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Maduración del SN. Reflejos pediátricos. G. Aristegui 1 MADURACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO REFLEJOS PEDIATRICOS Introducción. Diariamente realizamos millones de ac- ciones sin darnos cuenta como y porque se producen. ¿Cómo hemos aprendido a realizarlas ? ¿Dónde se almacena el comando que ori- gina estos movimientos ? ¿Cuál es la base de su ejecución ? A pesar de denominarnos humanos, no podemos olvidar cual es nuestro origen filoge- nético. A lo largo de millones de años la natura- leza ha ido evolucionando sin cesar. Hoy día lo sigue haciendo. Las variaciones que se han sucedido de una generación a otra son ínfimas a simple vista, pero el conjunto de ellas, con el paso del tiempo, han provocado la evolución de las especies (“El origen de las especies”, C. Darwin.) Esta evolución es debida a una imperiosa necesidad de adaptación al medio sin la cual, se hubiera extinguido toda clase de ser vivo. Uni- camente los más capacitados y mejor prepara- dos, los más fuertes, siguen adelante y tienen la posibilidad de procrearse. La aparición del primer ser unicelular dio comienzo al primer ser vivo que se adaptaba al medio. Seguido de pluricelulares, el conjunto de células formó tejidos. La unión de tejidos, ór- ganos. Los órganos, sistemas y los sistemas con- forman el ser humano. En la evolución de las especies podemos observar que cada sistema surge en la necesidad de supervivencia y perpetuación. Cada paso evolutivo busca un gasto mínimo de energía. Trata de lograr la máxima eficacia. Para poder supervivir, tras el paso del mar a la tierra, los peces evolucionaron a anfi- bios y estos dieron origen a los reptiles. Las branquias tan necesarias para respirar en el agua se adaptaron al medio modificando su estructura para sacar el máximo provecho del oxígeno que les rodeaba. Al igual que el sistema respiratorio se modificó y adaptó, el resto de los sistemas tuvo que realizar lo mismo para evitar una segu- ra extinción de los seres vivos. La necesidad in- duce el crecimiento. Todos los sistemas requerían estar comu- nicados y coordinados entre sí mediante otro sistema. El último en perfeccionarse y más im- portante de todos: el Sistema Nervioso. El precursor del Sistema Nervioso (SN) fue un ganglio autónomo que apareció en hidras y medusas hace 540 millones de años (“Estación de ciencia”, Bilbao 1998). Este recogía las alte- raciones del medio externo e interno modifican- do su estructura dependiendo de las necesida- des. El SN siguió desarrollándose permitien- do la asociación de circuitos sinápticos y polisi- nápticos. Aparecen el aprendizaje, la memoria, el conocimiento y el razonamiento con la posi- bilidad de un control propio, personal y volun- tario. Llegamos de esta manera al Homo Sapiens, primordio del hombre actual, hace 5 millones de años. El Homo Sapiens Sapiens, hombre de hoy, continúa evolucionando, adaptándose al medio y permitiendo la perpetuación de los más capacitados. Estos no son actualmente los más fuertes. La perpetuación queda a disposición de aquellos con un mayor poder, dominio y control de su Sistema Nervioso. La maduración y adaptación del Sistema Nervioso al medio ha sido primordial para la perpetuación, evolución y diferenciación del resto de los animales.

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MADURACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO REFLEJOS PEDIATRICOS

Introducción.

Diariamente realizamos millones de ac-

ciones sin darnos cuenta como y porque se producen.

¿Cómo hemos aprendido a realizarlas ? ¿Dónde se almacena el comando que ori-

gina estos movimientos ? ¿Cuál es la base de su ejecución ? A pesar de denominarnos humanos, no

podemos olvidar cual es nuestro origen filoge-nético.

A lo largo de millones de años la natura-leza ha ido evolucionando sin cesar. Hoy día lo sigue haciendo. Las variaciones que se han sucedido de una generación a otra son ínfimas a simple vista, pero el conjunto de ellas, con el paso del tiempo, han provocado la evolución de las especies (“El origen de las especies”, C. Darwin.)

Esta evolución es debida a una imperiosa necesidad de adaptación al medio sin la cual, se hubiera extinguido toda clase de ser vivo. Uni-camente los más capacitados y mejor prepara-dos, los más fuertes, siguen adelante y tienen la posibilidad de procrearse.

La aparición del primer ser unicelular dio comienzo al primer ser vivo que se adaptaba al medio. Seguido de pluricelulares, el conjunto de células formó tejidos. La unión de tejidos, ór-ganos. Los órganos, sistemas y los sistemas con-forman el ser humano.

En la evolución de las especies podemos observar que cada sistema surge en la necesidad de supervivencia y perpetuación. Cada paso evolutivo busca un gasto mínimo de energía. Trata de lograr la máxima eficacia.

Para poder supervivir, tras el paso del mar a la tierra, los peces evolucionaron a anfi-bios y estos dieron origen a los reptiles. Las branquias tan necesarias para respirar en el agua se adaptaron al medio modificando su estructura para sacar el máximo provecho del oxígeno que les rodeaba. Al igual que el sistema respiratorio se modificó y adaptó, el resto de los sistemas tuvo que realizar lo mismo para evitar una segu-ra extinción de los seres vivos. La necesidad in-duce el crecimiento.

Todos los sistemas requerían estar comu-nicados y coordinados entre sí mediante otro

sistema. El último en perfeccionarse y más im-portante de todos: el Sistema Nervioso.

El precursor del Sistema Nervioso (SN) fue un ganglio autónomo que apareció en hidras y medusas hace 540 millones de años (“Estación de ciencia”, Bilbao 1998). Este recogía las alte-raciones del medio externo e interno modifican-do su estructura dependiendo de las necesida-des.

El SN siguió desarrollándose permitien-do la asociación de circuitos sinápticos y polisi-nápticos. Aparecen el aprendizaje, la memoria, el conocimiento y el razonamiento con la posi-bilidad de un control propio, personal y volun-tario.

Llegamos de esta manera al Homo Sapiens, primordio del hombre actual, hace 5 millones de años.

El Homo Sapiens Sapiens, hombre de hoy, continúa evolucionando, adaptándose al medio y permitiendo la perpetuación de los más capacitados. Estos no son actualmente los más fuertes. La perpetuación queda a disposición de aquellos con un mayor poder, dominio y control de su Sistema Nervioso.

La maduración y adaptación del Sistema

Nervioso al medio ha sido primordial para la perpetuación, evolución y diferenciación del resto de los animales.

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Desarrollo embrionario.

Fecundación En el momento en el cual un ovocito

maduro y un espermatozoide se fusionan dan lugar a la formación del cigoto o célula huevo. Da comienzo la formación de un embrión, un nuevo ser vivo, una nueva adaptación al medio, una nueva evolución.

