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Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 36 Procesos de gestión y apoyo para el desarrollo social y cultural de una comunidad indígena yaqui asentada en Hermosillo, Sonora, México Rosario Román Pérez, María José Cubillas Rodríguez, Elba Abril Valdez * En este trabajo se describen y analizan parte de los resultados de un proyecto de investigación-acción mediante un modelo participativo cuyo objetivo fue promover la recuperación de la lengua de una comunidad de origen yaqui, asentada en el barrio la Matanza de la ciudad de Hermosillo, Sonora. En colaboración con una organización social y miembros de la comunidad participante, se realizó este estudio que constó de tres etapas. En la primera se hizo labor de acercamiento con los líderes comunitarios a través de las directivas de una organización social que previamente había venido trabajando con ellos. En la segunda etapa se realizó un diagnóstico social mediante una encuesta así como entrevistas a las familias. En la tercera se implementaron acciones para la recuperación de la lengua yaqui mediante cursos para la población infantil, juvenil y adulta. Igualmente se promovió a través de las autoridades municipales el mejoramiento de la infraestructura urbana mediante la introducción del sistema de drenaje. Así, enseguida se analiza y reflexiona sobre las ventajas y limitaciones de la intervención mediante la cogestión, las dificultades enfrentadas y las lecciones aprendidas. –––––––––––––– * Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C.

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Procesos de gestión y apoyo para el desarrollo social y cultural de una comunidad indígena

yaqui asentada en Hermosillo, Sonora, México Rosario Román Pérez, María José Cubillas Rodríguez, Elba Abril Valdez*

En este trabajo se describen y analizan parte de los resultados de un proyecto de investigación-acción mediante un modelo participativo cuyo objetivo fue promover la recuperación de la lengua de una comunidad de origen yaqui, asentada en el barrio la Matanza de la ciudad de Hermosillo, Sonora. En colaboración con una organización social y miembros de la comunidad participante, se realizó este estudio que constó de tres etapas. En la primera se hizo labor de acercamiento con los líderes comunitarios a través de las directivas de una organización social que previamente había venido trabajando con ellos. En la segunda etapa se realizó un diagnóstico social mediante una encuesta así como entrevistas a las familias. En la tercera se implementaron acciones para la recuperación de la lengua yaqui mediante cursos para la población infantil, juvenil y adulta. Igualmente se promovió a través de las autoridades municipales el mejoramiento de la infraestructura urbana mediante la introducción del sistema de drenaje. Así, enseguida se analiza y reflexiona sobre las ventajas y limitaciones de la intervención mediante la cogestión, las dificultades enfrentadas y las lecciones aprendidas.

–––––––––––––– * Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C.

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Antecedentes La tribu yaqui se encuentra asentada en la región Noroeste de México, distribuida en ocho pueblos de Sonora y dedicada principalmente a la agricultura y la ganadería. Es un grupo que ha logrado mantener sus elementos culturales, su estructura de gobierno tradicional y su organización religiosa propia, así como una historia de autodeterminación y soberanía territorial.1 Los Yaquis se llaman así mismos yoremes para diferenciarse de los yoris, la población blanca contra la que mantuvieron una guerra de insurrección desde 1740 y que los llevó a abandonar sus tierras. También durante la Revolución mexicana se dispersaron por toda la República Mexicana e inclusive en los Estados Unidos, huyendo de la guerra y abandonando sus territorios ubicados en el Sur del estado de Sonora.2 Algunas familias yaquis emigraron a zonas cercanas en busca de mejores condiciones de vida. Su presencia es registrada desde 1741 en lo que se conoció como el Real Presidio de San Pedro de la Conquista del Pitic, actualmente Hermosillo, ciudad capital del estado de Sonora.3

Uno de los grupos de yaquis migrantes se asentó en el barrio la Matanza en Hermosillo, Sonora. Si bien no se tiene el dato exacto de la fundación de esta colonia se cree que fue en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, cuando se construyó la penitenciaría del estado ubicada en el cerro de La Campana.4 Los yaquis trabajadores de la obra se establecieron cerca de ella en el lado oriente del cerro de La Campana, por donde pasaba el río Sonora. El nombre la Matanza tiene su origen en la existencia desde 1888 de un rastro5 que actualmente ya no existe. Entre los años treinta y cuarenta del siglo pasado, el sector se fue poblando y extendiéndose. De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2000, el

–––––––––––––– 1 Gobierno del Estado de Sonora, Etnias Yaquis, Secretaría de Turismo del Estado de

Sonora, 1999. 2 H. E. Camou, Yaquis y Mayos cultivadores de los valles. Historia General de Sonora, tomo

V, Sonora, Gobierno del Estado de Sonora, 1985, pp. 294-299. 3 F. Molina, Historia de Hermosillo antiguo, Editado por el mismo autor, 1983, pp. 17 y 58-61. 4 O. V. Fuentes y S. T.Castro, “La tradición como desafío. Historia y logística de la cuaresma

yaqui hermosillense”, Memorias del XXII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Hermosillo, Universidad de Sonora, 1998, pp. 367-384. G. Escoboza, “Historia de los yaquis en Hermosillo”, Plática impartida al grupo yaqui de la Matanza, 2002.

5 Sitio donde se mata el ganado para el consumo. Diccionario de la Real Academia Española.

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área cuenta con aproximadamente 1083 habitantes6 y un 44% de esa población se considera yqui, porque sus ancestros provienen de esa etnia o porque se casaron con personas de ese origen o por algún otro vínculo que hayan establecido.

Aunque la mayoría de la población actual de la Matanza, nació y creció en la ciudad de Hermosillo, las costumbres y tradiciones indígenas tratan de ser mantenidas por las personas adultas, principalmente por las de mayor edad. Sin embargo, la ciudad y las prácticas citadinas resultan atractivas para la población joven que tiende a identificarse más con sus pares yoris, perdiendo el interés por las tradiciones y la lengua de sus progenitores. El ser llamado indio se convirtió en un estigma para las nuevas generaciones urbanas de origen yaqui, pese a que históricamente se han reconocido por ser orgullosos de su raza. Fue en esa área donde según algunos pobladores dicen que nació el indio José María Leyva, más conocido como Indio Cajeme, personaje famoso en la historia de los yaquis por haberse alzado contra las fuerzas del gobierno en turno en 1885. Aunque tal dato no fue posible verificarlo, su sola mención por parte de los adultos mayores, muestra el interés por reivindicar su etnicidad.

