Realismo sucio: belleza "basura" y desmoralización

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Análisis literario de "EL Rey de La Habana".

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Realismo sucio: belleza “basura” y desmoralización

Ana del Carmen Martínez Gutiérrez

mayo de 2012

ITESM-CQ

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El realismo sucio es una corriente literaria que ha sido adoptada por

muchos de los escritores latinoamericanos del siglo XX. Es un nuevo movimiento

literario que, al igual que el Boom latinoamericano, ha logrado voltear la mirada

hacia la literatura latinoamericana, debido a la manera en la cual se escribe. Su

antecesor es el dirty realism estadounidense. Este realismo utiliza como tema

central los excesos del capitalismo; el realismo sucio latinoamericano expresa las

consecuencias del proceso de adopción del capitalismo en los países latinos, y

sobre todo el problema más grande que dicho proceso ha producido: la pobreza y

la miseria humana. EL Rey de La Habana (2004), es una novela que nos retrata la

miseria de la sociedad de La Habana, esa que no salía en las postales pero que

existía y era la real.

Las sociedades latinoamericanas, durante el siglo XX sufrían luchas

constates por el poder, revoluciones y adaptaciones de sistemas estadounidenses

y europeos. La clase alta tomaba las decisiones que regían a los países, la clase

media trabajaba para no perder su estatus y la clase pobre luchaba por sobrevivir;

algunos se rebelaban contra el sistema otros se conformaban con tener comida y

vivir al día. Esta última era la clase que los escritores del realismo sucio tomaban

en cuenta. Como Pedro Juan Gutiérrez, uno de los principales exponentes del

movimiento, dijo: “Ésta es la voz de los sin voz”. Los sin voz, que de pronto

tuvieron fuerza para que los demás los voltearan a ver.

Los autores de esta corriente, como nos dice Anke Binkermaier, han

dejado atrás el realismo mágico que caracterizaba a la literatura latinoamericana

para adoptar un realismo que refleje fielmente la sociedad actual (38). Ahora

Macondo se ha convertido en Cuba, Chile, Bogotá; el coronel Aureliano y todos los

héroes que el realismo mágico creaba se han transformado en personas comunes

y los actos de valentía que hacía héroes a los personajes son ahora los actos

bajos y muchas veces ilícitos que dan a los personajes la capacidad de vivir. La

miseria reina en todas la obras la clase baja y la pobreza son los protagonistas.

Esto ha dado lugar a que se le llame también literatura basura, apelando a la

“basura” social en la que vive la gente pobre de los países latinoamericanos.

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Es eso lo que se expondrá a lo largo del presente ensayo, la manera en la

cual Pedro Juan Gutiérrez logra plasmar en su libro El Rey de La Habana (2004)

el detrimento de la sociedad cubana de los noventas, los grandes problemas a

los que se enfrentaban y la situación crítica de la clase baja, mediante sus

técnicas narrativas y su lenguaje,

Realismo sucio, retratos de la realidad: análisis de El Rey de La Habana

(2004)

Una de las principales características de dicho movimiento, es el uso del

lenguaje y la estética. En la novela de Pedro Juan Gutiérrez, se puede observar

un lenguaje cotidiano, sin floreos ni adornos retóricos. Las cosas son palabras y

las palabras no admiten que se les agreguen adjetivos, el hacerlo sería

transformarlos en objetos que se clasifican como buenos o malos. El escritor no

espera juzgar, simplemente se propone el retratar la realidad. No se espera el

crear nuevo héroes, ni lugares ni espacios dónde el lector pueda encontrar los

problemas de la sociedad. Se crea o más bien re-crea la sociedad cubana de los

noventas, en todo el esplendor de su decadencia. Giraldo Herrera clasifica su

forma de escribir como: “ una pluma que revienta las páginas en blanco y las va

llenando de palabras, de vida, de muerte, de sexo, las unta con semen, con ideas

pesimistas: una pluma que no escatima nada.”