La fecundación del óvulo, dada por el espermatozoide suele suceder en las primeras 24 horas tras la ovulación en la porción lateral de la trompa uterina. A partir de este momento comienza una sucesión continua e ininterrum-pida de divisiones mitóticas, denominada seg-mentación (proceso mediante el cual un óvulo unicelular, tras ser fecundado, se trasforma en un masa multicelular de blastómeros).

Primeramente surgen los blastómeros iniciales. Al tercer día la mórula (presentando dos tipos de células diferenciables: las forma-doras y las trofoblásticas). Al cuarto-quinto día tenemos un blastocisto unilaminar acompañado de la desaparición de la membrana pelúcida que lo recubre exteriormente. La segmentación ha concluido. Se da paso a la siguiente etapa: la implantación del embrión en las paredes del útero.

Ahora tenemos un blastocisto unilaminar compuesto por las células trofoblásticas murales en el exterior, las células formadoras o macizo celular interno y una cavidad blastocística.

La implantación comienza con la desapa-rición de la membrana pelúcida y la secreción del citoplasma de las células trofoblásticas mu-rales hacia el exterior del blastocisto, formando el sincitiotrofoblasto. Este posee propiedades histolíticas para degradar las paredes del útero y adecuar el terreno a la implantación. Se comien-za a preparar el terreno para que la nutrición deje de ser por difusión y pase a ser por conduc-ción desde los vasos sanguíneos espiroidales.

Disco bilaminar En el interior del blastocisto se van desa-

rrollando diferentes fenómenos: en el macizo celular interno se forman las células endodérmi-cas (células planas) y el disco germinal. El dis-co germinal va formando la cavidad amniótica que está rodeada por las células amnióticas. Las células endodérmicas junto a la Membrana de Heusner forman el saco vitelino primitivo. Las

células pertenecientes al disco germinal que quedan en contacto con el endodermo van a for-mar el ectodermo, células ectodérmicas (células cilíndricas estratificadas de dos a cuatro capas). De esta manera se ha formado un blastocisto bilaminar, compuesto por:

células endodérmicas, en contacto con el saco vitelino primitivo.

células ectodérmicas, en contacto con la cavidad amniótica.

rodeando, el mesodermo extraem-brionario que formará el futuro pedí-culo de fijación para la nutrición del blastocisto bilaminar.

El Mesodermo Extraembrionario prolife-

ra formando el magma reticular, que uniéndose a la pared trofoblástica con su revestimiento de mesodermo, se transforma en el corion. La cavidad blastocística se denomina ahora cavidad coriónica.

El corion se une al útero mediante el pedículo de conexión o corporal por el cual se va a nutrir el embrión en un proceso ulterior transformándose en el cordón umbilical.

Nos encontramos ahora con dos cavidades, una cavidad amniótica rodeada por células ectodérmicas y un saco vitelino primiti-vo rodeado por células endodérmicas. Ambas cavidades se encuentran rodeadas y adosadas al mesodermo extraembrionario por el que se une al corion y mediante el pedículo de fijación se alimenta de los nutrientes maternos. La unión de las células amnióticas y el mesodermo extraem-brionario constituyen la somatopleura y la unión de las células que rodean el saco vitelino con el mesodermo extraembrionario la esplacnopleura. Nos encontramos a finales de la 2ª semana de gestación.

Disco trilaminar No existe una diferenciación clara en la

orientación del embrión hasta el momento en el que encontramos una unión entre las células endodérmicas y ectodérmicas en uno de los extremos. Las células endodérmicas forman la lámina procordal primitiva que junto al ectoder-mo suprayacente originan la membrana orofa-ríngea primitiva que nos orienta el sentido cefá-lico. La lámina procordal en un estadio posterior aportará células al mesénquima general de la cabeza.

Tras la formación de la membrana orofaríngea primitiva el mesodermo extraem-brionario protruye sobre las capas endodérmica

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y ectodérmica transformándose en mesodermo intraembrionario. Formación de un disco trila-minar. El mesodermo intraembrionario en un proceso ulterior formará los somitas.

Unicamente las células que se encuentran

en contacto entre ambas cavidades contribuyen a la formación del cuerpo embrionario. Sistema Nervioso

El ectodermo primitivo inducido por el

empuje del mesodermo cordal permite diferen-ciar el primordio del sistema nervioso, la placa neural. Los bordes de la placa neural están limitados por una banda de tejido especializado que representa la cresta neural.

En el extremo cefálico se presenta la unión de otro punto entre el ectodermo y el endodermo, el nódulo primitivo de Hensen. En este punto se observa un acelerado crecimiento celular con expansión en sentido cefálico y a lo largo de toda la línea media separando la placa neural presuntiva de la pared del saco vitelino subyacente hasta que el extremo craneal alcanza el borde caudal de la placa precordal. Es el denominado proceso cefálico o notocordal y es el precursor del esqueleto axial del cuerpo.

En la porción cefálica las células se encuentran en contacto con las dos cavidades vitelina y amniótica. Esta comunicación se de-nomina conducto neurentérico.

Durante la formación del tubo neural, en las células endodérmicas se van produciendo otros fenómenos: diferentes células se indepen-dizan desde cefálico a caudal por la línea media formando la notocorda (eje axial del esqueleto embrionario).

En el extremo caudal, la placa endodér-mica engruesa y se une a la placa ectodérmica formando la futura membrana cloacal.

El engrosamiento ectodérmico de la pla-ca neural se extiende desde el borde craneal al caudal y también lateralmente elevándose para formar los pliegues neurales. La placa neural rodea el mesodermo intraembrionario dejando una depresión longitudinal a todo lo largo del eje axial llamada surco neural.

Los pliegues neurales se hacen particu-larmente prominentes en el extremo cefálico. Este es el primer signo de formación encefálica.

A lo largo de la notocorda los pliegues neurales comienzan a fusionarse y formar el tu-bo neural. El ectodermo adyacente se fusiona con el ectodermo opuesto.

La fusión y cierre del tubo neural se efectúa primero en el cerebro posterior o región cervical. De aquí se extiende en ambas direccio-nes, hacia cefálico y hacia caudal, quedando una pequeña abertura a cada lado denominada neu-roporo anterior y neuroporo posterior respecti-vamente.

El interior del tubo neural se encuentra bañado por líquido amniótico debido a la comu-nicación craneocaudal con la cavidad amniótica. El líquido amniótico nutre a las células del tubo neural en esta etapa.

El neuroporo craneal concluye su fusión el día 24 y el caudal el 28. El cierre de ambos coincide con la llegada a la placa neural de nu-trición medular vascular.

Estadio de las tres vesículas En el extremo cefálico encontramos tres

prominentes estructuras, el prosencéfalo, el me-sencéfalo y el rombencéfalo. Es el denominado estadio de las tres vesículas. Final de la 3ª se-mana.