A lo largo del tiempo, el conocimiento y uso de la lengua yaqui se ha ido perdiendo entre el grupo y sólo algunas personas adultas mayores, la hablan. Los(as) niños(as), jóvenes y la mayoría de los y las adultas, desconoce el medio de comunicación oral de sus ancestros. La importancia de mantener entre los grupos indígenas su lengua de origen, radica no sólo en que la lengua es el medio idóneo para la preservación de una cultura, sino también porque éste es el que permite reconocer a un grupo indígena como tal.7 En el asentamiento de origen yaqui del barrio la Matanza, persisten aún algunas tradiciones, como las asociadas con los rituales de la Cuaresma, pero no ha logrado reproducir el uso de su lengua con las generaciones nuevas. Aunque algunos adultos mayores aún la recuerdan, las personas jóvenes y sus padres difícilmente la practican. La recuperación de la lengua y la preservación de sus rituales permiten a los grupos fortalecer su identidad indígena y mantener un legado cultural del estado de Sonora para las generaciones futuras. Es

–––––––––––––– 6 INEGI, Censo Nacional de Población, 2000. 7 S. De la Vega, Índice de desarrollo social de los pueblos indígenas, México, PNUD/INI, 2001.

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al mismo tiempo una estrategia que les posibilita para enfrentar como grupo la desigualdad social.8

Para la preservación de las lenguas indígenas, en algunos estados de la República Mexicana, se ofrece educación y atención intercultural bilingüe a los niños y niñas de nivel preescolar y primario. En el caso de Sonora se hace por medio de la Subdirección de Educación Indígena de la Secretaría de Educación y Cultura. Esta alternativa educativa es una forma de intervención que reconoce y atiende a la diversidad cultural y lingüística, pero sólo se circunscribe a las poblaciones indígenas rurales, sin considerar a los grupos indígenas asentados en zonas urbanas.9

Además de la pérdida de algunos de sus recursos de identidad indígena, la comunidad yaqui de la Matanza enfrenta diversos problemas de carácter económico y social como: deserción escolar, vandalismo, drogadicción, escasez de recursos económicos y desempleo, entre otros. El principal medio de subsistencia de estas familias proviene de la actividad de los varones que trabajan en la industria de la construcción, como peones o albañiles. Esta fuente de empleos es fluctuante y la situación económica de estas familias, como las de otras del mismo barrio dependen de ella, por lo mismo su ingreso económico es inestable. La subsistencia se les ha hecho cada vez más difícil por lo que algunas mujeres han buscado ocuparse, principalmente en el servicio doméstico.

Por la orografía del área donde se asentaron los yaquis de la Matanza existen también problemas derivados de la falta de infraestructura urbana. Al estar ubicados en las faldas de un cerro, la introducción del sistema de drenaje se ha dificultado. Las familias de la cima arrojaban sus desechos a las que se ubicaban en las partes bajas. A la fecha de inicio del estudio, julio de 1999, la población reportó enfermedades gastrointestinales y de vías respiratorias entre los miembros de su familia, probablemente asociadas a la falta de prácticas higiénicas y a la contaminación ambiental provocada por las aguas negras que escurrían por el cerro. Aunque habían solicitado apoyo al Gobierno municipal para atender este problema, poco ––––––––––––––

8 C. L. Niño, “Empoderamiento de las mujeres indígenas asentadas en Tijuana y San Quintín, B. C.”, Tesis de Doctorado, Universidad Autónoma de Sinaloa, Universidad de Sonora, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2004.

9 R. Yerves, Subdirección de Educación Indígena. Secretaría de Educación, 1999.

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lograban avanzar en la construcción de un drenaje sobre la superficie del cerro, iniciado en un tramo corto por ellos mismos.

Los estudios de las poblaciones indígenas asentadas en zonas urbanas generalmente se han abocado a la documentación de datos sobre sus condiciones de vida. Aunque existen trabajos de intervención, generalmente estos se realizan en los territorios de donde son originarios.10 Otro tipo de estudios han descrito y analizado el proceso de empoderamiento de las mujeres indígenas que han emigrado a las zonas urbanas.11 Poco se ha trabajado en estrategias participativas para la preservación de los elementos de la herencia cultural de indígenas migrantes asentados en zonas urbanas. Tal tipo de estudios plantea retos importantes para la investigación científica en tanto la misma urbanización va transformándolos y alejándolos de sus raíces. Además, porque cualquier tipo de intervención requiere abordarse desde la visión misma del grupo como agentes de cambio social y no como sujetos u objetos de asistencia social. Los yaquis de la Matanza han logrado mantener a través de los años la esencia de algunos de sus rituales, principalmente como ya se mencionó, los asociados a la celebración de la cuaresma. Esta actividad les ha permitido cohesionarse, mantener su identidad e inclusive obtener ingresos derivados de la vendimia que ofrecen durante ese período. Sin embargo, no son ajenos a la influencia de la vida citadina y a las adaptaciones que ésta les demanda.

A sus celebraciones se han unido otras personas que se consideran yaquis por afecto, parentesco o compadrazgo y que conocen las costumbres a través de la población migrante o porque han visitado los pueblos de sus antepasados. Al igual que en esos lugares, el grupo de la Matanza tiene un líder durante las festividades religiosas cuyo reconocimiento se extiende a otras actividades de la comunidad. Esta persona, es la misma que ejecuta la Danza del venado, típica de la región. Pese a que tratan de reproducir lo más que pueden sus festividades originales, el uso de la lengua tiende ha desaparecer en sus cantos y rezos. De ahí, la importancia de

–––––––––––––– 10 A. Haro, El sistema local de salud Guarijío-Makurawe, México, El Colegio de Sonora-CIAD,

A. C., 1998. 11 L. Velasco, “Migración, género y etnicidad: Mujeres indígenas en la frontera de Baja

California y California”, Revista Mexicana de Sociología. 62(1), 2000, pp. 145-171. Lya Niño, op. cit., 2004.

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implementar acciones para recuperar la lengua yaqui en este grupo de la Matanza, como elemento básico y representativo de un pasado cultural, que busca hacerse presente en sus festejos tradicionales como una forma de identificación-reafirmación de su vida comunitaria en la ciudad, a través de las cuales puede también promoverse su acceso a mejores condiciones de vida.

