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PRO ECUADOR

Guayaquil, 31 de Mayo de 2011

Queridas compañeras, queridos compañeros:

Algunas veces… Bueno, es difícil todavía sorprenderse en este país, porque Ecuador

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agota la capacidad de asombro, más aún después de cuatro años de gobierno; pero todavía sorprende ver tanta desmemoria, tanta doble moral, tanta inconsecuencia cuando escuchamos críticas como “que este Gobierno no tiene política comercial”; asumiendo, primero, que no tenemos política comercial, lo cual es falso; y asumiendo, después, que antes sí se tenía política comercial, lo cual también es falso. Realmente, la política comercial de nuestro país brilló por su ausencia durante décadas, entre otras cosas, por el absurdo de la larga y triste noche neoliberal, en donde se decía que no se requería Estado, planificación, políticas explícitas, que todo lo iba a resolver esa entelequia llamada Mercado…

Es más, se complicaron las cosas para una verdadera política comercial: los que entendemos de desarrollo, de economía, sabemos que tener un tipo de cambio fijo extremo (dolarización) nos tiene que hacer mucho más prudentes en la firma de tratados comerciales; pero aquellos que tan solo se dejan llevar por la novelería, por lo que les dicen o por lo que hacen los países

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desarrollados -ahora que son desarrollados- cometen tal vez el más grande error en análisis del desarrollo, que es imitar las políticas de los países que ya alcanzaron el desarrollo, en esta etapa de su existencia, no cuando tenían nuestro grado de desarrollo relativo. Vamos a ver si cuando Estados Unidos tenía nuestro ingreso per cápita, Inglaterra, Francia, etcétera, proclamaban el libre comercio o proclamaban proteccionismo para su industria, planificación e ir al comercio internacional de una manera inteligente, planificada, con beneficio, sobre todo para su país y si es posible beneficio de forma mutua.

En todo caso, hay que tener mucho más cuidado cuando se tiene un esquema dolarizado, en ir hacia el comercio exterior. Cuando se tiene un tipo de cambio fijo extremo como es la dolarización, cuando se ha abandonado un instrumento de estabilización macroeconómica fundamental como es el tipo de cambio, fundamental para corregir, sobre todo, desequilibrios externos, no podemos, pues, abandonar la política comercial, como muchos pretenden, firmando TLC’s a diestra y siniestra. Creemos en el

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comercio, creemos que puede haber un comercio justo de mutuo beneficio, pero aquello de creer que cualquier comercio beneficia siempre a todos es algo más cercano a la fe que a la ciencia; y, de hecho, [algo] totalmente desmentido por la historia del desarrollo. Y como no firmamos esos tratados de libre comercio ni nos prestamos a novelerías como el bobo aperturismo, muchos creen –o dicen- que no tenemos política comercial, cuando es exactamente lo contrario: ahora, finalmente el país tiene política comercial y tiene una institucionalidad para esa política comercial, una política comercial inteligente, congruente, técnica, patriota.

Para empezar, acuérdense en manos de quién estaba el comercio exterior en el pasado: en manos de un ministerio que era seis cosas a la vez: Ministerio de Industrias, Competitividad, Integración, Artesanía… y por ahí, Comercio; y en realidad no se podía con esa institucionalidad potenciar el comercio internacional; y, de hecho, éste estaba en soletas y estaba básicamente en manos de una institución privada, que hizo lo que pudo,

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le estamos agradecidos a CORPEI… Pero que, la política comercial de un país la lleve una fundación privada, es algo democráticamente ilegítimo y técnicamente peligroso, porque no necesariamente se tiene esa visión de país, esa visión pública.

Tengo que aclarar que CORPEI, estrictamente hablando, tenía que ejecutar la política comercial; pero, como ésta brillaba por su ausencia, no solo que ejecutó lo que pudo sino que, también en lo posible tuvo que hacer esa política comercial. Ahora, esa política comercial está a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores, que ya no es más solo Ministerio de Relaciones Exteriores sino Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior.

¿Cuál es la idea? Que nuestros diplomáticos no solo se dediquen a la diplomacia, a las relaciones internacionales, que cada uno sea un agente de venta de nuestro país, en el sentido de vender sus bellezas naturales para atraer el turismo, de vender sus productos de exportación en el exterior, de vender las posibilidades de inversión –extraordinarias- que tiene nuestro país. La representación

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diplomática no excluye, tiene que integrar la promoción de nuestro país.