(http://www.litrasfalsas.com/ensayos/81-edicion-5/173-irealismo-sucio-una-mirada-

al-autor-pedro-juan-gutierrez.html )

Muchas han sido las críticas que adjudican a este autor el uso de un

lenguaje soez y vulgar. Pero no hay otra manera de describir la realidad, como

dice TS Eliot en uno de sus ensayos (Hamlet)

La única manera de expresar un sentimiento en la creación artística es

mediante el empleo de un correlato objetivo es decir, un conjunto de

objetos, una situación, una serie de acontecimientos que sean la fórmula de

ese sentimiento en concreto; de tal modo que cuando se den los datos

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exteriores que han de conducir a una experiencia de los sentidos, el

sentimiento surja de manera inmediata. (TS Eliot en Llovet: 197)

Esto justifica su lenguaje burdo, que busca recrear las sensaciones a las

cuales se ven expuestos los personajes. No se puede tratar de evocar el olor de la

basura mencionando frutos dulces y limpios. Binkermaier dice que: “[Pedro Juan

Gutiérrez hace una] representación de una realidad violenta, transgresiva, va

emparejada con un lenguaje obsceno y fuerte, que es el lenguaje hablado

habanero”

(http://www.pedrojuangutierrez.com/Ensayos_ensayos_Anke%20Birkenmaier%20(

Rey).htm) . Beinkermaier agrega que el autor ha dejado atrás el lenguaje “literario

común” y lo ha sustituido por “lenguaje común” con la finalidad de retratar de la

mejor manera posible lo que ella llama “la chusmería habanera”, como se puede

observar en el siguiente fragmento:

Aquel pedazo de azotea era el más puerco de todo el edificio. Cuando

comenzó la crisis en 1990 ella perdió su trabajo de limpiapisos. Entonces

hizo como muchos: buscó pollos, un cerdo y unas palomas. Hizo unas

jaulas con tablas podridas, pedazos de latas, trozos de cabillas de acero,

alambres. Comían algunos y vendían otros. Sobrevivía en medio de la

mierda y la peste de los animales. (Gutiérrez: 1)

El autor utiliza además, un narrador que poco a poco te va adentrando a

todos los secretos de esa sociedad. El lenguaje que utiliza hace que el lector

siempre alerta, siempre atento y sobre todo que las palabras le lleguen cuando

tienen que llegar. Parkinson nos dice que “la base de la realidad es lingüística, y

por lo tanto el lenguaje puede controlar y crear la realidad” ( 130). El narrador es

entonces, el responsable de crear la realidad y de mantener al lector dentro de

ella, es por eso que dentro del texto se pueden ver fragmentos en los cuales el

narrador te recuerda su importancia como en el siguiente: “Ésa era Magda. Con

olor a mugre, igual que él. Lamió su cuello. Olió sus axilas grajientas. Eso lo

excitaba mucho. Subió sobre ella, la penetró, y se sintió muy bien. Realmente

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bien.” (Gutiérrez:52). Cada vez que el narrador lo desea, golpea al lector con

fragmentos como el anterior, llenos tabúes que le hacen despertar su alerta y

volver a adentrarse en el libro al mismo tiempo que le provoca deseos de cerrarlo

por la crudeza del lenguaje y la sensación que las palabras pueden llegar a

causar.

La estética, por otro lado, ha adquirido una nueva definición, lo bello no es

sinónimo de lo hermoso, sino de aquello que permite vivir. La belleza de las obras

del realismo sucio no está en el uso de metáforas, vocabulario rebuscado ni en

los hermosos espacios que crea. Por el contrario, la belleza se encuentra en la

simplicidad del lenguaje, lo llano de las palabras y en lo cotidiano de las

situaciones y lugares. Algunas veces son tan cotidianas, que desaparecen y otras

veces desaparecen porque aceptar su existencia causa incomodidad, pero los

realistas sucios se encargan de recordar al lector que esa parte marginada aún

existe.

Pedro Juan Gutiérrez, convierte la miseria cubana en algo bello. No al

hacerlo hermoso, sino al hacerlo arte. Su tema principal es la vida de las

personas, no de un héroe sino de un desgraciado cuya hazaña es el tener la

capacidad de vivir y de dormir. La vida, en la sociedad retratada, es algo

instantáneo. El mismo autor lo dice: “olvidaba con precisión el minuto anterior y no

se anticipaba ni un segundo al minuto próximo. Hay quien vive al día. Rey vivía al

minuto. “(114)

Los terribles y fructíferos 90: El caso de Cuba

Cuando el capitalismo comenzó a florecer en Europa, y EUA se convirtió

en uno de los países más importantes del mundo, América Latina tuvo que

agregarse al mismo sistema que regia la economía mundial. El capitalismo fue

llegando a América a la par que el neoliberalismo. Ambos impactaron de manera

muy distinta en cada uno de los países algunos lo adoptaron y se adaptaron a él;

aunque en general las sociedades sufrieron cambios radicales para poder acoplar

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las nuevas ideas en los sistemas ya existentes, sobretodo debido a la causa más

común que el capitalismo trae: la estratificación social y la ampliación de la brecha

de desigualdad, que afectan más directamente a la clase pobre.

