mundial y de AméricaLatina con una visión estructural sobre el papel decaballo de Troya que cumplía la tecnología para elascenso y el dominio de un estilo de desarrollo trans-nacional. El tema, al igual que A. Herrera tambiénfue tratado por N. Gligo al abordar en esa época elproceso de la “modernización del campo” a travésdel análisis del paquete tecnológico transnacional dealta artificialización (Gligo, 1980).

    En el decenio de los ochenta y los noventa, el proce-so de transnacionalización, y posteriormente el pro-ceso de globalización, influyeron para que se cuestio-ne muy poco el modelo de generación, adopción ydifusión tecnológica y en no pocas ocasiones, seplantee que la sustentabilidad ambiental del desarro-llo sólo se logra vía transferencia tecnológica.

    Fue tal la penetración de estos procesos en la regiónlatinoamericana en esos decenios que prácticamenteno hubo debates sobre esos temas. Afortunadamentepartir del 2000, la CEPAL, a través de su División deDesarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, ymás específicamente del grupo dirigido por el AsesorRegional Gilberto Gallopín, decidió abordar la temá-tica de la ciencia y tecnología para la sustentabilidadambiental, con la profundidad requerida para impul-sar, a su vez, el debate en los diversos países de laregión.

    Los avances regionales recientes

    En el año 2000 en Eribergh Manor, cerca de Estocol-mo, se reunieron dos docenas de científicos prove-

    nientes de las ciencias naturales y de las cienciassociales, en un taller para analizar la problemática dela ciencia y la tecnología y su relación con la susten-tabilidad. Los participantes del taller concluyeron quela actual trayectoria de desarrollo mundial no es sos-tenible y que los esfuerzos para satisfacer las necesi-dades de una población en crecimiento en un mundointerconectado pero desigual y dominado por el hom-bre, están socavando los sistemas esenciales de so-porte vital del planeta (Kates, 2001).

    El encuentro de Suecia generó iniciativas de encuen-tro regionales. La CEPAL, a través de su Asesor Re-gional, Gilberto Gallopín, tomó la responsabilidad deanalizar los planteamientos de este encuentro y deespecificarlos para América Latina y el Caribe, en unencuentro realizado en Santiago de Chile en el 2002.Este evento tuvo una importancia básica en una te-mática que ha sido postergada e ignorada en los de-bates regionales y nacionales.

    No obstante, siguiendo el hilo conductor de EriberghManor, no fueron novedad las preguntas centralesplanteadas. Son más o menos las mismas interrogan-tes que en los últimos veinte años se han planteadoen América Latina: interacción dinámica entre lanaturaleza y sociedad; las tendencias en el largo pla-zo de la interacción entre medio ambiente y desarro-llo y cómo éstas modifican la relación sociedad–naturaleza; determinación de la vulnerabilidad y de laresiliencia en los ecosistemas específicos; definiciónde límites y fronteras científicamente sustentados quepuedan servir de alertas a riegos graves de degrada-ción; estructura de incentivos para lograr más susten-tabilidad; ampliación de los sistemas de monitoreo einformación para pilotear una trayectoria hacia lasustentabilidad; y mejor apoyo a las decisiones ensistemas para el manejo adaptativo y el aprendizajesocial.

    Mayor interés es el planteamiento de este encuentrosobre las nuevas realidades que hacen aún más com-pleja la repuesta de la ciencia y tecnología a la sus-tentabilidad del desarrollo, a partir del análisis de tresprincipales cambios, a saber:

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    Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2121 esta es una publicación de CEBEM

    Cambios ontológicos: Sobre el origen antrópico en larealidad física que está procediendo hoy a escalas sinprecedentes y además aumentando las conexionesentre procesos y fenómenos a diferentes niveles. Porejemplo, la génesis del cambio climático se generaactualmente de la unión del anhídrido carbónico pro-ducido por el consumo de combustible fósiles, princi-palmente en el norte, con el anhídrido carbónico libe-rado por la quema de bosques, principalmente en elsur.

    Cambios epistemológicos: Sobre las modificacionesde la comprensión del mundo relacionados con lapercepción científica moderna acerca del comporta-miento de los sistemas complejos.

    Cambios en la naturaleza de la toma de decisiones.Sobre los avances de la democracia que en muchaspartes del mundo ganan espacio estilos más participa-tivos. Además, ganan espacios criterios adicionalestales como el medio ambiente, los derechos humanos,el género, y otros, aunados a la emergencia de nuevosactores sociales y económicos como los organismosno-gubernamentales y las compañías transnacionales.