Y ya nunca más aquello que vivíamos antaño: los ‘agregados comerciales’. Cuántos testimonios personales les puedo dar al respecto, porque Dios me ha dado la oportunidad de vivir algunos años fuera de mi país; cuántas experiencias les puedo contar, y algunas muy tristes: Cuando me encontraba en Bélgica, Bruselas capital de Europa, estudié dos años y medio y nunca hubo agregado comercial titular, y el encargado de la agregaduría comercial no servía para absolutamente nada. De hecho, en el año 91, cuando estaba haciendo mi tesis de maestría fui a pedir información, Boletines del Banco Central, y el último Boletín del Banco Central que tenían era de siete años antes, 1984… les tuve que regalar el mío por misericordia, que aunque sea era de 1989. Y todos sabíamos que en anteriores gobiernos los cargos políticos, es decir la denominación política directamente por parte del gobierno, no de la carrera diplomática, de agregados comerciales era la lotería, era alguien que iba a tener algunos meses, sino años, de vacaciones

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pagadas. Esto, nunca más. Entendamos que el secreto del desarrollo es que cada quien ponga de su parte alma, vida y corazón para sacar adelante a este país.

Precisamente cuando estuve en Europa se hizo un estudio de cuáles eran los países más exitosos, entre ellos Corea, y se veía que ese agregado comercial de Corea entraba a las siete de la mañana y salía a las doce de la noche, mientras los demás agregados comerciales, tristemente, sobre todo de América Latina, brillaban por su ausencia.

Tenemos que promocionar al país. Yo no soy especialista en marketing, pero dicen los marqueteros que lo principal es tener un buen producto… Pues, tenemos el mejor producto del mundo: ¡tenemos el país más bello del mundo! ¡Con toda convicción, a promover nuestro país: su imagen, esa condición de destino turístico ideal, su producción exportable, sus atractivos para la inversión! Y esto se puede hacer en lo cotidiano, cosas tan sencillas como estas: aquí tengan mi tarjeta de presentación, Presidente de la República, de un lado los datos, mi dirección e-mail, mi teléfono y del otro lado Ingapirca… Acá

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tenemos… de un lado los mismos datos y del otro lado el Parque Histórico de Guayaquil… Y esa es la orden para todos los ministros. Hasta en nuestras tarjetas de presentación podemos también, al mismo tiempo, presentar a nuestro país… Y eso no lo podemos hacer solo los funcionarios públicos, ministros de Estado, secretarios…; nuestros diplomáticos tienen que hacerlo; lo podemos hacer cada uno de nosotros: vender el mejor producto de exportación que tenemos, que es el país más bello del mundo.

Por supuesto, se requiere también de reglas claras, un gobierno honesto, y eso lo tenemos; tengan la plena seguridad que somos gente honesta, que las reglas claras se han establecido… Ha sido difícil, algunos dicen que estamos desinstitucionalizando al país, nuevamente doble mentira: se entiende que antes estaba institucionalizado… ¿Es que ustedes no recuerdan las peleas entre Presidente y Vicepresidente?, ¿entre Presidente y Congreso? ¿Las destituciones de Corte Suprema, sin consulta popular, sin orden del soberano, al capricho de los gobernantes? ¿No nos acordamos de las crisis

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de las cúpulas de las Fuerzas Armadas? Por primera vez en el siglo XXI el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas dura los dos años que dice la ley. Primera mentira, asumir que antes estaba institucionalizado el país; segunda mentira, asumir que lo seguimos desinstitucionalizando cuando lo estamos re-institucionalizando. ¿Cuál es el problema, para algunos? Que esa institucionalidad ya no es del Estado burgués, para [servir a] unos cuantos, sino del Estado popular, instituciones para [servir a] las grandes mayorías, compatriotas.

Se requiere gente buena, que nos sobra en nuestro país. Se requiere también de infraestructura vial, aeroportuaria, excelentes telecomunicaciones para los inversionistas, y eso es lo que estamos haciendo. ¡Y qué pena!, qué pena, que pese a la abrumadora evidencia, porque incluso los que no comparten con este Gobierno –su visión ideológica, su orientación económica, social-, tienen que reconocer la inmensa obra pública que se ha realizado en estos cuatro años: la transformación vial, portuaria, aeroportuaria; colegios, hospitales y tantas otras cosas…

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telecomunicaciones, internet, conectividad, tecnología de información, etcétera; pese a la evidencia, tratan de desmerecer esa obra [diciendo] que es producto de los altos precios del petróleo, sin decir que tuvimos la renegociación más exitosa de la deuda externa en la historia de América Latina y que estamos pagando la tercera parte de lo que pagábamos antes de nuestro Gobierno; sin decir, que la recaudación de impuestos tal vez es un hecho inédito en la historia mundial, al menos en la historia de América Latina, se ha prácticamente duplicado, lo cual significa que hemos aumentado cerca de un punto porcentual, por año, lo que se llama la carga tributaria; el porcentaje de recaudación de impuestos sobre el PIB estaba en 11% cuando recibimos el gobierno, hoy está en 14%.