La economía cubana se abrió a las grandes empresas, el dólar comenzó a

introducirse en el país. Para la clase media y alta, el nuevo sistema implicaba

algunos cambios, pero para la clase baja implicaba un cambio radical; ellos no

tenían acceso al dólar y la moneda cubana tenía un valor inferior a este. Esto

ocasiona, que la sociedad se viera cada vez más alejada de la posibilidad de una

movilidad dentro de las capas sociales. Barcía dice que, la pobreza era extrema y

“Las capas populares necesit[aron] ayudarse (…) y procurarse una mínima

protección ante la enfermedad y la muerte” (59).

Sin embargo, esto no significaba el surgimiento de nuevas asociaciones

que fueran solidarias con toda la sociedad, sino el engrandecimiento de la

institución familiar. A lo largo de El Rey de La Habana (2004), se puede observar

esto en diversas ocasiones por ejemplo:

Salieron al solar y se sentaron al borde de la acera,

- Oye, Rey, yo ni te conozco, pero tú estás estrallao porque quieres, acere.

Y si estás empatao con mi hermana. . . , vaya. . . , yo debo ayudarte- (78).

Así mismo, Rey busca un hogar a lo largo de toda la novela. Desde el inicio,

cuando pierde su azotea, se dedica a vagar tratando de buscar un hogar, el cual

se encuentra en la calle, debajo de un árbol, al lado de Magda, en la casa de

Daisy, etc. Finalmente, cuando logra encontrar su “propio” hogar, se instala para

morir.

Por otro lado, el autor maneja la familia, no sólo como una institución de

lazos consanguíneos, sino también como una agrupación de varias personas.

Como Barcia nos dice, en esa época “el sujeto colectivo se manifestó con fuerza y

comenzó a afrontar y también a resolver desde a esfera privada muchos asuntos

que el “Estado” no podía ni siquiera abordar” (337). Es así como Rey se ve

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“emparentado” o mejor dicho asociado con más de una mujer, la cual se encarga

de proveerle comida y cuidar de él. Por ejemplo con Daisy:

A la semana, Rey estaba repuesto, había aumentado de peso, y además,

completamente domesticado: desayunaba, almorzaba, cenaba, todo a su

hora. Se bañaba a diario, se rasuraba. Sólo daba algunas vueltas por el

barrio y no se alejaba de la casa. Por las noches algún trago de ron y un

puro. Daisy ocupaba todos los días con las consultas. (Gutiérrez: 127)

Éste es otro elemento importante que surge en la sociedad cubana de los

noventas y que se ve reflejado en la novela de Pedro Juan Gutiérrez, la mujer. A

partir de ésta década, la mujer toma un papel activo en la sociedad. El hombre ya

no es el único que se involucra en la economía, la mujer ahora es también un

sujeto productivo. Y en El Rey de La Habana (2004), esto es muy claro. A lo largo

de la obra, Rey se acerca a diversas figuras femeninas que se encargan de darle

dinero, comida. Magda, la más importante de todas, es además una mujer

independiente. Ella se encarga de mantener a Rey, de buscarle trabajo, pero

también de perseguir sus deseos; cuando quiere está con Rey y cuando quiere se

va a buscar a alguien más. La mujer ya no está atad a nada, más que a su propio

deseo y libertad.

Cuba neoliberal: la sociedad en detrimento

La Trilogía sucia de La Habana, es un compendio de obras de Pedro Juan

Gutiérrez que retrata La Habana en los noventas. Para resumirla bastarían las

palabras de Roberto Aguilar:

Los escenarios: las calles sucias, malolientes hacinadas de las grandes

ciudades latinoamericanas los barrios que no figuran [en] los folletos de

promoción turística, refugios miserables y proscritos. Los personajes:

jóvenes callejeros arrastrados por esa gran marea urbana, desempleados

irredentos tratando de sobrevivir día a día, a la hora, en los límites de la

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[i]legalidad. Las historias: cuentos de inocencia perdida, ilusiones rotas,

violencia, delito y crimen. Son los escenarios, los personajes y las historias

de la crisis retratada con crudeza. (en León:23)

Cómo Aguilar dice, Pedro Juan Gutiérrez retrata la sociedad, así que para

comprender su obra hay que comprender la sociedad y su proceso.