Prosencéfalo o cerebro anterior.

Mesencéfalo o cerebro medio. Rombencéfalo o cerebro posterior.

A finales de la 3ª semana el embrión comienza a adoptar su forma definitiva presen-tando dos pliegues: uno cefálico y otro caudal.

El pliegue cervical delimita el desarrollo encefálico del de la médula espinal (ME). Las tres vesículas continúan su evolución incurván-dose por las limitaciones físicas que le presenta el cráneo. Se originan tres acodaduras:

Acodadura cervical. Unión entre la médula y el cerebro posterior.

Acodadura pontina o protuberancial. Acodadura mesencefálica.

Las paredes de las tres vesículas conti-núan engrosándose dando origen al tejido ner-vioso y neuroglial del encéfalo. Las cavidades de las vesículas se modifican formando los ven-trículos encefálicos.

En algunos lugares concretos las paredes de las vesículas prosencefálica y rombencefálica no engrosan desarrollando tejido nervioso, sino que se mantienen finas y delgadas originando los plexos coroideos.

El resto del tubo neural dará formación a la ME y las crestas neurales al SN periférico.

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Formación de la Médula Espinal Realizando un corte transversal del tubo

neural diferenciamos tres capas celulares: Zona interna o ventricular, denomi-

nada también capa matriz, ependi-maria primitiva o germinativa, cons-tituida por las porciones nucleadas de las células cilíndricas.

Zona intermedia o capa del manto, integrada por migraciones celulares provenientes de la capa interna.

Zona marginal, constituida por las prolongaciones citoplasmáticas y a posteriori por las dendritas y axones.

Las células que podemos reconocer en

estas tres capas son: Espongioblastos. Se diferenciarán en

astrocitos y oligodendrocitos. Neuroblastos. Se diferenciarán en

todos los tipos existentes de neu-ronas. Se encuentran principalmente en la capa del manto.

Los neuroblastos en su desarrollo se

diferencian en un primer momento en neuro-blastos bipolares que posteriormente pierden una de sus prolongaciones para recuperarla en un último proceso formando la clásica neurona multipolar.

El tubo neural comienza un ensancha-miento que produce un surco longitudinal, el sulcus limitans, a lo largo de toda la médula di-vidiéndola en una porción ventral o placa basal y una porción dorsal o placa alar.

Los neuroblastos de la placa basal darán origen a las neuronas motoras de las columnas grises ventral y lateral. Los de la placa alar se diferenciarán en interneuronas de axón corto y largo que recibirán la información sensitiva proveniente de las astas posteriores y la trans-portarán a los centros integradores correspon-dientes.

Las neuronas motoras de la columna gris ventral siguen su desarrollo y los axones de muchas de ellas emergen atravesando la capa marginal hasta llegar a sus respectivos mioto-mos en los somitas, originando la raíz ventral de los nervios raquídeos. Estas fibras son: las motoneuronas α que en su unión al mesodermo intraembrionario en la porción correspondiente del miotoma originarán la placa neuromuscular encargada de la estimulación muscular; y las motoneuronas γ que inervarán la porción con-tráctil de las fibras intrafusales de los husos neuromusculares.

En las regiones medulares torácica y lumbar superior (T1 a L2) los neuroblastos de la capa del manto de la parte dorsal de la lámina basal forman una columna lateral. Los axones de sus células emergen junto a las raíces ven-trales del nervio raquídeo hasta unirse, sinapsar, con los neuroblastos en desarrollo de la cresta neural. Estos serán los futuros ramos comuni-cantes blancos del SN autónomo simpático o células preganglionares simpáticas.

De igual modo se encuentra una columna lateral autónoma en la región sacra media (S2-4) correspondiente a las fibras parasimpáticas pre-ganglionares de los nervios esplácnico pélvicos.

La capa alar presenta un desarrollo más tardío. Las primeras fibras en aparecer son las futuras intersegmentarias. Sobre el final de la 4ª semana la zona marginal es invadida por brotes axónicos procedentes de los neuroblastos agru-pados en los ganglios raquídeos, formando la raíz dorsal del nervio raquídeo. Hacia la 6ª semana estas fibras dorsales forman el fascículo oval que tras aumentar de tamaño y extenderse hacia el plano medio originará el cordón poste-rior.

Los cordones posteriores se encuentran separados el uno del otro por un conjunto de células epiteliales que forman el denominado tabique medio posterior.

Alrededor del 3º mes comienzan a apare-cer las fibras intersegmentarias largas. Sobre el 5º mes lo hacen las corticoespinales.

Los engrosamientos medulares observa-dos en el adulto en las regiones cervical y medu-lar no aparecen en el embrión hasta el momento en el que se desarrollan las yemas de los miem-bros. La función induce sobre la formación.

Estadio de las cinco vesículas En la 5ª semana las vesículas se han

desarrollado y dividido originando el estadio de las cinco vesículas: Diencéfalo y Telencéfalo derivados del Prosencéfalo, el Mesencéfalo no se modifica y el Rombencéfalo origina el Me-tencéfalo y el Mielencéfalo.

A. Delmas considera el estadio de las

cinco vesículas de la siguiente manera: La porción correspondiente a la

cuerda dorsal a nivel de los somitas del tronco se denomina médula espi-nal.

La porción correspondiente a la cuerda notocordal en relación a los somitas cervicales se denomina cor-

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doncéfalo. Corresponde al mielencé-falo, metencéfalo y mesencéfalo.

La porción que rebasa la cuerda no-tocordal y que parece plegarse por delante y por debajo de la misma, en posición precordal, se llama acren-céfalo. Corresponde al diencéfalo y telencéfalo.

De esta manera, los centros nerviosos de la extremidad cefálica se descomponen en dos segmentos: el cordoncéfalo y el acrencéfalo. En el primero existen cen-tros segmentarios como la ME; el según-do, por el contrario, es el lugar donde residen los centros suprasegmentarios sin significación metamérica alguna.

Rombencéfalo o cerebreo posterior: La pared dorsal del rombencéfalo, gra-

cias a la flexura pontina, comienza a estirarse y separarse de la placa del suelo. Se crea, de esta manera, una cavidad de forma romboidal, el futuro IV ventrículo.

Hacia el final de la 4ª semana aparecen en la lámina ventral del cerebro posterior una serie de seis surcos romboidales transversos. Es-tos están íntimamente relacionados con el pa-trón de los núcleos motores futuros de algunos nervios craneales. Los dos primeros cubren al núcleo del trigémino (V par), el tercero al nú-cleo de facial (VII), el cuarto al núcleo del mo-tor ocular externo (VI), el quinto al del gloso-faríngeo (IX) y el sexto al del vago (X).

