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Reacciones adversas a fármacos en combinaciones a dosis fijas
Un estudio de las notificciones espontánes recibidas en el
Centro de Farmacovigilancia de Cataluña
entre 1983 y 1997
@7[\\7EíI:1ú'l!!."'fl j¡&JJi,ilUI((]lír~::2L':.E<Jl(l);;'.!:l f.ll}J;)j J,.,;\1.-..WU!.J<',,.,.:c-,
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Tt'\,3'.o. A , · , rt
SERBIULA Tulio Febree Cordero
María Elena Amendola León
Departament de Farmacología
Universitat Autónoma de Barcelona
Junio 1999
INDICE
l. INTRODUCCIÓN
1.1. Reacciones adversas a fármacos 1
1.1.1. Historia 1
1.1.2. Epidemiología. Efectos indeseados de los fármacos en la 8
población
1.1.3. Fases de estudio de un fármaco antes de su comercialización 12
1.1.4. Mecanismos de producción y tipos de reacciones adversas a 15
fármacos
1.1. 4 .1. Reacciones de tipo A 16
1.1.4.2. Reacciones tipo B 17
1.1.4.3. Otras reacciones 18
1.1.5. Factores que pueden influir en la aparición de efectos 20
indeseados
1.1.6. Manifestaciones clínicas y diagnóstico diferencial de las 21
reacciones adversas a fármacos
I
1.1. 7. Métodos de detección de las posibles reacciones
adversas a fármacos
1.1. 7.1. La farmacovigilancia o monitorización de
medicamentos. Conceptos y métodos
1.1. 7.2. Casos aislados y series de pacientes. Cartas
al director
l. l. 7.3. Notificación espontánea
l. l. 7.4. Otros métodos
1.1.7.4.1.
1.1. 7.4.2.
Análisis de estadísticas vitales
Monitorización intensiva de pacientes
hospitalizados
25
27
29
30
35
35
36
l. l. 7.4.3. Estudios de cohorte 36
1.1. 7.4.4. Estudios casos y controles 37
1.1.8. El Programa Internacional de Farmacovigilancia de la OMS 38
1.1.9. Algoritmos de causalidad. Clasificación y utilidad 43
1.1.1 O. Metodología empleada por los Centros de fármacovigilancia 48
1. 11. El desarrollo del Sistema Español de Farmacovigilancia (SEFV) 50
1.2. Determinación de la calidad de un fármaco
1.2.1. Clasificación de los fármacos según su valor
terapéutico
1.2.2. Grado esperado de uso
1.3. Fármacos en combinación a dosis fiias (CDF)
1.3.1. Historia
55
55
60
61
61
11
1.3.2. Ventajas e inconvenientes de las CDF
1.3.2.1. Ventajas de las CDF
1.3.2.2. Inconvenientes de las CDF
1.3.3. Fármacos en CDF y patologías en las que se
justifica su uso
64
65
70
75
1.3 .4. Papel del médico ante el uso de fármacos en CDF 84
1.4. Características del Mercado Farmacéutico Internacional 86
1.4.1. Mercado Farmacéutico Español 88
2. OBJETIVOS 95
3. MATERIAL Y MÉTODOS
3 .1. Fuente de obtención de datos
3 .1.1. Criterios de inclusión y de exclusión en la
selección de la muestra de estudio y de las otras
notificaciones que intervienen en el estudio
97
97
3 .2. Combinaciones a dosis fijas "no aceptables". Muestra de estudio 98
3 .2.1 Método utilizado para la evaluación de la calidad de la_ 99
prescripción
3.3. Variables analizadas 100
III
3.4. Métodos estadísticos usados en el estudio 102
4. RESULTADOS
4.1. Características generales de las notificaciones 103
4.1.1. Descripción general de la muestra de estudio (ME) 104
4.1.2.
4.1.1.1.
4.1.1.2.
4.1.1.3.
4.1.1.4.
Procedencia geográfica
Nivel asistencial y origen de las
notificaciones
Fármacos sospechosos
4.1.2.1. Grupos terapéuticos
4.1.2.1.1. Grupos terapéuticos segim la
procedencia geográfica de las
notificaciones
4.1.2.1.2. Grupos terapéuticos según el nivel
asistencial y el origen de las
notificaciones
4.1.2.1.3. Grupos terapéuticos según la edad del
Paciente
104
105
106
107
108
109
109
110
112
4.1.3.
4.1.2.1.4. Grupos terapéuticos según el sexo 113
del paciente
4.1.2.2. Especialidades farmacéuticas
4.1.2.2.1.
4.1.2.2.2.
CDF según la procedencia
geográfica de las notificaciones
CDF según el nivel asistencial
y el origen de las notificaciones
4.1.2.2.3. CDF según la edad del paciente
4.1.2.2.4. CDF según el sexo del paciente
4.1.2.3. Principios activos más frecuentes
4.1.2.3.1. Principios activos según la
procedencia geográfica
de las notificaciones
4.1.2.3.2. Principios activos según el nivel
asistencial y el origen de las
notificaciones
4.1.2.3.2. Principios activos según la edad
de los pacientes
4.1.2.3.4. Principios activos según el sexo
del paciente
Reacciones adversas
4.1.3.1. Órganos y sistemas
113
114
115
116
117
117
118
119
120
122
122
123
V
4.1.3.1.1. Órganos y sistemas según la
procedencia geográfica
de las notificaciones
4.1.3.1.2. Órganos y sistemas según
el nivel asistencial y el
origen de las notificaciones
4.1.3.1.3. Órganos y sistemas según
la edad del paciente
4.1.3.1.4. Órganos y sistemas según el sexo
del paciente
4.1.3.1.5. Órganos y sistemas según el grupo
terapéutico,especialidad y principios
activos implicados
4.1.3.2. Reacciones adversas más frecuentes
por órganos y sistemas
4.3.1.2.1. Reacciones de hipersensibilidad
4.3.1.2.2. Características de las reacciones
adversas más notificadas en la ME
respecto a la MR
4.1.3.3. Asociaciones más frecuentes
4.1.3.3.1. Asociaciones reacción-CDF
4.1.3.3.2. Asociación reacción-principio
activo
4.1.3.4. Reacciones desconocidas
V .l
125
126
128
129
129
134
138
139
141
143
146
4.1.4. Notificaciones según la gravedad de los episodios 147
4.1.4.1. Características generales de las
notificaciones según la gravedad de las
reacciones
4.1.4.1.1. Gravedad según la procedencia
geográfica de la notificación
148
148
4.1.4.1.2. Gravedad según el nivel asistencial 148
4.1.4.1.3.
y el origen de la notificación
Gravedad según la edad del
paciente
149
4.1.4.1.4. Gravedad según el sexo 149
4.1.4.2. Fármacos implicados según gravedad de 150
los episodios
4.1.4.2.1. Especialidades farmacéuticas según la 150
Gravedad
4.1.4.2.2. Principios activos según la gravedad 151
4.1.4.3. Órganos y sistemas según la gravedad
del cuadro clínico
4.1.4.3.1. Reacciones adversas según la
gravedad del cuadro clínico
152
152
4.1.4.3.2. Asociaciones reacción-especialidad 153
y reacción-principio activo graves
4.1.4.4 Episodios mortales 159
5.
4.1.5. Desenlace de las notificaciones
4.1.6. Otras notificaciones
4.1.6.1. Notificaciones realizadas por
farmacéuticos de oficina
4.1.6.2. Notificaciones psiquiátricas
4.1.6.1. Notificaciones hematológicas
DISCUSIÓN
5.1. Caractet1sdcas de las 11ortftcaclones de
sospechas de RA a fármacos en combinaciones
a dosis fiias
5.2. Grupos farmacológicos implicados
5.3.
5.2.1. Análisis de las especialidades farmacéuticas
5.2.2 Análisis de los principios activos implicados
Reacciones más frecuentes
5.3.1. Grupos farmacológicos implicados en las
reacciones más frecuentes
5.3.2. Asociaciones previamente no descritas
5. 4. Gravedad de los episodios
160
160
161
163
164
166
168
172
175
177
178
180
182
182
VIII
5. 4 .1. Fármacos implicados según la gravedad_
de los episodios
5.4.2. Reacciones de carácter grave
5.5. Reacciones psiquiátricas en niños
5.6. Reacciones de hipersensiblidad
5. 7. Notificaciones realizadas por farmacéuticos de oficina
5.8. Limitaciones inherentes al estudio
5. 8.1. Tamaño de la muestra
5.8.2. Comparación con datos de consumo
6. CONCLUSIONES
7. BIBLIOGRAFÍA
ANEXO!
ANEX02
ANEX03
ANEX04
183
184
186
186
187
187
189
189
190
193
211
212
226
228
1A
l. INTRODUCCIÓN
1.1. Reacciones adversas a fármacos
Algunos de los grandes cambios ocurridos en medicina en las últimas décadas
son atribuibles al descubrimiento de nuevos fármacos. Sin embargo, el éxito en
la búsqueda de nuevos agentes terapéuticos no ha coincidido con un progreso
paralelo en la valoración tanto de su seguridad como de su eficacia clínica
(Goth, 1984). Paralelamente a la formación del pensamiento farmacológico y al
conocimiento de nuevas sustancias capaces de curar enfermedades, se ha ido
descubriendo el potencial nocivo de estos productos, sobre todo cuando se
administran a dosis elevadas o de manera inadecuada. Poco a poco se ha ido
modificando la concepción de que los fármacos son totalmente seguros, y en la
actualidad se acepta que no existe ningún medicamento exento de toxicidad
(Laporte y Capella, 1985). Sin embargo hasta llegar a esta concepción, ha
habido muchos pacientes que han padecido las consecuencias de algún efecto
indeseado.
l. l. l. Historia
El uso de medicamentos es tan antiguo como la humanidad y probablemente
comenzó cuando el hombre utilizó por primera vez un extracto vegetal para
curar o aliviar síntomas morbosos. De hecho, todos los pueblos primitivos
utilizaron remedios para el tratamiento de sus enfermedades; así consta en los
primeros documentos escritos.
L,
Asimismo el concepto de efecto indeseado o nocivo de un preparado o sustancia
química se remonta a los antiguos pobladores de la tierra. Desde tiempos
inmemoriales se ha advertido acerca de los efectos beneficiosos y perjudiciales
provocados por sustancias químicas de origen animal, vegetal o mineral, tales
como los efectos tóxicos ocasionados por el arsénico o el mercurio (Davies,
1991). ''Remedio" y "veneno" se emparentan en la mente del hombre primitivo
como conjuro beneficioso y brebaje nocivo primero, y como puras fórmulas
verbales después, ora beneficiosas, ora perniciosas.
Los conceptos remedio y veneno coinciden de nuevo con la aparición posterior
en Grecia y en Roma de los términos pharmakon e ios, medicamentum y
venenum que, asociados a calificativos como "calmante", "excelente" o
"mortal", se utilizaban para designar un agente beneficioso o perjudicial. Así por
ejemplo, se describe el veratro como una planta usada con fines terapéuticos que
podía inducir convulsiones en personas sanas (Vallvé, 1987d). Homero habla de
remedios beneficiosos y de remedios funestos; Platón por su cuenta, describió
detalladamente los efectos de la cicuta en la muerte de Sócrates. Según los
escritos hipocráticos, medicamento es "toda sustancia que puede alterar el
organismo con intensidad intermedia entre el alimento y el veneno" (Laín,
1981).
Esta concepción se mantuvo durante varios siglos hasta que Paracelso (1493-
1541) en su libro "De causis morborum invisilium" escribió: "( ... ) un médico que
j
posee un buen medicamento puede hacer un buen uso o un mal uso. Puede
aliviar el sufrimiento de un enfermo y también puede matarlo ( ... ) ya que la
medicina que sirve para la salud puede así mismo servir para la muerte".
También señaló que todas las sustancias podían actuar como veneno,
dependiendo sólo de la dosis en que fueran administradas (Paracelso, 1984).
En 1785, William Withering, uno de los padres de la terapéutica moderna,
describió la toxicidad de los digitálicos en su estudio An account of the Foxglove
donde decía: "Si se administra un digitálico a dosis muy elevadas y repetidas,
produce malestar, vómitos, diarrea, vértigo y visión borrosa; los objetos se
pueden ver de color verde o amarillo, la excreción urinaria se encuentra
aumentada y el pulso se enlentece hasta 35 pulsaciones por minuto. Finalmente
aparecen sudoración.fría, convulsiones, síncope y muerte" (Vallvé, 1987d).
Unas décadas más tarde, el menorquín Bonaventura Mateu Orfila (1787-1853),
médico al servicio de la corte francesa durante el reinado de Luis XVIII, se
elevó como impulsor de una nueva disciplina llamada toxicología. Orfila la
consideró de manera aislada e introdujo los análisis químicos (Holmstedt, 1981 ).
Siguiendo esta secuencia de acontecimientos, en el año 1848 se aprobó el primer
estatuto sobre el control de calidad de fármacos en los Estados Unidos de
Norteamérica, después de la importación de quinina adulterada por parte de su
ejército (Davies, 1991a).
4
De hecho a partir del siglo XVIII, y sobre todo más adelante con la
consolidación de la farmacología experimental, la descripción de efectos
indeseados producidos por medicamentos sucedió de manera continuada pero
anecdótica; se describieron una serie de acontecimientos adversos relacionados
con fármacos, que muestran el interés progresivo por el tema (Davies, 1991a).
Los más relevantes fueron: la intoxicación por derivados mercuriales, la
descripción de 109 muertes tras la aplicación de la anestesia con cloroformo, o
ictericia durante el tratamiento de la sífilis con derivados arsenicales. Es clásica
la descripción de la epidemia de ictericia y necrosis hepática aguda en los
soldados que regresaban del combate tras la I Guerra Mundial; a pesar de que
inicialmente se pensó que la causa de estos episodios era el Salvarsán®
( arsfenamina, un derivado arsenical), posteriormente se demostró que en
realidad había sido una hepatitis sérica provocada por los equipos usados en
inyecciones endovenosas.
Entre los años 1930-1940, en los Estados Unidos murieron 107 personas a
consecuencia de la administración de un elixir de sulfamida que contenía
dietilenglicol como excipiente. Este compuesto se transforma en ácido oxálico,
que precipita el calcio orgánico y produce hipocalcemia e insuficiencia cardíaca;
su pronóstico es muy grave (Davies, 1991a).
En Francia ocurrió un desastre similar al anterior en el año 1954, cuando 100
personas murieron a raíz del envenenamiento por Stalidon® (un compuesto
orgánico usado en el tratamiento de tumores) (Davies, 1991a).
A pesar de ello, la detección y la cuantificación de las reacciones adversas de los
medicamentos en esta época era excepcional. Sin embargo mientras tanto habían
sucedido algunos acontecimientos fundamentales en el desarrollo de la
farmacovigilancia, que iban a permitir la identificación de los agentes causales
de muchos efectos indeseados que con anterioridad se habían atribuido a
factores idiosincráticos.
Uno de estos acontecimientos lo constituyó la anemia aplásica por cloranfenicol;
este efecto indeseado comenzó a observarse a principios de los años 50, pero no
fue hasta dos décadas más tarde cuando el presidente de la Subcomisión del
Senado de los EEUU reconoció que este efecto adverso originado por el
cloranfenicol iba en incremento (Davies, 1991a). Como consecuencia de ello, el
Council on Pharmacy and Chemistry de la American Medica/ Association,
inició un programa de monitorización de fármacos que inducían discrasias
sanguíneas.
Tradicionalmente, los textos de medicina dedicaban pequeños espacios a las
reacciones adversas producidas por fármacos; esto cambió a partir del año 1952
tras la aparición del primer libro dedicado enteramente a las reacciones adversas
provocadas por fármacos: "Side effects of drugs" (Meyler, 1952), que con el
tiempo y con la aparición de nuevas ediciones ha llegado a constituir uno de los
tratados clásicos en esta área de la farmacología (Dukes, 1996a).
u
Unos años más tarde se publicaron los primeros estudios epidemiológicos y, en
1960, la FDA empezó a recopilar las reacciones adversas a través de los
programas de monitorización de fármacos (Davies, 1991a).
Pero la referencia obligada que representa el origen de toda la legislación y el
interés existente en la seguridad de los medicamentos, así como la metodología
específica destinada a valorarla, es el denominado desastre de la talidomida. La
focomelia era una malformación extremadamente infrecuente. Se habían
descrito casos aislados entre los años 1949 y 1959 en algunas clínicas
pediátricas de la República Federal Alemana (RF A), pero de pronto su
incidencia aumentó: en el año 1959 se detectaron 17 casos, 124 en el año 1960 y
4 77 en el año 1961, todos ellos en la RF A. Al estudiar los casos de manera
retrospectiva, el ginecólogo Widkund Lenz observó que el 20% de las pacientes
que habían dado a luz a niños con focomelia, referían la ingesta de la
especialidad Cotergan® (talidomida), durante los primeros meses del embarazo.
La talidomida (Cotergan®, Kevadon®, Softenon®, Talimol®) se comercializó
en el año 1956 en la RFA y en el año 1958 en el Reino Unido. Inicialmente se
utilizó para el tratamiento de la hiperemesis gravídica y después como
hipnosedante, también en este grupo de población. Su popularidad fue en
ascenso hasta el punto de que se podía encontrar en preparados de uso pediátrico
y en combinación con analgésicos, antipiréticos y antitusígenos. A pesar de que
la producción de teratogenia por parte de este fármaco no había sido demostrada
en animales de experimentación, Lenz manifestó su sospecha en una reunión de
la sociedad de pediatría en Kassel, en noviembre de 1961, evitando hacer
7
mención del nombre del fármaco. Pronto comenzó a recibir cartas en las cuales
otros médicos preguntaban si Cotergan® era el medicamento implicado, pues
habían visto casos con las mismas características. A finales de 1961,
comenzaron a publicarse las primeras noticias en relación con este desastre
(Taussing, 1962).
Tras su retirada del mercado alemán en 1961, se calculó que el número de niños
con focomelia atribuida al consumo materno de talidomida durante el embarazo
fue de unos 10.000, la mitad de los cuales sobrevivió. En el Reino Unido, las
cifras fueron 500 y 275 respectivamente (Laurence, 1966). Actualmente algunos
países todavía disponen de la talidomida para el tratamiento del eritema nodoso
de origen leproso.
Si bien esta historia que conmocionó a la comunidad médica y a la opinión
pública en general, no fue la primera epidemia de yatrogenia, tampoco fue la
última. Posteriormente se han identificado otros episodios graves que han
motivado la retirada de fármacos del mercado o bien la restricción de su uso.
Algunos ejemplos son (Laporte y Tognoni, 1993 y CSM, 1983): discrasias
hemáticas por derivados de la pirazolona (Anónimo, 1984a), hepatitis crónica
activa por oxifenisatina, peritonitis esclerosante y síndrome óculo-muco-cutáneo
por practolol, insuficiencia hepática en ancianos por benoxaprofeno, síndrome
mielo-óptico agudo por clioquinol, o perforación intestinal por Osmosin® o el
adenocarcinoma vaginal en hijas de mujeres tratadas con dietilestilbestrol (DES)
descrito por Herbst y sus colaboradores en 1971.
La teratogenia provocada por el uso de la talidomida puso de manifiesto la
importancia de los estudios preclínicos y toxicológicos antes de introducir una
nueva molécula en terapéutica, así como del seguimiento posterior del fármaco
mientras permanezca en el mercado.
Actualmente un medicamento no se considera suficientemente conocido en el
momento en que se comercializa, de manera que los efectos de los fármacos se
continúan estudiando en la denominada fase IV. La fase IV del estudio de los
medicamentos permite la investigación de los efectos farmacológicos tanto de
los efectos previstos (beneficiosos o nocivos) como de los inesperados
(Feinstein, 1980) (véase también el Apartado 1.1.8).
1.1.2. Epidemiología. Efectos indeseados de los fármacos en la población
Las reacciones adversas constituyen un problema inherente al uso de fármacos,
hasta el punto que cuando se dice que un fármaco no tiene efectos indeseados, lo
más probable es que no tenga ningún efecto, ni deseable ni indeseado (Laporte y
Capella, 1985).
El enfermo, además de obtener beneficios durante el tratamiento con fármacos,
también corre el riesgo de presentar enfermedades inducidas por estos, bien sea
durante o después del tratamiento farmacológico (Jick, 1977). Pero el
establecimiento de una relación causal entre la administración de un fármaco y
la aparición de un efecto adverso es problemática (Laporte, Porta, Capella
1982):
1) A menudo cuesta diferenciar las manifestaciones de la enfermedad
tratada de los efectos indeseados del medicamento utilizado para su
tratamiento.
2) Es posible que las reacc10nes adversas no tengan relación con la
actividad farmacológica del producto administrado.
3) El médico tiene poca tendencia a atribuir ciertas manifestaciones a un
fármaco que ha prescrito él mismo y,
4) A menudo el enfermo recibe más de un fármaco.
Otros autores señalan que la estimación de la frecuencia de las reacciones
adversas varía mucho en función de la metodología aplicada, del diagnóstico de
la reacción adversa, del fármaco o grupo farmacológico implicado como
sospechoso según sea la situación o ámbito en el cuál se ha estudiado, de las
características de la población y de los hábitos de prescripción del médico o de
la comunidad (Davies, 1991 ).
A todo esto hay que añadirle la dificultad que comporta su detección,
diagnóstico y verificación. Por tanto, las cifras de incidencia y prevalencia que
se conocen son tan solo la parte visible del iceberg (Laporte, 1984).
Para un clínico, el riesgo de que un enfermo padezca una reacción adversa "rara"
(que tenga una incidencia de uno por cada 100.000 enfermos tratados, por
ejemplo), aunque sea grave, no tiene importancia ya que es poco probable que
pueda observar algún caso a lo largo de todo el período de ejercicio profesional.
A pesar de esto, si el fármaco que produce esta reacción se consume mucho, el
número de enfermos que anualmente presentan la reacción adversa puede llegar
a ser de unos centenares. Este aspecto es importante desde el punto de vista
epidemiológico y sanitario, y su conocimiento permite retirar el fármaco o
proponer alternativas más seguras (Laporte, Porta y Capella, 1982). Por tanto,
los estudios epidemiológicos de estas cuestiones proporcionan las bases
científicas para tomar decisiones en salud pública (Marmot, 1986) y la
epidemiología del medicamento adquiere su sentido sanitario.
Un estudio realizado sobre enfermos hospitalizados, concluyó que entre un 3 y
un 5% de los 300.000 pacientes hospitalizados anualmente en los EEUU
ingresan por reacciones adversas a fármacos; aunque algunos autores
proporcionan cifras más elevadas (George y Kinsgcombe, 1980). La mayor
parte de los estudios realizados en pacientes hospitalizados en salas de medicina
refieren una incidencia de reacciones adversas a fármacos que oscila entre el
10% y el 20% durante su hospitalización (Karch y Lasagna, 1975; Arnau y cols.,
1984; Díez y cols., 1986). La mortalidad en pacientes hospitalizados que
presentan reacciones adversas a fármacos oscila entre un 2 y un 12%. Se debe
tener en cuenta que durante la hospitalización, cada paciente recibe una media
de 10 fármacos distintos (Wood A, 1998). A pesar de que los datos procedentes
de estudios de atención primaria son escasos, algunos autores señalan que un
2,5% de las consultas atendidas se deben a reacciones adversas y que un 40% de
los pacientes presentan efectos indeseados producidos por fármacos que se les
han prescrito (Marty, 1979). Teniendo en cuenta que la mayor parte del
consumo de medicamentos tiene lugar fuera del hospital, sería de gran utilidad
obtener más datos en este ámbito para así poder disponer de una visión más real
de la magnitud del problema (Marty, 1979).
Recientemente en un metanálisis de 39 estudios prospectivos de
farmacovigilancia hospitalaria realizados en los EEUU en un periodo de 3 2
años, se examinó la incidencia de reacciones adversas (RA) en pacientes
hospitalizados o en ingresos en urgencias. Los resultados obtenidos en este
estudio fueron los siguientes:
• La incidencia de RA graves fue de 2,1% (I.C. 95%: 1,9%-2.3%) en pacientes
ingresados y de 4,7% (I.C. 95%: 3,1%-6,2%) en pacientes del servicio del
urgencias. La incidencia de RA mortales fue de 0,19% (0,13%-0,26%); la
incidencia global incluyendo urgencias fue de 0,32% (0,23%-0,41%).
• Ocho de estos estudios indicaban que la proporción de RA tipo A había sido
superior (76,2% [I.C.95%: 71,0%-81,4%]) a las de tipo B (23,8% [I.C. 95%:
18,6%-29% ]).
• Se calcula que en el año 1994 un total de 2.216.000 (1.721.000-2.711.000)
pacientes en los EUA padecieron una RA grave; también se calcula que
hubo 106.000 (76.000-137.000) muertes por RA entre pacientes ingresados
y que acudieron al servicio de urgencias, lo que constituye el 4,6% (3,3%-
lL
6%) de todas las muertes ocurridas en los EEUU durante el año 1994 y esto
la sitúa como cuarta causa de muerte (sexta si se toma el límite inferior del
IC95%). Estudios recientes indican que el coste adicional de las RA en los
EEUU se puede situar entre 1.560 y 4.000 millones de dolares (Lazarou y
cols., 1998).
1.1.3. Fases de estudio de un fármaco antes de su comercialización
Antes de la comercialización de un nuevo fármaco se debe disponer de
información relacionada con éste, desde datos sobre su farmacocinética y
farmacodinamia hasta el perfil de efectos indeseados que puede producir. Esta
información se obtiene a partir de estudios experimentales in vitro e in vivo. Un
nuevo fármaco pasa por diferentes fases durante su desarrollo. La primera de
ellas tiene lugar en animales de experimentación y su objetivo es descubrir sus
efectos biológicos; en esta fase se obtienen datos sobre las características
farmacocinéticas y farmacodinámicas, se evalúan los efectos tóxicos (DL-50) en
administración aguda, subaguda y crónica, y se estudia la carcinogénesis y la
aparición de malformaciones congénitas. Durante o después de esta fase se
realizan estudios de mutagénesis en cultivos celulares o in vivo. Una vez
superadas estas primeras etapas, el fármaco se estudia en la especie humana
(Laporte, 1984; Laporte y Carné, 1993a).
J.J
Se distinguen cuatro fases, tres de las cuales tienen lugar antes de la
comercialización del fármaco y la siguiente se inicia una vez se ha aprobado su
uso en terapéutica (Laporte y Carné, 1993a; Laporte, 1993).
• Fase l. El fármaco se estudia en un grupo reducido de voluntarios sanos con
la finalidad de obtener información relacionada con su farmacocinética y su
farmacodinámica. Ocasionalmente permite detectar efectos indeseados
porque a los participantes se les tiene bajo estricto control clínico.
• Fase II. Se estudian los efectos de la administración del fármaco en grupos
reducidos de pacientes seleccionados. Se valora su acción terapéutica y la
dosis óptima y se evalúan también los efectos indeseados que puedan
aparecer. En ocasiones, a esta fase del ensayo clínico no se le ha concedido
la importancia que merece, hasta el punto de que a veces, tras la
comercialización del fármaco se ha tenido que reducir la dosis inicialmente
recomendada (por ejemplo, ciertos antiinflamatorios y contraceptivos
hormonales) (Clarke y cols., 1985).
• Fase III. En esta fase se realizan estudios más amplios en los que los
pacientes participan en ensayos clínicos controlados con el propósito de
evaluar los efectos terapéuticos e indeseados del fármaco en estudio. Se
estudia un número reducido de pacientes (entre 1.000 y 4.000) durante un
período de tiempo limitado; ello permite detectar reacciones adversas que se
presenten con una frecuencia elevada y que aparezcan tras exposiciones
relativamente cortas.
• Fase IV. Una vez las autoridades reguladoras sanitarias de un país aprueban
el nuevo fármaco, este ya se puede comercializar. En este momento
comienza la llamada fase IV, en la que se pueden descubrir nuevos efectos
terapéuticos de los fármacos (tal sería el caso del ácido acetilsalicilico en la
prevención secundaria del infarto agudo al miocardio). Sin embc1;rgo su
verdadera utilidad reside en la detección precoz, la valoración y la
cuantificación de efectos indeseados previamente desconocidos.
En el momento de la comercialización de un fármaco se conocen los efectos
dependientes de la dosis, pero no las reacciones independientes de la dosis
(inmunoalérgicas y por idiosincrasia), las reacciones que ocurren en grupos de
riesgo especial -niños, mujeres embarazadas y ancianos-, los efectos de las
interacciones, los efectos teratogénicos, los que se presenten a largo plazo o los
que aparecen tras la retirada del medicamento (Van Dijke, 1987).
Estos efectos indeseados pueden hacer variar la relación beneficio/riesgo del
fármaco de manera relevante hasta el punto de conducir a su retirada del
mercado farmacéutico. Este ha sido el caso de algunos medicamentos como el
benoxaprofeno (por alteraciones hepáticas), el suprofeno (síndrome del flanco
doloroso), la nomifensina (anemia hemolítica), la zimelidina (síndrome de
Guillain-Barré) y el ácido tienílico ( alteraciones hepáticas), entre otros (Laporte
y Carné, 1993a).
1.1.4. Mecanismos de producción y tipos de reacciones adversas a
fármacos
Las manifestaciones clínicas de las reacciones adversas (RA) son muy variadas;
a parte de algunas RA con características peculiares, la mayoría son comunes a
la sintomatología de enfermedades que, a parte del fármaco, puedan tener otras
etiologías. Por ello, la clasificación de los efectos indeseados es compleja;
probablemente la más utilizada actualmente es la propuesta por Rawlins y
Thompson (Rawlins y Thompson, 1991). Según estos autores, la mayoría de las
reacciones adversas se podrían dividir en dos tipos:
a) las que son efectos farmacológicos normales pero aumentados (de tipo A o
"augmented').
b) las que son efectos anómalos o inesperados si se considera la farmacología
del medicamento implicado (tipo B o "bizarre") (véase la Tabla 1).
Tabla l. Clasificación de las reacciones adversas a fármacos (tomada de Rawlins y Thompson, 1991).
variables tipo A ("augmentcd") tipo B ("hizarre")
mecanismo conocido desconocido predicción predecibles no predecibles
relación con la dosis dependientes no dependientes morbilidad alta incidencia baja incidencia mortalidad suelen ser leves la mayoría son graves tratamiento farmacológico no farmacológico
1.1.4.1. Reacciones de tipo A
En este grupo se engloban las reacciones adversas previsibles. Serian el
resultado de una acción o un efecto farmacológico exagerados de un fármaco
administrado a las dosis terapéuticas habituales (Edwards, 1987; Laporte, 1989).
