ZURBARÁN Francisco de ZURBARÁN (1598 – 1664 ) El naturalismo en el Barroco.
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AMANDO CUELLASS O N A T A E N R O J O S O N A T E E N R O U G E
C O L E G I O D E E S P A Ñ A
C i t é i n t e r n a t i o n a l eu n i v e r s i t a i r e d e P a r i s
7 E b o u l e v a r d J o u r d a nP a r i s 1 4 º
Exposition du 2 au 31 octobre 2014- 9h à 20h
AMANDO CUELLASS O N A T A E N R O J O S O N A T E E N R O U G E
E S C U L T U R A E N E L C O L E G I O D E E S P A Ñ A E N P A R I S
D e l 2 a l 3 1 d e o c t u b re d e 2 0 1 4
Exposición realizada en el Colegio de España en París del 2 al 31 de octubre de 2014
Mi agradecimiento al Colegio de España, que acogió generosamente la idea de esta exposición, en particular a sudirector Juan Ojeda, también a todos aquellos que han colaborado para que pudiera llevarse a cabo, especialmente aCésar Portela, que siempre será un referente en lo personal y en lo profesional, a Antonio Peña por su entusiastacolaboración, a María José Tanco por su aportación en el día a día, a Laura Cuellas por su apoyo y crítica constructiva y atantos otros como Olga Navarro, Ubaldo Cerqueiro , Olga Casado, Pepe Pérez Pinto y Víctor Matamoro.
Amando Cuellas Pestaña
www.amandocuellas.com
E N T R E L A P I N T U R A , L A E S C U L T U R A Y L A A R Q U I T E C T U R A
La Historia de la Humanidad es la historia de la
lucha del hombre por descubrir los secretos del
mundo que le rodea, los secretos de la vida, buscar
la verdad.
En este desesperado e ininterrumpido proceso de
búsqueda, los humanos solo hemos sabido
encontrar dos caminos para avanzar: el uno a
través de la Ciencia y el otro a través del Arte. El
primero se recorre formulando teorías, y el
segundo formalizando propuestas.
Y aunque hoy en día puedan parecer caminos
divergentes, aptos para ser transitados por
personalidades diferentes, casi antagónicas, como
puedan parecer la del científico y la del artista,
bastaría solo con pensar en la Grecia Clásica o en la
Italia Renacentista, para evidenciar que solamente
la reciente división de la Cultura en dos
semiculturas: la científico-técnica y la humanístico-
artística, ha hecho posible la actual y esquizofrénica
dicotomía entre Arte y Ciencia. Y Arte y Ciencia
son, o deberían de ser, caras de una misma
moneda, ramas de un mismo tronco, dos facetas
complementarias del conocimiento humano. Los
logros en la Ciencia se concretan en teorías, y los
del Arte en estilos, si bien a uno se accede por la
razón y a los otros se llega a través de la pasión, a
veces, de la desesperación.
Los verdaderos artistas son aquellos seres capaces
de ver a la luz del día, con los ojos abiertos, aquello
que los demás solo podemos atisbar en sueños. Y
esos sueños que para los demás se producen de
tarde en tarde, muy esporádicamente, que son
fugaces, que se desvanecen con el día cuando
abrimos los ojos, para ellos, los artistas, es su
estado natural, su realidad; hasta el punto de poder
afirmar que viven en el ensueño, en el más allá, en
otro mundo. Y además, poseen esa cualidad que
solo a ellos les es dada: la capacidad de
materializar estos sueños a través de sus obras.
A los verdaderos artistas, no les preocupan las
modas, no les preocupan los críticos, ni las leyes
del mercado, no escuchan falsos cantos de sirena.
Son capaces de dejar a un lado cuestiones
coyunturales, superfluas, buscando siempre la
esencia de las cosas. De ahí el desasosiego, la
inquietud y la emoción que producen sus obras.
Por eso cuando vemos el retrato de Juan de Pareja
o del Papa Inocencio de Velázquez, estamos
viendo, sin paliativos, la condición humana,
cuando observamos las miradas de los frailes de
Zurbarán o de los personajes de El
Greco, comprendemos lo frágil que es el límite
entre la cordura y la locura,...., cuando
contemplamos los personajes ensimismados, casi
autistas de Edward Hooper o los desolados
paisajes urbanos de De Chirico sentimos la
soledad, cuando observamos El Grito de Edward
Munch conocemos la desesperación, cuando
contemplamos los cristos de Mantegna o de Rivera,
vivimos la muerte, cuando visitamos las obras de
Le Corbusier, Mies, Alvar Aalto,...., nos seducen,
asombran y emocionan sus espacios por su
vanguardismo, su singularidad, su verdad.
La Moda se interesa por la actualidad, lo
contingente, busca el éxito inmediato, el llamar la
atención, el epatar, cambiar las formas pero
manteniendo el fondo, que todo siga igual..., que
nada esencial cambie.