La participación de los miembros de una comunidad resulta clave para promover cualquier tipo de acciones encaminadas al mejoramiento de su calidad de vida. Desde principios de los años cuarenta del siglo pasado y particularmente durante los sesenta, la participación comunitaria fue una estrategia muy socorrida en México principalmente para la implementación de programas de salud.12 La visión de involucrar a los miembros de una comunidad en las acciones orientadas hacia su mejoría, persiste en la actualidad, aunque los programas han venido cambiando de nombre.13 La participación comunitaria, como concepto que ha guiado diversas acciones de investigación y de acción, resulta controversial en tanto sus detractores la consideran como un mecanismo más para la imposición de esquemas ajenos, no sólo a las necesidades del grupo objetivo, sino también para la manipulación económica o política.14 Sin embargo, organismos como la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, han establecido la inclusión de la participación social o comunitaria como una condicionante para brindar apoyos a los países, como medio para involucrar a la gente en las decisiones que afectan su desarrollo.

Sin embargo, el concepto mismo de desarrollo15 resulta aún más polémico en tanto que desde su inicio se plantea con la visión de las

–––––––––––––– 12 A. Haro y B.de Keijzer, Participación comunitaria en salud: evaluación de experiencias y

tareas para el futuro, México, El Colegio de Sonora y Produssep, A. C., 1998. 13 Véase por ejemplo el caso del programa del presidente Vicente Fox, “Oportunidades”, que

en cierta medida derivó del “Pronasol”, acuñado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari. 14 D. Werner, “¿Participación comunitaria en salud? Palabras introductorias”, en A. Haro y B.

de Keijzer, op. cit., pp. 13-20. 15 La historia de este concepto se remonta a la época de la posguerra cómo tópico de la

Carta del Atlántico firmada en 1941 por Wiston Churchill y Franklin D. Roosvelt. En ese documento se afirma que el fundamento de la paz es el desarrollo y éste consiste en que todos los seres humanos podamos disfrutar de seguridad económica y social. Tal principio ha sido inalcanzable en tanto que el mundo continúa siendo inseguro, en todos los sentidos para toda la población.

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naciones tecnológica y económicamente más avanzadas del mundo.16 Esto es, caracterizado por industrialización, alta tasa de urbanización y de educación, tecnificación de la agricultura y adopción generalizada de los valores y principios de la modernidad, orden, racionalidad y actitud individual. Desde esta perspectiva, el desarrollo conlleva en sus mismos componentes la dificultad de ser resuelto, cualquiera que sea el modelo social o epistemológico con el que se aborde. La crisis del desarrollo, muestra también lo poco pertinentes que resultan en la actualidad los campos funcionales en los que se han venido formulando los problemas sociales y las políticas y programas para resolverlas, ante la permanencia de las inequidades y la falta de fluidez y movilidad entre los niveles socioeconómicos. Por lo mismo las culturas están siendo objeto de constantes reinvenciones derivadas de su propio proceso de ajuste a las demandas de un mundo en constante transformación.

De ahí que resulte pertinente cuestionar, tal como Menéndez17 señala ¿qué se espera de la participación de la gente en las políticas y programas sociales en los que se les involucra? ¿Quiénes son los actores, cuáles sus puntos de vista y qué tanto coinciden con los de los demás miembros del grupo? Si bien podemos confiar de acuerdo con Freire18 en la pertinencia de los saberes populares, poco se conoce sobre la operación y expresión de los poderes locales y su función para el éxito de las acciones conjuntas acordadas por los miembros de un grupo particular. En el presente trabajo se busca aportar algunos elementos para el análisis de los alcances y limitaciones en procesos cogestivos, derivados de una experiencia de vinculación entre la academia, la sociedad organizada y la comunidad. De acuerdo con Cerqueira y Mato,19 la cogestión refiere al concierto de acciones entre diversos agentes de la comunidad, la sociedad organizada, la academia y las autoridades, caracterizada por el fortalecimiento de la capacidad de formulación y negociación de los participantes en la resolución de una problemática particular. ––––––––––––––

16 A. Escobar, Encountering Development. The Making and Unmaking of the Third World, Princeton, Princeton University Press, 1995.

17 E. Menéndez, “Saber local y toma de decisiones”, en A. Haro y B. de Keijzer, op. cit., pp. 65-87.

18 Paulo Freire, Política y Educación, México, Editorial Siglo XXI, 1996. 19 T. Cerqueira y D. Mato, “Evaluación participativa de los procesos de participación social en

la promoción y el desarrollo de la salud” en A. Haro y B. de Keijzer, op. cit., 1998.

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Objetivo Como objetivo general se planteó el diseño y aplicación de un proyecto de investigación-acción basado en un modelo de intervención con metodología participativa,20 para promover la preservación de la lengua en la comunidad yaqui del barrio la Matanza en Hermosillo, Sonora. Cómo objetivos particulares se plantearon: 1) Elaborar un diagnóstico participativo sobre las condiciones de vida de la comunidad, sus necesidades identificadas, sus prioridades y sus compromisos de participación para buscar solución a la problemática planteada 2) Diseñar, aplicar y evaluar un programa educativo para el aprendizaje de la lengua yaqui acorde con los intereses del grupo y 3) diseñar, aplicar y evaluar un programa de acción orientado a mejorar sus condiciones de vida según sus necesidades expresadas en el diagnóstico.

Desarrollo del Proyecto El proyecto constó de tres etapas: en la primera con una duración aproximada de dos meses, se promovió un acercamiento con representantes de la comunidad a través de las integrantes de una organización social que había venido apoyándoles en la realización de sus fiestas tradicionales. En la segunda, con duración de tres meses, se elaboró el diagnóstico sobre las necesidades identificadas por la comunidad y en la tercera, con duración de un año y medio, se implementó un programa educativo para la enseñanza de la lengua yaqui. Paralelo a este programa educativo y por solicitud de la comunidad, se realizaron otras acciones tendientes a mejorar las condiciones de vida de la comunidad yaqui de la Matanza a través de una dinámica comunitaria e interinstitucional que respetara su cultura, costumbres, religión, cosmovisión, recursos y formas específicas de organización social. La propuesta se generó con la participación de

–––––––––––––– 20 Organización Panamericana de la Salud, Planificación Local Participativa. Metodologías

para la Promoción de la Salud en América Latina y El Caribe, Serie PALTEX para ejecutores de programas de salud No. 41, 1999.