Recuerdo que (como soy algo experto en eso, una de mis áreas de especialización es economía pública) cuando era asesor de la ONU, recuerdo que el ejemplo para América Latina en reforma fiscal era Guatemala, que había logrado incrementar por año 0.25% su carga fiscal… Nosotros la hemos aumentado en casi cuatro veces ese porcentaje, y sin

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aumentar impuestos, incluso disminuyendo impuestos… (recuerden que antes no se podían deducir los gastos personales del impuesto a la renta, ahora sí se puede, pero con eso logramos otro objetivo: que todo mundo pida su factura, ¿verdad?; ahora, muchos dentistas, muchos abogados, muchas profesiones liberales que antes no hacían facturas, tienen que hacerlas porque se las pide la gente…); e incluso disminuyendo impuestos a las corporaciones.

No somos fanáticos, no somos sectarios, somos gente práctica, inteligente. Con una clara ideología. Somos gente de izquierda. Para nosotros: la supremacía del trabajo humano sobre el capital; sabemos que se requiere acción colectiva para resolver problemas colectivos y eso se hace a través del Estado; que el Estado tiene un importante rol en el desarrollo… Pero somos gente pragmática, que no vivimos para nuestras fijaciones ideológicas, que respondemos a las necesidades de la gente, a las realidades, con objetividad…

Sabíamos que Ecuador tenía una de las más altas cargas tributarias implícitas de América

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Latina sobre utilidades corporativas. El 15% de distribución de utilidades a trabajadores, más el 25% de impuesto a la renta, daba 36.25% de carga implícita; que era, insisto, una de las más altas de la región. Y, con el nuevo Código de la Producción, aprobado el año pasado, está disminuyéndose un punto porcentual anual del impuesto a la renta sobre utilidades, hasta llegar en el año 2013 a 22%, cuando era inicialmente 25%. Así que esa mayor recaudación de impuesto no… –como dice la mezquindad de los que no quieren otorgar nada bueno al gobierno-, no se debe al incremento de impuestos, se debe sobre todo a mayor eficiencia, a transparencia en la recaudación de impuestos.

Y ahora, basta de esos atavismos, basta de esos anacronismos a los cuales algunos nos quieren regresar. Por ahí tenemos un pseudo estudio de la Cámara de Industriales, no sé si de Pichincha o nacional, que habla de que hemos gastado como 70 mil millones de dólares en estos cuatro años de gobierno… ¿Y? ¿Desde cuándo el gasto público es indicador de desarrollo? Es decir, tendríamos que llegar a la conclusión de que mientras

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menos gasto público, mejor. Reduzcamos, entonces, el presupuesto de educación, para ver si estamos mejor; reduzcamos, pues, la inversión en hospitales para ver si estamos mejor; reduzcamos la inversión en reconstrucción vial para ver si estamos mejor… Son tonterías con las cuales nos quieren seguir asustando. Felizmente, creo que el Ecuador ya superó esa macabra etapa, muy cercana al fundamentalismo neoliberal, que nos decía: “mientras menos Estado –ergo, mientras menos gasto público-, mejor”…

¿Y, cómo se resuelven los problemas colectivos? ¿Y por qué no se dice que de esos 70 mil millones que se han gastado en estos cuatro años de gobierno, varios miles de millones son gastos de importación de combustibles, por no haber construido a tiempo las hidroeléctricas que tanto necesita el país, por no haber construido refinación propia, y que, con lo que estamos invirtiendo, los próximos gobiernos ya no tendrán que gastar en esas cosas, porque las produciremos internamente, porque diversificaremos la matriz energética?

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Son absurdos tales como que me digan: “Antes gastábamos en arriendo y vivienda 500 dólares por año y en cuatro años gastamos 2.000 dólares… ¡y usted gastó 20.000 dólares en cuatro años en vivienda!”. ¡Sí, pero para comprarnos la casa, ya vivir en la casa nuestra y no pagar más arriendo, y que cuando queramos cambiarnos de casa podamos vender esa casa y recuperar gran parte del dinero! Pero son los simplismos con los que nos quieren engañar cada día. Y si ustedes quieren, técnicamente no es importante 70 mil, 700 mil para suplir las necesidades básicas del país. Para el desarrollo territorial, para que cada territorio tenga la infraestructura económica, social, productiva necesaria, es decir carreteros, hospitales, escuelas, guarderías… calculamos que se requieren de inversión unos 60 mil millones de dólares. Estamos invirtiendo tan solo seis mil por año. Es decir, faltaría mucho más de lo que esta gente ‘denuncia’ que hemos gastado, porque ahí se está poniendo todo, sueldos y salarios, etcétera, e inversión en infraestructura…

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Sin embargo, ¿qué es lo importante? Lo importante es cuánto nos endeudamos para ver si estamos viviendo más allá de nuestras posibilidades, ¿verdad? Y dicen que hemos gastado 70 mil millones de dólares en cuatro años, pero no dicen que el coeficiente de Deuda-Producto Interno Bruto es de los más bajos de la historia, y ciertamente mucho más bajo que el de la larga y triste noche neoliberal…

