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1. Recensión crítica del libro siguiente:

FICHA BIBLIOGRÁFICA. Ryszard Kapuscinski. Ébano, Barcelona, Editorial

Anagrama, 2007 (15ª Edición) 340 páginas. Edición original polaca: Heban, Czytelnik

Varsovia, 1998.

PRESENTACIÓN DEL AUTOR. Periodista, escritor y ensayista, Kapuscinski (que

murió el pasado mes de enero del presente año), estudió en la Universidad de Varsovia

Historia y Arte aunque luego se dedicó en profundidad al periodismo, colaborando para

Time, The New York Times, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung,

compaginando a partir de 1962 esta tarea con una prolífera actividad literaria a través

del prisma del gran reportaje y tratando temas contemporáneos, que con un fuerte

compromiso social de autor, hacen referencia a los acontecimientos mundiales que han

generado las calamidades y desgracias a las personas más indefensas, como los

numerosos cambios políticos de países del Tercer Mundo. Desde Angola hasta el

antiguo Zaire (hoy República Democrática del Congo), cubrió la descolonización y la

consiguiente independencia en el Tercer Mundo. También asistió a la caída del régimen

democrático chileno en 1973 y a la revolución islámica de Irán en 1979.

INTRODUCCIÓN. La presente obra Ébano, editada en 1998, se puede considerar como

una de sus mejores obras, su reportaje cumbre en el que nos desenmascara una realidad

conocida, pero no tan conocida, un ambicioso y cercano análisis de lo que es África

desde dentro a través de sus paisajes, pueblos, regiones y sobre todo de sus gentes,

junto a sus avatares más difíciles: guerras, golpes de estado, misería, hambre y, en

definitiva, supervivencia.

RESUMEN TEMÁTICO GLOBAL. El libro está construido sobre una serie de 29

reportajes que el autor ha reunido de forma autobiográfica en sus distintos viajes

realizados al continente africano durante más de cuarenta años como corresponsal pero

también como persona desde el lado más humanista, del que ya ha sido calificado

nuestro autor por diversos medios y personajes, como García Márquez. Y es que

Kapuscinski quiere sumergirse en la verdadera África, a “pie de calle” y viviendo como

uno más, con los mínimos recursos a los que accede en sus viajes que realiza entre

poblaciones y regiones, sus alojamientos, la comida, conociendo la vida de sus gentes,

su mundo espiritual, su entorno político social y sus costumbres.

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EXAMEN CRÍTICO.

Comienza en su primer capítulo con el recuerdo de lo que fue su primera vez que pisó

África en 1957, concretamente en Ghana; un recuerdo que le supuso un primer impacto

para sus sentidos, tanto en lo geográfico – con toda su luminosidad, olores,

temperaturas, … - como por las gentes que se encontró, sin poder evitar realizar una

comparación en la que el hombre blanco que visita el continente sale, digamos,

perdiendo, acostumbrado a las comodidades que la vida occidental desarrollada nos

ofrece en el día a día, muy diferente e imposible de poner a la práctica en aquellos

lugares si quiere adentrarse a la verdad, evitando las comodidades que son accesibles en

África para el hombre blanco como son hoteles de lujo, palacios, comida sin restricción,

camas cómodas, etc.

Acra será la primera ciudad que Kapuscinski quiere conocer en profundidad, y la

manera en que relata este primer encuentro va a ser denominador común para cada una

de las regiones que a lo largo del libro y que a modo de mini reportajes vaya realizando

el autor; y es que busca de nuevo, tras una primera impresión o descripción del lugar

donde se encuentra, sus gentes y costumbres, su momento actual, introduciendo la

historia – la grande y la pequeña – para así realizar un análisis exacto del lugar que pisa

y dejar claras las grandes diferencias que hay entre cada una de las sociedades africanas.

Diferencias que se basan en la religión, en la lengua (existen entre 700 y 3.000 lenguas

y dialectos), en la cultura y costumbres. Ejerce su papel de corresponsal al entrevistarse

con políticos (que en Acra están de elecciones), y así realizar un repaso por la historia

convulsa de cada región en lo que respecta a la política.

Con cada uno de sus desplazamientos al visitar nuevas regiones, pueblos y

ciudades, el autor reflejar el atraso secular del continente en sus vías de comunicación

(carreteras inexistentes que no son más que caminos de tierra, llanuras inmensas,

selva,..) y en los medios de locomoción disponibles: autobuses que no son tal, sino

camiones con carrocería de madera, incómodos trenes sin aire acondicionado, la

importancia del camión Berlier en el desierto o el también vehículo estrella que

representa el Jeep. Como un africano más que no tiene más remedio que utilizar los

medios disponibles, el autor visita Kumasi, Dar es Salam, Kampala – donde es testigo

en 1962 del gran acontecimiento de la independencia recién adquirida por Uganda,

proceso que se iba haciendo extensible por todo el continente desde hacia años – y

donde contrae la malaria cerebral que casi acaba con su vida, y más adelante en Dar es