    Estos cambios, dados a nivel mundial, se complejizanaún más en América Latina. Tal como lo plantea laCEPAL, “los grandes temas que definen la peculiari-dad de América Latina: pobreza y biodiversidad,exigen el diseño de estrategias especiales. La pobre-za, la inequidad y la violencia que ella genera, asícomo las deformaciones regionales del sistema de-mocrático y las consecuentes asimetrías en la distri-bución del poder, todo esto en contraste con la rique-za del medio biogeofísico regional”.

    La reunión de la CEPAL planteó cuatro interrogantescentrales para América Latina (CEPAL, 2002), asaber:

    a. Preguntas científicas centrales: ¿Cuál es elconocimiento crítico requerido para una efec-tiva contribución de la ciencia al desarrollosostenible? ¿Cuáles son las preguntas científi-cas centrales que necesitan respuesta?

    b. Desafíos metodológicos y conceptuales:¿Cuáles son los desafíos planteados por laproblemática del desarrollo sostenible a loscriterios y el método de la ciencia y la tecno-logía?

    c. Estrategias de investigación: ¿Con qué estrate-gias de investigación y a qué escalas se debenatacar las preguntas centrales definidas ante-riormente?

    d. Innovaciones institucionales: ¿Cómo podríanorganizarse mejor las instituciones científicasy tecnológicas para desarrollar las estrategiasde investigación, incluyendo la colaboraciónentre países y sectores?

    Se concluyó que las preguntas científicas centrales,sobre el conocimiento crítico requerido para unaefectiva contribución de la ciencia al desarrollo soste-nible y sobre cuáles de éstas necesitan respuesta, eranlegítimas y lo suficientemente generales para que nohubiese limitantes en su aplicación en la región lati-noamericana. Sin embargo este mismo grado de ge-neralidad las hacía poco apropiadas para derivar di-rectamente de ellas una agenda de trabajo adaptada alas peculiaridades de la región. También se percibióque en general tenían un sesgo notable hacia las cien-cias naturales. En consecuencia, se planteó que, paraaplicarse a América Latina, debería ponerse más én-fasis en aspectos éticos, socio–económicos y de dife-rentes visiones del mundo.

    En consecuencia, necesariamente debían aterrizarseen función de una agenda de trabajo en que se incor-poraran las peculariedades de la región, caracterizan-do los problemas prioritarios y posteriormente laslagunas de conocimiento.

    No obstante sistematizar y ordenar estas característi-cas para estudiar la problemática de la ciencia y tec-nología con relación a la sustentabilidad, el informede taller confirma de lo que se sabía en América Lati-na, sobre los niveles crecientes de pobreza extrema ycontrastes lacerantes de inequidad, marginación so-cial, y un proceso de creciente concentración de lapoblación en grandes centros urbanos. Las conse-

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    Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2222 esta es una publicación de CEBEM

    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    cuencias de estas tendencias son el aumento de lademanda de recursos y energía, y una acentuación delos procesos de pérdida de identidad cultural, juntocon la marginación y la inequidad social. Una inser-ción en el proceso de globalización de característicastales, que deja a los países con una seria vulnerabili-dad en su capacidad competitiva. Los problemas dela biodiversidad del planeta, sujeta a una de las tasasmás altas de pérdida por la conversión de los ecosis-temas naturales. Problemas seculares de tenencia dela tierra y acreditación de las propiedades rurales quelimita las posibilidades de conservación y manejosostenible de ecosistemas naturales. La frontera agrí-cola con el mayor proceso de expansión del mundo.La región de mayor concentración de agua dulce delmundo. Bajos índices de participación social en deci-siones que afectan el patrimonio natural, social yeconómico de las naciones.

    Con relación a la necesidad de respuesta y de investi-gación para afrontar los desafíos del desarrollo de laciencia y tecnología para la sustentabilidad la enume-ración de problemas reafirman el listado típico que seha presentado por tantos años en la región: cómoerradicar la pobreza. Cuáles son los obstáculos políti-cos para el desarrollo del conocimiento científico ytecnologías existentes. Cuál es el valor real de losservicios ecosistémicos. Determinación de los facto-res que representan una amenaza a la biodiversidad ylos valores ecosistémicos y éticos de ésta. Cuales sonlos costos ecológicos de las plantaciones realizadaspara el secuestro de carbono. Cómo se garantiza laviabilidad de los sistemas campesinos para la conser-vación de la biodiversidad. Necesidad de recuperarlas tecnologías tradicionales. Cómo cambiar los hábi-tos de consumo que tienen alto costo ecológico. Cuá-les son los vacíos de la legislación sobre estas temáti-cas. Cuáles son los modelos y escenarios predictivosregionales. Determinación de las asimetrías campo–ciudad. Cómo lograr una agricultura sustentable ycompetitiva y cómo hacer sustentable la agriculturacampesina. Estudio de la inserción económica en elcontexto mundial.

