Radio comunitaria en Latinoamérica

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Radio comunitaria en Latinoamérica: una herramienta al servicio de los pueblos en el siglo XXI Maria Reyero Fernández IEPALA-Promoción 2011-2012 1

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Una herramienta al servicio de los pueblos en el siglo XXI

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Radio comunitaria en

Latinoamérica:

una herramienta al servicio

de los pueblos en el siglo XXI

Maria Reyero Fernández

IEPALA-Promoción 2011-2012

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“Porque la historia de los pueblos latinoamericanos será contada una y otra vez.

Siempre que haya un micrófono, una antena y un grupo de mujeres y hombres

dispuestos a hacer de la comunicación el espacio de las preguntas

que buscan una respuesta y de las acciones inteligentes que cambien

las maneras en la que se vive todos los días en cada uno

de los lugares de América Latina”

Del artículo Experiencias diversas, objetivos comunes.

Número 1 revista Cara y Señal, AMARC

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ÍNDICE

UNA APROXIMACIÓN AL DERECHO A LA COMUNICACIÓN

Comunicación viene de comunidad 7

Derecho a la Comunicación, Derecho a la Libertad de Expresión, Derecho a la Información 8

Recorrido histórico a través de los hitos del Derecho a la Comunicación 10

EMPRESAS MEDIÁTICAS: CUANDO LA COMUNICACIÓN ES NEGOCIO

Las empresas mediáticas: comerciando con la información, la cultura y las identidades 13

MEDIOS COMUNITARIOS, LA VOZ DE LOS PUEBLOS

Comunicación popular en Latinoamérica: construyendo el camino para la radio comunitaria 17

Un poco de historia: la radio o la posibilidad de transmitir sonidos sin cables 18

¿Qué es una radio comunitaria? 20

¿Por qué la radio? Idoneidad de la herramienta en el contexto latinoamericano. 22

Micrófonos para el Pueblo: Historia de la Radio Comunitaria en América Latina 25

Tejiendo redes de comunicación: ¿Por qué hablamos de “movimiento de radios comunitarias”? 28

Protagonistas: el o la comunicadora popular 36

La relación entre comunicador/a y audiencia en las radios populares 37

Tomando los micrófonos: mujeres en la radio comunitaria 39

Relación de la radio comunitaria con el movimiento social 43

El poder de los micrófonos y las ondas: La radio en la construcción de ciudadanía 45

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN LEGAL DE LAS RADIOS COMUNITARIAS EN

AMÉRICA LATINA

Legalidad vs legitimidad. 48

Cuando la Ley no es justa: Radiodifusión en México 51

Desalambrando los latifundios mediáticos:

La lucha del movimiento de radios comunitarias por la legalidad de sus emisoras 55

Cuando la lucha da sus frutos: La nueva Ley de Medios Audiovisuales en Argentina 58

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MIRANDO HACIA EL FUTURO: la radio comunitaria y la comunicación popular en

América Latina en el siglo XXI

La radio más allá de la radio 60

Vigencia de la radio como herramienta de comunicación 63

Vigencia del proyecto político comunicacional de las radios comunitarias 64

Retos y desafíos que viven las radios comunitarias frente al nuevo siglo 65

¿Comunicación para el Desarrollo, para la Transformación Social o para el Buen Vivir? 75

BIBLIOGRAFÍA 80

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UNA APROXIMACIÓN AL DERECHO A LA COMUNICACIÓN

Comunicación viene de comunidad

“Padece usted una de las dolencias más normales en el género humano: la necesidad de comunicarse con sus semejantes”

Augusto Monterroso

“La palabra humana tiene forma de río: siempre encuentra un cauce por donde seguir su rumbo. No hay silencio que la calle, no hay mano que tape su boca. Si hay necesidad de decir, hay lenguaje.

Sin él dejaríamos de ser humanos.”

Eduardo Galeano

“Desde lejanos tiempos, coexisten dos formas de entender el término comunicacion:

1. Acto de informar, de transmitir, de emitir. Verbo: comunicar.

2. Diálogo, intercambio; relación de compartir, de hallarse en correspondencia, en reciprocidad.

Verbo: comunicarse.

En realidad, la más antigua de estas acepciones es la segunda. Comunicación deriva de la raíz latina

communis: poner en comun algo con otro. Es la misma raíz de comunidad, de comunión; expresa

algo que se comparte: que se tiene o se vive en comun.” (Kaplun: 1984)

Si tomamos como punto de partida la definición más antigua, entendemos que la comunicación es

un fenómeno inherente a la relación que los seres vivos mantienen cuando se encuentran en grupo.

La comunicación es fundamental para nuestra vida, como puede serlo el agua. No es de extrañar

que las grandes civilizaciones hayan crecido cerca de importantes fuentes de agua. Y, de la misma

manera, estas grandes e importantes civilizaciones han desarrollado formas sofisticadas de

comunicación.

Y no sólo la radio, la televisión, el correo electrónico, el internet o los periódicos sirven para

comunicar, también en nuestro hablar y convivir diario con las demás personas, estamos

comunicándonos.

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Todas las personas tenemos esta capacidad. Por medio de la comunicación interactuamos, vivimos

en familia y en sociedad, nos organizamos y nos reunimos. Al dialogar e intercambiar ideas, se

abren espacios para reflexionar y preguntarnos acerca de nuestra situación, llegando también a

identificar y cuestionar las relaciones de poder entre las personas y abriendo el camino para una

posible transformación.

Si vemos que la comunicación es central para nuestro desarrollo como personas, también podemos

decir que entonces la comunicación es básica para alcanzar nuestros objetivos y metas en otras

áreas como la economía, la política, lo social y cultural. La comunicación es pues un DERECHO

HUMANO.

Derecho a la Comunicación, Derecho a la Libertad de Expresión, Derecho a la Información.

“La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados “ignorantes” son hombres y mujeres cultos

a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una cultura del silencio”.

Paulo Freire.

Visto lo anterior, COMUNICAR es un conjunto de derechos, que tienen que ver con el acceso a:

� Información

� Investigación

� Expresión

� Difusión

La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, señalado en el artículo

19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y las constituciones de los

sistemas democráticos, también lo señalan. De ella deriva la libertad de imprenta también llamada

libertad de prensa (que se extenderá semánticamente a la “libertad de expresión” en general, sea por

el medio que sea).

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El derecho a la libertad de expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas.

Por eso la libertad de expresión es la exteriorización de un derecho fundamental recogido en la

Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789: la libertad de

pensamiento.

Además, la libertad de expresión va de la mano con el Derecho a la Comunicación. No sólo

tenemos derecho a tener ideas y expresarlas libremente, sino que además podemos usar los

diferentes medios a nuestro alcance para darles mayor difusión y trascendencia. Este matiz tiene

especial importancia en el caso de las apelaciones por la legalidad (no sólo la legimitidad) de los

proyectos de comunicación comunitarios.

El Derecho a la Información tiene que ver con la necesidad humana de recibir informaciones y

contenidos vitales para su libre desarrollo y para la toma de decisiones de manera consciente. En

este sentido, puede decirse que la libertad de información es necesaria para la libertad de expresión

consciente.

Si a las personas se les niega el acceso a la información, se les prohíbe expresar sus pensamientos o

se les priva de la posibilidad de acceder a medios que les permitan difundirlos con mayor

trascendencia, la manifestación de sus ideas (individuales y colectivas) no será libre, y se estará

abonando el terreno no sólo para la vulneración de estos tres derechos intrínsecamente ligados

(Expresión, Comunicación, Información), sino de todo el conjunto de Derechos Humanos.

Si no sabemos que el gobierno de la Comunidad de Madrid se propone privatizar buena parte de las

instalaciones sanitarias no podremos defender nuestro derecho universal y gratuito a la salud. Si no

conocemos la historia del Estado Palestino, no nos manifestaremos en contra del genocidio que el

ejército israelí está llevando a cabo en Gaza. Si una comunidad indígena en Guatemala no ha

recibido información acerca de las actividades de una compañía llamada Goldcorp, no sabrá de los

impactos de esta minera sobre el medio ambiente como la contaminación de ríos, y por tanto no

podrá defenderse para proteger sus recursos naturales y su territorio.

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Recorrido histórico a través de los hitos del Derecho a la Comunicación

El Derecho a la Comunicación está recogido en diversas y numerosas legislaciones internacionales

y nacionales, como en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948,

en el que se dice que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este

derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir

informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de

expresión”.

Pronto la idea de un “derecho a comunicar” se convirtió en el tema fundamental de un debate

diplomático internacional que duró varios años: el debate sobre lo que se llamó el Nuevo Orden

Mundial de la Informacion y la Comunicacion (NOMIC).

En 1977 se creó e el seno de la UNESCO la Comision Internacional para el Estudio de los

Problemas de la Comunicacion, conocida como la Comisión McBride debido al nombre de su

presidente, Seán McBride.

El informe de la Comisión de MacBride se presenta a la Asamblea General del año 1980, con el

título Muchas voces en un solo mundo, hizo recomendaciones concretas, entre las que se incluye:

“Las necesidades de comunicación en una sociedad democrática se deben resolver mediante la

extensión de derechos específicos tales como el derecho a estar informado, el derecho a informar, el

derecho a la privacidad, el derecho a participar en la comunicación publica - todos ellos son

elementos de un nuevo concepto, el derecho a comunicar. En el desarrollo de lo que pudiera

llamarse una nueva era de los derechos sociales, sugerimos que se investiguen más a fondo todas las

implicaciones del derecho a comunicar.”

Recientemente se han realizado varias Cumbres Mundiales sobre la Sociedad de la Información

auspiciadas por las Naciones Unidas, la primera en Ginebra en 2003 y la segunda en Tunez en

2005. En ellas se elaboró una Declaración de Principios, que, aunque no se adentraba demasiado en

el tema de acceso de los pueblos a sus propios medios de comunicación, si avanzó hacia la idea de

democratización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en aquel momento se

daba el boom del Internet).

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En el caso latinoamericano también existen diversos tratados a nivel nacional y regional que

garantizan el ejercicio del Derecho a la Comunicación. Un ejemplo es la Convención Americana

sobre Derechos Humanos o "Pacto de San José de Costa Rica" de 1969. En su artículo 13 señala:

"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende

la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de

fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro

procedimiento de su elección y gusto”.

Esta convención, firmada por 25 naciones latinoamericanas, incluso llegó más allá, recogiendo un

artículo que sería clave en la defensa de la legalidad de las radios comunitarias:

“No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de

controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de

enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios

encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.”.

El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, de 1989, protege los derechos de los

pueblos indígenas. En lo relativo a la comunicación, en uno de los artículos del convenio se

menciona que “se garantiza el derecho a practicar y fortalecer la cultura y las tradiciones, así como

a usar, desarrollar y transmitir la historia, las tradiciones orales, el idioma, la escritura y literatura, y

también crear y controlar medios de comunicación propios, en sus propios idiomas, así como tener

acceso a cualquier otro medio de comunicación no indígena”.

En el año 1994 tuvo lugar en Santiago de Chile un hecho insólito: la UNESCO y el PNUD

convocaron a todos los sectores que estaban trabajando en comunicación a un seminario sobre

Comunicación y Democracia. Lo inédito fue que, además de invitar a las grandes asociaciones

empresariales de medios (Sociedad Interamericana de Prensa y Asociación Interamericana de

Radiodifusión), a los principales sindicatos de periodistas (Federación Internacional de Periodisas),

y a entidades del mundo académico (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación

para América Latina), se reservó una silla para que la ocuparan los medios comunitarios, de la mano

de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias -AMARC y otras redes alternativas. Nunca en la

historia de la comunicación en Latino América había tenido lugar un encuentro entre estos sectores,

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del que resultaron una serie de conclusiones recogidas en la Declaración de Santiago y

materializadas en un Plan de Acción, en el que se reconoce el aporte de los medios comunitarios a

la construcción de las democracias latinoamericanas.1

En 2006 se daría un nuevo sustento legal con la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los

Pueblos Indígenas, con su correlativo artículo entorno al Derecho a la Comunicación y a la Libertad

de Expresión de los mismos:

Artículo 16: “Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer sus propios medios de información

en sus propios idiomas y a acceder a todos los demás medios de información no indígenas sin

discriminación. 2. Los Estados adoptarán medidas eficaces para asegurar que los medios de

información publicos reflejen debidamente la diversidad cultural indígena. Los Estados, sin

perjuicio de la obligación de asegurar plenamente la libertad de expresión, deberán alentar a los

medios de información privados a reflejar debidamente la diversidad cultural indígena.”

Hay infinidad de otros tratados, convenios y declaraciones ratificados por estados latinoamericanos

que hacen referencia al Derecho a la Comunicación: Convención Interamericana de Derechos

Humanos (Honduras, 1977), la Declaración de Chapultepec (adoptada por La Conferencia

Hemisférica sobre Libertad de Expresión celebrada en México en 1994) o la Convención sobre la

protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales (adoptada en París por la

Conferencia General de la UNESCO, 2005).

Más adelante veremos algunas legislaciones nacionales concretas, tanto las que promueven e

incentivan la labor de medios comunitarios como aquellas que, por el contrario, criminalizan y

prohíben su labor.

1 Punto numero 1 del Plan de Acción de Santiago: Promoción de medios de comunicación comunitarios en áreas rurales, indígenas y urbanas marginales

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EMPRESAS MEDIÁTICAS: CUANDO LA COMUNICACIÓN ES NEGOCIO

Las empresas mediáticas: no es lo mismo vender información que pasta de dientes.

“La televisión abierta y por cable, la industria del cine, la prensa de tiraje masivo, las grandes editoriales de libros y de discos, y las radios de mayor alcance

también avanzan, con botas de siete leguas, hacia el monopolio.

Los mass media de difusión universal han puesto por las nubes el precio de la libertad de expresión: cada vez son más los opinados,

los que tienen el derecho de escuchar, y cada vez son menos los opinadores, los que tienen el derecho de hacerse escuchar”

Eduardo Galeano

La existencia de legislación que reconoce el Derecho a la Comunicación y a la Información veraz y

de calidad, no garantiza su ejercicio. Desde el momento en que la comunicación y la información

pasó de ser un servicio publico a un negocio, se coartó la libertad de los pueblos de poder ejercer

estos derechos. El negocio de la comunicación reporta grandes beneficios a los dueños de las

empresas periodísticas, a través de publicidad, pero también por la carga de transformación de las

consciencias de la opinión publica que tienen los medios de comunicación. Estas empresas2 buscan

mundializarse gracias a los beneficios de los cambios tecnológicos, y tienen en su poder

herramientas multimediáticas para difundir su mensaje: radios, televisoras, cable, prensa, revistas,

editoriales, Internet, teatros, cines, agencias noticiosas y en general insumos provenientes de los

consumos culturales de las masas. Se configuran entonces lo que Ignacio Ramonet, quien fuera

director de Le Monde Diplomatique, llama “latifundios mediáticos”, ya que, por su enorme poder de

manipulación de la opinión publica, “si antaño se exigía la reforma agraria porque la tierra era un

elemento de poder, ahora se hace necesario una reforma a la concentración de los medios”3. La

industria de la información y la comunicación se convierte así en el centro de la economía mundial,

en la llamada Sociedad de la Información (creciendo exponencialmente desde la expansión del uso

del Internet).

2 A nivel internacional, las empresas que controlan más medios de comunicación son Telefónica, Disney, Telecom, Viacom, AOL y Time Warner. A nivel latinoamericano los grandes “pulpos de la comunicación” (porque con sus tentáculos acaparan medios de todo tipo) son Televisa y TVAzteca (México), el Grupo Clarín (Argentina), Organizaciones Globo (Brasil) o Grupo Cisneros (Venezuela). Estos grandes consorcios, a nivel latinoamericano, se agrupan en una asociación que frecuentemente se disfraza de adalid del Derecho a la Comunicación, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que realmente defiende sus derechos empresariales y representa a los grandes medios de comunicación de masas, entendidos como empresas comunicativas.

3 http://www.contrainjerencia.com/?p=56804

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Como se recoge en el libro editado por la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica -

ALER La práctica inspira, “Las mega-fusiones entre estos consorcios hacen cada vez más difícil

ejercer algun tipo de control sobre su mercancía, que está compuesta por el corazón del ser humano:

su identidad individual y colectiva, su cultura. Para estos grupos la libertad de expresión es

sinónimo de libertad de empresa. Sin embargo, no es lo mismo hacer negocio con pasta de dientes

que con la cultura la información, que dan sentido a la vida”.(Geerts, Van Oeyen y Villamayor:

2004)

Entonces vemos una clara relación entre la falta de democratización en los medios y su propiedad.

Porqué, mirando el contexto latinoamericano, ¿cuántos son los dueños de la palabra y de la imagen?

¿Cuántos nos están contando su historia, seleccionando la información y los mensajes que

recibimos?

La respuesta es: pocos. Segun los datos obtenidos del estudio de los investigadores argentinos

Becerra y Mastrini, de 2006, efectuado en 9 países de América Latina, existen cuatro empresas que

se reparten el pastel. El primer operador acapara, en promedio, más del 30% del mercado, mientras

que los cuatro primeros superan el 80%. El medio con mayor índice de concentración es la TV

abierta, con 85%, seguido por la TV por cable (84%) y la prensa (62%). La radio es el medio menos

concentrado, con 31% de cuota de mercado para los cuatro primeros operadores. Entre esos

primeros operadores figuran empresas de los grupos: Televisa de México, Cisneros de Venezuela,

Globo de Brasil y Clarín de Argentina. (Mastrini y Becerra: 2006)

La concentración de los medios constituye una tendencia corporativa y, de esa manera, también

cultural, política y social en todo el mundo. Pero en algunos países de América Latina esa realidad

en el panorama mediático es más grave debido a que no siempre existen restricciones legales a la

propiedad de muchos medios en una pequeña cantidad de manos. Los consorcios más importantes

suelen estar estrechamente imbricados con el poder político. La concentración mediática, aunque se

ha incrementado debido a fusiones, acaparamientos y adquisiciones particularmente desde la ultima

década del siglo XX, ha sido parte de la vida publica en muchos de los países latinoamericanos

durante largo tiempo. Y esa tendencia responde a intereses económicos (al considerar la

comunicación como negocio), pero también a intereses políticos y culturales.

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A través de una campaña mediática se puede infundir miedo a la población para que acepte sin

resistencia ciertas políticas represivas, se puede convencer a las masas trabajadoras de las bondades

de un modelo económico injusto y que beneficia a unos pocos, se difunden estereotipos que

promueven ideas opresoras sobre ciertos sectores de la población, como los pueblos indígenas

(como elemento folcklórico y freno al progreso), las mujeres (como amas de casa y cuidadoras,

además de objetos sexuales relegados al ámbito privado) o el movimiento social (vándalos y

delincuentes, alteradores de la “paz social”). Los medios de comunicación pueden mantener a un

grupo en el poder (continua campaña de los medios colombianos en favor de la política de

“seguridad democrática” contra el narco de Álvaro Uribe) o derrocar a gobiernos democráticamente

electos (Golpe de Estado en Honduras, intento de Golpe de Estado a Chávez en Venezuela). Los

medios de comunicación fungen pues como voceros de los poderes fácticos en el continente: clase

política, económica y eclesial.

Empresas con objetivos perversos: comerciar, hacer negocio, no con cualquier producto, sino con la

cultura, que es nuestra manera de representar el mundo y lo que nos rodea, que determina nuestra

forma de autoidentificarnos y formarnos juicios sobre las identidades de los y las demás, que

impacta directamente sobre nuestras ideas e ideologías. No se está vendiendo un periódico o un

canal de televisión: se está haciendo negocio con nuestra cultura, nuestra identidad y nuestras ideas.

Y este negocio perverso con elementos que no deberían comprarse ni venderse sino ser un bien

social al servicio de los pueblos, reviste de especial gravedad. Segun Martín Becerra y Guillermo

Mastrini, probablemente los investigadores latinoamericanos qué más han trabajado entorno a la

concentración de los medios de comunicación en el continente, “Uno de los principales puntos de

apoyo de las teorías sobre comunicación y cultura es la premisa de que la circulación de

información diversa y plural estimula la convivencia democrática, protege y legitima la diferencia

de opiniones, permite consolidar posiciones, espacios y procesos de construcción cultural con

dimensión autónoma y colabora con el contraste entre perspectivas y análisis para elaborar,

colectivamente, síntesis superadoras a partir de lo real”.