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una organización de asistencia social privada cuyo objetivo es la preservación de la cultura indígena en Sonora.21

ETAPA DE ACERCAMIENTO E INTERACCIÓN. Inicialmente se concertaron pláticas con representantes de la comunidad, quienes emulando la tradición de sus pueblos, suelen reunirse bajo una ramada en el patio de una casa.22 Ahí se explicaron los objetivos del trabajo y se acordaron las estrategias de colaboración después de varias reuniones con sus representantes. La convocatoria la hacía la representante de la organización social a la persona que encabezaba a la comunidad y el grupo de investigación asistía con el carácter de invitado. A las primeras reuniones asistieron sólo los miembros de la familia del líder de la comunidad yaqui. Poco a poco se fueron incorporando otros miembros de la comunidad con quienes se platicaba sobre los motivos de la reunión y de la convocatoria. Finalmente se obtuvo la aprobación para seguir adelante con el proyecto, sin que ello significara que se suspenderían las reuniones y el contacto con la comunidad para informar de avances y lograr los acuerdos que fueran necesarios.

ETAPA DE DIAGNÓSTICO. Posteriormente, se aplicó una encuesta familiar en los hogares para identificar sus necesidades y problemas más sentidos. El instrumento incluyó información sobre las características sociodemográficas de la población, sus problemas de salud, uso de medicina tradicional, hábitos alimentarios y participación en fiestas tradicionales. Asimismo, la encuesta buscaba identificar a las personas que hablaban la lengua yaqui, su disponibilidad para enseñar a otras personas, para aprenderla y/o permitir que sus hijos e hijas la aprendieran. El formato fue consensado con integrantes de la organización social y de la comunidad. A partir de los resultados y el análisis de las encuestas aplicadas, así como de información adicional

–––––––––––––– 21 Lutisuc Asociación Cultural, I. A. P. había venido trabajando desde poco más de un año

antes con el grupo de la Matanza, apoyando a la comunidad a través de la compra de instrumentos, patrocinando viajes a sus lugares de origen para que se reencontraran con sus parientes y sus costumbres. Ocasionalmente les daba ayuda económica para resolver necesidades como compra de medicamentos, etcétera. La relación de la comunidad con esta Asociación fue útil para lograr su participación en este proyecto, que intentó vincular la investigación científica con la sociedad civil por el nivel de credibilidad y confianza que habían logrado establecer.

22 En los pueblos yaquis los gobernadores indígenas convocan a reuniones bajo una construcción de carrizo/palma, llamada “ramada”, lugar donde suelen tomar las decisiones sobre los temas que atañen a la comunidad.

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obtenida en entrevistas con los líderes de opinión del grupo, se diseñaron conjuntamente con la organización social y la comunidad, las acciones a realizar para resolver las necesidades identificadas.

RESULTADO DEL DIAGNÓSTICO. La encuesta fue aplicada a 47 unidades familiares integradas por un total de 261 personas. En 22 familias (46.8%), la composición era de familia nuclear: padre, madre e hijos(as) y 25 (53.2%) incluían a otros miembros como abuelas, abuelos, primos o tíos, entre otros. Esto es, poco más de la mitad de las familias eran extensas a diferencia del patrón estatal y nacional que registra además de familias nucleares, otros tipos como las monoparentales. La media de habitantes por unidad doméstica fue de 5.5, cantidad superior al promedio nacional de 4.3 personas23 y al estatal de 3.8 personas.24

En cuanto a la composición por rango de edad ésta aparece en el cuadro 1. Como puede observarse, la población mayoritaria está en el rango de 21 a 30 años, mientras que de 31 años en adelante, tiende a disminuir. Sin embargo, el grupo menor de quince años, representa más de un tercio de la población (35%), ligeramente arriba del promedio estatal (29%), lo que nos muestra una composición poblacional eminentemente joven. De la población de quince años y más el 36% está soltera, el 28.6% vive en unión libre y el 22.3 % está casada legalmente (cuadro 2). El 46% de las personas que aportan dinero a los hogares son albañiles y jornaleros en la industria de la construcción y un 34% tiene algún tipo de empleo, principalmente como obreros en empresas maquiladoras (cuadro 3), lo que nos indica la precariedad de la economía del grupo. Si bien la mayoría de los y las jóvenes de 10 a 20 años de edad estudian y/o trabajan (44%) o sólo trabajan (39%), al menos uno de cada 10 jóvenes, no tiene actividad fija (13%) y únicamente el 4% practica algún deporte, lo que lleva a cuestionar el uso que del tiempo libre puede hacer esa población ante la falta de recursos e infraestructura.

En cuanto a los servicios públicos que demanda la comunidad, éstos aparecen en el cuadro 4, destacando la falta de drenaje, el alumbrado público y la pavimentación. El 57.4% de las familias reportó ––––––––––––––

23 Consejo Nacional de Población (CONAPO), Informe de ejercicio 2003/2004 del Programa Nacional de Población 2001-2006, México, 2004.

24 INEGI, Conteo de Población y Vivienda. Resultados definitivos y conciliación demográfica, México, 2006.

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tener en casa al menos una persona enferma. Los datos sobre padecimientos aparecen en el cuadro 5. En el 51% de los hogares encuestados se reportaron padecimientos gastrointestinales entre sus miembros durante el mes anterior, mientras en el 64% fueron las enfermedades de vías respiratorias (cuadros 6 y 7). El panorama epidemiológico de enfermedades prevenibles en esta comunidad, muestra la situación de rezago en la que se encuentra. Igualmente, resulta preocupante, que la prueba para identificar el cáncer cervicouterino no se había llevado a cabo en el 51% de las mujeres en edad de realizarla, principalmente porque dijeron les “daba pena”, situación de interés para las autoridades de salud.