    Los últimos puntos del listado son importantes, puesintroducen temas muy poco tratados en la región queabren nuevos campos de investigación, como son:

    determinantes de la vulnerabilidad (y robustez) eco-lógica, económica y social de los sistemas socio–ecológicos de la región. Este es un área de trabajointerdisciplinaria crítica para América Latina y elCaribe. Cómo transformar la heterogeneidad ecológi-ca, característica de muchos ecosistemas de la región,de obstáculo a la producción a una oportunidad, dise-ñando nuevos sistemas de comercialización y acopioque garantice una adecuada regularidad en la disponi-bilidad de los productos para el consumidor final.Cómo manejar en forma sostenible y coordinada losgrandes ciclos biogeoquímicos regionales (v.g. elciclo hidrológico en la Amazonía, cuencas hídricassupranacionales, ecosistemas compartidos, etc.) queatraviesan las fronteras políticas.

    La segunda interrogante: Desafíos metodológicos yconceptuales, aborda una serie de conceptos aún muypoco claros en la región, por lo que el esfuerzo deltaller regional, llena un vacío muy importante. Partecon los desafíos epistemológicos profundizando losmétodos y criterios de la ciencia y de la tecnologíamisma y la necesidad de profundizar sobre la unidado unidades de análisis a utilizar, el tema de la integra-ción, y el tema de los criterios de verdad. Se reco-mienda que la ciencia y tecnología para el desarrollosustentable debe incluir el sistema total acoplado, o“sistema socio–ecológico” (definido a la escala quecorresponda). Esto lleva a la necesidad de adoptar unenfoque integrado en la investigación y gestión deestos sistemas para el desarrollo sostenible. Los de-más conceptos no innovan en forma importante.

    Se recalcó con fuerza la necesidad de la interaccióncon otros saberes, buscando zonas de intercambio otrueque conceptual y empírico entre la investigacióncientífica y los saberes no científicos referentes atemas específicos, más allá de las diferencias profun-das que puedan existir entre ellos.

    Con relación a la tercera interrogante, las metodolo-gías para desarrollar la actividad científico–tecnológica con relación al desarrollo sostenible seplantearon: los enfoques supradisciplinarios; la anti-cipación de eventos y situaciones; la vigilancia e in-dicadores de impacto; el tratamiento riguroso de va-riables cualitativas; los tipos de conocimiento; y el

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    establecimiento de prioridades, seguimiento y eva-luación de la ciencia y tecnología. De ellos, el mayordéficit en tratamiento se refiere a la investigación dela rigurosidad de variables cuantitativas.

    Para la última interrogante, prácticamente no hubo nihay respuestas, por las dificultades que encierranrecomendaciones de estructuras institucionales enpaíses tan diversos y complejos como los latinoame-ricanos es importante la advertencia final “la condi-ción estructuralmente periférica de nuestra región hadeterminado un modelo institucional y social que hallevado a que las actividades productivas en general(con excepción de las relacionadas a lo agropecuarioy la salud) no hayan ejercido una demanda por cono-cimiento localmente producido comparable a la delos países desarrollados”.

    Desafíos futuros derivados de los temas pen-dientes

    ¿“Políticas de ciencia y tecnología” o “política deciencia y política de tecnología”?

    Uno de los temas que ha quedado pendiente y quenecesariamente habrá que incorporar en el debate serefiere a la necesidad de separar las políticas científi-cas de las políticas tecnológicas.

    Cuando se leen las diversas posiciones del tema de laciencia y de la tecnología frente a la sustentabilidadambiental del desarrollo se constata que el análisis deambas temáticas se realiza sin separarlas. Se habla deplanes o de políticas científica–tecnológicas y susrelaciones con el medio ambiente.

    La complejidad del tema ambiental en América Lati-na lleva a analizar los complementos y contradiccio-nes de estas dos dimensiones. Al hablar de ciencia–tecnología se encubren las tendencias, las diferencia-ciones en la asignación en cada país de recursos parafomento, la necesidad de la primera para una adecua-da política de la segunda, etc.