Al igual que en el desarrollo de la ME, se forman tres capas celulares: ependimaria, del manto y marginal.

Las células nerviosas de la lámina ven-tral son motoras y forman tres columnas discontinuas alargadas:

La columna más ventral se continúa con la columna gris anterior de la ME e inerva los músculos de origen miotónico. Está representada por el núcleo del hipogloso (XII) en su porción caudal. Tras interrumpirse cranealmente reaparece como los núcleos del motor ocular común (III), del patético (IV) y del motor ocular externo (VI). Son núcleos so-máticos eferentes.

La columna intermedia inerva los músculos de origen branquial. Da fibras al glosofaríngeo, vago y espi-nal formando el núcleo ambiguo en su porción caudal. En niveles supe-riores forma los núcleos motores del

trigémino y facial. Estos tres núcleos son eferentes branquiales (viscera-les eferentes).

La columna más dorsal inerva las vísceras. Forma el núcleo dorsal del vago en su poción caudal y en la cra-neal el núcleo salivatorio. Son nú-cleos eferentes viscerales generales (esplácnicos generales) y sus neu-ronas dan origen a las fibras nervio-sas parasimpáticas preganglionares.

Las células de las columnas de la lámina

dorsal van a dar origen a interneuronas y a los núcleos aferente visceral general (AVG) o esplácnico general, aferente visceral especial (AVE) o esplácnico especial, aferente somático general (ASG) y aferente somático especial (ASE).

La columna AVG está representada por una porción del núcleo dorsal del vago. La co-lumna ASG por el núcleo aferente del trigémi-no, y la ASE por el núcleo del vestíbulococlear (VIII).

La mayoría de las ubicaciones de los

núcleos que acabamos de describir no corres-ponde con la ubicación de los mismos en el adulto. Toda célula nerviosa tiende a permane-cer lo más cerca posible de su fuente predomi-nante de estimulación, y cuando surge el peligro de separación, debido al desarrollo de estructu-ras vecinas, emigra en la dirección hacia la cual llegue una mayor cantidad de estímulos. Este fenómeno se denomina Neurobiotaxis y explica la diferencia entre la ubicación embrionaria y adulta.

La porción caudal del cerebro posterior

constituye el Mielencéfalo, que dará lugar a la formación del bulbo raquídeo.

Los núcleos del glosofaríngeo, vago, es-pinal e hipogloso se desarrollarán en esta por-ción del rombencéfalo.

Las fibras aferentes de los ganglios de los nervio glosofaríngeo y vago forman un fas-cículo oval en la zona marginal de la región dorsal. Este dará lugar al fascículo solitario.

Las células de la lámina dorsal dan origen a los núcleos olivar y arciforme, y la sustancia gris dispersa a los núcleos pontinos.

La lámina ventral en su porción media es invadida por fibras que se entrecruzan de un lado a otro formando el rafe medio.

Los núcleos reticulares de la porción in-ferior del bulbo tienen un doble origen embrio-nario a partir de ambas láminas ventral y dorsal.

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La parte inferior del mielencéfalo no in-terviene en la formación del IV ventrículo, ya que en su porción dorsal se originan los núcleos delgado y cuneiforme.

Alrededor del 4º mes las fibras cortico-espinales invaden la parte ventral del bulbo ra-quídeo formando las pirámides bulbares.

Dorsalmente van surgiendo: fibras ascen-dentes de la ME, fibras olivocerebelosas y para-olivocerebelosas que junto a interconexiones de doble sentido reticulocerebelosas y vestibuloce-rebelosas, todas forman el pedúnculo cerebeloso inferior.

La parte craneal del cerebro posterior

constituye el Metencéfalo, del que derivan el ce-rebelo y la protuberancia.

La placa alar del metencéfalo se hace romboibal formando así el piso del IV ventrícu-lo. El techo conserva su carácter epitelial y está influido por el desarrollo ulterior del cerebelo, contribuyendo en la formación del pedúnculo cerebeloso medio.

En ambos ángulos laterales del IV ventrí-culo y caudalmente en la línea media las pare-des se debilitan y forman los orificios laterales y medio de Luschka y Magendie, por donde se abre la tela coroidea y fluye el líquido céfalo ra-quídeo.

Durante estos cambios morfológicos las células del labio romboidal superior y de la par-te dorsal adyacente de la lámina alar del meten-céfalo proliferan para formar el rudimento del cerebelo. Se forman dos relieves redondeados que protruyen sobre el ventrículo, los hemis-ferios cerebelosos. Le continúa la aparición del vermis que deriva de ambas láminas, ventral y dorsal del rombencéfalo.

En un estadio posterior se produce la extraversión del cerebelo ubicándose en la fosa cerebral posterior sobre el estadio mesenquima-toso del futuro hueso occipital.

A partir de este momento comienzan a aparecer las cisuras y surcos del cerebelo. El primero en hacerlo es el surco posterolateral que nos permite diferenciar la parte más caudal del cerebelo y reconocer los lóbulos floculonodula-res.

Al final del 3º mes aparece un surco transversal sobre la porción craneal del esbozo cerebeloso, el surco primario que divide al vermis y a ambos hemisferios formando el lóbu-lo anterior. Sucesivamente van apareciendo sur-cos transversales cortos como el surco secunda-rio que delimita la úvula, la cisura media del ce-rebelo, el surco circunferencial,....

Histogenéticamente el cerebelo consiste en un epitelio seudoestratificado que presenta migración intercinética y que origina las tres zo-nas básicas: ventricular, intermedia y marginal, al igual que en el resto del tronco encefálico y ME.

Las células germinales proliferan en dos lugares diferentes: uno en la parte profunda de la zona intermedia formando la capa germinal interna, y otra en la parte más superficial de la zona marginal formando la capa germinal exter-na.

Las mitosis de la capa germinal interna conducen a la aparición de dos tipos de neuro-blastos en un principio y otro más tarde: los neuroblastos de Purkinje primitivos, los neuro-blastos nucleares primitivos que se subdividen después lentamente en los núcleos cerebelosos profundos emboliforme, esférico y dentado. Los neuroblastos de Purkinje emigran hacia la su-perficie en su porción definitiva, la corteza cere-belosa. Tras ellos aparecen generaciones de neu-roblastos de Golgi que también emigrarán hacia la superficie.

Las mitosis de la capa germinal externa produce neuroblastos en cesta, neuroblastos de células granulosas y las células estrelladas externas que configuran la corteza cerebelosa.

Alrededor del 4º mes la protuberancia es invadida por fibras corticopontinas y corticoes-pinales.

Por último, el rombencéfalo da forma-ción al istmo del rombencéfalo que concluirá el cierre del IV ventrículo y la formación de los pedúnculos cerebelosos superiores.