La Vanguardia se caracteriza por su sentido crítico,
por ir al fondo, a la esencia de las cosas; apartando
y despreciando lo accesorio. Las modas son
efectistas, deslumbran, crean dependencia,
someten, esclavizan, tanto a los que las crean como
a los que las siguen. Las vanguardias, por el
contrario, iluminan, liberan a los que las crean o a
los que participan de ellas y estimulan y abren
caminos a todos los demás.
En Arte cada expresión tiene su propia
peculiaridad: la Literatura especula con la palabra,
la Fotografía con la imagen, la Música con el
sonido y el tiempo, el Cine con el tiempo y la
imagen, la Escultura con la forma, la Pintura,
esencialmente, con el color y la Arquitectura con el
espacio, la forma y el color.
Y eso, especular con el espacio, con la forma y con
el color es lo que hacen estos objetos, mitad
escultura y mitad arquitectura que realiza y nos
ofrece Amando Cuellas. Objetos que aúnan
racionalidad y fantasía, dotados de fuerte
geometría, que son mitad maquetas
arquitectónicas, mitad monumentos megalíticos, a
pesar de su reducido tamaño o, simplemente,
objetos escultóricos que nos cuentan esos sueños y
esas visiones del más allá que muchos intuimos
pero que solo los artistas como él son capaces de
imaginar y de ver con plenitud, capaces de transitar
por ellos y de volver a la realidad para
contárnoslos, reproduciéndolos con maestría, para
disfrute de todos los que tenemos la suerte de
contemplarlos.
El diálogo entre espacio, forma y color es de tal
intensidad, en estas obras, que uno no sabe,
en donde empieza y dónde acaba, en qué
instante y en qué punto se solapan o se funden la
pintura, la escultura y la arquitectura. Son obras
que superan estereotipos y etiquetas como
abstracto o figurativo que no coartan, ni encasillan
y que, por el contrario, rezuman libertad.
Decía Mies van der Rohe que “solo lo que tiene
intensidad de vida puede tener intensidad de
forma”. Y esto es lo que nos asombra de estas
obras de Amando, esa potencia formal que
transmite la fuerza vital de su autor. Son formas
intensas, rotundas, sin concesiones, que se sitúan y
se alojan en el espacio que ellas mismas generan.
Son también objetos atemporales, de ayer, de hoy
y de siempre, materia gruesa, densa y generosa.
Todo lo contrario a algo epidérmico, resultado de
combinar e integrar distintas formas de expresión
pero apoyándose siempre en una gran creatividad
que aúna racionalidad y fantasía, que constituyen
un paradigma de apertura y de síntesis a los más
diversos y lejanas influencias, que heredan la fuerza
de los artistas primitivos y nos traen recuerdos de
lejanas culturas indígenas americanas y africanas,
de sus tótems, o de artistas más próximos como
Oteiza, Chillida o Ibarrola y tantos otros que, igual
que Amando, han sido capaces de
emocionarnos, ampliar nuestros horizontes y
enriquecer nuestras vidas.
C É S A R P O R T E L A
Verano de 2014
A primera vista- y también a la segunda-, Amando
Cuellas Pestaña pudiera parecer el típico sabio
despistado, con la corbata torcida y el pelo
alborotado tras una extensa frente de pensador
exhaustivo, que abrió sus maletas en Madrid.
Absorto en sus elucubraciones acerca de la
vanguardia rusa, las azules lucecillas de leds
intermitentes que se atisban en el fondo de sus
anteojos sugieren el equívoco de que se trata de
una persona dotada de una brutalidad intelectual
comparable a la de un androide vikingo, incapaz
de salir del laberinto de microchips que bulle por
su interior metálico. Con ese aspecto, estaba
predestinado para ejercer, con pajarita y aire
distante, como mayordomo de Archiduques en un
balneario de Karlovy Vary, pero por fortuna él tenía
otros planes, como los tiene siempre para todo.
En algún momento inescrutable, tal vez observó
que el tránsito de Altamira a los primeros palafitos
tenía que ver con la necesidad de seguir
disponiendo de un refugio contra la intemperie
pero también con la libertad. Más tarde vinieron el
palacio de Cnosos, el Panteón de Roma y la cúpula
de Santa María dei Fiore, que suponen un cierto
refinamiento de la misma idea, aplicada esta vez al
envoltorio del poder y de lo sagrado. No es
extraño que el joven Amando quisiera dejarse
arrastrar por el río de superación que une, como
cosidos por un hilo, los sucesivos peldaños
ascendidos tras abandonar la caverna.
Esta inquietud colmaría sin duda las exigencias de
alguien menos curioso pero, por fortuna, este
hombre de cincuenta años, que bien pudo haber
nacido un 29 de febrero, tan sólo ha cumplido las
primaveras imprescindibles para despistar a los
adictos al documento nacional de identidad y a los
certificados reglamentarios.