Tenemos unos 13 mil millones de dólares en deuda externa en los actuales momentos, Katiuska… [se dirige a la Ministra Coordinadora de Política Económica K. King], lo cual, como coeficiente del PIB con deuda interna es… VEINTE Y TRES POR CIENTO. Quiero decirles que en el año 2000, 2001, después de la crisis bancaria, superó el CIEN POR CIENTO ese coeficiente de Deuda-PIB. Es decir, si hemos gastado tanto y no ha aumentado el coeficiente de Deuda-PIB, tendrían que darnos el Premio Nobel en economía, porque lo hemos hecho extraordinariamente bien, y eso es lo que no dicen, ¿verdad? Lo terrible sería, haber “gastado tanto”, entre comillas, satanizando

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toda clase de gastos, cuando en ese “gasto” están carreteras, aeropuertos, puertos, hospitales, refinerías, hidroeléctricas, etcétera, y haber dejado endeudado al país; pero hoy, tenemos uno de los coeficientes de Deuda-PIB más bajos de la historia del país y, de hecho, más bajos de la región.

Hay que superar esas tonterías, hay que superar esos anacronismos, hay que superar esas discusiones estériles, esos simplismos. Ojalá la prensa, la poca o mucha prensa decente que existe en este país nos acompañe en esto: las grandes políticas, que no vayan a ser solo de Gobierno sino de Estado, y en superar simplismos. Al igual que es un error garrafal aquel en que cayó la larga y triste noche neoliberal de creer que no se requiere Estado, igualmente garrafal es creer que no se necesita sector privado.

Nosotros somos socialistas del siglo XXI, socialistas modernos. No podemos negar la existencia del sector privado, es más, es necesaria para el desarrollo. No vamos a negar ese hecho económico que es el mercado. Otra cosa es someter vidas, personas, sociedades a esa entelequia llamada

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mercado. Vamos a dominar al mercado. Vamos a manejarlo para que rinda los frutos socialmente deseables. No vamos a convertir a la propia sociedad en una mercancía más. El mercado es un extraordinario siervo, pero es un pésimo amo.

Les estoy hablando de que tenemos que hablar de la complementación pública y privada, reconocer la importancia de la iniciativa privada, pero también la importancia de la acción colectiva a través del Estado. Solo, el sector privado no va a poder sacar adelante al país. Solo, el sector público, peor aún. Sector público más sector privado, sinergia, con una sola visión, con un solo proyecto nacional, podemos lograr lo que nos propongamos, compañeros; podemos lograr lo que anhelamos, lo que ambicionamos, lo que deseamos, lo que nos propongamos.

Estamos viviendo una redistribución del poder mundial en estos momentos. Ustedes ven que todos los análisis indican que el eje de poder económico se va a desplazar desde Europa, Norteamérica hacia la Cuenca Asiática del Pacífico. Esa es una oportunidad para nosotros, la presencia de países como China…

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¿Es que nos hemos puesto a reflexionar que al frente nuestro, separadas tan solo por un charco algo grande, el Pacífico, que antes era insuperable, ahora es fácilmente franqueable, se encuentran las economías que más crecen en el mundo?, ¿que solo China, India, Indonesia tienen el 40% de la población mundial? Ecuador puede ser la puerta de entrada de esa Cuenca Asiática para América Latina; y viceversa, la puerta de salida de América Latina a esa Cuenca Asiática… Y son los países que más crecen y los más poblados en el mundo, ya China es la segunda economía mundial.

Hay una redistribución del poder mundial, ya no es esa hegemonía absoluta de los Estados Unidos, hay aparición de nuevos actores como los BRIC (Brasil, Rusia, India, China), grandes potenciales mercados y socios estratégicos para nuestro país. Potencias medias emergentes como Corea del Sur, que hace cincuenta años era más pobre que Ecuador. Después de la Guerra de Corea nosotros le mandábamos ayuda a Corea del Sur, y hoy son de las economías más competitivas y más ricas del mundo, y tenemos mucho que

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aprender, porque su proceso de desarrollo es reciente y no se olvidan las experiencias, los sufrimientos, la explotación que tuvieron que sufrir para lograr ese desarrollo.

Tenemos un gran contacto, una gran relación con Corea del Sur, grandes niveles de cooperación: nos están ayudando en proyectos claves, y en todos los encuentros recurrentes, la transferencia de tecnología, por ejemplo, que quiere hacer Corea del Sur, porque saben cómo sufrieron, recuerdan todavía con frescura cómo sufrieron por la carencia de tecnología, y cómo los explotaron con patentes, royalties, etcétera. Está Turquía, la misma África del Sur, que generan diferentes equilibrios y circuitos comerciales a escala planetaria.