La obra gira en torno a Rey, pero para comprender sus acciones es

necesario comprender el entorno. Los seres humanos son construcciones

sociales, la personalidad se toma del entorno. El proceso que sufre Rey a lo largo

del libro de adaptación a su entorno social, fue marcado desde el momento en el

que un reo intenta violarlo. “Entonces, aquí hay que ser durísimo pa’que no me

cojan el culo” ( Pedro Juan Gutiérrez: 12) Esta expresión declara la necesidad del

protagonista de endurecer el carácter y desatarse de juicios y prejuicios para

poder sobrevivir en la sociedad. Al dejar la prisión, Rey necesita adaptarse

nuevamente, y lo va aprendiendo del medio, al observar el comportamiento de los

demás aprende lo que debe hacer para sobrevivir

En los noventa, cuando el neoliberalismo comenzó a llegar a Cuba , la

sociedad pobre, fue adoptando una ética neoliberal regida por la necesidad ante el

fallo del sistema que regía el país para cubrirla. Las personas comenzaron a

hacerse de una justicia y una ética propia, donde no existía lo bueno y lo malo,

sino aquello que te ayuda a vivir y lo que te ayuda a morir. Y esto no es culpa de

las personas, sino de la situación en la que viven, como Voionmaa dice:

Solo mediante la trasgresión de la ley es posible participar, aunque sea

tangencialmente, de los bienes que el sistema ofrece. Así, ya no se trata

más de una trasgresión sino de la normalización de la nueva situación.(65)

En la Cuba de los noventa, para la clase baja, no es posible ser incluida

dentro del sistema económico, es así cómo logra abrirse brecha mediante la

ilegalidad para poder obtener sus ingresos. En el libro, los trabajos que Rey y la

mayoría de los personajes hacen son bajo redes de corrupción. La prostitución,

drogas y el mendigar son las principales fuentes de ingresos que la clase tiene,

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además de otros actos ilícitos de los que se valen. Más adelante, también agrega:

“La no-justicia que se adscribe a la participación en una economía neoliberal

provoca una auténtica debacle ética que haya en la violencia absurda una de sus

expresiones más notables” (66). En la obra de Pedro Juan Gutiérrez, se puede

observar más que una ausencia de la justicia, un fallo en ella. La presencia de

militares y policías a lo largo de la obra es inminente; sin embargo, más que

retratar las formas de supresión del gobierno, retrata las formas que la gente

pobre utiliza para burlar al gobierno.

La lógica neoliberal se instala triunfante desde su presentismo que tiende a

absolutizar el hoy, borrando la posibilidad del pasado y creando una nueva

genealogía que borra toda existencia previa, es decir, la excepción al

normalizarse y regularizarse—en este caso la neo liberalización—hace

borrón y cuenta nueva con el tiempo mismo. Rey puede leerse

precisamente como la crítica a ese presentismo que des-diferencia todo

(Voionmaa:66)

Rey es un producto de una sociedad neoliberal que como ya se había

mencionado vive al minuto. Pero no solamente dentro del campo temporal, su

ética también es temporal. No parece tener un sistema de valores amplio, sino que

sus valores giran en torno al valor último: la vida. Y esto no es sólo en su caso,

sino en toda la sociedad que se ve retratada en el libro. Las personas ya no tienen

una historia o un pasado que les ayude a conformar su sistema de valores, sino

que lo van adaptando a las situaciones. Y además, la sociedad no juzga lo bueno

y lo malo, sino el grado en el cual las acciones afectan a su propia supervivencia.

Por otro lado, Musch dice que “las cualidades que determinan la forma en

que un hombre acepta su dolor son de índole moral “ (487). Pero, la obra presenta

una sociedad desmoralizada, lo cual ocasiona que la manera en la cual Rey

acepte su dolor sean más que de índole moral, de índole instintiva. Rey no hace lo

que su moral le dice, sino lo que su instinto le sugiere y algunas veces lo razona,

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pero siempre dejándose guiar por el placer y la satisfacción de sus necesidades,

como en el siguiente fragmento:

Sabía que tenía que moverse. Hacia Regla y buscar a Katia. O hacia La

Habana y buscar a Magda. Qué hacer?. . . Ah, odiaba tomar decisiones.

Jamás pensaba en términos de coordinación, precisión, sistematicidad,

perseverancia, esfuerzo. A lo lejos ladraban unos perros. Muchos perros

ladrando al mismo tiempo. Su mente se fue plácidamente hacia allí.