Mesencéfalo o cerebro medio: El mesencéfalo o cerebro medio deriva

de la vesícula primitiva intermedia, que durante cierto tiempo persiste sin desarrollar sus paredes configurando un conducto llamado acueducto cerebral comunicado con el rombencéfalo por el itsmo y con el prosencéfalo por un pequeño estrechamiento, futuro agujero de Monroe.

Las láminas ventrales del mesencéfalo aumentan de tamaño y originan los pedúnculos cerebrales que crecen rápidamente tras el 4º mes.

Los neuroblastos de la lámina ventral dan origen a los núcleos de los nervios oculo-motores y a la sustancia gris de la calota, mien-tras que el núcleo del patético y del trigémino emigran cranealmente al cerebro medio prove-nientes del rombencéfalo.

Las células de la parte dorsal de las lámi-nas alares aumentan de tamaño y se dividen en

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bigéminas por un surco medio. Este surco en el adulto constituye el frenillo del velo medular superior. Una estriación transversal va a dividir los cuerpos bigéminos originando los tubérculos cuadrigéminos superiores e inferiores. El nú-cleo rojo está netamente definido hacia el final del 3º mes.

Prosencéfalo o cerebro anterior: El prosencéfalo o cerebro anterior crece

ventralmente, y rápidamente surge a cada lado un divertículo que se dilata para formar una gran bolsa. Estos divertículos originarán los he-misferios cerebrales y sus cavidades son los es-bozos de los ventrículos laterales.

La parte anterior del prosencéfalo, inclui-dos los esbozos de los hemisferios cerebrales, constituye el denominado Telencéfalo y la parte posteior el Diencéfalo. Ambos originan la for-mación del III ventrículo.

El Diencéfalo da lugar al tálamo y al

metatálamo. El tálamo comienza como un engrosa-

miento que afecta a la parte anterior del área dorsal. El metatálamo, compuesto por los cuer-pos geniculados externos e internos se distin-guen caudalmente al tálamo.

A medida que ambos tálamos crecen, se va estrechando el amplio espacio situado entre ellos, formando el III ventrículo. Las caras inter-nas de los tálamos pueden llegar a unirse consti-tuyendo la comisura gris intertalámica.

Tras el desarrollo de las fibras de proyec-ción del neopalio, el tálamo entra en relación con la cápsula interna, que se interpone entre él y la parte externa del cuerpo estriado en forma-ción.

El hipotálamo deriva de la pared lateral del diencéfalo. El epitálamo, que comprende la glándula pineal, la comisura blanca posterior del diencéfalo y el triángulo de la habénula se desa-rrolla de la parte caudal de la placa del techo de las porciones vecinas de las paredes del diencé-falo.

La placa del techo del diencéfalo perma-nece delgada y de carácter epitelial craneal-mente a la glándula pineal, limitada por la fisura coroidea de la que a posteriori se desarrollarán los plexos coroideos que se invaginarán en el III ventrículo.

El suelo del diencéfalo interviene en la formación del hipotálamo, que incluye los tu-bérculos mamilares, el tuber cinerium y el in-fundíbulo de la hipófisis.

Las vesículas ópticas que se observan una a cada lado del cerebro anterior derivan de la pared lateral del prosencéfalo antes de que pueda identificarse el telencéfalo. Se las consi-dera derivados del diencéfalo, y el quiasma ópti-co indicaría el límite entre el diencéfalo y el te-lencéfalo.

El Telencéfalo está constituido por dos

divertículo laterales conectados por una región media.

Los divertículos laterales son evaginacio-nes exteriores de las paredes laterales del pro-sencéfalo, dejando entre ambos dos cavidades, los futuros ventrículos laterales.

A medida que prosigue el crecimiento, el hemisferio se extiende hacia delante, arriba y atrás adquiriendo un contorno oval, con una pared interna, otra superolateral y un suelo. Las superficies internas de ambos hemisferios cere-brales se encuentran separadas por un espacio, la cisura interhemisférica.

El extremo craneal del hemisferio oval se transforma en el polo frontal. El hemisferio se dilata y se diferencian el polo temporal y el polo occipital en su parte posterior.

Caudalmente al polo frontal se observa una dilatación reducida que se relaciona por su superficie ventral con una masa ganglionar, cu-yas células reciben los axones aferentes de las células sensoriales de la placa olfatoria. A medi-da que la cabeza aumenta de tamaño, la dilata-ción crece hacia delante convirtiéndose en el bulbo olfatorio. El pedículo que le une al telen-céfalo se alarga originando la cintilla olfatoria, y la porción del suelo del hemisferio a la que se adhiere la cintilla, constituye el área piriforme.

El cuerpo estriado, formado por el núcleo caudado y el núcleo lenticular, abulta en la cavidad del ventrículo. La cabeza del núcleo caudado aparece dividida en tres partes, interna, externa e intermedia. Caudalmente estas se unen para formar la cola del caudado y el complejo amigdalino. La cabeza del núcleo caudado se extiende hacia delante por el suelo del agujero interventricular.

El núcleo lenticular se desarrolla a partir de dos láminas celulares, una interna y otra externa, que se continúan con las internas y externas del caudado.

La cápsula interna, las proyecciones cor-ticoespinales, aparecen entre las láminas inter-nas y externas dividiéndolas en dos. Las partes internas darán la formación del núcleo caudado y las externas la del núcleo lenticular. De este último las células más mediales dan origen al

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globus pallidus y las laterales al putamen, al final del 2º mes.

Ahora la cara externa del tálamo está en continuidad con la cara interna del cuerpo es-triado, de modo que se ha efectuado ena unión secundaria sobre una amplia área, entre el dien-céfalo y telecéfalo, proporcionando un camino para el paso subsiguiente de las fibras de pro-yección hacia la corteza o procedentes de ella.

El área cortical o palial que bordea el agujero interventricular y se halla por fuera de la fisura coroidea constituye el paleopalio. Es la primera parte de la corteza cerebral que se diferencia.

La porción situada por fuera de la curva de la fisura coroidea constituye la formación del hipocampo. En esta región las células del palio (manto), o corteza en desarrollo, proliferan y la pared del hemisferio se engruesa y produce una elevación que se proyecta en la cara interna del ventrículo. Esta elevación es el hipocampo. La zona marginal de la región del hipocampo es invadida por células nerviosas que forman la circunvoluvión dentada. Parte del hipocampo se encuentra en íntima relación con el área pirifor-me.

Las fibras eferentes del hipocampo ter-minan algunas de ellas en el hipotálamo, en el cuerpo mamilar y a su alrededor. Estas fibras forman el cuerpo franjeado y la bóveda.