    Los países de la región tienen, explícita o implícita-mente, estrategias de desarrollo científico y estrate-

    gias de desarrollo tecnológico, amén de la necesidadde la coordinación y complementación de ambas. Latendencia predominante, derivada del proceso deexpansión capitalista y de la penetración del capitaltransnacional, es hacia la disminución de la impor-tancia y de los recursos del desarrollo científico fren-te a la potenciación del desarrollo tecnológico.

    Y no podría ser e otra manera. La adopción y laadaptación tecnológica se le ha articulado con la ne-cesidad de impulsar patrones de producción y consu-mo acordes con la penetración transnacional. El mo-delo de adopción, adaptación y difusión tecnológicaresponde fundamentalmente de la respuesta a la de-manda de tecnologías en un mercado claramente do-minado por las empresas foráneas. La demanda tam-bién define la asignación de recursos para el funcio-namiento del modelo.

    La tendencia del desarrollo de las ciencias está signa-da por las demandas de conocimiento científico quenacen del desarrollo tecnológico. De allí se derivatambién la asignación de recursos para el desarrollocientífico. Se hace ciencia siempre y cuando sea ne-cesaria para la adopción o adaptación de una determi-nada tecnología. Es decir, que por lo general, el mo-delo de desarrollo científico se construye a partir dela demanda del desarrollo tecnológico. Las estrate-gias de desarrollo científico de los países de la regióncada vez más se someten a estos criterios.

    La pérdida de la autonomía de la estrategia de desa-rrollo científico, lleva indudablemente a someterse auna adopción, adaptación, o incluso creación tecnoló-gica sin la base científica necesaria para adecuadasdecisiones. Lo más importante en la política de desa-rrollo tecnológico es tener el necesario conocimientocientífico para la toma de decisiones que define losrumbos y los tipos tecnológicos. La tecnología esneutra, no hay tecnología buena o mala, sólo haydecisiones tecnológicas adecuadas o inadecuadas ypara ello se necesita mucha ciencia. En los países dela región la pérdida de la importancia relativa de laciencia y los recursos asignados a ella frente al augede la tecnología y sus recursos lleva irremediable-mente a errores tanto en el uso de los recursos finan-cieros como en la gestión ambiental.

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    Los planteamientos nacionales sobre la solución delos problemas ambientales a través de una agresivaestrategia de introducción de tecnologías tienen unalectura muy simplista y están muy lejos de ser reali-dad. Las realidades derivadas de la tenencia de losrecursos naturales, de las diversas racionalidades delos distintos actores sociales, de la complejidad de lasestructuras sociales, del rol del Estado, etc. Tienenmucha más importancia que un determinado progra-ma de desarrollo tecnológico. Más aún, en la mayoríade las ocasiones, se conoce claramente la técnica parahacer un manejo ambientalmente sustentable, peroésta no puede aplicarse por los procesos socio–políticos predominantes. Quién no sabe como nocontaminar las aguas con residuos domésticos, cómono contaminar el aire, cómo evitar la erosión del sue-lo a través de cultivos en curvas de nivel, o cómo noderribar un árbol, pero las aguas siguen contaminán-dose, el aire continúa ensuciándose, el suelo sigueperdiéndose por erosión y los bosques siguen talán-dose.

    Desafíos ambientales de las políticas tecnoló-gicas

    La tecnología, siempre tiene un doble estándar. Nohay tecnologías buenas ni tecnologías malas, sinouna tecnología que puede ser bien o mal aplicada. Latecnología es una herramienta, es un instrumento. Yla tecnología ha jugado un rol muy importante, sobretodo en el aumento de la productividad; ha tenido ungran impacto en la producción alimentaria de paísesy en la exportación. Pero así como muestra un ladopositivo, muestra también, un lado negativo en tornoa sus consecuencias ambientales.

    En mayor o menor medida, los modelos de desarrollotecnológico, han influido en la pérdida de la autono-mía de los países de América Latina, para poder defi-nir sus patrones de producción, consumo y distribu-ción. En el fondo han implicado para estos países unaracionalidad económica exógena, que puede ser muyimportante para la empresa transnacional o para elorganismo foráneo que le interesa desarrollarse, pero

    que, a veces, es atentatorio para los intereses nacio-nales, incluso para los intereses locales.

