Quien Se Ha Llevado Mi Queso

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Villaseca Martínez Karla Ximena Auditoría I ¿Quién se ha llevado mi queso? Este cuento es muy sencillo pero a la vez muy útil e interesante, nos enseña que debemos estar preparados para los cambios que se dan a menudo en la vida. Todo empieza con el reencuentro de un grupo de compañeros de un instituto, cada uno empezó a hablar de cómo le había ido en su vida, la mayoría de ellos habían sufrido muchos cambios los cuales les trajeron problemas; entonces uno de ellos llamado Michael les contó que gracias a un libro había podido cambiar y solucionar todos sus problemas, todos querían saber de qué libro se trataba y él les comento el nombre: “¿Quién se ha llevado mi queso?”, el nombre causo mucha gracia a sus compañeros pero luego quedaron asombrados de tal mensaje que les dio. Entonces Michael empezó. Se trataba de dos parejas, una de ratones (Oli y Corri) y la otra eran dos humanos pero de tamaño similar al de los ratones (Kif y Kof). Resulta que ambas parejas salían corriendo a buscar todos los días muy temprano el “queso” en el laberinto que se encontraban (el queso viene a ser nuestro objetivo, es decir podríamos adaptarlo a lo que nosotros queramos, puede ser algo material como casas, carros, dinero etc o también algo espiritual como el amor o la felicidad; y el laberinto simboliza el lugar donde nos encontramos, el mundo). Pasaban los días y ambas parejas salían a buscar el queso, cada pareja con diferente método, los ratones por falta de lógica empleaban un simple tanteo, mientras que los humanos buscaban de una forma más organizada tratando de evitar volver a buscar y perderse en el laberinto. Llego el día que ambas parejas encontraron una “Central Quesera Q” en la cual se hallaban los más exquisitos y gigantescos quesos y estos mismos parecían inagotables ya que la cantidad que había era demasiada, ambas parejas comieron hasta quedar totalmente saciados, luego de esto ya en la noche regresaron a sus hogares esperando que amanezca para ir nuevamente temprano a saborear y comer en abundancia los deliciosos quesos. Con el pasar del tiempo Kif y Kof perdieron el interés de ir tan temprano pues ellos pensaban que su queso estaría ahí esperándolos por siempre, mientras que la pareja de ratones seguían con el mismo entusiasmo de siempre, se levantaban temprano e iban a prisa a la central quesera. Un día Kif y Kof se dirigieron a la central quesera y se dieron con la triste y desagradable sorpresa que el queso ya no se encontraba ahí, ambos perdieron el control y se lamentaban por aquel suceso, no sabían ni que decir ni que hacer pues lo que era suyo había desaparecido por completo, empezaron a buscarlo tras las paredes y muchos sitios pero su decepción fue mayor al darse cuenta que no estaba. Ninguno de los dos quería aceptar lo que veían sus ojos, enfurecidos uno con el otro por tal desgracia cada uno llego a su propia conclusión, Kif era el ratón que menos quería aceptar que el queso había desaparecido y él no se movería de

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Villaseca Martínez Karla Ximena Auditoría I

¿Quién se ha llevado mi queso?

Este cuento es muy sencillo pero a la vez muy útil e interesante, nos enseña que

debemos estar preparados para los cambios que se dan a menudo en la vida.

Todo empieza con el reencuentro de un grupo de compañeros de un instituto, cada

uno empezó a hablar de cómo le había ido en su vida, la mayoría de ellos habían

sufrido muchos cambios los cuales les trajeron problemas; entonces uno de ellos

llamado Michael les contó que gracias a un libro había podido cambiar y solucionar

todos sus problemas, todos querían saber de qué libro se trataba y él les comento

el nombre: “¿Quién se ha llevado mi queso?”, el nombre causo mucha gracia a sus

compañeros pero luego quedaron asombrados de tal mensaje que les dio.

Entonces Michael empezó. Se trataba de dos parejas, una de ratones (Oli y Corri)

y la otra eran dos humanos pero de tamaño similar al de los ratones (Kif y Kof).

Resulta que ambas parejas salían corriendo a buscar todos los días muy temprano

el “queso” en el laberinto que se encontraban (el queso viene a ser nuestro objetivo,

es decir podríamos adaptarlo a lo que nosotros queramos, puede ser algo material

como casas, carros, dinero etc o también algo espiritual como el amor o la felicidad;

y el laberinto simboliza el lugar donde nos encontramos, el mundo).

Pasaban los días y ambas parejas salían a buscar el queso, cada pareja con

diferente método, los ratones por falta de lógica empleaban un simple tanteo,

mientras que los humanos buscaban de una forma más organizada tratando de

evitar volver a buscar y perderse en el laberinto. Llego el día que ambas parejas

encontraron una “Central Quesera Q” en la cual se hallaban los más exquisitos y

gigantescos quesos y estos mismos parecían inagotables ya que la cantidad que

había era demasiada, ambas parejas comieron hasta quedar totalmente saciados,

luego de esto ya en la noche regresaron a sus hogares esperando que amanezca

para ir nuevamente temprano a saborear y comer en abundancia los deliciosos

quesos. Con el pasar del tiempo Kif y Kof perdieron el interés de ir tan temprano

pues ellos pensaban que su queso estaría ahí esperándolos por siempre, mientras

que la pareja de ratones seguían con el mismo entusiasmo de siempre, se

levantaban temprano e iban a prisa a la central quesera.