En cuanto a los datos sobre la alimentación, la practicada con los infantes fue principalmente la leche materna (78%) y la marca más utilizada para quienes sustituían pecho materno por leches en polvo fue Nido. Con respecto a la dieta familiar, la mayoría reportó un patrón de consumo en el que los alimentos tradicionales como el Guakabaqui25 sólo era consumido en el 18% de las familias entrevistadas. El consumo diario muestra las dificultades de este grupo para mantener una dieta sana. Similar a lo reportado para la población sonorense y hermosillense, las familias encuestadas reportaron la ingesta de huevo hasta cinco veces por semana, así como tortillas de maíz y de harina y sopas de pasta.26 El consumo de carnes rojas y blancas no fue mayor a dos veces por semana, reportando sólo un 10% el consumo de puerco y 17% el de pescado. El consumo de frutas fue reportado en la mitad de las familias 3.6 veces por semana y la verdura 6.4 veces, siendo principalmente utilizada como aderezo de las sopas (tomate, cebolla). El consumo de café se reportó casi diario por casi el 90% de las familias, el de refrescos gaseosos por la mitad, 4.5 veces por semana, mientras el de bebidas alcohólicas por al menos un miembro de la familia fue de 99% y de éstos el 47.5% lo realiza en fines de semana. También reportaron seguir utilizando

–––––––––––––– 25 Guiso caldoso a base de hueso de res y legumbres, de consumo típico en las zonas

yaquis. 26 M. Valencia, L. C. Hoyos, M. Ballesteros, M. I. Ortega, M. R. Palacios y, J. L. Atondo, “La

dieta en Sonora: canasta de consumo de alimentos”, Revista Estudios Sociales, VIII (15), 1998, pp. 11-39.

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algunas de sus hierbas tradicionales como el copalquin para problemas de mala circulación tomado en forma de té.27

De las celebraciones tradicionales, 125 (47%) personas dijeron participar, la mayoría (21.6%) como Chapayeca o Fariseo, cuya importancia reside en que se le otorga el poder de mando desde el Miércoles de Ceniza hasta el Sábado de Gloria.28 Como cabos participaba el 20%, 16 (13%) personas representaban matachines, que son danzantes colocados en dos hileras durante el ritual, 15 (12%) mujeres se dedicaban a hacer comida para todos y 13 (10%) eran cantoras cuyo papel es entonar cantos litúrgicos en las ceremonias religiosas, actividad que se hacía en español por no hablar la lengua yaqui.

Con respecto a ser hablante de la lengua, 31 personas dijeron que lo eran teniendo la mayoría más de 51 años (64.5%). Sólo una persona joven menor de 20 años señaló que la hablaba y 10 personas estuvieron entre el rango de 20 a 50 años. De estas personas 11 mostraron disposición para convertirse en maestros y enseñar la lengua a otros miembros de la comunidad. Al preguntar en las familias si existía interés por asistir a clases de yaqui en caso de que se dieran, el 92.8% estuvo de acuerdo en hacerlo o en enviar a sus hijos(as).

Entre las alternativas de solución a la problemática reportada por la población yaqui del barrio de la Matanza, sus integrantes plantearon la necesidad de promover y apoyar sus distintas actividades expresadas en los rituales y celebraciones que practican. Ello incluyó la enseñanza de la lengua yaqui a las nuevas generaciones, facilitar el desplazamiento a sus pueblos de origen para participar en sus fiestas tradicionales y al mismo tiempo reencontrarse con sus parientes, así como la elaboración y venta de artesanías de su etnia. Otros problemas mencionados fueron introducir un sistema de drenaje en las partes altas del cerro con el fin de contribuir a disminuir los problemas de salud y mejorar sus condiciones de vida así como el cuidado de sus hijos(as) cuando las mujeres salían a trabajar. En cuanto a sus formas ––––––––––––––

27 Ver N. Bañuelos (1999), De plantas, mujeres y salud. Medicina doméstica mayo, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. y Fish & Wildife Service. P. 86.

28 Según la tradición yaqui, los Chapayecas cuando recorren el pueblo, van apoderándose de cuanto se les antoja, que más tarde devuelven a cambio de una limosna para la fiesta, y nadie se atreve a reclamar lo decomisado, por temor de ser azotado impunemente por los chapayecas o "chapacooba", como también los llaman. "Chapayeca" en yaqui significa nariz larga (Varela, 1986)

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de participación, el 79% coincidió que sería con trabajo y el resto con dinero o materiales.

Con la información inicial de este diagnóstico se planearon las acciones a seguir, siendo una de las más urgentes la de conseguir recursos para diseñar e implementar una propuesta de trabajo a partir de una realidad concreta y con el involucramiento de la comunidad, considerada parte de la solución a los problemas planteados por la misma. La comunicación establecida con sus integrantes, permitió un mayor margen de éxito por la confianza depositada en el equipo de trabajo. Este fue integrado en forma tripartita con la participación de la comunidad, directivas de la organización social y del centro de investigación. Se elaboraron propuestas para solicitar financiamiento, respondiendo a convocatorias abiertas de instituciones que apoyan este tipo de esfuerzos. Fue así como se lograron concretar dos apoyos económicos, uno con la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de Sonora y otro con la Dirección de Culturas Populares para tres proyectos. Los recursos obtenidos con las instancias mencionadas, alimentaron un fondo económico para distintos proyectos. La solicitud de apoyo fue tramitada a nombre de la organización social y por lo mismo, el financiamiento fue entregado y administrado por ésta.

Por parte del Instituto de Desarrollo Social se aprobó un recurso económico para tres proyectos. El primero incluyó un subsidio para el pago de los maestros de la lengua yaqui, el material didáctico y los viajes a los pueblos de origen de la comunidad para que el grupo asistiera a las festividades tradicionales y religiosas de la etnia. También se incluyó el material para elaborar algunas prendas típicas de la vestimenta para las fiestas y la compra de materiales. En el segundo se asignaron fondos para adquirir instrumentos de trabajo para la construcción del sistema de drenaje y la elaboración de artesanías. Sin embargo, el primer rubro fue cambiado porque el gobierno municipal asumió el costo de terminar el sistema de drenaje iniciado por la comunidad, por lo que de acuerdo con la comunidad se optó por comprar material para instalar en sus hogares inodoros. En el tercer proyecto se tenía contemplado acondicionar en la misma comunidad hogares en los que algunas mujeres pudieran hacerse cargo de los hijos e hijas de quienes tenían empleo remunerado. Este proyecto no fue realizado porque a la fecha de entrega de los recursos las personas que habían manifestado esta necesidad la habían

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resuelto ya a través de sus redes de apoyo familiares. Se buscó modificar el presupuesto, pero la instancia financiadora informó que esto no era posible y pidió la devolución de esos recursos, demanda que fue cumplida.