Los dos hemisferios hasta ahora se encuentran unidos por el telencéfalo medio, y a partir de este momento comienza el desarrollo de las comisuras. Las primeras que se desarro-llan son las relacionadas con las áreas olfatorias y la corteza paleopalial. Las fibras de las cinti-llas olfatorias cruzan por la parte ventral o infe-rior de la lámina terminal (pared anterior del orificio interventricular) y, junto con las fibras procedentes de las áreas piriforme y prepirifor-me y de los cuerpos amigdalinos forman la por-ción anterior de la comisura anterior. La porción posterior de la comisura anterior la forman las fibras procedentes del neopalio.

Los dos hipocampos son conectados por fibras transversales que cruzan de fórnix a fór-nix por encima de la lámina terminal formando la comisura del fórnix.

El cuerpo calloso surge a partir de una masa gruesa, el área precomisural, que une los dos hemisferios cerebrales alrededor y por enci-ma de la comisura anterior. El extremo superior se extiende hacia atrás formando el tronco del cuerpo calloso. En su desplazamiento arrastra el área precomisural formando el Septum pellu-cidum bilateral. De este modo el cuepo calloso

junto a otras estructuras formará parte del techo del III ventrículo.

El crecimiento del neopallium o neocór-tex y su enorme expansión están relacionados con la aparición de fibras de proyección durante la última parte del 3º mes. Estas fibras descen-derán entre el núcleo caudado y lenticular for-mando la cápsula interna.

Los fascículos corticoespinales comien-zan su desarrollo en 9ª semana de vida fetal y hacia la semana 29 alcanzan sus límites cau-dales.

Al final del 3º mes, la cara superoexterna del hemisferio cerebral presenta una ligera de-presión por encima y por delante del polo tem-poral. Esta fosa cerebral lateral se ve gradual-mente cubierta y hundida convirtiéndose en el surco cerebral lateral y su suelo se transforma en la insula.

Aparte del ligero surco del hipocampo y de la fosa cerebral lateral, las superficies del hemisferio permanecen lisas e ininterrumpidas hasta el principio del 4º mes. Sucesivamente van apareciendo el surco parietooccipital sobre la cara interna del hemisferio, la cisura calcarina, la cisura callosomarginal durante el 5º mes, pero no es hasta el 6º mes en el que las cisuras aparecen en las caras inferiores y superoexterna.

Hacia el final del 7º mes, pueden recono-cerse todas las cisuras importantes.

Mielinización En el momento del nacimiento el volu-

men del encéfalo es aproximadamente del 25% del que tiene en la vida adulta. La mayor parte del aumento ulterior ocurre durante el primer año de vida, al final del cual el volumen del en-céfalo ha alcanzado hasta el 75% de su volumen adulto.

La causa principal de este crecimiento brusco es la adquisición por los axones de las vainas de mielina. Las grandes vías sensoriales: visual, auditiva y somática se mielinizan prime-ro, y las fibras motoras lo hacen después.

Durante el segundo año de vida y los posteriores, el crecimiento continúa lentamente, alcanzando el encéfalo su tamaño adulto hacia los 17 o 18 años.

Al comienzo todas las fibras nerviosas carecen de vaina de mielina adquiriéndolas cada grupo celular en estadios diferentes: las raíces ventrales y dorsales alrededor del 5º mes, las fibras corticoespinales lo harán después del 9º mes.

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El SNP es mielinizado por las células de Schwann, mientras que el SNC por los oligo-dendrocitos.

La mielinización continúa hasta que se detiene el crecimiento global de los SNC y SNP.

Formación del nervio raquídeo Cada nervio raquídeo se encuentra unido

a la ME por una raíz ventral y otra dorsal. Las fibras ventrales crecen a partir de los neuro-blastos ubicados en las porciones anterior y late-ral de la placa alar. Los neuroblastos anteriores formarán las motoneurona α,β y γ, que acompa-ñadas de las fibras procedentes de la porción lateral, tanto las preganglionares simpáticas (T1-L2) y parasimpáticas (S2-4) formarán la raíz ventral del nervio raquídeo.

La cresta neural forma a lo largo de la columna un serie de dilataciones denominadas ganglios. Estos están formados por: espongio-blastos que en su diferenciación originarán célu-las de Schwann y otras neurogliales; y por neu-roblastos que originarán células nerviosas bipo-lares con una prolongación periférica y otra cen-tral. Todas las neuronas bipolares, excepto las de la retina y las del ganglio del nervio vestibu-lococlear modificarán su estructura uniéndose en su nacimiento ambas prolongaciones origi-nando una neurona pseudomonopolar o en T. Estas neuronas son sensitivas. Recogen la infor-mación exterior y la llevan por las astas poste-riores de la ME hasta los centros integradores centrales formando la raíz posterior del nervio raquídeo.

Nervios craneales Los nervios craneales se desarrollan se

manera similar a los nervios raquídeos. Los axones de las células de la lámina

basal del cerebro medio y posterior son las en-cargadas de formar las fibras motoras de los nervios craneales que inervan la musculatura es-triada.

A diferencia de los nervios raquídeos las fibras mototas de los nervios craneales forman dos grupos que derivan de las partes internas y externas de la lámina basal.

El primer grupo (somático eferente) comprende los pares craneales motor ocular co-mún, patético, motor ocular externo e hipogloso que inervan los múculos derivados de los somi-tas o a sus homólogos.

El segundo grupo (branquiales eferentes) comprende los pares craneales espinal y la parte motora del trigémino, facial, glosofaríngeo y va-go, los cuales inervan a los músculos estriados derivados de los arcos branquiales o del meso-dermo visceral posbranquial.

Sistema Nervioso Autónomo

Las células ganglionares del sistema simpático derivan de la cresta neural por medio de los ganglios raquídeos primitivos. Algunas de las células de la parte ventral de estos gan-glios emigran hacia los lados de la aorta for-mando los ganglios de los troncos simpáticos, cadena laterovertebral. Otros emigran más lejos originando los ganglios celiacos y renal.

Las células ganglionares de la parte craneal del sistema parasimpático derivan pro-vablemente de la cresta neural por medio de los ganglios primitivos de los pares motor ocular común, trigémino, facial, glosofaríngeo y vago.

El ganglio ciliar se forma por células que emigran del ganglio del trigémino a lo largo del nervio oftálmico.

El ganglio pterigopalatino recibe contri-buciones de los ganglios de los nervios trigémi-no y facial.

El ganglio ótico de los nervios glosofa-ríngeo y el ganglio submandibular del ganglio facial.

Meninges

Las meninges pueden dividirse desde su desarrollo en paquimeninges (duramadre) y lep-tomeninges (aracnoides y piamadre).

La duramadre es de origen mesodérmico, mientras que la aracnoides y piamadre son de origen ectodérmico y fundamentalmente deriva-das de las células de la cresta neural. Somitas

El SNC en el adulto se encuentra pro-

tegido por diferentes estructuras óseas, el cráneo y la columna vertebral. El origen embriológico de estas estructuras es el mesodermo intraem-brionario principalmente.