Más allá de las paredes del Ministerio de Cultura,
en donde suda hielo cada día para que no se le
derrumben los edificios y los presupuestos como
un castillo de naipes, su imaginación sigue jugando
con líneas y volúmenes, hermanando caos y orden,
vacío y horror vacui, luces y sombras, tensión y
armonía, texturas y planos, extrayendo del aire
piezas en cuatro dimensiones. Y es que, para
entender sus universos, no basta con pensar en un
lienzo, en un color o en algo que se alza del suelo y
alcanza cierta estatura, porque los mundos que
retrata se ubican en coordenadas
espaciotemporales indescifrables.
H A Y UN E X T R A T E R R E S T R E S E N T A D O F R E N T E A L C AB A L L E T E
En un pasado geológico remoto, en el fondo de un
mar de azufre y tal vez en el futuro marciano
cobrarán alma esos herméticos termiteros teñidos
de óxido de hierro en cuyas entrañas respira helio
una civilización de seres tan tímidos como
hiperavanzados. Con la premisa de un mundo sin
gravedad se construirán esos rascacielos
imposibles, medio aplastados bajo el peso de la
infamia, en cuyo estómago han sido congelados
los cuerpos incorruptos de los gobernantes más
alegres y los criminales más eximios de hoy. En el
espacio sideral, jugando al margen de la muerte,
un enorme infante omnisciente gira de repente un
cubo insondable y muestra, en una de sus caras,
una grafía reconocible que funciona como único
asidero frente al delirio.
Los juguetes que construye Amando son el
vellocino del alfa y la omega, de la nada y el todo,
la rueca que teje la clave de unos orígenes
inexplicables, de los por qués irresolubles, de los
destinos ocultos al oráculo. Estructuras en las que
los átomos configuran un sueño sin rostros, un
viento sedente que impulsa la nave de piedra de la
existencia, una veleta de espejos que se orientan
hacia el misterio del hombre. Son organismos que
emiten un zumbido inquisitivo e hipnótico,
impermeables a la razón, como vidas no vividas o
escritas ya para siempre, polvorientas partidas de
un ajedrez sideral momificadas por millones de
millones de años, remolinos de incierta índole que
al fin toman apariencia sólida pese a su
inaprensible naturaleza.
Sus realizaciones se distinguen porque incitan a
discurrir más allá de nuestro alcance y a ponderar
en serio la hipótesis de que este individuo es en
realidad lo que todos creíamos desde el principio,
el amigable alienígena que, confinado en esta
Tierra, trata de pasar desapercibido excepto
cuando, en el bastión solitario de la Ponferrada
natal, debe afrontar sin escapatoria su verdad
insoslayable y entonces, por fortuna para quienes
amamos la creatividad y el ingenio, ya no puede
seguir disimulando, se enfunda un jersey, suspira
hondo y se quita de encima de un solo envite
todos los pesos, atrapado por una suerte de
calculado frenesí.
Por último, he de confesar que con ser admirables
estas realizaciones que Amando presenta, lo que
me gustaría saber, y tomo
prestadas unas palabras de Einstein, es cómo las
concibe. Aunque tengo mis preferidas y me
quedaría con alguna en concreto, no me interesa
esta o aquella. Lo que quisiera conocer son los
pensamientos que les han dado vida, el resto son
detalles.
Asistir a ese proceso, a ese hallazgo y observarlo a
continuación. ¿Quién no ha cerrado alguna vez lo
ojos para imaginar cómo Miguel Ángel mezclaba
los pigmentos con los que acto seguido acercaría
el dedo de Dios al de Adán?
¡Quién pudiera!
ANTONIO PEÑA
Verano de 2014
Entre la habanera y el son, 2014Entre la habanera et le son, 2014
Composición en madera, 20 x 19 x 44 cm
Dueto de soprano y tenor, 2011Duetto de soprano et ténor, 2011
Composición en madera, 30 x 17 x 39 cm
Totem mirando a oriente, 2012Totem vers l´orient, 2012
Composición en madera, 25 x 20 x (100 + 97) cm
Totem Caravana musical, 2012Totem Caravane musicale, 2012
Composición en madera, 30 x 30 x (130 + 75) cm
Aria para Frank Lloyd Wright, 2012Aria pour Frank Lloyd Wright, 2012
Composición en madera, 17 x 17 x (110 + 110) cm
Tríptico. Caja de ritmos 1, 2013Triptyque. Boîte a rythmes 1, 2013
Composición en madera, 40 x 60 x 2 cm
Tríptico. Caja de ritmos 2, 2013Triptyque. Boîte a rythmes 2, 2013
Composición en madera, 40 x 60 x 2 cm
Tríptico. Caja de ritmos 3, 2013Triptyque. Boîte a rythmes 3, 2013
Composición en madera, 40 x 60 x 2 cm
Tradición y modernidad, 2011Tradition et modernité, 2011
Composición en madera y cobre, 19 x 13 x 26 cm
Amando Cuellas ante su cuadro Laura, dedicado a su hijaAmando Cuellas devant son tableau Laura dédiée à sa fille.