Para América Latina, el surgimiento o resurgimiento de estos actores significa sin duda una oportunidad, porque nos permite diversificar mercados, productos, y lo que es más importante, productores (ya me voy a referir más adelante a esto); además, [una oportunidad, también] desde una óptica de democratización del sistema internacional… Y nosotros no caemos en ingenuidades. Si

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queremos ser buenos economistas –aquellos que son economistas-, jamás podemos hacer abstracción de las relaciones de poder. Economía es una Ciencia Social, estudia la sociedad humana; pretender estudiar esa sociedad en un vacío de fuerzas sociales es un absurdo, una ingenuidad. No caemos en esos errores, hay que analizar las relaciones de poder. Esta desconcentración de poder a nivel mundial nos permite una democratización del sistema internacional, mientras más se diversifiquen las fuentes de poder, más realista se vuelve la propuesta de conseguir un contrato social internacional y no solo un estado de naturaleza, basado en la ley del más fuerte, como lamentablemente y tradicionalmente se han desarrollado las relaciones internacionales a nivel planetario.

En estos últimos años, hemos propuesto otra forma de entender la política, la economía –ya lo decía Ricardo [R. Patiño, Ministro de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior]-, la institucionalidad, para construir un sistema económico más justo, más democrático… democracia no es votar cada cuatro años; algunos dicen que es antidemocrático llamar

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ya al voto popular… (Cuando ganaban, sí era democrático; cuando pierden, ya no es democrático…). En todo caso, la democracia debe ser sobre todo real, equidad, igualdad de oportunidades, distribución de los frutos del progreso, de los medios de producción, del acceso al Buen Vivir, garantizando a su vez la soberanía nacional, promoviendo la integración latinoamericana e impulsando, insisto, no negando, impulsando inteligentemente nuestra inserción estratégica en el mundo. Jamás hemos negado que Ecuador se tiene que insertar en el sistema mundo, lo que hemos negado es la ingenuidad de hacerlo sin ninguna reflexión, sin ninguna planificación.

Insisto, no es que neguemos la existencia del mercado, sino que, en vez de una economía DE mercado queremos una economía CON mercado. Y hay una gran diferencia entre esas dos cosas. Economía DE mercado, lo que nos quisieron imponer en la larga y triste noche neoliberal, lo que nos quieren seguir imponiendo en esta globalización neoliberal, que no quiere construir sociedades globales sino tan solo mercados globales, que no

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quiere crear ciudadanos del mundo sino tan solo consumidores mundiales. Esa economía DE mercado quiere que sociedades, vidas, personas se conviertan en una mercancía más; que los derechos más fundamentales, como sucedió en nuestro país, educación, salud, etcétera, sean una mercancía más. Aquellos que tienen poder de demanda, poder de compra los obtienen; aquellos que no, son absolutamente excluidos por parte de esa entelequia llamada Mercado.

Queremos economías CON mercado, no DE mercado; CON mercado, reconociendo al mercado como un fenómeno, un hecho económico, pero controlándolo, regulándolo para alcanzar los objetivos socialmente deseables. Por supuesto, eso lo podemos lograr con los mercados internos, no con los mercados internacionales; pero también el Estado, complementado con el sector privado puede ser una fuerza catalizadora para, en algo, protegernos de la fuerza del mercado planetario.

Uno de los mayores logros de la Revolución Ciudadana (para algunos es pecado; para nosotros es uno de los mayores logros y creo

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que para la mayoría del pueblo ecuatoriano también), uno de los mayores logros de la Revolución Ciudadana es la recuperación, pero también la transformación del Estado. Estamos transformando a un Estado burgués en un Estado verdaderamente popular, para el bien común, para el bien de las grandes mayorías… Pero sin ingenuidades absurdas, jamás negando la existencia del sector capitalista moderno, la existencia del mercado, y por el contrario, llamando a todos esos empresarios de buena voluntad que se unan en esta tarea de sacar adelante al país.

Con la inauguración del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones, PRO ECUADOR, el Estado ecuatoriano re-asume la responsabilidad de aportar directamente a la promoción de exportaciones e inversiones del país. [Funcionará] en el piso décimo tercero del Wall Trade Center, va a ocupar el espacio que ocupaba CORPEI, a quien le agradecemos; creo que hizo lo posible, hizo lo correcto dentro de la deserción del Estado a sus deberes, pero la política comercial era y es responsabilidad del Estado, responsabilidad

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del gobierno legítimamente electo en las urnas.