Además hay que tener en cuenta, para valorar correctamente el impacto que tienen los medios sobre

las conciencias, el poder legitimador que ostentan. ¿Por qué hablamos de poder legitimador? Porque

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Page 16: Radio comunitaria en Latinoamérica

en general la gente cree en la palabra que lee en un periódico, que ve en la televisión o que escucha

en la radio. Como tampoco desde las instancias educativas nos han enseñado a desarrollar un

pensamiento crítico, tendemos a dar por verdaderos y fiables los contenidos que encontramos en los

medios de comunicación. Es más, no consideraremos noticia, y seguramente nunca lleguemos a

conocer hechos de enorme trascendencia sobre nuestras vidas, aquello que no aparezca en los

medios de comunicación. En palabras de la comunicadora social peruana Rosa María Alfaro:

“Cuando un medio masivo retrata la realidad, también la legitima. La radio legitima realidades,

temas, personajes, actores, en el ámbito publico. Es decir, quienes salen por la radio adquieren

notoriedad, se les conoce publicamente, son valorados y reconocidos como importantes. Pasan de

ser sujetos privados a publicos, de personas se convierten en actores sociales”.

Veremos que este carácter legitimador ha sido algo muy importante en los procesos de

empoderamiento de determinados colectivos históricamente silenciados (pueblos indígenas,

mujeres, ancianos y ancianas, etc.) que se han llevado a cabo desde las radios comunitarias. Pero es

un arma de doble filo, ya que es la misma lógica que utilizan los medios masivos de comunicación

para “endiosar” a ciertas personalidades y poner en la agenda publica deteminados temas, al tiempo

que invisibilizan a numerosos sectores de la población o silencian temas de interés general.

Los medios legitiman entonces porque la gente cree en lo que oye y ve a través de ellos, la gente

confía, tiene fe (a veces ciega y falta de capacidad crítica) en las palabras e imágenes que presentan.

Por eso los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad, y en función de los intereses

que ostente quién los maneja, potencialidad transformadora y emancipadora... o peligro de

manipulación y control social.

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Page 17: Radio comunitaria en Latinoamérica

MEDIOS COMUNITARIOS, LA VOZ DE LOS PUEBLOS

“El desarrollo de las radios comunitarias en América Latina permite la expresión propia de la gente.

Una cosa es hablar a la realidad y otra escucharla, escuchar qué voces suenan desde la realidad cuando ésta puede expresarse,

cuando la gente practica el derecho a la expresión propia”

Eduardo Galeano.

En este contexto, los medios alternativos luchan por ejercer plenamente su derecho a la

comunicación, en algunas ocasiones bajo el paraguas de la legalidad, en las que más amparados por

la legitimidad que les otorgan sus pueblos y comunidades.

Mientras que para los medios comerciales no hay mayor regulación que lo técnico o económico,

para los medios comunitarios, populares y alternativos, al servicio del desarrollo democrático, se les

ponen restricciones a nivel legal y reglamentario. En la mayoría de los países del mundo las radios

comunitarias tienen límites en la potencia, por ejemplo. Se encuentran así en el limbo legal,

confinadas a la marginalidad. Más adelante profundizaremos acerca de la situación actual en el

debate entorno a la legalidad de las radios, y lo confrontaremos con el concepto de legitimidad.

Pese a este contexto adverso, o quizás en ocasiones gracias a él, medios alternativos de todo tipo no

paran de florecer desde Río Bravo hasta la Patagonia: fanzines y boletines de organizaciones

sociales, televisoras alternativas, blogs y páginas web... y claro, nuestra radio comunitaria.

Comunicación popular en Latinoamérica: construyendo el camino para la radio comunitaria

“Les enseñamos que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sí

el mundo es para que en él nazcan palabras. Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos...

Y les enseñamos a hablar con la verdad, es decir, con el corazón”

Subcomandante Insurgente Marcos

La radio comunitaria es, a día de hoy, una de las herramientas que los pueblos en Latinoamérica

están usando para comunicarse. Pero desde tiempos precolombinos estos mismos pueblos han

tenido siempre la necesidad de comunicarse, creando ricas herramientas para ello.

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Page 18: Radio comunitaria en Latinoamérica

Cuentan las comunidades garífunas, pueblo afrodescendiente que se extiende por la costa caribeña

de Belize, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que sus ancestros y ancestras usaban enormes

caracoles de mar para mandarse mensajes de comunidad a comunidad. Así, este instrumento no sólo

se utilizaba como parte de los rituales y tradiciones espirituales, sino que también era util para

mandarse mensajes de alerta, convocatorias y saludos. Aun hoy, en las remotas comunidades del

“País Garífuna”, ése que todavía escapa a los impactos del mundo moderno y a dónde no llegan

carreteras ni caminos, al que sólo se accede por el mar, puede escucharse el sonido de los caracoles.

A lo largo de la historia de los pueblos latinoamericanos se ha ido introduciendo la tecnología,

entendida como cualquier avance creado por la humanidad para facilitar determinada actividad,

para mejorar la comunicación. De esta manera, se introdujeron las pinturas con pigmentos para

elaborar complejos murales que daban cuenta de la historia de las civilizaciones, muchos de los

cuales aun perduran.

A lo largo del siglo XX se recuperó esta técnica para denunciar a los regímenes autoritarios que

asolaban la región, conmemorar a quienes habían caído en la lucha o hacer llamados a la acción.

Muros y pancartas sirvieron de plataforma de expresión para hacer llegar el mensaje de la lucha a

toda la población, incluyo aquélla que no sabía leer.

Más tarde llegaron los afiches y “mosquitos”, nuestros panfletos, los fanzines, y los “altoparlantes”

(altavoces) en las plazas de los pueblos, desde dónde se daba lectura de las noticias más relevantes,

se lanzaban convocatorias para actividades o movilizaciones o se dejaba el micrófono abierto para

los comentarios de vecinos y vecinas. La llegada de la radio a las comunidades supuso que este

método de transmisión de la palabra oral adquiriera una nueva trascendencia, al superar las

fronteras de la plaza, de la comunidad y llegar más lejos.

Un poco de historia: la radio o la posibilidad de transmitir sonidos sin cables.

El precursor de la radio, o el que inventó la tecnología necesaria para que ésta fuera posible unos

años después, fue el italiano Guglielmo Marconi. El boloñés, entonces joven de 21 años, logró que

un timbre en el sótano de su casa sonara apretando un botón situado en la buhardilla. ¿Por qué

decimos que este invento fue necesario para desarrollar la tecnología que haría posible la radio?

Porque entre el timbre y el botón no había ninguna conexión, los dos puntos se unían unicamente

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Page 19: Radio comunitaria en Latinoamérica

por las ondas hertzianas.4

Unos años más tarde Marconi logró reproducir su hallazgo con un poco más de distancia entre los

dos puntos: 1000 metros. Después vendría la separación del canal de La Mancha, y más tarde, la

conexión (sin cables) entre Inglaterra y Canadá.

Los mensajes podían entonces compartirse en tiempo real de un punto a otro, incluso con grandes

distancias entre ambos, incluso con océanos y montañas de por medio. Todo el mundo podía recibir

las señales... pero no todo el mundo podía decodificarlas, ya que todavía estos mensajes estaban

cifrados en código morse.

Pero en 1906 el canadiense Reginald Fessenden da un paso más hacia la democratización de la

tecnología radial: realiza la primera transmisión de sonido. Los radiotelegrafistas de los barcos que

navegaban frente a las costas de Nueva Inglaterra no sólo captaron impulsos codificados en clave

morse, sino una emocionada voz leyendo el relago del nacimiento de Jesus y acompañada por un

disco de Haendel. Aunque fue un paso enorme para lo que más tarde sería la radio, el

descubrimiento de Fessenden apenas cubría una distancia de un kilómetro y medio.

El norteamericano Alexander Lee Forest puso fin a este limitante tan sólo un año más tarde:

descubre unas válvulas de electrodos que transforman las modulaciones del sonido en señales

eléctricas, y que podían ser repetidas cubriendo grandes distancias. Este ese el nacimiento de la

radio tal como la conocemos hoy: “sin distancias, ni tiempo, sin cables, ni claves, sonido puro,

energía irradiada en todas direcciones desde un punto de emisión y recibida desde cualquier otro

punto, segun la potencia de las válvulas amplificadoras” (López Vigil: 2009). Las llamó audiones, y

con su invención declaró inaugurado el “imperio invisible del aire”.

En América Latina la primera transmisión de radio tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina: un grupo

de entusiastas retransmitió desde la azotea de su casa una ópera de Wagner a toda la ciudad. Ese 27

de agosto de 1920, a las 9 de la noche, fue emitido el primer programa de radio dirigido a publico

abierto que se pudo escuchar en el continente latinoamericano.

4 En 1887 el sabio alemán Heinrich Hertz había demostrado la existencia de las ondas electromagnéticas capaces de transmitir energía sin necesidad de cables.

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Page 20: Radio comunitaria en Latinoamérica

La expansión del invento dió lugar a la creación en todo el mundo de incontables emisoras

radiofónicas, que supieron ver el carácter innovador en cuanto a transmisión de mensajes de manera

inmediata a un publico masivo. En 1922 se funda en Londres la BBC mientras Lenin habla desde la

URSS de las grandezas de ese nuevo “periódico sin papel y sin fronteras”. En 1924 habia más de

seis millones y medio de radioreceptores en el mundo. La radio se expandía imparable como ningun

medio de comunicación lo había logrado hasta entonces (hasta la llegada del Internet).

Y eso que todavía no se había inventado el transistor. Hasta el momento se sintonizaba la señal de

radio a través de los tubos amplificadores de Lee Forest, invención muy costosa a la que sólo

podían acceder las clases adineradas. Pero en 1948 se empiezan a comercializar a bajo coste los

transistores inventados por John Bardeen, Walter Brattain y William Shockley, que obtendrían por

su hallazgo el Premio Nobel. La radio ya era para todos y todas.

¿Qué es una radio comunitaria?

Antes de adentrarnos en la historia e ideosincracia de la radio comunitaria como herramienta de

transformación al servicio de los pueblos, vamos a contextualizar el mismo concepto de “radio

comunitaria” y el porqué de su dispersión a lo largo y ancho del continente latinoamericano.

El término “radio comunitaria” se aplica a modelos muy diferentes y diversos de hacer radio, en

función del contexto y de determinados intereses,

En general, las radios comunitarias son emisoras que, no sólo se encuentran ubicadas en

comunidades (rurales o urbanas), sino que son propiedad de las mismas, y son ellas las que las

manejan y gestionan, al servicio de toda la población.

Para afinar un poco más el concepto, veamos lo que nos dice el comunicador y radialista

apasionado José Ignacio López Vigil:

“Cuando una radio promueve la participación de los ciudadanos y defiende sus intereses; cuando

responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza su primera propuesta;

cuando informa verazmente; cuando ayuda a resolver los mil y un problemas de la vida cotidiana;

cuando en sus programas se debaten todas las ideas y se respetan todas las opiniones; cuando se

20

Page 21: Radio comunitaria en Latinoamérica

estimula la diversidad cultural y no la homogenización mercantil; cuando la mujer protagoniza la

comunicación y no es una simple voz decorativa o un reclamo publicitario; cuando no se tolera

ninguna dictadura, ni siquiera la musical impuesta por las disqueras; cuando la palabra de todos

vuela sin discriminaciones ni censuras, ésa es una radio comunitaria” (López Vigil : 2009)

También conviene desenredar el concepto e intentar llegar a una aproximación de su función y

valor, ya que frecuentemente ha sido tildada despectivamente de “radio pirata”. El calificar a estas

radios como piratas, se entiende dentro de la lógica legalista que criminaliza a los medios de

comunicación que no han obtenido los permisos gubernamentales necesarios para trabajar. Unos

permisos prácticamente imposibles de conseguir dentro del marco jurídico extremadamente

restrictivo en que se mueven. Más adelante hablaremos de las legislaciones acerca de radiodifusión

existentes en la región.

Con la proliferación ya imparable de emisoras al servicio de los pueblos surgen nuevos debates

entorno a su identidad y conceptualización: radio alternativa (término deshechado por algunos

sectores por considerar que no se trata de ser la “alternativa” de lo masivo y establecido, sino de ser

masivos y con plenitud de derechos en sí mismos); radio libre (concepto importado de las

experiencias europeas apropiado por algunas emisoras en las grandes metrópolis latinoamericanas,

como México DF) e incluso radios piratas (designación usada mayoritariamente de forma

despectiva por los detractores de estas iniciativas remarcando su carácter “ilegal”, pero que en

ocasiones ha sido reapropiado por las mismas radios para resignificar el concepto).

“Las radios se llaman de manera distinta en cada país: “Libres” en Brasil, “Truchas” en Argentina,

“Participativas” en Nicaragua, “Populares” en Ecuador, “Comunales” en El Salvador, “Indigenistas”

en México; cambia el traje pero no el monje. En esta línea, el objetivo de todas estas experiencias es

el mismo: mejorar el mundo en que vivimos. Democratizar la palabra para democratizar la sociedad

injusta a la que nos quieren acostumbrar los dueños del dinero y el poder”. (Geerts y Van Oeyen :

2001)

En muchas ocasiones, el concepto “comunitaria” ha sido apropiado por instituciones y poderes con

el fin de manipular a la población y obtener beneficios. Es el caso de las radios evangélicas en

Guatemala, que han estado usando los ultimos años el adjetivo de “comunitarias” para beneficiarse

21

Page 22: Radio comunitaria en Latinoamérica

de la protección legal que brindan algunas organizaciones de carácter internacional como la

Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) y porque bajo el paraguas de

“comunitarias” es más fácil calar y así imponer su mensaje “evangelizador” y proselitista en las

comunidades. Pero estas radios no son propiedad de las comunidades, y en pocos casos están

manejadas por ellas, lo unico que las hace “comunitarias” es el hecho de encontrarse físicamente

instaladas en comunidades del área rural.

En resumen, el concepto “radio comunitaria” ha sido usado de diversas maneras, y las mismas

radios al servicio de los pueblos se autodenominan de diferentes maneras. Un punto de partida que

puede sernos util a la hora de identificar a estas radios puede ser, como propone el especialista

peruano en derecho a la comunicación Rafael Roncagliolo, fijarnos en su logica de funcionamiento,

o sus objetivos. Este autor habla de tres lógicas de funcionamiento que marcan la diferencia entre

los diferentes medios de comunicación: la lógica de la rentabilidad económica, propia de los medios

comerciales, la lógica de la rentabilidad política que preside los medios estatales (o partidistas) y

una tercera lógica, la de la rentabilidad sociocultural, que define a los medios comunitarios.

(Roncagliolo : 1996)

¿Por qué la radio? Idoneidad de la herramienta en el contexto latinoamericano.

“La radio sigue siendo el medio de comunicación más universal. Puede decirse que los ciudadanos se enteran de las noticias por la radio,

las confirman por la televisión y las reflexionan, al día siguiente, con el diario”

Rafael Roncagliolo

Puede que nos parezca que la cita de Roncagliolo concede una importancia excesiva al papel de la

radio, sobretodo teniendo en cuenta que fue hecha antes de la revolución tecnológica que ha

supuesto Internet y la transformación en las formas de comunicarnos e informarnos que ha supuesto

su extensión exponencial. Pero en la realidad latinoamericana, la de 130 millones de habitantes del

área rural o la de 33'7% de personas que subsisten en las zonas marginadas de las grandes urbes de

este continente5, en zonas donde no llega el Internet6, y en ocasiones, ni siquiera la luz; la radio

5 Datos extraídos del informe “Población, territorio y desarrollo sostenible”, CEPAL, 2012.6 Aunque el porcentaje de usuari@s de Internet en América Latina y el Caribe ha aumentado muchísimo los ultimos

años, apenas un 39% de la población tiene acceso a este servicio (concentrándose la inmensa mayoría en áreas urbanas). Datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, junio 2012.

22

Page 23: Radio comunitaria en Latinoamérica

sigue siendo la protagonista.

Miguel Andrade, director de Radio Intag, radio comunitaria en la comunidad de Peñaherrera, en los

Andes ecuatorianos, contaba que puedes ir “escuchando la radio sin radio en el pueblo”. ¿Cómo se

hace eso?, se preguntarán. Todo el mundo en Peñaherrera escucha Radio Intag, y su programación

se escapa por las ventanas y por debajo de las puertas de esta pequeña aldea, en una especie de hilo

musical e informativo continuo. Ni la television ni el Internet (que sí llega a la comunidad) han

logrado desplazar el pequeño transistor que habita en cada uno de los hogares.

En las ultimas décadas ha crecido asombrosamente el numero de radios, comunitarias y

comerciales, en toda América Latina. Mientras en Occidente este tipo de emisoras surgen

mayoritariamente en los nucleos urbanos, en Latinoamérica hay multitud de radios que nacen en el

seno de comunidades rurales, a veces muy aisladas. Veamos los motivos de esta cristalización de la

radio como herramienta de comunicación tanto en nucleos urbanos como en comunidades rurales en

Latinoamérica.

En primer lugar, la radiodifusión se basa en la transmisión de mensajes a través de la palabra oral.

La oralidad ha sido y sigue siendo la vía en que los pueblos en Latinoamérica han transmitido su

conocimiento de generación en generación. Por eso, el uso de la radio para comunicarse e

informarse ha sido ampliamente aceptado en las sociedades latinoamericanas, pues no rompe con su

tradición oral ancestral. Como dice el radialista apasionado José Ignacio López Vigil, “Al principio

eran las palabras. La sabiduría pasaba de boca a oreja, de oreja a boca, de generación en generación,

en una tradición oral que duró muchos siglos, equivalente al 99% de toda la historia humana”.

(López Vigil : 2009)

En segundo lugar, el éxito de la radio también se debe a que, a día de hoy sigue habiendo altos

índices de población analfabeta en la mayoría de países latinoamericanos, tanto en el ámbito urbano

como en el rural7, por lo que la transmisión oral de los mensajes es a veces la manera más efectiva

de alcanzar a un mayor numero de personas.

En tercer lugar, el ascenso imparable del numero de emisoras en el continente se debe a la

constatación de dos fenómenos intrínsecamente ligados a la radio: su potencial de alcance

geográfico y la inmediatez de difusión de contenidos.

El alcance geográfico de una emisora de radio depende de varios factores: tipo de onda que utilice

7 Segun los datos proporcionados por los Gobiernos de la región, hay más de 25 millones de personas analfabetas en América Latina, principalmente en Brasil y México, los países más poblados.

23

Page 24: Radio comunitaria en Latinoamérica

(la Frecuencia Modulada o FM tiene un alcance más limitado que la Amplitud Modulada o AM), la

potencia del equipo (que se mide en watts), la altura de la antena, la orografía del terreno (cuanto

más montañoso, más difícilmente llega la señal a comunidades alejadas) y la mayor o menor

saturación de frecuencias en determinadas franjas del dial.

En cuarto lugar, los costes del equipo técnico necesario para transmitir y recibir la señal de radio

son relativamente bajos. Un equipo de transmisión sencillo se puede conseguir por unos 1000USD

o menos si es usado, y el equipo de recepción (un transistor), sale alrededor de 6USD. Estos bajos

costes hacen de la radio una herramienta de comunicación asequible incluso para comunidades de

bajos recursos, pero que se organizan para reunir el capital necesario o buscan apoyos solidarios.

En quinto lugar, la facilidad en el aprendizaje del manejo de los equipos. Una vez instalada la radio

(lo que sí requiere algunos conocimientos técnicos más avanzados), el manejo de los equipos de

transmisión del día a día es bastante sencillo. Básicamente, el equipo que utiliza un radialista es una

grabadora o minidisco, la mezcladora o mixer y, en algunos casos, un ordenador. Hay emisoras de

radio muy sencillas que en vez de usar el ordenador para poner la musica, utilizan un discman o

hasta un walkman o “radiocasetera”.

Estos motivos hacen de América Latina el continente radiofónico por excelencia, por la

importancia social que juega este medio. Un indicador es la cantidad de radio receptores mil

habitantes en comparación con otros continentes “en desarrollo”: América Latina: 412; Asia

Oriental: 306; Países Árabes: 269; África Sub-Sahariana: 202; Sur Asia: 1188.

8 Fuente: UNESCO 1999. Http://uis.unesco.org/statsen/statistics/yearbook/tables/CultAndCom/Table_IV_S_3.html

24

Page 25: Radio comunitaria en Latinoamérica

Micrófonos para el Pueblo: Historia de la Radio Comunitaria en América Latina

“Es un atrevimiento tratar de resumir la historia de todo un movimiento político comunicacional en tres o cuatro páginas.

La dedicación de sus gentes, la creatividad de sus comunicadores y comunicadoras populares, el significado para los movimientos populares, la represión que sufrieron y siguen sufriendo,

la belleza de sus formatos radifónicos, las discusones sobre su identidad, su compromiso institucional, los festivales de música, los avances tecnológicos,

los reporteros populares, el cambio cualitativo con las coordinadoras nacionales; cada uno de esos temas merecería un largo capítulo”

La Práctica Inspira (Geerts, van Oeyen y Villamayor : 2004)

Retomo estas palabras al inicio del apartado dedicado a narrar la historia de la radio comunitaria de

La Práctica Inspira (probablemente, el trabajo de investigación publicado más completo entorno a

la Radio Comunitaria en América Latina), ya que me parece muy acertado y por que finalmente

resume en unas líneas algunos de los hitos o factores decisivos en la historia de esta herramienta de

la comunicación popular.

Ciertamente, la historia de la radio comunitaria en el continente es, además de apasionante, muy

compleja y siempre vinculada a momentos históricos políticos, sociales y culturales que han ido

configurando América Latina hasta nuestros días. Por lo que hablar de la historia de la radio

comunitaria en América Latina es hablar de la misma historia del continente, con sus luchas, retos,

represión, sueños, victorias y derrotas. Es hablar de sus pueblos, de sus sentires y pensares. Es

hablar de un proceso a través del cual “no es que se haya dado voz a los sin voz, porque ellos

siempre tuvieron voz, pero les había sido negada”, como decía el padre Ernesto Narcisi al hablar de

la FM Bajo Flores, radio comunitaria en el corazón de una de las villas más marginadas de Buenos

Aires.

Generalmente se suele situar el inicio de este “movimiento radiofónico comprometido con las

mayorías populares” (más adelante explicaremos el porqué de su consideración como

“movimiento”) en el año 1947, en Sutatenza, Colombia. El padre José Joaquín Salcedo se da cuenta

del potencial de la nueva invención para llevar a cabo su misión alfabetizadora. Gracias a su

empeño nace entonces Radio Sutatenza, a la que el padre definirá como “Radio Educativa”. Como

en aquella época se consideraba que la deficiencia de la educación era la causa fundamental de la

25

Page 26: Radio comunitaria en Latinoamérica

pobreza y del atraso en el continente, Radio Sutatenza se puso como objetivo la educación formal a

distancia. El padre consiguió ayuda económica e instaló la radio, armó un equipo de educadores y

educadoras, para producir y difundir las lecciones por radio y, paralelamente, para hacer

seguimiento presencial de la campaña en las comunidades. Consiguió gran cantidad de transistores

a pilas y los distribuyó a las familias que se inscribieron en la campaña de alfabetización.

Lo que quizás no sabía el padre Salcedo era que su pequeña emisora en las veredas de Boyacá se

convertiría en inspiradora de otras experiencias en el continente latinoamericano durante las

siguientes décadas.

Otra de las experiencias pioneras fueron las cerca de 30 radios mineras en Bolivia, fundadas por los

trabajadores mineros a través de sus sindicatos como instrumentos para hacer conocer sus derechos

laborales. La radio se empieza a vincular en esta experiencia a la participación política y a la

reivindicación de derechos.

La idea, de hecho, se la da el patrón. En el año 1947, la Empresa Minera Catavi, mandó instalar un

sistema de amplificación con altavoces en los lugares publicos de la población. Por ese medio se

pasaban diariamente informativos, mensajes del presidente de la Republica y programas musicales.

El Sindicato de Mineros de Catavi se dió cuenta del potencial de la herramienta, y la empezaron a

implementar a través de una red de altavoces instalados en los lugares más concurridos, dotando su

programación de contenido político y movilizador.

Una persona trabajaba a tiempo completo con el sistema de amplificación, leyendo noticias,

comunicados sindicales y avisos. También se pasaba musica, invitando a artistas locales a actuar.

Muchos mineros se convirtieron en “corresponsales obreros” que pasaban noticias desde sus centros

de trabajo.

Dos años más tarde, en 1949, se instala Radio La Voz del Minero, primera radio minera de Bolivia.

La radio nace en la sección Siglo XX de la Empresa Minera Catavi, la mayor empresa de

producción de estaño de América del Sur.

26

Page 27: Radio comunitaria en Latinoamérica

En poco tiempo el ejemplo de los altavoces y Radio La Voz del Minero se fue extendiendo a otras

regiones mineras del país. En 1954 existían 24 radios en 15 distritos mineros. Con ellas se formó la

Red de Radios Mineras, que se ponían en cadena (enlazando unas con otras su transmisión) cada

vez que ocurría algo importante en el país. En sus mejores años, la cadena estaba integrada por una

red de 30 radios en todo el país, incluidas, además de las radios mineras, varias emisoras

estudiantiles, campesinas y de la Iglesia.

Una de las “cadenas” más recordadas fue la que se realizó durante la “Masacre de Todos Santos”,

del 1 al 16 de noviembre de 1979, cuando el Ejércitó intentó dar un golpe militar. Se unieron a esa

histórica cadena por lo menos 50 radios educativas, religiosas, populares y hasta comerciales de

otros departamentos y provincias. Juntas resistieron transmitiendo conjuntamente sin parar, durante

16 días. Se llamó a esa retransmisión “Cadena de la Democracia” y terminó con la salida del

Palacio de Gobierno de los militares golpistas.

A partir de los años 70, época de dictaduras y estados autoritarios en el continente, comienza a

desarrollarse esta tendencia más politizada dentro de la radio educativa. Muchas radios que se

identificaban, tras la pionera Sutatenza, como “educativas”, comenzaron a introducir el método de

la “educación liberadora” de Paulo Freire, que luego se diseminaría por el continente como

“educación popular”. Más que la adquisición de conocimientos, esta educación buscaba alcanzar en

los sujetos una conciencia política, su organización y movilización para la transformación social. Se

buscaba pues que las y los “educandos” (protagonistas de la acción educativa) se convertieran en

sujetos de transformación de sus propias realidades.

A la inspiración educativa hay que sumarle la que vino de la mano de la llamada teología de la

liberación, que, desde un compromiso con los y las pobres y oprimid@s, puso la fe cristiana al

servicio de la transformación de las estructuras injustas.

Durante la década de los años 70 surgieron en América Central las llamadas radios insurgentes o

guerrilleras, en manos de los diferentes movimientos revolucionarios de liberación nacional que

combatieron contra las dictaduras y regímenes autoritarios que oprimían a sus pueblos. Estas

emisoras jugaron un papel importantísimo, primero en onda corta para comunicarse entre los

diferentes frentes muy separados geográficamente y después, ya en frecuencia abierta, para conectar

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Page 28: Radio comunitaria en Latinoamérica

con la población en general y romper el cerco informativo ejercido por los gobiernos dictatoriales.

Así animaban y empoderaban a sus pueblos al narrarles sus victorias en combate. Estas radios

llegaron a ser un terrible dolor de cabeza para los poderes dictatoriales, y su objetivo fue encontrar

sus transmisores y acabar con su labor informativa al servicio de los pueblos, como en el caso de

Radio Venceremos, emisora del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador. No

lo lograron, e incluso se puede afirmar que su labor incansable, informando y animando a la

población, fue uno de los factores que llevó a los movimientos insurgentes finalmente al poder.

En los años 80, se empieza a hablar de “radio popular”: “la radio que nació educativa, siguió el

proceso social y político de la región y fue transformándose en radio popular. Abandonó como

principal objetivo la alfabetización y la educación a distancia y definió nuevas misiones vinculadas

a la idea de cambio de la estructura de la sociedad y a la busqueda de una sociedad justa, con

solidaridad y equidad” (Villamayor y Lamas: 1998). Se la empieza a llamar “popular” por su

creciente vinculación al movimiento popular, en una alianza natural que llega hasta nuestros días.

No será hasta la década de los años 90, con el advenimiento de las democracias en algunos países

latinoamericanos, cuando se empiece a usar el concepto “radio comunitaria”. La radio define así la

comunicación como medio pra crear comunidad en muchos sentidos: comunidades geográficas,

sociales, culturales, etc. Paralelamente a esta nueva definición de la herramienta surge el concepto

“radio ciudadana”, ya que su misión se relaciona directamente con el ejercicio de otros derechos

que tienen que ver con ejercicio de la ciudadanía, a nivel individual y colectivo, entendiendo este

ejercicio como la capacidad de todas las personas de ser sujetos con derechos propios y con

incidencia política en su entorno.

Tejiendo redes de comunicación: ¿Por qué hablamos de “movimiento de radios

comunitarias”?

Si bien se observan, como hemos visto, importantes diferencias entre conceptos y prácticas, en

esencia estas radios (se autoidentifiquen como comunitarias, populares, alternativas, educativas,

ciudadanas, etc.), buscan expresar “discursos específicos que no son atendidos por los medios

masivos imperantes” (Peppino : 1996).

28

Page 29: Radio comunitaria en Latinoamérica

Además de lo aportado en el capítulo anterior entorno a los rasgos distintivos de la radio

comunitaria, segun La Práctica Inspira se pueden encontrar siete características fundamentales

dentro de su ideario, con que transcienden el propio medio:

a) Apoyan y promueven cambios sociales, necesarios para lograr una sociedad más justa.

b) Representan proyectos de vida ligados a luchas y reivindicaciones de grupos y movimientos

diversos.

c) Piden y construyen el acceso a la palabra a todos los grupos y sectores de la población.

d)Toman en cuenta las necesidades prioritarias de las comunidades a las que sirven.

e) Privilegian la dimensión participativa en sus prácticas comunicacionales e institucionales.

f) No se dejan guiar por el lucro como motor de sus acciones.

Si nos atenemos a estas características generales vemos que existen cientos, miles, de radios en el

continente que las comparten, y por tanto, podemos hablar de un movimiento en el sentido de

“desarrollo y propagación de una tendencia religiosa, política, social, estética, etc. de carácter

innovador”9.

Este movimiento busca articularse a través de diversas redes o asociaciones, a nivel local, nacional,

regional, continental e internacional, para así optimizar recursos, potenciarse mutuamente,

compartir producciones y experiencias, construir colectivamente un proyecto político

comunicacional que las reconozca y favorezca y, en definitiva, lograr una mayor incidencia social.

¿Cuál es la diferencia entre red y asociacion?

“El término 'asociación' expresa la idea de un grupo de personas o instituciones que se juntan para

perseguir un objetivo comun. Como forma de organización optan por la figura legal de 'asociación'.

La 'red' es un espacio de concertación y coordinaciones entre sus integrantes. Nace desde iniciativas

dispersas y aisladas que buscan articularse. Puede ser impulsada por una asociación, una federación,

una coordinadora o por varias instituciones, para lograr los objetivos compartidos. El concepto y la

práctica de las 'redes' es relativamente nuevo y está cristalizándose poco a poco.”(Geerts y Van

Oeyen: 2001).

9 Fuente: Real Academia Española.

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Page 30: Radio comunitaria en Latinoamérica

Cada vez son más las radios comunitarias que buscan aliarse con otras radios hermanas y formar

redes, espacios de confluencia (muchas veces virtual desde la llegada masiva del Internet) en los

que se comparten materiales y, ante todo, se fortalecen los lazos identitarios entre sus miembros.

Esta estructura con multiples nodos ha hecho que se pueda hablar de un “movimiento” de radios

comunitarias, en el que las redes juegan un papel muy importante, como dinamizadoras e

impulsoras de iniciativas y proyectos a nivel local, nacional o internacional.

El presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias, Néstor Busso, ve fundamental el papel de

las redes para vitalizar el movimiento de radios comunitarias: “Creo que para hacer contrapeso al

poder de los grupos concentrados, es necesario multiplicar las voces y los medios cercanos a la

gente. Las radios populares o comunitarias son una alternativa trabajando en red, se fortalecen y

logran un impacto que les permite ser realmente una alternativa a los grandes grupos multimedia.

Cada radio sola y aislada se convierte en marginal y dificilmente puede sustentarse”.

Las dos redes con mayor incidencia y presencia en América Latina son ALER (Asociación

Latinoamericana de Educación Radiofónica) y AMARC (Asociación Mundial de Radios

Comunitarias). Entre las dos suman más de 500 asociadas en todo el continente, entre radios

comunitarias, centros de producción radiofónica y Coordinadoras Nacionales de Radio.

ALER es una asociación civil, constituida por instituciones de América Latina y el Caribe que

hacen comunicación radiofónica popular y educativa. Trabaja, junto a otros actores sociales por la

democratización de las comunicaciones, por el desarrollo humano sostenible y por la construcción

de sociedades con mayor justicia, mayor equidad y mayor democracia.

Nace en 1972, cuando 18 radios de la Iglesia Católica deciden asociarse. Estas emisoras venían

alfabetizando a distancia, especialmente en el área rural. Al asociarse, buscaban mejorar la

planificación y evaluación de los programas educativos, capacitar al personal de las emisoras,

encontrar apoyo económico internacional, entre otros objetivos.

La radio puramente educativa pronto cambió, como hemos visto en el apartado de Historia de la

Radio Comunitaria. ALER se transformó, al ritmo que le dictaban sus asociadas, en asociación de

radios populares. Este cambio de identificación (pese a que muchas de las emisoras no perdieron su

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Page 31: Radio comunitaria en Latinoamérica

componente eminentemente educativo) inauguró un modelo participativo en los medios, donde se

privilegió la palabra del pueblo humilde, excluido. Las radios asociadas a ALER combatieron a las

dictaduras que asolaron el continente, contribuyendo a romper el cerco mediático que los mismos

imponían y mantenían desinformada a la población.

El cambio de ALER se dió también en su constitución. De ser en sus inicios una asociación de

radios “de inspiración católica-cristiana” pasó a identificarse como asociación de radios “de

inspiración cristiana y/o humanista”, acogiendo así a instituciones no necesariamente ligadas a la

Iglesia.

ALER asumió con fuerza una función de formación y orientación en los conceptos y objetvos de la

radio popular, facilitando talleres a lo largo y ancho del continente, usando metodologías

participativas y vivenciales segun lo enseñado por Paulo Freire. Una generación de comunicadores

y comunicadoras populares se formó en estos talleres, cursos, seminarios. Además ALER aportó

mucho al trabajo de sistematización de la experiencia en comunicación popular y radio comunitaria

en el continente, a través de estudios e investigaciones y manuales didácticos de capacitación.

Otro de los grandes aportes de ALER al movimiento de radios comunitarias ha sido su contribución

a ir superando la brecha tecnológica, investigando y acercando nuevas tecnologías que pudieran

servir al funcionamiento diario de las radios y a su caminar como red. Por ejemplo, desde 1997,

cuentan con un servicio radiofónico de interconexión satelital, cuyos soportes principales son el

satélite y el Internet. Este sistema innovador cuenta a su vez, desde 2004, con 8 estaciones terrenas,

en igual numero de países, con posibilidades de subir la señal al satélite e interconectarse

simultáneamente en vivo y en directo. Esta tecnología ha aportado muchísimo a la consolidación de

la red, al permitir descargar en tiempo real la señal radiofónica de eventos, movilizaciones, foros,

etc. de suma importancia para todo el continente. Además, gracias primero al satélite y más tarde al

Internet (la mayoría de asociadas cuentan con conexión), las radios han podido compartir sus

producciones, informaciones, denuncias y convocatorias, consolidando también así su identidad

como integrantes de la red, al visibilizar sus luchas y comprobar muchas veces cuán cercanas son a

las de radios muy alejadas.

31

Page 32: Radio comunitaria en Latinoamérica

En 2012 ALER cuenta con 83 socias, entre radios comunitarias, coordinadoras nacionales y centros

de producción.

AMARC, a diferencia de ALER, es una asociación de carácter mundial. Se define como

“movimiento ciudadano, político y comunicacional que trabaja en red para lograr incidencia en la

sociedad”.

Otra de las diferencias con ALER es que integra no sólo a radios o centros de producción

radiofónica, sino que también a programas radiales y periodistas individuales, investigador@s de la

comunicación, redes locales, áreas de radio de universidades y de organizaciones de la sociedad

civil.

Su misión es la de promover los medios comunitarios para la democratización de las

comunicaciones y garantizar la libertad de expresión y el derecho a la comunicación como una de

las bases fundamentales de toda democracia, como así también contribuir al desarrollo equitativo y

sostenible de los pueblos.

Su secretaría general está en Montreal, Canadá, y tiene oficinas en los cinco continentes. AMARC

América Latina y el Caribe (AMARC-ALC) tiene referentes políticos en cada país y un Consejo

Regional formado por un representante por sub-región: Cono Sur, Centroamérica, Andinos, Brasil,

México, más la vice presidencia regional y la representante de la red de mujeres.

Cuenta con asesorías en capacitación, producción e investigación que funcionan de manera

descentralizada a través de los siguientes programas: Programa de Legislaciones y Derecho a la

Comunicación, Programa de Gestión, Programa de Capacitación, Programa de Género y Agencia de

Noticias Pulsar.

AMARC Internacional tiene alrededor de 4000 asociadas en más de 110 países y fue fundada en

1983. AMARC-ALC nació hace 22 años funcionando y cuenta con 400 socias en América Latina y

el Caribe. Muchas de las emisoras y centros de comunicación son afiliadas tanto a AMARC como

ALER, algunas a sólo una de las redes y otras a ninguna.

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Page 33: Radio comunitaria en Latinoamérica

Además existen infinidad de redes a nivel regional, como es la experiencia de la Red

Mesoamericana de Radios Comunitarias; y a nivel nacional:

� Asociación de Radios Populares del Salvador – ARPAS

� Coordinadora de Radio Popular Educativa del Ecuador -CORAPE

� Foro Argentino de Radios Comunitarias – FARCO

� Federación Guatemalteca de Educación Radiofónica – FGER

� Coordinadora Nacional de Radios del Peru – CNR

� Asociación Nacional de Radios Comunitarias de Chile – ANARCICH

� Educación Radiofónica de Bolivia – ERBOL

� Unión Dominicana de Emisoras Católicas – UDECA

� Associação Brasilera de Radiodifusão Comunitária – Abraço

� En Colombia hay 25 redes de radios comunitarias, como la Red Colombiana de Radios

Comunitarias - RECORRA

A veces se conforman redes incluso superando las fronteras geopolíticas y aliándose segun afinidad

política, cultural o por ejes de trabajo. Se puede diferenciar la pertenencia de las radios a

asociaciones (cómo podrían ser AMARC, ALER o las coordinadoras nacionales), de la pertenencia

a “redes”: “Antes las radios ya se unían a asociaciones o coordinadoras pero el trabajo en red es de

otra lógica. Es menos institucionalizado, más horizontal, flexible a las necesidades del momento y

con mucha atención a la participación interactiva y al trabajo descentralizado”. (Geerts, Van Oeyen

y Villamayor : 2004)

Un ejemplo de estas dinámicas de carácter más autónomo y que surgen de la propia iniciativa de las

radios es la Red Mesoamericana de Radios Comunitarias, experiencia de red autogestionada y

autoconvocada, que nace de la experiencia de 10 emisoras en Guatemala y Honduras. Estas radios

encuentran como punto de confluencia su pertenencia cultural a la región que llamamos

Mesoamérica (del centro de México a Panamá) y el compartir problemáticas muy similares, como

son la lucha por los recursos naturales, la resistencia a la implantación de tratados de libre comercio,

y la reivindicación y preservación de sus culturas ancestrales. Es esta una experiencia de “red de

base” ya que responde a la necesidad de las mismas radios y no hay ningun “ente superior” que

impulse o proponga el proyecto. Todas las radios son miembros en igualdad de condiciones, las

33

Page 34: Radio comunitaria en Latinoamérica

decisiones se toman asambleariamente y se van buscando pequeños financiamientos en función de

los proyectos que la red plantee, desde encuentros regionales para compartir experiencias a procesos

de capacitación facilitados por comunicador@s de las radios miembras a otras radios que ya están

participando o que tienen interés en adherirse.

En cuanto a la articulación en redes de carácter temático o sectorial un buen ejemplo son las

diversas redes que está impulsando ALER. Aunque no surgen en principio de iniciativas autónomas

sino institucionales (a propuesta de ALER), han adquirido un notable grado de descentralización y

autonomía, apropiándose en algunas de ellas los colectivos que forman parte del proyecto en red.

Red Joven, de Sonidistas, de Radios Mayas, de Educación y Comunicación son algunas de las redes

temáticas que, unas con mayor éxito que las otras, están siendo impulsadas por ALER para que sus

radios asociadas se apoderen de ellas y les den vida.

Quizá el caso más exitoso, y que ya cuenta con una notable autonomía y buen funcionamiento, es el

caso de la Red Kiechwa Satelital. Se trata de un proyecto que nace en ALER en el año de 1997

como parte de una estrategia institucional de intercomunicación e incidencia comunicativa.

Está integrada por comunicadores quechuas, kichwas de los países de Ecuador, Peru, Bolivia y

Argentina, comunicadores que trabajan en radios comunitarias, educativas, populares con

programación quechua y kichwa.

¿Por qué “Kiechwa”? En su página web10 nos lo explican: “Porque en Ecuador se habla el Kichwa,

en Bolivia y Peru se habla el Quechua ¿entonces como identificarnos lingüísticamente?, es asi que

damos el primer paso para entendernos, creamos contra toda lógica lingüística la palabra

KIECHWA, que no solo correspondió a una forma práctica de resolver un problema lingüístico

entre los quechuas y kichwas, sino que deja entrever el sentido de la RED que estábamos

construyendo y que si es posible que los kichwas y quechuas de estos países se entiendan”.

"K ´uychita Simp´arispa" quiere decir “trenzar el arco iris” y significa "el crear, unir, hacer una

trenza con la diversidad de los colores de las identidades que nos hace un solo pueblo", buscando la

unificación, el re-encuentro con las raíces, cultura, raza, identidad, lengua, idioma”.

10 http://rks.aler.org/

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Page 35: Radio comunitaria en Latinoamérica

La red Kiechwa de comunicación radiofónica intercultural de ALER, se propone fortalecer la

identidad de los pueblos Kichwa y Quechua partiendo desde sus potencialidades, para contribuir,

mediante acciones comunicacionales, a la recuperación de sus valores culturales y a la superación

de su situación de pobreza y exclusión social y política. Todo ello en la perspectiva de construir una

sociedad justa, solidaria, equitativa, democrática y con desarrollo sostenible.

Redes coyunturales o estratégicas se tejen continuamente entre las radios comunitarias parte del

movimiento. Como en la experiencia del programa radial “Callos y Guatita”, proyecto en el que

radios ecuatorianas enlazan con emisoras españolas para crear un puente de comunicación entre los

y las migrantes ecuatorianas en éste país y sus familiares y amigos en América Latina. Red

estratégica binacional es la creada entre Radio Marañón, La Voz de la Selva y Cutivalu, en Peru,

con sus hermanas ecuatorianas, para convertir una frontera marcada por la guerra en zona de paz e

intercambio. La emisora Raudal FM crea su red de voceros y voceras indígenas como primer paso

hacia una red de radios comunitarias en la selva venezolana.

Así, tejiéndose como los hermosos bordados que visten a los pueblos en América Latina y el Caribe,

se entrelazan los hilos de las radios comunitarias en el continente. Conformándose un tejido más

fuerte y resistente que los hilos por sí solos, que aportan, cada uno desde su especificidad y

diversidad, un color diferente, una textura desigual. Y cuando el tejido ya no nos sirve, lo

deshacemos y nos enredamos con nuevos hilos. Esta es la lógica de la conformación de redes

comunicacionales en América Latina.

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Page 36: Radio comunitaria en Latinoamérica

Protagonistas: el o la comunicadora popular

“El tiene su verdad, su información, su denuncia; en fin, algo que él considera necesario hacer saber.

Emite su mensaje: escribe su artículo, edita su libro, publica su boletín, produce su audiovisual.

Y se queda en paz con su conciencia: misión cumplida”

Mario Kaplún

Una radio comunitaria no es un edificio, no son la mezcladora, computadora y micrófonos. Una

radio comunitaria no es tal sin el trabajo que, diariamente, muchas personas hacen para darle vida.

Locutor@s, reporter@s, operador@s, guionistas... se les dan muchos nombres en las diferentes

radios, y ciertamente en muchas de ellas se tiende a la especialización. Pero aquí retomaremos la

idea de “comunicador/a popular”, entendiendo esta figura clave para las radios comunitarias de una

forma integral y holística, tal y como lo hizo Mario Kaplun en una de las obras clave de la

comunicación al servicio de los pueblos: El Comunicador Popular.

La figura del comunicador o comunicadora popular, sus funciones y su autoidentificación varían

mucho a través de la historia de la radio comunitaria y de la manera de trabajar de la misma

emisora. A veces se identifican como comunicador@s populares o sociales, otras como periodistas

independientes o reporter@s y corresponsales comunitari@s. Hay radios donde el personal es

voluntario, otras donde sí existe remuneración (en la mayoría de los casos muy humilde). En

ocasiones el personal tiene titulación universitaria en comunicación, pero la mayoría de veces se ha

autoformado en la misma radio, a través del aprendizaje cotidiano y de talleres de capacitación. A

veces el comunicador o comunicadora no opera los equipos técnicos y sólo locuta, en muchos casos

tiene que hacer un poco de todo.

Pero hay un punto en comun en todo aquél que se identifique como participante en una radio

comunitaria: la vocación de servicio a su pueblo, su comunidad, su organización. No es un trabajo

que se haga por plata, ni por ascender en la escala social... o al menos, no SÓLO por eso.

El comunicador o comunicadora popular debe ser alguien con la convicción de que su labor va a

servir para el beneficio de sus comunidades, no para el beneficio propio. En general se trata de

personas insertas de una manera u otra en el movimiento social, en la sociedad civil organizada, que

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Page 37: Radio comunitaria en Latinoamérica

tienen ideales transformadores de una realidad que casi siempre se intuye injusta. Asumen con

responsabilidad su labor de informar, denunciar, convocar para empoderar a sus pueblos e impulsar

un proceso de transformación de las conciencias, primero, y de la realidad, más tarde. También se

proponen entretener y educar, claro. No son “expertos”, en el sentido académico del término, han

aprendido sobre la práctica, y no pretenden tener la “verdad”, sino generar un diálogo con sus

radioescuchas y construir colectivamente el conocimiento.

En resumen, un buen comunicador o comunicadora popular no debería mirar la realidad como a

través de una ventana, es parte del pueblo y como tal, la vive junto al pueblo. Como decía Ernesto

Narcisi, cura obrero del Bajo Flores, villa bonaerense, al referirse a la labor que hacían en la radio

comunitaria: “Ni adelante ni atrás, siempre junto al pueblo. Si vas atrás hacés que la cara la pongan

otros, si vas adelante corrés el riesgo de decidir vos por los demás. Ahora, si vas a la par, nunca te

vas a equivocar”.

La relación entre comunicador/a y audiencia en las radios populares

“El diálogo es una relación horizontal de A con B. Nace de una matriz crítica y genera criticidad.

Cuando los dos polos del diálogo se ligan así, con amor, con esperanza, con fe el uno en el otro,

se hacen críticos en la búsqueda común de algo. Sólo ahí hay comunicación.

Sólo el diálogo comunica”

Paulo Freire

Mario Kaplun, en su libro El comunicador Popular, hace una distinción entre los distintos modelos

de comunicación que puede ser esclarecedora para entender las diferentes relaciones que se

establecen entre los medios de comunicación y sus audiencias. Kaplun relaciona en todo momento

en su obra Educación y Comunicación, por considerar que van unidas y que determinados modelos

o maneras de entender el proceso de enseñanza y aprendizaje van de la mano con determinadas

maneras de comunicar y recibir mensajes.

En este sentido, una de las diferencias entre una emisora comunitaria y otra comercial es la relación

que establecen con sus publicos, audiencias o radioescuchas. Éstas ultimas, que siguen el modelo de

comunicación “bancaria” de la que nos hablaba Kaplun, las audiencias se situan en un plano de

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Page 38: Radio comunitaria en Latinoamérica

meros receptores de la información. No interactuan con la radio, se limitan a recibir los contenidos

en un flujo unidireccional emisor-receptor.

En cambio en las radios comunitarias sí establecen un diálogo con sus audiencias. Los micrófonos

se abren a la participación de la comunidad, sin tener en cuenta género, etnia, nivel educativo o

social. La realidad social que nos rodea debe ser el sustrato de los contenidos que se pasan por la

radio. Y esos contenidos deben ser contados por las voces de quienes viven determinada realidad.

Entonces el comunicador o comunicadora popular es una especie de intermediario, de facilitador,

que acompaña al pueblo en el proceso de transmisión de sus saberes, conocimientos y experiencias.

Esa relación en un mismo nivel entre comunicador/a y radioescucha genera vínculos afectivos de

ida y vuelta. El comunicador/a no ve a su audiencia como una masa sin rostro que responde a

ciertos estímulos, sino que establece una relación más estrecha con sus publicos, en muchos casos

los conoce o, al menos, prefigura sus identidades. Esto aporta mucha personalidad y cercanía en los

contenidos y formatos de la radio comunitaria. Como aconsejaba a los comunicadores y

comunicadoras populares uno de los manuales viejitos de ALER, “dilo como si le explicaras a tu

abuelita”.

En el caso de las audiencias, la posibilidad de interactuar con la radio, de romper el esquema

unidireccional emisor-receptor, hace que se produzca, en la mayoría de los casos, una identificación

muy grande con el proyecto de radio comunitaria. La radio se convierte en mi radio, su radio,

nuestra radio. La radio de la comunidad, de la villa, del barrio. Y eso genera una situación de

promoción, defensa y protección de la radio. Algunos episodios que ejemplifican esa protección,

que nace de la apropiación de la herramienta por parte de la colectividad, los encontramos en la

historia de la radio comunitaria en América Latina, como el día en que las autoridades venían a

confiscar los equipos de la FM Alas, en El Bolsón, Argentina, y cientos de personas salieron de sus

casas para impedirlo. O el hecho de que la ultima vez que la policía salió a apresar al director de

Radio Favela, en Río de Janeiro, tuvo que hacerlo con una escolta de 700 agentes y dos

helicópteros.

Quizás una de las anécdotas que mejor ilustren la relación que las radios comunitarias han tejido

con sus audiencias es la que tuvo lugar en el intento de desmantelamiento de la radio minera Pío XII

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Page 39: Radio comunitaria en Latinoamérica

en Bolivia. En julio de 1978 la radio fue intervenida por el Regimiento Andino de Infantería. Los

soldados entraron en la emisora, emprendiéndola a culatazos con el locutor. Por suerte, éste había

dejado abiertos los micrófonos y todos los disparos y golpes salieron al aire. Los mineros, las amas

de casa, la gente en las calles escuchó los abusos y corrió a defender su radio.

“Cuando llegué, ya el frente de la emisora estaba repleto de gente desafiando a los militares.

Mujeres con sartenes de cocina, con palos, mineros con la dinamita lista, hasta niños con piedras vi.

(...) Pero nadie se animaba a romper el cerco. Fue una señora muy humilde, de pollera, la que

avanzó. Y frente a la ametralladora, se destapó la blusa, pechos al aire:

� ¡Tu mamaste de aquí, dispara aquí, carajo!

El soldado no atinaba a hacer. Y la señora sigue adelante, entra en la emisora, y toda la montonera

detrás de ella. ¡Pucha, los milicos salieron más rápido de lo que entraron! La gente ya les había

volcado el jeep en que vinieron y la agarraron a pura piedra contra ellos. A pie escaparon los

soldaditos, los corrieron feo”. (López Vigil:1984)

Aunque la radio no pertenecía (en el sentido de propiedad “legal”) a la comunidad, pues estaba en

manos de la Iglesia, el pueblo se la sentía suya. Y la defendieron como se defiende la casa propia, la

tierra que nos da de comer. Esto fue posible a que se había establecido una relación de igual a igual

entre la radio (y entiéndase aquí los y las que participan en la radio día a día, los y las

comunicadoras populares) y sus audiencias.

Tomando los micrófonos: mujeres en la radio comunitaria

“Nunca más ningún medio a medias, siempre con nuestra voz, con nuestra palabra, con nuestra cultura, con nuestra razón, pero sobre todo con nuestro corazón”

Bety Cariño

En una de las cuñas radiofónicas trabajadas durante un taller con mujeres radialistas en el

sur de México las compañeras participantes incluyeron esta poderosa frase. El poder que

encierra es la lucha de las mujeres indígenas y afrodescendientes por el respeto y garantía a sus

derechos humanos, entre los que se encuentra el derecho a la libertad de expresión, el derecho a

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Page 40: Radio comunitaria en Latinoamérica

la comunicación y a la información, el derecho a la participación, y, por encima de todos éstos y

cómo hilo conductor, el derecho a la palabra. Una palabra que ha sido secuestrada

sistemáticamente a lo largo de la historia, por ser indígenas y afrodescendientes, por vivir en

comunidades rurales, por no tener recursos económicos, por ser mujeres. Una palabra que lucha

por expresar su cultura, su historia, su cosmovisión. Y ninguna de estas expresiones está

completa si falta la voz de las mujeres.

La palabra expresada publicamente es portadora de pensamientos, ideas, opiniones,

reivindicaciones, problemáticas, sueños y retos. Por eso, el que las mujeres nos abramos paso en

espacios publicos de emisión de la palabra, y por tanto de pensamientos, forma parte de nuestro

proceso de empoderamiento y de toma de conciencia como sujetos políticos, y constituye un

paso enorme en la consecución del resto de nuestros derechos, en el libre ejercicio de ciudadanía.

Pati Galicia, comunicadora social integrante de la Red de Mujeres al Aire en Guatemala

habla de cómo el derecho a la comunicación es vital para que las mujeres podamos ejercer una

ciudadanía y participación plena. El contar con capacidad e infraestructura para la busqueda y

acceso a la información, así como las condiciones y la capacidad de expresarse, opinar y debatir,

aumenta las posibilidades para que las mujeres participemos y seamos sujetas políticas.

Y uno de los espacios donde las mujeres pueden expresarse es precisamente la radio. Es más,

habiendo visto la relevancia de las radios comunitarias en la creación de opinión publica y en la

sensibilización de la sociedad civil entorno algunos temas clave, es fundamental que los sentires y

pensares de las mujeres estén presentes.

Hilando más fino, veamos algunos de los motivos por los cuales las mujeres luchan por participar

en sus radios comunitarias:

En primer lugar, porque las radios son espacios de difusión del pensamiento. A través de la radio las

demandas, inquietudes, reivindicaciones y proyectos de importancia para las mujeres toman una

nueva relevancia, salen del ámbito privado y se situan en la arena de lo publico.

Por otra parte, la radio es, en sí misma, una herramienta de empoderamiento y crecimiento de

nuestra autoestima: el trabajo comunitario con visibilidad social nos hace sentir mejor, capaces,

llenas de aportes.

Otra de las razones por las cuales es fundamental que las mujeres estén participando activamente en

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Page 41: Radio comunitaria en Latinoamérica

las radios comunitarias gira entorno a los contenidos y la sensibilización de la audiencia en general.

Nuestros mensajes y contenidos, desde nuestros sentires, llegan a mucha gente, no solo mujeres. La

radio entonces sirve para concientizar también a los hombres cuando hablamos de salud sexual y

reproductiva, del derecho a una vida libre violencia, de la importancia del trabajo de los cuidados,

cuando hablamos de política y nos situamos como sujetas con participación plena, etc. Poco a poco,

a través de nuestra palabra, ciertos temas que antes eran tabu o del espacio privado se comparten

con nuestras comunidades, nos cuestionan nuestros comportamientos y roles socialmente

aprendidos.

Entonces, no se trata de que haya sólo un programa de mujeres en nuestras radios comunitarias,

¡sino de que haya muchos! Y que el discurso de género, la importancia de romper relaciones de

desigualdad con nuestros compañeros, que los temas que nos preocupan y afectan, estén presentes

en toda la programación, incluso en la musica. Porque el género no es sólo una cuestión de las

mujeres, es que las mujeres se empoderen y se rompa la situación de desigualdad hace mejores

nuestras sociedades, nuestras comunidades y nuestras organizaciones.

Cada vez más mujeres están participando en las radios comunitarias, a veces intentando sortear

roles de cuidadora (limpieza de las cabinas, cocina, cuidado del material, etc.) y reivindicando o

directamente tomándose puestos de locución, coordinación, dirección, etc. En algunas radios ya son

mujeres las directoras, como Mariela Pugliese en la FM Bajo Flores, Argentina.

Como explicaba en uno de los talleres Bety Cariño11, mujer Nusavi (Mixteca) e integrante

de la organización CACTUS, en Oaxaca, México:

‘Las mujeres necias, rebeldes estamos aquí diciendo que ya no queremos seguir así. Que

queremos que nuestra palabra se escuche, que queremos que nuestras hijas tengan otro futuro

donde ellas sean tomadas en cuenta, donde ellas sean autoridades, donde ellas tomen decisiones,

donde a ellas no se les pisoteen sus derechos, donde ellas levanten la voz de una manera normal.’

Esa palabra escuchada, ya no sólo en el mercado, con la comadre, o entre las paredes del

hogar familiar, sino por mucha gente a través de la radio, empodera y rompe roles que pretenden

mantener la voz de las mujeres en el ámbito privado.

11 Bety fue asesinada por paramilitares el 27 de abril de 2010, cuando participaba en una Caravana por la Paz que se dirigía a la comunidad triqui de San Juan Copala (Oaxaca, México)

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Page 42: Radio comunitaria en Latinoamérica

Como Doña Tatica, mujer dominicana que vió su voz liberada ya viejita. José Ignacio

López Vigil nos lo cuenta así:

“A comienzos del 77, fui a vivir a Tamayo, a estrenar emisora. Radio Enriquillo, tomando el

nombre de aquel indio rebelde, acababa de salir al aire para dar voz a todo el sur dominicano. Como

jefe de programación ya había seleccionado locutores, ya tenía micrófonos, tenía discos y cuñas. Lo

que me faltaba era audiencia. Entonces, decidí la estrategia de los viejos. Pensé: si hago hablar a los

abuelos y abuelas de la zona, haré escuchar a sus hijos, nietos y bisnietos. Y así, grabadora en

bandolera, cada tarde salía a entrevistar a los fundadores de aquellas comunidades apartadas, a los

patriarcas del lugar.

Un día me hablaron de doña Tatica, una viejita de El Jobo. Había perdido la vista, pero no la

memoria. Tatica recordaba los primeros matorrales y hasta los chivos que había cuando ella y su

hombre llegaron por aquellos pedazos de mundo.

� ¿Y cuántos años tiene unsted, abuela?

� Uhhhh... Yo estaba señorita cuando mataron a Lilí.

Coloqué el casete y me puse a dialogar con ella. Que me contara de su vida, de su familia, de cómo

se preparan las habichuelas con dulce. Doña Tatica iba hilando sus recuerdos y hasta tarareó los

merengues de su juventud, los que se bailan apambichados.

Regresé feliz a la emisora para editar aquella conversación con la vieja de El Jobo. Y como el

caserío queda tan cerca de Tamayo, se me ocurrión volver más tarde, pero ya no como periodista,

sino como vecino. Llegué poco antes de las 6 de la tarde, cuando se emitía Encuentro. Le dije a la

hija que prendiera el radito, que en breve saldría la entrevista de su mamá.

Me senté a tomar un café, esperando. Cuando comenzó el programa, Tatica, ciega, pensó que yo

estaba haciéndole nuevamente las preguntas.

� Cállese, mai, que eso ya lo dijo. Ahora es por radio.

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Page 43: Radio comunitaria en Latinoamérica

Pero la abuela escuchaba por la emisora y me repetía las respuestas y hasta con más detalles. Le

dije:

� Doña Tatica, oiga el radio. Ésa que está hablando es usted.

Fue un instante, un chispazo de la conciencia. Tatica quedó inmóvil, escuchando el programa.

Escuchándose. No dijo una palabra más. Y empezó a llorar como una niña.

� ¡Ahora tampoco va a oír -le reprendió la hija- con tanto jipío!

No era para menos. A través del aparato mágico donde sólo hablaba el presidente Balaguer, donde

cantaba Johnny Ventura y Fernandito Villalona, donde daba la bendición el obispo Rivas... ¡estaba

hablando ella! Menos importante era lo que decía, sino que lo decía. Que hablaba en publico.

Durante muchos años -toda la vida y todos: el taita, el maestro, el marido, el cura, hasta sus hijos- la

mandaron a callar. Las mujeres hablan cuando las gallinas mean, así dicen en este país. Durante

muchos años la convencieron de que ella era buena para trabajar, para la cocina y el catre. Pero en

silencio, obedeciendo. Ahora, su voz salía por la radio y la estarían escuchando su comadre Hipólita

y sus vecinos y todos los suyos. Se sintió importante, se sintió gente.” (López Vigil:2009)

Relación de la radio comunitaria con el movimiento social

La Revista Cara y Señal, editada por AMARC, se preguntaba en uno de sus numeros: “¿Las radios

deben integrarse a los movimientos sociales como sus “frentes comunicacionales”? ¿Deben

relacionarse con ellos en términos periodísticos o de difusión? ¿Deben considerarse a sí mismas un

movimiento social que lucha por el derecho humano a las comunicación?”

Las radios comunitarias y populares del continente, así como los movimientos sociales que lo

pueblan y agitan, son desde sus orígenes proyectos que se proponen intervenir en una realidad

marcada por las desigualdades: de clase, de género, étnicas. También desigualdades en el derecho a

expresarse y en el acceso a la información. Digamos pues que el movimiento de radios comunitarias

y el movimiento social discurren en caminos paralelos, que se entrecruzan en multiples puntos.

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Page 44: Radio comunitaria en Latinoamérica

Cuando hay una movilización por la defensa de los recursos naturales, ahí están las radios

cubriendo. Cuando el movimiento feminista conmemora el 8 de marzo, las radios comunitarias

hacen campaña desde un mes antes a través de cuñas y reportajes especiales. Si hay compañer@s

detenid@s en una marcha, la radio denuncia a través de sus micrófonos. No se puede decir,

entonces, que las radios comunitarias sean espectadores pasivos del caminar del movimiento social.

Las radios interactuan, interpretan, representan de determinada forma estas luchas, de manera

general, aliándose con el movimiento social.

Claro que entran en juego las tendencias políticas y el foco de sus ejes de lucha a la hora de aliarse

con determinados movimientos sociales. Por ejemplo Radio Internacional Feminista hace una

cobertura muy exhaustiva con los eventos y acciones impulsados desde el movimiento organizado

de mujeres en el continente. Y las radios indígenas tienen un fuerte enfoque en el tema

medioambiental y se alían más estrechamente con las organizaciones que están trabajando estos

temas. Pero en general, se puede decir que existe un alineamiento de las radios comunitarias con el

movimiento social organizado. Sea como voceras, integrantes o aliadas del mismo.

La mayor o menor identificación de las radios comunitarias con el movimiento social también

depende del contexto de cada país o región. Por ejemplo, en el caso de Argentina, se da una fuerte

conexión entre ambos, compartiendo agendas y ejes de lucha. En palabras del Foro Argentino de

Radios Comunitarias, “necesitamos fortalecer los lazos, relaciones y vínculos entre quienes

consideramos que la comunicación es un derecho, tan importante como la educación, la salud, la

tierra, la vivienda, la alimentación, o el trabajo digno. Y esto es posible porque los medios

comunitarios/populares son necesariamente organizaciones sociales, que tienen que responder a las

demandas sociales y culturales de su comunidad y su pueblo”.12

Seguramente la identificación radio comunitaria-movimiento social fue una de las claves del éxito

para que ahora Argentina cuente con la Ley de Medios Audidiovisuales más avanzada en cuanto a

democratización de la comunicación de toda Latinoamérica y, probablemente, el mundo entero.

12 FARCO, Nueva Ley de Medios Audivisuales: Desafíos para los medios comunitarios y populares.

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Page 45: Radio comunitaria en Latinoamérica

El poder de los micrófonos y las ondas: La radio en la construcción de ciudadanía

“Queremos comunicarnos para ejercer nuestro derecho a la palabra, porque la palabra es la vía para recuperar nuestra dignidad.

Es un paso para sentirnos sujetos, personas con derechos (a la salud, al trabajo, a la tierra, la educación, la libertad, la vida).

Con la palabra ampliamos nuestras capacidades de comunicarnos dentro de una sociedad determinada.

Por la palabra, construimos nuestra identidad, decimos quiénes somos, qué hacemos y hacia donde vamos”

Patricia Galicia, Comunicadora social guatemalteca

“Sin el derecho a la palabra no puede haber educación, ni derechos humanos, ni paz, ni justicia social, ni nada”

María Suárez, Comunicadora de Radio Internacional Feminista, Costa Rica

“Inevitable, necesaria, contradictoria: así es la relación entre los medios de comunicación y la democracia”

Raúl Trejo, Presidente de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información

Uno de los ejes centrales de la misión de las radios comunitarias es la puesta en práctica del

concepto político de la democracia y la ciudadanía en el campo de la comunicación. Es decir tanto

de democratizar el sistema de medios como de democratizar las relaciones comunicacionales que

establecen los medios con sus audiencias y sus comunidades.

Hacer radio comunitaria es construir ciudadanía. Escucharla también. Por eso, la existencia de

radios comunitarias, así como cualquier medio de comunicación que no responda a intereses de

mercado, partidistas o gubernamentales, es fundamental en la construcción de democracia (en el

sentido de “poder del pueblo”, del antiguo griego). El libre ejercicio de la libertad de expresión y la

posibilidad sin condiciones del acceso a todo tipo de información de los y las ciudadanas son

síntomas de buena salud en una sociedad democrática. Y para que ésto sea posible hay que asegurar

el libre funcionamiento de medios que no persigan objetivos económicos (medios comerciales),

políticos (medios gubernamentales o partidistas) ni proselitistas (medios al servicio de determinadas

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Page 46: Radio comunitaria en Latinoamérica

iglesias o religiones). Esto quiere decir que una sociedad no puede considerarse democrática si

coharta, prohíbe o, incluso, no promociona la existencia de medios comunitarios.

Y esta exigencia para el desarrollo de democracias es más urgente con el fortalecimiento de lo que

Ramonet llama “latifundios mediáticos”: la conformación de mega-corporaciones de medios, fruto

de la mundialización y de la lógica de mercado globalizadora.

Durante mucho tiempo se habló del “cuarto poder” para referirse a los medios de comunicación.

Frente a los tres poderes planteados por Montesquieu (ejecutivo, legislativo y judicial) ese “cuarto

poder” se le atribuía a los medios de comunicación por su sentido cívico y al coraje de valientes

periodistas, aquel del que disponían los ciudadanos para criticar, rechazar, enfrentar,

democráticamente, decisiones ilegales que pudieran ser consideradas injustas. Así funcionaron

medios de comunicación, con altos y bajos, pero conservando la creencia de que su labor era de

carácter social.

Pero, con la lógica de la mundialización/globalización los medios masivos de comunicación

(emisoras de radio, prensa escrita, canales de televisión, internet) tienden cada vez más a agruparse

en el seno de inmensas estructuras para conformar grupos mediáticos con vocación mundializadora

y que pretenden, ante todo, hacer negocio con un bien de la humanidad: la comunicación y la

información.

Como dice el periodista Ignacio Ramonet: “Estos grandes grupos ya no se proponen, como objetivo

cívico, ser un “cuarto poder” ni denunciar los abusos contra el derecho, ni corregir las disfunciones

de la democracia para pulir y perfeccionar el sistema político. Menos aun pretenden actuar como un

contrapoder”13. Entonces vemos que estos medios actuan más bien como freno al desarrollo

democrático (véase caso de la ofensiva mediática contra el presidente Hugo Chávez).

Después de hacer estas aseveraciones, Ramonet, nos interpela: “¿Cómo reaccionar? ¿Cómo

defenderse? ¿Cómo resistir a la ofensiva de este nuevo poder que, de alguna manera, ha traicionado

a los ciudadanos y se ha pasado con todos sus bártulos al enemigo?”.

13 http://monde-diplomatique.es/2003/10/ramonet.html

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Page 47: Radio comunitaria en Latinoamérica

Y su propuesta es la creación colectiva, desde la sociedad civil, de un “Quinto Poder”, cuya función

sería denunciar el poder de los medios de comunicación dominantes conformados en oligopolios y

corporaciones, ya que éstos no sólo han dejado de defender a los y las ciudadanas, sino que cada

vez con más frecuencia actuan en contra de los intereses del pueblo en su conjunto. Y de esta

manera, los medios masivos de comunicación atacan al corazón mismo de la democracia, “el poder

del pueblo”.

Para ejercer este contrapoder, el “Quinto Poder” que es la sociedad civil deberá, no sólo señalar y

visibilizar los abusos del “Cuarto Poder” despojado de voluntad cívica y ciudadana. Es necesario

plantear propuestas colectivas: la creación e impulso de medios de comunicación comunitarios,

desde los sectores populares al servicio de sus comunidades. Porque como decía el fundador de la

radio comunitaria FM Bajo Flores, en una de las villas bonaerenses, “Hay muchos medios que

prestan el aire a los sectores populares y a organizaciones comunitarias y se definen como

comunicación popular, pero creo que a eso le falta una pata, porque me parece que los sectores

populares no sólo tienen que estar en el aire, sino en la dirección y en la producción de sus medios”.

La libertad de los medios de comunicación es sólo la extensión de la libertad colectiva de expresión,

fundamento de la democracia. Porque a través de la libertad de expresión sin condiciones (visto el

panorama, esto sólo es posible en su ejercicio a través de medios comunitarios o con un fuerte

componente cívico y ético), reivindicamos y ejercemos otros derechos humanos: el derecho a la

salud, a la educación, a una vida libre de violencia, los derechos de la naturaleza, etc. Y el ejercicio

de estos derechos es el sustrato de las auténticas democracias.

¿Cuál es el rol de las radios comunitarias, entonces? Las radios comunitarias se proponen, ante

todo, construir democracia. Una sociedad económicamente equitativa, socialmente solidaria,

políticamente plural, culturalmente diversa.

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Page 48: Radio comunitaria en Latinoamérica

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN LEGAL DE LAS RADIOS COMUNITARIAS EN

AMÉRICA LATINA

Legalidad vs legitimidad.

Entorno a estos dos conceptos se construye un debate que ya tiene años entre las radios

comunitarias, sus redes y asociaciones por el derecho a la comunicación; en controversia con los

grandes medios y sus corporaciones, y los estados e instituciones gubernamentales.

¿Qué es lo legal? ¿Qué es lo legítimo? ¿Es lo legal justo? ¿Es lo legítimo legal?

Comencemos con una acercamiento semántico. Segun el diccionario de la Real Academia de la

Lengua Española, la legalidad es el “principio jurídico en virtud del cual los ciudadanos y todos los

poderes publicos están sometidos a las leyes y al derecho”. La legitimidad es definida como lo

“justo, lícito, conforme a la moral, genuino, verdadero”.

Aplicando estos conceptos a la difusión de contenidos a través de los medios de comunicación, y

habiendo visto la trayectoria y definición de las radios comunitarias, cabría pensar que éstas seguro

se adscriben a la definición de qué es “lo legítimo”. La ambigua definición de a qué se ciñe “lo

legal” deja más margen de dudas, ya que la legalidad o ilegalidad de, en este caso, un proyecto de

radio comunitaria, estará ligada a lo que digan “las leyes y el derecho”. ¿Y qué dicen de los medios

comunitarios, en líneas generales, las leyes de radiodifusión en América Latina?

En la mayor parte de los países latinoamericanos el ejercicio de las radios comunitarias se encuentra

en situación de ilegalidad o alegalidad. O se prohíbe explícitamente su funcionamiento en las

legislaciones nacionales (acusando a aquéllas que transmitan careciendo de licencia de “piratas” por

robarse una parte no asignada del espectro radioeléctrico), o ni siquiera se contempla su existencia,

lo que en la práctica no quiere decir que se las ignore, ya que sufren persecución de todas maneras.

Más adelante veremos ejemplos de legislaciones nacionales donde se hace patente el intento, desde

la “Justicia”, por silenciar y criminalizar las experiencias de radio comunitaria.

En algunos casos, las radios comunitarias han emprendido una difícil batalla por conseguir sus

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Page 49: Radio comunitaria en Latinoamérica

licencias, en el marco legal establecido por sus países. Esta lucha ha sido abanderada por las

Coordinadoras Nacionales u organizaciones como ALER o AMARC, ya que requiere de mucho

tiempo y esfuerzo. En algunos países esto ha dado sus frutos, consiguiéndose legislaciones

favorables a la existencia de radios comunitarias en base a la presión popular, como es el caso de

Argentina, en el que profundizaremos más adelante.

Pero existen todavía miles de radios comunitarias en el continente que transmiten sin licencia. No lo

hacen porque quieran, porque les guste jugarse los equipos y el personal si a la institución

reguladora de las telecomunicaciones se le ocurre hacer una inspección. Pero, o bien no existe más

alternativa (por la imposibilidad de registrarse como radios comunitarias o de cumplir con los

requisitos para hacerlo, que en la mayoría de ocasiones suponen grandes desembolsos económicos),

o bien transmiten amparados en la legitimidad otorgada por sus comunidades y organizaciones. A

estas radios, los gobiernos e instituciones estatales de telecomunicación, las llaman “ilegales” o,

más despectivamente, “piratas”.

José Ignacio López Vigil cuestiona esta visión criminalizadora hacia las radios comunitarias que no

transmiten con licencia legal:

“Dicen que son radios ilegales. ¿De dónde sacaron eso? Ilegal es quien se pone al margen de la ley.

O contra la ley. Pero resulta que en las Cartas Magnas de nuestros países se reconoce la libertad de

expresión y el derecho de todo ciudadano a difundir sus ideas, sin limitación de fronteras, a través

de cualquier medio de comunicación. Ésa es la primera ley. Más bien, los ilegales, los

inconstitucionales, son aquellos que no conceden frecuencias a las organizaciones civiles cuando

éstas las solicitan.

Dicen que son radios piratas. ¿Piratas de qué? Pirata es quien se lanza al abordaje para apropiarse de

un tesoro que no es suyo. El espectro radioeléctrico es un tesoro, sí. A través de sus ondas nos

comunicamos a la distancia. Un tesoro valiosísimo pero colectivo, patrimonio de la humanidad. Por

serlo, no puede quedar en un cofre cerrado con llave sólo para unos cuantos. Piratas y corsarios son

los gobernantes que reparten frecuencias entre sus amigos políticos17 y los funcionarios que las

licitan y adjudican al mejor postor”. (López Vigil:2009)

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Cuando agentes de Hondutel (Empresa Hondureña de Telecomunicaciones) acompañados por

militares llegaron a incautar los equipos de transmisión de la radio comunitaria La Voz de Zacate

Grande, que transmitía sin licencia, decenas de pobladores y pobladoras acudieron a proteger sus

instalaciones. Los militares, asustados, no pudieron acceder a las instalaciones para decomisar el

transmisor, pero rodearon la casita de la radio con una banda plástica en la que se leía “Escena del

Crimen”. Apenas los jeeps del ejército con los funcionarios de Hondutel se alejaron, los niños y

niñas de Zacate Grande arrancaron la cinta y la usaron para adornar sus cometas. Ningun militar ni

funcionario iba a decirles que su radio, la que sintonizaban todas las comunidades para informarse,

convocar y bailar, era “ilegal”. Peor aun, que el trabajo que hacían en la casita de la radio todos los

días un grupo de jóvenes era un “crimen”.

La defensa de La Voz de Zacate Grande, y el sentimiento de pertenencia de las comunidades de su

radio, es un buen ejemplo para hablar de la legitimidad de las radios comunitarias en el continente,

más allá de contar con un papel que avale su “legalidad”. Anteriormente ya vimos casos de defensa

y promoción de las radios comunitarias en otros puntos del continente. Como se recogió en la

Declaración de Radioapasionad@s y Televisionari@s14:

“Centenares de experiencias exitosas de radio y televisión comunitaria y popular desarrolladas

desde hace 50 años en los países de América Latina y el Caribe, nos han legitimado ante nuestros

publicos, conquistando así el derecho al reconocimiento legal. Ellas han sido y siguen siendo

expresión de las mayorías marginadas y empobrecidas de la región. Si nos sintonizan, si se expresan

a través de nuestros micrófonos y cámaras, nos están validando, nos están reconociendo. Y esa

aceptación del publico es la base para exigir el reconocimiento legal. El argumento de la

Declaración merece ser subrayado: la legitimidad lograda es la que da derecho a la legalidad.

Primero es la vida, luego la ley.”

El profesor Federico Mayor Zaragoza reconocía que “lo importante en el mundo de hoy no es el

“imperio de la ley” sino la “ley justa”. Y para que las leyes sean justas, se requiere como esencial

condición la libertad de expresión. Todos – y no sólo unos cuantos- deben poder expresarse

libremente”. Partiendo de las palabras del que fuera director general de la UNESCO, ninguna ley

14 Firmada en Quito en 1995 por organizaciones en defensa de los medios comunitarios (organizaciones y redes continentales y nacionales de comunicación, como CIESPAL, RADIALISTAS, ALER, OCLACC, AMARC, ALAI, CORAPE, etc.)

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Page 51: Radio comunitaria en Latinoamérica

promulgada para limitar o prohibir el ejercicio de la libertad de expresión (leitmotiv de las radios

comunitarias) será nunca una “ley justa”.

Veamos un caso de “ley injusta” entorno a la comunicación en América Latina y el Caribe.

Cuando la Ley no es justa: Radiodifusión en México

El contexto en el que debemos enmarcar la actual legislación en telecomunicaciones de México es

el de 70 años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (1928 a 2000). El control

informativo que desarrolló el partido de Estado fue uno de los factores que le permitió estar en el

poder durante tantísimo tiempo. Ese control se materializó acallando cualquier tipo de disidencia, lo

que significó en la práctica que ninguna iniciativa de radio ciudadana o comunitaria pudo prosperar

en un entorno de censura que implicaba necesariamente su cierre inmediato si se transmitía alguna

opinión contraria o disidente con el “régimen”.

Durante las décadas de los 80 y 90 el casi unico referente cercano al concepto de la radio

comunitaria en México fueron las radios indigenistas que opera la Comisión Nacional de Desa-

rrollo para los Pueblos Indígenas, antes denominado Instituto Nacional Indigenista. Por su forma de

trabajar tienen un sentido comunitario al propiciar la participación de las comunidades ubicadas en

zonas de población indígena, sin embargo su estructura es la de medios de Estado que responden en

general a la política indigenista oficial. Estas radios siguen funcionando a duras penas, pues han

visto congelados sus presupuestos y esto amenaza su sostenibilidad.

En la actualidad en México, del total de frecuencias del espectro radioléctrico, encontramos que el

88% están ocupadas por emisoras comerciales (manejadas por 13 grupos radiofónicos) y sólo el

12% por emisoras permisionarias para uso educativo y cultural.

Además de observar un claro predominio de las radios comerciales en detrimento de las

comunitarias o de “uso educativo y cultural”, hay un matiz que separa, en las leyes, a ambos tipos

de radio. La Ley Federal de Radio y Televisión, en su artículo 13, establece que: “Las estaciones

comerciales requerirán concesión. Las estaciones oficiales, culturales, de experimentación, escuelas

radiofónicas o las que establezcan las entidades y organismos publicos para el cumplimento de sus

fines y servicios, sólo requerirán permiso”. Es decir, a las comerciales, se les “concede” una parte

51

Page 52: Radio comunitaria en Latinoamérica

del espectro radiofónico, mientras que a las comunitarias (aunque no se reconozca ese término en la

legislación vigente) se les “permite” transmitir.

El uso del adverbio “sólo” es falaz, ya que pareciera que es fácil conseguir ese permiso, y que lo

difícil es acceder a la concesión. Nada más lejos de la realidad. Pese a que la Ley Federal de Radio

y Televisión ha cumplido más de medio siglo de vigencia, hasta apenas 2005 sólo existían dos

emisora ciudadanas con permiso, Radio Teocelo y Radio Huayacocotla. Ésta ultima tuvo que

esperar 27 años la respuesta a su solicitud de permiso para transmitir en señal abierta, por lo que en

la práctica, en 44 años de legislación vigente el Estado sólo había permitido a un grupo ciudadano

(Radio Teocelo) la autorización, pese a que son más de 100 millones de mexicanos y mexicanas.

En 2005, gracias a la lucha incansable de las radios comunitarias aglutinadas en AMARC, se

lograron 11 licencias más. Pero siguen funcionando sin licencia cientos de radios comunitarias en el

extenso territorio mexicano, expuestas a decomiso de equipos, persecución de comunicador@s

comunitari@s y cierre de instalaciones.

Entonces vemos que la radio comunitaria en México ha tenido muy pocas posibilidades de

permanencia a causa de la legislación vigente, y por tanto, modelos de radiodifusión publica y de

servicio se han mantenido en la marginalidad por muchos años.

Y también en la “alegalidad”. En la medida de que el Estado mexicano se ha negado a reconocer la

existencia de medios comunitarios, éstos han carecido de derechos. Pero no reconocer derechos no

significa ignorar. La respuesta del Estado frente a las experiencias de radios comunitarias ha sido la

persecución y el cierre de emisoras.

Aleida Calleja, directora de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información, se plantea lo

siguiente:

“Estos medios comunitarios estaban, en todo caso, ayudando al Estado a cumplir una

responsabilidad que le corresponde, ¿no debiera ser éste quien cree e impulse espacios de

participación ciudadana? ¿No es responsabilidad del Estado poner y mantener medios de servicio

para la ciudadanía en todos aquellos lugares en que se necesitan? Pese a que no lo estaba

cumpliendo y eran los grupos ciudadanos quienes lo hacían, encima de eso, se les persiguió y señaló

con el pretexto de la legalidad . (Calleja y Solís : 2005)

La lógica de actuación dentro de Secretaría de Comunicaciones y Transportes, organismo

encargado de “conceder” licencias o “permitir” emitir a una radioemisora, se ejemplifica en lo

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Page 53: Radio comunitaria en Latinoamérica

expresado por un funcionario de la SCT en el año 2000 cuando empezaban los cierres de emisoras

comunitarias:

“Lo siento pero nosotros no podemos hablar ni defender a delincuentes, como autoridad tenemos la

obligación de perseguir a los ilícitos, pedir una solución al tema de las radios comunitarias sería

tanto como que alguien cometiera un asesinato y se le pidiera a las autoridades no hacer nada”.

(Calleja y Solís : 2005)

Con la misma lógica criminalizadora, los empresarios de las telecomunicaciones llamaban a las

radios comunitarias “vendedores ambulantes del espectro radioeléctrico”.

Se puede decir entonces que los grandes conglomerados mediáticos que controlan la mayoría de

periódicos, televisoras y radios en México, son los mayoristas o los centros comerciales del espectro

radioeléctrico. A estas mega-empresas, que en México se llaman Televisa y TvAzteca, se les

“concede” el espectro radioeléctrico, y tienen tanta influencia sobre el poder ejecutivo, legislativo y

judicial que consiguen que se promulguen leyes que claramente las benefician.

Es el caso de la llamada “Ley Televisa”, nombre con el que se conoce a una serie de modificaciones

a la Ley Federal de Telecomunicaciones y la Ley Federal de Radio y Televisión, aprobadas en el

año 2006. Esta controvertida ley fue aprobada por unanimidad, en un lapso de 7 minutos y sin

lectura previa. La Ley fue confirmada por el Senado, sin cambiarle ni una coma, durante el ultimo

año de la presidencia de Vicente Fox y poco antes de las elecciones generales de 2006.

Tras más de medio siglo esperando la modificación de la legislación, la “Ley Televisa” consagró la

desregulación del espectro radioeléctrico en favor del duopolio mediático formadio por el grupo

Televisa y TV Azteca.

Poco más tarde 47 Senadores promovieron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una

acción de inconstitucionalidad ante la modificación, argumentado que la llamada "Ley Televisa"

inhibe la competencia y fomenta el poder del duopolio televisivo mencionado anteriormente.

De cualquier manera, a día de hoy, sigue sin existir una legislación en México favorable a la

existencia de medios de comunicación comunitarios, y las radios que dan un servicio a sus

comunitades siguen operando desde la alegalidad, con los riesgos que esto supone. La legislación

mexicana entorno a la radiodifusión comunitaria es pues una de las más restrictiva e injustas, por no

reconocer, prohibir y criminalizar estas iniciativas populares sustentadas en derecho humano básico

a la comunicación.

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Page 54: Radio comunitaria en Latinoamérica

También en sus vecinos países centroamericanos encontramos que el marco regulatorio de la

radiodifusión no es compatible con los postulados de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos.

En todos los países de Centroamérica "se ha impuesto la lógica del mercado en el acceso a las

frecuencias radioeléctricas y esta lógica es tutelada por las leyes vigentes" donde "las concesiones

para la explotación del espectro radioeléctrico son otorgadas sobre la base de criterios

esencialmente financieros".

Las frecuencias se venden en subastas al mejor postor o a través de procedimientos que tienen los

requisitos económicos como criterio fundamental para su asignación, "lo cual limita o impide

significativamente el acceso al espectro y a la radiodifusión a sectores con escaso poder económico

o a iniciativas ciudadanas cuya lógica de utilización de la frecuencia responde a criterios de

beneficio y desarrollo social de las comunidades en las que se insertan, como las emisoras

comunitarias"15.

Esta situación, lejos de revertirse con el supuesto fortalecimiento de los estados democráticos, se

intensifica. En el caso de Guatemala, por ejemplo, este año el presidente Otto Pérez Molina, aprobó

la reforma a la Ley General de Telecomunicaciones, la cual extiende las licitaciones actuales del

espectro radioeléctrico por 20 años más y debilita el acceso de los pueblos indígenas a frecuencias

de radio. Y esto pese a que, tras los Acuerdos de Paz en Guatemala en 1996, se estableció la

eliminación de los monopolios de radio y televisión para favorecer a las estaciones de radio

comunitaria, las cuales impulsan el desarrollo de los pueblos indígenas.

Frente a esto las organizaciones que trabajan por el derecho a la comunicación se han hecho oír.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) criticó la aprobación de la nueva ley, ya que “una medida como esta

no deja ningun lugar a las televisoras y, sobre todo, a las radios comunitarias que esperan una

regularización y enfrentan como oposición a su solicitud, una insuficiencia de frecuencias

disponibles”.

Por su parte, AMARC en Guatemala, que lleva años intentando promover una iniciativa de ley

sobre medios de comunicación para los pueblos indígenas, también rechazó la nueva ley, y

cuestionó: “¿Por qué nos dicen a los pueblos que no existen frecuencias disponibles, cuando

15Informe sobre los Marcos Regulatorios en la subregión, en relación con el acceso plural de la ciudadanía a los

medios de comunicación. Este estudio fue elaborado en el marco del Programa Centroamérica en Sintonía (CAeSI), que

impulsan AMARC-Centroamérica y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER).

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Page 55: Radio comunitaria en Latinoamérica

realmente están pensando en la posibilidad de renovar los títulos de frecuencias de radio ya

otorgados a las radios comerciales? ¿Por qué parece que las autoridades de nuestro estado prefieren

que haya una gran cantidad de frecuencias para uso comercial, en lugar de distribuir

equitativamente el dial para que se escuchen las voces comunitarias de nuestros pueblos?”.

Las razones para esto ultimo quedan sobradamente explicadas visto lo anterior. La comunicación ha

dejado de ser, para los estados y gobiernos, un bien al servicio de los pueblos, sino una mercancía

que se ofrece al mejor postor. Y las leyes, en muchos países latinoamericanos, siguen posibilitando

una gran concentración mediática en pocas manos y prohibiendo o criminalizando las iniciativas de

medios comunitarios.

Pero poco a poco se van abriendo brechas de resistencia, se van desalambrando los “latifundios

mediáticos” .

Desalambrando los latifundios mediáticos: La lucha del movimiento de radios comunitarias

por la legalidad de sus emisoras

Pese al difícil panorama que todavía viven las radios comunitarias en algunos países

latinoamericanos para conseguir la licencia para sus transmisiones, la lucha por la legalidad de estos

instrumentos de comunicación popular nunca ha cejado.

Radios comunitarias, coordinadoras nacionales y, con especial ahínco, organizaciones por el

derecho a la comunicación como ALER y AMARC llevan años embarcadas en una difícil batalla

para conseguir cambiar la legislación que prohíbe la labor de cientos de radios comunitarias en el

continente. Los ultimos años, esta lucha parece haberse fortalecido, con desiguales resultados.

Marita Mata, quien durante muchos años fuera encargada del Departamento de Investigación de

ALER, lo explica así: “Son sociedades que, proviniendo de épocas de neoliberalismo salvaje, de

pérdida de derechos ciudadanos, empiezan a experimentar procesos políticos y económicos de

mayor inclusión, de mayor equidad, de reconocimiento del valor de los derechos humanos. Dentro

de ese marco empiezan a actuar, con mucha más legitimidad en el espacio publico, unos actores

sociales que tienen los derechos a la comunicación como derechos por los cuales hay que pelear. En

el momento en el que algunos de nuestros países, gobiernos de otro signo, empiezan a hacer pensar

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Page 56: Radio comunitaria en Latinoamérica

en el desarrollo del proceso de ampliación de derechos, este derecho a la comunicación es uno de

los que se pone en juego.”

En el documento constitutorio de su proceso estratégico ALER202016, esta organización señala:

“En el campo de la comunicación, la “ola” de formulación de marcos normativos que favorecieron

la redistribución del espectro radioeléctrico analógico y digital, la producción de contenidos locales

y nacionales, las políticas de acceso y conectividad universal y a bajo costo a Internet de buena

calidad, presionó con fuerza una tendencia en todo el continente. Son contados los países de

América Latina y Caribe que no cuentan al día de hoy con leyes democratizadoras de la

comunicación y este ha sido sin duda el gran avance y el gran desafío de la década. El escenario se

ha diversificado, las oportunidades para la democratización y la pluralidad de voces se han

multiplicado. Las organizaciones, movimientos y diversos sectores sociales se han esforzado para

aprovecharlas, pero el desafío para profundizar y aplicar estas nuevas conquistas sigue vigente”.

Quizás demasiado optimista se muestra ALER cuando mira hacia su 2020, sobretodo teniendo en

cuenta el panorama antes dibujado en México y Centroamérica. Pese a que las victorias se van

sumando y suponen hitos históricos en el derecho a la comunicación, queda mucho trabajo por

hacer en el ámbito de la lucha por la legalidad de las radios comunitarias. Para ello serán necesarios

que se sumen varias fuerzas: en primer lugar, claro está, las radios comunitarias. Y en este caso,

como ya hemos dicho, hay un sector importante del movimiento que se ha manifestado incluso

contrario a entrar en esta batalla, ya que consideran que lo unico que necesitan para estar al aire es

la legitimidad que les otorgan sus comunidades.

Las otras protagonistas de la lucha por la legalidad de las radios comunitarias, y de hecho, las más

activas, son las redes y coordinadoras nacionales e internacionales de radio comunitaria. Los

avances en cuanto a reconocimiento de las radios populares plasmados en nuevas legislaciones en el

continente hay que agradecérselos en primer lugar a ellas. Además de su enorme vocación por

luchar por la democratización del espectro radioeléctrico, también cuentan con los recursos

necesarios para hacer monitoreo de la situación en los diferentes países, la vulneración de los

16 “Carta desde el Futuro ALER2020”

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Page 57: Radio comunitaria en Latinoamérica

derechos a la comunicación y el seguimiento legal (en instancias que van desde los Tribunales

nacionales a instituciones internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos)

y propuestas jurídicas que puedan convertirse en leyes. Entre sus demás ejes de trabajo, como la

capacitación, investigación, producción y fomento de las redes de radios, estas organizaciones

invierten mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucho tiempo en hacer incidencia política, lobbies para

conseguir marcos regulatorios que beneficien a las radios comunitarias. Se pasan el día

conspirando.

“En enero del 97, asistí al III Congreso de ANARAP en Santiago de Chile. Llego, saludo a los

radialistas amigos.

—¿Cómo están, qué andan haciendo? —Lo de siempre —me respondió John Maulén, uno de los

directivos—, conspirando.

Me sorprendió la respuesta. Pensé que había entendido mal.

—Entendiste bien, hermano —John no perdía su sonrisa franciscana—, conspirando. Compartiendo

el aire, que eso significa la palabra. Peleando, como siempre, para compartir el espectro

radioeléctrico.

No empujen, que todos cabemos en el dial, fue la consigna en el Peru. Una reforma agraria del

aire, proclamaron los brasileros. Una conspiracion, dicen ahora, con sabia picardía, los colegas

chilenos.” (López Vigil : 2009)

Y por ultimo, es necesario, para la consecución de marcos regulatorios que beneficien y faciliten la

labor de las radios comunitarias, que la sociedad civil sienta la necesidad de que existan radios

comunitarias y se movilice para asegurar su derecho a la comunicación. Éste es a veces el punto

débil en las estrategias para hacer incidencia política en pro de nuevas legislaciones. Si la sociedad

civil, las audiencias (reales o en potencia) no se involucran en las luchas por demandar a los estados

el libre ejercicio del derecho a la comunicación la batalla de radios y coordinadoras no es que sea

imposible, pero sí es ardua y muchísimo más difícil. Porque pierde, de alguna manera, legitimidad.

Por este motivo, por ejemplo, es que lleva ya demasiado tiempo detenida la propuesta de Ley de

Comunicación en el Ecuador, elaborada por varias organizaciones sociales (entre ellas ALER y

AMARC). La sociedad civil no sintió suya la reivindicación y el poder político y legislativo vió en

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Page 58: Radio comunitaria en Latinoamérica

ello la excusa perfecta para congelar el proceso. Si la gente no lo pide, no lo grita, no lo exige... va a

ser muy difícil cambiar la situación de alegalidad o ilegalidad que viven las radios comunitarias en

muchos países del continente.

Cuando la lucha da sus frutos: La nueva Ley de Medios Audiovisuales en Argentina

En la Argentina la gente lo pidió, lo gritó y lo exigió. Y ahora cuentan con la Ley de Comunicación

más avanzada en cuanto a reconocimiento de los medios de comunicación comunitarios y

populares, en Latinoamerica y posiblemente en el mundo. Veamos cómo fue el proceso y cómo es el

resultado.

La organización que impulsó la movilización para modificar la ley fue el Foro Argentino de Radios

Comunitarias, FARCO. Pero sabían que no querían hacerlo solos, más bien, sabían que no podían

hacerlo solos. Como hemos hablado antes, para procesos de incidencia política de gran

trascendencia es necesario que se involucre la sociedad civil. Así que FARCO convocó a cientos de

actores sociales, sindicales, universitarios, artistas, etc. formando la Coalición por una

Radiodifusión Democrática. Esta coalición crearía, en 2004, el documento “21 puntos básicos por el

Derecho a la Comunicación”, base de la Ley 26522, la nueva ley que regula el ámbito de la

Comunicación Audiovisual en Argentina.

Como hemos visto anteriormente en el caso argentino se da, en muchos de los casos, una potente

identificación entre radios comunitarias y movimiento social, lo que le dió muchisima fuerza a las

movilizaciones por incidir en la nueva ley. Ya no era solo un grupo de pequeñas radios, ni tan

siquiera era solo una coordinadora nacional como FARCO... se trataba de amplios sectores del

movimiento social articulándose y aliándose para defender de manera unitaria su derecho a la

comunicación. Y juntas y juntos lograron una ley de comunicación que tiene en cuenta y promueve

la labor de los medios comunitarios.

Se hizo mucha fuerza durante años para que cada uno de los 21 puntos porpuestos por la Coalición

tuviera su espacio en la nueva ley. Y se logró. En la nueva ley está recogido por ejemplo el carácter

esencialmente constructor de ciudadanía y comunidad de la radio, que no debería ser nunca un

simple negocio comercial. En la ley encontraremos que

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Page 59: Radio comunitaria en Latinoamérica

“ La actividad realizada por los servicios de comunicación audiovisual se considera una actividad

de interés publico, de carácter esencial para el desarrollo sociocultural de la población por el que se

exterioriza el derecho humano ainalienable de expresar, recibir, difundir e investigar informaciones,

ideas y opiniones.”

Otro avance es la visibilidad y reconocimiento que la nueva ley da a otras formas populares de

hacer comunicación. Hasta el momento había estado vigente el Decreto Ley 22.285, que proviene

de la Dictadura, y que no permitía que organizaciones sin fines de lucro fueran propietarias de

medios de comunicación. La comunicación era un negocio sí o sí. Porque, ¿para qué iba a querer

alguien transmitir sin afán de lucro? En fin, la nueva ley reserva ni más ni menos que el 33% del

espectro radioeléctrico para las organizaciones sociales que ejercen la comunicación como un

derecho, no como un negocio. Esto es lo más importante de la nueva ley: 1 de cada 3 radios puede

ser comunitaria.

Otro aspecto muy interesante de la nueva ley, visto el panorama de “latifundio mediático” que

existe en muchos países latinoamericanos, es la limitación de la concentración de licencias. Así, no

se podrán abarcar más del 35% de la audiencia del país. De esta manera la Ley pretende garantizar

los principios de diversidad, pluralidad y respeto por lo local, que estaban presentes en los 21

puntos propuestos por la Coalición por una Radiodifusión Democrática.

También hay novedades en cuanto a los contenidos: un 60% deberá ser de producción nacional y un

30% tiene que ser de producción propia. Además se deberá producir y transmitir una cantidad

mínima de contenidos para el publico infantil, y se incluyen varios artículos sobre la promoción de

“la igualdad entre hombres y mujeres y el tratamiento plural igualitario y no estereotipado, evitando

todadiscriminación por género u orientación sexual”.

Cómo dicen desde FARCO “Sabemos que un nuevo modelo de comunicación no se construye

solamente con una nueva Ley. Pero sin ella, se vuelve una tarea imposible”. La nueva ley en

Argentina marca un hito en la lucha por la legalidad de las radios comunitarias, que es una victoria

en la lucha por el derecho a la comunicación de los pueblos.

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Page 60: Radio comunitaria en Latinoamérica

MIRANDO HACIA EL FUTURO: la radio comunitaria y la comunicación popular en

América Latina en el siglo XXI

La radio más allá de la radio

“La radio podría ser el sistema de comunicación pública más maravilloso que se pueda imaginar...

si fuera capaz, no solo de transmitir, sino también de recibir, permitiendo así que el oyente, además de escuchar, hable"

Bertolt Brecht

Seguramente Bertold Brecht no imaginó que lo que planteaba en 1930 un día sería posible. Hoy en

día existe un creciente grado de interactividad entre las radios y sus audiencias, y esto ha sido

posible, en gran parte, gracias a la inclusión de nuevas tecnologías en el quehacer radiofónico.

Uno de los grandes temas de discusión y análisis que se han incorporado en las radios comunitarias

los ultimos años son los impactos de las llamadas nuevas tecnologías, la digitalización y la

multimedialidad. La pregunta clave que se hacen las radios es: ¿Qué impactos tienen estos cambios

en nuestro quehacer? A lo que las radios comunitarias suman: ¿Estos cambios tienen importancia

para nuestros objetivos políticos?

Antes de contestar a esta pregunta, es importante situarnos históricamente, como medios de

comunicación comunitarios insertos en el movimiento social, en lo que se ha venido llamando

“Sociedad Red”, que ha sido definido por Manuel Castells como “una estructura social hecha de

redes de información propulsadas por tecnologías de la información” (Castells : 2002). Se puede

decir entonces que el “informacionalismo” viene a reemplazar al industrialismo como paradigma

tecnológico, y que la revolución tecnológica en los campos de la información y el conocimiento da

origen a una nueva estructura social: la sociedad red, donde todo el mundo puede estar

interconectado.

Esto ha impactado profundamente en nuestras relaciones humanas, pero también en los modos de

hacer las cosas, de hacer política y de comunicarnos. En la radio comunitaria también, sin duda. En

los ultimos tiempos se produjeron cambios en todo el proceso de la radio: la producción, la emisión,

la recepción y la interacción entre emisor y receptor.

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Page 61: Radio comunitaria en Latinoamérica

� En la producción: La mayoría de las emisoras comunitarias que participaron utilizan

Internet para la producción de programas de radio y emiten en sus programaciones audios

producidos por otras organizaciones que descargan de distintas páginas web. La

conectividad posibilita el acceso a mayor cantidad de fuentes indirectas y también a

compartir producciones con mayor inmediatez que la que permitía el envío de casetes y/o

CD.

� En la emisión: La emisión se modificó o se complementó con otros dispositivos. Muchas

radios están emitiendo su señal en línea a través de Internet y existen proyectos que solo

transmiten a través de este canal.

� En la difusión: El carácter efímero de la radiodifusión se ha transformado por la posi-

bilidad de difundir masivamente archivos de sonido, por ejemplo en formato podcast, con

posterioridad a su salida al aire en vivo.

� En la recepción: La recepción sufrió modificaciones sustanciales. La aparición de teléfonos

celulares que brindan muchas más funciones que la comunicación telefónica y que tienen

receptores FM. los reproductores de archivos mp3 alientan la producción de contenidos para

descargar y compartir. Algunos estudios señalan un avance en la escucha on-line y un

descenso en la escucha de radio en general.

� En la relación con las audiencias: Las nuevas tecnologías permiten una mayor interacción

con las audiencias, lo que ha sido un anhelo histórico de las radios comunitarias, al hacer

posible la comunicación entre pares y facilitan la generación de sujetos productores críticos.

En este punto es importante mencionar que, pese al creciente uso del internet en todo el

mundo, sigue existiendo una brecha tecnológica (analógica y digital) en el mundo: no todo

el mundo tiene todavía acceso a Internet, ni siquiera todo el mundo tiene acceso a luz. Pero

desde las organizaciones que promueven el derecho a la comunicación se avanza poco a

poco, cada día, por ir reduciendo esa brecha.

Otro gran tema relacionado con la revolución tecnológica y que actualmente está siendo muy

discutido en el entorno de las radios comunitarias es la digitalización de la radio, que no es lo

mismo que la radio por internet o radio on-line.En la radio analógica -la que utilizamos actual-

mente- se emiten señales de audio que podríamos equiparar a las ondas del sonido. En cambio, en la

radio digital el sonido se convierte en dígitos -ceros y unos- para conformar una señal. En ambos

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Page 62: Radio comunitaria en Latinoamérica

casos las ondas utilizan el espectro radioeléctrico y el aparato receptor debe convertirlas en ondas

sonoras captables para el oído humano.

¿Porqué la digitalización? Sus promotores sostienen que permitiría un mejor aprovechamiento del

espectro radioeléctrico, mejor calidad de sonido y la incorporación de servicios adicionales

-imágenes o textos- destinados a aparatos receptores como los teléfonos celulares.

Pero la digitalización no conlleva en sí misma y necesariamente un escenario favorable para las

radios comunitarias, ya que esta posibilidad tecnológica favorezca la democratización de las

comunicaciones depende de la forma en la que se implemente y la regulación que se plantee en cada

país. Como dice Bruce Girard, fundador de la Agencia Pulsar, “el pasaje a la radio digital es para las

radios comunitarias una oportunidad de poner en la agenda publica qué sistema de comunicación

queremos”.

AMARC hizo en 2011 un estudio llamado La Radio después de la Radio, para medir el impacto de

la revolución tecnológica y la digitalización entre sus radios socias. Se observó un aumento

progresivo de la incorporación de Internet y sus aplicaciones al proyecto comunicacional de las

emisoras en la medida en la que mejora la conectividad, se abaratan los costos del equipamiento y

se multiplican saberes específicos. Tanto las emisoras como los programas de radio utilizan Internet

para comunicarse con sus oyentes a través del correo electrónico, las redes sociales, los blogs y las

páginas web.

Entonces podemos concluir que una gran cantidad de las radios comunitarias de América Latina han

incorporado las nuevas tecnologías al desarrollo de sus proyectos comunicacionales. También se

puede afirmar que mayor cantidad de emisoras que a través de estas nuevas herramientas de

comunicación comparten experiencias como productoras de contenidos.

¿Cuáles son las herramientas “hijas” de la revolución tecnológica más usadas por las radios

comunitarias por los beneficios y soluciones que ofrecen para satisfacer sus necesidades?

� Portales intercambio de audios

� Teléfonos celulares

� Sitios web para las radios/Blogs

� Podcast

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Page 63: Radio comunitaria en Latinoamérica

� Wiki

� Software Libre

� Red inalámbrica de ordenadores

� Telecentro comunitario/Centro de Medios Independientes

� Streaming

Vigencia de la radio como herramienta de comunicación

Todavía habrá quién se pregunte si la radio es hoy, en plena era del Internet y las Nuevas

Tecnologías de la Información y la Comunicación, un medio con vigencia en las sociedades

latinoamericanas.

En palabras del comunicador Rafael Roncagliolo, no es que otros medios de comunicación hayan

suplantado a la radio, sino que cada medio se ha reacomodado en un escenario cambiante con

necesidades diversas. “La radio sigue siendo el medio de comunicación más universal. Puede

decirse que los ciudadanos se enteran de las noticias por la radio, las confirman por la televisión y

las reflexionan, al día siguiente, con el diario... Tal especialización explica que no haya habido

reemplazo de la radio por la televisión, como no lo hubo cabalmente del cine por la televisión ni del

teatro por el cine, ni del libro por el periódico... La historia de los medios registra sumatorias y

especializaciones, no desplazamientos mecánicos”.17

Pero es que además la radio del siglo XXI no es ya la radio de antes, también está en el proceso de

integrarse a la revolución tecnológica junto al resto de medios de comunicación. Emisión digital,

difusión por satélite, emisoras on-line, radio a la carta, etc. Luego veremos algo más sobre el

binomio radio e internet, que ha abierto un mundo de posibilidades a las radios comunitarias.

17 El lenguaje de la radio, ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Española, Zacatecas, México, abril 1997.

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Page 64: Radio comunitaria en Latinoamérica

Vigencia del proyecto político comunicacional de las radios comunitarias

En los ultimos años tanto las radios comunitarias como las coordinadoras y asociaciones que

trabajan por el derecho a la comunicación se han hecho esta pregunta: ¿tiene vigencia el proyecto

político que impulsamos hace más de 50 años? ¿Somos algo más que un medio de comunicación,

entendido como herramienta? ¿Seguimos al servicio de los pueblos, de los excluidos, de los

marginados? ¿Tenemos audiencia? ¿Tenemos sentido, una razón de ser en el siglo XXI?

El mundo está cambiando muy rápido, y la radio comunitaria, inserta en el movimiento social que

se debate por encontrar su lugar para hacer frente a los embates del neoliberalismo y no morir en el

intento, busca su nuevo espacio, su nuevo rol y la vigencia de su proyecto político comunicacional.

¿Qué entendemos por vigencia del proyecto político de las radios comunitarias? Segun la

comunicadora Beatriz Villagómez, este concepto hace referencia a “el grado de concordancia y

correspondencia entre las definiciones conceptuales teóricas de la radio popular y las que se ejercen

en la práctica, el grado de correspondencia entre las definiciones conceptuales de las radios

seleccionadas en la muestra y el grado de correspondencia y ajuste de dichas radios a los procesos y

desafíos de los nuevos contextos nacionales y continentales en función de su labor comunicacional”

(Villagómez : 1998).

ALER y AMARC han impulsado los ultimos años investigaciones sobre el tema, para ver cómo se

situan las radios comunitarias en este nuevo escenario. Fruto de estas investigaciones, que incluyen

muchas visitas a las radios y entrevistas con sus comunicadores y comunicadoras, así como con

académicos y “expertos” en radio comunitaria, han visto la luz libros como ¿Siguen vigentes las

Radios Populares? Opinan 30 especialistas latinoamericanos y La Radio Popular frente al nuevo

siglo: estudio de vigencia e incidencia, ambos editados por ALER en 2001.

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Page 65: Radio comunitaria en Latinoamérica

Retos y desafíos que viven las radios comunitarias frente al nuevo siglo

En estos estudios se evidencian retos de diversa naturaleza que viven las radios comunitarias en este

nuevo siglo:

A. EL CONTEXTO

Luis Dávila, ex-vicepresidente de AMARC, piensa que el cambio de época ha puesto a las radios

comunitarias en una encrucijada de la que todavía no salen. “A fines de los 80 y principios de los 90

ocurrió el cambio de época: globalización, final de la guerra fría, transnacionalización de la

economía, revolución de las comunicaciones, aparición de la tecnología digital (...) en esta nueva

etapa la radio no sabe qué hacer. Yo creo que en estos ultimos cinco años, o quizás hace un poco

más, algunas radios han comenzado a encontrar el camino, muchas todavía están en el principio de

la busqueda o están ya en el proceso, otras estan perdidas en el pasado”. (Gutiérrez y Mata : 2001)

A veces, esta pérdida de identidad tiene que ver con la frustración, la desmotivación frente a la

difícil situación que se vive en el continente, que tuvo su punto álgido en los 90, la “década perdida

de América Latina”. En los 70 y 80 parecía que las cosas iban a cambiar, se sentía el aire

revolucionario en muchos países del continente. El movimiento popular organizado logró quebrar

regímenes dictatoriales, y los medios de comunicación al servicio de los pueblos aportaron mucho a

que ello fuera posible. Han pasado más de 30 años de aquello y la situación no ha cambiado tanto.

A las dictaduras político militares les siguió la dictadura de la economía, que se llama

neoliberalismo, y los pueblos latinoamericanos siguen sumidos en situaciones de pobreza y

desigualdad. Esta sensación de derrota en muchos casos ha calado en los proyectos de radio

comunitaria. Como comenta José Ignacio López Vigil, director de Radialistas Apasionad@s, “nos

topamos con gente que antes por una mística, por una motivación se amanecía en la calle

recogiendo entrevistas y estaba convencida de que su radio, junto con miles de radios y junto con

miles de actrores sociales iban a transformar rápidamente la sociedad y ahora se han desengañado

un poco, y se han dado cuenta de que el peso de los opresores es demasiado fuerte y eso desmotiva

mucho y a veces lleva a actitudes individualistas, actitudes “quemeimportistas”, de decir yo hago mi

trabajo y del resto que se ocupen otros”.

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Page 66: Radio comunitaria en Latinoamérica

Esta indefinición por el cambio de era supone un reto para la continuidad y la vigencia de las radios

comunitarias, claro está. A veces se habla incluso de que han perdido su razón de ser, ya que no hay

un enemigo definido. Muchas de estas radios nacieron en medio de regímenes dictatoriales, lo que

hacía más fácil tomar posición. Ahora el enemigo es difuso, se llama neoliberalismo y sus efectos

son igualmente devastadores. Pero las democracias han adormecido a muchos de los proyectos de

radio comunitaria, de igual manera que han desarticulado a parte del movimiento social. Roberto

Durette, director de la que fuera radio minera en Bolivia, la Pío XII, piensa que la urgencia por

articular el movimiento de radios comunitarias es mucha: “Evidentemente en la democracia no te

pueden cerrar la boca a la fuerza, pero si tampoco tienes en las manos medios para hacerte escuchar

es casi igual como antes. Puedes caminar tranquilo, en las calles no te van a poner en la cárcel por

decir lo que piensas, pero al final las reglas del juego no son iguales para los sectores populares

como para los que tienen el poder económico”.

B. LAS FORMAS y EL FONDO

El problema es que algunas de las radios, o bien han perdido su razón de ser al servicio de sus

pueblos y se acercan peligrosamente a perfiles casi de radio comercial, o bien se han quedado

ancladas al pasado, usando los formatos y discursos de los duros años de dictaduras. En este ultimo

caso supone un grave problema con sus audiencias, sobretodo las más jóvenes, que además han

crecido con la cultura tecnológica y audiovisual y de por sí ya son un publico difícil de captar para

al radio. Si además el discurso y las formas que se usan suenan a nostalgia del pasado, esas

audiencias se pierden totalmente, y con ello las posibilidades de hacer incidencia en determinados

sectores. Pero entonces... ¿hay que adaptarse a los modos y formatos de las radio-fórmulas, para

captar a la audiencia joven? No se trata de copiar, sino de tener creatividad a la hora de pensar

formatos y discursos. La radio comunitaria no puede abandonar su espíritu, como espacio de

elaboración y difusión de valores alternativos y contrahegemónicos. Es decir, estos valores le son

propios, su vocación de incidir en la opinión publica desde el pensamiento crítico y emancipador.

Pero hay que revisar muy a fondo de qué manera se están difundiendo estos valores en el siglo XXI.

Denise Brunet, de el Equipo de Comunicación Maíz, de El Salvador, lo ve así: “Todavía seguimos

demasiado con el discurso de aquellos años duros, de la guerra, hablando del “enemigo” sin

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Page 67: Radio comunitaria en Latinoamérica

matizar, sin utilizar el humor, sin reflejar la cultura de la gente. Esto no significa que hay que

ablandar el marco. El marco es duro”. Pero el lienzo debería ser más suave, a juzgar por la

autocrítica que hacen muchos de los expertos y expertas en radio comunitaria.

C. LA RELACIÓN CON OTROS ACTORES SOCIALES

Otro grave problema que viven muchas de las radios comunitarias hoy es su desvinculación con el

movimiento social y otros actores de la sociedad civil. Se usan como “fuentes noticiosas” pero en

muchas ocasiones se ha perdido el nexo, lo que ha provocado, necesariamente el debilitamiento de

la razón de ser de las radios comunitarias, como herramienta de comunicación al servicio de los

pueblos.

Roberto Durette, director de radio Pío XII en Bolivia, ve fundamental actuar contra este punto débil

de las radios comunitarias en la actualidad: “Para influir creo que la radio popular no puede estar

aislada; tiene que participar con otros; si no existen tiene que crear redes con quienes tienen más o

menos la misma visión, los mismos objetivos, para fortalecerse”.

También en este punto es importante mencionar las debilidades en la construcción y fortalecimiento

de “redes”: alianzas estratégicas con otras radios o proyectos comunicacionales, sea de forma

autónoma y “desde abajo” o sumándose a espacios ya existentes y con capacidad de incidencia a

nivel regional, continental o internacional, como ALER o AMARC. En este sentido, pese a que el

sentir mayoritario entre las radios comunitarias es que es necesario y estratégico fortalecer las redes

existentes y crear nuevas, hay bastantes desafíos para hacerlo.

Uno de ellos es la incapacidad para activar determinados nodos de las redes frente a problemáticas

comunes. Segun Luis Dávila, ex vicepresidente de AMARC, “una red no tiene que funcionar “todos

a la vez” como los tres mosqueteros permanentemente: deberíamos poder decir “ahora me conecto

con fulano porque tenemos un problema comun”, o “ahora nos conectamos todos porque es de

todos el problema” o “ahora nos comunicamos entre cinco porque es de cinco el problema”. La

incapacidad de convertir a las redes en estructuras flexibles y amoldables al contexto provoca su

inoperancia y, por tanto, que las asociadas o aliadas pierdan interés y no vean con claridad, en lo

concreto, qué les beneficia de formar parte de una red, y qué les pide a cambio. Es un pez que se

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Page 68: Radio comunitaria en Latinoamérica

muerde la cola.

Pero hay otros retos, quizá incluso más de fondo. Adalid Contreras, de Erbol, piensa que uno de los

problemas es la no pertenencia a la red, la no existencia de un sentimiento identitario: “Siempre se

piensa en la red como la vaca lechera de la que hay que mamar y no como un elemento importante

de proyección, de ganancia también”. Es decir, que es importante vencer esa idea de que la red nos

da, pero no nos exige, porque de esta manera el planteamiento estratégico de trabajo en red no

funciona, no es sostenible.

D. LAS MANERAS DE TRABAJAR

En muchas de las radios el trabajo de comunicadores y comunicadoras se realiza voluntariamente,

sin remuneración, o si sí hay alguna paga es en forma de pequeños estipendios las más de las veces.

Esto genera una dinámica de rotación de personal, de fuga de talentos, de temporalidad en el

proyecto de comunicación. Esto, que es entendible, provoca cierta inestabilidad a los proyectos de

radio, ya que el personal se capacita, adquiere experiencia y responsabilidad, pero luego debe

ausentarse. La figura del “voluntario” no es la misma que la del “militante”, no está igual de

comprometido con el proyecto y por tanto no se le puede pedir lo mismo. Dado el contexto histórico

de aparentes “democracias” en el continente predomina más el primer perfil que el segundo en

muchos de los proyectos radiofónicos. Esto impacta en los resultados y en las formas de trabajo que

se dan en el seno de las radios.

Por otra parte muchas radios trabajan ahora 'puertas adentro'. La huida de las radios hacia adentro es

una huida de su esencia. Esta esencia está afuera, con la gente, con la vida cotidiana y con la lucha

por una vida más digna. Son cada vez menos las salidas al campo. Al mismo tiempo se debilitaron

las redes de reporteros o corresponsales populares, que permiten esa vinculación fundamental para

seguir en sintonía con lo cotidiano.

E. EL ÁMBITO DE ACTUACIÓN

La radio popular sigue teniendo su principal fuerza en lo local. La explosión de radios locales

comunitarias en muchos países refuerza esta constatación. Su importancia está en ámbitos como la

intercomunicación, lo informativo, los servicios, la solidaridad. A pesar de esta importancia, las

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Page 69: Radio comunitaria en Latinoamérica

radios corren el peligro de volverse marginales, si no saben combinar la cercanía con la calidad.

Las radios insertas en el movimiento de radiodifusión comunitaria han sido fuertes en lo local y lo

regional, pero han demostrado ser incapaces en casi todos los casos de aportar en la construcción de

opinión publica nacional, a no ser que se alíen entre ellas y se aglutinen en organizaciones de

carácter nacional o internacional.

“La radio local es como un espejo” —decía Vinny Mohr, directora de Radio Coop, en Vancouver —

“La nacional, como una ventana”. En las emisoras locales, ciertamente, la audiencia se ve

reflejada, se habla de sus problemas, tienen abiertos los micrófonos. A través de la radio local los y

las radioescuchas se conocen mejor, porque se miran a ellos y ellas mismas. En cambio las emisoras

nacionales son más bien como una ventana, que se abre para mostrar a sus audiencias lo que pasa a

más distancia, enseñan otros mundos y a sus pueblos. Una de las debilidades que se han mostrado

en los diferentes estudios sobre la vigencia de la radio comunitaria realizados los ultimos años es

que éstas son demasiadas veces espejo y casi nunca ventana. Las radios comunitarias se han

centrado casi exclusivamente en lo local, siendo incluso esto su señal distintiva frente a las grandes

radios comerciales. En un mundo cada vez más globalizado , si bien es cierto que es importante

mirar la propia cultura y el conflicto más cercano; también se hace imprescindible que la gente

maneje el contexto más amplio, donde necesariamente se insiere lo local. Porque si nos miramos

demasiado en el espejo corremos el peligro de ensimismarnos demasiado con nosotros mismos y

perdernos la grandeza y miseria que ocurre más allá de la ventana.

Quizás hace 50 años era más difícil abrir esa ventana por los limitantes tecnológicos existentes, pero

hoy en día, con las posibilidades de romper los límites espacio-tiempo que nos ofrece el internet,

mantenerla siempre cerrada es un error y una gran debilidad para las radios comunitarias.

F. LA INCIDENCIA, EL IMPACTO

En algunas radios comunitarias se siente que su impacto es mínimo. Que no son un referente para la

formación de opinión publica. Que no contribuyen a poner temas sobre la agenda publica. Las

radios comerciales, que forman parte la mayoría de veces de mega-consorcios mediáticos, tienen los

recursos económicos, humanos y tecnológicos para instalarse en el dial y captar audiencias.

Pero hay que decir que en muchos lugares siguen siendo las radios comunitarias las más

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Page 70: Radio comunitaria en Latinoamérica

escuchadas. O, al menos, las que gozan de mayor credibilidad y legitimidad por parte de sus

radioescuchas. Las comunidades sienten un sentido de pertenencia hacia la radio, son instituciones

importantes a la par de los consejos comunales o ayuntamientos municipales. Eso las fortalece y ha

permitido que se sostengan en el tiempo. Porque no están solas, no son de un empresario o de una

familia, son de toda la comunidad.

Importante no obsesionarse con el “rating”, la manera de medir el impacto de una radio comunitaria

no es igual a cómo miden sus audiencias las emisoras comerciales. Como dice José Ignacio López

Vigil, “una emisora informativa, une emisora educativa, no compite contra una cajita de musica al

aire libre, no compite contra un tocadiscos sin paredes que son la mayoría de las emisoras

musicales”. En todo caso, la competencia de las radios comunitarias serán las emisoras

informativas, las que difunden pensamiento y crean opinión publica. En estas emisoras sí es

importante fijarse, ver qué información manejan, qué discurso tienen, qué valores promueven, qué

formatos usan. Pueden servir de fuente de inspiración, pero no es cuestión de copiar los formatos y

maneras de hacer de las radios comerciales. Las radios comunitarias deben buscar su propia

personalidad, pero sin olvidar que trabajan para generar un impacto y una incidencia.

Hay mucho complejo de inferioridad en muchas de las radios del continente, se sienten chiquitas,

impotentes frente a los grandes consorcios radiofónicos que copan el dial. Este sentimiento de “no

puedo competir” provoca en muchas ocasiones mediocridad y falta de afán de superación en las

radios, lo que finalmente genera pérdida de audiencia e impacto posible.

G. LA SOSTENIBILIDAD

Uno de los grandes retos que están viviendo todas las emisoras comunitarias en América Latina y el

Caribe es su sostenibilidad como proyectos. Segun los diferentes estudios realizados por ALER, el

70% está en una situación precaria o logra apenas una estabilidad mínima. Las radios se encuentran

con una importante falta de recursos, a todos los niveles: económicos, humanos y tecnológicos. Esta

situación viene dada en parte por la crisis de las agencias de cooperación, que están retirando sus

fondos de financiación de muchos países. En este sentido, los proyectos de comunicación son de los

primeros en caer, ya que muchas financiadoras siguen considerándolos como no prioritarios, frente

a proyectos más enfocados en la salud, las infraestructuras o la educación. Pero también es cierto, a

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Page 71: Radio comunitaria en Latinoamérica

modo de autocrítica, que los proyectos de comunicación, en muchos casos, no tienen un plan de

autogestión formulado, se depende en exceso de ayuda externa, y cuando ésta ayuda no llega,

muchas radios sencillamente salen del aire.