En los embriones de todos los vertebra-dos el mesodermo intraembrionario se subdivide a cada lado de la línea media en una porción pa-raxial y en una lámina lateral.

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El mesodermo paraxial se subdivide más tarde por una serie de surcos transversales en bloques cuboides denominados somitos meso-dérmicos (segmentos primitivos o metámeras). Es el denominado proceso de segmentación me-sodérmica que a finales de la 3ªsemana princi-pios de la 4ª se extiende en sentido craneocau-dal. Se forman alrededor de 42-45 pares de so-mitas. Estos son los precursores craneales y ver-tebrales.

Los 4 o 5 somitas más craneales partici-pan en la formación del cráneo y se denominan somitas occipitales. Los restantes flanquean el mesodermo extraembrionario y son normalmen-te: 8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5 sacros y de 8 a 10 coxígeos.

Un somita mesodérmico está constituido por células herméticamente agrupadas. Las cé-lulas de la porción ventromedial constituyen el esclerotoma del cual derivará el esqueleto axial. Las células de la porción dorsolateral constitu-yen el miotoma que dará origen a toda la muscu-latura esquelética. El resto de células dispuestas epitelialmente constituyen el dermatoma.

Las tres capas embrionarias van a dar

formación a los diferentes órganos y sistemas: Ectodermo embrionario primitivo:

principalmente Sistema Nervioso en su práctica totalidad.

Endodermo embrionario primitivo: revestimiento epitelial de la mayoría de los órganos.

Mesodermo embrionario primitivo: tejido conectivo y escleroso, toda la musculatura corporal tanto estriada como lisa, la sangre de los sistemas vasculares sanguíneos y linfáticos y casi la totalidad del sistema urogeni-tal.

El Sistema Nervioso tiene su base em-

briológica en la placa ectodérmica, derivando de ella el tubo neural y las crestas neurales. El tubo neural va a dar la formación de todo el Sistema Nervioso Central y las crestas neurales a todo el Sistema Nervioso Periférico.

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Desarrollo integral de la persona.

El hombre es el animal más evoluciona-do de todos. Ha sido capaz de desarrollar la in-teligencia, el conocimiento y el razonamiento gracias a diferentes procesos evolutivos.

Al nacer todos somos semejantes, pero con el paso del tiempo una serie de cambios nos diferencian. Estos radican en las influencias del entorno social, familiar,... y en los desarrollos sensoriomotor, intelectual y sentimental duran-te el transcurso de la vida. Es el denominado Desarrollo Integral de la persona.

Durante la infancia, tan importante como la nutrición es el afecto, las caricias, el roce de la piel,... Por primera vez el bebe se pone en contacto con el medio externo gracias a la zona erógena más extensa del cuerpo, la piel. Ella es la primera vía de acceso de los estímulos exter-nos en los primeros meses de vida.

La información la recibimos gracias a los receptores que se encuentran diseminados por todo el cuerpo. Estos, son traductores de un estí-mulo proveniente del medio externo e interno que interpretan diferentes formas de energía pa-ra informar al SNC por un complejo dispositivo de cablerios, vías, de aquello que sucede en las diferentes regiones del organismo.

Todo receptor requiere de un estímulo adecuado que origine un potencial de acción lo suficientemente elevado como para desencade-nar una despolarización del SN y una respuesta afectiva, dando paso a una serie de circuitos si-nápticos y polisinápticos poniéndose en funcio-namiento con el fin de: almacenar la informa-ción, compararla con otras anteriores y elegir una respuesta adecuada e idónea en correlación con el estímulo recogido.

El estímulo recibido es comparado con otros antes obtenidos almacenados en la memo-ria. El SN selecciona de todas las respuestas po-sibles la más conveniente. Esta respuesta altera el estímulo y a la vez se almacena en la memo-ria para una futura ocasión. Es lo que denomina-mos Ley del condicionamiento y base del apren-dizaje.

El arco reflejo.

Todo aquello que nos rodea influye sobre nuestro organismo.

En el momento del nacimiento nuestro cerebro realiza pequeñas sinapsis. Está prepara-do para adaptarse al medio en el que se encuen-tra, plasticidad del encéfalo.

El movimiento es vida. ¿Cuál es la base del movimiento?. Todos los desplazamientos en el espacio que realizamos de nuestro cuerpo son gracias a la acción de los músculos. ¿Quién regula estos los músculos?.

El Sistema Nervioso Central cumple la más importante de las acciones del organismo, ser el Centro Integrador. Almacena la informa-ción que le llega, la comprueba y manda una orden de ejecución para poder llevar a cabo una acción.

La base de este mecanismo es un arco compuesto por: una vía aferente, un centro integrador y una vía eferente. Es el denominado arco reflejo.

La vía aferente o de ingreso de informa-ción comienza en el receptor ubicado en el teji-do conectivo que está diseminado por todo el organismo. La prolongación periférica de la neurona pseudomonopolar que está ubicada en el GARDNE (ganglio anexo a la raíz dorsal del nervio espinal) recibe el impulso eléctrico y lo transmite hasta el centro integrador que se en-cuentra siempre en el SNC. Aquí hace sinapsis con una αMotoneurona (αMN) ubicada en el hasta anterior de la sustancia gris de la ME que llega al efector y lo estimula provocando una acción. Esta información que pasa por el centro integrador es asimilada por el SNC. A la vez que hace sinapsis con la αMN contacta con otras neuronas que llevan la información hasta los centros superiores para ser asimilada y alma-cenada. Comienza el aprendizaje.

MEMORIA

S ORGANISMO R

Ley del condicionamiento y base del aprendizaje.

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El Deseo.

Para poder realizar una acción, pre-viamente hemos tenido que recibir un estímulo, interno o externo como hemos visto anterior-mente. En muchas ocasiones, realizamos accio-nes sin la necesidad de la percepción de un estímulo. Éstas se originan en el Deseo. Somos nosotros mismos los que originamos, desenca-denamos y ponemos en funcionamiento la in-creíble maquinaria compleja del Sistema Motor para llevar a cabo una acción.

Algunos estímulos actúan directamente sobre el efector, ej.: electro-estimulación de una masa muscular, que lleva consigo la contracción de la misma. Otros pueden incidir sobre el siste-ma motor o sobre el deseo directamente. Estos últimos son los más importantes en la rehabili-tación de un paciente, ya que ellos alimentan el deseo, que en algunas ocasiones como en el caso de pacientes con Parálisis Cerebral (PC) se encuentra disminuido o abolido.

El trabajo sobre el deseo nos proporciona grandes logros ya que constituye el pilar esen-cial de la Ley del condicionamiento y base del aprendizaje.