No solo eso, habían cosas bastante cuestionables que, bueno, en nuestro país pasan prácticamente desapercibidas, nos acostumbramos a eso… Por ejemplo, un principio de economía pública y derecho público es que solo las instituciones públicas originadas en autoridad legítimamente constituida pueden imponer transacciones no voluntarias, básicamente impuestos, cuotas obligatorias. Y, aquí, a diestra y siniestra se hicieron instituciones que tenían leyes especiales privadas… –SOLCA, por buenos fines que tenga- que se nutrían de impuestos obligatorios para todos los ecuatorianos. CORPEI era algo similar, una fundación de derecho privado, pero que se financiaba con una cuota obligatoria, aunque redimible, por parte de los exportadores del 1.5 por mil de las importaciones, por cada transacción de exportación, y esto aumentaba los costos de los exportadores…

Fíjense los que nos acusan de aumentar impuestos, aumentar costos, ¿por qué?, porque se está planificando otra reforma

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tributaria, pero francamente no para recaudación, sino para protección de nuestro ambiente, nuestra sociedad, para mayor eficiencia en la asignación de recursos… Ustedes saben que tenemos subsidios a la gasolina. Al pobre se le subsidia el pasaje en un bus, apenitas, ¿cuánto será el subsidio anual, cuarenta, sesenta dólares?; al rico, que tiene un ocho cilindros, 4x4, se le está subsidiando cerca de mil dólares anuales. ¡Es un absurdo social! Entonces, vamos a tratar de compensar ese absurdo por medio de un impuesto que lo hemos llamado “ecológico”: el que más consume, porque tiene el carro de mayor cilindrada, más caro, tendrá que pagar más ese impuesto; el que menos consume, porque tiene un carro más pequeño, más barato, paga menos. Y el que no tiene carro, no paga absolutamente nada.

Pero no es que estamos aumentando impuestos. Estamos haciendo una estructura de impuestos más eficiente, más coherente, más justa… Ya les he dado la muestra de que en otros sectores hemos reducido impuestos, y fuertemente, y que estamos muy preocupados con la estructura de costos de

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nuestros productores, sobre todo si tienen que competir en el mercado mundial, pero lo hacemos inteligentemente. Aquí tenían un costo, la cuota para CORPEI; esa cuota no va más en este sentido desde el primero de enero de 2011, esos aportes los ha asumido en su totalidad el Estado (esto es lo que no sacan los periódicos), por un monto que se estima aproximadamente en 12 millones de dólares anuales, que antes pagaban los exportadores y ahora los paga el Estado.

Fíjense, probablemente el que tenga un 4x4 ocho cilindros, que consume mucha más gasolina, tendrá que pagar más impuesto, pero con esa plata estamos pagando lo que antes pagaban los exportadores indebidamente, para que una fundación privada haga lo que le correspondía al Estado. Eso se llama eficiencia social, compañeros, aunque algunos no lo entiendan o no lo quieran entender.

Así mismo, en vez de sustituir la amplia experiencia de 13 años de la CORPEI, con una nueva institución pública, las dos instituciones coexistirán; una, como institución promotora pública y la otra como institución promotora

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privada; se ayudarán y complementarán. De hecho, para crear PRO ECUADOR (y le agradecemos esa asesoría a CORPEI), nos hemos nutrido muchísimo de esos 13 años de experiencia de la CORPEI. No se trata de eliminar lo privado, se trata de asignar a cada quien lo que le corresponde: básicamente responsabilidad del Estado la política pública, en este caso la política comercial. Si hay una institución privada que quiere ayudarnos en esa tarea, en buena hora, bienvenida sea, busquemos cooperación, busquemos coordinación, busquemos complementariedad.

¿Y qué es lo que va a perseguir PRO ECUADOR? Muchas cosas, entre ellas diversificación de nuestros productos y mercados internacionales; pero también de la clase de productores y clase de exportadores, ya lo mencionó Ricardo, y esto se puede traducir en redistribución. Poco ganaría el país si los pocos exportadores de ahora exportan mucho más… Gana [el país], pero gana mucho más si hay multiplicidad de exportadores. La participación en el comercio exterior de empresas pequeñas –fundamentales actores de la economía popular y solidaria- es

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trascendental, sin dejar de lado a las grandes y medianas empresas, pero este país necesita redistribución del ingreso.

Queremos una verdadera democracia, queremos verdadera estabilidad… Cómo se va a tener estabilidad en un país donde clase media casi no existe. O hay ricos o hay pobres. Hay contradicciones fundamentales. Generemos esa amplia clase media, y eso se logra con redistribución, por todos los medios. Un adecuado sistema de impuestos, pero una adecuada estructura productiva, una adecuada propiedad de los medios de producción… y esto también se logra con una adecuada promoción del comercio exterior, que potencie a esas pequeñas empresas.

Pero no se trata solo de diversificar para redistribuir, se trata de diversificar para disminuir riesgos. No es bueno meter todos los huevos en la misma canasta, dice el adagio popular… Y eso es lo que hacía Ecuador: en los años 90, 60% de nuestro comercio internacional iba a un solo mercado, Estados Unidos. ¿Por qué creen que las pérdidas de preferencias arancelarias, los avatares económicos de Estados Unidos

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prácticamente nos han pasado desapercibidos? Porque ahora ese porcentaje es menos de la mitad. No es mérito del gobierno, al menos en las décadas pasadas; es mérito sobre todo del sector privado que hizo un inmenso esfuerzo, aunque nosotros lo hemos impulsado con todo nuestro entusiasmo en estos cuatro años de Revolución Ciudadana.