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Salam también contrae tuberculosis. Estas experiencias al límite no obstruyen a nuestro

protagonista y autor para recordarlas y al mismo tiempo exponer otra de las múltiples

realidades del continente africano: la precariedad en medicinas y situación de los

hospitales, a los que la población negra, sin poder adquisitivo no puede recurrir a los

privados instalados prácticamente para el blanco que conserva su poder o los negros

adinerados que coinciden en su perfil con el de miembro político. Al tiempo que conoce

la situación precaria de la sanidad, entabla amistades con los doctores que le atienden

quienes a su vez le proporcionan historias de la madre África, su espiritualidad, sus

leyendas y sus costumbres. Para Kapuscinski es la mínima manera de acercarse y

conocer por lo menos parte del riquísimo y vasto conglomerado de tribus y clanes

existentes en el continente africano. Cómo éstos se reconocen, qué lenguaje emplean

entre sí, no sólo el dialéctico, sino también el lenguaje corporal o formas de expresión y

comunicación: “Nada une más a la gente de África que el reírse juntos de algo

realmente gracioso…”1, así como la manera de saludos rituales que se hacen entre

miembros del mismo clan.

Kapuscinski no deja de ser reportero en todo el libro, pues acude allí donde está

la noticia: el golpe de estado y la guerra civil son las noticias más asiduas y hace lo

posible por presenciar lo ocurrido en Zanzíbar, Nigeria, Etiopía, la ya mencionada

independencia de Uganda, que avanzado el libro introduce un capítulo sobre la figura de

Idi Amín, su ascenso y su propio golpe de estado, Sudán, la guerra Etiopía – Eritrea, el

fenómeno de los llamados Señores de la guerra ( warlord), considerados causa y efecto

de la crisis en la que se han sumido muchos países del continente en la época

postcolonial, … y en medio del caos que suponen estas situaciones introduce el pasado

histórico - político que desemboca en la situación coetánea que vive. Destacar la

interesante y magistral “Conferencia sobre Ruanda” en la que se exponen los motivos

de conflicto y enfrentamientos entre hutus, tutsis y twa.

Aún dentro de sus análisis históricos, no obvia el lado más humano de la

tragedia que suponen las guerras civiles y sus consecuencias del hambre y condiciones

de vida, adentrándose en campos de refugiados (Campamento de Itang), o bien, como

un invitado qué es, conociendo la vida de las familias, tribus y clanes desde dentro del

propio hogar: su vivencia con los somalíes, Un día en la aldea de Abdallah Wallo, en la

que narra de forma cercana la vida diaria en busca del agua, la preparación del alimento,

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y sobre todo ello el incasable clima que castiga con un calor insoportable, o la búsqueda

en conocer algún episodio de la guerra con los tuaregs.

Y, finalmente, a modo, digamos metafórico, llega al final de su viaje, en el cual

advierte que no deja de ser fragmentario, un simple recorrido por algunas comunidades

de África, recorrido, eso sí, en profundidad y terminando con algunos símbolos que

reflejan la supervivencia y el alma de África imposible de derrotar: el árbol que da

sombra, en ocasiones lo es todo y el elefante solitario contemplativo y melancólico.

CONCLUSIÓN.

Kapuscinski es un gran narrador, realista y humano. Nos acerca ese África que

no aparece en la noticia de los medios de comunicación. Y el gran mérito del

corresponsal, escritor e historiador es hacerlo sumergiéndose con escasos medios, a

riesgo de su propia vida, en el corazón de los pueblos, aldeas, regiones, y viviendo de

manera idéntica que sus protagonistas: la gente africana, el indígena perteneciente a una

tribu, a un clan.

Su estilo narrativo es directo y realista, ameno y no carente de una dialéctica

historiográfica que emplea para introducir en cada una de las pequeñas historias

humanas, la historia grande, la de las Guerras y convulsiones políticas, logrando una

perspectiva que nos ayuda a comprender la actualidad del continente. Ese es quizás uno

de los grandes valores de este libro, apto para la lectura a toda clase de lectores que

quieran conocer, si no todo, una gran parte del sentimiento africano y de su propia

realidad.

Otros de los recursos manejados por el autor hábilmente es la introducción de

anécdotas cotidianas con las que logra, de una manera más amena e incluso con toques

humorísticos, reflejar casos concretos de supervivencia de las gentes de África, a través

de sus personajes como Madame Diuf, misioneros, formas de vida como en el agujero

de Onitsha…Y todo ello embadurnado de descripciones paisajísticas que nos hacen

adentrar más en la realidad africana.

En definitiva, una obra rica en recursos e información que nos descubre las

verdaderas claves del continente africano y que podríamos resumir en una palabra:

supervivencia.

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Fuentes empleadas (Internet): http://www.portalcomunicacion.com/esp/dest_kapu.html

http://www.letraslibres.com/index.php?art=7597

http://es.wikipedia.org/wiki/Ryszard_Kapu%C5%9Bci%C5%84ski

http://www.elpais.com/articulo/cultura/mundo/periodismo/cultura/llora/muerte/Ryszard/

Kapuscinski/elpepucul/20070123elpepucul_6/Tes