    Las tecnologías son instrumentos al servicio de unamodalidad de producción, y que está, en la gran ma-yoría de los casos tienen signos ambientales positivoso negativos según como se las utilice. Sin embargohay un tipo de tecnologías, que por sus repercusionesambientales, merecen ser analizadas explícitamente yello constituye otro gran tema pendiente.

    Es la introducción de técnicas que aceleran la cose-cha de los ecosistemas y alteran sus funcionamientos.Ello por la alta vocación que tiene América Latinacomo productor de recursos naturales lo que le hasignificado al continente una presión sobre sus recur-sos naturales que frecuentemente los agota o deterio-ra.

    La transnacionalización de muchas empresas de ex-plotación minera, agrícola, forestal o pesquera, por logeneral, se ha traducido en la introducción de técni-cas de alta eficiencia productiva que cosechan losrecursos naturales, lo que acelera el agotamiento, enel caso de los no renovables, o afecta la capacidad derenovabilidad, en el caso de los renovables.

    El asunto toma ribetes muy serios en las actividadespesqueras y forestales. En las primeras, los barcosfactorías pescan generalmente por sobre la capacidadde recuperación de los ecosistemas marinos, ampara-dos por legislaciones débiles y más débiles sistemasde controles. En el caso de las segundas, las técnicasde capacidad de cosecha con maquinarias de altorendimiento se ven complementadas por las técnicasde construcción de caminos de acceso a las explota-ciones, factor que hace unos años, se constituía endefensa de las áreas de difícil acceso.

    Lo más paradójico de esta situación es que en mu-chas ocasiones los centros de investigación de tecno-logías en los países de la región son los que procedena experimentar la adaptación de estas tecnologías. Elfinanciamiento llega desde los países centros porquemuchos investigadores y centros de investigación,realizan convenios de investigación en sus estrategiasde supervivencia para conseguir recursos financieros.

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    Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios 2525 esta es una publicación de CEBEM

    Las tramas de dependencia se acrecientan con losproblemas derivados de las carencias de recursosfinancieros para la investigación tecnológica.

    Se han tomado, entonces, medidas y decisiones tec-nológicas que no necesariamente tienden a la susten-tabilidad ambiental y que, muchas veces, afectan almedio ambiente. Se ha creado, de esta forma, unaserie de circuitos de progresos tecnológicos, ligados aintereses foráneos, y en ello han tenido mucha impor-tancia las fuentes de financiamiento externo de laciencia, dirigido, en muchas ocasiones, al conoci-miento necesario para introducir una determinadatecnología. El desarrollo de la ciencia–periscopio hamarcado el desarrollo científico de la región. Se haperdido autonomía para definir los patrones de pro-ducción, de consumo y de distribución y los modelosde desarrollo científico y tecnológico han sido cohe-rentes con esta pérdida de autonomía.

    Para tomar decisiones tecnológicas, no se debe discu-tir si la tecnología es endógena o exógena; lo impor-tante no es de dónde venga la tecnología y quién laproveyó o quién lo hizo, sino que las decisiones so-bre el uso de la tecnología sean propias. Pero, paratomar estas decisiones hay que tener un acervo ade-cuado de conocimiento científico, y para tenerlo hayque desarrollar nuevos instituciones científicas dán-dole a las universidades el rol que realmente les co-rresponde en la creación científica.

    Desafíos para las políticas científicas

    Los problemas típicamente regionales están ligados alos procesos de globalización–transnacionalización,que influyen en una racionalidad exógena. En estecontexto, podría ser usado el espacio latinoamericanopara investigaciones de alto riesgo ambiental en ger-moplasma o, incluso, en energía nuclear. Es posibleque se incremente el uso de los recursos naturalesrenovables históricos, por sobre sus tasas de regene-ración. Además, se vislumbran cambios en el uso delespacio por descubrimiento de nuevos recursos deimportancia, sobre todo, bióticos. Varios espacios deáreas prístinas se ven amenazados, como por ejem-

    plo, la Antártida por sus reservas de recursos hídri-cos, minerales y recursos del mar.

    Los principales desafíos de políticas científicas parala sustentabilidad ambiental de los países de AméricaLatina, radican en nuevas y más profundas investiga-ciones sobre el patrimonio natural, no en término dedos o tres recursos, sino en términos del pleno cono-cimiento de los atributos y comportamientos de losecosistemas, para poder detectar qué nuevas posibili-dades de desarrollo existen. Hay grandes lagunas deconocimiento científico que hay que rellenar.

    Paralelamente, es necesario investigar sobre compor-tamientos sociales alternativos, en función de nuevasformas de uso de los recursos naturales que haganmás armónica la relación de la sociedad con su entor-no físico.