Se trata también, para disminuir riesgos, de diversificar mercados, destinos del comercio exterior nacional. El Ecuador se abre paso al mundo derribando paradigmas –en los cuales algunos todavía quieren permanecer- que nos decían que solo se comerciaba con EEUU y la Unión Europea. ¿Comerciar con Turquía, comerciar con Irán, comerciar con el resto de América Latina, con Indonesia? ¡Qué va, ni se les ocurría! Hoy, se provee el comercio con países como China, Irán, Turquía, etcétera. En muchos de ellos tenemos importantes oficinas comerciales. Es bueno.

De repente son ilustrativas las anécdotas: Cuando llegamos al gobierno visité Pekín, no sabía dónde meterme de la vergüenza… El país más poblado del mundo, la segunda

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economía más importante del mundo y la que crece a la tasa más alta del mundo… Teníamos tres funcionarios en el único local diplomático que teníamos, que era en Pekín, en la Embajada de Pekín, y uno era de CORPEI, solo dos funcionarios de cancillería.

Hoy, tenemos Oficina Comercial en Pekín, tenemos Oficina Comercial en Shanghái, tenemos Oficina Comercial en Cantón. Tenemos 27 Oficinas alrededor del planeta… Y algunos dicen que no hay política comercial. Lo que no había era antes, política comercial. Tenemos política comercial clara. Esos Agregados Comerciales, esos Responsables de las oficinas comerciales, tienen que rendir cuentas semestralmente, incluso se reúnen con el propio Presidente y los evaluamos en base a resultados.

Decían que antes había política comercial, querían promover al país… ¿con qué, si no teníamos Oficinas Comerciales; si en China teníamos una Embajada con tres funcionarios; si en el Medio Oriente, que necesita de todo y normalmente son países con los más altos niveles de ingreso, porque son países petroleros y semidesérticos, no teníamos una

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sola Delegación diplomática? En Irán no teníamos. Ahora tenemos en Irán; todavía no tenemos en el Medio Oriente, pero pronto estará la nueva Embajada del Ecuador en Qatar.

De PRO ECUADOR esperamos muchísimo, un trabajo fecundo, transformador… y resultados efectivos, en el menor tiempo posible. Creo que hemos empezado con pie derecho. Vengo viendo, visitando las instalaciones de PRO ECUADOR y uno nota el entusiasmo de la gente, gente nueva, con otra mentalidad, con la Patria en el centro del pecho. He visto mucha gente joven seleccionada por un proceso muy riguroso de elección, muy capaz, muchas de ellas mujeres, lo cual nos garantiza belleza, eficiencia, entrega, sacrificio, inteligencia…

PRO ECUADOR cuenta con los recursos necesarios y con una amplia red de oficinas comerciales alrededor del mundo, como les manifestaba, para realizar una inteligencia comercial de primer orden al servicio del país, de acuerdo a lo que dice nuestra Constitución, que nos impone un comercio justo, definido como un “medio de acceso a bienes y

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servicios de calidad, que minimiza las distorsiones de la intermediación y promueve la sustentabilidad”. También la Constitución establece que el Estado debe “asegurar la transparencia y eficiencia en los mercados y fomentar la competencia en igualdad de condiciones y oportunidades”. Es poco lo que podemos hacer a nivel de mercado planetario, pero es mucho lo que podemos hacer a nivel de mercados nacionales.

La Constitución establece, además, que el Estado debe desarrollar “infraestructura para el acopio, transformación, transporte y comercialización de productos para la satisfacción de las necesidades básicas internas, así como para asegurar la participación de la economía ecuatoriana en el contexto regional y mundial a partir de una visión estratégica”. Todo esto es PRO ECUADOR y todo esto es la acción de gobierno con sus niveles históricos de inversión.

¿Cuáles son los objetivos, en resumen, que va a tener el Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones PRO ECUADOR? Diversificar e incrementar la oferta exportable del país, alineado con la agenda estratégica y

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productiva del país. Crean que no somos tan inútiles. Esto está planificado, se ha priorizado. No podemos competir en todo y todo el tiempo; hemos priorizado sectores donde nuestras ventajas competitivas, donde nuestras ventajas comparativas son mayores, y son 14 los sectores estratégicos elegidos…

PRO ECUADOR tiene la misión de contribuir al cambio de país proveedor de productos primarios, hacia a una nación que exporte bienes y servicios con valor agregado. Siempre se escucha la cantaleta de que debemos salir de la economía extractiva, si aquello se logra con un decreto, por favor háganlo inmediatamente y yo lo firmo; pero no se logra con decretos, se logra con inteligencia, con planificación, con visión estratégica del país. Tengan la seguridad de que eso existe en este momento en el Ecuador, en el Gobierno, en la Revolución Ciudadana, y una muestra de aquello es PRO ECUADOR.