Un día Kif y Kof se dirigieron a la central quesera y se dieron con la triste y

desagradable sorpresa que el queso ya no se encontraba ahí, ambos perdieron el

control y se lamentaban por aquel suceso, no sabían ni que decir ni que hacer pues

lo que era suyo había desaparecido por completo, empezaron a buscarlo tras las

paredes y muchos sitios pero su decepción fue mayor al darse cuenta que no

estaba. Ninguno de los dos quería aceptar lo que veían sus ojos, enfurecidos uno

con el otro por tal desgracia cada uno llego a su propia conclusión, Kif era el ratón

que menos quería aceptar que el queso había desaparecido y él no se movería de

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la central quesera hasta que le sea devuelto lo que según él le pertenecía, el

renegaba y se culpaba a sí mismo y a su compañero por no haber sabido administrar

el queso como debía ser (Kif era el ratón negativo y temerario).

Mientras tanto Kof acepto el suceso y propuso a su compañero salir a buscar otra

central quesera, pero Kif se negaba a hacerlo y el mismo se ponía trabas en el

camino creándose temores y compartiéndolos con Kof, además él no quería

cambiar de queso, simplemente esperaría hasta que le devuelvan el suyo.

Pasaba el tiempo y ambos morían de hambre, entonces Kof decidió salir a buscar

otro queso, dejando a Kif solo en ese lugar en el cual ya no había nada que hacer.

Al principio a Kof no le fue fácil aquella aventura pues se encontraba solo y tenía

temor de no concretar su objetivo, caía en estados depresivos pero el mismo

empezó a darse ánimo y llego al punto de reírse de sí mismo porque reflexionando

se dio cuenta del tiempo perdido que llevo lamentándose, poco a poco fue

venciendo sus miedos y llenándose de optimismo; llego a dar con una central

quesera, pero la cantidad de queso que había le sería insuficiente para subsistir.

Continuo su camino y en el escribía pensamientos los cuales esperaba el que Kif

en algún momento llegue a leer si decidía salir a buscar queso. Luego de ardua

búsqueda dio con una gran central quesera, la cual era mucho más grande que la

anteriormente perdida y ahí encontró a sus amigos los ratones, que sin tener

razonamiento lograron hallar con rapidez otra central quesera, al ver que la “Central

Quesera Q” estaba vacía. Kof se sintió aliviado y disfruto de nuevos quesos y

pensaba si Kif algún día se animaría a salir de ese lugar conocido y tan confortable

pero a la vez tan vacío e inservible.

Comentario:

Lo que nos explica este libro es que no hay que quedarnos sentados lamentándonos

y renegando por la pérdida de algo, sino más bien hay que salir en búsqueda de un

futuro y éxito, siendo optimistas y perdiendo el temor hacia los cambios que son

constantes en la vida, algo que Kif nunca quiso hacer, ya que no quería tomar otro

rumbo ni aceptar el cambio que tuvo su vida desde la pérdida de su queso.

Otro punto que nos enseña este libro es que no hay que desfallecer en el camino

hacia nuestros objetivos y nunca perder el entusiasmo por más que la dificultad nos

agobie y nos haga pensar y entrar en temores que solo nos llevarían a nuestro fin.

Siempre hay que estar alerta y preparados a los cambios que se dan en nuestras

vidas y además de esto saber prever y oler nuestro “queso” para saber cuándo

empieza a enmohecerse, es decir siempre debemos administrar correctamente

nuestras vidas y observar las posibles variaciones que puedan darse, para luego no

vernos sorprendidos por algún cambio repentino y desagradable. También hay que

aprender a reconocer nuestros errores y reírnos de nosotros mismos, ya que no hay

mejor forma de vencer nuestros miedos y eliminar nuestra negatividad.

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Michael al terminar de contarles a sus amigos, estos quedaron sorprendidos y le

agradecieron infinitamente porque el cuento les serviría de mucho para solucionar

sus problemas, sabiendo que podrían aplicarlo tanto en el trabajo como en el hogar.

Finalmente todos reconocieron sus errores, se rieron de sí mismos y vieron hacia

un futuro gracias a la enseñanza que les dejo este cuento.

Lo que nos muestra este libro es el temor que sentimos de afrontar los cambios en

la vida, los cuales son constantes y debemos estar preparados para ello.

No debemos acostumbrarnos a lo fácil, ni perder el mismo interés ni entusiasmo con

el que empezamos al hallar nuestro objetivo, ya que este podría variar

repentinamente y nos haría caer en una desesperante situación.

Debemos adaptarnos a los cambios y perder el temor hacia ellos. Saber prever para

no ser sorprendidos por una desagradable ocasión de cambio.

El ser humano suele aferrarse a algo y cree que no podrá ser cambiado, el problema

es cuando llega el cambio y no está suficientemente preparado para adecuarse a

él. Además no debemos esperar que las cosas se solucionen por sí mismas, ni

esperar que nos devuelvan lo perdido, tampoco quedarnos lamentando lo sucedido

y argumentando que lo que nos pertenece no puede ser cambiado, más bien

debemos buscar la forma de cómo solucionarlas y no sujetarnos a algo que no

cambiara para nuestro bien.