    Otra necesidad de esta temática radica en el desarro-llo de mecanismos de potenciación de la investiga-ción local, lo que permitirá potenciar las regiones decada país reconociendo la identidad que le correspon-de a cada localidad, en función de sus condicionesespecíficas. La estrategia científica de largo alcancedebe ser la base de la creación de un modelo de gene-ración, difusión y adopción tecnológica. Eso significapotenciar la investigación de los recursos naturaleslocales e incorporar el conocimiento vernáculo deciencias empíricas de las culturas propias de la re-gión.

    Hacer ciencia en América Latina es muy difícil porlos escasos recursos. Un desafío fundamental es eldesarrollo regional de programas de investigación,sobre la base de la integración académica e institu-cional. Los países de América Latina no pueden dar-se el lujo de crear instituciones científicas de escasosrecursos disgregadas y desparramadas sin tener unaadecuada integración, ya sea instituciones, o ya seade redes. La única posibilidad de que se potencien losrecursos, es que se investigue y concrete el uso ymanejo de ecosistemas compartidos, de recursoscompartidos, de culturas compartidas, de problemasfronterizos compartidos.

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    Estilos de desarrollo y medio ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después (parte II) [Nicolo Gligo]

    VI. La deuda de la ecología

    En el proyecto “Estilos de desarrollo y medio am-biente en la América Latina” hubo dos trabajos quese refirieron específicamente al tema de la ecología:“Notas sobre la historia ecológica de la América La-tina” (Gligo y Morello, 1980) y “Ecología y desarro-llo: evolución y perspectivas del pensamiento ecoló-gico”(Hurtubia, 1980). Otros trabajos que abordarontemas ecológicos fueron los relativos a los desarro-llos agrícola, forestal y pesquero como consecuenciade que estos procesos se desarrollan alterando ecosis-temas vivos (Gligo, 1980), (Salcedo y Leyton, 1980),(Tapia, 1980). Un tercer grupo de trabajos se refirió aprocesos concretos desarrollados en las áreas rurales(Adámoli y Fernández, 1980), (Mueller, 1980),(Ortega, 1980), (Barrera y Grupo de análisis de siste-mas ecológicos, 1980).

    La evolución de la ecología

    El trabajo “Ecología y desarrollo: evolución y pes-pectivas del pensamiento ecológico” analizó la evo-lución del pensamiento ecológico partiendo del con-cepto de ecosistema definido como el estudio de lasinterrelaciones entre hombre, sociedad y naturaleza.El trabajo profundizó los componentes y procesos deun ecosistema y los principales enfoques que predo-minaban en los estudios de los ecosistemas, haciendouna profusa investigación bibliográfica de la época1869 a 1935 denominada “de consolidación de laecología” hasta la actualidad.

    Este trabajo, didácticamente realizado, fue muy útil,ya que sirvió para aclarar las confusiones conceptua-les que había a la fecha de la publicación y que semanejan hasta hoy día. Aún hoy se confunde lo quees la ciencia de la ecología con el medio ambiente ola dimensión ambiental. Frecuentemente se leen oescuchan expresiones tan poco felices como “hay quecuidar la ecología”, en vez de proteger y cuidar losecosistemas.

    La ecología es una ciencia de evolución reciente demenos de un siglo de vida. Está en constante perfec-cionamiento y apertura de ramas y líneas de pensa-miento. Sus categorías de análisis normalmente soncomplejas y se derivan de expresiones de síntesis deotras ciencias, básicamente naturales. Tal como loplanteó a fines de los setenta Jaime Hurtubia: “comoen muchas ciencias, faltó (y aún falta) un examenfilosófico de la ecología; de sus problemas, métodos,técnica, estructura lógica, resultados generales, etc.La superficialidad para mostrar la presencia de otrasciencias anuló el estudio de las implicaciones filosó-ficas de su quehacer, el examen de las categorías ehipótesis que intervienen en la investigación ecológi-ca o que emergen en la síntesis de sus resultados”.

    Exploró además este autor, las perspectivas de laecología en la ciencia y la sociedad actuales definién-dola como una ciencia de síntesis e integración. Plan-teó que la principal transformación tuvo lugar a me-diados del decenio de los cincuenta por el interés dela época hacia enfoques más holísticos. Aquí searriesgó a entrar en las definiciones y nuevos camposde la ecología que la asocian a las ciencias sociales,desdibujánd