La crisis de las agencias no es una situación pasajera, parece haber llegado para quedarse, por lo

que el reto ahora no es cómo volver a atraerlas, sino más bien poner creatividad para pensar

fórmulas de autogestión que permitan a las radios comunitarias seguir trabajando. No se trata de

abandonar el proyecto político de las radios por enfocar todas las energías en conseguir recursos, las

radios comunitarias no son entidades con fines de lucro, pero sí necesitan cubrir unos mínimos que

aseguren su mantenimiento. Cómo decía el director del Centro Peruano de Estudios Sociales,

Mariano Valderrama, “una cosa es sin fines de lucro y otra con fines de quiebra”. (López Vigil :

2009).

Además de la necesidad de elaborar estrategias que aseguren la sostenibilidad económica de los

proyectos de radio comunitaria, una dimensión fundamental es su sostenibilidad social. En ella

caben tanto las relaciones con sus audiencias, asegurar que existe una base social que las legitima;

como la conformación de redes y alianzas con otros actores sociales en su entorno (tanto

organizaciones que trabajan en el ámbito ocupacional como el movimiento social en general). Para

la radios comunitarias asegurar la sostenibilidad social de sus proyectos es un reto actualmente: la

competencia las aleja en ocasiones de sus audiencias, y por otra parte, no se ha puesto suficiente

énfasis en invertir esfuerzos consolidando redes y alianzas. Esto resta legitimidad, y por tanto fuerza

e impacto, a los proyectos de radio comunitaria.

La sostenibilidad social no es tema baladí. La vigencia de un proyecto de comunicación depende en

gran parte de las relaciones sociales y de colaboración mutua que se establecen con los actores

sociales de su ámbito. En otras palabras, el tejido social que la radio logra crear con otros actores de

su entorno es un factor fundamental para su éxito.

Por lo tanto, van a ser vitales las relaciones de cooperación que se establezcan entre las radios

comunitarias y otros actores del movimiento social y de la sociedad civil.

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Page 72: Radio comunitaria en Latinoamérica

F. CAPACITACIÓN

Otro de los puntos débiles que muestran las radios comunitarias actualmente es su decreciente

capacidad de impulsar procesos de capacitación interna. Se invierte menos en capacitación y

autoformación interna, y se tiende a delegar en muchos casos esta responsabilidad a las grandes

asociaciones como ALER o AMARC, o a las coordinadoras nacionales.

Existe una falta de metodologías que beban de las riquísimas experiencias de educación popular que

se han vivido en el continente, pero adaptadas a los nuevos tiempos. Aunque existen experiencias

interesantes, como el proyecto de capacitación para comunicador@s “Voces Unidas” impulsado por

Erbol en Bolivia, se echa de menos la creatividad y centralidad de los procesos de capacitación en el

seno de las radios comunitarias.

Otro reto que se plantea en los proyectos de radiodifusión comunitaria es la inclusión de más

mujeres en los mismos. Ya hemos hablado de la participación de las mujeres en las radios

comunitarias, pero para ofrecer un dato que respalde la afirmación de que sigue siendo una

asignatura pendiente, es importante señalar que el 63% del personal de las instituciones radiofónicas

son hombres. Además, pese a casos contados, los puestos de dirección y toma de decisiones de las

radios siguen estando dominados por hombres.

Y a pesar de todo...

Hemos visto algunas de los principales problemas a los que deben hacer frente actualmente las

radios comunitarias en el continente, los obstáculos con los que se encuentran y las críticas que se

hacen desde dentro a su propio rol como agentes de cambio dentro de un mundo cambiante

dominado por la revolución tecnológica. Parecería que los desafíos son demasiados como para

hablar de una vigencia real de las radios comunitarias en la sociedad de la información. Pero los

mismos estudios que planteaban los puntos débiles del movimiento de radios populares, también

demuestran la cantidad de fortalezas que el mismo sigue teniendo, a pesar de los pesares, o quizá

gracias a ellos.

En general, se asocia la vigencia de las radios comunitarias a su capacidad por conectarse con las

mayorías excluidas y marginadas del contintente, con los sectores populares, con las comunidades

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Page 73: Radio comunitaria en Latinoamérica

rurales. Hablan su mismo idioma, en sus mismos códigos, y tratan temas que no son escuchados en

otros medios comerciales. Son espacios abiertos a la expresión de sus radioescuchas, de difusión de

sus problemáticas, intereses e inquietudes, de sus luchas y reivindicaciones. Generan una

comunicación de ida y vuelta con sus audiencias. Esta conexión con sus publicos, a un mismo nivel,

es lo que hace que no las radios comunitarias históricas se mantengan y que surjan nuevas emisoras

de carácter popular en muchos rincones del continente.

También es importante para su vigencia el fuerte componente constructor de identidad colectiva que

tienen estas radios. A través de la programación de estas emisoras se difunden valores culturales, de

sentimiento de pertenencia a determinadas identidades (como pueblos indígenas y

afrodescendientes, clase, parte del movimiento social). Esta labor es muy importante y añade valor

y vigencia a las radios comunitarias del continente, ya que la oferta de los medios de comunicación

comerciales promueve los valores de la cultura occidental, a través de la musica, los contenidos y

los formatos radiofónicos que copian a las radiofórmulas. Estas emisoras pretenden en muchos

casos “homogeneizar” a las audiencias, sin resaltar sus rasgos culturales diferenciales, mucho

menos promoverlos y preservarlos. Por eso esta línea identitaria es una gran baza para las radios

comunitarias, lo que las acerca a las audiencias y multiplica su impacto.

Para José Ignacio López Vigil ha habido varias “inyecciones de vitaminas” para curar a las radios

comunitarias frente a todos los males que las han acuciado los ultimos años, y que hemos visto

anteriorimente. La “primera inyección” ha sido la modernización tecnológica. Ya hemos visto las

ventajas y avances de la revolución tecnológica en todos los niveles de la radiodifusión

(producción, emisión, recepción, relación con las audiencias). Otra de las “inyecciones” de las que

nos habla López Vigil son los procesos de capacitación impulsados por organizaciones como ALER

o AMARC, o las redes locales y regionales. Muchas generaciones de comunicadores y

comunicadoras se han formado a través de talleres, seminarios y otros espacios de educación no

formal. Hará falta que, además de estas inyecciones, las radios comunitarias, a través de sus redes

más locales y cercanas, se procuren pequeñas dosis de vitaminas en forma de autocapacitación, para

no caer en una relación de dependencia de las grandes asociaciones.

En resumen, podemos hablar de la vigencia e incidencia de las radios comunitarias en América

Latina y el Caribe clasifiándolas en tres grandes grupos, segun su grado de adaptación al nuevo

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Page 74: Radio comunitaria en Latinoamérica

contexto:

� Hay radios que no han hecho una nueva lectura de los cambios profundos de las ultimas

décadas, siguen con el mismo proyecto, los mismos contenidos, los mismos formatos y el

mismo discurso de la época en que vieron la luz (en algunos casos hablamos de 50 años

atrás). Estas radios han perdido frescura y están desfasadas, tienen problemas para

relacionarse con los nuevos actores sociales y no se han sumado a la revolución tecnológica

y a los beneficios que ésta les puede otorgar. Estas emisoras no reconocen que están en

crisis, es el mundo el que está en crisis. Las emisoras que no lograron evolucionar y ponerse

a bailar al compás de los nuevos tiempos han perdido audiencia, y por tanto vigencia e

incidencia. Los diferentes estudios cuantitativos y cualitativos analizados demuestran que

esta tendencia es la minoritaria dentro del movimiento de radios comunitarias.

� Otras emisoras comunitarias sí que han renovado en cierta manera sus lecturas de la

realidad, pero todavía no elaboran un nuevo proyecto político comunicacional sólido, que se

erija como propuesta alternativa. Al contrario, sienten que les faltan referentes y modelos de

inspiración para trazar una propuesta propia. Por lo tanto estas radios sí reconocen su crisis.

Esta situación es la que viven la mayoría de las radios comunitarias latinoamericanas.

Algunas de estas radios sienten la tentación de seguir los modelos de radio comercial, para

no perder a su audiencia, lo que es muy peligroso porque perderían sus objetivos como

proyectos políticos comunicacionales. Los diferentes estudios demuestran que esta ultima

situación prácticamente no se ha dado, pero el riesgo es alto.

� Por ultimo encontramos a las radios que sí han sabido adaptarse al nuevo contexto, no sin

dificultades. Han redefinido un proyecto político comunicacional propio, conocen a su

publico y mantienen un buen contacto con él. Tienen mucha vinculación con el resto de

actores sociales, y están muy implicadas con el movimiento social popular, del que se

sienten parte, y con el que tejen alianzas estratégicas. Han logrado un nivel mínimo de

sostenibilidad económica, que tiende a la autogestión. Se han sumergido en la revolución

tecnológica, tomando de ella las herramientas que apoyen su trabajo cotidiano y el trabajo

de conformación de redes y alianzas con otros actores y radios comunitarias, para lo cual

invierten muchos esfuerzos porque lo ven estratégico. Pese a que no se puede decir que

muchos de los proyectos de radio comunitaria estén transitando en estos momentos por este

camino, sí que es cierto que cada vez son más las que se plantean que hay “renovarse o

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Page 75: Radio comunitaria en Latinoamérica

morir” y eligen la primera opción.

¿Comunicación para el Desarrollo, Comunicación para la Transformación Social o

Comunicación para el Buen Vivir?

Queremos acabar este trabajo de investigación y sistamatización analizando tres paradigmas

comunicativos que han estado en disputa las ultimas décadas, y que todavía están en construcción.

La elección de uno u otro definirá la vigencia e incidencia del trabajo de las radios comunitarias y

de cualquier medio de comunicación que se sueñe popular, libre, alternativo o en, definitiva,

emancipador y transformador.

El concepto de Comunicación para el Desarrollo empieza a usarse hacia los años 50, y partía de la

base de que los medios de comunicación tenían importantes efectos que podían conducir al

crecimiento económico de los países “subdesarrollados”. Para ellos se empezaron a promover desde

diversos gobiernos e instituciones internacionales iniciativas que implicaran la emisión de mensajes

con fines educativos sobre agricultura, sanidad, nutrición, planificación familiar y desarrollo de las

áreas rurales, etc. Más tarde se extenderían estos mensajes educativos a áreas cómo la ideología, la

cultura o la identidad nacional.

En 2003 y 2005 tienen lugar, en Ginebra y Tunez respectivamente, las Cumbres Mundiales sobre

Sociedad de la Información, auspiciadas por las Naciones Unidas. En ellas están presentes

organizaciones de la sociedad civil que intentan introducir en la agenda de discusión el concepto de

“Comunicación para el Desarrollo”. Fracasan: los gobiernos y las agencias multilaterales dominadas

por los gobiernos poderosos se concentraron en discusiones sobre nuevas tecnologías, sin adentrarse

en el tema del derecho a la comunicación, indispensable como punto de partida para hablar de

Comunicación para el Desarrollo.

Pero un año más tarde, en 2006, en Roma, tiene lugar el Congreso Mundial de Comunicación para

el Desarrollo, convocado por el Banco Mundial, la FAO y por The Communication Initiative,

organizaciones que tienen diferente naturaleza y poco en comun en su enfoque sobre el desarrollo.

Entre los 700 participantes había funcionarios de gobierno, de organismos internacionales, de

ONGs, de redes de comunicación, de todas las regiones del mundo. En Roma se sintió una gran

dificultad de poner a dialogar en las mismas salas a funcionarios del desarrollo, formados a la

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Page 76: Radio comunitaria en Latinoamérica

antigua en el concepto de un desarrollo puramente económico y vertical, y a activistas y promotores

de una comunicación diferente, más participativa y al servicio de sus pueblos. En el evento se

propuso "elaborar de forma colectiva una serie de recomendaciones estratégicas sobre los caminos a

seguir para integrar plenamente la comunicación en las políticas del desarrollo".

Los y las asistentes compartían la idea de que la comunicación es esencial para el desarrollo

humano, social y económico, y que el nucleo de la comunicación para el desarrollo es la

participación y la apropiación de las comunidades y de los individuos más afectados por la pobreza

y problemas del desarrollo.

Finalmente se consensuó una definición: “La Comunicación para el Desarrollo es un proceso social

basado en el diálogo usando un amplio abanico de instrumentos y de métodos. Se refiere también a

la busqueda del cambio a diferentes niveles que incluyen escuchar, construir confianza, compartir

conocimiento y habilidades, desarrollar políticas, debatir y aprender para lograr cambios sostenibles

y significativos. No se trata de relaciones publicas ni de comunicación corporativa”.18

Una de las teóricas que ha aportado más a la construcción del concepto de Comunicación para el

Desarrollo es Rosa María Alfaro, peruana y fundadora de la Asociación de Comunicación Social

Calandria. Uno de sus aportes fundamentales, reside en trasladar el objeto o sujeto de investigación;

es decir analizar los fenómenos, no desde el difusor (medio) que legitima al medio y a la

comunicación mediática, sino investigar lo sentido y percibido por los destinatarios, es llegar al

otro y su mundo posible. En este sentido, Alfaro afirma que para que la comunicación implique

desarrollo, debe necesariamente involucrar las experiencias de los sujetos “receptores”.

En Roma queda patente que la comunicación va a ser clave en los procesos de desarrollo. Pero se

consolidan dos visiones de cómo va a darse este proceso y para qué va a servir la comunicación.

Desde la mayoría de los gobiernos y los organismos internacionales se hace una lectura que

establece una relación causa efecto entre comunicación y desarrollo. Supone que la introducción de

tecnología y la emisión de determinados mensajes tendrían un efecto directo en el crecimiento

económico: crearían una motivación por el cambio y la innovación, que, a la larga, daría lugar al

cambio de la sociedad tradicional a la moderna. La propuesta de desarrollo, por tanto sería el

18 Incluida en el Consenso de Roma, documento resultante de las discusiones.

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Page 77: Radio comunitaria en Latinoamérica

cambio hacia una sociedad occidentalizada y capitalista.

Desde las organizaciones de la sociedad civil, la lectura es diferente: los medios de comunicación y

la tecnología aparecen como herramientas necesarias para el desarrollo pero no suficientes para

provocar el cambio social. Se centran más en las necesidades concretas de las poblaciones a las que

va dirigida, fomentando la participación de estas en la elaboración de los propios proyectos de

desarrollo. También utiliza los recursos locales, combinando medios de comunicación tradicionales

de menor alcance con los medios de comunicación con mayor alcance. Además de favorecer el

desarrollo económico y político, se centra en proporcionar autonomía e identidad a las naciones

fomentando su desarrollo social y cultural. En este momento, un sector dentro de esta línea de

concepción de esta visión de lo que la comunicación puede aportar a los pueblos, se empieza a

cuestionar el concepto mismo de Comunicación para el Desarrollo.

Estos sectores provienen de la línea de pensamiento que surge en Latinoamérica que se cuestiona la

misma idea de “desarrollo” y sus añadidos (post-desarrollo, desarrollo humano, desarrollo

sostenible, etc.). El brasileño José de Souza Silva ha aportado mucho a este debate los ultimos años,

reflexionando acerca de si es posible pensar un mundo libre del “desarrollo” como meta. De Souza

Silva va más alla y nos interpela: “¿Qué pasaría si la meta no fuera “ser desarrollado”, sino

construir comunidades felices con modos de vida sostenible?” (De Souza Silva : 2012)

Otros autores han seguido esta línea de pensamiento que cuestiona la “necesidad del desarrollo” y

lo han aplicado a la comunicación. Es el caso del periodista español Alejandro Barranquero, que

critica la perspectiva excesivamente instrumental de la comunicación, concebida como simple

tecnología al servicio de algo, que suele ir ligada a los ideales del desarrollo unico concebido desde

Occidente, un desarrollo centrado en lo económico.

En 1977, en una conferencia organizada por la Fundación Rockefeller en Bellagio (Italia), algunos

de los profesionales y teóricos más relevantes de la tan cuestionada comunicacion para el

desarrollo acordaron promover una nueva definición y orientación para la disciplina: la de la

comunicacion para el cambio social. El objetivo era desestimar la noción poscolonial y moderna de

desarrollo, al tiempo que se definía un programa comun para el nuevo siglo, basado en un enfoque

más participativo de la comunicación, y en la articulación de un cambio asentado en dinámicas

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Page 78: Radio comunitaria en Latinoamérica

comunitarias. A raíz del encuentro en Bellagio se crea el Consorcio de Comunicación para el

Cambio Social, que define así esta nueva manera de entender la comunicación: “Comunicación para

el cambio social es el proceso de diálogo publico y privado a través del cual las personas definen

quiénes son, cuáles son sus aspiraciones, qué es lo que necesitan y cómo pue- den actuar

colectivamente para alcanzar sus metas y mejorar sus vidas”.

Pese a que el cuestionamiento del concepto de desarrollo ligado a la comunicación dió un salto

cualitativo en Bellagio y más tarde en Ciudad del Cabo (segundo seminario organizado por la

Fundación Rockefeller en 1998), en sus documentos finales es fácil encontrar afirmaciones que

muestran su incapacidad de separar las ideas: “Es posible encontrar formas efectivas de usar la

disciplina de la comunicación para contribuir a acelerar el ritmo del desarrollo.” Entonces vemos

que el concepto de “comunicación para el cambio social” no ha cuajado y sigue imperando

“comunicación para el desarrollo”.

Los ultimos años se han propuesto, desde diversos espacios (ONGs, organizaciones de base e

indígenas, el ámbito académico, etc.), otros conceptos desde la crítica al “desarrollo”, como

“justicia ecosocial” o “Buen Vivir”. Estas ideas, aunque ya cuentan con algunos desarrollos en

campos como la sociología, la ecología, el derecho o la economía, aun no han permeado lo

suficiente a la comunicación, aunque es cierto que se avanza en su discusión y se buscan puntos de

encuentro para ella, como el reciente Encuentro Latinoamericano de Comunicación Popular y Buen

Vivir, organizado por ALER en septiembre de 2012. En él se dieron cita comunicadores y

comunicadoras de todo el contienente para debatir entorno a visiones no hegemónicas de la

comunicación aplicadas, no al desarrollo como concepto eurocéntrico y economicista, sino al Buen

Vivir propuesto desde las cosmovisiones indígenas.

La llamemos como la llamemos, los paradigmas de comunicación en disputa deberían plantearse,

no tanto cómo “desarrollar” a los pueblos segun modelos y necesidades que no les son propias, sino

cómo articular desde la comunicación procesos culturales, sociopolíticos o económicos con

voluntad de cambiar el injusto orden de cosas, sin una concepción meramente lineal y acumulativa,

o exclusivamente basada en medios y tecnologías, sino en la recuperación de la palabra

invisibilizada. En definitiva, más que una “Comunicación para el Desarrollo” deberíamos hablar de

una “Comunicación para la Vida”.

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En este nuevo paradigma de la comunicación ante todo se cuestiona la lógica desarrollista impuesta

desde Occidente y se pone al servicio de las necesidades de los pueblos, con vocación

emancipadora y transformadora. En palabras de José de Souza Silva:

“El ‘día después del desarrollo’ comienza el día en que América Latina sea más indignada para ser

más solidaria y más solidaria para ser más soberana; el día en que lo relevante no exista siempre en

ciertos idiomas, no sea creado siempre por ciertos actores y no nos llegue siempre desde ciertos

lugares, que nunca coinciden con nuestros idiomas, actores y lugares; el día en que la comunicación

y la educación no alienen consciencias ni domestiquen voluntades; el día en que la comunicación y

la educación sepulten la pedagogía de la respuesta que forja seguidores de caminos y abracen la

pedagogía de la pregunta que forma constructores de caminos; el día en que nuestras comunicación

y educación dejen de cultivar el pensamiento subordinado al conocimiento autorizado por el más

fuerte; el día en que la comunicación y la educación latinoamericanas ya no adopten binomios

clasificatorios—desarrollado-subdesarrollado, Primer-Tercer Mundo— que dividen a la humanidad

en superiores-inferiores, en fin, el día en que el “desarrollo” como meta es reemplazado por Ser

Feliz—el Buen Vivir, el Vivir Bien—como fin.

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