El deseo es previo a la acción. La estimulación externa de una masa

muscular concreta da como resultado la contrac-ción de dichos músculos. El SN almacena cual ha sido el estímulo de origen, pero no sabe co-mo realizar la acción él solo. No existe mejoría, ni perfeccionamiento del complejo sistema de ejecución. Lo que se mejora es la maquinaria efectora.

La estimulación del deseo, en cambio, va a llevar consigo la ejecución del acto en cues-tión, siempre y cuando las posibilidades físicas lo permitan, poniendo en marcha el complejo circuito sináptico Estímulo-Organismo-Memo-ria-Respuesta-Almacenamiento: ley del condi-cionamiento y base del aprendizaje.

Los estímulos que actúan sobre el efector no modifican la ley, únicamente fortalecen el efector. En cambio el Deseo mejora el rendi-miento del sistema motor.

La psicomotricidad y la afectividad defi-nen la realidad madurativa del niño. Únicamente se integra aquello que tiene una carga emocional lo suficientemente elevada. El movimiento sin más, no aporta mucho. Es necesaria la motiva-ción del paciente para que vivencie el acto y ponga en funcionamiento la trama neuronal de circuitos sinápticos y polisinápticos.

DESEO - INTENCION

MEMORIA

CREADORES DEL MOVIMIENTO

ESTIMULO

EJECUTORES

ACCION

La vía azul mejora el efector. El estímulo actúa sobre el efector.

La vía roja modifica todo el sistema motor gracias a que el estímulo actúa sobre el Deseo.

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Maduración del SNC. En todo proceso madurativo intervienen

dos factores: el genético y el ambiental. En el caso del SNC observamos una mayor relevancia ya que este es el centro integrador de todas las percepciones y reacciones de nuestro organismo y ante cualquier modificación ambiental presen-ta una gran sensibilidad.

El factor genético está predeterminado. El factor ambiental se encuentra sujeto a las experiencias personales y a las influencias exte-riores.

La maduración plena y adecuada de una persona, el Desarrollo Integral, presenta tres eta-pas:

Desarrollo sensorio-motor. Desarrollo intelectual.

Desarrollo emocional. Cada una de las etapas está directamente

influenciada por las evoluciones fisiológicas y anatómicas del tejido muscular y nervioso.

La evolución y desarrollo del tejido ner-vioso en estas etapas depende de tres factores:

La mielinización. Las fibras nervio-sas que se mielinizan antes son a-quellas que sustentan las actividades básicas.

El progresivo aumento de las den-dritas y sus prolongaciones.

El aumento de las sinapsis y cir-cuitos polisinápticos.

El aprendizaje comienza desde los pri-

meros días de nacimiento. El SN es bombardea-do por un sin número de sensaciones que han de ser asimiladas y coordinadas. Para ello han de aumentar las dendritas y sus prolongaciones, al igual que los circuitos sinápticos y polisináp-ticos buscando mejorar el rendimiento y el aho-rro de energía en cada momento.

El SN presenta dos propiedades que nos

permiten una óptima maduración y adaptación al medio:

– La plasticidad. – La especialización. Ambos son antagónicos, pero a la vez los

fundamentos de la estimulación precoz. El desarrollo sensorio-motor comienza

en el seno materno con la percepción de los pri-meros estímulos sobre el sistema nervioso que lo inducen a su desarrollo, adaptación y madura-ción. Abarca hasta los dos primeros años de vida y lo más característico de este período es el

movimiento. Es a través de este movimiento co-mo el bebe aprende cosas que se van acumulan-do y codificando, asentándose así las bases de lo que será su vida mental y afectiva futura íntima-mente relacionadas.

Todo bebe, considerado fisiológicamente normal, presenta durante su gestación y poste-rior nacimiento una serie de actitudes innatas e involuntarias denominadas reflejos pediátricos.

Los primeros reflejos del ser humano los comenzamos a reconocer en el embrión o en el lactante prematuro.

Los reflejos acompañan al ser humano durante los primeros meses de vida y algunos persisten toda la vida.

La actividad psicomotriz voluntaria se desarrolla superponiéndose a las actividades re-flejas, aprovechando las respuestas más apro-piadas y desechando las de mayor gasto de ener-gía. De esta manera va adquiriendo experiencia, perfeccionamiento y eficacia mediante la ejerci-tación de los reflejos.

El recién nacido no se desembarazará de los reflejos primarios más que en un estado de maduración posterior, cuando los fenómenos de inhibición del cerebro supeior sean funcionales. El descenso del área de provocación es signo de madurez neuronal. La desaparición atestigua la maduración del SNC y control superior.

La ausencia o debilidad de algunos refle-jos primarios vivos en el prematuro o recién na-cido a termino es uno de los signos de depresión del SNC, asociado a una depresión sensorial y a una hipotonía.

Los reflejos tienen que terminar siendo controlados, la mayoría, por la actividad corti-cal, algunos de ellos quedan como automatis-mos propios del cerebelo. En un primer momen-to se encuentran liberados. De a poco, van sien-do controlados por la corteza encefálica forman-do el esquema corporal y el desarrollo integral de la persona.

Los reflejos son en esencia la base de todos los actos de las actividades de la vida diaria.

El desarrollo sensorio-motor está asocia-do a la formación del esquema corporal. Los estados emocionales no se pueden separar de las respuestas reflejas, no son reflejos estereotipa-dos y rígidos, sino que se producen, en parte, en respuesta a aferencias con alta carga emocional.

Gran parte de los reflejos que han sido controlados por la voluntad, componente corti-cal adquirido, reaparecen como sinergias y auto-matismos arcaicos. Aparentemente los nuevos circuitos se estructuran sobre los primitivos moldes de los reflejos, ej.: la marcha voluntaria,

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a diferencia de la refleja tiene siempre motiva-ciones afectivas y volitivas.

Todos poseemos reflejos, pero ¿sabemos que es un reflejo?.

Son reacciones automáticas desencade-nadas por estímulos que impresionan diversos receptores

Los reflejos más importantes que el bebe presenta son:

Reflejos arcaicos. Son reflejos pos-turales como: • Reflejo de Moro. • Reflejo tónico nucal asimétrico o

tónico cervical asimétrico. • Reflejo de Landau • Reflejo de ojos de muñeca japo-

nesa. • Reflejo de conexión entre mano y

boca (reflejo manoboca y reflejo palmomentoniano).

Los reflejos arcaicos o innatos están ins-criptos en la filogenia del individuo. Muchos de ellos desaparecen en el curso de la maduración para integrarse en actividades más complejas. Otros no se borran nunca. El primero que madu-ra es el sistema laberíntico, el segundo es el au-ditivo, el tercero el óptico y por último los tác-tiles.

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