Para evaluar las fortalezas y debilidades del proyecto, sus avances o dilemas, el equipo de trabajo anteriormente mencionado periódicamente se reunió para intercambiar información y llegar a acuerdos sobre las acciones a realizar. Se llevaron a cabo también visitas domiciliarias y entrevistas a los y las integrantes de la comunidad para evaluar los indicadores de éxito o riesgo potencial de fracaso. Ello con el objetivo de en caso necesario, hacer modificaciones con el consenso de la comunidad y el equipo de trabajo.

Implementacion de los Proyectos PROGRAMA PRESERVACIÓN DE LA LENGUA YAQUI. El diseño del programa de enseñanza-aprendizaje de la lengua yaqui contó con la colaboración de dos maestros universitarios, uno de ellos de origen yaqui, quien se interesó en apoyar a la comunidad. Para la enseñanza de la lengua, se pidió la colaboración de las personas que habían manifestado previamente su interés por participar en esta actividad. De ellos asistieron dos adultos mayores y un hablante joven. Algunos participantes de la comunidad recibieron como estímulo una despensa mensual y ocasionalmente se surtieron recetas médicas, lo que les permitió solventar algunas necesidades apremiantes.

Los días y el horario de las clases se establecieron de acuerdo con la disponibilidad de los maestros, los hablantes de la comunidad y las personas interesadas en asistir. Con una semana de anticipación se hizo una difusión amplia entre la comunidad anunciando las fechas mediante volantes que se imprimieron en español y en lengua yaqui invitándola a participar. Se visitó a cada familia, de casa en casa, recordándoles el interés que habían manifestado anteriormente por tener clases de yaqui. Las clases iniciaron una semana después de la apertura del ciclo escolar de educación básica en el mes de agosto del 2000.

Los maestros diseñaron y dirigieron el proceso de enseñanza-aprendizaje, con el uso de material visual elaborado con elementos comunes y familiares al contexto de la etnia, en coordinación con

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psicólogas educativas involucradas en el proyecto. Fue así como se crearon algunos juegos como loterías y memoramas para ser utilizados como materiales de apoyo con palabras en lengua Yaqui. Las clases del programa fueron por la tarde, en horario compatible con las actividades de los y las participantes.29 El espacio físico utilizado para el curso fue un Centro de Desarrollo Comunitario ubicado en el mismo barrio, el cual se gestionó a través del Gobierno municipal por el equipo de investigadoras y la organización social que promovió el proyecto. Asimismo, a través de la Dirección de Educación Indígena de la Secretaría de Educación y Cultura del Gobierno del estado, se consiguieron libros de texto de nivel primaria escritos en lengua yaqui, diseñados para alumnos que asisten a programas interculturales en los pueblos yaquis. Se proporcionaron además cuadernos y lápices a cada persona inscrita.

Se conformaron dos grupos de alumnos, uno con las personas adultas y otro con niños y niñas de 6 a 13 años. La matrícula y asistencia al inicio del programa fue de 13 alumnos en las clases de adultos. Sus edades fluctuaron entre los 16 y los 58 años, con una media de 36.4 años (D.E. 13.8) y escolaridad de 8.6 (D.E. 3.6). Los adultos mayores, quienes tenían más baja escolaridad que el grupo infantil y que algunas personas jóvenes que se inscribieron, tuvieron un ritmo de aprendizaje más lento. El maestro trató siempre de adaptarse a la heterogeneidad del grupo desarrollando estrategias alternas en la forma de dirigir los contenidos en clase, para apoyar a estos alumnos.

El número de niños inscritos llegó a ser hasta de 48, ya que día a día se iban incorporando nuevos(as) alumnos(as). El promedio de edad fue de 10.2 años (D.E. 2.4) en un rango de 5 a 13 años y la escolaridad promedio fue de 4.2 años (D.E. 2.0). Dos personas voluntarias, estudiantes de la lengua yaqui, se incorporaron como maestras auxiliares trabajando de manera simultánea con los niños, reforzando lo expuesto por el maestro y particularizando para cada caso y/o grupo de edad. En el caso de los menores se observó que no era posible mantenerlos durante la clase dentro del salón. Las madres los enviaban con los hermanos más pequeños y éstos presentaban

–––––––––––––– 29 Como la mayoría de las personas que trabajaban regresaban a sus hogares alrededor de

las seis de la tarde, se optó por tener las clases de siete a ocho de la noche dos veces por semana.

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conductas distractoras que impedían realizar las actividades de aprendizaje adecuadamente, ya que entraban y salían constantemente de las aulas, se presentaban sin material de trabajo30 y no seguían instrucciones. En parte el escenario era poco propicio para las clases pues el aire acondicionado era insuficiente para tener una temperatura agradable ya que durante agosto y septiembre las temperaturas se mantienen cercanas a los cuarenta grados. Sin embargo, tales comportamientos mostraron igualmente la necesidad de capacitar a las y los maestros en el manejo de grupos y las dificultades de la población infantil para adaptarse a los ambientes académicos.

Considerando los antecedentes del diagnóstico sobre los problemas de deserción escolar, vandalismo y drogadicción de la población joven, se buscó obtener más información entrevistando algunas madres de familia que asistían a los cursos. Las mujeres entrevistadas mencionaron que la colonia se considera conflictiva porque es común observar a menores de edad en las calles a altas horas de la noche sin la supervisión de sus padres. La mayoría tiene problemas de aprendizaje y de comportamiento en sus escuelas. Al ser expulsados, los niños y jóvenes se quedan sin actividad específica siendo atraídos por los grupos que causan problemas a la comunidad. En este sentido, las clases de lengua yaqui, representaba para la comunidad la oportunidad de llevar a cabo actividades educativas que los alejara de la vagancia que se vive en esa colonia.

Para atender esta problemática y dado que el aprendizaje de la lengua buscaba su preservación como parte de una identidad común que le permitiera al grupo valorar sus orígenes y la historia de su pueblo, se buscó reforzar las clases con otras actividades. Por lo mismo se incluyeron charlas y narraciones de historias de yaquis guerreros o episodios importantes de la etnia en la historia de México. Tales actividades fueron realizadas por los adultos mayores de la comunidad y otras personas invitadas como señor Gilberto Escoboza, cronista de la ciudad de Hermosillo. El apoyo económico para asistir a las fiestas tradicionales de la etnia en los pueblos de sus antepasados yaquis, buscó estimular el aprendizaje de la lengua mediante el contacto con su historia y tradiciones. Se impulsó también que los ––––––––––––––

30 Recuérdese que al inicio del curso se les proporcionaron cuadernos y lápices.

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niños aprendieran las danzas típicas y que se adquiriera el vestuario original para los rituales.

Se buscó también reforzar el compromiso de la comunidad hacerse cargo de la limpieza, conservación del inmueble donde se realizaban las clases y el cuidado de algunos materiales de trabajo. El equipo de investigación asistía a las clases como una forma de mantener contacto con el grupo y como estrategia de observación participante. El curso se evaluó a través de la asistencia, la participación en clase y una evaluación de contenidos por medio de examen escrito. Esta última actividad buscaba reforzar el interés por avanzar en el dominio de la lengua, sin embargo no fue muy del agrado del profesor responsable, quien asumía que el aprendizaje y su evaluación deberían quedar como responsabilidad de los y las estudiantes.

El curso se evaluó entonces a través de la opinión de las personas participantes. Entre las opiniones destaca por ejemplo la de Luisa,31 una alumna de 46 años quien expresó que: “Gracias a la clase hemos convivido mucho, la hemos pasado muy bien, nos hemos unido. Nos podemos comunicar con los parientes de mi etnia en los pueblos, sabemos qué es lo que platican, somos parte de la plática”. Pedro, un joven de 13 años comentó: “Es suave aprender el dialecto, cuando viajas, los familiares te preguntan y ya sabes cómo contestar. Es muy suave, enseñan mucho, desquitas el tiempo que te sobra de tu casa, es entretenido”. Pese a la prevalencia de éste tipo de opiniones, casi al finalizar el ciclo escolar, se presentó una disminución en la asistencia a las clases.

Al entrevistar a algunas personas de la comunidad para explorar qué estaba pasando, éstas manifestaron que había conflictos internos en el grupo. La primera etapa de construcción del sistema de drenaje y la adjudicación de materiales para construir un baño, favoreció a familiares y vecinos de la esposa del representante de la comunidad, quienes vivían cercanos a su predio. Miembros inconformes con la forma en que se distribuyeron los materiales decidieron desertar del proyecto de enseñanza de la lengua en señal de protesta. Para contrarrestar este efecto no esperado derivado de una actividad consensada con la misma comunidad, al final del primer periodo ––––––––––––––

31 Los nombres de las personas fueron cambiados para preservar la confidencialidad.

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escolar se realizó una fiesta de fin de cursos, en la que se entregaron reconocimientos a quienes asistieron con regularidad a las clases. Esto buscaba motivar a las personas participantes para que regresaran al siguiente ciclo.

El inicio del nuevo ciclo escolar representó un reto en tanto se trataba de proseguir con el proyecto de enseñanza de la lengua, asumiendo la comunidad una mayor responsabilidad sobre su organización y conducción. El objetivo era sentar las bases para ir avanzando hacia un proyecto autogestivo. La convocatoria de inicio de clases fue asumida por quienes representaban al grupo y su compromiso fue promover la asistencia a clases y la permanencia y unión del grupo. Los maestros siguieron impartiendo la clase por algún tiempo, pero posteriormente uno de ellos de origen yaqui, regresó a su pueblo de origen para trabajar suspendiéndose el curso. Sin embargo, el proyecto había interesado a otro grupo yaqui asentado en una colonia cercana.

En principio se sugirió a los representantes de este otro grupo, que asistieran y se unieran a los grupos de niños(as) y adultos(as) que asistían a clases de manera regular en la colonia la Matanza. Esto no fue posible porque aún cuando la distancia entre una colonia y otra es corta, de noche la zona es un poco peligrosa y el sistema de transporte casi nulo. Se decidió entonces hacer un nuevo grupo que tuviera clases en una de las colonias solicitantes. Para ello se pidió en préstamo a la Secretaría de Educación y Cultura el aula de una escuela pública de esa colonia. Esto permitió reproducir y extender los beneficios y propósitos del proyecto de aprendizaje de la lengua yaqui a otro grupo.

PROGRAMA PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE. Como se mencionó anteriormente, el objetivo de este proyecto era construir un sistema de drenaje para eliminar los desechos de los habitantes de las partes altas del cerro. Al mismo tiempo se buscaba aprovechar esta actividad para desarrollar una serie de acciones tendientes a mejorar el entorno de la comunidad mediante programas educativos sobre mejoramiento ambiental. Al construir el gobierno municipal el canal de desagüe, los recursos fueron aplicados para la construcción de baños a fin de sustituir las excretas de pozo con las que contaban por inodoros cómodos y más fáciles de mantener limpios. Sin embargo, la asignación de estos recursos fue motivo de diferencias entre algunos

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miembros de la comunidad, por lo que no pudieron llevarse a cabo otras actividades sobre educación ambiental.

PROGRAMA CASAS DE CUIDADOS INFANTILES. Al manifestar las mujeres de la comunidad que habían resuelto el problema de dónde dejar a sus hijos menores de seis años durante sus horas de trabajo, se pidió a la financiadora emplear el recurso para promover la confección de artesanías, que era otra demanda del grupo de mujeres. Como ya se mencionó tal modificación no fue aceptada. Sin embargo, la organización social se interesó en impulsar esta actividad, llevando personas para que capacitaran a las mujeres y comprando materiales para la confección de muñecas vestidas con los trajes típicos de las yaquis. A la fecha las mujeres de la comunidad son capaces de hacerlas por si mismas parecidas a las de sus pueblos de origen y son vendidas con el apoyo de la organización antes mencionada.

Para reflexionar: lecciones aprendidas El interés de la comunidad por trabajar de manera conjunta con el equipo de trabajo en las diversas actividades promovidas para preservar sus tradiciones y herencia cultural, se ha mantenido entre altos y bajos. Algunas actividades como las clases de la lengua yaqui no lograron mantenerse y otras como la elaboración de artesanías se ha conservado durante algún tiempo a través del apoyo de la organización social que busca preservar la cultura de los grupos indígenas de Sonora. Tales actividades representan una estrategia del grupo no sólo para generar un ingreso sino también como vínculo de coherencia étnica y de reconocimiento por parte de la sociedad, de manera similar a lo encontrado por Lya Niño32 en las actividades de las indígenas Oaxaqueñas asentadas en Tijuana, Baja California.

A través de fortalecer su identidad como grupo étnico van construyendo y reafirmando el reconocimiento de su trascendencia histórica en el estado. Es también una forma de negociar con las autoridades beneficios, aunque en algunos casos como en el aquí reportado, generan diferencias entre ellos por un supuesto reparto desigual. La existencia de micropoderes al interior del grupo genera divisiones no sólo entre los yaquis asentados en la Matanza, sino también en otros y en los mismos pueblos de origen, donde pueden ––––––––––––––

32 Lya Niño, op. cit., 2004.

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encontrarse inclusive dos gobiernos étnicos paralelos (El Imparcial, 1997). En el caso aquí reportado, la asignación de bienes materiales fueron siempre asignados según los acuerdos logrados con las personas que representaban al grupo. Las inconformidades fueron analizadas, pero siempre hubo forma de justificar el comportamiento de los representantes, sin encontrar dolo o mala fe. Tal comportamiento reproduce los esquemas de estructuras sociales caducas que en este caso se amparan al cobijo del respeto a las costumbres y tradiciones indígenas.

Sin embargo, pese a diferencias entre ellos, los yaquis de la Matanza han logrado construir puentes de comunicación que logran mantener vigentes sus rituales y costumbres, como la celebración de la cuaresma y la semana santa. En el grupo de el Coloso, por ejemplo, cada temporada surge uno nuevo que se organiza para estas actividades. Generalmente el “cisma” se asocia con los desacuerdos alrededor de la distribución de puestos y lugares para la venta de alimentos. En la Matanza se siguen concentrando todos en el mismo ritual y lugar pero cada vez les es más difícil asegurar el territorio donde se hará porque el predio está en poder de la banca. De nueva cuenta como sus ancestros, los yaquis que migran a la ciudad se ven en la necesidad de luchar por detentar un territorio para sus rituales sagrados.

En cuanto al trabajo educativo en las clases de yaqui, esta experiencia evidencia el interés del grupo por rescatar lo que les da sentido de pertenencia a su etnia. Las dificultades encontradas en el contexto de aprendizaje de la lengua en los niños, fueron similares a las que pueden presentarse en el contexto escolar formal, con algunos agregados. El manejo de grupo fue difícil por ser numeroso y conformarse con niños de diversas edades que iban de los 6 a los 12 años, más los hermanos pequeños, menores de seis años de edad, que las madres enviaban para que los mayores los cuidaran, pese a que se había acordado que la edad mínima para incluirlos eran precisamente los seis años.

Igualmente, el problema de marginación, conflictos y vandalismo que se vive, no es privativo de la Matanza sino un problema de inseguridad local y nacional. La falta de involucramiento de las personas adultas por las diferencias tenidas con sus representantes, puede también explicar en parte las dificultades para mantener el

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interés mostrado inicialmente. En el caso de los adultos, desafortunadamente la decisión de asistir y permanecer en el curso de lengua yaqui se tomó en algunos casos en función de intereses de grupos y viejas rencillas personales. También y pese a la motivación de los profesores, tuvo que ver con la formación universitaria y escasa experiencia de los mismos en poblaciones de bajo nivel educativo.

El trabajo de colaboración con la Asociación Cultural y el Centro de Investigación, aportó a la comunidad estrategias nuevas de organización y gestión en diversas actividades que promueven su desarrollo social y cultural. Asimismo, les ofreció información sistemática que pueden utilizar ante instancias gubernamentales y no gubernamentales que pueden apoyar sus necesidades como grupo y la importancia que para la localidad tienen como patrimonio histórico. Esta experiencia muestra también las posibilidades de vincular la investigación científica con la sociedad, a través de acompañar procesos de cambio impulsados por organizaciones sociales. Si bien esta relación no estuvo exenta de encuentros y desencuentros, la experiencia es útil para formular modelos de intervención en comunidades.

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CUADROS Cuadro 1

Distribución por edad de los integrantes de la comunidad Rango de edad N % % acumulado

0 a 5 39 14.9 14.9 6 a 10 26 10.0 24.9 11 a 15 27 10.3 35.2 16 a 20 38 14.6 49.8 21 a 30 53 20.3 70.1 31 a 40 24 9.2 79.3 41 a 50 18 6.8 86.1 51 a 60 19 7.2 93.3 61 a 70 10 3.8 97.1 71 a 80 6 2.3 99.6 81 a 86 1 0.4 100.0 Total 261 100.0 --

Cuadro 2 Estado civil de la población de 15 años y más

Estado civil N % Casado(a) civil 38 21.7 Casado(a) iglesia 6 3.4 Soltero(a) 63 36.0 Unión libre 50 28.6 Separado(a) 8 4.5 Viudo(a) 6 3.4 Divorciado(a) 3 1.7 Casado(a) civil e iglesia 1 0.6 Total 175 100.0

Cuadro 3 Ocupación de las personas que aportan dinero a la familia

Ocupación N % Albañiles y jornaleros 24 46.1 Empleado(a) maquiladora 9 17.3 Empleado(a) 9 17.3 Trabajadora doméstica 5 9.6

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Pensionado 4 7.6 Trabaja por su cuenta 1 1.9 Total 52 100.0

Cuadro 4 Opinión sobre servicios públicos que hacen falta en la comunidad

Servicio N % Drenaje 16 29.0 Alumbrado 10 18.1 Pavimentación o empedrado 8 14.5 Agua 6 10.9 Centro de Salud 4 7.2 Ninguno 4 7.2 Teléfonos públicos 3 5.4 Vigilancia 2 3.6 Luz 2 3.6 Total 55 100.0

Cuadro 5 Enfermedades reportadas en las familias

Padecimiento N % Prediabetes o diabetes 7 24.1 Presión, corazón 7 24.1 Dolores musculares 6 20.6 Asma 4 13.7 Colitis, gastritis 2 6.8 Lento aprendizaje 1 3.4 Nervios 1 3.4 Alcoholismo 1 3.4 Total 29 100.0

Cuadro 6 Presencia de enfermedades estomacales por rangos de edad

Rango N % 5 o menos 12 36.3 6-14 6 18.2

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15-29 5 15.2 30-40 4 12.1 41-50 2 6.1 51 o más 4 12.1 Total 33 100.0

Cuadro 7 Presencia de enfermedades respiratorias por rangos de edad

Rango N % 5 o menos 13 31.7 6-14 9 21.9 15-29 9 21.9 30-40 5 12.2 41-50 1 2.4 51 o más 4 9.8 Total 41 100.0