Escuchó a los perros un buen rato. Entonces descubrió que además

cantaban gallos, rugía algún camión, y que, mucho más cerca, el viento

movía la hierba y la hacía murmurar. Nada de eso le interesaba. Qué le

interesaba? Nada. Nada le interesaba. Todo le parecía inútil. Y de nuevo se

durmió. Tranquilamente. (80)

De igual forma, Salvador Redonet dice que:

El deterioro y la cosificación de las relaciones, las relaciones no siempre

placenteras con las instituciones, el predominio de “lo periférico” y no “lo

central”; distintos matices de la sexualidad y la sensualidad; el

cuestionamiento de utopías y mitos lexicalizados; una profunda indagación

de las deformaciones de nuestro presente, de nuestra vida político-social

(en Binkermaier, en Perez edit:40).

Las relaciones que aparecen a lo largo del libro, tienen todas ellas algo de

cosificación sobretodo el protagonista. Al convertirse en El Rey de La Habana,

Reynaldo deja de ser una persona, ahora no vale por quien es sino por lo que

tiene: “las perlas convirtieron definitivamente a Rey en El hombre de la Pinga de

Oro”(33).. Con ello, el autor nos quiere demostrar la manera en la cual las

personas dejan de existir, ahora son objetos. Y como lo dice al final del libro: “ Y

nadie supo jamás nada”( 157). Nadie sabe nada de esas personas, nadie sabe

nada de la clase pobre ni de su corrupción, ni de su desmoralización, ni de su falta

de ética, ni de su justicia propia. Es un mundo totalmente ajeno, pero existente. Es

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ajeno a las clases de arriba porque el aceptar que existe implicaría que deban

tomar una posición con respecto a dicha situación y eso les puede incomodar; así

que la solución a ello es dejarlos sobrevivir con sus propios métodos, leyes y

valores. Siempre y cuando no afecten a la sociedad de los estratos altos.

En conclusión, cerca de la década de los noventas, la sociedad

latinoamericana ya no enfrentaba los mismos problemas de antes, el tema de los

golpes de estado, las dictaduras y los exilios comenzaron a quedar en el pasado;

los gobiernos se comenzaron a hacer más democráticos y estables, y la presencia

de EUA y el capitalismo se hicieron más latentes que nunca en los países. Los

autores comenzaron a notar que los héroes del realismo mágico habían perdido

impacto en la sociedad, eran ya parte de un imaginario colectivo y se habían

normalizado; ahora necesitaban algo nuevo para poder recuperar la atención. Y

entonces surgió el realismo sucio como una herramienta para ello.

Los autores comenzaron a utilizar un lenguaje crudo para crear lo bello.

Pedro Juan Gutiérrez transforma el lenguaje oral, colectivo y vulgar para elevarlo y

convertirlo en un lenguaje estético. La belleza de su narrativa, llena de

cotidianeidades, cosas insignificantes, basura, sexo, vicios y pobreza se encuentra

en los actos más que en la palabra. Utiliza un lenguaje crudo para crear

sensaciones, en lugar de un lenguaje poético que crea emociones. Exalta la

belleza propia del hombre; una belleza que al entrar en contacto con ella, más que

provocar placer, duele.

Pedro Juan Gutiérrez utiliza, también sus técnicas narrativas para afirmar

este dolor; se abstiene de utilizar recursos poéticos para definir las cosas, no deja

al lector que imagine las cosas, las dice tal cual son. Utiliza un narrador que tiene

la capacidad de atrapar al lector, no le da libertad alguna, las cosas son como él

las dice y no deja un solo punto de escape. No hay ningún hueco dentro de las

descripciones que se pueda llenar con fantasías o con sensaciones propias de

quien lee.

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El autor logra su cometido, es la voz de los sin voz, pero una voz que suena

tan alto que no puedes escapar de ella. Expone una belleza real que va en contra

de los cánones estéticos acostumbrados. Desprecia los estereotipos bellos de la

literatura extranjera. Lo bello no se encuentra en las cosa que están, sino en lo

que son las cosas en sí; y en las personas, su belleza se encuentra en sobrevivir.

Te muestra la belleza de la realidad latinoamericana, pero es una belleza tan real,

tan existente que duele, ofende y provoca asco.

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Voionmaa, Daniel Noemí. "Justicia" neoliberal en Cuba. Una lectura de El

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