Algunos ejemplos son bradicardia producida por bloqueadores adrenérgicos,
hipoglucemia por insulina, hemorragia gastrointestinal por antiinflamatorios no
esteroideos e hipotensión con antihipertensivos. Se trata de cuadros previsibles
si se conocen las propiedades farmacológicas del fármaco administrado.
Generalmente dependen de la dosis y, aunque su incidencia y morbilidad sean
relativamente elevadas, su letalidad es baja. Pueden ser debidas al efecto
terapéutico excesivo, ser efectos colaterales o secundarios, debidos a cambios en
las propiedades farmacéuticas ( alteraciones de las características galénicas ),
farmacocinéticas (modificaciones de la absorción, distribución, metabolismo y
eliminación del preparado) o bien farmacodinámicas (por alteración en el
número de receptores o en su afinidad). Se presentan con mayor frecuencia en
1 /
ciertos grupos de población (por ejemplo, hemorragias gástricas en pacientes
ulcerosos o hipotensión postural en ancianos) (Laporte, 1989).
1.1.4.2. Reacciones de tipo B
Las reacciones de tipo B son efectos no esperables a partir de las propiedades
farmacológicas de un medicamento, siempre que se administre a las dosis
terapéuticas habituales y en pacientes que no presentan alteraciones
farmacocinéticas. La hipertermia maligna por anestésicos y las reacciones de
hipersensibilidad alérgica pertenecen a este grupo. Pueden producirse, igual que
las de tipo A, por causas farmacéuticas, farmacocinéticas o bien
farmacidinámicas. En general, se trata de cuadros imprevisibles que no se
detectan en las pruebas toxicológicas preclínicas en animales de
experimentación, no mejoran si se reduce la dosis y, frecuentemente, en su
aparición intervienen mecanismos inmunológicos (por ejemplo, aplasia medular
o shock anafiláctico ), o se deben a alteraciones del metabolismo de causa
genética (por ejemplo, hemólisis por déficit de glucosa-6-fosfato
deshidrogenasa). Tienen una incidencia y una morbilidad bajas pero su letalidad
acostumbra a ser elevada (véase la Tabla 1 ).
Las reacciones de tipo B pueden dividirse en inmunoalérgicas y las de
idiosincrasia metabólica:
l. Reacciones inmunoalérgicas:
Las reacciones inmunoalergicas o de hipersensibilidad son siempre
secundarias a la formación de anticuerpos por parte del sistema
inmunitario. Se manifiestan a partir de la respuesta del huésped ante
antígenos extraños que terminan con la eliminación rápida y eficaz de las
sustancias ajenas. Las moléculas de peso molecular elevado (por ejemplo
el dextrano) pueden desencadenar la reacción inmunológica por ellas
mismas, pero la mayoría de los fármacos lo hacen a través de la
formación de complejos inmunogénicos. Clásicamente estas reacciones
se dividen en cuatro tipos siguiendo la clasificación de Coombs (Coombs
y Gell, 1975) (véase la Tabla 2):
II. Reacciones de idiosincrasia metabólica: son debidas a alteraciones del
metabolismo de base genética (por ejemplo, por disminución de la cantidad de
determinadas enzimas); un ejemplo típico es la aparición de anemia hemolítica
en pacientes con déficit de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa tratados
con antipalúdicos (an'onimo, 1999a).
1.1.4.3. Otras reacciones
Otros tipos de efectos indeseados serían los de tipo C, que son aquellos que
están asociados a tratamientos prolongados (por ejemplo necrósis papilar e
insuficiencia renal por uso prolongado de analgésicos) (véase el Apartado 1.3.3)
.17
y los de tipo D, que serian los retardados, como, por ejemplo, la carcinogénesis
o la teratogénesis (Laporte y Capella, 1993).
Tabla 2. Clasificación de las reacciones inmunológicas (tomado de Wood,
1998).
mecanismo características de la rt'spuesta tipo de inflamatoria enfrrmedad
clínica -alérgico (mediado por productos de basófilos que atopia, anafilaxia
IgE) originan reacción inmediata de ronchas
- anticuerpos inflamación aguda mediada por Síndrome de citotóxicos específicos fagocitos, lisis de celulas blancas Good-Pasture y ( mediados por IgM o (fagocitosis) citopénias IgG) autoinmunes,
- anticuerpos depósitos de complemento en Reacciones antieritrocitarios en tejidos transfusionales reacciones post-trasnfusionales
- inmunocomplejos acumulación de neutrófilos, Vasculitis (mediados por IGG, nacrófagos y componentes del necrosante, lupus IgM, IgA) complemento eritematoso,
enfermedad del suero
- hipersensibilidad acumulación de mono nucleares, Tuberculosis, retardada: células T linfocinas y monocinas artritis reumatoide, reguladoras y sarcoidosis, efectoras y granulomatosis de macrófagos inducidos Wegenery por linfocitos T frecuente
formación de granulo mas
20
1.1. 5. Factores que pueden influir en la aparición de efectos indeseados
Se han identificado diversos factores que pueden influir en la aparición de
efectos indeseados. Estos factores pueden ser fisiológicos, patológicos, medio
ambientales o incluso socio-culturales. Entre de los factores fisiológicos cabe
citar (Laporte y Capella, 1993):
a) Edad: en las edades extremas de la vida existe una mayor posibilidad de
presentar efectos indeseados a fármacos debido a inmadurez de los sistemas
fisiológicos o a modificaciones debidas al envejecimiento. Así por ejemplo,
los pacientes de edad avanzada muestran un mayor riesgo de presentar
hemorragias asociadas al uso de heparina, hipopotasemia por diuréticos o
hipotensión ortostática por antihipertensivos (Davies, 1991a). Por otro lado,
los niños y adolescentes presentan con más frecuencia efectos
extrapiramidales por ortopramidas.
b) Género: con respecto al sexo, no sólo influyen las diferencias que hay en
cuanto a consumo de fármacos, sino también el grado de susceptibilidad a
determinados fármacos. Así aparentemente las mujeres son más susceptibles
a presentar complicaciones hemorrágicas por anticoagulantes orales y por
heparinas (Arboix y cols., 1984), así como a algunas discrasias hemáticas
por cloranfenicol y lupus eritematoso por fármacos (Davies, 1991a).
.l l
c) Otros factores: la raza, los antígenos de histocompatibilidad y determinadas
características genéticas (como por ejemplo las deficiencias enzimáticas)
también pueden influir en la aparición de efectos indeseados (Claudio,
1992).
Los factores patológicos, incluyen cuadros clínicos del paciente que pueden
alterar los efectos de los fármacos sobre el organismo y, en ciertos casos,
aumentar la incidencia de reacciones adversas; es el caso de la insuficiencia
renal, hepática o cardíaca y de algunas enfermedades endocrinas (Laporte y
Capella, 1993).
1.1.6. Manifestaciones clínicas y diagnóstico diferencial de las reacciones
adversas a fármacos
En general, realizar el diagnóstico de "reaccion adversa a fármacos" es una tarea
dificil para los clínicos. Este diagnóstico depende tanto de las manifestaciones
de la reacción como del medicamento causante de la misma (Laporte y Capella,
1993). Por ello, cuando un paciente recibe tratamiento farmacológico y presenta
una alteración clínica inusual o una alteración analítica inexplicada conviene
incluir al fármaco entre las posibles causas que originaron el cuadro clínico
(Laporte y Capella, 1993).
LL
A menudo, las reacciones adversas producidas por fármacos se manifiestan en
forma de cuadros inespecíficos, indiferenciables de la enfermedad o del síntoma
"natural". Por ejemplo algunos medicamentos, como las sulfamidas, pueden dar
lugar a cuadros cutáneos indistinguibles de las erupciones morbiliformes del
sarampión; el labetalol puede producir fiebre que generalmente se atribuye a un
origen infeccioso antes de reconocer la causa farmacológica. No obstante,
algunas manifestaciones pueden ser más "específicas" de yatrogenia: shock
anafiláctico por penicilinas o ketoconazol, agranulocitosis por espinorolactona,
dipirona o algunos antitiroideos, necrosis hepática por halotano, hipertrofia
gingival por fenitoína o bien hematomas por anticoagulantes (Laporte y Capella,
1993).
En general se tiene más tendencia a pensar en la posibilidad de un efecto
indeseado en el diagnóstico diferencial de un paciente cuando el acontecimiento
clínico adverso aparece inmediatamente tras la administración del fármaco (tal
es el caso de urticaria o colapso a los 20 minutos de la ingesta de penicilina),
cuando se presentan signos de hipersensibilidad, o bien cuando la RA afecta
algunos órganos o sistemas completos como la sangre. Por el contrario, el
médico tiene poca tendencia a sospechar. un origen yatrogénico cuando observa,
por ejemplo, alteraciones hepáticas, síntomas de insuficiencia renal, una
reacción psicótica o un cuadro meníngeo (Laporte y Capella, 1993).
A la inespecificidad del cuadro clínico se le añaden otros factores que dificultan
todavía más el diagnóstico de una reacción adversa (Laporte y Capella; 1993):
a) los médicos, en general, no piensan en incluir la yatrogenia entre la lista de
diagnósticos diferenciales, bien sea porqué tienen poca tendencia a admitir
que un producto que se ha prescrito para obtener una mejoría clínica haya
podido provocar un efecto contrario o porqué piensen que las reacciones
adversas a medicamentos son poco frecuentes.
b) a menudo la gravedad de la reacción no tiene relación con la dosis
administrada. El efecto indeseado puede aparecer al final de un período
largo de tratamiento (por ejemplo las neoplasias) o puede presentarse tras un
período de latencia prolongado entre la suspensión del fármaco y la
aparición de los primeros síntomas clínicos de la reacción. Este es el caso
del adenocarcinoma vaginal de células claras en hijas de mujeres tratadas
con dietilestilbestrol para la amenaza del aborto (véase Apartado 1.1)
(Dukes, 1996b ).
c) el paciente puede estar polimedicado o tomando fármacos en combinaciones
a dosis fijas de dos o más principios activos; en estos casos se hace dificil
establecer cual de ellos ha sido el causante de la reacción adversa.
d) algunos médicos no están preparados para cooperar con los centros
encargados de llevar el tema relacionado con las reacciones adversas
provocadas por fármacos, posiblemente por el temor o la creencia de que los
tratamientos que están aplicando en alguna patología puedan ser criticados.
L4
Algunas de las razones más importantes por las cuales existen fallos en la
notificación de reacciones adversas a fármacos (infranotificación) se
describen en los siguientes puntos (Laporte, Porta, Capella, 1982; Laporte y
Capella, 1993; Griffin y Weber, 1985; Griffin y Weber, 1986):
l. El temor a equivocarse con respecto a la seguridad y eficacia de los
fármacos comercializados, debido a las implicaciones legales que
esto pueda ocasionarles; este tipo de problemas es menos frecuente
en el Reino Unido que en los Estados Unidos de Norteamérica.
II. El miedo del médico a ser inculpado legalmente por las alteraciones
que el tratamiento farmacológico pueda haber ocasionado a su
paciente.
III. La ambición personal de recolectar y publicar series de casos es lo
que hace que muchos médicos no notifiquen las reacciones adversas
a fármacos.
IV. Ignorancia en relación a lo que se debe notificar; quizas sea el
resultado de la mala comunicación existente entre el centro receptor
de la notificación y el profesional que notifica.
V. El miedo a quedar en ridículo por lo que se está notificando, y
VI. Finalmente pereza, falta de interés o de tiempo para rellenar la tarjeta
de notificación.
A pesar de las dificultades intrínsecas de reconocer los efectos indeseados
producidos por los medicamentos, no existen dudas de que su diagnóstico y
hasta la posibilidad de prevenirlos es más fácil si el médico prescriptor conoce
las características del fármaco administrado, así como los tipos de efectos
indeseados que se pueden presentar.
A consecuencia de lo anteriormente expuesto, en los últimos años se han
desarrollado distintas pruebas diagnósticas con la finalidad de poder detectar
mejor las reacciones adversas provocadas por fármacos, cada una de las cuales
tiene sus limitaciones (Claudio, 1992).
1.1. 7. Métodos de detección de las posibles reacciones adversas a fármacos.
Farmacovigilancia
Numerosos países establecieron centros para la detección de reacciones adversas
-como por ejemplo el Commite on Safety of Drugs británico creado en el año
1964- y sistemas nacionales e internacionales de farmacovigilancia -por
ejemplo el Programa Internacional de Farmacovigilancia creado en 1968 por la
Organización Mundial de la Salud-. Este programa se encarga de la recolección
y procesamiento de la información relacionada con la monitorización mediante
.lO
datos provenientes de la notificación de sospechas reacciones adversas a
fármacos por parte del personal sanitario, en un intento de detectar de manera
sistemática y precoz los efectos indeseados nuevos de los medicamentos y evitar
otra tragedia como la de la talidomida (véanse los apartados 1.1.8 y 1.1.11)
(Laporte, Porta, Capella, 1982; Edwards, 1992; Griffin y Weber, 1986).
Con los estudios realizados antes de la comercialización de un nuevo fármaco
(véase el Apartado 1.1.3), la sustancia sólo se ha administrado a animales de
experimentación, a voluntarios sanos y a algunos pacientes. Precisamente
debido al reducido número de enfermos a los que se les ha administrado el
fármaco, a la exclusión sistemática de los enfermos considerados de "riesgo
elevado" y a la corta duración de los ensayos clínicos, es imposible detectar
reacciones adversas poco frecuentes en esta fase. Se dice que los estudios están
diseñados para conseguir una muestra suficiente para evaluar la eficacia, pero
pocas veces la muestra es lo suficientemente grande para detectar efectos
adversos (Laporte, Porta, Capella, 1982). Así, las reacciones que tienen una
incidencia inferior a 1: 1 O. 000 expuestos acostumbran a ser "farmacológicamente
impredecibles" y muchos efectos indeseados importantes desde un punto de
vista sanitario, tienen esta frecuencia (Venning, 1983). Esto tiene implicaciones
para determinar la medida de la muestra necesaria para los estudios de
seguimiento posteriores a la comercialización del fármaco; si no se puede
disponer de una cohorte de 100.000 pacientes, estos estudios sólo son útiles para
la identificación de las RA más frecuentes (Venning, 1983).
¿, I
Así pues, es importante continuar el estudio de los fármacos tras su
comercialización, en lo que se define como la fase IV del desarrollo de los
fármacos {Laporte, Porta, Capella, 1982).
La farmacovigilancia se define como el conjunto de actividades que tienen por
objeto la identificación de los efectos derivados del uso agudo y crónico de los
fármacos en el conjunto de la población o en subgrupos de enfermos expuestos a
tratamientos específicos {Laporte y Tognoni, 1993). · En definitiva, la
farmacovigilancia busca descubrir RA y conocer su incidencia (Shapiro, 1987).
Existen diferentes métodos para detectar y cuantificar RA a medicamentos. Se
diferencian entre ellos en el número de enfermos seguidos, en la manera como
se recoge la información y en la interpretación que se puede hacer de los datos
obtenidos. Ningún método es superior al otro; por tanto, es mejor considerarlos
como complementarios, cada uno con sus ventajas e inconvenientes {Laporte y
Tognoni, 1993; Inman y cols., 1986).
1.1.7.1. La farmacovigilancia o monitorización de medicamentos.
Conceptos y métodos
Debido a las limitaciones anteriormente citadas sobre la detección de RA antes
de la comercialización (véase Apartado 1.1.3), numerosos efectos indeseados a
fármacos se han detectado cuando hace años que estos existen en el mercado.
Así, por ejemplo, la hepatotoxicidad originada por los salicilatos se detectó
cuando hacía más de 60 años que se utilizaban en terapéutica, mientras que la
tendencia al sangrado gastrointestinal se empezó a conocer a partir del año 1939,
cuarenta años después de comercializarse; las lesiones hepáticas por cincofeno
se describieron por primera vez en el año 1993, 15 años después de su
comercialización (Worster-Drought, 1993).
El lapso de tiempo entre la comercialización de un preparado y la detección de
un efecto indeseado puede ser relativamente corto en los casos en que el
acontecimiento clínico presente una baja frecuencia basal y, de repente, se
detecte un aumento de su incidencia; este fue el caso de la focomelia por
talidomida o la peritonitis esclerosante por practolol (Inman, 1986). Además, la
causa se puede reconocer más fácilmente si es posible delimitar un país o un
área geográfica concreta donde se produzca este aumento de la incidencia.
Desafortunadamente muchos acontecimientos clínicos, que podrían ser efectos
indeseados, presentan una incidencia "espontánea" o basal elevada (por ejemplo,
erupción cutánea, cefalea o diarrea) y pueden tener etiologías diversas incluso
desconocidas. En estos casos, únicamente la reexposición al fármaco podrá
dilucidar la etiología (Laporte y Carné, 1993a).
En la tabla 3 se presenta la eficacia comparada de diversos métodos útiles en la
detección de efectos indeseados. A pesar de sus respectivas ventajas e
inconvenientes, se puede afirmar que todavía no existe un método ideal de
farmacovigilancia; probablemente el mejor sería la combinación de diversos
métodos que incluyan la notificación voluntaria, la monitorización intensiva de
pacientes hospitalizados y estudios de casos y controles realizados sobre
hipótesis de trabajo específicas complementadas con estudios de utilización de
medicamentos (Laporte y Tognoni, 1993; Inman, 1986; Venning, 1983;
McEwen, 1987; Shapiro, 1984).
Tabla 3. Eficacia relativa de los métodos de Farmacovigilancia más
utilizados (tomado de Shapiro, 1984).
métodos de farma('O-Yigilancia
cartas a revistas médicas notificación voluntaria
estudios de cohorte estudios de casos y
controles ensayos clínicos
++= eficaz + = puede ser eficaz en algunos casos - = no eficaz en general
detección anúlisis descripción
++ - ++ ++ + ++ + ++ -
- ++ -
+ -/+ -
casos y series
+ ++ -
-
-
1.1. 7.2. Casos aislados y series de pacientes. Cartas al director
Un efecto indeseado permanece desconocido hasta que el médico, a través del
paciente o de algún otro profesional sanitario, lo reconoce como tal. Una vez
identificado, habitualmente lo comunica a alguna revista médica, generalmente
en forma de "carta al director" o de "comunicación breve" y/o lo notifica al
correspondiente centro de farmacovigilancia. En general se trata de
comunicaciones de casos aislados o de series limitadas de pacientes, ya que la
baja incidencia de una nueva reacción adversa hace dificil generar series de
casos más amplias. No obstante, a veces eso se puede obtener con la
Jll
cooperación de otros centros o bien estudiando los datos del laboratorio
fabricante (Zimmerman y cols., 1984).
Las cartas a revistas médicas se basan en la experiencia clínica y, por tanto,
están desprovistas de contraste epidemiológico; únicamente sirven para generar
hipótesis sobre relaciones causales entre la administración de un fármaco y la
aparición de un posible efecto indeseado. Su principal ventaja es que se trata de
un sistema potencial de alerta rápida (Venning, 1983). Entre sus inconvenientes
cabría destacar el sesgo inherente al diagnóstico clínico.
Por otra parte, pueden originar falsas señales debido al denominado "efecto
bola de nieve": la publicación de un caso, se sigue de la aparición de casos
similares que pueden desencadenar una gran cantidad de sospechas; hay que
analizarlos detenidamente con el fin de evitar conclusiones que podrían ser
erróneas (Inman, 1986).
1.1.7.3. Notificación espontánea
La notificación espontánea (tarjeta amarilla) es el método de detección y
cuantificación de reacciones adversas a fármacos más extendido
internacionalmente; se inició en 1964. Este método se ha enriquecido gracias a
la existencia del Programa Internacional de Notificación de Reacciones
Adversas a Fármacos organizado, coordinado y centralizado por la OMS
(Claudio, 1992). Su base de datos, ubicada en Uppsala, reúne información sobre
casi 2 millones de notificaciones procedentes de 54 países (véanse los apartados
1.1.8 y 1.1.11).
La notificación espontánea en impresos estandarizados, como el que se presenta
en el anexo 1, está basada en la experiencia clínica del médico prescriptor. Es,
por tanto, una suma de impresiones clínicas o sospechas con las cuales se
pueden generar hipótesis de relaciones causales entre el uso de un medicamento
y la aparición de un acontecimiento determinado (Laporte, Porta, Capella, 1982).
En general, la observación clínica tiende a ser insuficiente para identificar RA
cuando el tiempo necesario para producir la enfermedad es largo-semanas,
meses o años-, sobre todo cuando la frecuencia con la que se producen es muy
baja o cuando la enfermedad es frecuente; en estos casos resulta más adecuado
un estudio con un grupo de controles (Jick, 1977) ( véase el Apartado 1.1. 7.4 .4).
Aunque no permite obtener tasas de incidencia, la notificación espontánea es
eficaz para generar hipótesis sobre la relación causa-efecto en aquellos modelos
en que es fácil identificarlas porqué el intervalo exposición-efecto es corto, o
porqué la reacción aparece cuando el enfermo se reexpone al fármaco.
La experiencia acumulada en varios países del mundo con el Sistema de
Notificación Espontánea ha permitido la identificación de un gran número de
efectos indeseados previamente desconocidos, entre los cuales se pueden citar:
(1) perfiles de toxicidad de antiinflamatorios no esteroideos, antidepresivos
tricíclicos y otros grupos farmacológicos; (2) tromboembolismo pulmonar e
infarto de miocardio por contraceptivos orales; (3) contribución de los
progestágenos al riesgo de infarto de miocardio entre usuarias de contraceptivos
orales; (4) anemia aplásica por antiinflamatorios; (5) síndrome óculo-muco
cutáneo por practolol; (6) nefropatia analgésica tras el uso crónico de fenacetina;
(7) muerte por asma debida a aerosoles con simpáticomimeticos; (8) carcinoma
vaginal por dietilestilbestrol (Venning, 1983), y (9) el riesgo de anemia aplásica
producida por ciertos analgésicos (Kaufmann, 1986). Estos no son sino algunos
de los muchos ejemplos de la utilidad de este sistema.
Este sistema también puede ser útil para la identificación de enfermedades raras
producidas por fármacos con una prevalencia de uso baja (Laporte, Porta,
Capella, 1982; Shapiro,1987). Como ejemplos se pueden citar: (1) la cinepazida,
un vasodilatador cerebral que se utilizaba relativamente poco, se asoció con la
aparición de 6 casos de leucopenia o agranulocitosis, una enfermedad rara
(Capella y cols., 1988).
Las limitaciones a tener en cuanta son de tipo metodológico, como el hecho de
no tener un grupo control de referencia con el cual comparar. De cualquier
manera este método constituye una fuente importante para el conocimiento de
las RA desconocidas.
Uno de los inconvenientes principales del método es la infranotificación; en ella
pueden intervenir los siguientes factores (Inman y cols., 1986):
1. Suficiencia: el notificador sólo cree en la existencia de fármacos
seguros.
2. El temor de verse implicado en problemas legales.
3. Culpabilidad: el daño que padece el paciente ha sido causado por el
tratamiento suministrado por el médico.
4. Ambición: el notificador prefiere recoger y publicar una serie de
casos que notificarlos.
5. Ignorancia en relación a cómo se debe notificar.
6. Temor de comunicar efectos indeseados que podrían dejar mal parado
al notificador.
7. Desidia: el hecho de notificar implica realizar un trabajo adicional.
La Notificación de Reacciones Adversas a Fármacos tiene cinco objetivos
(Vallvé, 1987b ):
a) identificar problemas relativos a la seguridad de los fármacos,
b) comprobar la relación de causalidad,
c) facilitar el cálculo del índice riesgo-beneficio, y
d) informar a médicos y a pacientes.
Las principales ventajas e inconvenientes de la notificación espontánea figuran
en la tabla 4.
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Tabla 4. Principales ventajas e inconvenientes del sistema de
notificación espontánea (tomado de Vallvé, 1987b).
Ventajas
• útil como un método de detección precoz de efectos indeseados
• bajo costo y funcionamiento sencillo
• cobertura de todos los fármacos durante todo su tiempo de vida
• cobertura de toda la población incluyendo subgrupos de riesgo especial y
pacientes hospitalizados
• no interfiere con los hábitos del prescriptor
• puede utilizarse para estudios de seguimiento de reacciones adversas graves
para estudiar el mecanismo de producción
Inconvenientes
• la información clínica que consta es, a menudo, limitada; se hace dificil la
evaluación exhaustiva de los casos
• pueden generar falsas señales y, a menudo, requieren otros estudios
epidemiológicos para su verificación o refutación
• la infranotificación reduce su sensibilidad
• la tasa de notificación no se mantiene estable
• no facilita información directa sobre la incidencia
• se tiene tendencia a notificar reacciones adversas conocidas
• depende de la motivación del personal sanitario
• los hábitos de prescripción de los médicos notificadores no suelen ser
representativos de los médicos en general
j)
1.1. 7.4. Otros métodos
Existen otros métodos útiles en farmacovigilancia que no serán objeto de
revisión en profundidad, porque difieren del método utilizado para la obtención
de los datos de la presente Memoria: a parte de los citados en los apartados
siguientes, cabe mencionar el uso de bases de datos y la monitorización de
acontecimientos relacionados con la prescripción (Prescription Event
Monitoring, PEM).
1.1. 7.4.1. Análisis de estadísticas vitales
Consiste en el estudio de datos de mortalidad o de registros de morbilidad en la
población general o en determinados subgrupos. A pesar de que no se
acostumbra a utilizar como un método para generar hipótesis, se le reconoce
alguna utilidad cuando la RA estudiada es previamente muy rara, o bien cuando
aparece en un subgrupo específico de población; estos cambios registrados en
las estadísticas de mortalidad o de morbilidad se comparan con las cifras de
prescripción del fármaco.
Existen varios efectos indeseados que se han podido identificar mediante el
análisis de estadísticas vitales. La focomelia por talidomida y la muerte súbita
entre asmáticos jóvenes expuestos a aerosoles que contenían dosis elevadas de
isoprenalina son los ejemplos emblemáticos (Laporte y Capella, 1987a).
1.1. 7.4.2. Monitorización intensiva de pacientes hospitalizados
El programa de vigilancia intensiva en pacientes hospitalizados fue desarrollado
hace más de 27 años por el Boston Collaborative Drug Surveillance Program
(BCDSP) en el Hospital General de Boston. Este programa se lleva a cabo
mediante la recogida de datos clínicos y farmacológicos de pacientes
hospitalizados en centros específicos, a través de un sistema esquematizado,
sistemático y exhaustivo que pudiera tener una mayor sensibilidad que los
métodos ya citados, puesto que para la identificación de la RA no es necesario
que haya una hipótesis previa. Sin embargo, sólo sirve para monitorizar un
pequeña cantidad de fármacos (los de uso hospitalario) y para detectar efectos
adversos a corto plazo, debido a la brevedad de la estancia de los pacientes en
los hospitales (Laporte, 1993; Laporte y Capella, 1987).
1.1. 7.4.3. Estudios de cohorte
Consisten en la selección de una población expuesta un fármaco y una población
no expuesta. En cada uno de éstos dos grupos se determina la incidencia de los
efectos a estudiar y se comparan directamente las tasas de incidencia de cada
una de las patologías (Laporte y Carné, 1993b).
Los estudios de cohorte se pueden clasificar en: ( 1) prospectivos, cuando
estudia una patología determinada en un grupo de pacientes que la padecen y a
los que se les han asignado diferentes formas de tratamiento (por ejemplo, el
:5/
estudio sobre antiRonceotivos orales realizado oor el Royal Collef!.e of General Practitioners, o (2 J retrospectivos cuando se obtiene la mformacron li partir de
registros o de historias clínicas relativas a pacientes tratados con anterioridad
mediante diferentes esquemas terapéuticos (Vallvé, 1987a).
Con este tipo de estudios se pueden detectar efectos indeseados no muy raros,
producidos por fármacos de uso amplio (Laporte, 1984). Sin embargo su coste
es elevado, el tamaño de la muestra impide recoger datos muy detallados sobre
cada participante y, en los estudios prospectivos, el tiempo necesario para
obtener las muestras es largo.
1.1. 7. 4. 4. Estudios de casos y controles
Para intentar obviar algunos de los inconvenientes de los otros sistemas de
farmacovigilancia, se desarrolló el método de casos y controles. A grandes
rasgos, consiste en una hojeada retrospectiva a partir del efecto para buscar la
causa. Se trata, por tanto, de un proceso inverso a los estudios de cohorte (véase
el Apartado 1.1.7.4.3) y los ensayos clínicos controlados -que son prospectivos
(Hayden y cols., 1982).
Los estudios de casos y controles consisten en la identificación de enfermos que
presentan una patología -la reacción adversa, en éste caso-. La información
obtenida de manera retrospectiva de estos "casos" referente a la exposición se
compara con la obtenida de un grupo de individuos "control", parecido en otros
aspectos, pero que no tienen la enfermedad que se estudia (Shapiro y cols, 1993;
Schlesselman, 1982; Jick y Vessey, 1978). La estrategia consiste en determinar
la frecuencia del uso de fármacos supuestamente asociados en los dos grupos y
la valoración se basa en las consideraciones sobre la significación estadística, la
magnitud de la asociación -odds ratio-, la consistencia interna, el grado de
concordancia con otros tipos de estudios realizados sobre el tema, la
plausibilidad biológica de los efectos del fármaco, o datos experimentales
anteriores del producto investigado (Shapiro y cols, 1993). Entre sus ventajas
destaca la obtención rápida de resultados, que no se plantea el problema ético de
exponer al enfermo a ningún riesgo, y que tienen mayor poder que los estudios
retrospectivos en las enfermedades raras. Entre sus limitaciones están los
numerosos sesgos que hay que controlar y el hecho de que no siempre permiten
calcular incidencias.
1.1.8. El Programa Internacional de Farmacovigilancia de la OMS
Como consecuencia directa de la ya citada tragedia de la talidomida ( véase el
Apartado 1.1 ), y para evitar la aparición de otros desastres similares en el futuro,
en el año 1962 los miembros de la Asamblea Mundial de la Salud solicitaron la
creación de un Programa Internacional para el intercambio de información
relacionada con la sospecha de RA a fármacos. A partir de aquí, la OMS
convocó a grupos de expertos para analizar los métodos y los medios para llevar
a cabo estas resoluciones. En el año 1968 se inició un programa piloto a través
del cuál se intercambiaba de la información obtenida en los sistemas nacionales
de farmacovigilancia de los diferentes países participantes, entre los que se
encontraban Australia, Canadá, Checoslovaquia, la República Federal Alemana,
Irlanda, Holanda, Nueva Zelanda, Suecia, el Reino Unido y los Estados Unidos
de Norte América.
El primer Centro de Farmacovigilancia de la OMS se estableció en Alejandría
(Virginia, EE.UU.); posteriormente se trasladó a la sede de la OMS en Ginebra
y, finalmente en el año de 1978, la coordinación fue instalada en el actual
Centro Colaborador de la OMS para la Farmacovigilancia Internacional,
ubicado en Uppsala (Suecia). La OMS mantiene la responsabilidad del
Programa pero el gobierno Sueco se encarga de la financiación del Centro. En la
actualidad participan en el programa de 54 países, y se han reunido ya más de
2.000.000 de notificaciones de sospechas de reacciones adversas (Laporte,
Porta, Capella, 1982; Griffin y Weber, 1986 y Anónimo, 1997a).
En general, los centros de farmacovigilancia están integrados en las
administraciones sanitarias de cada país. En la mayoría de los países, la
notificación de las sospechas es voluntaria, pero en otros, como Suecia y Francia
desde 1984, es obligatoria. No está claro que la obligatoriedad haga aumentar la
tasa de notificación, siendo este uno de los inconvenientes del método
(Haramburu y cols., 1988).
40
En cada país participante hay un Centro Nacional en el que se recoge la
información, se evalúan las RA comunicadas por facultativos u otros
profesionales sanitarios, se clasifican las sospechas de reacciones adversas
según su relación causal con el fármaco sospechoso y se almacenan;
posteriormente, se procesa la información, se obtienen datos de frecuencia -al
desconocer la proporción de reacciones notificadas respecto a todas las que
suceden, no se puede calcular la incidencia-, y por último, se valora la
información para luego ser enviada periódicamente al Centro Colaborador de
Uppsala (Laporte, Porta, Capella, 1982).
El Centro Colaborador distribuye la información nueva a todos los centros en
forma de documentos trimestrales como la "WHO Adverse Drug Reaction
Newsletter", de manera que los diferentes centros disponen de información
sobre medidas reguladoras referentes a problemas de seguridad de los fármacos
en otros países adheridos al Programa, problemas de seguridad de los fármacos
en discusión, etc. (véase la Figura 1).
A continuación se exponen las distintas funciones que desempeñan los Centros
de Farmacovigilancia:
• recolectar, analizar, almacenar, explorar y tabular las sospechas de RA
• hacer un seguimiento de la literatura científica en el campo de las RA
• desarrollar métodos para cuantificar y evaluar la significación de las RA
y para obtener señales de alerta precoces sobre éstas
• iniciar y realizar estudios científicos sobre la aparición de RA
...
• suministrar a la OMS los resultados obtenidos en las actividades
mencionadas en los apartados anteriores y ayudarle en la preparación de
información relevante para su distribución a los centros nacionales
• ayudar a establecer nuevos centros nacionales en países en vías de
desarrollo y a mejorar sus programas de farmacovigilancia
• en colaboración con la OMS, organizar reuniones de aspectos científicas
para revisar y valorar la información recogida por los centros
FUENTES DE NOTIFICACIONES
médicos prescriptores
revisión de la literatura médica local I I
otros estudios L=: específicos de -----1•
::::~vigilan]cia 1 11
clínicos
industria farmacéutica
CENTROS NACIONALES
Diariamente
- recepción y corrección de notificaciones
- atención de consultas de sobre reacciones adversas
- codíficación de notificaciones
Trimestralmente
-envio de información al centro de Uppsala
Anualmente
- publicación del informe anual de reacciones notificadas
CENTRO DE LA OMS
Diariamente
- corrección de notidicacaciones
- codificación - correspondencia
Trimestralmente
- publicación de las reacciones adversas nuevas, graves, o inesperadas
Anualmente
- publicación de la lista de todas las notificaciones de los últimos cuatro años
OMSGINEBRA
CENTROS NACIONALES
Figura l. Diagrama de funcionamiento del sistema Internacional de
Farmacovigilancia coordinado por la OMS (tomado de Laporte y
Capella, 1985).
Por otra parte, los principales objetivos del Programa Internacional de
Farmacovigilancia se resumen en:
42
a) generar señales indicadoras de la posibilidad de RA nuevas, inesperadas
o graves, mediante la acumulación de información procedente de
distintos países
b) disponer de un banco de datos acumulativo para comparar notificaciones
nacionales con la experiencia internacional, con la finalidad de verificar
una sospecha generada a nivel nacional
c) actuar como fuente de datos de perfiles que permiten prevenir las RA
que se puedan producir al comercializar un nuevo fármaco en un país
determinado, a partir de experiencia de otros países
d) actuar como base para la posterior planificación de ensayos clínicos o de
estudios epidemiológicos específicos
Tal como se ha mencionado anteriormente, uno de los principales objetivos del
Programa es el de ser un sistema de generación precoz de señales. Por tanto, a
parte de conseguir un volumen elevado de notificaciones, se puede realizar un
rápido procesamiento y análisis. Con este objetivo, se ha distribuido la revisión
de los diferentes órganos y sistemas entre los centros nacionales participantes. Si
se detectan nuevas señales de interés, se envía un resumen a los otros centros
participantes y, en algunas ocasiones, se publica una comunicación a alguna
revista médica (Olsson y cols., 1985; Stricker y cols., 1986).
Para obtener el número más elevado posible de notificaciones, a cada centro
nacional se le asignan actividades opcionales: distribución de recordatorios,
tarjetas e informes o boletines, participación en programas de formación o
't.)
actualización de los médicos prescriptores y atención a consultas terapéuticas,
entre otras.
1.1.9. Algoritmos de causalidad. Clasificación y utilidad
Los algoritmos y tablas de decisión son útiles para establecer una relación de
causalidad entre un acontecimiento clínico adverso presentado por un paciente y
la ingesta de uno o más fármacos (Laporte y Capella, 1993).
Por tal motivo, en el descubrimiento de RA poco conocidas y en el estudio de
las características clínicas y patológicas de tales reacciones juegan un papel muy
importante las observaciones hechas a cada paciente que ha experimentado el
supuesto efecto indeseado (Meyboom, Royer, 1992).
La observación clínica permite descubrir efectos adversos originados por
fármacos (véase el Apartado 1.1. 7.2); sin embargo, como se ha comentado, tiene
limitaciones a la hora de establecer relaciones de causalidad entre la exposición
previa a un fármaco y la aparición ulterior de un efecto indeseado. Parte de estos
problemas se han tratado de superar por medio de los estudios epidemiológicos
(véase el Apartado l. l.2)(Meyboom y Royer, 1992).
A los médicos se le suelen presentar numerosos interrogantes con respecto a la
relación causal entre la ingesta de un fármaco y la aparición de un evento
adverso. Entre las preguntas más importantes que le pueden permitir tener una
....
idea de esta posible relación se encuentran las siguientes (Laporte y Capella,
1993):
• ¿ Existe secuencia temporal lógica entre la ingesta del fármaco sospechoso y
la aparición del acontecimiento? Tiene que ser biológicamente plausible. No
siempre resulta sencillo establecer la secuencia temporal, ya que en algunas
RA la sintomatología clínica puede iniciarse en forma de pródromos; en
estos casos se puede caer en el error de implicar como sospechoso a algún
fármaco que el paciente hubiera tomado para el tratamiento de estos
síntomas pródromicos.
• ¿ Existe algún factor que haya podido contribuir a la aparición del efecto
adverso? Pueden ser otros fármacos, la misma patología tratada,
antecedentes patológicos, otras enfermedades concomitantes o exposición a
otros productos no farmacológicos.
• En la bibliografia ¿existen referencias en las que se haya descrito esta RA o
algún cuadro parecido?
• Tras retirar el medicamento ¿meiora la RA?
• Al volver a introducir el medicamento ¿reaparece la RA?
• En exposiciones anteriores, ¿aparecieron episodios similares al actual?
Otros datos por los que el clínico puede preguntarse es la posible existencia de
interacciones farmacológicas y si los niveles plasmáticos del fármaco son los
adecuados.
4.)
La respuesta a estas preguntas puede llegar a ser muy controvertida y no todos
los evaluadores las responden de manera igual (Karch y cols., 1976; Koch
Weser y cols.,1977). Por este motivo se han propuesto distintos algoritmos y
tablas de decisión, en los que se incluye una serie de preguntas cerradas, que
deben responderse con un "sí" o un "no". Hasta el momento han sido publicados
muchos algoritmos de decisión para la evaluación de sospechas de reacciones
adversas producidas por fármacos. El más conocido internacionalmente es el
algoritmo de Karch y Lasagna (véase la Tabla 5). Según este algoritmo -una
variante, de la cual se utiliza en el Sistema Español de Farmacovigilancia (véase
el Apartado 1.1.11 )-,las notificaciones se pueden clasificar en base a la supuesta
relación causal entre la administración del fármaco y la manifestación clínica de
una patología en 5 categorías (Laporte y Capella, 1993; Meyboom y Royer,
1992):
• Definida: existe una secuencia temporal razonable en relación con la
administración del fármaco o bien con sus niveles plasmáticos o hísticos. El
acontecimiento observado coincide con el perfil de RA conocidas del
fármaco implicado.
• Probable: se cumplen dos de los criterios anteriores (la secuencia temporal
es razonable y coincide con el esquema de RA conocidas), pero el efecto
indeseado no se explica por el cuadro clínico que presenta el individuo, se
desconoce la reexposición del paciente al fármaco sospechoso y el paciente
no mejora al interrumpir la medicación.
4()
• Posible: se cumplen los dos primeros criterios, pero la RA también puede ser
debida al estado clínico del paciente o bien a otros fármacos administrados
de manera concomitante.
• Condicional: la secuencia temporal es razonable y la reacción no se
explicaría por el estado clínico del paciente, pero, en cambio, el cuadro
presentado no es conocido como una RA del fármaco implicado
• No relacionada: no se cumplen los criterios antes mencionados y necesarios
para establecer la relación de causalidad.
Tabla 5. Criterios para establecer la relación de causalidad (tomado de
Inman, 1986).
relación definida probable posible condicional no ca u sal/ concepto relacionada
secuencia temporal sí Sí sí sí -razonable
respuesta patrón sí Sí sí no -
conocida para la RA
mejora con la sí Sí sí/no sí/no -
retirada reexposición sí ? ? ? -
positiva relación causal no no sí no -
alternativa
A pesar de la utilidad de los algoritmos a la hora de unificar criterios emitidos
por diferentes evaluadores que trabajan en un mismo centro o en distintos
centros, tienen algunas limitaciones:
4/
• cuando una información se y codifica, se pueden perder datos importantes
relacionados con la misma
• para catalogar una reacción como definida se requiere que el paciente haya
sido reexpuesto al fármaco en cuestión y vuelva a presentar el mismo efecto
indeseado; existen circunstancias en que esto no puede ocurrir, por ejemplo:
si el paciente muere, cuando el efecto es irreversible, o debido a la gravedad
potencial de la reacción (la rexposición no es ética); en este caso sólo podría
ser clasificada como probable
• cuando las reacciones son observadas por primera vez, se catalogan como
condicionales
• hay ocasiones en las que no se dispone de suficiente información en relación
a la causa alternativa
Todo esto no significa que los algoritmos empleados para la determinación de la
relación causal no sean útiles. A la hora de clasificar las RA originadas por
fármacos pueden ser de utilidad, pero al mismo tiempo pueden ser objeto de
abuso. Particularmente cuando los utilizan los laboratorios farmacéuticos, ya
que raramente suelen calificar las RA como definidas o probables, poniendo
como excusa el hecho de no tener información bien documentada del paciente
en cuestión (Laporte y Capella, 1993).
1.1.1 O. Metodología empleada por los Centros de Farmacovigilancia
Los Centros de Farmacovigilancia de los países integrantes del Programa
Internacional reciben la información de cada caso, a través de unos impresos de
notificación denominados tarjeta amarilla. La tarjeta amarilla, diseñada por el
Committee on Safery of Medicines, ha tenido amplia aceptación a nivel
internacional (Rawlins, 1991; Vallvé, 1987b).
La tarjeta amarilla ( véase el Anexo 1) contiene información estrictamente
confidencial, por contener datos del paciente y del médico notificador. El
notificador debe rellenar el impreso lo más completo posible, colocando el
nombre, edad, sexo y peso del paciente, los fármacos tomados antes del
diagnóstico (haciendo énfasis en el fármaco considerado como sospechoso), el
motivo de la prescripción de dichos fármacos, la duración, desenlace y gravedad
de las reacciones adversas, las observaciones adicionales que puedan aportar
alguna información importante en relación al cuadro presentado por el paciente,
la dirección y teléfono del médico, así como también la fecha de la notificación.
Si ha habido reexposición al fármaco implicado, se puede añadir información
sobre la reaparición o no de la sintomatologia; también se pueden hacer constar
los factores predisponentes o contributivos en caso de que existan.
Una vez la tarjeta amarilla llega al Centro de Farmacovigilancia, se hace una
revisión de la misma para detectar si es necesario o no comunicarse con el
notificador por vía telefónica con el fin de completar la información recibida,
bien sea en relación a datos que consten en la historia clínica del paciente que
tengan que ver con el cuadro clínico, antecedentes personales del paciente o en
relación a la asociación fármaco-reacción.
Con el fin de unificar criterios entre los centros de los distintos países
participantes y poder almacenar los datos de forma informatizada, las reacciones
adversas se codifican según el diccionario de términos de la OMS. El Centro
Colaborador editó este diccionario en el año 1984 y periódicamente le incorpora
nuevas reacciones descritas; recientemente ha sido traducido al español. Se trata
de una terminología abierta, a la que es posible añadir nuevas palabras según las
necesidades, y que incluye aproximadamente 1.200 de los llamados "términos
preferentes". Las reacciones también están agrupadas en "términos de alto nivel"
(grupos de términos para cuadros cualitativamente parecidos pero distintos
desde el punto de vista cuantitativo), que a su vez se agrupan en treinta aparatos
y sistemas (por ejemplo: respiratorio, piel y anejos, hepatobiliar, etc.). Para
facilitar la localización de "términos preferentes", el diccionario dispone de
términos sinónimos. Así el término de alto nivel "dermatitis" incluye, entre
otros, los términos preferentes "acné" y "eczema"; cada uno de estos, a su vez,
incluye varios términos sinónimos como "dermatitis acneiforme y "erupción
acneiforme", y "dermatitis atópica"y "dermatitis eczernatosa, respectivamente.
:,u
1.1.11. El desarrollo del Sistema Español de Farmacovigilancia
En España, la Farmacovigilancia inició su desarrollo más lentamente que en
otros países Europeos. La atención prestada a la "yatrogenia fármacológica" era
escasa (Vallvé, 1987c).
En el año 1965 se publicó una monografia en la que se hablaba acerca de las
reacciones adversas provocadas por diferentes fármacos (Laporte y cols., 1965).
Fue en la década de los setenta cuando en España es dieron los primeros pasos
en Farmacovigilancia. Una Orden del Ministerio de la Gobernación publicada en
1973 intentó, sin éxito, desarrollar las actividades de Farmacovigilancia en
nuestro medio. En el año de 1976, en el Hospital de Sant Joan de Déu de
Barcelona, se llevó a cabo un estudio de detección de reacciones adversas; este
estudio puede considerarse como el inició real de la farmacovigilancia en
España (Vallvé, 1987c).
Durante la década de los ochenta se desarrollaron los verdaderos pilares del
futuro Sistema Español de Farmacovigilancia (SEFV). Los principales hitos
fueron (Laporte y Capella, 1985; Madurga y cols., 1998; Vallvé, 1987c):
• En el año 1980 la Academia de Ciencies Mediques de Catalunya i Balears y
la Divisió de Farmacologia Clínica de la Universitat Autónoma de Barcelona
(DFCUAB) empezó a colaborar con el Estudio Internacional de la
Ji
Agranulocitosis y la Anemia Aplásica, un estudio de casos y controles cuyos
primeros resultados fueron publicados en 1983.
• A principios del año 1982, la DFCUAB comenzó las actividades de
farmacovigilancia en España con la elaboración de dos programas. Uno de
los programas se efectuó en el Hospital de la Vall d'Hebron de Barcelona;
consistió en un estudio piloto de vigilancia intensiva de pacientes
hospitalizados que seguía la metodología del "Boston Collaborative Drug
Surveillance Program"; el otro programa fue un seguimiento longitudinal de
más de 600 pacientes ambulatorios tratados con anticoagulantes orales
(acenocumarol) (Laporte, Porta, Capella, 1982; Vallvé, 1987c). En mayo de
ese mismo año, el Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad
Social financió el proyecto de investigación con el que se pondría en marcha
el Sistema de Notificación Espontánea de Reacciones Adversas a Fármacos,
en una población de 5,6 millones de habitantes y 17. 750 médicos. En
octubre del mismo año fue cuando, en realidad, empezó a funcionar este
proyecto mediante el envío a todos los médicos del impreso de notificación
(tarjeta amarilla) (Laporte, Porta, Capella, 1982).
• En 1983 España se incorpora al Programa Internacional de
Farmacovigilancia de la Organización Mundial de la Salud.
Yl
• Durante el año 1984 se recibe el asesoramiento de una experta de la OMS,
que recomienda la implantación escalonada, en dos fases, de un programa
nacional de farmacovigilancia.
• La creación de los centros autonómicos de Cantabria y Navarra ocurrió en
1985; en este año se incorporaron al Centro de Cataluña en la primera fase
piloto del programa.
• En 1985 se publicó la normativa por la que se crea la Comisión Nacional de
Farmacovigilancia (CNFV), un órgano consultivo para el asesoramiento en
temas de seguridad de medicamentos.
• Publicación de la Ley 14/1986, General de Sanidad, en la que se establece en
su articulo 99, la obligación de notificar las reacciones adversas por parte de
los profesionales sanitarios así como de los titulares de la autorización de
comercialización (laboratorios farmacéuticos). Desde entonces, al programa
no se le define como de "notificación voluntaria" sino como de "notificación
espontánea" de sospechas de reacciones adversas.
• Durante 1986 inician sus actividades los Centros Regionales de
Farmacovigilancia de Castilla león y de la Comunidad Valenciana.
• En marzo de 1987 se reunió por primera vez el Comité Técnico, el órgano de
Coordinación del SEFV integrado por la subdirección General de Control
Farmacéutico y representantes del servicio de Farmacovigilancia, del centro
Nacional de Farmacobiología y de los cuatro Centros Regionales existentes
en ese momento: Cataluña, Cantabria, Navarra y la Comunidad Valenciana.
• En 1988 se presenta en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud una ponencia sobre el establecimiento de un programa
::,_,
permanente de farmacovigilancia, mediante un método científico único y en
el que colaboran las Administraciones Central y Autonómicas del Estado
Español.
• A partir del año 1989, año de la creación de los Centros regionales del País
Vasco y de Castilla La-Mancha se fueron incorporando paulatinamente el
resto de Comunidades Autónomas al SEFV: Andalucía, Canarias, Aragón,
Extremadura, Galicia, Murcia, Madrid, La Rioja y Asturias. Actualmente
Baleares está en fase de integración.
En la década de los noventa también han ocurrido una serie de acontecimientos
importantes para el funcionamiento del SEFV (Madurga y cols., 1998):
• En 1990 España se integra, como Estado miembro de la unión Europea, en el
sistema europeo de intercambio de información sobre seguridad de
medicamentos; así mismo a finales del año noventa se publica la primera
Ley del Medicamento. En su titulo 11 ''De los medicamentos", se dedica todo
el capítulo VI al tema de la farmacovigilancia.
• Durante 1990 y 1991, las actividades de coordinación del SEFV y las de
referencia del Programa Internacional de Farmacovigilancia de la OMS se
trasladan del Centro de Farmacovigilancia de Cataluña al Centro Nacional
de Farmacobiología del Instituto de salud Carlos 111, organismo autónomo
del Ministerio de Sanidad y Consumo ubicado en Majadahonda (Madrid).
Una de las primeras actividades que asume es la creación de una base de
)4
datos de medicamentos del Ministerio de Sanidad y Consumo. Así nació
FEDRA (Farmacovigilancia Española, Datos de Reacciones Adversas).
• En 1991, la Dirección General de Farmacia y Productos Sanitarios publica la
circular nº 39/91, primera resolución administrativa basada en la
participación de la industria en el SEFV.
• En 1993 se publican las normativas de la Farmacovigilancia por primera vez
en Europa: el Reglamento 2309/93/CEE y la Directiva 93/39/CEE ( que
modifica la directiva 75/319/CEE). Su entrada en vigor en 1995 ha
estimulado la actividad notificadora por parte de la industria farmacéutica.
En este mismo año se creó el Centros regional de Aragón y se empezó con el
Programa de seguimiento de pacientes tratados con clozapina.
• En 1994 se distribuye entre los Estados miembros el primer borrador
preparador por el Comité de Especialidades Farmacéuticas (CPMP), con las
directrices europeas sobre las actividades de farmacovigilancia que se
enmarcan en el Reglamento 2.309/93/CEE. Ese mismo año se creó el Centro
de Farmacovigilancia de La Rioja.
Actualmente el impreso de tarjeta amarilla es enviado a todos los médicos
colegiados de cada Comunidad Autónoma. En el caso del Centro de
Farmacovigilancia de Cataluña, desde el año 1995 también lo reciben los
farmacéuticos de oficina.
Hasta el 1 de octubre de 1998, en la bese de datos FEDRA había 54.924
notificaciones almacenadas (Anónimo, 1999b).
55
1.2. Determinación de la calidad de un fármaco
No todos los fármacos comercializados tienen la misma calidad desde el punto
de vista terapéutico. Algunos principios activos tienen un grado de eficacia
superior a otros en una misma indicación, algunos se comercializan a dosis
infraterapéuticas o en presentaciones poco adecuadas~ otros se presentan
combinados con más principios activos en la misma especialidad. Ha habido
diversos intentos para calificar los medicamentos comercializados según su
valor terapéutico.
1.2.1. Clasificación de los fármacos según su valor terapéutico
La evaluación del valor terapéutico potencial se basa en el análisis de los datos
disponibles, sobre eficacia y seguridad de los fármacos contenidos en cada
especialidad farmacéutica, teniendo también en cuenta consideraciones
farmacéuticas y posibles interacciones. Existe una clasificación de los fármacos
según su valor terapéutico propuesta inicialmente por Laporte y colaboradores en
1983. Este sistema clasifica a los fármacos en cuatro grupos, según las
características que aparecen en la Tabla 6 (Laporte, Porta, Capella, 1983).
)b
Tabla 6. Criterios para la clasificación de los medicamentos según su valor intrínseco (tomado de Laporte Porta, Cape/la, 1983).
l. ELEVADO Productos con eficacia reconocida a pesar de que no se disponga de ensayos clínicos controlados ( ejemplo: insulina para la diabetes tipo I). Productos para los cuales se dispone de ensayos clínicos que confirman su eficacia.
2. RELATIVO Especialidades terapéuticas irracionales desde el punto de vista farmacológico o terapéutico. Asociaciones de un producto de valor intrínseco elevado con otros de eficacia dudosa ( ejemplo: diazepam + pridoxina + tiamina).
3. DUDOSO Productos para los cuales existe controversia entre los datos publicados respecto a su eficacia. (ejemplo: antidiabéticos orales).
4. NULO Productos para los cuales no existen ensayos clínicos controlados que aseguren su eficacia clínica (ejemplo: dobesilato de calcio). Productos de valor intrínseco elevado formulados en dosis insuficientes.
5. INACEPTABLE Productos con una relación beneficio/riesgo desfavorable.
Recientemente se ha propuesto una actualización de esta clasificación, en la que se
agrupan los medicamentos de acuerdo a su eficacia en 7 grupos (Laporte y cols.,
1997):
1. Medicamentos de eficacia demostrada y posible primera elección en
situaciones comunes: son medicamentos de eficacia contrastada en ensayos
clínicos controlados o de manera obvia (por ejemplo, la insulina, cuya
eficacia en la diabetes es tan clara que no es necesario demostrarla con un
ensayo clínico), y que, además, están indicados en cuadros o situaciones
57
comunes y/o en otras situaciones menos comunes, pero en las que son de
primera elección. Se excluyen de este grupo medicamentos de uso
hospitalario y especializado.
2. Medicamentos de eficacia demostrada, pero no de primera elección, o bien
con indicaciones limitadas: se incluyen en este grupo los medicamentos de
uso hospitalario y los de uso especializado, así como medicamentos de
eficacia demostrada, aunque bien no son de primera elección, o bien deben
están indicados en un numero limitado de casos.
3. Medicamentos que, según los resultados de ensayos clínicos y estudios
farmacoepidemiológicos,
desfavorable.
tienen una relación beneficio/riesgo
4. Medicamentos irracionales, bien porque se trata de una combinación a
dosis fijas cuya eficacia no ha sido demostrada, o porque se trata de una
combinación a dosis fijas con un principio activo eficaz acompañado de
uno ineficaz pero aparentemente inofensivo,
inadecuado.
o bien de formato
5. Medicamentos de eficacia no demostrada o suficientemente contrastada
("dudosa" en la vieja clasificación antigua), y/o con efectos no deseados
desconocidos o mal estudiados, o con efectos no deseados menores.
6. Medicamentos irracionales, con los que la relación beneficio/riesgo es
desfavorable y, por este motivo, no tienen indicaciones médicas
justificadas.
7. NP, no procede, grupo que incluye los productos que no son medicamentos
pero son de venta en farmacias y son habitualmente incluidos en
estadísticas de consumo como las producidas por IMS (por ejemplo, leche
en polvo).
Cuando en un país se dispone de un registro de medicamentos racionales, la
calidad del consumo o de la oferta parece que no debería ser un tema de
preocupación, ya que se supone que las especialidades farmacéuticas registradas
son de calidad elevada, fruto de una política de selección de medicamentos
razonable y basada en términos de eficacia, relación beneficio-riesgo, beneficio
coste y necesidad. Desgraciadamente y a pesar de los grandes avances ocurridos
en farmacología clínica en los últimos años, ésta no es la norma general en todo
el mundo, lo que se traduce en diferencias relevantes en la oferta de
medicamentos de un país a otro. Por tal motivo el análisis cuantitativo debería
acompañarse de una caracterización de la calidad del consumo a través del
estudio de los rarmacos en combinación a dosis fijas, el estudio del grupo
terapéutico en que están clasificados las mismas y algún análisis de la calidad
farmacoterapéutica de los medicamentos consumidos (Capella y Laporte,
1993a).
Otra clasificación de los medicamentos según su valor terapéutico es la que figura
en un informe sobre indicadores cualitativos de la prescripción de medicamentos
emitido por el Ministerio de Sanidad y Consumo a través de la Subdirección
General de Prestaciones y Evaluación de Tecnologías Sanitarias, con este informe
59
se pretende conseguir el propósito de la OMS, la utilización racional de los
medicamentos, con el fin de lograr una practica terapéutica optima (Anónimo,
1994a). En España esto está contemplado en la Ley del Medicamento 25/1990, que
en su título N recoge el compromiso de adoptar las medidas necesarias para que
en atención primaria se lleve a cabo la selección y valoración científica de los
medicamentos y la evaluación de las prescripciones para tratar de reducir los
riesgos a que pueden someter al paciente (Anónimo, 1990a). Por ello se reunió a
un panel de expertos con el objetivo de elaborar unos indicadores que permitieran
evaluar la calidad de la prescripción de los medicamentos en la práctica médica
extrahospitalaria. El proceso se estableció en dos etapas; en la primera se
analizaron los medicamentos disponibles en España clasificándolos en dos
categorías A y B según su valor intrínseco o terapéutico, con el objetivo de
establecer indicadores de primer nivel; posteriormente en una segunda etapa se
llevó a cabo el análisis de la calidad de la utilización de los medicamentos según
sus diferentes indicaciones y su lugar en la terapéutica (primera línea o de elección,
de segunda línea o alternativos y de uso excepcional) esto sería objeto de un
estudio posterior en el que se presentan los indicadores de segundo nivel
(Anónimo, 1994a).
Los fármacos de la categoría A incluyen fármacos con valor intrínseco elevado y
los de la categoría B, fármacos con valor intrínseco no elevado. En esta
clasificación no se tuvo en cuenta si su uso debía ser de primera elección o si se
consideraban de uso excepcional. Asímismo, tampoco se realizaron estudios
socioeconómicos en los que se valorara la relación coste-efectividad y la relación
60
coste-calidad para clasificar en este primer nivel a un medicamento en la categoría
Ay B (Anónimo, 1994a).
1.2.2. Grado esperado de uso
Existen fármacos para los que se ha demostrado eficacia terapéutica en el
tratamiento de diversas enfermedades; sin embargo, su grado esperado de uso es
limitado, ya que en muchas enfermedades se hace preferible el uso de otras
alternativas; por ejemplo, aunque el cloranfenicol se ha demostrado eficaz en el
tratamiento de diversas enfermedades infecciosas y, por lo tanto, sería un fármaco
de elevado potencial terapéutico teórico, su grado esperado de uso es limitado, ya
que en muchas de estas enfermedades son preferibles otros antibióticos; asímismo
dentro de este grupo se incluyen el ácido acetilsalicílico y las benzodiazepinas, etc.
(Arnau y Laporte, 1993).
Por tal motivo los medicamentos se distribuyen en dos grandes grupos: (1) grado
esperado de uso elevado y (2) grado esperado de uso relativo. Por lo que no sólo
la eficacia de los fármacos usados es fuente de estudio, sino también la potencial
efectividad de los mismos, la cuál se hace más dificil de medir debido a que
requiere estudios relacionados con el uso de los fármacos, con la prescripción
médica, con la dispensación farmacéutica y, consecuentemente, con la historia
clínica del paciente y la sintomatología que presente (Laporte, Porta, Capella,
1983).
61
1.3. Fármacos en combinaciones a dosis fijas (CDF)
Las enfermedades han sido combatidas por el hombre desde tiempos
inmemoriales y los problemas de salud pública han despertado el malestar
general de la población, lo que ha conllevado una búsqueda acelerada de
remedios para solventarlos o evitarlos. Una buena parte de los medicamentos
comercializados incluyen más de un principio activo en su formulación. Excepto
algunos casos (véase el Apartado 1.3.3), estas combinaciones a dosis fijas
(CDF) tienen un valor terapéutico relativo o se consideran irracionales (véase el
Apartado 1.2.1 ), puesto que no aportan ventajas sobre el principio activo aislado
y, en cambio, pueden producir más RA.
1.3.1. Historia
Los antecedentes históricos de las actuales CDF se remontan a la legendaria
Theriaca Magna que preparaban de manera empírica los boticarios. En ella se
mezclaban "según arte" numerosos principios activos que se suponía que
ejercían acciones sinérgicas. Alguna de estas Theariaca llegó a ser muy popular
por lo que, poco a poco, se inició su producción con métodos semi-industriales
que permitieron su mayor difusión. Este fue el embrión de las primeras
industrias farmacéuticas y, probablemente del apego a especialidades con
numerosos principios activos que todavía están presentes en muchas
farmacopeas.
62
Una de las primeras combinaciones surgidas después de la II Guerra Mundial y
elaboradas a escala mundial fue la de la cafeína + codeína como analgésico
(Herxeimer, 1975).
Durante los años 60 se publicaron algunos trabajos que demostraban la mayor
utilidad de las "asociaciones medicamentosas" sobre cada uno de los
ingredientes aislados. En este sentido cabe destacar los artículos de Richardson
y Holt (Richardson y Holt, 1964), sobre la acción sinérgica de la estreptomicina
con otros antibióticos sobre Bruce/a intracelular in vitro, y los de Jawetz y
Sonne (Jawetz y Sonne, 1966) sobre el tratamiento de la endocarditis
enterocecal con penicilina + estreptomicina; ambos son citados en la ponencia
realizada por Gross en el Congreso Internacional de Ciencias Farmacéuticas
celebrado en Londres en 1969, en la que habló de las ventajas e inconvenientes
de las asociaciones medicamentosas (Ruiz, 1972). Este fue el inicio de la
polémica en relación al uso de fármacos en CDF. A ello hay que añadirle el
hecho de que en algunos países, como en España, la falta de medidas
reguladoras sobre la comercialización de nuevos fármacos, junto a problemas de
índole económico, favorecieron la entrada en el mercado de numerosas
especialidades en CDF. Así entre 1963 y 1973, la normativa española establecía
un precio fijo para los medicamentos tras su aprobación. Frente a esta
congelación de precios, la industria farmacéutica multinacional impuso unos
precios iniciales más altos, mientras que la industria de titularidad española
trataba de conseguir precios altos adoptando la actitud de volver a registrar
nuevas especialidades consistentes en la asociación del principio en cuestión
6.5
junto a otros principios activos. La normativa de registro defectuosa y ambigua,
que en la práctica, no exigía ensayos clínicos que demostraran la superioridad de
la CDF sobre el principio activo aislado, condujo a la comercialización de
numerosas especialidades con eficacia y seguridad discutibles y en las que
incluso podían existir alteraciones notables de su composición teórica (Altimiras
y cols., 1978; Laporte, saballs, Campillo, 1986) (véase también el apartado
1.4.1).
En 1971 la FDA publicó unas normas a cumplir en relación al uso de
"asociaciones medicamentosas" que produjeron un gran revuelo en
Norteamérica por las repercusiones que tuvieron, no sólo sobre la industria
farmacéutica, sino también sobre la manera de recetar de los médicos. Estas
normas también influyeron en otros países; en Venezuela, por ejemplo, las
autoridades sanitarias publicaron una nueva reglamentación para el registro de
especialidades en la que se prohibe un gran numero de asociaciones. (Ruiz,
1972). En el mismo año 1971, en el Congreso Internacional de Terapéutica, el
profesor Laporte hizo referencia a la tendencia cada vez mayor por parte de los
médicos de recetar fármacos en CDF; asímismo habló de los riesgos que su uso
puede provocar y que todo terapeuta debe tener en consideración (Ruiz, 1972).
1.3.2. Ventajas e inconvenientes de las CDF
El empleo de fármacos en CDF ha sido cuestionado en los últimos años, más
bien en el contexto teórico que no en el práctico por diversos motivos. Se ha
puesto más énfasis en sus inconvenientes que en sus ventajas, y existen
diferentes opiniones en relación a este tema (Córdoba y Hernandez, 1998).
Algunos autores sugieren que el uso de fármacos en CDF se debe hacer en base
a las ventajas que se puedan obtener de ellas (Shen:field, 1982). El Committe for
Propietary Medica! Products propuso una serie de pautas a aplicar en el
momento de autorizar un fármaco en CDF: lo primero que se debe considerar
antes de ser aceptado es su potencial valor terapéutico, así como las ventajas y
desventajas que se podían desprender de su uso. Esta serie de pautas fueron
aplicadas en Europa a partir del año 1996 (Anónimo, 1996a). Entre las ventajas
propuestas por la OMS están, en primer lugar, que la CDF tenga una mejor
relación beneficio/riesgo debido a la adición o potenciaciación de las actividades
terapéuticas de sus sustancias; es decir que se debe valorar su potencial
terapéutico. La segunda ventaja debe ser la simplificación de la terapia, de modo
que se facilite el cumplimento del tratamiento al paciente. También tiene que
tenerse en cuenta el ajuste de las características farmacocinéticas y
farmacodinámicas de los fármacos en combinación, de acuerdo a las
necesidades del paciente y, por último, la suma de las RA que pueden producir
cada uno de los principios activos (Anónimo, 1996a). Los defensores del uso de
CDF sugieren que los argumentos expuestos por la Food and Drug
OJ
Administration y la OMS en relación al uso de CDF ha sido realizado por
burócratas y académicos que no han tratado a pacientes. Los partidarios del uso
de CDF sostienen que los pacientes las prefieren por su menor coste y forma de
administración (Shenfield, 1982).
La Organización Mundial de la Salud incluye sólo 7 fármacos en CDF en su
lista de alrededor de 250 medicamentos esenciales (véase la Tabla 7) (Shenfield,
1982).
Tabla 7.- Fármacos en CDF recomendados por la OMS (tomada de
Shenfield, 1982).
trimetoprim + sulfametoxazol ( cotrimoxazol)
levodopa + carbidopa
noretisterona + etinilestradiol
levonorgestrol + etinilestradiol
sulfadoxina + pirimetamina
neomicina + bacitracina (para uso tópico)
ácido benzoico + ácido salicilíco (para uso tópico)
1.3 .2.1. Ventaias de las CDF
Las ventajas más importantes de las CDF son aquellas que benefician al
paciente como, por ejemplo, la utilización de dosis inferiores, la mejor
tolerancia (no es lo mismo administrar un fármaco en CDF que administrar cada
00
uno de los principios activos que lo componen por separado) y precios más
bajos (véase Tabla 8). Las ventajas que se esgrimen son (Heixemer, 1975;
Córdoba y Hemandez, 1998).
a) Mejorar el cumplimiento del tratamiento: una de las ventajas es la
flexibilidad en la administración durante el tratamiento con estos fármacos,
especialmente en aquellos pacientes con enfermedades crónicas como la
hipertensión arterial; sin embargo, hay enfermedades en las cuales no se
puede aplicar esta forma de tratamiento (por ejemplo en las enfermedades
infecciosas causadas por bacterias). Las especialidades farmacéuticas en
CDF que se podrían justificar son aquellas utilizadas en pacientes con
múltiple terapia farmacológica, como el uso conjunto de la levodopa y
carbidopa en la enfermedad de Parkinson (Dengler y Lasagna, 1975). Así los
fármacos en CDF se justifican en pacientes polimedicados siempre y cuando
se tenga en cuanta la eficacia y la relación beneficio/riesgo de estos
fármacos en comparación con la monoterapia (Dengler y Lasagna, 1975). En
este sentido el 63% de los médicos de los Estados Unidos de Norteamérica
pensaban que las CDF eran necesarias en aquellos pacientes que tenían que
ser tratados simultáneamente con varios fármacos. Mediante un estudio
retrospectivo, Clark y Troop, demostraron que los pacientes que necesitan
terapia antihipertensiva controlaban mejor sus cifras tensionales con
fármacos en CDF que con monoterapia (Shenfield, 1982).
6/
b) Sinergismo farmacológico: la sinergia es el principio científico que puede
justificar el uso de fármacos en CDF (Shenfield, 1982): el efecto total de dos
principios activos es mayor que la suma de sus efectos originados
independientemente. Cuando se aplica tratamiento con dos o más principios
activos, la sinergia se clasifica en (Córdoba y Hernandez, 1998):
• Sinergia aditiva: cuando el efecto de A y B juntos es igual al efecto
de A y B administrados por separado, por ejemplo la asociación de
dos antiinflamatorios.
• Sinergia de refuerzo o de potenciación: cuando el efecto de A y B es
superior al efecto de A y B por separado. Así, la asociación de
penicilina + probenecid, es un ejemplo de asociación sinergica de
refuerzo, en la que el probenecid permite prolongar la semivida
plasmática de la penicilina y/o aumentar su concentración sérica
mediante el bloqueo de su secreción. En la sinergia de potenciación,
el efecto obtenido con fármacos administrados a dosis fijas es
superior al obtenido con cada uno de sus componentes por separado,
bien sea en el caso de lograr una mejor analgesia con el uso de
paracetamol + codeína o en el caso de evitar la síntesis y reparación
de la pared bacteriana con el uso de antibioticos en combinación
( como la amoxicilina + ácido clavulánico o el uso del cotrimoxazol);
el uso de tiazida + reserpina en el tratamiento de la hipertensión
arterial sería otro ejemplo de sinergia de potenciación (Shenfield;
1982).
c) Aumentar la eficacia: la combinación puede aumentar la eficacia de la
especialidad, tal es el caso de la levodopa + carbidopa o benseracida, lo que
permite la reducción de la dosis de levodopa. Otros ejemplos lo constituyen
el uso de estrogéno + progestágeno corno contraceptivo y el de la isoniazida
+ rifarnpicina + etambutol en la tuberculosis.
d) Reducir los efectos indeseados: durante el tratamiento con tuberculostáticos
(isoniazida + rifarnpicina + etambutol) se puede presentar interferencia en el
metabolismo de la piridoxina, lo que provocaría neuropatía periférica en
pacientes acetiladores lentos; esto puede resolverse administrando a los
pacientes la combinación de tuberculostáticos + piridoxina; así mismo con el
uso de la levodopa + carbidopa o benseracida se puede reducir la dosis de la
levodopa con lo cuál se disminuye la dependencia y los efectos indeseados;
otro ejemplo lo constituye el uso del vasodilatador hidralazina + B
bloqueante con el fin de evitar la taquicardia compensadora producida por la
hidralazina.
e) Disminución del potencial de abuso: con el uso de monofármacos es más
factible que el paciente se sobredosifique que cuando se realiza tratamiento
con fármacos en CDF. Este es el caso del uso de un opiáceo como el
difenoxilato en la diarrea. Los preparados antidiarréicos sólo contienen
O. 0025 mgs de atropina; si se utilizara sola, existiría el peligro de que el
paciente aumentara la dosis recomendada con lo cual el riesgo de toxicidad
sería mayor.
U7
e) Reducción de los costes: los cálculos en relación al coste de las CDF y el de
los monofármacos varían de un país a otro. No se puede precisar si existen
beneficios en cuanto al coste tanto para el paciente como para el sistema
sanitario. Lo que sí debe tener en cuenta el prescriptor es que si la CDF es
farmacológicamente apropiada y terapéuticamente activa se puede justificar
su prescripción si su coste es menor que el de los componentes de la
especialidad por separado.
De más de 200 fármacos prescritos en los Estados Unidos de Norteamérica,
un 37% son CDF; de éstas, un 71% son CDF de uso frecuente. En este país,
el precio de la terapia con monofármacos es superior a la realizada con CDF
(Dengler y Lasagna, 1975).
Tabla 8. Ventajas potenciales de los fármacos en CDF (tomada de
Shenfield, 1982; Córdoba, 1998).
n'n tajas ejemplos
mejorar el cumplimiento del tratamiento levodopa + carbidopa
sinergismo trimetoprim + sulfametoxazol,
amoxicilina + ácido clavulánico
aumentar la eficacia isoniacida + rifampicina + etambutol
reducir los efectos indeseables isoniacida + piridoxina,
hidralazina + f3-bloqueante
disminuir el potencial de abuso difenoxilato + atropina
reducir los costes diurético + IECA
70
1.3.2.2. Inconvenientes de las CDF
El uso de fármacos en CDF no sólo ocasiona beneficios a los pacientes si no que
también puede provocar efectos negativos. Es evidente que si un paciente
necesita realizar tratamiento con tres fármacos diferentes, lo más conveniente
para él sería que existiera la posibilidad de realizar el tratamiento con un
fármaco en CDF, siempre y cuando no existan diferencias farmacocinéticas,
farmacodinámicas entre sus componentes, así como posibles interacciones
farmacológicas (Herxeimer, 1975). En general, la interacción por fármacos
puede producirse por interferencias ocurridas a nivel del proceso metabólico,
actuando sobre las actividades enzimáticas; tal es el caso de la administración
simultánea de barbitúricos (fenobarbital-luminal) sobre los niveles sanguíneos
de la bishidroxicumarina, lo cual se manifiesta por la consiguiente disminución
de sus efectos anticoagulantes (Ruiz, 1972).
La asociación de anfetamina + barbitúrico, la primera para contrarrestar la
excitación psíquica excesiva y la segunda para controlar el apetito, resulta
contraproducente (Ruiz, 1972).
Tanto con el uso de monofármacos y más aún con el uso de fármacos en CDF
se debe tener en cuenta que, para ejercer sus efectos bien sean beneficiosos o
nocivos, no sólo hace falta que sean metabolizados, sino también hay que tener
en cuenta la susceptibilidad que tienen de competir con otras sustancias que
utilicen los mismos sistemas enzimáticos para tal fin (Ruiz, 1972).
11
Las desventajas del uso de fármacos en CDF figuran en la tabla 9 (Herxeimer,
1975; Shenfield, 1982; Córdoba y Hernández, 1998):
a) Diferencias en cuanto a las dosis óptimas de sus componentes: cuando dos o
más sustancias combinadas son eficaces hay que tener en cuenta si su dosis
óptima individual es la adecuada para cada paciente. Las dosis necesarias
para alcanzar un buen nivel plasmático de los componentes de un fármaco
en CDF pueden variar de un individuo a otro. Un ejemplo de ello lo
constituye la combinación de guanetidina + ciclofentiazida. Así, en las
formas más usadas de la combinación de hidroclorotiazida + reserpina +
dihidralazina, la dosis optima de reserpina suele ser menor que la del
diurético tiazídico, de la misma manera sus efectos son menos agudos; dosis
superiores a las recomendadas de la dihidralazina pueden ocasionar lupus
eritematoso.
Algunos pacientes desarrollan tolerancia a ciertos fármacos, particularmente
si se utilizan con frecuencia en distintos períodos de tiempo. Esto suele
ocurrir con la combinación de efedrina + teofilina. Las dosis adecuadas 50
mg de efedrina y 309 mg de aminofilina muchas veces son dosis bajas para
algunos pacientes, por lo que estos pacientes los niveles adecuados de
efedrina los alcanzarán después de 3 o 4 días de tratamiento (Herxheimer,
1975).
b) Incompatibilidad farmacocinética: pueden existir diferencias en cuanto a la
biodisponibilidad entre los componentes de una CDF o bien sus
IL
componentes pueden interaccionar. Por ejemplo, la combinación de un
antihistamínico de larga duración con efectos sedantes, ( como la
prometazina [20-22 horas] o la difenhidramina [7-8 horas]), con cafeína (5-
6 horas), una xantina que provoca el efecto antisedante.
Con el uso de las CDF también se pueden existir diferencias en cuanto a la
metabolización de sus componentes; tal es el caso de aquellos pacientes que
metabolizan más rápidamente alguno de los principios activos que la
componen por lo que su uso esta condicionado en pacientes con
insuficiencia renal y hepática. (Herxheimer, 1975).
c) Incremento en la toxicidad: el uso de fármacos en combinación puede
incrementar el riesgo de reacciones adversas, posiblemente debido a que las
dosis de alguno de sus componentes no es la más adecuada para el paciente,
como ejemplo de ello figuran aquellos casos en los que el paciente hace
tratamiento con un fármaco que relativamente produce pocos efectos
indeseados, como es el caso del trimetoprim, asociado con uno al cuál se le
ha atribuido anteriormente la producción de reacciones adversas de tipo
cutáneo; otro ejemplo serían las alteraciones producidas por CDF utilizadas
en patologías respiratorias (tos y resfriado común, por ejemplo) que
contienen fenilpropanolamina, la cuál actúa en el sistema nervioso simpático
de forma indirecta provocando elevación de la presión arterial. Cuando se
trata a un enfermo con más de dos principios activos se le expone a este tipo
de riesgo.
73
d) Combinaciones inapropiadas: algunos fármacos en CDF son simplemente
irracionales, por ejemplo el uso de antiinflamatorios esteroideos + sedantes,
así como el de barbitúricos + analgésicos y de preparados multivitamínicos
usados indiscriminadamente. En el año 1979, el Committe on the Review of
Medicines consideró que la mayor parte de los barbitúricos en combinación
debían ser retirados del grupo de los psicofármacos por existir grandes dudas
en relación a su eficacia y el inaceptable riesgo de dependencia. Algunas
CDF son inefectivas o no más efectivas que aquellas especialidades con un
solo principio activo, tal es el caso de la combinación de analgésicos. Los
preparados multivitamínicos también han sido catalogados dentro de esta
categoría, a pesar de que en 1979 la OMS propuso que las vitaminas en
combinación debían ser consideradas como parte de la nutrición a cambio de
no ser usadas de forma indiscriminada. La combinación de corticoides +
AINE también se consideran ineficaces e inapropiadas, probablemente
debido a la disparidad de las patologías que van a ser tratadas.
e) Ignorancia por parte del prescriptor: un estudio realizado por Biron sobre un
total de 60 médicos canadienses a los cuales se les preguntó en relación al
contenido de algunos fármacos, un 66% respondió tener conocimiento acerca
de la combinación de antianginoso + diazepóxido, un 65% respondió conocer
la combinación de triamtereno + hidroclorotiazida y el 33% desconocía el
contenido de preparados analgésicos con más de 6 o 7 principios activos. El
autor concluyó que en la mayoría de los casos, cuando un médico receta un
fármaco en CDF desconoce la composición exacta del mismo. Existen
/4
médicos que no quieren aceptar su grado de ignorancia y desconocimiento en
cuanto al contenido y a la eficacia terapéutica de los fármacos en CDF. Esta
ignorancia hace que muchos pacientes puedan llegar a recibir uno o más
fármacos que no suelen ser necesarios para el tratamiento de alguna de sus
enfermedades (Biron, 1973).
f) Diagnósticos y tratamientos imprecisos: es muy probable que muchos
fármacos en CDF fueran prescritos sin hacer un diagnóstico preciso y
cuidadoso de una patología (Biron, 1973). Este problema sólo se puede
solucionar cuando se mejore la legislación o la comercialización de CDF y
el médico este mejor informado con relación a estos fármacos (Shenfield,
1982).
Tabla 9. Inconvenientes potenciales de los fármacos en CDF (tomada de Shenfield, 1982).
inconvenientes ejemplos
inflexibilidad en el tratamiento ( ajuste de en pacientes insulino-dependientes
dosis)
incompatibilidad farmacocinética diurético + f3-bloqueante
incremento de la toxicidad cotrimoxazol
combinaciones inapropiadas barbitúricos + analgésicos
ignorancia de su contenido por parte del AINE + psicofármacos,
prescriptor vitaminas del complejo B + A1NE
pueden fomentar diagnósticos y fármacos antigripales en pacientes
tratamientos imprecisos hipertensos y con cardiopatías
El uso de CDF presenta más ventajas que inconvenientes en algunas de las
indicaciones para las cuales se utilizan con respecto a la monoterapia. Por
ejemplo, probablemente el uso de algunos antibióticos en asociación
provoque menos resistencias, y está comprobado que los antihipertensivos
en asociación controlan mejor la presión arterial de algunos pacientes. Las
antiguas combinaciones de fármacos que incluían dos o más principios
activos han ido desapareciendo del mercado. Sin embargo a parte de las
CDF enunciadas en la tabla 7, hay algunas más cuyo uso actualmente se
considera apropiado.
1.3.3. Fármacos en CDF y patologías en las que se justifica su uso
a) Antibióticos: hace varios años sólo se justificaba el uso de antibióticos en
CDF en casos determinados: shock bacteriémico, endocarditis bacteriana,
tuberculosis, brucelosis, pielonefritis crónica, en pacientes con baja
resistencia inmunológica, y en profilaxis pre-operatoria de intestino (Gould,
1973). Actualmente, su uso se puede justificar en infecciones mixtas, en el
tratamiento empírico de las infecciones graves de origen desconocido,
infecciones por microorganismos multiresistentes e infecciones dificiles de
erradicar. La asociación de dos o más antibióticos es aceptable cuando el
mecanismo de acción de ambos es distinto, cuando tienen el mismo tipo de
tolerancia y si son potencialmente sinérgicos: cotrimoxazol, amoxicilina +
ácido clavulánico, isoniazida + rifampicina + etambutol y la tetraciclina +
nistatina. (Shenfield, 1982; Córdoba y Hernandez, 1998).
/b
b) Analgésicos: existen pocas evidencias de que un analgésico en CDF pueda
ser mejor que el uso de un analgésico como monofármaco y se cuestiona
mucho su uso debido a su implicación en la producción de efectos adversos
graves, como la nefropatía analgésica. Aún así, el uso de un analgésico
opiáceo ( codeína) en combinación con un antitérmico (paracetamol,
pirazolona) potencia la acción analgésica de este último; en cambio no
parece útil la asociación de dos antitérmicos con codeína. Dentro de este
grupo de CDF, cabe mencionar la retirada de la fenacetina del mercado de
Europa, de Estados Unidos de Norteamérica y de Australia. (De Broc, 1998).
En Gran Bretaña se ha retirado la combinación de paracetamol + metionina
en la presentación comercial Pameton® por el riesgo de enfermedad
cardiovascular atribuido a la metionina. En el mercado continúan algunos
preparados en CDF que contienen bajas dosis de metionina (Anónimo,
1997b).
En un metaanálisis de 26 ensayos clínicos controlados-randomizados,
realizados en 2.231 pacientes a los cuales se les trató el dolor
postoperatorio, por artritis y dolor musculoesquelético con paracetamol +
dextropropoxifeno y paracetamol solo; se llegó a la conclusión de que el
paracetamol combinado con dextroproxifeno produce un efecto analgésico
mayor que el paracetamol solo. En una revisión realizada recientemente en
30 hospitales de Gran Bretaña se constató que el 73% de los analgésicos
usados contenían paracetamol; la combinación de paracetamol +
77
dextropropoxifeno fue la más prescrita (35%). Este hallazgo creó mucha
polémica hay quién opina que la combinación del paracetamol con un
opioide ( codeína, dihidrocodeína) es tan efectiva como la combinación de
paracetamol + dextropropoxifeno (A Li Wan Po, 1997). En la edición del
año 1995 de la guía farmacológica V-1 (Vademecum Internacional) se
incluyeron 21 especialidades farmacéuticas que contenían fosfato de codeína
asociado con paracetamol y ácido acetil salicílico. En 14 de ellos, figuraba la
indicación de analgesia, en 4 la de antitisígeno y en 3, ambos como
analgésico y antitusígeno (Bosch, 1998).
En el Sur de África es muy frecuente el uso de preparados analgésicos en
CDF irracionales. Su potencial de toxidad es elevado, así como su potencial
de abuso en forma de cóctel; tal es el caso de la CDF analgésico +
meprobamato (Truzer, 1997).
Otras de las CDF de analgésicos muy usadas en los años 80 fueron
zomepirac + propoxifeno, y paracetamol + bruprenorfina en el tratamiento
del dolor postoperatorio. En un estudio a doble ciego realizado con 196
pacientes se demostró que zomepirac, un inbidor de la síntesis de
prostaglandinas, es más efectivo como analgésico que la combinación de
propoxifeno + paracetamol. La variación interindividual en cuanto al
prolongado metabolismo de la buprenorfina hacían pensar que su actividad
fuera imprevisible; por lo que se limitó su uso sólo en pacientes con dolor
78
crónico (Stephen, 1981 ). Ambas combinaciones actualmente se encuentran
en desuso.
c) Hormonas: Actualmente se acepta el uso de progestágenos y estrógenos en
la anticoncepción y como tratamiento hormonal sustitutivo en pacientes
ooforectomizadas o con menopausia precoz; en cambio, no se justifica es el
uso de la CDF de ciproterona + etinilestradiol. En España, esta CDF se
encuentra con el nombre de la especialidad Diane® y fue el contraceptivo
hormonal más vendido en el año 1995, cuando de ninguna manera se puede
considerar de elección por el perfil de efectos indeseados que puede
ocasionar ( cefalea, cansancio, vértigo, sedación, disminución de la libido y
síntomas de depresión) (Anónimo, 1995a).
d) Antihipertensivos: El uso de CDF en el tratamiento de la hipertensión
arterial tiene como ventaja para el paciente la comodidad que ofrece la toma
de un solo comprimido al día; esta flexibilidad en el tratamiento permite un
mejorar el cumpliento.
Hay muchos fármacos con los que se puede disminuir las cifras de la presión
arterial pero solamente los diuréticos tiacídicos y los bloqueadores B
adrenérgicos han mostrado un efecto preventivo de la cardiopatía isquémica,
el ictus y la mortalidad en ensayos clínicos, ya sea si se les utiliza como
monofármacos o en forma combinada, en la forma combinada ejercen su
acción mediante el sinergismo farmacológico (Anónimo, 1998a).
/'}
e) Antiparkinsonianos: como ya se había dicho (véase el Apartado 1.3.2.1 y la
Tabla 7), una de las CDF cuyo uso se justifica es la formada por un inhibidor
de la enzima dopadescarboxilasa ( carbidopa) la cuál permite minimizar los
efectos secundarios periféricos de la dopamina.
f) Antigripales: en el mercado farmacéutico se encuentran numerosos fármacos
en CDF usados para aliviar los síntomas producidos en el resfriado común
(tos, rinitis, mucosidad, malestar general). Dentro de este grupo de CDF,
cabe mencionar la unión de un derivado opiáceo (codeína) +
simpaticomiméticos como descongestionantes por su acción
vasoconstrictora ( efedrina, fenilefrina, entre otros), de antihistamínicos
( difenhidramina), de mucolíticos ( citiolona, N-acetilsisteína, ambroxol, entre
otros) y, de antibióticos (derivados 8-lactámicos [ampicilina, amoxicilina,
cefalosporinas], tetraciclinas, aminoglucósidos), puede llegar a producir la
mejoría de estos síntomas. (Shenfield, 1982; Córdoba y Hernandez, 1998).
Hacía los años 60 se realizaron ensayos clínicos en los que se demostró el
efecto beneficioso del uso de fenilpropanolamina y efedrina contenida en
CDF en el resfriado común, sobre todo en aquellos pacientes con rinitis
alérgica. Uno de estos estudios fue el llevado a cabo por McLauren y cols
(1961 ), se trata de un ensayo clínico comparativo a doble ciego con el que se
pretende demostrar la efectividad de cuatro fármacos simpaticomiméticos
como descongestionantes orales; otro de los estudios fue el realizado por
Pullen, Montgomeri (1963), en este ensayo clínico controlado se evaluó la
80
efectividad de descongestionantes orales. Diez años más tarde, Aschan y
cols (1974) llevaron a cabo la realización de otro ensayo clínico en el que se
evaluó la efectividad por vía oral de descongestionantes de la mucosa oral en
la rinitis aguda. Thomas H.L, en una de sus publicaciones considera que
ninguno de estos estudios es del todo fiable (Thomas y cols., 1991).
Actualmente la metodología empleada en la realización de ensayos clínicos
con fármacos en asociaciones a dosis fijas se ha modificado, por lo que es
posible que los actuales ensayos clínicos o los próximos a realizarse con este
tipo de fármacos sean de mayor provecho en médicina.
Tanto la fenilpropanolamina como la efedrina se han utilizado en Europa y
Norteamérica para el tratamiento del resfriado común por su actividad
agonista a-adrenérgica, que produce vasoconstricción nasal, dando como
resultado la descongestión de la mucosa (Thomas y cols., 1991). En un
ensayo clínico realizado con 16 pacientes voluntarios sanos (1991) se llego a
la conclusión de que el beneficio obtenido a corto plazo con esta
combinación, no es aprovechable para todo tipo de paciente. Esto se debe a
que las preparaciones que contienen fenilpropanolamina pueden provocar
aumento de la presión arterial, por este motivo los pacientes hipertensos
deben evitar usarlas; también pueden inducir cambios a nivel cardiovascular,
debido a que incrementan la demanda de oxigeno, por lo que se debe evitar
su uso en pacientes que hayan presentado síntomas de angina de pecho o
cardiopatía isquémica. Con esta combinación se pueden producir
interacciones farmacológicas con inhibidores de la MAO, antiin:flamatorios,
antidepresivos tricíclicos y metildopa (Thomas y cols., 1991). En el caso de
81
la efedrina, la FDA ha limitado el uso de las especialidades que la contienen
debido a que en el año 1994 se produjeron 800 reacciones adversas,
relacionadas con el uso de efedrina, entre ellas infartos de miocardio y
muerte súbita (Ault, 1997).
A pesar de conocerse que el uso de un descongestionante junto a un
antihistamínico contribuye a mejorar la sintomatología en los pacientes con
rinitis alérgica, esta CDF puede provocar efectos adversos de carácter leve o
moderado que pueden ser molestos para el paciente, tales como somnolencia
(John y cols., 1984).
En un ensayo clínico randomizado a doble ciego realizado en 553 niños con
otitis media supurada, se comparó durante cuatro semanas la eficacia de un
antihistamínico combinado ( clorfeniramina junto a pseudoefedrina) frente a
placebo. En este estudio se cloncluyó que el uso de la combinación de un
antihistamínico junto a un descongestionante no debe indicarse en lactantes
y niños para el tratamiento de la otitis media. (Erdem y cols., 1983); así
mismo, durante el tratamiento por vía oral con la especialidad Trifed®
(tripolidina + pseudoefedrina) se han producido casos de xerostomía (Farber,
1982).
g) Broncodilatadores: se han propuesto algunas CDF para el tratamiento del
asma bronquial y la EPOC. Un ejemplo sería el de la asociación de fenoterol
junto a el bromuro de ipratropio cuyo uso se sugiere en pacientes que no
OL,
responden al bromuro de ipratropio. Sin embargo, al usar las asociaciones de
betamiméticos y corticoides puede haber problemas en cuanto a titulación de
dosis. Otras de las combinaciones que se ha intentado usar sin éxito es la de
salbutamol + teofilina (Córdoba y Hemandez, 1998). Existen evidencias
clínicas de que la combinación de teofilina + agonista 13-adrenérgico puede
tener un efecto aditivo en pacientes asmáticos, sobre todo en pacientes en
edades extremas de la vida (Shenfield, 1982).
h) Suplementos vitamínicos: Las CDF de vitaminas del complejo B
( cianocobalamina [ B12], piridoxina [B6] y tiamina [B1]) se emplean con éxito
en la polineuropatía alcohólica y en otros tipos de neuralgias/neuritis. Aunque
las dosis de B12 suelen ser poco efectivas cuando se requieren dosis
terapéuticas ( es recomendable la vía parenteral). Así mismo, dentro de este
grupo cabe mencionar el uso de la combinación de hierro + ácido fólico
durante el embarazo para la prevención de la anemia ferropénica (Córdoba y
Hemandez, 1998).
i) Antiácidos: en el tratamiento de las alteraciones gastrointestinales, se
recomienda el uso de las combinaciones de hidróxido de magnesio ( efecto
laxante)+ hidróxido de aluminio (efecto constipante). Esta combinación se
había utilizado en cuadros de dispepsia e incluso en el tratamiento de la
enfermedad ulcerosa antes del descubrimiento del helocobacter pylori.
OJ
j) Fármacos que ejercen su acción en el sistema nervioso autónomo
(parasimpaticomiméticos, simpaticolíticos y simpaticomiméticos): estos
fármacos se usan en el tratamiento de alteraciones oculares. Por ejemplo,
parasimpaticomiméticos (por su acción miótica a nivel de la pupila
[carbacol, pilocarpina, fisostigmina] junto a fármacos que ejercen su acción
sobre el sistema nervioso simpático [fenilefrina] en el glaucoma).
k) Antiinflamatorios no esteroideos: recientemente se han publicado resultados
sobre la eficacia de la asociación de diclofenaco + misoprostol a dosis fijas;
se ha observado una reducción de los efectos provocados por el diclofenaco
a nivel gastrointestinal (gástritis, ulcera gástrica, hemorragia gastrointestinal)
en comparación con el piroxicam y el naproxeno usados como
monofármacos. El problema con el misoprostol es que para ejercer su efecto
protector de la mucosa gástrica requiere ser administrado a dosis eficaces
que pueden no ser bien toleradas por el paciente y provocarle efectos
secundarios tales como diarrea, dolor abdominal, nauseas, vómitos,
dispepsia, flatulencias y estreñimiento (Anónimo, 1998b).
1) Antiagregantes: el efecto antiagregante de la CDF ácido acetilsalicílico +
dipiridamol es superior a la del uso de estos dos fármacos por separado
(Córdoba y Hernandez, 1998). Recientemente se ha comunicado que la
asociación de heparina + dihidroergotamina resulta más efectiva que la
heparina sola (Horbach, 1996).
0'1'
1) Psicofármacos: en general, el uso de combinaciones de psicofármacos no es
recomendable. El Comité de Farmacovigilancia de Francia notificó 148
reacciones adversas hepáticas durante los años 1986-1996, por la
especialidad Atrium® (fenobarbital + febarbamato + difebarbamato).
Basados en el grado de efectividad y seguridad de esta especialidad ha sido
retirada del mercado farmacéutico francés en la presentación de 100 mg
utilizada en el tratamiento de la ansiedad, permitiéndose su uso en pacientes
eón síndrome de abstinencia alcohólica (300 mg por tableta) (Anónimo,
1997c).
1.3.4. Papel del médico ante el uso de fármacos en CDF
El uso de fármacos en CDF se justifica en determinadas indicaciones ( el
Apartado 1.3.3). A la hora de prescribir este tipo de fármacos, el médico debe
responderse varios interrogantes como los que figuran en la tabla 10. Una CDF
debería prescribirse si cada uno de sus componentes es necesario en la terapia
del paciente y si las ventajas y la relación beneficio/riesgo son superiores a las
del uso de monofármacos por separado.
El uso de fármacos en CDF ha sido polémico en los últimos años aduciendo la
irracionalidad de su uso desde el punto de vista terapéutico. Las opiniones de los
expertos en relación a su uso discrepan mucho de un país a otro; en relación a
esto, la educación en los medios de comunicación es fundamental. El médico
debe estar informado en relación a los componentes que integran una
O..J
especialidad, especialmente en lo que respecta a la farmacocinética y las
interacciones farmacológicas de sus componentes, esto implicaría una mejora en
los hábitos de prescripción y, por tanto, la aplicación de un tratamiento más
racional.
Tabla 10. Preguntas a formularse antes de prescribir un fármaco en CDF
(tomado de Shenfield, 1982; Dengler y Lasagna, 1975).
1. ¿El paciente necesita tratamiento con una CDF o sólo requiere el uso de un monofármaco?
2. ¿Qué fármacos y cuántos contiene la especialidad?
3. ¿Puede ser necesario cambiar la dosis de uno de los principios activos?
4. ¿Se adecuan entre sí las propiedades farmacocinéticas de todos sus componentes?
-¿hay variación interindividual en la semivida plasmática de los principios activos que componen la especialidad? -¿hay variación interindividual en la concentración terapéutica de sus componentes? -¿existe una relación en la semivida biológica entre los dos o más principios activos que forman la especialidad? -¿cuál es la relación dosis-respuesta adecuada?
5. ¿Es posible que los componentes tengan efectos adversos aditivos?
6. ¿Se conoce alguna interacción entre los componentes?
7. ¿ Se desarrolla de tolerancia a alguno de los componentes?
8. El cumplimiento: ¿Puede ser problemático (como en la hipertensión) o es un tratamiento sintomático (como en el dolor)?
9. El coste de las CDF: ¿Es superior al coste de los componentes prescritos separadamente?
¿Directamente para el paciente? ¿Para el Sistema Público de Salud?
00
1.4. Características del mercado farmacéutico internacional
El uso de medicamentos es una necesidad universal. La Organización Mundial de
la Salud ha insistido reiteradamente a los Estados miembros que instauren una
política en relación al uso de los medicamentos, de acuerdo a su eficacia y
seguridad (Anónimo, 1990a).
En los últimos 25 años casi todos los países desarrollados han promulgado sus
leyes en relación al medicamento. Puede hablarse de dos generaciones de leyes del
medicamento; en la primera (hasta los años sesenta) no se exigía demostración de
eficacia con ensayos clínicos controlados. Después de 1962, a raíz del desastre de
la talidomida, surge la segunda generación de leyes en las que se exige seguridad y
eficacia demostrada. Ahora, posiblemente, estemos ante una tercera generación de
leyes de medicamentos (Anónimo, 1990a).
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el de la prescripción de medicamentos; se
puede decir que la prescripción no es más que uno de los eslabones de la cadena
terapéutica, donde se reflejan los fármacos disponibles, la información que ha sido
diseñada sobre ellos, lo que ha llegado al médico y cómo la ha interpretado. Los
determinantes de la cantidad y la calidad del consumo de medicamentos en una
comunidad han sido claramente identificados, entre los que cabe citar (Laporte,
1993):
• la oferta de medicamentos disponibles
• las estructuras y prioridades del sistema salud
• la promoción y la información sobre medicamentos
Hay otros factores que pueden influir pero su peso no ha sido probado de una
manera definitiva, entre ellos están (Laporte, 1993):
• la educación farmacológica del prescriptor y de otros profesionales sanitarios
• las actitudes de los usuarios y sus presiones para que se les prescriba algún
medicamento, sobre todo en los sistemas de seguridad social, que tienen
cobertura total o parcial del gasto farmacéutico, y la
• información sobre medicamentos
En los países con economía de mercado, la información sobre medicamentos
procede en su mayor parte de los propios fabricantes; es decir de una fuente
objetivamente sesgada con un interés más comercial que sanitario. Aunque no
reconocida por los receptores, la influencia de los anuncios fue claramente
ilustrada en un análisis realizado por médicos de Boston (Avom y cols., 1982)
00
1.4.1. Mercado farmacéutico español
Como consecuencia de la promulgación de leyes del medicamento en diversos
países, la constitución española establece en su articulo 43, el derecho de la
protección a la salud y señala como competencia exclusiva del Estado, en su
articulo 149.1.16ª, la responsabilidad de la legislación sobre los productos
farmacéuticos. De acuerdo con los compromisos internacionales y con el mandato
constitucional, la ley del medicamento pretende, impulsar el progreso de la
atención a la salud ofreciendo apoyo institucional al empeño por aprovechar los
beneficios y reducir los riesgos que los medicamentos son susceptibles de producir
( Anónimo, 1990a).
Desde los años 70, la tendencia al uso de fármacos en CDF se fue incrementando
aunque en los últimos años ha disminuido considerablemente (Ruiz, 1972). El
conocimiento cada vez más profundo en relación a los problemas derivados de las
interacciones farmacológicas nos obligan a ser cautelosos a la hora de prescribir
(Ruiz, 1972).
En el mercado farmacéutico Español, en 1971 existían alrededor de 12.000
especialidades, independientemente de que en el número de registro del año 1930
fuera de 49.000. Una especialidad tiene una vida media en el mercado de unos 5
años, por lo que en el año 1971 muchas de estas especialidades ya habían
desaparecido, y muchos de estos registros no prosperaron en aquella época por
fallos técnicos.
En el año 1971, la legislación en española exigía que las asociaciones terapéuticas
a dosis fijas tuvieran un fin fundamental único, es decir que todos los componentes
de las especialidades tuvieran una orientación terapéutica común (Ruiz, 1972).
En 1983, en el mercado español existían 2.477 entidades químicas, 7.256 marcas
comerciales y 18.291 formas farmacéuticas. El 55,7% de todas las marcas
comerciales eran asociaciones a dosis fijas. Sólo el 57% (más de 4.000) de los
productos farmacéuticos comercializados fueron considerados de valor terapéutico
elevado, bueno o cuestionable. Para este año los fármacos más recetados por la
seguridad social fueron vasodilatadores cerebrales, antibióticos, psicotrópicos,
antidiabéticos y antihipertensivos. Sólo el 41 % de mas de 500 fármacos prescritos
durante 1.980 han sido usados de forma irracional, el 59% se consideran ineficaces
y de uso inapropiado en algunos casos (Laporte, 1985).
En 1983 la Dirección General de Farmacia inició el Programa Selectivo de
Revisión de los Medicamentos Españoles (PROSEREME); hasta el momento se
han desarrollado 4 fases. Los objetivos del PROSEREME fueron revisar la oferta
de los medicamentos mediante la aplicación de unos criterios basados en
conocimientos científicos actualizados, de acuerdo con las prioridades sanitarias,
con el fin de disponer de medicamentos que tuvieran una eficacia demostrada y
una relación beneficio/riesgo favorable (Anónimo, 1989). Los medicamentos
afectados en las fases del PROSEREME figuran en la tabla 11. A continuación se
hace mención de las distintas fases del PROSEREME:
"7V
• La primera fase fue realizada en 1983 y afectó a 5 grupos de especialidades
farmacéuticas.
• La segunda fase solamente afectá a la fenilbutazona y sus derivados; las
decisiones tomadas por la dirección general de farmacia en relación a este
fármaco fueron: formularlo como monofármaco, adecuar las especialidades
farmacéuticas en las que estaba asociado con otro producto, modificar los
prospectos convenientemente, poner en marcha un plan especial de
farmacovigilancia de los antiinflamatorios no esteroideos e informar al
personal sanitario en relación a los beneficios y los riesgos de este fármaco.
• En la tercera fase se aprobó la retirada del mercado de CDF no justificadas
desde el punto de vista científico y con una relación beneficio/riesgo no
favorable; así como también algunos monofármacos con las mismas
características. En esta fase se vieron afectados seis grupos de especialidades
farmacéuticas.
• En la cuarta fase se decidió: (1) retirar una cefalosporina (cefaloridina),
sulfamidas y cotrimoxazol por vía rectal y paromomicina por vía parenteral;
(2) retirada de antiinfecciosos en CDF por vía sistémica (f3-lactámicos,
aminoglucósidos, tetraciclinas, macrólidos y sulfamidas); (3) retirar y limitar
las indicaciones del metamizol asociado a otros principios activos,
exceptuando las asociaciones con espasmolíticos, y ( 4) retirada de asociaciones
con glucósidos cardioactivos.
En 1986, en el mercado farmacéutico español había 12.000 marcas comerciales de
medicamentos que correspondían a 2.400 fármacos o principios activos que se
podían encontrar en unas 17.000 presentaciones; alrededor del 55% eran fármacos
en CDF que contenían dos o más principios activos (Laporte y capella, 1987).
Actualmente se encuentran de alta en el registro farmacéutico español 5.135
marcas comerciales, de las que 1357 son monofármacos (73,2% de las marcas
comerciales) y 1.377 corresponden a fármacos en CDF (26,2%), 752 de las CDF
contienen más de 2 principios activos (14,6% de las marcas comerciales) y 628
contienen más de 2 principios activos (12,2%). Estas 5135 marcas comerciales
corresponde a 11067 presentaciones (Anónimo, 1999c).
Tabla 11. Medicamentos incluidos en las diferentes fases del PROSEREME (tomada de
Anónimo, 1989).
Fasel
Fármaco
anfetaminas en asociación arsenicales inorgánicos
clioquinol dihidroestreptomicina estricnina
Fasell fenilbutazona y derivados
Faseffi
cloranfenicol asociado con otros fármacos
antiinfecciosos asociados con
esteroides por vía sistémica
antibióticos asociados con
antiténnicos, analgésicos, tónicos
cardíacos, analépticos,
antihistmnínicos e imnunoglobulinas
penicilina por aplicación tópica
o (pomada, polvos, colirios)
oxifenisatina
psicofánnacos asociados
Fase IV
cefalosporinas ( cefaloridina)
sulfamidas y cotrimoxazol
algunos antiinfecciosos asociados
metamizol con otros principios activos
( excepto espasmo líticos)
cardiotónicos en asociación con
otros principios activos.
motivo
riesgo de interacción farmacodinámica nefrotoxicidad, hiperqueratosis, hiperpigmentación, hepatotoxicidad, alteraciones hematológicas, neuritis periférica y mielopatia
riesgo de neuropatia mieloóptica riesgo de ototoxicidad obsoleta como tónico
sólo se permitió la formulación como monofánnaco
adecuación de las especialidades farmacéuticas en las que este princio activo se encontraba en CDF
se modificaron los prospectos convenientemente
se acordó poner en marcha un programa especial de Farmacovigilancia de los antininflamatorios no esteroideos
informar al personal sanitario sobre los beneficios y riesgos de este fánnaco
anemia aplásica
los corticoides pueden agravar el curso de las
enfermedades infecciosas y dificultar la valoración de la gravedad
riesgo a modificar el curso de la enfermedad y/o aumentar
injustificamente el riesgo de reaccions de hipersensibilidad
y de otros efectos adversos
riesgo elevado de dermatitis más graves que el síndrome
de Stevens jhonson y riesgo de selección de germenes
resistentes y de sensibilización
hepatopatia crónica
riesgo de interacciones farmacológicas y de potencial de abuso
sólo una presentación comercial (uso rectal)
sólo una presentación comercial (uso rectal)
sólo una presentación comercial (uso sistémico)
retirada y limitación de sus indicaciones
No cabe duda de la gran importancia que tuvo la realización del PROSEREME,
pero su influencia en relación a los principales problemas originados con el uso de
los medicamentos se cuestionó por los motivos siguientes:
a) Se aplicó a aquellas especialidades farmacéuticas cuya composición era la más
incorrecta pero que en aquél momento ya se habían dejado de utilizar
b) Aún quedaron por revisar especialidades farmacéuticas de composición
inadecuada o con una relación beneficio/riesgo desfavorable
c) En algunas especialidades farmacéuticas a las cuales se aplicó un cambio, su
composición continuó siendo injustificable
d) Sus limitaciones en cuanto al desarrollo de acciones complementarias para
mejorar el uso de los medicamentos sobre todo en atención primaria
(Anónimo, 1989).
Esta claro que cada vez es más necesaria una selección y una regulación periódica
de los medicamentos que se encuentren en el mercado con el fin de garantizar
protección suficiente a los consumidores. Lo que no se justifica es que durante la
regulación realizada mediante el PROSEREME no se hayan tenido en cuenta
especialidades farmacéuticas que merecen la atención, bien sea por que los
principios activos que las componen no son seguros o eficaces, porque provocan
interacción farmacológica entre ellos o bien porque la relación beneficio/riesgo
para el paciente no es favorable. (Erill, 1984).
En los últimos años han sido promulgados 2 decretos que tienen como fin la
exclusión de numerosos fánnacos de la financiación a cargo del Sistema Nacional
de Salud. Con el Real Decreto 83/1993 fueron excluidas 800 especialidades
farmacéuticas. La mayoría de los medicamentos que en aquel entonces fueron
excluidos son productos de eficacia terapéutica dudosa o nula, que incluso a veces
no podían denominarse fármacos ( cosméticos, dietéticos, jabones, aguas minerales,
elixires bucales, dentífricos, entre otros. (Laporte, 1993).
España era en 1984 uno de los tres países Europeos donde la proporción de
especialidades farmacéuticas consumidas y con un valor terapéutico nulo o
inaceptable era más elevado. Este panorama ha cambiado en los últimos años, la
prescripción de medicamentos de eficacia terapéutica reconocida ha aumentado.
Sin embargo este cambio se ha asociado al consumo de especialidades de reciente
introducción en el mercado y de precios más elevados. (Laporte, 1993).
2. OBJETIVOS
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente sobre las características del
mercado farmacéutico del Estado Español en lo que se refiere a presencia de
especialidades que contienen combinaciones a dosis ftjas (CDF) (véase el
Apartado 1.4.1 ), así como los invconvenientes que puede conllevar su uso
(véase el Apartado 1.3.2), se diseñó el estudio presentado en esta Memoria con
los objetivos siguientes:
Objetivo General: identificar y analizar las notificaciones de sospechas de
reacciones adversas atribuidas a fármacos en combinaciones a dosis fijas
incluidas en la base de datos del Centro de Farmacovigilancia de Cataluña
durante el período comprendido entre enero de 1983 y diciembre de 1997,
ambos incluidos.
Los objetivos específicos son:
1. Analizar las características de las notificaciones de sospecha de reacciones
adversas a fármacos en CDF en función del año, procedencia y origen de la
notificación, edad y sexo del paciente, órganos afectados, gravedad del
cuadro clínico y desenlace.
2. Comparar las notificaciones del estudio con el resto de notificaciones
espontáneas de la base de datos del Centro de Farmacovigilancia de
Cataluña en función del año, procedencia y origen de la notificación,
características del paciente y de la reacción.
7U
3. Estudiar posibles patrones de reacción adversa según el tipo de principios
activos incluidos en la CDF.
4. Analizar la evolución del número de notificaciones de sospechas de
reacciones adversas a CDF en relación a la evolución de la oferta de dichos
fármacos
3. MATERIAL Y MÉTODOS
'71
El presente estudio se realizó a partir del análisis de una muestra de las
notificaciones de sospechas de reacciones adversas de la base de datos del
centro de Farmacovigilancia de Cataluña (CFC).
3 .1. Fuente de obtención de datos
La base de datos del CFC contiene las 14.618 notificaciones recibidas al inicio
de sus actividades en el año 1983 hasta diciembre de 1997. Del conjunto de
notificaciones incluidas en esta base de datos se seleccionaron aquellas que
constituirían la muestra de estudio, la muestra de referencia y las notificaciones
excluídas, de acuerdo con el protocolo siguiente (véase, también, la Figura 2):
3 .1.1. Criterios de inclusión y de exclusión en la selección de la muestra de
estudio (ME) y la muestra de referencia (MR)
De las 14. 618 notificaciones de la base de datos se seleccionaron únicamente las
notificaciones espontáneas (muestra global, 9.645 notificaciones; 66% de la base
de datos) y se excluyeron las 4.973 notificaciones (34%) procedentes de
estudios específicos propios del Centro ( como un estudio de la agranulocitosis y
la anemia aplásica, uno de la hepatitis, uno del shock, el estudio de seguimiento
de enfermos tratados con clozapina y un estudio de seguimiento de reacciones
en el Hospital General de la Ciutat Sanitaria Universitaria Vall d'Hebron;
70
también se excluyeron del análisis las notificaciones originadas a partir de
publicaciones de casos clínicos en revistas locales.
De las 9.645 notificaciones espontáneas que constituían la muestra global, se
seleccionaron aquellas en las que se había considerado sospechosa de haber
producido la reacción una sola especialidad que contenía más de un principio
activo formulado en combinación a dosis fijas (CDF) "no aceptables" (véase el
Apartado 3.2.1).
Las 923 notificaciones espontáneas así seleccionadas (9,6%) constituyeron la
muestra de estudio (ME); el resto de notificaciones espontáneas se encontraba
distribuido de la siguiente manera:
1. Las notificaciones en las que se sospechó de uno o más monofarmacos
(8.500 [88,1%]) constituyeron la muestra de refemcia (MR).
2. Las notificaciones en las que se sospechó de uno o más monofármacos y una
o más CDF (222 [2,3%]). Estas notificaciones merecieron un análisis a
parte, por considerar que podían no ser comparables con la ME ni la MR, al
compartir características de ambas (véase, también, la Figura 2).
3.2. Combinaciones a dosis fiias "no aceptables". Muestra de estudio
El objetivo principal del estudio presentado en esta Memoria son las CDF,
especialmente aquellas que se consideran "irracionales" o "no aceptables" desde
el punto de vista terapéutico (véase Apartado 1.2.1 ).
3 .2.1. Método usado para la evaluación de la calidad de la prescripción
Algunas especialidades que contienen más de un principio activo en su
composición se consideran racionales por diversos motivos ya expuestos (véase
el Apartado 1.3.2.1 y la Tabla 8). Así pues, estas especialidades se pueden
considerar monofármacos desde el punto de vista del presente estudio.
Sin embargo, la mayoría de CDF implicadas como sospechosas en las
notificaciones del CFC, se podían clasificar como "no aceptables". Para separar
ambos grupos e incluir a cada notificación en la ME o la MR de manera
individual, se siguieron las directrices publicadas en el documento "Indicadores
Cualitativos de la Prescripción de Medicamentos" publicado por la Subdirección
General de Prestaciones y Evaluación de Tecnologías Sanitarias (véase el
Apéndice 2) (Anónimo, 1994a). Este documento detalla la pertinencia de cada
CDF, a partir del criterio establecido en la clasificación de la evaluación
cualitativa de los fármacos propuesta por Laporte en 1983 (Laporte, Porta,
Capella,. 1983). Así, se consideraron combinaciones aceptables, entre otras, los
contraceptivos hormonales o combinaciones especificas de antibacterianos
( como timetroprim + sulfametoxazol, amoxicilina + ácido clavulánico o
piperacilina + tazobactam) (véase la Tabla 7).
Puesto que en el mercado farmacéutico español se han producido diversas
intervenciones encaminadas a modificar la composición de algunas
especialidades o la reducción a un solo componente sin que ello supusiera el
cambio de nombre de la especialidad (véase el Apartado 1.4.1), para realizar una
selección correcta de las especialidades objeto de estudio, en cada caso, a parte
de comprobar si cada CDF pertenecía a la categoría "aceptable" o "no
aceptable" de acuerdo con el documento de referencia, también se tuvo en
cuenta el momento en que se notificó la reacción adversa con el fin de conocer
la composición exacta de la CDF en aquél momento.
Las notificaciones de reacciones adversas de la muestra de referencia (MR)
atribuidas a una CDF considerada "no aceptable" ( en adelante CDF), se
seleccionaron para constituir la muestra de estudio (ME). Se excluyeron las
CDF pertenecientes al grupo terapéutico D (preparados dermatológicos), puesto
que este grupo de fármacos no había sido estudiado en el documento de
referencia antes mencionado; por tanto, al conjunto de fármacos que lo
conforman no se les incluyó en ninguna de las dos categorias ("aceptable" o "no
aceptable") tomadas como referencia a la hora de seleccionar la ME. Las 222
notificaciones con alguna de estas CDF consideradas como sospechosas, se
excluyeran del estudio.
3.3. Variables analizadas
Para cada notificación se analizaron las variables introducidas en la base de
datos.
1UI
Fundamentalmente, se trata de datos demográficos del paciente ( edad, sexo,
provincia de origen), datos del notificador (tipo de profesional), del fármaco
sospechoso ( dosis, vía de administración, fecha de administración, nombre
comercial y composición) y de la reacción (fecha de aparición y resolución,
desenlace, nombre del efecto indeseado según el Diccionario de Reacciones
Adversas del Programa Internacional de la OMS [WHO-ART]); también se
dispone de información de los evaluadores de cada notificación:
• Valoración de la gravedad del cuadro (según los criterios del Sistema
Español de Farmacovigilancia) (Capella y Laporte, 1993b ):
1) leve
2) moderado (causa de baja laboral y escolar)
3) grave (pone en peligro la vida del paciente)
4) mortal
• valoración de los distintos ítems del algoritmo de causalidad inspirado en el
algoritmo de Karch y Lasaga (Capella y Laporte, 1993b):
- secuencia temporal
- conocimiento previo de la asociación fármaco-reacción adversa
- efecto de la retirada del fármaco
- efecto de la reexposición al fármaco
- existencia de causas alternativas que puedan explicar la aparición del
cuadro.
J.VL,
3.4. Métodos estadísticos usados en el estudio
El análisis de la base de datos se realizó mediante el paquete estadístico SPSS.
La base de datos se encuentra en un ordenador AJphaServer l.OOOA (Digital
Equipment Corporation) del centro de Farmacovigilancia de Cataluña.
Todas las variables analizadas son categoricas excepto la edad, de modo que
' para compararlas con otras variables, se utilizó la prueba del chi cuadrado (x2).
Para comparar la edad entre poblaciones se usó el análisis de multivariante
(prueba de Fisher).
Para comparar la edad con variables categóricas se usó la t de Student.
4. RESULTADOS
lUJ
4.1. Características generales de las notificaciones
Entre enero de 1983 y diciembre de 1997 en el Centro de Farmacovigilancia de
Cataluña se recibieron 14.618 notificaciones de sospecha de reacciones adversas a
fármacos.
En la Figura 2 se muestra la distribución de estas notificaciones según su origen. Así,
9.645 notificaciones (66%) se recibieron de manera espontánea, mientras que las 4.973
notificaciones restantes (34%) se originaron a partir de otras fuentes ( estudios de casos
y controles realizados en dicho centro, reacciones adversas descritas en publicaciones
locales, notificaciones originadas a partir de estudios específicos de farmacovigilancia
llevados a cabo en la CSU Vall d'Hebron, o como parte de estudios de
postcomercialización más amplios -por ejemplo, el programa de seguimiento de
enfermos tratados con clozapina-).
Se analizaron las 9.645 notificaciones espontáneas y se seleccionaron aquellas en las
que uno de los fármacos sospechosos era una combinación a dosis fijas de dos o más
principios activos considerados "no admisibles" (CDF) (véase "Material y métodos",
Apartado 3). Así se obtuvieron tres grupos de notificaciones (véase la Figura 2):
1. La muestra de estudio (ME) en la que se incluyeron 923 notificaciones con un solo
fármaco en CDF como sospechoso (9,6% de las notificaciones espontáneas), ,
2. La muestra de referencia (MR) en la que se incluyeron las 8.500 notificaciones en
las que se implicó como sospechoso uno o más monofármacos (88,1%) y,
_lU't'
3. Otras notificaciones (222; 2,3%) en las que los fármacos sospechosos fueron una o
más CDF junto a uno o más monofármacos.
Este último grupo de notificaciones se excluyó del análisis general; sin embargo, en el
Anexo 4 se especifican sus características principales.
4.1.1 Descripción general de la muestra de estudio (ME)
La ME estaba constituida por 923 notificaciones de sospechas de reacciones adversas.
Si se considera el año de notificación (véase la Figura 3), el porcentaje de notificaciones
que implicaron una CDF respecto al total de notificaciones espontáneas recibidas
durante el año osciló entre el 20,2% en 1983 y el 3,8% en 1995; si se tiene en cuenta la
tendencia general, se observa un decremento notable de las notificaciones por CDF con
el tiempo, a pesar que en los dos últimos años del estudio se experimentó un leve
ascenso (5,6% en 1996 y 8,5% en 1997).
4 .1.1.1. Procedencia geográfica
Con respecto a la procedencia geográfica de las notificaciones de la ME (véase la Tabla
12a), destacan las originadas en Barcelona (515; 55,8% de la ME); la tasa de notificación
de sospechas de RA a CDF en esta provincia fue de 11, 1 notificaciones/100.000 habitantes
durante el período de estudio (véase la Tabla 12b). La provincia que aportó un número
menor de notificaciones fue Lleida (84; 9,1%); sin embargo, su tasa de notificación fue de
23,8 notificaciones por 100.000 habitantes, similar a la de Girona y Tarragona
(25,1/100.000 habitantes cada una).
1u:,
Al comparar la ME con la MR se observó una mayor proporción de notificaciones de
Lleida (x2 = 18,56; p < 0,001) y de Tarragona (,.2 = 4,6; p = 0,033) en la ME.
4 .1.1.2. Nivel asistencial y origen de las notificaciones
Si se considera el nivel asistencial en el que se originaron las notificaciones (véase la Tabla
13), un 8g<lfo de la ME (822) procedía de atención primaria; de éstas notificaciones, la
mayoría (761; 93% de las de atención primaria) fueron notificadas por médicos. En
comparación con la MR, una mayor proporción de notificaciones de la ME procedía de
médicos de atención primaria (X2
= 38,3; p < 0,001 ), mientras que en la MR, fue superior
el predominio de médicos de hospital (X2
= 14,1; p < 0,001) y farmacéuticos de hospital
(X2 = 32,2; p < 0,001).
Desde el año 1995 los farmacéuticos de oficina participan de manera activa en el
programa; este colectivo notificó 61 sospechas de RA (6,6% del total de la ME) (véase la
Tabla 13). A pesar de no existir diferencias significativas durante 13 de los 14 años que
duró el estudio en la proporción de notificaciones de farmacéuticos de oficina entre ambas
muestras (x2 = 0,1; p > 0,05), en el último año del estudio (1997), la proporción de
notificaciones remitidas por farmacéuticos de oficina fue superior en la ME (31 [59,2%])
que en la MR (216 [37%]) (p = 0,032). Sin embargo, al analizar la distribución de las
notificaciones de la ME por año según el tipo de profesional, se observó que la proporción
de notificaciones de farmacéuticos de oficina en los años 1996 y 1997 representó,
_lVV
respectivamente, el 46,8% y el 59,3% de las notificaciones de CDF recibidas en esos años
(véanse la Figura 4 y el Apartado 4.1.6.1).
Entre las notificaciones de Girona, Lleida y Tarragona de la ME hubo una mayor
proporción de notificaciones de médicos de atención primaria que en la MR: Girona:
117 [12, 7% de la ME] frente a 799 [9,4% de la MR.t (X2
= 10,.2; p = 0,001 ), Lleida: 80
[8,7 %] frente a 403 [4,7%]; (J.2 = 26,4; p < 0,001) y Tarragona: 114 [12,4% de la ME]
frente a 856 [10,1% de la MR] (X2
= 4,7; p = 0,030); en cambio en las notificaciones
procedentes de Barcelona no se observaron diferencias en cuanto al nivel asistencial
entre la ME y la MR.
4.1.1.3. Edad
La media de la edad de los pacientes de la ME fue de 45,5 (I.C. = 43,9 - 47,1) años; el
paciente de menor edad tenía 2 semanas y el más anciano, 92 años. La media de edad de la
ME fue inferior a la de la MR (50,1 años [I.C. = 49,6 - 50,6]; F = 38,47; p < 0,001).
Asimismo, al agrupar a los pacientes por categorias de edad se observó que en la ME
existía un predominio de notificaciones correspondientes a pacientes jóvenes y en edad
productiva (16-45 años) (véase la Tabla 14).
No se observaron diferencias en la media de la edad de los pacientes de la ME según la
procedencia de la notificación (45,6 años en las de atención primaria y 45 años en las
hospitalarias; p > 0,05).
lV/
Al analizar la media de la edad de los pacientes de la ME según la provincia donde se
originó la notificación, no se observaron diferencias estadísticamente significativas (F3 =
1,90; p = 1,28). En cambio donde sí se observaron diferencias fue en las medias de edad
por provincias de la ME respecto~ la MR (F3 = 1,17; p < 0,001). En la ME las medias de
edad por provincias fueron inferiores en la provincia de Barcelona ( 43 ,9 años [I. C. = 41,9 a
45,9] frente a 49,2 [I.C. = 48,7 - 49,7]) y Tarrragona (46,6 [I.C.= 42,1 - 51,1] frente a
52,0; [I.C. = 51,5 - 52,5]); en cambio fueron similares a las de la MR en las provincias de
Girona (48,1 [I.C. = 43,4 - 52,8] frente a 51,6 [I.C. = 51,1 - 52,1]) y Lleida (47,6 [I.C. =
41,9 - 53,3] frente a 50,8 [I.C. = 50,2 - 51,4]).
4.1.1.4. Sexo
En relación al sexo de los pacientes de la ME, 532 notificaciones describían RA en
mujeres (57,6%) y 379 hombres; (41,1%); en 12 notificaciones (1,3%) se desconocía el
valor de esta variable. En la MR también predominaron las mujeres (5089; 59,9%). No
se observaron diferencias significativas entre ambas en relación a esta variable (x2 =
1,8; p = 0,17).
La media de edad de las mujeres fue de 45,9 (I.C. = 43,8 - 48) años, muy similar a la
observada en los hombres 45,1 (I.C. = 42,5 - 47,7). Teniendo en cuenta que los pacientes
de la ME eran más jóvenes que los de la MR (véase el Apartado 4.1.1.3.), al analizar la
edad de los pacientes de ambas muestras según el sexo, estas diferencias se mantuvieron:
lVO
mujeres (ME: x = 45,9 [I.C. = 43,8 - 48] años; MR: x = 51,0 [I.C. = 50,5 - 51,5]; t = -
5,38; p < 0,001); hombres: (ME: : x = 45;1 [I.C. = 42,5 - 47,7]; MR: : x = 48,8 [I.C. =
47,2 - 49,4]; t = -3,03; p = 0,002).
Tampoco se observaron diferencias en la proporción de hombres y mujeres según la
procedencia de las notificaciones (x2 = 9,1; p > 0,05). Sin embargo, si sólo se tienen en
cuenta las notificaciones originadas en atención primaria, la proporción de mujeres fue
superior entre las notificaciones de farmacéuticos de oficina (72%) que entre los médicos
(5'7°/o) (x2 = 5,2; p = 0,023) (véase la Figura 5). Al comparar con la l\1R, no se observaron
diferencias entre ambas muestras en la proporción de mujeres notificadas por
farmacéuticos de oficina (x2 = 0,4; p = 0,50).
No se encontraron diferencias en la proporción de mujeres según la provincia de origen de
la notificación (x2 = 6, 1; p > 0,005).
4 .1.2. Fármacos sospechosos
El análisis de los f'armacos sospechosos en las notificaciones de la ME comprende la
distribución de las CDF por grupo terapéutico, por especialidad farmacéutica y por
principios activos contenidos en dichas especialidades. Estos resultados se compararon con
los observados en la MR.
109
4.1.2.1. Grupos terapéuticos
Teniendo en cuenta la definición de la ME (véase el Apartado 4.1 ); en estas notificaciones
se consideraron sospechosos de haber producido la reacción adversa 923 fármacos en
CDF; en las notificaciones de la MR (8.500) se implicaron como sospechosos 9.633
f'armacos. En la Tabla 15 figura su distribución por grupo terapéutico según la clasificación
de la EPhMRA. Más de la mitad de las reacciones adversas notificadas en la ME se
atribuyeron a CDF pertenecientes a tan sólo tres grupos terapéuticos: CDF activas sobre el
aparato respiratorio (grupo R: 253 fármacos [27,4%]), con actividad antiinflamatoria +
analgésica (grupo M + N02: 188 [20,4%]) y sobre el aparato digestivo (grupo A: 164
[17,8%]). En comparación con la MR, los grupos farmacológicos que presentaron un
numero más elevado de notificaciones en la ME fueron: grupo R: 253 [27,4%] frente
a 438 [4,5%] (y.,2 = 719,8; p < 0,001), antiinflamatorios + analgésicos: 188 [20,4%]
frente a 1.546 [16%] (x.2 = 11,5; p < 0,001) y grupo A: 164 [17,8%] frente a 634
[6,6%] (x2 = 150,8; p < 0,001).
4 .1.2.1.1. Grupos terapéuticos según la procedencia geogréifica de las notificaciones
Los fármacos activos sobre el aparato respiratorio (grupo R) fueron las CDF más
implicadas como sospechosas en las notificaciones procedentes de Barcelona (28,6%
de las notificaciones originadas en esta provincia), Lleida (34,5%) y Tarragona
(26,5%); sin embargo, el grupo de CDF más implicado como sospechoso entre las
notificaciones procedentes de Girona fue el de los antiinflamatorios y los analgésicos
(M + N02 [25%]) (véase la Tabla 16a).
llU
Al comparar con la MR, en la ME (véase las Tablas 16b a 16d) se observó una
mayor proporción de fármacos activos sobre el aparato respiratorio (grupo R) en
todas las provincias: Barcelona (147 [28,6%] frente a 231 [4,6%]; x2 = 424,8; p <
0,001); Girona (28 [21,9%] frente a 48 [4,7%]; x2 = 54,2; p < 0,001); Lleida (29
[34,5%] frente a 28 [5,7%]; x2 = 67,07; p < 0,001) y Tarragona (36 [26,5%] frente a 88
[8,4%]; x2 = 41,94; p < 0,001). También la proporción de fármacos del grupo
terapéutico A (aparato digestivo) fue superior en la ME por provincias: Barcelona
(102 [19,8%] en la ME frente a 433 [8,6%] en la MR; x2 = 68,0.; p < 0,001); Girona
(22 [17,2%] frente a 53 [5,2%]; x2 = 26,7; p < 0,001); Lleida (11 [13,1%] frente a 31
[6,3%]; x2 = 4,9; p = 0,026) y Tarragona (16 [11,8%] frente a 55 [5,3%]; x2 = 9,07; p =
0,003); en cambio la proporción de fármacos del grupo C fue más frecuente en la MR
en todas las provincias: Barcelona (1.085 [21,4%] en la MR frente a 50 [9,7%] en la
ME; x2 = 39,8; p < 0,001); Girona (214 [21%] frente a 12 [9,4%]; x2 = 9,7; p < 0,001);
Lleida (104 [21,1%] frente a 6 [7,1%]; x2 = 9,6; p = 0,003) y Tarragona (276 [26,3%]
frente a 17 [12,5%]; x2 = 13,4; p < 0,001).
4 .1.2.1.2. Grnpos terapéuticos según el nivel asistencial y el origen de las notificaciones
Con respecto a la distribución de los farmacos sospechosos de la ME según el nivel
asistencial donde se originó la sospecha, en las notificaciones procedentes de atención
primaria los grupos terapéuticos más implicados fueron los farmacos activos sobre el
aparato respiratorio (231; 28, 1 % de los fármacos de la ME) seguidos del grupo
antiinflamatorios + analgésicos (M + N02) (160; 19,4%); en cambio en las notificaciones
procedentes de hospital, los grupos más implicados fueron: antiinflamatorios y analgésicos
111
(M + N02) (28; 27,7%) y farmacos activos sobre el aparato digestivo (23; 22,8%) (véase la
Tabla 17). Al comparar con la MR, en las notificaciones procedentes de atención
primaria de la ME se observó una mayor proporción de fármacos activos sobre el
aparato respiratorio (grupo R) (231 [28,1%] en la ME frente a 379 [5,7%] en la MR;
x.2 = 493; p < 0,001) y el aparato digestivo (p < 0,001), pero menos fármacos
antiinfecciosos, activos sobre el aparato cardiovascular y el de sangre y órganos
hematopoyéticos (grupo B) entre las notificaciones originadas en atención primaria.
En lo que respecta a las notificaciones originadas en el hospital, la proporción de
fármacos de los grupos R, M + N02 fue superior en la ME (p = 0,004); también lo
fue superior la de los fármacos del grupo A (p < 0,001); en la MR hubo una mayor
proporción de antiinfecciosos (p < 0,001) y fármacos del grupo C (p = 0,018) (véase
la Tabla 17).
En relación al personal sanitario, entre las notificaciones realizadas por los médicos
predominan los fármacos activos sobre el aparato respiratorio; en cambio en las r~lizadas
por los farmacéuticos ( oficina y hospital) predominaron los antiinflamatorios y analgésicos
(29; 34,5% de las notificaciones realizadas por este colectivo) (véase la Tabla 18). Al
comparar con la MR estas proporciones se mantienen, la proporción de notificaciones en
las que se implicó como sospechoso algún fármaco del grupo R fue superior en las
notificaciones de la ME realizadas por médicos (228 [27,4%] frente a 362 [5,2%]; p =
0,001); de la misma manera la proporción de notificaciones en las que es implicó a un
antiinflamatorio o un analgésico fue superior en las notificaciones de la ME remitidas por
farmacéuticos de oficina y hospital (29 [34,5%] frente a 267 [19,8%]; x.,2 = 10,5; p =
0,001) (véase la Tabla 18).
llL
4.1.2.1.3. Grupos terapéuticos según la edad del paciente
Al considerar la exposición a CDF según la edad del paciente, se observaron algunas
diferencias. Así, en los niños (<16 años), el.grupo terapéutico más implicado fue el de los
fármacos activos sobre el aparato respiratorio (grupo R) (46; 52,9%, de las CDF
sospechosas en este grupo de edad); por el contrario, entre los pacientes mayores de 65
años, el grupo terapéutico más implicado fue el de farmacos activos sobre el aparato
cardiovascular (grupo C) (44; 22,1% de las CDF sospechosas en este grupo de edad)
(véanse la Tabla 19 y la Figura 7). Al comparar con la MR, llama la atención la gran
diferencia en la proporción de notificaciones que implicaron a fármacos del grupo R
en niños(< 16 años) entre la ME (46 [52,9%]) y la MR (78 (12,7%]) (x.2 = 84,6; p <
0,001) (véase la Figura 7). En general, la proporción de fármacos del grupo R fue
claramente superior en la ME que en la MR; la proporción de fármacos del grupo A,
también, aunque las diferencias fueron proporcionalmente menores.
Contrariamente, la proporción de fármacos del grupo C fue superior en la MR en
todos los grupos de edad.
4.1.2.1.4. Grupos terapéuticos según el sexo del paciente
Al analizar la distribución de los grupos terapéuticos implicados como sospechosos según
el sexo del paciente se observó lo siguiente: entre los hombres de la ME hubo una mayor
proporción de CDF activas sobre el aparato genitourinario (8 [2,1%] frente a 3 [0,6%] en
mujeres; x.2 = 4,4; p = 0,035); en cambio entre las mujeres de la ME se observó una mayor
proporción de CDF con acción antiinflamatoria y analgésica (122 (22,9%,] frente a 65
[17,2%] en hombres; x.2 = 4,5; p = 0,033) y CDF activas sobre el aparato cardiovascular
(61 [11,5%] frente a 24 [6,3%] en hombres; x.2 = 6,9; p = 0,009) (véase la Tabla 20).
En comparación con la MR, llama la atención que entre las mujeres de la ME la
proporción de fármacos antiinflamatorios y analgésicos fue superior a la MR (122 [22,90/o]
en la ME y 950 [18,7%] en la MR; x.2 = 5,7; p = 0,017); en cambio en las mujeres de la
MR la proporción de fármacos activos sobre la sangre (grupo B) fue superior a la ME
(290 (5,7%] en la MR y 19 [3,6%] en la ME; x2 = 6,9; p = 0,009); sin embargo esta
diferencia no se observó en los hombres (véase tabla 20).
4.1.2.2. Especialidades farmacéuticas (CDF)
Como se ha dicho, en las 923 notificaciones que integraban la ME se implicaron 923
CDF sospechosas de haber producido la reacción adversa. Cada especialidad
farmacéutica incluía, por definición, dos o más principios activos (véase el Apartado
4.1).
Las cuatro especialidades farmacéuticas notificadas con mayor frecuencia fueron: ( 1)
Varibiotic® (demeclociclina + enzimas proteolíticas), 28 notificaciones; (2)
Clanzoflat® (cleboprida + dimeticona), 19 notificaciones; (3) Tonopan® (cafeína+
propifenazona + dihidroergotamina), 18 notificaciones, y (4) Adalgur® (paracetamol
+ tiocolchicósido ), 16 notificaciones. Cuatro especialidades más reunían 14
11'1-
notificaciones cada una: Couldina® ( ácido acetilsalicílico + clorfenamina +
fenilefrina), Dictamina® (heptaminol + cinarizina), Diemil® (dihidroergocristina +
piracetam), y Frenadol Granulado® (paracetamol + pseudoefedrina +
dextrometorfano + clorfenamina). Estas ocho especialidades se consideraron
sospechosas de haber originado un 15% de las notificaciones de la ME (137) (véase
la Tabla 21 ).
4.1.2.2.1. CDF según la procedencia geográfica de las notificaciones
Al considerar la provincia de origen de las notificaciones (véase la Tabla 22), se
encontraron algunas diferencias en la distribución de las CDF implicadas. Así, las
siguientes especialidades fueron más frecuentes en Barcelona: 12 de las 13
notificaciones de Frenado! Granulado® ( clorfenamina, + dextrometorfan +
paracetamol + pseudoefedrina), 8 de los 9 Deanxit® (flupentixol + melitranceno), 8
de los 1 O Inzitan® ( dexametasona + cianocobalamina + tiamina), al igual que 16 de
las 19 notificaciones de Clanzoflat® ( cleboprida + dimeticona). En cambio, la
especialidad Flatoril®, con la misma combinación de principios activos que
Clanzoflat®, se notificó en las cuatro provincias (Barcelona [6], Girona [3] y Lleida
[l] y Tarragona [2]). La especialidad más notificada en la provincia de Tarragona fue
V aribiotic® [ demeclociclina + enzimas proteolíticas] (8 notificaciones; 5,9% de las
notificaciones con ese origen), seguida de la especialidad Tepazepam® [diazepam +
sulpirida + piridoxina] (5 notificaciones; 3,7% de las notificaciones con ese origen).
Asimismo, 4 de las 8 notificaciones de Indonilo® [indometacina + zolimidina] se
originaron en Girona.
4.1.2.2.2. CDF según nivel asistencial y origen de las notificaciones
Puesto que la mayoría de las notificaciones procedían de médicos de atención
primaria (véase el Apartado 4.1.1.2) las especialidades más notificadas en la ME, lo
fueron también cuando se consideraban solamente este grupo de profesionales. Entre
las 1 O 1 notificaciones originadas en el medio hospitalario llamaron la atención, por
su frecuencia, las especialidades Buscapina Compositum® [metamizol +
butilescopolamina] (5 notificaciones), Baralgin® [metamizol + pitofenona +
fenpipramida] ( 4 notificaciones) y Adalgur® [glafenina + tiocolchicósido] (3
notificaciones); estas tres especialidades representaron cerca del 12% de las
notificaciones originadas en el medio hospitalario y todas ellas pertenecen al grupo
de analgésicos y antiinflamatorios (M + N02). Asimismo, llamó la atención que las-3
únicas notificaciones de la especialidad Recto-Menaderm® (beclometasona +
clioquinol + heparina + aceite de hígado de bacalao + lidocaína) de la ME se
originaron en el hospital (véase, más adelante el apartado 4.1.3.3.1).
La CDF implicada con mayor frecuencia en las 23 notificaciones realizadas por
farmacéuticos de hospital también fue Buscapina Compositum® (3; 13% de las
notificadas por este colectivo); los fármacos notificados con mayor frecuencia por
farmacéuticos de oficina (61) fueron, también, dos analgésicos: Inzitan®
(dexametasona + cianocobalamina + tiamina) y Tonopan® (cafeína+ propifenazona
+ dihidroergotamina) (4 notificaciones cada uno; 13,2% de las notificaciones
realizadas por este colectivo).
4.1.2.2.3. CDF según la edad del paciente
Al analizar las diferencias en las especialidades notificadas según la edad de los
pacientes, llamaron la atención algunos puntos:
(1) En las 87 notificaciones de reacciones adversas en niños (<16 años), las dos
especialidades más notificadas fueron Clamoxyl Mucolítico® (4 notificaciones)
y Combitorax® (3 notificaciones); ambas especialidades tienen la misma
composición: amoxicilina + bromhexina. Así pues, esta combinación supuso un
8% de las notificaciones de este grupo de edad.
(2) En las 199 notificaciones de RA en pacientes mayores de 65 años, destacaron 1 O
notificaciones que implicaron la especialidad Diclamina® (heptaminol +
cinarizina) y 8 que implicaron la especialidad Diemil® (dihidroergocristina +
piracetam); ambos vasodilatadores cerebrales supusieron un 9% de las
notificaciones en este grupo de edad.
(3) En las 83 notificaciones de RA en pacientes con edades comprendidas entre 16 y
25 años, destacaron 6 que implicaban la especialidad Clanzoflat® y 4 que
implicaban Flatoril®; ambas especialidades contienen dimeticona + cleboprida y
supusieron el 12% de las notificaciones de este grupo de edad.
110
bromhexina: 67 (7,3%), (f) corticoides (dexametasona, betametasona y
beclometasona): 59 (6,4%), (g) paracetamol: 53 (5,8%) y (h) cotrimoxazol: 52
(5,6%) y (véase la Tabla 24). Todos estos principios activos fueron
significativamente más notificados en la ME que en la MR (p < 0,001).
4.1.2.3.1. Principios activos según la procedencia geográfica de las
notificaciones
Al analizar los principios activos más notificados según la provincia donde se originó la
notificación, se observaron las siguientes diferencias: (a) en las notificaciones procedentes
de la provincia de Lleida hubo una mayor proporción de farmacos J3-lactámicos (16 [19°/o
de las originadas en esa provincia]; x.2 = 14,5; p = 0,002). Cabe señalar, sin embargo, que
de esta provincia sólo se recibieron 84 notificaciones (véase la Tabla 25). Cuando se
compara con la MR, la proporción de fármacos J3-lactámicos procedentes de Lleida en la
ME se mantuvo superior (16 [19]% frente a 8 [9,5%] en la MR; x2 = 52,2; p < 0,001). En
Lleida también fue superior la proporción de pirazolonas (12; [14,3% en la ME]; frente a
13 [2,7% en la MR]; x2 = 22,2; p < 0,001) y paracetamol (8 [9,5% en la ME] frente a 3
[0,6% en la MR]; x2 = 29,2; p < 0,001); en cambio la proporción de notificaciones de
vitaminas del complejo B fue superior en las notificaciones de la ME procedentes de
Tarragona(27; [19,9% en la ME; frente a ninguno enlaMR]; x.2 = 160,1; p < 0,001).
4.1.2.3.2.
ll'J
Principios activos según el nivel asistencial y el origen de las
notificaciones
En el ámbito hospitalario, destacó lo siguiente: (a) entre las notificaciones realizadas por
médicos de hospital destacaron por su frecuencia las CDF que contenían entre sus
principios activos alguna pirazolona (8; [10,2% de las realizadas por este colectivo]); (b)
entre los farmacéuticos de hospital los principios activos notificados con mayor frecuencia
fueron: ácido acetilsalicílico (7 [30,4% de las notificaciones realizadas por este colectivo])
y, pirazolonas (6 [26,0%]) (véase la Tabla 26). Al comparar con la MR estas diferencias se
mantuvieron, en la ME fue superior la proporción de pirazolonas (6 [26,00/o] frente a 47
[7,4%]; x2 = 10,6; p = 0,001) y ácido acetilsalicílico (7 [30,4%] frente a 16 [2,5%]; x2 =
51,6; p < 0,001) notificadas por farmacéuticos de hospital.
En el ámbito de atención primaria, al considerar las notificaciones realizadas por médicos,
destacaban las vitaminas del complejo B (123 [16,2%]); por otra parte en las notificaciones
realizadas por farmacéuticos de oficina destacó la codeína (11 [18% de las notificaciones
de este colectivo]), vitaminas del complejo B (10 [16,4%]), paracetamol (7 [11,5%]) y
pirazolona (6 [9,8%]) (véase la Tabla 26). Cuando se compara con la MR estas diferencias
se mantuvieron en la proporción de vitaminas del complejo B: fue superior en la ME,
tanto en las notificaciones realizadas por médicos de atención primaria (123 [16,2%] frente
a 3 [0,1%]; x2 = 990,6; p < 0,001) como en las realizadas por farmacéuticos de oficina (10
[16,4%] frente a 1 [0,2%]; x2 = 93,9; p < 0,001); también en las notificaciones procedentes
de farmacéuticos de oficina de la ME hubo una mayor proporción de notificaciones en las
que el fármaco sospechoso fue una especialidad que contenía paracetamol (7 [11,5%]
110
frente a 3 [4,gc>Jo]; x2 = 47,34; p < 0,001) y pirazolonas (6 [9,8%] frente a 9 [1,4%]; x2 =
18,6; p < 0,001); asímismo, en la MR no hubo notificaciones por codeína provenientes de
este colectivo.
4.1.2.3.3. Principios activos según la edad del paciente
Si se analizan las diferencias de los principios activos más notificados por especialidades
según la edad de los pacientes, llama la atención lo siguiente (véase la Tabla 27):
• En los niños(< 16 años) los principios activos más notificados fueron los siguientes:
í3-lactámicos (21 [24,2% de las notificaciones en esta edad]), bromhexina (19
[21,8%]). Al comparar con la MR, la proporción de CDF que contenían í3-lactámicos
fue superior en los niños de la ME (21 [24,2%] frente a 45 [7,1%]; x2 = 28,0; p <
0,001); así mismo en las notificaciones correspondientes a niños de la MR no hubo
notificaciones en las que el fármaco sospechoso fuera la bromhexina (19 [21,8% en la
ME] frente a O en la MR).
• En el grupo de edad de 26 a 45 años los principios activos más notificados fueron los
siguientes: vitaminas del complejo B (40 [15%] de las notificaciones de esta edad),
pirazolonas (36 [13,5%]), codeína (28 [10,5%]), paracetamol (27 [10,1%]), í3-
lactámicos (22 [8,2% ]); cabe destacar las benzodiazepinas, concretamente el diazepam
(11 [4,1%]). Al comparar con la MR, en este grupo de edad la proporción de
notificaciones que implicaron a estos principios activos fue superior en la ME:
vitaminas del complejo B (40 [15%] frente a 5 [0,3%]; x2 = 248,5; p < 0,001),
pirazolonas (36 [13,5%] frente a 55 [2,9%]; x2 = 64,9; p < 0,001), codeína (28
[10,5%] frente a 1 [0,1%]; y,.2 = 192,3; p < 0,001), paracetamol (27 [10,1%] frente a 23
[1,2%]; ·,.2 = 81,9; p < 0,001), (3-lactámicos (22 [8,2%] frente a 37 [2%]; ·x2 = 34,8; p
< 0,001) y benzodiazepinas (11 [4,1%] frente a 8 [0,4%]; x.2 = 36,5; p < 0,001).
• En el grupo etario comprendido entre los 46 y los 65 años destacaron las vitaminas del
complejo B (36 [13,8%]) y el ácido acetilsalicílico (27 [10,3%]. Al comparar con la
MR, en este grupo de edad la proporción de notificaciones que implicaron a estos
principios activos fue superior en la ME: vitaminas del complejo B (36 [13,8%] frente
a 6 [0,2%]; x2 = 283,8; p < 0,001), y el ácido acetilsalicílico (27 [10,3%] frente a 26
[0,9°/oJ; x2 = 106,2; p < 0,001).
• En los pacientes > de 65 años de la ME destacaron, por su frecuencia, los siguientes
principios activos: ácido acetilsalicílico (16 [8,1% de las notificaciones en esta
edad]), vitaminas del complejo B (39 [19,6%]), cinarizina (15 [7,6%]), B-lactámicos
(15 [7,6%]), corticoides (11 [5,5%]). Al comparar con la MR hubo una mayor
proporción de notificaciones con estos principios activos en pacientes > de 65 en la
ME: cinarizina (15 [7,6%] frente a 62 (1,6%]; ·x2 = 14,5; p < 0,001), J3..lactámicos
(15 [7,5%] frente a 26 [0,7%]; x2 = 46,8; p < 0,001) y corticoides (11 (5,5%] frente
a 5 (0,1%.]; x2 = 81,5; p < 0,001); asímismo en las notificaciones correspondientes a
este grupo etario de la MR no hubo notificaciones en las que el fármaco sospechoso
fueran vitaminas del complejo B.
4.1.2.3.4. Principios activos según el sexo del pa.ciente
Cuando se analizaron los principios activos más notificados según el sexo del paciente
llamó, la atención que en las mujeres hubo una mayor proporción de notificaciones en las
que se implicaron como sospechosos fármacos que contenían: benzodiazepinas ( diazepan,
bromazepam, lorazepam): 24 [4,5% de las notificaciones en mujeres] y sólo 4 [1,1% en
hombres]; x.2 = 7, 75; p = 0,005 (véase la Tabla 28); en cambio en los hombres hubo una
mayor proporción de notificaciones en las que se implicaron el ácido acetilsalicílico (42
[11,1% de las notificaciones de este género]; x2 = 5,26; p = 0,022) y el cotrimoxazol (33
[8,7%]; p < 0,001) (véase la Tabla 28). Estas diferencias prevalecían cuando se comparaba
con la MR: en las mujeres de la ME la proporción de benzodiazepinas fue superior (24;
[4,5%] en la ME frente a 19 [0,4%] en la MR; p < 0,001); en los hombres de la ME la
proporción de notificaciones en las que se implicó al ácido acetilsalicílico (42 [11,1%]) fue
superior a la MR (55 [l,'1°/o]; p < 0,001); para el cotrimoxazol (33 [8,7%] frente a 5
[0,2%]; p < 0,001) sucedió algo similar.
4.1.3. Reacciones adversas
En el análisis de las reacciones adversas notificadas en la ME se consideró la distribución
de las RA agrupadas por órganos y sistemas, así como la distribución de cada efecto
indeseado de manera aislada.
12J
Si se consideran las RA descritas en las notificaciones espontáneas por los
notificadores en la tarjeta amarilla, entre los años 1983 y 1997 se notificaron 16.383.
De estas, 1.584 (9,7%) fueron efectos indeseados correspondientes a las
notificaciones de la ME; estas 1.584 RA corresponden a 286 efectos indeseados distintos
según el diccionario tenninológico de RA de la OMS (WHO - ART). Un 87,9% de estas
RA notificadas (14.400) correspondieron a la MR. El 2,4% restante de estas RA
notificadas (399) corresponde a otras notificaciones (Véanse el Apartado 4.1 y la
Figura 2).
4 .1.3 .1. órganos y sistemas
En la ME se describieron 1.584 RA. Más de la mitad de los órganos y sistemas afectados
(936 RA; 590/ó) correspondieron a tres órganos/sistemas distintos: piel y sus anejos ( 458;
28,9%), aparato digestivo (240; 15,1%), y SNC y periférico (238; 15%). En
comparación con la MR, en la ME la proporción RA cutáneas fue superior (458
[28,9%] frente a 2.920 [20,3%]; x2 = 63,9; p = 0,001); las RA digestivas, también
(240 [15,1%] frente a 2.871 [19,9%]; x2 = 20,9; p = 0,001) (véase la Tabla 29).
Las características de los órganos y sistemas más afectados en cuanto a las variables
analizadas figuran a continuación (véase la Tabla 31 a 34):
Piel y anejos: El 92, 1 % de las reacciones de piel y anejos ( 422) se originaron en
atención primaria, la mayor parte de estas reacciones fueron notificadas por médicos
de atención primaria (395 [86,2% de las reacciones cutáneas]). En cuanto a la edad,
fueron más frecuentes en todos los grupos de edad hasta los 65 años; la proporción
fue disminuyendo desde el 41,6% de las RA notificadas en niños (57) hasta el 20,6%
notificadas en ancianos (64).
Aparato digestivo: Estas reacciones en su mayoría se originaron en atención primaria
(212 [88,3% de las reacciones digestivas]); el 80,7% de estas reacciones fue
notificado por médicos de atención primaria (194). En cuanto a la edad, ocuparaon el
segundo lugar en frecuencia en todos los grupos de edad, excepto en los pacientes
mayores de 65 años en los que ocupan el primer lugar (22,6% de las RA de este
grupo [70]). Un 63,3% fueron mujeres (152).
SNC y periférico: La mayor parte de las reacciones neurológicas se originaron en
atención primaria (208 [87,4%]), más de la tercera parte (78,6%) fueron notificadas
por médicos de atención primaria (187). En relación a la edad, ocupan el tercer lugar
en frecuencia en todos los grupos de edad, excepto en los pacientes de 16 a 25 años,
en que las 37 RA descritas suponen el 23,4% de todas las notificaciones recibidas en
este grupo de edad ( véase más adelante).
Aparato cardiovascular: el 82,6% de estas reacciones (57) se originó en atención
primaria, de las cuales un 69,6% fue notificada por médicos (48). El 75% de estas
reacciones proceden de Barcelona (51 ). Como cabria esperar, las RA
cardiovasculares fueron más frecuentes entre los pacientes de edad avanzada; así en
ancianos supuso el 5,8% de todas las RA notificadas (18).
Psiquiátricas: El 90, 1 % de las reacciones psiquiátricas (109) se originaron en
atención primaria, la mayor parte de estas reacciones fueron notificadas por médicos
de atención primaria (102; [84,3%]). En general las RA psiquiátricas ocupan el
quinto o el sexto lugar en frecuencia en todos los grupos etareos; sin embargo, llama
la atención que en los niños, a pesar de que en numero absoluto fueron (18), fueron
el tercer grupo de RA notificadas ( 13, 1 % ), tras las cutáneas y las digestivas ( véase
más adelante).
Sangre y órganos hematopoyeticos: De las 22 reacciones hematológicas, 12 fueron
notificadas por médicos de atención primaria (50%). En relación a la edad, no se
presentaron reacciones hematológicas en pacientes < de 25 años. Un alto porcentaje
de estas notificaciones (86,4%) correspondieron a mujeres (19); esta diferencia no se
observó en la MR (véase más adelante).
Hepáticas: Más del 80% de las reacciones hepáticas (36) fueron notificadas por
médicos: médicos de atención primaria (21 [58,3%]), médicos de hospital (11
[30,6%]). En cuanto a la edad fueron más frecuentes en pacientes con edades
comprendidas entre los 36-45 años (13 [37,1%]) que en el resto de pacientes.
4.1.3.1.1. Órganos y sistemas según la procedencia_geográjica de las notificaciones
Al analizar la distribución de las RA por órganos y sistemas según la provincia
donde se originó la notificación se encontraron algunas diferencias. A pesar de que
las reacciones más notificadas en las cuatro provincias fueron cutáneas, digestivas y
neurológicas, la proporción de las RA pertenecientes a estos tres grupos osciló entre
126
el 55,5% de la RA en Barcelona al 66. 7% en Lleida. Así, en Lleida, llamó 1a atención
que un 41,7% de las RA notificadas en esta provincia (60) fueron cutáneas; este
porcentaje fue ostensiblemente superior al resto de provincias (p < 0,001) (véase la
Figura 8 y la Tabla 30). Al comparar con la MR, llaman la atención los siguientes
puntos (véanse la Tablas 30a- 30d):
En la ME predominaron las reacciones cutáneas en todas las provincias ([p < 0,001
en Barcelona, Girona y Lleida] y [p = 0,003 en Tarragona]); mientras que en la MR
predominaron las reacciones digestivas (p < 0,001). Además en Barcelona, la
proporción de RA psiquiátricas fue superior en la ME que en la MR (X2 = 4,632; p =
0,031); en la provincia de Girona, sin embargo, hubo una mayor proporción de
reacciones hepáticas en la ME (x2 = 6,6; p = 0,013); en cambio en la provincia de
Tarragona la proporción de RA cardiovasculares (x2 = 6,4; p = 0,011) y del aparato
reproductor (x2 = 14,0; p < 0,001) fue superior en la ME.
4.1.3.1.2. Órganos y sistemas según el nivel asistencial y el origen de las
notificaciones
En lo que respecta a la distribución de los órganos y sistemas más afectados según el nivel
asistencial, a pesar de que los tres tipos de RA más frecuentes ( cutáneas, digestivas y
neurológicas) coinciden tanto en las notificaciones originadas en atención primaria como
en el ámbito hospitalario, cabe destacar que estos tres grupos representan el 61 o/o de las
notificaciones que proceden de atención primaria, y sólo un 46,3% en las hospitalarias (x2
= 47,48; p = 0,001). Proporcionalmente en el ámbito hospitalario se notificó una mayor
proporción de RA hepáticas (p < 0,001), psiquiátricas (p < 0,001), hematológicas (p <
0,001) y metabólicas y endócrinas (p < 0,001) (véase la Tabla 31). Al comparar con la
lLI
MR, se observó una mayor proporción de reacciones cutáneas en las notificaciones
procedentes de atención primaria de la ME ( 422 [30,5% de la ME] frente a 2202
[19,6% de la MR]; ·,.2 = 90,9; p < 0,001); en cambio en las notificaciones
procedentes del ámbito hospitalario hubo una mayor proporción de reacciones
generales en la ME que en la MR (23 [11,3% de la ME] frente a 275 [8,8% de la
MR]; x.2 = 89,8; p < 0,001), así como reacciones musculoesqueléticas (6 [3,0%]
frente a 33 [l, 1 % ]; x.2 = 6,0; p = 0,015) (véase la Tabla 31).
Si se analiza la distribución de los órganos y sistemas más afectados según el personal
sanitario que realizó la notificación, también existen algunas diferencias (véase la Tabla
32):
• En el ámbito de atención hospitalaria, la proporción de reacciones cutáneas
notificadas es superior cuando el notificador es un farmacéutico que cuando es un
médico (12 (32,5% de las realizadas por farmacéuticos] frente a 25 (15,5% de las
realizadas por médicos]; x2 = 5,7; p = 0,017). En este caso la proporción fue similar
a la de los médicos de atención primaria (395 [31 % ]; p < 0,005); en cambio los
médicos de hospital notificaron reacciones cardiovasculares (12 [7,5%], pero los
farmacéuticos no. Al comparar con la MR destaca lo siguiente (véase la Figura 9):
• La proporción de reacciones cutáneas (395 [31% de la ME] frente a 1996 [19,6%
de la MR]; X,2 = 90,2; p < 0,001) y psiquiátricas (102 [8% de la ME] frente 728
[7,1% de la MR]; x2 = 263,2; p < 0,005) fue superior en las notificaciones de la
ME remitidas por médicos de atención primaria.
128
• Entre las notificaciones de farmacéuticos de hospital de la ME hubo una mayor
proporción.de reacciones generales (4 [10,8% en la ME] frente a 81 [7,7% en la
MR]; x2 = 33,3; p < 0,001); también más reacciones urinarias (3 [8,1%] frente a
16 [1,5%]; x2 = 9,1; p = 0,002).
4.1.3.1.3. Órganos y sistemas según la edad del paciente
En cuanto a los órganos y sistemas más afectados según la edad del paciente, se
observaron algunas diferencias. Así, la proporción de reacciones cutáneas fue
descendiendo con la edad, del 41,6% de las RA en niños (57 notificaciones), pasó al
20,6% en> 65 años (64), con las reacciones digestivas se observa lo contrario (véanse
la Figura 1 O y la Tabla 33). Llama la atención que las reacciones adversas psiquiátricas
presentaron un pico en pacientes< de 16 años (18 [13,1%]); de la misma manera las
reacciones adversas neurológicas presentaron un pico en pacientes con edades
comprendidas entre los 16 y los 25 años (37 [23,4%]); así mismo, las RA hepáticas
presentaron un pico en el grupo de pacientes de 36-45 años (13 RA [5,5%]) (véanse la
Tabla 33 y la Figura 1 O). Al comparar con la MR llamó la atención la mayor proporción
de reacciones psiquiátricas en los pacientes< de 16 años de la ME (18 [13,1% de la
ME] frente a 61 [5,8% de la MR]; x2 = 10,6; p < 0,001); la proporción de reacciones
metabólicas y endocrinas también fue superior en la ME, en este grupo etario (7 [5,1%]
frente a 21 [2%]; 1: = 4,9; p < 0,005), a pesar de que cuantitativamente fueron
reacciones poco importantes (véase la figura 11); en cambio en los pacientes en edades
comprendidas entre los 16 y los 25 años de la ME predominaron las reacciones del
aparato respiratorio (7 [4,5% de la ME] frente a 19 [1,9% de la MR]; x2 = 4,1; p <
0,005), en este grupo etareo no hubo diferencias significativas en cuanto a las
1.l'J
reacciones neurológicas entre la ME y la MR (37 [23,4% en la ME] frente a 187
[18,5% en la MR]; -x,2 = 2,3; p < 0,05); tampoco se presentaron diferencias significativas
en los pacientes de 36 a 45 años en cuanto a las reacciones hepáticas entre la ME y la
MR (13 [5,5% en la ME frente a 65; 3,8% en la MR]; x2 = 1,5; p < 0,05).
4.1.3.1.4. Órganos y sistemas según el sexo del paciente
Como se ha comentado anteriormente, las reacciones más frecuentes en la ME fueron
las cutáneas. Al analizar las reacciones más frecuentes según el sexo se observó un
predominio de reacciones cutáneas tanto en mujeres (286; 28%) como en hombres
(184; 30,4%). En los hombres hubo una mayor proporción de reacciones del aparato
urinario (20 [3,3%] frente a 11 [1,1%] en mujeres; X,2 = 8,879; p = 0,003); en cambio
en las mujeres se presentó una mayor proporción de reacciones hepáticas (28 [2,9%]
frente a 8 [1,3%] en hombres; x2 = 4,2; p = 0,040) y hematológicas (19 [2%] frente a
3 [0,5%] en hombres; x.2 = 5,9; p = 0,015). (véase la Tabla 34). Al comparar con la
MR, se observó una mayor proporción de reacciones cutáneas en las mujeres de la
ME (268 [28%] en la ME frente a 1697 [19,2%] en la MR; x2 = 41,5; p < 0,001); así
mismo en los hombres de la ME también hubo una mayor proporción de reacciones
cutáneas (184 [30,4%] frente a 1184 [22%]; x2 = 21,8; p < 0,001); entre los hombres
de la ME también hubo una mayor proporción de reacciones que afectaron al aparato
respiratorio (32 [5,3%] frente a 197 [3,7%]; x2 = 3,9; p = 0,047).
uv
4.1.3.1.5. Órganos y sistemas según grupo terapéutico, especialidad y principios
activos
Como se había comentado anteriormente los órganos y sistemas más afectados en la ME
fueron por orden de frecuencia piel y anejo, aparato digestivo, SNC y periférico,
generales, psiquiátricas, aparato cardiovascular y aparato respiratorio. A continuación se
describen los grupos farmacológicos, especialidades y principos activos implicados con
mayor frecuencia en cada uno de ellos (véase el parato 4.1.3.1):
Cutáneas: el grupo farmacológico más implicado en estas reacciones fue el de los
fármacos activos sobre el aparato respiratorio (grupo R) (127 [36,7% de las de cutáneas]),
seguido de fármacos con actividad antinflamatoria y analgésica (M + N02) (76 [22%]).
Las especialidades implicadas con mayor frecuencia fueron las siguientes: V aribiotic®
[demecloclina + enzimas proteolíticas] (23 notificaciones; 6,6% de las de cutáneas), la
esoecialidarl Tonooan® I ,cafeína+. dihinraersotamina + __ m:onifenazona1 lJ2 r3 5%1) .rrenaaóiuranwaooiw Léa:fetna + oodema ~ ctorrenamma + paraéetamot +-ac1lfo a!oorbic6
+ salicílamida] (10 [2,9"/o]). Los principos activos más implicados en de las alteraciones
cutáneas fueron bromhexina (50 notificaciones [14,5% de las cutáneas]; pirazolonas (48
[13,9%]) y paracetamol (28 [8,1%]). Cuando se compara con la MR estas diferencias
continúan prevaleciendo en la ME, la proporción de farmacos del grupo R fue superior en
la ME en las reacciones cutáneas (127 [36,7% en la ME] frente a 112 [4,1% en la MR]; ·x.2
= 455,3; p < 0,001); también se mantuvo la proporción de principios activos más
implicados en la ME en las reacciones cutáneas: bromhexina (50 [14,5% en la ME] frente
a 1 [0% en la MR]; ·,: = 391,2; p < 0,001), paracetamol (28 [8,1% en la ME] frente a 38
LH
[1,4% en la MR]; x.2 = 65,6; p < 0,001) y pirazolonas (48 [13,g<>Jo en la ME] frente a 112
[2,8% en laMR]; x.2 = 71,7; p < 0,001).
Digestivas: el grupo fannacológico implicado con mayor fue de los fannacos con
actividad antinflamatoria y analgésica (M + N02) (48; [25,6% de las del digestivas]},
seguido del grupo de f'armacos activos sobre el aparato respiratorio (41 [21,g<>Jo]). Las
especialidades implicadas con mayor frecuencia fueron Dolo-Nervobion® [glafenina +
mecobalamina + piridoxina + tiamina], robaxisal® [ácido acetilsalicílico+ metocarbamol],
estas dos especialidades incluyen 6 notificaciones; 3 ,2% de las· digestivas; otro analgésico
implicado fue Adalgur® [paracetamol + tiocolchicosido] (5 notificaciones; 2,7%). El
principo activo implicado con mayor frecuencia en estas notificaciones fue el ácido
acetilsalicílico (23 [16,3% de las digestivas]. Al comparar con la MR estas diferencias se
mantienen, la proporción de fármacos pertenecientes a los grupos terapéuticoa M + N02
continúan siendo superior en la ME en las reacciones digestivas (48 [25,6% en la ME]
frente a 55 [24,1% en laMR]; x,2 = 175,3; p < 0,001). El ácido acetilsalicílico también
continúo prevaleciendo en las reacciones digestivas de la ME (23 [16,3% en la ME] frente
a 50 [2,2% en la MR]; x2 = 31,5; p < 0,001).
Neurológicas: el grupo de fannacos implicados con mayor frecuencia en estas reacciones
fue el de los fármacos activos sobre el aparato respiratorio (56 [29,3% de las
neurológicas]}, seguido de f'armacos activos sobre el aparato digestivo (44 [32%]). Las
especialidades implicadas con mayor frecuencia fueron Clanzoflat® [ dimeticona +
cleboprida] (14 notificaciones [7,3% de las alteraciones neurológicas]}, Diclamina®
[ cinarizina + heptaminol] (12 [ 6,3% ]), otra de las más notificadas fue Flatoril® (7
notificaciones; 3,7%), esta especialidad contiene los mismos componentes que el
Clanzoflat. Los principios activos más implicados en de las alteraciones neurológicas
fueron cleboprida (21 notificaciones [ 11 % de las alteraciones neurológicas] y la cinarizina
(17 [8,9%]). Al hacer la comparación con al MR estas diferencias continúan
prevaleciendo, en la ME la proporción de farmacos activos sobre el aparato respiratorio
continúa siendo superior en las reacciones neurológicas (56 [29,3% en la ME] frente a 94
[5% en la MR]; x2 = 151,0; p < 0,001). Los principios activos implicados con mayor
frecuencia en la ME respecto a la MR en las reacciones neurológicas continúan siendo los
mismos: cleboprida cleboprida (21 [11% en la ME] frente a 98 [5,3% en la MR]; x2 =
11,0; p < 0,001) y cinarizina (17 [8,90/o en la ME] frente a 67 [3,6% en la MR]; x2 = 11,4;
p < 0,001).
Generales: el grupo farmacológico implicado con mayor fue de los farmacos con actividad
antinflamatoria y analgésica (M + N02) (43 [ 21,3% de las alteraciones generales]),
seguido del grupo de farmacos activos sobre el aparato digestivo (24 [17 ,5% ]) y el aparato
respiratorio (23 [16,8%]). Las especialidades implicadas con mayor frecuencia fueron
Stoma Anestesia Dental® [ epinefrina + lidocaina + norepinefrina + quinolinol] (9
notificaciones [6,6% de las alteraciones generales]), Tonopan® [cafeína+
dihidroergotamina + propifenazona] (6 [4,4%]; otro analgésico implicado fue Adalgur®
[paracetamol + tiocolchicosido] ( 4 [2,9% ]). Los principios activos implicados con mayor
frecuencia en estas notificaciones fueron pirazolonas (23 notificaciones [ 16,8% de las
alteraciones generales]), epinefrina (9 [6,6%]) paracetamol (8 [5,8%]) y ácido
acetilsalicílico (6 [4,4%]. Estas diferencias se mantienen cuando se hace la comparación
con la MR, en la ME la proporción de fármacos con acción antiinflamatoria y analgésica
continúa siendo superior en las reacciones generales (43 [21,3% en la ME] frente a 191
[15,1% en la MR]; x2 = 23,6; p < 0,001). Cuando se compara con la MR, también se
mantiene la proporción de principios activos implicados con mayor frecuencia en las
reacciones generales de la ME: pirazolonas (23 [16,8% de la ME] frente a 29 [2,3% de la
MR]; x2 = 72,8; p < 0,001), epinefrina (9 [6,6% de la ME] frente a 1 [0,1% de la MR]; x2
= 73,2; p < 0,001) y paracetamol (8 [5,8% de la ME] respecto a 6 [0,5% de la MR]; x2 =
36,0; p < 0,001).
Psiquiátricas: Los grupos terapéuticos implicados con mayor frecuencia fueron el de los
fármaco activos sobre el aparato digestivo (26 [28% de las psiquiátricas]) y el de los
fármacos activos sobre el aparato respiratorio (25 [26,9%]. La especialidad implicada
con mayor frecuencia en estas notificaciones fue el antiflatulento Clanzofla® ( 6
notificaciones [6,5% de las alteraciones psíquicas]. El principio activo más implicado
fue la cleboprida (10 [10,8% de las alteraciones psíquicas). Al comparar con la MR se
observó, en la ME el grupo de fármacos activos sobre el aparato digestivo continúa
siendo superior (26 [28% de la ME] frente a 56 [6,9% de la MR]; x2 = 44,5; p < 0,001).
El principio activo implicados con mayor frecuencia en las reacciones psiquiátricas de
la ME respecto a la MR continúo siendo la cleboprida (l O [l 0,8% de la ME] frente a 11
[1,4% de laMR]; x2 = 32,2; p < 0,001).
Cardíacas: el grupo terapéutico implicado con mayor frecuencia en las alteraciones
cardíacas fue el de los fármacos activos sobre el aparato respiratorio (grupo R) (21
[32,3% de las alteraciones cardíacas]). Las especialidades implicadas con mayor
frecuencia fueron Inzitan® ( cianocobalamina + dexametasona +lidocaína + tiamina),
Terbasmin Expectorante® (guaifenesina + terbutalina) y Diemeil (piracetam +
dihidroergocristina), cada una de estas especialidades incluyó 3 notificaciones. La
U4
combinación de dexametasona + vitaminas del complejo B fueron los principios
activos implicados con mayor frecuencia en las alteraciones cardíacas ( 4
notificaciones). Al comparar con la MR se observó, en la ME la proporción de
fármacos del grupo R implicados en las reacciones cardíacas continúo siendo
superior (21 [32,3% de la ME] frente a 39 [5,3% de la MR]; x2 = 63,3; p < 0,001).
La proporción de principios activos implicados con mayor frecuencia en las
reacciones cardíacas de la ME respecto a la ME continúo siendo la misma ( 4
notificaciones en la ME frente a 2 notificaciones en la MR; x2 = 28,0; p < 0,001).
Respiratorias: Los grupos terapéuticos implicados con mayor frecuencia en las
alteraciones cardíacas fueron el de los fármacos activos sobre el aparato respiratorio
(19 [34,5% de las alteraciones respiratorias]) y los fármacos con actividad
antiinflamatoria y analgésica (M + N02) (14 (25,4%]. Las especialidades implicadas
con mayor frecuencia fueron Alvogil® (butilcaína + Iodoformo), Baralgin®
(fenpiverinio + metamizol + pitofenona) y Diemeil (piracetam + dihidroergocristina), cada
una de estas especialidades incluyó 2 notificaciones. Los principios activos implicados
con mayor frecuencia en estas notificaciones fueron: metamizol (1 O notificaciones) y
ácido acetil salicílico (9 notificaciones). Al comparar con la MR estas diferencias se
mantienen, en la ME la proporción de fármacos del grupo R fue superior en las
reacciones respiratorias (19 [34,5% de la ME] frente a 30 [4,8% en la MR]; x2 =
67,4; p < 0,001). La proporción de principios activos implicados con mayor
frecuencia en estas reacciones en la ME respecto a la MR continua siendo la misma:
metamizol (10 [18,2% de la ME] frente a 11 [1,7% en la MR]; x2 = 45,9; p < 0,001)
y ácido acetilsalicílico (9 [16,4% de la ME] frente a 8 [1,3% en la MR]; x2 = 47,5; p
< 0,001).
135
4.1.3.2. Reacciones adversas más frecuentes por órganos y sistemas
Las 1.584 reacciones adversas notificadas en la ME corresponden a 286 efectos
indeseados con código distinto según el diccionario de RA de la OMS (WHO-ART);
véase el Apartado 4 .1.3 .1. De todas estas más de una cuarta parte (26,9%) corresponden
sólo a 4 reacciones: erupción cutánea, prurito, urticaria y dispepsia (véase la Tabla 35).
Lo mismo ocurre cuando se compara con la MR: las reacciones más frecuentes en la ME
fueron las que afectaron a la piel y sus anejos: erupción (196 [12,4%] frente a 1248
[8,7%] del total de las reacciones), prurito (117 [7,4%] frente a 667 [4,6%]), y urticaria
(65 [4,1%] frente a 426 [3%]) (véase la Tabla 35).
Entre las reacciones adversas más notificadas en la ME figuran las siguientes
Cutáneas: como se había dicho con anterioridad (véase el Apartado 4.1.3.1) las
reacciones cutáneas más frecuentes fueron: erupción (196 [12,4% de las reacciones
de la ME]), prurito (117 [7,4%]) y urticaria (65 [4,1%]). Más del 50% de estas
reacciones proceden de Barcelona: erupción (99 [ 51,8% ]), prurito ( 62 [ 53%]) y
urticaria (41 [63,1%]), en Girona también fueron frecuentes erupción (34 [17,8%]) y
urticaria (9 [13,8%]); en cambio en Lleida el prurito fue más frecuente (20 [17,1%]).
Más del 75% de estas reacciones fueron notificadas por médicos de atención
primaria: erupción (15 [79,1%]), prurito (98 [83,8%]) y urticaria (53 [81,5%]). La
erupción fue más frecuente en pacientes de 36 a 65 años (81 [42,4%]), la urticaria en
pacientes de 36 a 55 añ.os (36 [40%]); en cambio el prurito predomino en pacientes
de 26-45 años (39 [33,3%]) que en el resto de pacientes. La erupción (117 [61,3%]) y
el prurito (74 [63,2%]) fueron más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
136
Cardíacas: de estas reacciones la más frecuente fue: taquicardia (18 [1,1% de las
reacciones de la ME]). El 68,4% de las taquicardias procede de Barcelona (13). Más
del 70% fueron notificadas por médicos de atención primaria (14). Fueron más
frecuentes en las mujeres que en los hombres (14 [73,7%]) y en pacientes mayores de
65 años (6 [31,6%]).
Digestivas: de este grupo las más frecuentes fueron: dispepsia (47 [3% de las
reacciones de ME]), vómito (38 [2,4%]), nauseas (37 [2,3%]) y diarrea (34 [2, 1 %]).
Estas reacciones se presentaron con mayor frecuencia en Barcelona: dispepsia ( 15
[31,9%]), nauseas (26 [70,3%]) vomito (21 [55,3%]) y diarrea (16 [47,1%]), en
Girona también fueron frecuentes las dispepsias (11 [23,4%]). Los médicos de
atención primaria fueron los que más notificaron estas reacciones: dispepsia ( 46
[97,9%]), nauseas (26 [70,3%]) vomito (27 [71,1%]) y diarrea (32 [94,1%]). En los
pacientes mayores de 65 años fueron más frecuentes las dispepsias (15 [31,9%]) y la
diarrea (15 [14,2%]); en cambio el vomito predomino en pacientes de 56-65 años (8
[21,1%]) que en el resto de pacientes, en las nauseas no hubo diferencias en edad.
Estas reacciones fueron más frecuentes en las mujeres que en los hombres: dispepsia
(28 [59,6%]), nauseas 26 [70,3%]), vomito (29 [76,3%]) y diarrea (23 [67,6%]).
Generales: edema facial (20 [1,3% de las reacciones de ME]), angiodema (18
[1,1 %]) y shock anafilactico (17 [l,1%]). (a) Las notificaciones en las que el paciente
presentó edema facial se caracterizaron por lo siguiente: el 60% fueron catalogadas
como reacciones de carácter moderado (12). Un 65% proceden de Barcelona (13).
Fueron más frecuentes en pacientes de 26 a los 55 años (12 [600/o]). Un 60% son
137
mujeres (12) y el 90% fueron notificadas por médicos de atención primaria. (b) en las
notificaciones en las que el paciente presentó angioedema destacó lo siguiente:
68,8% la reacción fue de carácter moderado (11). Fueron más frecuentes en
Barcelona (10 [52,5%]. Predominaron en pacientes entre los 16 a los 35 años (8
[50%]. Un 68,8% fueron mujeres (8). El 87,6% fue notificada por médicos de
atención primaria (14). (c). Fueron más frecuentes en las provincias de Barcelona (7
[41,2%]) y Girona (5 [29,4%]). En estas notificaciones no hubo diferencias en cuanto
a edad y sexo del paciente.
Hematológicas: de estas reacciones la más frecuente fue leucopenia (5 [0,3% de las
reacciones de la ME]). De estas notificaciones, 4 proceden de Barcelona. En ellas no
hubo diferencias en cuanto nivel asistencial. Tres de estas leucopenias se presentaron
en las mujeres en edades comprendidas entre los 26 a los 35 años.
Hepáticas: de estas reacciones las más frecuentes fueron: alteraciones enzimáticas
(13 (0,8 % de las reacciones de la ME]). Ocho de estas notificaciones proceden de
Barcelona. Siete fueron realizadas por médicos de atención primaria. El 45%
corresponden a mujeres (8) en edades comprendidas entre los 26 a los 45 años (8).
Neurológicas: de estas reacciones las más frecuentes fueron: temblor ( 40 [2,5% de
las reacciones de la ME}), mareos (35 [2,2%], cefalea (25 [I,6%] y parestesia (18
[1,1%]). Estas reacciones fueron más frecuentes en Barcelona: temblor (24 [60%)),
parestesia (15 [83,3%]). En ellas predominaron las mujeres sobre los hombres
temblor (28 [70%]), parestesia (13 [72,2%]). Los temblores fueron mas frecuentes en
138
pacientes mayores de 65 años (16 [40%]) y las parestesia en pacientes de 56 a 65
años (5 [27,8%]).
Psiquiátricas: de estas reacciones las más frecuentes fueron: nerviosismo + ansiedad
(35 [2,2% de las reacciones de la ME]) y somnolencia (26 [l,6%]). Estas reacciones
se presentaron con mayor frecuencia en Barcelona: nerviosismo + ansiedad (22
[62,9%]), somnolencia (15 [55,6%]), insomnio (7 [73,6%]). Fueron los médicos de
atención primaria los que más las notificaron: nerviosismo+ ansiedad (30 [85,7%]),
somnolencia (23 [85,2%]) e insomnio (10 (90,9%]). En los pacientes con edades
comprendidas entre los 36 a los 65 años fueron más frecuentes el nerviosismo +
ansiedad (17 [48,6%]) y el insomnio (3 [27,3%]); en cambio la somnolencia
predomino en pacientes menores de 16 años (7 [25,()0/o]) que en el resto de pacientes.
El insomnio fue más frecuente en las mujeres que en los hombres: (7 [63,3%]), en el
resto de estas reacciones no hubo diferencias en cuanto al sexo.
Respiratorias: de estas la más frecuente fue disnea (30 [1,9% de las reacciones de la
ME]). En estas notificaciones destacó lo siguiente: en 13 notificaciones la reacción
fue considerada de carácter moderado. Un 53,3% procede de la provincia de
Barcelona (16). Predominaron en pacientes de 46 a 75 años (18 [60%]). Un 53,3%
fueron hombres (16) y el 86, 7% fue notificada por médicos de atención primaria
(26).
J.J7
4.1.3.2.1. Reacciones de hipersensibilidad
Si se trata de agrupar las RA que comparten un mecanismo de producción, llama la
atención por su frecuencia las reacciones probablemente debidas a un mecanismo de
hipersensibilidad. Así, se podrían agrupar RA como "disnea", "shock anafiláctico",
"broncospasmo", "edema de laringe" y "reacción anafilactoide" entre otras; en total
las notificaciones de la ME describieron 77 RA de este tipo (8,3% de las
notificaciones de la ME) atribuidas a una CDF (véase la Tabla 36). Al comparar con
la MR se observa un mayor proporción de reacciones de hipersensibilidad en la ME
(77 [4,9% de las reacciones de la ME] frente a 291 [2,1% de las reacciones de la
MR]; x.2 = 51,2; p < 0,001), a continuación se citan las reacciones de
hipersensibilidad más frecuentes en la ME respecto a la MR: shock anafiláctico ( 17
[1,1%] frente a 45 [0,3%] de las reacciones; x.2 = 21,4; p < 0,001), edema de laringe
(9 [0,6%] frente a 28 [0,2%]; x.2 = 8,63; p < 0,001), reacción anafilactoide (8 [0,5%]
frente a 22 [0,2%]; x2 = 9,45; p < 0,001), disnea (30 [1,9%] frente a 116 [0,8%]; x2 =
18,7; p < 0,001) (véase la Tabla 36). En la ME hubo una mayor proporción de B
lactámicos que provocaron reacción anafilactoide ( 4 [0,4% de las notificaciones de la
ME] frente a 8 [0,09°/o de las notificaciones de la MR]; p = 0,007); y en los shocks
anafilácticos hubo una mayor proporción de pirazolonas implicadas (8 [0,9% de las
notificaciones de la ME] frente a 9 [0,1% de las notificaciones de la MR]; p <.0,001)
4.1.3.2.2
140
Características de las reacciones adversas mas notificadas en la ME
respecto a la MR.