Otro objetivo de PRO ECUADOR, es fortalecer la atracción de inversiones extranjeras a través de gestiones especializadas. Y otro de los mitos que se elevaron aquí es que éramos

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enemigos de la inversión extranjera. No. No somos ingenuos, sabemos algo de la historia del desarrollo. Sabemos que no toda inversión extranjera es buena, sabemos que hay inversión extranjera que quita mucho más de lo que da. Si yo quisiera, si fuera por arreglar las cuentas macro, por satisfacer a los pseudo analistas que dicen que la inversión extranjera ha bajado, etcétera, mañana les triplico la inversión extranjera. ¿Cómo? Fácil, firmo nuevos contratos con las petroleras diciéndoles “se me llevan todo el petróleo, pero inviertan más” y verán que me triplican la inversión extranjera. ¿Y de qué nos sirvió?

Por el contrario, nos hemos tomado algunos años renegociando contratos petroleros, eso hizo que se disminuya un poco la inversión extranjera en el sector petrolero, pero ahora hasta el último centavo de esos altos precios del petróleo quedan para el pueblo ecuatoriano, ya no se nos llevan las transnacionales y hemos ganado muchísimo más de lo poco que perdimos postergando en algo el incremento de la inversión extranjera en petróleo; que ya va a comenzar, porque ya se han firmado los nuevos contratos y dentro

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de esos nuevos contratos hay todo un plan de inversiones por miles de millones de dólares.

Pero ¿saben una cosa? Es importante la inversión extranjera, jamás lo hemos negado; pero lo más importante no es ese capital… Siempre se va a conseguir plata para los proyectos rentables, a nivel nacional, organismos multilaterales, siempre. ¿Saben qué es lo más importante para nosotros? Y no se olviden los chicos de PRO ECUADOR, no se olvide la Cancillería. ¿Qué es lo más importante para nosotros de la inversión extranjera?: LA TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA. Una de las claves fundamentales para el desarrollo, algo que nos enseñó el siglo XX, desechó los simplismos de la economía ortodoxa, que la mayor capacidad de crecimiento y, por ende, de desarrollo se daba en los países con mayor capital humano, recursos naturales y capital físico…

El siglo XX nos enseñó que países con abundantes recursos naturales, con abundante capital físico, podían desertificar el jardín más florido si es que no tenían, más que “capital humano” en cuanto a cantidad,

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talento humano, ciencia, tecnología, conocimiento. Por otro lado nos enseñó que los países con talento humano, ciencia y tecnología, pueden hacer florecer hasta el desierto más árido.

Lo que más nos interesa de la inversión extranjera es esa transferencia de tecnología. Aprender, aprender y aprender, compañeros, no tengamos miedo de aprender. El rato en que crean que saben todo y que no tienen nada más que aprender siéntanse los más ignorantes del mundo, están fracasando. Tengamos esa sed de aprender, y podemos aprender mucho de la buena inversión extranjera, eso es lo que más nos interesa de esa inversión.

El Instituto está en la capacidad de financiar la participación de los exportadores ecuatorianos en ferias y eventos promocionales en el exterior. Y también está en capacidad de dar inteligencia al mercado, es algo fundamental: quiero exportar a Corea, quiero exportar a Bélgica, quiero exportar a Indonesia… ¿Cómo sé los requisitos legales, las normas fitosanitarias, etcétera? Podrán recurrir a PRO ECUADOR que les tendrá que otorgar toda esa

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información; por supuesto, que a su vez se nutre de la información que generan nuestros Agregados y Oficinas Comerciales, porque esa es su tarea: generar inteligencia de mercado para nuestros exportadores, abrir mercados, hacer contactos, etcétera.

Así que, conciudadanos, todos a promocionar el país, de todas las formas, en todos nuestros actos. Ciudadanos, empresarios, funcionarios, todos podemos ser los mejores vendedores, les insisto, del mejor producto para vender, para exportar, que es el país más bello del mundo: Ecuador.

Y a ustedes, queridos jóvenes funcionarios de PRO ECUADOR, queridos Agregados Comerciales, querido Cuerpo Diplomático en general, tenemos muchísimas esperanzas en su patriotismo, en su entrega para impulsar nuestras exportaciones, para atraer el turismo, para atraer inversiones, para vender la imagen del país más bello del mundo. En sus manos tienen una inmensa responsabilidad y sabemos que la van a cumplir a cabalidad.

¡A promocionar nuestro país con toda el alma!

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¡Hasta la victoria siempre, compatriotas!

Rafael Correa Delgado

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR