Psicogeneraltp2 Michel

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 1 Alumno: Michel Nieva N.L: 33697800 Práctico: Jueves 13-15hs (Prof. Josefina Ghiglino) Parcial domiciliario de Piscología General 1. Para Freud, el “Ello” es el polo pulsional de la vida anímica y el reservorio primario de la energía psíquica. Impersonal y caótico, reclama al Yo la satisfacción de pulsiones que entran en contradicción con los imperativos del Superyó y las exigencias del Mundo externo (en la conferencia XXXI,(1979) p.72, Freud afirma que estas tres instancias son las “déspotas” del Yo).  El Yo, por consiguiente, ocupa un lugar mediador, con autonomía relativa, de exigencias contrapuestas entre sí, cuya incapacidad de ser conjugadas le produce angustia (neurótica, de la conciencia moral y realista, en cada caso, p.73). La frase, entonces, apunta al proyecto terapéutico del psicoanálisis, que consistiría en que el Yo pueda encauzar a sus propios fines una parte de las pulsiones del “Ello”, permitiendo, como explica Hornstein (p.16) “que el yo se apropie de una parte de los deseos inconscientes, posibilitando recursos sublimatorios y teniendo un placer sexual y relacional en general, realizable con otros reales que no sean fuente de conflicto”.  Así, el yo se vería fortalecido en sus transacciones con estas tres instancias que lo avasallan, y podría apropiarse placentera y creativamente de fragmentos de las pulsiones del Ello, aplicándolos o bien a satisfacciones sublimatorias, o sexuales, o a un juicio adverso al que el yo se sienta suficientemente fuerte como para tolerarlo Castoriadis (1993), por su parte, reinterpreta la frase donde Ello era, Yo debo devenir”  a fin de definir qué es un individuo autónomo para poder luego comprender qué es una sociedad autónoma o no alienada. Redefine al Yo como “consciente en general”  y al Ello como “inconsciente en el sentido más amplio” , p.173. Retomando la definición de Lacan de inconsciente como “discurso del Otro”,  tematiza al inconsciente y por ende al Ello como lo imaginario, los puntos de vista, deseos y exigencias asignadas previamente al sujeto por quienes lo criaron y por los otros en general, (p.174). Si el sujeto no se hace cargo de esa alteridad ni la problematiza, es sometido por ella, recae en la heteronomía individual , que consiste en que el discurso del Otro determina sus deseos, su mundo, lo que él creer ser, y termina tomando, sin darse cuenta, ese imaginario por la realidad

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    Alumno: Michel Nieva N.L: 33697800 Prctico: Jueves 13-15hs (Prof. Josefina

    Ghiglino)

    Parcial domiciliario de Piscologa General

    1. Para Freud, el Ello es el polo pulsional de la vida anmica y el reservorio

    primario de la energa psquica. Impersonal y catico, reclama al Yo la satisfaccin

    de pulsiones que entran en contradiccin con los imperativos del Supery y las

    exigencias del Mundo externo (en la conferencia XXXI,(1979) p.72, Freud afirma

    que estas tres instancias son las dspotas del Yo). El Yo, por consiguiente,

    ocupa un lugar mediador, con autonoma relativa, de exigencias contrapuestas

    entre s, cuya incapacidad de ser conjugadas le produce angustia (neurtica, de la

    conciencia moral y realista, en cada caso, p.73). La frase, entonces, apunta al

    proyecto teraputico del psicoanlisis, que consistira en que el Yo pueda

    encauzar a sus propios fines una parte de las pulsiones del Ello, permitiendo,

    como explica Hornstein (p.16) que el yo se apropie de una parte de los deseos

    inconscientes, posibilitando recursos sublimatorios y teniendo un placer sexual y

    relacional en general, realizable con otros reales que no sean fuente de conflicto.

    As, el yo se vera fortalecido en sus transacciones con estas tres instancias que lo

    avasallan, y podra apropiarse placentera y creativamente de fragmentos de las

    pulsiones del Ello, aplicndolos o bien a satisfacciones sublimatorias, o sexuales,

    o a un juicio adverso al que el yo se sienta suficientemente fuerte como para

    tolerarlo

    Castoriadis (1993), por su parte, reinterpreta la frase donde Ello era, Yo

    debo devenir a fin de definir qu es un individuo autnomo para poder luego

    comprender qu es una sociedad autnoma o no alienada. Redefine al Yo como

    consciente en general y al Ello como inconsciente en el sentido ms amplio,

    p.173. Retomando la definicin de Lacan de inconsciente como discurso del

    Otro, tematiza al inconsciente y por ende al Ello como lo imaginario, los puntos de

    vista, deseos y exigencias asignadas previamente al sujeto por quienes lo criaron

    y por los otros en general, (p.174). Si el sujeto no se hace cargo de esa alteridad

    ni la problematiza, es sometido por ella, recae en la heteronoma individual, que

    consiste en que el discurso del Otro determina sus deseos, su mundo, lo que l

    creer ser, y termina tomando, sin darse cuenta, ese imaginario por la realidad

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    misma, no decide sino que es decidido por la ley del Otro. Donde Ello era, Yo

    debo devenir, no significa eliminar el discurso del Otro (lo cual sera imposible)

    sino instaurar otra relacin con l, hacer conscientes esas pulsiones

    inconscientes, explicitar su origen y su sentido de manera que el sujeto pueda

    tomar partido respecto a ellas y transformarlas utilizndolas. Esto sera la

    autonoma individual, que no consiste en un estado terminado o ideal, sino un

    proceso activo de permanente interrogacin y conciencia respecto a esa alteridad

    que est y habla en el sujeto. En tanto los otros no son algo externo al sujeto sino

    constitutivos de l como alteridad y mismidad, para Castoriadis (p.184) la

    autonoma es en s misma un problema y una relacin que solo puede pensarse

    intersubjetiva y socialmente. La heteronoma en el plano social (o alienacin) sera

    confundirse no slo en el discurso del otro sino en el anonimato colectivo1, de

    manera que la ley de unos pocos se convierta en una Ley impersonal instituida,

    donde la sociedad estara al servicio de esa institucin (autonomizada, con su

    lgica y fines propios), y no viceversa (p.188). En la heteronoma se atribuye un

    origen extra-social a las leyes que gobiernan a los sujetos. Frente a este

    panorama, la autonoma social, que donde Ello era, Yo debo devenir en un plano

    intersubjetivo no implicara, segn Castoriadis (p.194-195) una sociedad sin

    instituciones2, sino una permanente disputa entre lo ya instituido, lo otro, y lo

    instituyente, ya que no hay una forma finalmente encontrada (p.192) de las

    relaciones sociales (de ah su crtica a una fase final sin contradicciones del

    comunismo clsico, p.191) sino que, al igual que en el plano individual, estas

    relaciones estaran en permanente conflicto y redefinicin. La autonoma

    consistira adems en pensar las leyes como una auto-creacin social y no como

    algo dado externamente.

    4. Para Devereux la contratransferencia es el conjunto de reacciones del

    observador frente a la persona observada y, en particular, frente a su

    transferencia. Porque (p.45) mientras en los estudios de las ciencias fsicas de

    objetos inanimados, como estos no perciben, hay una unidireccionalidad del

    observador, en las ciencias del comportamiento, en cambio, hay una relacin

    1 El otro ya no sera meramente discurso sino una ametralladora, una orden de movilizacin, una hoja de pagos y unas mercancas caras, una decisin de tribunal y una crcel (p.186) 2 Para Castoriadis la relacin con la institucin no es alienacin en s misma, sino que de la relacin de la sociedad con la institucin en tanto tal puede aparecer o la alienacin o la libertad (p.195), de la misma manera que lo social mismo no es alienacin, sino que lo social es el terreno sobre el cual alienacin y libertad pueden existir (p.192-193)

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    simtrica de observacin entre observador y observado. Sin embargo, segn

    Devereux (p.50-51), las ciencias del comportamiento siempre haban postulado

    ficciones metodolgicas que negaban la conciencia del organismo observado o

    minimizaban la observacin del investigado al investigador, suponiendo que

    preservaban as la objetividad de la disciplina, cuando en realidad distorsionaban

    el dato de importancia ms decisiva de toda la ciencia del comportamiento (p.19),

    al punto de que para Devereux (p.22) no es el estudio del observado, sino el del

    observador el que nos proporciona la comprensin ms fundamental de la

    situacin observacional. El estudio de la contratransferencia implica, entonces,

    (p.50-51) tomar en cuenta las reacciones emocionales del observador por lo

    observado, escrutar los puntos de solapamiento y separacin de la relacin

    recproca entre investigador e investigado, y la auto-conciencia y el escrutinio

    minucioso del hecho de que la subjetividad del observador influye y modifica el

    hecho comportamental y nunca se observa lo que se hubiera producido en su

    ausencia.

    Marks y Marks (2003), por su parte, entrevistaron a 43 hombres y mujeres

    que haban adherido al nazismo. Los investigadores no slo encontraron en el

    concepto de contratransferencia una explicacin para los sentimientos de

    vergenza e incomodidad que padecan los entrevistadores frente a los

    testimonios de los entrevistados, sino que, apoyados en dicha nocin, postularon

    que las reacciones de los investigadores eran la manifestacin decisiva que

    permita entender los contenidos inconscientes de los entrevistados y, por ende, la

    naturaleza del nacionalsocialismo. Segn ellos, fue la vergenza por la derrota en

    la Primera Guerra Mundial y la decadencia de la Repblica de Weimar la que llev

    a millones de alemanes y a los entrevistados en particular a apoyar el nazismo.

    Estos contenidos de vergenza reprimidos que ni los entrevistados mismos

    podran haber hecho conscientes fueron proyectados (transferencia) en los

    investigadores, quienes de esa manera se vieron obligados a experimentarlos

    (contratransferencia). De modo que la contratransferencia, es decir, las reacciones

    emocionales de los investigadores, fueron, para Marks y Marks (p.4) la va regia

    para reconocer los contenidos latentes ms fundamentales de los entrevistados.

    Como primera reflexin, si bien me parece necesaria e interesante la

    indagacin del entrevistador en el campo, considero que Marks y Marks en ningn

    momento cuestionan de qu manera su interpretacin histrica y sus supuestos

    sobre el nazismo (que para ellos habra surgido de la vergenza social)

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    condicionan su lectura de la contratransferencia. Quiz esto se deba a que hay

    una asociacin, en mi opinin, demasiado acrtica y automtica a que los

    sentimientos de los entrevistadores necesariamente revelan el contenido latente

    de los entrevistados. Pero quizs esto se deba a que la corta extensin del trabajo

    no permite conocer todo el proceso de investigacin.

    Por ltimo, como afirma Devereux (p.55), creo que si bien siempre es

    importante considerar la contratransferencia, debe adquirir particular relevancia

    solamente en investigaciones que involucren situaciones que puedan afectar

    emocionalmente al investigador, ya que as este podr evitar que aquellas

    distorsionen su anlisis y someterlas tambin a estudio. Pero me parece que, an

    en ese caso, considerar que en la contratransferencia se encuentra lo ms

    esencial de la situacin observacional puede ser peligroso, ya que la investigacin

    corre el riesgo de perder el foco en la observacin como totalidad y volverse

    demasiado auto-referencial y sesgada.

    5. (a partir de la Cita A) En el transcurso del texto podemos ver reproducida la

    alienacin de una prctica: atar al gato para que no molestara a los fieles, que

    surge como una construccin social en un momento histrico contingente

    propuesta por una voluntad y un imaginario individual, una vez muertos tanto el

    gur que lo impuso como el gato, dicha prctica se institucionaliza socialmente, y

    despus, desplazada la funcin por un sentido simblico, se transforma en un mito

    necesario y de origen extra-social, como si no fuera una obra humana, sino una

    Ley impersonal sobre la cual la capacidad instituyente del colectivo no puede

    influir. Se autonomiza as la institucin, ya que no se reconoce que atar al gato

    no es un Ley impersonal sino un producto imaginario. Todo este proceso sera un

    ejemplo de heteronoma social. En l podemos ver, tambin, de qu manera la

    funcionalidad originaria desaparece por un sentido simblico que no responde a

    ninguna necesidad real, ya que para Castoriadis todo aquello de lo cual se apropia

    lo sagrado en el ritual se vuelve igualmente sagrado. La institucionalizacin de la

    prctica revela la transmutacin de significados de esta y el origen imaginario de la

    funcionalidad, adems de los distintos elementos que constituyen a la institucin:

    funcionalidad, simbolismo e imaginario

    Una salida que implique autonoma social sera desmitificar ley de atar al

    gato explicitando su origen imaginario y su manifestacin simblica, en tanto

    ambas son creaciones sociales. Sera tambin reflexionar sobre lo instituido para

    que los sujetos puedan darse su propia ley, que puede ser esa u otra, pero

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    siempre con la conciencia de que su fundamento es la auto-creacin social y no

    factores extra-sociales.

    Retomando la propuesta de Vern y Sigal (p.75) de que las explicaciones

    sociolgicas contienen necesariamente hiptesis sobre procesos psquicos,

    podramos pensar que la reproduccin de los discpulos de la orden del gur sera

    una introyeccin de su autoridad, resultado de una identificacin con esa figura, de

    manera que la ley misma se fundara en el deseo de los discpulos ms que en la

    imposicin externa, y se disimulara en el inconsciente (Elliot,p.67). Esto justificara

    la prolongacin de la ley de atar al gato mucho tiempo despus de haber existido

    alguna necesidad ms o menos objetiva, ya que el Supery de los discpulos, que

    habra cobrado influjos del gur, les exigi que reprodujeran esas prcticas

    tradicionales3.

    BIBLIOGRAFIA

    CASTORIADIS, C. La Institucin Imaginaria de la Sociedad Vol. 1( Marxismo y teora revolucionaria).Tusquets Editores, Buenos Aires 1993. Pgs. 172 a 253

    CASTORIADIS, C. La Institucin Imaginaria de la Sociedad Vol. 2 (El imaginario social y la institucin). Tusquets Editores, Buenos Aires 1993 Pgs. 177 a 281

    DEVEREUX, G. De la ansiedad al mtodo en las ciencias sociales. Primera parte, Cps. 1 a 4. Siglo XXI, 1985

    ELLIOTT, Anthony : Teora Social y Psicoanlisis en Transicin (Sujeto y Sociedad de Freud a Kristeva), Amorrortu Editores, Buenos Aires 1995 Cap.1,

    FREUD, S.: Conferencia XXXI. La descomposicin de la personalidad psquica. En: Obras completas Tomo Buenos Aires, Amorrortu 1979.

    HORNSTEIN, LUIS: Introduccin al psicoanlisis. Editorial Trieb, Buenos Aires, 1983. Clase 1

    MARKS, Stephan. MARKS, Heidi Mnnich- El anlisis de las reacciones de contratransferencia es un medio para detectar los contenidos latentes de la entrevista. Foro: Qualitative Social Research Volume 4, N2 - May 2003

    VERN - SIGAL, Psicologa y Sociologa En Conducta, Estructura y comunicacin. Ao 1972

    3 Freud (p.63) define masa psicolgica como un grupo de individuos que han introducido en su Supery a la misma persona y se han identificado entre s sobre la base de la relacin comunitaria.