Las reacciones adversas mas notificadas en la ME respecto a la MR figuran en la
Tabla 37. En las notificaciones en las que se describieron reacciones más frecuentes
en la ME que en la MR no se encontraron diferencias en cuanto a las variables
analizadas (provincia, origen, edad y sexo). Sin embargo, hubo diferencias en cuanto
a los principios activos asociados a reacciones concretas:
Cardíacas: la proporción de taquicardia fue superior en la ME (18 (1,1% en la ME]
frente 95 [0,7% en la MR]; p < 0,001). En la ME hubo una mayor proporción de
taquicardia originada por fármacos J3-lactámicos (3; 0,3% de las notificaciones de la
ME frente a 5; 0,06 % de las notificaciones de la MR; p < 0,001).
Digestivas: no hubo diferencias entre la ME y la MR en cuanto a las hemorragias
gastrointestinales notificadas, (20 [1,3%]) de las notificaciones de la ME y (187
(1,3%]) en la MR; p > 0,05.
Psiquiátricas: en la ME hubo una mayor proporción de las siguientes reacciones:
nerviosismo + ansiedad (35 (2,2%] frente a 199 [1,4%]; x2 = 5,8; p < 0,001),
somnolencia (26 [1,7%] frente a 142 [1%] de las reacciones; x2 = 5,9; p = 0,015),
agitación (11 [0,7%] frente a 50 [0,3%]; x2 = 4,5; p < 0,033). En la ME hubo una
mayor proporción nerviosismo+ ansiedad (6 [0,7% de las notificaciones de la ME]
frente a 7 [0,08% de las notificaciones de la MR]; p = 0,001) y de somnolencia (4
141
[0,4% de las notificaciones de la ME] frente a 4 [0,05% de las notificaciones de la
MR]; p = 0,0153) originadas por cleboprida.
Neurológicas: de las reacciones neurológicas, las siguientes presentaron una mayor
proporción en la ME: temblor (40 [2,5% de las reacciones de la ME] frente a 230
[1,6% de las reacciones de la MR]; x2 = 7,4; p < 0,001), parestesia (18 [1,1%] frente
a 88 (0,6%]; x2 = 6,0; p = 0,015). La proporción de los B-lactámicos responsables de
la producción de parestesia fue superior en la ME ( 4; 0,4% de las notificaciones de la
ME frente a 2; 0,02% de las notificaciones de la MR; p =.< 0,001)
Cefalea: En la ME hubo 7 notificaciones [O, 7% de la ME] en las que el paciente
presentó cefalea y la CDF implicada como sospechosa contenia vitaminas del
complejo B, en la MR no las vitaminas del complejo B no fueron implicadas en las
cefaleas notificadas.
4.1.3 3. Asociaciones más frecuentes
En este apartado se citan las asociaciones reacción por CDF y reacción por principio activo
más frecuente ocunidas en la ME.
4.1.3.3.1. Asociación reacción-CDF
Las asociación reacción-CDF notificada con más frecuencia fue fotosensibilidad y
V aribiotic® (20 notificaciones; 2,2 % del total), en estas notificaciones llamó la
atención lo siguiente: 19 de estas notificaciones fueron realizadas por médicos de
atención primaria. En 17 de estas notificaciones esta reacción fue catalogada de carácter
leve. Nueve de estas notificaciones coincidieron con la estación primaveral. En siete de
ellas el paciente no se había recuperado para el momento de ser realizada la
notificación. En 9 de estas notificaciones el periodo de inducción fue igual o inferior a
tres dias.
También destacaron temblor y Diclamina® (9 notificaciones; 1%), en ellas destaca lo
siguiente:
Otra de las asociación reacción-CDF más frecuente fue secreción láctea no puerperal
por Tepazepam® ( 8 notificaciones; 0,9%): en estas notificaciones destaca lo siguiente:
Las 8 notificaciones realizadas por Tepazepam® corresponden a mujeres. En 5 de estas
notificaciones la indicación fue ansiedad. En 4 de ellas el periodo de inducción fue
inferior a una semana. En 6 de estas notificaciones los pacientes tardaron mas de 1 O
días en recuperarse.
En la Tabla 38 figuran las asociaciones reacción-CDF más frecuente y en las Tablas 39
y 40 se describen las notificaciones en las que estuvieron implicados como sospechosos
Varibiotic® y el Tepazepam®.
J."1'-'
También destacaron tres notificaciones en las que se implicó a la CDF Recto
Menaderm®, a continuación se describen las características de estas notificaciones:
• En una de ellas, se trata de una paciente del sexo femenino del cuál se desconoce la
edad, presentó como reacción adversa asténia, edema periférico, sincope,
hipopotasémia, arritmia y alcalósis después de estar tomando durante casi un mes el
Recto Menaderm® (aceite de hígado de bacalao, heparina, beclometasona,
clioquinolol y lidocaína), estas reacciones fueron consideradas de carácter grave. El
período de inducción fue de 3 días y el paciente mejoró al cabo de un mes
• En otra notificación el paciente contaba con 55 años de edad, hombre, presentó las
siguientes reacciones adversas hipopotasemia, mialgia, poliúria, hipertensión,
alcalósis y alteración en el ECG después de haber estado tratándose durante dos
meses con la CDF Recto Menaderm ®, estas reacciones fueron consideradas como
de carácter grave. La reacción se inicio el mismo día en que al paciente se le retira
el fármaco y finaliza al mes y medio de la retirada del mismo.
• En otro de los casos fue una paciente de 43 años de edad que presentó las siguientes
manifestaciones clínicas: edema periorbitário, edema periférico, oligúria, edema
facial y aumento de peso a los dos días de haber empezado tratamiento con Recto
Menaderm, estas reacciones fueron de carácter moderado, la paciente se recuperó
un día después de haberle retirado la medicación.
144
4.1.3.3.2 Asociación reacción-principio activo
Las asociaciones principio activo-reacción más frecuentes fueron reacciones
cutáneas ( erupción cutánea, prurito y urticaria) originadas por bromhexina ( 43
notificaciones). A continuación se describen algunas características de estas
notificaciones (véase la tabla 41):
• En estas 43 notificaciones la bromhexina estaba unida a los siguientes principios
activos cotrimoxazol (17 notificaciones), amoxicilina (17 notificaciones),
difenhidramina + efedrina (6 notificaciones), tetraciclina (3) y ampicilina (2).
• Corresponden a fármacos activos sobre el aparato respiratorio (antigripales).
• En 22 de estas notificaciones el paciente presentó erupción, en estas
notificaciones la bromhexina estuvo unida a cotrimoxazol (8 notificaciones),
amoxicilina (7), difenhidramina + efedrina ( 4), ampicilína (2) y tetraciclina (1).
En 9 notificaciones el paciente presentó erupción + prurito y estuvo unida a
cotrimoxazol (3 notificaciones), amoxicilina (3), difenhidramina + efedrina (2) y
tetraciclina (1). En 5 notificaciones el paciente presentó urticaria, la bromhexina
estuvo unida a cotrimoxazol (2 notificaciones), amoxicilina (2), tetraciclina (1).
En 2 notificaciones el paciente presentó prurito, la bromhexina estuvo unida a
cotrimoxazol (1 notificaciones), amoxicilina (1). En 2 notificaciones el paciente
presentó prurito + urticaria, la bromhexina estuvo unida a amoxicilina (2). En
otras 2 notificaciones el paciente presentó erupción + urticaria, en este caso la
bromhexina estuvo unida al cotrimoxazol (1 notificaciones) y amoxicilina (1).
En otra el paciente presentó erupción + prurito + urticaria, en este caso la
bromhexina estuvo unida al cotrimoxazol (1 notificaciones).
145
• El 69, 7% de estas notificaciones (30) fue notificado por médicos de atención
primaria.
• Fueron más frecuentes en pacientes menores de 16 años (19 notificaciones):
erupción (12 notificaciones), prurito (5) y urticaria (2) y en pacientes mayores de
65 años (15 notificaciones): erupción (10 notificaciones), prurito (4) y urticaria
(1).
• El 58, 1 % de los pacientes fueron hombres
También fueron frecuentes las reacciones cutáneas ( erupción cutánea, prurito y
urticaria) por los siguientes principios activos (véase la tabla 41):
CDF del grupo de los analgésicos:
(a) pirazolonas (36 notificaciones): erupción+ prurito (17 notificaciones), erupción
(9), prurito (5) y urticaria (5). A continuación se describen algunas características
de estas notificaciones:
• las asociación más frecuente de estas notificaciones fueron propifenazona +
dihidroergotamina + cafeína (8 notificaciones), en ellas el paciente presentó:
erupción + prurito (4 notificaciones), urticaria (2), erupción (1) y prurito (1).
metamizol + escopolamina (7 notificaciones): erupción + prurito (4
notificaciones), erupción (1), urticaria (1) y prurito (1). metamizol + fempiverinio
+ pitofenona (3 notificaciones): erupción + prurito (2 notificaciones), erupción
(1). Estas notificaciones corresponden a pacientes en edades comprendidas entre
los 26-45 años (23 notificaciones): erupción+ prurito (12 notificaciones), prurito
(71) y urticaria (4). Seis son mujeres.
146
b) paracetamol (21 notificaciones): las asociaciones con paracetamol más frecuentes
pertenecen a los grupos terapéuticos correspondientes a analgésicos (12
notificaciones) y antigripales (11 notificaciones). La asociación más frecuente
con paracetamol fue la de paracetamol + cafeína + codeína + antihistamínicos de
primera generación (12 notificaciones): erupción + prurito (4 notificaciones),
errpción ( 4), urticaria (2) y prurito (2). Seis son mujeres. Estas notificaciones
fueron más frecuentes en pacientes con edades comprendidas entre los 26 a los
45 años (12 notificaciones). En estas notificaciones no hubo diferencias en
cuanto a sexo.
Otras de las relaciones RA-principio activo a destacar fueron las siguientes (véase la
tabla 41):
• Reacciones de hipersensibilidad por pirazolonas (18 notificaciones): en los schok
anafiláctico (7 notificaciones) las combinaciones implicadas con mayor
:frecuencia fueron: metamizol + dexametasona (2 notificaciones) y metamizol +
escopolamina 2 notificaciones); se presentaron en pacientes mayores de 65 años
(9 notificaciones) y en pacientes entre los 30 y los 45. Años (6).
• Trastorno extrapiramidal por cinarizina ( 14 notificaciones): temblor (7
notificaciones) en las que los pacientes fueron mujeres mayores de 55 años (11
notificaciones); la CDF implicada ha sido la asociación de cinarizina +
heptaminol.
• Hemorragia digestiva por ácido acetilsalicílico (aas): 8 notificaciones. En 5 de
estas notificaciones el paciente era mayor de 65 años, la asociación más frecuente
fue aas + dipiridamol (3 notificaciones), en esta asociación la especialidad
147
eontiene 50 mg <le ácido acetilsalicílieo. En todas (8) el paciente pertenecía al
sexo masculino.
Al comparar las asociaciones reacción adversa principio activo más frecuentes en la
ME respecto a la MR se -Observó que la proporción en la ME de: fotosensibilidad y
tetraciclina (19 [12,1% en la ME} y (18 {0,2% en la MR}; reacciones de
hipersensibilidad y pirazolonas (18 {2,004r en la l\1EJ y (29 {0,2% en la MR} y
reacciones de piel y anejo por: bromhexina (43 {4,6% en la ME}, en la MR no hubo
ninguna notificación y pirazolonas (34 {3, 7% en la ME} y (100 [O, 7% en la MRJ
(véase la Tabla41}.
4.1.3.4. Reacciones desconocidas
En la ME ha habido 103 notificaciones en las que la reacción fue catalogada como
desconocida para el fármaco sobre el cuál recayó la sospecha de la reacción adversa.
Los grupos terapéuticos implicados en este conjunto de notifica.ciones fueron:
aparato digestivo (37 [25,3% de los fármacos implicados en estas notificaciones}),
analgésicos+ antiinflamatorios (23 {15,7%]}, aparato cardiovascular (22 {15,1%}} y
aparato respiratorio respiratorio (21 [ 14,4%}), La asociación fármaco,.-reacción
desconocida más frecuente fue: 3 notificaciones en las que el fármaco sospechoso
fue Stoma Anestesia Dental® ( epinefrina + quinolol) y en las que el paciente
presentó edema facial (todas fueron realizadas por el mismo notificador), también
hubo 3 notífíeaciones de "orina ane,rmal" ase,eiadas a Noore,made Fuerte®:
multivitáminico + corticoide. Hay que destacar que en las 103 notificaciones en las
que la reacción se catalogó como desconocida hubo pacientes ron reexposición
positiva al fármaco,.- por ejemplo en 2 notificaciones en las que el fármaco
sospechosos fue Neo Urgenin (brauneria angustifolia + esculina + sabal serrulata): en
una de ellas el paciente presentó dispepsia y en otra glositis; así mismo en las
notificaciones desconocidas entre las que se descartó otra causa alternativa
destacaron 2 notificaciones por nicotinato de xantinol: en una de ellas el paciente
presentó como reacción parestesia y en la otra disnea (véase la Tabla 4-2).
4.1.4. Notifka~ion-es según la gravedad de los episodios
En la distribución de las notificaciones de la ME según la gravedad, destacó el elevado
porcentaje de reacciones de carácter leve (700 [75,8%]), seguidas de las reacciones de
carácter moderado (168 {18,2%]); a el resto de notificaciones (55; 6%), la reacción fue
catalogada como grave (52) o mortal (véase la Tabla 43). En la MR también
predominaron las reacciones de carácter leve (6386 {75,1%]}, y no se observaron
2 diferencias significativas entre la ME y la MR en relación a esta variable (X = 1,6; p >
0,05).
4.1.4. l. Características generales de las notificaciones según la gravedao de las
reacciones
En este apartado se analizan las 5 2 notificaciones de carácter grave de la ME de
acuerdo a la procedencia geográfica, nivel asistencial, edad y sexo.
4. l.-4.l. l. Gravedad según procedencia geográfica de la not(ficacíón
Se observaron algunas diferencias entre las provincias que intervinieron en el estudio en
ruanto a la distribución de las notificaciones según la gravedad del .cuadro clínico. La
proporción de notificaciones de carácter leve fue inferior en la provincia de Barcelona (375
{72,8% de las notificadas en Bar.cclona]) que en el resto de las provincias que intervenían
2 . en el estudio (X ; 12,5; p = 0,006); sin embargo la proporción de notificaciones de
carácter moderado fue superior en Barcelona (109; 21,2% de las notificadas en Barcelona)
2 . (X == 12,4; p = 0,007) (véase la Tabla 43).
4.1.4.1.2. Gravedad según el nivel asistencial y el origen de las notificaciones
Como era -de esperar, en la distribución de las notificaciones de acuer-do a su gravedad
según nivel asistencial, llama la atención que en las notificaciones procedentes de atención
primaria hubo una mayor proporción de notificaciones en las que la reacción fue
catalogada como leve (659 [80,2%] frente a 41 [40,6%]) (X2 = 76,9; p < 0,001); en
cambio en cambio entre las notificaciones procedentes de hospital hubo una mayor
2 proporción de reacciones de carácter moderado (37 [36,6%} frente a 131 [15,9°/o}) (X =
2 25,9; p < 0,001) y de carácter grave (23 [22,8%] frente a 32 [3,9%]) (X = 57,2; p <
0,001) (véase la Tabla 44).
L)U
4.1.4.1.3. Gravedad según la edad del paciente
En el análisis de la distribución de las notificaciones de acuerdo a la gravedad de las
2 reacciones según la edad de los pacientes no se encontraron diferencias significativas X
14,4 p < 0,05) (véase tabla 45).
4.1.4.1.4. Gravedad según el sexo
Al analizar la distribución de las notificaciones teniendo en cuenta la gravedad de las
reacciones según el sexo del paciente, se observó que en las mujeres hubo una mayor
proporción de notificaciones en las que la reacción fue catalogada como leve ( 417 [78,2%
2_ de las RA en mujeres] frente a 274 [72,3% de las RA en hombres]; X - 4,5; p = 0,034)
(véase la Tabla 46).
4.1.4.2. Fármacos implicados según gravedad de los episodios
Cuando se analizó la distribución de los grupos terapéuticos según la gravedad del cuadro
clínico se observan algunas diferencias (véase la Tabla 47):
• En las 9 únicas notificaciones donde se implicó como sospechoso un fármaco del
grupo de los anestésicos, las reacciones presentadas por el paciente fueron de carácter
moderado.
• En las notificaciones de carácter grave, los fármacos más frecuentemente implicados
fueron los pertenecientes al grupo antiinflamatorios + analgésicos (20 [36,4% de las
2 RA graves]) y al aparato digestivo (11 [200/o]) (X = 10,9; p = 0,004).
4.1.4.2.1. Especialidades fannacéuticas (CDF) según la gravedad
Cuando se analizaron las especialidades farmacéuticas más notificadas según la gravedad
del cuadro clínico se observó lo siguiente:
• En las notificaciones de carácter leve las especialidades implicadas con mayor
frecuencia fueron: Varibiotic® (demeclociclina + enzimas proteolíticas) (23
notificaciones), Clanzoflat® (cleboprida + dimeticona) (16 notificaciones) y Diemil®
(dihidroergocristina + piracetam) (13 notificaciones cada una); el primero es usado en
terapia antibiótica, el segundo como antiemético y el tercero como vasodilatador
cerebral.
• Entre las notificaciones de carácter moderado, las especialidades más implicadas
fueron: Tonopan® (cafeína+ propifenazona + dihidroergotamina) (6 notificaciones) y
Varibiotic® (demeclociclina + enzimas proteolíticas) (5 notificaciones); el primero
pertenece al grupo de los analgésicos y el segundo al grupo de los antibióticos.
• En las notificaciones de carácter grave, las especialidades implicadas con mayor
:frecuencia fueron: Adalgur® (paracetamol + tiocolchicósido) ( 4 notificaciones),
Couldina® (ácido acetilsalicílico + clorfenamina + fenile:frina) (3 notificaciones) y
Baralgin® (metamizol + pitofenona + fenpiverinio) (4 notificaciones), el primero
1.JL
pertenece al grupo de los analgésico, el segundo al grupo de los antigripales. y el
tercero al grupo de los fármacos activos sobre el aparato digestivo.
4.1.4.2.2. Principios activos según la gravedad
Los siete principios activos más notificados por especialidad fueron:
• En las reacciones de carácter leve: B-lactámicos ( 61 notificaciones), bromhexina ( 51 ),
paracetamol (43), pirazolonas: metamizol y propifenazona (41), ácido acetilsalicílico
(31), cleboprida (26 notificaciones) y demeclociclina (23).
• Entre las reacciones de carácter moderado los cuatro principios activos más notificados
por especialidad fueron: propifenazona (20 notificaciones), ácido acetilsalicílico (17),
el paracetamol (10) y el cotrimoxazol (9).
• Los tres principios activos notificados con mayor frecuencia en las notificaciones de
carácter grave fueron pirazolonas (11 notificaciones), ácido acetilsalicílico (9) y
antibióticos B-lactámicos (7).
4.1.4.3. Órganos y sistemas según gravedad del cuadro clínico
Al analizar la distribución de las notificaciones de acuerdo a la gravedad del cuadro
clínico según el órganos y sistemas, llamaba la atención que en las notificaciones de
f.:,j
carácter leve hubo una mayor proporción de reacciones cutáneas (375 [33,5% de las
reacciones de carácter leve]); p < 0,001 y reacciones digestivas (193 [17,3%]); p =
0,004; en cambio en las notificaciones de carácter grave las siguientes reacciones fueron
significativamente más notificadas p < 0,001: reacciones psiquiátricas (24 [21% de las
reacciones de carácter grave]); p < 0,001, respiratorias (19 [16,7%]), hepáticas (9
[7,9°/o); también las reacciones cardiovasculares fueron proporcionalmente superior en
las notificaciones de carácter grave (9 [7,9%; p = 0,022]) (véase la Tabla 48).
4.1.4.3.1. Reacciones adversas según gravedad del cuadro clínico
En la distribución de las notificaciones según la gravedad se encontraron diferencias
inherentes al propio cuadro clínico. Así, entre las reacciones leves más notificadas
figuraban erupción cutánea (164 [14,7% de las RA leves]) y prurito (99 [8,8%]).
En la distribución de las reacciones según la gravedad, destacó (véase la Tabla 49):
• entre las reacciones de carácter moderado predominaron las reacciones de piel y
anejos: erupción cutánea (21 [6% de las moderadas) y prurito (18 [5,1%]); sin
embargo, estas reacciones formaban parte de un cuadro clínico complejo junto a
otros efectos indeseados graves. En las notificaciones de carácter moderado, en las
que el paciente presentó erupción (21) destacó lo siguiente:
-En 15 de estas notificaciones el paciente fue una mujer.
-En 7 de estas notificaciones los pacientes tomaban analgésicos que contenían
propifenazona + cafeína. Estos pacientes no solo presentaron erupción, también
D4
presentaron otras reacciones acompañantes, a continuación se citan estas reacciones
por cada notificación: (a) angioedema + edema periorbitaro y prurito, (b) reacción
anafilactoide, ( c) angioedema, ( d) taquicardia + disnea y confusión, (e) fiebre,
prurito+ hepatitis e ictericia, (f) parestesia+ hipotensión+ taquicardia y prurito (g)
edema prurito y disnea. Estas notificaciones se presentaron en pacientes jóvenes y
en edad adulta. Fueron descartadas otras causas alternativas que pudieran explicar la
aparición de estas reacciones.
• Entre las notificaciones graves, la reacción más frecuente fue shock anafilactico (17
[14%] de las graves); con menor frecuencia, seguían hemorragia digestiva (6
[5,3%]) broncospasmo y edema de laringe (5 cada uno; [4,4%]).
4.1.4.3.2. Asociaciones reacción-especialidad (CDF) y reacción-principio activo
graves
Entre las 55 notificaciones que describían 114 RA consideradas graves, destacaban por
su frecuencia las asociaciones siguientes:
I. Reacciones de hipersensibilidad (34 notificaciones [61,8%] de las
notificaciones graves) (véase la Tabla 50t
1. schock anafilactico: ( 17 [31 % de las notificaciones graves]), en estas notificaciones
destaca lo siguiente:
• 8 de los fármacos implicados en estas notificaciones fueron CDF que contenía
pirazolona, 4 a CDF que contenían antibióticos, 3 por CDF que contenían B-
lactámicos, 2 a CDf a base de glafenina, en 2 la CDF contenía vitaminas del
complejo B, 1 por la asociación de estreptomicina + tetraciclína, y 1 por la
asociación de piracetam + dihidroergicristina,. La vía de administración del fármaco
en estas notificaciones fue la siguiente: en 7 notificaciones la administración fue
oral, en 5 notificaciones la vía utilizada fue la intramuscular y en 4 notificaciones se
usó la vía intravenosa.
• En los 17 shock anafilacticos se descartaron otras causas alternativas que pudieran
explicar la aparición de la reacción.
• Solo en una de estas notificaciones, el paciente presentó otra reacción acompañante
(broncospasmo + erupción eritematosa).
• Cuatro de estas notificaciones en las que estuvo implicado el metamizol provenían
de la provincia de Lleida.
• En 3 de estas notificaciones el paciente tuvo que ser ingresado, estos pacientes
tomaban (metamizol, ampicilina, y propifenazona). Uno de estos pacientes murió, el
fármaco implicado fue Combitorax ampicilina® (ampicilina + mucolíticos), la
notificación proviene de Lleida.
2. Broncospasmo (6 [10,9% de las notificaciones graves]), en estas notificaciones
llamó la atención lo siguiente:
• Las CDF implicadas tenían distinta composición: (a) Tetrastrepto Balsámico®
(estreptomicina + tetraciclina + cineol + gomenol + guaifenesina), (b) Bioexazol
Balsámico® (sulfametoxipiridaxina + eritromicina + tetraciclina + guaifenesina +
dexametasona + cineol + niquetamida), (e) Micipen® (bencilpenicilina +
estreptomicina), Barlagin® (metamizol + pitofenona + fenpiverinio), Cenat®
1.JO
(plantago ovata semilla y cutículas) y ( d) Poli ABE® ( extracto de placenta +
tocoferol + piridoxina + retinol).
• En una de estas notificaciones el paciente presentó como reacción acompañante un
shock anafilactico.
3. Disnea (5 notificaciones [9,1%] de las graves), la composición de las CDF
implicadas era distinta: (a) Bronquidiazina® (sulfadiazina + mucolítico), (b)
Adalgur® (glafenina + tiocolchicósido ), ( c) Cerebrino Mandri® (fenazona +
potasio+ cafeína+ ácido acetilsalicílico+ fenacetina), (d) Couldina® (ácido acetil
salicílico + clorrenamina + fenilefrina), estos dos últimos tenían en común el
salicilato. En estas notificaciones fueron descartadas otras causas alternativas que
pudieran explicar la aparición de la reacción. Correspondieron a pacientes mayores
de 45 años. En tres de estas notificaciones el paciente presentó como reacción
acompañante edema de laringe. Tres de estas notificaciones proceden de Barcelona
y dos de Tarragona. Cuatro de ellas fueron realizadas por médicos de atención
primaria.
4. Edema de laringe (6 notificaciones), en estas notificaciones destacó lo siguiente:
• La composición de las 5 CDF implicadas como sospechosos era distinta: (a)
Adalgur® (glafenina + tiocolchicosido), (b) Baralgin®, (c) Bristaciclína Dental®
(tertaciclína tripsina + bencidamida), (d) Bronquidiazina® (balsamo tolu +
benzoato sódico + sulfadiazina), (e) Cerebrino Mandri® (fenazona + potásio +
cafeína + gelsemium sempervirens+ ácido acetil salicílico (aas) + fenacetina) y
Drill® (clorhexidina + benzocaina)
157
• En tres de estas notificaciones el paciente presentó como reacción acompañante
disnea. En una de ellas el paciente presento un schock anafilactico.
• Fueron descartadas otras causas alternativas que pudieran explicar la aparición de
la reacción. Tres de estas notificaciones proceden de Barcelona y dos de Tarragona.
En 4 de estas notificación los pacientes eran mayores de 45 años. Cuatro de estas
notificaciones las realizaron médicos de atención primaria
5. Reacción anafilactoide: (2 notificaciones; 3,6% de las graves), las CDF implicadas
fueron antibióticos B-lactámicos [ Alongamicina Balsámica® ( ampicilina +
guaifenesina + bromhexina) y Neosincrobin® (benzilpenicilinas + estreptomicina)].
En estas notificaciones fueron descartadas otras causas alternativas a las que se les
pudiera haber atribuido la reacción adversa. Los pacientes no presentaron
reacciones acompañantes y mejoraron 24 horas después de haber retirado el
fánnaco.
II. Otras reacciones graves (véase la Tabla 51 ):
l. Hemorragia digestiva: (6 notificaciones [10,9% de las graves]), en ellas llama la
atención lo siguiente:
• en 4 de estas notificaciones las CDF implicadas tenian en común solamente un
principio activo, el ácido acetilsalicílico (aas) (véase la Tabla 51).
• en 4 de estas notificaciones la vía de administración fue oral, en las otras dos
notificaciones la vía fue parenteral.
1.)0
• Dos de estas notificaciones proceden de Barcelona, las cuales fueron notificadas
por farmacéuticos de hospital y dos más proceden de la Tarragona, fueron
notificadas por médicos de atención primaria.
• Solo en una se descartaron otras causas alternativas que pudieran explicar la
aparición de la reacción, en otra se creyó más en el fármaco que en alguna
patología existente y en dos no hubo datos.
• En las 4 notificaciones los pacientes fueron hombres y mayores de 40 años
2. Reacciones cutáneas graves: (5 notificaciones [9,1% de las graves]), en estas
notificaciones fueron implicadas como sospechosas 5 CDF de distinta
composición, a continuación se citan:
• Necrolísis epidermica: Bronco Aseptilex®, una asociación de un mucolítico
(guayacol y bromhexina) + antibiotico (cotimoxazol) y la Redutona®,
combinación de anticonvulsivantes (fenitoína y fenobarbital) + vitamina 81,
• Síndrome de Steves Jhonsosn: Dolo-tanderil®, una asociación de un analgésico
(paracetamol) + antiinflamatorio (oxifenbutazona) y el Frenadol Granulado®,
una combinación de analgésicos (paracetamol, codeína y salicílamida) +
antihistaminico ( clorfenamina)+ vitamina C + cafeína y,
• Eritema multiforme: Ton-Was®, un tónico reconstituyente a base de vitaminas
del complejo B + calcio + nicotinamida + riboflavina + ginsen.
3. Alteraciones renales graves (4 notificaciones [7,3%] de las notificaciones
graves), en dos de estas alteraciones renales la CDF implicada fue Tonopan®
(propifenazona +cafeína+ dihidroergotamina), a continuación se citan:
_lJ'.:'
• Insufiencia renal aguda (2 notificaciones), en una la CDF implicada como
sospechosos fue el Tonopan® (propifenazona +cafeína+ dihidroergotamina),
en la otra Bronco Aseptilex Nonnal® (sulfadiazina + guayacol),
• necrósis papilar renal (1 notificación), la CDF implicada como sospechosos fue
el Antron® (paracetamol + ácido acetilsalicílico + cafeína), el paciente que
presentó esta reacción fue ingresado en el hospital,
• nefritis intersticial (1 notificación), la CDF implicada como sospechosos fue el
Tonopan® (propifenazona + cafeína + dihidroergotamina).
4. Alteraciones hepáticas 3 (notificaciones [5,5%]), en dos de estas notificaciones
las CDF implicadas contienen un mismo principio activo, la glafenina. De estas
notificaciones destacó lo siguiente:
• aumentos de las enzimas, la CDF implicada fue el Antomiopic® [ acetil aspartico
+ tocoferol acido +, vitaminas (E, By A) + Citrulina + Vaccinyum Myrtillus
Bayas] (l notificación)
• hepatitis colostásica (1 notificación), la CDF implicada fue el Adalgur®
(glafenina + tiocolchicosido).
• necrósis hepática, la CDF implicada fue Coneurase® (glafenina. + + piridoxina +
tiemina + cobarnida), el paciente que presentó esta reacción adversa fue
ingresado en el hospital y falleció.
5. Alteraciones metabolicas (2 notificaciones [3,6%] de las notificaciones graves),
la CDF implicada fue el Recto menaderm® (aceite de hígado de bacalao +
heparina + beclometasona + clioquinolol).